La llamada de la Muerte (estrofa 8) La muerte llama a un rey Dice el

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LITERATURA
ELEGÍA (Antología de textos)
Edad Media
1)) Planto medieval, llanto o endecha. Era una canción funeraria que expresaba el dolor por la
muerte de un ser querido.
En este caso, se trata de la muerte de un caballero, Guillén Peraza, de cuya muerte (l443) se
lamentan unas damas.
Llorad las damas, si Dios os
vala (1)),
Guillén Peraza quedó (2) en la
Palma,
la flor marchita de la su cara.
No eres palma, eres retama, (3)
eres ciprés de triste rama,
eres desdicha, desdicha mala.
Tus campos rompan tristes
volcanes,
no vean placeres, sino pesares,
cubran tus flores los arenales.
Guillén Peraza, Guillén Peraza,
¿dó está tu escudo, d6 esta tu
lanza?
Todo lo acaba la malandanza. (4)
Notas: (1) “Así Dios os valga” (2) Quedó: dejó. La Palma: se refiere a una de las Is1as Canarias. (3) retama: arbusto de
hojas muy amargas. (4) ma1andanza: mala fortuna.
2)) Danza de la Muerte: Se trata de un poema castellano, de autor desconocido, que debi6
escribirse a finales del siglo XIV o comienzos del XV. Pertenece a un género literario cultivado en
toda la Europa medieval: las danzas macabras.
La Muerte va llamando a personajes de todas las clases sociales, que se resisten a dejar esta
vida y a participar en el baile al que son invitados. La Muerte lanza graves acusaciones contra cada
uno de ellos, como representantes de diversos grupos de la sociedad. El texto conservado consta
de 79 octavas de arte mayor.
La llamada de la Muerte (estrofa 8)
A la danza mortal venid los nacidos
que en el mundo sois, de cualquier estado (1)
el que no quisiere, a fuerza y amidos (2)
hacerle he venir muy toste priado (3)
Pues que ya el fraile os ha predicado (4)
que todos vayáis a hacer penitencia,
el que no quisiere poner diligencia
por mí no puede ser más esperado [...]
El corazón se me queja con grandes gemidos;
¡adiós, mis vasallos, que muerte me tranza!(5)
Dice la Muerte: (estrofa 19)
Rey fuerte, que siempre robasteis
todo vuestro reino y henchisteis el arca,
de hacer justicia muy poco curasteis (6),
según es notorio por vuestra comarca.
Venid para mí, que yo soy monarca
que prenderé a vos y a otro más alto:
llegad a la danza cortés en un salto (7)
La muerte llama a un rey
Dice el Rey (estrofa 18)
¡Valía, valía, los mis caballeros!
Yo no quería ir a tan baja danza;
llegad vos con los ballesteros,
amparadme todos por fuerza de lanza.
Mas, ¿qué es aquesto que veo en la balanza,
acortarse mi vida y perder los sentidos?
1
Notas: (1) de cualquier estado, de cualquier posición social.(2) amidos, de mala gana. (3)muy toste priado,
muy prestamente. (4) Como se adivina por este verso, la llamada de la Muerte ha estado precedida por el
sermón de un fraile sobre lo inevitable de la muerte y la necesidad de obrar bien (o de arrepentirse) para
ganar el cielo. (5) me tranza, me parte, me destroza. (6) curasteis, os preocupasteis. Nótese, de paso, cuál
ha sido la reacción del rey y, sobre todo, la dureza con que le habla la Muerte, en cuyas palabras se trasluce
un fondo de protesta social.(7)
3) Elegía a Trotaconventos, del Libro de Buen Amor, Juan Ruiz, Arcipreste de Hita
(Mester de clerecía, siglo XIV)
Recuerda que, siguiendo los consejos de don Amor, el protagonista toma a su
servicio a una alcahueta, que haga de mediadora o tercera en sus conquistas amorosas.
Gracias a Trotaconventos, el apodo da la vieja experimentada que es aliada del galán,
éste cosecha algún éxito. A la muerte de la vieja, el protagonista se lamenta y da fin a
sus aventuras amorosas, incapaz de conquistar por sí mismo a una mujer sin la ayuda
de la tercera.
El Arcipreste acusa a la Muerte por haberle arrebatado a tan fiel servidora.
4) Coplas a la muerte de su padre, Jorge Manrique (Poesía cortesana o de Cancionero,
siglo XV)
Recuerda que este texto no es sólo una elegía de Jorge Manrique a su padre muerto,
don Rodrigo Manrique, sino que está incluida en una reflexi6n general sobre la muerte.
5) Llanto de Pleberio, Tragicomedia de Calisto y Melibea o La Celestina, de Fernando
de Rojas, siglo xv). Al final de la obra, Melibea se suicida arrojándose desde una torre
al ver que su amado Calisto ha muerto. El padre de Melibea, Pleberio, ante el cadáver
de su hija, pronuncia un triste lamento y se queja de la muerte de la joven, acusando al
Amor y a la Fortuna.
Renacimiento
6) Fragmento de la Égloga I de Garcilaso de la Vega. Nemoroso, uno de los personajes
de la Égloga, se lamenta por la muerte de su amada, Elisa. La estrofa que emplea
Garcilaso se denomina estancia.
¿Dó están agora aquellos claros ojos
que llevaban tras sí, como colgada,
mi alma doquier que ellos se volvían?
¿Dó está la blanca mano delicada,
llena de vencimientos y despojos
que de mí mis sentidos le ofrecían?
Los cabellos que vían
con gran desprecio el oro
como a menor tesoro,
¿adónde están? ¿Adónde el blando pecho?
¿Dó la coluna que el dorado techo
con presunción graciosa sostenía?
Aquesto todo agora ya se encierra,
por desventura mía
en la fría, desierta y dura tierra.
2
Barroco
Aunque no son exactamente elegías, Quevedo, entre sus sonetos filos6ficos,
religiosos y morales, tiene bastantes que tratan del tema de la muerte.
7) “Amor constante más allá de la muerte”.
Cerrar podrá mis ojos la postrera
sombra que me llevare el blanco día,
y podrá desatar (1) esta alma mía
hora (2) a su afán ansioso lisonjera;
mas no, de esotra parte, en la ribera (3)
dejará la memoria (4), en donde ardía:
nadar sabe mi llama (5) la agua fría,
y perder e! respeto a ley severa (6).
Alma a quien todo un dios (7) prisión
ha sido,
venas que humor (8) a tanto fuego han dado,
medulas que han gloriosamente ardido,
su cuerpo dejará, no su cuidado (9)
serán ceniza, mas tendrá sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado.
Notas: (1) desatar: desunir, soltar. En estos versos metáfora que describe la separación entre el alma y el
cuerpo. (2) hora; la de la muerte. (3) ribera: según la mitología, las almas de los muertos bebían el olvido
de su existencia en el río Leteo. (4) no dejará la memoria: no olvidará. (5) mi llama: mi amor. (6) ley severa:
la de la muerte y el efecto del río del olvido. (7) todo un dios: Cupido. (8) humor: líquido, la sangre. (9)
cuidado: preocupación amorosa.
8) Federico García Lorca compuso el siguiente soneto con motivo de la muerte de José
de Ciria y Escalante. El texto fue publicado en 1926 en la revista “Verso y prosa”.
En la primavera de 1918, Lorca vive en Madrid, en una pensión familiar en la
calle de San Marcos, número 36, donde conoce a la bailarina “La Argentinita”. Este
mismo año tiene sus primeros contactos con Angel del Río, Amado Alonso, Gerardo
Diego, Pedro Salinas, Guillermo de Torre y José de Ciria y Escalante, en el Ateneo. José
de Ciria era un joven poeta.
¿Quién diré que te vio, y en qué momento?
¡Qué dolor de penumbra iluminada!
Dos voces suenan: el reloj y el viento,
mientras flota sin ti la madrugada.
Un delirio de nardo ceniciento
invade tu cabeza delicada.
¡Hombre! ¡Pasión! ¡Dolor de luz! Memento.
Vuelve hecho luna y corazón de nada.
Vuelve hecho luna: con mi propia mano
lanzaré tu manzana sobre el río
turbio de peces-rojos de verano,
Y tú, arriba, en lo alto, verde y frío
¡olvídate! y olvida el mundo vano,
delicado Giocondo, amigo mío.
3
9) Miguel Hernández es autor de una de las elegías más hermosas y emocionantes de
nuestra literatura. Seguro que alguna vez la has oído recitar. Es la Elegía a Ramón Sijé.
Ramón Sijé era un buen amigo de Miguel Hernández y, a pesar de que se llevaban
pocos años, Sijé no fue sólo un buen compañero, sino un verdadero maestro para el
poeta en Orihue1a, el pueblo natal de ambos.
La muerte prematura de Sijé, tenía apenas 25 años, sumió en una profunda
tristeza al poeta y le sirvió de inspiración para este poema.
10) Manuel Altolaguirre, un poeta de la Generación del 27, compuso esta conmovedora
elegía con motivo de la muerte de su madre. Como ves, no se menciona el motivo, sino
el profundo dolor que experimenta el poeta.
Era mi dolor tan alto,
que la puerta de la casa
de donde salí llorando
me llegaba a la cintura.
¡Qué pequeños resultaban
los hombres que iban conmigo!
Crecí como una alta llama
de tela blanca y cabellos.
Si derribaran mi frente
los toros bravos saldrían,
luto en desorden, dementes,
contra los cuerpos humanos.
Era mi dolor tan alto,
que miraba al otro mundo
por encima del ocaso.
Concepción de la muerte a través da la historia de la literatura
a) Edad Media: la vida terrenal no es más que una sombra de la vida verdadera, la vida
eterna. La muerte es el tránsito de una a otra. (Es una concepción eminentemente
religiosa).
b) Renacimiento. Los poetas se lamentan de la desaparición de la vida, con su vigor, su
belleza y su juventud; la vida es un bien muy amado; y la muerte (junto con el paso del
tiempo) un terrible destructor de ese bien bello e inapreciable.
c) Barroco: También son conscientes de la desaparición del vigor, la belleza y la
juventud. Pero saben que la vida en este mundo no es más que una ilusión, consideran
que la verdadera naturaleza de esos bienes es, en palabras de Góngora, “tierra, humo,
polvo, sombra y nada”. La muerte manifiesta el esqueleto que hay debajo de la
hermosa piel, señala hacia una realidad definitiva: la vida eterna del alma.
La visión de la muerte siempre va unida a una determinada valoración del
tiempo, Por ejemplo, la pregunta ubi sunt? se contesta con el silencio y la conciencia de
su voracidad: tempus fugit. En el Renacimiento, según la visión del carpe diem o collige,
virgo, rosas, el tiempo es una hermosa flor que hay que arrancar y disfrutar mientras
aún es posible hacerlo, ya que el otoño de la vejez y el invierno de la muerte nos
amenazan con marchitarla y matarla.
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