! La enseñanza de las Ciencias Sociales en el ámbito escolar debe trascender lo ya conocido, aportando a los alumnos un conocimiento nuevo, que se diferencie del conocimiento que pueden adquirir a nivel cotidiano. Como docentes debemos evitar una banalización del conocimiento, trascendiendo las ideas o conocimientos cotidianos y/o conocidos por el alumno, atendiendo a un conocimiento riguroso, buscando así la introducción paulatina en conceptos fundamentales del área de Ciencias Sociales en la etapa escolar, como: familia, cultura, conquista, colonización, revolución, territorio, paisaje, región, entre otros. Particularmente con esta propuesta didáctica se busca que los alumnos comprendan el proceso de la Revolución Oriental y el concepto de revolución política, abordando los atributos del concepto: situación de revolución (dos o más bloques enfrentados por la toma del poder) y resultado revolucionario (la toma del poder por parte del grupo que intenta llegar al poder), de lo contrario se trataría de una rebelión o revuelta. Para poder hablar de revolución, deben abordarse ambos atributos. De esta manera, se aborda la idea de un proceso concentrado en el tiempo que supone una ruptura con el mundo anterior. Por tanto, se aborda la idea de cambio, esta se halla implícita desde el momento que existe una situación de revolución y un resultado revolucionario. La adquisición de información factual es de carácter absoluto, es decir, “todo o nada”. Por el contrario, los conceptos no se saben “todo o nada”, los mismos pueden entenderse a diferentes niveles. De esta manera, mientras que 1 Muchas de las ideas planteadas en este apartado fueron publicadas en la Revista Quehacer Educativo, Nº 88, Soledad Rodríguez Morena: “La enseñanza de las Ciencias Sociales en el tercer nivel escolar. Reflexiones, desasosiegos y propuestas”, pp. 60-66. Montevideo, abril de 2008. el aprendizaje de hechos admite tan solo diferencias “cuantitativas”, esto es, lo sabe o no lo sabe, el aprendizaje de conceptos se caracteriza por los “matices cualitativos”, se trata fundamentalmente, de cómo comprende el alumno el concepto. Por tanto, los conceptos no son enseñados de una vez y para siempre. En el ámbito escolar, los docentes enseñamos distintos aspectos o atributos de los conceptos a través de sucesivas aproximaciones. El proceso de comprensión de conceptos es gradual y es prácticamente imposible lograr una comprensión óptima, similar a la que tendría un experto, la primera vez que nos enfrentamos a un problema, cada nueva situación de enseñanza puede proporcionarnos una nueva comprensión del objeto de estudio. # $ % & ' % (" Se torna esencial revalorizar el trabajo con diversas fuentes de información. “Desde el punto de vista escolar las fuentes son “un conjunto de materiales a partir de cuya lectura los alumnos podrán extraer información sobre los temas de enseñanza y se apropiarán de conceptos de las Ciencias Sociales procurando desarrollar estrategias que le permitan explicar esas nociones con sus propias palabras.” (Rostan, 2002: 15). Las fuentes podrían clasificarse, según el soporte, en materiales, orales, escritas e iconográficas; y según el eje temporal, en primarias (contemporáneas al tema) y secundarias (realizadas con posterioridad, se basan en las primarias, se vinculan a la producción historiográfica). 2 Muchas de las ideas planteadas en este apartado fueron publicadas en la Revista Quehacer Educativo, Nº 88, Soledad Rodríguez Morena: “La enseñanza de las Ciencias Sociales en el tercer nivel escolar. Reflexiones, desasosiegos y propuestas”, pp. 60-66. Montevideo, abril de 2008. " Gestionar diversas fuentes de información en el aula es fundamental a los efectos de lograr un mejor abordaje didáctico, que promueva una verdadera comprensión de los conceptos por parte de todos los alumnos. Debemos animarnos a trabajar con diversas fuentes de información (textos, imágenes, objetos, mapas, esquemas, gráficas, recursos educativos digitales, etc.). Debemos atrevernos a gestionar, interrogar distintas fuentes y promover, por tanto, la gestión de las distintas fuentes por parte de los alumnos. Por otra parte, podrían establecerse relaciones entre el trabajo con fuentes en el ámbito escolar y, el planteo que realiza Edith Litwin, acerca de que los estudiantes difieren en la manera de acceder al conocimiento en términos de intereses y estilos, “puertas de entrada diferentes para que inicien el proceso del conocimiento” (Litwin, 1997: 56). Litwin afirma, basándose en el planteo de Howard Gardner (1993), que podemos pensar en el conocimiento de un tema como en el de una habitación en la que se puede entrar por diferentes puertas. Las investigaciones de Gardner (1993) señalan que cualquier materia rica, cualquier concepto importante para ser enseñado puede encontrar por lo menos cinco maneras de entradas diferentes: narrativa, lógico-cuantitativa, fundacional, estética y experiencial. Estas formas implicarían aproximarse a los conceptos desde la historia del concepto en cuestión, invocando consideraciones numéricas o procesos de razonamiento deductivo, examinando facetas filosóficas y epistemológicas del concepto, poniendo énfasis en aspectos sensoriales y apreciaciones personales, o relacionando directamente con aspectos prácticos o de aplicación. Esta clasificación no impide reconocer que muchas veces las puertas de entrada se superpongan o se ensanchen según nuestros estilos de aprendizaje y comprensiones. Los alumnos varían, según Gardner, en el sentido de qué puerta eligen, según les resulte más apropiada para entrar, y ) qué ruta es más cómoda para seguir una vez que ganaron el acceso a la habitación (Litwin, 1997). Por tanto, como docentes debemos continuar desarrollando la capacidad de generar un número importante de diferentes puertas de entrada al mismo concepto. Desde esta perspectiva, saber gestionar distintas fuentes de información y poner en práctica dicha gestión en el aula con los alumnos, permitirá crear nuevas y diversas puertas de entradas a los distintos conceptos. Elina Rostan señala como relevante en relación al trabajo con fuentes en el aula: el valor de la pregunta, esto es, saber interrogar las distintas fuentes. “Las fuentes deben ser interrogadas para que nos hablen” (Rostan, 2002: 16) a los efectos de confirmar o refutar las hipótesis planteadas por los alumnos. De esta manera, el trabajo con fuentes en el ámbito escolar permite distintas instancias de conocimiento, es decir, recrear y reconstruir el trabajo del historiador; así como también el plantear problemas, elaborar hipótesis, argumentar, y aprender procedimientos propios de la disciplina y su correspondiente conceptualización (Rostan, 2002). La realidad suele cobrar significado para los niños dentro de un contexto determinado. Esto responde a la necesidad del niño de mantenerse en un marco, dentro de un orden delimitado, que le dé seguridad (Zelmanovich, 1998: 24). Las narraciones poseen la cualidad, al igual que el juego, de proporcionar un contexto delimitado. “La narración constituye la unidad lingüística que lleva consigo sus propios límites: hay una trama y una estructura. Cualquiera sea el medio -las palabras, el cine, el dibujo animado o el teatro-, siempre se puede distinguir una organización determinada de los sucesos” (Zelmanovich, 1998: 25). * Diversas experiencias que los niños tienen en la familia o en el ámbito escolar hacen a una modalidad narrativa de pensamiento, que les permite ponerse en contacto con las intenciones de diferentes personas, con las acciones humanas y sus vicisitudes, situadas en un tiempo y un espacio determinados (Zelmanovich, 1998). “Se la denomina modalidad narrativa dado que la narrativa se ocupa, precisamente, de las distintas alternativas que van teniendo las intenciones humanas. Esta modalidad de pensamiento es de particular interés para la enseñanza de las ciencias sociales, ya que también ellas se ocupan de las intenciones de los actores sociales” (Zelmanovich, 1998: 26-27). “En la narración, como en el juego, el universo está limitado, el contexto está creado y dado, de modo que los acontecimientos pueden captarse y su sentido comprenderse con mayor rapidez que los hechos situados en un mundo con límites imprecisos, tal como se presenta la “realidad social” ante nuestros ojos. Tanto el juego como la narración ubican hechos desconectados en una unidad que fija de algún modo el significado, aunque los contextos se sitúen en tiempos y espacios formalmente “lejanos”.” (Zelmanovich, 1998: 25). Las herramientas que el niño va construyendo y articulando a partir de sus experiencias personales son altamente aprovechables para acercarle realidades sociales diferentes, atendiendo a los personajes y sus contextos. “Es por vía de los personajes, como se podrá acceder a los contextos y son éstos los que modelarán en gran medida las características y cualidades de los actores involucrados. Es de la mano de esos “actores sociales” con sus intencionalidades, que los niños podrán acceder a espacios y tiempos diferentes” (Zelmanovich, 1998: 27). En este caso, el texto narrativo “Anochecer de un día agitado” contribuirá a que los alumnos comprendan el proceso de la Revolución Oriental. + $ %% $ LITWIN, Edith (1997): Las configuraciones didácticas. Una nueva agenda para la enseñanza superior. Buenos Aires: Ed. Paidós. POZO, Ignacio (2003): “Aprendizaje verbal y conceptual” en Aprendices y Maestros. La nueva cultura del aprendizaje. Barcelona: Ed. Alianza. RODRÍGUEZ MORENA, Soledad (2008): “La enseñanza de las Ciencias Sociales en el tercer nivel escolar. Reflexiones, desasosiegos y propuestas” en Revista Quehacer Educativo, Nº 88, pp. 60-66. Montevideo: Ed. Aula. ROSTAN, Elina (2002): "El trabajo con fuentes en la clase de Historia" en Revista de la Educación del Pueblo Nº 87, pp. 14-18. Montevideo: Ed. Aula. ZELMANOVICH, Perla (1998): “Seleccionar contenidos para el primer ciclo. Un falso dilema: ¿cercanía o lejanía?” en AISENBERG, B. y ALDEROQUI, S. (comps.): Didáctica de las Ciencias Sociales II. Buenos Aires: Ed. Paidós Educador. ,