BASES TECNICAS PARA CONCURSO DE PROYECTOS Línea Programas de Protección Especializada Modalidad Programas Integrales de Protección Especializada (PIE) Región Metropolitana Programa Vida Nueva ENERO 2012 Elaborado Por: Andrés Echeverría Revisado Por: Erica Ponce, Ana Cáceres, Gloria Gaete Autorizado por: Angélica Marín Edición Nº 5 Fecha: 27/12/11 Bases Técnicas Proyecto de Intervención Integral Especializada (PIE) Programa Vida Nueva ÍNDICE I. PRESENTACIÓN.................................................................................................................................... 2 II. OBJETIVOS ........................................................................................................................................... 4 2.1. OBJETIVO GENERAL......................................................................................................................... 4 2.2. OBJETIVOS ESPECÍFICOS. .............................................................................................................. 4 2.3. RESULTADOS ESPERADOS............................................................................................................... 4 2.4. INDICADORES ................................................................................................................................... 5 III. ORIENTACIONES TÉCNICAS ESPECÍFICAS. .................................................................... 5 3.1. SUJETO DE ATENCIÓN. ................................................................................................................... 5 3.2. VÍAS DE INGRESO ............................................................................................................................ 7 3.3. COBERTURA Y FOCALIZACIÓN TERRITORIAL ............................................................................ 7 3.4. MARCO GENERAL PARA EL DESARROLLO DEL PROYECTO. ....................................................... 8 3.4.1 CONVENCIÓN DE LOS DERECHOS DEL NIÑO: MARCOS NORMATIVOS SOBRE PREVENCIÓN DE LAS VIOLENCIAS Y EL DELITO. ................................................................................. 8 3.4.2 ENFOQUES PARA LA INTERVENCIÓN ..................................................................................... 10 A) INTEGRALIDAD: .............................................................................................................................. 10 B) DESARROLLO EVOLUTIVO: ........................................................................................................... 12 C) INTERVENCIÓN CON FAMILIAS: .................................................................................................. 12 D) GÉNERO: ........................................................................................................................................... 13 E) AUTOCUIDADO DE EQUIPOS: ....................................................................................................... 13 3.5. MARCO METODOLÓGICO ............................................................................................................... 14 3.5.1. SISTEMA TUTORIAL .................................................................................................................. 14 3.5.2. FASES DE LA INTERVENCIÓN .................................................................................................. 17 3.5.3. CONSIDERACIONES ESPECÍFICAS PARA LA INTERVENCIÓN CON MENORES DE 14 ...................................................................................................................................................... 21 AÑOS 3.5.4. PLAZOS........................................................................................................................................ 22 IV. CONFORMACIÓN DEL EQUIPO DE TRABAJO Y DESCRIPCIÓN DE FUNCIONES ............................................................................................................................................... 23 V. SOBRE EL PRESUPUESTO ............................................................................................................ 25 VI. SOBRE LOS RECURSOS MATERIALES ................................................................................. 25 6.1. RESPECTO DEL INMUEBLE DE FUNCIONAMIENTO. .................................................................. 25 6.2. RESPECTO DEL EQUIPAMIENTO. ................................................................................................. 25 Servicio Nacional de Menores 1 Bases Técnicas Proyecto de Intervención Integral Especializada (PIE) Programa Vida Nueva I. Presentación El Programa Vida Nueva comenzó su ejecución el año 2010 como una iniciativa que tiene como objetivo general contribuir a la superación de las situaciones de vulneración y/o a la interrupción de conductas transgresoras 1 en niños, niñas y adolescentes derivados del Programa de Seguridad Integrada 24 Horas en ocho comunas de la Región Metropolitana (La Pintana, La Granja, La Florida, Lo Espejo, Recoleta, Peñalolén, Puente Alto y Pudahuel). A la fecha, forma parte del Plan de Seguridad Pública 2010-2014 “Chile Seguro”. Para la consecución de los logros propuestos, una de las estrategias utilizadas ha sido el ir sumando a distintos actores, públicos y privados, que se vinculan al quehacer del Sename, y que se constituyen en garantes de derechos de los niños, niñas y adolescentes que residen en cada una de las comunas donde se ejecuta el Programa. Es así como en esta iniciativa intersectorial participan, desde el Estado, el Ministerio de Justicia, la Dirección de Protección Policial a la Familia de Carabineros de Chile (Diprofam), el Ministerio del Interior y Seguridad Pública, el Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol, el Ministerio de Salud, a través de sus dos Subsecretarías, y el Servicio Nacional de Menores. Desde el territorio, los 8 gobiernos locales a través de sus Direcciones de Desarrollo Comunitario y/o de las Unidades o Departamentos de Seguridad Pública. Finalmente, se suman los organismos colaboradores de Sename, que en los últimos dos años, han ejecutado las iniciativas en el territorio. Un segundo foco de este Programa, y no menos importante, es la conformación de un sistema de atención que busca la articulación operativa y oportuna de respuestas de la oferta de protección especial a nivel local para niños, niñas y adolescentes detectados a través de la información de Carabineros de Chile, y sus familias 2 y es aquí donde cobra relevancia el trabajo intersectorial. La presente licitación responde a una de las áreas de trabajo de este Programa y se orienta a dar respuesta al problema de presencia de población infantoadolescente que presenta situaciones de vulneración de derechos, y en especial aquellas asociadas al desarrollo y persistencia de conductas transgresoras. En el caso de la presencia de conductas transgresoras, se considerarán aquellas que quedan fuera del ámbito de acción de la Ley de Responsabilidad Penal Adolescente, lo que incluye a población entre 14 y 16 años que ha cometido faltas y a niños y niñas menores de 14 años que resultan inimputables ante la ley por la comisión de un acto ilícito. De este modo, se ha establecido la implementación de un proyecto en la línea de protección especializada que, enmarcada en un enfoque de derechos humanos y de la infancia, apunte a la prevención de la violencia y el delito (este punto se desarrolla más adelante en el presente documento, en el apartado 3.4.a. “Enfoque de Derechos y Prevención de las Violencias y el Delito”). Los proyectos se implementarán en focos de vulnerabilidad ya identificados, de acuerdo a la información otorgada por las listas del PSI (ver Anexo Nº1 de las Bases Administrativas denominado “Plazas a Licitar y Focalización Territorial”). 3 Los proyectos se orientan a otorgar especial atención a aquellos menores de edad en situaciones de alta complejidad 4 , particularmente a 1 Optamos por referirnos a conductas transgresoras como un concepto más amplio que el de infracción, en la medida que permite incorporar ilícitos cometidos por menores de 14 años, así como otras prácticas que sin caer en una categoría de infracción en lo legal, si resultan contrarias a normas sociales de convivencia, trasgrediendo o vulnerando los derechos de otros. 2 Para mayor información, se sugiere revisar el libro “Programa Vida Nueva 2010. Sistema de Gestión Territorial para la Intervención con Niños, Niñas y Adolescentes en Situación de Vulnerabilidad Social”, disponible en http://www.sename.cl/wsename/otros/proteccion/LIBRO-Sename-Programa-Vida-Nueva.pdf 3 Se entiende como focos de vulnerabilidad sectores específicos al interior de la comuna donde tiende a concentrarse mayoritariamente la residencia de los niños/as y adolescentes ingresados a Unidades Policiales por vulneración de derechos y/o infracción de normas. 4 La noción de Complejidad se entenderá como una manera de ordenar y categorizar las situaciones de vulneración de derechos que afectan a niños/as y adolescentes y al nivel de especialización que se requiere para abordarlas. Se ha establecido una clasificación en tres niveles de complejidad, a saber: Servicio Nacional de Menores 2 Bases Técnicas Proyecto de Intervención Integral Especializada (PIE) Programa Vida Nueva quienes se han involucrado en prácticas trasgresoras 5 , por lo que han sido ingresados a Unidades Policiales, y que forman parte de las listas emitidas a través del “Programa de Seguridad Integrada: 24 Horas”, por Carabineros de Chile. Los lineamientos metodológicos generales del proyecto se basan en los Programas de Intervención Integral Especializada (PIE), que SENAME, a través del Departamento de Protección de Derechos, instala como parte de la oferta especializada frente a graves vulneraciones de derechos, desde el año 2007. Del mismo modo, recoge los lineamientos de los proyectos “PIE 24 Horas” implementados en 5 comunas del país entre 2007 y 2008 hasta diciembre de 2010, en el marco del Convenio de Colaboración Financiera entre el Ministerio del Interior y el Servicio Nacional de Menores dentro del Programa de Seguridad y Participación Ciudadana, para la implementación progresiva del “Programa de Atención Integral para Niños, Niñas y Adolescentes provenientes del Programa de Seguridad Integrada: 24 Horas” (Resolución Exenta Nº 595/B del 4 de marzo de 2009). Esta modalidad constituye una oferta de carácter ambulatorio y mixto, que dirige su atención a la interrupción de diversas situaciones que han sido conceptualizadas como de alta complejidad, la restitución de derechos vulnerados y la reparación de daños asociados a dichas vulneraciones. Por último, recoge la experiencia de implementación y asesoría técnica a los proyectos PIE en marcha desde 2010 hasta la fecha en el marco del Programa Vida Nueva. El abordaje propuesto para esta modalidad es de tipo multidisciplinario, con una orientación principalmente psico y socioeducativa, además de psicoterapéutica, sostenida en una metodología de sistema de tutorías. Para el caso de la modalidad en el marco del Programa Vida Nueva, cobra particular relevancia el componente de trabajo en redes y de gestión intersectorial. Cuatro elementos distinguen el proyecto objeto de la presente licitación, del resto de la modalidad PIE de la oferta regular del Servicio Nacional de Menores: 1. Vía de Ingreso. Se contempla una coordinación preferente 6 -en términos de vías de ingreso- con el “Programa de Seguridad Integrada para Niños, Niñas y Adolescentes: 24 Horas”, de Carabineros de Chile. 2. Focalización Barrial. Su focalización territorial se centra de manera exclusiva en un sector específico de la comuna, de acuerdo a la concentración de ingresos a Unidades de Carabineros por vulneración de derechos o transgresión de normas, lo que incide en la posibilidad de adecuaciones metodológicas relevantes en términos de inserción en el territorio y de intervención en redes. 3. Asesoría Técnica y control de gestión. Su incorporación como parte de un conjunto de proyectos asociados a la implementación de un proceso específico de asesoría técnica y control de gestión encabezado directamente por un equipo de la Dirección Nacional de Sename 7 . 4. Articulación con otros proyectos y servicios implementados especialmente en el marco del programa. Como parte del Programa se incluye la implementación de proyectos comunales de intervención especializada en niños/as y adolescentes con consumo problemático de drogas Nivel de Baja Complejidad: Presencia de situaciones que se constituyen en señales de alerta a considerar, pero que no provocan un daño evidente en niños/as y adolescentes en lo que al ejercicio de sus derechos se refiere. Nivel de Mediana Complejidad: Presencia de situaciones que se constituyen en evidentes señales de alerta de cronificación de vulneraciones de derechos ya presentes, que provocan daño y/o amenazan los derechos de niños/as y adolescentes y que se manifiestan en diversos ámbitos de la vida de éstos ya sea a nivel personal, familiar y/o socio-comunitario. Nivel de Alta Complejidad: Por alta complejidad se entiende la presencia de situaciones que se constituyen en evidente riesgo o daño, a nivel individual, familiar y social, entre las que cuentan consumo problemático de drogas, desescolarización o deserción escolar, trastornos emocionales o conductuales, situación de calle, peores formas de trabajo infantil, vinculación a conflictos con la justicia dentro de sus trayectorias de vida o por las que resultan inimputables ante la ley, vida en contextos de violencia y riesgo vital. Todas ellas, situaciones que pueden darse además simultáneamente en la población atendida. (Documento del Área de Gestión programática, 2009) 5 Se opta por el uso del término prácticas transgresoras como aquellas que, más allá de constituirse o no en delitos, transgreden normas sociales y/o vulneran los derechos de otros/as. Entenderemos, a su vez, que dichas prácticas constituyen asimismo, y de manera habitual, situaciones de vulneración de derechos. 6 Se entenderá como preferente la atención simultánea de 25 casos provenientes del PSI 24 horas, equivalentes al 50% de su cobertura. 7 Se tendrá especial atención, en conjunto con la supervisión técnica, que el sujeto de atención sea el que corresponde a la modalidad en favor de la eficiencia de los recursos entregados por el Estado. Servicio Nacional de Menores 3 Bases Técnicas Proyecto de Intervención Integral Especializada (PIE) Programa Vida Nueva (PDC), al igual que proyectos de reinserción educativa en caso de desescolarización (PDE). Estos proyectos son complementarios a la intervención de PIE y constituyen un recurso exclusivo para procesos de derivación e intervención conjunta. Es decir, que cada uno de estos proyectos, estará destinado a los/as niños/as y adolescentes que lo requieran entre aquellos identificados y atendidos por el PIE implementado por el Programa Vida Nueva, por lo que resulta fundamental el desarrollo de procesos de intervención de manera permanente y fluida entre estos proyectos, los que deben traducirse, necesariamente, en el diseño e implementación de planes de intervención conjuntos entre estos distintos proyectos para cada usuario/a atendido/a. 5. Articulación con programas ambulatorios de salud mental. Corresponde a una modalidad de atención dispuesta desde el Ministerio de Salud para la atención preferente de niños, niñas y adolescentes derivados desde los proyectos implementados como parte del Programa Vida Nueva. II. Objetivos 2.1. Objetivo general. Contribuir a la interrupción de situaciones de vulneración de derechos y prácticas transgresoras de niños, niñas y adolescentes (NNA) en situaciones de alta complejidad provenientes preferentemente del PSI: 24 Horas. 2.2. Objetivos específicos. 1. Desarrollar procesos de intervención a nivel individual y familiar para la interrupción de vulneraciones de derechos y la reparación de daños asociados a dichas vulneraciones. 2. Desarrollar procesos de intervención orientados al desarrollo de habilidades cognitivas, emocionales 8 y conductuales en los niños/as y adolescentes atendidos por el proyecto. 3. Desarrollar procesos de intervención orientados al fortalecimiento de las funciones parentales normativas y de cuidado, en las familias o referentes adultos de los niños, niñas o adolescentes atendidos por el proyecto. 4. Desarrollar acciones de coordinación y colaboración permanente con dispositivos de intervención complementarios al PIE u otros que forman parte del Programa Vida Nueva o de la red local de atención, en aquellos casos de niños, niñas o adolescentes y/o las familias que lo requieran. 2.3. Resultados esperados 1. Interrupción de situaciones de vulneración de derechos y reparación de los daños asociados. 2. Desarrollo de habilidades cognitivas, emocionales y conductuales necesarias para una adecuada integración social, en niños/as y adolescentes atendidos por el proyecto. 3. Desarrollo de habilidades parentales necesarias para ejercer una parentalidad bien tratante. 4. Incorporación de dispositivos de intervención complementarios al PIE en aquellos casos que lo requieran, en particular proyectos de reinserción educativa (PDE), de tratamiento por consumo problemático de alcohol y otras drogas (PDC) y dispositivos ambulatorios de salud mental implementados desde los servicios de salud. 8 Las habilidades emocionales incluyen el reconocimiento de emociones, su denominación, la modulación de afectos, la distinción entre conducta y emoción, el reconocimiento de las emociones del otro, la expresión de afectos, entre otras. Servicio Nacional de Menores 4 Bases Técnicas Proyecto de Intervención Integral Especializada (PIE) Programa Vida Nueva 2.4. Indicadores Se espera que al presentar los indicadores al menos se consideren los aspectos que se presenten a continuación, para el establecimiento de las fórmulas de cálculo correspondientes: 1. Al menos un 55% de los niños, niñas y adolescentes que ingresan al programa presentan egresos exitosos. 9 2. Al menos un 55% de los niños, niñas y adolescentes desarrollan habilidades cognitivas, emocionales y conductuales. 3. Al menos un 55% de las familias incorporadas a los procesos de intervención modifican patrones de interacción, orientándose a un mejor desarrollo de las funciones normativas y de cuidado. 4. Coordinación con proyectos de reinserción educativa (PDE) para la atención complementaria del 100% de casos que lo requieran. 5. Coordinación con proyectos de tratamiento del consumo problemático de alcohol y otras drogas (PDC) para la atención complementaria del 100% de casos que lo requieran 10 . 6. Coordinación con proyectos de atención ambulatoria en salud mental para la atención complementaria del 100% de casos que lo requieran. 7. Diseño e implementación de planes de intervención conjuntos con oferta complementaria en el 100% de casos en que corresponda11 . III. Orientaciones técnicas específicas. 3.1. Sujeto de Atención. La intervención especializada de este proyecto está dirigida a niños, niñas y adolescentes, preferentemente entre 12 y 16 años, en situaciones de alta complejidad, preferentemente derivados desde los organismos comunales encargados de la administración del Programa 24 Horas en el sector indicado en el Anexo 1, los que para el caso del Programa Vida Nueva podrán ser la Dupla de evaluación de riesgo socio-delictual 12 o la Oficina de Protección de Derechos (OPD) de la comuna respectiva. De acuerdo a la información inicial que puede aportar el PSI, los/as sujetos de atención corresponderán principalmente a niños/as y adolescentes menores de 14 años que comete ilícitos por los que resultan inimputables ante la ley; población de niños/as y adolescentes que presentan reingresos alternantes entre vulneración de derechos e infracción de norma (cuando éstas no constituyen delitos que ameriten sanción); y población que presenta reingresos por infracción de normas, al tratarse de faltas entre los 14 y 16 años (ver Ley 20.084 y 19.968). También podrán atenderse niños/as y adolescentes que correspondan a un perfil de alta complejidad, identificado desde otros actores comunales vinculados a la atención de población proveniente del PSI: 24 Horas, por ejemplo, proyectos PIB u otros que reciben derivaciones desde el Programa 24 Horas. A partir del proceso de sistematización de la modalidad PIE (2007-2010), así como desde el proceso de sistematización y asesoría a la modalidad en el marco de la implementación del Programa Vida Nueva (2010-2011) y la revisión de literatura, 9 Se entenderá como egreso exitoso aquel que, de acuerdo a la evaluación del equipo de intervención, presenta un cumplimiento parcial o total de los objetivos establecidos en el Plan de Intervención Individual. Como referencia para la estimación de resultados, a septiembre de 2011 un 69% de la población infantoadolescente ingresada a los proyectos PIE que forman parte del Programa Vida Nueva presentan egresos exitosos asociadas a la intervención. 10 De acuerdo a las plazas disponibles de los proyectos complementarios. 11 Es decir, de aquellos casos incorporados a los proyectos complementarios. 12 Las duplas de evaluación de riesgo socio-delictual corresponden a equipos psicosociales financiados y bajo responsabilidad técnica del Ministerio del Interior y Seguridad Pública e instalados en el municipio, que asumen la gestión de las listas del PSI 24 Horas, en especial de aquellos casos que ingresan indicando como motivo la Infracción, con el objeto de determinar perfiles abreviados de riesgo socio–delictual y basar la toma de decisiones de derivación de casos en función de estos perfiles. Servicio Nacional de Menores 5 Bases Técnicas Proyecto de Intervención Integral Especializada (PIE) Programa Vida Nueva pueden señalarse algunas hipótesis generales y premisas sobre el perfil del sujeto de atención que resultarán relevantes para el desarrollo de los procesos de intervención: i. ii. iii. iv. v. vi. vii. viii. El perfil de atención de la modalidad presenta de manera recurrente situaciones de vulneración de derechos en sus historias de vida, especialmente aquellas asociadas a malos tratos, negligencia y abandono. Sobre estas situaciones de vulneración presentes en las historias de vida, comienza a darse en el sujeto de atención la presencia de conductas transgresoras, ya sea durante la adolescencia temprana o tardía, etapa asociada a su vez a una mayor autonomía del sujeto respecto de las familias y escuelas como agentes socializadores. Estas conductas generalmente, a su vez, constituyen formas de vulneración; sin embargo, la participación del sujeto en dichas situaciones suele ser significada como una transgresión. Tal es el caso del consumo de drogas, la desvinculación del sistema escolar, la utilización de los niños/as o adolescentes por mayores para la comisión de ilícitos u otras formas de explotación. La presencia de conductas transgresoras durante la adolescencia puede considerarse una situación esperable, ya que habitualmente éstas no resultarán persistentes durante la vida adulta. La presencia de conductas transgresoras no puede ser explicada deterministamente por la presencia de vulneraciones de derechos. No obstante, la presencia de ciertas vulneraciones de derecho aumentan el riesgo de que estas conductas transgresoras sí se vuelvan persistentes. Entre estas situaciones se encuentra la deserción escolar, el consumo de drogas, la presencia de dinámicas familiares violentas o en que se valida la violencia o la comisión de delitos o la utilización de niños y niñas para la comisión de ilícitos. También se encuentran dentro de las situaciones de riesgo la vinculación a grupos de pares asociados a prácticas transgresoras y actitudes favorables hacia la violencia y transgresión. Se ha observado además, a partir de las trayectorias de ingresos de niños y niñas a la red de protección, la presencia de algunos indicadores que permitirían predecir mayor riesgo de reingreso de niños, niñas y adolescentes a la red de atención de protección y de justicia juvenil. Estos indicadores señalan que a menor edad de un primer ingreso a la red, a mayor número de ingresos y a mayor presencia de primer ingreso a la red residencial, las posibilidades de reingresos aumentan. Esta información resulta relevante al momento de definir los objetivos de intervención y diseñar las estrategias de atención para cada caso, entendiendo no obstante, que dichas situaciones históricas no podrán ser modificadas por la intervención. El abordaje de las situaciones de vulneración, por sí solas, no necesariamente conllevaría a la disminución de la presencia de comportamientos transgresores. Ante ello, se requiere considerar en el diseño de la intervención estrategias que aborden las situaciones de vulneración –y en especial aquellas mayormente asociadas al riesgo de persistencia de las conductas transgresoras- y también estrategias orientadas a la interrupción de dichas prácticas. A nivel familiar, se presentará de manera recurrente familias con situaciones multiproblemáticas. En ellas, en relación a los estilos de crianza de la población infanto-adolescente a atender, tiende a presentarse un patrón de interacción marcado por una escisión entre las funciones normativa y nutricia. De este modo, la función normativa resulta inconsistente y habitualmente marcada por malos tratos o violencia y desprovista de una dimensión afectiva; al mismo tiempo, la función nutricia se ejerce de manera desproporcionada, y por tanto desprovista de límites. La distinción del sujeto de atención referida en el punto anterior reconoce la necesidad de situar en el abordaje los tipos de dinámicas familiares y su evolución a través del desarrollo de niños/as y adolescentes, especialmente aquellas asociadas a prácticas transgresoras o de violencia. Éstas, a su vez, pueden encontrarse sostenidas como patrones de interacción transgeneracional insertos en un contexto socio-comunitario y cultural en que, por ejemplo, se valida (o al menos se presenta ambivalencia frente a) la violencia en la resolución de conflictos –en especial para la población de sexo masculino-, la comisión de ilícitos como estrategia de sobrevivencia o de acceso a bienes de consumo, las presencia de violencia en las relaciones de pareja (pololeos o Servicio Nacional de Menores 6 Bases Técnicas Proyecto de Intervención Integral Especializada (PIE) Programa Vida Nueva ix. x. relaciones de convivencia). Del mismo modo, se pueden presentar representaciones particulares respecto de temáticas como el embarazo, la sexualidad o el consumo de drogas, entre otras. Tiende a observarse un mayor ingreso de población masculina por prácticas de violencia –superior al 70%- así como un mayor ingreso de mujeres por situaciones de vulneración; la prevalencia de las prácticas de violencia entre población masculina, así como las consiguientes particularidades de las mujeres que de manera aparentemente minoritaria participan en dichas prácticas, hacen necesario profundizar entre las nociones de violencia, adolescencia y género, así como en su traducción en estrategias de acercamiento e intervención. Tiende a presentarse un perfil de niños/as y adolescentes –así como de familias- caracterizado por trayectorias de ingresos a programas de atención de la red de protección social y de infancia, con resultados muchas veces insatisfactorios. Ello suele conllevar importantes grados de desconfianza en los programas sociales, que implican la necesidad de diseñar estrategias orientadas a favorecer la adherencia a los procesos de intervención de manera transversal, y especialmente durante los primeros meses de atención. Estas hipótesis y premisas generales resultan fundamentales para considerar desde un inicio diseños de intervención claramente ajustados a distinciones de desarrollo evolutivo (entre infancia, adolescencia temprana y adolescencia tardía), patrones de funcionalidad familiar y género. Sobre estas distinciones podrán establecerse otras, de acuerdo a lo que se genere dentro de un proceso diagnóstico. 3.2. Vías de Ingreso Se consideran como vías de ingreso: a. Derivaciones desde la dupla de evaluación de riesgo socio-delictual. b. Derivaciones desde la Oficina de Protección de Derechos. En el caso de la Oficina de Protección de Derechos, está administrará la información relativa a “Vulneración de Derechos” como motivo de ingreso que señala el PSI 24 Horas. Ambas entidades –Oficinas de Protección de Derechos y dupla de evaluación de riesgo socio-delictual- están encargadas de la administración de las listas del Programa 24 Horas, de niños/as y adolescentes provenientes del sector focalizado de acuerdo al Anexo 1 de las Bases Administrativas. Se entenderá operacionalmente como atención preferente que el proyecto asegure al menos la atención simultánea de 25 casos provenientes del PSI 24 Horas, correspondientes al 50% de su cobertura. c. Derivaciones de otros actores comunitarios, como pueden ser escuelas, consultorios, municipio, organizaciones comunitarias, entre otras,; dichas derivaciones deberán corresponder siempre a población del territorio focalizado del proyecto y al perfil de atención de la modalidad, descrito en el acápite 3.1, referido a sujeto de atención. d. Detección directa por parte de los equipos en los territorios, considerando que los proyectos se focalizan en sectores de la comuna, con altos índices de vulnerabilidad. 3.3. Cobertura y Focalización Territorial a. Cobertura 13 Se proyecta una cobertura de 50 plazas. 13 Por cobertura se entenderá el número de niños/as y adolescentes factibles de ser atendidos simultáneamente por el proyecto. Servicio Nacional de Menores 7 Bases Técnicas Proyecto de Intervención Integral Especializada (PIE) Programa Vida Nueva b. Focalización Territorial Los proyectos contemplan la atención de población menor de edad correspondiente al sector indicado en el Anexo 1, donde se instala el proyecto, y que de manera preferente ha ingresado a alguna Unidad Policial de Carabineros de Chile, por vulneración de derechos o infracción de norma y por ello, forma parte de las listas emitidas al respectivo Municipio para su correspondiente atención, en el marco del PSI: 24 Horas. Lo anterior implica la necesidad de relevar, dentro del proceso de instalación del proyecto en el territorio, una estrecha articulación con el Municipio, y especialmente con la dupla de evaluación de riesgo socio–delictual y la Oficina de Protección de Derechos, como instancias vinculadas al contacto, atención y/o seguimiento de los casos registrados en las listas de Carabineros. Dicha articulación es esencial para favorecer procesos de derivación expeditos y atingentes al perfil del proyecto, del mismo modo que acciones complementarias y colaborativas en aquellos casos que corresponda, tanto con el Municipio como con otras organizaciones de la comunidad local. El lugar del Municipio no sólo resulta clave en tanto en él se instalan los equipos encargados de los procesos de derivación, sino que resulta un actor fundamental como gobierno local y responsable del convenio con Carabineros que establece los compromisos locales que forman parte del Programa de Seguridad Integrada 24 Horas. En este escenario, los proyectos que se implementan como parte del Programa Vida Nueva se constituyen en el recurso local para el desarrollo del convenio con Carabineros. Del mismo modo, cuenta con un conjunto de servicios cuya disponibilidad favorece los procesos de integración social de los niños/as y adolescentes atendidos y sus familias. Por otra parte, el organismo oferente debe asegurar que el proyecto esté ubicado en el sector específico desde donde proviene la población objetivo, lo que facilite procesos de derivación desde otros actores locales e ingresos por detección directa y demanda espontánea, y favorezca las condiciones de acceso de la población atendida, la congruencia con las necesidades de los/as usuarios/as y la intensidad de la intervención. 3.4. Marco general para el desarrollo del proyecto. Se espera, en la formulación de la propuesta, especial consideración a las siguientes orientaciones como definiciones básicas que orientan el quehacer del proyecto: 3.4.1 Convención de los derechos del Niño: Marcos Normativos sobre prevención de las violencias y el delito. Con la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño (1990), se instala un marco normativo, que define los derechos como el eje central para la acción de los estados en materia de infancia. Desde este enfoque, niños, niñas y adolescentes son reconocidos, no como objetos de atención, sino como sujetos de derechos, y se deben realizar esfuerzos para que dichos derechos sean ejercidos, defendidos y exigidos. Una cuestión central resulta, por tanto, promover el bienestar de niños, niñas y adolescentes, en torno a cuatro principios básicos: no discriminación, el interés superior del niño, el derecho a la supervivencia y el desarrollo, y el derecho a ser escuchado. En materia de prevención de las violencias, se puede destacar lo señalado en los artículos 32 al 36, relativo a las acciones que a los estados partes corresponden para la protección de los niños y niñas contra las distintas formas de maltrato y explotación. A su vez, en su Artículo 39 señala que: “…los Estados Partes adoptarán todas las medidas apropiadas para promover la recuperación física y psicológica y la reintegración social de todo niño víctima de: cualquier forma de Servicio Nacional de Menores 8 Bases Técnicas Proyecto de Intervención Integral Especializada (PIE) Programa Vida Nueva abandono, explotación o abuso; tortura u otra forma de tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes; o conflictos armados. Esa recuperación y reintegración se llevarán a cabo en un ambiente que fomente la salud, el respeto de sí mismo y la dignidad del niño.” Para el caso de niños/as o adolescentes que participan en situaciones de violencia o delictivas, el artículo 41, punto 3 indica que: “Los Estados Partes tomarán todas las medidas apropiadas para promover el establecimiento de leyes, procedimientos, autoridades e instituciones específicos para los niños de quienes se alegue que han infringido las leyes penales o a quienes se acuse o declare culpables de haber infringido esas leyes, y en particular: a. b. El establecimiento de una edad mínima antes de la cual se presumirá que los niños no tienen capacidad para infringir las leyes penales; Siempre que sea apropiado y deseable, la adopción de medidas para tratar a esos niños sin recurrir a procedimientos judiciales, en el entendimiento de que se respetarán plenamente los derechos humanos y las garantías legales.” De lo anterior, cabe destacar la relevancia en el desarrollo de acciones preventivas, que por una parte promuevan el bienestar de niños, niñas y adolescentes y respondan a la provisión de servicios de protección, restitución de derechos y reparación de daños asociados a vulneraciones de derecho, y que por otra promuevan la generación de respuestas que no recurran al ámbito judicial, asegurando al mismo tiempo que dichas respuestas estarán ajustadas a un enfoque de derechos. Estos principios centrales también son planteados en Reglas mínimas de las Naciones Unidas para la Administración de la Justicia de Menores o Reglas de Beijing (1985) y en las Directrices de las Naciones Unidas para la Prevención de la Delincuencia Juvenil, o Directrices de Riad (1990). Las Reglas de Beijing (1985), en sus orientaciones generales apuntan al rol de los estados miembros para que, en el desarrollo de una política social, se procure promover el bienestar de los niños, niñas y adolescentes, la generación de condiciones para el desarrollo que mantenga a éstos al margen de la exposición al delito y la delincuencia y la articulación de diversos recursos disponibles para el desarrollo de intervenciones para población en problemas con la justicia que reduzcan la intervención desde el ámbito jurídico, incluyendo de este modo de manera prioritaria a la familia, la escuela y organismos comunitarios. Es importante destacar que estas reglas se consideran extensibles a todos los niños, niñas y adolescentes en lo referido a los procedimientos relativos a la atención y a su bienestar (Regla 3.2), y no sólo a aquellos involucrados en situaciones de violencia o delitos. Por su parte, las Directrices de las Naciones Unidas para la Prevención de la Delincuencia Juvenil, o Directrices de Riad (1990), declara que el desarrollo de una política y medidas de prevención deben incluir un especial énfasis en el otorgamiento de un soporte para el adecuado desarrollo y la atención de las diversas necesidades de los y las jóvenes, en particular para quienes están en situaciones de mayor riesgo o vulnerabilidad y requieren “de cuidados y protección especiales” (Principio 1.5.a). Tanto la Convención sobre los Derechos del Niño, como las Directrices de Riad y las Reglas de Beijing, indican la necesidad de favorecer el desarrollo de acciones que eviten el ingreso de los niños/as y/o adolescentes al sistema judicial, al menos frente a prácticas transgresoras que no constituyan delitos o bien frente a delitos de menor gravedad. Así, el documento de trabajo “Los Niños, los Jóvenes y la Delincuencia” del 12º Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Justicia Penal (Salvador, 2010) señala en su punto 32 que: “…muchos programas elaborados completamente al margen del sistema de justicia penal, en las escuelas o en la comunidad, pueden brindar a la comunidad una oportunidad de dar una respuesta educativa apropiada a los delitos leves y otros conflictos, sin tachar oficialmente de delictivo un determinado comportamiento o a una determinada persona”. Servicio Nacional de Menores 9 Bases Técnicas Proyecto de Intervención Integral Especializada (PIE) Programa Vida Nueva En resumen, a partir de lo indicado en los párrafos anteriores, es posible establecer algunos criterios fundamentales para el desarrollo de acciones desde un enfoque de derechos frente a población infanto-adolescente que presenta conductas transgresoras, y que dicen relación con: 1) relevar el marco de acción en torno a la protección de los derechos y la promoción del bienestar y el ejercicio de derechos de los niños, niñas y adolescente, en base al respeto a los principios de la Convención; 2) el énfasis promocional y en la integración en lugar de la socialización y el control; 3) el lugar clave de la familia en el desarrollo de cualquier acción preventiva y promocional; 4) el acercamiento a la presencia de conductas transgresoras como prácticas frecuentes propias del desarrollo evolutivo y que en forma minoritaria resulta persistente en la vida adulta; 5) el desarrollo de acciones que sólo recurran al ámbito judicial en casos estrictamente necesarios, evitando la estigmatización; 6) la articulación a nivel comunitario con otros actores que favorezcan procesos de integración y provisión de servicios que apunten a la satisfacción de las distintas necesidades de los niños/as y adolescentes y sus familias y; 7) el lugar clave de la participación de los niños, niñas y adolescentes, tanto como derecho a restituir y promover, como una estrategia efectiva para la prevención. 3.4.2 a) Enfoques para la intervención Integralidad: Del marco normativo señalado en el punto anterior, la simultaneidad de las situaciones de vulneración, así como de prácticas transgresoras, obligan al desarrollo de alternativas de análisis y abordaje que permitan la integración de temáticas generalmente atendidas y comprendidas de manera lineal o fragmentada. Para ello, una alternativa es la identificación de aquellas dimensiones que pudiesen resultar transversales a ellas –por ejemplo, la presencia de la violencia como modo de relacióna partir de las cuales se puedan diseñar e implementar dispositivos de intervención (a nivel individual, familiar y/o comunitario) que se traduzcan en efectos a distintos niveles. Es aquí donde se instala la coherencia de un enfoque socioeducativo de intervención. Lo anterior puede traducirse en la planificación y desarrollo de procesos de intervención en base a una priorización de las dimensiones identificadas, y la subsecuente secuencialización de la intervención en torno a dichas prioridades y sus posibilidades de abordaje, estableciendo además procedimientos de monitoreo periódicos de los avances en cada ámbito de intervención definido. Ello permite ordenar la intervención, a través de la formulación de hipótesis de trabajo aglutinadoras que favorezcan la focalización de respuestas. Este ordenamiento de la intervención puede aparecer, de este modo, como el diseño de procesos de intervención “a la medida de los/as usuarios”, en base a un criterio de integralidad. Coherentemente este abordaje considera la planificación de los diversos requerimientos de atención que el niño, niña o adolescente y su familia necesiten a su vez desde otros sectores u organismos públicos que operan en el territorio. El criterio Servicio Nacional de Menores 10 Bases Técnicas Proyecto de Intervención Integral Especializada (PIE) Programa Vida Nueva de integralidad no implica asumir directamente la responsabilidad por la totalidad de los factores asociados al problema, sino más bien focalizarse en aquellos ámbitos y prioridades definidas, y generar las coordinaciones necesarias con otros actores para favorecer las respuestas que desde dichos ámbitos se requiere. El fin es lograr la complementariedad de las intervenciones, coordinando a los equipos que desde salud, educación, u otros que conforman el sistema de protección social, puedan confluir en la intervención con el sujeto y su familia. Esto posibilita el logro de objetivos comunes, promueve la intersectorialidad y el trabajo en red. La implementación de proyectos complementarios –PDE, PDC y equipos ambulatorios de salud mental- responde a este principio de integralidad y complementariedad. Sin embargo, a partir de la sistematización y asesoría del Programa Vida Nueva, se ha observado que un trabajo complementario e integral con otros actores debe considerar al menos los siguientes requisitos: - Diferenciación: la posibilidad de generar un abordaje integral articulado con otros requiere de claras definiciones de los objetivos y metodologías de cada proyecto vinculado a la intervención del usuario/a y su familia. Estas definiciones deben establecer con claridad los alcances y limitaciones de la intervención de cada proyecto, lo que reduce los riesgos de duplicidad de funciones y objetivos, y la consiguiente confusión de los usuarios. El desafío de la diferenciación se ha observado como uno de los más recurrentes, en la medida que implica la operacionalización de las prácticas del proyecto, y la clara explicitación de ámbitos que quedan fuera de su experticia. - Coordinación permanente: un requerimiento para la adecuada gestión de la intervención del proyecto es la coordinación constante con los proyectos complementarios. Ello no sólo contribuye a optimizar los recursos para la intervención, sino que especialmente apunta a la operacionalización de las prácticas y procedimientos en torno a los casos, de un modo tal que permita un ejercicio de la intervención como si fueran un solo proyecto. Este tal vez resulte uno de los mayores desafíos, no sólo por una alta inversión de tiempo, sino principalmente en tanto implica gestionar el proyecto como una iniciativa que se expone en una relación con otros. - Orientación a la tarea de intervención: la demanda de coordinación para la intervención complementaria requiere establecer con claridad los objetivos, actividades e indicadores de dicha articulación, en tanto es el niño/a o adolescente y su familia quienes en definitiva se verán afectados por las dificultades que se presenten en la relación entre equipos. - Generación de procedimientos y protocolos: resulta fundamental para una coordinación efectiva que cada una de las partes tenga un conocimiento anterior de lo esperable de la articulación con sus proyectos complementarios. Una buena estrategia es la generación de protocolos de acción u otros procedimientos estructurados que predefinan cursos de acción entre equipos tanto frente a situaciones o procesos cotidianos (derivación, diagnóstico, diseño e implementación de planes de intervención, evaluación de egreso, seguimiento), como frente a situaciones excepcionales pero esperables (recaídas en el proceso, eventos inesperados, situaciones de crisis, etc.). - Confianza: si bien no puede plantearse en rigor como un requisito a trabajar – sino más bien como una consecuencia de un trabajo articulado- la generación de climas de confianza resulta clave, por lo que es altamente esperable el desarrollo de acciones orientadas a dicho fin, en términos de una disposición genuina al trabajo con otros en la medida que un buen trabajo redundará en una mejor intervención con los niños/as y adolescentes. Por otra parte, más allá de la articulación directa con los proyectos complementarios PDE, PDC y programas ambulatorios de salud mental, se espera la participación permanente de representantes del proyecto en las Mesas Comunales de Gestión de Servicio Nacional de Menores 11 Bases Técnicas Proyecto de Intervención Integral Especializada (PIE) Programa Vida Nueva Casos 14 , que son instancias de coordinación quincenal o mensual entre representantes de la totalidad de los proyectos involucrados directamente en la implementación del Programa Vida Nueva a nivel local. b) Desarrollo Evolutivo: Las personas nos vamos construyendo a través de la vida producto de la continua interacción de distintos componentes, sean éstos biológicos, ambientales y culturales, por ejemplo. A lo largo de este proceso vamos adquiriendo una identidad biológica, psicológica y social, que intenta equilibrar las propias necesidades con las del contexto en que cada persona se desenvuelve. Los niños, niñas y adolescentes se encuentran en proceso de desarrollo y sus necesidades, habilidades y recursos van cambiando de acuerdo a las distintas etapas del ciclo vital. En este sentido la perspectiva evolutiva es un enfoque esencial que orienta el diagnóstico y también la intervención; permite conocer no sólo lo que es esperable en relación a cada etapa sino que reconocer que es lo que se considera una desviación en el desarrollo. Del mismo modo, nos permite tener presentes los factores que pueden afectarlo tanto a nivel individual, familiar, ambiente más cercano, como los contextos más amplios. Conocer y profundizar en la perspectiva evolutiva además orienta e incluye en la intervención las características propias del desarrollo con la finalidad de implementar metodologías de intervención que acompañen respetuosamente las singulares necesidades y desafíos que los niños, niñas y adolescentes enfrentan en cada etapa. La sensibilidad respecto de los desafíos, inquietudes y anhelos de las distintas etapas del ciclo evolutivo de alguna manera ayuda a moderar las expectativas y exigencias por parte del mundo adulto hacia ellos/as. c) Intervención con Familias: Resulta fundamental para la intervención con niños/as y adolescentes incorporar a la familia en este proceso dada la importancia que tienen en su desarrollo. La familia es un sistema inmerso en un sistema social, tanto sus orígenes como sus pautas de relación se encuentran interrelacionados con los cambios de la sociedad a la cual pertenece. Estos factores contextuales deberán ser atendidos a la hora de entrar en relación con cada familia en particular, explicitándolos en los diagnósticos y también durante el proceso interventivo. La complejidad de los fenómenos abordados, además de su multicausalidad y diversidad de dominios de existencia, que conviven al mismo tiempo, demandan un actuar interdisciplinario. De este modo, se espera que se tengan a la vista en todo el proceso elementos del ámbito biopsicosocial, cultural y sistema de creencias dominantes. La familia vista como un sistema abierto está compuesta por subsistemas (parental, conyugal, fraterno) que- a su vez-contienen otros subsistemas individuales en interacción no sólo entre sí, sino que también con otros sistemas sociales. Al comprender a la familia como un sistema integral y dinámico será posible visibilizar a sus miembros en permanente y mutua influencia. La interacción significativa entre subsistemas invita a pensar que un cambio en la forma de relacionarse podría comenzar por cualquier integrante, incidiendo en la atmósfera colectiva en donde ésta se desenvuelve, promoviendo cambios en los demás integrantes. Por otra parte, la familia es la encargada de satisfacer las necesidades biológicas y afectivas de las personas. Influye en el desarrollo integral de sus miembros y también prepara la inserción de éstos en la cultura, socializando, modelando, promoviendo premisas, valores y modos de actuar que se van consolidando con el tiempo. Es así como temas relacionados con las jerarquías, límites (fronteras entre subsistemas), 14 Las Mesas Comunales de Gestión de Casos, corresponden a una instancia de coordinación periódica entre representantes de los proyectos implementados como parte del Programa. Estas reuniones –realizadas de manera quincenal o mensual- se orientan a favorecer el adecuado desarrollo y mejoramiento continuo del sistema de atención a través del análisis de los procesos de ingreso, derivación, intervención y egreso de casos generados e implementados por los mismos proyectos a nivel local. Servicio Nacional de Menores 12 Bases Técnicas Proyecto de Intervención Integral Especializada (PIE) Programa Vida Nueva estrategias para resolver conflictos, modos de expresar afecto o construcción de hábitos, por ejemplo, atraviesan distintas generaciones y tienden a replicarse. La habilidad de los equipos interventores para participar en la generación de cambios favorables y beneficiosos para la familia es esencial. Diagnósticos que consideren aspectos de la historia particular, su idiosincrasia, seguramente incrementará las probabilidades de promover cambios en los patrones interaccionales actuales que aparecen perjudiciales y obstaculizadores de un desarrollo integral de sus miembros. El foco puesto en factores familiares de tipo estructural, relacionales y vinculados con el ciclo evolutivo colectivo muchas veces abre oportunidades de cambio en los diferentes subsistemas, incluyendo al sistema que interviene. d) Género: Se espera que la metodología incluya la perspectiva de género tanto como un enfoque transversal a la intervención, como a la gestión del proyecto. Constituye de este modo una dimensión relevante en procesos de toma de decisión, dado que incluye los propios sentidos y significaciones de los equipos de intervención y sus implicancias en procesos de intervención individual y familiar, organización de equipos de trabajo, coordinaciones intersectoriales, etc. Es importante destacar que el enfoque de género no es hacer referencia a lo femenino, sino a las relaciones establecidas entre hombres y mujeres a partir de definiciones, sentidos y significados otorgados al ser hombre o mujer. Este tipo de modalidad de atención se orienta a población mixta 15 , por lo que se debe consignar en la propuesta la información desagregada por sexo, tanto en el diagnóstico del proyecto como en la experiencia anterior de trabajo -si ésta es pertinente a la actual presentación-, con un breve análisis que considere las similitudes y diferencias tanto de las prácticas transgresoras observadas, sus sentidos y motivaciones, la situación de vulneración de derechos que afectan a niños y niñas, y los tiempos de permanencia. Al mismo tiempo, deben incluir en el proceso de intervención con los niños/as y las familias las distinciones de género necesarias, de modo que las intervenciones sean adecuadas a cada niño, niña o adolescente varón o mujer (ello implica, por ejemplo, reconocer las implicancias del desarrollo de procesos de intervención por integrantes masculinos o femeninos del equipo de atención, de acuerdo a las vulneraciones identificadas; el desarrollo de la identidad sexual y de género durante la infancia y adolescencia; diferencias en patrones de crianza en las familias de acuerdo al sexo del niño/a; roles familiares asignados a integrantes de la familia de acuerdo al sexo, etc.). De igual manera, deben considerar la incorporación de este enfoque en los procesos de monitoreo y evaluación final del período de ejecución del proyecto, que permita dar cuenta de la relación entre el tipo de situaciones que motivan el ingreso al programa, la gravedad del daño y el sexo de las personas afectadas, así como evidenciar los diversos cambios experimentados. Se debe contar en el equipo de trabajo, con profesionales que tengan formación en enfoque de género, ya sea por su propia experiencia, o por estudios acreditados. Además se debe considerar la realización de iniciativas de formación en la perspectiva de género. e) Autocuidado de equipos: Trabajar en un contexto como la atención a niños, niñas y adolescentes que viven situaciones de vida de alta complejidad, donde la violencia social e intrafamiliar son parte de sus experiencias de vida, implica para los equipos interdisciplinarios que intervienen con estas familias una alta carga emocional. Esta se puede ver reflejada tanto a nivel individual como del trabajo y convivencia del equipo, impactando la intervención con el sujeto de atención. 15 Si bien se ha observado el ingreso mayoritario de población masculina. Servicio Nacional de Menores 13 Bases Técnicas Proyecto de Intervención Integral Especializada (PIE) Programa Vida Nueva De esta forma la violencia social de la cual son testigos debe considerarse a la hora de intervenir, con el propósito de asegurar la atención y protección de los niños, niñas y adolescentes. Por ello, resulta imprescindible que se desarrollen diversas estrategias que permitan hacerse cargo de que para cuidar a otros es necesario reconocer el impacto que la violencia genera en los equipos y en los profesionales que trabajan. La permanente exposición a situaciones de alta vulnerabilidad y marginalidad que involucran también a niños, niñas y adolescentes hace probable un nivel importante de desgaste profesional. Las consecuencias pueden apreciarse por ejemplo en la alta rotación de integrantes de un equipo, convivencia que pierde el componente contenedor, empobrecimiento en las discusiones técnicas y baja calidad en el servicio ofrecido. Por lo anterior resulta prioritario que los equipos desarrollen estrategias de autocuidado. Se estima necesario que los equipos construyan en conjunto acciones de afrontamiento que eventualmente podrían aplicarse de manera individual o bien como equipo de trabajo. Esta relevancia en el cuidado de cada miembro del equipo, posterior debate y consenso respecto a medidas para aplicar, tiene como propósito principal prevenir los déficit y promover el fortalecimiento del bienestar en los niveles físicos, emocionales y relacionales. Preocuparse por el cuidado del equipo implica también hacerse responsable del propio mirar como interventor social, el cual siempre participa activamente de lo que ve, poniendo en juego sus estados emocionales, premisas y valores en la relación con otro. Un equipo que disminuya su capacidad de dialogar, de intercambiar puntos de vista, perdiendo fuerzas para integrarlos hacia una intervención pertinente y oportuna, corre el riesgo de que su servicio no sea de una calidad óptima. Por su parte, un equipo que levante estrategias de cuidado, incrementará su campo relacional, haciendo posible una dinamización de la conversación, ampliando su mirada y estando disponible para la escucha y la co-construcción junto con el sujeto de atención. 3.5. Marco Metodológico 3.5.1. Sistema tutorial La propuesta de intervención de la modalidad se funda en un sistema de tutorías, que apunta al acompañamiento regular y planificado de cada usuario/a ingresado por figuras adultas, y de manera particular en el espacio donde el niño/a o adolescente se desenvuelve. Este acompañamiento se sostiene sobre la construcción de un vínculo que sirve de soporte para el desarrollo paulatino de un proceso reflexivo, entendido como la posibilidad de que el niño/a o adolescente pueda aproximarse a una problematización de su vida cotidiana desde un lugar distinto –en el sentido de alteridad-, que permita orientar alternativas de acción y de construcción de futuro. Al hacer referencia a un sistema de tutorías, es importante aclarar que no hace referencia al rol del tutor, sino a la organización de la intervención de un equipo multidisciplinario en torno a un foco fundamental de acompañamiento continuo de los niños, niñas y adolescentes y sus familias que favorezca el desarrollo de procesos reflexivos en torno a la cotidianeidad. 16 Este sistema debe responder al menos a tres siguientes niveles de intervención: con el niño/a o adolescente, con la familia y con la comunidad. i. 16 Intervención con el niño/a: la intervención con el niño/a y adolescente supone la generación del vínculo en un lugar central y transversal, orientado, en primer término, a la protección de sus derechos y la restitución de aquellos que han sido vulnerados, la reelaboración de las experiencias de vulneración y el abordaje de los daños asociados a dichas experiencias, y el desarrollo de Ver distribución de funciones del equipo, pág. 24. Servicio Nacional de Menores 14 Bases Técnicas Proyecto de Intervención Integral Especializada (PIE) Programa Vida Nueva procesos reflexivos en torno a la cotidianeidad, y focalizados en especial hacia el fortalecimiento de habilidades cognitivas, emocionales y socio-conductuales que apunten a una revisión de las pautas que afectan su desarrollo vital. Es fundamental en la intervención con el niño/a o adolescente –así como en la intervención familiar- poner especial énfasis en los recursos personales, familiares y comunitarios que pueden disponerse para el desarrollo de los procesos de atención. Ello implica un ejercicio permanente y fundamental de los equipos de intervención que logre identificar factores protectores a nivel individual, familiar o comunitario, pero especialmente un análisis de las situaciones problemáticas que logre resignificar aspectos de ellas que puedan constituirse en un recurso para la intervención. ii. Intervención con la familia: en este nivel, la intervención deberá orientarse de manera prioritaria a promover la responsabilización y empoderamiento de la familia como garante y figura protectora, y fortalecer los roles normativos y de cuidado hacia los/as niños/as y adolescentes. En este sentido, cobra particular relevancia la identificación de recursos familiares –en términos de prácticas que den cuenta de buenos tratos en la historia familiar- que puedan ser rescatados y potenciados tanto a través de una intervención psicológica, como mediante el acompañamiento y la intervención psico y socioeducativa. No obstante, dada la posibilidad de que sea el mismo contexto familiar un espacio vulnerador o amenazante –por ejemplo, frente a situaciones de grave abandono, negligencia, o frente a casos de explotación tales como la utilización de niños/as o adolescentes en la comisión de actos ilícitos- podría requerirse del uso de medidas judiciales. Éstas, dado el impacto que generan a nivel familiar y en el vínculo del niño/a o adolescente con el equipo de intervención del proyecto, deberán ser diseñadas e implementadas como estrategias que asuman y mitiguen dicho impacto. Desde la experiencia de implementación del programa, será altamente probable que en el proceso de intervención familiar surjan situaciones de vulneración no resueltas en las historias de vida de las propias madres, padres o referentes significativos, que inciden directamente en las dinámicas familiares actuales y en sus posibilidades de resolución. Ante esta situación, si bien puede considerarse que la intervención que se ofrezca a este nivel tendrá un efecto reparador, resultará conveniente favorecer procesos de derivación asistida y coordinación con la oferta ambulatoria de salud mental existente en el territorio. Dicha articulación no solamente constituye un ejercicio de focalización de la respuesta del PIE, sino que es en sí misma una intervención que favorecerá la adecuada utilización del conjunto de servicios existentes a nivel local, contribuyendo de este modo a la integración social de las familias. iii. Intervención con la comunidad y redes: orientada a reconocer, activar y fortalecer los soportes comunitarios y sectoriales para la protección, al menos, de los/as usuarios/as del programa y sus familias. En este nivel se incluye la coordinación con los equipos complementarios (PDE, PDC y proyectos ambulatorios de salud mental) y con la Mesa Comunal de Gestión de Casos, como soportes básicos del Programa. Desde el principio de integralidad, es fundamental considerar a cada uno de estos equipos como parte de una única oferta multiprogramática al servicio de los niños/as y adolescentes en situaciones de alta complejidad ingresados a través del PIE, desde el proceso diagnóstico, la elaboración y ejecución de los planes de intervención, y la evaluación del egreso. Así, el PIE constituye una puerta de entrada, un articulador y un recurso –desde un enfoque psicosocial y socioeducativopara la incorporación de dispositivos diversos y complementarios, ajustados a cada caso. A nivel intersectorial, se espera el desarrollo de acciones orientadas a la articulación de diversos sectores a nivel comunal, incluso regional en algunas materias, en que el foco está puesto en posibilitar el acceso a diversos servicios y ofertas sectoriales para la satisfacción de necesidades prácticas de los/as usuarios/as. En este nivel, las acciones que se realicen en el marco de las Servicio Nacional de Menores 15 Bases Técnicas Proyecto de Intervención Integral Especializada (PIE) Programa Vida Nueva mesas comunales de gestión de casos puede constituir una importante oportunidad. El otro ámbito, dice relación con necesidades estratégicas que se vinculan con la visibilización de la población infanto-juvenil sujeto de atención y la necesaria sensibilización de los sectores respecto de conceptualizar a niños, niñas y adolescentes como sujetos/as de derechos, a partir de los procesos de intervención desarrollados. Con ello se apunta a favorecer el desarrollo de soportes comunales sustentables a mediano y largo plazo, que promuevan el desarrollo y protección de los usuarios/as del proyecto (niños/as, adolescentes y sus familias) y permitan en su conjunto, contribuir al desarrollo de sistemas locales de protección de derechos infanto-adolescentes, transversalizando la responsabilidad de la atención de los niños/as y adolescentes de un sector o comuna. Este ámbito, si bien se considera ideal, se asume como un eje de menor impacto dentro de las posibilidades de acción del PIE. Entre los sectores a considerar, destaca: - - - - Salud: implica en primer lugar la coordinación con los centros ambulatorios de atención en salud mental, fortalecidos desde el Ministerio de Salud para la atención preferente de población proveniente del Programa Vida Nueva. Además, puede implicar coordinaciones tendientes, por ejemplo a la inscripción en Centro de Salud, acciones para la prevención de ITS, vinculación a Espacios Amigables, coordinación con el programa Chile Crece Contigo, entre otros. Educación: coordinaciones para favorecer la retención de niños/as y adolescentes en el sistema educativo y la reinserción educativa, cuando corresponda, en este último caso en coordinación con los proyectos especializados (PDE). En este ámbito, es relevante tanto el trabajo conjunto con las instancias municipales vinculadas a la educación, como el trabajo directo con los establecimientos educativos, para articular acciones específicas en el marco del plan de intervención con los/as usuarios y para avanzar en la sensibilización del sistema educativo que promueva escuelas más inclusivas. Este trabajo debe estar coordinado con el proyecto de reinserción educativa (PDE) que se implementa en la comuna. Sistema de Protección Social: coordinación con las instancias municipales pertinentes para facilitar la aplicación de la Ficha de Protección Social y el acceso a las prestaciones del Sistema de Protección Social que correspondan. Tribunales de Familia y Fiscalías: para la denuncia e interposición de medidas frente a vulneraciones de derechos que requieran la protección de las víctimas, así como la investigación y búsqueda de sanción penal para quienes sean responsables de vulneraciones constitutivas de delitos. Será fundamental además, desarrollar gestiones asociadas, así como procesos de derivación asistida a otros programas de la red de Sename u otros, en aquellos casos que lo requieran una vez que se contemple el egreso de niño/a o adolescente atendido/a. Así como se identifican tres niveles de intervención, a su vez pueden señalarse dos espacios principales en que la intervención se lleva a cabo y que, de modo variable, responden a los distintos niveles: intervención en territorio e intervención focalizada. i. Intervención en territorio: corresponde al desarrollo de procesos de acompañamiento sistemático –modelaje y monitoreo- al niño/a en el espacio cotidiano donde se desenvuelve (la calle, la casa, entre otros), así como a la intervención en el espacio local inmediato que favorezca el desarrollo de los procesos de atención e integración social; ello implica, entre otros, identificar factores protectores de la comunidad cercana facilitando su interrelación. A partir de este acercamiento se hace posible analizar y contribuir a la modificación de su vida diaria desde lo cotidiano. Servicio Nacional de Menores 16 Bases Técnicas Proyecto de Intervención Integral Especializada (PIE) Programa Vida Nueva Así, si la intervención con la comunidad y redes está focalizada en la articulación de soportes comunitarios y sectoriales para los/as usuarios/as del programa, el foco de intervención en territorio se centra en fortalecer la relación de los niños/as o adolescentes y sus familias o referentes de apoyo con dichos soportes. La intervención en este nivel puede focalizarse en los siguientes ejes: o o o ii. Patrones característicos de interacción del niño/a con su entorno (familia, pares, comunidad), y su modificación en el proceso de intervención; Habilidades cognitivas, emocionales y conductuales en la interacción con el entorno, y su evolución en los procesos de intervención; Articulación entre familias y actores locales clave, tanto para el acercamiento al usuario, el desarrollo de los procesos de atención y la conformación de soportes locales inmediatos al usuario, que favorezcan la continuidad de los logros alcanzados. Intervención en encuadres estructurados: consiste en el desarrollo de estrategias de atención individual y grupal, con niños/as y familias, diferenciadas a las generadas en el territorio, en términos de la provisión de un encuadre más controlado del espacio de intervención, y de una predefinición de sesiones, en términos de secuencias de contenidos, metodología y duración. . Ello lo diferencia de la intervención territorial, la que aparece más vinculada a lo contingente. Este espacio de intervención, por tanto, tiene la posibilidad de profundizar en elementos de los contenidos emergentes en la intervención territorial, así como favorecer el desarrollo de repertorios conductuales, emocionales y cognitivos que puedan ser puestos en práctica en el espacio de la vida cotidiana, y acompañados a través de la intervención en el territorio. Una intervención con estas características supone, por tanto, un alto nivel de coordinación y comunicación entre los integrantes del equipo que asumen los dos espacios de intervención. 3.5.2. Fases de la intervención Se propone una metodología de atención ambulatoria que aborde al niño, niña o adolescente desde una perspectiva integral y comprensiva, en el sentido de relevar las significaciones de las prácticas infanto-adolescentes en el contexto social y cultural en el que se desarrollan. Las particularidades del sujeto de atención requieren del desarrollo de una metodología flexible, pero altamente estructurada e intensiva. Con flexible, se hace referencia a las posibilidades de ajuste de la intervención a los requerimientos de los/as usuarios y sus familias, en la medida que se conserva la orientación hacia los objetivos del programa. La estructuración, en tanto, hace referencia al nivel de planificación de la intervención, en términos no sólo de la frecuencia de las acciones a desarrollar (lo que se podría entender como calendarización), sino de la secuencia de contenidos de la intervención, las técnicas para desarrollar dichos contenidos, y la predefinición de cursos de acción frente a situaciones contingentes 17 . Por último, la intensidad apunta a la necesidad de generar encuentros con una alta frecuencia con el/la usuario/a y su familia, que favorezcan que el equipo de intervención se instale como parte de lo cotidiano, desde una función protectora que al mismo tiempo ayuda a prevenir el involucramiento del niño/a o adolescente en situaciones de violencia y transgresión. La intensidad de la intervención claramente se ve favorecida en aquellos casos en que la intervención se encuentra articulada con otros proyectos, especialmente PDE, PDC y equipos ambulatorios de salud mental. 17 Consideramos que esta dimensión de la intervención resulta clave, pues puede reducir de manera significativa la contingencia de la intervención, estableciendo procesos de toma de decisión claramente definidos y consensuados como equipo frente a situaciones que si bien pueden ser emergentes, tienden a ser usuales dado el perfil de atención. Servicio Nacional de Menores 17 Bases Técnicas Proyecto de Intervención Integral Especializada (PIE) Programa Vida Nueva Este proceso deberá incorporar dispositivos 18 de intervención individual, grupal, familiar y de redes orientados a niños/as, familias y la comunidad, en la forma de una malla programática que, de acuerdo a los procesos de planificación de la intervención, se pueda ajustar a la medida de cada niño, niña y/o adolescente. Se espera además, que las propuestas integren mecanismos para favorecer la participación de usuarios/as niñas, sus familias y comunidad, en los distintos procesos de intervención del proyecto. Por último, y desde un criterio de calidad, los procesos de intervención deberán considerar estrategias que disminuyan al máximo su duración. Ello implica la definición clara y acotada de objetivos, así como el desarrollo de dispositivos que faciliten su consecución en el menor tiempo posible. La prolongación de la permanencia en el programa conlleva el riesgo de saturar dicho proceso y generar efectos iatrogénicos 19 . A partir de la experiencia de implementación del Programa Vida Nueva desde 2010, y de los procesos de asesoría técnica a los equipos de las 8 comunas que forman parte del Programa, es posible describir algunas ideas centrales a considerar en el diseño de las fases de intervención: 1. Fase de ingreso Como se señalara en un punto anterior (ver punto 3.2. “Vías de Ingreso”), se establecen algunas vías de ingreso fundamentales: la derivación de población detectada a través de las listas del PSI 24 Horas por la dupla de evaluación de riesgo socio-delictual; la derivación de casos de las listas del PSI desde la Oficina de Protección de Derechos de la comuna; y la derivación por parte de otros actores locales o bien el ingreso por detección directa del proyecto o por demanda espontánea. La pertinencia de estas últimas vías de ingreso –detección directa, demanda espontánea y derivación desde otros actores locales- responden al hecho que las listas del PSI 24 Horas no sólo entregan información referida a niños, niñas y adolescentes, sino también sobre territorios vulnerables desde donde proviene el mayor número de niños, niñas y adolescentes ingresados a las listas y donde, con toda probabilidad, se encontrará un número importante de niños, niñas y adolescentes que, si bien corresponden al perfil de atención de la modalidad, aún no ingresan a una Unidad Policial (o no lo han hecho de manera reciente). Para el caso de derivaciones provenientes de las listas del PSI 24 Horas, deberá acordarse algunos indicadores básicos que, en base a la información que entregan las listas y de su cruce con otras bases de datos (Senainfo u otras disponibles a nivel local) favorezcan derivaciones en un corto tiempo y con el mínimo de intervención directa desde la OPD o la dupla de evaluación de riesgo socio-delictual. Así, entre estos indicadores podrán considerarse: - Ingresos a las listas del PSI como inimputable. Presencia de reingresos al PSI por vulneración de derechos. Ingresos por infracción en caso que corresponda a faltas en población entre 14 y 16 años. Ingresos alternantes entre vulneración e infracción, en caso que estas últimas correspondan a faltas en adolescentes menores de 16 años. Presencia de trayectorias de ingresos a la red de protección. Se considera que estos indicadores pueden establecer información mínima suficiente para generar el proceso de derivación a PIE con un bajo riesgo de error sobre la pertinencia de la derivación, e iniciar la fase de profundización diagnóstica. 2. Profundización diagnóstica y coordinación con equipos complementarios 18 Por dispositivo se entenderá el conjunto organizado de acciones o procedimientos complementarios orientados a la consecución de los objetivos de intervención propuestos. 19 Se pueden considerar aquí efectos tales como el abandono de los procesos de intervención con un insuficiente reconocimiento de los logros alcanzados; la generación de dependencia con el equipo del proyecto; la apertura de temas no abordables por el proyecto, entre otros. Servicio Nacional de Menores 18 Bases Técnicas Proyecto de Intervención Integral Especializada (PIE) Programa Vida Nueva Esta segunda fase supone el inicio de un proceso de encuentro directo del equipo de intervención con el niño/a o adolescente y su familia, orientado a favorecer la generación de un vínculo de confianza que permita desarrollar un proceso de atención, e identificar antecedentes relevantes que justifiquen la incorporación al proyecto y orienten el diseño del Plan de Intervención Individual. Es importante relevar que el proceso de profundización diagnóstica debe considerar como su foco principal la indagación en profundidad de antecedentes vinculados a la posibilidad de desarrollo de conductas transgresoras persistentes, que orienten de este modo el desarrollo de procesos de intervención focalizados. Es aquí donde descansa la experticia del proyecto y por tanto del equipo de intervención. Dentro de estos antecedentes a considerar, resultará fundamental la generación de información mínima que permita levantar sospechas diagnósticas sobre consumo problemático de drogas y/o deserción escolar, de modo tal de favorecer la incorporación de los proyectos complementarios –PDE, PDC y equipos ambulatorios de salud mental- dentro de la fase diagnóstica y no con posterioridad a ella. De este modo, no es responsabilidad del PIE desarrollar un diagnóstico clínico sobre el uso de sustancias o un diagnóstico psicopedagógico para visualizar alternativas de acción orientadas a la reinserción educativa. Dichos aspectos forman parte de la experticia de los proyectos complementarios, por lo que se espera que sean éstos quienes aporten dichos antecedentes al diagnóstico del niño/a o adolescente ingresado. De este punto se desprende además la necesidad de generar desde el primer encuentro con el niño/a o adolescente y su familia, un encuadre que explicite el lugar del PIE como un programa de protección de los derechos del niño y prevención de las violencias, y la existencia de proyectos complementarios que operarán como un solo equipo multidisciplinario para abordar las distintas necesidades que se observen como requeridas de atender. Dicho encuadre deberá ser acordado y producido de manera conjunta con los proyectos complementarios, con independencia de una eventual incorporación posterior de dichos proyectos a la intervención de cada caso específico. Ello es importante, dado que una presentación del programa y del quehacer de los equipos complementarios que no se corresponda con lo que ellos efectivamente realizan, podría generar expectativas en los usuarios que no se cumplen, o incluso, el rechazo a una propuesta de intervención mal presentada. El diagnóstico que se genere debe ser entendido como diagnóstico del niño/a y no como el diagnóstico del PIE. Por tanto, en caso de incorporación a la fase diagnóstica de los proyectos complementarios, el informe diagnóstico debe ser elaborado como un diagnóstico único y complementario, y deberá estar disponible para cada proyecto involucrado en la intervención. Por último, resulta fundamental incorporar dentro del informe diagnóstico las hipótesis explicativas, que a partir de la descripción y análisis de los antecedentes generados, defina de manera fundada relaciones entre dichos antecedentes y oriente cursos de acción. Dichas hipótesis serán un soporte clave para el diseño de Plan de Intervención Individual, y deberán estar sujetas a constantes procesos de revisión por parte de los equipos involucrados en el proceso de intervención. 3. Elaboración del PII En base a los antecedentes e hipótesis diagnósticas, se espera la elaboración de Planes de Intervención Individual. En aquellos casos en que corresponda la intervención complementaria con proyectos PDE, PDC y/o equipos ambulatorios de salud mental, deberá contarse con la participación de representantes de dichos proyectos en la elaboración conjunta del Plan de Intervención, dado que constituirá un Plan de Intervención Único para el niño/a o adolescente atendido. Dicho plan deberá contener una síntesis de la profundización diagnóstica, con especial énfasis en las hipótesis explicativas, la definición de los objetivos de intervención, acciones centrales a desarrollar, plazos de realización, resultados esperados y loa/as responsables de su ejecución. En el caso de intervenciones complementarias con Servicio Nacional de Menores 19 Bases Técnicas Proyecto de Intervención Integral Especializada (PIE) Programa Vida Nueva proyectos PDE y/o PDC, se espera la generación de unidades de intervención conformadas por al menos un representante de cada modalidad que esté involucrado directamente en el proceso de intervención. Esta unidad –dupla o tríada- será comprendida como el equipo responsable del diseño y desarrollo del plan de intervención del caso específico –incluyendo la formulación de objetivos comunes-, información que deberá ser de conocimiento de los distintos proyectos y especialmente del niño/a o adolescente atendido y su familia. Deberá indicarse a su vez la figura de un responsable de caso, que cumplirá las funciones de articulación con el resto del equipo de intervención. Dicho responsable de caso deberá ser definido de acuerdo a las necesidades de intervención del niño/a y/o su familia; por tanto, no necesariamente deberá corresponder a un integrante del equipo PIE, sino que si el caso lo amerita, el rol podría ser asumido por un integrante del equipo PDC en aquellos casos en que el consumo de drogas resulte un tema prioritario, o por un integrante del PDE en casos en que la reinserción escolar sea el foco principal de atención. Del mismo modo, en distintos momentos del proceso de intervención podrá resolverse una modificación del responsable del caso, a partir del mayor o menor énfasis de ciertos requerimientos de intervención frente a otros. Este punto resulta relevante, pues permite aclarar que el diseño del plan de intervención no supone necesariamente la intervención simultánea desde los distintos dispositivos, sino que abre la posibilidad de una intervención sucesiva, en aquellos casos en que se estime pertinente (por ejemplo, casos que de acuerdo al diagnóstico presenten un nivel de consumo de drogas que no favorezca el desarrollo de una intervención orientada a la reinserción educativa). Es importante señalar que el Plan de Intervención Individual es el instrumento en que espera verse reflejada la orientación hacia una intervención estructurada, intensiva, flexible y ajustada a las posibilidades de respuesta del usuario. Corresponde a la carta de navegación de la intervención, por lo que la rigurosidad y precisión en su diseño favorecerá su ejecución y evaluación, tanto desde el equipo de intervención como desde los propios usuarios/as. Se espera que el Plan de Intervención Individual sea acordado con el niño/a o adolescente y su familia, de modo de favorecer que todos/as los involucrados/as en el desarrollo de dicho plan (usuarios/as y equipo de intervención) comparten los objetivos que se espera cumplir. Es claro que cuando los/as usuarios/as participan en el diseño de la intervención es más altamente probable que se involucren en el logro de ésta. Metas compartidas y realistas con distintos plazos pueden ayudar a que el niño/a o adolescente y la familia fortalezcan la sensación de logro. 4. Ejecución del PII Corresponde al desarrollo de las acciones planificadas en el Plan de Intervención Individual. Aquí se pone en juego los procesos de coordinación de la unidad de intervención, para articular la intervención con el niño/a, la familia y la comunidad, así como la articulación entre la intervención territorial y la atención focalizada (ver punto 3.4.c. “Sistema de Tutorías”). La ejecución del Plan de Intervención demanda un alto nivel de planificación, en términos de la organización secuencial de acciones –traducidas en estrategias o técnicas que se consideran tendrán mejor capacidad de respuesta desde el usuario/a y su familia, a partir de la información diagnóstica- contempladas en el diseño del Plan. En este sentido, la planificación supera la mera organización de los tiempos de la intervención –la calendarización de sesiones y visitas- cuestión en todo caso altamente demandante, en especial en aquellos casos cuya intervención incluye el abordaje del consumo problemático de drogas y/o la reinserción educativa. Se espera que, como parte de la ejecución del Plan de Intervención, la unidad de intervención cuente formalmente con al menos con una reunión quincenal de análisis del proceso de intervención y la coordinación de acciones, y se genere de manera periódica –bimensual o trimestralmente- una instancia de evaluación del desarrollo del Servicio Nacional de Menores 20 Bases Técnicas Proyecto de Intervención Integral Especializada (PIE) Programa Vida Nueva plan de intervención con el niño/a o adolescente y su familia, que permita realizar ajustes a dicho plan si corresponde. 5. Egreso Se entenderá el desarrollo de un proceso de egreso, en primer lugar, en la medida que se observe el cumplimiento de lo establecido en el plan de intervención. Es importante señalar que, para el caso de población atendida de manera complementaria por proyectos PDE, PDC y/o equipos ambulatorios de salud mental, el egreso deberá realizarse una vez que se cumplan los objetivos asociados al plan de intervención y que correspondan a los ámbitos de experticia de dichas modalidades. Por tanto, el egreso será determinado en dichos casos por la unidad de intervención. Es importante subrayar este punto dado que en el sistema de registro de intervención para los proyectos complementarios, una vez que el niño/a se registra como egresado de PIE, será automáticamente egresado de las modalidades complementarias. Por ello, en caso que la unidad de intervención determine que desde el ámbito de acción del PIE no corresponde mantener la atención, podrá registrarse continuidad de atención en los proyectos complementarios; de este modo, quedará registro de dicha decisión, y podrá generarse una vacante para un nuevo ingreso a PIE sin interrumpir la intervención de PDC y/o PDE. En caso de egresos no asociados a la intervención, particularmente aquellos asociados a ingresos al sistema de responsabilidad penal adolescente, deberá procurarse de cualquier modo el desarrollo de un proceso de egreso fundado en criterios técnicos, que considere por ejemplo una desvinculación paulatina; una evaluación del proceso; la entrega de información al programa de cumplimiento de sanción en caso de observarse pertinente. De este modo, se releva la dimensión técnica por sobre los criterios administrativos para la separación del niño/a o adolescente y su familia del programa. 3.5.3. Consideraciones específicas para la intervención con menores de 14 años Dentro de los planteamientos presentados hasta ahora, resulta de particular relevancia su ajuste tanto a las situaciones de vulneración –y en especial aquellas que tienden a asociarse en mayor medida a la posibilidad de desarrollo y persistencia de conductas transgresoras, dentro de las que se encuentran la deserción escolar, el consumo de drogas, la exposición a grupos que presentan conductas violentas o delictivas, relaciones familiares conflictivas o violentas, entre otras- como a las capacidades y características de los niños, niñas y adolescentes y sus familias o referentes adultos de apoyo, para responder a distintas alternativas de intervención. Dentro de este último aspecto, cabe considerar distinciones en la intervención entre población adolescente (sobre los 14 años) y aquella que resulta inimputable ante la ley por su edad (menores de 14), dado que esta modalidad se presenta como una alternativa de intervención en prevención de violencia para población inimputable. Así, en este caso, deberá cobrar particular atención: - - El desarrollo de acciones iniciales tendientes a garantizar la protección de los derechos de los niños/as atendidos, en el entendido que tras las prácticas de transgresión con toda probabilidad se encontrarán situaciones de desprotección o incluso explotación (en este último caso, en términos de ambivalencia de las figuras protectoras frente a situaciones como robos o hurtos y las ganancias obtenidas, o la participación en redes más amplias con la presencia de adolescentes y/o adultos que se encuentren utilizando a los niños/as para la comisión de ilícitos). Generar una intervención de mayor intensidad y estructuración, dado el mayor riesgo de persistencia de las conductas transgresoras asociadas a un inicio más temprano. Ello se traduce, en primer lugar, en una mayor presencia temporal del equipo de intervención en la vida del niño/a, y en Servicio Nacional de Menores 21 Bases Técnicas Proyecto de Intervención Integral Especializada (PIE) Programa Vida Nueva - - el desarrollo de procesos de intervención con una alta planificación de contenidos y metodologías. Un fuerte énfasis en la intervención familiar, que promueva su ejercicio de garantes de los derechos de los/as niños/as, y favorezca la modificación de patrones relacionales hacia el fortalecimiento de las funciones nutricia y normativa de manera diferenciada al caso de población adolescente. Ello implica tanto la intervención a través de sesiones familiares individuales y grupales en el encuadre del propio proyecto, como a través de procesos de acompañamiento territorial y visitas domiciliarias. Un ajuste de la intervención individual y familiar a la etapa de desarrollo evolutivo del niño/a, considerando al menos aspectos del desarrollo cognitivo, emocional y moral. En el caso de la intervención con niños/as, en especial aquellos que presenten un repertorio de lenguaje más limitado, deberá considerarse la alternativa de técnicas con un fuerte énfasis cognitivo conductual; orientado por tanto a un entrenamiento de competencias sociales que amplíe el repertorio cognitivo, conductual y emocional, y que impacte en las prácticas y relaciones interpersonales, tanto para el/la niño/a como sus referentes de apoyo, en coherencia a un foco formativo de la intervención tutorial. 3.5.4. Plazos Tan deseable como lograr una buena adherencia de los casos ingresados al programa de atención, resulta el desarrollo de procesos de intervención intensivos que permitan observar logros en los plazos más breves posibles, que favorezcan de este modo el pronto egreso. Ello no sólo se funda en la posibilidad de aumentar un flujo permanente de ingreso y egreso de casos en un territorio con alta demanda de atención, sino que además, obedece a ajustar los tiempos de intervención y la observancia de logros a las expectativas y características del sujeto de atención, principalmente aquel que muestra mayor autonomía. De este modo, se espera la estructuración de los procesos de intervención –sin considerar un período de seguimiento- en un tiempo aproximado de doce meses. En este período de tiempo, dadas las características de la población objetivo, resulta deseable establecer procedimientos altamente intensivos y estructurados, especialmente durante los primeros seis meses, de modo tal de favorecer la adherencia a la intervención y habiéndose observado que períodos de intervención más prolongados conllevan riesgo de abandono, de pérdida de novedad de los procesos de atención, y de pérdida de reconocimiento de los logros alcanzados. No obstante, siempre podrán existir casos excepcionales que impliquen un mayor tiempo de atención. Dichas situaciones deberán ser debidamente fundamentadas. Servicio Nacional de Menores 22 Bases Técnicas Proyecto de Intervención Integral Especializada (PIE) Programa Vida Nueva IV. Conformación del Equipo de Trabajo y Descripción de Funciones Al hacer referencia a la tutoría como sistema, e identificando los distintos niveles de la intervención, se requiere un modo de organización del equipo de intervención a partir de formaciones y competencias, con un importante nivel de articulación interna (entre lo individual, lo grupal, lo territorial, lo intersectorial) que permita la optimización de recursos y competencias en pos de la atención de cada caso ingresado. Bajo esta forma de organización, se favorece la conformación de equipos multidisciplinarios, a la vez que se promueve un trabajo equitativo, ajustado a los recursos del proyecto, y con mayor capacidad de instalación en los espacios cotidianos de cada niño/a y adolescente atendido. Las formas en que el equipo se organice y se gestione el proyecto, deben ser consideradas a su vez como importantes estrategias que favorecen el autocuidado de los equipos, que contribuyen a prevenir la ocurrencia de procesos de burn-out y rotación de personal. Se debe considerar la incorporación de profesionales del área social, técnicos y personal de apoyo administrativo. La constitución de este equipo debe velar por una conformación multidisciplinaria, con formación técnica o profesional acreditada, que favorezca una perspectiva comprensiva e integral de análisis e intervención. El equipo de profesionales debe contar con título profesional o técnico en el área de las ciencias sociales; en educación social, psicoeducación o profesiones afines; así como con formación y/o experiencia en intervención clínico-comunitaria con niños, niñas y adolescentes; intervención familiar y/o de trabajo en redes. La totalidad del equipo debe contar con motivación para el trabajo con niños, niñas y/o adolescentes y sus familias; condiciones para el trabajo en equipo inter y transdisciplinario; competencias (en tanto conocimientos, habilidades y destrezas) para desarrollar relaciones igualitarias en el trabajo individual y grupal tanto con niños/as y familias, así como para intervenir en los distintos niveles de que contempla el programa; disposición al trabajo en terreno, todo lo anterior sobre la base de un accionar centrado en las orientaciones de la Convención sobre los Derechos del Niño. Particular atención deberá prestarse en la selección del coordinador/a del proyecto y el/la responsable de redes, dada la particularidad del énfasis de esta modalidad como parte de un sistema de atención que se pone en juego en las interacciones con otros proyectos, y las implicancias que ello conlleva a la distribución de funciones al interior del equipo y la gestión de adecuados procesos de coordinación con otros proyectos. Es indispensable que este equipo sea seleccionado en un proceso que permita asegurar su idoneidad –acreditación técnica o profesional, evaluación de competencias- y con sus antecedentes al día. En caso de adjudicación, la conformación definitiva del equipo deberá considerar además un proceso de evaluación psicolaboral de sus integrantes. La tabla siguiente describe la conformación de equipo para la adecuada implementación del proyecto. Es necesario indicar que la conformación del equipo considera para cada uno de sus cargos jornadas completas de trabajo de hasta 44 horas semanales. Servicio Nacional de Menores 23 Bases Técnicas Proyecto de Intervención Integral Especializada (PIE) Programa Vida Nueva Tabla Nº 2. Conformación del equipo de intervención Formación y Cargo Número Funciones Experiencia Responsabilidad técnica y administrativa general del proyecto. Profesional de las Coordinación del equipo de Ciencias Sociales. trabajo. Formación y Coordinación de reuniones experiencia en Director/a 1 técnicas y clínicas. coordinación de Articulación con equipos, intervención representantes de clínico comunitaria e organizaciones de base y intervención en redes. gobierno local, así como con los equipos de Asesoría Técnica y Control de Gestión. Articulación de soportes Profesional de las intersectoriales a nivel Ciencias Sociales comunal/regional, para el Coordinador/a (Trabajador/a Social). 1 desarrollo y protección de de Redes Formación y/o los/as usuarios y las experiencia en comunidades donde ellos/as intervención en redes. se insertan. Coordinación de los procesos de intervención de tutorías. Responsable de diseño e implementación de dispositivos individuales y Psicólogo/a grupales de intervención en Responsable Formación y/o encuadres estructurados con de Procesos experiencia en 2 niños/as y familias. de intervención clínica y Apoyo en la planificación y Intervención comunitaria infantoejecución de intervención adolescente. territorial. Coordinación con equipo de apoyo en salud mental, reinserción educativa y consumo de drogas. Responsable de la Profesionales de las planificación y ejecución de la ciencias sociales, intervención territorial con terapeutas niños/as, familias y actores Responsable Al menos ocupacionales, o locales o comunitarios de Procesos 4 formación técnica relevantes, en coordinación de Tutoría tutores/as completa en con Responsables de Procesos intervención social. de Intervención. Experiencia en Planificación y ejecución de intervención en calle. dispositivos de intervención territorial. Formación y/o Apoyo en la gestión experiencia en apoyo administrativa y financiera del Secretario/a 1 administrativo y proyecto. atención de público Atención general de público. Servicio Nacional de Menores 24 Bases Técnicas Proyecto de Intervención Integral Especializada (PIE) Programa Vida Nueva V. Sobre el Presupuesto El proyecto tendrá una duración de un año desde la fecha de firma del convenio. Será licitado en el marco de la Ley 20.032 y considerará el financiamiento para la atención simultánea de 50 niños/as y adolescentes, con un costo mensual de 9,3 USS por cada niño/a o adolescente atendido/a. VI. Sobre los Recursos materiales 6.1. Respecto del inmueble de funcionamiento. Considerar: • Local adecuado a las necesidades del proyecto: número de oficinas o salas pertinentes, servicios higiénicos para el personal y para público, accesibles a niños, sala de recepción, sala de reuniones y en lo posible patio. • Sala de terapia. • Salas para realización de actividades grupales. • Debe estar emplazado en un lugar de fácil acceso, en el territorio a abordar. • Estándares mínimos de higiene y seguridad. Se tendrá considerado, no obstante, que las condiciones de infraestructura disponibles en los territorios en que se focalizarán los proyectos, no siempre serán las más adecuadas en relación a las condiciones ideales requeridas. En tal caso, sería conveniente contemplar el establecimiento de acuerdos para la disponibilidad de espacios complementarios a nivel local –por ejemplo con unidades vecinales, escuelas, u otros programas de atención u organizaciones locales- para el desarrollo de acciones específicas dentro del quehacer del proyecto. 6.2. Respecto del equipamiento. Se requiere como mínimo, tres computadores con las siguientes características técnicas: • Procesador Intel Pentium IV 2.8 MHZ, o equivalente, capacidad de disco duro no inferior a 40 GB, memoria RAM mínimo de 512 MB, unidades de disco de 3 ½ pulgada de alta densidad y unidad de CD Rom (deseable Grabador de CD), (opciones de multimedia son deseables por las características del software actual), deseable tarjeta de Red Fast Ethernet 10/100 Mbps, tarjeta fax-modem, Puertos USB 1.1 como mínimo. • Impresora. • Sistema operativo Windows 2000 o superior, programas Office 2000 Profesional (Access incluido). Navegador Internet Explorer 6.0 o superior, Solución Antivirus, Visualizador de archivos PDF. • Conexión a Internet: ADSL mínima de 512 Kbps. • Importante: Todo el Software instalado en el equipo deberá estar debidamente licenciado y contar además con todas las actualizaciones críticas y recomendadas por el fabricante. Los requerimientos de computadores son necesarios para el ingreso de información al sistema de registro computacional de Sename (Senainfo). Además, se requerirá de teléfono, fax y correo electrónico. Será importante considerar, dentro de las condiciones de infraestructura y equipamiento, que éstas puedan constituirse además en un aporte para los procesos de intervención complementarios a desarrollar en conjunto con los equipos de los proyectos de reinserción educativa e intervención clínica por consumo problemático de drogas, en aquellos casos que lo requieran. Servicio Nacional de Menores 25