“Algunas reflexiones en torno al pensamiento de

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Joaquín George
“Algunas reflexiones en torno al pensamiento de
Rodolfo Kusch. Estar-siendo-ahí-nomás”.
Seminario “Historia del Pensamiento Latinoamericano”.
PLED
Tutores: Prof. Juan Francisco Martínez Peria (U.B.A.)
y Andrés Kozel(Universidad de San Martín).
Casilla de correo: joaquin_g10@hotmail.com
“Algunas reflexiones en torno al Pensamiento de Rodolfo Kusch.
Estar-siendo-ahí-nomás”.
Joaquín George
Puntapié Necesario. Una interpretación latinoamericana de la modernidad.
Una de los aportes más fértiles de Rodolfo Kusch al pensamiento y al “vivir” americano, es la
distinción entre Ser y Estar. Antes de analizarla, es importante hacer una dispar y breve
narración acerca del devenir del Ser Occidental, desde la víspera de la Modernidad hasta
siempre, tomando como referencia textual a autores de la filosofía de la liberación y de la
corriente decolonial.
El nacimiento del Ego moderno oscila entre 1492 y 1636, desde la Conquista de América
hasta la sentencia del Ego Cogito en el Discurso del método, de Descartes. El cartesianismo
que piensa en el Sujeto pensante, más que el germen iniciático de la Subjetividad racional es
la confirmación filosófica de otra corriente más añeja, el “cortesianismo”. “El ego cogito
cartesiano, tuvo siempre a su lado, para nosotros en particular, al ego conqueror cortesiano”1.
Sin dudas el Hombre con mayúsculas es pre-cartesiano, y la distinción ontológica entre
Humanidad y Naturaleza también; si en la edad media los animales tenían derechos y los
chivos expiaban la culpa de los humanos como narra Zaffaroni, algo cambió por esos años,
algún fenómeno envalentonó al Hombre y le dio sustancia. El proceso es de largo aliento
(quizás desde los siglos XII y XIII), aunque el álgido momento de quiebre es 1492. Menciona
Castro Gómez que antes de la fecha predominaba una visión orgánica del mundo en la que la
naturaleza, el hombre y el conocimiento formaban parte de un todo interrelacionado2.
De la Conquista de América nace la Modernidad. El Ser europeo, por aquellos años, se
encuentra escindido del Mundo, de la Naturaleza y de los Otros radicalmente distintos. Con
esa cosmovisión (materializada con anterioridad en el enfrentamiento entre españoles y
musulmanes que culmina con la conquista de Granada) pisan tierra americana. El espíritu
aventurero, se explica mediante un Ser que se exterioriza, se moviliza para buscar su sí
1
ROIG, Arturo Andrés, “Rostro y Filosofía de Nuestra América”, Una Ventana Ediciones, Buenos Aires, 2011.
CASTRO GOMEZ, Santiago, “Decolonizar la universidad. La hybris del punto cero y el dialogo de saberes”, en
CASTRO GOMEZ, Santiago y GROSFOGUEL Ramón (compiladores), “El giro decolonial. Reflexiones para una
diversidad epistémica más allá del capitalismo global”. Siglo del Hombre Editores, Bogotá, 2007.
2
mismo. Sale a buscar su destino. Se rompen los moldes de aquella visión orgánica del Mundo,
y el Ser se desgravita de la tierra y se lanza a descubrir “Nuevos Mundos” cuando en
definitiva los encubre con sus siempre mismas mantas.
La esquizofrenia occidental sale a buscarse fuera de sí, y solo se encuentra a sí misma, su
actividad es centrifuga, destructora, opera siempre dentro de la totalidad que pretende
abarcarlo todo y no deja lugar a las diferencias culturales. El Ego conquero/cogito es fálico y
violento; como conqueror (cortesianismo) busca poseer y dominar, exteriorización que
desenlaza en etnocidio; porque en América se dan las condiciones de experimentación o
hasta de sanación de aquella represión. El ego fálico penetra en un continente vegetal y
feminoide (Kusch), los conquistadores violan a las nativas y someten a los hombres, en un
claro intento de desplazamiento existencial. Subyace a este accionar, una concepción
totalizante de la otredad.
“Lo americano” es el Otro interior de Europa3. Es un apéndice más, de importancia menor, en
la Historia General de Europa. Dentro de la dialéctica de la totalidad, llevada a la máxima
expresión con Hegel, dice Dussel, el Otro es siempre identificado como diferencia del sí
mismo, y no como distinción original, como otredad escindida del Sí mismo europeo. La
mismidad y la otredad yacen encapsulados en una visión totalizante de la realidad, que no
deja espacio a los Otros radicalmente distintos4.
Es esa espiralidad destructiva del Ser que no se queda quieto, la que define convicciones
certeras en los colonizadores (como el Mito del Dorado), que se afincan en sus imaginarios.
La idea del ansia metalífera, o el metal como fetiche es excepcionalmente narrada por
Ezequiel Martinez Estrada, quién identifica una tremenda frustración en los españoles que al
llegar a la Pampa, y al no hallar minas de metales, deben resignarse a poseer tierras;
desplazando aquel fetiche por otro menos deseado, y son los genes erráticos de ese deseo
3
Ver DUSSEL, “1492 El Encubrimiento del Otro. Hacia el origen del mito de la modernidad”. Planeta Plutón
ediciones al borde del sistema, 2010.
4
Para un buen abordaje de la cuestión, se recomienda leer “Para una Ética de la Liberación Latinoamericana”
de Enrique DUSSEL. En especial, el tercer capítulo, titulado “La exterioridad metafísica del Otro”. El autor se
propone pensar la problemática de lo Mismo y lo Otro, no como Dialéctica monológica desde la cual ”Lo
Mismo, como totalidad (…) se cierra en un circulo que eternamente gira sin novedad”. (…)Y desde la interioridad
de Lo Mismo, proceden los momentos diferenciales”. Sino como Analéctica dialógica, desde la cual, Lo Otro no
se desprende de Lo Mismo, como mero momento diferencial interior, sino como distinción (Ser Distinto) que
permanece en una exterioridad inidentificable. Esa distinción puede revertirse en “la solidaridad o circularidad
abierta del movimiento del Dialogo”. La diversidad (lo distinto) en contraposición con la diferencia, no
presupone la unidad previa, es decir la totalidad que los comprende. Dussel se propone desde la Filosofía de la
Liberación, pensar una relación entre Lo Mismo y Lo Otro que prescinda de la totalidad, al anunciar momentos
separados que pueden converger dialógicamente, como iguales
insatisfecho los que van a determinar, muchos de los devenires históricos de Argentina por lo
menos, sino de toda América5.
Ese afán de poseer, se traduce desde el ego cogito, en la razón que empieza a pensarse como
posesión. Se instala la separación entre Sujeto y Objeto como proceder cognitivo. El Sujeto
que conoce, domina el Mundo.
Los sentidos o los ídolos (Bacon) nos engañan, nublan nuestra percepción de los fenómenos,
decía Descartes, testigo y promotor de la escisión entre Sujeto y Objeto, y de la necesidad de
ubicarse en un plano incontaminado, neutro u objetivo (la hybris del punto cero) para conocer
y dominar al Mundo. Así nace la Ciencia y la Técnica Occidentales, a partir de algunos
enunciados orquestados para desmitificar el Mundo. Sin embargo, lo que muchas veces se ha
denominado secularización del mundo, no es más que una traslación de la fe desde una
cosmovisión hacia otra. La técnica no es más que una religión venida a menos, dice Kusch.
“…La técnica implica esencialmente una puesta en práctica de lo que se espera…” “… se
aplica a algo que se deja aplicar, ya conquistado…”6
Para Kusch, el estancamiento del filosofar en América Latina se explicaría con la falsa
elección que determina la dicotomía “pensamiento popular – pensamiento culto”. En éste
último predomina “lo técnico” y el “cómo”, es decir la pregunta científica por las causas.
Mientras que en el primero, predomina lo semántico, el decir algo, simplemente por decirlo.
El pensamiento popular parte de una situación óntica cristalizada en una afirmación ética. De
éste modo, lo semántico, el “algo” predomina sobre la técnica o el “cómo” de ese algo. Se
debe pensar al revés de los enciclopedistas, que ubican al cómo con anterioridad al algo y
omitiendo en el mismo movimiento, a aquella afirmación ética. Por eso mismo, la técnica se
sustenta en una base inmoral, puesto en evidencia en el desarrollo de la bomba atómica7.
El academicismo impuesto por las generaciones liberales, solo trasmitió técnicas ajenas a
Nosotros, manipuladas desde Occidente. En el planteo técnico no hay espacio para nada
nuevo; “con la técnica se cierra un círculo”. Entendida así, la filosofía es pura reiteración.
5
MARTINEZ ESTRADA, Ezequiel, Radiografía de la Pampa, Eudeba, Buenos Aires, 2011.
KUSCH, Rodolfo, “Geocultura del Hombre americano”,p. 10, Fernando García Cambeiro. Buenos Aires, 1976.
7
Ibid p. 9.
6
“En una mesa redonda sobre la filosofía nacional sostuvo Kusch que “la cuestión es la danza
propia”. Porque nos pasa como en la “danza de la trenzas navideñas en la Quebrada, se
continúa trenzando y destrenzando lo que está depositado en el corpus. Pero puede ocurrir lo
peor:
aceptar
el
filosofar
como
pensamiento
y
no
como
reiteración…”
“…”Hay que destrenzar las cintas, para trenzarlas de acuerdo con un corpus realmente
nacional y que no se molesten los danzante…”8
La desarticulación de la visión orgánica del Mundo, es decir la separación ontológica entre
Hombres, Naturaleza y Conocimiento, que ubicábamos en 1492 como aproximación
referencial; es además el aliento profundo epistémico que no solo impide la identificación de
otredades radicalmente distintas, sino que incluso le suministra a los Seres Humanos,
atribuciones
casi
ilimitadas
para
explotar
la
Naturaleza.
Kusch - posiblemente influenciado por Levi Strauss quién manifestaba que el hombre debe
volver a su categoría y encontrar un lugar entre las demás especies vivientes dentro de un
orden natural- piensa esa armonía natural desde su concepción del Estar.
“Estar aquí aferrado a la parcela cultivada, a la comunidad, a las fuerzas hostiles de la
naturaleza”.9
Una de las intenciones de Kusch es volver a atar aquella tríada que mencionaba Castro
Gómez, generando las condiciones de paridad existencial entre el Hombre y la Naturaleza,
características de las cosmovisiones indígenas y de la vida en la Edad Media Europea.
De los conceptos antropológicos que buscan definir rasgos del contacto entre Culturas:
aculturación, des-culturación, transculturación, interculturalidad, entre otros; Kusch se sirve
del concepto de aculturación, aunque sostiene que éste opera solo en un plano material, por
ejemplo: en la influencia occidental notoria en la arquitectura y en la vestimenta.
El proceso de aculturación es visible. En cambio, hay otro proceso que se produce en
simultaneo con el de aculturación, pero que no es “consciente sino que opera más bien en la
8
CULLEN, Carlos, “La América profunda busca su sujeto. De cómo entiende la filosofía Rodolfo Kusch, Revista
Espacios, pp. 88-97.Número 43, Bs. As., 2011
9
KUSCH, Rodolfo, “América Profunda”, p. 109, Editorial Fundación Ross, “Obras Completas”, Rosario, 2007
inconsciencia social, al margen de lo que oficialmente se piensa de la cultura y de la
civilización”. 10
Kusch lo define, muy ingeniosamente, con un concepto de la biología: la fagocitación.
Significa: “ingerir una célula a una sustancia o microorganismo”. El organismo es América,
que va a socavar, ingerir, curar, la cultura Occidental dominante. No se trata de un encuentro
de exterioridades culturales, y de la instauración de un espacio político-intercultural, en el
cual las Culturas dominan o son sometidas. Para Kusch la fagocitación se da al interior del
cosmos americano; la pintura se destiñe, se descascara no por causa de nuevas pinceladas,
sino por el deterioro al interior de la pared. Algunos escritores americanos, proyectan ese
proceso, a partir de las inflexiones producidas en el Arte y desde el Arte; pacientemente
contrahegemónico y contra-moderno
11
. La fagocitación es la sensación de rareza recurrente
que nos inclina a considerarnos afuera de la modernidad, “es el indio que nos sale de
adentro”. La modernidad va a ser fagocitada desde las entrañas, desde el útero americano. A
la metáfora sexual de la penetración del Espíritu Europeo, se le opone la de la invaginación
americana12.
Ser y Estar en las Cosmovisiones Andinas.
La pregunta por el Ser, sinuosamente rememorada en la toda Historia de la Filosofía, aterriza
a mediados del siglo XX en la distinción heiddegeriana entre Ser y Ente. Rodolfo Kusch, se
permite una traducción del Ser-ahí (Dasein) en Heiddeger. Para el argentino, el Ser significa
Estar. Por los caprichos de las lenguas - en éste caso la alemana- hay palabras que no se
corresponden con significantes en otras lenguas. Estar no tiene traducción en alemán, como
tampoco en inglés (to be) o en francés (étre). De modo que Kusch, haya en esa indistinción
alemana entre Ser y Estar, la hendija a través de la cual se puede pensar al Estar en el lugar
del Ser.
10
KUSCH ibid p. 197.
En “America Profunda”p.112, Kusch hace una distinción entre el Arte precolombino y el Arte occidental,
dando cuenta de los rasgos psicológicos que los distinguen.
12
Nociones que están presentes en las lecturas que Roig elabora a partir de la obra de Kusch. Escapa a los
objetivos de éste trabajo, presentar las críticas que el primero le dirige al segundo. Ver al respecto: ROIG,
Arturo Andrés, “Rostro y Filosofía de Nuestra América”p.88-93, Una Ventana Ediciones, Buenos Aires, 2011.
11
¿Herejía filosófica? Sí, dice Kusch, pero “no encuentro otra manera de calificar a la cultura
quechua”. La fenomenología de Heiddeger- dice aquel- indica que “toma como objeto al uno
anónimo (Das Man) que simplemente está”13.
El Estar o el Estar-nomás (traducción del Dasein), se analiza en la cultura andina a través de
una distinción semántica entre el español y las lenguas quechua y aymara. Mientras que en
español, se puede manifestar “Ser y Estar”, es decir a partir de dos significantes distintos,
heredados del Latín. En las lenguas andinas, las palabras Cay(quechua) y Utchaca (aymara)
refieren al Ser/Estar pero con mayor preeminencia del Estar. En definitiva Cay y Utchaca
significan Estar.
Es esa indistinción semántica en las lenguas andinas lo que traza algunos contornos de la
mentalidad indígena según Kusch. Sin embargo, en los idiomas alemanes, francés e inglés,
como vimos, tampoco se puede diferenciar a Ser de Estar. Por lo tanto no se trataría de pensar
al lenguaje como un punto de partida para explicar la realidad, sino que en el lenguaje se
imprimen las marcas de los devenires históricos, de los procesos cognoscitivos profundos en
las mentalidades de las comunidades humanas. En las culturas occidentales, explica Kusch, el
Ser se sobrepuso al Estar, lo conquistó, y la indistinción semántica es una prueba de esa
conquista espiritual.
La actitud de Kusch es performativa a medias. Se pone el traje filológico, identifica
significantes, los compara entre-lenguas, halla intraducibles, pero no es la literalidad de la
Palabra o sus genes etimológicos los que crean y recrean el Mundo. El lenguaje es síntoma
del camino recorrido desde “la esencia” a la palabra, de ese trecho que llega hasta más allá
del silencio. En ese sentido, el lenguaje es fundante o performativo, porque gramaticalmente
puede exponer las heridas, es decir, la trayectoria distorsionada del Ser que recrea
constantemente, un Mundo enfermizo. O la trayectoria del Estar que se pone cara a cara con
el Mundo, con el Caos del Mundo. El indígena está inmerso en su mundo de angustia nos dice
Kusch. A diferencia del Hombre Blanco Occidental, se encuentra inmerso en el Mundo, no le
escapa, no se refugia en ciudades. Sino que “el hervidero espantoso” o mundo es conjurado
mágicamente. El ritual es la sanación.
Por eso, Kusch cree en los significados. En Quechua y Aymara hay una sola palabra para
Ser/Estar, lo mismo para las lenguas coloniales. La diferencia está en que Cay significa más
13
KUSCH ibid. p. 110.
Estar que Ser, y To Be significa más Ser que Estar o simplemente “Ser alguien”. “Las lenguas
anglosajonas y francesa pertenecen a un ámbito que ha asimilado el estar al ser, o mejor
dicho, eliminaron al estar por ser culturales esencialmente dinámicas”.
Los significados, pensados así, se forman históricamente, son la materia testimonial de los
cambios en las cosmovisiones de los hombres. Se necesita conocer los grandes rasgos de las
culturas occidentales para sostener que etre y to be significan Ser y no Estar y Cay y Utcatha
significan Estar y no Ser porque las culturas quechua y aymara son esencialmente inmóviles.
“La cultura quichua es la un Sujeto inmóvil que recibe pasivamente las cualidades de su
Mundo“14
En la gramática, Kusch encuentra la comprobación de sus investigaciones o en sus
investigaciones, encuentra la confirmación de las inflexiones gramaticales. La lengua quichua
no tiene conjugaciones, sino que se adjudican cualidades a los sustantivos. Esta es la clave de
la mentalidad indígena. El sujeto no se altera en la acción15
Para Kusch no se trata de Ser para estar, sino de Estar Siendo. ¿Cuál es la diferencia? La
preposición “para” sugiere una mediación entre la causa y el efecto; evidentemente para poder
Estar hay que Ser previamente. El autor no acepta ésta sucesión, para él se trata de Estar-ahí
nomás. La mentalidad indígena, no es dinámica, sino más bien reviste una actitud
contemplativa hacia el Mundo. “El Mundo simplemente así se da”
El estar no gira en torno a cuestiones como la de la civilización y el progreso o en
explicaciones científica causales, sino en un “no más que vivir”, “en ese asombro primario de
sorprenderse”. Se trataría de recuperar la ingenuidad.
“…el de estar, no más, en una instalación socializada asumida en la ingenuidad del juego” 16
14
KUSCH ibid, p. 107.
KUSCH Ibid, p. 108.
16
KUSCH, Rodolfo, “Esbozo de una Antropología Filosófica Americana”, Editorial Fundación Ross,”Obras
Completas”, Rosario, 2007. Citado en CULLEN ibid.
15
El Secreto
Decía Macedonio Fernandez que a un campesino echado sobre la tierra, mirando el cielo, se le
podía aparecer en cualquier momento, el secreto del cosmos. Lo guardaría siempre para sí
mismo, sin poder comunicarlo, porque no existen palabras para eso. El lenguaje presupone
una memoria, por lo tanto no hay lugar en la sintaxis para lo “esencialmente novedoso”. La
novedad siempre tiene lugar adentro del lenguaje. La revelación del arcángel Gabriel,
mensajero de Alá, dirigida a Mahoma en la tierra, es tan sorprendente en razón de la
condición de analfabeto de Mahoma, quién según una versión de la historia, escribió
directamente el mensaje, es decir los suras del Corán.
Borges, en “El etnógrafo”17, narra la historia de un investigador que viaja a una región remota
en el oeste con la misión de estudiar una tribu indígena. Pasados dos años, en los que llegó a
soñar en un idioma que no era el de sus padres (de nuevo el problema de la lengua) y a pensar
de un modo que su lógica rechazaba, su maestro indígena le confiesa el secreto. Cuando
regresa a su Universidad , en lugar de anunciar su investigación para publicarla y junto con
ella, al “secreto”, coronando una exitosa carrera en la antropología, le manifiesta a su director
que había resuelto no revelarlo. Había aprendido en esas lejanías, algo que no podía decir.
“¿Acaso el idioma inglés es insuficiente?” pregunta su profesor y aquí, quizás, se alzaría una
gran distancia con la noción de incomunicabilidad en Macedonio Fernández.
“Nada de eso señor, ahora que se el secreto podría enunciarlo de cien modos distintos y aún
contradictorios”.
Lo que nos resguarda de distanciar a Borges de Macedonio, son las contrariedades posibles
entre “los cien modos distintos”. Podría leerse como en “cien lenguas distintas” o cien
traducciones distintas al interior de la lengua. Un secreto dicho en una lengua o dicho de un
modo, se contradeciría con el mismo(o no) secreto dicho de otro modo. ¿Acaso el secreto no
está agazapado en el cuerpo mismo de las lenguas? ¿Acaso el secreto no sea, la lengua? El
etnólogo aprehendió Otra lengua, y llegó a soñar con bisontes. ¿Cómo comunicar lo
incomunicable? si para Macedonio Fernandez no existen palabras para narrar una intuición
existencialista; para Borges el Secreto dormita en el fondo de las lenguas.
17
BORGES, “El Etnográfo”, “Elogio de la Sombra”, Sudamericana, Buenos Aires, 2011.
Rodolfo Kusch forma parte de nuestra “antología del secreto”. Cuando viaja desde Abra
Pampa hasta el pueblo de Cochinaca en Jujuy, se encuentra con un viejito arrugado que
parecía esconder algo. Luego de dejarlo en un mercado, Kusch se pregunta: ¿Qué significa
vivir en América? Y cala más profundo cuando se interroga ¿Qué hay de parecido entre la
vida de Mamani (el viejito) y la nuestra? “Preguntar así significa entrar en el secreto mismo
de la vida, ¿Sabemos acaso qué es vivir? ¿Lo sabrá Mamaní? Puede ser”.
En eso nos parecemos, en estar todos en lo mismo. En estar antes que ser, o eludiendo la
temporalidad, en Estar-Siendo, en estar antes de tener Nombres. ¿Qué pasajes se abren detrás
del silencio que nos interna en el misterio? ¿Es el silencio, apertura? ¿Es promesa?
“Es el milagro de estar, antes de ser. El fondo común, antes de que yo me llame Kusch y el
hombrecito Mamaní. Es un área no pensada e imposible de pensar. El silencio en suma, y
detrás del silencio quizá un símbolo: quizá los dedos de la divinidad, la misma que estuvo
arrugando los cerros: una vida realmente en común, la mía, la del viejito y la de la Puna, y
todos en silencio”.18
18
KUSCH, Rodolfo, “Haber perdido la impaciencia”, publicado en Pagina 12, Jueves 18 de octubre de 2012.
Referencias Bibliográficas
BORGES, “Elogio de la Sombra”, Sudamericana, Buenos Aires, 2011.
CASTRO GOMEZ, Santiago y GROSFOGUEL Ramón (compiladores), “El giro decolonial.
Reflexiones para una diversidad epistémica más allá del capitalismo global”. Siglo del
Hombre Editores, Bogotá, 2007.
CULLEN, Carlos, “La América profunda busca su sujeto. De cómo entiende la filosofía Rodolfo
Kusch, Revista Espacios, pp. 88-97.Número 43, Bs. As., 2011
DUSSEL, “1492 El Encubrimiento del Otro. Hacia el origen del mito de la modernidad”.
Planeta Plutón ediciones al borde del sistema, 2010.
DUSSEL, Enrique. “Para una Ética de la Liberación Latinoamericana”. Siglo XXI editores.
Buenos Aires, 1973.
KUSCH, Rodolfo, “Obras Completas”, Editorial Fundación Ross, Rosario, 2007.
- “Geocultura del Hombre americano” Fernando Garcia Cambeiro. Buenos Aires, 1976
-“Haber perdido la impaciencia”, publicado en Pagina 12, Jueves 18 de octubre de 2012.
MARTINEZ ESTRADA, Ezequiel, Radiografía de la Pampa, Eudeba, Buenos Aires, 2011.
ROIG, Arturo Andrés, “Rostro y Filosofía de Nuestra América”, Una Ventana Ediciones,
Buenos Aires, 2011.
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