Jesús promete enviar el Espíritu Santo Domingo 6ºde

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Domingo 6ºde Pascua Ciclo A
Mayo 25 de 2014
“¡Bendito sea Dios, que no rechazó mi oración ni me negó su amor!”
Salmo 65
Espíritu Santo Paráclito,
perfecciona en nosotros la obra iniciada por Jesús;
haz fuerte y continua la plegaria que elevamos en nombre del mundo entero.
Acelera para cada uno de nosotros los tiempos de una profunda vida interior.
Da impulso a nuestro apostolado, que quiere llegar a todos los hombres y a todos los pueblos,
todos redimidos por la sangre de Cristo y todos herencia suya.
Mortifica en nosotros la natural presunción y levántanos a las regiones de la santa humildad,
del verdadero temor de Dios, del ánimo generoso…
San Juan XXIII
Juan 14, 15-21
Jesús promete enviar el Espíritu Santo
15
»Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos. 16-17Y yo le pediré al Padre que les mande otro
Defensor, el Espíritu de la verdad, para que esté siempre con ustedes. Los que son del mundo no lo pueden
recibir, porque no lo ven ni lo conocen; pero ustedes lo conocen, porque él permanece con ustedes y estará
en ustedes. 18»No los voy a dejar huérfanos; volveré para estar con ustedes. 19Dentro de poco, los que son
del mundo ya no me verán; pero ustedes me verán, y vivirán porque yo vivo. 20En aquel día, ustedes se darán
cuenta de que yo estoy en mi Padre, y ustedes están en mí, y yo en ustedes. 21El que recibe mis
mandamientos y los obedece, demuestra que de veras me ama. Y mi Padre amará al que me ama, y yo
también lo amaré y me mostraré a él.
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María Cristina Ariztía Tagle
Directora de la Comisión Nacional ABP – Chile-
Algunas preguntas para una lectura atenta
¿Qué pide el Señor al Padre, para quienes lo Aman y obedecen sus mandamientos? ¿Por qué los que son
del mundo no pueden recibir el Espíritu de la verdad? ¿Cómo se demuestra que de veras se ama a Jesús?
Algunas pistas para comprender el texto…
Continuamos en el discurso de despedida de Jesús. Como vimos el domingo pasado, Jesús se conmueve
ante la tristeza y la angustia de los discípulos e intenta prepararlos para enfrentar el momento de su muerte y
continuar la misión que Jesús les ha encargado, dando testimonio de su amor en medio del mundo.
El texto de hoy está enmarcado por el mandamiento amor (ver Jn 14, 15.21), se trata de un amor que debe
traducirse en actos concretos. Cuando Jesús habla de amor, no se refiere a la sensibilidad de los
sentimientos y de los bonitos recuerdos, sino a la firme decisión de hacer el bien a todas las personas sin
importar su condición, su raza, su estatus social, etc. Es lo que el mismo Jesús ha hecho a lo largo de toda su
vida sanando a los paralíticos, devolviendo la vista a los ciegos, acogiendo a los pobres, compartiendo la
mesa con los pecadores, entregando su vida al servicio de quienes lo seguían y lo buscaban.
Amar a Jesús es poner en práctica sus mandamientos, es decir tomarse en serio sus enseñanzas, permanecer
en su Palabra (Jn 14, 23) y vivir de acuerdo a sus exigencias. El amor a Jesús se comprueba definitivamente
en la escucha y obediencia de su Palabra y en el amor a los hermanos. Vivir al modo de Jesús no es fácil,
Jesús lo sabe, por eso pide al Padre que envíe a los discípulos una ayuda extraordinaria. Se trata del Espíritu
de la verdad que les enseñará todo sobre Jesús y sobre el Padre y también les enseñara a cumplir el mandato
de Jesús, el mandato del amor.
Los que son del mundo viven preocupados de sí mismos, de los afanes y los placeres que este mundo les
ofrece, por eso no pueden recibir el Espíritu y tampoco podrán ver a Jesús una que vez que haya resucitado.
Jesús se va, pero no los dejará huérfanos, el Padre derramará su amor en los corazones de los discípulos por
medio del Espíritu (Cf. Rom 5, 5) para que puedan reconocerse como hijos de Dios y vivan en comunión con
el Padre y con Jesús. Así mismo, una vez que Jesús resucite, el Espíritu los ayudará a comprender la verdad
definitiva sobre Jesús, sobre el Padre y sobre ellos mismos (Cf. Jn 16,12), capacitándolos para amarse los
unos a los otros como Jesús los amó en esta vida y para dar testimonio de su amor en el mundo.
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En la encíclica “Sobre el Espíritu Santo en la vida de la Iglesia y del mundo” el Santo Juan Pablo II nos dice:
“Cuando ya era inminente para Jesús el momento de dejar este mundo, anunció a los apóstoles «otro
Paráclito»… Precisamente a este Espíritu de la verdad Jesús lo llama el Paráclito, y Parákletos quiere decir
«consolador», y también «intercesor» o «abogado». Y dice que es «otro» Paráclito, el segundo, porque él
mismo, Jesús, es el primer Paráclito, al ser el primero que trae y da la Buena Nueva. El Espíritu Santo viene
después de él y gracias a él, para continuar en el mundo, por medio de la Iglesia, la obra de la Buena Nueva
de salvación…
Entre el Espíritu Santo y Cristo subsiste, pues, en la economía de la salvación una relación íntima por la cual
el Espíritu actúa en la historia del hombre como «otro Paráclito», asegurando de modo permanente la
trasmisión y la irradiación de la Buena Nueva revelada por Jesús de Nazaret. Por esto, resplandece la gloria
de Cristo en el Espíritu Santo-Paráclito, que en el misterio y en la actividad de la Iglesia continúa
incesantemente la presencia histórica del Redentor sobre la tierra y su obra salvífica” 1
Ahora preguntémonos:
¿De qué forma estamos expresando nuestro amor a Jesús? ¿Qué obstáculos encontramos en muestra vida
para amar a los demás como Jesús nos enseña? ¿Quién es para mí el Espíritu Santo “paráclito”? ¿Cómo me
relaciono con Él?
¡Espíritu Santo, Amor Eterno!
Tú eres el dulce manantial
que fluye desde el Corazón del Hijo hacia el mío,
el alimento de los ángeles y de los bienaventurados.
¡Espíritu Santo, Vida Eterna!
Tú eres la centella
que cae desde el trono del Juez eterno
e irrumpe en la noche del alma,
que nunca se ha conocido a sí misma
¡Espíritu Santo, Centella penetrante!
Tú eres la fuerza con la que el Cordero
1
http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_18051986_dominum-etvivificantem_sp.html
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rompe el sello del eterno secreto de Dios.
Impulsados por ti, los mensajeros del Juez
cabalgan por el mundo con espada afilada,
y separan el reino de la Luz del reino de la noche.
Entonces surgirá un nuevo cielo y una nueva tierra
y todo, gracias a tu aliento, encontrará su justo lugar.
¡Espíritu Santo, Fuerza triunfadora!
Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edit Estein)
Señor Jesús, Concédeme la gracia de permanecer en Ti,
por medio de tu Santo Espíritu.
El Señor me está pidiendo que actúe, que sea obediente especialmente en algo que él y yo sabemos que
debo hacer, voy a acoger su palabra para demostrar que lo amo.
“Cuando se ama, se desea hablar constantemente con el amado,
o al menos contemplarlo incesantemente”
Charles de Foucauld
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