Fugaz Como la luz

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Néstor Saporiti
Fugaz
Como la luz
Páginas de vida
de la sierva de Dios
Clara Segura
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Diseño de Tapa:
Luciana Plataroti
Diseño de interior:
Néstor Saporiti
Impreso en Argentina
Email:
postulación@losrobles.esc.edu.ar
Web:
www.claritasegura.org
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Prólogo
A la Tercera Edición
La vida de la sierva de Dios, Clarita Segura es, antes que nada, un
testimonio actual de una chica alegre que vivió una profunda relación con Dios y
una sana relación con su familia y con sus amigas y amigos.
Podemos encontrar en ella un modelo de mujer joven, adolescente, que vivió
intensamente las virtudes de una buena persona, de una buena estudiante y de
una cristiana comprometida con su fe.
Todo esto hace que uno desee que su vida sea conocida, pues estamos seguros –
jóvenes y adultos- encontraremos en ella un camino concreto hacia Jesús.
Hoy la vida de Clarita es un medio concreto que algunos educadores están
utilizando como ejemplo cercano para mostrar –a otros niños y jóvenes- que ser
discípulos y misioneros de Jesús siendo buenos hijos, buenos amigos y buenos
estudiantes. No es solo posible sino que es un llamado real y concreto que Dios
nos hace y que todos podemos escuchar y seguir. Ahí está Clarita para confirmar
esto. Para alentarnos a todos y a cada uno.
Por esto mismo es que hoy editamos nuevamente este pequeño libro, que nos
servirá de guía, para adentrarnos en la vida de una chica que llegó a los 17 años
ya madura para encontrarse con el Padre.
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Introducción
Estamos ya en los comienzos del siglo XXI y nos encontramos con la clara
acentuación de un contraste lamentable entre esa realidad a la que llamamos
“Dios” y los aspectos oscuros de una humanidad que apenas se sostiene
tambaleante, muy creída de sí misma en una andanada narcisista que no parece
decaer. Por un lado se da primacía a la diosa técnica –y ni siquiera a la ciencia- en
un afán incontenible de tener cada vez mayor placer en todos los órdenes de la
vida. Pero sin embargo en un verdadero contraste no han dejado de aparecer
esos seres privilegiados capaces de encender la luz de una esperanza
trascendente, poniendo su nota de luminosidad en el tráfago oscuro de un mundo
frívolo.
De vez en cuando surgen entonces esos personajes que muestran una faceta
distinta de la vida, y una felicidad verdadera y sólida, que no se asienta sobre los
arrullos pasajeros y engañosos de un placer efímero. Las aspiraciones profundas
del ser humano miran más allá. Pero esto crea una paradoja extraña porque el
goce se torna fuerte mientras el ser sigue siendo al mismo tiempo tan débil.
Pareciera cumplirse lo que dijera el poeta:
“Mi madre me hizo demasiado débil el pie, y la vista demasiado allá.”
(Castellani)
Así sucede típicamente con aquellos que han descubierto en Dios la felicidad
verdadera y el goce que no se apaga, aun en medio de las telarañas de este
mundo. Pero al mismo tiempo sienten su natural insuficiencia si ese mismo Dios
no los sostiene en el amor. Sólo así la vista sigue sin desfallecer, por más que el
pie se doble cada vez por el peso de la caminata.
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Es que Dios sigue estando ahí, sin más vueltas. A veces lo encuentra el
hombre adulto: y se apasiona por Él. A veces lo descubre la mujer simple: y se
apasiona por Él. A veces, ¿por qué no? es el adolescente o el niño quien se topa
con Él: y también lo siguen apasionadamente. Ante esto sólo cuenta callar y
sumergirse en la admiración de la escultura interior que este gran Artista va
cincelando en sus elegidos.
Y de esto intentamos hablar aquí: de una adolescente elegida. De una chica
“normal”, si cabe el término. Una chica que vivió en el mundo de hoy sin aislarse,
ni enrarecerse, pero sin contaminarse por su atmósfera. De ella podemos decir
con toda verdad aquello que la Iglesia aplica a los jóvenes que dieron ejemplo de
vida: “Aunque vivió por breve tiempo fue como si hubiera vivido un tiempo muy
largo.”
Era Clarita una adolescente enamorada. Por eso no necesitó muchos años para
unirse con Aquel a quien amó con el típico apasionamiento de la adolescente que
ha descubierto su primer amor. Su muerte no fue más que el traspaso de un
mundo a otro. Digámoslo con ese encanto de la poesía que tiene la virtud de darle
a lo humano una pincelada de lo divino:
“…encontrarás una mañana pura amarrada tu barca a otra ribera.”
(Villarejo)
La barca de Clarita ya está amarrada a otra ribera, porque amó tanto que su amor
ya no cabía en este mundo. Por eso Dios dejó que se fuera con Él.
Su enfermedad duró apenas quince días. Aunque dolorosa, jamás se quejó. Quizá
tenía la certeza de estar a las puertas de un viaje definido que ya no se iba a
postergar. Y el 7 de marzo de 1995 cerró sus ojos de aquí y abrió los ojos –sus
otros ojos- para contemplar, como una adolescente deslumbrada y desbordante
de asombro, aquella nueva aurora que ninguna noche podrá apagar jamás.
Dr. Saúl Miguel Rodríguez Amenábar
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El sol de otoño
-Dígame doctor, no tenga miedo, soy una mujer fuerte que ya concibió a cinco
varones: ¿estoy embarazada?
-Sí, Clara, está embarazada una vez más. Pero tendremos que tomar recaudos
porque usted ya tiene cuarenta y dos años. De todos modos, y como usted dice,
es una mujer fuerte. No creo que tengamos dificultades.
¿Estás contenta?
-No doctor…! Estoy feliz!
La concepción de Clarita fe algo inesperado, vivido con sorpresa, expectativa y
confianza en el seno de la familia Segura. Concebir a esa edad comportaba más
temores que los que hoy se deban enfrentar. Las únicas anécdotas que se
escuchaban en esas circunstancias eran que los hijos nacidos a esa edad siempre
tenían algún problema que no tenía solución.
Sin embargo, Clara madre puede afirmar que nunca tuvo un embarazo más feliz y
pacífico, a pesar de lidiar con los cinco hijos varones que ya tenían. De papá
Diego sólo recibió comprensión y un amor perfectos a lo largo de las nueve lunas
que precedieron el esperado nacimiento.
Finalmente, el 15 de mayo 1978 y después de un largo y trabajoso parto, nació
una beba magnífica, rosada y cachetona, que pesaba 4,2 kg.
-Dígale usted, doctor.
-No, dígaselo usted que es la partera.
-¿Y si se lo decimos los dos?
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-Clara, ha dado a luz a una nena.
Clara madre sintió la misma intensa felicidad que había experimentado ante el
nacimiento de cada uno de sus hijos varones. Para ella siempre había sido
indistinto el sexo. Cada hijo era un regalo de Dios y con eso ya era suficiente para
ser inmensamente feliz y sentirse orgullosa por el don recibido.
-¡Riiiing!
-¡Teléfono…yo atiendo…debe ser papá desde la maternidad! Hola, ¿sos vos,
papá?
-Sí.
-¿Y?
-¡Desde hoy tienen una hermana!
Su nacimiento fue eufórico. Los cinco hermanos saltaron de alegría ante la noticia.
Era “la señorita” entre tantos varones. Sólo Juan recuerda con simpatía que,
aunque se puso a llorar de tristeza, pues había hecho muchas apuestas que iba a
ser varón, igual la adoró desde un primer momento. Como él sabía cambiar
pañales (había aprendido con su quinto hermano, Ramón), ayudó bastante a su
madre en esta tarea, cosa que hizo que desarrollara un vínculo muy fuerte con
Clarita, hasta el punto de que ella, siendo muy pequeña, lo llamaba “mi amor
imposible”:
Cuando Clarita nace, la familia vive en una casa antigua emplazada en un amplio
terreno en la localidad de Bella Vista, localidad que se extiende desde el río
Reconquista hasta donde comienza Muñiz, un poco antes de la ciudad de San
Miguel. Zona residencial, de quintas de fin de semana, habitada por familias de
clase media alta, donde predomina el ambiente pueblerino y las relaciones entre
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vecinos, cuando se dan, son más humanas y profundas de lo que pueden ser en
una gran ciudad, más anónima e impersonal.
Si bien la posición económica de la familia le impide temer no poder contar con los
medios suficientes para criar y educar a tantos hijos, en el modo en que encaran la
organización familiar y, sobre todo, su educación, es fácil descubrir el espíritu con
el que ambos progenitores viven su compromiso conyugal. En efecto, la fidelidad a
las enseñanzas de la Iglesia sobre el respeto a la vida hace que el matrimonio
Segura conciba y reciba a cada uno de sus hijos como un don de Dios.
Por ese motivo, apenas cinco días después de su nacimiento, la recién llegada
recibe el bautismo con el nombre de Clara María. Como es evidente, el primer
nombre repite el de su mamá, mientras que el segundo hace referencia a la
Virgen. Según el testimonio de su madre:
El 20 de mayo la bebota fue bautizada con el nombre de Clara María, pues
todos nuestros hijos llevan el nombre de María para que esta los proteja. Fueron
sus padrinos su hermano Pedro José María y su prima Ángela Kohlsdorf: el
bautismo fue en la Iglesia de San Francisco Solano en Bella Vista y la bautizó el
Padre O. Cantoni su cura párroco y gran amigo nuestro.
Y, así, comenzó una vez más para su madre la rutina del recién nacido: Comer,
dormir, llorar y amamantar. Clarita engordaba, crecía y se iba convirtiendo en una
beba preciosa. Era rubia, con ojos celestes y una piel rosada que, puesta al sol, se
tornaba marrón. Era exquisita.
La experiencia de la madre después de haber criado cinco hijos varones, así como
la armonía familiar hicieron que el crecimiento de Clara fuera absolutamente
normal, sin sobresaltos ni dificultades que pudieran imprimir en ella huellas
psicológicas con consecuencias futuras. Su misma figura, de singular belleza, era
expresión de este crecimiento sano y sereno en el seno de una familia donde es
profundamente amada.
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Con más de cuarenta años de edad y después de haber criado a cinco hijos
varones, para la madre, la educación de una hija mujer no se presenta como una
tarea fácil. Las eventuales “fórmulas” y “métodos” aplicados a los varones
evidentemente no podían aplicarse sin ser cuestionados. Y, al mismo tiempo,
existía el peligro de que, por tratarse de la hija menor y la única mujer se la
consintiera, haciendo de ella una niña caprichosa, desobediente y centrada en sí
misma. Sin embargo, nada de esto ocurrió. Con intuición y buen tino el camino
para educarla fue haciendo de Clarita una chica autónoma y dócil al mismo
tiempo, con un temperamento fuerte y obediente a la vez. Cuenta su mamá:
Me costó mucho tomarle la mano a la educación de una hija mujer después
de tantos varones. Varias veces me planteaba: ¿la reto o no?, ¿la castigo o no?
Pero poco a poco nos fuimos amoldando y resultó una compañía inseparable e
inapreciable.
A pesar de nacer y crecer en una familia de clase acomodada Clara aprender a
aceptar los límites que la educación familiar le impone sin protestar, adaptándose
a lo que las circunstancias le van presentando. Detrás de esta actitud, sin
embargo, es importante percibir no la aceptación pasiva de una chica temerosa y
sin personalidad, sino más bien la confianza generada por el afecto que recibe en
su familia, lo que la hace receptiva, inclusive hacia lo que puede no atraerle
demasiado.
Con la aparición de Clarita nación en su madre la vocación por el bordado. Todo lo
que ella usó hasta casi su adolescencia se lo cosía ella, bordando sus vestidos
con punto shock y tejiendo los saquitos que combinaban con cada vestido. Nunca
usó pantalones de chiquita, ni siquiera en invierno y a pesar de vivir en las afueras
de Buenos Aires, en una casa que se calefaccionaba sólo con una estufa a
querosene y una chimenea a leña. En invierno Clarita usaba medias enteras de
lana, vestidos de viyela de manga larga, camiseta de manga larga debajo del
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vestido, saquito de lana y una campera. Sus mejillas rozagantes se paspaban con
el frío y por las noches, después de bañarse, se le ponían como dos frutillas.
Clarita se iba perfilando como una criatura ideal. Nunca dio trabajo para vestirse.
No protestaba por esta ropa o aquella. Se ponía lo que su madre le decía sin
argumentar problemas.
Otro rasgo característico de su personalidad y que corrobora lo dicho
anteriormente se descubre en el hecho de que no acepta los juegos que
convencionalmente se atribuyen a las niñas. A pesar de que no le falta, elige ella
misma lo que la divierte.
Gozaba con la naturaleza y los perros. Varias veces la familia tuvo cachorros y a
ella le encantaba sentarse entre ellos y acariciarlos. Casi nunca jugaba con
muñecas. No le interesaban, no las miraba. Hasta le regalaron un cochecito para
que las paseara en el jardín, pero jamás lo usó. Otras chiquititas iban de visita y
encantadas paseaban las muñecas, pero ella prefería jugar en un cuadrado de
arena que había al borde de la pileta. Eso sí, hablando de piletas, su gran pasión
era el agua. Desde chiquitita se metía en un gran tacho con agua y se pasaba las
horas jugando hasta que sus dedos se arrugaban como pasas de uva.
El amiente protegido y contenedor de su familia, sobre todo marcado por la
presencia cercana y atenta de su madre, no hacen de ella una niña cerrada,
tímida, insegura. Al contrario, cuando llegó la etapa del jardín de infantes lo aceptó
encantada. Era muy sociable y todo le interesaba y le venía bien. Las amigas,
estudiar o simplemente hacer compras con su madre; era muy compinche para lo
que fuera.
En 1982, a los 4 años, comenzó a estudiar danza clásica. Su madre decidió
enviarla cuando se dio cuenta de que Clarita iba a ser robusta y alta y pensó que
había que darle gracia a su físico para que en un futuro fuera armónico. Nunca
faltaba a sus clases, ni dejaba de hacer sus deberes. Desde chiquitita fue muy
responsable en todo lo que emprendía.
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Su madre siguió muy de cerca el crecimiento de esta hija concebida con
sorpresa y
gratitud. La llevaba a casa de sus amigas, iban ellas a su casa,
organizaba tés, partidos de tennis o paddle, baños de pileta, cabalgatas; pero todo
esto sucedía en un radio que su madre podía abarcar, con chicas que conocía,
casas en las que ella había estado y del pueblo de Bella Vista, donde había vivido
toda la vida. Era como si Clarita le perteneciera.
Ella actuaba, vivía y crecía y su madre la miraba de lejos, feliz de ver esta hija tan
querida, este regalo de Dios, ese sol de otoño que sorpresivamente, aunque
esperado, vuelve a calentar la vida de quien lo recibe con amor y gratitud…
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Una Habitación grande como el corazón
-¡Clarita, apurate que si no vamos a llegar tarde!
-Ya voy, mami, es que no quiero olvidarme de nada.
-Tenés que prepararte las cosas el día antes, como te enseñé…
-Sí, mami, pero también tengo que aprender a no ser tan desordenada…
Al comenzar los estudios primarios, esta presencia afectuosa y responsable
de la madre ayudan a Clarita a adquirir un gran sentido de la responsabilidad, a
imponerse una disciplina que le permite alcanzar la meta fijada y, al mismo tiempo,
a reclamar los espacios que le corresponden.
Cuando comenzó la escuela primaria en el Colegio “Don Jaime” de Bella Vista, al
cual asistía de tarde también comenzó con inglés de mañana en otro lugar de
Bella Vista llamado “La Escuelita” y dos veces por semana iba a baile. Ya desde
chica Clarita tenía horario completo y a todas estas obligaciones su madre la
llevaba y la iba a buscar. Nunca delegó a otras personas para que lo hicieran. Era
su vida y lo hacía con gozo infinito. Cuando finalmente volvía a casa después del
Colegio y era su hora de tomar el té, ella echaba a sus hermanos de frente al
televisor y se sentaba en un sillón con una mesita enfrente donde su madre le
depositaba una bandeja con leche chocolatada, tostadas con manteca y azúcar y
veían “Heidi”. Era el premio después de un largo día de trabajo.
El perfilarse en ella una personalidad propia e independiente se denota por el
hecho de que, no obstante el seguimiento materno y la disciplina que va
aceptando en su rutina cotidiana, es desordenada en lo que atañe a sus cosas
personales, al ámbito personal de su cuarto. Su mesa de trabajo en el dormitorio
era una montaña de cuadernos, hojas, libros, lápices, marcadores, etc. Y su ropa
iba amontonando en su silla y en la otra cama que hubo siempre en su dormitorio.
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Pero aun así, con el tiempo va a saber corregir este aparente defecto que,
mirado en perspectiva, tiene que ver, en cambio, con generosidad, Con la
capacidad de valorar otras cosas, no precisamente materiales.
En efecto, no faltándole nada y siendo la menor de todos y la única hija mujer,
podría haber sido una niña pretenciosa, celosa de sus cosas, incapaz de compartir
sus espacios. Sin embargo, desde su infancia demuestra ser sumamente
generosa y desprendida, característica que irá creciendo con el correr de los años.
Ya más grande, demostró esta generosidad al estar siempre dispuesta a compartir
su dormitorio con alguien. Habiendo dos camas en su habitación, nunca faltaba
alguien para compartirla. Sobrinos, novias de sus hermanos y a veces hasta su
abuela materna. Le ocupaban su intimidad y por lo general rompían con los
horarios que Clarita tenía, pero ella jamás protestaba. Se moldeaba al huésped y
charlaba con el: o, tratándose de sus sobrinos, les leía cuentos hasta altas horas
de la noche.
Una vez, su abuela materna estuvo internada en un sanatorio céntrico porque la
habían operado y las dos hijas se turnaban a la noche para quedarse con ella y
asistirla. Una vez Clarita les dijo: “Hoy yo duermo con Ñaña”, pues así le decían a
la abuela. Esta no quería y le decía a la mamá de Clarita: ¿”Cómo vas a dejar a
una chica de 13 años toda la noche con una enferma? Es muy chica”.
Pero Clarita lo hizo, leyendo toda la noche, con una lucecita prendida, siempre
atenta a la enferma. Acostumbrada al gran sentido de la responsabilidad y a la
generosidad que la caracterizaba, a su madre le pareció lógico permitirle que lo
hiciera. Una vez más Clarita demostró que podía hacerlo, y que, además, podía
hacerlo bien.
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¿Quién me hace rezar hoy?
-
Estoy rendida. Por fin puedo sentarme a cenar. ¿Clarita ya se habrá
dormido?
-
Mmmm…me temo que todavía no porque…
-
(Desde los dormitorios) ¿Quién me ayuda a rezar hoy?
-
Miradas suplicantes hasta que el tercero de los varones se levanta y, en el
camino al dormitorio de su hermana, dice, protestando: ¿Quién le enseñó a
rezar a esta chica?
Cuando era chiquita siempre se iba a acostar antes que sus hermanos,
pero jamás se dormía si no rezaba antes. Esto demuestra que otro elemento
importante en la educación que recibió fue la formación a los valores religiosos, la
comunicación de la fe, el encuentro con Dios a través de la oración cotidiana. Esto
valores los respira principalmente en su familia, pero los refuerza en la educación
religiosa que recibe en el colegio y, especialmente, al prepararse para los
sacramentos de la Eucaristía, Confirmación y Reconciliación.
Vivió su fe con mucha intensidad y muy interiormente. […] Confiaba en
Dios, rezaba diariamente, costumbre que adquirió de muy chica. Recuerdo
que cuando era bien pequeña me pedía cada noche rezar en su cama
antes de dormirse. (Su hermano Juan)
Su fe fue notoria, al igual que otro de mis hermanos. Algo que siempre
destaqué en ellos dos. Confiaba plenamente en Dios, porque nuestros
padres supieron mostrarnos cuán importante era tener Fe en Él. (Su
hermano Agustín)
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Desde chiquita fue una chica muy religiosa que rezaba y confiaba en Dios.
(Su hermano Diego)
El 19 de octubre de 1985, a los siete años, Clara recibe a Jesús en la Eucaristía
por primera vez de manos de Mons. Aguer. En el libro, bajo el título “Mis
promesas” escribe con letra infantil: Y en este día feliz renuevo también mis
promesas del Bautismo…Sí, renunció, para decirlo yo misma, con mi voz y mi
boca; ya no lo tienen que decir mis padrinos, ni padres, ni primos. Yo lo tengo que
decir con mi propia boca.
Clara recibe el sacramento de la Confirmación el 25 de agosto de 1990 en el
Colegio Don Jaime.
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Hola, Diario
-Mami: ¿Qué escribís en esos cuadernos todos los días?
-Nada de especial, Clarita. Sólo las cosas que voy viviendo a diario, y algunos
recados, para no olvidarme de hacerlos; a veces también escribo lo que pienso y
siento, como si al escribir hablara conmigo misma; otras veces les escribo cosas a
Dios…
-¿Sabés? A mi también me gustaría tener un diario. ¿Qué te parece?
Efectivamente. Clarita hereda de su madre la costumbre de escribir y relatar
en un cuaderno o una agenda lo que va viviendo. El primero que se conserva es
de 1988. Sin colocar fechas, parecen significar un espacio de creatividad artística:
llenos de dibujos, chistes pegados, papeles de chocolatines que le regalan y
conserva como recuerdo, el nombre y la descripción de sus amigas, sus estados
de ánimo, el intercambio de mensajes con sus compañeras de colegio, las fechas
de sus cumpleaños, algún dibujo de sus sobrinos, etc. Todo lleno de mucho color,
demostrando una personalidad extrovertida, alegre, expansiva, vivaz.
Los escritos de los cuadernos que cubren los años 1988 hasta 1990, en que
concluye la escuela primaria no presentan textos significativos. Más bien resaltan
la normalidad de su vida, su espontaneidad y lo sana que era. Como toda chica de
su edad, demuestra ser muy sensible al afecto de sus amigas, a las que es capaz
de describir con virtudes y defectos. Por ejemplo, en 1990 escribe:
P., buena, simpática, cariñosa, rebancable; P., buena, cariñosa, carácter
bueno (a veces); M., divina, monísima, re simpática, re sincera; E., tímida, buena,
carácter más malo que bueno, pero me la banco; C., divina, re buena, re
simpática, sincera y re buena compañera; L., carácter bárbaro, re buena
compañera, sincera y re simpática. M., buena, más o menos simpática, no muy
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buen carácter pero me la banco; M., divina, sincera, re buen carácter, simpática,
humilde y re buena alumna y compañera; C., buena, mona, simpática, agrandada,
sarpada, pero me la re banco; R., insoportable, se cree mil, pero me la banco.
Esta descripción aparentemente banal de sus amigas denota no sólo su
capacidad de relacionarse con tantas personas sino también de cultivar las
amistades. La expresión típicamente juvenil “pero me la banco” con la que cierra la
descripción de los defectos de algunas de ellas, la demuestran abierta a aceptar a
los demás como son, inclusive con sus defectos, precisamente porque es capaz
de valorar más bien sus virtudes.
En los diarios de esta época llega a expresar algo referido a su relación con
los chicos. Es la edad de los primeros enamoramientos. A los 11 años confiesa
que en los primeros años de primaria siempre le gustó algún chico, pero que en
ese momento no:
Como podrán ver, yo, Clara, no gusto de nadie, ya tengo 11 años. Primero
me gustaba (en 1er. Grado) M. G., después en 2º Manuel C., en 3º y en 4º T.C. Y
en 5º y en 6º nadie. A veces me pongo a pensar si me gusta alguien pero NO
nadie, no hay caso, no hay ninguno, bueno, pero prometo que cuando me guste
alguien lo voy a escribir acá.
En el Diario de 1990, cuando cursa 7º grado, en cambio, confiesa que está
enamorada de un chico. Como en los enamoramientos típicos de esa edad, no
pasa de ser un sueño, una fantasía sana e infantil:
El otro día encontré el amor de mi vida que se llama Manuel L.: es petiso
(más o menos), rubio, ojos verdes, ni flaco ni gordo y muy tímido: por
primera vez encontré al más lindo, bah, no es muy lindo, no sé cómo
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explicarlo, pero ¡me copa! Paulina le quiere regalar algo de parte mía. Y
digo que no quiero que sepa, pero si le regala a mí no me importa. […]
(8/10) Hola Diario; Te empiezo contando que me copa un chico que se
llama MANUEL L. (ÍDOLO). Hoy estaba esperando a que saliera, estaba
con Eugenia B. Y por ahí me dijo: Ahí está, ahí está. Le dije que se callara,
después se dio vuelta y me miró. Ugue me dijo: Te miró, Clara, te miró. Yo
le dije: Sí, ya sé, pero no lo grites. Así que estoy re contenta por que TAL
VEZ (ojalá) está atrás mío. Lo único que me interesa es que me siga
mirando así lo conozco MÁS. Lo ¡RE QUIERO! ¡ME COPA! […]
(11/10/90) Hola diario: Hoy venía al colegio, estaba lloviendo, me lo crucé a
Manuel L. Y me miró, yo lo miré y se puso a mirar su reloj y no pude reírme,
pero ayer volvía caminando del colegio y venía el hermano atrás que me
fue gritando: Clara, Clara todo el camino hasta llegar a la casa. Cruzó
rápido y lo fue a llamar a Manuel, se bajó la barrera, tuve que esperar a que
pase el tren. Mientras esperaba Carlitos, el hermano, fue a llamar a Manuel,
y me miraba mientras que esperaba. Me copa, me vuelve loca. Lo ¡RE
QUIERO! Espero que me deje de gustar antes de que me vaya a Bs. As.
Evolutivo de Clara: su entrada en la adolescencia. Así lo relata su madre:
Todo cambió el día que resolvimos irnos a vivir a Buenos Aires. Allí me di
cuenta que Clarita había crecido una tarde que me dijo: “Mamá, me voy a
comprar una remera.” Y en vez de decirme: “¿Me acompañás?”, me dijo:
“Voy con mis amigas a un Shopping y vuelvo a las 7.”
Casi me puse a llorar.
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Providencialmente, se acababa de inaugurar un Colegio nuevo, católico,
llamado “Los Robles” y Clarita entró a 1er. Año con la primer camada de chicas de
ese Colegio, en el año 1991. Frente a este cambio, Clarita oculta su tristeza al
tener que irse de Bella Vista con tal de no preocupar a sus padres que veían en
esta mudanza algo muy positivo para su crecimiento. Una vez más, confía en
ellos, aunque le cueste.
A pesar de todo, Clarita demuestra que es capaz de volver a empezar:
rápidamente estrecha lazos con sus compañeras formando un lindísimo nuevo
grupo de amigas, las que, pocos años más tarde la acompañaron hasta sus
últimas horas.
Su capacidad de adaptación y su alto grado de sociabilidad le permiten
acomodarse sin dificultades ante la nueva situación. Estudiaba mucho y, al ser tan
responsable, como siempre, no necesitaba que nadie le dijera nada con respecto
a que estudiara o madrugara. Nunca en sus cuatro años de colegio hubo que
despertarla por la mañana. Su despertador sonaba todas las mañanas a las 6.45
hs., saltaba de su cama, se vestía, desayunaba y partía a tomar un colectivo.
Muchas veces su madre la miraba ir desde el balcón del departamento y la
saludaba. Ella misma cuenta:
Era muy estudiosa y por las noches eran las once y ella seguía con la luz
prendida y nosotros, que teníamos el dormitorio al lado del de ella le decíamos:
Clari, es tarde y tenés que madrugar. Ya termino, decía ella y un ratito después
apagaba la luz. (Testimonio de su mamá)
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Mi modelo de vida
-¡Mamina, mamina!
-Clari, entiendo que estés tan contenta, ¡pero con esos pellizcos finitos me hacés
doler!
-Pero mamina, ¡es porque te quiero!
Durante este nuevo período de su vida, Clara continúa con la costumbre de
escribir en cuadernos y agendas lo que va viviendo cada día. La lectura ordenada
de sus diarios nos permite descubrir, por un lado, la evolución de su personalidad,
los cambios de sus intereses y puntos de vista, el crecimiento psicológico y
espiritual. En todos ellos, sin embargo, aparece una constante: el amor que Clara
recibe de su familia y el afecto profundo que siente por sus padres, sus hermanos,
abuelos, cuñadas y sobrinos.
Cuando se acostaba antes que sus padres, los llamaba para que fueran a
darle las buenas noches; cuando se agachaban para besarla ella les pasaba sus
brazos por el cuello y los retenía besándolos y diciendo: “Un ratito más…”,
permaneciendo abrazada. Era muy cariñosa con toda la familia.
A pesar de estar en esa edad en la que los adolescentes prefieren la
compañía de sus pares, ella disfruta enormemente de las reuniones familiares los
fines de semana, de las vacaciones todos juntos, de las celebraciones de los
cumpleaños y otras fechas importantes, pero también de la participación de la
misa dominical en familia. Al igual que durante su infancia, aunque crece en una
familia acomodada, ser la mas chica y la única mujer después de cinco hermanos
varones, no expresa reclamos, caprichos o exigencias de ningún tipo. Siempre
habla de sus padres y hermanos con afecto.
En algún momento llega a decir que su familia es su modelo de vida. De
hecho, en los propósitos y proyectos que se propone para la vida, está el de
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formar una familia católica, donde se sigan los principios religiosos en los que ella
fue educada. Cabe notar aquí que la formación religiosa de Clara no es delegada
a la que pueda recibir en el colegio; mas bien las bases de la misma han sido
puesta y fortalecidas en el ámbito de su propia familia y el colegio servirá a
completarla y enriquecerla. Ella misma escribe en su cuaderno de apuntes del
retiro que hace en 1994, el último antes de morir:
Mi ideal en la vida: Formar una familia perfecta y tener hijos súper católicos
y sanos. […] El motivo principal de mi vida es formar una familia católica.
[…] Quiero recibirme de algo, casarme, tener hijos y educarlos bien tanto
en la parte de religión como para la vida.
Es realmente muy fuerte la conciencia del amor que recibe de su familia y
de que ese amor le permite experimentar más claramente el amor de Dios. Con
respecto a esto, es particularmente iluminadora la hoja suelta que escribe a sus
padres el 28 de marzo de 1994. Tiene 15 años y con marcadores de diferentes
colores les dice:
Papilines:
A pesar de que a veces los desilusiono con algunas cosas quiero que
sepan que no me cambiaria por nada del mundo y que estoy viviendo los mejores
momentos de mi vida. Realmente la familia y amistades que tengo son para estar
feliz siempre. Todo se lo debo a ustedes y a Dios, ya que lo único que hice fue
nacer en el lugar donde nací. Quiero que sepan que los QUIERO MUCHISIMO A
LOS 2 y que siempre voy a estar a su lado para cuidarlos y guiarlos igual que
como lo hicieron ustedes conmigo. Las palabras son pocas para demostrar lo
agradecida que estoy y los hechos también. Como todo ser humano, tengo mis
defectos y debilidades. Ayúdenme a eliminarlas.
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LOS QUIERO UN MONTON. Gracias por todo MIS PAPILINES!!!
Su única hijita.
En sus diarios sólo en tres oportunidades hace referencia a alguna
discusión con su mama o con sus padres, pero no se explaya demasiado. De
todos modos, se trata de hechos muy puntuales y que no afectan ni cambian su
relación familiar. Más bien parecen ser los inevitables conflictos que sufre todo
adolescente al ir dejando la infancia y cambiar, por ello, el tipo de relación que
puede tener con sus padres.
Sin embargo, en ningún momento hay expresiones de rebeldía o
desobediencia. Comparte mucho tiempo con su madre, es disponible a ayudar en
casa: cocina, cose, es disponible aunque se reconozca un poco vaga, como ella
misma dice. En efecto, a pesar del proceso en que va independizándose de su
madre, sigue muy vinculada a ella, aunque de un modo diferente, más maduro y
autónomo.
Su madre cuenta:
En esa época también cambio el valor monetario argentino y ella me hacia
las cuentas y me explicaba. Como yo iba perdiendo la vista por vejez yo le
decía que ella era mis ojos, entonces ella juntaba las monedas para el
colectivo y lo pagaba por mi; cuando algo se me caía al suelo y yo no lo
veía, le pedía: Clari, tus ojos, venia rápido y me lo encontraba. Es el DIA de
hoy que pierdo algo y le rezo a Clarita y de inmediato aparece lo perdido.
Era también mi aliada. Como éramos solo dos mujeres frente a seis
varones ella siempre me defendía y daba la razón. […]
En nuestro último verano con ella salía con sus amigas y paseaban. […] El
atardecer era, a veces, el momento en que salíamos a pasear juntas.
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Entrábamos a tiendas de chucherías y ella se pasaba largo rato gozando y
estudiando cada calcomanía, lapicera, juego o reloj que eran su pasión. […]
Otras veces íbamos a una feria artesanal donde pasábamos el tiempo
mirando y divirtiéndonos. Fuimos algunas veces con ella al cine y otras
veces comimos en familia todos. Todavía recuerdo el DIA que volvimos a
Buenos Aires en barco y Clari me dijo: Mamá, sentate conmigo; reserva los
asientos mientras compro algo para comer…
Esta estrecha unión familiar hace que se ponga triste cuando sus hermanos
se casan y se van a vivir con sus esposas o cuando uno de ellos se va a vivir solo.
Por este motivo, cuando cada fin de semana toda la familia logra reunirse en la
casa de Bella Vista, para ella es una fiesta.
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El tesoro de la amistad
-Vicky, vos siempre vas a ser mi amiga, hasta en el cielo.
- Vos también, Chu.
-¿Dale que te senitas al lado mió en el cielo? La que llega primero reserva el lugar
de la otra.
-Dale…
El amor que recibe en abundancia en el ámbito de su familia la hace una
persona capaz de relacionarse y establecer lazos afectivos intensamente vividos.
Por eso una de las cosas que más me llaman la atención en sus escritos es la
cantidad de amigas que tiene y la importancia que da a esas relaciones. Si bien,
como vimos, e n sus diarios de la escuela primaria describe a cada una de sus
compañeras aun en sus aspectos mas negativos, en los diarios de la escuela
secundaria no tiene ese mismo nivel de expresión. Al cambiar de ciudad y de
colegio, forma un nuevo grupo de amigas con las que comparte no solo el ámbito
escolar sino también gran parte de su tiempo libre, los fines de semana, las
vacaciones y algunos viajes.
Disfruta de su compañía y valora mucho la posibilidad de divertirse con
ellas. Con sus amigas va al cine, sale a tomar algo, organiza picnics, festeja los
cumpleaños, se junta a tomar el te. Esto, sin embargo, no la aleja de su familia, ni,
ni obstaculiza la relación con otros miembros de la familia o amigos de sus padres.
Después de Dios y su familia están sus amistades. He aquí los recuerdos que
guardan de ella algunas de sus mejores amigas de este periodo de su vida:
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Los recuerdos que tengo al lado de ella son muchísimas. Como buenas
amigas de la adolescencia pasamos mucho tiempo juntas, en el colegio y
fuera de el. Muchas son las impresiones que Clara dejo en mí; tenía una
gran capacidad de liderazgo. Creo que la mayoría de las chicas, más o
menos amigas, la querían; ella podía encontrar algo en común con cada
una. Creo que en principio Clara te daba un lugar dentro de su espacio, no
tenia miedo en corregirte cuando lo consideraba necesario, pero eso no te
distanciaba de ella; tenía un carácter importante, con mucha personalidad,
arrasador seria la palabra. Eso provocaba que estuviera a la cabeza tanto
de líos que se armaban en el aula como de las cruzadas (rezos de Rosario,
peregrinaciones, misas de 1º viernes).
A su vez era muy reservada para sus cosas personales. Yo pude
acercarme hasta el último año de su vida a ese mundo interior, donde los
conflictos pasaban mayormente por la relación con su madre, como buena
adolescente. Para ella tenia mucho peso el “honraras padre y madre”, pero
a su vez entraba en conflicto con sus propios deseos. Creo que sufría
mucho la dificultad de elegir que era lo mejor, porque si era algo que tenia
era el deseo profundo de hacer lo mas perfecto, según la Voluntad de Dios,
hasta en los mas mínimos detalles.
Compartíamos muchas conversaciones sobre la importancia de la familia, la
actual, y como pensábamos que seria en el futuro. Había una clara
conciencia de que lo que fuéramos hoy dependía la persona que íbamos a
ser en el futuro.
Con esa referencia todo tomaba una gravedad especial.
En Clara había una gran inquietud por los demás, era quien nos motivaba
para integrar a las chicas del año que no tenían amigas. De echo, en una
época se proponía prestarle atención a una por semana o DIA, no me
acuerdo; nos incluía en esas cruzadas. Y puedo decir que nos dio la
posibilidad de conocer a otras personas a las cuales no nos hubiéramos
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acercado. Creo que tenia mucha conciencia del valor de la persona, aunque
su carácter podía resultar en contra de esto cuando reaccionaba
impositivamente; su seguridad en lo que hacia podía llevarla a atropellar a
otros. Amaba a los suyos con especial cuidado, teniendo en cuenta como
no lastimarlos, sus deseos. Con sus amigas era exigente, porque quería
sacar lo mejor. Siempre cuento algo que me dio ganas de pegarle, pero que
implica ese fan por sacar lo mejor de los otros. Yo me caracterizo por mi
ansiedad; entonces en clase me dijo (una o mas veces, no me acuerdo) que
tenia algo para contarme. Yo me di vuelta dispuesta a escuchar
atentamente; entonces ella me dijo que esperara hasta el recreo por que
tenía que aprender a ser más paciente. En ese momento tome conciencia
de mi carácter ansioso, aunque creo que debo haberle molestado hasta el
final de la hora para escuchar lo que tenia que contarme.
Clara, como repetí mucho, era líder. Marcaba el paso. Tenía amigos de
todas las edades, lo que se noto los días de su internación. Había desde
dos años más chicos hasta dos años más grandes alumnos del colegio que
la querían. De hecho creo que no había ninguna de nuestras compañeras
que no tuviera un lazo con ella. (Testimonio de su amiga María Agustina
Punte)
Chu y yo nos conocimos en 1er. Año del colegio Los Robles en 1991.
Desde entonces somos amigas.
Era una amiga especial, ella era especial. Tenia mucho carácter, cabeza
dura, pero lo que se proponía lo lograba, con espíritu de líder, dulce, muy
dulce y algunas veces un poco brusca, por haber crecido con cinco
hermanos varones…
Chu era muy respetuosa de lo religioso y lo familiar, para ella lo primero era
la familia, amaba con locura a su padre, a todos; con cada uno tenia una
relación diferente; le encantaba estar con sus sobrinos, y me tenia al tanto
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de todo lo que pasaba. Era muy reservada, les costaba mucho abrirse en
sus cosas íntimas. Era muy rígida con los valores en los que creía.
Era muy sociable, se llevaba bien con casi todas las compañeras del año.
Le gustaba ser centro, pero no seguía al ganado, sabia perfecto lo que
quería; era una chica muy normal, que, por eso, también cometía errores.
Es mas, le divertía hacer alguna “travesura” de vez en cuando.
También
era
muy
divertida,
llena
de
vida,
haciendo
chistes
permanentemente y desarrollando actividades distintas todo el tiempo.
La verdad es que Chu era una chica muy especial, querible y accesible, con
muy buen corazón, sin maldad, solidaria, simple y buena amiga; una buena
persona que conocía a la perfección sus limitaciones. (Testimonio de su
amiga Vicky Jaeggli)
Era fugaz, como una luz que pasaba fuerte y dejaba la marca. Pura
energía, corría por las escaleras del colegio, dando pellizcotes. El DIA que
se corto el pelo corto, se puso la capucha para que no le dijeran nada. No le
gustaba nada ponerse la ropa que su madre le hacia poner, cuando había
algo que organizar ella estaba a la cabeza y si no lo estaba desde un
principio de alguna forma iba a llegar a tomar las riendas.
Tenía una mirada especial, era como melancólica, no triste, no es lo mismo.
Los cachetes le sonreían, era una líder nata, súper competitiva y
perseverante. Se relacionaba con todo el mundo, en cualquier ambiente y
es por eso que cuando enfermó tanta gente llegaba cada tarde al sanatorio;
era impresionante, movía montañas. Tenía hormigas en la cola. Era supe
reservada con sus cosas, su vida interior, sus pensamientos, sus
sentimientos. Era capaz de acumular y un DIA terminar llorando de rabia de
tanto aguantar.
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Me acuerdo un DIA, era viernes y me había invitado a su casa de Bella
Vista a pasar el fin de semana, yo estaba en casa preparando las cosas y
me llamo llorando, era tan raro que Chu llorara, me preocupe y como no
quería decirme nada, solo puede sacarle que se había peleado con Clara
madre; cargue la mochila y me fui a su casa. Por supuesto, cuando llegue
estaba radiante, como si nada hubiera pasado. Era raro verla o sentirla
débil.
Un fin de semana del mismo año, 2º del colegio creo, nos fuimos a Bella
Vista, con otras amigas. Chu siempre estaba llena de energía y por eso
siempre insistía para que jugáramos a algo. Ese mismo fin de semana, nos
habíamos repartido los cuartos para dormir. Me acuerdo haberme
despertado porque Chu me estaba arrancando las sabanas, axial que ahí
empezó la lucha, el tironeo de sabanas y el tratar de sacarle las de ella, era
una forma divertida de despertarnos. Otro fin de semana, en invierno,
termine en la pileta vestida y no dudo que haya sido su idea.
Era una persona muy frontal con nosotras, si tenia algo que decirte lo hacia,
era apasionada. La verdad es que conmigo era una gran amiga, en esa
edad en la que uno, además de ser reservado, no hablaba de todo con todo
el mundo. No hablábamos de sexo como se hace ahora, hablábamos de
chicos, les poníamos sobrenombres y cada una tenía el suyo. Cruzarlos en
el pasillo del colegio nos ponía nervioso y si encima nos hablaban,
estábamos en las nubes. Nos gustaba hablar de los chicos más grandes;
por eso el año que se fue nuestro cuarto año fue realmente aburrido por no
tener de quien hablar.
Un día estábamos Chu y yo en el patio del colegio, recreo largo, mixto.
Estaba ese grupete de chicos que nos gustaban, no pensábamos nunca en
que fuese a pasar algo, pero nos entretenían. Bueno, uno del grupete era el
que me gustaba a mi; con Chu nos miramos y enseguida nos entendimos,
axial que nos propusimos mirarlo, pero sin apartarle un segundo la mirada.
Él siempre supo que estábamos pendientes de sus movimientos y, como a
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cualquier persona, le divertía; pero ese DIA lo miramos tanto que, después
de un rato en que le divertía la idea se puso nervioso y termino enojándose
con nosotras, porque encima todas las chicas miraban la escena desde
afuera: Chu y yo habíamos logrado el cometido de ponerlo nervioso y no
nos importaba ser obvias; aunque después nos dio un poco de pena, había
sido divertida nuestra aventura.
Era en primer año cuando el colegio era chico todavía, que al profesor de
Historia, que era un ángel, se le ocurrió, motivar la clase o traer algo
entretenido para hacer relacionado con el tema. Así que decidió que
trajéramos jabones para hacer puntas de flecha. La actividad concluyó
luego de que cada una empezó a tirar los sobrantes de jabón dentro de la
camisa de la compañera de adelante, fue un caos, guerra de jabón,
patinadas sobre el piso de madera enjabonado, por supuesto que nos
retaron y nos hicieron sacar el jabón del piso, pero fue divertido, ese tipo de
cosas a Chu también le divertían.
Me acuerdo de un día que cumplía meses con mi primer novio y me hizo un
babero enorme de cartón gigante por que decía que estaba embobada.
Tenía esas cosas.
Nos juntábamos a tomar el te, y devorábamos, un poco de todo, cada una
con sus gustos. Esas solían ser nuestras reuniones mas frecuentes.
Su cuarto siempre estaba impecable, súper ordenado y no había
superoblación de ningún tipo (excesos de cosas guardadas) por lo menos
eso parecía. (Testimonio de su amiga María Agustina Resta).
Creo que no te podes dar idea de lo mucho que te extraño; tu muerte me
causo mucho dolor, y si te soy sincera, a veces tengo la necesidad de verte,
axial que siempre lo que trato de hacer es recordarte dentro de la clase, por
que sin duda alguna siempre te hacías notar, bien sea por tus chistes, risas,
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o a veces por organizar todo lo que necesitábamos para recaudar fondos
para el viaje; ¡como trabajabas! Nunca ninguna de nosotras pudo tomar esa
responsabilidad; somos tan complicadas y no tenemos esa virtud tuya de
hacernos escuchar; era eso: vos te hacías escuchar y nosotras solo
respondíamos. ¡Cómo te admiré! Creo que nunca pude llegar a ser tan
organizada como vos. Tenías muchas cualidades; creo que siempre te
gustaba ir directo con las cosas, sin rodeos, y cuando no te gustaba algo,
nadie podía hacerte cambiar de opinión; cuando se te metía una idea nadie
podía sacártela de la cabeza. (Testimonio anónimo de una compañera de
curso)
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También la recuerdan algunas de las docentes del Colegio:
Conocí a Clara Segura en marzo de 1991, cuando ingreso en el Colegio
Los Robles. Ese año comenzaron los tres primeros cursos de mujeres del
Colegio. Clara empezaba su primer año.
Desde un primer momento me llamó la atención su personalidad: sabía lo
que quería (aun con sus trece años), era muy alegre y no pasaba
desapercibida, estuviera donde estuviera.
Con el paso del tiempo – compartimos cuatro años en el Colegio, y digo
“compartimos” porque aunque yo era la Directora de Orientación, siempre
estuvimos muy en contacto- fui descubriendo muchos aspectos de su forma
de ser, que se afianzaron con los años.
Siempre me llamo la atención su gran preocupación por la verdad. No le
gustaban las medias tintas. Las cosas eran o eran, no le gustaba para nada
que se anduviera con vueltas. Le gustaban las definiciones.
No se contentaba con respuestas vagas. Recuerdo mas de una vez en que
la veía aparecer por mi despacho para preguntarme el porque de alguna
decisión y sentía la necesidad de dar respuestas “bien pensadas”. Con ella
no se podía argumentar cualquier cosa. Cuando se identificaba con una
causa, la peleaba con todas sus energías, sin importar el “que dirán” o que
aspecto estuviera o no de moda.
Clara siempre fue muy divertida, alegre, pero con una alegría sana y
profunda. Tenía muchísimas iniciativas y una capacidad de organización
muy grande. Movilizaba a todas sus compañeras, era una líder natural. A
quinto año sin ella le faltó mucho más que una compañera, le faltó parte de
su alma.
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Recuerdo que en el viaje de estudios de 4º año ella propuso varias ideas
para hacer, con las que se divirtieron mucho. Bastaba que ella propusiera
algo para que el resto la siguiera.
Clara sabía querer a sus amigas en el sentido más pleno de la palabra.
Quería que fueran mejores de lo que eran. Cuando veía que alguna se
equivocaba en sus actitudes o en lo que fuera, se lo decía de frente. Sé que
esto le causo una pelea con alguna de sus compañeras, pero no quería con
sus silencios hacerse cómplice de un error.
Tenia un profundo sentido de la justicia y no le gustaba que se
aprovecharan de la condición de “ser un profesor o una autoridad” para
actuar sin fundamentos. No le preocupaba cuestionar a quien fuera si
consideraba que los hechos no habían sido correctos. […]
Clara era una chica normal, intensa, plena, en la que convivían una
profunda humanidad y una sólida vida interior. Creo que eso es lo que la
había atrayente para el resto, el verla como una chica de su edad pero con
ideas y principios muy sólidos y trascendentes. (Testimonio de la Directora
de Orientación del Colegio “Los Robles”, Graciela Roldán)
Yo creo que las chicas, por un lado, tenían una relación de amistad
lindísima, porque era un grupo de amigas espectacular, son bárbaras. Pero
yo creo que ninguna de ellas lograba llegar a lo profundo de Clara por una
cuestión de madurez, era como que siempre estaba un escalón más arriba
del resto. Sin alejarse por eso de las chicas, compartiendo porque eran
intimas amigas, pero era como que Clara estaba más allá.
Algo que me sorprendía de Clara era la claridad de sus principios, sobre
ciertas
cosas
que
no podía transigir. Ella estaba
absolutamente
compenetrada con esos principios, entonces, para ella toda una serie de
discusiones que plantean las chicas, de si esto o lo otro, para ella no tenia
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lugar porque las cosas eran así. Y si Dios las había dispuesto así era
porque estaba bien y punto. Yo, entonces, la cargaba y la frenaba porque el
resto necesitaba todo otro camino mucho mas largo para llegar
exactamente al mismo lugar. Pero ella lo tenia claro de entrada. Y las
chicas la escuchaban muchísimo, porque es muy distinto que lo diga la
catequista a que lo diga una amiga de ellas. Ella decía: Esto es así y
nosotras tenemos que vivir esto y nuestra vida cristiana tiene que ser de tal
forma. Lo decía con tanta claridad y tanta precisión que las chicas la
escuchaban muchísimo.
El colegio había empezado a ayudar a una escuelita de Entre Ríos,
entonces se organizaban campañas y cada semana se llevaban cosas
distintas. La que organizaba eso era Clara. A mi me impresionaba porque
tenía registrado desde el ultimo par de zapatillas para chiquitos hasta no sé
cuántas latas de tomates había, y organizaba la distribución. Y era gracioso,
porque yo me acuerdo que estaba en el comedor del Colegio metiendo
cosas y todos íbamos y le preguntábamos a Clara: ¿Dónde van los
juguetes? Y ella me decía en qué bolsa tenia que ponerlo. A veces me
encontraba una cosa medio rota y le preguntaba: Clara, ¿esto va también?
Y ella me respondía que no, que primero había que mandarlo a arreglar.
Tenía una gran capacidad de organizar, de liderar, plenamente aceptada
por el resto de las chicas, como una autoridad natural. Las chicas
necesitaban apoyarse en alguien así.
Yo cuando hablaban con Clara tenía la sensación de estar hablando con
una amiga mía. Nos íbamos a una salita que hay en la entrada de “Los
Robles”, nos sentábamos en el sillón y se suponia que tenía que hacerle yo
la tutoría a ella, y empezábamos a charlar y a contarnos nuestras cosas.
Ella también me preguntaba a mí de mi vida, si me había puesto de novia, y
cómo me iba en mi trabajo en Tribunales, y después íbamos profundizando
cada vez más sobre distintas cosas. Y a mí me impresionó mucho la charla
que tuvimos con Clara después de la última vez que fuimos a San Nicolás
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en 4º año, en septiembre, unos meses antes de morir, que le cambió la
vida. No me contó demasiado, pero me dijo: Yo no te puedo explicar lo que
fue mi llegada cuando vi la Virgen. Y no me dijo nada más. Lo guardó para
ella y pertenecía al mundo de su intimidad. Pero me lo dijo de una manera
que todavía me estremece. ¿Tanto?, le pregunté. Y me dijo: Sí, increíble. Y
no me dijo nada más. (Testimonio de su tutora en el Colegio “Los Robles”,
Mariana Caruso)
Clara siempre fue la “distinta”. Cuando Clara murió todo 5º se vino abajo
porque tenía una capacidad de líder, de líder positivo muy grande y siempre
fue distinta también para nosotros, porque era distinta a todas; te creaba un
vínculo de unión muy profundo. Y sobre todo cuando, por ahí, nosotras que
somos más grandes, porque, quizás, cuando son personas como Clara,
entre que compañeras por ahí mucho no puede lograr hablar de cosas más
íntimas. Era muy difícil que entendieran la profundidad de Clara. Tenía otros
razonamientos. Yo creo que siempre tuvo claro cuál era su ideal. Tal vez
por eso, cuando vino al Cenáculo le quedaba chico, porque siempre tuvo
claro su ideal de toda la vida. Si su sueño era casarse porque era una
persona católica, no aspiraba a encontrar un hombre que la quisiera
solamente. Era tan fuerte su unión con Dios que su futuro marido tenía que
ser católico, porque Dios impregnaba todo su futuro, no sólo su pasado o su
presente. Todo lo que ella planeaba, todos sus sueños estaban
impregnados por Dios. Una de las cosas que ví en ella era que tenía muy
claro qué era lo más importante en su vida y cuál era su ideal. Y en su
acercamiento a las personas, lo que más quería ella era acercarlos a Dios.
Sin embargo, también era una chica normal como cualquiera. Estábamos
en 3º cuando hablábamos del pecado, tratando de explicarlo de tal manera
que las chicas lo entendieran. Entonces empezamos por la parte natural,
por qué esto es malo, etc. Y Clara, dándome la espalda, empieza a decirle
a las chicas cómo era el tema, pero en forma pasional: Esto es así, esto es
de esta manera, etc. Y claro, yo seguía dándole vueltas al asunto, para
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tratarlo con delicadeza. Entonces se da vuelta y me dice: Cecilia, aclará: o
es pecado o no es, ¡por qué hay que darle tantas vueltas?!. Yo me quedé
helada y me empecé a tentar, porque era tal la claridad de Clara que no
aceptaba que estuviera yo a medias tintas tratándolas de llevar a las chicas
gradualmente a la verdad. Ella lo tenían tan claro que le parecía hasta
mediocre que yo estuviera diciendo las cosas de a poquito. Como este
hecho hubo un montón.
Para dar la catequesis las habíamos dividido en dos grupos y yo estuve a
cargo del grupo de Clara. Éramos doce y entonces se podían tratar todos
los temas, hasta los más delicados, con mucha claridad y ella tenía todo
muy claro. El grupo la apoyaba plenamente. Pero cuando murió Clara, por
un mes no pude separarlas porque el vacío que dejó en su grupo era
demasiado grande e iba a ser muy fuerte la ausencia, muy dolorosa. Bueno,
era un grupo preparado para la presencia de Clara y también para su
muerte. Siempre fue un grupo muy especial. Por ejemplo, los chicos de 4º
empezaron a juntar plata para comprar huevos y harina para tirarle a los de
5º, los que fueron compañeros de Clara, como despedida del colegio.
Cuando los de 5º se enteraron les pidieron que no gastaran ese dinero y
que lo pusieran en el fondo que se estaba reuniendo para comprar comida
a los pobres. Si Clara hubiera estado, ella hubiera tomado la iniciativa en
esto. Por eso, esta reacción es la impronta que ha dejado Clara en el grupo.
Hoy me la imaginaba a Clarita diciendo: ¡No permitamos que se tiren
huevos y harina…! Era admirable esa pasión que ponía en todo lo que
hacía.
No solo era líder para las cosas espirituales y profundas. También era así
para organizar todo lo de “Tasmania”. Era también como muy del mundo.
Estaba muy bien plantada en la realidad. Era como cualquier chica de su
edad, pero con una profundidad muy distinta.
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Por eso logró un vínculo tan fuerte con nosotras, sus catequistas, porque
ciertos temas los podía hablar solo con nosotras. (Testimonio de la
coordinadora de catequesis del Colegio “Los Robles”, Cecilia Largerén)
Teniendo en cuenta su sensibilidad de mujer y la etapa de vida en la que se
encuentra, en sus Diarios nunca se encuentran expresiones de envidia, de celos o
de competencia hacia sus amigas; al contrario, se alegra de las cosas buenas que
se dan en sus vidas, como cuando se ponen de novias. Tampoco las critica, a
pesar de que una vez organizan una salida y a ella no la invitan; solo se limita a
mencionar el hecho, pero no emite ningún juicio de valor. Parece aceptarlas y
quererlas así como son, con sus virtudes y defectos, sin idealizarlas, pero tampoco
dejarse arrastrar por ellas.
Con respecto a esto es conmovedor lo que escribe en su cuaderno de
apuntes del Cenáculo de noviembre de 1992:
Por favor, Dios, te pido que ilumines a las chicas que no te sienten o que no
les dio frutos el retiro, no son conscientes de lo que se pierden; si querés
sécame un poco a mí, pero dejame la base, y dáselo a ellas, ya que yo lo
puedo volver a obtener…
No obstante su gran capacidad de socializar y de establecer vínculos
afectivos intensos y estables con sus amigas, expresa su dificultad para decir
siempre lo que piensa e inclusive se describe como con un caparazón que la
ayudar a protegerse.
En este sentido, durante el Cenáculo de septiembre de 1994- seis meses
antes de morir- al ser interpelada sobre el tema escribe que no tiene un/a mejor
amigo/a y que no le interesan demasiado sus amigas en ese momento de su vida
porque piensa completamente diferente de ellas:
Soy muy exigente, pero la verdad es que últimamente no me interesan
mucho mis amigas. […] Trato de comprenderlas en todo, aunque la mayoría
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de las veces me ensordezco ya que soy muy pero muy terca y cabeza dura,
además de opinar completamente distinto a ellas.
Es de notar que en ese retiro su opción religiosa será más fuerte y definida
y que, cada vez que se dirige a Dios lo hace como a un amigo. Da la impresión de
que con las amigas logra compartir muchas cosas importantes, pero que lo que a
ella le pasa y siente en lo más profundo de su corazón sólo logra “hablarlo” con
Dios. Evidentemente hay
algo que la aleja interiormente de sus amigas y la
acerca a Dios.
En un sentido más amplio, su personalidad la lleva a ejercer un liderazgo
natural sobre los demás, que viene reconocido cuando en el colegio es elegida por
sus compañeras para dirigir alguna actividad, ser secretaria del curso, o como
mejor compañera. Sobre este punto será importante tomar contacto con las cartas
de sus amigas que Clara conservó siempre con ella:
Clara se sentía tan comprometida con los principios cristianos que se
preocupaba por hacer que sus amigas también los vivieran. Por eso,
cuando veía que alguna de ellas se desviaba del camino, no dudaba en
enfrentarla y cuestionarla duramente sobre su conducta. (Testimonio de
Cecilia Largaren, su catequista en el Colegio “Los Robles”)
En su relación con los varones no se deja llevar por lo que hacen otras
chicas de su edad. En este sentido se comporta según sus propias convicciones,
aceptando lo que sus padres creen más oportuno para ella. A propósito de esto,
su madre cuenta:
Se fue acercando la edad en que algunas amigas comenzaron a salir con
chicos y como ella tenía 12 o 13 años, nosotros no queríamos todavía
dejarla integrarse a “la noche”. Entonces con mi marido resolvíamos la
época de veraneo viajando con ella a distintos lugares, lindos y divertidos
pero donde no hubiera la posibilidad de ese exceso de la vida nocturna. […]
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Y llegó, sin saberlo, nuestro último verano con ella. Ya que había cumplido
16 años, resolvimos que tenía edad como para que pudiéramos veranear
con ella en la playa de moda de los argentinos, Punta del Este, Uruguay,
cerca de Buenos Aires. Allí podría conocer más gente y por qué no, tal vez,
a su futuro marido. Alquilamos con Diego una casa lindísima en el bosque,
a tres cuadras del mar y allí nos trasladamos con los cinco hijos.
El primer contacto con los lugares de diversión para jóvenes lo vive al
ayudar a uno de sus hermanos con las matinées de la disco “Tazmania”.
Durante dos años el hermano menor de Clarita, que se ganaba unos pesos
como disc-jockey organizó fiestas con baile semanales para chicos de colegio, de
8 a 12 de la noche, en la zona de Recoleta. Clarita se convirtió en una pieza
importantísima de estos eventos (matinées). Era la que más entradas vendía y
ganaba un porcentaje sobre las ventas, con lo que redondeaba los $100
semanales. Ramón pasaba música, rodeado de sus amigos; su madre y una prima
atendían la barra de bebidas sin alcohol; un primo de Clarita era socio de Ramón y
atendía la boletería, y todas las amigas de ella iban cada viernes.
Con respecto a esta experiencia, su madre recuerda:
Y ahora me doy cuenta cómo la torturaba con sus vestimentas, pues la
moda adolescente era jeans y sweater negro.
Otro color parecía un sacrilegio. Pues tantas veces la hice cambiar antes de
salir y ella…¡me obedecía! A veces con lágrimas en los ojos, y yo no
aflojaba.
[…] Lo más increíble es que habiendo sido Clarita preciosa, era tímida. No
se daba cuenta lo dulce y linda que era. […]
Cuando terminábamos la matinée, después de medianoche, Clari me decía:
Mamá, nos vamos a comer algo con los chicos y chicas; y yo le preguntaba:
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¿Y quién te lleva de vuelta? No te preocupes, los chicos me acompañan.
Bueno, pórtense bien, le decía yo, y ella me contestaba: Pero mamá,
si
mis amigos son unos santos.
Le gustaba leer novelas, parece romántica, pero, como ya vimos más
arriba, en los Cenáculos expresa claramente el tipo de familia que quiere formar,
sobre todo en lo que se refiere a la fe.
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Gracias, Diosito
-Agus, no te olvides que la semana que viene empieza la Cuaresma…
-Sí, Chu, ya sé, tenemos que pensar en el sacrificio que vamos a hacer
durante esos cuarenta días…
-Pero no nos vamos a decir cuál es a ver si adivinamos, ¿dale?
-¡Dale!
A pesar de haber crecido en una familia acomodada y, por lo tanto no sufrir
ningún tipo de privaciones y tener la posibilidad de tener todo lo que desea,
en
ningún momento tiene aspiraciones que tengan que ver con lo material. Disfruta
de todo, pero no parece apegada a nada en particular, ni siquiera a
las
modas o a lo que dicta la mayoría.
Con respecto al uso del dinero, era una excelente administradora: hasta le
aconsejaba a su madre los precios de cosas baratas y buenas. Esta le daba todos
los lunes una “semanalidad” y Clarita con ese dinero debía atender a su necesidad
hasta la semana siguiente. Nunca le pidió un extra, ni un adelanto. Siempre tenía
su dinero y además se pagaba todos los útiles del Colegio: apuntes, libros,
fotocopias y hacía regalos de cumpleaños a todos cuando la fecha llegaba.
Uno de sus hermanos la describe de esta manera.
Clarita era ese tipo de mujer que domina sin proponérselo, por presencia,
por trayectoria. Si a todo lo dicho hasta acá se le agrega su belleza, la
conclusión es obvia: lejos de dejarse llevar por la moda, era la que imponía
el camino a seguir, sobre todo con el ejemplo. No la considero vanidosa, y
con respecto a la moda, por supuesto que le llegaba, pero ella procesaba y
adaptaba a sus principios y moralidad.
Una de sus amigas más íntimas, relata:
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Con las cosas era moderada, no tenía mucha ropa; de hecho no se
compraba ropa en general y se vestía sencilla. Me acuerdo de una
cosa: cuando venía cuaresma solíamos hacer cada una un sacrificio
que duraba los 40 días. Par del tema era no contarle a la otra qué era
lo que hacíamos, pero nos dedicábamos a adivinar. Creo que fue el
último año que ella había decidido no usar aritos; parece una pavada,
pero a mí me marcó mucho el sentido del verdadero sacrificio, que
implica renunciar a algo que para mí es importante, que esa renuncia
me educa en la sobriedad, además de ser un poco sin sentido sólo
para la gloria de Dios, que conoce qué significa eso para nosotros (el
resto no le da importancia). Ese mismo año, más adelante, me
regaló unos aros
que ella tenía, que le gustaban mucho y que yo
veía con amor desde que los había traído desde USA. Vale aclarar
que a Clara lo que más le gustaban eran sus aros.
Disfruta de las pequeñas cosas, de los gestos simples que reflejan el
afecto. Por ejemplo, entre las páginas de sus diarios conserva los envoltorios de
golosinas que le regalan como si eso fuera lo más importante, sólo porque los
recibió de alguien que ama.
Durante los viajes que realiza se maravilla de todo, pero nunca hace alarde
de lo que tiene. Al contrario, expresa una profunda gratitud por todo lo que recibe,
aunque sienta que no lo merece.
Al respecto, es interesante leer estas palabras suyas en el cuaderno del
Cenáculo de noviembre de 1993:
Querido Dios:
Sí, te escribo yo, tu hija. Dios no sé qué decir, no sé qué sentir, sólo que no
sé qué hice yo para merecer todo lo que me das y todo lo que me ofrecés.
(…) Yo de vez en cuando me quejo porque, no sé, me peleo con Mamá, o
me viste, o no me deja hacer alguna cosa insignificante. No me doy cuenta
que vos me diste: el don de la inteligencia, la fe, familia, amistades,
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posibilidades, salud, moral y un millón de cosas más sin contar con la salud
y la buena formación (ni sorda, ni muda, ni nada de eso). Creo Diosito que
no me puedo quejar de nada absolutamente, ya que tengo tanto más de lo
que debería…
Es sensible ante el dolor ajeno y no sólo en la oración pide por los que no
conoce, sino que también se compromete afectivamente a la hora de recoger
donativos y ayudas para una escuela pobre.
Una de sus educadoras, relata:
Se podía contar con ella para lo que fuera. Su capacidad de organización,
como mencionaba antes, la llevaba a estar atrás de las cosas y pasar
oculta. Nunca se la veía aparecer o mostrarse, le gustaba más hacer una
tarea callada pero eficaz.
Muchas veces a lo largo de los cuatro años vino a plantearme que teníamos
que organizar alguna actividad en función de los más necesitados: visitas a
hospitales o a asilos de ancianos.
Sabía adaptarse a las cosas más variadas: podía participar en la fiesta de
COAS y organizar una campaña para recolectar fondos para una escuela
de frontera que apadrinamos en Entre Ríos. Todo lo hacía con gran
intensidad y dedicación.
Es muy activa y emplea su tiempo como lo haría cualquier adolescente de
su edad: sale y se encuentra con sus amigas, va al cine, lee libros, ve
televisión y videos; sin embargo no descuida sus estudios, se aplica aun en
las materias que no le agradan o que son dadas en forma aburrida. Siempre
obtiene muy buenos resultados.
Con respecto a su cuerpo, Clara lo respeta y lo hace respetar. En sus
Diarios casi no habla de ropa y cuando hace referencia a algo que se compró no le
da demasiada importancia. De entre sus páginas aparece la imagen de una
adolescente más preocupada por las personas que por las cosas. Inclusive, en el
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Cenáculo de noviembre de 1992 llega a escribir que no le importa la apariencia
física, sino espiritual. Aun así, por ser golosa, tiende a engordar, pero sabe poner
límites a esto y cuidar su aspecto físico, sin ponerlo en el centro de sus
preocupaciones, como sería común en una chica de su edad. A propósito de esto,
su madre cuenta:
Clarita era increíblemente golosa y saboreaba los dulces con fruición, cosa
que le producía unos kilos de más que no le quedaban bien. Una vez a la
vuelta de estas vacaciones le dije: Clari, estás un poco gordita; me
interrumpió y me dijo: Sí mamá, ya sé, mañana empiezo un régimen y tengo
que bajar 6 kilos. Y así fue; a partir del día siguiente hijo su propia dieta,
comía de todo un poquito y así bajo sus 6 kilos.
Clarita es fuerte y es tal su capacidad de soportar el dolor, que nadie se
entera cuando está enferma. Da la impresión de que sufre más ante el dolor ajeno
que ante el propio. Ante las dificultades, no se desanima fácilmente y soporta los
sufrimientos y los límites sin rebelarse. Por ejemplo, durante una estadía en el
campo, un día de mucho frío, mientras sus amigas prefieren quedarse en la casa,
ella prefiere salir a andar a caballo para no perderse el paisaje. Los mismo sucede
ante los desafíos escolares, sea a la hora de estudiar que de asumir compromisos.
Era audaz y prudente a la ve z, fuerte y sensible al mismo tiempo. Una de sus
amigas relata:
Clara no reaccionaba a la ligera, sino que se caracterizaba por un ímpetu tal
que muchas veces actuaba de una manera que chocaba con los demás.
Era audaz y llevaba a los otros hacia el reto. Al lado de ella te daban ganas
de hacer las cosas. Por ejemplo, fue una de las primeras del grupo en ir
caminando a San Nicolás, cuando a nuestros ojos éramos muy chicas para
eso. Y la primera vez que fuimos a Luján, ella hizo todos los kilómetros,
mientras las demás hicimos la mitad. Como el cielo, iba en la delantera.
Sobre la aceptación que tiene de sí misma, especialmente en los cuadernos
de los Cenáculos dice con frecuencia que no se conoce demasiado, que no sabe
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bien quién es. Pero en realidad, a la hora de describirse lo hace bastante
minuciosamente. Tal vez el desconocimiento se refiera más bien a lo vocacional, a
lo que Dios le está pidiendo en su vida:
Necesito pensar más las cosas antes de hacerlas, reflexionarlas para no
herir a nadie. Pero al mismo tiempo dejarme llevar por mis impulsos.
Defectos: Cabezona, medio egoísta, poco paciente, vaga, orgullosa, no me
gusta confundirme ni que me corrijan.
Cualidades: Buena, cariñosa, trabajadora, estudiosa, responsable, voluntad
para algunas cosas pero me falta trabajarla día a día.
Principal rasgo de mi carácter: Feliz y buena, cariñosa, no sé si me amo,
pero me aprecio.
Tres momentos más felices: Charla con mamá la semana pasada, mi 14º
cumpleaños, mi noche del retiro de 2º año.
Tres momentos infelices: Muerte de mi abuelo Manolo, pelea entre mamá y
papá en Bella Vista (que creí que se separaban), peleas con mamá.
Peor desgracia: No contarle las cosas mías a mi familia.
Mejor libro: Scarlett, porque es romántica y me encanta como es ella, me
siento un poco identificada, mucho. Esa coraza de mujer fuerte pero interior
débil. […]
Mi ideal en la vida: Formar una familia perfecta y tener hijos súper católicos
y sanos.
Ocupación preferida: Cualquier cosa que sea contacto con chicos más
chicos (profesora). […]
Cualidad que prefiero en un hombre: varonil, católico y buen mozo,
trabajador, alto, fundamental: que me quiera.
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Cualidad que prefiero en una mujer: generosa, que te oiga, acompañante,
divertida y seria al mismo tiempo.
Lo que más aprecio en amigos: que me quieran como soy. […]
Valores más importantes: 1) Dios, 2) familia, 3) amigos, 4) prójimo,
5) enemigos.
Objetivo principal de mi vida: Formar una familia católica.
Dirección de mi vida: Dios. […]
En ese mismo Cenáculo, hace un examen de conciencia que concluye con
un pedido de perdón a Dios:
No presto mucha atención en misa. No reconozco mucho a Dios como mi
Padre, ni los demás a mí como su hija. No medito casi nada la Palabra de
Dios. Falta de tiempo reflexivo. No me pongo en el lugar de Cristo ante una
situación. Como por placer. No me abro mucho a las personas. Espero que
el otro se me acerque. No visito mucho a mis abuelas. Me falta paciencia.
Critico bastante. Tengo enemistad con alguien. Por mis criticas hice pecar a
otros. PERDÓN DIOS!
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Una catequista…
desde el cielo
En sus diarios encontrábamos sólo menciones a la práctica religiosa de
Clara: participa con gusto de la misa de todos los domingos junto a su familia, aun
cuando está de viaje o de vacaciones; se confiesa regularmente, al menos una
vez por mes; reza el Vía Crucis durante la Cuaresma; va caminando a Luján y a
San Nicolás; lee las lecturas o alguna oración suya en las misas del Colegio; dirige
algún grupo de reflexión una vigilia de Pentecostés.
Una de sus mejores amigas, cuenta:
Clara creía firmemente en todas las verdades de fe reveladas, vivió con
pasión estas verdades, sabiendo que sólo se podía vivir según las
enseñanzas de Jesús y que ese era el camino a seguir. Rezaba sobre todo
con una especial devoción a la Virgen.
Esperaba con ansias encontrarse con Jesús después de la muerte, y por
eso buscaba vivir de tal manera que pudiera llegar a las moradas que Él
nos tiene reservadas.
Es muy difícil para mí recordar conversaciones puntuales, vivir en Cristo,
para alcanzar algún día la Vida Eterna motivadas por el amor que sabíamos
que Dios nos tenía era algo que estaba en el aire, como un supuesto que
nos impulsaba a querer se de Jesús. […] Consideraba a la Iglesia como su
familia, era obediente ante los mandatos de la Iglesia, porque respetaba la
autoridad de la Iglesia al reconocer la sabiduría de la misma. Creo que
formaba parte de ese profundo sentido del respeto al mandamiento de
“Honrar Padre y Madre”.
[…] La conversación rondó sobre el deporte que no iba a poder hacer y
arreglamos cómo íbamos a hacer para no atrasarnos en el seminario de
Catequesis que queríamos empezar juntas. De hecho, el año anterior (4º)
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no nos habían dejado por que éramos muy chicas, así que ese era
nuestro proyecto para 5º, y nuestra última conversación rondó en ver cómo
íbamos a lograrlo juntas.
[…] Para nosotras era más que muy importante prepararnos para ser
catequistas. […] Clara vivió una búsqueda de la Santidad en lo ordinario.
Una de las cosas que más me llaman la atención en Clarita es ver esa
conjunción entre madurez humana y madurez espiritual. No obstante el caudal de
talentos que poseía, trataba de no sobresalir; aun comprometiéndose en primera
persona, buscaba desaparecer a la hora de los aplausos; siendo una líder natural
para sus compañeras, estaba dispuesta a ocupar el último lugar. A este propósito,
es particularmente iluminador el testimonio de una de sus educadoras en la fe:
Yo soy coordinadora de la catequesis del Colegio y la tenía a Clara como mi
segunda. Trato de hacerlas muy protagonistas a las chicas. Entonces, hay
que planear la peregrinación a Luján; entonces le hablo a las chicas y ellas
se organizan, y yo observo y oriento, porque queremos enseñarles a que
ellas hagan las cosas. Bueno, vinieron muchas peregrinaciones a Luján, y
Clarita era la que mejor organizaba y exigía a los demás, con todo
organizado y prolijo. Entonces un día viene y se me acerca con esa cara
con la que me daba cuenta que le estaba pasando algo y me dice:
No voy a poder estar en esta peregrinación a Luján. Creo que tenía que
viajar con su familia y ella estaba muy enojada porque no iba a la
peregrinación. Entonces le dije: Bueno. Clarita, pero ¿qué es lo que la
Virgen te pide en este momento? Y ella me respondió: Sí, lo sé, tengo que ir
con papá y mamá. Lo tenía clarísimo: su deber era estar con sus padres.
Claro, pero ella era la que estaba detrás de la organización. Entonces a las
dos horas aparece de vuelta y me dice: Cecilia: yo sé que este año no
puedo ser ni capitana ni nada, pero lo que necesites, barrer, juntar
papelitos, lo que quieras, quiero que, aunque yo no vaya, yo te quiero
ayudar. O sea que ella me estaba pidiendo el último lugar. Inmediatamente
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le digo: Sí, Clarita, yo ya pensé en el lugar para vos: quiero que seas la
coordinadora general. Entonces me dijo: ¿Cómo la coordinadora general? Y
le respondí: Sí, quiero que hagas lo que yo hago, que organices, que
dividas todo, a las personas: quién va a hacer esto, quién lo otro, lo que
hace la coordinadora general.
La relación que ella tenía con Dios era una relación totalmente personal.
Dios era “Diosito”, su amigo, a quien le escribe y le habla con total confianza,
gratitud, humildad, como si lo viera cara a cara. Lo mismo le sucede con la Virgen
hacia quien siente especial devoción, expresada especialmente a través de su
participación activa en las peregrinaciones a Luján y a San Nicolás.
La profundidad de su relación con la Madre de Jesús la lleva a
ensimismarse con ella, tal como se puede ver en esta carta que Clara escribe con
una compañera en ocasión de la peregrinación a Lujan del ´92, destinada a
peregrinos:
Queridos hijos:
Necesito comunicarme con ustedes para agradecerles y
felicitarles por tan duro y fuerte sacrificio. Tal vez lo tomaron como un
simple logro, tal vez lo vieron como algo divertido o interesante, pero a
medida que avanzaba, que el dolor iba empezando a hacerse notar, que
caía la noche, el frío, tal vez que las fuerzas se les apagaban, en esos
momentos se habrán preguntado: “¿Para qué vine, qué hago yo acá?” Pero
lo que yo les quiero decir, y quiero que lo sepan muy bien es que nunca lo
abandoné ni los abandonaré, y que siempre acompañe y acompañaré a lo
largo de todo el camino, depositando todas mis fuerzas en ustedes. Yo sé
que es duro, pero que ustedes pueden. Ahora puedo descansar tranquila, al
igual que todos, pero nunca, hijos míos, nunca se separen del camino de
Dios, de su Padre. La vida es un largo peregrinar, uno a veces se siente
solo, abandonado, pero tengan en cuenta que SIEMPRE van a tener a
alguien que los escuche, comprenda y perdone, en cualquier momento o
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situación. Yo les quiero contar algo que creo que les va a ser de mucha
ayuda el día de mañana o cuando se sientan abandonados. Dice así:
“Volteaba para atrás y veía dos huellas, una eran las mías y las otras eran
las tuyas, pero en los momentos más duros, de dolor y desamparo, de
confusiones e injusticias, al darme vuelta sólo veía un par de huellas;
entonces te pregunté, Jesús: ´¿Por qué en los momentos más duros sólo
veía un par de huellas?, ¿Por qué me abandonaste cuando más te
necesitaba?´ Y él me respondió con clama: "Yo no te abandoné en ningún
momento, hijo mío, tus ojos veían un par de huellas solamente porque yo te
llevaba en mis brazos’.”
Nunca dejen de luchar, hijos míos, por lo que más quieran, se los ruego,
nunca dejen de luchar.
Su madre, que tanto los ama y cuida
MARÍA
En esta relación que Clara instaura con Dios, la opción fundamental por sus
valores, la relación con María, todo esto aparece expresado en forma clara y
contundente en los cuadernos de apuntes de los retiros escolares anuales
llamados “Cenáculos”.
De esos apuntes descubrimos que, no obstante haber crecido en un hogar
católico donde se practicaba la fe, Clara hace su opción fundamental en la fe a los
14 años, donde descubre a Dios de un modo personal. Como ella misma lo dice,
siempre había ido a misa y se había confesado, pero es ahora que le siente “el
gustito”.
Según esos apuntes, tiende a comunicarse con Dios más que con Jesús.
Esto puede deberse a la catequesis recibida, que tiene que ver solamente con el
modo de nombrarlo. En efecto, el modo en que ella se relacionaba con Dios no es
abstracto sino absolutamente personal: Dios es persona, y por eso Clara lo trata
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con confianza y le escribe cartas, lo llama “Diosito”, le manda un beso, desea
abrazarlo, siente compasión de los que no lo conocen.
Dios, desde el Cenáculo de 1992 aparece como el que puede colmar ese
espacio vacío que ni la gran cantidad de muy buenas amigas que tiene lo puede
colmar. En Él encuentra esa persona, ese Amor en el que puede confiarlo todo,
Aquel al que puede, finalmente, abrirle el corazón.
Al mismo tiempo, este Dios cercano es el Dios trascendente a quien le debe
todo, por quien siente profunda gratitud, ante quien se siente pequeña e indigna
de recibir tantos dones, sobre todo porque ese Dios en el que cree, ha muerto en
la cruz por ella.
A dios le pide que le haga ver lo que quiere que haga con su vida. Con
impresionante profundidad, parece abrirle el corazón sólo a él para confiarle
ciertas cosas: ¿Se trataba de ideas, sentimientos, dudas? No lo dice. Pero sobre
todo en una oración, aunque no exclusivamente, hablaba de la cruz que le ha
tocado llevar y de la certeza de que Dios le pedirá algo muy grande por cumplir:
11/11/92
Querido Dios:
Empiezo esta carta para vos porque si yo te tengo como un amigo,
¿por qué no te puedo escribir una carta? No sé por dónde empezar.
Realmente sos tanto y te debo tanto que no sé por dónde empezar… Cada
día que pasa, últimamente, te siento más cerca. Nunca te había sentido
tanto o nunca me había puesto a pensar. Sos mi razón de vivir; yo no sé
qué sería de mí sin vos. En estos momentos, hoy, que tuvimos una
profunda charla ¡¡¡No te das una idea lo que me ayudás, amado Dios!!!
Pobrecitas las personas que no te conocen, qué tristes sus vidas, qué
desolación buscar adentro suyo y encontrarse con nada ¡¡¡ Gracias Dios por
haberme enseñado lo que sos!!! Te agradezco tanto que hayas entrado en
mi corazón. Lo veía medio difícil, negativo, pero ahora me doy cuenta lo
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MUCHO que te necesito y te quiero!!! ¿Sabés qué? Sos la única persona
que me conoce profundamente, sos mi confidente, sos a quien le cuento
TODO lo que me pasa, la única persona que sabe mis secretos. ¿Sabes
qué creo? Que somos muy buenos amigos y creo que somos inseparables.
Realmente no sé cómo agradecerte TODO lo que hacés por mí. ¿Habrá
alguna forma? No, creo que es imposible, y eso que en general no hay
cosas imposibles, “querer es poder”. No sabés qué avergonzada que me
siento por ofenderte como te ofendo, es como traicionar a uno de mis
mejores amigos!!! Que horror!!! Dios, querido amigos por favor, perdóname,
te lo suplico!!! Creo que no entra dentro de nuestra capacitada humana de
racionamiento lo que significa tenerte adentro nuestro cada vez que
comulgamos ¡¡¡Qué horror llegar a una casa y que te den un cuarto
mugriento y rotoso!!! Así te debes sentir cuando llegás a mi alma, que
desde hace tiempo no se baña, o sea, no se confianza. PERDÓN MI
AMIGO. NO SE QUE HARÍA SIN VOS. Bueno, así te dejo hasta mañana.
Un besote enorme. Clara.
PD1: PERDÓN por todo.
PD2: GRACIAS por todo!!!
PD3: TE QUIERO…TE AMO!!!
12/11/92
Querido Dios:
Sí, soy yo de nuevo; te quiero volver a escribir, no sé acerca de qué pero
tengo ganas de hablarte o escribirte sobre algo. Te voy a contar lo que hice
ayer o, mejor dicho, lo que hice todo el día. La verdad, me di cuenta de
tantas cosas que nunca me había
puesto a pensar y realmente es
increíble. Creo que nunca estuve tan feliz como ayer, cuando descrubrí otra
parte tuya. Sos increíble, quería llorar, gritar, correr, abrazar a alguien y
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llorar, pero no de angustia, sino de felicidad porque te tenía a vos. Al
principio lloraba por la basura que soy, pero después me di cuenta que
tenía en mi poder algo grande y maravilloso como vos. ¡¡¡Qué increíble!!! Lo
que es un Dios ¡¡¡Qué impresionante!!! Creo, cosa que nunca pensé y se
me ocurrió, que de este retiro voy a sacar tantos frutos, tantas cosas
buenas: es increíble lo que puede hacer una buena reflexión sobre uno
mismo y hacia Dios, vos, mí querido y adorado Dios. Está muy bien
organizado y realmente te siento más cerca que nunca; lo único que me
faltaría es poder abrazarte y agradecerte todo lo que me hiciste y hacés por
mí, pero para eso creo que ya voy a tener tiempo suficiente ¿No te parece?
Hoy no sé mucho lo que vamos hacer, pero vamos a hablar mucho de vos y
a rezarte y leer sobre tu historia. No me alcanzaría todos los cuadernos de
la existencia fabricados y por fabricar para agradecerte todo lo que vos
significás para mí. Pobres las chicas que no pudieron venir, lo que se
pierden. Por favor, Dios, te pido, ayudalas y entendelas, ya que por lo visto
no tiene las ideas muy claras de lo que sos. Pobrecitas, la verdad es que en
este momento no me importa mi apariencia física, sino espiritual, aunque
me haya confesado hace una semana, me siento más limpia que siempre.
¡Qué linda sensación! Estoy como rebalsando o flotando en tu
misericordioso amor. Querido amigo, sos todo para mí en este momento,
nunca voy a estar satisfecha de hablar con vos,
nunca me voy a cansar.
Justo lo que yo quería, un rato que nunca me llegaba para hablar con vos,
ahora tampoco lo siento mucho, creo que no me va a alcanzar el tiempo
para contarte todo lo que no te conté y para amarte y agradecerte todo lo
que no te amé y ni agradecí. Cómo pude estar tan ciega de no haberte
descubierto ante!!! La peor ceguera que existe debe ser la de no conocerte
a vos, la de no verte. Por favor, Dios, te pido que ilumines a las chicas que
no te sienten o que no les dio frutos el retiro, no son conscientes de lo que
se pierden. Si querés sacame un poco a mí, pero dejame la base, y dáselo
a ellas, ya que yo lo puedo volver a obtener, y creo que ya tuve bastante
por el momento, aunque nunca sea suficiente.[…]
53
Vamos a analizar mi vida antes del retiro. Mi vida no tenía mucho sentido
ahora que lo miro desde el punto de vista religioso. Siempre fui a misa y me
confesé como toda persona católica pero nunca le encontré el gustito que le
encuentro ahora; o sea, no te había encontrado a vos, a tu amor. "Espero
que no te separes nunca ahora que te encontré; yo voy a tratar de poner
TODO de mi parte para que no nos separemos. Obviamente vamos a tener
días y días, algunos más juntos o más tiempo, y otros más fríos y alejados,
como es costumbre; pero, como buenos amigos nunca nos vamos a
separar ¿No?
No me cansaría nunca de escribirte y me encanta escribirte, aunque se me
acabe el tema, invento cualquier cosa, pero sigo, no sé si te habrás dado
cuenta.
Ahora hablemos después del retiro, ya que antes hablamos de antes del
retiro. Voy a tratar de cumplir con todo lo que me propuse que te lo voy a
decir: Primero, les voy a tener paciencia a las que en general les grito o las
trato de ignorar, de tomarme trabajo. Voy a tratar de ayudar a los fríos a que
se acerquen a vos, compartiendo un amigo (vos) con ellos, a que te
conozcan y a que aprendan a valorarte como lo que sos (difícil y creo que
es imposible). Y voy a tratar de llevar una vida un poco más de cristiana,
voy TRATAR de dedicarte un poco más de tiempo, porque creo que nos va
a hacer bien a los dos para conocernos más y llevarnos más. Voy a tratar
de no decir tantas malas palabras, ya que con ellas, sólo consigo herirte a
vos…qué horror, Dios, qué bueno que sos, quererme como me querés con
todo lo malo que yo te hago, qué increíble, qué bondad infinita, qué lejos de
la santidad que estoy!!! Qué increíble lo que sos AMADO Dios.[…]
besote enorme. Clara.
PD: TE QUIERO
Un
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En los apuntes del Cenáculo de noviembre de 1993, Clara se confiesa, agradece
el perdón recibido y le promete a Dios que va a ensanchar su corazón, que va a
amar a los demás descubriendo lo bueno que hay en cada uno. También expresa
su deseo de escuchar a Dios, pero le cuesta. Pide por los que no conocen a Dios.
Indirectamente dice que no tiene miedo a la muerte y en un momento habla de la
cruz:
1°/11/93 (Altas horas de la madrugada)
Querido Dios:
Sí, te escribo yo, tu hija. Dios, no sé qué decir, no sé qué sentir, sólo que no
sé qué hice yo para merecer todo lo que me das y lo que me ofrecés, qué
hice yo para ser una persona tan querida por mis seres queridos. No hice
más que lo justo y necesario, me siento una traidora, Diosito, con lo poco
que hice y hago, mirá lo mucho que me das. ¿Es justo esto Dios que yo dé
un 1 miligramo de lo que vos me das? Yo que de vez en cuando me quejo
porque, no sé, me peleo con mamá o me viste, o no me deja hacer alguna
cosa insignificante. No me doy cuenta que vos me diste el don de la
inteligencia, la fe, la familia, amistades, posibilidades, salud, moral y un
millón de cosas más sin contar con la salud y la buena formación (ni sorda,
ni muda, ni nada eso). Creo, Diosito, que no me puedo quejar de nada,
absolutamente, ya que tengo tanto más de lo que debería, que no sé por
qué. Tengo una gran responsabilidad sobre mis espaladas, ya que si me
diste tantas cosas no es para que me duerma en los laureles sino para
utilizarla en tu bien. Cuanto más cerca te siento más y mejor hago las
cosas; si vos no sé qué haría, Dios. Realmente ¿Cuál es el objetivo de las
personas que no tiene fe? ¿Para qué vivirán? ¿Con qué fin? Pobres, Dios.
Te pido por ellos, perdonalos, no saben lo que hacen.
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En ese mismo retiro, el 1° de noviembre escribe esta hermosa oración, que
resume su relación con Dios, que expresa toda su confianza en Él y donde vuelve
a hablar de la cruz:
Dios, que habitas en los cielos y en la tierra, danos fuerza para seguir por
este camino.
Sé que es duro, pero sé que cuento con tu apoyo y ayuda;
Sé que me mandaste una cruz, pero también sé que con esa sola cruz
vinieron muchas gracias y viniste vos para ayudarme.
Nunca me abandones Dios, por lo que más quieras, no me dejes sola en
este sueño.
Quiero al despertar encontrarme a tu lado. No quiero separarme de vos, mi
querido Dios.
2/11/93
No sé lo que siento, quiero llorar, pero no me sale, necesito un estímulo. A
la luz de mi vela me hago tantas preguntas. No sé lo que siento ni lo que
tendría que sentir. Quiero explotar pero es como que me guardé tantas
cosas y durante tanto tiempo que ahora les cuesta salir a la luz. Te quiero,
Dios, y te quiero mucho. Te siento, sé que existís, no me preguntes cómo,
pero sé que estás conmigo, a mi lado, en las buenas y en las malas,
siempre a mi lado, junto a mí… Pero ¿junto a quién? ¿Quién soy YO? Esa
es mi gran duda, quién soy, cómo soy, ¿soy auténtica? ¿Es mi personalidad
como la demuestro? Qué horror, Dios. ¡Cuántas dudas! ¿Para qué estoy
acá, Diosito? ¿Cuál es mi función? ¿Por qué tengo todo tan perfecto y tan
bueno? ¿Por qué me quieren mucho las personas? ¿No se dan cuenta que
soy muy poca cosa, falsa? No sé, Dios, qué difícil, no sé, qué sentir, no sé
qué pensar, necesito tu ayuda, Dios, no me abandones, por favor, necesito
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tenerte, sentirte, TE QUIERO, DIOS. Te necesito, por favor, Dios, no me
abandones, Dios, yo te quiero mucho… ¡Qué te hice, Dios, llorás, sangrás,
te lastimo y lastimé, tanto interiormente como exteriormente, te trato mal y
vos me mirás con esos ojos y me “mirás con amor”. ¡QUÉ BONDAD TAN
INFINITA, DIOS! ¡PERDÓN DIOS! ¡CÓMO PUDE OFENDERTE ASÍ!
3/11/93
Dios, te quiero mucho, Dios; al confesarme te sentí como nunca te había
sentido, apoyaste tu mano en mi cabeza como buen padre y me
perdonaste. Mi herida se abrió, sangra, sufro, perdón, Dios, qué te hago,
qué te hice, perdón Dios. Ayudame, necesito tu ayuda. No me abandones
Diosito, mi querido Padre. Voy a abrir mi corazón, a agrandarle los
horizontes. No buscar el defecto sino lo bueno de cada persona, al igual
que vos, seguir tu forma de mirarnos, mirás lo bueno y lo malo de cada uno.
Gracias, Dios. TE QUIERO MUCHO!
Gracias, Dios por hacerme feliz. Diosito, sos lo mejor de mi vida. Me quiero
acercar a vos, por favor, hablá un poco más alto que mucho no te oigo. Te
quiero, Dios. Te pido por todas las personas que no te conocen y te
ofenden porque deben tener un gran vacío en su interior y muchos miedos,
empezando por el miedo a la muerte, ayudalos a que encuentren el camino
hacia vos, son buenos, Diosito, son buenos a pensar de que lo hagan. Dale
fuerzas para luchar.
Dame fuerzas y ganas para poder llevar con amor y cariño mi cruz.
Prendeme al igual que el fósforo a la vela y consumime con tu fuego de
amor y cariño. Enseñame, yo estoy dispuesta a aprender y luchar por mis
principios. Estoy dispuesta a ayudarte, tanto en las buenas como en las
malas, contá conmigo, que yo SIEMPRE voy a estar acá. Voy a tratar de
cumplir con lo que me pidió mi abuela de transformar y hacerte conocer a
Margarita, que sería una muy buena hija. GRACIAS, DIOS!
57
En el cenáculo de 1994, las oraciones escritas son más breves, pero no menos
intensas:
Gracias a Dios por mi familia, gracias por dejarme sentir querida. Nunca
hubiera imaginado que mis hermanos rezarían y menos que menos en la
hora que se anotaron. Realmente, Dios, MIL GRACIAS. ¿Qué hago yo por
ellos? ¿Realmente me lo merezco? Mi Diosito, tanto te debo! Qué espanto,
qué suerte tengo!
Diosito, permitime sentir dentro mío mis errores, poder expresarlos para
conseguir tu perdón. Ya sé que no soy nadie para ofenderte y que no
merezco tu cariño, pero TE QUIERO TANTO. Sos mi amigo del alma, y
recién te descubrí, me quedé todo este tiempo durmiendo en los laureles,
pensar que te tenía al lado y ni bolilla que te di. Pero por suerte me abrieron
los ojos, ahora que veo con claridad. Te pido POR FAVOR, amigo, no dejes
que ni la sociedad ni yo cierre los ojos, no me dejes caer de vuelta en el
abandono, te lo suplico, agárrame de la mano como buen amigos y llevame.
TE QUIERO MUCHO, DIOS!
El 27 de septiembre de 1994 le escribe a la Virgen. En esa carta-oración le abre
su corazón; le dice que nada la llena, que se siente triste, pero que no sabe qué es
lo que le falta, ni lo que Dios quiere de ella. Es consciente de que la están
preparando para algo enorme y muy duro. Por eso le pide ayuda, porque sabe que
la clave es rezar y adorar; de esa manera la Virgen la va a guiar:
Virgen, que cómo me siente, realmente no lo sé, quizá un poco triste. No sé
muy bien, es como que nada me llena, nada me conforma, me falta algo,
que no sé cómo encontrarlo ni buscarlo. Te pido tu ayuda, que seas mi
guía, te necesito desesperadamente. Ya no puedo sola, no sé para dónde
apuntar, en quién confiar ¿Qué hacer? ¿Qué DEBO hacer? Necesito
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encontrarme, saber qué quiere Dios de mí. Ya sé que tengo que ser
paciente y que me están preparando para algo enorme y muy duro, pero lo
único que pido desesperada es ayuda, algo o alguien en quien apoyarme, a
quien abrirme, explayarme. Estoy como ciega ante tus pedidos, no puedo
oír y eso me pone más nerviosa y sorda todavía. Por lo menos y tengo una
pista que la encontré luego de una larga caminata. Es más o menos así.
Siempre que te recemos y adoremos, vos no vas a guiar. Te tengo que
entregar mi corazón y rezarte y vos me guiarás a donde yo debo ir. Así que
ya lo estoy haciendo pero, por favor, no me abandones nunca, te necesito,
abrime los ojos, te lo ruego.
En este Cenáculo la necesidad de saber lo que Dios le pide la lleva a abrirse con
su catequista. Por primera vez logra desahogarse y, después de esa crisis de
llanto, sigue el consejo de la catequista y pasa dos horas en oración contemplativa
frente al sagrario, sin moverse, en absoluto silencio. Sólo así recuperó la paz,
junto a su Dios-amigo:
En el Cenáculo yo tuve una conversación muy profunda con ella, muy pero
muy íntima, tanto que estábamos en el jardín y Clara lloraba muchísimo,
lloraba y lloraba y lloraba. Y las chicas, que nunca la habían visto llorar,
estaban impresionadas. Se preguntaban: ¿Qué le está pasando a Clarita?
¿Por qué está llorando? No podían creer que Clarita estuviera llorando,
porque ella era siempre la fuerte. Y se acercaban a mí para ver qué estaba
pasando. Estuvimos como dos o tres horas hablando. Pero lo que ella pudo
ver más claramente no fue en ese Cenáculo. Lo que vio claramente fue en
la peregrinación a San Nicolás. Vio muy clara su vocación y que estaba
hecha para algo grande y doloroso. Eso le quedó clarísimo.
El testimonio de su confesor es breve pero contundente:
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De Clarita puedo decir que nunca cometió un pecado mortal.
60
LOS PRIMEROS SINTOMAS
Durante el verano de 1995, la familia Segura al completo decide irse de
vacaciones a Punta del Este. Clara disfrutó mucho de ese verano, sobre todo del
mar, del aguar, que tanto le gustaba. Al regresar a Buenos Aires, una amiga la
invita a ir al campo de su familia por unos días. Poco después de estas breves
vacaciones en el campo, otra amiga la invita nuevamente a ir al campo. Su madre
duda en dejarla ir, pero luego se lo permite. Clara volverá de allí dos días antes de
lo previsto, gravemente enferma.
El resumen del mes fue perfecto pues hacía años que no pasábamos, la
familia completa, todo un mes juntos. La vuelta a Buenos Aires, al
departamento, fue durísima: 35° de calor, ciudad ardiente. Sin la quinta que
habíamos vendido y sin verde por donde caminar descalzos.
A los pocos días de nuestra llegada una amiga de Chari la invitó al campo,
donde ya había estado varias veces. Ella adoraba el campo y andar a
caballo. La dejé que fuera y partió feliz, pues además era una familia
encantadora que todos queríamos muchos. […]
Cuando Clarita volvió de este campo, […]días después la llamó por teléfono
otra amiga para invitarla 8 días a su quinta. No me gusta la idea, le dije, ya
estuviste en Punta del Este, volvimos y te fuiste al campo y ahora otra vez.
¿Por qué no te quedás en casa ordenando tus cosas y preparándote para
cuando comiencen las clases? Como era ella, sin protestar, acató lo que yo
había dicho, pero qué disparate mi teoría. Siguieron pasando días
bochornosos y Clarita en el departamento pudiendo estar en una quinta, así
que le dije: Chari, podés ir, total la ciudad era un infierno y ella merecía los
pases por excelente hija y alumna.
La llevé con su bolso hasta la casa de su amiga, donde la deje, siempre
triste, pues cuando no estaba en casa la extrañaba horrores, aunque
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trataba de no demostrárselo para no coartarle su vida y su libertad. Quién
me iba a decir que había comenzado el camino hacia el fin. Era el mes de
febrero de 1995.
Dos días antes de lo previsto para que Clarita volviera, (el 21 de febrero de
1995) llegue a casa al mediodía y me recibió Ramón, mi hijo menor de los
varones, diciéndome: Mamá, volvió Clarita y está destruida. Hablé con papá
y llamé al servicio médico de urgencia, que viene para acá. Cuando entré al
dormitorio de ella no pude creer lo que veía. En la cama, transpirada y
temblorosa, respiraba con dificultad y se quejaba de un gran dolor en le
pecho. Volaba de fiebre y estaba deshidratada. Llegó el médico la reviso y
me dijo: Hay que internarla urgentemente. Llamó al sanatorio y yo partí con
Clarita gravemente enferma hacia su meta final. (Testimonio de su madre)
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NO ME CUREN, ACOMPÁÑENME
Los testimonios sobre los últimos días de Clara son invalorables. Ante todo, la
descripción detallada de su madre, redactada, junto a otras memorias sobre su
hija, el 26 de octubre de 1996:
Primero le dieron una habitación común. No tenia respiro. Sufría pero no se
quejaba. En un momento me dijo: Mamá, si no llamás a un médico me va a
estallar el corazón. La vieron varios médicos, enfermeras y ayudantes.
Cuatro horas para clavarle una aguja en la vena para ponerle suero. Sus
venas colapsaban por la deshidratación. A cada pinchazo, se aferraba a mi
mano pero no decía ni una palabra, hasta que, dada la dificultad de la
operación, las enfermeras me echaron de la habitación, quedando sola con
su dolor.
Ya con suero y de noche vino autoridad del Sanatorio (el Dr. Cazenave), la
revisó y dijo: A terapia intermedia, y así pasó a otra habitación, en otro piso
con enfermos más graves.
Siempre sumisa y sin protestar, se dejaba atormentar. Su cuadro general no
mejoraba. La respiración se hacía cada vez más difícil y los dolores
continuaban. No comía, no hablaba. Se comenzó a pensar en operar su
corazón pues allí pasaban cosas terribles. Un liquito maldito iba inundando
su interior y la membrana de su corazón se agigantaba con el peligro de
ahogarlo. Primera operación. Le sacaron el pericardio que apretaba el
corazón. Dos veces la punzaron por la espalda para sacarle líquido de los
pulmones. Clarita se debilitaba y perdía fuerzas. Pidió oxígeno pues casi no
podía respirar. Nunca habló de la muerte. El médico le dijo que cuando
saliera del sanatorio debería cambiar de vida. Ni colegio, ni deportes, ni
cansancio, y ella le dijo: ¿Pero ir a bailar, si? El médico aceptó, pero
siempre con medida.
Recuerdo que una vez me dijo: Mamá, me hacen cada pregunta; primero, si
tuve relaciones con hombres y, después, si tomé drogas; están locos. La
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noche del 24 dormí con ella. Estaba inquieta. Le dije: ¿Qué te pasa? Me
respondió: No sé, estoy nerviosa y me duele mucho la espalda, lugar donde
le habían punzado dos veces. Esa noche terrible para Chari, le recé a la
Virgen de San Nicolás: Virgencita, mañana es tu día; si te vas a llevar a
Clarita, llevátela ya, pro no la hagas sufrir más. Al día siguiente, a las 3 de
la tarde Clarita dormitaba y de repente, dos paros cardíacos. En su propia
habitación la abrieron y masajearon su corazón hasta recuperarlo, pero de
allí en más la pasaron a terapia intensiva, en coma profundo, con respirador
artificial por boca. Era el día 25.
En terapia siguió hasta el día 7. Siempre en coma. Le agregaron a los
cientos de cables y de máquinas a los que estaba conectada, un riñón
artificial, pues los de ella no funcionaban. El respirador de la boca se lo
pusieron en la garganta pues se tapaba. Tuvo fiebre. Le taparon los ojos
con tiras emplásticas. Cuando la vimos y la acariciamos, el monitor que
marcaba sus pulsaciones se aceleraba: ¿Qué sentiría?
El día 7 de marzo de 1995 nos llamó el director de terapia intensiva y nos
informó que ya no había nada que hacer. Clarita tenía muerte cerebral. La
infección mortal había invadido todo, Clarita estaba destruida y la iban a
pasar a una habitación de terapia intermedia para que estuviéramos con
ella en sus últimas horas de vida.
Siguió con respirador, pero sin ningún otro aparato. A sus cicatrices se
agregó otra en la cabeza. Un agujero practicado para monitorear su
cerebro. Su cara era de paz. Su figura, preciosa como siempre. Nada en su
exterior aparente había cambiado. Su piel, su belleza, su juventud. Todo
seguía igual, pero el ritmo del respirador había comenzado a decaer. Justo
llegó al Sanatorio el Padre Raúl Sidders, nuestro amigo y confesor. Toda la
familia alrededor de la cama de Clarita rezando y ella, lentamente,
suavemente, yéndose al Cielo.
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Y así fue como a las 10.15 de la noche Chari se nos fue, en paz, sin
alteraciones, sin estertores, suavemente, dulcemente, como ella había sido.
Como un ángel.
A pesar de que signifique repetir alguna información, es de gran valor poder
leer lo que su madre va anotando en su Diario personal, la única crónica de
lo que va sucediendo a su hija en los últimos días de vida, cuanto dolor tuvo
que soportar y con cuanta calma lo afronto, pero también las reacciones del
entorno, las demostraciones de afecto, la oración de todos:
21 de febrero: 14 Hs. Internamos a Clarita en La Trinidad con dolor de
cabeza, fiebre y gran dolor al corazón. La torturaron a la pobre Chuchi todo
el día y la noche. Afiebrada, dolorida y destruida, paso una noche de perros.
ESTAFILOCOCO AUREA.
22 de febrero: Clarita amanece mal, con fatiga, afiebrada y temblorosa.
Aparece el Dr. Cazenave y la traslada a terapia intermedia. La siguen
torturando y el pronóstico no es bueno. Le sacan líquido del pulmón con
una aguja. La veo mejor. Ramón se queda a dormir en el Sanatorio.
23 de febrero: Sigue Clarita en el Sanatorio. Por la mañana la veo mejor,
pero a partir de las 15 hs. Se agita, empeora. Por la noche estaba tan
agotada y dolorida que le dan una pastilla para el dolor y una para dormir.
Ángela pasa la noche con ella. Duerme profundo finalmente. Vino el P. Raúl
y le administro los santos oleos, la bendición papal y la absolución de los
pecados. Ojala vuelva mañana.
24 de febrero: Amanece más descansada, pero se agita. Desayuna bien.
Conversa. La veo mejor. Al mediodía la va a ver el Dr. LORENZINO, capo
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del Sanatorio. 16 hs. Esta muy agitada y respira mal. Le ponen oxigeno y le
sacan radiografía de los pulmones.
25 de febrero: Clarita pasa una noche regular, agitada. Por la mañana
resucita, se peina. Esta muy débil y sigue con su fatiga. Juan le da de
almorzar. A las 16 hs. Dormitaba y repentinamente tiene dos paros
cardiacos. La operan de urgencia en el mismo cuarto. Hemorragia en el
corazón. Le dejan dos drenajes, uno del corazón y otro de los pulmones.
Coma profundo. No la pudimos ver.
26 de febrero: Misa de 10 en S. Tarcisio. Familia y amigos. Clarita
gravísima. Esta estable. Hubo un millón de visitas, cadenas de oración. Por
la tarde pudimos entrar a terapia y ver a Clarita. Pobrecita. Solo Dios sabe
como esta. Estuve mal pues cuando la vi me desmorone. Aparatos, cables,
gasas, maquinas, dolor y sufrimiento, aunque ella no siente, pero verla así
es lo peor que me ha pasado en la vida. Pobrecita, amorosa. Pidamos
resignación. Los médicos dicen que esta estable pero no peor. María
consérvala con vida. Gracias por los mil amigos que nos acompañan y
rezan con nosotros. 22.30 hs. El Padre Raúl la visita en terapia, le habla, la
bendice.
27 de febrero: Por la mañana los médicos nos dicen que son pesimistas y
que Chuchi está peor. A las 15 hs. Nos llaman para informarnos que la van
a volver a operar del corazón pues otra vez está con coágulos y
pegajosidades que le están apretando el corazón. Son más de 2 horas de
operación. Le sacan casi todo el pericardio que cubre el corazón pues
crecía en forma agigantada y le sacan un pedazo para hacer una biopsia.
Mas tarde le hacen la 1º resonancia con estimulo cerebral para saber su
estado neurológico. Parecería que fue normal, aunque esta muy
anestesiada. Dios quiera. Las oraciones crecen cada día y los amigos se
multiplican. María, ayúdanos.
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28 de febrero: Clarita gravísima. Dicen se le esta tapando la aorta y en el
estado en que está, otra operación es imposible. La infección continua
aunque ya el hígado y los riñones funcionan normalmente. Entreabre los
ojos y cuando le acariciamos la frente le aumentan las pulsaciones. Nuevos
cultivos. Más antibióticos, más fuertes. Su vida, un milagro. Nos vamos a
casa a pasar la noche, pesimistas y moralmente tristes. María, no nos
abandones.
1 de marzo: Misa a las 21 hs. En el Sanatorio con imposición de las
cenizas. Clarita supero la noche. Su corazón sigue luchando. María no nos
abandones. Clari progresa necrológicamente pero su corazón y pulmones
empeoraron. Hubo mil visitas. Rosario, misa, imposición de las cenizas.
Chari, camino del calvario. A los 22 hs. Nos dicen que le van a hacer una
traqueotomía pues las flemas tapan el respirador. Horas de operación. Su
corazón está muy débil. Los 5 hermanos y Luz pasan la noche en el hall del
Sanatorio.
2 de marzo: Se necesitan 21 dadores de sangre. […] Chari sigue gravísima.
Deben dializarla pues su sangre no oxigena bien y sus riñones tampoco
andan de lo mejor, así es que esta llena de liquido. Una nueva crucifixión.
Sigue con fiebre muy alta. Las visitas continúan y Gladys sigue rezando.
Cada día ganado, corre a nuestro favor. 9 hs. Viene Raúl. Extremaunción y
cariño. Dios la bendiga. La ve Estambulián. No agrega ni saca nada del
tratamiento. Dijo que el incendio esta apagado.
3 de marzo: Por 1º vez desde que Chuchi está internada nos dicen que está
mejor. La veo y ha vuelto a ser mi Chuchi preciosa y finita, con buen color.
Con la diálisis le han sacado 4 lts. de líquido. Mil amigos, miles de
oraciones. María nos lleva de la mano.
4 de marzo: Según nos dice Gerardo (Lorenzino), el medico, Chari hoy esta
mejor que ayer. Sigue en coma. Le hablamos y la acariciamos pero la única
señal que vemos es que se le acelera el pulso. La misa lindísima. Mil
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amigos, cariñosos, constantes. Muy emocionante. La misa increíble. Las
chicas cantaron. Dios y María tienen que oír estas suplicas.
5 de marzo: Todo sigue igual. Hoy es un día regular pues los médicos no
son caras conocidas y el informe es poco personal. La vimos. Sigue
amorosa. Le destaparon los ojos. A las 19 hs. Vuelven a hacerle diálisis.
Buenas noches.
6 de marzo: 8 hs. Diego ha ido al Sanatorio para darme el parte medico por
teléfono. Lo estoy esperando. Yo almuerzo a las 11 hs. Y luego me voy al
Sanatorio y me quedo el resto del día. No hubo parte matutino. Al mediodía
nos llamaron los médicos que la habían llevado a Chari a una tomografía
computada y que tenia un edema cerebral, o sea se le estaba llenando de
liquido el cerebro. Le pusieron una droga en la diálisis y a esperar. Podía
haber gran daño neurológico. La vi. Estaba amorosa y tranquila. María, si la
quieres, es tuya, pero como nos gustaría que la dejaras con nosotros.
7 de marzo: Comienzan las clases y su uniforme colgado en el ropero. Que
dolor pobrecita. Chari se termina. Ya no hay nada que hacer. La pasan a un
cuarto a terapia intermedia para que estemos con ella en sus últimas horas.
A las 10.15 hs de la noche entre rezos del P. Raúl y en compañía de Juan y
Luz, Chari nos deja para siempre. Se va en paz, como un ángel que fue.
Con ella se va gran parte de mi vida y mi corazón. Dios la tenga en su
gloria.
8 de marzo: Chari ya no está. La velamos toda la noche en Gelly. A las 11
hs. De la mañana vino el P. Raúl y rezo una misa maravillosa donde dijo
que Chari estaba en el cielo y que ella nos abriría la puerta el día que
nosotros llegáramos. Fue lindísimo aunque la despedida de Chu me rompió
el alma. A las 13 hs. Partimos al cementerio y entre cánticos y oraciones
bajo a la tierra, para siempre. Esa noche sin ella fue casi intolerable. Que
Dios me ayude.
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El doctor Gerardo Lorenzino fue quien se ocupa especialmente del caso de
Claro. Es él, precisamente, quien introdujo en la Argentina la terapia
intensiva. Acostumbrado a tratar un promedio de 2500 pacientes por año,
recuerda en particular el caso de Clara, sobre todo por lo que, luego,
significó en su vida:
Habitualmente los pacientes graves, sobre todo los casos como los
de Clarita (2000- 3000 anuales) son atendidos en dos servicios de terapia
intensiva donde no siempre se da una corriente entre ellos y el médico. En
el caso de Clarita no fue así. Fue distinto. No sentí en ella el desafío del
enfermo grave. Apenas la vi le tomé las manos porque tenia que explicarle
que tenia que ir a terapia donde ser controlada. Recuerdo que tenia una
mirada dulcísima. Sonreía. Su enfermedad la vi en una mujer mas grande.
En ese caso ordene un cultivo de sangre urgente durante el pico de
temperatura. La salvé de una severa enfermedad porque la traté con el
antibiótico adecuado. En Clarita también se dio esta situación pero fue
invadida totalmente,
como
si
ella hubiera
bajados
sus
defensas
voluntariamente. No había una situación de stress; era como algo que ella
esperaba. Nada que fuera exógeno le dio posibilidad de recuperarse, o no
la usó, casi volitivamente. En muy poco tiempo todas las maniobras sólo la
llevaron a complicar la situación. No sé cómo sobrevivía. En una
insuficiencia respiratoria nunca vi en ella la sed de aire, la desesperación
por vivir. Era como si todo hubiera sido esperado.
Requirió dos veces cirugía. Ella estaba mas allá de todo lo que sucedía. Se
agradaba desde el punto de vista médico por que nadie se daba cuenta.
Cuando fui a hablar con ella para decirle que iría a terapia intermedia, sentí
que ella no me pedía que la curara, sino que la acompañara, porque nada
podía cambiarse. Cuando paso a terapia intensiva porque todo empezó a
complicarse tuve la sensación de que en una cama estaba la paciente y en
otra estaba Clarita; era como si no fuera la que protagonizaba la
enfermedad, sino su espectadora. Esta serenidad no es común en los
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adolescentes quienes, en general, tienen un gran sentido de su gravedad y
se desesperan por luchas contra la enfermedad.
Los diferentes testimonios de los que la acompañaron en esos últimos días de
vida resaltan dos actitudes en ella: la fortaleza, que se traduce en no quejarse
nunca, y la serenidad, traducida en una mirada dulce y la preocupación por no
poder recibir a sus amigas como corresponde:
Los últimos momentos de su vida fueron lindos. Rodeada de amigas,
apoyada por mama y protegida por todos. […] Daba la impresión de que
sufría más ante el dolor ajeno que el propio. Confiaba plenamente en la
gente que la rodeaba. (Testimonio de su hermano Agustín)
Su enfermedad fue una sorpresa para todos ya que hasta ese entonces
había sido una chica sin ningún tipo de problemas de salud. Todavía tengo
grabado en la cabeza la sonrisa con la que me recibió en el sanatorio poco
antes de su muerte. Poseía una madurez que no cuadraba con su edad. En
su lecho de muerte demostró tener mucha esperanza ya que nunca la vi
afligida por la enfermedad que la estaba consumiendo. Todo lo contrario. La
vida eterna era su aspiración. Amaba a Dios ya que le entrego su corta vida
con la más absoluta resignación y felicidad. En sus días de internación,
previos a su muerte, jamás demuestro miedo ante lo que le estaba
pasando. Era como si supiera que ella estaba predestinada a partir. Nunca
se quejó. Su calvario fue aceptado sin ningún temor, resentimiento o enojo,
con una amplia sonrisa en la cara. Esa sonrisa la tuvo hasta la muerte. Pero
no
era
una
sonrisa
cualquiera.
Era
una
sonrisa
tranquilizadora,
reconfortante, de paz interior, como diciendo: No se preocupen por mi. Yo
estoy 100 puntos. Se lo que me espera. Tengo fe, no me extrañen mucho,
yo los voy a cuidar desde arriba. (Testimonio de su hermano Diego)
Los últimos momentos de su vida los vivió con mucha fortaleza y serenidad.
La internaron con apenas 16 años de edad, y en ningún momento se
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comportó como una chica de esa edad. Seguro que tuvo temor, por
supuesto. Inclusive lloró. Pero en ningún momento perdió la calma. Tuve la
suerte de darle el último almuerzo, en el cuarto de terapia. Tenia
dificultades para respirar, se fatigaba mucho al comer. Comió muy poco, y
me dijo que quería descansar. Unas horas más tarde entró en coma y
nunca recuperó el conocimiento. (Testimonio de su hermano Juan)
Vivió su enfermedad con mucha paz; me tocó estar muy cerca de ella y la
verdad es que fue un placer. En ningún momento mostró miedo, tristeza o
bronca. En síntesis, a juzgar por los momentos previos a su muerte, nunca
hubiera pensado que se iba a morir. (Testimonio de su hermano Ramón)
Recuerdo que el día que internaron a Clara, una de sus compañeras me
llamó por teléfono a casa para avisarme. Enseguida el Sanatorio de la
Trinidad, donde estaba internada, se convirtió en un lugar de encuentro,
pero fundamentalmente en un lugar de oración. Se rezaba el Rosario a la
tarde, pidiendo por ella y otros enfermos de terapia intensiva. También
vivimos allí la Misa del Miércoles de Ceniza. Los padres de Clarita previeron
que toda esa gente que se reunía allí día tras día vería facilitada su
participación en esta celebración si lograban que un sacerdote dijera la
Santa Misa, y axial lo hicieron.
A medida que iban pasando los días y su estado físico se complicaba, tenia
la esperanza de que Clara se iba a mejorar, pero en lo más profundo sabia
que ya estaba preparada para unirse a Dios. Humanamente me costó
entender su partida pero tenia y tengo la certeza de que está muy cerca de
Quien tanto amó. (Testimonio de la Directora de Orientación del Colegio
“Los Robles”, Graciela Roldán)
Clara nunca se quejaba de sus dolores axiales que yo asumía que no se
enfermaba. Cuando me llamó a casa la mañana que la internaron parecía
muy tranquila, me dijo que no me preocupara, pero que estaba internada
(tardé un rato en creer que era verdad, porque no era su estilo enfermarse;
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pensé que era algún tipo de chiste desde el campo, que hubiera sido mas
apropiado para ella). Cuando fui esa mañana a visitarla no pude entrar a
verla, así que me volví a casa, pero las que fueron a la tarde me pasaron
de parte de ella un pedido de disculpas porque no me habían dejado pasar.
Me pareció difícil que en ese momento se preocupara por mis sentimientos.
Al día siguiente la visité por la mañana y la conversación rondó sobre el
deporte que no iba a poder hacer, y arreglamos como íbamos a hacer para
no atrasarnos con el Seminario de Catequesis que queríamos empezar
juntas. De hecho, el año anterior (4º) no nos habían dejado porque éramos
muy chicas, axial que ese era nuestro gran proyecto para 5º, y nuestra
ultima conversación rondó en ver como íbamos a lograrlo juntas. Ahora que
lo pienso, es llamativo estar en el hospital y preocuparte por el estudio.
Aunque para nosotras era más que muy importante prepararnos pasa ser
catequistas. (Testimonio su amiga María Agustina Punte)
Cuando llegué de las vacaciones encontré en mi contestador varios
mensajes que me había dejado Clarita diciéndome que la llamara.
Inmediatamente me llamo una de las chicas para avisarme que la habían
internado. No lo podía creer. Entonces le avisé a Mariana y nos fuimos
juntas a verla. Apenas me vio me reto diciendo: “¡No me llamaste!”
Hablamos de algunas cosas y luego me recordó que ese año tenia que
inscribirla en el Seminario catequístico porque quería ser catequista. Esto
para ella era muy importante. (Testimonio de la coordinadora de catequesis
de Colegio “Los Robles”, Cecilia Legerén)
La ultima vez que la vi fue en terapia intensiva y la visita duro cinco minutos
aproximadamente. La verdad es que hablamos de cosas como que se
salvaba de ir a gimnasio todo el año, nunca pensé que iba a ser la última
vez que la íbamos a ver. Estaba como entregada, pero dentro de todo
tranquila; conociéndola, estaría un poco triste por su familia, por que la iban
a extrañar (De eso puedo darme cuenta ahora), por que hasta que me
72
dijeron que se había muerto, nunca lo hubiera creído; yo estaba convencida
que iba a salir. (Testimonio de su amiga Vicky Jaeggli)
El profundo afecto demostrado en esos días por tantas personas que la
conocían y amaban perduró más allá de la muerte. En primer lugar, en el recuerdo
imborrable, pero también en las gracias que, solicitadas a su intercesión, tantas
personas – que la conocieron o no- reciben a diario.
73
Epílogo
Dice Jesús que “no se enciende una lámpara para meterla debajo de un
cajón, sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que
están en la casa. Así debe brillar antes los ojos de los hombres la luz que hay en
ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está
en el cielo.” (Mt 5, 15-16)
Dios encendió una luz en Clarita; y lo hizo en abundancia, aunque fue
fugaz. Por eso su vida no puede ser conocida por unos pocos. Ella nos dice
muchas cosas. Una de ellas es que la paz interior con la que enfrentó su
enfermedad y muerte no fue una actitud improvisada, sino, precisamente, el punto
de llegada de un camino recorrido a pasos agigantados, la coherencia perfecta
con el estilo de vida que había abrazado.
Pero, por sobre todo, nos dice que la santidad es posible; sobre todo esa
santidad hecha de fidelidad cotidiana a las pequeñas cosas que nos presenta la
vida, vividas con naturalidad y normalidad, pero también con profundidad y alegría.
Observando la vida de muchos santos y personas ejemplares, es fácil notar
que hay vidas que por ser tan intensas, parecen apagarse demasiado pronto. En
realidad, solo dejan de brillar de una manera para empezar a brillar de otra, mas
intensa y universal. Como la lámpara de la que habla Jesús en el Evangelio, para
iluminar a muchos y, así, podamos glorificar al Padre.
Gracias, Señor, por habernos dado a Clarita…
74
Índice
Prólogo a la tercera edición……………...3
Introducción……………………….………..4
El sol del otoño…………………….……….6
Una habitación grande como el corazón…12
¿Quién me hace rezar hoy?......................14
Hola Diario……………………………………16
Mi modelo de vida…………………………..20
El tesoro de la amistad……………………24
Gracias, Diosito…………………………….40
Una catequista…desde el cielo………….46
Los primeros síntomas…………………....60
No me curen, acompáñenme…………….62
Epílogo……………………………………….73
Índice………………………………………….74
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