RAE TIPO DE DOCUMENTO: Trabajo de grado para optar al título de Magister en Teología de la Biblia. TÍTULO: UNA EPISTEMOLOGIA DEL ANALISIS NARRATIVO DE LA BIBLIA A PARTIR DE Mc 8,27-30 AUTOR: Ortega León, Jaime LUGAR: Bogotá D. C. FECHA: Agosto de 2014 PALABRAS CLAVE: Análisis Narrativo de la Biblia, Epistemología, Evangelio de Marcos, Cristología, Teología del Seguimiento. DESCRIPCIÓN: Trabajo de Grado para aspirar al título de Maestría en Teología de la Biblia, presentado en la Facultad de Teología de la Universidad de San Buenaventura sede Bogotá. Propone unos criterios epistemológicos del análisis narrativo de la Biblia a partir del análisis narrativo de Mc 8,27-30. El Análisis narrativo de la Biblia tiene como un reto el fundamentar epistemológicamente su trabajo; en ese sentido se proponen siete criterios epistemológicos que construyen su estatuto de Ciencia. Para tal efecto se realiza el ejercicio del análisis narrativo de Mc 8,27-30, para mostrar dichos presupuestos en la práctica. LINEAS DE INVESTIGACIÓN: Facultad de Teología de la USB, Maestría en Teología de la Biblia, exégesis bíblica. METODOLOGÍA: Análisis narrativo de la Biblia CONCLUSIONES: El análisis narrativo de la Biblia se muestra como un método exegético adecuado para una lectura técnica y apropiada para un público sin una formación profunda en métodos exegéticos, que vincula al lector con el texto y permite una lectura viva del mismo. En Mc 8,27-30 permite rescatar que reconocer a Jesús es estar con Jesús, seguir su camino, permitirle que nos sorprenda en esa convivencia, más allá cualquier esquema preconcebido. En ese mismo sentido seguir a Jesús es ir de camino con él para poder confesarlo con propiedad cuando manifieste su ser. 1 UNA EPISTEMOLOGIA DEL ANALISIS NARRATIVO DE LA BIBLIA A PARTIR DE Mc 8,27-30 JAIME ORTEGA LEON UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA BOGOTA FACULTAD DE TEOLOGIA MAESTRIA EN TEOLOGÍA DE LA BIBLIA SANTAFE DE BOGOTA 2014 2 UNA EPISTEMOLOGIA DEL ANALISIS NARRATIVO DE LA BIBLIA A PARTIR DE Mc 8,27-30 JAIME ORTEGA LEON Trabajo de grado para optar al título de Magister en Teología de la Biblia TUTOR: Pbo. WILTON GERARDO SANCHEZ CASTEBLANCO Doctor en Teología UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA BOGOTA FACULTAD DE TEOLOGIA MAESTRIA EN TEOLOGÍA DE LA BIBLIA SANTAFE DE BOGOTA 2014 3 Nota de Aceptación ___________________ ___________________ ___________________ ___________________ Tutor ___________________ Segundo Lector Santafé de Bogotá, 3 de Junio de 2014. 4 A Sofía con Amor 5 AGRADECIMIENTOS Son muchas las personas que han contribuido para qué este trabajo se culmine con satisfacción. A toda mi familia, especialmente a mi hermana Claudia Patricia y a mi Sobrino Willington Alejandro. A las directivas de la Institución Educativa Técnica Carlos Julio Umaña Torres de Tópaga. Al Padre Hugo Martínez, decano de la Facultad de Teología de la Universidad de San Buenaventura Bogotá. A los docentes de la Maestría en Teología de la Biblia. Al Padre Mario Arias orientador del proyecto en un primer momento. Al Padre Wilton Gerardo Sánchez Casteblanco y a mis compañeros de Corte. 6 CONTENIDO INTRODUCCION 1. ANTECEDENTES DEL PROBLEMA 2. JUSTIFICIACIÓN DEL EJERCICIO INVESTIGATIVO 3. ESTADO DEL ARTE 3.1. La investigación sobre el Evangelio de Marcos 3.2. El análisis narrativo 4. OBJETIVOS 4.1. General 4.2. Específicos 1. 9 9 10 10 11 13 14 14 15 1.2.1. 1.2.2. 1.2.3. 1.2.4. 1.2.5. 1.2.6. 1.2.7. ELEMENTOS EPISTEMOLÓGICOS DEL ANÁLISIS NARRATIVO DE LA BIBLIA ¿QUÉ ES EL ESTATUTO EPISTEMOLÓGICO? EL ESTATUTO EPISTEMOLÓGICO DEL ANÁLISIS NARRATIVO DE LA BIBLIA El Texto como relato El relato como su propio referente El texto bíblico como sujeto El texto como transmisor de sentido El Espíritu como criterio de interpretación del texto El lector como constructor de sentido La Biblia como teología en forma de narración 2. 2.1. 2.2. 2.2.1. 2.2.2. Mc 8,27-30 EL CONTEXTO DE Mc 8,27-30 LA DELIMITACIÓN DEL RELATO Reseña de la investigación Delimitación narrativa del relato 28 28 32 33 34 3. 3.1. 3.2. 3.3. 3.3.1. 3.3.2. 3.3.3. 3.3.4. 3.3.5. EL ANÁLISIS NARRATIVO DE Mc 8,27-30 A PARTIR DE LOS PERSONAJES EL MARCO EL NARRADOR LOS PERSONAJES Juan Bautista, Elías o uno de los profetas Los hombres Los discípulos Pedro Jesús 37 37 38 41 43 44 46 47 50 4. 4.1. 4.2. EL ANÁLISIS NARRATIVO DE Mc 8,27-30 A PARTIR DE LA TRAMA SITUACIÓN INICIAL EL NUDO 54 57 57 1.1. 1.2. 16 16 17 19 20 21 22 23 25 26 7 4.3. 4.4. 4.5. LA ACCIÓN TRANSFORMANTE DESENLACE SITUACIÓN FINAL 5. 5.1. 57 58 58 CONCLUSIONES EL ESTATUTO EPISTEMOLOGICO DEL ANÁLISIS NARRATIVO DE LA BIBLIA 5.1.1. El texto como relato 5.1.2. El relato como su propio referente 5.1.3. El texto bíblico como sujeto 5.1.4. El texto como transmisor de sentido 5.1.5. El Espíritu como criterio de interpretación del texto 5.1.6. El lector como constructor de sentido 5.1.7. La Biblia como teología en forma de narración 5.1.7.1. La Cristología de Mc 8,27-30 5.1.7.2. La teología del seguimiento en Mc 8,27-30 59 BIBLIOGRAFIA 65 59 59 60 60 60 61 61 62 62 63 8 INTRODUCCION La Biblia es el texto de la literatura humana que más comentarios ha generado, y prácticamente desde todos los ámbitos del conocimiento humano. El presente trabajo fija la atención en uno de los más recientes métodos de acercamiento al texto bíblico: El análisis narrativo de la Escritura, especialmente desde la perspectiva del estatuto epistemológico de dicho análisis. A partir del análisis narrativo de Mc 8,27-30, se plantean unos presupuestos epistemológicos que muestran el carácter científico del análisis narrativo de la Biblia. La opción metodológica es el análisis narrativo de la Biblia en la medida en que dicho método exegético permite la comprensión del texto en sí mismo y el acercamiento del lector al texto bíblico. Sin embargo, también se acude a los resultados de otros métodos exegéticos, utilizando especialmente para este propósito las notas a pie de página. El trabajo se presenta en cinco capítulos. En el primero se proponen unos criterios que apuntan a construir el estatuto epistemológico del análisis narrativo. A partir del segundo capítulo se aborda el análisis narrativo de Mc 8,27-30. El capitulo segundo plantea la delimitación del texto y su relación con el contexto. En el tercer capítulo se realiza el análisis narrativo de Mc 8,27-30, haciendo énfasis en los personajes. El capítulo cuarto se concentra en el análisis narrativo del texto desde la perspectiva de la trama. En el capítulo quinto, y a manera de conclusión, se muestra cómo los criterios epistemológicos del primer capítulo se han desarrollado en el análisis narrativo de Mc 8,27-30. 1. ANTECEDENTES DEL PROBLEMA. El documento de la Pontificia Comisión Bíblica sobre la interpretación de la Biblia en la Iglesia al realizar el balance sobre los principales métodos de estudio de la Sagrada Escritura en la Iglesia, afirma que “el análisis narrativo estudia el modo como se cuenta una historia para implicar al lector en el „mundo del relato‟ y en su sistema de valores”1 y que “puede contribuir a facilitar el paso, frecuentemente difícil, del sentido del texto en su contexto histórico – tal como el método histórico – crítico procura definirlo -, al alcance del texto para el lector de hoy”2 Entonces el análisis narrativo permite el encuentro con la Escritura como un texto vivo que habla a comunidades concretas para alimentar su fe. A su vez las exigencias del método histórico - crítico para el investigador, e incluso las de algunos métodos sincrónicos como el estructural y el semiótico, generan algún tipo de dificultad cuando se trata de leer y comprender el texto bíblico con las comunidades concretas, ya que aunque necesario e indispensable, su trabajo se vuelve monótono y técnico y con alguna frecuencia olvida el paso hacia la teología. Estas afirmaciones indican la conveniencia del análisis narrativo cuando se trata de abordar la Palabra de Dios con rigor científico, a la vez que con intensión pastoral. Dentro de este 1 Cf. Pontificia Comisión Bíblica, Interpretación de la Biblia en la Iglesia (Bogotá: Publicaciones Claretianas, 2005), 45. 2 Cf. Pontificia Comisión Bíblica, interpretación de la Biblia en la Iglesia, 46. 9 análisis, dos categorías que se muestran especialmente fecundas para el desarrollo de la teología de un texto bíblico son las categorías de personajes y trama. La emergencia del análisis narrativo relativamente reciente, si se le compara con el análisis histórico – crítico, exige que especifique sus presupuestos epistemológicos y valide su condición de método riguroso a la vez que útil para la comprensión del texto bíblico. 2. JUSTIFICACIÓN DEL EJERCICIO INVESTIGATIVO. Uno de los elementos que más ha influido en la renovación de la vida de la Iglesia en el último siglo es la renovación bíblica.3 Sin embargo el equilibrio entre lectura espontánea y lectura técnica de la Escritura no siempre es fácil y normalmente se privilegia uno de los dos aspectos restándole importancia al otro. Este límite es especialmente importante en el contexto de la educación religiosa en la educación básica secundaria, donde muchas veces, ni el docente ni los estudiantes, cuentan con herramientas adecuadas para una lectura seria y a la vez pastoral de la Sagrada Escritura. Al pretender explicar el por qué de este trabajo y presentar su principal aporte encontramos que en primer lugar pretende cumplir con las exigencias de la Maestría en Teología de la Biblia de la Facultad de Teología de la Universidad de San Buenaventura En segundo lugar, y como principal aporte, a partir de la reflexión sobre los presupuestos epistemológicos del análisis narrativo de la Biblia, se puede manifestar el carácter rigoroso de tal análisis, a la vez que su capacidad para poner en contacto el mundo del texto con el mundo del lector y en ese sentido se muestra como un método de análisis bíblico especialmente atractivo para el trabajo con personas sin formación bíblica rigurosa. Esto quedará evidenciado en el análisis narrativo de Mc 8, 27-30. A partir de lo expresado, se puede concluir que los principales destinatarios del trabajo son los miembros de la comunidad educativa de la Universidad de San Buenaventura y los beneficiarios son los estudiantes de Educación Religiosa de la Institución Educativa Técnica Carlos Julio Umaña Torres de Tópaga, lugar donde ejerce la docencia el autor del presente trabajo. Son ellos quienes, a partir de la destreza adquirida por el investigador, tendrán la posibilidad de percibir la gran riqueza que ofrece el método narrativo para comprender la Palabra de Dios en la vida concreta del creyente de manera seria y profunda. 3. ESTADO DEL ARTE. La temática que se aborda sugiere que el estado del arte se podría enfrentar en una doble dimensión: por una parte la investigación sobre el análisis narrativo y por otra la investigación sobre el Evangelio de Marcos. 3 Cf. Pablo VI, Tarea doctrinal, renovadora y ecuménica del Concilio, Discurso de apertura de la segunda sesión del Concilio Vaticano II (Septiembre 29 de 1963). 10 Sin embargo, aunque se haga una referencia a las dos por separado, lo que realmente le interesa a esta investigación es el análisis narrativo del Evangelio de Marcos y específicamente de Mc 8,27-30. Además este estado del arte tiene otro límite, está centrado en la producción en lengua castellana, con algunas breves excursiones a la producción de otras lenguas. 3.1. La investigación sobre el Evangelio de Marcos. La investigación sobre el Evangelio de Marcos ha pasado por varias etapas. En la patrística y la edad media son muy pocos los Padres y exégetas que comentan este evangelio. Los atractivos de los otros tres evangelios desplazan el interés hacia ellos.4 Con la aparición del método histórico crítico el Evangelio de Marcos adquiere importancia a partir de la teoría sinóptica y de la crítica de las formas que hacen de Marcos el creador de la forma evangelio.5 En cada uno de los aspectos del método histórico – crítico se va desarrollando un estudio del evangelio de Marcos, llegando como consecuencia a textos que asumen los frutos de la investigación y se convierten en especie de referentes en el tema. Así en el tema de la tradición y redacción del evangelio, se vuelve referente el texto de Harald Riesenfeld. 6 Desde el aspecto de los elementos y características históricas destaca como síntesis el trabajo de Rudolf Pech.7 A partir de la historia de las formas es importante la síntesis de Käsemmann8 Desde los elementos exegéticos destaca el trabajo de Gnilka. 9 Los recientes descubrimientos arqueológicos, especialmente los de Hag Hammadi, 10 han aportado elementos para valorar los datos históricos de Lucas y la Antigüedad de Juan, por lo que la atención de los exégetas y teólogos se ha concentrado especialmente en estos evangelios. Eso ha motivado que después de Gnilka11con su gran obra exegética, el interés en el Evangelio de Marcos haya caído considerablemente tanto en libros como en artículos de revistas y la producción en torno a este evangelio sea considerablemente inferior con 4 Cf. Yvan Bourquin, Marc, une theologie de la fragilite, Obscure clarite de une narration (Geneve: labor et fides, 2005). Vincent Taylor, El Evangelio según San Marcos (Madrid: Cristiandad, 1980), 35. 5 Cf. Rudolf Bultmann, Historia de la tradición sinóptica (Salamanca: Sígueme, 2000). Con un excelente prólogo de Xavier Pikaza a la edición en Castellano. 6 Cf. Harald Riesenfeld, The Gospel Tradition: Essays (Philadelphia: Fortress Press, 1970). 7 Cf. Rudolf Pech, Il Vangelio di Marco (Brecia: Paideia Editrice, 1982). 8 Cf. Ernst Käsemmann, The Problem of a New Testament Theology (Cambrigde: New Press, 1973). 9 Cf. Joachim Gnilka, El Evangelio según San Marcos (Salamanca: Sígueme, 1986). 10 Cuarenta y cinco documentos cristianos descubiertos en 1945, cerca a la ciudad egipcia de Nag Hammadi. Cfr. John Dominic Crossan y Jonathan Reed, Jesús desenterrado. http://laicos.antropo.es/biblia-y- libros/Crossan.JohnDominic_Jesus-desenterrado .pdf. 11 Cf. Gnilka, El evangelio según San Marcos. 11 respecto al Evangelio de Juan y al de Lucas y algo inferior con respecto al evangelio de Mateo.12 No obstante, en los últimos años, desde la perspectiva de los estudios sociológicos se destacan los aportes de G. Theissen13 y de Aguirre Monasterio;14 desde la perspectiva del análisis semiótico el aporte de Mateos,15 desde la perspectiva de la historia de las formas el estudio de Marcus16 y desde la perspectiva teológica narrativa el gran estudio de Pikaza que recoge el trabajo de toda su vida.17 Por fuera de estos estudios exegéticos completos, clásicos y nuevos, la narración de Mc 8, 27-30 es prácticamente intocada. El artículo más reciente que se encuentra con respecto a este texto data de 1982.18 La atención de los articulistas que estudian el Evangelio de Marcos se han centrado en otras narraciones diferentes a las que nos ocupa como Mc 15,39;19 Mc 10,13-16;20 Mc 1,10,21 entre otras, o en temas transversales del evangelio como la relación con los escritos del Qumram,22 el discipulado;23 la técnica retórica en Marcos24 o la relación de Isaías con 12 Para todas estas afirmaciones Cf. Rafael Aguirre Monasterio y Antonio Rodríguez Carmona, La investigación de los Evangelios y Hechos de los apóstoles en el Siglo XX (Navarra: Verbo Divino, 1996). 13 Cf. Gehard Theissen, Sociología del movimiento de Jesús. El nacimiento del Cristianismo Primitivo (Santander: Sal Terrae, 1979). 14 Cf. Rafael Aguirre Monasterio, Del movimiento de Jesús a la Iglesia Cristiana. Ensayo de exégesis sociológica del Cristianismo primitivo (Navarra: Verbo Divino, 2009). 15 Cf. Juan Mateos, Los doce y otros seguidores de Jesús en el Evangelio de Marcos (Madrid: Cristiandad, 1982). y especialmente: Juan Mateos y Fernando Camacho, El evangelio de Marcos. Análisis lingüístico y comentario exegético (Córdoba: ediciones el Almendro, 2003). 16 Cf. Joel Marcus, Leyendo el Evangelio de Marcos (Salamanca: Sígueme, 2011). 17 Cf. Xavier Pikaza, Evangelio de Marcos, la buena noticia (Navarra: Verbo Divino, 2012). 18 Cf. Taylor Bayle, “Saint Mark 8,27 Again”, Studia Evangelica (1982): 17 – 20. 19 Cf. Kelly Iversson, “A Centurion Confession’s : A Performance Critical Analisys of Mark 15,39”, JBL (2011): 329 – 350. 20 Cf. Tomasz Szymczak, “Acogliere il regno come un bambino (Mc 10,13-16)”, Mf 111 (2011): 473 – 501. 21 Cf. Edward Dixon, “Descending Spirit and Descending Gods: A “Greek” Interpretation of the Spirit’s “Descent as a Dove” in Mark 1:10”, JBL (2009): 759 – 780. 22 Cf. Cesar Carbullanca, “La ignorancia en el Evangelio de Marcos. Un acercamiento desde la literatura de Qumram a la teoría de las parábolas”, Theologica Xaveriana 168 (Julio – Diciembre, 2009): 331 – 358. 23 Cf. Vaage Leif A., “An Other Home: Discipleship in Mark as Domestic Asceticism”, The Catholic Biblical Quarterly 71 (2009): 741 – 761. 24 Cf. Stephen Ahearne – Kroll, “Audience Inclusion and Exclusion as Rhetorical Technique in the Gospel of Mark”, JBL 129, 4 (2010): 717 – 735. 12 Marcos.25 El único estudio reciente sobre este texto es la obra de Monseñor Paolo Mascilongo, en lengua italiana.26 3.2. El análisis narrativo. El análisis narrativo tiene una historia reciente en la exégesis bíblica. Aunque hunde sus raíces en las categorías de la retórica de Aristóteles, su emergencia en el ámbito bíblico tiene aproximadamente una historia de 30 años. El uso y el abuso del método histórico crítico provocaron un gran descontento en amplios sectores de la Iglesia, tanto católica como reformada,27 quienes veían la dificultad que éste método tiene para hacer emerger la teología del texto bíblico y para iluminar la vida concreta del lector de hoy. Incluso llegó a surgir la propuesta de una lectura “espiritual” de la escritura que no fue bien acogida por el magisterio de la Iglesia.28 Valorado el acercamiento científico como necesario para la exégesis bíblica,29 sigue con todo siendo urgente superar los límites señalados para la exégesis histórico – crítica. A su vez el desarrollo de la lingüística francesa y de la hermenéutica filosófica, generaron nuevas reflexiones sobre la relación entre el texto y el lector,30 que poco a poco llevaron a proponer la necesidad de un método que asumiera la Biblia como relato. En ese sentido han surgido dos enfoques del análisis narrativo de la Biblia. El que parte del carácter literario del texto y hace énfasis en las características lingüísticas del texto bíblico, que se fija más en la estructura verbal del mismo y que sigue los elementos fundamentales de la retórica clásica de Aristóteles, fundamentalmente representada por la corriente que aquí se denominará “romana”, ya que tiene su centro en el Instituto Bíblico de Roma, con representantes de renombre en el mundo exegético actual como Jean Noel Aletti31 y Jean Louis Ska.32 25 Cf. Martin Klingbeil, “Contextualizaciones de Isaías en San Marcos”, DavarLogos 2,2 (2003): 139 – 146. Cf. Paolo Mascilongo, Ma voi, chi dite che io sia? Analisi narrativa dell’identita di Gesú e del camino dei discepoli nel Vangelo secondo Marco, alla luce della “confessione di Petri” (Mc 8,27-30) (Roma: Gregorian & Biblical Press, 2011). 27 Cf. Luis Heriberto Rivas, “La biblia y la literatura: Génesis y desarrollo de un encuentro”, Teología 81 (2003/1): 7 – 35. También y desde la perspectiva de la Iglesia Presbiteriana. Cf. Augustos Nicodemus Lopes, “O dilema do método histórico – crítico na interpretaçâo bíblica”, Fides Reformata 1 (2005): 115 – 138. 28 Cf. Juan Pablo II, Discurso sobre la Interpretación de la Biblia en la Iglesia (23/493). 29 Cf. Pontificia Comisión Bíblica, Interpretación de la Biblia en la Iglesia, 33 – 68. 30 Cf. Ferdinand de Saussure, Curso de Lingüística general (Buenos Aires: Lozada, 1945). Paul Ricoeur, La metáfora viva (Madrid: Cristiandad, 2001). Martin Heidegger, Ser y tiempo (traducción de Jorge Eduardo Rivera) (Santiago de Chile: Editorial Universitaria, 1993). 31 Cf. Jean Noel Aletti, El arte de contar a Jesucristo (Salamanca: Sígueme, 1992). 32 Cf. Jean – Louis Ska, Análisis narrativo de relatos del Antiguo Testamento (Salamanca: Sígueme, 2001). 26 13 Por el otro lado, la corriente francesa representada por Marguerat 33 que centra su atención en los elementos propios de un relato como personajes, trama, acción. Lo nuevo del análisis narrativo produce una cierta incerteza sobre su carácter epistemológico, que le dará estatuto de ciencia y le permitirá adquirir preponderancia y continuidad. Con respecto al carácter epistemológico del análisis narrativo se han producido algunas reflexiones: Desde el ámbito filosófico, el trabajo de Ricoeur y otros;34 y desde los diferentes elementos del análisis narrativo.35 Con respecto al análisis narrativo del Evangelio de Marcos es necesario admitir que en lengua española son pocos los estudios al respecto y por lo general enfocados en la generalidad del evangelio, por lo que se convierten en comentarios más bien difusos. Es el caso de los estudios de Rhoads y otros36 y el de Navarro Puerto.37 Con respecto al análisis narrativo de Mc 8,27-30, es necesario reportar la ausencia total de estudios narrativos, por lo menos en lengua castellana, inglés y francés. En italiano se puede reseñar el reciente trabajo de Monseñor Paolo Mascilongo.38 El mismo Mascilongo en el estado del arte de su obra indica la casi inexistencia de estudios narrativos de lo que él llama “la confesión de Pedro”.39 4. OBJETIVOS. 4.1. General. Mostrar los fundamentos epistemológicos del análisis narrativo de la Biblia, para evidenciar la competencia de este análisis como método riguroso exegético que permite un acercamiento a la teología del texto bíblico. 33 Cf. Daniel Marguerat e Ivan Bourquin, Cómo leer los relatos bíblicos. Iniciación al análisis narrativo (Santander: Sal terrae, 2000). 34 Cf. Ronald Barthes y otros, Exégesis y hermenéutica (Madrid: Taurus, 1976) (Tit. Orig., Exégese et Herméneutique, Paris 1971). 35 Cf. James Edwards, “Markan Sandwiches: The Significance of Interpolations in Markan Narratives”, Novum Testamentum 31 (1989): 193 – 216. Tom Shepherd, “The Narrative Function of Markan Intercalation”, New Testament Studies 41 (1995): 522 – 40. Elizabeth Malbon, “Fallible Followers: Women and Men In the Gospel of Mark”, Semeia 28 (1983): 29 – 48. Jerry Camery Hoggatt, “Irony in Mark’s Gospel, Text and Subtext”, Cambridge GB (New York 1992); David Rhoads y Kari Syreeni, (eds.), “Characterization in the Gospels”, JSNT (Sheffield 1998). Paul Danove, “The Narrative Rhetoric of Mark’s Ambiguous Characterization of the Disciples”, JSNT 70 (1998): 21 – 38. 36 Cf. David Rhoads, y otros, Marcos como relato (Salamanca: Sígueme, 2002). 37 Cf. Mercedes Navarro Puerto, Marcos (Estella: Verbo Divino, 2006). 38 Cf. Mascilongo, “Ma voi, chi dite che io sia”, 10. 39 Cf. Mascilongo, “Ma voi, chi dite io sia”, 54. 14 4.2. Específicos. 1. Explicitar los elementos epistemológicos del análisis narrativo, para mostrar su carácter de método riguroso en el análisis del texto bíblico. 2. Desarrollar un análisis de Mc 8,27-30 a partir de sus personajes para profundizar la dimensión epistemológica del método narrativo. 3. Realizar un análisis de Mc 8,27-30 a partir de la trama para profundizar en la dimensión epistemológica del método narrativo. 4. Entresacar los resultados teológicos del análisis narrativo realizado en los alcances de los objetivos anteriores para iluminar las prácticas pedagógicas del autor. 15 1. ELEMENTOS EPISTEMOLÓGICOS DEL ANALISIS NARRATIVO DE LA BIBLIA La manifestación de Dios en la historia humana, para la tradición judeo cristiana, se ha concretado en el texto bíblico. Desde la época de los Padres de la Iglesia la Biblia ha sido Palabra de Dios, por eso la interpretación de dicho texto es una cuestión fundamental. Comprender adecuadamente el texto bíblico está asociado a la identidad misma de la comunidad de fe. Por eso mismo el tema de los métodos con los cuales la comunidad de fe se acerca y se apropia del texto bíblico es determinante para la misma Iglesia. La atención que la Iglesia ha puesto a este tema, recientemente se manifiesta en el documento de la Pontificia Comisión Bíblica. 40 En él se hace el análisis de los métodos, sincrónicos y diacrónicos, que en la actualidad son más usados en el estudio bíblico. El presente estudio se centra en el estatuto epistemológico de uno de esos métodos, específicamente el método narrativo. 1.1. ¿QUÉ ES EL ESTATUTO EPISTEMOLÓGICO? El estatuto epistemológico de un método está conformado por los supuestos ideológicos que lo convierten en un método con carácter riguroso y que le dan estatuto de ciencia. 41 Uno de los elementos de mayor controversia que ha generado el análisis narrativo aplicado al estudio de los textos bíblicos es las dudas que ha generado con respecto a su rigurosidad metodológica y su carácter científico.42 Por eso es urgente que el método del análisis narrativo se justifique ante los extraños como un método que tiene rigor científico. Esto es justamente preguntar por su estatuto epistemológico. En el caso del método Histórico Crítico su estatuto epistemológico se construye sobre tres grandes principios que comparte en general con la ciencia moderna: La objetividad, la experimentación y el paradigma matemático.43 40 Cfr. Pontificia Comisión Bíblica, Interpretación de la Biblia en la Iglesia, 41 – 49. El adjetivo reciente puede generar algún cuestionamiento. Sin embargo se acomoda si se tiene en cuenta la ya larga historia de la interpretación bíblica en la Iglesia y que además no hay ningún otro documento de carácter oficial en la Iglesia que sea posterior al aquí reseñado. 41 Cf. Alexander Koyre, Estudios históricos del pensamiento científico (Ciudad de México: Editorial Siglo XXI, 1978). También Alexander Koyre, Del mundo cerrado al universo infinito (Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica, 1979). 42 Con respecto a la importancia de una lectura científica de la Biblia mucho se ha afirmado baste como ejemplo: Cf. Tarsicio Gaitán, “Métodos de interpretación de la Biblia”, Cuestiones Teológicas 33 (Medellín, Enero – Junio, 2006): 141 – 169. 43 Cf. Ernest Cassirer, El problema del conocimiento en la filosofía y las ciencias modernas (Ciudad de México: fondo de cultura económica, 1957). Jürgen Habermas, Conocimiento e Interés (Valencia: servicio de publicidad de la Universidad de Valencia, 1995). Para mostrar los fundamentos del método histórico crítico es especialmente útil el artículo en dos partes de Kerbs. Cf. Raul Kerbs, “El método histórico crítico en teología: En busca de su estructura básica y de las 16 La objetividad es el principio por el cual se establece que el investigador o científico no puede ni debe intervenir con sus intereses y condiciones concretas en sus productos científicos. Un conocimiento es científico, según este supuesto, cuando el investigador obtiene un producto ajeno a sus intereses vitales y no modificado por su condición socio – cultural concreta. La experimentación apunta fundamentalmente a que no es conocimiento aquello que no puede ser manipulado y verificado mediante la manipulación y la técnica. Por último para la ciencia moderna la ciencia matemática, que formula principios universales se convierte en el modelo de todo conocimiento científico. Cualquier conocimiento que quiera adquirir el carácter de ciencia debe asumir el modelo matemático para construir sus conocimientos. La crisis de la ciencia moderna y con ella del método histórico – crítico que se construye sobre ella es que estos fundamentos epistemológicos han perdido validez a partir de la crítica que se hace de ellos desde el ámbito de la filosofía hermenéutica y de la filosofía crítica.44 1.2. EL ESTATUTO EPISTEMOLÓGICO DEL ANÁLISIS NARRATIVO DE LA BIBLIA. El análisis narrativo es un método exegético que ha cobrado importancia en los últimos decenios, gracias al desarrollo de la lingüística, su aplicación al estudio bíblico y la necesidad sentida de superar algunos límites del método histórico – crítico.45 Así por ejemplo el enfoque arqueológico del método histórico – crítico que abandona el texto como ha sido adoptado dentro del canon, ya que es el texto canónico el que se considera inspirado y el que es portador del mensaje divino.46 Igualmente preocupa el olvido al que queda relegado el lector en su proceso de lectura. En este sentido se señala: “El siglo XIX, y la mayor parte de la crítica bíblica desde entonces estuvo más interesado en el contexto en que se escribió que en el texto real de la Escritura y su relación inmediata con el lector”.47 El primer gran debate que han generado los métodos llamados literarios, 48 es la posible lectura de la Biblia como una obra literaria exclusivamente, olvidando su carácter de interpretaciones filosóficas subyacentes”, Davarlogos, 1,2 (2002): 105 – 123. Y Raul Kerbs, “el método histórico crítico en teología: En busca de su estructura básica y de las interpretaciones filosóficas subyacentes”, Davarlogos, 2,1 (2003): 1 – 27. También y desde la perspectiva reformada Cf. Lopes, “O dilema do método – histórico crítico”, 117 – 121. 44 Cf. Jürgen Habermas, Conocimiento e Interés. Ha demostrado el carácter ambiguo de dichos principios epistemológicos. 45 Cfr. Pontificia Comisión Bíblica, Interpretación de la Biblia en la Iglesia, 41 – 49. 46 Cf. Pontificia Comisión Bíblica, Interpretación de la Biblia en la Iglesia, 40. 47 David Jaspers. Lecturas Literarias de la biblia en John Barton (ed.), La interpretación Bíblica hoy (Santander: Sal terrae, 2001), 42. 48 Método narrativo, método retórico, método semiótico. 17 testimonio de fe y obra religiosa. 49 En esa dirección surgen numerosos estudios que buscan este acercamiento, normalmente desde la orilla de la literatura. 50 Este acercamiento a la Biblia como obra Literaria exclusivamente, normalmente ha generado desconfianza e incomodidad entre los teólogos.51 A pesar de lo señalado el análisis narrativo en el pasado reciente de la Iglesia adquiere relevancia a partir de la conciencia que se toma de la Biblia como narración en su estructura fundamental y de la misma Iglesia como comunidad narradora. Normalmente se indica como responsable de esta toma de conciencia a J. B. Metz, quien publica un artículo en este sentido en 1973.52 El análisis narrativo debe reclamar su espacio en el ámbito científico, mediante un estatuto epistemológico y metodológico. De la orilla del método histórico crítico, en un primer momento se ha visto al análisis narrativo, y en general a los métodos de origen literario con desconfianza, por este factor.53 Lo reciente de su historia,54 además, genera una falta de unidad conceptual entre todos los que pretenden estudiar y utilizar estos métodos. En este sentido se señala que existe gran variedad de teorías narrativas y que esto hace necesaria una aclaración terminológica “que no es uniforme ni mucho menos”.55 Aún en ese mismo sentido de la pluralidad de enfoques de la narrativa y los marcos conceptuales dispares y a modo de un simple ejemplo, hay quienes insisten en que el punto de partida de todo análisis narrativo debe ser la estructura verbal, ya que en la oración es el verbo el que determina toda acción.56 Por otra parte estarían aquellos que consideran que el análisis gramatical, aunque necesario y útil forma parte del estudio de crítica literaria, 49 Cf. William Johnstone, El estudio bíblico y la lingüística. En John Barton (ed.), La interpretación Bíblica hoy (Santander: Sal terrae, 2001), 156 – 169. 50 Para indicar algunos de los acercamientos interesantes sobre la lectura de la Biblia como literatura: Cf. Fabiana Cristina de Conceicao y Tiago Tadeo Conteiro, “Bíblia y Literatura, Diálogo y obstáculos en la base del monoteísmo”, Ciberteología - revista de teología y cultura (Año 7 N° 33): 96 – 107. También, José Pedro Tosaus Abadía, La biblia como Teología (Navarra: Verbo Divino, 1996). y muy especialmente Geert Van Oyen Lire lévangile de Marc comme un roman. (Bruxelles, Editions Lessius, 2005), que propone leer el evangelio de Marcos como una novela que ayuda al lector a tomar posición sobre la cuestión de la identidad de Jesús. 51 Cf. Johnstone, El estudio bíblico y la lingüística, 156 – 169. También Cf. Hernando Barrios Tao, “Crítica Narrativa: Un aporte a la interpretación Bíblica latinoamericana” (Ponencia en el IV Congreso Internacional de Teología. Medellín, Agosto 19 a 22 de 2008.): 1 – 12. 52 Cf. Joan Baptiste Metz, “Breve apología de la narración”, Concililum 9 (1973): 222 - 238. 53 Cf. Jaspers, Lecturas literarias de la Biblia, 43. 54 Marguerat plantea una historia del análisis narrativo de la Biblia a partir de 1960. Cf. Marguerat y Bourquin, “Cómo leer los relatos bíblicos”, 12. 55 Cf. Wilhelm Egger, Lecturas del Nuevo Testamento (Estella: Editorial Verbo Divino, 1990), 145. 56 Parece ser el caso de lo que podríamos llamar el enfoque propio del Bíblico de Roma 18 propio del método histórico crítico, por lo que prefieren partir de los elementos de estructura narrativa. 57 Para el presente trabajo esa diferencia de enfoques y de terminología representa una seria dificultad, ya que por la naturaleza del mismo, no se puede profundizar en diferentes enfoques. Así se echa de menos en la bibliografía estudiada una síntesis que recoja los principales elementos, comunes y diferentes, de cada uno de los enfoques dentro del mismo análisis narrativo. El análisis narrativo hunde sus raíces en un ideario diferente al de la racionalidad moderna. Sus orígenes filosóficos son la filosofía del lenguaje, la fenomenología y la hermenéutica. Por estas razones los elementos que lo constituyen como método riguroso, científico, son diferentes a los del método histórico - crítico. Algunos de ellos se formulan de la siguiente manera: 1.2.1. El texto como relato. Se define como relato a una construcción literaria, no necesariamente escrita, en la que interviene un narrador para formular una serie de acciones e interacciones humanas, con un referente que puede ser real o ficción; de aquí que se pueda afirmar que los elementos que caracterizan un relato son el tiempo y el espacio, la dinámica causa efecto y el carácter literario.58 En el ámbito del estudio bíblico hay diferentes concepciones sobre lo que sea relato y su relación con la narración. Para Lohfink “un relato es según su naturaleza algo cerrado. Una narración por el contrario vive”. 59 Por otro lado para la mayoría de los exégetas 60 narración y relato son sinónimos. En ese último sentido se utiliza aquí. El relato como un texto ubicado en el tiempo y el espacio nos remite necesariamente a un evento o acontecimiento y es aquí donde se articula la condición de testimonio del relato bíblico y la categoría de memoria. En la concepción bíblica el tiempo no es una categoría lineal, sino un acontecimiento que se actualiza en el acto de “recordar” de hacer memoria. La memoria así alcanza una dimensión casi ontológica al hacer presente un evento pasado, con todas sus consecuencias. Para la narrativa esta característica del relato es determinante porque es, entre otras cosas, gracias a esta condición que el relato tiene la capacidad de vincular al lector con el acontecimiento subyacente a la narración. 57 La corriente francesa y anglosajona respectivamente: Cf. Marguerat y Bourquin, “Cómo leer los relatos bíblicos”. Rhoads y otros, Marcos como relato. 58 Cf. Luz Aurora Pimentel, El relato en perspectiva. Estudio de teoría narrativa (México: Siglo XXI, 2005). 59 Cf. Gerhard Lohfink, “Narración como Teología. Sobre la infraestructura lingüística de los evangelios”, Cuestiones Teológicas 30 (Medellín, Julio de 2003): 299 – 312. Para él el relato se centra fundamentalmente en el acontecimiento histórico a manera de crónica, mientras que la narración penetra más profundamente la realidad. Más adelante se volverá sobre este artículo. 60 Cf. Marguerat y Bourquin, “Cómo leer los relatos bíblicos”, 11 – 18. 19 La dimensión espacial en el relato bíblico también adquiere una densidad especial, con relación a la concepción de espacio propia del mundo occidental, donde la historia de Dios y la historia humana son realidades distintas y separadas, a manera de diferentes esferas de la realidad a la que el ser humano accede en momentos diferentes. No sucede así en el relato bíblico, aquí la historia humana es el espacio donde Dios actúa. Por otra parte la relación causa – efecto debe también entenderse de manera adecuada en el relato bíblico. Gracias a la tradición griega, esta relación tiene toda la carga conceptual que le ha dado Parménides61 y que ha incorporado al mundo filosófico Aristóteles.62 En esta línea del pensamiento la relación causa – efecto es una relación lógico – formal. No parece ser esta la forma como se debe entender dicha relación en el relato bíblico. Aquí se habla es de acciones concretas que producen una transformación eficaz de la realidad, y no sólo formal. Esa transformación real que se plantea en el relato bíblico no sólo sucede dentro del relato, sino en el lector al ser vinculado al mismo. El relato bíblico pretende una transformación del lector, busca un efecto sobre el lector y en ese sentido tiene intención pragmática. Por lo expuesto se puede concluir que el primer presupuesto fundamental del análisis narrativo es que la Biblia en su estructura fundamental es de carácter narrativo. 63 De ninguna manera se pretende negar lo que es evidente: La existencia de textos de discursos, sumarios, himnos, etc. Pero se afirma que en su condición de testimonio de fe, utiliza el relato como su primordial instrumento.64 1.2.2. El relato como su propio referente. Este criterio epistemológico que acoge la narrativa expresa fundamentalmente que el texto se entiende a partir de sí mismo y no necesita de referentes externos para ser entendido y para transmitir un sentido. Aunque en general se valoran los aportes del método histórico crítico como herramienta indispensable, se sostiene que el texto por sí mismo es significativo.65 En general todos los métodos de origen literario como la semiótica, el estructuralismo y el método narrativo comparten este criterio;66 pero las diferencias de acentos son determinantes. Mientras el análisis semiótico y el estructural se fijan más en la estrategia 61 Cf. Juan David García Vaca, Los presocráticos (México DF: Fondo de Cultura Económica, 2007), 29 – 37. 62 El principio de la causalidad atraviesa toda la obra de Aristóteles, pero donde más sistemáticamente está formulado es en la metafísica. Cf. Aristóteles, Metafísica (traducción de Hernán Zucchi) (Buenos Aires: De bolsillo, 2011). 63 Cf. Lohfink, “Narración como teología”, 299 – 312. 64 Cf. Lohfink, “Narración como teología”, 300. 65 Cf. Marguerat y Bourquin, “Cómo leer los relatos bíblicos”, 11 – 18. 66 Cf. Marguerat y Bourquin, “Cómo leer los relatos bíblicos”, 11 – 18. 20 organizativa del sentido por parte del texto, el análisis narrativo “considera el texto como un proceso de comunicación entre el autor y el lector”.67 En ese sentido se abandonan las preguntas propias del método histórico – crítico, como el contexto en el que surge el texto, y la historia de formación del texto, pasando por las formas básicas de expresión literaria, las tradiciones y la redacción final. Incluso se práctica muy poco dentro del análisis narrativo la comparación del texto con sus paralelos en el mismo macro relato bíblico. Con todo, las voces más prudentes proponen que cada acento vale por sus interrogantes propios y que no se debe proponer la exclusividad metodológica, sino la complementariedad que nazca de la naturaleza misma de los textos.68 1.2.3. El texto bíblico como sujeto.69 Al hacer el balance parcial de lo que ha representado el surgimiento de los métodos sincrónicos para el estudio de la biblia, los estudiosos coinciden en resaltar que uno de los principales aportes de dichos métodos es la recuperación del texto bíblico como sujeto vivo que habla por sí mismo.70 Cuando el teólogo se enfrenta al texto bíblico, ya no lo puede hacer, como se pretendió en algún momento, de manera “objetiva”; el texto bíblico es más que una cosa que se manipula y se divide, a manera de operación quirúrgica. Aunque siga siendo importante establecer el sentido literal del texto, y este se convierta en un criterio por sí mismo, para evitar “subjetivismos” manipuladores del texto, es evidente que el texto debe seguir hablando hoy, en la interpretación de la comunidad creyente; y esto sólo es posible si se deja de considerar al texto un elemento arqueológico, que ya habló en el pasado y al que comprendemos objetivamente. La cuestión hermenéutica del texto exige que éste hable a los hombres de hoy, en su situación concreta. Tal vez este criterio se pueda reforzar si recordamos el tema de la inspiración bíblica, a propósito de una revelación abierta a los hombres de todos los tiempos. Durante muchísimo tiempo se planteó el tema de la inspiración como la acción directa del Espíritu Santo, sobre los escritores bíblicos individuales, que ponen por escrito con palabras humanas, la Palabra de Dios. Sin duda alguna el concepto de Inspiración incluye el sentido literal del texto, esto es la intención que tiene el autor al redactar el texto, pero actualmente se plantea una ampliación de la inspiración del autor hacia el texto. Es el texto, como lo recibimos hoy, y como es reconocido por la comunidad de fe, el que es inspirado. 67 Cf. Marguerat y Bourquin, “Cómo leer los relatos bíblicos”, 18. Cf. Marguerat y Bourquin, “Cómo leer los relatos bíblicos”, 18. 69 Cf. Hernando Barrios Tao, “Los senderos de acercamiento a la Revelación escriturística” en Cuestiones de teología en el inicio del siglo XXI, Ed, Fernando Garzón Ramírez (Bogota: Ed. USB, 2008), 32. 70 Cf. José Caba S.J., “Métodos exegéticos en el estudio actual del Nuevo Testamento”, Gregorianum 73, 4 (1992): 611 – 669. 68 21 Tal vez sea necesario ampliar aún más el concepto hasta incluir la comunidad que hoy lee el texto, iluminada por el Espíritu Santo. Como lo expresa Alfaro: “Es la convicción de que la Palabra de Dios no se ha confiado a unos individuos sino a un pueblo en marcha a través de la historia”.71 Por otra parte considerar al texto bíblico como sujeto, implica así mismo que el teólogo al utilizar el mismo texto para su quehacer teológico se reconoce a sí mismo como sujeto 72 que interactúa con el otro. En ese sentido el teólogo deja de ir al texto bíblico a extraer de él material para su quehacer y más bien acude ante un “otro” que lo interpela y con el cual se establece un diálogo intersubjetivo que enriquece al teólogo y enriquece al mismo texto, con los nuevos sentidos que aquel encuentra en éste.73 Esta categoría de sujeto, aplicada al texto Bíblico conserva su condición transcendente de Palabra de Dios, el sujeto siempre trasciende la interacción, es inabarcable e inagotable. Pero considerar al texto bíblico como sujeto no solamente evita las consecuencias de la “objetividad” moderna, sino también los “subjetivismos” post – modernos; ya que cuando se enfrenta una realidad como sujeto, no se puede manipular; quien se presenta ante mí como sujeto, en ese presentarse, manifiesta su ser, su propia naturaleza, no está hecho a la medida del otro. El texto es palabra propia, aunque sea palabra para mí, no sólo porque es Palabra de Dios, sino porque es palabra viva humana en un mismo momento.74 El teólogo se encuentra con el texto abierto a la novedad que puede traer para él este encuentro y dispuesto a replantear los esquemas previos con los que se acerca al texto bíblico, no de otra forma se puede hacer real esto de la acción intersubjetiva entre teólogo y texto. La categoría de diálogo se mostraría como la más pertinente para articular a teólogo y texto bíblico a partir de este criterio. 1.2.4. El texto como transmisor de sentido. Paul Ricoeur75al establecer la comparación entre narración y metáfora plantea que las dos tienen en común que son una innovación semántica, esto es las dos son una nueva forma de transmitir sentido, que tienen como fundamento la creatividad humana: “la metáfora viva y la elaboración de la trama son como dos ventanas abiertas al enigma de la creatividad”.76 71 Juan Alfaro y Jan Willebrands, Fe cristiana y hermenéutica (Madrid: Ed. Paulinas, 1969), 90. Todo el desarrollo de la filosofía contemporánea sobre la superación de la “Objetividad” moderna, es pertinente en este momento. Especialmente Habermas en su libro Conocimiento e Interés, en donde hace una lectura de toda la tradición filosófica desde este perspectiva. Cf. Habermas, Conocimiento e Interés. 73 Esto se ve reforzado por una corriente muy importante de la filosofía actual, que ha profundizado la relación entre texto y contexto y para los cuales “los lectores crean significado en su encuentro con el texto” Cf. Sean Freyne, “Cómo entender hoy las cuestiones de unidad y diversidad en la Escritura”, Concilium 294 (2002): 7 – 8. 74 Cf. Barrios Tao, “Crítica Narrativa”, 1 – 12. 75 Cf. Paul Ricoeur, “Narratividad, fenomenología y hermenéutica”, Análisis 25 (2000): 189 – 207. 76 Ricoeur, “Narratividad, fenomenología y hermenéutica”, 197. 72 22 Esto quiere decir fundamentalmente que las dos tienen una forma propia de decir la realidad. Por esto señala Ricoeur que el concepto que occidente tiene tradicionalmente de verdad está asociado a dos notas: La coherencia lógica y la verificación empírica. La relación entre la poética (metáfora) y la narrativa, hace revaluar tales principios. Por lo que difícilmente a partir del análisis narrativo se puede pretender la construcción de cuerpos doctrinales verificables y comprobables empíricamente. Está no es una preocupación de la narración, ella pretende transmitir sentido mediante la vinculación del lector al relato mismo. Se reitera una vez más que su intensión es pragmática en ese sentido. Esto hace pensar también en el acercamiento a la Biblia como obra literaria.77 Esto es como texto que pretende transmitir de una forma bella. Los acercamientos literarios a la biblia han puesto de manifiesto la belleza del estilo de muchos de los escritores bíblicos. El acercamiento narrativo ha contribuido no poco en este sentido. 1.2.5. El Espíritu como criterio de interpretación del texto. “La Escritura debe leerse e interpretarse con el mismo Espíritu con que fue escrita”. 78 Al plantear este criterio la Dei Verbum, a renglón seguido, expone los elementos que constituyen dicho Espíritu: El contexto y la unidad de la Sagrada Escritura, la tradición viva de la Iglesia y la analogía de la fe. Plantear el contexto de la Sagrada Escritura, exige de manera inmediata formular temas conexos como la naturaleza del texto bíblico, su propósito, sus destinatarios y su naturaleza literaria. En primer lugar hay que considerar que el texto bíblico es realidad segunda frente a la realidad primera que es la manifestación histórica de Dios en su Revelación y el encuentro del ser humano con esta manifestación. En ese sentido el teólogo debe tener en cuenta siempre que a la base del texto hay una experiencia viva de una comunidad que pone en palabras su encuentro con Dios en la historia. La comunidad de fe hace teología, al reflexionar sobre la acción de Dios en su vida y la pone por escrito en el texto bíblico. En ese sentido son muy importantes los aportes del estudio crítico de la Biblia, especialmente la historia de las tradiciones y la historia de la redacción, que ha ubicado el texto bíblico en relación con su comunidad de origen y con la intencionalidad del autor. El texto bíblico nace en una comunidad concreta y se dirige a un auditorio específico, lo que determina la teología que expresa. En ese sentido, y siguiendo a Ricoeur, el trabajo del teólogo no es llegar al texto mismo, sino a la experiencia de vida que origina el texto. El acontecimiento que está a la base del texto se convierte en el verdadero referente del mismo. El trabajo del teólogo tiene como punto de partida, en el uso del texto bíblico, el llegar a la comunidad que le da origen y que es interprete e interpretada. 77 Al respecto ya se han dado algunas indicaciones antes en este mismo escrito Cf. Concilio Vaticano II, Constitución Dogmática sobre la Divina Revelación 12. Citando a Benedicto XV, Encíclica Spiritus Paraclitus, del 15 de Septiembre de 1920. 78 23 Para leer la Biblia en el Espíritu en que fue escrito es necesario también comprender el propósito mismo del autor bíblico. El mismo texto bíblico refiere su propósito: “Jesús realizó en presencia de los discípulos otras muchas señales que no están escritas en este libro. Éstas han sido escritas para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre” (Jn 20,30-31).79 De aquí se deduce que el texto bíblico es un testimonio de fe, que quiere provocar la fe. En ese sentido interpretar la Biblia en el Espíritu en que fue escrita implica reconocer en primer lugar su condición de testimonio de fe y por lo tanto liberarse de preguntas que se formulan con sentido anacrónico desde los intereses vitales del lector moderno. El texto bíblico no es en primer lugar una respuesta a los intereses científicos historizantes de hoy; esto implica que, conectando con el primer criterio, hay que dejar hablar al texto. No todas nuestras preguntas tienen que encontrar respuesta directa en la Biblia, aunque toda realidad humana debe ser iluminada, para el creyente, por la Revelación. Profundizar en esto implica que la experiencia de fe es el origen del texto bíblico, pero al mismo tiempo es el ambiente natural en el que mejor puede ser comprendido. Toda interpretación del texto bíblico ajena a la experiencia de fe es válida y puede ayudar a su comprensión, pero para el teólogo la fe es condición de un acercamiento válido al texto bíblico, porque con ese Espíritu fue escrito y con ese propósito fue escrito. Se menciona arriba que plantear el contexto de la biblia implica tener en cuenta su naturaleza literaria. El estudio crítico de la biblia ha puesto de manifiesto la gran variedad de géneros literarios presentes en el texto bíblico. Esta variedad de géneros impone un criterio en el uso de la biblia en teología. El acercamiento a los textos debe estar guiado el uso de diversos métodos de estudio, determinados en gran parte por el género literario del texto que se quiere interpretar. Metodológicamente no se puede analizar de la misma manera un código que una narración o que un texto apocalíptico. En este sentido es importante señalar que los estudios más recientes ponen cada vez más de manifiesto la naturaleza narrativa del texto bíblico. Vicente Balaguer expone que la narrativa es el lenguaje más adecuado para contar la historia y si de lo que se trata es de expresar el Evento Jesús de Nazaret aconteciendo en la vida de una comunidad de fe, su relevancia es aún mayor. Reconoce Balaguer que aunque no todo en el texto bíblico es narración, su forma final si lo es, por lo que un acercamiento narrativo al texto bíblico es hoy relevante.80 Ahora bien la Dei Verbum al plantear el criterio también habla de la unidad de la Biblia, como elemento importante para poder leerla en el Espíritu en que fue escrita. Con todo este elemento no es tan sencillo de abordar, ya que en la actualidad y a partir del estudio de los diferentes contextos y comunidades donde surgen los textos bíblicos, cada vez se habla más de teologías en la Biblia que de teología bíblica. Por lo tanto es urgente aclarar de qué unidad se habla en medio de la diversidad de teologías.81 Es evidente que en este sentido se debe renunciar a un concepto de unidad bíblica que implique la ausencia de inconsistencias y contradicciones en el texto bíblico. Por citar la 79 Citada en la traducción de la Biblia de Jerusalén, edición española, 1982. Cf. Vicente Balaguer, “La teología narrativa”, Scripta Theologica 28 (1996/3): 689 – 712. 81 Cf. Werner Jeanrond, “Pluralismo bíblico y teológico”, Concilium 294 (2002): 129 – 140. 80 24 más mencionada, las presencias de Jesús en Jerusalén en los sinópticos y en el Cuarto Evangelio. La unidad bíblica debe buscarse más bien en la dirección del Evento fundante que es la Revelación de Dios en la historia humana. Aunque la expresión lingüística de la Revelación de Dios en la historia humana sea contradictoria e inconsistente, podemos esperar que la acción de Dios sea coherente. Es el mismo Espíritu Santo que actúa en Jesús de Nazaret el que anima la experiencia de fe de la comunidad que formula su comprensión en el texto bíblico y es el mismo Espíritu Santo el que anima la comunidad actual que interpreta el texto bíblico a partir de su propia experiencia de fe. Esa unidad de experiencia de fe guiada por el Espíritu Santo, no elimina sino que alimenta la diversidad de interpretaciones del evento que se originan en los diversos contextos vitales en que se mueven las diferentes comunidades de fe. En consecuencia de todo lo dicho atender al criterio de interpretar la Biblia en el Espíritu en que fue escrita implica dos cosas: Reconocer la naturaleza propia del texto bíblico, permitiéndole que se exprese desde sí mismo y reconocer el Espíritu Santo que actúa en la comunidad que formula el texto bíblico y en la comunidad que hoy lo interpreta 1.2.6. El lector como constructor de sentido. Para abordar este criterio epistemológico se acude especialmente a Paul Ricoeur.82 En el estudio citado, a partir de tres momentos enfrenta en primer lugar la narrativa en su carácter específico, en relación con la historia y la ficción; en un segundo momento la relación de la narración y la metáfora y por último algunos presupuestos fenomenológicos y hermenéuticos. En este momento son de especial significación las ideas expresadas en la primera y tercera parte. En un primer momento el autor expone que todas las formas de narrar tienen una unidad funcional que está dado por su carácter temporal. En ese sentido lo que convierte en relato a un texto es la trama, esto es su disposición en forma de principio, medio y fin, con unidad completa. Al plantear los presupuestos de su tradición filosófica Ricoeur plantea el que toda experiencia humana es una experiencia lingüística, en la que el hombre pretende encontrar la comprensión de sí mismo. Pero la conciencia de sí se construye como conciencia de algo. La reflexión es antes que todo una exteriorización. De tal manera el proyectar la conciencia se convierte en un acto de interpretarse. Reconocerse es interpretarse a través de signos, símbolos y textos. Si se relaciona este planteamiento con lo afirmado por Marguerat, con respecto a la narrativa al afirmar que así como el método histórico crítico pone el acento en el autor, la semiótica en el texto, la narrativa en el lector;83 permite comprender que para la narrativa el lector es tan importante que termina por convertirse en el constructor de sentido del texto, al interpretarlo. 82 83 Cf. Ricoeur, “Narratividad, fenomenología y hermenéutica”. Cf. Marguerat y Bourquin, “Cómo leer los relatos bíblicos”, 11 – 18. 25 Ciertamente las estrategias narrativas del texto condicionan y direccionan dicha interpretación; pero en el fondo es el lector quien actualiza la narración y al interpretarse por medio de ella, la llena de sentido para su vida hoy. En ese sentido apunta una de las estrategias narrativas que frecuentemente se encuentran en los textos bíblicos: Los finales abiertos, las preguntas sin responder, las escenas inconclusas. Es una estrategia narrativa que vincula al lector para que cierre el final, responda la pregunta o concluya la escena. En ese mismo sentido adquiere validez lo que señala Ricoeur al relacionar historia, ficción y narrativa: Tanto historia, ficción y narración interpretan y modifican su referente: Lo histórico, el evento. Por todo esto para la narrativa lo que se produce es un diálogo interpretativo entre texto y lector. El encuentro de estos dos horizontes es lo que determina la actualidad de un texto. 1.2.7. La Biblia como teología en forma de narración. Son muchos los autores que en la actualidad profundizan este planteamiento: La biblia presenta múltiples estilos y formas literarias, pero la condición confesional del relato bíblico hace que la narración tenga un lugar privilegiado. 84 Se ha insistido, por ejemplo, en que la disposición del canon bíblico: empezando en el Génesis y terminando con el Apocalipsis, implica de por sí, una intencionalidad temporal, que implica una cierta estructura narrativa. Lohfink, analizando la estructura lingüística de la Carta a los Romanos y de los Evangelios, concluye que aunque en el nuevo testamento se presentan varios lenguajes para expresar el mensaje, todos en su estructura fundamental son un testimonio de fe. En ese sentido la “función primaria” corresponde a la narración. Para Lohfink, la argumentación y la apelación están en función de la narración. “(…) el mensaje original cristiano desde el principio fue confesión de las acciones salvíficas de Dios en Jesucristo”.85 Este planteamiento tiene para el autor una consecuencia clara para la teología y es que debe ser narrativa. Esto es determinante porque la narración no agota la realidad en un único sentido sino que “penetra en profundidad”, ofreciendo una interpretación del acontecimiento que acontece en la narración misma. Precisamente por esa capacidad de penetrar la realidad de forma profunda e interpretarla es que para el autor “la narración misma es teología” La conclusión evidentemente es que la Biblia por tener fundamentalmente carácter de testimonio y poseer una estructura básica narrativa es teología. Y consecuentemente al hacer el análisis narrativo lo que se busca es hacer aparecer la teología expresada, a través de recursos narrativos, en el texto bíblico. El camino del análisis narrativo apenas está empezando 86 y son muchas las perspectivas de profundización y aplicación que ofrece y mucha la riqueza que puede ofrecer al análisis 84 Para este criterio epistemológico se sigue especialmente el artículo ya citado de Lohfink. Cf. Lohfink, “Narración como Teología”, 299 – 312. 85 Lohfink, “Narración como Teología”, 308. 86 Por lo menos si se le compara con el recorrido de siglos del método histórico – crítico. 26 bíblico, en la medida en que se asuma con rigor metodológico y con la intensión profunda de hacer actual el testimonio de fe de la Iglesia, que hoy como ayer tiene que dar razón de su fe. 27 2. Mc 8,27-30 En el presente capítulo se aborda la determinación del texto bíblico Mc 8,27-30, a partir del cual se enfrenta el ejercicio de análisis narrativo para mostrar cómo se cumplen los criterios epistemológicos enunciados en el capítulo anterior. La determinación del texto en el ejercicio exegético es de suma importancia. Aquí constituye un capítulo aparte por varios motivos: En primer lugar la contextualización del texto en el conjunto del segundo Evangelio, ofrece luces para la interpretación del mismo y por ese motivo se aborda detenidamente. En segundo lugar la discusión sobre el límite final del relato es amplia y requiere una adecuada atención. Los dos elementos anteriores hacen que este aparte se extienda un poco y formalmente se requiera de un capítulo aparte. Como criterio metodológico, se asumen los elementos asociados al análisis narrativo, aunque en los momentos que se considere necesario también se incluirán elementos de la crítica histórica. Las generalidades del Evangelio de Marcos pueden ser consultadas en las clásicas introducciones al Nuevo Testamento87 o en los comentarios generales al Evangelio;88 aquí se retomarán aquellas que resulten significativas para el análisis narrativo del texto. En ese sentido, y por ejemplo, es importante tener en cuenta y guardar para el momento del análisis narrativo el acuerdo al que han llegado la gran mayoría de los exégetas en torno a los destinatarios del Evangelio: Una comunidad cristiana proveniente de la gentilidad.89 2.1. EL CONTEXTO DE Mc 8,27-30. En este aparte se presenta la estructura del Evangelio de Marcos, que contextualiza el texto de Mc 8,27-30. Antes de presentar la estructura que se propone es necesario registrar algunos presupuestos importantes. En primer lugar la mayoría de los autores reconocen que toda construcción de una estructura es artificial y de alguna manera fuerza el texto; si se trata de incluir alguna debe ser aquella que deje permita una lectura integral de la narración y deje por fuera menos elementos de la misma.90 Considerar el Evangelio de Marcos como relato y desde esta perspectiva abordar una posible estructura, se muestra como un camino fecundo para este propósito. En ese sentido es importante señalar que prácticamente no hay dos autores 87 Cf. Clásico en perspectiva de Teología Bíblica: Alfred Wikenhauser y Josef Schmid Introducción al Nuevo Testamento (Salamanca: Herder, 1978). Y la obra más reciente Raymond E. Brown, Introducción al Nuevo Testamento (Madrid: Trotta, 2002). 88 Cf. Ya tradicionales como Rudolf Schnackenburg, El Evangelio según San Marcos, el Nuevo Testamento y su mensaje (Barcelona: Herder, 1973). El más reciente pero también ya clásico Joachim Gnilka, El evangelio según San Marcos (Salamanca: Sígueme, 1986). Y los más recientes Joel Marcus, leyendo el evangelio de Marcos (Salamanca; Sígueme, 2011) y Xavier Pikaza, Evangelio de Marcos, la buena noticia (Navarra: Verbo Divino, 2012). 89 Cf. Gnilka, El evangelio según San Marcos, 40. 90 Cf. Gnilka, El evangelio según San Marcos, 38. 28 que coincidan en el esquema del evangelio. Aún aquellos que dicen que se apoyan en otro autor terminan por incluir variaciones que terminan por representar un esquema nuevo. 91 En segundo lugar en fidelidad a la opción metodológica por el análisis narrativo, se propone aquí una estructura del evangelio que parte del evangelio todo como un relato centrado en la identidad de Jesús.92 Y en consonancia con estos los argumentos que sostienen la estructura también son de índole narrativa. La estructura que se propone, considera la trama del Evangelio, a partir del problema de la identidad de Jesús93 y que se estructura a partir de dos preguntas: ¿Quién es Jesús?, pregunta que se responde en los primeros ocho capítulos, justamente en Mc 8,27-30. La segunda pregunta es ¿qué tipo de Cristo es Jesús?, y se responde en la segunda parte del texto, sellada con la confesión de fe del centurión (Mc 15,39):94 1. Ustedes, ¿Quién dicen que soy yo? (1,1-8,30) A. Prólogo (1,1-15) B. El poder de Jesús (1,16-3,6) C. “¿Quién es este?” “¿De dónde le viene esto?” (3,7-6,29) D. “Tú eres el Cristo”. (6,30-8,30) 91 Cf. Jean Delorme, Leitura do Evangelho segundo Marcos (Sao Paulo: Paulinas, 1985), 35. Gnilka, El Evangelio según san Marcos, 36 – 38. Pikaza, “Evangelio de Marcos”, 154 – 167. Daniel Marguerat y otros, Introducción al Nuevo Testamento, su historia, su escritura, su teología (Bilbao: Desclée de Brouwer, 2008), 38 – 40. Mateos y Camacho, “El evangelio de Marcos”, 33 – 46. Raymond Eduard Brown, Introducción al Nuevo Testamento. 1. Cuestiones preliminares, evangelios y obras conexas (Madrid: Trotta, 2002), 194. 92 Esta idea ha sido repetida ya desde hace varias décadas por los estudiosos. Cf. Xavier Pikaza, “Realidad divina de Jesús en el Nuevo Testamento”, Est. Tr. 8,1 (1974): 73 – 95. También, Walter Kasper, “La filiación divina de Jesús”, Selecciones de Teología 15, 58 (1976): 153 – 160. Igualmente algunos comentaristas del Evangelio proponen su estructura a partir de esta idea. Cf. Jean Delorme, Leitura do Evangelho segundo Marcos (Sao Paulo: Paulinas, 1985). 93 Recientemente y a partir de la lectura antropológica y sociológica del Evangelio de Marcos, Guijarro y Miquel proponen que el Evangelio de Marcos está centrado en el problema de la identidad de Jesús, pero desde la perspectiva del honor adscrito y el honor adquirido. Cf. Santiago Guijarro Oporto y Esther Miquel Perikas, “Jesús como mediador en el Evangelio de Marcos”, Estudios Bíblicos LXVIII (2010): 1 – 28. Para estos autores Jesús es presentado como hijo de Dios, desde el esquema antropológico de la mediación. 94 Gnilka reconoce que “El predicado de Hijo de Dios encierra la totalidad del evangelio en una inclusión (1,1.11; 15,39). Todo el acento recae sobre la confesión del centurión romano, que como última aclamación cristológica, da a conocer el interés especial del evangelista que se encierra en el título hijo de Dios” Cf. Gnilka, El evangelio según San Marcos, 32. Aún desde la perspectiva narrativa, parece posible ofrecer una estructura del Evangelio, no ya desde el desarrollo del personaje Jesús, como la que se presenta aquí, sino también sería posible a partir del análisis del componente geográfico: Galilea, Camino a Jerusalén y Jerusalén, o también a partir de otro personaje, como los discípulos. 29 2. “Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios” (8,31-16,8) A. El hijo del hombre debe sufrir (8,31-10,52) B. El Mesías en Jerusalén y el Templo. ¿Hijo de David? (11,1-13,37) C. Jesús, el Cristo, Hijo de Dios (14,1-16,8) 1,1-15. El prólogo inicia con un título que se convierte en el programa narrativo del evangelio, contar la historia de Jesús el Hijo de Dios.95 La actividad de Juan Bautista se convierte en el anuncio fundamental que se cumplió el tiempo, que es un nuevo comienzo, y en ese orden el bautista es un precursor de Jesús.96 Esta introducción a la vida de Jesús, concluye con la presentación del Padre (1,9-11) que se convierte en una pequeña inclusión, que invita a reconocer a su hijo amado, quien actúa impulsado por la fuerza del Espíritu. El que ha escuchado este prólogo debe estar atento a cómo se manifiesta esa realidad radicalmente nueva, en Jesús el hijo amado del Padre. 1,16-3,6. Inmediatamente inicia una actividad de Jesús que aparece exponiendo una doctrina nueva, como quien tiene autoridad (1,22); asombra a quienes lo escuchan y sus gestos, curaciones y expulsiones de demonios, confirman su palabra llena de autoridad, (1,27); se muestra con poder de perdonar pecados y se declara señor del Sábado y del Templo. Esta actuación, narrativamente explica dos cuestiones: la oposición de los escribas que se confabulan para darle muerte (3,6) y prepara la siguiente parte en donde la gente trata de explicar esa actividad tan inusual, de este personaje que llama la atención y desconcierta. Aquí mismo ya se suscita la cuestión de la identidad de Jesús, cuando un espíritu inmundo lo reconoce, pero Él lo manda callar (1,24-25).97 3,7- 6,29. Ahora que la acción de Jesús despierta admiración se hace necesario responder a la pregunta por su identidad. La familia cree que está loco “fuera de sí” (3,21), los escribas afirman que está poseído por un demonio (3,22), ni siquiera los discípulos que escuchan “la explicación de todo” (4,34), tienen asegurada la comprensión sobre Jesús: “aún no tienen fe” (4,41). La multitud elabora respuestas: Juan Bautista, Elías, un profeta. Exactamente la respuesta que darán los discípulos, cuando Jesús pregunte (8,28). El evangelio pedagógicamente induce a afirmar que hay una condición necesaria para poder responder la pregunta, ser de los de adentro,98 formar parte de la familia de Jesús (3,20-35).99 6,30-8,30. A partir de este momento Jesús asume los rasgos mesiánicos del pastor (Sentir compasión de la multitud, organizarla y darle de comer, (6,30-44); caminar sobre las aguas 95 Cf. Pikaza, “Evangelio de Marcos”, 27 – 31. Para quien el evangelio es la historia del reconocimiento de Jesús como hijo de Dios. 96 Cf. Gnilka, El evangelio según San Marcos, 44 – 52. 97 Este texto resulta importante a la hora del análisis narrativo de Mc 8,27-30, el verbo con que Jesús manda callar al espíritu inmundo, es exactamente el mismo con que increpa a los discípulos para que no digan nada sobre él, y es el mismo con el que increpa a la tempestad para que se calme (8,32) evpitima,w reprender. 98 Delorme ofrece unas interesantes afirmaciones sobre lo que implica estar dentro o fuera en el Evangelio de Marcos. Cf. Delorme, Leitura do Evangelho segundo Marcos, 51 – 52. 99 Cf. Delorme, Leitura do Evangelho segundo Marcos, 61 – 62. 30 (6,45-52), destruir las barreras entre lo puro y lo impuro (7,1-23), obrar milagros en tierra de paganos (7,24; 8,10) que reúne y alimenta al pueblo y que con el poder de Dios (caminar sobre las aguas) vence al mal y trae el Reino para judíos y paganos. Pero aún así la comprensión no está abierta para todos, no podemos ver a Jesús y comprender su misterio, si Él no nos abre los ojos (8,22-26). Por eso es que ahora cuando Jesús pregunta, los discípulos encuentran insuficiente lo que los demás dicen sobre Jesús y Pedro lo confiesa como “El Cristo” (8,27-30). La escena inmediatamente siguiente (8,31-33), muestra, que contra todo pronóstico la confesión de Pedro no es suficiente, ahora es necesario que respondamos a la pregunta qué tipo de Cristo es Jesús, cuestión a la que responde la segunda parte del Evangelio. 8,30-10,52. En esta parte vemos a Jesús, una vez reconocido como Cristo, increpando a sus discípulos a no decir nada (8,30) y anunciando por tres veces que va a ser entregado a las autoridades para morir (8, 31; 9, 30-32; 10, 32-34). Este triple anuncio es desconcertante para los discípulos que no han comprendido que el Mesías deba morir, porque no saben qué tipo de Mesías pueda ser ese y que aún no han asumido los pensamientos de Dios (8,32-33; 9,32; 10,32); por eso Jesús los llama a tomar la cruz y seguirlo (8,34-38). Esa cruz implica vivir la familia hasta la radicalidad del amor (10,11-12), vivir la riqueza poniéndola al servicio de todos (10,17-31), vivir las relaciones de poder como servicio (10,35-45). Después del anuncio de la pasión, narrativamente hablando, Dios puede reconocer a Jesús como su hijo, ante algunos de los discípulos (9,2-8). Camino de Jerusalén, en Jericó, un ciego llama a Jesús “Hijo de David” (10,46-52), ¿será que este título expresa el mesianismo de Jesús? 11,1-13,37. Se centra en la discusión del título de Jesús como hijo de David, justamente en la confrontación con dos instituciones ligadas profundamente a la figura de David:100 Jerusalén y el Templo. Jesús se nos muestra como el Mesías que hace su juicio sobre el templo (11,11.14-17), que sintetiza y da plena comprensión a la ley, todo con el poder que le da el ser “hijo del señor de la viña” (12,1-12), y no como hijo de David; por eso el título de hijo de David, no puede expresar qué tipo de Cristo es Jesús. 14,1-16,8. La caracterización del personaje Jesús en este momento nos lo presenta perseguido, abandonado por los suyos, en medio de dudas y sufrimientos, preso, torturado y muerto en Cruz. Todo un camino de dolor que en nada parece a un mesías real. Es un cuadro triste el que nos ofrece este mesías; pero no es sólo su camino de dolores lo que nos revela quién es Jesús, es sobre todo su actitud, la que nos manifiesta su identidad: Ante la unción de una mujer en Betania (14,3-9), Jesús comienza a asumir voluntariamente su muerte; en este mismo sentido ofrece su cuerpo para la salvación de muchos (14,22- 25). Va comprendiendo que su fin trágico encierra un poder salvífico. Aún sintiéndose abandonado en Getsemaní, en medio de la angustia, termina de asumir su suerte como gesto 100 Gnilka señala como el título “Hijo de David” sólo se usa en cercanías y en la misma Jerusalén, en confrontación con las autoridades de la institución religiosa Judía. Cf. Gnilka, El evangelio según San Marcos, 35. 31 de obediencia al Padre. De aquí en adelante va a aceptar su muerte tomando las actitudes del justo injusticiado y del siervo sufriente. 101 En el juicio ante el Sanedrín se presenta el gran momento: Jesús asume su identidad. Ahora que es preso, maltratado, humillado, ya casi ni parece hombre, no hay peligro que se confunda su mesianismo, por eso ante la pregunta del sumo sacerdote “¿Eres el hijo del Bendito?”(14,61), Él va a responder: “Si, Yo soy” (14,62). Pero no es suficiente que Jesús haya asumido su condición, es necesario que todos los hombres lo reconozcan como Hijo de Dios. Por eso ante Pilato va a negar ser el rey de los judíos (15,2). Los no judíos pueden confundirlo con un simple “rey de judíos”, así como los judíos corren el riesgo de confundirlo con un “hijo de David”. Por eso la revelación no es aún plena, narrativamente hablando, sólo en el momento de la muerte en Cruz, después de haber asumido su sufrimiento sin levantar la voz, cuando con gran voz entrega su vida al Padre, rasgándose como el velo del templo y revelando el rostro de Dios, es que es reconocido por un pagano como “El hijo de Dios” (15,39). Aquí se revela plenamente su identidad. La estructura del Evangelio de Marcos aquí presentada y recorrida, desde la perspectiva narrativa, nos permite entender todo el evangelio como una trama de revelación en torno a la identidad de Jesús.102 Como lo señala Van Oyen, el Evangelio de Marcos no es una novela, pero en el encuentro del texto y su lector, este evangelio se deja leer como una novela, en donde la trama apunta a la identidad de Jesús. 103 Igualmente tiene la ventaja de ser fiel a la intención de privilegiar los elementos de estudio que resaltan el evangelio como relato 2.2. LA DELIMITACIÓN DEL RELATO. De lo que se trata aquí es de establecer si Mc 8,27-30 se puede abordar como una unidad de sentido completa en conexión con su contexto inmediato y con la totalidad del evangelio; más aún si es cierto que se convierte en un verdadero puente entre las dos grandes partes del Evangelio (Mc 1,1-8,26 y Mc 8,31-16,20), como ya se ha señalado. El primer paso de toda exégesis es la delimitación del texto. En efecto, “Decidir acerca de los límites del texto es un primer gesto interpretativo que delimitando una unidad productora de sentido, inicia la lectura y programa su regulación”. 104 Son criterios para la delimitación de un texto: Los indicadores temporales, las referencias geográficas, los personajes y la temática. Normalmente la ocurrencia de uno sólo de esos factores no es indicativo, pero la confluencia de varios sí lo es. Para Marguerat el cuarto 101 Cf. Carlos Mesters, La misión del pueblo que sufre (Bogotá: CLAR, 1987). Cf. Para clarificar los elementos de una trama de revelación Marguerat y Bourquin, “Cómo leer los relatos bíblicos”, 67 – 93. También el estudio de Bart – Efrat, aunque su aplicación es más a partir de textos del Antiguo Testamento. Cf. Shimon Bar – Efrat, El arte de la narrativa en la Biblia (Madrid: Cristiandad, 2000). Sobre este tema se volverá en el momento de realizar el análisis narrativo de Mc 8,27-30. 103 Cf. Van Oyen, Lire lévangile de Marc comme un roman. 104 Marguerat y Bourquin, “Cómo leer los relatos bíblicos”, 51. 102 32 criterio parece no tener la misma importancia y frecuencia por lo que lo califica de “adicional”.105 También son importantes los indicadores de tipo lingüístico: Las inclusiones, las expresiones literarias, la repetición de términos, entre otros. En la delimitación del relato hay que estar atento tanto al comienzo como al final del mismo y a los elementos que unen el texto con el “macro relato” y con los relatos anterior y posterior, ya que estas conexiones ayudan a captar el sentido del texto. En un primer momento, y de la mano de Mascilongo,106 se realizará una breve reseña de las posiciones más destacadas al respecto de la delimitación del texto, desde la orilla del análisis histórico – crítico. En seguida se delimita el texto utilizando las herramientas propias del análisis narrativo. 2.2.1. Reseña de la investigación. En el análisis histórico crítico el acuerdo parece general con respecto al inicio del texto en 8,27.107 Aunque se ha propuesto el fin del relato en 8,29; 8,33; 8,38 y 9,1; la mayoría de los investigadores que no concluyen el relato en 8,30; lo prolongan hasta 8,33. Autores como Lagrange108 y Pech, 109 quienes afirman el final del texto en 8,30, con todo, proponen el claro nexo temático y narrativo con los versículos 31-33. El mismo Gnilka, a partir del estudio crítico de la composición del Evangelio, duda seriamente, porque aunque propone la unidad 8,27-33, admite igualmente la unidad literaria de 8,27-30, probablemente anterior al redactor, quien unió 27-30 y 31-33, en una única unidad literaria.110 Sólo para indicar la complejidad implicada en la delimitación de este texto. El límite de los análisis realizados por autores como Taylor111y de la Potterie,112 quienes son considerados los principales representantes de quienes proponen el texto 8,27-33 es que parten de un análisis sinóptico y temático, especialmente en confrontación con Lucas. 113 Estos autores afirman fundamentalmente que temáticamente hay una conexión muy fuerte entre 8,27-30 y 31-33 y que en la compaginación sinóptica es mejor considerar 8,27-33 105 Cf. Marguerat y Bourquin, “Cómo leer los relatos bíblicos”, 55. Cf. Mascilongo, “Ma voi, chi dite che io sia”, 15 – 31. 107 Mascilongo señala que en ese sentido y entre los autores reconocidos solo Bultmann presenta una variante al proponer que 27a sea la conclusión del relato anterior, pero que no ha sido seguido por ningún otro autor. Cf. Mascilongo, “Ma voi, chi dite che io sia”, 15. Especialmente la nota al píe de página. 108 Cf. Marie Joseph Lagrange, Evangile selon Saint Marc (París: ETB, 1929). Su análisis parte de elementos lingüísticos. 109 Cf. Pech, Il Vangelo di Marco. A partir de consideraciones formales. 110 Cf. Gnilka, El evangelio según San Marcos. 111 Cf. Taylor, El Evangelio según San Marcos. 112 Cf. Ignace de la Potterie, La confessione messianica di Pietro in Marco 8,27-33 (Brescia: Canfora, 1967). 113 Cf. Mascilongo, “Ma voi, chi dite che io sia”, 17 – 20. 106 33 como una unidad. Mascilongo propone que para llegar a conclusiones serias es mejor partir de consideraciones internas al texto y sólo después, si es necesario, considerar la cuestión sinóptica. 114 2.2.2. Delimitación narrativa del relato. Como se indicó arriba los principales criterios narrativos en la delimitación de un relato son los indicadores temporales, las referencias geográficas, los personajes y la temática. Especialmente cuando hay concurrencia de los mismos. Estos criterios sirven para separar relatos completos y micro relatos, dentro del gran relato y sirven para diferenciar unidades narrativas, pero también para establecer conexiones entre las mismas. A todo esto hay que agregar factores de tipo lingüístico y literario como modos verbales, inclusiones, expresiones recurrentes entre otros.115 En la determinación del comienzo del texto en 8,27, se presenta la concurrencia de prácticamente todos los factores señalados: El referente geográfico en este sentido es determinante: La escena anterior sucede cuando llegan a Betzaida (8,22) y aquí se indica un nuevo comienzo cuando Jesús con sus discípulos se ponen en camino hacia “los pueblos de Cesarea de Filipo” (8,27).116 La escena se enmarca pues en un nuevo escenario geográfico. En cuanto a los personajes la reaparición de los discípulos en escena es determinante. En el contexto inmediato los discípulos aparecen en 8,1 y el uso frecuente del plural en este contexto (8,11.14.) y la aparición directa de los discípulos tanto en la multiplicación de los panes y peces y en el discurso sobre la levadura de los fariseos, hace suponer que todo el tiempo Jesús está en compañía de los discípulos; sin embargo en la escena inmediatamente anterior los personajes principales, sin duda alguna son Jesús y el ciego que es curado, mientras que los discípulos no aparecen. De tal manera que la reaparición de los discípulos en 8,27 contribuye a pensar en una nueva escena. También la forma del relato es un elemento a tener en cuenta. Después de la introducción que sitúa la acción, esta se construye en forma de diálogo: Pregunta de Jesús, respuesta de los discípulos, nueva pregunta de Jesús, nueva respuesta de los discípulos (Pedro), orden de callar. De tal manera que 8,27 se convierte en la ambientación de este diálogo. Por último la temática también permite pensar en 8,27 como un nuevo comienzo. La escena anterior nos muestra a Jesús ejerciendo su poder curativo; pero a partir de 8,27 de lo que se trata es de averiguar por la identidad de Jesús. Esta temática está en el trasfondo de toda la primer parte del Evangelio; pero allí son otros los que se han cuestionado sobre la identidad 114 Cf. Mascilongo, “Ma voi, chi dite che io sia”, 17 – 20. Cf. Marguerat y Bourquin, “Cómo leer los relatos bíblicos”, 103 – 105. 116 Es importante señalar que son variados los comentaristas que señalan el referente geográfico como un elemento cargado de sentido teológico en el Evangelio de Marcos. En ese sentido el evangelio podría ser leído narrativamente como el camino de Galilea a Jerusalén. Cf. Delorme, Leitura do Evangelho segundo Marcos, 14. 115 34 de Jesús y los que han intentado responder esa pregunta. Ahora en 8,27-30 es Jesús mismo quien propone la cuestión a sus discípulos. Desde la perspectiva gramatical el aoristo “salió” de 8,27, indica claramente el abandono de un escenario y el arribo a uno nuevo. Esta forma de indicar un nuevo comienzo es muy recurrente en el evangelio de Marcos. En el contexto inmediato basta con señalar por ejemplo, 7,24 y 8,11. El conjunto de estos elementos permite afirmar sin mayor dificultad el comienzo de un micro relato en 8,27. La dificultad aparece en el momento de cerrar el mismo en 8,30. No hay referencia a un nuevo escenario geográfico, los personajes son los mismos. Incluso el resalte de Pedro frente a los otros discípulos aparece en este momento. Sin embargo hay algunos elementos que permiten indicar que 8,31 es un nuevo comienzo. Con respecto a la ausencia de un referente geográfico para establecer a 8,31 como el comienzo de un nuevo relato hay que decir que si bien es cierto que la presencia del referente geográfico casi siempre es determinante, no sucede lo mismo con su ausencia. Como lo señala Mascilongo,117 son varios los lugares en el mismo evangelio de Marcos donde se da un nuevo comienzo sin la presencia del referente temporal o espacial. La presencia de los discípulos tampoco es determinante en este caso, ya están permanentemente al lado de Jesús en los relatos que forman el contexto inmediato. En ese mismo sentido se podría señalar el sujeto tácito en la primera expresión de 8,31: “Y comenzó a enseñarles”. Esto implica que 8,30 y 8,31, comparten el mismo sujeto. Indica la necesaria conexión entre los dos textos, pero de ninguna manera es concluyente si se trata de responde la pregunta de si 8,27-30 es una unidad que tiene sentido por sí misma. Lo que sí parece muy importante es la presencia en 8,31 de la partícula “Y” (Kai.) que es considerada en general por los especialistas como indicativa en Marcos de un nuevo comienzo.118 Parece que forma parte del Estilo de Marcos el recurso a esta preposición cada que quiere señalar un nuevo comienzo, especialmente cuando el verbo que la sigue tiene un sentido fuerte y no de pleonasmo. 119 También parece importante para indicar la continuidad pero la separación al mismo tiempo de los dos textos el que tanto en 8,27 como en 8,31 Jesús toma la iniciativa e “inicia” a preguntar o a enseñar. Esta expresión similar señala que así como 8,27 es un comienzo, lo es 8,31. Esto también permite apuntar a la temática distinta de los dos relatos: Mientras que en 8,27-30, se trata de saber quién es Jesús para los discípulos; en 8,27-31 se trata de la enseñanza sobre el destino de Jesús. Aunque se podría establecer la continuidad entre las dos temáticas, resulta claro que por sí mismas son distintas. Igualmente importante es señalar la unidad formal de 8,27-30, unidad que se rompería al considerar una unidad narrativa 8,27-33. Efectivamente como ya se indico el relato formalmente se atiene a la siguiente estructura 117 Cf. Mascilongo, “Ma voi, chi dite che io sia”, 22 – 23. Cf. Mascilongo, “Ma voi, chi dite che io sia”, 22. Especialmente la nota a píe de página. 119 Cf. Paolo Mascilongo, “Ma voi, chi dite che io sia”, 24 – 26. En contraposición señala que la expresión Kai. h;rxato sirve más para indicar la continuidad entre las frases relacionadas que para establecer un nuevo comienzo, aun cuando el verbo conserve el sentido fuerte. 118 35 Introducción, 8, 27a Pregunta de Jesús 8,27b Respuesta de los discípulos 8,28 Pregunta de Jesús 8,29a Respuesta de Pedro 8,29b Prohibición de hablar 8,30 Con todo el argumento que parece más sólido para afirmar 8,27-30 como unidad narrativa es la unidad de sentido. Efectivamente resulta evidente que el diálogo entre Jesús y sus discípulos puede ser entendido por sí mismo y encuentra en sí mismo una idea completa terminada. Y aunque 8,31- 33, amplía y enriquece el sentido de 8,27-30, como lo hace el contexto anterior, 8,27-30 puede ser leído por sí solo con sentido completo. A manera de conclusión se puede indicar que los cuatro elementos: El gramatical, el temático, el formal y el de sentido permiten afirmar que Mc 8, 27 – 30 constituye una unidad narrativa independiente y con sentido completo y así se estudia aquí. Sin que por eso se oculte que hay una continuidad de lugar y personajes entre 8,27-30 y 8,31-33; e incluso se podría hacer una lectura narrativa unitaria de los dos relatos.120 En consecuencia de todo el análisis realizado, el texto delimitado es: 121 Kai. evxh/lqen o` VIhsou/j kai. oi` maqhtai. auvtou/ eivj ta.j kw,maj Kaisarei,aj th/j Fili,ppou\ kai. evn th/| o`dw/| evphrw,ta tou.j maqhta.j auvtou/ le,gwn auvtoi/j \ ti,na me le,gousin oi` a;nqrwpoi ei=naiÈ 28 oi` de. ei=pan auvtw/| le,gontej Îo[tiÐ VIwa,nnhn to.n baptisth,n( kai. a;lloi VHli,an( a;lloi de. o[ti ei-j tw/n profhtw/nÅ 29 kai. auvto.j evphrw,ta auvtou,j\ u`mei/j de. ti,na me le,gete ei=naiÈ avpokriqei.j o` Pe,troj le,gei auvtw/|\ su. ei= o` cristo,jÅ 30 kai. evpeti,mhsen auvtoi/j i[na mhdeni. le,gwsin peri. auvtou/Å 27 “27 Salió Jesús con sus discípulos hacia los pueblos de Cesarea de Filipo, y por el camino hizo esta pregunta a sus discípulos: “¿Quién dicen los hombres que soy yo?” 28 Ellos le dijeron: “Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que uno de los profetas.” 29 y el les preguntaba: “y vosotros ¿quién decís que soy yo?” Pedro le contesta: “Tú eres el Cristo” 30 Y les mandó enérgicamente que a nadie hablaran acerca de él.” 120 Según algunos especialistas esto es propio del estilo de Marcos: Especialmente el relato que se estudia aquí, por estar geográficamente y teológicamente en el centro del evangelio atiende a este carácter ambiguo en su delimitación por la gran cantidad de relaciones que lanza hacia atrás y hacia adelante. Cf. Mascilongo, “Ma voi, chi dite che io sia”, 44 – 46. Muy especialmente la nota a píe de Página 88. 121 Cf. Eberhahard Nestle y otros, Novum Testament Graece, 27 ed. (Stuttgard: Deutsche Bibelgesellschaft, 2006), 116. La traducción al castellano se toma de la Biblia de Jerusalén, edición de 1982. Se asumen estos dos textos por el reconocimiento que tienen entre los especialistas. 36 3. EL ANÁLISIS NARRATIVO DE MC 8,27-30 A PARTIR DE LOS PERSONAJES El análisis narrativo de textos bíblicos se realiza actualmente a partir de varios tópicos: el narrador, el contexto o marco, los personajes, la trama, el lector. 122 Por la naturaleza el presente trabajo y de Mc 8,27-30, parece pertinente privilegiar en este análisis los tópicos de los personajes y la trama. Sin embargo antes de centrar la atención en estos dos aspectos parece importante realizar una breve referencia a los otros que se dejaran de lado, en los elementos importantes que aportan para la comprensión del texto. 3.1. EL MARCO. Toda acción se desenvuelve en un marco establecido por el tiempo, el espacio y un entorno social concreto. La forma como se dan los indicios al lector para establecer el marco de la acción es muy dispar. Y puede incluir uno, dos o los tres elementos indistintamente. El marco apunta a señalar cómo, dónde y cuándo sucede la acción. Hay momentos en que el marco adquiere un elemento simbólico y en ese sentido forma parte de la interpretación del texto. En otras ocasiones sirve simplemente como soporte de la acción. Con respecto al marco temporal se hace referencia a dos tipos de tiempo: El momento en el que se ha desarrollado la acción al que se llama tiempo mortal (siguiendo a Ricoeur 123) y el otro es el tiempo monumental que incluye el tiempo original y el tiempo escatológico. El marco geográfico corresponde a las indicaciones del espacio concreto de la acción. Cuando el marco geográfico tiene densidad para el relato, normalmente se mueve a partir de oposiciones como dentro – fuera, mar – tierra, ciudad – desierto, casa – templo. El marco social es un elemento heterogéneo al análisis narrativo. Aunque se utiliza dentro de este tipo de análisis, para poder hacerlo correctamente normalmente hay que acudir a fuentes externas al mismo texto, esto es a la crítica histórica. Este estudio nos aporta elementos del contexto vital del texto y del lector implícito que permiten una mejor comprensión del texto.124 En Mc 8,27-30 el marco fundamentalmente está señalado por el componente geográfico,125 pues se indica que Jesús y sus discípulos están de camino hacia los pueblos de Cesarea de Filipo. Este referente es muy importante para la comprensión de todo el Evangelio, ya que se repite en varias oportunidades a partir del capítulo 8: 8,27; 9,32-34; 10,17.32.46.52. Como lo señala Marguerat,126 la dimensión simbólica del camino resulta clara y contundente. Jesús y sus discípulos están de camino hacia Jerusalén y en el comienzo de 122 Cf. Los excelentes manuales de análisis narrativo ya mencionados de Daniel Marguerat y otros y el de Shimón Bar Efrat. 123 Cf. Ricoeur, Narratividad, fenomenología y hermenéutica, 189 – 207. 124 Cf. Marguerat y Bourquin, “Cómo leer los relatos bíblicos”, 127 – 139. 125 Para la delimitación del texto ya se ha analizado este componente en el numeral 2.2.2. 126 Cf. Marguerat y Bourquin, “Cómo leer los relatos bíblicos”, 63 – 64. 37 este camino es que se da el reconocimiento de Jesús como Cristo. Esto se resalta por el análisis de los personajes de los textos en donde aparece la referencia al camino: Nunca están presentes los adversarios de Jesús, sólo los discípulos y la gente lo acompañan. Factores que se pueden tener en cuenta a la hora de elaborar una teología del seguimiento.127 3.2. EL NARRADOR. “La narratología moderna se construye precisamente sobre esta distinción entre lo que se cuenta y la manera de contarlo”.128 Este pensamiento dirige la atención hacia uno de los elementos importantes del análisis narrativo. El narrador como conductor del relato es determinante para establecer el sentido del mismo. Su presencia es permanente, muchas veces de manera explícita, otras de forma sutil, pero siempre presente conduciendo al lector en su encuentro con el texto. A veces incluye información que sólo tiene el lector, a veces se la oculta, pero siempre para que el lector a través de estas estrategias capte mejor el sentido del texto. Esa presencia permanente del narrador, con su forma de narrar es lo que Marguerat llama enunciación. La enunciación es determinante para establecer la teología del texto. Con respecto a la instancia narrativa o posición del narrador con referencia al texto, Marguerat 129 propone dos posibilidades: Cuando la voz del narrador sale del mismo texto: intradiegetico; cuando la voz del narrador nace de fuera del mismo texto: extradiegético. Por otra parte se plantea el caso en el que el narrador cuenta acontecimientos en los que el interviene, entonces se le llama narrador homodiegético, pero si el caso es el de contar acontecimientos en los que el narrador no interviene, entonces es narrador heterodiegético. Por otra parte hay momentos en que el narrador nos muestra detalles o nos da información que solo él puede conocer, es el caso cuando entra en las intenciones y los pensamientos de los personajes. Entonces se le llama narrador omnisciente. Cuando lo hace el lector debe estar atento porque en esos detalles el narrador está aportando elementos para la correcta interpretación del texto. Lo mismo sucede cuando se percibe la mano del narrador a través de comentarios, normalmente frases subordinadas, que aparentemente podrían ser eliminadas de la narración sin que la acción misma sufra trastorno. Sin embargo es evidente que el narrador las ha puesto allí para orientar al lector en la interpretación del texto. Shimon dice que cuando esto ocurre “La indicación de percepciones, deseos e intenciones, 127 Cf. Leif, “An Other Home”, 741 – 761. Hernando Barrios Tao, “Los seguidores y seguidoras del maestro de Nazaret: un problema de identidad”, Cuestiones Teológicas 34, 81 (2007): 87 – 104. Luis Heriberto Rivas, “Discípulos para la misión en el Nuevo Testamento”, Revista Teología 44, 94 (2997): 473 – 505. Hugo Martínez Aldana, El discipulado según el Evangelio de Marcos (Bogotá: CELAM, 2006). 128 Marguerat y Bourquin, “Cómo leer los relatos bíblicos”, 35. 129 Cf. Marguerat y Bourquin, “Cómo leer los relatos bíblicos”, 46. 38 emociones, conocimiento y entendimiento cumple un papel definitivo en sus contextos, sea para el diseño de los personajes, para avanzar la trama o para clarificarla”.130 En Mc 8, 27 – 30 hay un total de 75 palabras, en el original griego; de las cuales 46 (61%) están en boca del narrador; 12 (16%) en boca de Jesús; 13 (18%) en boca de los discípulos, reconocidos por el pronombre ellos; y 4 (5%) en boca de Pedro. El factor estadístico es un factor a tener en cuenta para medir el grado de intervención del narrador en el relato. Sin embargo no es determinante en este caso. Si así fuera habría que afirmar que los discípulos, quienes ocupan el segundo renglón estadístico, tendrían mayor importancia que el mismo Jesús en el texto estudiado. Conclusión que no se valida con otros elementos del análisis que se está realizando. Mc 8,27-30 está narrado con una enunciación escueta y directa en tercera persona. Esta forma de enunciar cumple un propósito teológico. Omitir detalles, caracterizar muy poco a los personajes, apunta a que lo que resalte en este contexto sea el diálogo entre Jesús y sus discípulos. El lector no debe distraerse en detalles externos a lo que realmente está en juego: Quién es Jesús para sus discípulos. Esto resalta aún más si se compara la forma como enuncia el mismo episodio el Evangelista Mateo. Mt 16,13-20. 13 Llegando Jesús a la región de Cesarea de Filipo, Hizo esta pregunta a sus discípulos: “¿Quién dicen los hombres que es el hijo del hombre?” 14 Ellos dijeron: “Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que Jeremías o uno de los profetas” 15 Díceles él: “Y vosotros ¿quién decís que soy yo?” 16 Simón Pedro contestó: “Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo”. 17 Replicando Jesús le dijo: Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. 18Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. 19 A ti te daré las llaves del Reinos de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos”. 20 Entonces mandó a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Cristo Mc 8,27-30. 27 Salió Jesús con sus discípulos hacia los pueblos de Cesarea de Filipo, y por el camino Hizo esta pregunta a sus discípulos: “¿Quién dice los hombres que soy yo?” 28 Ellos le dijeron: “Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que uno de los profetas” 29 Y él les preguntaba: Y vosotros ¿quién decís que soy yo?” Pedro le contesta: “Tú eres el Cristo” 30 Y les mandó enérgicamente que a nadie hablaran a cerca de él. El marco de los dos relatos es prácticamente el mismo. Resalta aquí en el relato de Marcos la mención al camino, que como ya se ha indicado es de gran importancia teológica para el segundo Evangelio. En la pregunta de Jesús resalta la forma como se llama a sí mismo 130 Bar Efrat, El arte de la narrativa bíblica, 26. 39 Jesús en el relato de Mateo: “hijo del hombre”, mientras que en Marcos es un escueto “yo”. La respuesta de los discípulos difiere por la inclusión de Jeremías por parte de Mateo. La contra pregunta es idéntica en los dos evangelios. La respuesta de Pedro incluye el añadido: “El hijo del Dios vivo”. La contra respuesta de Jesús es la que más difiere porque incluye un gran elogio para Pedro que no aparece en Marcos. Efectivamente Mt 16,13-20 presenta una intervención mucho más amplia de Jesús ante la confesión de Pedro, que tiene claramente como propósito resaltar la figura de Pedro, cuestión que no aparece en Marcos, porque aquí lo central es la confesión de Jesús como Cristo. La comparación entre las dos enunciaciones ponen de relieve que para Marcos el tema del camino es importante, que su enunciación es mucho más directa y que omite, porque no forma parte de su interés teológico, todo reconocimiento a Pedro. Por otra parte desde la perspectiva de la historia contada, queda claro que en 8,27-30 el narrador no se involucra en el relato mismo y es extradiegetico,131 y heterodiegético, en cuanto nunca interviene en los acontecimientos narrados. En este texto el narrador tampoco entra en los pensamientos y sentimientos de los personajes, ni entrega información al lector que solamente tiene él. En ese sentido carece de rasgos omniscientes. En donde más notoria es la intervención del narrador es en los comentarios incidentales que parecen no afectar el fondo del Relato. Efectivamente, en el primer versículo aparece el narrador en forma expresa para mostrar y dar la señal de un nuevo comienzo,132 indicando el marco de la acción. El primer comentario incidental es “y por el camino”. Esta expresión podría omitirse y el relato tendría sentido. El texto podría quedar “Y salió Jesús con los discípulos hacia los pueblos de Cesarea de Filipo y les hizo está pregunta”. Claramente la mención del camino es una intervención del narrador que indica la importancia teológica del camino para Marcos.133 A partir de allí el diálogo de Jesús con sus discípulos oculta tras bambalinas el papel del narrador y pone en primer plano el diálogo entre estos personajes. Una nueva y clara intervención del narrador se encuentra en el versículo 30, cuando califica la forma como Jesús impera a sus discípulos para que no hablen con nadie de esto. Utiliza el verbo evpitima,w. La acción de Jesús es calificada por el narrador como un reprender, no es un simple decir, ni siquiera una orden simple y llana. Es el mismo verbo que Jesús ha utilizado para imperar al espíritu inmundo en 1,25,134 para reprender a los espíritus inmundos que pretender revelar su identidad en 3,12; al viento en el episodio de la tempestad calmada 4,39; en el texto siguiente 8,31-33 aparece dos veces una en boca de Pedro quien reprende a Jesús ante el anuncio de su pasión y otra en boca de Jesús quien reprende a Pedro por no comprender los pensamientos de Dios; en 9,35 lo utiliza Jesús para reprender y ordenarle al espíritu inmundo para que abandone al epiléptico y en 10,13, son los discípulos los que 131 Marguerat afirma que este es el caso de todo el Evangelio. En todo el evangelio de Marcos el narrador siempre es extradiegetico. Cf. Marguerat y Bourquin, “Cómo leer los relatos bíblicos”, 47 132 Cf. Mascilongo, “Ma voi, chi dite che io sia”, 55 – 56. 133 Cf. El numeral 3.1 de este trabajo. 134 Cf. Pedro Ortíz V. Concordancia manual y diccionario griego – español del Nuevo Testamento (Bogotá, Facultad de Teología Pontificia Universidad Javeriana, 1997). 40 reprenden a quienes traen unos niños a Jesús, pero éste se enfada con los discípulos por hacerlo; en 10,48, la multitud increpa al ciego Bartimeo para que se calle ante el paso de Jesús, y la respuesta de Jesús es llamarlo a su lado y devolverle la vista. De este rápido recorrido queda claro que en boca de Jesús este verbo indica su poder sobre el mal. Por eso llama la atención que el narrador utilice este verbo aquí, indicando en los discípulos la misma oposición que representan los espíritus inmundos al obrar de Jesús y la tendencia a revelar su identidad antes de tiempo. El narrador está mostrando con la utilización de esta palabra que revelar a otros la identidad de Jesús es contrario a la voluntad de Dios, por lo menos en este momento y que la confesión de Pedro en este instante aún no indica un seguimiento pleno.135 Como estrategia narrativa el verbo con el que Jesús indica a los discípulos que no deben hablar con nadie de lo que acaban de afirmar, hace que la identificación que en el lector se genera con los discípulos por haber reconocido al protagonista del relato, se vea disminuida y alerte al lector sobre algo que no anda bien en esa confesión. 136 3.3. LOS PERSONAJES. Para el análisis de los personajes Marguerat 137 plantea la existencia de dos principales modelos de acercamiento: el que se fija en la función del personaje dentro del relato,138 de carácter semiótico, y aquel que se centra en la personalidad de los mismos, considerándolos como autónomos. Aquí se privilegia el segundo,139 aunque en los momentos en que se hace necesario se hace referencia a la función del personaje. También señala como importante la relación entre el lector y los personajes. La clasificación de los personajes a partir del número pueden ser colectivo o singular, lo que no presenta mayor dificultad. A partir del grado y la intensidad de la presencia del personaje en el relato se pueden considerar como Protagonista, cuando desempeñan un papel activo en la trama y se sitúan en primer plano. Los cordeles, o papeles secundarios, son aquellos que cumplen una función dentro de la trama, la cumplen y desaparecen. Por último están los figurantes que simplemente aparecen como fondo de la acción, y que apenas se mencionan sin que cumplan ningún papel. 140 Sin embargo Marguerat señala una limitante propia de la 135 Cf. Jairo Alberto Henao Mesa, “Discipulado y cruz en el Evangelio de Marcos”, Cuestiones Teológicas 32,78 (2005): 317 – 339. 136 Cf. Brown, “Introducción al Nuevo Testamento”, 208. Indica que lo que falta es el componente del sufrimiento de Jesús, que lo aportará la segunda parte del relato. 137 Cf. Marguerat y Bourquin, “Cómo leer los relatos bíblicos”, 95 – 125. También Cf. Bar – Efrat, El arte de la narrativa bíblica, 59 – 115. 138 Cf. Vladimir Propp, Morfología del cuento (Madrid: Fundamentos, 1987). 139 Que también es el que privilegia Marguerat. 140 A partir de la caracterización de los personajes se pueden clasificar en redondos y planos. Los redondos son aquellos que son bien caracterizados por más de un rasgo, sea descriptivo, sea por sus acciones. En la oposición están los personajes planos, apenas caracterizados por un factor o 41 narración bíblica. En la Biblia todos los personajes son secundarios, menos Dios y Jesús. Este es un criterio que siempre debe ser tenido en cuenta, a la hora de caracterizar a los personajes bíblicos: por más redondo que parezca, por más protagonista que parezca siempre está en segundo plano frente a Dios y Jesús. A propósito de la relación del lector con los personajes se hablan de tres posibles reacciones del lector frente al personaje: empatía, simpatía, antipatía. La empatía es la identificación con el mundo de valores que representa el personaje, la simpatía una “espontánea” sensación de agrado hacia el personaje y la antipatía el rechazo completo a todo lo que representa el personaje. Nótese las comillas que acompañan la palabra espontánea en la descripción de la simpatía. Están allí porque ninguna de las reacciones posibles del lector es espontánea. Están conducidas por lo que se llama el punto de vista evaluativo, que es la forma como el narrador describe a sus personajes, a fin de producir un efecto sobre el lector. La función de los personajes ha sido ampliamente descrita. 141 Para el interés de nuestro trabajo no se puede acudir a la morfología completa de los personajes. Cuando se habla d la función de cada personaje en el relato se comenta dicha función. A propósito de las maneras de contar se establecen en el texto de Marguerat dos formas especiales: Decir y mostrar. En el primer caso el autor dice sin describir, en el segundo describe sin decir. Decir lo que es o mostrar lo que hace; lo que corresponde a los conceptos clásicos de Platón de diégesis y mímesis.142 De la forma como se describen los personajes en Marcos143 se evidencia que una característica del estilo de Marcos es la ausencia de construcción de los personajes. En los otros evangelistas se encuentra con frecuencia una caracterización fuerte de personajes,144 en Marcos prácticamente se omite esta caracterización, su estilo es muy parco en este aspecto.145 Esa ausencia de caracterización de los personajes puede ser indicativa. Si de lo que se trata es de confesar la fe cristológica, el único personaje que cuenta es Jesús y ante el todos los demás son secundarios y no merecen especial atención. El análisis de los personajes en Mc 8,27-30, determina que con respecto al número el pasaje nos muestra dos tipos de personajes: Los discípulos y los hombres sin duda alguna son personajes colectivos y Pedro y Jesús son personajes singulares. La identificación de estos por una acción. Pero esta categorización es utilizada en un esquema más semiótico que narrativo asociado con Forsters, Cf. Marguerat y Bourquin, “Cómo leer los relatos bíblicos”, 99 – 100. 141 Cf. Propp, Morfología del cuento, 36. 142 Cf. Platón, La República. Diálogos tomo I. (Bogotá, Ediciones universales, 2000). Especialmente el libro tercero, en donde aborda el tema de los poetas y su conveniencia para la ciudad griega. 143 Cf. Elizabeth Struthers Malbon y Camille Focant, En Compagnie de Jesús. Les personnages dan´s L´Evangile de Marc (Bruxelles: Editions Lessius, 2009). 144 Cf. Lc 19, 1 – 10. Donde Zaqueo es caracterizado con rasgos físicos y sociales. Cf. Rivas, “La Biblia y la literatura”, 23. 145 Cf. Delorme, Leitura do Evangelho segundo Marcos, 7 – 8. Caracteriza el estilo de Marcos como desconcertante y carente de detalles. 42 personajes desde la perspectiva del número no ofrece mayor dificultad. Lo que de pronto si parece importante es determinar en qué sentido Elías, Juan Bautista y los profetas, pueden ser señalados como personajes o no, dentro del relato y si al hacerlo se deben considerar como un único personaje colectivo o cada uno individualmente tiene una significación. 3.3.1. Juan Bautista, Elías o uno de los Profetas. Los personajes cordeles o secundarios normalmente están cargados de simbolismo. 146 Juan Bautista, Elías y los profetas, no intervienen, no están caracterizados por ninguna acción, y podrían ser considerados como elemento decorativo del marco, en ese sentido serían figurantes; sin embargo esto no es acertado porque su presencia sirve para que resalte la respuesta correcta a la pregunta que importa: La identidad de Jesús como el Cristo. En el contexto, 6,14-16, la acción de Jesús en su patria (6,1) llega a oídos de Herodes y éste se interroga sobre quién es Jesús y lo que oye es exactamente la misma respuesta que dan los discípulos a la primera pregunta de Jesús en 8,28: “Juan Bautista, Elías o uno de los profetas”. El que en los dos lugares que aparecen estos personajes juntos esté en juego la pregunta “quién es Jesús” es indicativo. Más aún si se acepta lo que plantea Gnilka quien afirma que Juan Bautista para Marcos es precursor de Jesús y comparte con Elías los mismos rasgos y el que el judaísmo del tiempo de Jesús espera su regreso.147 Indicio de la expectativa en torno al regreso de Elías es Mc 9,12-13, donde incluso Jesús sugiere que Juan Bautista es Elías redivivo. Todo esto lleva a pensar que la función simbólica fundamental de estos cordeles es la de presentar el elenco de expectativas de los hombres con respecto a la acción de Jesús, como el profeta escatológico de los últimos tiempos;148 expectativas que se muestran insuficientes para expresar su identidad ya que el evangelio de Marcos tiende a identificar a Juan Bautista con Elías y no a ninguno de los dos con Jesús.149 La pregunta que hace Jesús a sus discípulos tiene también ese sentido de poner en 146 Cf. Marguerat y Bouquin, “Cómo leer los relatos bíblicos”, 98. Cf. Gnilka, El Evangelio según San Marcos, 36. Con respecto a la expectativa mesiánica en torno a la figura de Elías, Cf. César Carbullanca, “Estudio del paradigma mesiánico de Elías. Historia de su interpretación”, Teología y Vida 47 (2006): 423 – 442. Allí se plantea que el profetismo del judaísmo tardío y los comienzos del Cristianismo comparten la expectativa de la llegada un ser celestial caracterizado como Elías o un profeta que inicia los tiempos definitivos. Desde la exégesis sociológica Cf. Archivald Mulford Woodruff, “Galilea como clave de la lectura para Marcos”, Revista de Interpretación Bíblica Latinoamericana 64 (2009): 35 – 42. En donde se afirma que en tiempo de Jesús, en Galilea, Elías es prácticamente un héroe nacional, y utiliza este dato para situar el lugar de redacción de Marcos. 148 Cf. Carbullanca, “Estudio del paradigma mesiánico”, 437 - 440. Para el autor de este artículo las expectativas mesiánicas del tiempo de Jesús más que ser un sistema organizado es un conjunto dispar de creencias más o menos compartidas por la generalidad de las personas. 149 Esta es la conclusión del artículo de Carbullanca. Cf. Carbullanca, “Estudio del paradigma mesiánico”, 442. Además Cf. Pikaza, Evangelio de Marcos, la buena noticia de Jesús, 591 – 592. Discuten también el tema Cf. Gehard Theissen, El Jesús histórico (Salamanca: Sígueme, 2000), 237. 147 43 evidencia la insuficiencia de la respuesta que dan los hombres a la cuestión de quién es Jesús. A la respuesta de los hombres es ahora necesario contraponer lo que dicen los discípulos que han compartido todo el camino con Jesús. En este sentido se impone concluir que Juan Bautista, Elías o uno de los profetas, es una especie de personaje colectivo, que apunta a una expectativa concreta de los hombres con respecto a Jesús como profeta escatológico150 que aparece como insuficiente en el relato.151 Con respecto a la posición del lector frente a estos personajes, no existe un indicador narrativo mediante el cual el narrador induzca una actitud frente a ellos. Lo que sí es evidente que narrativamente el relato, mediante la forma como Jesús repregunta: “Y vosotros que decís”, se construye para que el lector rechace la identificación de Jesús con Juan Bautista, Elías o uno de los profetas. 3.3.2. Los hombres. También es importante plantearse la cuestión de en qué sentido los hombres (oi` a;nqrwpoi) deben ser considerados personajes o no. Con respecto a su condición de colectivo no existe duda, pero en cuanto a si deben ser considerados figurantes, cordeles o personajes principales se puede presentar alguna discusión. La palabra hombre / hombres152 aparece en el Evangelio de Marcos con dos expresiones en Griego: avnh.r y a;nqrwpoj. La primera aparece cuatro veces, (6,22.44; 10,2.12), siempre con el sentido de varón / esposo, individuo humano del género masculino. La segunda, que aparece en este relato, se repite en 56 ocasiones en el segundo evangelio. De acuerdo con el sentido que adquiere la palabra en cada una de esas ocasiones se pueden establecer los siguientes campos semánticos: En primer lugar hombre alude a un personaje anónimo de un relato; en ese caso normalmente va acompañado de un artículo indeterminado formando la expresión “Un hombre” (1,23; 3,1; 14,13). En segundo lugar, en el contexto de la discusión Y También Cf. Jorge Iván Ramírez Aguirre, “¿Un hombre vestido con ropa delicada?: Valoraciones históricas sobre el vestido de Juan Bautista a partir de Mt 11,8”, Cuestiones teológicas 34, 81 (2007): 213 – 226. En el sentido de señalar que las diferencias entre Juan y Jesús no son tan radicales en verdad, y que se han exagerado por supuestos teológicos, Cf. Fernando Bermejo Rubio, “Juan el Bautista y Jesús de Nazaret en el judaísmo del segundo templo: Paralelismos fenomenológicos y diferencias implausibles”. Revista de ciencias de las religiones 15 (2010): 27 – 56. 150 Cf. Carbullanca, “Estudio del paradigma mesiánico”, 437 – 440. Afirma que para algunos sectores del judaísmo el profeta escatológico está asociado a la función de revelar y explicar las escrituras. Esta sería la razón por la que algunos tienen a identificar a Jesús con este profeta escatológico, que en Mc 8,27-30 se representa en las figuras de Juan Bautista, Elías u otro de los profetas. 151 No se desconoce que se puede caracterizar individualmente a Juan Bautista, a Elías y a los profetas en el evangelio de Marcos. Lo que se afirma es que al aparecer juntos aquí y en 6,14-16; se constituyen en un personaje colectivo asociado a la expectativa del profeta escatológico. Cf. Carbullanca, “Estudio del paradigma mesiánico”, 437 – 440. 152 Cf. Ortíz, “Concordancia manual”, 73 44 sobre las tradiciones farisaicas, en el capítulo 7, la expresión hombre / hombres, se opone a Dios. Los fariseos ponen en primer lugar las tradiciones de los hombres que los mandatos de Dios. Este mismo sentido adquiere la expresión cuando Jesús reprende a Pedro, por no tener los pensamientos de Dios (8,33). En tercer lugar, cuando aparece en genitivo, acompañado del nominativo “hijo” para formar la expresión “hijo del hombre”,153 corresponde a la expresión que utiliza Jesús para referirse a sí mismo. En cuarto lugar, la expresión se convierte en sinónimo de seres humanos, o gentes. Hombres en 8,27 se utiliza en éste último sentido. Con todo resulta evidente que Jesús no pregunta por la opinión que tienen de sí los seres humanos en general, sino aquellos que lo han conocido y a los que han podido escuchar los discípulos. En ese sentido los hombres por los que pregunta Jesús se identifican con la multitud que ha acudido con frecuencia a ver y escuchar a Jesús. (7,14; 8,1. Entre otros). En el relato los hombres están caracterizados por una sola acción: “decir de Jesús”. Esa caracterización elimina la posibilidad de considerarlos simples figurantes, por lo que resta caracterizarlos como cordeles o personajes secundarios. Para comprender cuál es la función que cumplen como personajes secundarios ayuda establecer la oposición de sentido que existe en el relato entre los hombres y los discípulos. Los hombres que vienen y van, que acuden a Jesús en algunos momentos pero que no comparten la vida con Jesús,154 que no están de camino con él,155 intentan una respuesta; pero lo que realmente le importa a Jesús es la respuesta de los discípulos. La repregunta de Jesús indica que no ha quedado satisfecho y que lo importante viene ahora. La expresión “y vosotros” casi podría entenderse como un “pero”, que centra la atención en lo que van a responder los discípulos. De esta manera el personaje secundario de los hombres cumple una función de contraste, a manera de antítesis, 156 que permite resaltar a otro personaje que son los discípulos. El rechazo que el narrador induce en el lector hacia la identificación de Jesús con Juan Bautista, Elías o uno de los profetas, se traslada hacia el esquema de valores de los hombres 153 Es de notar que esta expresión se utiliza siempre en el contexto de la confrontación con las autoridades judías y en contexto del anuncio de la pasión. De hecho en la primera parte del evangelio solamente aparece dos veces en el capítulo 2: 2,10.28. Mientras que en la segunda parte del evangelio, en el contexto del acercamiento a Jerusalén se intensifica esta expresión, aparece 12 veces. Para Begasse este es el título cristológico más importante y los títulos de Cristo, Hijo de Dios y Señor están en función de la revelación del hijo del hombre, crucificado y resucitado. Cf. Amaury Begasse de Dhaem, “Sur les pas du Fils de l’homme: La Christologie selon Saint Marc”, Nrt 133, 1 (2011): 5 – 27. 154 Cf. Ahearne – Kroll, “Audience Inclusion”, 717 – 735. Quien afirma que la exclusión de la multitud en momentos claves del evangelio de Marcos se convierte en una estrategia retórica para invitar al seguimiento. De tal manera que aquí la insuficiencia de la respuesta de los hombres, se convertiría en una invitación a la multitud para incorporarse al grupo de los discípulos, y así podrán responder adecuadamente la pregunta sobre la identidad de Jesús. 155 Cf. Pikaza, Evangelio de Marcos, la buena noticia de Jesús, 593. 156 Ethelbert Bullinger, Diccionario de figuras de dicción usadas en la Biblia (Barcelona: Clie, 1990), 613 – 614. 45 que no han podido comprender quién realmente es Jesús. Son personas que no están de camino con Jesús y por lo tanto no lo pueden entender realmente. 3.3.3. Los discípulos. Los discípulos157 son un personaje colectivo que está caracterizado por varias acciones, aunque no por rasgos personales. 158 Primero salen (evxh/lqen) con Jesús hacia los pueblos de Cesarea de Filipo (8,27). Después reciben la pregunta de Jesús, sobre lo que dicen los hombres respecto a Él. (8,27). En seguida responden la pregunta (8,28). Son repreguntados sobre lo que piensan ellos de Jesús (8,29). Y por último reciben la orden perentoria de callar sobre Jesús (8,30). Prácticamente no hay ninguna acción del relato que no tenga que ver con ellos, ya sea porque la realizan o la sufren. Así que, ayudados por la estructura verbal del relato hay que afirmar que los discípulos son personajes principales del relato, aunque no necesariamente el protagonista del mismo.159 Los Discípulos están caracterizados por dos acciones: salir (evxh/lqen) y decir ( ei=pan / le,gontej). Con respecto a la primera de ellas es importante señalar que aquí el verbo salir en aoristo recae directamente sobre Jesús, pero afecta también a los discípulos.160 La expresión podría haber sido “Salió Jesús y salieron con él sus discípulos”, Así a cada sujeto le corresponde un verbo, como debe ser gramaticalmente. Al omitirlo y convertir el verbo salir en un yugo, se pone de relieve que el personaje importante en el salir es Jesús y que los discípulos cumplen una función de compañía. 161 El que los discípulos estén presentes en el relato, sin duda alguna es determinante para la acción, porque se convierten en la 157 Sobre los discípulos y el discipulado en Marcos se ha escrito mucho siempre y también recientemente como se ha señalado en varios lugares de este trabajo. Aquí importa la caracterización narrativa en Mc 8,27-30, aunque cuando sea necesario para el estudio se acudirá a dicha bibliografía y al papel de los discípulos en todo el segundo evangelio. 158 La palabra maqhth,j referida a los discípulos de Jesús aparece en el Evangelio de Marcos en 42 oportunidades. Cf. Ortíz, “Concordancia manual”, 180. En ninguna de las ocasiones en que se refiere a los discípulos los caracteriza personalmente. En algunos pasajes se caracterizan por el miedo y la incomprensión ante Jesús, como en el episodio de la tempestad calmada (4,34ss) y el único lugar donde se caracterizan sus personas es en los relatos de vocación (1,16-20), especialmente con el oficio que desempeñan, pero allí no se les llama discípulos, porque todavía no lo son, sino que se les llama por los nombres. 159 Ya se señalado como Marguerat con algunos otros piensan que en cualquier relato bíblico los protagonistas son necesariamente Dios y Jesús. Cf. Marguerat y Bourquin, “Cómo leer los relatos bíblicos”, 106. 160 La figura de dicción en la que un verbo sirve de “yugo” al comienzo de una frase y se aplica a dos sujetos se llama protozeugma y normalmente sirve para destacar a un personaje del relato sobre otro. Cf. Bullinger, “Diccionario de figuras”, 113 – 135. 161 Si se acudiera al modelo de actantes más propio del estructuralismo se hablaría de “los amigos del héroe”. Cf. Propp, Morfología del cuento, 54. 46 contraparte de Jesús y además su presencia es la que garantiza que se afirme la identidad de Jesús. La segunda expresión directa que caracteriza a los discípulos está determinada por el verbo decir (ei=pan / le,gontej). La traducción literal sería: “Ellos dijeron para él diciendo que…” (8,28) Esta expresión aunque en castellano es poco literaria, marca la importancia que tiene el decir en este relato.162 Indica fundamentalmente que la función de estos personajes en este relato es decir quién es Jesús para los hombres. Con todo no es un dato menor que el relato termine con la orden de callar. Este contraste se analizará en el momento de abordar la trama del relato. Sólo a los discípulos Jesús les pregunta por su identidad. Esto marca una cercanía existencial entre Jesús y sus discípulos. Esto se convierte en una estrategia narrativa que produce en el lector la identificación afectiva con los discípulos. El lector entiende que los discípulos como “amigos del héroe”, son el puente entre Jesús y la multitud. Por eso es que Jesús pregunta a ellos, sobre lo que piensan los hombres. Jesús no lo sabe, no los ha escuchado. Eso hace que el lector sienta cierta simpatía por los discípulos. Sin embargo esa identificación no es plena, ya que la forma como impera Jesús el silencio de sus discípulos en 8,30, le indica al lector que no todo anda bien. La caracterización ambigua de los discípulos produce una reacción ambigua en el lector. Por un lado se identifica con ellos, y por otra parte queda en expectativa de qué va a pasar en adelante con ellos. ¿Por qué Jesús los trata así? ¿Qué han hecho para que Jesús los impere de esta manera? 3.3.4. Pedro. Cuando Jesús pregunta a los discípulos que piensan de Él, el que responde es Pedro. Puede sorprender al lector desprevenido que Pedro tome tal iniciativa sin que el Maestro así lo indique. Por el contrario parece natural si se analiza el contexto del Evangelio transcurrido hasta este momento. Efectivamente en 3,16, con motivo de la institución de los doce, de Simón es del único que dice que le cambia el nombre, Pedro.163 En 5,37; cuando va en privado a curar a la hija de Jairo, sólo permite que Pedro, Santiago y Juan lo acompañen. La aparición de Pedro en Mc 8,27 – 30, es la tercera en todo el segundo Evangelio. El lector 162 Junto con “Ser” son los dos verbos que más se repiten. Factor que se tendrá en cuenta en el momento de analizar la trama. 163 En el numeral 3.2 cuando se compara la enunciación de Marcos con la de Mateo, se señala cómo Mt hace todo un elogio de Pedro y ubica en este lugar su cambio de nombre. Llama la atención que para Mc este cambio esté señalado por solo una línea, sin ningún tipo de elogio, y se presente en el contexto de la constitución de los doce. Esto tal vez se deba a la caracterización narrativa de Pedro a lo largo de todo el Segundo Evangelio. Pikaza traduce el nombre de Pedro por Roca, debido a la figura literaria llamada derivación, utilizada en Mt; porque realmente el nombre griego Pe,troj quiere decir piedra arrojadiza, mientras que la palabra griega pe,tra| quiere decir roca. Cf. Pikaza, “Evangelio de Marcos”. Cf. Bullinger, “Diccionario de figuras”, 265. Cf. Ediciones Sígueme, Vocabulario Griego del Nuevo Testamento (Salamanca: Sígueme, 2001), 145. 47 atento que ha seguido el relato hasta este momento reconoce un natural liderazgo de Pedro en el grupo de los discípulos. En cambio en la segunda parte del Evangelio se mencionará 16 veces.164 Llama la atención la caracterización de Pedro en la segunda parte del evangelio. Es una caracterización muy ambigua. Se puede afirmar, entonces que el personaje Pedro es un personaje dinámico 165, en el sentido de que su caracterización evoluciona dentro del relato. Si las tres menciones de Pedro en el Evangelio hasta ahora lo favorecen claramente, no sucede así en la segunda parte del Evangelio donde se enfrenta a Jesús a raíz del anuncio de la pasión (8,32-33), se muestra atemorizado ante la transfiguración (9,2-5), muestra cierta orgullo por ser seguidor de Jesús (10,28), le asegura a Jesús que nunca lo abandonará y Jesús le responde con el anuncio de las tres negaciones (14,29), se queda dormido junto con Santiago y Juan mientras Jesús ora (14,33-42), niega ser del grupo de Jesús por tres veces (14,66-72). Ante esta abundancia de caracterización negativa, en la segunda parte del evangelio solo hay cuatro caracterizaciones positivas que indican el seguimiento de Pedro: el episodio de la Higuera (11,21), el comienzo del discurso escatológico (13,3), sigue a Jesús de lejos cuando éste es hecho preso (14,54) y sobre todo la orden de ir a buscar a Jesús resucitado en Galilea (16,7). En este último relato la expresión: “Los discípulos y Pedro”, se convierte en una auténtica reivindicación de Pedro. Quiere decir que a pesar, y tal vez por lo que Pedro ha pasado, conserva cierto destaque dentro del grupo de los discípulos. En realidad Pedro, con esa caracterización ambigua166 se convierte en un paradigma humano. El seguimiento no es una realidad romántica, es un proceso de aprendizaje, pasa por el claro oscuro de todo ser humano. La existencia humana es ambigua. 167 Esto quiere decir que el Evangelio de Marcos caracteriza a Pedro, no diciendo cómo es, sino mostrando cómo actúa.168 En Mc 8,27-30 Pedro es caracterizado por una sola acción: Decir que Jesús es el Cristo. Pero esa acción es determinante en el relato. Prácticamente se convierte en el desenlace de la trama, de tal manera que todo lo anterior en el relato está en función de esta acción de Pedro: Confesar que Jesús es el Cristo. Que la confesión esté en boca de Pedro también resulta significativo. El relato bien podría haber dicho: “uno de ellos respondió”. Al no 164 Cf. Raymond E. Brown, Pedro en el Nuevo Testamento (Salamanca: Sígueme, 1976). Cf. Jean – Louis Ska, “Our Fathers Have Told Us”. An introduction to the Analysis of Hebrews Narratives (Roma: Editrice Pontificio Istituto Biblico, 1990): 85 – 87. 166 Cf. Danove, “The Narrative Rhetoric of Mark’s”, 21 – 38. 167 Cf. Brown, Pedro en el Nuevo Testamento. También Cf. Marguerat y Bouquin, “Cómo leer los relatos bíblicos”, 108. Quien afirma que un personaje entre más se parezca a un ser humano real, mayor atracción ejercerá como personaje ante el lector. En el mismo sentido Camille Focant, quien desde la perspectiva narrativa analiza la presentación de los discípulos y Pedro en Marcos, afirmando que esta caracterización es una construcción literaria con el propósito de interpelar al lector y hacerle comprender que el seguimiento al cual el también es llamado, está lejos de ser algo fácil. Cf. Camille Focant, La construction du personnage de Simon – Pierre dans le secon Évangile en Pierre Letourneau y Michel Talbot, Et vous, qui dites – vous que je suis?, la gestión des personnages dans les recits bibliques (Montreal: MediasPaul, 2006): 53 – 76. 168 Cf. Marguerat y Bouquin, “Cómo leer los relatos bíblicos”, 113 – 115. 165 48 hacerlo y sacar del anonimato a Pedro se da una señal clara del narrador en la caracterización del personaje, que le suma un rasgo más al personaje en el conjunto del macro relato. El relato no nos da una indicación clara de lo que pueda significar la palabra Cristo para Pedro,169 o para ninguno de los oyentes.170 Ni siquiera los otros discípulos expresan su acuerdo o desacuerdo con lo expresado por Pedro. Al relato no le importa si los discípulos están de acuerdo o no con la respuesta que da Pedro, si se identifican o les molesta la respuesta de Pedro. Este silencio narrativo implica que lo que realmente importa a continuación no es la actitud de los discípulos con respecto a la respuesta de Pedro, sino la actitud de Jesús que es una orden de silencio. Pero esa reacción no permite darle contenido a la palabra. Solamente que no es oportuno hablar de esto con nadie. El que el relato no de indicios de qué contenido tiene la palabra se evidencia como una estrategia narrativa que apunta a la continuación del macro relato. La segunda parte del evangelio deberá aclarar de alguna manera esto. Todas las veces que en el Evangelio de Marcos se hace la confesión de la identidad de Jesús, hay una orden de callar o sólo es escuchada por Jesús, como en el bautismo (1,9-11). Sólo en la cruz, cuando el centurión confiesa a Jesús (15,39), no existe orden alguna de silencio. Es allí donde se puede conocer de verdad la identidad de Jesús. 171 La reacción del lector frente a este personaje apunta la identificación con Él. Sin embargo hay que considerar varias cosas al respecto: Es cierto que Pedro, como ya se señaló cuando se le caracterizó, en la primera parte del Evangelio tiene una caracterización positiva. Pero la estrategia narrativa produce un efecto desconcertante en el lector. A la acción inesperada de Pedro de contestar en nombre de todos, debería seguir, un reconocimiento, un aplauso, una felicitación, por parte de Jesús. Pero Jesús no valora de ninguna manera la respuesta de Pedro y su única reacción es la orden de callar. Esa estrategia narrativa produce en el lector una sensación de: “algo anda mal”, se genera la expectativa de qué va a pasar con Pedro. Expectativa que va a encontrar una primera respuesta en 8,31-33; y que se va a desarrollar con la caracterización de Pedro en la segunda parte del Evangelio. 169 Acudir al macro texto tampoco ayuda, ya que de las 7 veces que aparece la palabra en el Evangelio de Marcos, una aparece en boca del relator, cuatro en boca de Jesús y otra en boca de los sumos sacerdotes. Ningún texto sirve para aclarar qué contenido le da Pedro a la palabra Cristo. 15,32 indica claramente que entre algunos judíos de la época de Jesús el mesías se identifica con el rey de Israel. Pero nada en el texto nos permite establecer hasta que punto Pedro está identificado o no con estas expectativas. 170 Desde la perspectiva del estudio crítico se han elaborado fundamentalmente dos respuestas al tema de qué significa para Pedro la palabra Cristo: Quienes afirman que comparte las expectativas de un Mesías Rey de Israel, de carácter nacionalista. Cf. José María Rovira Belloso, La humanidad de Dios (Salamanca: Secretariado Trinitario, 1986), 215. Y los que afirman que la expresión en la boca de Pedro significa simplemente alguien que habla en nombre de Dios, ya que la conciencia real sobre la identidad de Jesús sólo alcanza a los discípulos en la cruz. Cf. Henao Mesa, “Discipulado y Cruz”, 322. 171 Cf. Henao Mesa, “Discipulado y Cruz”, 320. 49 En Conclusión Pedro se muestra como un personaje caracterizado por una sola acción, pero por ser la de afirmar la cuestión central del relato se muestra como protagonista del mismo y que además por la caracterización tan ambigua 172 produce en el lector una identificación con Él. 3.3.5. Jesús. Al analizar la estructura verbal del relato, se encuentra que todas las acciones del mismo giran en torno a Jesús. Sale, pregunta, escucha la respuesta, vuelve a preguntar, ordena callar. Y prácticamente todo lo que hacen los demás personajes son una reacción a lo que hace Jesús. Cuando Jesús sale, los discípulos salen con él; cuando Jesús pregunta, los discípulos responden; cuando Jesús repregunta, Pedro contesta; Cuando Jesús ordena, los discípulos obedecen.173 Efectivamente la ausencia de respuesta de los discípulos a la orden de callar, implica de alguna manera su disposición a obedecer la orden.174 En consecuencia se puede afirmar que todos los personajes del relato tienen un claro lazo de dependencia hacia Jesús, todos reaccionan ante Jesús, ninguno tiene autonomía real. Eso ayuda a decir que el gran protagonista del relato es Jesús. 175 Igual conclusión se produce si se comprende que el tema central del relato gira en torno a la pregunta de ¿Quién es Jesús? Efectivamente la repetición de la pregunta, ¿Quién dicen (los hombres, los discípulos) que soy yo?, en Griego exactamente igual, indica que el tema central del relato es la cuestión de la identidad de Jesús. 176 Ese es el nudo que hay que desatar. La primera acción que caracteriza a Jesús es salir con sus discípulos hacia los pueblos de Cesarea de Filipo. “Salió Jesús” (8,27). Es una expresión que se ajusta a la figura del hipérbaton que consiste en alterar el orden gramatical de la lengua para resaltar algo. La expresión normal es “Jesús salió”, al cambiar el orden normal entre sujeto y predicado se pone en primer lugar de importancia la acción. Salir es lo que destaca.177 Pero igualmente el verbo entre los dos sujetos sirve para indicar que afecta a los dos sujetos178 y al hacerlo indica la preponderancia del personaje Jesús sobre los discípulos. Este salir, ubica en un 172 Véase nota 165. Bart Efrat señala lo que implica en narratología cuando un personaje da una orden. La orden revela las intenciones y aspiraciones de quien impera. Lo que espera normalmente es ser obedecido. Cuando un superior da una orden normalmente el discurso es unilateral y no desemboca en un diálogo, lo normal es el cumplimiento de la orden. Bar – Efrat, El arte de la narrativa bíblica, 92 – 93. 174 Cf. Bar – Efrat, El arte de la narrativa bíblica, 94 175 Cf. Marguerat y Bouquin, “Cómo leer los relatos bíblicos”, 106 – 107. 176 En general toda figura que repite o itera cae bajo la clasificación de figuras pleonásticas. Cf. Bullinger, “Diccionario de figuras”, 167. 177 Cf. Bullinger, “Diccionario de Figuras”, 599. 178 Cf. La nota al pie de página 151 de este trabajo. 173 50 espacio privado, lejos de la multitud,179 a Jesús con los discípulos y al mismo tiempo resalta a Jesús como el rector de la acción del relato. Esta función de la expresión justifica la prohibición del final del relato (8,30), que no tendría sentido si fueran muchos los que estuvieran presentes; produciéndose así una especie de inclusión narrativa entre 8,27 y 8,30. La segunda acción que caracteriza a Jesús es la pregunta que hace a los discípulos sobre lo que dicen los hombres con respecto a Él. Llama la atención que la pregunta sobre la identidad de Jesús, aquí no es el eco de una situación específica como si lo es en todo lo anterior del relato, donde normalmente es una acción concreta de Jesús la que suscita tal pregunta.180 Aunque se puede suponer que en el trasfondo está esta misma actividad, no son los discípulos los que se plantean la cuestión sino es el mismo Jesús el que lo hace. 181 Esto indica que es el interés del mismo Jesús plantear la cuestión, muy seguramente como estrategia pedagógica para provocar la enseñanza sobre la pasión, que se sigue en la unidad narrativa que prosigue (Mc 8,31-33) y así el narrador mediante la acción de Jesús abre todo el desarrollo de la segunda parte del relato (8,31-16,20). Jesús no valora, ni el narrador indica reacción alguna de Jesús sobre lo que piensan los hombres de Él. Pero el que haga la misma pregunta a sus discípulos implica en primer lugar la insuficiencia de dicha respuesta y en segundo lugar que esta es realmente la cuestión importante. La pregunta sobre lo que dicen los hombres es apenas una apertura, una preparación para la cuestión realmente importante: lo que piensan los discípulos sobre su maestro. Efectivamente la construcción del griego en la pregunta de Jesús a los discípulos subraya el “vosotros”,182 que pone en primer lugar la respuesta de los discípulos. Sin embargo es importante señalar que retóricamente esto se convierte en una invitación para los que no son discípulos, si quieren responder correctamente la pregunta deben hacer el proceso de seguimiento.183 Después de la respuesta de Pedro, el relato concluye con la orden de Jesús de callar que imparte a sus discípulos.184 Esta orden es desconcertante. El relato se construye sobre las preguntas que ha formulado Jesús, y cuando estás obtienen respuesta, sigue una orden de callar. Lo que normalmente se espera de la forma como se va dando el relato es que el 179 Cf. Nota a pie de Página 146. Cf. Mc 6,1-6. Mc 6,14-16, entre otros. 181 Cf. Henao Mesa, “Discipulado y Cruz”, 321. El que Jesús tome la iniciativa para iniciar el diálogo, marca su condición de personaje principal del texto. 182 Cf. Robert Stein, Jesús el mesías, un estudio de la vida de Cristo (Barcelona: Clie, 1996), 190. Robertson afirma que el u`mei/j (vosotros) tiene un sentido enfático, que lo convierte en un “pero vosotros”. Cf. Archibal Thomas Robertson, Comentario al texto griego del Nuevo Testamento (Barcelona: Clie, 2003): 73 – 112. 183 Cf. Ahearne – Kroll, “Audience Inclusion”, 717 – 735. 184 Con respecto al verbo con el que Jesús impera a los discípulos a callar, véase lo dicho con respecto a la estrategia narrativa del narrador en el aparte 3.2. 180 51 conocimiento adquirido se divulgue, pero aquí de lo que se trata es que ese conocimiento se oculte.185 La frecuencia de la orden de callar en el segundo Evangelio es evidencia clara de que este es un motivo teológico.186 Y si es así el que aparezca en este momento debe tener una importancia para el conjunto del Evangelio. Como motivo teológico implica en este momento del relato que la confesión mesiánica de los discípulos no es completa. 8,31-33, da la clave: Aquel que lo ha confesado como Cristo todavía no tiene los pensamientos de Dios, cualesquiera que ellos sean. El proceso de fe de los discípulos no está completo. 187 Como estrategia narrativa la orden de silencio es un conector narrativo de las dos grandes partes del Evangelio. El lector ha escuchado reconocer a Jesús como el Cristo, pero el relato nada ha dicho sobre lo que eso significa. Es importante que la identidad de Jesús no se manifieste, hasta cuando el relato no haya dado todos los datos necesarios para que esa confesión tenga pleno sentido.188 Para la caracterización del personaje Jesús, esta orden también tiene carácter desconcertante. Jesús mismo no quiere que se hable de Él con nadie. Parece un rasgo personal contradictorio con lo que tradicionalmente se ha escuchado de Jesús. El enviado de Dios, para hablar en nombre de Dios, para hacer patente en sus actos la acción de Dios,189 no quiere que se hable de Él. Esto sugiere que Jesús tiene un conocimiento que ni los discípulos, ni el lector a esta altura del relato, tienen; y que le permite entender que no es conveniente en este momento mostrarse ante la multitud como es. 190 185 El tema del llamado Secreto Mesiánico ha tenido las más diversas lecturas a lo largo de la historia: Desde los que lo consideran consecuencia de las dificultades que tuvo el redactor del evangelio para armonizar todas las tradiciones cristológicas sobre las que se construye, pasando por los que creen que es una polémica contra una imagen de Jesús taumaturgo, hasta los que consideran que es un tema teológico y un elemento de la trama literaria a la vez, y fundamental para la teología de Marcos. Cf. Carbullanca, “La ignorancia en el Evangelio de Marcos”, 331 – 358. También Cf. Pikaza, “Evangelio de Marcos”, 591. 186 Carbullanca afirma que el Silencio mesiánico es un motivo teológico asociado a la expectativa mesiánica de la realización definitiva del tiempo y que en tiempo de Jesús varios grupos humanos y religiosos lo usaron en ese sentido. Cf. Carbullanca, “La ignorancia en el Evangelio de Marcos”, 331 – 358. 187 La expresión concreta del griego u[page ovpi,sw mou( con la que Jesús reprende a Pedro traduce literalmente “vete detrás de mí”, y no “apártate de mi vista” como traducen algunos textos. Esto tiene clara resonancia en la teología del discipulado. Los discípulos entenderán quién es Jesús, cuando aprendan a ir detrás de él. Es una invitación a retomar la condición de discípulos. 188 Cf. Henao Mesa, “Discipulado y Cruz”, 320. 189 Todo eso está implicado en la acción poderosa en palabras y obras de la primera parte del Evangelio. 190 Hay quienes afirman que a lo que apunta Jesús es a que en este momento su mesianismo sería incomprendido debido a las expectativas nacionalistas del entorno. Sin embargo como lo indica Carbullanca, la incapacidad de las personas para reconocer a Jesús no es una condición psicológica sino teológica. Es la incapacidad humana para identificarse con el sentir de Dios, la incapacidad 52 La forma como se ha caracterizado a Jesús a lo largo de la primera parte del Evangelio y específicamente la forma como Jesús conduce la acción en 8,27-30, hace inevitable que los sentimientos de identificación y simpatía surjan en el lector hacia Jesús. humana de reconocer la manifestación definitiva de Dios. Cf. Carbullanca, “La ignorancia en el Evangelio de Marcos”, 349 – 353. 53 4. EL ANÁLISIS NARRATIVO DE MC 8,27-30 A PARTIR DE LA TRAMA “Se denomina trama a esa estructura unificadora que enlaza las diversas peripecias del relato y las organiza en una historia continua”.191 Es por la trama que un escrito se convierte en relato, al imprimir un orden determinado a la realidad y entrelazar (no por acaso trama inicialmente significa cruce de hilos) los diversos acontecimientos con sentido causal. Según Marguerat 192 la trama se mide por un esquema quinario que ha sido aceptado prácticamente de manera universal y que parte de una situación inicial, normalmente de límite o deficiencia y que culmina con una situación final, de restablecimiento o desgracia. La transformación de la situación inicial en situación final se da por una acción transformadora. Entre la acción transformadora y la situación inicial se ubica el nudo que es la introducción de la tensión narrativa, normalmente introducida por una dificultad o conflicto. Entre la acción transformadora y la situación final se encuentra el desenlace que es la supresión de la tensión mediante la aplicación de la acción transformadora al sujeto. En el esquema quinario normalmente se presenta correspondencia formal o temática entre situación inicial y situación final; y lo mismo sucede entre nudo y desenlace. Situación Inicial Nudo Acción Transformadora Desenlace Situación final La presentación de Marguerat sobre la trama incluye también el análisis de la combinación de tramas y la referencia a la trama unificadora y episódica, que en el análisis de Mc 8,27-30, no parece tener aplicación por lo que sólo se menciona. Lo que sí parece de importancia es la referencia a las tramas de resolución y de revelación. Cuando la acción transformadora apunta a generar una acción se habla de trama de resolución, pero cuando lo que interesa es la obtención de un conocimiento se habla de trama de revelación. Además es importante para el relato que se está estudiando el tema de las tramas entrelazadas, en donde el narrador utiliza esta herramienta narrativa de mezclar dos o más tramas, normalmente con el propósito de agravar la complejidad y virulencia del conflicto narrado.193 La disposición causal de los acontecimientos propia de una trama 194 que nos permiten afirmar que Mc 8,27-30 es un relato parece evidente. Efectivamente, hay conexión directa entre el punto de partida que es 8,27: Jesús sale con sus discípulos. Esta mención es una condición de posibilidad de la siguiente acción: yendo de camino les pregunta. A su vez la 191 Cf. Marguerat y Bourquin, “Cómo leer los relatos bíblicos”, 68. Marguerat y Bourquin, “Cómo leer los relatos bíblicos”, 67 – 93. 193 Marguerat y Bourquin, “Cómo leer los relatos bíblicos”, 88. 194 Cf. Marguerat y Bourquin, “Cómo leer los relatos bíblicos”, 67 – 93. Bar – Efrat, El arte de la narrativa bíblica, 117 – 177. 192 54 pregunta de Jesús se convierte en condición de posibilidad de la respuesta de los discípulos. En seguida es la respuesta de los discípulos la que causa la repregunta de Jesús y esta la respuesta de Pedro, que es preparación narrativa de la orden de callar, con que termina la unidad narrativa. La concatenación y conexión de acciones es evidente. No hay fisura en la acción aunque si algunos silencios que son interesantes narrativamente hablando. 195 Para establecer qué tipo de trama se puede encontrar en Mc 8,27-30, en primera instancia se acude a la estructura verbal del relato. El texto presenta seis verbos con la siguiente frecuencia: le,gw Decir 7x eivmi, Ser 3x evperwta,w Preguntar 2x evxe,rcomai Salir 1x avpokri,nomai Responder 1x evpitima,w Reprender 1x Esta disposición de los verbos pone de manifiesto el relieve del verbo decir y del verbo ser. Repetir siete veces el mismo verbo en un relato tan breve es categórico. 196 Evidentemente de lo que se trata es de establecer un conocimiento, por lo que la trama del relato es una trama de revelación. Igual conclusión se extrae cuando se encuentra la repetición de una expresión completa en forma de pregunta: “¿Quien dicen que soy yo?”. Lo importante es decir sobre el ser de Jesús. El esquema quinario 197 presenta algunas cuestiones interesantes de ir analizando en la medida en que se va planteando. Situación inicial: 8,27 “Salió Jesús con sus discípulos hacia los pueblos de Cesarea de Filipo, y por el camino hizo esta pregunta a los discípulos: ¿Quién dicen los hombres que soy yo?” Nudo: 8,28 “Ellos le dijeron: Unos que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que uno de los profetas.” Acción transformadora: 8,29a-b. “Y Él les preguntaba: Y vosotros ¿Quién decís que soy yo?”. Desenlace: 8,29c “Pedro le contestó: “Tu eres el Cristo”. Situación final: 8,30: “Y Él les mandó enérgicamente que a nadie hablaran acerca de Él.” 195 Por ejemplo el ya señalado: Los discípulos no reaccionan ante la respuesta de Pedro, el relato no nos dice si se identifican con esta respuesta o no. La importancia de estos silencios en la construcción de la trama la señala Bar – Efrat. Cf. Bar – Efrat, El arte de la narrativa bíblica, 117. 196 Cf. Bullinger, “Diccionario de Figuras”, 236. Afirma que la figura del Politón, o repetición de una palabra o expresión en un relato breve sirve para resaltar la importancia que dicha palabra tiene para la comprensión del texto. 197 Cf. Marguerat y Bourquin, “Cómo leer los relatos bíblicos”, 71. 55 Cuando se propone el análisis de la trama se pretende que haya una correspondencia 198 entre situación inicial – situación final, nudo – desenlace. La correspondencia entre nudo y desenlace parece clara; en forma de paralelismo y contraste199. El paralelismo porque las dos son respuestas: Respuestas de los hombres, respuesta de los discípulos, en cabeza de Pedro. El contraste en la respuesta que dan tanto los unos como los otros. Por otro lado la correspondencia no es clara entre situación inicial y situación final. La orden de callar de Jesús, transforma toda la trama en una trama abierta, con final suspendido 200. Esta es una estrategia narrativa201 destinada a vincular al lector, quien debe concluir el relato metiéndose en él, tratando de encontrar la respuesta adecuada a la pregunta, el por qué de esta orden desconcertante y, de todas maneras, generando la expectativa por la forma como el relato que sigue va a enfrentar estas cuestiones. No en tanto, hay un elemento fundamental de correspondencia entre situación inicial y situación final: Se da una inclusión narrativa entre los dos momentos; efectivamente si la situación inicial no establece que los personajes en escena son Jesús y sus discípulos, exclusivamente, la orden de silencio resultaría absurda. ¿Para qué mandar callar algo que todo el mundo ha oído? Otro elemento importante a resaltar de la trama abierta, es que aunque lo que se espera de una trama de revelación es un conocimiento que se manifiesta202, aquí de lo que se trata es que ese conocimiento se oculte. El contexto inmediato, 8,31-33, ofrece una pista de salida: Aquel que lo ha confesado como Cristo no tiene todavía los pensamientos de Dios, cualesquiera que ellos sea. El momento no es oportuno para la revelación de este conocimiento.203 Esta orden de silencio sirve también para mostrar la conexión de este relato con el macro texto del Evangelio. La trama de 8,27-30, es un elemento de la trama general del Evangelio 204. Es evidente la profunda conexión lógica entre cada una de las partes de la trama, de tal manera que sin alguna de las partes quedaría totalmente incompleta. Los asuntos que no responde el texto, como la reacción de los demás discípulos ante la respuesta de Pedro, 198 Cf. Marguerat y Bourquin, “Cómo leer los relatos bíblicos”, 71. Cf. Bar – Efrat, El arte de la narrativa bíblica, 118. 200 Cf. Vittorio Frusco, “L´economie de la revelation dans l´evangile de Marc”, Nrt 104, 4 (1982): 532 – 554. 201 Cf. Marguerat y Bourquin, “Cómo leer los relatos bíblicos”, 77 – 78. 202 Cf. Marguerat y Bourquin, “Cómo leer los relatos bíblicos”, 91 – 92. 203 Si seguimos la trama del evangelio, sabremos que es el componente de la cruz el que falta para que la confesión de Pedro adquiera real sentido. Sólo el centurión en la cruz puede proclamar la identidad de Jesús, sin que haya una orden de callar. Cf. Henao Mesa, “Discipulado yCruz”, 117 – 139. 204 Cf. Mascilongo, “Ma voi, chi dite che io sia”, 12. Quien dedica un capítulo de su libro a establecer las relaciones entre la primera parte del Evangelio, 1,1-8,26, con el relato de 8,27-30 y afirma que toda la trama de 1,1-8,26, apunta a conducir progresivamente al diálogo de 8,27-30 y éste texto se convierte en el clímax de todo el evangelio. Según él, con la confesión de Pedro comienza el desenlace de todo el Evangelio, es el nudo de todo el Evangelio. 199 56 simplemente responde a que sobran en esta trama, que pueden distraer del sentido que la misma trama transmite. 205 4.1. SITUACIÓN INICIAL. El punto de partida o situación inicial no presenta mayor dificultad. 8,27: “Y salió Jesús y sus discípulos hacia los pueblos de Cesarea de Filipo”. Este punto de partida nos ubica en escena a los protagonistas que intervienen directamente en la acción. Jesús y los discípulos.206 Importante con todo señalar la construcción verbal de este momento de la trama. El verbo con el cual Jesús interroga a los discípulos (evphrw,ta) se encuentra en modo imperfecto. Este modo verbal indica una acción continua, es un modo descriptivo y por su forma resalta acciones cuyos efectos permanecen.207 “Jesús preguntaba” es una expresión, en ese sentido, que indica una acción continua y cuyos efectos permanecen. La actividad interrogadora de Jesús no es un acto puntual, sino continuo. Este análisis del modo verbal permite afirmar la importancia de la pregunta que Jesús hace, más aún cuando la repite exactamente dos veces. 208 El asunto pues, es responder quién es Jesús. Y esta cuestión no es una simple curiosidad de Jesús, sino determinante. 4.2. EL NUDO. El nudo se presenta cuando los discípulos responden a esta primera pregunta. De qué manera la respuesta de los discípulos es una dificultad narrativa queda claro cuando, en la acción transformante, Jesús repregunta. Si la primera respuesta de los discípulos solucionara todo, no habría necesidad de la segunda pregunta. Quiere decir que la respuesta que han acuñado los hombres para intentar comprender a Jesús es inadecuada y debe ser reformulada. Decir que Jesús es Juan Bautista, Elías o un profeta, no es un conocimiento adecuado sobre Jesús. Esa es la dificultad que hay que superar. 4.3. LA ACCIÓN TRANSFORMANTE. La acción transformante, esto es la que provoca el desenlace de la trama, sin duda alguna es la pregunta de Jesús a los discípulos 209; ya no sobre lo que dicen los hombres, sino lo que 205 Bart – Efrat plantea que los hechos en la trama son como los ladrillos de un edificio bien construido, ninguno sobra y sin uno la construcción perdería la grandeza funcional y estética. Cf. Bar Efrat, El arte de la narrativa bíblica, 117. 206 Véase 3.1. donde se habla de la importancia del camino en el Evangelio de Marcos. 207 Cf. Robertson, Comentario al texto griego del Nuevo Testamento, 95. 208 Cf. Van Oyen, Lire lévangile de Marc comme un roman. Para quien el conjunto del evangelio se muestra como una trama en torno a la identidad de Jesús. En el mismo sentido Cf. Mascilongo, “Ma voi, chi dite che io sia”, 9 – 10. Para quien el tema dominante del diálogo de Cesarea es el de la identidad de Jesús. 209 Véase el apartado 3.3.5. y especialmente la nota al pie de página 174. 57 dicen los discípulos sobre Él. Quien ha seguido la trama del Evangelio, ha visto que los discípulos están siempre con Jesús y que son muchas las experiencias de las cuales la multitud ha sido excluida 210, en ese sentido puede esperar que los amigos permanentes de Jesús tengan una respuesta más adecuada a la pregunta. Esta pregunta es la que provoca sin duda alguna el desenlace de la trama. 4.4. DESENLACE. El desenlace lo constituye la respuesta de Pedro. 211 Tras esta respuesta tan breve y asertiva, se espera, narrativamente hablando, el aplauso del auditorio y el reconocimiento del maestro que interroga. Ninguno de los dos se produce. ¿Indica esto que no es este un auténtico desenlace? Por lo pronto indica que no es suficiente reconocer a Jesús como el Cristo, que algo hace falta. Y esto lo refuerza la situación final. 4.5. SITUACIÓN FINAL. Lo lógico en una trama de revelación es que la expresión final fuera: “Vayan y cuéntenselo a todos”. Pero Jesús indica todo lo contrario. La orden es callar. La historia continua. Algunos interpretan la orden de silencio como una desaprobación por parte de Jesús hacia el título.212 Sin embargo, parece dudoso a partir de una lectura completa del Evangelio, ya que el mismo título del libro, considera a Jesús como el Cristo. 213 Esta orden de silencio se convierte en un motivo teológico y en una estrategia narrativa para conectar el relato con lo que sigue en el Evangelio. 210 Cf. Ahearne – Kroll, “Audience Inclusion”, 717 – 735. Muchos aspectos de la respuesta de Pedro han sido tratados en la caracterización del personaje (3.3.4). Aquí solo se tocan los que se consideran importantes para el esclarecimiento de la trama. 212 Cf. Stein, “Jesús el mesías”, 190. 213 Cf. Gnilka, El evangelio según San Marcos, 31. 211 58 5. CONCLUSIONES En el presente capítulo conclusivo se muestra cómo los elementos epistemológicos del análisis narrativo de la Biblia formulados en el capítulo primero, se desarrollan en el análisis narrativo de Mc 8,27-30, realizado en los capítulos siguientes; a fin de explicitar los lineamientos teológicos que han emergido del análisis narrativo realizado, especialmente en lo que hace referencia a la cristología y a la teología del seguimiento. 5.1. EL ESTATUTO EPISTEMOLOGICO DEL ANALISIS NARRATIVO DE LA BIBLIA. 5.1.1. El texto como relato. El carácter de relato, la condición de narración de Mc 8,27-30, queda evidenciada fundamentalmente por la secuencia causa efecto de los diferentes acontecimientos del mismo relato, que se ha mostrado a partir de la estructura verbal del mismo, para caracterizar los personajes o para analizar la trama del relato.214 La condición espacio – temporal del mismo ha quedado bien clara cuando se ha analizado el marco, que al mismo tiempo se convierte en la situación inicial de la trama 215. El carácter causa – efecto en el relato bíblico debe ser entendido más allá de una relación formal, para ir hasta la búsqueda de un efecto real, dentro del relato mismo y también en el lector que se ve vinculado a la narración. Mc 8,27-30 consigue este efecto pragmático, en dos sentidos, con una sola acción: La orden de silencio de Jesús (8,30). Efectivamente, esta orden narrativamente deja en suspenso la trama del relato y se convierte en una invitación para que el lector, se pregunte por qué y trate de completar dicho relato, involucrándolo en lo que sigue, generando expectativa y atención. Por otra parte, esa misma orden, representa una caracterización ambigua de quien ha confesado a Jesús como Cristo. Esa caracterización ambigua hace que el lector genere simpatía por esos personajes tan realmente caracterizados. Seres falibles, no héroes inalcanzables y que esté atento a lo que va a pasar a continuación con ellos. Además, si como se percibe el relato es una invitación a hacer el camino de seguimiento, el lector, debido a la estrategia narrativa, se ve en la necesidad de tomar partido y el relato se convierte en un testimonio de fe que convoca al reconocimiento de Jesús y a su seguimiento.216 214 Cf. Apartes 3.3. y 4 de este trabajo. Cf. Apartes 3.1 y 4 de este trabajo 216 Para lo que implican las categorías de Memoria y Testimonio para el texto como relato Cf. Aparte 1.2.1. 215 59 5.1.2. El relato como su propio referente. Este criterio epistemológico apunta a que el texto en sí mismo es un generador de sentido y que por sí sólo puede transmitir un mensaje. El análisis que se ha realizado de Mc 8,27-30 ha recurrido principalmente a las relaciones internas del mismo texto y a las relaciones con el macro – texto. Solamente se ha acudido a elementos extra textuales cuando se ha considerado necesario para ampliar o aclarar algún elemento que el análisis del mismo texto ya ha arrojado; por ejemplo el tema de la enunciación del mismo relato en Mt. 217 De esta manera se demuestra que un relato ofrece los elementos necesarios para su propia interpretación. Con todo el carácter profundamente unitario de todo el segundo evangelio, exige la continua referencia al macro texto para una comprensión más completa del micro texto. 5.1.3. El texto bíblico como sujeto. El criterio epistemológico apunta a que el texto bíblico debe ser un sujeto vivo que siga hablando hoy y que no debe ser abordado simplemente como un elemento arqueológico del pasado218. La estrategia narrativa utilizada por el narrador de Mc 8,27-30, interpela al lector de hoy. ¿Qué significa para el lector de hoy ir de camino con Jesús?, ¿Qué responderá el lector de hoy a Jesús? ¿Qué quiere decir que Jesús es Cristo hoy? ¿Es suficiente confesarlo como tal? ¿Para el creyente de hoy también es necesario hacer silencio? ¿Puede el lector de hoy identificarse con Pedro y los discípulos? Todos cuestionamientos existenciales que surgen para el lector de hoy, a partir del mismo texto, de lo que él ha mostrado y ha ocultado, mediante una enunciación que impacta y que cuestiona. La comunidad creyente de hoy, que lee a Mc 8,27-30, sigue encontrando en el texto la Palabra Viva de Dios, que ilumina su caminar y cuestiona sus prácticas. En ese sentido La Palabra como sujeto vivo se libera de una manipulación arqueológica moderna y de un subjetivismo post-moderno, para seguir siendo, por la acción del Espíritu Santo, acción transformadora de la comunidad de fe; de la misma manera que Jesús, mediante la orden de silencio se libera de esquemas preconcebidos que los hombres de su tiempo intentaban aplicarle a su actuar, y exige de sus discípulos acompañarlo hasta la cruz, porque sólo allí se entenderá realmente quién es Él. 5.1.4. El texto como transmisor de sentido. Este criterio epistemológico apunta a que el relato es una forma de decir la realidad, no con la objetividad de la ciencia moderna, sino mediante la generación de sentido y la vinculación activa del lector. Esto es evidente en Mc 8,27-30; por ejemplo, sin armar un 217 Cf. Aparte 3.2. Cf. Toda la corriente hermenéutica que tiene en Ricoeur a una de sus más importantes representantes. Ricoeur, Paul. “Narratividad, fenomenología y hermenéutica” Análisis 25 (2000): 189 – 207. 218 60 marco doctrinal, mostrando el actuar de los personajes del relato construye una invitación al seguimiento y una trama en torno a la identidad de Jesús. No necesita recurrir a conceptos y estructuras teóricas para decir que el seguimiento es un proceso de compañía existencial a Jesús y que quién es Jesús solamente se revela al final de su historia. Mediante un diálogo simple provoca varias reacciones en el lector y construye todo un mensaje sobre Jesús y sus discípulos. De esta manera se muestra el carácter evidentemente pragmático del relato bíblico, en cuanto por su misma forma de narrar genera un impacto directo en el lector que se siente convocado al seguimiento de Jesús. 5.1.5. El Espíritu, como criterio de interpretación del texto. El criterio epistemológico indica que el relato bíblico debe ser leído en el Espíritu en que fue escrito; lo que implica comprender su naturaleza, su propósito y su condición literaria. En cuanto a su naturaleza el texto bíblico es un testimonio de fe 219, impulsado por el Espíritu Santo y como tal se ha intentado leer. En cuanto a su propósito evidentemente es convocar al seguimiento de Jesús, libres de preconceptos, dejando que la vida misma de Jesús revele su ser y lo que implica compartir el camino con Él. Pero por otro lado el criterio también indica que del texto bíblico se puede extraer el mensaje que el mismo texto sugiere y que no se debe recurrir al texto bíblico, para concluir lo que no afirma. En el análisis narrativo de Mc 8,27-30, los dos elementos se han tenido en cuenta. Este trabajo pretende ser una interpretación creyente del texto bíblico. Y en las conclusiones se trata de respetar al máximo los elementos teológicos que emergen del relato bíblico. No se trata de afirmar cosas que el mismo texto no sugiere a partir de su estructura narrativa, sino de ser fiel a las líneas teológicas presentes en el relato. El análisis narrativo es expresión, además de la condición literaria del texto bíblico. Al respeto por este criterio epistemológico corresponde la justificación de por qué un análisis narrativo: El análisis retórico es el más adecuado para estudiar un discurso, pero el análisis narrativo es el que mejor respeta la condición literaria de un relato. 5.1.6. El lector como constructor de sentido. El criterio epistemológico señala que es el lector quien actualiza la narración al interpretarse por medio de ella. En varios momentos del análisis narrativo de Mc 8,27-30 se ha indicado cómo la estrategia narrativa se convierte en una indicación para el lector, quien está llamado a ponerse en camino con Jesús, a cuestionarse por qué la orden de callar y a responder la cuestión central del relato, ¿quién es Jesús para él?, 220 ¿cómo respondería él la 219 Jn 20,31. Lo que afirma Juan para su escrito, se puede hacer extensivo a todo el testimonio Bíblico en torno a la persona de Jesús. 220 Cf. Van Oyen, Lire lévangile de Marc comme un roman. Quien propone que la estrategia narrativa del relato hace que al formular la pregunta Jesús, el lector se plantee la cuestión él mismo. Es una forma de involucrar al lector para que él mismo responda. 61 pregunta hoy? En la medida en que responda estas preguntas cruciales el lector de hoy se reconstruirá como creyente y cuestionará su quehacer como creyente y como discípulo de Jesús. Igualmente, el tema del secreto mesiánico, permite resaltar este elemento epistemológico. Efectivamente, para un lector que ya ha entrado en contacto vital con Jesús, que está inmerso en un proceso de seguimiento y una comunidad de fe, hoy, la cuestión que la plantea la orden de callar, no es ¿quién es realmente Jesús?, sino ¿Por qué no se manifiesta como realmente es en ese momento?, ¿qué le impide reconocer en ese instante su identidad? Y todas estas cuestiones plantean nuevas cuestiones al lector. El análisis narrativo que se ha realizado permite el encuentro del lector con el texto y con los cuestionamientos que éste levanta. 5.1.7. La Biblia como teología en forma de Narración. El criterio epistemológico apunta a que la Biblia en su conjunto es una teología expresada en forma de narración. La forma de enunciación, la relación entre los personajes, los silencios narrativos, la orden de callar, la caracterización de los personajes, la misma construcción de la trama en 8,27-30 se concretizan en una teología que tiene como ejes centrales los temas de la identidad de Jesús y el seguimiento. 5.1.7.1. La Cristología de Mc 8,27-30.221 Lo primero que hay que aclarar es que no se puede pretender construir un sistema cristológico a partir de un análisis narrativo de esta especie, sino que de lo que se trata es de encontrar líneas emergentes que unidas a la cristología presente a lo largo del segundo evangelio permita formular una cristología de Marcos. En segundo lugar hay que evitar las afirmaciones cristológicas que fuercen el sentido del texto y del análisis realizado. La primer idea que emerge clara del análisis narrativo de Mc 8,27-30 es que las personas adecuadas para responder a la pregunta sobre la identidad de Jesús, son aquellos que van de camino con él. La exclusión de la multitud se convierte en un motivo teológico 222. La pregunta de Jesús sobre sí mismo, sólo se la formula a quienes están con él. Todas las otras veces que aparece el cuestionamiento, son otros los que se lo plantean. Reconocer a Jesús implica necesariamente estar con Jesús, compartir su camino. 223 Uno de los motivos por los cuales la respuesta de los hombres no puede ser la adecuada es justamente esa: No se han puesto de camino con Jesús, no lo acompañan en su caminar hacia Jerusalén. En otro orden de ideas, es evidente para el texto bíblico que Jesús no es Juan Bautista, Elías, ni uno de los profetas. La cuestión de la identidad de Jesús, sobrepasa los posibles 221 Cf. Mascilongo, “Ma voi, chi dite che io sia”, 9 – 10. Afirma que la teología de Marcos en este texto tiene que ver fundamentalmente con la cristología y la teología del seguimiento. 222 CF. Ahearne – Kroll, “Audience Inclusion”, 717 – 735. 223 Cf. Gnilka, El Evangelio según San Marcos, 31. Para el autor, la teología de Marcos está marcada por el camino de Galilea a Jerusalén. 62 esquemas mentales con que tanto los hombres como los discípulos intentan aplicarle. El error es acercarse a Jesús con ideas preconcebidas y no permitirle que sorprenda. La confesión sobre la identidad de Jesús debe partir de un proceso de encuentro personal con él, más allá de esquemas teóricos preconcebidos. Tampoco es conveniente intentar responder esta pregunta antes de haber completado el proceso de acompañamiento de Jesús de Galilea a Jerusalén. 224 La ausencia de reacción positiva frente a la confesión de Pedro: “Tú eres el Cristo” (8,29) y la orden de callar, no puede ser interpretada como un rechazo hacia el título. Quien ha seguido el evangelio, sabe que justamente ese es el título del segundo evangelio. “Buena Nueva de Jesús, el Cristo, el Hijo de Dios” (1,1). No en tanto, lo que queda claro es que la confesión de Jesús como Cristo debe ser completada, para ser entendida plenamente. En el momento concreto de la narración nadie puede entender qué significa que Jesús sea el Cristo. En ese sentido el silencio es prudencia. Este silencio ya no tendrá sentido cuando el ser de Jesús se manifieste plenamente en la cruz. En ese sentido el Evangelio insinúa que no basta una confesión verbal de fe. No es suficiente confesar, un poco sorprendido por la pregunta intempestiva de Jesús, “Tu eres el Cristo”, para inmediatamente entrar en conflicto con los anuncios de la pasión (8,31-33). Es necesario hacer todo el proceso de acompañamiento a Jesús hasta la cruz, para que dicha confesión tenga pleno sentido. En ese sentido el llamado secreto mesiánico se convierte a la vez en una estrategia narrativa que vincula al lector al desarrollo de la segunda parte del Evangelio y un motivo teológico que invita a poner entre paréntesis cualquier confesión apresurada de fe, e invita a esperar a que el ser de Jesús se manifieste plenamente en la cruz, para ahí si reconocerlo y confesarlo. 5.1.7.2. La teología del seguimiento en Mc 8,27-30. Los dos presupuestos con los que se inicia en el apartado de la cristología se aplican en lo que hace referencia a la teología del discipulado: No pretender crear un sistema teórico donde no lo hay y respetar el sentido del texto al máximo. La primera idea emergente para la teología del discipulado la ofrece el marco narrativo: Jesús y los discípulos de camino. El discipulado es un caminar con Jesús, una experiencia existencial de cercanía y acompañamiento de Jesús,225es estar con Jesús. Este factor de nuevo se remarca por la exclusión de la multitud. El momento central en que Jesús pregunta por su identidad, lo hace en privado, con los suyos, con los que se ponen de camino con Él. Seguir a Jesús es un proceso real, no una idea idílica. Esto resalta por dos elementos: Primero la caracterización ambigua de los discípulos. Quien confiesa a Jesús como Cristo, en el relato inmediatamente siguiente lo confronta y no lo comprende. La comprensión plena de la identidad de Jesús, y por lo tanto la confesión auténtica de fe, pasa por momentos de incomprensión y de conflicto. Hacerse discípulo es todo un aprendizaje que 224 Cf. Pierre Gane, “La personne du Christ. Qui dites – vous que je suis?”, Nrt 104, 1 (1982): 3 – 21. Cf. Barrios Tao, “Los seguidores y seguidoras”, 91. Para quien los discípulos en el segundo Evangelio se definen por “Estar” con Jesús. 225 63 no nos libera de incomprensiones y oscuridades. En segundo momento la orden de silencio implica que el proceso no ha concluido, no basta entusiasmarse y ser rápido en la respuesta “Tu eres el Cristo” (8,29), es necesario darle contenido a esa confesión, y ese contenido lo va a ofrecer el mismo Jesús en la segunda parte del Evangelio. La orden de callar implica que el proceso de formación de los discípulos no ha terminado. Aún no han comprendido plenamente lo que es seguir a Jesús; pero también implica que los discípulos aún cuentan con su maestro para completar su proceso de formación. 226 Por otra parte tanto la estrategia narrativa del relato como la caracterización de los discípulos y Pedro, se convierten en una clara invitación al discipulado. El lector de hoy y de siempre debe plantearse la pregunta y la respuesta a la cuestión central del relato: ¿Quién es Jesús? Y al hacerlo debe plantearse la cuestión de si quiere ponerse en camino con Él, de si se siente llamado a “estar” con Él. De la misma manera la caracterización de los discípulos y Pedro, hace que espontáneamente surja una cierta simpatía, por personajes tan humanos y se produzca una inconsciente identificación con su conflicto, con su incomprensión, con su carácter tan humano. Posiblemente si se presenta el seguimiento de Jesús como una cuestión idílica, de héroes más que humanos, el seguimiento pierda su fuerza convocatoria. Pero si se caracterizan a los discípulos como “humanos, demasiado humanos”, puede que el lector sienta que para él también es posible el seguimiento. Por último es importante que el ejercicio realizado en torno al análisis narrativo de Mc 8,27-30, ha mostrado las virtudes del método en cuanto al acercamiento al texto en sí mismo y la vinculación del texto con el mundo del lector a la vez que se hace de manera rigurosa y metodológica. 226 Cf. Gane, “Le personne du Christ”, 3-21. También Gnilka, quien afirma que en la segunda parte del Evangelio la instrucción de los discípulos se intensifica y que en ese mismo sentido los relatos de milagros de 8,31-16,20 se han transformado por parte del redactor en relatos de seguimiento. Cf. Gnilka, El Evangelio según San Marcos, 32. 64 BIBLIOGRAFIA Aguirre Monasterio, Rafael. Del movimiento de Jesús a la Iglesia Cristiana. Ensayo de exégesis sociológica del Cristianismo primitivo. Navarra: Verbo Divino, 2009. Aguirre Monasterio, Rafael y Antonio Rodríguez Carmona. La investigación de los Evangelios y Hechos de los apóstoles en el Siglo XX. Navarra: Verbo Divino, 1996. Ahearne – Kroll, Stephen. “Audience Inclusion and Exclusion as Rhetorical Technique in the Gospel of Mark”. JBL 129, 4 (2010): 717 – 735. Aletti, Jean Noel. El arte de contar a Jesucristo. Salamanca: Sígueme, 1992. Alfaro, Juan y Jan Willebrands. Fe cristiana y hermenéutica. Madrid: Ed. Paulinas, 1969. Balaguer, Vicente. “La teología narrativa”. 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