Cada ciudad, su librillo

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REPORTAJE
Cada ciudad, su librillo
Los ayuntamientos de Madrid, Barcelona, Valencia y Bilbao tienen diferentes normas para intentar salvaguardar la
convivencia
BLANCA CIA - Barcelona
EL PAÍS - 13-11-2005
Sanciones a los que "merodean" en lugares donde hay prostitución en Valencia, presión policial en determinadas zonas de
Madrid para hostigar a los clientes, multas de hasta 3.000 euros por pintadas en Bilbao.... Las ciudades españolas afrontan
de forma diversa los principales problemas de convivencia y de incivismo que surgen, que no son los mismos. La mayoría
lo hacen con ordenanzas sectoriales: de seguridad, medio ambiente, limpieza, etcétera. Barcelona ha optado por reagrupar
las ordenanzas existentes, dispersas y poco concretas, en un texto, un borrador de la ordenanza de medidas para fomentar
y garantizar la convivencia ciudadana, que esta semana inició el trámite de aprobación tras pasar -casi por un pelo, 20
votos a favor frente a 21 abstenciones, en medio de una borrasca en el tripartito que dirige Joan Clos- por la Comisión de
Presidencia del Ayuntamiento. La casuística, comparando las ciudades de Madrid, Valencia, Bilbao y Barcelona, es amplia.
Éstos son algunos ejemplos.
- Orinar en la calle. En Madrid no hay una sanción prevista, y no es que esa actitud no exista. "La policía municipal
amonesta al que orina, pero no se multa", señaló un portavoz del Ayuntamiento madrileño. En Bilbao, como que el
fenómeno arreciaba, el consistorio llevó a cabo una campaña en la que se establecía que aliviarse en plena calle podía
suponer sanciones de 750 euros. En Barcelona, esa conducta puede comportar multas de entre 300 y 1.500 euros, en
función de la gravedad.
- Limpiaparabrisas. Se trata de una forma de mendicidad que supone coacción -el conductor sufre una suerte de asalto- y
por eso se está regulando en la mayoría de las ciudades. En el caso de Barcelona, la ordenanza fija sanciones desde 750 a
1.500 euros. "En Madrid, un importante colectivo que se dedica a ello son menores rumanos, por lo que no se les sanciona,
sino que la intervención es de los servicios sociales", explican fuentes del Ayuntamiento. En Valencia, esa conducta es una
de las que se prevé sancionar con 150 euros, según un texto que ha impulsado la alcaldesa, Rita Barberá. Y es la misma
cifra que quiere imponer a otro fenómeno de mendicidad, la de los gorrilas, que presuntamente vigilan los coches en
solares de aparcamiento previo pago de una cantidad de dinero.
- Venta ambulante. Se trata de un fenómeno generalizado en ciudades medias y grandes de toda España, y tiene la
particularidad de apoderarse de buena parte de los espacios de paseos y plazas, en los que se esparcen toda suerte de
objetos: desde paraguas cuando llueve hasta bolsos, gafas, cinturones y discos compactos. En Barcelona, la nueva
ordenanza prevé multas de hasta 500 euros. En Madrid, las ordenanzas lo consideran una falta grave y supone multas de
entre 150 y 1.200 euros. En Valencia, el mismo proyecto de ordenanza prevé sanciones de 150 euros y en Bilbao lo que se
persigue es la venta de discos compactos. Curiosamente, el resto de la venta ambulante no se sanciona. Fuentes del
Ayuntamiento de la capital vizcaína señalaron que la policía local exige a los vendedores que justifiquen la procedencia de
los objetos que venden: "Si exhiben un comprobante de compra, se descarta que sean objetos robados y no se interviene".
- Actos vandálicos. En la normativa que quiere aprobar Barcelona, las sanciones previstas oscilan entre 750 y 3.000 euros
en función de si el destrozo se considera grave o muy grave. El articulado fija que los padres o tutores serán los
responsables directos y solidarios si las infracciones las cometen menores de edad. En Madrid, la multa es de 150 euros,
según puntualizaron fuentes de ese consistorio. En Bilbao, esa materia está regulada por el Gobierno vasco porque
encuadra el vandalismo urbano como kale borroka (violencia callejera). Sólo en casos especiales el consistorio bilbaíno
impone sanciones económicas de hasta 750 euros.
- Consumo de bebidas alcohólicas. O las diferentes formas de botellón, que en el caso de Barcelona se sancionarán cuando
se trate de botellas de vidrio o se altere la convivencia, sin especificar cuál será el criterio de esa consideración. En
cualquier caso, las sanciones pueden oscilar entre 30 y 1.500 euros, en función de la gravedad que se aprecie. En Bilbao el
fenómeno es creciente y las quejas de los vecinos son cada vez más frecuentes, pero no existe una regulación precisa más
allá de las alteraciones del orden público que a veces comporta, apuntan portavoces del consistorio bilbaíno. En la capital
de España, es la Comunidad de Madrid la que persigue el botellón e impone multas que oscilan entre 300 y 30.000 euros.
- Pintadas. Colocar carteles en lugares no autorizados y realizar pintadas está multado por el Ayuntamiento de Bilbao con
sanciones que pueden alcanzar los 3.000 euros. En Madrid la ordenanza es tan antigua que en el texto las sanciones están
"expresadas en pesetas. El equivalente en la moneda actual es de 60 a 90 euros. En Barcelona, la nueva ordenanza prevé
sanciones que, en función de la gravedad, pueden oscilar entre 120 y 3.000 euros, si se trata de monumentos o edificios
catalogados. Ese artículo prevé también que la policía municipal pueda "conminar" al autor de la infracción a que limpie lo
ensuciado sin que ello suponga el perdón de la multa.
- Prostitución. Es uno de las cuestiones más polémicas partiendo de la base de que es una actividad que no está prohibida,
pero tampoco regulada. De hecho, la mayor parte de las iniciativas que toman los ayuntamientos no se libran de críticas y
son, a menudo, inútiles. En Valencia se prevé imponer sanciones de entre 150 y 3.000 a las prostitutas y a quienes
"merodeen" en las zonas donde haya prostitución callejera. En Barcelona se introducen sanciones económicas de 750
euros para ambas partes si existe invasión del espacio público y si se vulnera el límite de 200 metros de distancia de las
escuelas. En Madrid no hay sanciones. El consistorio ha optado por presionar a los clientes de diferentes formas en las tres
zonas donde la prostitución callejera es especialmente conflictiva, en todos los casos con maniobras de hostigamiento por
parte de la policía municipal contra quienes requieran los servicios de las prostitutas. En la zona de Montera, en pleno
centro de la ciudad, los agentes piden la identificación de los peatones y conductores de vehículos que se adentran en las
calles. En el área de Capitán Haya, cerca de la plaza de Castilla, la policía municipal cierra el lateral de la Castellana de
entrada a Madrid por las noches y realiza controles de alcoholemia a los conductores. Y en la zona de Marconi, un área a
caballo entre un polígono industrial y una zona residencial de la capital, el consistorio ha distribuido placas identificativas
a los residentes y a los trabajadores para poner límite a los clientes. ¿Resultado? "En agosto había una cincuentena de
prostitutas en el polígono y en septiembre una docena", explican portavoces del consistorio de Madrid.
© El País S.L. | Prisacom S.A.
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