Justicia o Consejo de la Magistratura

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Trabajo que sostiene que la experiencia acredita el fracaso del Consejo de la Magistratura como
institución destinada a mejorar la Justicia y la independencia judicial, con una nociva influencia
institucional, entre otras, por la politización del sistema, por lo que hay que plantearse a largo plazo
volver al sistema de la Constitución clásica, eliminando la institución.
Justicia o Consejo de la Magistratura
por Horacio M. Lynch
____________
1.
EL CONSEJO DE LA MAGISTRATURA COMO PROBLEMA
Ya hay suficiente experiencia para evaluar al Consejo de la Magistratura, y, en mi opinión,
debe concluirse que es perjudicial para la Justicia. Es negativo para la selección de
magistrados, en lo referido a disciplina y enjuiciamiento, y en lo atinente a la administración
del Poder Judicial. Y también negativo en su impacto institucional: es responsable
principal de la politización de la Justicia, la peor enfermedad actual de nuestro sistema, y al
socavar el liderazgo de la cabeza del Poder Judicial, la Corte Suprema. Es preocupante que
no se advierta que el problema es el Consejo, al margen de que con mejores candidatos y
mejor regulado pueda hacer menos daño. Ya en su versión original y con excelentes
integrantes el Consejo no funcionaba bien. Si esto es así, debe pensarse cómo puede
eliminárselo en el largo plazo y qué se puede hacer en el corto plazo.
2.
LA POLITIZACIÓN Y OTROS MALES INSTITUCIONALES
Comenzando por la politización de la Justicia, no cabe duda que el Consejo de la
Magistratura es su principal responsable. En estos días un diario difunde "Arranca hoy agria
batalla por control de la Magistratura", otro titula "Ricardo Recondo: 'Hubo una maniobra vergonzosa
de la doctora Gils Carbó". [i] Pensemos que estos títulos se refieren al organismo que tiene un
supercontrol sobre nuestra Justicia.
La politización debía producirse: era inevitable que ocurriera por la mala conformación del
organismo, pero la situación actual supera los peores presagios. Sin desmerecer sus
calidades personales, los integrantes hoy prevalecen por sus contactos políticos más que
por expertise. Las decisiones se adoptan en base a valoraciones políticas: un acuerdo sobre
una cuestión clave puede ser moneda de cambio para una contraprestación en áreas ajenas.
En lo institucional, también ha sido un problema: era una torpeza pensar que podría
fortalecer institucionalmente a Poder Judicial, crear un poder dentro de otro poder. En
estos momentos es claro que el Consejo ha restado dimensión institucional a la cabeza del
Poder Judicial, la Corte Suprema.
Esto lo vengo afirmando desde la creación. [ii] También fue una torpeza crear una
institución tan contradictoria y con funciones tan delicadas, con responsabilidades e
injerencias de tal importancia que, copado por factores indeseables (el PE generalmente,
pero no el único) les entrega el control del sistema judicial.
Hemos reunido en un sólo organismo facultades que la Constitución histórica las distribuía
y compartía entre varios poderes del Estado: las designaciones, entre el PE y el Senado, la
disciplina en la Corte, la remoción al Congreso de la Nación y el presupuesto, la
administración y dirección del sistema judicial en la cabeza del Poder Judicial, la Corte
Suprema.
Y es un organismo que tiene el germen político - partidario o corporativo - en su ADN.
Inventamos una llave para manejar a la Justicia: ¿qué nos asombra que sea algo apetecible
para el poder de turno y aun por grupos que quieran manipular la justicia?
Esto resultaba claro cuando surgió veinte años atrás, con la reforma Constitucional de
1994, y como Presidente de FORES, la critiqué acerbamente y denuncié su peligrosidad,
considerándola un 'caballo de Troya' para la Justicia. No podía esperarse nada bueno en
esto de lo que ya dije: crear ‘un poder dentro de otro poder’.
Para mejorar la justicia y la independencia judicial no era necesario cambiar la Constitución
introduciendo nuevas instituciones: sólo había que cumplirla estrictamente. El camino
elegido - crear el Consejo de la Magistratura - ha sido nefasto.
Entonces, quince o más años de tan mala experiencia es suficiente para concluir que el
Consejo es el problema.
La solución a largo plazo es eliminar el Consejo y volver a la Constitución clásica; en el
corto plazo hay que hacer profundos ajustes en la institución, en el sistema de selección y
de disciplina y enjuiciamiento. Y como muy importante, hay que tomar conciencia de su
peligrosidad y actuar en consecuencia.
3.
LA ESENCIA DEL PROBLEMA: ES UNA MALA INSTITUCIÓN Y SE LA HA
REGULADO PEOR
En muchos trabajos intenté la difícil tarea de explicar lo obvio. Elegimos un mal modelo de
Consejo de la Magistratura.
Décadas atrás, por esta institución se entendía otra cosa, un cuerpo de notables que
aconsejan y facilitan la selección de jueces. Existió y existe en muchos países donde hay
voluntad política - o fuertes tradiciones - de designar a los mejores magistrados. En una
época aquí existió informalmente con buenos resultados. Y antes de la introducción en
nuestra Constitución por la reforma de 1994, alguna constitución provincial lo había
contemplado en esta versión 'light'.
Otra versión ‘potenciada’ de esta institución es la de algunos países de Europa. Es mucho
más compleja, con más funciones que le otorgan gran injerencia en el funcionamiento del
sistema judicial. Ha sido pensada para una estructura institucional diferente de la nuestra:
parlamentaria, sin una clara división de poderes. Podría considerarse un avance
institucional en países como Francia, Italia y España, sin un Poder Judicial independiente al
estilo norteamericano que copió nuestra Constitución, pero varios, especialmente España,
tenían experiencias muy negativas.
Pese a nuestra distinta organización institucional y a ésta mala experiencia, en 1994 aquí se
incorporó irreflexivamente en esta versión 'potenciada' que es incompatible con nuestra
estructura constitucional. [iii]
4,
‘MAL DESEMPEÑO’ EN SUS FUNCIONES
Profundicemos cómo ha cumplido sus principales funciones.
4.1
Mal sistema de selección: se organizó antes de acordar qué tipo de magistrado debíamos buscar
[iv]
Hoy se denuncian maniobras inverosímiles para digitar las designaciones de jueces. Pero
desde el principio el sistema previsto no funcionó, y no sólo había digitaciones, sino que se
producía un atraso tal que generó el fenómeno de los ‘jueces subrogantes’. Se adoptó un
mal sistema de selección un sistema de oposición y antecedentes copiado de nuestra
universidad como si buscáramos académicos en vez de jueces.[v] Ni siquiera se reflexionó
si queríamos lumbreras académicas, en vez de profesionales del derecho, rectos
trabajadores y con sentido de justicia. Además de apuntar hacia el perfil equivocado, el
sistema se presta a muchas arbitrariedades por lo que en muchos sentido, estamos peor que
antes, cuando los aspirantes debían buscar contactos políticos. Un encumbrado magistrado
comparaba el sistema anterior con el actual diciendo que " del lobby del Congreso hemos
pasado al lobby del café de los Tribunales".
Una propuesta superadora que desde hace años sugiero como paliativo es la Escuela
Judicial. Cambiar los concursos ‘de oposición y antecedentes’ por un ‘concurso’ consistente
en un curso en la Escuela Judicial, como hace, por ejemplo, el Instituto del Servicio
Exterior de la Nación, opción posible sin cambiar la Constitución. [vi] Un destacado
magistrado hoy también lo aconseja. [vii]
4.2
Mal esquema del control, disciplina y juzgamiento - El Jurado de Enjuiciamiento
Un sistema confiable de remoción de magistrados es indispensable y se corresponde con la
garantía de la inamovilidad de los jueces (no se puede pensar en cargos vitalicios sin un
buen sistema de enjuiciamiento: confiable, con garantías, y eficiente). Dije que nuestra
sistema del juicio político no era bueno (tampoco en los EE.UU. ha funcionado bien). Pero
el sistema de disciplina, control y eventual remoción de magistrados también
ha empeorado desde la creación del Consejo. La propuesta de la reforma de 1994 pudo
haber sido positiva en este campo. Sin embargo, hemos retrocedido por la forma como se
ha estructurado, pues el filtro y la llave queda en el Consejo y no en el Jurado (creo que
hubo un caso de un magistrado que pidió sortear la ordalía del Consejo ir directamente al
juicio). El Tribunal se convirtió en un apéndice del Consejo, al extremo que en la primera
reforma - con el beneplácito general - se lo desmanteló (como existía una superestructura
que no cumplía funciones, se lo convirtió en un jurado ad hoc, que se reúne solo en cada
ocasión).
5.
HOY LA SITUACIÓN DE LA JUSTICIA ES PEOR QUE ANTES DEL CONSEJO
DE LA MAGISTRATURA
Finalmente, no puede argumentarse que, aun siendo malo, es mejor que la situación
anterior. Se sostiene que era más dañina la facultad discrecional del PE. en los
nombramientos. Pero se olvida que no era discrecional porque requería el acuerdo del
Senado lo que no es una nimiedad, aunque aquí nunca se lo tomara en serio: en los EE.UU.
- de quien copiamos esta parte de nuestra Carta Magna - es un vallado difícil de sortear,
cualquiera sea la integración del Congreso[i]. Entonces lo malo no era el sistema de la
Constitución histórica sino la defección de la Cámara Alta. [ix]
La experiencia de estos quince años de funcionamiento confirma que es una institución
perjudicial: desde su creación por la Ley 24.937 de 1999 la Justicia no ha mejorado y en
muchos aspectos está peor. Y tampoco hay buenas experiencias en las provincias que lo
han copiado en sus constituciones. No cabe aducir que el problema radica en las reformas
introducidas de la actual administración, sino en que la esencial del organismo se presta a
eso. Entonces, si antes del CM había problemas pero se podían solucionar cumpliendo con
la Constitución, ahora estamos ante un peligro infinitamente mayor con esta institución que
tiene gran control sobre aspectos de toda índole como el presupuestario y, además, tiene el
poder disciplinario y de remoción de los jueces, que el PE.
6.
CONCLUSIONES Y PROPUESTAS PARA EL CORTO Y EL LARGO PLAZO
Es indispensable advertir y concluir que el problema es el CM. Aun con las mejores
regulaciones e integrantes, la institución, por su esencia, no puede ser beneficiosa.
Concluir esto no significa, empero, que de inmediato haya que eliminarla y cambiar la CN.
Creo que en algún momento – no ahora -, en el orden nacional, habrá que erradicar esta
institución. No recomiendo tocar hoy la Constitución sólo por este motivo. En el ínterin
habrá que mejorar el funcionamiento en la forma propuesta: reemplazar el sistema por un
concurso por u curso en la Escuela Judicial (al igual que el Instituto del Servicio Exterior de
la Nación), y modificar la injerencia del Tribunal de Enjuiciamiento.
Sin embargo, la primera premisa es reconocer que estamos ante una institución muy
peligrosa. No es una buena institución a la que perversos gobernantes han desfigurado por
querer manipularla; es una mala institución a la que hay que 'encapsular' para que haga el
menor daño posible y en el futuro disolverla y volver al sistema tradicional.
En síntesis, en el corto plazo habrá que corregir los principales defectos (selección y
disciplina) y en el largo plazo hay que pensar en eliminar el CM.
___________
NOTAS
[i] V. LA NACION del 17Nov14, en http://www.lanacion.com.ar/1744507-ricardo-recondo-hubo-una-maniobravergonzosa-de-la-doctora-gils-carbo
[ii]
V. Lynch, Horacio M. sus trabajos sobre el tema y otros aspectos vinculados y trabajos de
FORES en los que ha colaborados que comienzan con la declaración de 1995, pueden verse en la
compilación que puede encontrarse en Internet [file:///Users/horaciolynch/Downloads/CM-FORESCompilado-29Dic05%20(1).pdf]. Otros trabajos de H. M. Lynch pueden encontrarse por ejemplo en “Las
reformas al Consejo de la Magistratura y al Jurado de Enjuiciamiento de la Argentina”,
en Internethttp://www.colabogados.org.ar/larevista/pdfs/id3/las-reformas-del-consejo-de-la-magistratura.pdf,
7Ago06; v. Lynch, Horacio M. (su participación como orador junto con la diputada Patricia Bullrich, el
Senador Ernesto Ricardo Sanz , y Luis E. Pereira Duarte) en el Seminario “Consejo de la Magistratura,
presente y futuro” organizado por el Diario La Nación y el Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos
Aires, 28.Oct08 [www.colabogados.org.ar/la-hoja/articulo.php?id=98]; ver también Lynch, Horacio M, “El
Consejo de la Magistratura y el Tribunal de Enjuiciamiento”, en esta páginaABOGADOS.COM.AR, 15Ago10
[http://www.abogados.com.ar/el-consejo-de-la-magistratura-y-el-tribunal-de-enjuiciamiento-2/6324],
[iii]
No era racional que, para afianzar la independencia judicial, se injertara un órgano integrado, entre
otros, por políticos, en el riñón del sistema judicial. Es una contradicción en si misma. Y era una ingenuidad
aspirar a que los políticos dejaran de hacer política cuando actuaban en el Consejo. Reitero lo dicho veinte
años atrás sobre esta institución 'contra natura' : ¡para defender la independencia judicial hemos introducido
al sector político en el riñón del sistema judicial! Era propio de inocentes pensar que, integrando a políticos,
la gestión de la institución no es iba a politizar. Entonces tenemos una institución mala en si misma,
incongruente, una contradicción en si misma, algo contra natura en el sentido que, para afianzar la
independencia, se ha infectado con órganos extraños a un poder que era independiente, que, además, se
ha regulado mal, especialmente en lo referido a la selección de magistrados y a la disciplina y
enjuiciamiento. Y como dije, es irrracional que, consolidar institucionalmente al Poder Judicial – hayamos
creado un poder dentro del mismo Poder.
[iv]
V. PERFIL DEL JUEZ ARGENTINO, producido por una comisión de la Mesa del Diálogo que
integramos entre otros, con el entonces Presidente de la Corte, Dr. Enrique Petracchi, y que produjo un
notable trabajo que puede encontrarse en: [http://www.lynchabogados.com.ar/Publicaciones/Justicia/Humano/PerfilJuez_Senado_9Abr03.pdf].
[v]
V. LYNCH, Horacio M., LAS DESIGNACIONES DE JUECES EN ARGENTINA (Los concursos
del Consejo de la Magistratura y cuestiones vinculadas).
[vi]
V. LYNCH, Horacio M. en trabajo de nota iv.
[vii]
V. RECONDO, Ricardo en artículo citado nota i.
[viii]
V. Lynch Horacio M. como Director del Proyecto de investigación de FORES:Significado y
alcances del acuerdo del Senado (y la práctica en los Estados Unidos de Norteamérica), en
<http://www.foresjusticia.org.ar/investigacion-detalle.asp?IdSeccion=17&IdDocumento=82&idcategoria=19>
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