Unklesbay Ethan Unklesbay Profesora Gloria Stallings SPAN 322

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Ethan Unklesbay
Profesora Gloria Stallings
SPAN 322
11 de diciembre de 2013
Altazor: La caída del creacionismo
"Una de los fundadores de la poesía moderna en la lengua española," (ChangRodríguez) Vicente Huidobro hizo un cambio extraordinario en la poesía hispana. Famoso
por decir que "el poeta es un pequeño Dios," Huidobro es uno de los nombres más
asociados con el vanguardismo en Hispanoamérica. Se destacan sus obras creacionistas
como "Arte poética", pero Altazor señala el fin de esa época. A través de los siete cantos del
poema, Huidobro muestra que después de llegar a la cima del creacionismo
hispanoamericano, sólo hay lugar para caer y esa caída es muy penosa. Huidobro
efectivamente reconoce que el creacionismo ya no le sirve en su viaje, da fin a su propio
movimiento y se deja caer de la altura que ha logrado. Usa una forma post-creacionista del
dadaísmo para que en su caída desde ser "un pequeño Dios"(Huidobro 1916) hasta "lo más
bajo que se pueda caer" (1931), no se lastime ni se angustie tanto como lo haría sin
"paracaídas".
Altazor; o, El viaje en paracaídas es un poema escrito por Vicente Huidobro
en 1931, que se compone de siete cantos. Este ensayo se tratará de secciones de los cantos
I, IV y VII. La voz poética, o el narrador del poema, se dirige a Altazor, el protagonista del
viaje. El primer canto comienza preguntándole a Altazor qué es lo que le ha pasado citando
algunos cambios específicos como la pérdida de la serenidad y la entrada de sentimientos
como la angustia, el terror y el dolor. Dice que él está perdido, y pregunta para saber en
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dónde está antes de presagiar la muerte de Altazor y decir que se desaparecerá. Habla de
su caída. La voz poética le manda a Altazor que caiga. Repetidamente manda que se caiga al
fondo y que se queme en el proceso, cayéndose de muchas maneras y por muchos medios.
El primer canto narra la caída y la muerte de Altazor.
En el cuarto canto, la voz poética presenta la golondrina, un elemento muy poética
en el mundo hispano, y empieza a jugar con las palabras. Mientras juega, inventa muchas
palabras como gondolear, golongira, y rosolñol. Referencia un cementerio y lo reconstruye
con palabras. "Aquí yace [tal]," dice, y juega con su nombre. Habla del yacimiento de Altazor
y de Vicente. Va entrando en los cantos V y VI el dadaísmo que culmina en el canto siete, el
cual es completamente dadaísta, incluyendo versos como "Lalalí/ Io ia/ iiio/ Ai a i a a i i i i o
ia." De cierto modo, se desenreda todo en el último canto de Altazor.
Para poder caer desde lo alto hacia lo profundo, primero hay que haber una subida,
y algo tiene que levantar el autor hacia lo alto. Vicente Huidobro sabía esto, y pretendía
subirse a sí mismo. Dice él en 1925: "El reinado de la literatura terminó. El siglo veinte verá
nacer el reinado de la poesía en el verdadero sentido de la palabra, es decir, en el de
creación." Huidobro veía que había un lugar para que algo o alguien nuevo reinara, y lo
quería para sí. Quería salir encima de una revolución poética muy próxima, algo de que
habían "signos en el cielo" (1925), y según René de Costa, "En esencia, los poetas
[creacionistas] iban a cumplir la función helénica de 'poesia,' crear." En su poema Arte
poética, Huidobro dice que el autor de la poesía debe "[inventar] mundos nuevos" y
"[hacerle] florecer" a las rosas en el poema, como si el poeta estuviera por encima de la
naturaleza misma. Lo dice en pocas palabras al escribir: "El poeta es un pequeño Dios."
Nótese el uso de la "D" mayúscula, indicando que en verdad, el poeta está por encima de la
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naturaleza, el universo, la creación. Si es que realmente llegó a la cima o simplemente se
hizo creerlo, no se discutirá en este ensayo; lo importante es que sí creyó que había llegado
a las alturas celestiales de la poesía.
Después de llegar a las alturas, Huidobro empezó a reconocer que sus creaciones,
los resultados del creacionismo, no le servían. "Da por inútil en este viaje la poesía que
hasta entonces había escrito," dice Bary. Por eso el primer canto abre con las preguntas,
dirigidas a Altazor (o Huidobro mismo), "¿Por qué perdiste tu primera serenidad?" "¿Quién
sembró la angustia en ... tus ojos?" La voz poética reconoce que Altazor siente estas cosas:
la falta de serenidad, angustia, temor. Acierta exactamente lo que pasó cuando le dice, "Se
rompió el diamante de tus sueños en un mar de estupor." No sirve un diamante que se
rompe al tocar el agua. Huidobro está diciendo que no importa qué tanto imagines o sueñes
que un diamante exista de verdad, no podrá perdurar, pues será destruido con las demás
creaciones. Lillig lo expresa de mejor manera cuando escribe: "Desprovisto de unidad, el
mundo de Altazor fragmenta." ¿Y de qué sirve un mundo fragmentado para el creador, o
sea, el poeta?
Cuando reconoce que todos los esfuerzos para crear y sostener este nuevo mundo
son en vano, Altazor deja su movimiento hacia arriba, y se deja caer en paracaídas. Esto es
representante de Huidobro, quien, al ver su fracaso creacionista, dejó el movimiento, y
poco a poco hizo desenlazarse los hilos de ese mundo. Después de subir y antes de caer,
Altazor tiene que parar. Unas razones por que para se dan en el primer canto. "Altazor
morirás," dice la voz poética. En efecto, da una profecía de que habrá cierto fin de Altazor,
que dejará de mover hacia arriba. Altazor sabe antes de su caída que éste es el fin. "Se
secará tu voz y serás invisible," continúa la voz poética. Profetiza con la sequía de la voz que
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Altazor, y por consiguiente, Huidobro, ya no se escuchará, y nadie le prestará atención, lo
cual más bien representa la muerte de un poema, pues no sirve el mundo creado en el
poema, si los lectores nunca descubren ese mundo; menos si no les importa como sugiere
la profecía. La profecía también indica que dejará de hablar y expresarse. "El poema
significa el fin de la época creacionista." Cuando un poeta deja de escribir y crear poesía, da
fin a sus obras. Si un poeta lleva consigo un movimiento, como el creacionismo, da fin al
movimiento también.
Al terminar el movimiento, "Huidobro abandona poco a poco... el estilo con que se
había dado a conocer... a partir de 1917" (Lillig), y es obvio que Altazor está cayendo. El
título da referencia a "Un viaje en paracaídas". El primer canto tiene más de veinte líneas
seguidas que hablan de la caída y la quemadura, dando semejanza a los objetos que se
destruyen al caer por la atmósfera. Dice el poema, "Cae eternamente... Cae lo más bajo que
se pueda caer...Cae al último abismo de silencio". El viaje de Altazor es uno que lo lleva
hacia abajo; ya no hay subida (Borinsky). En el canto IV del poema, referencia un
cementerio donde "yace Altazor azor fulminado por la altura/ Aquí yace Vicente antipoeta
y mago". Se da por entendido en estas líneas que Altazor, el movimiento creacionista, y tal
vez Huidobro mismo también, han muerto. El Vicente antipoeta que ya yace en el
cementerio ha escrito "el poema anticreacionista por excelencia" (Bary).
Este poema creacionista vuelto anticreacionista muestra en el cuarto canto cómo,
durante la caída, se emplea el paracaídas. Puesto que el paracaídas no lo puede subir, sino
hacer que la caída sea menos lastimadora, lo emplea para suavizar la caída. Huidobro, cuyo
diamante está roto, el Altazor fulminado por la altura, el antipoeta que cae al fondo de sí
mismo, empieza a jugar con la palabra. El creador, el "pequeño Dios", quiere crear aún,
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aunque se de por inútil toda su creación. Deja el poder comunicativo de la palabra, y
empieza a usarlo para sus propios motivos, de seguir creando, aunque no importe ya
(Lillig). La voz poética sigue destruyendo el lenguaje durante todo el poema. En su primer
canto, Huidobro utilizaba el lenguaje muy bien, haciendo uso de la puntuación y la rima.
Por el cuarto, está inventando palabras ya, palabras que no vuelve a usar, palabras que se
dejan tirados al lado del poema. "En los últimos tres cantos, la destrucción del lenguaje se
intensifica" (Lillig). Vemos en el último canto un desenlace total de la lengua. La creación
deja de ser algo que el lector no pueda crear y llega a ser algo que el lector ni puede
entender. Aunque esté cayendo, Huidobro puede consolarse en su habilidad de destruir el
lenguaje, pues significa que aún posee poder sobre algo. Sigue cayendo, y suponemos que
sigue cayendo hasta hoy, y lo hará para siempre con el creacionismo, el movimiento
autodestruido por sí mismo.
Altazor; o, El viaje en paracaídas llega a ser la obra que señala el fin de la época
creacionista. Muestra que Huidobro llegó a la cima del creacionismo y que después, se dio
cuenta de que el creacionismo no le iba a servir de nada. El viaje da fin al movimiento
creacionista y da comienzo a la caída del creacionismo y de Huidobro mismo, representado
en el poema por Altazor. Al fin del poema, hay un desenlace total del lenguaje, facilitado por
Huidobro, quien si no puede crear, puede destruir. Huidobro es el gran creacionista, sí;
pero llega a ser el gran destructor también. Quiroga lo dijo mejor: "Altazor viene a ser la
culminación de las vanguardias, una culminación ambivalente, ya que sus cantos finales,
según ha dicho Octavio Paz, representan al mismo tiempo una derrota y una victoria."
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Obras citadas
Huidobro, Vicente. "El creacionismo." Obras completas 2 (1925): 731-40.
De Costa, René. "Del modernismo a la vanguardia: el creacionismo pre-polémico." Hispanic
Review 43.3 (1975): 261-274.
Lillig, Mathias. "Los fracasos de" Altazor"." Chasqui 21.2 (1992): 35-42.
Bary, David. "Altazor, o la divina parodia." Revista Hispánica Moderna 28.2/4 (1962): 287294.
Borinsky, Alicia. "Altazor: entierros y comienzos." Revista Iberoamericana 86 (1974): 125128.
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