"OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" TEMAS DE COYUNTURA NACIONAL TOMO I Primera edición, junio 2007 D.L. Nº 4 - 1 - 1270 - 07 ©FUNDEMOS Calle Hermanos Manchego No. 2441 Teléfonos: 2440846 - 2440642 Telefax: 2433539 Casilla: 2302 Correo electrónico: fundemos@entelnet.bo Diseño de Tapa: Susana Machicao Impresión: Artes Gráficas Editorial "Garza Azul" Teléfono 2232414 Casilla 12557 La Paz - Bolivia 3 La Paz - Bolivia 4 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" CRISIS INSTITUCIONAL Y LUCHA POR EL PODER EN BOLIVIA Jorge Kafka Zuñiga ....................................................................... 133 CONTENIDO Presentación ................................................................................. 7 CONTINUIDAD Y RUPTURA EN LA CULTURA POLÍTICA BOLIVIANA H.C.F. Mansilla ..................................................................................11 LA INSTITUCIONALIDAD, ESE MALESTAR Wálter Reyesvilla Méndez ...............................................................37 ¿QUÉ SE PUEDE ESPERAR DE LA ASAMBLEA CONSTITUYENTE? Carlos Codero Carraffa ...................................................................59 LOS PARTIDOS POLÍTICOS EN EL "CAMBIO" Jimena Costa Benavides ................................................................ 105 5 6 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" Para ese propósito, se convocó a destacados analistas y especialistas para que compartan sus estudios en sus campos de interés. Los artículos han sido editados en dos números, reagrupados bajo el título “Temas de coyuntura nacional”, de la serie Opiniones y Análisis que luego de más de dos décadas de publicación ininterrumpida llega a un público de miles de suscriptores, en Bolivia y fuera de ella. PRESENTACIÓN El triunfo de Evo Morales en la presidencial de 2005 constituyó un punto de inflexión en la política boliviana, suscitando tanto esperanzas como temores frente a los nuevos escenarios posibles. Esos sentimientos se han encontrado agudizados con la elección de la Asamblea Constituyente y el referéndum sobre las autonomías departamentales en julio de 2006 así como con las primeras acciones adoptadas por el gobierno: procesos de nacionalización, promesas de cambio socioeconómico, proyectos de transformación del Estado, entre otros. La polarización política, social y económica tiende a ser visible de manera casi continua, prolongando e incluso acentuando tendencias perceptibles en los años previos a los comicios de 2005. Frente a este panorama marcado ciertamente por la incertidumbre, Fundemos considera que es indispensable intentar una evaluación argumentada de la evolución del país en los últimos años para discernir las líneas de cambio así como las permanencias. Este trabajo constituye a la vez la oportunidad para esbozar algunas probables líneas de acción para Bolivia en el futuro. Abre el número 84 el doctor H.C.F. Mansilla, catedrático en universidades europeas y latinoamericanas, con “Continuidad y ruptura en la cultura política boliviana” en el cual muestra que los pautas de comportamiento político tradicional, incluso autoritario, permanecen arraigadas en el país. Luego, Wálter Reyes Villa, dirigente político y columnista regular en varios periódicos, señala en “La institucionalidad, ese malestar” que Bolivia consiguió importantes avances en la construcción de la institucionalidad que hoy se encuentran amenazados por distintos proyectos. “¿Qué se puede esperar de la Asamblea Constituyente?”, artículo del politólogo y catedrático Carlos Cordero, describe el camino que recorrió el país hasta llegar a la Asamblea, evalúa los temas más conflictivos que en ella se discuten y esboza los probables escenarios, desde el éxito al fracaso, en los cuales puede concluir. Jimena Costa, politóloga y profesora universitaria, estudia en “Los partidos políticos en el “cambio” a las organizaciones políticas, mostrando algunas paradojas, en especial que a pesar del alto nivel de desaprobación que tienen, siguen siendo indispensables para la democracia y todavía reciben las votaciones más elevadas. Cierra el volumen 84 el texto del ex presidente del Colegio de Politólogos Jorge Kafka, “Crisis institucional y lucha por el poder en Bolivia” que después de un análisis teórico, muestra los rasgos que adquirió la polarización política y social luego de la presidencial de 2005. "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" El volumen 85 que prolonga las reflexiones aquí presentadas, incluyendo artículos de Fernando Molina, Fernando Mayorga, Juan Antonio Morales, Diego Ayo y Javier Murillo. Con estos dos números, Fundemos continúa aportando al debate de los principales asuntos sociopolíticos del país, procurando que el análisis maduro contribuya a encontrar campos de entendimiento. Ivonne Fernández Weisser DIRECTORA EJECUTIVA NACIONAL DE FUNDEMOS Hartwig Meyer-Norbisrath REPRESENTANTE DE LA FUNDACIÓN HANNS SEIDEL PARA EL MERCOSUR 9 10 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" CONTINUIDAD Y RUPTURA EN LA CULTURA POLÍTICA BOLIVIANA Esta evolución histórica tuvo lugar en medio de graves problemas de todo orden y de innegables retrocesos1. Algunos de los aspectos más importantes de este proceso son las múltiples modificaciones acaecidas en la esfera de aquello que imprecisamente llamamos la cultura política2. H. C. F. Mansilla* Preliminares Desde hace mucho tiempo las ciencias sociales estudian los complejos vínculos entre la preservación de valores, comportamientos y modelos socio-económicos, por un lado, y las modificaciones más o menos radicales de los mismos, por otro. Esta dialéctica entre continuidad y ruptura puede ser observada en Bolivia, y constituye probablemente una de las temáticas más importantes de la historia contemporánea del país. Durante el último medio siglo Bolivia ha experimentado notables procesos de modernización, que han generado una marcada especialización de roles y funciones, una intensa diferenciación de los tejidos sociales y una expansión sin precedentes de los estratos medios. * ** Estudios de Ciencias Políticas y Filosofía; Maestría en Ciencias Políticas; Promoción doctoral en Filosofía (Universidad Libre de Berlín). Concesión de la venia legendi (habilitación para cátedra titular de Ciencias Políticas), por la Universidad Libre de Berlín. Profesor visitante en la Universidad de Zurich. Miembro de número de la Academia de Ciencias de Bolivia. Entre sus últimas publicaciones: “Tradición autoritaria y modernización imitativa. Dilemas de la identidad colectiva en América Latina”; “Tradición, modernidad y post modernidad”; “La aldea global y la modernización de un país subdesarrollado”; “Lo propio y lo ajeno en Bolivia”. Las opiniones expresadas son de responsabilidad exclusiva del autor. 11 Adelantando las conclusiones generales de este ensayo y con una óptica de largo plazo, se puede afirmar que la continuidad de los valores colectivos de orientación es el factor más relevante de la Bolivia actual, pese a los numerosos acontecimientos de tinte revolucionario que se suceden desde el año 2000. Uno de los ejemplos más evidentes de ello es la inclinación, compartida por dilatados sectores sociales, de privilegiar la astucia sobre la inteligencia: las habilidades de maniobra y el manejo adecuado de trucos y artimañas poseen una dignidad ontológica superior a las actividades creativas y al análisis científico. Otra de las conclusiones es la siguiente. Muchas veces las grandes metas revolucionarias, de carácter reivindicacionista histórico, configuraban el intento de retornar a un pasado mítico (el ámbito indígena anterior a la colonia española) o de renovar los experimentos socio-políticos del pasado (como el nacionalismo revolucionario de 1952-1964), cuyos resultados globales no fueron demasiado brillantes. 1 Sobre la situación en la zona andina cf. Sabine Kurtenbach et al., Die Andenregion | Neuer Krisenbogen in Lateinamerika (La región andina | nuevo centro de crisis en América Latina), Frankfurt: Vervuert 2004. 2 Cf. los volúmenes siguientes, que contienen textos sobre la cultura política en la zona andina: Jorge Nieto Montesinos (comp.), Sociedades multiculturales y democracias en América Latina, México: UNICEF 1999; Arturo Escobar et al. (comps.), Política cultural, cultura política. Una nueva mirada sobre los movimientos sociales latinoamericanos, Bogotá: Taurus 2001. 12 "OPINIONES Y ANÁLISIS" Con otras palabras: las llamadas rupturas revolucionarias conforman también una línea de continuidad tradicional, con sus paradigmas sociopolíticos, sus leyendas pseudo-religiosas y sus ideologías populares3. El ya mencionado nacionalismo revolucionario tenía sus antecedentes en gobiernos populistas del siglo XIX y, sobre todo, en regímenes militares reformistas, como fueron las presidencias de Germán Busch (1937-1939) y Gualberto Villarroel (1943-1946). Tampoco las llamadas élites tradicionales pudieron establecer una continuidad histórica sin rupturas. Sin sistematicidad y sin convicciones profundas, las fracciones esclarecidas y modernizantes de las mismas se esforzaron por introducir un programa vinculado a la democracia representativa liberal (Estado de Derecho, educación gratuita y obligatoria, institucionalización del aparato estatal, introducción de elementos meritocráticos en la administración pública, etc.), pero las fracciones más conservadoras y convencionales de las mismas élites retuvieron a la larga el control sobre el aparato estatal (hasta fines de 2005). En el ejercicio del poder no exhibieron las virtudes que tuvieron las clases altas en numerosos países de la cultura occidental, sino que se dedicaron a prácticas corruptas con un entusiasmo digno de mejores causas, además de demostrar un desempeño técnico marcadamente mediocre. Hubo obviamente algunos periodos históricos rescatables bajo el gobierno de las clases tradicionales (por ejemplo: 1899-1920, 1940-1943, 1946-1952), pero la memoria de estos regímenes está ensombrecida por una visión historiográfica nacionalista y/o socialista, que ha resultado ser inmensamente popular en la consciencia colectiva de la nación. Después de todo la historia es escrita por los triunfadores, para quienes la imparcialidad es un atributo secundario. 3 Cf. Guillermo Francovich, Los mitos profundos de Bolivia, La Paz: Amigos del Libro 1980. 13 "OPINIONES Y ANÁLISIS" La cultura política del autoritarismo y sus raíces Las rupturas en toda evolución son percibidas como tales si existe el trasfondo de alguna continuidad que dé sentido a la totalidad. Toda continuidad exhibe interrupciones, modificaciones y correcciones, de modo que toda evolución histórica sólo puede ser comprendida dentro una dialéctica que englobe continuidades y rupturas. En el territorio del Alto Perú y Bolivia se puede detectar la prevalencia de ciertas convenciones sociales que han cambiado relativamente poco con el transcurso del tiempo. La más notable parece ser la cultura política del autoritarismo, practicada | con atenuantes y variantes | en todas las regiones y por todas etnias y clases sociales4. El fenómeno más importante y curioso es, por lo tanto, la pervivencia de mentalidades premodernas en medio del proceso de modernización acelerada. El término premoderno alude aquí a actitudes autoritarias, prerracionales, convencional-conservadoras y tradicionalistas, las cuales persisten paralelamente a la adopción de normativas occidentales modernas en la esfera económica, la administración pública y el ámbito académico. Esta cultura del autoritarismo no es, manifiestamente, privativa del acervo boliviano, sino que se extiende por buena parte de América 4 Sobre la cultura política boliviana cf. Unidad de Análisis e Investigación, Cultura política y democracia en Bolivia. Segundo estudio nacional, La Paz: Corte Nacional Electoral 2007; Mitchell A. Seligson, La cultura política de la democracia en Bolivia, La Paz: Universidad Católica Boliviana 2001. Cf. las obras que no han perdido vigencia y que explicitan el contexto histórico: también Herbert S. Klein, Orígenes de la Revolución Nacional boliviana. La crisis de la generación del Chaco, La Paz: Juventud 1987; Herbert S. Klein, Parties and Political Change in Bolivia, 1880-1952, Cambridge: Cambridge U. P. 1969. 14 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" Latina5. Y tampoco conforma una totalidad que perdura sin alteraciones desde un comienzo. Se puede decir, por ejemplo, que las indudables mejoras en el campo de la educación, los contactos más intensos con el mundo exterior y la adopción de modas y valores provenientes del modelo civilizatorio occidental han contribuido de forma clara a mitigar la antigua vigencia del autoritarismo y a introducir pautas de comportamiento más liberales y democráticas. La moral social se ha vuelto más laxa, la tolerancia más amplia y la mentalidad más cosmopolita, aunque este desarrollo no es uniforme y no concierne a todos los estratos poblacionales por igual. La restauración de la democracia en 1985, la acción de los medios masivos de comunicación y los nexos con el ámbito externo representan factores que debilitan | hasta cierto punto | el autoritarismo tradicional. ibero-católica, y (3) la recepción instrumentalista de la modernidad occidental. En lugar de una descripción detallada, esta recapitulación nos permite ver los diferentes aspectos de la cultura política del autoritarismo, aspectos que en buena proporción continúan vigentes hasta hoy. De todas maneras parece conveniente mencionar las raíces del autoritarismo, porque este análisis, por más somero que sea, puede darnos algunas luces sobre la continuidad, la fortaleza y la aceptación de esta corriente cultural, y, por consiguiente, puede ayudarnos a entender mejor porqué en Bolivia los intentos de reforma y revolución han estado y están alejados de un genuino impulso democrático6. En Bolivia la situación de la cultura política puede ser mejor comprendida si consideramos brevemente las tres grandes corrientes histórico-culturales que han contribuido a moldear la mentalidad colectiva: (1) el legado civilizatorio precolombino, (2) la tradición 5 Cf. la obra que no ha perdido vigencia: Francisco Rojas Aravena (comp.), Autoritarismo y alternativas populares en América Latina, San José: FLACSO 1983. 6 Cf. el excelente artículo de Jorge Lazarte, El “vacío” democrático del gobierno, en: PULSO (La Paz) del 1 de junio de 2007, vol. 7, Nº 400, p. 4. 15 El legado precolombino No hay duda de los notables logros del Imperio Inca (y de las culturas que lo antecedieron) en muchos terrenos de la actividad humana, logros que se extienden desde la arquitectura y la infraestructura de comunicaciones hasta prácticas de solidaridad inmediata y un sentimiento estable de seguridad, certidumbre e identidad | lo cual no es poco, ciertamente. La dignidad superior atribuida a lo supra-individual fomentó valores de orientación y modelos organizativos de índole colectivista. Los padrones ejemplares de comportamiento social eran la predisposición a la abnegación y el sacrificio, la confianza en las autoridades y el sometimiento de los individuos bajo los requerimientos del Estado. Todo esto condujo a una actitud básica que percibía en la tuición gubernamental algo natural y bienvenido y que consideraba todo cambio social y político como algo negativo e incómodo. Las civilizaciones precolombinas no conocieron ningún sistema para diluir el centralismo político, para atenuar gobiernos despóticos o para representar en forma permanente e institucionalizada los intereses de los diversos grupos sociales y de las minorías étnicas. La homogeneidad era su principio rector, como puede detectarse parcialmente aun hoy en el seno de las comunidades campesinoindígenas. Esta constelación histórico-cultural no ha fomentado en 16 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" estas latitudes el surgimiento de pautas normativas de comportamiento y de instituciones gubernamentales que resultasen a la larga favorables al individuo como persona autónoma, a los derechos humanos como los concebimos hoy, a una pluralidad de intereses y opiniones que compitiesen entre sí y, por consiguiente, al florecimiento de un espíritu crítico-científico. todas las carencias del pasado y de la actualidad a los agentes foráneos y evita un cuestionamiento del comportamiento, la mentalidad y los valores de orientación del propio pueblo. En este campo las corrientes izquierdistas y nacionalistas no han significado una ganancia cognoscitiva y más bien han contribuido a menudo a consolidar los aspectos autoritarios en el mundo indígena. Las comunidades indígenas se hallan hoy inmersas en un proceso de modernización, y es verosímil que ésto último haya sido inducido por factores exógenos, como el contacto diario con el mundo moderno y la influencia de la escuela y de los medios masivos de comunicación7. Paralelamente a este decurso modernizante las culturas indígenas del presente conservan a menudo rasgos autoritarios en la estructuración social, en la mentalidad colectiva y también en la vida cotidiana y familiar. Estos fenómenos no concitan el interés de los partidos indigenistas y de sus intelectuales, quienes más bien fomentan una autovisión de los aborígenes basada en un panorama idealizado y falso del pasado: las culturas precolombinas habrían sido profundamente democráticas y no habrían conocido relaciones de explotación y subordinación8. En resumen: la civilización incaica y las culturas anteriores deberían ser vistas como un socialismo revolucionario y original, pero en estadio embrionario. Es precisamente esta concepción la que dificulta la difusión de un espíritu crítico-científico: promueve una visión complaciente y embellecida de la propia historia, atribuye Ahora se afirma que la civilización precolombina habría sido fragmentada premeditadamente por las potencias europeas, “estableciendo fronteras, ahondando diferencias y provocando rivalidades. Esta estrategia persigue un objetivo principal, la dominación, para lo cual busca demostrar ideológicamente que en América la civilización occidental se enfrenta a una multitud de pueblos atomizados diferentes unos de otros [...]”. “Así la identificación y la solidaridad entre los indios, la indianidad, no es un postulado táctico sino la expresión necesaria de una unidad histórica basada en una civilización común, que el colonialismo ha querido ocultar”9. Aunque no hay duda de que las potencias colonizadoras se han servido del inmemorial principio “divide et impera”, no se puede negar, por otro lado, que las culturas aborígenes prehispánicas han conocido diferencias, rivalidades, guerras y conflictos casi perennes entre sí; con toda seguridad el imperio incaico no sabía nada de aztecas y mayas antes de 1492. El concepto de una “indianidad” solidaria y sin mácula que hubiese abarcado todo el continente es una creación ideológica contemporánea, generada exclusivamente con fines políticoideológicos precisos y profanos por intelectuales que normalmente no tienen mucho que ver ni con la vida rural ni con la sangre indígena. 7 Cf. José Antonio Lucero (comp.), Beyond the Lost Decade: Indigenous Movements and the Transformation of Democracy and Development in Latin America, Princeton: Princeton U. P. 2001. 8 Guillermo Bonfil Batalla (comp.), Utopía y revolución. El pensamiento político contemporáneo de los indios en América Latina, México: Nueva Imagen 1981, passim. 17 9 Guillermo Bonfil Batalla, Aculturación e indigenismo: la respuesta india, en: José Alcina Franch (comp.), Indianismo e indigenismo en América, Madrid: Alianza 1990, p. 194. 18 "OPINIONES Y ANÁLISIS" También hoy entre cientistas sociales existen tabúes, aun después del colapso del socialismo. Así como antes entre marxistas era una blasfemia impronunciable achacar al proletariado algún rasgo negativo, hoy sigue siendo un hecho difícil de aceptar que sean precisamente algunos estratos sociales indígenas explotados a lo largo de siglos | y por ésto presuntos depositarios de una ética superior y encargados de hacer avanzar la historia | los que encarnan algunas cualidades poco propicias con respecto a la cultura cívica moderna, a la vigencia de los derechos humanos y al despliegue de una actitud básicamente crítica. No hay duda de que casi todos los grupos poblacionales indígenas intentan adoptar lenta pero seguramente numerosos rasgos básicos del mundo occidental, sobre todo en los campos de la técnica y la economía. Como este designio tiene lugar, al mismo tiempo, con el redescubrimiento de sus valores ancestrales, lo que finalmente emerge es una compleja y contradictoria amalgama que tiene una relevancia decisiva para la configuración de las identidades colectivas del presente10. Esta problemática se halla inmersa en el debate mayor entre valores particularistas y coerciones universalistas, por un lado, y en la discusión sobre la identidad colectiva, por otro. Además hay que consignar que numerosas reivindicaciones indígenas encubren conflictos muy habituales por la posesión de recursos naturales cada vez más escasos, como tierras agrícolas y fuentes de agua. Nada de esto es sorprendente, pues pertenece al acervo de la historia universal. 10 Helga von Kügelgen (comp.), Herencias indígenas, tradiciones europeas y la mirada europea, Madrid: Iberoamericana 2002. 19 "OPINIONES Y ANÁLISIS" La herencia colonial española No hay duda de que la larga era colonial española y luego la republicana, que continuó algunos elementos centrales de la explotación y subordinación de los indígenas, han generado en las etnias aborígenes una consciencia muy dilatada de nación oprimida, de una injusticia secular no resuelta y de agravios materiales y simbólicos aún vivos en la memoria popular. En medio de esta constelación no ha surgido una solución realmente original y practicable, pero sí se ha fomentado un imaginario colectivo altamente emocional, que simultáneamente se cierra al análisis racional y al debate realista de su condición actual. La exacerbación de elementos comunitaristas y particularistas debilita los aspectos razonables de la modernidad, como la democracia pluralista, el Estado de Derecho, la concepción de los derechos humanos y la moral universalista. La mentalidad prevaleciente en el área andina no puede ser disociada del relativo estancamiento histórico que sufrieron España y Portugal a partir del siglo XVI. Este atraso evolutivo no puede ser desvinculado del conocido talante iliberal y acrítico que permeó durante largo tiempo las sociedades ibéricas, el que fue responsable parcialmente por la esterilidad de sus actividades filosóficas y científicas, por la propagación de una cultura política del autoritarismo y por la falta de elementos innovadores en el terreno de la organización social. Las naciones ibéricas no estimularon ni contribuyeron esencialmente al nacimiento del mundo moderno, basado en el desarrollo impetuoso de la ciencia y la tecnología, en la industrialización y la regulación metódica de la vida cotidiana. Al sud de los Pirineos y en el ámbito colonial español y portugués no se dio hasta el siglo XIX una comprensión adecuada de los cimientos espirituales y cognoscitivos de los procesos modernizadores y tampoco, 20 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" paradójicamente, una actitud crítica con respecto a lo negativo de la modernidad. Cuando las naciones latinoamericanas y especialmente las andinas ingresaron al arduo camino de la modernización, lo hicieron copiando indiscriminadamente los modelos ya existentes, ofreciendo muy poca resistencia a los aspectos antihumanos contenidos en aquellos sistemas imitativos de modernización, los cuales predominan aún hoy en la fase contemporánea de la evolución boliviana. desarrolladas. Los debates podían ser intensos, pero acerca de cuestiones triviales13. Varias de estas características han persistido hasta hoy; los intelectuales adscritos al sistema universitario han sido | con pocas y notables excepciones | buenos receptores e intérpretes de ideas foráneas, pero no autores de planteamientos relevantes e innovativos a escala mundial. Algunos males del presente (baste el referirse a las prácticas cotidianas del Poder Judicial, de la administración pública y de la universidad) tienen que ver casi directamente con aquella tradición socio-histórica. La época colonial conllevó en la región andina una marcada propensión al centralismo11, una clara inclinación al estatismo y al burocratismo12 y un cierto desprecio por labores intelectuales y creativas. La atmósfera de las universidades de esa época era similar a la prevaleciente en las Altas Escuelas de la Edad Media: no existía la inclinación a relativizar y cuestionar las certidumbres dogmáticas y los conocimientos considerados como verdaderos. Predominaba en cambio una enseñanza de naturaleza receptiva, basada en la memorización de textos y en la formación de destrezas retóricas. La investigación científica y las capacidades crítico-analíticas no fueron La adopción de la modernidad como mero instrumento técnico 11 12 Cf. la brillante obra de Claudio Véliz, The Centralist Tradition of Latin America, Princeton: Princeton U. P. 1980.- Para una visión diferente cf. Colin M. MacLachlan, Spain’s Empire in the New World. The Role of Ideas in Institutional and Social Change, Berkeley etc.: California U. P. 1988; Richard M. Morse, El espejo de Próspero. Un estudio de la dialéctica del Nuevo Mundo, México: Siglo XXI 1982. Cf. Howard J. Wiarda, Politics and Social Change in Latin America. The Distinct Tradition, Amherst: Massachusetts U. P. 1982; Mario Góngora, Studies in the Colonial History of Spanish America, Cambridge U. P. 1975. 21 Estas herencias histórico-culturales han sido importantes para la conformación de la cultura política del autoritarismo, que durante siglos determinó el ambiente cultural de América Latina y de la región andina. Pero no se trata de esencias indelebles y perennes de una presunta identidad colectiva que es inmune al paso del tiempo, a transformaciones internas y a las influencias foráneas. Son fenómenos históricos, es decir: transitorios y pasajeros, pero que durante ciertos periodos, que pueden ser muy largos, determinan la atmósfera cultural e intelectual de un territorio. Los esfuerzos por implantar la democracia, el Estado de Derecho y el pluralismo ideológico en Bolivia a partir de 1982 han mitigado la fuerza del autoritarismo y han debilitado las certezas dogmáticas; hoy en día se da, por lo tanto y a largo plazo, la esperanza de que el espíritu crítico-científico pueda aclimatarse adecuadamente en el país14. 13 Manfred Mols, Demokratie in Lateinamerika, Suttgart: Kohlhammer 1985, p. 61, 114. 14 Cf. Carlos Toranzo Roca et al., Democracia y cultura política en Bolivia, La Paz: Corte Nacional Electoral / PRONAGOB 2001; Roberto Laserna, La democracia en el ch’enko, La Paz: Milenio 2004. 22 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" Pero aun hoy en Bolivia se tiende a adoptar la modernidad occidental en cuanto a la proliferación de espacios sometidos a la racionalidad de los medios, como se manifiesta de modo patente en la acogida extremadamente favorable que le ha sido deparada a la tecnología en todas sus manifestaciones. Los avances técnicos son percibidos en Bolivia como hechos de validez universal, dignos de ser incorporados inmediatamente a las actividades productivas, distributivas y organizativas del país respectivo. Esta concepción en torno al carácter únicamente positivo de la tecnología contrasta con la opinión muy difundida entre nacionalistas, izquierdistas e indigenistas de que la filosofía del racionalismo, el espíritu críticocientífico, el genuino individualismo, el respeto inviolable a los derechos de la persona, el pluralismo ideológico y la libertad de expresión, serían productos secundarios y fortuitos, circunscritos a un ámbito geográfico y temporal restringido (la Europa Occidental de los siglos XVI al XIX) y, por lo tanto, de una validez relativa. Fenómenos de vigencia parcial no merecen, obviamente, que se les preste una atención demasiado intensa y menos aún que sean integrados dentro de los valores de orientación de la vida cotidiana y de los parámetros de la planificación del desarrollo. a numerosos intentos de modernización acelerada: la preservación de estructuras premodernas de tinte marcadamente antidemocrático, iliberal y antipluralista. Aquí se puede constatar claramente la fuerza normativa de la continuidad cultural en territorio boliviano. En tierras andinas el resultado es una modernidad de segunda clase: hay enormes ciudades que poseen todos los inconvenientes y pocas de las ventajas de las grandes urbes del Norte; la urbanización apresurada y la apertura de vastos territorios suceden sin una preocupación colectiva por la contaminación ambiental y la destrucción de la naturaleza; la construcción de instituciones cívicas y políticas ha ocurrido prescindiendo de los designios de liberalidad, democracia, tolerancia y pluralismo que animaron los orígenes de aquéllas en el marco de la civilización occidental. La modernidad como ruptura cultural parcial En Bolivia está difundida la idea tácita de que es posible y deseable separar un invento técnico de su contexto científico de origen. La importación masiva de tecnologías ha dejado de lado el sustrato científico, el espíritu crítico e indagatorio que hicieron posible la ciencia y, por consiguiente, el florecimiento técnico-industrial contemporáneo. La apropiación incesante de tecnologías civiles y militares, consideradas como productos “neutrales” de la inventiva humana y, por lo tanto, como libres de las peligrosas inclinaciones occidentales en favor de actitudes indagatorias y probatorias, sirve para tender un velo sobre la posible intención socio-política que subyace Estos aspectos de las tradiciones precolombina e ibero-católica no juegan, empero, un rol decisivo para todos los estratos sociales del país. El punto de referencia para la élite burocrática del poder, para los responsables de configurar la opinión pública y para la mayor parte de las clases medias no es la cultura indígena ni la herencia iberocatólica, sino las normas y los valores encarnados en la cultura globalizada de las naciones del Norte. Todos estos segmentos sociales han sufrido un proceso más o menos largo de asimilación y aculturación, tomando como propios los padrones de orientación de la civilización norteamericana del presente y considerándolos como parámetros obligatorios de la evolución histórica universal. Al mismo tiempo, la consciencia colectiva en Bolivia intenta renovar su legado sociocultural y contraponerlo al modelo irradiado desde los centros 23 24 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" metropolitanos, pero con un resultado mediocre. La cultura boliviana se halla a la defensiva dentro del universo del desarrollo científicotecnológico de proveniencia metropolitana. Pero esta resistencia es mayoritariamente retórica y de poca influencia real en la praxis cotidiana. a escala internacional; no es extraño que ilusiones en torno a un pasado presuntamente glorioso y ficciones de una pronta omnipotencia surjan en cuanto mecanismos de compensación para paliar un cierto complejo de inferioridad15. A ésto han contribuido indudablemente los medios masivos de comunicación, que divulgan como valores normativos los logros y las costumbres de las naciones industrializadas, lo que, en líneas generales, ha significado una clara ruptura con las tradiciones autóctonas. La educación moderna representa uno de los factores principales para la formación de contra-élites ávidas de poder, honores y dinero, provenientes de las clases medias y bajas, que utilizan paradójicamente la ideología del indigenismo y el nacionalismo como un instrumento de ascenso social: se impone entonces la tarea de desacreditar a las élites convencionales y de seducir a las capas plebeyas de la población, las cuales están bastante apegadas al legado cultural de los mayores. Este nacionalismo fuertemente colectivista rehúsa el moderno pluralismo político-ideológico porque éste último significaría la desunión de la comunidad social y conllevaría la introducción de variadas opiniones falaces y perniciosas para el alma popular. La adopción de los paradigmas metropolitanos de desenvolvimiento socio-económico y de pautas de consumo de proveniencia occidental ha sido facilitada enormemente por las mejoras en el campo de las comunicaciones, por el incremento de los contactos personales entre individuos de la civilización industrial y de los países andinos y por la ampliación de las oportunidades de educación superior. Las aspiraciones colectivas cada vez más altas en lo que concierne al nivel de vida, al consumo y a las distracciones conforman el fenómeno moderno de la revolución de las expectativas crecientes, que puede ser también definido como el anhelo colectivo de obtener lo más pronto posible los frutos de las sociedades altamente desarrolladas del Norte, frutos que desde el interior de los países andinos son vistos como reivindicaciones justas, deseables y obvias por casi todas las corrientes de opinión del espectro político-ideológico. Por la ausencia de una tradición cultural verdaderamente crítica, la consciencia colectiva está abierta y simultáneamente sometida a los llamados efectos de demostración de un modo de vida supuestamente superior. Los representantes intelectuales de la cultura indígena despliegan una actitud persistente de estar a la defensiva contra la civilización científico-técnica, actitud no exenta de agresividad y rasgos de anomia y que se nutre de una asimetría permanente entre la propia nación y los países opulentos del Norte. Este desequilibrio es percibido cotidianamente como algo traumático e indigno, como la fuente de inseguridad perenne y la carencia de un poder socio-político respetable 25 Nacionalismo, indigenismo y populismo en cuanto factores de continuidad En cierto sentido se puede pensar que el nacionalismo, el indigenismo y el populismo representan una ruptura con la tradición socio-política del país. Esto es así con respecto al experimento neoliberal de 1985 a 2005, pero estas corrientes significan simultáneamente un 15 Uno de los primeros pensadores en tematizar este punto fue el notable ensayista mexicano Samuel Ramos, El perfil del hombre y la cultura en México [1934], México: Espasa-Calpe 1984, pp. 11-14. 26 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" renacimiento de viejas prácticas sociales de implantación profunda e indudable popularidad y, por lo tanto, factores recurrentes de continuidad político-cultural. El nepotismo, el favoritismo y el prebendalismo en la designación de cargos en la administración pública hacen imposible el despliegue de un espíritu meritocrático y la institucionalización modernizante del aparato estatal, que retrocede a niveles que estaban en vías de superación. visión que glorifica indiscriminadamente los periodos previos a todo contacto con Occidente y que, en general, prescribe el sometimiento del individuo bajo entes colectivos como la nación y el Estado. Hay que señalar el carácter anti-individualista de las doctrinas radicales bajo todas sus formas de nacionalismo, populismo y socialismo: todas ellas subrayan la imperiosa necesidad de que el ciudadano se integre en el seno de una identidad colectiva | el pueblo eterno, el gobierno fuerte, el Estado omnipresente, el partido único |, de la cual se deriva recién la razón de ser del individuo. Los fenómenos contemporáneos de populismo, nacionalismo e indigenismo surgen como una respuesta creíble y ampliamente aceptada al dilema conformado por los procesos traumatizantes de aculturación y por una identidad colectiva amenazada y, al mismo tiempo, atraída por la civilización del Norte. El nacionalismo posee, en el fondo, la función de una ideología anticolonialista de modernización, doctrina creada y difundida por los intelectuales de raigambre izquierdista autoritaria, que anhelan la superación de la tradicionalidad pre-industrial y, simultáneamente, la consecución de la modernidad en su carácter técnico-industrial. El componente ideológico nacionalista y populista sirve evidentemente de cortina de humo, pero también como un mecanismo proveniente de las capas profundas de la tradición que apuntala un sentimiento de identidad colectiva que está en peligro. El nacionalismo indigenista entra en escena como una actitud recurrente de rechazo a la civilización occidental-metropolitana y, al mismo tiempo, como un mecanismo de consolidación de la cultura y los valores aborígenes, es decir como un elemento claro de continuidad. Este rechazo es bastante selectivo, ya que concierne las esferas de la cultura, la vida social e íntima y la religión, pero no comprende los campos de la economía y la tecnología. El nacionalismo abarca asimismo una visión mejorada y embellecida del propio pasado, una Los individuos más proclives a buscar la solución para sus dilemas existenciales en estas corrientes son aquellas personas que han sido arrancadas de su ambiente habitual, signado por valores provenientes del mundo pre-industrial y hasta rural (como la solidaridad inmediata que brindan los grupos primarios intactos), y transplantadas a un modo de vida marcado por normas cambiantes y abstractas y por la anonimidad, como es la atmósfera de las ciudades modernas. Cuanto más rápidas las alteraciones que sufre una sociedad, tanto más probable es que brote un movimiento que busca seguridad ideológica y ética en un (aparente) retorno a las fuentes de la identidad autóctona. La moral convencional y sus símbolos no hallan referentes en una realidad determinada por normas seculares y modernas; los individuos, desgarrados de su origen pre-industrial y rural, no saben dónde y cómo aplicar los preceptos morales que aprendieron en la infancia y la juventud. El nacionalismo populista actúa como un mecanismo psíquico-ideológico que induce a ver el mundo moderno como algo amenazador, algo que puede ser combatido según las reglas claras de las propias tradiciones, compartidas sobre todo por las capas populares. Este proceso asegura una identidad conocida y presuntamente sólida a los grupos que se hallan confundidos por los decursos acelerados del cambio modernizador y que están en peligro de caer en una anomia 27 28 "OPINIONES Y ANÁLISIS" cultural aguda16. Los grupos radicales adscritos a estas corrientes reemplazan a menudo a la familia extendida y a las amistades del ámbito pre-moderno. Su aparato doctrinal elemental cumple un rol imprescindible en favor de las masas poco educadas de la población: ayudan a comprender lo incomprensible y a hacer digerible lo complejo. Esto conlleva, sin embargo, una fatal simplificación del proceso modernizador y la inclinación a juzgar todos los fenómenos de acuerdo a la óptica binaria de propio / ajeno y amigo / enemigo17. El nacionalismo y el populismo son ideologías que permiten, hasta cierto punto, una absorción creíble de las desilusiones que produce la modernidad, pero a costa de falsificar la realidad. El indigenismo no representa únicamente un retorno irracional al pasado y a sus convicciones religiosas como base de toda construcción social. Es también una protesta justificada contra las durezas y ambivalencias de la modernidad en el contexto extra-europeo, es decir un alegato contra la simultaneidad de emancipación y soledad, apertura al mundo y desprotección del individuo, perfeccionamiento de los medios y desaparición de los fines; constituye, debajo de su ropaje de ideologías irracionales y mitos religiosos, un intento, probablemente anacrónico, de reconciliación del Hombre consigo mismo, con la sociedad y la naturaleza. 16 Cf. Peter Waldmann, El Estado anómico, Madrid: Iberoamericana 2006 (con varias referencias a Bolivia). 17 Cf. un ejemplo de ello: Rafael Bautista S., Octubre el lado oscuro de la luna. Elementos para diagnosticar una situación histórico-existencial: una nación al borde de otro alumbramiento, La Paz: Tercera piel / Letra viva 2006. 29 "OPINIONES Y ANÁLISIS" Continuidad en la producción teórica En las actividades intelectuales se podría, a primera vista, constatar elementos innovativos y de ruptura con respecto a la tradición cultural dominante. Esto es verdad sólo en parte. El nacionalismo, el indigenismo y el populismo tienen viejas y sólidas raíces en las herencias históricas ya mencionadas. Lo novedoso reside tal vez en el hecho de que los testimonios teóricos de estas corrientes aparecen ahora como mixturas de difícil digestión, donde se combinan fragmentos de un marxismo simplificado, elementos de un renacimiento indigenista, el existencialismo de Martin Heidegger y los últimos productos de las modas postmodernistas europeas. Este es claramente el caso de las doctrinas conocidas como Filosofía y Teología de la Liberación, cuyo representante más ilustre es Enrique Dussel, las que han gozado de una dilatada influencia en ambientes académicos y políticos bolivianos y, por supuesto, en el seno del movimiento indigenista. ¿Cómo no va a ser popular en el área andina una concepción que proclama que en el suelo latinoamericano conviven dos culturas opuestas entre sí: una superficial y vistosa, demoníaca y mundana, inauténtica y elitaria, producto de la civilización decadente de Europa, y otra profunda y medio oculta, pero que viene de abajo y está apegada a la tierra y comprometida con el aquí y el ahora, la de origen indígena? Sólo las “clases oprimidas y marginadas” representarían “una alternativa real y nueva a la futura humanidad, dada su metafísica alteridad”, porque son “lo Otro” de la totalidad moderna y capitalista18. Estas doctrinas enseñan un dualismo extremista entre el bien que es la “alteridad” (verdad, colectivismo, solidaridad de los pobres y explotados, lo nuevo absoluto, utopía brillante) y el mal que 18 Enrique Dussel, Filosofía de la liberación, Bogotá: Universidad Santo Tomás 1980, p. 90. 30 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" es la “totalidad” (mentira, individualismo, egoísmo de las élites, realidad detestable, la propiedad privada como fuente de todos los males y las tiranías). Se trata de un verdadero maniqueísmo fundamentalista que induce a de un rigorismo moral-político que tiene poco que ver con los problemas cotidianos de las sociedades latinoamericanas, con su identidad múltiple y cambiante y sus complejas relaciones con el mundo occidental. Pero este dualismo maniqueísta y su correlato ético-social pertenecen al núcleo del pensar y sentir de las comunidades rurales de la región andina, y, aunque se hallen en franco proceso de declinación, todavía manifiestan una visión del mundo compartida por amplios segmentos poblacionales. Los variados estudios en torno a la religiosidad popular y el enaltecimiento concomitante de una esencia indeleble latinoamericana reproducen este dualismo, aunque a un nivel intelectual más refinado, y son inadecuados para aprehender la realidad contemporánea, signada por una multiplicidad de identidades híbridas, procesos cambiantes de aculturación y mixturas civilizatorias de la más diversa índole. El núcleo de aquella esencia identificatoria latinoamericana estaría constituida por el catolicismo ibérico tradicional, el ritualismo y el comunitarismo de las religiones precolombinas, el barroco en cuanto forma original de síntesis cultural y los modelos de convivencia de las clases populares, presuntamente incontaminadas por la perniciosa civilización occidental moderna. No hay duda de que estas doctrinas representan (a) la nostalgia de sus autores por sistemas ideales de solidaridad humana que nunca han existido, (b) su animadversión por la compleja modernidad contemporánea y (c) una curiosa simpatía, típica de sofisticados intelectuales citadinos, por los resabios populares y anti-elitistas del orden premoderno, es decir por la porción de la tradicionalidad menos digna de ser recuperada19. Estas doctrinas son importantes en el marco del indigenismo nacionalista porque articulan a un buen nivel argumentativo sus principios teóricos y sus designios normativos. Son ellas las que en sentido substancialista han definido la identidad latinoamericana como una “misión” histórica: el sentimiento de la unidad universal, la tarea de hacer avanzar el mundo hacia una cultura universal e integrada. Esta concepción histórico-ética de la identidad continental se complementa por una idea romántica, propia de élites intelectuales, acerca de la comunión entre el Hombre y la naturaleza en el Nuevo Mundo. La relación vital (y no casual) de los habitantes con su territorio produce una sabiduría popular, más inmediata y profunda y, por ende, más correcta que todo saber científico y libresco, en torno a las fuerzas que determinan la evolución del planeta, sabiduría que se sedimenta en mitos antiguos como el andino de la Pachamama, que atribuye con toda justicia a la Madre Tierra un carácter sagrado20. Y es obviamente el “pueblo” | los indígenas, campesinos y trabajadores explotados | el que posee aún las raíces telúricas que le permiten mantener vínculos aceptables con ese horizonte geográfico, religioso y cultural en el marco de un “proyecto de liberación”21. 19 Un resumen actual de toda la teoría en: Enrique Dussel, 20 proposiciones de política de la liberación, La Paz: Tercera piel / Letra viva 2006. 31 Como es lo habitual en estos casos, los elementos de telurismo, populismo e indigenismo se coaligan en un corpus teórico que desdeña el racionalismo, la Ilustración y naturalmente la democracia moderna en cuanto factores éxogenos, e idealiza el pasado precolombino, la cultura y religiosidad populares, la tradición ibero-católica y el legado político-institucional del populismo22, en cuanto factores endógenos. 20 Carlos Cullen, Fenomenología de la crisis moral. Sabiduría de la experiencia de los pueblos, San Antonio de Padua / Buenos Aires: Castañeda 1978, p. 14 sqq. 21 Enrique Dussel, Filosofía de la liberación, op. cit. (nota 18), p. 89. 22 Cf. la más notable apología de esta corriente: Ernesto Laclau, La razón populista, Buenos Aires: Katz 2006. 32 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" Los filósofos de la liberación terminan en la apología abierta y entusiasta de los caudillos clásicos del Nuevo Mundo y de otras regiones, porque estos “hombres telúricos” | desde Simón Bolívar hasta Fidel Castro | representarían a la verdadera humanidad y serían “el prototipo del hombre político”, los “profetas de la vida” y los “fundadores de la libertad”23, personajes carismáticos que saben encarnar los anhelos y los símbolos del pueblo, que detentan su confianza; ellos personifican a la “patria como autoconsciencia” y son obedecidos con gozo porque el pueblo “se sabe autoconducido”24. A esto no hay mucho que agregar: lo deplorable es la persistencia, es decir la notable continuidad, de estas doctrinas a través de largas décadas. En Bolivia hay algunos sectores indigenistas que propagan un etnocentrismo evidente, acompañado por el designio de revitalizar las antiguas religiones, lengua y costumbres. Después de largos siglos de amarga humillación y explotación despiadada, es comprensible que surjan corrientes de estas características, que se consagran a una apología ingenua del estado de cosas antes de la llegada de los conquistadores españoles. Pero a pesar de todo ello, las coerciones de la técnica moderna, la irradiación de valores normativos desde los centros metropolitanos y la necesidad de cohabitar con los mestizos y blancos han llevado a que una porción considerable de estos movimientos ingrese a la senda de la moderación y el compromiso, reconociendo (a) la realidad inexorable de una sociedad multinacional y pluricultural, (b) la validez y bondad de los valores universales26 y (c) las ventajas de la cooperación con las otras comunidades étnicoculturales. La senda del presente podría ser descrita como tolerarse y respetarse27, aun sin entenderse del todo; por lo menos se tiende a dejar de lado la vieja propensión de imponer por la fuerza la civilización de los blancos y mestizos, lo que causó como respuesta que las diferencias culturales fueran vistas como antagónicas y mutuamente excluyentes. La necesidad de una síntesis fructífera La historia boliviana | como cualquier otra | puede ser vista como una serie interminable de fenómenos de mestizaje y aculturación. Además de las innumerables mezclas étnicas, se han dado variados procesos mediante los cuales la Bolivia contemporánea ha recibido la influencia de la cultura metropolitana occidental, siendo la consecuencia una simbiosis entre los elementos tradicionales y los tomados de la civilización triunfante25. 23 Enrique Dussel, Filosofía de la liberación, op. cit. (nota 18), p. 96 sq. 24 Carlos Cullen, op. cit. (nota 20), p. 24. 25 Cf. Elizabeth Arrázola, Impacto de la identificación étnica en las decisiones del Estado boliviano, en: H. C. F. Mansilla / María Teresa Zegada (comps.), Política, cultura y etnicidad en Bolivia, La Paz: CEBEM/CESU 1996, pp. 724. 33 26 Sobre las ventajas de una ciudadanía plena y moderna, cf. María Teresa Zegada et al., Ciudadanías en Bolivia, La Paz: CNE 2006; importantes reflexiones en: María Teresa Zegada et al., La representación política en Bolivia. Tendencias y desafíos, La Paz: PNUD / IDEA 2006. 27 Esta ha sido también la propuesta del gran investigador mexicano Guillermo Bonfil Batalla, Utopía y revolución. El pensamiento político contemporáneo de los indios en América Latina, México: Nueva Imagen 1981; Bonfil, Identidad y pluralismo cultural en América Latina, San Juan: Universidad de Puerto Rico 1992. 34 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" Se puede afirmar, por consiguiente, que la actual ola en pro de la recuperación de tradiciones endógenas en el plano socio-cultural pretende, en el fondo, consolidar identidades colectivas devenidas precarias; estos intentos no han podido o no han sabido crear modelos verdaderamente diferentes con respecto a las exitosas naciones metropolitanas de Occidente, sobre todo en lo concerniente a las últimas metas normativas que hoy en día definen lo que es “desarrollo”: modernización, alto nivel masivo de vida, tecnificación en un contexto urbano y un Estado nacional más o menos eficiente. A comienzos del siglo XXI lo más razonable parece ser una síntesis entre principios universalistas y valores particularistas, que por un lado logre preservar elementos identificatorios aceptables de las tradiciones de cada pueblo y por otro pueda generalizar lo positivo de la civilización occidental. el movimiento sindical, los partidos socialistas y revolucionarios, los maestros de escuela, las fuerzas de orden público (incluyendo todos los que tienen que ver con el derecho) y los intelectuales de tendencias izquierdistas y nacionalistas. Contra esta afirmación se puede alegar que entre ellos se encuentran los segmentos sociales más proclives a la insurrección y más adversos al orden socio-político del neoliberalismo. Pueden ser, sin embargo, reputados como tradicionalistas por los siguientes motivos. Estos sectores tienen una cosmovisión paternalista, colectivista e iliberal; su imaginario está sustentado por viejas y muy arraigadas herencias culturales que provienen del patriarcalismo indígena precolombino y del autoritarismo ibero-católico. Se trata de grupos que no han sido tocados sino tangencialmente por el soplo crítico-analítico de la modernidad occidental. No son revolucionarios en sentido estricto, sino revoltosos. Lo que consiguen estos sectores no son triunfos revolucionarios en el sentido de modificar substancialmente el estado de cosas, sino ventajas grupales dentro del orden existente. Es innegable su profundo descontento | justificado en muchos casos |, pero no ansían solucionarlo por medio de un socialismo emancipatorio (como lo propugnó Karl Marx), sino mediante un retorno al orden tradicional, aderezado superficialmente con ideologías extremistas. Están en contra del individualismo liberal y la responsabilidad personal; la suya es una rebelión colectivista que anhela el Estado-providencia y la autoridad severa pero justa de un caudillo-patriarca. Aquí se manifiesta el aspecto más relevante y actual de la continuidad de la cultura política boliviana, aunque esta última aparezca tachonada de rupturas e interrupciones. Un aspecto decisivo de continuidad histórica en Bolivia debe ser visto en los partidos políticos, que representan instituciones donde predominan prácticas y normativas muy arraigadas y difíciles de modificar, cuyo carácter es básicamente conservador-tradicional, como el caudillismo y el prebendalismo, la propensión a la maniobra oscura y a la intriga permanente. Esto vale asimismo para los partidos de ideología revolucionaria. Estas rutinas y convenciones no están codificadas por escrito, pero muy probablemente reglamentan la vida interna y cotidiana de los partidos, establecen las diferencias reales entre dirigencia y masa, determinan los canales fácticos de comunicación entre los diversos grupos, atribuyen autoridad decisiva a ciertas personas y delimitan la verdadera significación de programas e ideales. Finalmente: los factores de continuidad tradicionalista y convencional se han refugiado de manera preferente en los siguientes ámbitos: la población campesina (en las regiones occidentales del país), 35 36 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" LA INSTITUCIONALIDAD, ESE MALESTAR reconquista, principalmente de los partidos, los cuales se mostraron eficaces en la resistencia a las dictaduras –la mejor prueba es que éstas no pudieron desarticularlos- pero poco dispuestos a hacer concesiones una vez recuperada la vigencia de las libertades ciudadanas. Esta precariedad, con el agravante de una inflación descomunal, se extendió incluso al periodo constitucional 1982-1986 que quedó inconcluso y se resolvió en un adelantamiento de las elecciones (1985). El origen de nuestra aún posible y perfeccionable institucionalidad se remonta a ese año y tiene como ejes la estabilidad, en lo económico y la gobernabilidad, en lo político. Sintomáticamente, como veremos más adelante, los partidos nunca pudieron ir más allá de un estado incipiente dentro de su institucionalidad interna. Otros componentes de la construcción institucional han alcanzado distintos grados de desarrollo; esta falta de armonía contribuye también a que toda la estructura democrático-representativa sea puesta en cuestión. El caso de la Corte Nacional Electoral, que aquí abordaremos con cierta profundidad, es un buen ejemplo de consolidación institucional y, por ello mismo, un escollo –como lo es el Tribunal Constitucional, acosado por el gobierno en este preciso momento- para aquellos que pretendan someter el país a designios extrademocráticos. Wálter Reyesvilla Méndez* Introducción Delicado momento para abordar el tema de la institucionalidad, democrática se entiende, este en el que prácticamente todas las certezas sobre las cuales fuimos construyéndola están siendo abominadas a título de una supuesta prescindibilidad dentro de lo que genéricamente se proclama como “el cambio”. Ciertamente, otra idea de institucionalidad es posible; lo que no es seguro es que sea democrática. Paradójicamente, quienes adoptan esta postura han sido, en gran medida, jugadores que apostaron –y ganaron- con unas reglas de juego que los colocaron en las dignidades que ostentan actualmente. Dado el repudio que manifiestan, podría decirse que lo hicieron a pesar de las mismas (de las reglas). La última transición hacia la democracia que vivimos (19781982) vino acompañada de traumáticos intentos regresivos producto de la debilidad de las instituciones políticas que hicieron posible su * Cuenta con estudios de Economía (UMSA), Planificación Estratégica Situacional (Madrid, ICE), Procesos Electorales (Fundación “Pablo Iglesias”, Madrid). Se ha desempeñado como docente universitario (UNSLP) y Capacitador del programa “PROPEC” de educación ciudadana. Es columnista de los periódicos La Razón y La Época. Editor de “Democracia.bo”. 37 Hechas estas consideraciones desarrollaremos la materia desde lo abstracto hasta lo casuístico para concluir en una valoración personal y en una propuesta de una nueva institución elaborada colectivamente a manera de ilustración de que el cambio debe mantener un sentido democrático. I. Instituciones, institucionalidad, institucionalismo En pocas palabras, las instituciones son las reglas del juego democrático; la institucionalidad son el respeto, vigencia y desarrollo 38 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" de estas reglas y el institucionalismo es el predominio de la institucionalidad sobre otros componentes como factor determinante para el desarrollo de los países. Los propugnadores de este extremo sostienen que a mayor solidez de las instituciones, mayor desarrollo y ponen como ejemplo contrario la precariedad de éstas en países del tercer mundo y su consiguiente rezago respecto de los del primero, en el cual, según su análisis, la institucionalidad ha alcanzado grados superlativos. Sobre este mismo razonamiento se parangona la emergencia de Estados Unidos como una nación desarrollada, fruto de haberse dotado de una Constitución que garantiza lo que hoy llamamos seguridad jurídica para la inversión y la innovación. Se concluye que, en tanto en Inglaterra como en Estados Unidos, el desarrollo político e institucional ha precedido al económico y no a la inversa. La fe en las instituciones es consustancial a la fe en la política y, apoyándonos en Mariano Grondona1, mencionaremos a Robert Dahl (quien luego ampliaría su mirada hacia la cultura) y Samuel Huntington (lo propio) como sus torres más firmes en determinado momento. En el tiempo en que ambos defendían a capa y espada el institucionalismo, otros autores matizaban tal visión con posturas menos dogmáticas, mientras que un tercer grupo planteaba una suerte de opción mixta que, partiendo de la matriz economicista, podría denominarse “economía institucional”. Pasemos a resumir este recorrido: “Desde el punto de vista económico, la Inglaterra del siglo XVII era pobre si se le comparaba con la brillante Francia de Luis XIV. Pero a través de la ‘Gloriosa Revolución’ de 1688, en Inglaterra se dio un sistema político moderno –la monarquía parlamentaria- con más de un siglo de anticipación con respecto al resto de Europa, que recién comenzaría a moverse a los tumbos en la misma dirección a partir de la Revolución Francesa en 1789. Fue en el marco de aquella nueva estabilidad política moderna, favorable al progreso, como Inglaterra atrajo inversiones e innovaciones cuyo fruto sería el desarrollo económico”2. 1 Las Condiciones Culturales del Desarrollo Económico. Editorial Planeta, 1999. 2 Ibíd. Huntington hacía hincapié en la necesidad de instituciones políticas modernas, diversificadas y estables, observando, también, que “en un marco de inestabilidad política e institucional, el desarrollo económico no es viable”3. La variable matizada, difundida por Haggard y Kaufman, sentencia que en promedio, el rendimiento económico de los regímenes autoritarios es equivalente al de las democracias maduras, pero es superior al de las democracias incipientes. El punto es, me permito argüir, cuán sostenible es tal rendimiento dentro de un régimen autoritario o cuán sostenible es el propio régimen; salvo las excepciones de rigor, el saldo parece favorable a las democracias -finalmente, “incipiente” significa que está comenzando, ergo, que puede y debería madurar, posibilidad y deber que incluyen la opción de llegar a la grandes ligas en las que juegan países desarrollados y con democracia durable. Fue el caso de España, por ejemplo-. Estabilidad política no es, sin embargo, lo mismo que inmovilidad o rigidez. Por su propia naturaleza, la democracia lleva el germen del cambio a condición, eso sí, de realizarse a través de los canales institucionales que, a su vez, aseguren la vigencia del sistema de libertades. 3 39 Ibíd. 40 "OPINIONES Y ANÁLISIS" He aquí el primer cuestionamiento al proceso que nos toca encarar, en vista de que quienes asumen la titularidad del mismo no tienen el menor escrúpulo en obviar dichos canales unas veces y en recurrir a ellos por mera formalidad para luego desacreditarlos llamando a sus acólitos a acosarlos desde la calle. Tanto por una forma de accionar como por la otra no podría esperarse una resolución que retroalimente a la democracia, sino una que la anule, o al menos que la funcionalice a los designios del Príncipe, lo que, de todos modos, ya no es democracia. El partido por la nueva forma de Estado también lo está jugando el poder de la Institucionalidad contra el poder de la multitud, donde el primero no lleva precisamente las mejores chances de ganar. ¿Acaso nuestra apuesta por la gobernabilidad iba acompañada de un marco institucional ultrarígido y esto habría llevado al sacudón que finalmente sobrevino sin mayor control? Pienso que más bien fue la debilidad crónica del sistema lo que permitió que actores que inclusive actuando dentro del mismo aprovecharan sus resquicios para acabar deslegitimándolo con la complacencia de una sociedad que no sólo no acompañó con una contraparte de acatamiento los esfuerzos por consolidar un Estado de Derecho, versión castellana de lo que en inglés suena mucho más contundente The Rule of Law, literalmente traducido como El Imperio de la Ley. La propia violación de las normas por parte de los factores de poder que las habían introducido sumada a hechos particulares de corrupción que afectaron a toda la “clase” política, precipitaron el proceso de desinstitucionalización y que ahora cuenta con otro ingrediente: una política de desinstitucionalización cebada desde el Poder Ejecutivo. 41 "OPINIONES Y ANÁLISIS" II. Aproximación a una historia de nuestra construcción de institucionalidad Durante la década de los ochenta del siglo XX el país buscó –y encontró, más allá del sambenito que se le quiera poner- la salida a la inestabilidad económica. Las reformas en esta materia trajeron consigo la ansiada estabilidad, al caro precio, también, de generar una deuda social que en buena medida creó las condiciones para lo que posteriormente sería la emergencia de populismos revanchistas. Lo cierto es que la estabilidad económica se ha convertido en una especie de patrimonio nacional; se sobreentiende que independientemente del modelo que se quiera promover, todo pasa por respetar la estabilidad. La década de los noventa, en cambio, una vez resuelto el principal problema macro de la economía, comenzó con un fuerte énfasis en las reformas de carácter político, buscando fundamentalmente resolver de manera definitiva el problema de la gobernabilidad, bajo la idea de que estabilidad económica más institucionalidad harían de Bolivia un país viable. El tema de la “viabilidad” fue una obsesión de la política de aquellos tiempos. Mi pregunta es ¿Por qué el tronco (la estabilidad) de las reformas económicas se mantiene incólume mientras el de las reformas políticas (gobernabilidad, institucionalidad) luce torcido y a punto de venirse abajo? Podría decirse que estas últimas no gozaron del suficiente consenso al momento de su puesta en marcha. Por el contrario, las reformas económicas sí fueron lanzadas sin demasiadas “consultas” con la oposición partidaria, menos con la ciudadanía de a pie que, sin embargo, aceptaría implícitamente cualquier intervención que supusiera detener la galopante inflación cosa que, en efecto ocurrió. La construcción de una institucionalidad más acorde con un Estado 42 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" auténticamente democrático comenzó, como veremos luego, con el concurso de todos los actores políticos con representación parlamentaria, asumiendo a plenitud la democracia representativa. ¿Por qué la ciudadanía no se “apropió” de estas reformas? Lo diré sin vueltas: en parte, como dije antes, porque sus promotores encontraron maneras de hacer de ellas un instrumento para sus fines particulares -¿no es eso una forma de violación?- y en parte también por la carencia de, precisamente, ciudadanía; es decir del sentido del deber, del acatamiento democrático, una protociudadanía pendiente, hasta hoy, sólo del lado de los derechos. un lógica prebendalista que era resultado de la falta de bases institucionales en el país y a la vez impedía el establecimiento de esta condición básica para el establecimiento de la democracia. La génesis de la construcción de institucionalidad en Bolivia puede ser contada en los siguientes términos: Una década después, Bolivia vivía una democracia formal, pero necesitaba prepararse para hacer frente a los retos que los nuevos tiempos le planteaban. Bolivia necesitaba establecer una institucionalidad sólida, confiable y coherente en beneficio de sus habitantes. En 1985 Bolivia había comenzado a realizar profundas transformaciones en su economía que le permitieron encarar en mejores condiciones los retos que los nuevos tiempos le imponían; pero el modelo de Estado impuesto en 1952 se mantenía inalterable. En los casi 40 años de historia que siguieron a la Revolución Nacional, Bolivia tuvo etapas democráticas, aunque muy pocos estarían en condiciones de asegurar que algunos de los gobiernos sucedidos en estas etapas fueron democráticos. Bolivia no había logrado generar las bases para instaurar la democracia. Un trabajo compilado por Fernando Calderón asegura que las reformas políticas aplicadas en 1952 “estuvieron más vinculadas a la introducción de derechos sociales y políticos que a una ingeniería institucional democrática” 4. La administración del Estado, regido en el modelo del 52, había generado 4 Fernando Calderón, (editor), Ahora sí que sí, y si no por qué, La Paz, CEDLACERES. 43 A principios de la década de los años 80, el Estado del 52 había comenzado a colapsar, no sólo por su poco éxito para evitar la crisis económica (generada en el colapso de la deuda externa), sino porque a pesar de los intentos hechos no había logrado sentar las bases para una convivencia democrática, a pesar de que los bolivianos habían salido victoriosos de cruentos regímenes dictatoriales. Sin embargo, a pesar de las disconformidades, Bolivia estaba cambiando y pretendía avanzar en la generación de una cultura democrática, a tal punto que en las elecciones de 1985 se registró una participación del 85% de la ciudadanía. El país en su conjunto hacía esfuerzos para instaurar y luego consolidar una nueva institucionalidad, aunque estos cambios no siempre fueron los más afortunados. Con la llegada de Jaime Paz Zamora al gobierno, en medio de acusaciones de manipulación de los datos electorales y del cuestionamiento por el acuerdo con su hasta entonces archienemigo Hugo Banzer Suárez, el mundo político de la época se propuso establecer reglas mínimas que garantizaran un mejor desempeño del órgano 44 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" electoral y la revisión de normas como aquel artículo 90 de la Constitución que facultaba al Congreso optar por uno de los tres primeros candidatos a Presidente, en caso de que ninguno de ellos hubiera alcanzado la mayoría absoluta de votos válidos. debía ser un proceso gradual, voluntario, concertado e integral para lograr el desarrollo y la unidad nacional mediante la participación de la sociedad organizada en la decisiones, mejorando la eficiencia del sector público, combatiendo la corrupción y administrando sus propios recursos. Paz Zamora, justamente tercero, fue en ley beneficiado con esa prescripción constitucional, pero quedaba claro que las cosas no podían seguir así y el propio Presidente encargó a su ministro Gustavo Fernández la tarea de consensuar una agenda mucho más amplia de reformas políticas. El país ingresó a uno de sus momentos de mayor intensidad, positiva por lo demás, democrática. René Antonio Mayorga describiría ese proceso afirmando que “nuevas pautas de cultura política contribuyeron a desplazar los patrones tradicionales de enfrentamiento radical y negación del adversario y dieron paso a consensos básicos en torno a la democracia política y al desarrollo de una economía de mercado. Fue, por cierto, un aprendizaje político impuesto por la crítica realidad del país e inducido, entre otras cosas, por los escándalos de la manipulación de los resultados electorales en 1989”5. La primera señal provino, no obstante, de una posición poco comprendida entonces pero presente hasta hoy en el debate de las autonomías; Paz Zamora sostenía que “la organización de los gobiernos departamentales se constituía en el primer paso hacia la modernización del Estado, que en definitiva marca un hito en la revolución de la democracia de fines del presente siglo”6, aunque la descentralización 5 René Antonio Mayorga, Consolidación institucional: asignaturas pendientes y el desafío de la ampliación de la democracia representativa, CEBEM, 2000. 6 Jaime Paz Zamora, Mensaje a la Nación; presentación del D.S. 22407, 1989. 45 A principios de 1990, consolidar la credibilidad en los poderes del Estado y sus instituciones, se había convertido en una prioridad para reforzar la convivencia democrática de los bolivianos. Las reformas aplicadas a la estructura económica del país también hacían necesario realizar reformas a la Constitución Política del Estado, para adecuarla a los nuevos tiempos. Las condiciones del país parecían propicias a la introducción de cambios tan profundos que afectarían a la propia Constitución Política del Estado. En este contexto, los partidos políticos con representación parlamentaria estaban convocados a conciliar acuerdos para realizar cambios no sólo coyunturales sino reformas institucionales que devolvieran credibilidad al sistema democrático. El reto era lograr que el sistema político fuera de mayor participación y apertura a los sectores más restringidos en la conducción del Estado. Los cambios fundamentales que requería el Estado boliviano fueron planteados con base en un previo acuerdo entre los principales actores políticos del Congreso Nacional. Por decisión presidencial, el diálogo y la concertación se convirtieron en el camino hacia la búsqueda de los acuerdos. Este proceso, que resumiría los frutos del aprendizaje político, se plasmaría en una primera fase de ingeniería institucional el 5 de febrero de 1991, cuando se suscribió un primer acuerdo político 46 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" importante entre los partidos representados en el Parlamento. Este acuerdo tuvo el objetivo esencial de realizar varias reformas institucionales como la reforma electoral, la reforma del Poder Judicial, y la descentralización político-administrativa del Estado. En la visión presidencial, de la reforma y consolidación de las instituciones democráticas, Bolivia estaba pasando a la instauración de la convivencia democrática. Pero estos cambios precisaban de otros en las estructuras de la sociedad. La democracia representativa había alcanzado uno de sus picos más altos en la historia de Bolivia. Las ideas centrales de la reforma estaban planteadas. Faltaba el segundo paso, un nuevo consenso para impulsar las reformas. - Fue la primera vez -¿acaso también la última?- en que todos los actores políticos de un momento concreto se sientan juntos para acordar una agenda de reformas –que, además, salvo la Ley de Industrialización de la coca, se fue cumpliendo más allá incluso de los cambios de administración, lo que les dio un carácter de políticas de Estado-. III. En la práctica, la idea de impulsar las reformas para modernizar el país propuestas por Paz Zamora había sido aceptada por la población y los jefes políticos. A esas alturas, ya no era un tema en discusión, lo único que se debatía era el procedimiento para perfeccionar los mecanismos de diálogo. Finalmente, el 9 de julio de 1992 tuvo lugar en el Palacio Quemado la suscripción de los acuerdos que pueden ser considerados como la base de la institucionalidad democrática pensada para una Bolivia moderna y de la que derivan posteriores aportes en tal línea. Dichos acuerdos se pueden sintetizar en sus objetivos: - Reforma Registro Reforma Reforma y modernización del Poder Judicial. Civil y Registro Único Nacional. Electoral. a la Educación. 47 Reforma a la Constitución Política del Estado. Elección del Contralor General de la República. Juicio a García Meza. Ley de Industrialización de la coca. Ley de partidos políticos. La Corte Nacional Electoral: modelo de desarrollo institucional En un libro de reciente publicación7, sus autores van tras las huellas de la historia del sistema electoral que, apenas inaugurada la república (1825), ratifica que la opción por la democracia liberal acompañó la creación de Bolivia; la exclusión de la mayor parte de la población que no cumplía con los requisitos para el voto calificado fue su signo dominante hasta que sobrevino la Revolución de 1952 y con ella la institución del voto universal que incorporaba a mujeres, analfabetos, pobres y a los que genéricamente se llamaba campesinos. Cabe señalar que hasta principios de los años 80 del siglo XX, el clima 7 Omar Chávez Zamorano, Ramiro Paredes Zárate, Wilma Velasco Aguilar, Marcelo Peralta García, Marianela Alvarado Reyes, Richard Aguilera Montecinos, Wilfredo Orihuela Delgadillo; La Autonomía Electoral, Konrad Adenauer Stiftung, 2007. 48 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" de permanente inestabilidad política ocasionaba que los veranos electorales “alternaran” con los inviernos golpistas marcando la auténtica forma tradicional de hacerse del poder: entrar y obligar a salir del Palacio de Gobierno a tiros. órganos constitucionales autónomos –concluyen los autores- no vulneran el ordenamiento jurídico, por el contrario, garantizan el cumplimiento y la vigencia del mismo”. Pero, ¿de qué sirve el voto universal si el órgano electoral es apenas un apéndice del Poder Ejecutivo? La construcción de un sistema electoral autónomo ha tomado largo tiempo y actualmente el organismo electoral es la institución más consolidada de nuestra democracia. A criterio de los responsables de la obra referida, quienes aplican la teoría de la “transición crítica”8 para explicar dicha construcción, “(En democracia)… El uso de las palabras y los números como las únicas herramientas utilizadas en la política, determina la centralidad de las instituciones políticas (el Parlamento, los partidos, las instituciones electorales, la opinión pública, etc.), la supremacía de éstas sobre la organización militar y el control civil sobre los militares”. La superación de la transición crítica, indican, conduce a una situación donde se han expandido las instituciones representativas y los partidos políticos, y se ha afirmado una cultura política democrática. La Constitución de 1967 da las primeras pautas –principiospara un modelo electoral democrático moderno, pero no es sino hasta 1991, coincidiendo con lo expresado líneas arriba, que se inicia la construcción legislativa e institucional vía reformas al Código Electoral, mismas que determinan la vigencia de un Órgano Constitucional Autónomo. De las notas a pie de página extraigo un comentario de Jorge Lazarte quien corrobora que es recién a partir de 1991 que se supera “un pasado no democrático en los procesos electorales”. “Los 8 La valoración previsible, como ya lo sugerí, es que habríamos ingresado a una “democracia de las movilizaciones” -para mi gusto una denominación eufemística-. En tal caso, ¿qué rol le tocaría desempeñar al organismo electoral?. IV. Partidos políticos: la oportunidad perdida Quien escribe el presente texto es un ferviente creyente en la “forma partidos”, como manifestación democrática organizada, para la agregación e intermediación de las demandas ciudadanas de diversa índole en un Estado de Derecho; la alternativa –la “forma multitud”, tan cara a ideólogos como el señor Vicepresidente-, entonces, correspondería más bien al estado de hecho. El propio término, partidos, nos remite a “partes”, es decir a componentes de un sistema en el que compiten varios de ellos por llevar a efecto, desde su visión, un programa de gobierno. Para ello, la democracia les ofrece un ámbito de pluralidad y transparencia que les permita lidiar electoralmente para conseguir tal propósito. Pero una democracia que se precie de tal tiene el deber de exigirles que posean, a su vez, cualidades que condigan con ese ámbito, o sea que se institucionalicen. Lamentablemente, los partidos, aquellos que fueron la primera referencia de institucionalidad en los albores del proceso democrático, desperdiciaron la oportunidad que les brindó la Ley de Partidos de asumirla de verdad. Teoría desarrollada por Ralph M. Goldman. 49 50 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" Una de las explicaciones más peculiares que me tocó oír de cerca fue la de un partido9 que autojustificaba su incapacidad de democratizar sus estructuras con el argumento de que al haberse forjado en la resistencia y la clandestinidad, había desarrollado una cultura muy cerrada de toma de decisiones de la que era muy difícil deshacerse de un día para otro. Pantomimas de institucionalización partidaria las vimos por doquier en el sistema. No necesito contar cómo acabó esta historia; lo que sí me animo a sugerir es que hubo quien aprovechó muy bien el descrédito en el que cayeron las tiendas políticas. desproporcionado. Estoy consciente de que lo que digo no suena muy popular que digamos; de hecho, es notorio cómo ningún ciudadano ha salido en defensa de dicho financiamiento. Se comienza a hablar ahora de la institución “partido único” que si nos atamos estrictamente a la sumatoria semántica de los dos términos que la componen, no pasa de ser una aberración conceptual aunque retóricamente se trate de un oxímoron político. En todo caso, es preferible tener un espectro multipartidario muy fragmentado –el extremo contrario-. Lo ideal, obviamente, sería tener un puñado de partidos fuertes, con democracia interna, con ideología clara y con una observancia estricta de las reglas del juego. Vuelvo a insistir en por qué la población no sintió como suyo este avance democrático. En la medida en que se acerca la conclusión de este trabajo, la respuesta va apareciendo con cierta claridad. Para cerrar este acápite cito a Carmen Beatriz Fernández: “Aunque los rechacemos, sabemos que los partidos hacen falta para la democracia. No podemos prescindir de ellos pues existe una muy estrecha relación entre Partidos y Democracia: la democracia es básicamente competición entre posiciones políticas e ideas sobre el ‘cómo hacer’ los asuntos públicos, lo que también implica la competencia entre ‘partidarios’ de unas u otras ideas, o que han asumido ‘partido’ por ellas”. V. La Ley de Partidos aún vigente es un cuerpo extraordinariamente valioso por su visión; su aplicación, sin embargo, es escasa, en parte por el desconocimiento que se tiene de ella. La única prescripción que se ha aplicado, por pura conveniencia diríamos, es la contenida en el artículo 53 referente al financiamiento estatal a los partidos, hoy también puesta en cuestión. Puede que haya que afinar el modo de asignación, pero el principio que la guía es un innegable signo de avance democrático: eliminarla significaría un retroceso institucional 9 Entre ambas aguas Corte Nacional Electoral y partidos políticos son los extremos de un desarrollo institucional inarmónico que incluye en diverso grado de maduración o declinación y de asedio gubernamental a varias instituciones, comenzando por las clásicas y continuando con las de nuevo cuño como el Tribunal Constitucional, Consejo de la Judicatura, Defensoría del Pueblo, entre las estatales; la prensa libre y los derechos políticos entre las ciudadanas; el pluralismo y la libertad, entre las de principios, etc. El MIR. 51 52 "OPINIONES Y ANÁLISIS" VI. Otras consideraciones: PNUD En su último informe sobre Desarrollo Humano, más conocido como “El estado del Estado en Bolivia”, el PNUD dedica unas líneas al tema aquí tratado. Sus conclusiones al respecto son dos; prescribe que “una agenda de desarrollo institucional no se agota en el diseño tecnocrático ni en la implementación meritocrática de las políticas” por una parte, y por otra que “el desarrollo institucional, más que una receta de uso instantáneo, es producto de un proceso largo e histórico de acomodación y cambio” por lo que “las ‘reformas institucionales’, los ‘servicios civiles’, los ‘poderes independientes’ tienen tan poco éxito en el mundo real latinoamericano”. Me suena un poco forzado ligar estas dos últimas ideas así en medio esté la ya infaltable “matriz étnica” que últimamente se la encuentra en toda explicación sobre la situación actual, no sé si por moda, por remordimiento o por convicción. "OPINIONES Y ANÁLISIS" Comparto, en ese sentido, la preocupación que Marcelo Varnoux manifiesta a manera de colofón en su obra Principios y Valores de la Democracia: “Este desarrollo institucional no ha sido acompañado por transformaciones sustantivas en el tejido social del país. Allí todavía prevalece con mucha fuerza una cultura política autoritaria que se manifiesta en varios fenómenos recurrentes, especialmente entre los más pobres, como la violencia doméstica contra niños y mujeres, la intolerancia, el machismo, etc.” “Y es que no se ha trabajado con seriedad el tema de la difusión y consolidación de una cultura política democrática. Si este panorama no comienza a modificarse en el corto plazo, la democracia boliviana tendrá pocas opciones de fortalecerse y enfrentar con éxito los problemas de una sociedad cada vez más exigente y compleja”. VIII. Nuevas instituciones: la Registraduría VII. Posición Mi parecer va por otro lado y tiene que ver con un concepto que resalté y lo vuelvo a hacer en este momento: cultura política democrática o más bien, para ser más exacto, la pobreza de la misma en el cotidiano social. En lo epidérmico, los altos índices de concurrencia a los actos electorales, cosa invalorable, y la clara opción estadística favorable a la democracia como sistema político, parecerían indicar la existencia de una cultura política democrática que causaría la envidia de las más rancias democracias europeas. Sintomáticamente, sin embargo, al lado conviven actitudes más próximas a una cultura autoritaria lo que ocasiona que la institucionalidad genere malestares particulares tanto en gobernantes como también en gobernados, según sea quién se sienta constreñido por ella, incurriendo, unos y otros, en desacato. Nunca se dio en nuestro país algo siquiera parecido a un pacto de acatamiento. 53 He tratado de absolver todas las preguntas que me fui haciendo a lo largo del texto. Hay una en particular que se ha quedado flotando y la traigo nuevamente: en el marco del todavía abstracto cambio, ¿qué (otro) rol le tocaría desempeñar al organismo electoral?. Aunque mi fe en la Asamblea Constituyente decrece día a día, la promesa de reinvención institucional que trajo, nos puso, a mí y al colectivo PLATMA del que soy miembro, a lucubrar un marco institucional apropiado para el país. Uno de sus componentes se lo confiaría a la Corte Nacional Electoral dadas las credenciales expuestas y no al Poder Ejecutivo como pretende la mayoría oficialista de la asamblea que maneja una propuesta similar. 54 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" Me refiero a la creación de la Registraduría Nacional como la institución llamada a velar por la confiabilidad de todos los registros identitarios, de propiedad y ciudadanos de los bolivianos. económica o social, u otra cualquiera”. Puede apreciarse que la identificación, como punto original de la personalidad y capacidad jurídica de los individuos, está remitida al conjunto de leyes y normas reglamentarias que se desprenden de este precepto constitucional. De esta manera, es el Código Civil el que delimita a los contenidos de la personalidad. La identidad de los ciudadanos es un derecho fundamental que es reconocido por la doctrina internacional. Ello garantiza a los habitantes de un país el ejercicio pleno de su ciudadanía. De esta manera, los ciudadanos de un país pueden desarrollar un sentido de pertenencia nacional que da lugar al acceso a todos los procesos y procedimientos de ejercicio económico, institucional y político. La identificación forma parte insustituible e irrenunciable de un Estado de Derecho porque permite el ejercicio efectivo de facultades reservadas a los ciudadanos como votar, ser electos o viajar al exterior. Sin embargo, más allá de estos hechos que son absolutamente regulares, la identificación es un elemento de la seguridad jurídica ya que a través de ella puede garantizarse las relaciones seguras entre particulares y entidades. Por ello, la administración del registro de ciudadanía es un campo constitucional que obliga a las entidades públicas a estructurar un marco legal que garantice de la mejor manera posible que el manejo de la ciudadanía a partir del Estado se encuentre respaldado de todas las condiciones de transparencia, idoneidad y eficacia que sean posibles. La ciudadanía vista como un proceso continuo de ejercicio de derechos tiene en los eventos de registro a los instantes supremos de su relación con el Estado. En consecuencia, esa relación debe ser lo suficientemente segura en términos de manejo de sus datos elementales de existencia así como de la información que se vaya generando en el transcurso del tiempo. Si bien parece un aspecto puramente referente, si revisamos estructuras comparadas, se observa que en varios de los países latinoamericanos entre ellos Colombia y Chile han optado por definir estructuras unificadas que enfrentan todo el problema de registro de ciudadanía en una sola institución. En Colombia funciona la Registraduría Nacional del Estado Civil y se encuentra a cargo de la emisión de los documentos (de todos) los relativos al registro civil e identidad y administra además el registro electoral y de partidos políticos. En la actual Constitución Política del Estado, el hecho de la identificación para los ciudadanos subyace dentro de la Parte Primera, Artículo 6º que menciona que “Todo ser humano tiene personalidad y capacidad jurídica, con arreglo a las leyes. Goza de los derechos libertades y garantías reconocidas por esta constitución, sin distinción de raza, sexo, idioma, religión, opinión política o de otra índole, origen, condición La Corte Electoral funcionará sobre la base de tres grandes columnas: una jurisdiccional, otra de manejo de los procesos electorales y la registraduría. Estas dos últimas: procesos electorales y la registraduría tendrían autonomía de gestión, dentro la misma Corte, lo que supondrá una desconcentración interna. Los dos ámbitos, además, tendrán vocales, gerentes y salas propias, aunque formarán parte de un solo organismo, la Corte Electoral. 55 56 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" La alternativa que se plantea para una consideración de la Reforma Constitucional tiene dos partes. - La propuesta de competencias: Ser la única entidad que otorga los documentos de identificación. Ser la única instancia que administra la información civil de nacimientos, matrimonios y defunciones. Ser la única instancia de registro de electores. Ser la única instancia de registro de militantes de partidos políticos. Ser la única instancia de registro de partidos políticos. Ser la única instancia de Registro y certificación de propiedad inmueble. - La propuesta operativa institucional cuyo perfil sería este: Debería tener un Consejo Directivo. Debería tener un Directorio de Operaciones con participación de entidades como Policía, Justicia, Ministerio Público. Debería tener un Presidente elegido por el Presidente de la República a propuesta de una terna de la Corte Nacional Electoral. Debería ser una entidad de alcance nacional y descentralizada. 57 58 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" ¿QUÉ SE PUEDE ESPERAR DE LA ASAMBLEA CONSTITUYENTE? en 1967 y reformado parcialmente en dos ocasiones: 1994 y 2004. Se espera que dicho texto jurídico-político, elaborado por la Asamblea 2006-2007, establezca un conjunto de reglas que tengan el consentimiento de la mayoría de la población, que permitan luego la reconfiguración y recomposición del Poder Público, de la estructura estatal, del orden económico, social y territorial del país, así como de diversas instituciones de la sociedad que guardan una fuerte y compleja relación con el Estado. Carlos H. Cordero Carraffa* La Asamblea Constituyente puede proveer al país los instrumentos jurídico-políticos para iniciar un proceso de renovación sustancial del Estado boliviano. De hecho, la Asamblea es una construcción social, concebida como un instrumento político para ayudar a resolver una aguda y compleja crisis del Estado y Sociedad. El producto, que simbólica y materialmente debe entregar a la nación es un texto renovado de la Constitución Política del Estado, aprobado * Cientista político e investigador. Graduado en la Universidad Central de Venezuela UCV; tiene una Maestría en Ciencia Política Iberoamericana por la Universidad Internacional de Andalucía/España, Programa de la Universidad de Salamanca. Postgrado en Educación Superior UMSA/Bolivia. Docente titular de la Universidad Mayor de San Andrés, Carrera de Ciencias Políticas UMSA. Recibió la condecoración al mérito docente “Marcelo Quiroga Santa Cruz” (2005). Actualmente dicta las cátedras de: “Sistemas Político Electorales” y “Marketing Político Electoral”, en el postgrado de la Carrera de Ciencias Políticas UMSA. Docente invitado en la Maestría en Filosofía y Ciencias Políticas, CIDES-UMSA y en cursos de Actualización y Maestría de la Universidad Andina Simón Bolívar, La Paz-Bolivia. Catedrático de “Democracia y Ciudadanía” en la Universidad Católica Boliviana UCB. Autor de “Historia Electoral de Bolivia, 1952-2007”, “La Constitución Política del Estado, comentarios Artículo por Artículo”, “La Constitución Política del Estado, versión pedagógica”; “La representación en la Asamblea Constituyente. Estudio del sistema electoral”, entre otras publicaciones. ccordero@estudiosdemocraticos.org 59 La nueva Constitución, la cual debería plantear un conjunto de nuevas reglas en diversos órdenes y aspectos, requiere de dos tipos de consentimiento, el político y el social, para que el texto adquiera una legitimidad necesaria y vigorosa. De este modo, la Constitución se consolidaría como un instrumento jurídico-político del Estado, la sociedad y de los titulares del gobierno, para profundizar o llevar adelante políticas públicas de cambio. Este es el camino deseado e ideal, que para muchos actores políticos de la actualidad debería seguir y servir la Asamblea Constituyente. Es en este sentido, que de la AC, se esperan recursos políticos. A diferencia del escenario anterior, la Asamblea en lugar de proveer renovadas reglas de juego jurídico-políticas (un nuevo texto constitucional), podría no entregar nada y por tanto ser un completo fracaso. Esto es, si en el tiempo previsto para concluir el trabajo de reescribir la nueva constitución, un año calendario con algunas posibles ampliaciones, la Asamblea no logra sus propósitos de reforma, su fracaso, podría proveer nuevas justificaciones para la profundización y agudización de la crisis política que se vive desde hace años atrás en el país y que se pretende resolver, en gran medida, con la realización de la Asamblea Constituyente. 60 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" Si así ocurriera, se confirmarían las sospechas que hoy (mayojunio, 2007) se tejen desde hace tiempo y que sostienen que son diversas y evidentes las dificultades para construir acuerdos políticos en el seno de la Asamblea, respecto de las nuevas reglas de juego que deberían regir los cursos de la Nación y el Estado. Las consecuencias de este desencuentro interno en la Asamblea, por supuesto que son de índole política. Obligaría al actual gobierno del presidente Morales, a asumir otras acciones sin los recursos políticos y jurídicos, que se esperaban suministrara la Asamblea. Del mismo modo, otros actores políticos, se verían impelidos a seguir nuevos cursos de acción, frente al fracaso de la Asamblea. Este es el camino poco deseable y perverso que podría emerger del supuesto desencuentro en la Asamblea. Si la entidad que debe proveer parte del remedio al conflicto político, no cumple la tarea asignada y vive una crisis interna, dicha crisis se traslada a otros ámbitos. Asimismo, establece un denominador común para estos tres escenarios: un repaso a los acontecimientos y disposiciones legales que permitieron la convocatoria e instalación de la Asamblea; el análisis del funcionamiento y tensiones existentes en la Asamblea, para concluir con un estudio pormenorizado de las posibles reformas constitucionales en el amplio campo de los fenómenos electorales y del sistema electoral. Existe una tercera opción entre estos dos extremos. Que la Asamblea, por las presiones de diversa índole y sentido que se ejercen sobre ella, desde los sectores que quieren un éxito completo y los que esperan un rotundo fracaso, entregue cerca del primer plazo estipulado (agosto de 2007), un documento híbrido o bisagra. Que por una parte, signifique un punto de apoyo a las iniciativas gubernamentales para producir cambios en el Estado; y por otro lado, se coloquen algunos diques o frenos en el texto constitucional, que provean seguridad a diversos sectores de la sociedad boliviana para preservar derechos individuales y garantías frente a una avalancha política que intenta suprimirlos. El presente texto explica y justifica cada uno de estos tres escenarios: a) la Asamblea como instrumento político exitoso para el cambio; b) la Asamblea como fracaso político y c) la Asamblea como bisagra. Intentando responder con ello a la pregunta ¿Qué se puede esperar de la Asamblea Constituyente? 61 Justificación Las elecciones y el sistema electoral permiten la construcción del poder político, materializado en la designación por la vía electoral del Poder Ejecutivo y Poder Legislativo. Según la forma y los mecanismos que se adopten para conformar estos poderes, tendremos una fisonomía del Estado (Asamblea Nacional única en sustitución del sistema bicameral) y a partir de ello se podrían inferir el tipo de funcionamiento y políticas públicas que los titulares del Estado estarían en condiciones de desarrollar. Por ejemplo, si la Asamblea Constituyente incorpora en el nuevo texto constitucional el mecanismo de la reelección presidencial inmediata, eliminando los impedimentos actualmente en vigencia en la Constitución, querrá decir que los constituyentes -representantes territoriales, de partido y de diversos estratos y grupos sociales- de algún modo, lograron internamente un punto de equilibrio y de acuerdo, en algún tramo del centro, más o menos alejado de los extremos. En consecuencia, desde la perspectiva gubernamental, la Asamblea sería un instrumento político exitoso, pues posibilita la posible reelección inmediata del presidente Evo Morales Ayma1. Pero 1 La actual gestión gubernamental, tiene un mandato establecido según la Constitución vigente hasta el año 2010. Si se cuenta con un nuevo texto 62 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" la inclusión de la reelección presidencial también puede ser vista como un fracaso político, para ciertos grupos o perspectivas que ven en este recurso un peligro para la democracia, la transparencia, la renovación y la competencia política. Por tanto, la Asamblea Constituyente puede ofrecer al país y a los diferentes actores políticos, respuestas a diferentes expectativas en diversos grados. Es así que la Asamblea no debe ser entendida como el punto final de un complejo y conflictivo proceso que vive la sociedad boliviana, ni debe aguardarse de ella la solución a todos los problemas socio-económicos o estructurales que tiene el Estado, tampoco temer de ella el surgimiento de una catástrofe política que arrase con toda institución conocida. Cabe como tercera posibilidad que la introducción en la Constitución del mecanismo de la reelección inmediata, sea resultado de un proceso de negociación y acuerdo. Donde la incorporación de la reelección compensa el reconocimiento y aplicación de procesos autonómicos en varios departamentos del país. La demanda autonómica es de interés de regiones y grupos sociales diferentes a aquellos ámbitos y sectores que impulsan la reelección. Desde esta perspectiva, la Asamblea tampoco sería un fracaso político. Aceptar la reelección inmediata es un triunfo para un grupo y la aceptación de los procesos autonómicos, el triunfo para otros. Reelección inmediata y procesos autonómicos podrían ser parte de un acuerdo político que satisface a dos supuestos grupos antagónicos. Siguiendo esta línea de acuerdos y transacciones políticas, la Asamblea y el texto constitucional entregado por los constituyentes, sería un conjunto normativo complejo que refleja un equilibrio jurídico-político orientado a dar satisfacción a visiones diferentes. Es en consecuencia una Constitución tipo bisagra. Es una Constitución que responde a diversas expectativas; si este comportamiento ocurre (y se refleja en el nuevo texto de la Constitución) puede ser vista y entendida dicha entidad como exitosa por diferentes actores políticos. Constitucional se podrían anticipar las elecciones generales para el año 2008. La gestión gubernamental entre 2006 a 2008 (dos años), con una nueva Constitución Política no se contabilizaría como tiempo de periodo presidencial. Por tanto, el primer periodo gubernamental de 5 años del presidente Morales comenzaría y finalizaría entre 2008 a 2013. La primera reelección inmediata recién se produciría el año 2013, hasta el año 2018. 63 Siguiendo esta línea de reflexión, intentando reflejar y hacer evidente la polarización existente en diversos temas y el modo cómo los asambleístas, podrían establecer equilibrios, se analizan asuntos como el tiempo de mandato de las autoridades electivas, revocatoria del mandato, la reelección presidencial, el sufragio y sistema de representación, segunda vuelta electoral, voto a los 16 años, voto de los bolivianos residentes en el exterior, la representación popular a través de partidos o agrupaciones ciudadanas, la eliminación de la vicepresidencia de la República, la conversión del sistema bicameral en unicameral. Antecedentes de la Asamblea La Asamblea Constituyente boliviana, convocada mediante Ley Nº 3664 (Ley Especial de Convocatoria a la Asamblea Constituyente LECAC), establece que dicha entidad es un órgano deliberante y de decisión, conformado sobre la base de 210 representantes territoriales elegidos en 70 circunscripciones uninominales (CU) y de 45 representantes territoriales elegidos en 9 circunscripciones departamentales (CP). La postulación a estas representaciones la realizaron organizaciones políticas denominadas partidos políticos, agrupaciones ciudadanas y pueblos indígenas. Todos los cargos de 64 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" representación fueron elegidos por la ciudadanía utilizando el sufragio (universal, directo, igual y secreto). Durante los años de la democracia recuperada (1982-2007), algo más de dos décadas, las libertades democráticas abrieron las puertas para la movilización social, las cuales se articularon alrededor de demandas específicas al Estado. Las abstractas demandas de democracia, libertad, igualdad, oportunidad, de algún modo se habían plasmado y hecho realidad con la transición desde gobiernos autoritarios hacia la democracia política; transición que había ocurrido a principios de la década de los ochenta. Las demandas específicas al Estado, de regiones, sectores productivos, gremios y sindicatos, por salarios, diversidad de recursos, infraestructura vial, salud o educación, se incrementaron gracias al clima de libertades recientemente instaladas y por el propio régimen democrático. El sistema permitía la participación, movilización y articulación de demandas. El Estado, administrado por partidos políticos, redistribuía los tradicionalmente limitados recursos que percibía entre la multiplicidad de demandas formuladas desde la sociedad, el funcionamiento burocrático del aparato estatal y la apropiación indebida (corrupción); prácticas últimas llevadas a cabo por personas incrustadas en el Estado o personas con autoridad. Dicha Asamblea, conformada según el procedimiento señalado y que ejerce la representación del pueblo, tiene, según la misma Ley, la misión única y exclusiva de redactar una nueva Constitución Política del Estado. Respecto de la misión asignada a la Asamblea existen dos referencias que generan interpretaciones diferentes. La primera de ellas se encuentra en el Artículo 2º de la LECAC, la cual refiriéndose al cargo y a los individuos, textualmente sostiene que: se denomina Constituyente a la persona natural que ejerce la representación del pueblo “y que tiene como misión redactar la nueva norma constitucional”. Esto es, la persona, hombre o mujer, como individuos deben redactar la nueva Constitución. Por otra parte se denomina Asamblea Constituyente, a la reunión de constituyentes elegidos democráticamente; la Asamblea, como ente colegiado “tiene como única finalidad la reforma total de la Constitución Política del Estado”. La persona denominada Constituyente debe redactar la nueva norma y la Asamblea aprobar y reformar la nueva Constitución Política del Estado. Causas de la convocatoria La forma y el mecanismo mediante el cual se conforma la Asamblea, así como la misión asignada a los Constituyentes (individuos) y a la Asamblea (Institución), guardan estrecha relación con el contexto y antecedentes socio-políticos que vive desde hace tiempo el país, situación que prácticamente obligó al sistema político a concebir, organizar y convocar a la constituyente. 65 La multiplicación de las demandas a un Estado con capacidades limitadas de respuesta, provocó la paulatina acumulación de demandas insatisfechas, las cuales erosionaron progresivamente las instituciones políticas y el Estado. En este sentido se incuban crisis en el ámbito socio-cultural, económico y político. En el ámbito socio-cultural se produce una revalorización del carácter étnico de pueblos autodenominados como originarios y que quieren incidir con la política y en el Estado, a su favor. Uno de los efectos más notables de ello es la victoria electoral de Evo Morales, arropado en el discurso de la inclusión étnica. 66 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" Otro factor cultural que pesa en las espaldas del Estado es la migración interna y hacia países vecinos y europeos. Los emigrantes emergen principalmente de las zonas rurales hacia las capitales departamentales o centros urbanos. La migración está asociada a dos fenómenos contemporáneos, la modernidad y la globalización. Los pueblos originarios asentados en territorio nacional realizan reivindicaciones culturales de carácter local (la lengua, por ejemplo) por tanto, se cierran a sí mismos oportunidades para insertarse en el mundo industrializado, dominado por el conocimiento científico, la tecnología y cierto universalismo homogeneizador. Esto plantea al Estado varios dilemas, defender los derechos y reivindicaciones locales o propiciar la inserción, complementación o articulación con la sociedad universal. La comparación entre la situación de pobreza de las zonas rurales y de los habitantes de dichos espacios, frente al confort y desarrollo del mundo urbano y de las sociedades opulentas, genera en la base social étnica boliviana sensaciones de frustración y demandas insatisfechas. Como consecuencia de ello se imagina que un mecanismo como la Asamblea Constituyente podría cambiar estas asimetrías o desigualdades. cada vez más. Muchos sectores percibían que se diluía la protección y asistencia del Estado. Por tanto, la esperanza de cambio de las desigualdades económicas se orientaba a la realización de una Asamblea, quien podía sentar las bases para la transformación y recuperación de la autoridad y capacidad del Estado protector, mediante la reforma de la Constitución. En el ámbito de la economía, la ciudadanía acumuló durante varios años de democracia la percepción -sustentada en diversos hechos difundidos a través de los medios de comunicación- de que la propiedad y la riqueza se concentraba en pocas manos, que la frontera de la pobreza se ampliaba cada vez más, que el desarrollo y/o el progreso era algo que sucedía para otros, dejando el amargo sabor colectivo de expectativas frustradas de una redistribución justa de la riqueza. Simultáneamente, el Estado y sus administradores (partidos políticos) poco hacían para cambiar esa flagrante desigualdad económica. A ello, a mediados de la década de los 90, se sumaron políticas de transferencia de la propiedad de empresas estatales a manos privadas, profundizando la incertidumbre por el futuro y la visión de un Estado que se achicaba 67 Los fenómenos económicos y sociales, sucintamente descritos, tuvieron un claro impacto en la esfera política, generando situaciones de ingobernabilidad, crisis de autoridad y del Estado de Derecho. También se cuestionó la ciudadanía política porque se limitaba a la simple participación en actos electorales. Cuestionamiento, en fin, a la legitimidad de diversas instituciones democráticas. El Estado fue la primera víctima de las movilizaciones populares que colocaban en tela de juicio a las instituciones políticas, al poder y la autoridad. Las víctimas colaterales del descrédito fueron el Parlamento y los partidos políticos, quienes operaban en estos ámbitos. Se insistió mucho en que la convergencia de las presiones, de la política en las calles, hacía evidente una profunda crisis del Estado Republicano, del Estado Nacional del 52, del Estado en general. En suma, el Estado había perdido el control de la sociedad y la capacidad de atender demandas ciudadanas. La idea iluminadora era la convocatoria a una Asamblea que cambiando el texto constitucional pudiera sacar de la crisis al Estado y la sociedad. Los eventos políticos de la última década La acumulación de crisis en los diversos órdenes y las expectativas frustradas de la ciudadanía, explosionaron en diversos momentos con intensidades variables. Es así que tenemos la marcha 68 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" por el territorio y dignidad de los pueblos de las tierras bajas, en 1990; la denominada Guerra del Agua en Cochabamba en el 2000; los bloqueos campesinos de marzo y septiembre del 2000 que asfixiaron al gobierno del presidente Banzer y a la ciudad de La Paz; febrero negro y octubre rojo de 2003 durante el gobierno de Sánchez de Lozada. De igual modo se produjeron dos eventos políticos extraordinarios en la historia política de los últimos 20 años, las sucesiones constitucionales de Carlos D. Mesa Gisbert, Vicepresidente de la República, por Gonzalo Sánchez en el 2003, y del Dr. Eduardo Rodríguez Veltzé, presidente de la Corte Suprema de Justicia, como consecuencia de la renuncia de Carlos Mesa a la presidencia, en el año 2005. La última sucesión presidencial, Rodríguez por Mesa, el acortamiento del mandato y la convocatoria anticipada a elecciones para la renovación de los poderes públicos (Ejecutivo, Legislativo), fue una desesperada acción por evitar el colapso del sistema político ante la presión de la política en las calles. La avalancha de demandas al Estado y las precarias respuestas del sistema político tradicional a la sociedad, confirmaban la existencia de una tensión en desarrollo que podía estallar en cualquier momento y por cualquier motivo. Otros eventos de notable impacto político que ocurrieron en los últimos años, expresiones de la acumulación de crisis en el orden social y económico, constituyen el acortamiento del mandato tanto del Poder Ejecutivo y del Poder Legislativo, los cuales tuvieron que ceder dos (2) años de gestión en beneficio de la pacificación del país. La consecuencia de ello fue la convocatoria anticipada de elecciones para diciembre de 2005. Durante todo este tiempo, el fantasma de la convocatoria a la Asamblea Constituyente fue una constante. El presidente Carlos D. Mesa (2003-2005), si bien contribuyó a llevar adelante importantes reformas en la Constitución Política, como la constitucionalización de la Asamblea, la Iniciativa Legislativa Ciudadana, la incorporación del mecanismo del Referéndum, vio frustradas sus esperanzas de ser él y su gobierno, quienes convoquen a la Asamblea Constituyente. Si así hubiera ocurrido, buena parte de las expectativas ciudadanas acumuladas, así como las presiones que se ejercían sobre el sistema político, tal vez, se habrían despejado y las soluciones que a la postre se dieron, hubieran sido quizá diferentes. 69 Un conflictivo asunto que puso en riesgo la realización de las elecciones en diciembre de 2005, fueron las demandas de algunas regiones por lograr una reasignación de escaños por departamento. Instituciones cruceñas, palpando el notable crecimiento poblacional y la fuerte migración interna, plantearon tanto al Congreso de la República como al Tribunal Constitucional una modificación en el número de escaños por departamento. Santa Cruz tenía la expectativa de lograr al menos 4 diputados adicionales a los 22 que se le había otorgado diez años atrás. El dilema vivido por el país y por los departamentos en pugna fue que quien se llevaba aunque sea una representación política (1 diputado), debía arrebatarle dicho puesto a otro departamento. Las dificultades y resistencias para ceder escaños obligaron a postergar por dos semanas la realización de las convocadas elecciones. Un segundo tema que agregó tensión a la precaria gobernabilidad que existía durante el gobierno del presidente Rodríguez Veltzé, fue la convocatoria a la elección de 9 prefectos. Hecho electivo, inédito desde la fundación republicana. Los cuestionamientos a la legalidad o pertinencia de la elección de estos puestos fueron inmediatos, y contribuyó a tensionar aún más el clima político de la época. Resoluciones del Tribunal Constitucional de por medio y una férrea 70 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" voluntad política de algunos actores políticos para llevar adelante las dos elecciones e impedir de este modo el colapso del sistema, fue el pacto político y remedio a la crisis. Si bien no se convocaba a la Asamblea Constituyente, se renovaba el poder político, lo que significaba dar pasos en esa dirección. De algún modo se eliminaban resistencias y se colmaban de a poco las expectativas ciudadanas de instalar una Asamblea, como paliativo o solución de fondo a la prolongada crisis política, económica y social. Entre los logros que cabe mencionar durante las dos décadas de vigencia de la democracia, que muchos analistas se niegan a considerarlos como éxitos políticos y más bien los catalogan como la expresión de los rasgos corruptos de la democracia, se tiene a la construcción de acuerdos políticos de gobernabilidad y gobierno, que acompañaron a cada periodo de gobierno. Acuerdos sin los cuales, no se habría conseguido la elección de presidentes ni la conformación de coaliciones gubernamentales. Otro hecho notable que no se considera como positivo es la reconstrucción del sistema de partidos. Luego de más de una década de gobiernos autoritarios y no electivos, los cuales habían borrado la memoria institucional democrática, recomponer el sistema de partidos la competencia político electoral fue una de las acciones más importantes emprendidas en la primera década de la democracia restaurada. El parlamento estuvo cerrado diez años, desde 1969 hasta 1979 (golpe de Estado a Luis Adolfo Siles Salinas y elecciones de 1979), en este lapso, el Congreso de la República, se reabrió circunstancialmente por poco tiempo, para elegir a un presidente con carácter constitucional e interino, el Dr. Wálter Guevara Arze (1979). Los temas más acuciantes fueron, por una parte, las demandas de Asamblea Constituyente enarbolada por sindicatos y organizaciones del occidente del país, y por otro lado, las demandas de Autonomía administrativa exigidas por diversas instituciones de las regiones del oriente boliviano. Las consignas de “Asamblea ya” o de “Autonomía ya”, expresan el clima y las tensiones políticas vividas por el país en los últimos años. Los avances en democracia En los últimos 20 años y más, se habían producido en el país una serie de cambios en todos los órdenes (político, económico y social), pero éstos resultaron insuficientes frente a las demandas y expectativas de ciudadanos, regiones y de grupos. La democracia recuperada, por supuesto que era en todo sentido mejor que los gobiernos autoritarios recién superados. Sin embargo, las libertades democráticas desnudaban otras carencias para las cuales no existía mucha tolerancia. Esta sensación de insuficiencia produjo acumulación de insatisfacción social y presiones al sistema político democrático, orientadas a lograr cambios más profundos en el Estado y Sociedad. 71 Entre 1980 y 2005, se produjeron 8 elecciones generales, incluyendo aquella que permitió el arribo al poder del señor Evo Morales Ayma. También se efectuaron, desde 1985 a la fecha 8 elecciones municipales2. Lo cual significó la recuperación de la democracia municipal y construcción de la institucionalidad municipal, ya que ésta había quedado secuestrada desde la década de los 50. Los efectos políticos de todos los procesos electorales fueron: alternabilidad en las estructuras de poder; estabilidad democrática pues los gobiernos no electivos fueron borrados del mapa político; se consolidó un sistema competitivo entre partidos y otras organizaciones políticas; se 2 Ver Historia electoral de Bolivia 1952 – 2007, Ed. Corte Nacional Electoral, 2007, páginas 21-23. 72 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" desarrollaron y perfeccionaron gradualmente libertades ciudadanas y se perfeccionó el sistema de pluralidad ideológica; también se produjo, como algo positivo, la intensificación de la participación social, y avances –lentos, es cierto- en la ampliación de la inclusión social y la inclusión –limitada, es cierto- en los beneficios del progreso de estos grupos sociales y étnicos. En esta lógica, a través de reformas constitucionales que llevaron adelante los partidos políticos, persuadidos de que debían propiciar reformas o salían expulsados del sistema, se logró la incorporación de los institutos de la democracia directa que ampliaron los horizontes de la participación ciudadana: Iniciativa Legislativa Ciudadana, el Referéndum y la inclusión de la Asamblea Constituyente como mecanismo de representación y de reforma del texto constitucional. En el estricto ámbito estatal se dio inicio a vigorosos procesos de descentralización administrativa, que pudieron darse sólo por la existencia de una voluntad para perfeccionar el Estado de Derecho y el sistema de administración estatal. La prueba de los intentos de consolidar una conciencia colectiva de respeto a las leyes lo constituyen las Reformas Constitucionales de 1994 y 2004. Por supuesto, la promulgación de la Ley de Partidos Políticos, Agrupaciones Ciudadanas y Pueblos Indígenas, la promulgación del Código Electoral, Ley de Descentralización, Ley de Participación Popular, Reforma de la Ley Orgánica Municipal. De igual manera, los avances y consolidación de las instituciones democráticas se hace patente con las Reformas en el sistema electoral y la elección de vocales de las Cortes Electorales por el Congreso de la República. Hasta antes de 1992, los vocales eran designaciones directas que realizaban los partidos políticos. Con todos estos antecedentes, como objetivo deseado o como simple efecto, el sistema político boliviano, en los últimos años, transitó desde una democracia estrictamente representativa a una democracia con mayor participación ciudadana. También se produjo una difícil transición de una democracia relativamente excluyente a otra con mayor inclusión. Transiciones donde, ni duda cabe, los movimientos sociales y otras organizaciones políticas vinculadas a la base social y sindical del país, tuvieron un extraordinario rol. Posicionaron diversos temas y obligaron a un sistema político tradicional relativamente renuente a producir cambios, a llevarlos adelante. El sistema de partidos, ante la presión de las calles y la sentida necesidad de llevar adelante reformas de índole política y en las instituciones, hizo y fue parte de reformas políticas. Reformas y avances realizados, que es preciso revalorizar en beneficio de la propia democracia, pues fue este sistema y el régimen de libertades existentes lo que permitió elecciones, movilizaciones, demandas y cambios. Los diferentes Congresos que fueron elegidos por voto popular durante más de 20 años, elaboraron y aprobaron entre otras importantes normas la Ley SAFCO (Ley de administración y control gubernamentales), la ley del Funcionario Público. La estabilidad democrática también permitió la creación de instituciones como el Defensor del Pueblo, el Consejo de la Judicatura y el Tribunal Constitucional. Uno de los hechos más notables de la vitalidad y perfeccionamiento de la democracia de los últimos 25 años, a pesar de los ataques que se propiciaron contra ella, es la elección del Movimiento al Socialismo y de Evo Morales Ayma como Presidente Constitucional de la República el 18 de diciembre de 2005. Un partido de ideología de izquierda con un líder indígena llegaban al poder 73 74 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" utilizando reglas y procedimientos democráticos. El segundo hecho que cabe resaltar, es la convocatoria a la elección de la Asamblea Constituyente en marzo de 2006, para mediados de julio del mismo año. Hecho producido por el gobierno de Morales en acuerdo con la oposición política en el parlamento. Pues es el Congreso conformado por diversos partidos, quienes propician la elaboración y posteriormente la promulgación de la Ley Especial de Convocatoria a la Asamblea Constituyente LECAC. pero no de manera completa y satisfactoria. El tema más crítico es el de la igualdad del voto. A través de este principio se establece que el voto de los ciudadanos de una determinada región debería tener el mismo valor que el voto de otros ciudadanos, de una región diferente. El número asignado de constituyentes por departamento rompió de facto el principio de igualdad. Los constituyentes de Oruro y Potosí, sumados llegan a un total de 49 miembros; 20 por Oruro y 29 por Potosí. El departamento de Santa Cruz tiene 44 constituyentes. La paradoja es que agregando la población de Oruro y Potosí, tenemos que apenas superan el millón de habitantes, todo esto según el Censo 2001. De acuerdo con los datos del mismo Censo, Santa Cruz supera los dos millones de habitantes. Por lo tanto: ¡con un millón de habitantes Oruro y Potosí tienen más constituyentes que Santa Cruz que tiene el doble de población! Características de la Asamblea Según la Ley de Convocatoria, Nº 3364 de 6 de marzo de 2006, Asamblea Constituyente se denomina a la reunión de representantes elegidos mediante voto universal directo y secreto. Por lo tanto, es una entidad que se formó utilizando el método democrático de las elecciones. La entidad que convocó a las elecciones para constituyentes fue el Poder Ejecutivo, como consecuencia de que el H. Congreso Nacional (20062010), elaboró y sancionó la Ley respectiva. Cabe destacar que la sanción de la Ley en el Congreso se produjo 44 días después de que el presidente Evo Morales asumiera el poder, el 23 de enero de 2006. Ello pone en evidencia algo que poco se destaca en diversos análisis políticos, que necesariamente se tuvieron que construir acuerdos políticos entre la clara mayoría gubernamental del Movimiento al Socialismo en el parlamento y la oposición política. Fue un acuerdo sobre aspectos jurídicos y políticos electorales lo que permitió la aprobación de la Ley. Los diferentes elementos que caracterizan al sufragio: libre, igual, directo y secreto; elementos principales de la democracia a los cuales se recurrió para la elección de constituyentes, se cumplieron 75 El efecto político es que tanto el partido de gobierno como los constituyentes, reivindican que la Asamblea es la expresión y la voluntad del pueblo. Por ello tienen el derecho de presionar para imponer su visión de país o cualquier trivial decisión. El resultado es que Oruro y Potosí, que tienen una mayoría artificial de constituyentes, afirman al mismo tiempo que representan a la mayoría numérica y étnica del país. En cambio, Santa Cruz que efectivamente tiene el doble de población y una minoría de constituyentes, no reivindica que representa a la mayoría del país. De hecho la bancada regional cruceña, está fragmentada política y socialmente. Además, hasta ahora, Santa Cruz no ha tomado conciencia real de la responsabilidad que le cabe por constituir el primer departamento, económica y socialmente hablando, todavía anda obnubilado en la defensa de intereses sectoriales y provinciales, con una elite sin visión de país pero con una extraordinaria visión de intereses de grupo. 76 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" La mayor parte del país no tiene conciencia de las falsificaciones anotadas respecto de la representación política y regional en la Asamblea Constituyente, ni de las afirmaciones erradas respecto de quien es mayoría y a qué grupos o sectores sociales verdaderamente representan los constituyentes. Numéricamente hablando, en Santa Cruz cabe 5 veces la población de Oruro. Pero es en Oruro, la tierra natal del Presidente Evo Morales, donde los grupos étnicos reivindican e insisten equivocadamente, que es allí donde se encuentra la mayoría numérica del país. Estas percepciones erradas, impactan en las acciones de la Asamblea, pues con una clara sobre-representación de la población étnica del país, se tomarán decisiones sobre el próximo texto constitucional. se conocieron acciones de la Asamblea o de los constituyentes que pudieran contabilizarse o considerarse como hechos que vulneren dicha disposición. La primera conclusión que se puede obtener de esta revisión y comparación entre lo que sostiene la norma y lo que la realidad muestra es que la Asamblea es un instrumento político, relativamente subordinado, a las ideas políticas dominantes externas, encarnadas en el Poder Ejecutivo y Poder Legislativo. Otro rasgo de la Asamblea tiene que ver con la independencia respecto de otros poderes del Estado. La Ley de Convocatoria, sostiene de manera taxativa que la Asamblea “Es independiente y ejerce la soberanía del pueblo. No depende ni está sometida a los poderes constituidos…”. Al respecto, los conceptos de independencia, soberanía y no sometimiento a los poderes constituidos (Legislativo y Ejecutivo), despertó en los primeros 7 meses de funcionamiento, una vigorosa polémica, no resuelta hasta el presente. Diversos hechos demuestran que son afirmaciones jurídicas y de carácter declarativo. Representantes de partidos políticos, funcionarios gubernamentales y representantes nacionales protagonizaron actos públicos en los que es posible advertir y concluir que existe una clara injerencia en los asuntos, el trabajo y la independencia de la Asamblea. En sentido inverso, la Asamblea y los constituyentes, por sus propias características y limitaciones se ciñeron rigurosamente a lo que establece el Artículo tercero de la Ley de Convocatoria: “La Asamblea no interferirá el trabajo de los poderes constituidos, los que seguirán ejerciendo sus funciones constitucionales de manera sostenida”. No 77 En cuanto a la facultad reconocida a la Asamblea para establecer un Reglamento General interno, esta prerrogativa se cumplió finalmente después de 7 meses de intenso debate al interior de la Asamblea. El utilizar casi 2/3 del tiempo total de la Asamblea en la redacción y aprobación del reglamento interno de la Asamblea y 1/3 al debate y aprobación del nuevo texto de la Constitución, generó la opinión generalizada de que los constituyentes estaban derrochando el tiempo y que no tenían la capacidad para dialogar. Lo cual pone en evidencia no sólo las dificultades para establecer acuerdos, sino que expresa la polaridad de concepto y de visión, así como la presencia fáctica de diferencias casi irreconciliables, que existen entre fracciones políticas. El trasfondo de la discusión interna entre fracciones opuestas en la Asamblea era definir el mecanismo de decisión para la totalidad y el detalle del nuevo texto constitucional. La Ley de Convocatoria establecía que la aprobación del texto constitucional debía hacerse por dos tercios (2/3) de los votos de los miembros presentes de la Asamblea Constituyente. Finalmente fue aprobado un confuso mecanismo lleno de vericuetos y trampas jurídicas que mostrará su verdadero y perverso rostro cuando la Asamblea ingrese en la fase de aprobación de los Artículos, uno por uno. Concluido el trabajo de la Asamblea, reescribir el texto constitucional, suponiendo que puedan concluir el mismo en los plazos 78 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" previstos (6 de agosto de 2007), el Presidente de la República está obligado a convocar a un Referéndum Constitucional, en un lapso no mayor a 120 días. El Referéndum, por tanto, podría ser el día domingo 16 de diciembre de 2007. En dicha consulta, la ciudadanía mediante el voto individual debe aprobar o rechazar el aludido documento por mayoría absoluta de votos. Esto es, por el 50 % más uno del total de votos válidos. la constitución, serían altamente explosivas para el país. Dejaría la sensación en la ciudadanía de que el extraordinario esfuerzo desplegado durante 16 largos años, desde 1990 a 2006, para convocar e instalar la Asamblea, fue un completo fracaso. Parte de la percepción ciudadana sería que, la Asamblea como mecanismo político de solución de un conflicto histórico fue abortada, como consecuencia de oscuros intereses que se oponían a la necesidad de cambiar ominosas estructuras estatales. El discurso político se orientaría a buscar y a encontrar culpables del fracaso político. También a buscar salidas políticas, pues la opción democrática –la Asamblea- habría fracasado por causas diversas, pero en especial por la obstrucción de la oposición política. Inversamente, significaría la fortaleza de la oposición y la percepción de que sus argumentos eran razonables y ciertos. Sin embargo, la situación de que continúa vigente la CPE de 1967, sería prácticamente inaceptable. La nueva situación de crisis tendría su origen, precisamente, en la vigencia de un texto que se pretendía cambiar pues era percibido –gracias a la propaganda- como la causa de todos los males. La Ley de Convocatoria considera por primera vez en la historia electoral del país, el voto de los residentes bolivianos en el exterior. La incorporación de nuevos sufragantes en el padrón electoral, ubicados en el exterior del país, tiene el potencial de cambiar el escenario de los resultados electorales. Para hacer efectivo el voto boliviano en el exterior se debe diseñar y poner en funcionamiento un complejo sistema de emisión y control del voto, que demanda una fuerte inversión económica, de tiempo y otros recursos. Para un país con tradición de debilidad institucional y limitado en cuanto a capacidad económica, hacer frente al voto externo, se lo percibe como una idea prescindible. Los cálculos políticos, que piensan en cuáles actores políticos o posiciones ideológico-políticas se beneficiarán con la incorporación de nuevos votantes en el exterior y con el voto de ellos, han surgido con intensidad. La mayoría de estos cálculos prevé que los emigrantes bolivianos tienen la tendencia a favorecer a los actuales gobernantes. Por lo tanto, los votos en el exterior estarían orientados a aprobar el nuevo texto constitucional. En caso de que la opinión ciudadana tanto interna como externa, en el Referéndum Constitucional, no apruebe el proyecto elaborado por la Asamblea Constituyente, seguirá en vigencia la Constitución Política del Estado promulgada en 1967 y reformada en 1994, 2004 y 2005. Las consecuencias políticas de la no aprobación del texto de 79 Desde la visión y el discurso conservador, la ratificación de la actual Constitución Política del Estado por parte de la ciudadanía, sería lo más conveniente para el país. Pero desde las visiones de cambio y reforma estatal, que son impulsados desde las esferas gubernamentales, el rechazo del nuevo texto constitucional significaría un escollo y un revés difícil de asimilar. Sería algo así como volver a punto cero, a las épocas y situación de 1990. El retorno a la situación de crisis estructural del Estado. El país habría caminado en círculos y retornado al punto de partida, por lo tanto, dicho empate debe ser resuelto y roto de algún modo. Si el mecanismo construido colectivamente, de carácter histórico y social, democrático y pacífico de solución de controversias, la 80 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" Asamblea Constituyente, no cumple su objetivo; si la entidad que debería permitir la suscripción del nuevo pacto social Estado-Sociedad fue un estrepitoso fracaso, la salida a esta nueva crisis es política, pero con otras características. En estas circunstancias no quedan opciones democráticas sino el endurecimiento del régimen y la respuesta autoritaria. El gobierno habría perdido con el fracaso de la Asamblea, a uno de sus soportes políticos principales, así como la legitimidad y la autoridad. Por tanto, si no puede renunciar, el camino que le queda son las prácticas autoritarias. Imponer los cambios y la reforma estatal, utilizando la fuerza que otorga el manejo del Estado. presidente Morales se siente tan seguro de los resultados favorables de la Constituyente y del Referéndum constitucional que ha anunciado la realización de elecciones generales anticipadas para el año 2008 y por tanto ha determinado el acortamiento del mandato de los actuales poderes. El actual gobierno del Movimiento al Socialismo MAS, ha colocado buena parte de su capital político en el éxito de la Asamblea; si recibe una respuesta política negativa, otros actores políticos y no el gobierno resultarían los exitosos. Serían los sectores conservadores quienes se impondrían a los sectores que impulsan el cambio estructural en el Estado y la Sociedad. La legitimidad del gobierno y su capacidad política gubernativa se vería seriamente cuestionada. En un sistema político parlamentario, el rechazo a un proyecto político de tal envergadura, obligaría o conduciría a una inmediata renuncia del poder político. En el caso nuestro, en el marco de un régimen presidencialista, un fracaso no conduce necesariamente a la renuncia del primer mandatario sino a una salida política de otros perfiles y contenidos. La ruta crítica de la Asamblea En el actual momento (junio 2007), con una serie de conflictos políticos de diversa índole en curso de solución, otros fermentando para emerger en cualquier momento, con una Asamblea Constituyente en plena actividad, un Estado exhibiendo fortaleza y cohesión, el gobierno del 81 Una frase presidencial simple y contundente afirma que con un nuevo texto constitucional se hace necesaria la renovación completa del poder político. Esta afirmación supone varias cosas: a) Que la Asamblea concluya y entregue su trabajo en plazos razonables; b) De manera previa, los constituyentes tendrían que haber construido y logrado consensos jurídico-políticos mínimos volcados en un proyecto de Constitución Política; c) Entregado el proyecto de la Asamblea al Poder Ejecutivo, este texto se somete al Referéndum, el cual debería realizarse en un plazo no mayor a 120 días de la recepción del mismo por el presidente; d) Convocada la consulta popular, inmediatamente se da inicio a una intensa y peculiar campaña de propaganda y comunicación política para invitar a la población a aprobar o rechazar el nuevo texto constitucional; e) Sólo si el voto ciudadano en el Referéndum constitucional aprueba el nuevo texto, se abre el recurso de convocar a un proceso electoral para la renovación completa o parcial del poder político: presidente, parlamento, prefectos, alcaldes, concejales. Si la secuencia del complicado itinerario político anteriormente reseñado, se cumple, el país evidentemente estaría protagonizando tiempos de cambio profundo en el Estado y la Sociedad. La Asamblea Constituyente habría desempeñado un rol principal y decisivo en el proceso, suministrando material y simbólicamente, el fundamento jurídico político de los procesos de cambio estructural. Esto es, se habría convertido efectivamente en el instrumento político de la sociedad y de los diversos actores sociales, para la reforma del Estado. 82 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" La Asamblea puede ser un éxito político completo para quienes en la actualidad detentan el poder político, gubernamental y simbólico de las diversas culturas y realidades sociales. También puede ser la hoguera de aquellas expectativas y en consecuencia el fracaso del proyecto político gubernamental y de lo que representa el Movimiento al Socialismo MAS. El fracaso rotundo significaría que la Asamblea, con todos los apoyos y motivaciones externas, se empantane en una discusión improductiva o en la parálisis absoluta, como consecuencia de la resistencia política y social, por sabotaje o la pura y simple incapacidad de construir acuerdos. Las consecuencias políticas y sociales de tal escenario excederían al simple fracaso de un partido de gobierno en el poder. Representaría el fracaso de un tiempo político, de una expectativa colectiva, de una generación de actores políticos. consolidar sus percepciones acerca de la necesidad de transformar el Estado, desarrollar y perfilar el proyecto político de reforma en el cual la Asamblea cumple el rol de instrumento político para el cambio. La legitimidad electoral que en la actualidad ostenta el partido de gobierno, traducida en el 53.7 % de los votos en la última elección general llevada a cabo en diciembre de 2005, es un poderoso argumento para intentar desarrollar políticas de cambio desde el Estado. La cantidad de votos le permitió obtener importantes puestos electivos, de representación y decisión: la mayoría de los escaños en la Cámara de Diputados, la segunda mayoría en la Cámara de Senadores, además de la presidencia de la República, de manera directa sin la usual intervención del Congreso en la designación presidencial. La suma de los anteriores elementos le provee al Presidente Morales la seguridad de que la Asamblea, cumpliendo el rol formal asignado por la sociedad política (Parlamento), terminará por cumplir el papel simbólico asignado, de instrumento político de cambio o dicho en otras palabras, de suscripción de un nuevo pacto político-social. Es en este sentido, que el partido de gobierno puede esperar que la Asamblea logre tomar decisiones que se ajusten a los grandes lineamientos de cambio y expectativas que se tejen en el ámbito del Poder Ejecutivo. Simplificando la lectura, el gobierno espera que la Asamblea y los constituyentes le provean los instrumentos y los recursos políticos necesarios para transformar el Estado y a partir de ello, la sociedad y las relaciones sociales. En última instancia, el Ejecutivo espera el éxito de la Asamblea de modo tal que alimente su propio éxito político. La revocatoria del mandato Posteriormente, aquellos resultados electorales y el ejercicio gubernamental le aseguraron al Movimiento al Socialismo, los recursos políticos para lograr una importante victoria electoral en el proceso de elección de constituyentes, por lo tanto, la primera mayoría política y la mayor cantidad de constituyentes en la Asamblea. Esta acumulación de facultades y capacidades por la vía democrático-electoral, en dos procesos separados en el tiempo, le permitió al partido de gobierno Un conflicto social que dejó profunda huella y dolor en la ciudadanía cochabambina fue la movilización básicamente sindical de las zonas productoras de coca pidiendo la renuncia del Prefecto Departamental Manfred Reyes Villa. Las movilizaciones culminaron en el bloqueo administrativo o cerco a las instituciones prefecturales, paralizando también por varios días las actividades productivas, así como la libre circulación de personas. Los efectos luctuosos de estos enfrentamientos fueron cientos de heridos y 3 muertes nunca esclarecidas en cuanto a los responsables de ellas. El fondo del problema, más allá del pedido de renuncia del prefecto cochabambino, fue la 83 84 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" política gubernamental de ejercer control fiscal sobre los recursos y la gestión de los prefectos departamentales. Cochabamba fue la expresión del conflicto, de la iniciativa gubernamental instrumentalizada a través de los sindicatos agrarios y las firmes resistencias locales a los propósitos del gobierno central. antecedentes en la legislación constitucional. En principio porque la elección de prefectos es histórica en sentido de que el 18 de diciembre de 2005, por primera vez se eligen autoridades departamentales por el voto popular y para la renuncia del presidente sólo se cuenta con el juicio de responsabilidades o las vías de facto (golpe de Estado). Por tanto la revocatoria del mandato, en la actualidad, es un borrador de proyecto de Ley que se encuentra en trámite legislativo. Que en lo inmediato no prosperará, por tanto no se promulgará ni entrará en aplicación. Los prefectos son autoridades electas según una normativa de rango constitucional y de rango legal vigente. La ley de revocatoria, en caso de aprobarse, no tendría efecto inmediato, esto es, aplicable a las actuales autoridades, sino para el futuro. Durante el conflicto quedó claro que la movilización popular y violenta, exigiendo la renuncia de una autoridad legal y legítimamente elegida por el sufragio, era el camino equivocado y no democrático. La solución, que significó levantar el bloqueo y la presión violenta, vino a partir del cambio de actitud gubernamental, en sentido de que la renuncia de una alta autoridad departamental era lógicamente un acto voluntario, segundo no puede darse como resultado de la presión en las calles y tercero que había que establecer mecanismos de control sobre las prefecturas en el marco de los recursos que ofrece el ordenamiento democrático. Esto es, cuando se eligió a los prefectos departamentales, en la norma de convocatoria ni en otras normas regulatorias, están adecuadamente diseñados los mecanismos de control administrativo del poder central sobre los gobiernos departamentales, mucho menos, los procedimientos para exigir la renuncia y sustitución de los prefectos. Por tanto, había que pensar, aprobar y aplicar procedimientos democráticos, legales y públicos. Es así que se confeccionó un proyecto de Revocatoria del mandato (recall) aplicable a los prefectos departamentales y a otras autoridades electivas. En consecuencia es la Asamblea Constituyente quien en el proceso de diseño de la nueva estructura estatal, debe tomar en cuenta la elección de prefectos y los mecanismos para su renovación, renuncia y/o sustitución. Así como la elección de las Asambleas Legislativas Departamentales, quienes son los órganos democráticos y óptimos para ejercer control sobre los gobiernos intermedios (prefectos) y no así el Ejecutivo o gobierno central. La reelección En la legislación vigente para la renovación y sustitución de autoridades electivas sólo se cuenta con el procedimiento denominado: voto constructivo de censura, aplicable a los alcaldes de los gobiernos locales (Municipios). Normas y procedimientos que no se podían trasladar mecánicamente al ámbito prefectural. La revocatoria del mandato para prefectos y presidente de la República, tampoco tiene El Artículo 87º de la Constitución Política del Estado, a tiempo de establecer el periodo de gobierno constitucional o tiempo de mandato del Presidente y Vicepresidente de la República en 5 años, también coloca una restricción para la reelección inmediata de ambos mandatarios. Para el caso del Presidente, la reelección es por una sola vez y después de transcurrido un periodo constitucional. El Vicepresidente tiene el mismo impedimento de la no reelección 85 86 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" inmediata en el mismo cargo o en el puesto inmediato superior de Presidente. Sin embargo, a diferencia de quien ejerció la Presidencia de la República, el Vicepresidente puede ser elegido en el cargo vicepresidencial, casi de manera indefinida, dejando pasar en cada ocasión un periodo de gobierno, pues este mandatario no tiene ni está sujeto a la prohibición colocada al puesto presidencial por el cual puede ser reelegido por una sola vez. Le sucedió en la presidencia, el vicepresidente Jorge Quiroga Ramírez, por el lapso de un año. El presidente Sánchez de Lozada, tampoco pudo terminar su mandato de 5 años y presentó renuncia al cabo de un año y meses de gobierno. El presidente Evo Morales Ayma, quien debería gobernar hasta el año 2010, ha anunciado recientemente que luego de aprobada la reforma constitucional que lleva adelante la Asamblea Constituyente, se realizarían en el país elecciones anticipadas. Por tanto, tampoco el presidente Morales, parece que va a cumplir lo que dispone la Constitución respecto al tiempo de mandato. Respecto del periodo de gobierno –en la actualidad es de 5 añoseste varió en el tiempo y en los diversos textos constitucionales. Es así que en la primera de las constituciones el cargo de Presidente de la República era vitalicio; en la Constitución de 1831 (sancionada bajo la presidencia del Mariscal Andrés de Santa Cruz: 1829-1839) se establece el tiempo de gobierno en 4 años. En la Constitución de1843, sancionada bajo la Presidencia de José Ballivián Segurola (1841-1847) las funciones del Presidente de la República se establecen en 8 años. Luego, en 1851 el tiempo de mandato se fija en 5 años y diez años más tarde, en 1861, se reduce a 3 años. Las Constituciones vigentes entre 1868 y 1938, esto es, a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, se mantiene el periodo gubernamental en 4 años; pero en el texto constitucional de 1945, sancionado bajo el gobierno del Tcnl. Gualberto Villarroel (1943-1946), se modifica e incrementa el mandato de 4 a 6 años. Finalmente, se repone el lapso de 4 años en los textos constitucionales de 1961 y 1967; para nuevamente cambiar el periodo constitucional de gobierno a 5 años en la Reforma Constitucional de 1994, efectuada durante el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada (1993-1997). Con referencia a la reelección presidencial, en los textos constitucionales se conservó la prohibición de la no reelección de manera inmediata excepto en los siguientes casos: entre 1826 y 1839, el cargo era vitalicio y no existía prohibición a la reelección; en 1868 se instituye el derecho a reelección por otro período, disposición que se suprime casi inmediatamente en 1871. La supresión del derecho a reelección se mantendrá cerca de un siglo, hasta 1961. El Congreso Nacional Extraordinario que sesionó bajo el gobierno de Víctor Paz Estenssoro (1960-1964), entre otras reformas llevadas a cabo, modifica el texto constitucional para permitir la reelección inmediata tanto del Presidente como del Vicepresidente de la República, sin previa renuncia de sus funciones. Ello le permitió al propio Paz Estenssoro, candidatear y ganar las elecciones presidenciales de 1964, para el periodo 19641968; tercer mandato que no pudo completar, por efecto del golpe de Estado de noviembre de 1964, propiciado por el General de aviación René Barrientos Ortuño. El periodo gubernamental de 5 años, desde su inclusión en el texto constitucional, no ha tenido una aplicación práctica. El presidente Hugo Banzer Suárez, no logró concluir su mandato de 5 años y tuvo que resignar su mandato a 4 años por causa de una enfermedad terminal. Ya en el ejercicio de la presidencia, de manera constitucional, Barrientos Ortuño restituyó la prohibición de la reelección. Prohibición que se mantiene vigente. Recientemente, algunos actores políticos vinculados con el gobierno, han formulado la idea de reponer la 87 88 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" reelección inmediata. Esta medida queda en manos de la Asamblea Constituyente, quien deberá sobre la base de la reseña histórica efectuada, elegir entre las siguientes alternativas: Cualquiera de estas alternativas exige la modificación del Artículo 87º y 93º de la actual Constitución Política del Estado. Las opciones b y d, que consiste en la reelección inmediata, sin la necesidad de renunciar a la primera magistratura, es el camino que más favorece a cualquier gobernante que se halle en el ejercicio del gobierno, pero también es el mecanismo menos transparente y poco legítimo de todas las alternativas diseñadas. Las opciones a y c, que consiste en restituir la reelección inmediata, pero exigiendo la renuncia al cargo con una anticipación prudente, es la alternativa que más posibilidades tiene de imponerse en la actualidad. Las opciones e y f, conforman las alternativas más conservadoras y con menos posibilidades de éxito, en el actual escenario político. a) conservar el periodo de gobierno en 5 años y reponer la reelección inmediata, obligando a la renuncia del primer mandatario con una anticipación promedio de 4 a 6 meses (base 5 años y modelo tradicional). Lo que obliga a una necesaria sucesión presidencial del vicepresidente por el presidente renunciante. b) conservar el periodo de gobierno en 5 años, reponer la reelección inmediata, sin la necesidad de renunciar a la primera magistratura (base 5 años y modelo Paz Estenssoro). No es necesario activar el mecanismo de la sucesión constitucional. c) reducir el periodo de gobierno a 4 años y reponer la reelección inmediata, obligando a la renuncia del primer mandatario con una anticipación de 6 meses (base 4 años y modelo tradicional). Lo que obliga a una necesaria sucesión presidencial del vicepresidente por el presidente renunciante. d) reducir el periodo de gobierno a 4 años, reponer la reelección inmediata, sin la necesidad de renunciar a la primera magistratura (base 4 años y modelo Paz Estenssoro). No es necesario activar el mecanismo de la sucesión constitucional. e) conservar el periodo de gobierno en 5 años y mantener la reelección luego de transcurrido un periodo gubernamental. f) reducir el periodo de gobierno en 4 años y mantener la reelección luego de transcurrido un periodo gubernamental. 89 El sufragio y sistema de representación El actual texto constitucional reconoce y garantiza el ejercicio del sufragio universal. Fue incorporado recién en 1961, durante la segunda presidencia del Dr. Víctor Paz Estenssoro, casi diez años después de emitirse el Decreto Nº 3128, de 21 de julio de 1952. El denominado Decreto del Sufragio Universal, es el más importante hecho electoral de toda la vida republicana, pues rompe definitivamente con la democracia excluyente, con el voto restringido a individuos varones que podían demostrar que contaban con una renta, que no mantenían relaciones de servidumbre, que sabían leer y escribir mucho más que su propio nombre. El Decreto de 1952 creó derechos políticos, amplió el concepto de la ciudadanía y los mecanismos de la participación social, pues permitió la inclusión étnica y de género. El Congreso Constituyente de 1961 (segunda presidencia de Víctor Paz Estensoro, 1960-1964), 90 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" acuñó e instituyó 5 principios que explican los alcances del sufragio: obligatorio, directo, igual, secreto y procedimientos públicos. Como afirmaba el texto constitucional de 1961 “la publicidad de sus procedimientos es la condición esencial de la pureza y efectividad del sufragio”. Estos principios fueron perfeccionados por el Congreso Constituyente de 1967, durante la presidencia constitucional de René Barrientos Ortuño (1966-1969). Por tanto, hace 4 décadas se instituyó el concepto de que el sufragio –la voluntad política individual, expresada en el voto- constituye la base del régimen democrático representativo. Los posibles efectos que trae consigo la sustitución de mecanismos proporcionales, imponiendo procedimientos mayoritarios, es que se abre la posibilidad de convertir el sistema pluripartidista en uno de tendencias bipartidistas. La utilización de circunscripciones uninominales, para la elección de miembros de la Cámara de Diputados, tiende a crear una brecha entre votos y representación política. Veamos un caso típico: si tenemos los partidos políticos A, B, C y D; y cada uno de ellos tiene la siguiente votación: A= 12; B= 7; C=9; y D= 14. El ganador es el partido D, por la utilización de la simple mayoría de votos. Sin embargo, los partidos políticos A, B y C, juntos tienen 28 votos (el doble del partido D) y ninguna representación política. Esto es, una menor cantidad de votos obtiene representación política; y una mayoría de votos, no logra representación política. Si el anterior comportamiento político se mantiene, en los ámbitos de representación (Congreso de la República), se tiende a producir una concentración de la representación política en el partido D. Esto lleva a tener un Congreso dominado por una mayoría política, que en la cantidad de votos tiene en realidad una minoría de sufragios. En dicha oportunidad se añadieron los principios de: voto universal, libre, escrutinio público, individual y el sistema de representación proporcional. Este sistema es un conjunto de procedimientos que garantizan la presencia de las minorías políticas en el Congreso, Concejos Municipales, etc. Ello es posible como resultado de la cantidad de votos obtenidos por las organizaciones políticas en las elecciones. De todos los principios enunciados, respecto del sufragio, la Asamblea Constituyente tiene intenciones de modificar el sistema de representación. De hecho existe una tendencia a convertir el sistema electoral boliviano en un sistema mayoritario, eliminando el sistema de representación proporcional. Tendencia que se ratificó en la elección de asambleístas, cuando se eligió a dos constituyentes por la primera mayoría y uno por la segunda mayoría. En la actualidad, los ciudadanos bolivianos eligen y utilizan para la conformación de la Cámara de Diputados, a 60 miembros de este ámbito legislativo, de un total de 130. Convertir el actual sistema de representación en uno mayoritario, significa a la postre elegir a la totalidad de miembros de la Cámara de Diputados en circunscripciones uninominales y siguiendo el procedimiento de simple mayoría. 91 Los escenarios que se tejen respecto del sufragio y la forma de la representación política, son los siguientes: a) mantener el sistema mixto, entre proporcional y mayoritario, para la conformación de la Cámara de Diputados. Este sistema se aplica en el país desde 1997, hasta el presente. b) convertir el sistema mixto: proporcional y mayoritario, en mayoritario puro. La totalidad de miembros de la Cámara de Diputados, emergen de circunscripciones uninominales y se los elige mediante simple mayoría. 92 "OPINIONES Y ANÁLISIS" c) convertir el sistema mixto en uno estrictamente proporcional. Como lo fue hasta 1997. Cualquiera de estas alternativas exige la modificación de los Artículos 60º y 219º de la actual Constitución Política del Estado. La opción a, que consiste en mantener el relativo equilibrio entre lo proporcional y mayoritario, es la alternativa más conservadora y que menos problemas políticos podría traer consigo. La alternativa b, es la tendencia que tiene más fuerza para imponerse en estos momentos de profundas reformas políticas. En cambio la opción c, es el camino que menos probabilidades tiene de aplicarse en la actual coyuntura. El voto a los 16 años Que el Estado reconozca derechos políticos (derecho al sufragio) a los bolivianos que tengan 16 años cumplidos, tiene aspectos positivos y negativos. Lo primero es que un importante grupo de edad se visibiliza tanto para el Estado como para la Sociedad. Los jóvenes de 16 a 18 años eran casi inexistentes hasta que el Presidente Morales nos recordó que existían y que una decisión de la Asamblea Constituyente podría convertirlos en electores. El justificado temor es que se conviertan, por acción de los partidos políticos, en objetos de la política, en votos ciegos e inconscientes para los partidos políticos. Especialmente para aquellos que poseen importantes recursos económicos, medios de comunicación o acceso privilegiado a los centros educativos, donde buena parte de ellos reciben educación bajo la supervisión del Estado. Según el Censo 2001, existirían 873.255 jóvenes entre 15 y 19 años. Estadísticas del Padrón Electoral para las elecciones de 2005, indican que 3.6 millones de bolivianos estaban habilitados para votar. Si se agregan al Padrón tan sólo medio millón de nuevos electores, los 93 "OPINIONES Y ANÁLISIS" ciudadanos habilitados para el sufragio superarían los 4 millones. Por lo tanto, los mayores de 16 años se convierten en un apetecible mercado político electoral, pues su comportamiento político podría modificar significativamente las tendencias políticas. Ni duda cabe que el partido político que promueva y reconozca el derecho al sufragio para los jóvenes, se convertirá en el generoso y hábil actor político que los libera de la invisibilidad y los convierte en ciudadanos. Por tanto, en un gesto de gratitud, estos nuevos ciudadanos inclinarán su voto a favor de quien los hizo electores. Por defecto, quienes se opongan podrían ser castigados electoralmente. Otros aspectos deben considerarse, por ejemplo, si también pueden ser elegidos alcaldes, concejales o diputados a los 16 años. Por otra parte, habría que evaluar y reformar la normativa que regula el derecho al trabajo, seguridad social y derecho penal. El ciudadanizar a los jóvenes, genera problemas para el Estado y problemas de índole social. Puede beneficiar circunstancialmente a un partido político, pero al mismo tiempo puede activar a un poderoso grupo social que realizará demandas al Estado y a la Sociedad, iguales a su poder político. Los escenarios que se pueden diseñar, respecto del voto a los 16 años es el siguiente: a) mantener el voto a los 18 años y la edad para ejercer cargos de decisión a partir de los 21 años en adelante. b) Disminuir el voto a los 16 años y disminuir también la edad de representación a partir de los 18 años. c) Disminuir el voto a los 16 años y equilibrar también la edad de la representación a los 16 años para cargos de Diputados, Alcaldes o Concejales. 94 "OPINIONES Y ANÁLISIS" El voto de los bolivianos en el exterior En la Constitución de 1861, se incorpora la noción de que la ciudadanía también es el derecho a “concurrir como elector o elegido a la formación o al ejercicio de un poder público”. El Congreso Constituyente de 1967 amplió el concepto de ciudadanía a ambos géneros y bajó el parámetro de edad desde los 21 a 18 años, siempre y cuando estos últimos acrediten el estar casados. La Reforma Constitucional de 1994, estableció la mayoría de edad a los 18 años, pero esta última disminución sólo facilitó el ejercicio del Derecho activo de la ciudadanía, esto es, la posibilidad de elegir personas para cargos públicos; pues la posibilidad de ser elegido a puestos como Alcalde, Concejal, Diputado o Senador de la República (Derecho pasivo), tiene otras exigencias de edad. La Ley de Convocatoria para la Asamblea Constituyente, que se sancionó en marzo de 2006, establece que la edad mínima para ejercer el cargo de constituyente es de 18 años. Por tanto, una Ley Especial perfeccionó el Derecho pasivo de la ciudadanía. El ámbito en el cual la Asamblea Constituyente no tiene competencia es en el voto de los residentes bolivianos en el exterior. Lo que la Asamblea podría hacer es elevar a rango constitucional el voto boliviano en el extranjero. El Artículo Nº 97 del Código Electoral sostiene que “Los ciudadanos en ejercicio, residentes en el extranjero, podrán votar para elegir a Presidente y Vicepresidente en las elecciones generales. Una ley expresa regulará este derecho”. Es por ello que en el presente se debate en el Congreso Nacional un Proyecto de Ley que amplíe el actual Código y permita el voto de los residentes bolivianos en el extranjero. 95 "OPINIONES Y ANÁLISIS" Los aspectos críticos de la ampliación del voto boliviano en el extranjero, es la transparencia, imparcialidad y confiabilidad de los procedimientos administrativos que permitan la confección del Padrón Electoral extranjero, agregado al Padrón Electoral interno; la emisión y contabilidad del voto de los bolivianos residentes fuera del país. Los escenarios respecto de este tema son: a) la Asamblea eleva a rango constitucional una disposición que se encuentra en el Código Electoral. El Congreso de la República, de manera casi simultánea, aprueba una Ley que permita el voto de los residentes bolivianos en el exterior. b) Los ciudadanos bolivianos, residentes en el extranjero, por lo establecido en la Ley Especial de Convocatoria a la Asamblea Constituyente, deberán votar en el Referéndum Constitucional para aprobar o rechazar el nuevo texto constitucional. c) A partir de votar en el Referéndum Constitucional, los ciudadanos bolivianos residentes en el extranjero, pueden exigir votar en las elecciones generales, a realizarse, posiblemente, en el año 2008. d) El Padrón Electoral se incrementa significativamente. Los resultados electorales de esta votación serán indicadores interesantes, pero no definitivos, de la posible elección para conformar el Poder Ejecutivo y Legislativo, en las elecciones 2008. Las opciones reseñadas, no son alternativas, sino pasos en secuencia. En este sentido, sólo cabe recomendar –en beneficio de la 96 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" democracia- que la administración del proceso electoral, fuera de nuestras fronteras, no debe quedar en manos del personal de la política exterior boliviana, sino que ésta debe estar bajo la responsabilidad y tuición de la Corte Nacional Electoral. La Constitución vigente establece y garantiza la autonomía, independencia e imparcialidad de los órganos electorales (Artículo 226º, CPE). Por ello, tanto el Congreso como la Asamblea Constituyente deberían ratificar estos principios de transparencia, imparcialidad y confiabilidad, que entre otras cosas, permitió la consolidación de nuestra democracia. organizaciones políticas y la representación, para concluir incorporando a los nuevos actores políticos: las agrupaciones ciudadanas y pueblos indígenas, agregados a los partidos políticos. La representación popular El Artículo 222º de la Constitución, establece que la representación popular se ejerce a través de 3 actores políticos: los pueblos indígenas, las agrupaciones ciudadanas y los partidos políticos. El texto constitucional de 1967, sostenía que “Los ciudadanos tienen el derecho de organizarse en partidos políticos con arreglo a la presente Constitución y la Ley Electoral”. Por tanto, es el Congreso Constituyente de 1967, presidido por el Dr. Luis Adolfo Siles Salinas, quien extiende los mecanismos de participación política de la ciudadanía a los frentes, coaliciones de partidos y agrupaciones cívicas. La redacción lograda en el Congreso del 67, estuvo vigente hasta el año 2004, esto es, durante 37 años. Por vez primera en los textos constitucionales se menciona que la representación popular, se ejerce no solamente por partidos políticos, sino por nuevas entidades políticas denominadas agrupaciones ciudadanas y pueblos indígenas. La Ley Nº 2771 de 7 de julio de 2004, define a las Agrupaciones como personas jurídicas de Derecho Público, sin fines de lucro, con carácter indefinido, creadas exclusivamente para participar por medios lícitos y democráticos en la actividad política del país, a través de los diferentes procesos electorales, para la organización de los Poderes Públicos. La misma ley define a los Pueblos Indígenas como organizaciones con personalidad jurídica propia, reconocida por el Estado, cuya organización y funcionamiento obedece a los usos y costumbres ancestrales. Estas organizaciones indígenas pueden participar en la formación de la voluntad popular y postular candidatos a los procesos electorales. Dos interesantes principios que estipula la Ley de Agrupaciones Ciudadanas y Pueblos Indígenas, es el de la igualdad, por el que conforme a su naturaleza -dice la norma- participan en los procesos electorales en igualdad de condiciones ante la Ley. El Congreso Nacional, durante la legislatura 2003-2004, aprobó la segunda reforma parcial de nuestra Constitución, siguiendo mecanismos estipulados en la misma norma. En dicha oportunidad, el Presidente Carlos Mesa Gisbert (2003-2005), promulgó la reforma de 15 Artículos de la CPE, entre los cuales se encontraba el Artículo 222º. La actual redacción sustituye algunos conceptos respecto de las Ni la Asamblea Constituyente ni la ciudadanía, han hecho conocer criterios orientados a modificar las formas de representación popular encarnadas en los partidos, agrupaciones y pueblos indígenas. Lo que existe como propuesta –la cual proviene de altas esferas gubernamentales- es la idea de suprimir la Cámara de Senadores y convertir el actual sistema bicameral en una sola Asamblea. Este cambio afecta al sistema de gobierno y a la estructura de decisión. La representación popular y el sufragio no se ven directamente afectados. En cualquier caso, la ciudadanía seguiría ejerciendo el voto y los 97 98 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" partidos, agrupaciones ciudadanas y pueblos indígenas seguirían conformando el Poder Legislativo, en un hipotético caso, como un sistema unicameral. La supresión y sustitución de la Cámara de Senadores afecta a otros aspectos de la representación, específicamente, la representación territorial y no a la representación política individual. afrosdecendientes y comunidades interculturales, elegidos, nominados o designados directamente por normas propias; b) 70 representantes de las circunscripciones uninominales, elegidos por voto universal y directo; c) 27 representantes departamentales, 3 por cada circunscripción departamental, elegidos por voto universal y directo”. La eliminación del Senado de la República y de los diputados plurinominales es un hecho. Uno de los efectos perversos y no deseados de la eliminación del Senado es la supresión del principio de la igualdad entre los 9 departamentos. Si el mecanismo de equilibrio que en la actualidad existe, se rompe (3 representantes), independientemente de las diferencias socio-estructurales de cada departamento (población y desarrollo) se dará lugar a la grosera supremacía del eje LP-CBBASCZ; a la exclusión de 6 departamentos con menor desarrollo relativo; y finalmente a la sobre representación étnica en la Asamblea. Según este perverso mecanismo, Tarija que tiene en la actualidad 5 circunscripciones uninominales, conseguiría 3 representantes departamentales, haciendo un total de 8. Es probable que Tarija obtenga 2 representantes por el pueblo weenhayek que se encuentra entre sus límites territoriales. Ergo, Tarija tendría un máximo de 10 escaños en la Asamblea Plurinacional. En la actualidad cuenta con 12 representantes entre diputados y senadores, esto es: 12 de 157; algo así como el 7,64 % del peso político específico del Congreso. Si su representación baja a 10 de 167, rebajaría su influencia política y de gestión a 5,98 %. ¿Tarija, Pando, Beni, Oruro, Chuquisaca y Potosí estarán de acuerdo con perder representación e influencia política? Los Estados se fracturan cuando su población se encuentra representada de manera injusta, por tanto optan por sus propios sistemas políticos, por medio de sangrientas revoluciones. Eliminar el Senado de la República Con gran entusiasmo, diversas organizaciones políticas, vienen sosteniendo la eliminación del Senado de la República del texto constitucional y por tanto de la estructura estatal, para dar paso así a la creación y funcionamiento de una sola cámara legislativa denominada Asamblea Plurinacional. La creación de una sola cámara legislativa en sustitución del sistema bicameral es uno de los ejemplos más palpables de profundas transformaciones en el Estado y también de graves errores de criterio que pondrán en riesgo la unidad del Estado boliviano y del territorio. El Artículo 57º del proyecto de Constitución Política del Estado (Propuesta Consensuada del Pacto de Unidad), documento que según fuentes cercanas al MAS, tiene un 90 % de aprobación y consenso interno, sostiene que: “El Poder Legislativo se ejerce a través de la Asamblea Plurinacional. Es unicameral; está compuesta por representantes de todas las naciones y pueblos indígenas originarios campesinos, afrodescendientes y comunidades interculturales, elegidos, nominados o designados directamente por normas propias; y, por representantes de las circunscripciones uninominales y departamentales con equidad de género, elegidos por voto universal y directo”. Según el proyecto del Pacto de Unidad, la Asamblea Plurinacional tendría 167 miembros (Artículo 58º), los cuales se conformarían de la siguiente manera: a) 70 representantes de cada una de las naciones y pueblos indígenas originarios campesinos, 99 100 "OPINIONES Y ANÁLISIS" Reflexiones finales Los temas reseñados, reelección, sistema de representación, tiempo de mandato, voto a los 16 años y voto de los bolivianos residentes en el exterior, están conectados y una modificación en un aspecto puede demandar el cambio de otras disposiciones constitucionales. Cada uno de los temas reseñados es complejo en sí mismo. Las consecuencias políticas de las posibles modificaciones que se intenten en la Constitución Política del Estado a cargo de la Asamblea Constituyente, tendrán impactos importantes en el funcionamiento global de la democracia y en ese sentido afectarán las características del régimen electoral, el cual –según las modificaciones que se efectúenpuede llevar a la pérdida de transparencia y favorecer a determinadas corrientes ideológico políticas o proyectos políticos. Existen grupos interesados en producir determinados cambios en el régimen electoral, animados por la idea de obtener circunstanciales e inmediatos beneficios políticos: ganar elecciones. Si la Asamblea –entre otras cosas- provee al sistema político nuevas reglas de juego que amplíen y mejoren el rendimiento político electoral del partido de gobierno, esta entidad como instrumento político será eficiente para el éxito político gubernamental. La reforma en el campo electoral es fundamental en la lógica de cambio estructural en los diversos ámbitos, social, económico y político. La Asamblea Constituyente puede proveer al país los instrumentos jurídico-políticos para iniciar un proceso de renovación sustancial del Estado boliviano. Pero también la Asamblea en lugar de proveer renovadas reglas de juego jurídico-políticas (un nuevo texto constitucional), podría no entregar nada y por tanto ser un completo fracaso. 101 "OPINIONES Y ANÁLISIS" La tercera opción entre estos dos extremos, es que la Asamblea, por las presiones de diversa índole y sentido que se ejercen sobre ella, desde los sectores que quieren un éxito completo y los que esperan un rotundo fracaso, entregue más o menos cerca del primer plazo estipulado (agosto de 2007), un documento híbrido. Resultado de un tira y afloja entre visiones y posturas políticas opuestas. Que por una parte signifique un punto de apoyo a las iniciativas gubernamentales para producir cambios en el Estado; y por otro lado coloque algunos frenos en el texto constitucional, que provean seguridad a diversos sectores de la sociedad boliviana con el propósito de preservar derechos individuales y garantías frente a la avalancha política que intenta suprimir, restringir o transformar algunos de estos derechos ciudadanos. Como se intentó reflejar a lo largo del presente texto, lo que la ciudadanía puede esperar de la Asamblea, no es la solución definitiva e inmediata a la acumulación de problemas o crisis que vive el país, ni la refundación del Estado en sentido estricto. Como todo instrumento político y público, la Asamblea, proveerá lo que la dinámica de la política así lo permita. Para algunos puede ofrecer éxitos políticos acumulables a la presente gestión gubernamental, y por otro lado, resistencias a dichos propósitos. Las resistencias pueden ser vistas o admitidas a su vez como éxitos políticos de la oposición. Los recursos jurídico-políticos que entregará la Asamblea al país, las supuestas reformas, serán necesariamente el resultado de una transacción política. De un acuerdo interno en la Asamblea que será el reflejo de un acuerdo externo a la misma, que en última instancia debe pasar por la aprobación ciudadana a través del mecanismo del Referéndum constitucional. Si bien la propaganda tendrá un rol importante para su aprobación o rechazo, también tendrán un papel destacado, importante y necesario los diversos 102 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" medios de comunicación independientes, para mostrar virtudes y defectos del nuevo texto de la Constitución. dependerá de las posiciones que se adopten frente a las propuestas que ella -la Asamblea Constituyente y los constituyentes, hombres y mujeres nacidos en esta patria- realicen. Es altamente probable que estos acuerdos o puntos de equilibrio no satisfagan a todos y que se perciban como imposiciones de la mayoría a las minorías políticas. Lo valioso de la vigencia de las libertades democráticas es su capacidad de denuncia, crítica y debate. Ahí radica la fortaleza de la institucionalidad democrática y de las instituciones democráticas que hoy se hallan en pleno funcionamiento. Si el nuevo texto es el resultado de ciegas imposiciones y existen medios de información independientes, se puede esperar una reacción crítica de la población respecto del nuevo texto constitucional. Ante el riesgo y amenaza de un revés electoral propiciado por la ciudadanía a través del voto en el referéndum, los constituyentes podrían realizar este cálculo y optar por una redacción menos radical e irritante. En intervenciones y ocasiones anteriores de la AC, se ha verificado este comportamiento. No se debe descartar que el producto que la Asamblea entregue al país, sea asimilado por algunos sectores intransigentes, como una colección de motivos para nuevos conflictos sociales y políticos. Que de ninguna manera permitan concluir al actual gobierno con la anunciada reforma del Estado y la sociedad. Estas radicalizadas posiciones del gobierno y AC, por implantar cambios a como dé lugar, y la resistencia social al cambio, exacerbarían el conflicto hasta el punto de obligar a salidas no democráticas. En todo caso, la Asamblea habría cumplido su misión y su rol como instrumento político. Aportando con el peor de los recursos políticos: el conflicto. La alternativa que queda entonces sería el de endurecer la democracia y si esto fuera así, la Asamblea habría iniciado un proceso que conduce al autoritarismo. ¿Qué podemos esperar de la Asamblea Constituyente? Mucho, poco y nada. Todo 103 104 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" LOS PARTIDOS POLÍTICOS EN EL “CAMBIO” de repartir culpas sino de preguntarse si son prescindibles y pueden ser sustituidos por otras formas de mediación en los regímenes democráticos. Jimena Costa Benavides* “Ubicados como un sector que sólo vela por intereses pragmáticos y sectarios, se ha llegado a admitir la prescindencia de los partidos en el sistema político, habida cuenta también de que sus acciones se relacionan cada vez más al enriquecimiento ilícito, la corrupción y la falta de representación de los sectores e intereses sociales”. (Informe Diagnóstico sobre el Sistema de Partidos Políticos con Representación Parlamentaria. fBDM, 2003: págs. 255 y 256). Propongo pues, analizar la situación de los partidos políticos en Bolivia, pero no en sí mismos -hacia adentro-, sino con relación al entorno en el que actúan y con relación a los posibles “sustitutos” en las funciones que hoy -bien o mal- cumplen, para lo cual primero, quiero establecer algunos acuerdos con usted querido/a lector/a, acordar ciertos supuestos que marcan el contexto del análisis: - La cultura política boliviana mantiene rasgos autoritarios y tiene como características centrales comportamientos prebendales, clientelares, caudillistas, patrimoniales, patriarcales1 y especialmente estatólatras. - La mencionada estatolatría 2 ha llegado al punto de convertirse en una especie de relación esquizofrénica entre sociedad y Estado: la sociedad espera todo del Estado, y todo lo que viene de él es cuestionado por insuficiente, al mismo tiempo, se reconoce al Estado como un padre que atiende las necesidades de sus hijos, pero no se acepta plenamente su autoridad y sus atribuciones3. Introducción En los últimos años y a nivel mundial, los partidos políticos, están atravesando profundas crisis. ¿Será por la irrupción de nuevos actores de la política?, ¿será por el desgaste de gestión?, ¿será por los errores cometidos?... En todo caso es así, y de lo que se trata no es * Licenciatura en Ciencias Políticas en la Universidad Mayor de San Andrés. Maestría en Ciencias Sociales con mención en Análisis Político (FLACSO). Maestría en Gestión de Políticas Públicas en Maestrías Para El Desarrollo, Harvard Institute For International Development, Universidad Católica Boliviana. Candidata egresada del Doctorado en Estudios Culturales Latinoamericanos de la Universidad Simón Bolivar. Postdoctorada del Programa de Cultura, Política y Transformaciones Sociales en tiempos de Globalización de la Universidad Central de Venezuela. Autora de varios trabajos de investigación. Ha escrito artículos para diferentes medios de prensa, actualmente es columnista de análisis políticos en varios medios escritos de prensa. Es consultora e investigadora. 105 1 Sobre el punto, sugiero revisar el amplio material bibliográfico del Doctor H.C.F. Mansilla, quien en diversos trabajos aborda la temática. 2 Cfr. Calderón Fernando, et.al. Paradojas de la Modernidad. 3 Hace pocos días atrás estuve visitando la Mina San Cristóbal en Uyuni, y más allá de la impresión de conocer la mina más grande del país, me llamó la atención que la comunidad cercana -San Cristóbal- determina ciertas acciones y relaciones 106 "OPINIONES Y ANÁLISIS" - - - "OPINIONES Y ANÁLISIS" acceso a redes de poder que posibiliten el logro de beneficios particulares4. La visión estatólatra se complementa con una concepción del Estado como mecanismo de acceso a redes de poder para lograr el beneficio particular, por tanto es visto como un “botín” del que buscan beneficiarse quienes acceden a los cargos públicos -electivos o no- por eso, el espíritu que rige la acción de los bolivianos que acceden al poder político es la búsqueda del beneficio particular –de si mismos, sus familias, su comunidad inmediata, su ciudad, su sector, su región, su étnia, su partido–, se pierde de vista el interés general, y se amplia la brecha entre sociedad y sistema político. El déficit de cultura democrática de la sociedad se refleja en los comportamientos de los políticos, quienes inician su vida como “dirigentes sociales”, luego dan el salto a la palestra nacional como dirigentes partidarios, y por supuesto, reproducen las prácticas que los acompañaron siempre desde que estaban en la “sociedad”. Por las razones señaladas, y posiblemente también producto de la desideologización de los partidos en las últimas décadas, se ha producido un cambio sustancial en la relación sociedad – partidos políticos: la sociedad ha dejado de verlos como organizaciones con propuestas de futuro, para pasar a verlos como 1) agencias de empleo por período más o menos estable (lo que dure la gestión), y 2) como de la empresa bajo el argumento de que la mina “es de ellos”, es decir, que no existe noción del Estado boliviano como propietario de los recursos naturales, a ejemplos como este me refiero en este parágrafo. 107 - En diciembre de 2005 cambió el gobierno, no el Estado ni mucho menos la cultura política, por lo que el escenario actual para analizar los partidos -incluyendo al MAS- es el mismo que existía el 2003 o el 2005. Dicho en simple castellano, en esto del sistema de partidos hay cambios en número y en siglas, pero no hay un cambio ideológico ni de comportamientos, o sea que masistas, “sin miedo”, miristas o movimientistas, provienen de la misma sociedad y son portadores de las mismas limitaciones y virtudes. Acordados tales criterios, vamos al análisis. I. Los diagnósticos, los síntomas y las recetas … Para no repetir un intento de diagnóstico de la situación de los partidos políticos en Bolivia, voy a referirme a las conclusiones de dos investigaciones previas sobre los mismos: el “Diagnóstico del Sistema de Partidos Políticos con Representación Parlamentaria” publicado inmediatamente después de la crisis de 2003 por la Fundación 4 A esta percepción no escapa el MAS, por eso “las bases” también esperan cuotas de poder para repartir cargos públicos entre los hermanos y compañeros que trabajaron en la campaña y sobre todo, esperan el cumplimiento de promesas electorales de accesos a algún beneficio: Ministerio, política pública a favor, llámese ampliación del área de producción de coca, o lo que fuese. En eso no hay cambio, al MAS le pasa igual que al MNR o al MIR: “las bases” son igualmente angurrientas de un pedacito del botín estatal. 108 "OPINIONES Y ANÁLISIS" Boliviana para la Democracia Multipartidaria (fBDM); y el capitulo boliviano de “Los Partidos por Dentro. Cambios y continuidades en las organizaciones políticas de los países andinos” publicado por IDEA Internacional en enero de este año y cuya investigación fue culminada en diciembre de 2005 en el escenario pre electoral de la mayoría absoluta. En el primer diagnóstico están incluidos el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), Movimiento de la Izquierda Revolucionaria Nueva Mayoría (MIR-NM), Acción Democrática Nacionalista (ADN), Movimiento al Socialismo (MAS), Nueva Fuerza Republicana (NFR), Movimiento Indígena Pachakuti (MIP), Movimiento Bolivia Libre (MBL), Unidad Cívica Solidaridad (UCS) y Partido Socialista (PS), y entre otras afirmaciones, las conclusiones señalan que las características centrales de los mencionados partidos en el momento previo a la crisis del 2003 eran: "OPINIONES Y ANÁLISIS" - Pérdida de una visión de largo plazo y de orientación política del país. - Baja legitimidad, que les obliga a hacer concesiones permanentes a los sectores sociales. La investigación publicada por IDEA Internacional, incluye al Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), Movimiento de la Izquierda Revolucionaria Nueva Mayoría (MIR-NM), Acción Democrática Nacionalista (ADN), Movimiento al Socialismo (MAS), Nueva Fuerza Republicana (NFR), Movimiento Indígena Pachakuti (MIP), Movimiento Sin Miedo (MSM) y Unidad Nacional (UN), y algunas de las conclusiones de la misma en el 2005, o sea dos años después del diagnóstico anterior y en un escenario muy distinto, son las siguientes: - Los partidos deben encarar procesos serios, sistemáticos y militantes de democratización interna. - Alta concentración de la organización alrededor del jefe del partido. - Se muestran altamente caudillistas y personalistas y esta característica ha dificultado la democratización interna. - Fraccionamiento interno. - - Procesos de institucionalización débiles. - Casi total ausencia de factores ideológicos que cohesionen a la organización. En los partidos más jóvenes la concentración de poder en las cúpulas y el personalismo se atenúan, factor que parece tener relación directa con las exigencias de la Corte Nacional Electoral. - Persistencia de comportamientos como padrinazgo, nepotismo, prebendalismo, clientelismo y caudillismo. - - Participación casi generalizada en la distribución de beneficios en el aparato público para aprovechamiento personal o particular. La CNE debe hacer un seguimiento más cercano a los partidos, sobre todo en cuanto a temas de cumplimiento de estatutos internos y para garantizar el cumplimiento de la Ley de Partidos y del Código Electoral. - En algunos casos, los estatutos son simples formalidades que no modifican efectivamente los comportamientos en las relaciones internas. 109 110 "OPINIONES Y ANÁLISIS" - Las instancias destinadas a cuidar el comportamiento ético de los militantes están supeditadas a las prácticas informales que tienden a expulsar -no a procesar- a quienes piensan distinto a los miembros de la cúpula o al Jefe del partido. - Quienes definen los cambios centrales en las líneas políticopartidarias son el líder del partido, los dirigentes ejecutivos y regionales, y los miembros de la bancada. - Ningún partido administra políticas específicas de formación política para sus militantes mujeres ni promueven su incorporación en cargos de decisión. - Los jóvenes no tienen cuota ni son objeto de políticas específicas de formación política lo que afecta negativamente a la renovación de liderazgos. - En la mayoría de los casos, los encuentros internos sólo se producen en coyunturas electorales. - La elección de candidatos responde a una cultura política fuertemente caudillista que hace que los jefes de partido se conviertan casi automáticamente en candidatos a la Presidencia. - No hay seguimiento al cumplimiento de postulados por los militantes. Después de revisar los resultados de ambas investigaciones y otros dos años después, la pregunta es si se ha producido un cambio en el sistema de partidos, y la respuesta inmediata es no, no han cambiado significativamente y en la negativa se incluye el partido más grande del sistema boliviano al presente: el Movimiento al Socialismo. 111 "OPINIONES Y ANÁLISIS" Si el siguiente cuestionamiento es ¿por qué no hay cambios en el sistema de partidos si se evidencian cambios en el sistema político general?, la respuesta se encuentra en los supuestos que planteo en la introducción y que obligan a realizar el análisis de los partidos en el contexto en el que se mueven y nunca aislados, es decir que es absurdo pedirles a los partidos que cambien cuando no se ha producido un cambio efectivo en los comportamientos ni en la cultura política de la sociedad. No se puede pues hablar de cambios efectivos aunque el sistema presente nuevas siglas, hayan nacido y fallecido algunos partidos con exclusivos fines electorales, ni siquiera aunque hoy sean menos las organizaciones registradas. Al contrario, el que tengan existencias efímeras, que se incremente la volatilidad de los partidos en el sistema, y el que sean menos son señales de que aún los cambios no se producen. Para poner nada más un ejemplo, es bueno recordar que en los últimos cinco años han obtenido personería jurídica y la han perdido: Movimiento Indígena Pachacuti (MIP), Katarismo Nacional Democrático (KND), Partido Fuerza Jóven (PFJ), Alianza Social Patriótica (ASP), Vanguardia Institucional Mariscal de Ayacucho (VIMA), Movimiento Cambio Ciudadano (MCC), Libertad y Justicia (LJ), Movimiento Bolivariano (MOVIBOL), Transformación Democrática y Patriótica (TRADEPA), Frente Patriótico Agropecuario de Bolivia (FREPAB), Plan Progreso (PP), Unión Social de Trabajadores de Bolivia (USTB) y el Movimiento AYRA; eso sin tomar en cuenta que algunos grandes del pasado también han perdido su personería: Conciencia de Patria (CONDEPA), Falange Socialista Boliviana (FSB), Movimiento Revolucionario Tupak Katari de Liberación (MRTKL), Partido Comunista Boliviano (PCB), Partido Socialista (PS) y Vanguardia Revolucionaria 9 de Abril (VR-9). 112 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" De tal modo que el actual sistema de partidos está formado por nueve organizaciones -seis de las cuales están incluidas en las dos investigaciones mencionadas-, que son las siguientes. De cualquier modo, y para no dejar fuera aquellas organizaciones que vienen con nombre nuevo y seguramente las mismas limitaciones y virtudes de los partidos, debemos incluir a las Agrupaciones Ciudadanas, no así a los Pueblos Indígenas ya que aunque 53 validaron su existencia ante la CNE para las Elecciones Municipales 2004, ninguna de éstas organizaciones tiene personería jurídica a nivel nacional. Cuadro 1 En cuanto a las Agrupaciones Ciudadanas, 221 obtuvieron personería jurídica para las Elecciones Municipales 2004, y la única de ellas que tiene personería a nivel nacional es Alianza Siglo XXI -respaldo de Poder Democrático y Social (PODEMOS)-, más una nueva posteriormente aprobada. En resumen y para no dejarlas fuera ya que aunque con nombre distinto son más de lo mismo, existen dos Agrupaciones Ciudadanas vigentes a nivel nacional: Cuadro 2 Un sistema con 11 organizaciones de las cuales solo 4 tienen representación parlamentaria (MAS, PODEMOS, UN, MNR), 2 están al borde de la extinción (ADN, UCS), uno es completamente nuevo (MUSPA) y los demás se han mantenido vigentes a nivel nacional en alianza con otros partidos. 113 114 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" Ahora bien, digo no hay cambios significativos en sus comportamientos, pero el que sean menos no contribuye al pluralismo político, especialmente necesario en la pluriculturalidad. El Parlamento de 2002 tenía 9 partidos, el actual tiene 4, y de mantenerse la polarización entre “media luna” y “medio Evo”, la tendencia es a que sean menos. La comparación entre ambos momentos es la siguiente: pero ningún partido transita a la democracia. De los nueve partidos quedan cuatro. Mapa de posicionalidad 1 Lo lamentable, es la ausencia de una postura democrática desde la izquierda y desde la derecha, y más lamentable aún, es que el vacío de oferta democrática no se restringe al Parlamento, es que no existe. Ese es el principal déficit de la democracia en la actual coyuntura. El 2002 teníamos un Parlamento en el cual la única oferta democrática -desde la izquierda- era el Movimiento al Socialismo. Para el 2007, el MAS ha transitado hacia el cuadrante de izquierda autoritaria 115 Además, debe empezar a preocuparnos esta tendencia a la disminución del número de partidos, más aún tomando en cuenta la posibilidad de que la Asamblea Constituyente elimine la Cámara de 116 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" Senadores y todos los diputados pasen a ser uninominales. El sistema de mayorías, gradualmente puede llevarnos a un sistema bi partidario polarizado, y si el medio centenar de partidos que ha estado actuando las últimas dos décadas, en su diversidad no ha sido capaz de representar a la sociedad pluri-multi, mucho menos lo serán dos monstruos, que además probablemente basen la acción en consignas y no en eficiencia de gestión. democrática-, y los vicios que se detectan en los partidos, o en cualquier otra organización política no partidaria son los mismos de la sociedad, ya que sus miembros provienen de ella. Entonces ¿por qué se ha envilecido de tal forma sólo a los partidos?, o al revés ¿por qué se supone que los “movimientos sociales” son un manojo de virtudes? Creo que el sesgo tiene que ver con al menos un par de razones: el rol de los medios de comunicación y probablemente más que con los medios en general, con los periodistas que cubren las noticias en particular, quienes se han encargado cotidianamente de encontrar, resaltar y difundir los errores y delitos, pero no las buenas decisiones de políticas y los resultados positivos; otra razón es un rasgo cultural: la necesidad de auto-victimarse y de encontrar culpables y enemigos que justifiquen nuestra propia estupidez, por ejemplo, el partido que más culpas recibe en el reparto colectivo del juez popular, es el MNR, sin embargo ese mismo partido ganó las elecciones generales de 1989, 1993, 2002, es más, en los tres casos con Gonzalo Sánchez de Lozada como candidato a la Presidencia. II. ¿Por qué menos democracia? En la presentación de “La Política por dentro”, el representante para América Latina de IDEA Internacional Dr. Daniel Zovatto decía “La única manera de resolver los problemas de la democracia es con más y mejor democracia no con menos democracia, la única manera de superar la mala política es con buena política, no sin política”. Me adscribo a tales afirmaciones y además me pregunto por qué les exigimos sólo a los partidos ser democráticos e institucionalizados, cuando el resto de las organizaciones políticas, sociales, grupos de presión, grupos de interés, movimientos, agrupaciones, etc., no lo son. Jorge Lazarte, el analista político hoy constituyente, en diversas oportunidades se refiere a la boliviana como una democracia sin demócratas y también me adscribo5. Dicho de manera simple: los problemas detectados en los partidos no son sino reflejos de los problemas de la sociedad boliviana. El diverso y fragmentado “pueblo” del que se nutren los partidos ha dado amplias muestras de su cultura política -por lo menos poco 5 La memoria colectiva –corta o larga– es ampliamente selectiva y después de que son los partidos tradicionales quienes promovieron importantes reformas políticas sólo son cuestionados por sus errores –por cierto, muchos–, pero no hay un equilibrio, y el problema mayor es que a raíz de algunas organizaciones partidarias, la forma de mediación “partido” pasa a ser satanizada. Las siguientes gráficas del Informe Nacional de Desarrollo Humano 2007 del PNUD muestran que la sociedad prefiere a las “organizaciones sociales” frente a los partidos, gracias a esa imagen positiva construida alrededor de ellos. Cfr. Lazarte, Jorge “Entre dos mundos: La Cultura Democrática en Bolivia”. 117 118 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" Gráfica 1 La idea de que pueden ser sustituidos por otras formas de mediación no es inusual, y la siguiente gráfica muestra el grado de aceptación de esa idea: Definición de quién debe subordinarse ante quién, entre autoridades elegidas y representantes sociales, según geografía Gráfica 2 Opinión sobre quiénes pueden sustituir a los partidos, según geografía* Fuente: Informe de Desarrollo Humano del PNUD – 2007. Lo social y lo político… Se considera la política un campo donde predominan las peores características del ser humano, como muestra el Informe de la Fundación Multipartidaria: La asociación semántica presenta a los partidos políticos y a la política misma como un campo de corrupción, descaro, escándalo, abuso y autoritarismo. No es por nada, entonces, el sentido de que existe una incapacidad generalizada de todos los partidos –de cualquier posición ideológica, en gobierno u oposición– para resolver satisfactoriamente las demandas del país”. (fBDM, 2003: páginas 256 a 257). 119 Fuente: Informe de Desarrollo Humano del PNUD - 2007. * La pregunta 82 del cuestionario dice: “Si no son los partidos políticos, ¿Quiénes deberían representar a los ciudadanos en una democracia?”. 120 "OPINIONES Y ANÁLISIS" Sin embargo, en el reparto de culpas, pocos aceptan que los últimos veinte años votaron por alguno de los partidos tradicionales, que sólo entre MNR, ADN y MIR concentraron entre el 42% y el 65% de los votos de acuerdo a resultados oficiales de los distintos procesos electorales, y pocos asumen que los partidos no son otra cosa que un reflejo de la sociedad en la que actúan, es decir que son: - Personalistas y caudillistas, porque organización sin caudillo no prospera, los electores buscan el vínculo emotivo-afectivo con el caudillo, no buscan líderes institucionales que le devuelvan la responsabilidad al elector. - Centralistas en el manejo del poder, la resistencia a llevar adelante un proceso autonómico y descentralizador muestra cuan centralista es la sociedad, al menos en la zona andina, y los partidos responden a esa demanda de abajo hacia arriba, por supuesto con la aquiescencia de sus jefaturas. - El fraccionamiento interno es producto de una casi total incapacidad de procesar los disensos en las organizaciones, quien piensa distinto está equivocado y se lo expulsa, o se escinde, y eso lo vemos también en el hecho de que han habido dos CSUTCB, cinco FEJUVES en La Paz, etc. - Quien se opone al Jefe o al Comité Ejecutivo es un traidor y es expulsado, pero eso es nada más un reflejo de la intolerancia de la sociedad, incluso en las comunidades indígenas quien quiere pensar distinto debe ser convencido de su error, la mayoría manda y el pueblo siempre tiene la razón, de modo que el principal enemigo de la democracia 121 "OPINIONES Y ANÁLISIS" al interior de las organizaciones políticas no es sólo el Jefe, acaba siendo el colectivo que “regula” la opinión y las propuestas de quienes piensan o pretenden pensar distinto. No son asuntos partidarios, son problemas culturales. Los partidos no son muy democráticos, pero los sindicatos tampoco y en la asamblea comunal no deciden las mujeres. Son limitaciones que compartimos los diversos y que atraviesan étnias, regiones, clases, etc. No debemos exigirles sólo a los partidos el ser democráticos, pero sí debemos exigirles el cumplimiento de sus funciones de mediación, ya que tienen una ventaja: son decisores al interior del sistema político, sea desde el gobierno o desde el Parlamento, sin embargo, los grupos de presión canalizan, pero no para dar soluciones sino para exigirlas -a través de pliegos petitorios de incontables puntos-; los medios de comunicación canalizan, pero no resuelven ni diseñan políticas públicas, los partidos sí. La mayoría de la gente considera que el partido ha dejado de “mediar” para pasar a representar intereses particulares, probablemente por eso en el Parlamento las bancadas siempre fueron más fuertes que las brigadas; sin embargo, si bien se ha considerado que “los partidos” como un ente monolítico y homogéneo tomaban decisiones calculadas para alcanzar beneficios para su militancia, en realidad la lucha política y la correlación de fuerzas con una sociedad en permanente movilización y presión, muestra que también han respondido al mandato de los caprichosos movimientos sociales que si no reciben lo que piden impiden gobernar. Ante sus crisis de legitimidad, los partidos en función de gobierno acabaron diciendo “si” a todo aún sin poder cumplirlo, y nos llevaron a una acelerada pérdida de confianza en el sistema político por parte de la sociedad. 122 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" Además, los frecuentes procesos electorales que nos han llevado a las urnas 6 veces en 5 años6, han hecho que los partidos dejen de lado sus severos problemas internos para volcarse a las campañas, los encuentros internos se han vuelto ocasiones para elegir candidatos, cerrar listas y preparar programas que no leen ni los propios militantes -menos los electores que no votan por haber seleccionado el mejor programa de gobierno tras un exhaustivo análisis comparativo de todas las organizaciones en campaña-, es más, algunos partidos no preparan programas sino “trípticos” para acomodarse a unos electores que no son muy proclives a la lectura. Aún en el momento actual, la mayoría absoluta no resuelve el mencionado problema ya que aunque en la alianza de gobierno son sólo dos partidos –MAS y MSM–, son muchas las organizaciones sindicales, sectoriales y corporativas que son parte del pacto y que portan intereses específicos para apropiarse del botín-Estado, sean pegas, ministerios o políticas públicas a su favor. La relación utilitaria de la sociedad con los partidos hace que los militantes se ocupen muy poco del cumplimiento de los postulados ideológicos partidarios pero si mucho del acceso a cuotas de poder para compensar el trabajo realizado en la campaña, y la necesidad de establecer pactos para acceder al poder político hizo-hace que los partidos renuncien -en alguna medida- a objetivos programáticos y a principios ideológicos, de modo que las decisiones acaban siendo completamente distantes a las propuestas y ofertas realizadas por los líderes, y por operadores políticos que negocian de acuerdo a intereses y cuotas, no de acuerdo a programas, ideologías y opciones de futuro. Probablemente Carlos Sánchez Berzaín fue más nocivo para el MNR que Gonzalo Sánchez de Lozada ; u Oscar Eid más dañino para el MIR que Jaime Paz Zamora, ¿quién le hace más daño al MAS? 6 Elecciones Generales 2002, Elecciones Municipales 2004, Referéndum sobre Hidrocarburos 2004, Elecciones Generales y de prefectos 2005, Referéndum sobre Autonomías 2005, Elección para Representantes a la Asamblea Constituyente 2006. 123 Por supuesto, nada es absoluto, hay matices y periodos. El MNR de Goni 1993 no es el MNR de Goni de 2002; el MIR-NM 2003 ni siquiera recuerda al MIR de 1972; el MAS sindical de 2005 no es igual al MAS indigenista de 2006; y así sucesivamente. Dependiendo del partido y del periodo, cada uno de ellos ha contribuido a la construcción de la institucionalidad que ha posibilitado el tránsito entre un Estado en quiebra, decadente, como una caja negra sobre la que nadie tenía información y control, hacia un Estado con instituciones que permiten poner límites al uso arbitrario del poder, con mecanismos más transparentados e incluyentes. Claro, no ha sido suficiente, y lo que hicieron los partidos por el bien común lo pueden deshacer los “movimientos sociales” por el bien particular. III. ¿Por qué siguen siendo importantes para la democracia? Existen distintas formas de “medir” la democracia, y en todas ellas, los partidos son centrales no sólo por ser los principales mediadores sino por su capacidad de agregación. Cuando Robert Dahl habla de su poliarquía -régimen cuyos actos presentan una relativamente estrecha correspondencia con los deseos de relativamente muchos de sus ciudadanos durante un largo periodo de tiempo-, señala los siguientes tópicos como garantías de su posibilidad práctica de funcionamiento: control sobre las decisiones gubernamentales; 124 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" funcionarios electos mediante procesos imparciales y relativamente frecuentes; derecho de los adultos a emitir su voto; derecho a ser candidatos y a ocupar cargos públicos; derecho efectivo a la libertad de expresión; acceso a diversas fuentes de información que no estén monopolizadas por el gobierno ni por ningún otro grupo; derechos efectivos a formar asociaciones autónomas (incluidos partidos y grupos de interés) para influir en el gobierno rivalizando en las elecciones y por otras vías pacificas. Por otra parte las escalas de Gastil, plantean otras garantías similares: elecciones con sufragio universal que prueben la existencia de competencia y oposición relevantes; oposición que ha ganado recientemente las elecciones; diversos partidos políticos; candidatos independientes; candidatos y votaciones auténticos; si los elegidos tienen un poder efectivo; si los líderes en el poder han sido elegidos recientemente; si existen auténticas elecciones locales; si el régimen está libre de control de los militares7. Gráfica 3 Para la mayoría de los autores, para hablar de democracia deben al menos tomarse en cuenta: las relaciones ejecutivo-legislativo; la naturaleza del legislativo; el número de partidos y las fracturas sociopolíticas; los sistemas electorales; el grado de centralización de la administración; el ordenamiento constitucional; la existencia de técnicas de democracia directa; cómo se distribuye el poder en las sociedades democráticas. En todos los casos, los partidos son centrales. En la Bolivia actual, existe una enorme contradicción entre la imagen negativa que todavía tienen los partidos –aún el MAS–, y la confianza depositada en ellos en la práctica. El mismo IDH del PNUD muestra lo siguiente: 7 Posición sobre si puede o no haber democracia, según género, escolaridad e ingresos Fuente: Informe de Desarrollo Humano del PNUD - 2007. Por otra parte, el Informe de Equipos Mori para el Observatorio Ciudadano a la Asamblea Constituyente de Abril de 2007 muestra lo siguiente: Cfr. Caminal, Miquel. 125 126 "OPINIONES Y ANÁLISIS" Gráfica 4 De acuerdo a su opinión, la representación popular debe ser ejercida a través de: "OPINIONES Y ANÁLISIS" En las Elecciones para Asamblea Constituyente: 68% son representantes de partidos políticos 32% son representantes de agrupaciones ciudadanas Al final de cuentas, después de desquitarnos con ellos y echarles la culpa de todo, el momento de emitir el voto, optamos por los partidos. O somos todos locos, o en el fondo, coincidimos con todos los que piensan que los partidos son los principales actores de mediación política en la democracia. Comentarios finales Fuente: Observatorio Ciudadano a la Asamblea Constituyente. Y para resumir: La primera participación electoral de agrupaciones ciudadanas y pueblos indígenas en las elecciones municipales de 2004 mostró una significativa preferencia por la representación partidaria: 77% de concejales son representantes partidarios; 17% son representantes de agrupaciones ciudadanas; 6% son representantes de pueblos indígenas. En las Elecciones Generales 2005: 71,34 % son representantes de partidos políticos 28,6% son representantes de la alianza PODEMOS 127 Me imagino que después de un par de décadas en el ejercicio del poder, de ser gestores públicos, desgastarse con la gestión y cometer errores, los nuevos actores de la política estarán en la misma –o peor– situación que los partidos hoy, y será entonces que nos preguntemos si la solución pasaba por sustituir unos por otros, o más bien por corregir los problemas y errores de las organizaciones partidarias existentes. Por supuesto, les exigimos mucho a los partidos en cuanto a democracia pero muy poco al resto, y es un exceso querer partidos democráticos en sociedades con cultura política no democrática, y sobre todo es injusto querer democracia sólo en los partidos y no cuestionarnos sobre las prácticas de los movimientos o grupos de presión que hoy son más representativos y legítimos. Para no quedar en simples comentarios, creo que hay algunas tareas posibles y urgentes, para contribuir al proceso que atravesamos en el presente: Necesitamos fortalecer a los partidos políticos, no a los mañosos, sino a los que tengan voluntad real de renovación. 128 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" Debemos exigir democracia interna a todas las instancias de mediación, no sólo a los partidos ¿por qué los sindicatos no tienen cuota de participación de mujeres en sus cargos electivos?, ¿por qué nadie “regula” a los movimientos como la CNE a los partidos? Bibliografía Debemos fortalecer a la Corte Nacional Electoral en sus funciones de regulación y en su capacidad de sanción. Necesitamos difundir un cambio ideológico que invite a la sociedad al activismo político abandonando lógicas utilitarias, y reforzando la creencia en el cambio y en las metas colectivas. Cuando digo cambio, no es una expresión simplemente discursiva como muchas veces en el presente, cambio implica no sólo circulación de viejas élites hacia otras nuevitas y más diversas pero con los comportamientos del pasado. Cambio significa, volver a pensar la totalidad en su diversidad, y construir metas comunes, incluso comunes a los adversarios. 129 CALDERÓN, Fernando, et. al. (1994): Paradojas de la Modernidad. Fundación Milenio, La Paz, Bolivia. CAMINAL, Miquel : Manual de Ciencia Política, Editorial Technos, Madrid. COSTA, Jimena (1999): Ley de Partidos Políticos: cuando las decisiones afectan a quienes deciden. Informe R. CERES. Junio. CORTE NACIONAL ELECTORAL. Código Electoral. La Paz. CORTE NACIONAL ELECTORAL. Ley de Partidos Políticos. La Paz. COSTA, Jimena (2004): “Participación y Representación Política de las Agrupaciones Ciudadanas”. En: Opiniones y Análisis Nro. 71. Fundación Hanns Seidel, FUNDEMOS, La Paz, Bolivia. 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La Paz. 131 132 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" CRISIS INSTITUCIONAL Y LUCHA POR EL PODER EN BOLIVIA en el Estado. No obstante, detrás de las reivindicaciones indígenas y autonomistas se solapa una encubierta y a veces descarnada lucha por el poder político. Jorge A. Kafka Zúñiga* A los señores del fuego –el herrero y el alquimista- les sucede el señor de la palabra, el señor que conquista opiniones y voluntades con la magia de la palabra: si los primeros querían modificar la realidad mediante el poder del fuego, los segundos lo conseguirán mediante la fuerza de la palabra. (Del Rey Morato) Introducción Fruto de los procesos políticos y sociales desencadenados en Bolivia desde comienzos del nuevo milenio, hoy en día se han hecho visibles las fuerzas sociales que históricamente pugnaron por expresarse * Realizó estudios de Doctorado en Investigación con Especialización en Ciencias Políticas en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO, México), es Magíster en Ciencias Sociales con mención en Nueva Institucionalidad (FLACSO, México), es Licenciado en Ciencias Políticas de la Universidad Mayor de San Andrés, realizó cursos en Alta Gerencia, Democracia de Base y Desarrollo Local en Japón, Estados Unidos y Cuba. Fue Presidente del Colegio de Politólogos de La Paz. Ha sido Consultor en diversos organismos internacionales, funcionario de carrera del Congreso Nacional y Director General de Participación Popular. Autor de Segunda República (2001); En torno a la reforma constitucional (2002); Toma de decisiones y política exterior boliviana (1995); Los tratados internacionales y la relación entre el Ejecutivo y el Legislativo (1994). Actualmente es Consultor internacional. 133 El Movimiento Al Socialismo, que en su primer año de gestión promovió un proyecto hegemónico de matriz indígena, a la hora presente perdió la ventaja estratégica conseguida como consecuencia de los resultados de las elecciones nacionales de 2005 y del derrumbe del sistema de partidos tradicional. El costo de querer constituir una identidad indígena desde el Estado provocó lo que toda visión etnocéntrica produce, el rechazo de los que no se sienten parte de esa etiqueta cultural. La demanda autonómica de los departamentos del oriente del país, a su vez, no logró plasmarse como proyecto nacional, convirtiéndose en los hechos en una barrera de resistencia al proyecto estatal indígena. Su mayor ventaja no obstante radica en el hecho de que las elites departamentales consiguieron que la demanda autonómica sea asumida por los sectores populares como una reivindicación de masas. En este aparente equilibrio de poder, lo único evidente es que el centro político que caracterizó el modo de organización del Estado se ha dispersado de doble manera: a nivel social a través de los emergentes movimientos sociales que irrumpieron en la vida política en las jornadas de octubre del 2003 y a nivel territorial mediante la elección de autoridades departamentales. En esta cartografía de poder, consiguientemente, ya no se puede referir el Estado boliviano con un único centro político, por el contrario, se trata hoy en día de una sociedad y Estado policéntricos. 134 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" En esta nueva realidad política, signada por la crisis institucional del Estado y la difuminación del centro político, se desarrolla la disputa por el poder simbólico. En esta contienda, extendida a lo ancho y largo del territorio nacional, todos los campos de poder son objeto de disputa: la escuela, la religión, la Asamblea Constituyente, las relaciones interórganos, los símbolos patrios, etc. Con ello se ha llevado al límite una confrontación que disputa en el fondo formas de vida no compartidas, estructuradas a partir de diferenciaciones de orden racial. emergentes movimientos sociales colapsan el marco institucional del Estado y abren la ruta del poder al Movimiento Al Socialismo. Sin embargo, esta fragmentación del centro político, no sólo se desplaza al ámbito social, sino también al ámbito territorial, a través de las autonomías departamentales. En este escenario, se analiza la configuración de una lucha por el poder simbólico y los diferentes recursos utilizados para su implementación. Esta realidad emergente, fruto de la segmentación social, política y territorial del país constituye el eje central del presente documento, el cual abordará el análisis de los factores que llevaron a la crisis institucional del Estado unitario y la democracia y de los proyectos políticos que disputan el poder en la coyuntura presente. En esa medida, se analiza el impacto del proceso de globalización en las unidades territoriales nacionales y en la política. Particular énfasis se da a la emergencia de una nueva sociedad policéntrica, la cual refleja contemporáneamente el retorno hacia un nuevo periodo medioeval, caracterizado por la existencia de múltiples centros de poder y la generación de estructuras de decisión solapadas y el desarrollo de prácticas políticas proclives a desarrollar múltiples lealtades. Asimismo, se destaca que la globalización también impulsa la creación de una nueva sociedad civil global, encarnada por los nuevos movimientos sociales, cuyas expresiones duras, nacionalismos étnicos y fundamentalismos, se han constituido en factores de disgregación y desmoronamiento del Estado nación. Finalmente, se identifica a la Asamblea Constituyente como la instancia que sincronizará la conflictividad social y política del país. A ella concurrirán en su momento definitorio no sólo las demandas sectoriales y regionales, sino los proyectos de poder indígena y autonómico departamental que han polarizado política, social y territorialmente a Bolivia. El desenlace de esta encrucijada histórica que se plantea será resultado del manejo de los recursos que utilizará cada uno de los actores en disputa en la presente coyuntura. 1. Crisis del Estado - nación y la democracia: una perspectiva teórica La intensificación de las transformaciones globales económicas, políticas y sociales han ocasionado el declive o crisis del modelo de organización política del estado nación. El núcleo moral y político de dicho modelo basado en el reconocimiento de los derechos fundamentales de las personas (morales y jurídicos), la separación de poderes (legislativo, ejecutivo, judicial) orientado a controlar el poder del Estado (Vallespin; 2005), se encuentra en cuestión. Asimismo, se indaga sobre la dispersión del poder producida por la emergencia de diferentes centros políticos en la sociedad boliviana, condensados en las movilizaciones de febrero y octubre de 2003 en Bolivia. Se da cuenta, consiguientemente, de cómo los El centro político que caracteriza al Estado unitario, aquel que imponía en el territorio nacional una administración e institución comunes, así como un ordenamiento jurídico homogéneo (García 135 136 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" Guitián; 2005), se fragmenta en múltiples centros de poder. Se trata de una sociedad centrífuga, que no tiene un solo centro de poder sino muchos, de una sociedad policéntrica o poliárquica, o en términos más fuertes policrática (Bobbio; 1997). Esta fragmentación fractura la visión unitaria del Estado-nación y hace más complejo el proceso de toma de decisiones. Se constituyen entonces nuevos centros a nivel nacional e internacional. Los Estados modernos comparten el poder con autoridades regionales y mundiales y con autoridades subestatales y subnacionales. desarrolla en un espacio ajeno al de la política nacional formal (partidos y elecciones) y se dirigen a una serie de instituciones (locales, globales y nacionales), que operan a través de vínculos con una serie de instituciones internacionales (ONGs, organizaciones intergubernamentales, estados extranjeros, Grupos de la Diáspora) y reciben a menudo fondos del extranjero (Kaldor; 2005). Este escenario policéntrico configura una nueva realidad política, marcada por el desarrollo de lealtades entrelazadas, el conflicto de visiones, interpretaciones contrapuestas de los deberes y derechos y estructuras de autoridad interconexas que desplazan las nociones de soberanía. En muchos Estados se estructuran y reestructuran concentraciones masivas de poder (aparato coercitivo, administrativo y simbólico), las cuales se hallan inmersas y articuladas con dominios fragmentados de autoridad política, con los cuales se debe negociar apoyos y recursos. El resultado de este fenómeno es la construcción de una versión moderna y secular del tipo de organización política que existió en la Europa cristiana de la Edad Media, cuya característica fundamental era un sistema de autoridades solapadas y lealtades múltiples (Held; 1992), es decir, una nueva forma medioeval de orden político universal. Al mismo tiempo que estos movimientos sociales se sumergían en las redes globales se desarrolla una nueva familia de los movimientos sociales: los nuevos movimientos nacionalistas o fundamentalistas2. A menudo estos movimientos son movimientos de masas que engloban a trabajadores y campesinos; están organizados al menos en parte, de maneras jerárquicas tradicionales muchas veces con un líder carismático; su objetivo es casi siempre capturar el poder del Estado. Tienden a reclamar el poder sobre la base de etiquetas más que ideas. Los movimientos nacionalistas étnicos reclaman el poder sobre la base de una etiqueta étnica que excluye y es hostil a otros con etiqueta distinta. Los movimientos fundamentalistas religiosos, reclaman el poder político sobre la base de la práctica religiosa y comparten con los nacionalismos étnicos su carácter excluyente. Se trata de identidades que niegan la reclamación de otras entidades3. 2 La globalización no se ha expandido sin problemas, también ha causado reacciones contra su expansión. Los individuos al ser enlazados a un mundo global pierden certidumbre, la cual busca ser recuperada aferrándose al espacioterritorio inmediato de lo local. Se produce, entonces, paralelamente a la globalización de la política, un proceso de nacionalización de la misma. Las autopistas de la información y la comunicación no sólo conducen a la interconectividad global, sino que han servido para reforzar el sentido de la importancia de la identidad y la diferencia, como visiones alternativas a la occidental. 3 Entre ellos se cuentan los movimientos nacionalistas de los Balcanes y gran parte del mundo poscomunista, comunidades religiosas (islámicas e hindúes) Junto a la globalización política emerge un conjunto actores no estatales que conforman una nueva sociedad civil global1 que demanda una democracia radical (Offe). Esta nueva sociedad se 1 Participan de ella los movimientos sociales globales, ONGs internacionales, redes de abogacía transnacional y organizaciones de la sociedad civil, entre otros. 137 138 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" Esta exclusión ha generado luchas por el poder denominadas contemporáneamente “nuevas guerras” o “guerras degeneradas”, las cuales surgen en el contexto de erosión de la autonomía y desintegración del Estado, en un contexto de debilitamiento del monopolio de la violencia legítima. Estas guerras se basan en la política de identidades, cuyo objetivo es controlar a la población deshaciéndose de cualquiera que tenga una identidad distinta (e incluso una opinión distinta), de ahí que estratégicamente se busque expulsar a la población diferente mediante diversos métodos que van desde las matanzas masivas, los reasentamientos forzosos y una serie de técnicas políticas, psicológicas y económicas de intimidación (kaldor; 2001). En este marco, los líderes inescrupulosos movilizan y asustan al pueblo en pos de sus intereses personales. Las alianzas del pasado se sustituyen, en términos de instrumentos diplomáticos de respaldo, por coaliciones ad hoc (coallitions of the willing). Estados Unidos fija la misión y luego establece la coalición para llevarla a cabo. Este nuevo escenario implica, asimismo, el reordenamiento de áreas geográficas conflictivas, como las de Oriente Medio, África, parte del Asia Central y el Este de Europa. Conlleva, en igual forma, el establecimiento y el refuerzo de nuevas alianzas comerciales y políticas en Asia, especialmente con China (López; 2004). En el plano estratégico, los atentados del 11 de septiembre de 2001 marcaron de manera simbólica el fin de la Posguerra Fría y el inicio de una nueva estructura internacional compleja y contradictoria. En este escenario, la nueva estrategia de los Estados Unidos se orienta hacia la “primacía” (Russell; 2004)4, lo cual significa que Washington no tolerará –ni en el campo militar ni en el político- ningún competidor internacional sea amigo (Unión Europea) u oponente (China). Utiliza para ello la nueva doctrina de la “guerra preventiva” que apunta a explicitar que Estados Unidos se arroga el poder de usar su poderío bélico (incluido el táctico nuclear) contra un país, independientemente de que éste se disponga a un ataque inminente contra los EE.UU. (Tokatlian; 2004). en Oriente Medio y Asia, movimientos del milenio o “new age” en África y Estados Unidos, o los movimientos contra la inmigración en Europa Occidental. 4 La política de primacía intenta consolidar, explotar y expandir las ventajas relativas de Estados Unidos desde una perspectiva nacionalista y unilateral que pone el acento en el uso preventivo del poder militar y la coerción. 139 En relación a Latinoamérica, Estados Unidos identificó dos áreas de distinta significación: la Cuenca del Caribe, que incluye el Caribe Insular, Panamá, Centroamérica y México, más Canadá es parte del perímetro externo de defensa estadounidense; a su vez, desde Colombia hasta la Argentina se extiende una región menos relevante para los Estados Unidos, en la que no deja de preocupar la situación de Colombia y de la frontera colombo venezolana, y la triple frontera Argentina, Paraguay, Brasil como zonas potenciales en términos de terrorismo (Tokatlian; 2004)5. En este contexto, la propia democracia entendida como un conjunto de instituciones tendientes a legitimar el poder político (Dahrendorf; 2003) se halla en crisis, pues para existir, como lo señala Eric Hobsbawm, necesita una unidad política dentro de la cual pueda ser ejercitada, requiere consustancialmente al Estado - nación, el cual está transformándose. Hoy en día, la democracia ha perdido la capacidad 5 Si se diferencia la subregión andina y el Cono Sur, se debe reconocer que en la primera aún existen fracturas funcionales a las fuerzas armadas y elites locales. Todavía se mantienen latentes los antagonismos entre Colombia y Venezuela, Bolivia y Chile, Ecuador y Colombia, Perú y Chile (Hirst; 2004). 140 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" de dar respuesta a tres preguntas clave: ¿Cómo podemos producir cambios sin violencia? ¿Cómo controlar a quienes están en el poder? ¿Cómo se puede capacitar a los que ejercen el poder (los gobiernos) para tomar la iniciativa que produce la acción? Las decisiones están emigrando del ámbito tradicional territorial de la democracia ocasionando que ésta se vea impotente frente a los procesos de cambio externos, en los que deciden los organismos internacionales, las corporaciones internacionales, otros gobiernos, etc. Algo más, la disponibilidad universal e inmediata de datos, que es la esencia de la globalización, permite abrir canales para eludir las instituciones tradicionales de la democracia. Esto, sin embargo, no quiere decir que los Estados no tomen decisiones cruciales y muchas veces distintas de un país a otro. Las premisas tradicionales que legitimaban a la democracia perdieron eficacia. La democracia ya no es garantía de soluciones institucionales pacíficas frente al conflicto político y la lucha por el poder6, su diseño institucional tampoco garantiza que se frenen los intentos de concentración masiva del poder y menos aún se puede afirmar que el incremento de las capacidades técnicas asegure un mejor gobierno. Con ello la democracia ha perdido el control y legitimidad de sus instituciones. Más aún, el centro de la democracia, el “gobierno de mayoría” (Bobbio; 1997)7, como parte de una teoría política del Estado - nación hacia adentro ya no existe. Este núcleo de la democracia occidental que legitimaba las decisiones políticas se ha difuminado, pues las decisiones son influenciadas por otros actores internacionales. El proceso de toma de decisiones, consiguientemente, ha dejado de ser exclusivamente un asunto doméstico, con lo que la soberanía, entendida como poder supremo, también se halla en cuestión. 6 Al respecto, Karl Popper definía a la democracia como un sistema que hace posible liberarse del gobierno sin derramamiento de sangre. 7 Es la regla con base en la cual se consideran decisiones colectivas y por tanto obligatorias para todo el grupo, las decisiones aprobadas al menos por la mayoría de quienes deben de tomar las decisiones. Si es válida una decisión tomada por la mayoría, con mayor razón es válida una decisión tomada por unanimidad (Bobbio;1997). 141 El consenso, concebido para legitimar al sistema de gobierno y al Estado, también, se hace difuso. Es difícil identificar a quien se responde y quienes forman el consenso. El entrecruzamiento de intereses y actores solapa la construcción de consensos que respondan al bien público, privilegiando la construcción de “consensos” asentados, articulados o vinculados a intereses extraterritoriales, situación que vacía el sentido del criterio de soberanía popular, en el marco de un territorio determinado. La igualdad política a su vez también se halla relativizada por la construcción de principios superiores de carácter étnico, nacional o religioso que impiden conjugar igualdad y diferencia. De esa manera, se niega toda suerte de igualdad al extranjero o quien pertenece a una minoría ya que es marginado o rechazado por inferior (Touraine; 1998). Lo individual en este caso se ve subordinado a lo colectivo. 2. Una sociedad y Estado policéntricos La formación y desarrollo del Estado boliviano ha estado marcado por la fuerte presencia de la figura presidencial, en la que 142 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" se centra todo el peso del poder político (Kafka;2001). El centro político, de esa manera, estuvo ligado a un ejercicio monocrático (Palmer; 2005) 8 del poder, cubierto por un diseño institucional constitucional que reconocía la existencia formal de diferentes órganos y el control del poder. insurreccionales desarmados del año 2003 y 2005 y la salida consecutiva del poder de varios jefes de Estado reveló con elocuencia la crisis del centro político. En la práctica, la tradición caudillista de la cultura política del país encumbró la figura presidencial como el paradigma de esa voluntad colectiva sintetizada en una sola persona. Esta definición no sólo respondía a una situación de emergencia como la generada por la creación de la nueva República, que obligaba a unir territorios inconexos y espacios deshabitados9, sino como un recurso político institucional para unir una polícroma diversidad cultural. Este modelo monocrático de ejercicio del poder se desenvolvió históricamente atravesando las instituciones de la democracia censitaria, de dictaduras militares y de la democracia representativa extensa. Los cambios en las diferentes formas de gobierno no significaron una transformación de la matriz del centro político. Esta situación se extendió a lo largo del siglo XIX y XX, comenzando a visibilizarse su resquebrajamiento en el primer quinquenio del siglo XXI. La crisis del sistema de representación, las movilizaciones sociales e indígenas, los levantamientos cuasi 8 Un solo individuo u órgano concentra en sus manos el poder último en la organización estatal. 9 La jurisdicción de la Audiencia de Charcas, conformada por las Intendencias de La Plata, Potosí, Cochabamba (incluyendo Santa Cruz de la Sierra y las gobernaciones de Moxos y Chiquitos) y La Paz (Arze; 1987). 143 Los lazos de la cultura política tradicional en Bolivia que sostenían el centro político monocrático se tensionaron y rompieron, se descoyuntaron, mostrando la distancia en la relación entre sociedad y Estado. Se configuró entonces un escenario donde se manifestaban múltiples expresiones de reconstitución política de la sociedad. Estos nuevos lazos de relacionamiento entre la sociedad y el Estado pasaron por la emergencia de nuevos centros territoriales de poder y nuevos centros de poder social. La representación departamental y los movimientos sociales configuraron una realidad policéntrica que disputa, negocia y concerta con el centro político nacional. En el caso de los departamentos, estos configuran una relación de confrontación con el gobierno nacional, inaugurando una compleja interacción entre el centro y las periferias (los departamentos). En el caso de los movimientos sociales, éstos configuran una realidad efervescente de múltiples centros no necesariamente articulados al partido gobernante. Su forma de relacionamiento con el gobierno es negociada y pactada antes que de subordinación y acatamiento. Esta nueva realidad multicéntrica se refleja también en el nuevo sistema de representación que ha venido sustituyendo de manera vertiginosa al sistema de partidos tradicional. Los medios de comunicación, las Organizaciones No Gubernamentales, los movimientos sociales y la representación regional se constituyen en una nueva red de mediación con diferentes grados de efectividad frente al Estado. 144 "OPINIONES Y ANÁLISIS" 3. La lucha por el poder simbólico 3.1. La sociedad policéntrica rumbo a la toma del poder Los movimientos sociales en un corto lapso de tiempo que va del año 2000 al 2004, han impulsado un proceso de reterritorialización espacial y política en la parte occidental del país, la cual ha configurado una nueva realidad social multicéntrica. En este corto pero intenso proceso de movilización social y política, la fuerza étnica y popular se desplaza vertiginosamente hacia el centro de la vida política y estatal del país, perforando y agrietando el sistema partidista tradicional (patrimonial). En este proceso toma diferentes formas de expresión que van desde su forma violenta, pasando por la forma democrático plebiscitaria, hasta desembocar en su forma de multitud. En este sentido, el derrotero por el que transita esta emergencia étnica se manifiesta a comienzos del nuevo milenio y se inscribe en el proceso de movilizaciones sociales y populares que arrancan con la guerra del agua en Cochabamba el año 2000, la sublevación indígena aymará de septiembre y octubre del mismo año, la marcha de los indígenas de tierras bajas pidiendo cambios políticos en la Constitución Política del Estado en el 2001 (Loayza: 2004), continúa con la conformación del cuartel indígena de Kalachaka en la Provincia Omasuyos y el bloqueo de caminos en el Chapare y Sacaba el año 2002 (García; 2004), para mostrar su configuración en términos electorales en las elecciones nacionales de ese mismo año, proyección que se consolidará en diciembre de 2005, con la victoria del MAS en las elecciones nacionales. En el 2003, después de los hechos de febrero en la sede de gobierno, mostrará su dimensión multitudinaria en “octubre rojo”, dando cuenta de su contundencia al impulsar la salida del gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada y la sucesión constitucional. 145 "OPINIONES Y ANÁLISIS" En esta medida, se puede indicar que la aglomeración étnica popular tiene dos modalidades sustantivas de desplazamiento hacia el centro de la vida política: las elecciones nacionales de 2002 y 2005 y la movilización de octubre de 2003. En el primer caso, si se analizan los resultados de las elecciones municipales de 1999, el MAS de ser un partido minoritario e irrelevante desde el punto de vista de su capacidad de construir coaliciones gubernamentales, se catapulta espectacularmente en las elecciones presidenciales de 2002, convirtiéndose en la segunda fuerza electoral y parlamentaria, logrando 35 escaños. En el 2005 de manera inédita logra una victoria electoral contundente, más allá del 50% y una representación parlamentaria de 137 escaños. En el segundo caso, fruto del intento gubernamental de Sánchez de Lozada de vender el gas boliviano a los Estados Unidos por Chile, se desencadenó una inicial movilización campesina que bloqueó la salida de visitantes de Sorata. La intervención policial y militar, el 20 de septiembre de 2003, produjo las primeras bajas en Warisata, con la consiguiente reacción campesina en contra del poder político incendiando las expresiones locales del Estado y el poder económico, como son: los juzgados, el centro policial, el Hotel Copacabana y la representación de PRODEM. Estos eventos, que culminarían semanas más tarde en el asedio de la multitud indígena de la parte occidental del país sobre el centro del poder, marcaron la irrupción de los movimientos sociales en la vida política del país de manera propia y no mediada, fracturando con una movilización desarmada la estructura del sistema político boliviano. En este proceso, tanto el Movimiento Al Socialismo (MAS) como el movimiento cocalero del chapare cochabambino no fueron los protagonistas principales; por el contrario, se constituyeron en un 146 "OPINIONES Y ANÁLISIS" soporte central de la estructura institucional tradicional. Este rol devino como consecuencia del objetivo de reducir el impulso de cambio proyectado desde el occidente, el cual carecía de liderazgo único, hacia una transición institucional que asegurara el posicionamiento político del instrumento político. Esta estrategia se vio reflejada en las elecciones de diciembre de 2005 en las que frente al desplome de los partidos tradicionales, el MAS capitalizó la movilización del occidente. Para posibilitar tal situación, este Movimiento negoció la viabilidad de dichas elecciones a través de un acuerdo con la elite política tradicional en base a la realización de una Asamblea Constituyente, en la que se cedió la “capacidad de veto” a las minorías a través de la fórmula de aprobación de la Nueva Constitución Política del Estado por la fórmula de dos tercios (2/3), asimismo aceptó la apertura de las elecciones para Prefectos departamentales. En la campaña, el MAS fue articulando rápidamente diversos componentes que se traducirían en una suerte de “collage programático” para enfrentar el proceso electoral. Se rescató una visión nacionalista orientada hacia la recuperación de los recursos naturales, las cuales estuvieron en el eje de las demandas de los movimientos sociales, donde los hidrocarburos jugarían un papel estelar, se rescató en igual forma el poder de los movimientos sociales con capacidad de movilización y, principalmente, con capacidad de bloqueo gubernamental. Así, se identificó como actores estratégicos a la Junta Vecinal de El Alto de La Paz, el movimiento campesino del altiplano norte, los mineros cooperativistas, magisterio (principalmente rural) y los cocaleros (principalmente del Chapare). Estos actores, sin embargo, no compartían ningún proyecto común, en tanto fueron producto de la efervescencia popular y la agregación multitudinaria de febrero y octubre de 2003. 147 "OPINIONES Y ANÁLISIS" 3.2. La violencia simbólica legítima Una vez en función de gobierno, el Movimiento al Socialismo adoptó una visión posmoderna de la política, afincada en la lucha por el poder simbólico10. El objetivo estratégico de esta lucha simbólica pasó por la construcción de una identidad indígena y por la difuminación de la identidad de lo boliviano. La identidad indígena se construyó a partir una visión retaliatoria de la política y el poder. Desde el Estado, como institución que detenta el monopolio de violencia simbólica legítima, en tanto “monopolizador” de la verdad, se dio vida a los nuevos actores de la arena política: los movimientos sociales e identidades indígenas, quienes serían los agentes de la vendeta histórica. Se trabajó en proyectar una visión legítima del mundo indígena y de los movimientos sociales, subvirtiendo en la medida de lo posible el orden simbólico representado por el Estado boliviano, identificado como el conjunto institucional de bloqueo a las fuerzas del cambio. Se construyó, de ese modo, un esquema de percepción que colocaba a los movimientos sociales y naciones indígenas como la base de legitimación del futuro Estado post Asamblea Constituyente. En la consecución de tal propósito, definió estratégicamente debilitar la voluntad del enemigo y construir una nueva identidad 10 García Linera rescata de Bordieu la definición del mundo de las disputas políticas como un campo donde los sujetos políticos ocupan una posición y despliegan unas luchas en función del volumen de capital político que poseen (García; 2005). Desde esta perspectiva las estructuras simbólicas en todas sus formas (reflexivas, prerreflexivas, discursivas, representables y prácticamente ejecutables) juegan un papel decisivo. 148 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" indígena, con lo que el objetivo final de asegurar el control total del aparato público y su reproducción en el poder quedaría asegurado. En esa medida, de un discurso fuertemente centrado en la identidad aymara se pasa, como consecuencia de los enfrentamientos de Cochabamba a principios del año 2007, a un discurso multinacionalitario o plurinacional. Esta operación le permite al gobierno proyectar un discurso más amplio orientado a encarar el escenario definitorio de la Asamblea Constituyente y los posibles actos plebiscitarios. La identidad aymara, quizás la única con potencial nacionalitario, consiguientemente, se ve relativizada en el nuevo espectro discursivo. Desde el gobierno se impulsó una lucha del poder simbólico orientado a la creación de dos sentidos colectivos: por una parte, el de resarcimiento y revancha histórica de la población indígena y, por el otro, el de incertidumbre, frustración y pérdida de sentido de futuro del bloque en el poder tradicional, y las clases altas y medias. Esta operación psicológica dividió subjetivamente al país entre la imagen de un poder indígena emergente y la configuración de una debilitada forma de vida democrática. Para la creación del primer imaginario, se reconstruyó la historia bajo una etiqueta descolonizadora, mostrando la historia soterrada de la lucha cultural milenaria, de sus héroes y de sus mitos profundos. Se proyectó, asimismo, un discurso que mostrará la distribución desigual del poder como causa de la situación de subordinación y atraso de lo indígena frente a lo boliviano. El núcleo de esta estrategia es, sin embargo, la construcción de la identidad colectiva de “lo indígena”. A través del discurso se destacan “diferencias notorias” que distinguen y enfrentan a los indígenas contra otros grupos. Se trata de un proceso de construcción de “identidad a la contra” (Del Rey Morato; 1997). Como consecuencia de la elección presidencial de Evo Morales esta construcción identitaria (López Trigal; 1999) no se la realiza contra el Estado, por el contrario, esta se impulsa desde el propio gobierno. Sin embargo, no se trata de una construcción identitaria conquistada o autogenerada, sino delegada por una nueva elite política, blancoide - mestiza, que ha tomado el poder y que requiere para su reproducción constituir una base social de clave étnica como plataforma. 149 Paralelamente, desde el inicio de la gestión gubernamental de Evo Morales se proyecta una imagen de poder personalizada, estructurada mediante la palabra y el ejemplo personal (Gardner; 1998), esto con el objetivo de influir en las conductas, pensamientos y sentimientos de los sectores indígena populares. Evo Morales, consiguientemente, personifica la representación del excluido y esforzado hombre indígena. Utilizando la “historia” del sometimiento de la población indígena, trata de mostrar con el ejemplo (trabajar desde las cinco de la mañana y expresar el orgullo indígena) una reivindicación histórica que lo constituya, de manera personal, en el instrumento para lograr el resarcimiento de los pueblos indígenas y originarios. La historia y el ejemplo, sin embargo, requieren concretizarse en acciones que muestren su representatividad indígena - popular. La imagen de poder se construye con cada evento político. El impacto mediático, por tanto, es la clave maestra de la construcción de este liderazgo y de la gestión gubernamental. El Presidente no debe estar solo, debe reflejar que siempre está acompañado por la multitud (indígena - popular), debe reflejar la imagen del líder y de sus fieles 150 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" seguidores, de ahí que se tracen agendas de visitas permanentes con diferentes pueblos indígenas y sectores populares. La religión es, al igual que el de la escuela, uno de los campos políticos más complejos de ser disputados como instrumento de dominación simbólica. La religión católica es identificada como el núcleo del proceso de colonización ejercido sobre la población indígena, el cual se ha consolidado históricamente en la sociedad boliviana y es parte de los valores culturales de su población. En el caso de la construcción del segundo imaginario, se visibiliza un accionar múltiple orientado a crear un escenario de "caos controlado” que genere un clima de incertidumbre generalizada. Para ello, se utilizaron todos los recursos disponibles por el Estado: los institucionales, los de influencia y de coerción, con el objetivo de debilitar los recursos de capital del enemigo, esto es su capital económico, simbólico, social y político. Entre los recursos institucionales privilegiados se utilizó el discurso y la formulación de políticas que desestructuren estratégicamente los campos de reproducción del sentido colectivo de lo que se conoce como lo boliviano: la escuela y la religión, identificados como los lugares donde se libra la disputa por los usos sociales de la cultura, como capital e instrumento de dominación simbólica. La escuela es consiguientemente un campo de poder donde no se transmiten conocimientos neutros, sino que, por el contrario, es el lugar donde se impone la cultura legítima de lo boliviano. La escuela boliviana reproduce su lengua, historia, héroes, arte, valores religiosos y democráticos, en suma consolida los referentes simbólicos de la cultura tradicional; reproduce asimismo las desigualdades sociales y económicas al diferenciar la escuela pública de la privada (Salazar; 2006)11 y un magisterio rural y urbano. 11 Según Salazar, la pedagogía clasista creó escuelas para los ricos y escuelas para los pobres, considerando que las elites están predestinadas al cultivo de las ideas y del espíritu, o a la especulación filosófica, y las clases inferiores las artes menores y/o técnicas y “populares”. 151 Para encarar la disputa del poder simbólico se intentó implementar un proyecto descolonizador que borrara las desigualdades sociales y reconociera privilegiadamente los saberes culturales, espiritualidad andina e idiomas originarios por encima de los de la cultura boliviana y occidental. De esa manera, se intentó modificar las mallas curriculares y fracturar el poder de las unidades académicas privadas y religiosas en el nivel primario, secundario e incluso en el universitario, así como afectar los privilegios reconocidos por el Estado boliviano a la Iglesia Católica (tierras, rol mediador, entre otros). Complementariamente, utilizando los recursos de influencia, desde el gobierno se intentó controlar la producción de sentido generada a partir de los medios de comunicación privados, utilizando para ello la fuerza discursiva y violencia simbólica proyectada por el Presidente de la República, quien atacó permanente a los propietarios de dichos medios, diferenciándolos de los trabajadores de dichas empresas. Al no conseguirse plenamente los resultados esperados, con el objetivo de neutralizar la influencia de dichos medios de comunicación privados en el área rural, se implementó una cadena de radios populares que trabajan monopólicamente en la construcción de un sentido colectivo indígena y pro gubernamental. Paralelamente, se fortalecieron las radios y el canal de televisión estatal, abriendo espacios a la red de información de TELESUR, y se ingresó en los medios de 152 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" comunicación privados a través de una intensa campaña gubernamental de spots sobre las políticas gubernamentales y sus logros. la imagen gubernamental y presidencial, así como promover un nuevo escenario de confrontación fuera del centro político. Al afectarse los centros de la cultura nacional boliviana se afectó la certidumbre sobre una forma de vida asumida como natural la cual se vio avasallada. A ello se sumaron las medidas que afectaron la seguridad jurídica de las inversiones y de la propiedad privada, tales acciones se concentraron en esta etapa en las empresas transnacionales que vieron reducido su margen de influencia en el país y en ciertos sectores vinculados a la propiedad de grandes extensiones de tierra y mineros privados. En igual forma se debilitó el capital económico de aquellos sectores empresariales vinculados a las exportaciones no tradicionales, el tensionamiento de las relaciones comerciales bilaterales y multilaterales fue el factor de quiebre a las iniciativas empresariales individuales. Una sintonía del partido gobernante con grupos movilizados de adherentes políticos que actúan como un difuso movimiento social, utilizado para enfrentar a grupos opositores, intervenir huelgas y atacar entidades públicas no oficiales fue otro de los recursos coercitivos utilizados en la confrontación por el poder. Estas acciones revelan el uso de recursos coercitivos paraestatales orientados a desmovilizar las acciones disidentes y de oposición. La neutralización de las fuerzas del orden fue otro rasgo de cómo se interpreta el manejo de los recursos coercitivos. Tanto en los enfrentamientos de Cochabamba, Huanuni y el Chaco, generados por diferentes motivos, el gobierno neutralizó la intervención de la Policía Nacional como de las Fuerzas Armadas dejando que el conflicto político se desplace violentamente hacia el ámbito social. Con ello se buscó proteger el uso legítimo de la violencia por parte del Estado, 153 3.3. La resistencia territorial o el centro político desgajado El centro político no pudo contener la dispersión del poder a nivel territorial. La centralidad territorial siguió un meteórico recorrido desencadenado por los eventos de octubre de 2003. La denominada “agenda de octubre”, comprometió al Presidente, Carlos Mesa, a impulsar el referéndum vinculante sobre el gas, nueva Ley de Hidrocarburos y la realización de una Asamblea Constituyente. Este último, colocó en la agenda política la posibilidad de reorganizar el Estado boliviano, es decir, la posibilidad de transitar de un tipo de Estado unitario a otro que desmantele las estructuras de poder consolidadas históricamente. La posibilidad de reorganizar el aparato estatal desencadenó la reacción radical de los grupos de interés económicos y políticos, principalmente concentrados en la parte oriental del país. Esta reacción encontró en el modelo de Autonomías un mecanismo de defensa contra el Estado central, abriendo de esa manera la fisura entre centro y periferias: el Estado central y las demandas autonómicas de los departamentos de Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija. El momento de irrupción histórica y desplazamiento hacia el vértice del poder se produce como consecuencia del incremento del precio de los hidrocarburos, gasolina y diesel, a fines del año 2004. Esta medida desencadenó la reacción del empresariado cruceño que a través del Comité Cívico Pro Santa Cruz impulsa una resistencia de las organizaciones sociales del departamento, las cuales llegaron a cercar y tomar las instituciones del gobierno central. 154 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" A partir de estas medidas y durante las primeras semanas de 2005 se impulsó la realización de un multitudinario Cabildo en el que se planteó la conformación de un gobierno autonómico a la cabeza del Comité Cívico Pro Santa Cruz. Por su magnitud y poder de convocatoria, este evento marcó un hito en la historia política de Bolivia, pues es el momento en el que el proyecto autonómico territorial despega como un movimiento de masas. por la materialización de la figura del prefecto elegido, a una reivindicación de masas. De una primera fase defensiva frente al no cumplimiento de los acuerdos políticos por parte del gobierno, el Cabildo de diciembre de 2006 marcó una nueva fase en la que se pretendía tender puentes con los otros departamentos del país, situación que llevó al gobierno a realizar modificaciones en su cuadro institucional y reducir la intensidad de la política mediática de confrontación alentada en función de la construcción de la identidad aymara indígena. Sus repercusiones se extenderán hasta fines del mismo año, en el que se realizan las elecciones para Prefectos de departamento conjuntamente la elección de autoridades nacionales. Esta elección dio una materialidad limitada al proyecto autonómico y en términos políticos se convirtió en un muro de contención político e institucional al proyecto indígena impulsado desde palacio de gobierno. La consolidación de este proceso, se dio como consecuencia de la realización del Cabildo del 15 de diciembre de 2006 en el que participaron alrededor de un millón de personas. Este segundo Cabildo se inició en el marco de la lucha por el respeto a los dos tercios para la aprobación de la nueva Constitución Política del Estado por parte de la Asamblea Constituyente. Tal reivindicación movilizó a los departamentos de Santa Cruz, Pando, Beni y Tarija y de manera no tan contundente a los departamentos de Cochabamba, La Paz y Chuquisaca. Esta movilización a tiempo de articular a la oposición política y regional, bloqueó la decisión gubernamental de controlar de manera absoluta a la Asamblea Constituyente. En esta misma perspectiva, se constituyó en un catalizador para la defensa del proyecto de autonomías departamentales. 3.4. El Ejecutivo y el Legislativo: un campo de poder desequilibrante Un campo de poder estratégico en esta confrontación es la relación entre el ejecutivo y el legislativo. En la relación gobierno oposición la disputa por el control del Parlamento fue fundamental. La fractura social y política del país que se había ido marcando durante el primer quinquenio del siglo XXI en Bolivia se vio también reflejada en la composición del Parlamento. La Cámara de Diputados fue abrumadoramente copada por el partido en función de gobierno: el MAS; la Cámara de Senadores, por su parte, posibilitó a la oposición en su conjunto la construcción de una mayoría relativa en la que se incluyen PODEMOS, MNR y UN. El itinerario de este proceso autonómico nos muestra cómo se produjo el tránsito de un proyecto de la elite departamental, pasando El primer año de la gestión legislativa permitió al MAS tener un control total de ambas Cámaras, constituyendo un gobierno de mayoría. En el caso de la de Senadores, esto lo consiguió merced al apoyo de Unidad Nacional, partido que durante este periodo intentó aproximarse al proyecto masista. Sin embargo, la política de subordinación, implementada por el MAS de manera recurrente con organizaciones sociales y políticas cercanas, frenó la posibilidad de negociación buscada por UN. A este bloqueo se sumaron las acciones 155 156 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" desde el gobierno que manifestaban su objetivo de construcción de un proyecto de poder hegemónico, el cual no necesariamente buscaba ser consensuado. capacidad de bloqueo a la gestión gubernamental12, el Parlamento ingresó en una parálisis decisional, que obligó al Ejecutivo a gobernar por Decretos, lo que a la postre le abrió otro frente de conflicto con el Tribunal Constitucional, respecto a la constitucionalidad de ciertas medidas gubernamentales13. El segundo año legislativo, fruto del distanciamiento de UN del gobierno, y tras una negociación entre los partidos de oposición, en la Cámara de Senadores se conformó una directiva abiertamente opuesta al gobierno. Unidad Nacional, pese a tener un solo representante en esta Cámara logró hacerse de la Presidencia, en tanto ese único voto representaba el factor de desequilibrio para la conformación de una mayoría relativa. Este nuevo alineamiento desembocó en la conformación de un “gobierno dividido”(Thurber; 1995). El Ejecutivo al perder el control de la Cámara de Senadores, vio frenadas o demoradas sus iniciativas legislativas, abriéndose un nuevo frente de confrontación política. Tal situación llevó al gobierno a intensificar un discurso simbólico virulento contra la oposición, acudiendo a una suerte de “judicialización de la política y criminalización de la oposición” como recursos para neutralizar la acción de sus oponentes. La oposición, por su parte, privilegió la función fiscalizadora de la Cámara de Senadores antes que las legislativas o de gestión de demandas ciudadanas. Gracias a su nuevo alineamiento, cuestionó sistemáticamente las políticas gubernamentales y la actuación de las principales autoridades de gobierno, llegando en algunos casos a la aprobación de la censura a los Ministros del Gabinete, sanciones morales que en su ultimidad no consiguieron la destitución de éstos por parte del Presidente. Al perder el gobierno la fluidez legislativa necesaria para su política de impactos mediáticos recurrentes y al ganar la oposición una 157 4. La Asamblea Constituyente: la sincronicidad de los conflictos En el último tramo de la Asamblea Constituyente, los proyectos de poder han visibilizado sus estrategias y recursos. El proyecto de poder del MAS ha planteado cuatro temas estratégicos para la reorganización territorial e institucional del Estado: el Estado plurinacional, el territorio y la propiedad de los recursos naturales por parte de las naciones indígenas, y el Poder Social. El Estado plurinacional, siguiendo con la lucha del poder simbólico trata de eliminar todo referente geográfico y de organización territorial del Estado Republicano boliviano. Descodifica las anteriores inscripciones territoriales y las sustituye por una inscripción indígena, la cual al mismo tiempo borra la identidad del individuo identificado como boliviano, subalternizándolo a las nuevas entidades colectivas, fracturando de ese modo el criterio de igualdad democrática, en tanto lo individual es inferior a lo colectivo. La propiedad del territorio y 12 La compleja elección de autoridades jerárquicas y del Poder Judicial y el estancamiento de los juicios de responsabilidad son el reflejo de esta situación. 13 El gobierno identificó como un recurso institucional fundamental el control del Poder Judicial, como un mecanismo que le permitiría arrinconar a los representantes de la oposición política. 158 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" de los recursos naturales igualmente es particular, pues está orientada a titularizarlas a favor de las nuevas naciones indígenas, anulando de este modo el criterio de bien público, es decir, de aquel que pertenece y debe servir a los bolivianos de manera indiferenciada. entre el oriente y sur del país con la parte occidental. Sin embargo, este recurso es altamente sensible, pues devela la dimensión e intensidad de la lucha por el poder, la cual no sólo se restringe a la titularidad del poder (quién manda y cómo lo hace), sino a un desplazamiento espacial del centro político, desde el occidente al sur del país. El Poder Social, por otra parte, fractura el núcleo político del Estado democrático. Desconoce el diseño de los pesos y contrapesos interórganos formulados para controlar y distribuir el poder, con esta operación si bien formalmente se mantienen el órgano legislativo y judicial, se crea una nueva entidad por encima de ellas, subordinándolas y subalternizándolas a los movimientos sociales. Lo que no se ha explicitado, en este caso, es la propuesta de reelección del Presidente de la República, la cual permitiría cerrar este círculo estratégico de rediseño institucional, orientado a la concentración masiva del poder en un solo hombre: el Presidente. En este contexto, el peligro que se cierne sobre la República es inminente. Los escenarios previsibles de este conato por el poder muestran una tendencia más proclive a la confrontación que al diálogo. En este sentido, más allá de los resultados de la Asamblea Constituyente y de la forma cómo los actores políticos y regionales utilicen sus recursos para alcanzar sus objetivos, hoy en día se puede constatar que lo único que se ha logrado en este intenso proceso político de lucha por el poder simbólico es construir un país escindido, sobre cuya base es difícil pensar en la construcción de una comunidad política unificada. Por otra parte, la propuesta de un Estado Social y Democrático que incluye el reconocimiento de las autonomías departamentales, defendida por los constituyentes de PODEMOS, al no contar con el apoyo suficiente el seno de la Asamblea Constituyente, no ha logrado constituirse en una alternativa nacional frente a la propuesta del partido gobernante. El proyecto autonomista, consiguientemente, ha traspasado el escenario de la Asamblea Constituyente, retornando al nivel territorial departamental. Los aprestos de los Comités Cívicos departamentales y las Prefecturas de Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija, organizados a través de la Junta Autonómica, revelan su disposición a resistir el intento de imposición del proyecto plurinacional. En el intersticio de esta polarización emerge el tema del traslado de la Sede de Gobierno a la ciudad de Sucre como un instrumento que obligue una negociación 159 160 "OPINIONES Y ANÁLISIS" "OPINIONES Y ANÁLISIS" Bibliografía Hirst, Mónica, 2004 La fragmentada agenda de la (in)seguridad regional, en Imperio, Estados e Instituciones, Editorial Altamira, Argentina. Arze, René Danilo 1987 Participación popular en la independencia de Bolivia, Bolivia. Bobbio, Norberto 1997 El futuro de la Democracia, México. Dahrendorf, Ralf 2003 Después de la democracia, México. 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