06 REVI 33797 (380-392).qxp 14/3/08 10:25 Página 380 REVISIÓN Estrategias actuales en el tratamiento del carcinoma de células renales: fármacos dirigidos a dianas moleculares 213.109 José Manuel Trigoa y Joaquim Bellmuntb a Servicio de Oncología Médica. Hospital Universitario Virgen de la Victoria. Málaga. Servicio de Oncología Médica. Hospital Universitario del Mar. Barcelona. España. b El carcinoma de células renales representa el 95% de todos los tumores del riñón. El gen supresor tumoral de Von Hippel-Lindau (VHL) se encuentra mutado o silenciado en la mayoría de los casos de carcinoma renal de células claras. La pérdida de la proteína VHL produce la estabilización del factor de transcripción inducible por hipoxia (HIF) y el aumento de la transactivación de sus genes diana. La inhibición del HIF mediante fármacos es difícil de conseguir, aunque se han identificado algunos que inhiben el HIF de forma indirecta, como los inhibidores de mTOR (diana de la rapamicina en los mamíferos, del inglés mammalian target of rapamycin). Además, se ha desarrollado un gran número de fármacos que inhiben los productos de los genes diana del HIF, tales como el factor de crecimiento del endotelio vascular (VEGF) y el factor de crecimiento derivado de plaquetas (PDGF), implicados en la angiogénesis. Muchos de estos agentes han demostrado actividad significativa en ensayos clínicos, especialmente el sunitinib en el tratamiento de primera línea en pacientes con cáncer renal avanzado, y representan un avance sustancial en el tratamiento de esta enfermedad. Palabras clave: Cáncer renal. Von Hippel-Lindau. Dianas moleculares. HIF. VEGF. PDGF. Sunitinib. Current strategies in the treatment of renal-cell cancer: targeted therapies Renal-cell carcinoma represents 95% of all renal tumours. The Von Hippel-Lindau (VHL) tumor-suppressor gene is mutated or silenced in most clear cell renal carcinomas. pVHL loss results in the stabilization of the heterodimeric transcription factor hypoxia-inducible factor (HIF) and enhanced transactivation of HIF target genes. HIF itself has been difficult to inhibit with drug-like molecules although a number of agents that indirectly inhibit HIF, including mTOR (mammalian target of rapamycin) inhibitors, have been identified. Moreover, a number of drugs have been developed that target HIF-responsive gene products, such as vascular endothelial growth factor (VEGF) and platelet-derived growth factor (PDGF), implicated in tumor angiogenesis. Many of these targeted therapies, especially sunitinib, have demonstrated significant activity in kidney cancer clinical trials and represent a substantive advance in the treatment of this disease. Key words: Renal-cell carcinoma. Von Hippel-Lindau. Molecular targets. HIF. VEGF. PDGF. Sunitinib. El carcinoma de riñón o de células renales (CCR) es un tumor que surge de las células del túbulo renal. Hasta hace poco se consideraba una neoplasia poco frecuente, pero en las últimas décadas su incidencia ha experimentado un incremento llamativo. La principal opción terapéutica para los pacientes con esta enfermedad neoplásica se basa en la cirugía cuando el tumor está localizado en el riñón, y en este caso el porcentaje de curación es elevado. La situación es distinta cuando la enfermedad se extiende más allá del riñón, ya que el CCR es extraordinariamente resistente a la quimioterapia y al tratamiento hormonal, y las citocinas han sido el pilar fundamental de su tratamiento. Los últimos Correspondencia: Dr. J.M. Trigo. Servicio de Oncología Médica. Hospital Universitario Virgen de la Victoria. Campus Universitario de Teatinos, s/n. 29010 Málaga. España. Correo electrónico: jmtrigo@seom.org Recibido el 18-6-2007; aceptado para su publicación el 5-10-2007. 380 Med Clin (Barc). 2008;130(10):380-92 avances en el estudio de los mecanismos fisiopatológicos que subyacen en la tumorogénesis del CCR han permitido identificar varias posibles dianas para el tratamiento de esta neoplasia. En el 75% de los CCR esporádicos se observan mutaciones en el gen de Von Hippel-Lindau (VHL) que dan lugar a una regulación positiva de varios genes que participan en la angiogénesis, como los de los receptores de los factores de crecimiento del endotelio vascular (VEGF) y de crecimiento derivado de plaquetas (PDGF). Otras vías activadas en el CCR son la vía de los receptores del factor de crecimiento epidérmico (EGFR) y la de la mTOR (diana de la rapamicina en los mamíferos, del inglés mammalian target of rapamycin), que regulan la supervivencia y el crecimiento celulares. Básicamente se han estudiado 2 estrategias para inhibir estas dianas: los anticuerpos monoclonales como el bevacizumab, ABX-EGF, cetuximab, y las moléculas pequeñas inhibidoras de la tirosincinasa como sunitinib, sorafenib, PTK-787 y AG-013736. Otro fármaco interesante es el temsirolimus. Los estudios en fase II con estos fármacos han constatado una actividad clínica sustancial en el CCR avanzado. Se ha descrito un efecto beneficioso sobre la supervivencia global con el uso de temsirolimus, y de la supervivencia sin progresión de la enfermedad con sunitinib y sorafenib en ensayos aleatorizados que han dado lugar a la rápida autorización de estos 2 últimos por la Food and Drug Administration (FDA) estadounidense y la Agencia Europea del Medicamento (EMEA) para el CCR avanzado. No obstante, conforme se desarrollan nuevos tratamientos, aparecen nuevos desafíos relativos al uso óptimo de estos fármacos dirigidos a dianas. En esta revisión se exponen el fundamento y el desarrollo clínico de estos nuevos fármacos dirigidos a dianas moleculares, haciendo especial hincapié en los nuevos retos que modifican los conceptos tradicionales de desarrollo y control de los fármacos. Epidemiología y prevalencia El CCR representa el 90-95% de todas las neoplasias que surgen del riñón y supone además el 3% de los tumores del adulto. La proporción por sexos se sitúa en 1,5 varones por cada mujer, y por edades su máxima incidencia se encuentra entre los 50 y los 70 años1-3. De forma global, el CCR representa la sexta causa de muerte por cáncer y se estima que es la causa de la muerte de 95.000 personas por año en el mundo4,5. Por otra parte, hay diferencias raciales importantes, dado que parece ser menos frecuente, por ajuste de edad, en la población caucásica que en la negra3. Asimismo hay diferencias poblacionales entre las áreas rurales y las urbanas, donde la frecuencia es mayor. Además, es de destacar que en las últimas 5 décadas se ha apreciado un constante incremento de su incidencia, que está en torno a un 2-4% por año6-8. Diversos factores pueden explicar dicho fenómeno, tales como la mejora de las técnicas de imagen, con la incorporación y accesibilidad de la ecografía, la tomografía computarizada (TC) o la resonancia magnética (RM), que facilitan además una detección más temprana 06 REVI 33797 (380-392).qxp 14/3/08 10:25 Página 381 TRIGO JM ET AL. ESTRATEGIAS ACTUALES EN EL TRATAMIENTO DEL CARCINOMA DE CÉLULAS RENALES: FÁRMACOS DIRIGIDOS A DIANAS MOLECULARES del tumor. Con esas herramientas el hallazgo ocasional o fortuito de un CCR en pacientes asintomáticos ha pasado de un 13% durante la década de 1970 a un 60% en la de los años 19909-10. Muchos de esos casos asintomáticos se diagnostican con enfermedad localizada, pero otros se detectan con enfermedad avanzada, lo que hace suponer que hay factores ambientales adicionales que están influyendo en el aumento de su incidencia3. TABLA 1 Tumores renales malignos, frecuencia y oncogenes Tipo de tumor Carcinoma de células claras Papilar tipo 1 Papilar tipo 2 Cromófobo Oncocitoma Frecuencia relativa (%) 75 5 10 5 5 Oncogén VHL MET FH BHD BHD BHD: Birt-Hogg-Dubé; FH: fumarato hidratasa; VHL: Von Hippel-Lindau. Anatomía patológica y clasificación histológica Los estudios inmunohistoquímicos y los análisis de ultraestructura sitúan el verdadero origen del CCR en el epitelio tubular proximal. Habitualmente tiende a surgir del córtex renal, pero también puede originarse en su interior. La clasificación histológica se basa en la localización en la nefrona y el tipo celular que da lugar al tumor. Los principales subtipos histológicos son: carcinoma de células claras o tumor de Grawitz, llamado también hipernefroma, carcinoma papilar, oncocitoma, carcinoma cromófobo y carcinoma de los ductos colectores. El carcinoma de células claras es el más frecuente de todos los subgrupos enumerados (representa el 70-80% de los casos) y se caracteriza por tener en general un comportamiento más agresivo que el resto. El carcinoma papilar tiene un mejor pronóstico que el carcinoma de células claras, dado que se disemina con menor frecuencia, aunque en el caso de producir metástasis se comporta de una forma más agresiva. Otra de sus características estriba en que es 5 veces más frecuente en el varón que en la mujer. El oncocitoma y el carcinoma cromófobo tienen un comportamiento benigno y ambos se originan en las células intercaladas tipos A y B de los ductos colectores, respectivamente. El subgrupo menos frecuente es el carcinoma de los ductos colectores (< 1%), e incluyendo al carcinoma medular del riñón, que puede ser una variante de aquél, son tumores con características agresivas y guardan cierta similitud con el carcinoma de células transicionales del urotelio11,12. Por último, se ha descrito una subvariedad sarcomatoidea que se asocia a un pronóstico peor que el del resto de los carcinomas renales13. El CCR puede aparecer de forma esporádica o de forma hereditaria en cualquiera de los subgrupos histológicos antes mencionados. Estos distintos subtipos de carcinomas renales se definen por oncogenes específicos o anormalidades genéticas14 (tabla 1). El carcinoma renal de células claras procede de las células del epitelio renal, constituye la forma más frecuente (aproximadamente el 75%) de los casos de cáncer renal y se asocia con la inactivación del gen VHL. Por el contrario, el carcinoma papilar de riñón es más raro y se asocia con la inactivación del oncogén MET (tipo I) o mutaciones en el gen de la fumarato hidratasa (FH; tipo II). Dos formas familiares de cáncer renal recientemente identificadas, el oncocitoma renal y el carcinoma cromófobo, están asociadas con el oncogén Birt-Hogg-Dubé (BHD). Habitualmente estos síndromes hereditarios aparecen en personas más jóvenes y suelen ser tumores que afectan a los riñones de forma bilateral. Asimismo, se ha observado un incremento de la incidencia de carcinoma renal en pacientes con riñones poliquísticos de origen autosómico dominante y en la esclerosis tuberosa. Enfermedad de Von Hippel-Lindau La enfermedad de VHL es un síndrome familiar de cáncer descrito por primera vez a finales del siglo XIX, que ha demostrado ser sumamente informativo sobre la patogénesis del carcinoma renal de células claras, que a su vez consti- tuye la forma más frecuente de cáncer renal15. Los pacientes con enfermedad de VHL presentan un riesgo elevado de desarrollar varios tipos de cáncer, entre ellos el carcinoma renal de células claras, hemangioblastomas del sistema nervioso central (especialmente en el cerebelo y en la médula espinal), angiomas retinianos y feocromocitomas16. En las familias afectadas, el riesgo de cáncer se transmite de manera autosómica dominante. El CCR y el hemangioblastoma constituyen las principales causas de muerte en pacientes con enfermedad de VHL. Estudios genéticos realizados en la década de 1980 indicaron que el gen VHL reside en el cromosoma 3p25, que es la región del genoma que está habitualmente delecionada en los casos de cáncer renal esporádicos17. Esta información se aprovechó para aislar con éxito el gen VHL en 199318. Los pacientes con enfermedad de VHL son portadores en su línea germinal de un alelo VHL de fenotipo no mutado y de otro alelo VHL inactivado. Cuando en una célula susceptible se produce la inactivación somática en el alelo VHL del fenotipo no mutado restante, se originan los cambios patológicos que dan lugar a la enfermedad de VHL19. La pérdida del gen VHL es un evento temprano en el desarrollo del CCR. El examen histológico de riñones procedentes de pacientes con enfermedad de VHL revela con frecuencia cambios quísticos difusos. Las células que forman estos quistes preneoplásicos ya no son portadoras del alelo VHL de fenotipo no mutado20-22. Estos hallazgos indican que la inactivación del gen supresor tumoral VHL en el riñón da lugar a la formación de quistes renales, y que serán necesarias mutaciones que afecten a otros genes para transformar dichos quistes en carcinomas de células claras. Estos datos apuntan a que la inactivación del gen VHL es un evento temprano en el desarrollo del carcinoma renal de células claras asociado a la enfermedad de VHL. Numerosos estudios han demostrado que la inactivación del gen VHL es también común en el carcinoma renal de células claras no hereditario16. Aproximadamente el 50% de los casos esporádicos de CCR son portadores de mutaciones somáticas que afectan a los loci materno y paterno del VHL. En el 50% restante, en aproximadamente uno de cada 5 casos se produce un fallo en la transcripción del gen VHL debido a que el locus está hipermetilado23-30 (tabla 2). Por tanto, la mayoría de los casos de CCR parecen estar relacionados con la inactivación de ambos alelos del VHL. Las líneas celulares de CCR con inactivación de los 2 alelos del VHL dan lugar a tumores cuando crecen bajo la piel de ratones atímicos. La restauración de la función del VHL en dichas células inhibe la capacidad de formar tumores, lo que indica que la pérdida de VHL desempeña un papel fundamental tanto en el mantenimiento como en la iniciación tumoral31,32. La proteína VHL (pVHL) El gen VHL consta de 3 exones. La translación del ARN mensajero del VHL produce el crecimiento de 2 proteínas Med Clin (Barc). 2008;130(10):380-92 381 06 REVI 33797 (380-392).qxp 14/3/08 10:25 Página 382 TRIGO JM ET AL. ESTRATEGIAS ACTUALES EN EL TRATAMIENTO DEL CARCINOMA DE CÉLULAS RENALES: FÁRMACOS DIRIGIDOS A DIANAS MOLECULARES TABLA 2 Frecuencia de inactivación del gen de Von Hippel-Lindau (VHL) en el carcinoma de células renales esporádico Mutación VHL Autores Gnarra et al23, 1994 Gallou et al24, 1999 Brauch et al25, 2000 Shuin et al26, 1994 Kondo et al27, 2002 Schraml et al28, 2002 Total 51% (104/202) 34% (38/113) 49% (339/694) Herman et al29, 1994 Clifford et al30, 1998 Kondo et al27, 2002 Brauch et al25, 2000 Total 19% (5/26) 15% (7/45) 5,4% (11/202) 7% (10/151) 8% (33/424) 57% (56/98) 56% (73/130) 45% (68/151) Metilación VHL diferentes debido a que 2 codones ATG (codones 1 y 54) pueden servir como puntos de inicio de la translación33. En la mayoría de los ensayos bioquímicos y funcionales ambas proteínas se comportan de manera similar y se denominan de manera genérica pVHL34,35. Hay que remarcar que la expresión del gen VHL no está restringida a los tejidos con una predilección por tumores asociados al VHL y, por tanto, no se puede explicar por qué las mutaciones de VHL están relacionadas con tumores que se originan en ciertos órganos y no en otros36. La pVHL se encuentra fundamentalmente en el citoplasma, pero puede tener otras localizaciones, como el núcleo y las mitocondrias, además de hallarse en asociación con el retículo endoplásmico36. De hecho, la pVHL viaja constantemente entre el núcleo y el citoplasma37, y no es capaz de impedir el crecimiento tumoral cuando se restringe esta capacidad de desplazamiento de forma artificial38. Entre las muchas funciones atribuidas a la pVHL, una de las que están mejor caracterizadas y más relacionadas con el desarrollo de CCR es la inhibición del factor inducible por hipoxia (HIF)36. El HIF es un factor de transcripción heterodimérico constituido por una subunidad alfa inestable y una subunidad beta estable39. En el genoma humano se han identificado 3 genes HIF-␣ (HIF-1␣, HIF-2␣ y HIF-3␣)39. Cuando las concentraciones de oxígeno son bajas, o en células que carecen de pVHL, HIF-␣ se acumula, se une a HIF- y activa la transcripción de genes cuyos promotores contienen elementos de respuesta a la hipoxia. La mayoría de los genes regulados por el HIF intervienen en la adaptación a la hipoxia aguda o crónica; entre ellos figuran genes que participan en la captación y el metabolismo de la glucosa, apoptosis, angiogénesis, control del pH extracelular, mitogénesis y eritropoyesis40. En general, la unión de manera covalente de una cadena de poliubicuitina (poliubicuitinación) a las proteínas actúa como una señal para su degradación por el proteasoma. Las acciones secuenciales de la enzima activadora ubicuitina E1, la enzima de conjugación ubicuitina E2 y la ubicuitina ligasa E3 dan lugar a la ubicuitinación de los residuos de lisina de las proteínas diana41. La pVHL es parte de un complejo de subunidades con actividad ubicuitina ligasa compuesto por elongina B, elongina C, Cul2 y Rbx1 (fig. 1). En este contexto, la pVHL actúa como el componente de reconocimiento del sustrato que recluta la subunidad alfa de HIF y produce su ubicuitinación para que sea degradada por el proteasoma 26S. En condiciones normales de oxígeno (normoxia), las subunidades HIF-␣ se hidroxilan en uno de los 2 residuos de prolina42-45. Esta reacción es llevada a cabo por miembros de la familia de la EglN prolilhidroxilasa46-48. La hidroxilación de cualquiera de los 2 residuos de prolina produce una alta afinidad por el lugar de unión a la pVHL. El reclutamiento de HIF-␣ por el complejo pVHL produce la poliubicuitinación de HIF-␣ y su destrucción42-45. En condiciones de bajas concentraciones de oxígeno (hipoxia), EglN es inactiva; por tanto, HIF-␣ no es hidroxilada y escapa al reconocimiento de pVHL. Como resultado, HIF-␣ se dimeriza con HIF-1, lo que da lugar a la forma transcripcionalmente activa de HIF, que se une a los elementos de respuesta de HIF y produce la transcripción de genes inducibles por hipoxia (fig. 1). Cuando la pVHL está ausente debido a mutaciones del VHL, HIF-␣ tampoco es degradado por el proteasoma, lo que produce los mismos efectos. Por tanto, las células con deficiencia en la pVHL se comportan como si fueran hipóxicas, incluso en condiciones de normoxia. La acumulación de concentraciones elevadas de HIF regula los procesos biológicos de oxigenación. Por ello, el HIF se adapta a la falta de oxígeno activando la transcripción de genes implicados en la captación de glucosa y el metabolismo energético –transportador de glucosa-1 y enzimas glucolíticas–, angiogénesis –VEGF, PDGF y factor transformador de crecimiento beta (TGF-)–, eritropoyesis (eritropoyetina), invasión y metástasis (metalopeptidasa de matriz-2 y c-MET) y mitogénesis (TGF-␣), lo que hace pensar en múltiples formas de estimulación del crecimiento de forma autocrina49. Esto podría explicar la elevada vascularización del CCR. 02 ausente o alteración de pVHL 02 presente Cul2 Cul2 Elongina B Elongina B Elongina C Rbx1 Elongina C α α β pVHL β pVHL VEGF Ub Ub HIF-α Ub HIF-α HIF-α Proteasoma HIF destruido 382 Med Clin (Barc). 2008;130(10):380-92 Rbx1 HIF-α HIF-1β Genes diana de HIF activados PDGF TGF-α Fig. 1. Enfermedad de Von Hippel-Lindau. Relación entre la proteína Von Hippel-Lindau (pVHL) y la concentración de oxígeno. HIF: factor inducible por hipoxia; PDGF: factor de crecimiento derivado de plaquetas; TGF-␣: factor transformador de crecimiento alfa; Ub: ubicuitina; VEGF: factor de crecimiento del endotelio vascular. 06 REVI 33797 (380-392).qxp 14/3/08 10:25 Página 383 TRIGO JM ET AL. ESTRATEGIAS ACTUALES EN EL TRATAMIENTO DEL CARCINOMA DE CÉLULAS RENALES: FÁRMACOS DIRIGIDOS A DIANAS MOLECULARES Aunque no todos los pacientes con CCR presentan anormalidades en el gen VHL, casi todos los pacientes evaluados muestran una sobrerregulación del ARN mensajero del VEGF, o valores elevados de la proteína VEGF50-57 (tabla 3), lo cual indica que vías alternativas independientes de VHL podrían promover la expresión de VEGF y que probablemente estén implicadas en la oncogénesis del CCR. En un intento de correlacionar el genotipo con el fenotipo de la enfermedad, se han evaluado las mutaciones que ocurren en el VHL para determinar su efecto en la ubicuitinización de HIF-␣. Un hallazgo intrigante es que las mutaciones del VHL que provocan alteraciones en el procesamiento de HIF-␣ son las mismas que aquellas asociadas a las manifestaciones vasculares de la enfermedad de VHL, como el hemangioblastoma58,59. Dado que el CCR sólo se desarrolla en un subgrupo de pacientes con hemangioblastoma, la sobreexpresión de HIF-␣ parece ser necesaria, pero no suficiente, para inducir la oncogénesis renal. Sin embargo, HIF-␣ es de vital importancia en la patogénesis de la enfermedad. De hecho, su inhibición inducida por pVHL es suficiente para impedir el crecimiento del carcinoma renal de células claras en modelos preclínicos60,61. Etiología Son múltiples los factores de origen ambiental y hormonal, además de los genéticos, que pueden influir en el desarrollo del CCR. Por ejemplo, hay una clara relación con el tabaco y el número de cigarrillos consumidos, de modo que se estima que el 30% de los casos pueden tener su origen en el hábito de fumar. La obesidad, especialmente en las mujeres, y el abuso de analgésicos parecen estar asociados con una mayor incidencia de la neoplasia62-65. Asimismo se han relacionado con este trastorno ciertas actividades profesionales y la exposición a determinadas sustancias químicas, como la exposición a solventes industriales (entre ellos el tricloroetileno), la industria de pieles y zapatos, asbesto, cadmio y largos períodos de contacto con el petróleo y la gasolina66,67. También se ha detectado un incremento elevado de CCR en pacientes con enfermedad quística adquirida por recibir diálisis. En esa situación, el 47% de los pacientes desarrolla enfermedad quística y el 5,8% de ellos, tumor68. Presentación clínica La presentación clínica más frecuente del CCR es la hematuria. El dolor y la palpación de una masa en un flanco abdominal son síntomas más tardíos de la enfermedad, dado que el CCR puede permanecer oculto e inadvertido durante la mayor parte de su desarrollo al surgir de un órgano retroperitoneal. Cuando la enfermedad está en fase avanzada o con metástasis a distancia, su patrón de diseminación se dirige en el 75% de los casos a los pulmones, en el 36% a los tejidos blandos, en el 20% a los huesos, en el 18% hacia el hígado y en un 8% al sistema nervioso central69. En un porcentaje importante de pacientes el tumor puede presentarse asociado a una clínica de anemia hipocrómica debida a hematuria o hemólisis (el 20-80% de los casos), caquexia, fatiga y pérdida de peso (un 30% de los casos), así como alteraciones de las pruebas de función hepática sin tener afectación metastásica (el 40% de los casos). La mayoría de esas alteraciones se debe a la producción por parte del tumor de factores o sustancias químicas con efecto sistémico causantes de síndromes paraneoplásicos70. Se ha demostrado que el carcinoma de riñón es capaz de producir un factor con una capacidad bioactiva similar a la de la hormona paratiroidea (parathyroid hormone-like bioactivily) causante de al- TABLA 3 ARN mensajero (ARNm) del factor de crecimiento del endotelio vascular (VEGF) y expresión proteica de VEGF en el carcinoma de células renales Autores Takahashi et al51, 1994 Nicol et al52, 1997 Tomisawa et al53, 1999 Hemmerlein et al54, 2001 Lee et al55, 2001 Igarashi et al56, 2002 Na et al57, 2003 ARNm de VEGF Proteína VEGF 96% 100% 100% 100% NR 63% NR NR 93% NR NR 81% NR 100% NR: no referido. terar el metabolismo del calcio en los huesos y ocasionar hipercalcemia71. Igualmente pueden observarse elevaciones de la renina y policitemia en los pacientes que presentan la enfermedad, aunque no se sabe con certeza si el origen es por una producción directa del tumor o por compresión de los tejidos vecinos72. Otra alteración que se puede hallar es un valor plasmático elevado de fibrinógeno, que incluso puede relacionarse con el estadio de la enfermedad. Por esta razón algunos autores opinan que las concentraciones plasmáticas de fibrinógeno pueden ser de utilidad como factor pronóstico o de progresión de la enfermedad73. Diagnóstico Una vez planteada la sospecha clínica de un trastorno originado en el riñón por los síntomas y signos antes mencionados, hay diversos métodos radiológicos eficaces, tales como la urografía, la TC, la ecografía, la arteriografía, la venografía y la RM. Tanto la urografía como la arteriografía se han visto prácticamente sustituidas por la TC, dado que la primera es insuficiente para detectar tumores pequeños y la segunda no aporta información acerca de la afectación nodal, lo que sí hace la TC. La venocavografía inferior era el método más adecuado para determinar si había afectación tumoral de la vena cava inferior, pero en la actualidad tanto la TC como la RM y la ecografía transesofágica también pueden ofrecer esta información. No hay una única modalidad de las antes mencionadas que pueda considerarse la más adecuada. Dependiendo de cada caso, la combinación de algunas de ellas puede ser lo más correcto, aunque técnicas ambulatorias como la radiografía de tórax, ecografía, TC y RM parecen suficientes para una correcta evaluación y estadificación de la enfermedad74,75. De forma adicional, la presencia de lesiones múltiples o de una historia familiar de carcinoma de riñón, especialmente en pacientes menores de 50 años, apunta a una predisposición familiar o hereditaria para el desarrollo de la enfermedad, y por ello debería realizarse además una exploración más exhaustiva que incluyera los ojos, la piel y el sistema nervioso para descartar síndromes de VHL, síndrome cutáneo hereditario de Birt-Hogg-Dubé y leiomiomatosis herediaria. De igual manera, en dichos casos sería útil efectuar un estudio genealógico y, de ser posible, determinar alteraciones genéticas relacionadas con este tipo de enfermedades, como VHL, MET, FH y BHD (tabla 1). Sistemas de estadificación Hay 2 sistemas de estadificación del carcinoma de riñón: el de Robson modificado76 y el TNM (tumor, nodal, metástasis)77. El primero tiene la ventaja de ser más sencillo, pero el inconveniente de mezclar distintas situaciones pronóstiMed Clin (Barc). 2008;130(10):380-92 383 06 REVI 33797 (380-392).qxp 14/3/08 10:25 Página 384 TRIGO JM ET AL. ESTRATEGIAS ACTUALES EN EL TRATAMIENTO DEL CARCINOMA DE CÉLULAS RENALES: FÁRMACOS DIRIGIDOS A DIANAS MOLECULARES TABLA 4 Clasificación de Robson Estadio I II IIIA IIIB IV Definición Tumor confinado al riñón Tumor con extensión a través de la cápsula renal, pero confinado en la fascia de Gerota Tumor con afectación de la vena renal o cava inferior Tumor con afectación nodal hiliar Tumor con afectación de órganos adyacentes o a distancia TABLA 5 Clasificación TNM Tumor primario Tx T0 T1 T2 T3a T3b T3c T4 No valorado Sin evidencia de tumor Tumor < 7 cm en su diámetro mayor Tumor > 7 cm en su diámetro mayor Tumor que afecta al tejido perirrenal dentro de la fascia de Gerota Tumor con afectación de la vena renal o cava por debajo del diafragma Tumor con invasión de la vena cava por encima del diafragma Tumor con invasión de estructuras vecinas al riñón Fig. 2. Estadios y porcentajes de presentación del carcinoma de células renales según el American Joint Committee on Cancer. Metástasis a distancia No valorado Sin metástasis a distancia Presencia de metástasis a distancia T1 N0 T2 N0 T3a, T3b, T3c N0 T4 N0, N1 Cualquier T N2 Cualquier T Cualquier N M0 M0 M0 M0 M0 M0 TNM: tumor, nodal, metástasis. cas, mientras que el TNM, aunque más complejo, es un método que cuenta con mayor exactitud en la clasificación (tablas 4 y 5). En la actualidad el sistema TNM es el más empleado al haber sido validado en 1985 por la Unión Internacional de la Lucha contra el Cáncer. En 1997 esta organización, junto con el American Joint Committee on Cancer (AJCC), modificó el sistema al homologar el pronóstico de los tumores menores de 7 cm con los de 2,5 cm o menores. En dicho sistema los tumores se clasifican en estadios de l a IV77. En el 9% de los pacientes el CCR se diagnosticará en estadio I; en el 39% en estadio II; en el 16% en estadio III, y en el 25% en estadio IV, según una estadística del AJCC basada en el análisis de más de 10.000 pacientes (fig. 2)77. Factores pronósticos y supervivencia El estadio TNM es uno de los factores pronósticos más importantes del CCR, pues se ha demostrado un notorio descenso de las posibilidades de supervivencia a medida que se incrementa el estadio de la enfermedad78. Otros factores con valor pronóstico son la presencia de síntomas o signos clínicos de la enfermedad, valores analíticos de laboratorio, el grado y el tipo histológico. Entre ellos, uno de los más importantes parece estar relacionado con el estado general funcional del paciente, medido por la escala del Eastern Cooperative Oncology Group (ECOG). En ese sentido, en un 384 Estadio III: 16% Desconocido: 11% No valorado Sin evidencia de afectación nodal Afectación nodal única homolateral Afectación de más de una región nodal Mx M0 M1 Estadio I Estadio II Estádio III Estadio IV Estadio II: 39% Estadio IV: 25% Afectación nodal Nx N0 N1 N2 Estadio I: 9% Med Clin (Barc). 2008;130(10):380-92 análisis multivariable se ha descrito que el estado funcional y el grado histológico son factores pronósticos independientes y, por tanto, útiles para complementar la información pronóstica que ofrece la clasificación TNM79. Además, la Universidad de California, utilizando la clasificación TNM, el estado general (ECOG) y el grado histológico, ha propuesto a su vez otro sistema de valoración pronóstica (Integrated Staging System: UISS) que define 5 grupos de supervivencia a los 5 años80. Aunque la supervivencia de los pacientes que presentan este tumor está mejorando (supervivencia a los 5 años del 56% en la década de 1980, frente a un 65% en los años 1990), existe una acusada diferencia dependiendo del estadio de la enfermedad. Según datos norteamericanos, la supervivencia a los 5 años se sitúa, de forma general, en el 62%, aunque es del 90% para la enfermedad localizada, del 60% para la enfermedad regional y del 9% para la enfermedad diseminada2. Más concretamente, se estima que la mediana de supervivencia para los pacientes en esa última situación de enfermedad diseminada se sitúa entre los 6 y 12 meses, y un 0-20% de los pacientes continúa con vida a los 5 años (tabla 6). Esa gran oscilación se debe a la influencia de otros factores asociados que también tienen un valor pronóstico adverso. Entre ellos figuran la presencia de un corto intervalo entre la exéresis del tumor primario y la aparición de las metástasis, los valores elevados de lactatodeshidrogenasa y calcio, la presencia de anemia, la afectación metastásica de múltiples órganos, la ausencia de nefrectomía y un mal estado general o la presencia de síndrome constitucional81. En un análisis multivariante realizado por Motzer et al82 se han descrito como factores pronósticos adversos independientes los valores de lactatodeshidrogenasa por encima de 1,5 veces del límite superior normal, hemoglobina por debajo del valor normal, calcio por encima de 10 mg/dl, la ausencia de nefrectomía y un índice de Karnofsky menor de 80. Sobre la base de esos 5 factores 06 REVI 33797 (380-392).qxp 14/3/08 10:25 Página 385 TRIGO JM ET AL. ESTRATEGIAS ACTUALES EN EL TRATAMIENTO DEL CARCINOMA DE CÉLULAS RENALES: FÁRMACOS DIRIGIDOS A DIANAS MOLECULARES TABLA 6 Supervivencia a los 5 años según el estadio de la enfermedad Sistemas de clasificación Robson Órgano confinado Afectación adrenal o perinefrítica Afectación venosa Localmente avanzado Afectación linfática Metástasis sistémicas Estadio I Estadio II Estadio IIIA Estadio IIIB Estadio IVA Estadio IVB TNM pT1-2N0M0 pT3aN0M0 pT3b-cN0M0 pT4N0M0 pTxN+M0 pTxNxM+ AJCC Supervivencia (límites) (%) Estadios I/II Estadio III Estadio III Estadio IV Estadio IV Estadio IV 74-96 65-80 40-60 0-20 0-20 0-20 AJCC: American Joint Committee on Cancer; TNM: tumor, nodal, metástasis. se han definido 3 grupos pronósticos de supervivencia en función del número de factores adversos presentes y que pueden influir en los resultados de los tratamientos sistémicos aplicados a los pacientes (criterios de Motzer) (tabla 7). Cabe recordar que un 25-30% de los pacientes presenta enfermedad diseminada en el momento del diagnóstico de CCR y un 30% de los que tienen un tumor localizado desarrollará metástasis en el curso de la enfermedad. Por tanto, en general una proporción significativa superior al 50% de los pacientes con diagnóstico de CCR tendrá una supervivencia limitada a corto plazo. Tratamiento TABLA 7 Grupos pronósticos de supervivencia en la enfermedad avanzada Factores pronósticos independientes 1. Lactatodeshidrogenasa > 1,5 del límite superior normal 2. Hemoglobina por debajo del valor normal 3. Calcio > 10 mg/dl 4. Sin nefrectomía 5. Estado general: índice de Karnofsky < 80% Grupos pronósticos Mediana de supervivencia (meses) Grupo sin ningún factor adverso Grupo con 1-2 factores adversos Grupo con más de 2 factores adversos 20 10 4 Papel de la cirugía radical La cirugía radical supone el único tratamiento eficaz potencialmente curativo del cáncer de riñón localizado83. También está indicada en estadios regionalmente más avanzados; por ejemplo, en los tumores que invaden la vena cava o que presentan mínima enfermedad adenopática84,85. La nefrectomía radical consiste en la resección del riñón, además de la grasa, la glándula suprarrenal y la fascia, así como la disección ganglionar. La necesidad de la adrenalectomía es un tema controvertido. Las pruebas radiológicas pueden determinar con gran precisión la afectación de la glándula, por lo que en el momento actual no parece indicada la exéresis adrenal de forma sistemática. La extensión de la linfadenectomía es motivo de discusión porque, aunque aporta información pronóstica, no es terapéutica y no repercute en la supervivencia86. La resección de la glándula suprarrenal homolateral se reserva para pacientes con lesiones en el polo superior o cuando hay sospecha de afectación radiológica87. Cuando el tumor es localmente avanzado, como, por ejemplo, cuando hay invasión de la vena cava, se debe valorar la nefrectomía radical, ya que se han descrito largas supervivencias en casi la mitad de estos pacientes. En estas situaciones, equipos muy experimentados deben llevar a cabo la intervención quirúrgica, debido a que la mortalidad puede alcanzar el 10%88. En las situaciones en que la nefrectomía radical supone que el paciente quede sin función renal y precise diálisis (p. ej., tumores en riñones únicos o tumores bilaterales), es posible una cirugía más conservadora (nefrectomía parcial o enucleación tumoral)89. Esta cirugía suele indicarse en las formas hereditarias del carcinoma renal (enfermedad de VHL)90. También debe contemplarse en tumores situados en la periferia del parénquima y cuando el tamaño es menor de 4 cm. Tras esta cirugía menos del 5% de los pacientes experimenta una recaída local y la supervivencia es mayor del 90% en pacientes con tumores unifocales menores de 4 cm91. Otra técnica más sofisticada que permite conocer con mayor detalle los límites del tumor y la existencia de multifocalidad es la nefrectomía parcial extracorpórea y el autotrasplante92. Después del tratamiento radical un porcentaje variable de pacientes puede presentar, en función del estadio, progresión local o sistémica. En general, la supervivencia sin progresión de la enfermedad se sitúa entre uno y 2 años. Papel de la cirugía en la enfermedad diseminada Aunque hay casos de largas supervivencias, de forma global en el cáncer de riñón metastásico la supervivencia es menor de un año. Si bien la resección quirúrgica es el tratamiento estándar, a menudo curativo, de los estadios iniciales, su papel en la enfermedad metastásica ha sido un tema de debate en las últimas 3 décadas. De manera anecdótica se ha descrito la regresión espontánea de las metástasis tras la nefrectomía, con una incidencia aproximada del 0,8%. Sin embargo, no debe contemplarse esta cirugía con la esperanza de que se produzca la regresión. En una serie prospectiva de 73 pacientes con cáncer de riñón avanzado se comprobó regresión objetiva temporal en 5 pacientes (7%) en ausencia de nefrectomía u otro tratamiento93. En la década de 1980, cuando empezaron a consolidarse los fundamentos de la cirugía oncológica, la opinión general era que la nefrectomía tenía un papel limitado, debido a que la enfermedad a distancia era finalmente la causa de la muerte de los pacientes. Sin embargo, en los últimos 15 años ha renacido el interés por la cirugía del tumor primario en la enfermedad metastásica, en un intento de reducir los síntomas locales del tumor primario, controlar la producción ectópica de hormonas e incluso lograr un aumento modesto pero significativo de la supervivencia. La edad es un criterio de exclusión para la realización de nefrectomías paliativas94. A diferencia de lo que ocurre en los estadios locales, no se contempla la nefrectomía parcial95. Algunos pacientes con enfermedad monometastásica, incluso en el sistema nervioso central, pueden lograr una supervivencia prolongada mediante nefrectomía y resección quirúrgica de las metástasis96-98. Se ha comprobado que los pacientes que presentan un amplio intervalo sin Med Clin (Barc). 2008;130(10):380-92 385 06 REVI 33797 (380-392).qxp 14/3/08 10:25 Página 386 TRIGO JM ET AL. ESTRATEGIAS ACTUALES EN EL TRATAMIENTO DEL CARCINOMA DE CÉLULAS RENALES: FÁRMACOS DIRIGIDOS A DIANAS MOLECULARES TABLA 8 Resultados de 2 estudios aleatorizados que han comparado la nefrectomía + interferón (IFN) frente a IFN solo en el carcinoma de células renales metastásico Nefrectomía + IFN IFN p SWOG 8949 Respuesta objetiva, % Supervivencia mediana, meses Supervivencia a 1 año, % OR (IC del 95%) N = 120 3,3 11,1 49,7 N = 121 3,6 8,1 36,8 NS 0,05 EORTC 30947101 Respuesta objetiva, % Supervivencia mediana, meses Supervivencia a 1 año, % OR (IC del 95%) N = 42 N = 43 19 12 17 7 59,3 33,7 0,54 (0,31-0,94) Análisis conjunto102 Respuesta objetiva, % Supervivencia mediana, meses Supervivencia a 1 año, % OR (IC del 95%) N = 161 N = 163 6,9 5,7 13,6 7,8 51,9 37,1 0,69 (0,55-0,87) Estudios 100 ND 0,38 0,03 0,60 0,002 IC: intervalo de confianza; ND: no disponible; NS: no significativo; OR: odds ratio. progresión de la enfermedad entre la nefrectomía inicial y la progresión metastásica son los que más se benefician de este procedimiento99. La inmunoterapia, que se desarrolló a partir de los años 1990, demostró un pequeño pero significativo beneficio del tratamiento de la enfermedad avanzada con interferón (IFN) e interleucina-2 (IL-2), alcanzando tasas de respuesta superiores a las logradas con la quimioterapia. Esta situación renovó el interés por la nefrectomía citorreductora. De forma retrospectiva se observó que la tasa de respuesta era sorprendentemente mejor en la cohorte de pacientes en quienes se llevaba a cabo una nefrectomía previa. A partir de ese momento se estudió la base racional de estas observaciones y se postuló que la nefrectomía podría inducir un efecto biológico antitumoral que repercutiría en la supervivencia. Dos grupos cooperativos, el SWOG (Southwest Oncology Group)100 y la EORTC (European Organization for the Research and Treatment of Cancer)101, iniciaron sendos ensayos aleatorizados de fase III, donde demostraron que la nefrectomía citorreductora mejoraba perceptiblemente la supervivencia en pacientes con cáncer renal metastásico tratados con IFN-␣ (tabla 8). En ambos estudios la supervivencia global fue significativamente mayor en los pacientes con nefrectomía e IFN que en el grupo que sólo recibió lFN (13,6 frente a 7,8 meses; p = 0,002). La nefrectomía disminuyó el riesgo de muerte en un 31% (odds ratio = 0,69; intervalo de confianza del 95%, 0,55-0,87). El análisis conjunto de los estudios demostró un incremento de la supervivencia al año del 52% en pacientes con nefrectomía, frente al 37% sin nefrectomía, diferencia que se mantenía en el tiempo. La nefrectomía no se asoció con una morbimortalidad quirúrgica importante102. La crítica a estos estudios fue que los pacientes estaban seleccionados debido al largo período de selección. Estos pacientes seleccionados, que no representan al conjunto de la población de pacientes con carcinoma renal avanzado, tenían una histología de células claras, no presentaban enfermedad cerebral y tenían un buen estado funcional. Los pacientes que recibieron IL-2 presentaron una tasa de respuesta global similar a la del grupo tratado con IFN, pero aproximadamente el 5% de los pacientes tuvo remisiones completas. En conclusión, la nefrectomía citorreductora se recomienda con el objetivo de mejorar la supervivencia en pacientes con buen estado funcional, sin enfermedad cerebral, en quienes 386 Med Clin (Barc). 2008;130(10):380-92 se plantee la inmunoterapia, en los que no sea previsible una gran morbilidad quirúrgica y que tengan histología de células claras. Gracias a los avances en el conocimiento de la patogénesis y la biología tumorales, la nefrectomía, junto con los nuevos fármacos dirigidos contra dianas moleculares, puede convertirse en el tratamiento estándar en estas situaciones103. Tratamiento adyuvante El cáncer de riñón es un tumor clásicamente resistente a la quimioterapia104. Hasta el momento ningún tratamiento sistémico adyuvante ha demostrado reducir las posibilidades de recaída. En estudios aleatorizados que compararon el IFN-␣ o dosis altas de IL-2 con la observación en pacientes con tumores localmente avanzados que habían sido resecados, se puso de manifiesto la ausencia de beneficio en cuanto al intervalo sin progresión de la enfermedad o la supervivencia, por lo que la observación o la inclusión en un ensayo clínico suponen las mejores opciones para estos pacientes. Un ensayo aleatorizado italiano que se ha presentado recientemente en el congreso de la American Society of Clinical Oncology comparó en 310 pacientes dosis bajas de IL-2 más IFN-␣ frente a placebo, sin encontrar diferencias significativas105. El papel de los nuevos medicamentos dirigidos contra dianas moleculares, especialmente el sunitinib y el sorafenib, se está estudiando en el tratamiento adyuvante de estos tumores. La radioterapia tras la cirugía tampoco aporta un beneficio claro, ni siquiera en los pacientes con enfermedad ganglionar o con resección incompleta. El papel de la radioterapia adyuvante se ha evaluado en 4 ensayos clínicos aleatorizados106-109. Todos eran ensayos pequeños y carecían de potencia suficiente para detectar diferencias en la supervivencia. Ninguno demostró el beneficio de la radioterapia y en 3 de ellos los pacientes que la recibieron presentaron una tendencia no significativa a una supervivencia menor. Tratamientos sistémicos clásicos Función de la inmunoterapia. El foco de atención principal del tratamiento sistémico ha sido hasta ahora la inmunoterapia con IFN e IL-2, solos o en combinación110. El IFN ha conseguido una tasa de respuestas objetivas del 15% en los pacientes con enfermedad avanzada, aunque rara vez las respuestas fueron completas o duraderas111,112. La IL-2 ha producido una tasa de respuestas objetivas del 15% en los pacientes en estadio IV, aunque sólo el 5% respondió completamente; sin embargo, parecía que esta respuesta era duradera (mediana de 80 meses)113. El ensayo del Medical Research Council (MRC)114 demostró una mejora de la supervivencia con IFN en comparación con el uso de acetato de medroxiprogesterona por vía oral. Otro ensayo aleatorizado realizado por Pyrhonen et al115 constató una mejora de la supervivencia cuando se añadía IFN a vinblastina en el CCR avanzado. Sin embargo, en los pacientes con riesgo intermedio, el estudio de fase III PERCY Quattro116 comprobó que no había una mejora significativa de la mediana de la supervivencia sin progresión o de la supervivencia total con el uso de citocinas, solas o en combinación. Con la combinación de las 2 citocinas, IL-2 e IFN-␣, se obtuvieron mayores tasas de respuesta que con las monoterapias respectivas, aunque las tasas de supervivencia no mejoraron de forma significativa y hubo más reacciones adversas con la combinación110,117. No obstante, es posible que el tratamiento intensivo con citocinas tenga algún papel en pacientes seleccionados con buen pronóstico y con localizaciones favorables de las metástasis. 06 REVI 33797 (380-392).qxp 14/3/08 10:25 Página 387 TRIGO JM ET AL. ESTRATEGIAS ACTUALES EN EL TRATAMIENTO DEL CARCINOMA DE CÉLULAS RENALES: FÁRMACOS DIRIGIDOS A DIANAS MOLECULARES La calidad de vida es una cuestión relevante en los pacientes con CCR, por lo que existe cierta preocupación por las reacciones adversas del tratamiento con citocinas. Entre los efectos tóxicos, los síntomas gripales aparecen en más del 90% de los pacientes tratados con IFN, las náuseas y los vómitos en el 85% y las reacciones neurológicas en el 30-65%. Hasta ahora el tratamiento de primera línea con citocinas se ha considerado la norma en EE.UU. y Europa, y el uso de IL-2 a dosis altas ha sido hasta hace poco tiempo el único tratamiento autorizado por la FDA estadounidense para el CCR. Sin embargo, existe la necesidad urgente de investigar nuevas opciones que posean mayor eficacia y provoquen menos reacciones adversas para el tratamiento de los pacientes con CCR en fases tardías. Función de la quimioterapia. El CCR es muy resistente a los fármacos quimioterápicos actuales, con los que se han conseguido resultados desalentadores. La quimioterapia con un solo fármaco no ha conseguido tasas de respuesta mucho mayores del 5%. Por ejemplo, la gemcitabina como tratamiento único produjo unas tasas de respuesta del 6 y el 8,1% en 2 ensayos clínicos de fase II118. El 5-fluorouracilo (5-FU) como fármaco único ha sido objeto de muchos estudios, en los que se han obtenido tasas de respuesta del 5-10%119. Se ha observado una actividad más interesante con la quimioterapia combinada consistente en una infusión continua de 5-FU y gemcitabina, administrados semanalmente. En un estudio en fase II con esta combinación se constató una tasa de respuestas del 17% en 41 pacientes con CCR metastásico que habían recibido previamente inmunoterapia o quimioterapia120. Sin embargo, este régimen de tratamiento tiene el inconveniente de precisar de un catéter intravenoso junto con una bomba de infusión ambulatoria para la administración de la quimioterapia. La capecitabina es un carbonato de fluoropirimidina de uso oral, activado a 5-FU en una conversión enzimática de 3 pasos. El paso final de esta conversión es catalizado por la enzima timidina fosforilasa, que está sobreexpresada en las células tumorales, lo que en teoría proporciona un grado de especificidad contra el tumor con respecto al tejido normal. La capecitabina ha sustituido al 5-FU en la quimioinmunoterapia sin comprometer la actividad en el CCR metastásico121. Varios ensayos en fase I que han evaluado las combinaciones de gemcitabina y capecitabina han demostrado que pueden administrarse dosis completas de un único fármaco en combinación. Además, en varios ensayos en fase II se ha comprobado la actividad clínica de las combinaciones de gemcitabina y capecitabina122-124. Stadler et al123 administraron a pacientes con CCR metastásico 1.000 mg/m2 de gemcitabina los días 1, 8, y 15; y 830 mg/m2 de capecitabina oral 2 veces al día durante 21 días en períodos de 28 días. De los 60 pacientes que participaron en el estudio, el 75% había recibido con anterioridad quimioterapia o inmunoterapia. En el 12% de los pacientes se consiguió una respuesta parcial y en el 59% la estabilización de la enfermedad. La mediana del tiempo transcurrido hasta la progresión fue de 5,4 meses, y la mediana de la supervivencia total, de 13,6 meses. En el estudio de Tannir et al124, que emplearon el mismo tratamiento en pacientes que habían recibido con anterioridad inmunoterapia, la mediana del tiempo transcurrido hasta la progresión fue de 4,9 meses. En el momento de la publicación del trabajo no se había alcanzado la mediana de la supervivencia global. Es interesante señalar que hubo 7 pacientes con respuesta parcial. Sin embargo, las reacciones adversas fueron mayores que las previstas: un 75% de los pacientes interrumpió el tratamiento o requirió al menos una reducción de la dosis. Se observó neutropenia de grado 2/3 en el 17,7% de los ciclos. La combinación de gemcitabina y capecitabina, a pesar de tener una actividad modesta en el CCR avanzado, se ha considerado una posible opción terapéutica. Dianas terapéuticas en el carcinoma de células renales Se han descrito varias dianas terapéuticas de posible interés en el tratamiento del CCR. Entre otras, las mejor caracterizadas para el tratamiento del CCR son las implicadas en la proliferación celular, como la familia del EGFR, la vía del mTOR y la vía de la cinasa Raf, además de las que intervienen en la angiogénesis, como el VEGF y su receptor (VEGFR), y el receptor del PDGF (PDGFR). Tratamientos dirigidos contra el factor inducible por hipoxia. En teoría el HIF, por sí mismo, sería una diana ideal para el tratamiento del CCR. Sin embargo, la inhibición de la actividad de factores de transcripción, ya sea bloqueando su unión a proteínas emparentadas o al ADN con pequeñas moléculas, es generalmente difícil. Sin embargo, en condiciones de normoxia el HIF-␣ tiene una vida media muy corta (calculada en minutos) y, por tanto, es muy sensible a los cambios en la traslación de proteínas. Se han desarrollado diversos compuestos, como la rapamicina, CCI-779 (temsirolimus) y RAD-001, para inhibir mTOR y prevenir de esta manera el comienzo traslacional. Estos compuestos disminuyen los valores de HIF-␣125-127. En el laboratorio, la inactivación de pVHL sensibiliza las células a la inhibición de mTOR de una manera dependiente del HIF128. En estudios clínicos en fase II realizados en pacientes con CCR metastásico refractarios a citocinas, el tratamiento con el inhibidor de mTOR CCI-779 (temsirolimus) produjo una tasa de respuestas objetivas del 7%, incluyendo una respuesta completa y un 17% de estabilizaciones a las 24 semanas129. La notable actividad de este fármaco en pacientes que presentan CCR con características de mal pronóstico propició un estudio de fase III para comparar CCI-779, IFN-␣ o la combinación de ambos en 626 pacientes de mal pronóstico; en él se demostró un aumento significativo de la supervivencia para el grupo que recibió CCI-779 (10,9 meses), en comparación con los grupos de IFN-␣ (7,3 meses) o la combinación de ambos (8,4 meses)130. Éste es el primer estudio que demuestra un aumento significativo de la supervivencia en pacientes con CCR metastásico, lo que ha determinado su reciente aprobación por la FDA. RAD001 (everolimus) es un inhibidor oral de la serina-treonina cinasa de mTOR. En un ensayo clínico de fase II en 25 pacientes con CCR metastásico se demostró que RAD001 se toleraba bien cuando se administraba por vía oral a una dosis de 10 mg/día sin interrupciones (ciclos de 28 días). Los resultados de eficacia pusieron de manifiesto una actividad antitumoral prometedora, demostrada por una tasa de respuestas parciales del 36%, y una prolongada mediana de tiempo hasta la progresión, que fue de más de 3 meses en el 86% de los pacientes131. La proteína de choque térmico-90 (HSP90) es una adenosintrifosfatasa que desempeña un papel esencial en la síntesis y funcionalidad del HIF. Fármacos como la geldanamicina, que bloquea la actividad de HSP90, también producen una disminución de los valores de HIF-␣132,133. Varios ensayos clínicos con el análogo de la geldanamicina 17AAG están actualmente en marcha en otros tumores sólidos. También se han identificado diversos fármacos capaces de disminuir los valores de HIF-␣, tales como los inhibidores de tiorredoxina, algunos inhibidores de la toposisomerasa I y ciertos agentes antimicrotúbulos. Sin embargo, el mecanismo de acción de estos últimos sobre los valores de HIF-␣ aún no está claro. Med Clin (Barc). 2008;130(10):380-92 387 06 REVI 33797 (380-392).qxp 14/3/08 10:25 Página 388 TRIGO JM ET AL. ESTRATEGIAS ACTUALES EN EL TRATAMIENTO DEL CARCINOMA DE CÉLULAS RENALES: FÁRMACOS DIRIGIDOS A DIANAS MOLECULARES Tratamientos dirigidos contra los factores de crecimiento de respuesta al factor inducible por hipoxia. Se han descrito unos 100 genes de respuesta al HIF, muchos de los cuales codifican para receptores de factores de crecimiento o sus ligandos. La inhibición de dichas vías dependientes de factores de crecimiento con anticuerpos neutralizantes o con pequeñas moléculas inhibidoras está arrojando resultados prometedores en ensayos clínicos. Factor de crecimiento del endotelio vascular y sus receptores. El carcinoma renal de células claras es un tumor muy vascularizado y produce una gran variedad de moléculas proangiogénicas, incluido el producto de los genes de respuesta al HIF, como el VEGF. El VEGF estimula la proliferación y la supervivencia de las células endoteliales. Además de sus efectos proangiógenos, es capaz de anular la respuesta inmunitaria antitumoral134,135. El VEGFR-2 o KDR está sobreexpresado en las células del CCR, lo que apunta a la posibilidad de un mecanismo de estimulación autocrino, además de los efectos paracrinos del VEGF sobre las células endoteliales136. Diversos agentes capaces de inhibir el VEGF o su receptor KDR muestran actividad contra el CCR. En un ensayo de fase II aleatorizado, los pacientes con carcinoma renal metastásico que fueron tratados con bevacizumab, anticuerpo monoclonal dirigido contra el VEGF, mostraron un aumento significativo del tiempo hasta la progresión (4,8 frente a 2,5 meses), lo que proporciona la prueba de concepto de la eficacia del tratamiento antiangiógeno137. En un ensayo recientemente comunicado en el congreso anual de la American Society of Clinical Oncology se comparó la combinación de bevacizumab (10 mg/kg cada 2 semanas) con IFN-␣ (9 MU 3 veces por semana) frente a IFN-␣ solo, en 649 pacientes con CCR avanzado; en el análisis realizado por los investigadores se demostró un aumento de la tasa de respuesta (el 31 frente al 13%) y de la supervivencia sin progresión de la enfermedad (10,2 frente a 5,4 meses; riesgo relativo [RR] = 0,63; p < 0,0001), sin que hubiese diferencias significativas en la supervivencia global y con una toxicidad ligeramente superior de la monoterapia con IFN-␣138. Los resultados de un estudio similar (CALGB 90206) están pendientes de ser presentados. Múltiples inhibidores de la actividad tirosincinasa del KDR (VEGFR-2), entre ellos SU11248 (sunitinib), BAY43-9006 (sorafenib) y AG-013736 (axitinib), también han demostrado una actividad significativa contra este tipo de tumor139-141. SU11248 (sunitinib) es un inhibidor oral multiselectivo de la actividad tirosincinasa del VEGFR-2 y del PDGFR-, con actividad adicional sobre c-Kit y FLT-3. En estudios de fase II realizados en pacientes refractarios a citocinas, con sunitinib se consiguió una tasa de respuesta del 40% y la tasa de estabilizaciones de más de 3 meses fue del 27%. La mediana del tiempo hasta la progresión fue de casi 9 meses139. Estos ensayos dieron lugar a la aprobación de este fármaco por la FDA y la EMEA. Un reciente ensayo de fase III aleatorizado ha comparado el sunitinib con el IFN-␣ como tratamiento de primera línea en 750 pacientes con CCR metastásico, a la dosis de 50 mg/día por vía oral durante 4 semanas, seguido de 2 semanas de descanso. Los resultados definitivos, analizados por un comité independiente, muestran un aumento de la tasa de respuesta (31 frente a 6%), de la mediana de la supervivencia sin progresión (11 frente a 5 meses) y del RR (0,42; intervalo de confianza del 95%, 0,32-0,54; p < 0,001) con sunitinib, así como una tendencia al aumento de la supervivencia, probablemente enmascarada por el importante número de pacientes que recibieron sunitinib tras la progresión con IFN-␣142, con una mejora de la calidad de vida de los pacientes tratados con 388 Med Clin (Barc). 2008;130(10):380-92 sunitinib; todo ello, junto con un mejor perfil de toxicidad, hace que sunitinib sea actualmente el fármaco de elección en primera línea de tratamiento en pacientes con CCR avanzado. El sunitinib demostró un beneficio en términos de supervivencia sin progresión de la enfermedad en todos los subgrupos según los factores pronósticos de Motzer. BAY43-9006 (sorafenib) se concibió inicialmente como un inhibidor de Raf. En ensayos de fase II su actividad en el cáncer renal con respecto a otros tipos de neoplasias epiteliales demostró que también era capaz de inhibir KDR y PDGFR-140. Sin embargo, es posible que la inhibición de Raf por sorafenib sea relevante en este tipo de tumor, ya que Raf se ha implicado en la supervivencia de las células endoteliales143. Un estudio de fase II aleatorizado en pacientes con CCR metastásico demostró un aumento de la mediana de la supervivencia sin progresión: 23 semanas para pacientes tratados con sorafenib, frente a 6 semanas para los pacientes tratados con placebo140. En otro ensayo de fase III aleatorizado que ha comparado el sorafenib, a la dosis de 400 mg/12 h por vía oral, con placebo en 903 pacientes con CCR metastásico que habían recibido tratamiento previo con citocinas, se demuestra un aumento significativo de la mediana de supervivencia sin progresión (5,5 meses para pacientes tratados con sorafenib frente a 2,8 meses para pacientes tratados con placebo; RR = 0,44; p < 0,01)144. Con estos datos, la FDA y la EMEA aprobaron el uso de sorafenib para el tratamiento del CCR metastásico en segunda línea tras la falta de respuesta al tratamiento con citocinas. Sin embargo, en un reciente ensayo de fase II aleatorizado que comparó sorafenib con IFN-␣ en primera línea de tratamiento en 189 pacientes con CCR avanzado, el sorafenib no aumentó el tiempo hasta la progresión (5,7 frente a 5,6 meses; RR = 1,14; p = 0,504) ni la supervivencia global; en cambio, sí mostró un mejor perfil de toxicidad y una mejoría de la calidad de vida de los pacientes respecto al IFN145. AG-013736 (axitinib) es un inhibidor de la tirosincinasa, con dianas múltiples y de administración oral, del VEGFR-1, VEGFR-2, VEGFR-3, c-Kit y PDGFR-, que posee actividad antiangiogénica. Los resultados de un estudio multicéntrico de fase II con AG-013736 en el CCR se presentaron el año pasado en la reunión anual de la American Society of Clinical Oncology. A 52 pacientes con CCR metastásico resistente a citocinas (un 87% con histología de células claras) se les administró AG-013736 a dosis de 5 mg 2 veces al día durante 4 semanas. Hubo una respuesta parcial en el 46% de los pacientes y una estabilización de la enfermedad en otro 40%. Cuando se presentaron los datos, no se había alcanzado la mediana del tiempo transcurrido hasta la progresión tras un seguimiento de 12-18 meses, y 21 pacientes con respuesta parcial seguían con el tratamiento141. Una cuestión clínica importante es saber si la aparente actividad de este tipo de agentes está restringida a los pacientes con carcinoma renal en quienes la función de pVHL está comprometida. Factor de crecimiento derivado de plaquetas. El PDGF-B es otro de los factores de crecimiento de respuesta de HIF. El PDGF promueve la supervivencia de los pericitos que rodean los vasos sanguíneos y, por tanto, el mantenimiento de la vasculatura establecida146. Mientras que los vasos sanguíneos inmaduros parecen ser exclusivamente sensibles a la supresión de VEGF, las células endoteliales maduras son menos sensibles a dicha supresión147. Los experimentos de laboratorio apuntan a que la involución de los vasos sanguíneos ya establecidos requiere la inhibición dual de VEGF y 06 REVI 33797 (380-392).qxp 14/3/08 10:25 Página 389 TRIGO JM ET AL. ESTRATEGIAS ACTUALES EN EL TRATAMIENTO DEL CARCINOMA DE CÉLULAS RENALES: FÁRMACOS DIRIGIDOS A DIANAS MOLECULARES PDGF147,148. La mayoría de los inhibidores de KDR arriba descritos también demuestran actividad contra el PDGFR, lo que refleja el hecho de que KDR y PDGFR están estructuralmente relacionados. El imatinib (Glivec®), que se usa para el tratamiento de la leucemia mieloide crónica y los tumores estromales gastrointestinales debido a su actividad contra c-Abl y c-Kit, respectivamente, es otro potente inhibidor del PDGFR y actualmente se está investigando en combinación con inhibidores de VEGF/KDR para el tratamiento del CCR avanzado. Mientras que la sobreexpresión de c-Kit se ha demostrado por inmunohistoquímica en el carcinoma renal tipo sarcomatoide y cromófobo149, sólo una pequeña proporción (< 5%) de carcinomas renales de células claras son portadores de mutaciones o sobreexpresión de cKit150,151. Factor transformador del crecimiento alfa y receptor del factor de crecimiento epidérmico. El TGF-␣, otro de los factores de crecimiento de respuesta al HIF, es mediador de una estimulación autocrina en las células del carcinoma renal mediante la activación del EGFR expresado en su superficie152154 . La inhibición farmacológica de EGFR es suficiente para inhibir el crecimiento de líneas celulares de CCR inoculadas bajo la piel de ratones inmunocomprometidos155,156. Pequeñas moléculas inhibidoras de la actividad tirosincinasa del EGFR (erlotinib y gefitinib) y anticuerpos monoclonales (cetuximab) están actualmente aprobados para el tratamiento de otros tipos de tumores. Desafortunadamente, los inhibidores de EGFR evaluados como agentes únicos en CCR metastásico han demostrado una actividad clínica muy limitada157,158. Por el contrario, un ensayo en fase II que evaluó la combinación de la inhibición de EGFR y VEGF con erlotinib y bevacizumab, respectivamente, en el CCR metastásico demostró resultados impresionantes: una tasa de respuesta del 25% y una tasa de estabilizaciones a las 8 semanas del 61%159. Sin embargo, los resultados preliminares de un ensayo en fase II aleatorizado de bevacizumab con o sin erlotinib en el CCR metastásico no evidenciaron ningún beneficio con la combinación respecto al bevacizumab como agente único160. Combinaciones de fármacos Como ya se ha mencionado, un gran número de productos de los genes de respuesta al HIF están implicados en el desarrollo del CCR. La inhibición individual de dichas proteínas o de sus receptores ha demostrado resultados muy prometedores, como es el caso del VEGF/KDR. La inhibición combinada de vías de señalización colaterales (combinaciones horizontales; fig. 3) mediante agentes que inhiben diferentes dianas prooncogénicas de HIF (como VEGF, PDGF y TGF-␣) es una aproximación racional al éxito de la combinación de agentes. Por ejemplo, agentes que bloquean el VEGF (bevacizumab) o el VEGFR (sunitinib, sorafenib o AG-013736) pueden combinarse con inhibidores del EGFR (erlotinib), inhibidores de mTOR (temsirolimus o everolimus) o ambos, mediante una inhibición horizontal. Un enfoque alternativo sería combinar agentes que inhiben indirectamente el HIF mediante la inhibición de los factores de crecimiento de respuesta al HIF y de sus receptores, como, por ejemplo, la combinación de un inhibidor de mTOR con bevacizumab y/o un inhibidor de KDR como sunitinib o sorafenib (combinaciones verticales; fig. 4). En este esquema la inhibición submáxima de cada componente en la vía de señalización puede producir un profundo efecto, ya que la inhibición global de dicha vía variará según el producto de los efectos de cada componente. Sin embargo, las α pVHL β = HIF-α VEGF PDGF TGF-α VEGFR-2 PDGFR EFGR Fármaco A + Fármaco B + Fármaco C Fig. 3. Combinación horizontal de fármacos: posibles dianas terapéuticas en el cáncer renal. EGFR: receptor del factor de crecimiento epidérmico; HIF: factor inducible por hipoxia; PDGF: factor de crecimiento derivado de plaquetas; PDGFR: receptor del PDGF; pVHL: proteína Von Hippel-Lindau; TGF-␣: factor transformador de crecimiento alfa; VEGF: factor de crecimiento del endotelio vascular; VEGFR-2: receptor 2 del VEGF. Fármaco A (p. ej., inhibidor mTOR) HIF-α VEGF VEGFR-2 Fármaco B (p. ej., bevacizumab) Fármaco C (p. ej., sorafenib) Fig. 4. Combinación vertical de fármacos: posibles dianas terapéuticas en el cáncer renal. HIF: factor inducible por hipoxia; mTOR: diana de la rapamicina en los mamíferos (del inglés mammalian target of rapamycin); VEGF: factor de crecimiento del endotelio vascular; VEGFR-2: receptor 2 del VEGF. combinaciones de tratamientos moleculares dirigidos deben evaluarse sistemáticamente, ya que la combinación de agentes puede tener efectos tóxicos aditivos sin producir necesariamente un claro beneficio clínico. Conclusiones y perspectivas futuras El CCR representa una enfermedad prototípica en la que el descubrimiento de la biología molecular subyacente ha dado lugar a avances significativos en su tratamiento. El gen supresor tumoral VHL está mutado o silenciado en la mayoría de los casos de carcinomas renales de células claras. La pérdida de pVHL produce la estabilización de HIF-␣, lo que da lugar a la transcripción de genes de respuesta al HIF. Muchos de los productos de dichos genes (VEGF, PDGF, TGF-␣, etc.) han demostrado ser prooncogénicos en el desarrollo del CCR. Estos avances en el conocimiento de la biología molecular del CCR han propiciado el desarrollo de bioterapias dirigidas que representan, por vez primera en más de una década, un avance significativo en el tratamiento de esta enfermedad, con una mejora importante en el perfil de toxicidad con respecto a los tratamientos considerados estándar (IFN-␣ e IL-2). Entre ellas, los fármacos antiangiogénicos son los que representan un mayor avance, especialmente el sunitinib, que se ha impuesto como el tratamiento de primera línea en pacientes con enfermedad Med Clin (Barc). 2008;130(10):380-92 389 06 REVI 33797 (380-392).qxp 14/3/08 10:25 Página 390 TRIGO JM ET AL. ESTRATEGIAS ACTUALES EN EL TRATAMIENTO DEL CARCINOMA DE CÉLULAS RENALES: FÁRMACOS DIRIGIDOS A DIANAS MOLECULARES avanzada. Sin embargo, los nuevos tratamientos dirigidos contra dianas moleculares plantean nuevos desafíos e interrogantes, como son: la secuencia de administración, el beneficio del tratamiento combinado, la determinación de factores predictivos de respuesta, la mejora del perfil de toxicidad a largo plazo, etc. Actualmente están en marcha varios ensayos clínicos que analizan estos agentes en combinación o en el tratamiento adyuvante tras la cirugía en pacientes de alto riesgo. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Jemal A, Murray T, Ward E, Samuels A, Tiwari RC, Ghafoor A, et al. Cancer statistics, 2005. CA Cancer J Clin. 2005;55:10-30. 2. American Cancer Society. Cancer facts and figures. Atlanta: American Cancer Society; 2004. 3. Chow WH, Devesa SS, Warren JL, Fraumeni JF. Rising incidence of renal cell cancer in the United States. JAMA. 1999;281:1628-31. 4. Vogelzang NJ, Stadler WM. Kidney cancer. Lancet. 1998;352:1691-6. 5. Godley PA, Ataga Kl. Renal cell carcinoma. 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