Saltos y sobresaltos de un lector ~ ----. ---~ -.- '- J ~ El Dadaísmo en Barranqui1la Ahora cuando el nadaísmo cumple treinta años de nacido y veinte de muerto (las fechas del deceso cada cual las pone) hay de nuevo un interés en estudiar este fenómeno en el país. Así. han coincidido varios libros alrededor del tema: El nadaísmo colombiano o la búsqueda de una vanguardia perdida, de Annando Romero, y el Manual de literatura colombiana, en cuyo tomo XII hay un buen estudio de J. G. CoboBorda sobre este movimiento. También se ha reeditado un libro de poemas de J. Mario. El profeta en su casa, y la novela Juego de espejos, de Humberto Navarro, inédita desde 1979. en que fue fmalista en el Concurso de Novela Vivencias. También hay señales de la publicación de lslanada, una novela de Elmo Valencia. finalista en el Segundo Concurso de NovelaNadaístaen 1968. O sea que el nadaísmo. como el cadáver de Drácula, se mueve dentro de su tumba. Porque enterrado sí está. Algo va de ese país ridículamente provinciano del 58 (que se conmocionó por el desfile de unos muchachos de pelo largo y claveles en el ojal una mañana de mucho sol por Junín. la principal calle de Medellín, y que se proclamaban "locos, geniales y peligrosos"),a este país urbano. con nuevas formas de violencia, como la mafiosa, y con nuevos rubros de exportación, además del café, como la coca, el carbón y el petróleo. Hasta hace poco, en la televisión aparecía una propaganda de un banco en donde. en blanco y negro, saltan las imágenes de Kennedyen Bogotá con Jacqueline y Alberto Lleras, después mostraban la visita de Paulo Sexto, y por último, salían unos molinos de viento para sacar agua mientras una voz decía algo así como "Este es el viejo país..." 59 Después, IzaS!, se daba paso al color, y aparecían unas antenas parabólicas y unas panorámicas de Bogotá con sus rascacielos,y otra vozilustraba: "Este es el nuevo país..." Si alguna cosa llegaba a envejecerme del todo era esta cuña. porque el blanco y negro coincidía con mi juventud y mis años universitarios. Era la época en que algunos estudiantes de Derecho en Medellín. entre ellos. Alvaro Tirado Mejía. Luis Antonio Restrepo. Ricardo Echeverría, Jorge Orlando Melo, mirábamos con simpatía, pero desde las barreras, todos los "chous" que daban los nadaístas. como salir con el negro "Lumumba" (un exmiembro de la Juventud Obrera Católica devenido en nadaísta) con una cadena al cuello, sentarlo en el suelo, amarrarlo en la pata de la mesa del bar y darle guineo, mientras el resto de parroquianos miraban escandalizadostal ocurrencia. Gonzalo Arango, en esa actitud proselitista que lo caracterizó. todo el tiempo nos coqueteaba para que engrosaramos su movimiento; pero entre nosotros predominaban las reservas. Después de todo, éramos universitarios. y el marbete de "nadaísta" nos traería problemas en la universidad. Además, había un cinturón lumpesco alrededor de ellos que nos ahuyentaba. Era la época en que nos prestábamos El lobo estepario, de Herman Hesse. y discutíamos sobre la genialidad de Fran~oise Sagan, cuya novela, Bonjour nistesse, era el "best-seller' del momento. Pero los nadaístas constituían la noticia y el comentario permanente. Amílkar Osorio. en ese entonces Arnílkar U. era prepotente y enfermo de genialidad, pero tenia una cultura. para su edad. bastante sólida, entre otras razones. por la formación humanistica que le había dado el Seminario de Jericó, donde había terminado el bachillerato. Muchos de los universitarios, "filo nadaístas" o "compañeros de ruta", como se llame a los que nos acercábamos por simpatía o curiosidad a ellos. quedábamos aterrados ante tanta libertad en sus conductas. "¿V qué dicen sus papás?", era la candorosa pregunta que nosotros, casi todos de clase media establecida, nos formulábamos. Cobo Borda. en el ensayo citado. nos dice que "el nadaísmo permitió el acceso de la pequeña burguesía inferior al campo de las letras." El hecho cierto es que "la 60 ahnendra" del movimiento era de extracción media baja o campesina. El padre de Amílkar, un dentista empírico que ejercía en el banio Loreto, estaba feliz de que su hijo apareciera constantemente en la prensa y, por lo tanto, era muy condescendiente con él. Otros, como Gonzalo, eran de extracción campesina. El mismo, en su Diario de un presidiario nadaísta, nos cuenta todo su entorno familiar. Humberto Navarro, alias "Cachifo", era sobrino de 'Tuso" Navarro, uno de los más conspicuos jefes del conservatismo pe la montaña; pero al parecer no se trataban. Además, el bscritor nadaísta siempre vivió furioso con sus padres, por haberlo metido cuando niño en una escuela correccional. Este, que era el tema permanente de sus borracheras lloronas, fue también el tema de su novela Los días más felices del año, segundo premio en el Primer Concurso Nadaísta de Novela en 1966. Darío Lemus, desde muy joven sumido en la droga, estuvo en la marginalidad también desde muy temprano. Como se ve, acercarse a los nadaístas era un riesgo para la propia reputación. Y así se formó alrededor de ellos, digamos, una especie de franja de simpatizantes: jóvenes entusiasmados con lo que ellos escribían, que incluso compartían lecturas, pero no permitían que se les llamara "nadaístas". En ese Medellin de finales de los cincuenta, todavia la influencia clerical era muy fuerte. No era nada raro que, por instancias de la Curia, la policía sacara a empellones a los asistentes de un Cine Club que proyectaba Los tramposos,una película de la "Nueva Ola" francesa. O que, también ordenado por el arzobispo, se hiciera retirar de los estantes de las librerías a Sexus, de Henry Miller, traducido por el intelectual antioqueño Alberto Acevedo Benitez; o que no se permitiera la exposición de biblias protestantes en una feria de libro. Así, pues, no fue nada de extrañar que uno de los primeros blancos del movimiento fuera la religión. Naturalmente, yo no asistí a la promocionada reunión de los Escritores Católicos, de la cual las figuras más relevantes eran el Ministro de Trabajo, Otto Morales, y el poeta Eduardo Carranza. Si mis recuerdos no me fallan, me encontraba en 61 la heladeña del "Sordo" Jaramillo, bautizado "La Ninfa Eco" por Guillermo 1i"Ujillo, un nadaísta a quien se lo tragó el olvido. Pues bien: ahí estaba conversando con Ricardo Echavarña, (no eran en realidad conversaciones,sino largas "tenidas", tarareando música clásica o jazz) cuando llegó el "Cachifo", hecho un manojo de nervios, y nos contó lo que había ocuITido. Después del discurso inaugural, pronunciado por el Gobernador. ellos aprovecharon la batahola de los aplausos y lanzaron su "manifiesto". Todavía, y a esta distancia, su lectura causa conmoción y escándalo en las almas buenas. También lanzaron la azafétida más poderosa de la que se tenga noticia. Recuerdo cómo los muchachos de las juventudes del MRL estuvieron después buscando a los nadaístas para pedirles la fórmula. Por este hecho encarcelaron a Gonzalo Arango, y salvo la "Nueva Prensa", nadie más protestó en Medellín. Allí un "famoso pájaro" de la violencia se le acercó y le dijo ominosamente: "Mire, mi hermano, yo he hecho muchas cosas en la vida. a mucha gente me la he llevao por delante. pero con mi diosito yo jamás me he metido. esta noche nos vemos". Afortunadamente, un jefe de una vereda liberal también simpatizó con Gonzalo, y lanzó un "El que se meta con el escritor, se mete conmigo". Fue una noche eterna. nos confesó despuésdel susto Gonzalo. Pero ya para el sesenta los nadaístas habían pasado un poco más a la creación literaria y se habían dedicado menos al escándalo (aunque faltaba todavía el mayor: el sacrilegio durante la Santa Misión, en el 61). Y así, Gonzalo se estrenó como autor teatral con Nada bajo el cielo raso y HK -111 con destino a la nulerle. un par de obritas que leídas ahora se ven esquemáticas y muy pobres; pero que en ese momento su montaje fue tomado como un triunfo. "Me siento como si hubiera hecho la primera comunión", nos dijo Gonzalo a los contertulíos del "Metropol". Como Gonzalo González. GaG. les había abierto las páginas literarias, de "El Espectador", era frecuente encontrar colaboraciones de ellos en el "Magazin Dominical". Fue allí donde Amílkar publicó 'Vamos a llevar flores al 62 muerto". un cuento que GOG señaló como "objetMsta". y que de un salto los unía con el "Nouveau Roman" de Francia. Publicado en las antologías de esa época. ahora el cuento ha desaparecido de todas. También fue Arnílkar el que. con un seudónimo. algo así como "Claudia Pereira". empezó a publicar unos cuentos "nadaístas" (cualquier cosa que eso pudiera significar) en "Cromos". Los relatos. un tanto "lanzados" para ser escritos por lo que se suponía era una chica de alta sociedad bogotana. gustaron. y produjeron controversia. Después del sexto. cesaron de ser publicados. No sé si los que aparecen en el libro publicado después de la muerte de Arnílkar. titulado El yacente de Mantegna. sean esos mismos. Su lectura. en este momento. nos indica que este autor era más importante que bueno. \ Mi puesto privilegiado como testigo de la vida del nadaísmo terminó un día en que Monseñor Félix Henao Botero resolvió que yo era una manzana podrida. y me hizo la vida imposible en la Bolivariana. Así. pues. con una bolsa de "alotero". unos bluyines y sin zapatos. pues éstos los boté para no traerme ni "el polvo de mi pasado". desembarqué del camión de carga en que me había venido. y caminé desconcertadopor esePaseoBolivar de diciembre de 1960. En Ban-anquilla el nadaísmo no era un círculo beligerante. como en Medellín o Cali. Parecía ser más bien un pretexto para hacer unas cuantas fiestas muy movidas. La figura más conocida que se hacía llamar "nadaísta" era Alvaro Medina. que en esa época firmaba sus artículos y cuentos con el seudónimode "JoséJavierJorge". otro representante del movimiento eraAlvaro Barrios. "-¿De qué se siente orgulloso? -De tenerveinte años. -Alvaro Barrios. definase para la historia delarte. -Entiéndese por Alvaro Barrios la parte que queda en blanco al final de una carta". (Entrevista de Gonzalo Arango a Alvaro Barrios. publicada en "Cromos"en 1966). Pero en 1961 los nadaístas en Barranquilla no alcanzaban a conformar ni siquiera la noticia de su existencia. A diferencia de las otras ciudades. aquí el movimiento era 63 integrado por jóvenes universitartos. que por definición son de clase media establecida. El escándalo no se dio. Los ataques a la religión ni siquiera se pensaron. Era algo incompatible con la idiosincrasia nuestra. Además, la Iglesia de aqui no eraomnipotente comola del in terior. Así las cosas. rastrear la vida de ese movimiento en esta ciudad sólo es posible buscando sus expresiones literarias y pictóricas. Estas son también pobrisimas. Barrios jugó por unos años con el motete de "nadaista", y así colaboró con algunas ilustraciones en el "Como Emplumado" , revista publicada en México, con cierta orientación pro-beatnik. También ilustró la portada de La mvendón de la uva, un libro de poemas de Eduardo Escobar. Norman Mejía también hizo alguna profesión de fe nadaísta, pero nada más. Tal vez la más entusiasta del movimiento fue la pintora Deltlna Bernal, cuya casa era el cuartel general. ¿Fue en la literatura donde el nadaísmo se manifestó más claramente? Es dificil contestar a esta pregunta. por la sencilla razón que en ningún momento hubo un vehículo literario en la ciudad durante todo este periodo. En toda la década de los sesenta. Barranquilla no tuvo un suplemento literario. ni siquiera un programa cultural por la radio, donde los jóvenes escritores pudieran expresarse. Sólo en 1973 se publicó el "Suplemento del Caribe", o sea, cuando ya el nadaísmo estaba muerto, y muchos de los que en su adolescencia posaron de nadaístas. ya en esta década habían dejado de serIo. Es impresionante la absoluta orfandad literaria en que se vivía en los sesenta. No había ni una revista literaria en toda la Costa Norte del país, y las páginas editoriales de los periódicos no se abrieron a estos nuevos autores. Sólo después de mucho rastrear, me fue posible encontrar algunos artículos de Alvaro Medina, algunos poemas de Noel Cruz y los primeros cuentos de Alberto Duque. En esosaños. los tres se definían como nadaístas, actitud que posteriormente abandonaron. Pero en sus escritos no hay esa mezcla de existencialismo, surrealismo, biknismo y fiijol antioqueño que caracterizaba al movimiento en el interior. El cuento de Alberto Duque, 64 "Danza húngara número cinco", ganador de un concurso de cuento en Cartagena, o "Los muchachos", de Alvaro Medina, ganador asimismo de un concurso en Riopaila, no tienen nada en común; ni tampoco muestran la carga de desesperanza que, en cierta forma, es lo que identifica a lo que llamariamos "relatos nadaistas". A diferencia de los grupos de las otras ciudades, que recibían consignas epistolares de Gonzalo Nango, o que formaban debates entre sí, nada de eso sucedió con el grupo barranquillero. Grupo, además, impreciso, pues sus miembros no eran estables. Vistas así las cosas, tal vez la forma de presencia del movimiento en Barranquilla era la venida de alguno de los miembros más conocidos del grupo de Medellín o Cali, y también cuando alguna personalidad literaria internacional, con aura de vanguardismo, se daba su vuelta por estoslados. Para esos primeros años de los sesenta,yo era juez en un pueblo de la Guajira, y sólo venía los fines de mes a esta ciudad. Iba entonces a la Libreria Nacional a encontrarme con la "Intelligentzia", cuyos miembros pasaban largas horas en la heladeria, tomando té helado y hablando de libros. Allí era donde veía a Julio Roca,en ese entonces jefe de redacción del "Diario del Caribe". El fue la primera persona que me aconsejó que no comprara una novela de GaIsworthy, sino que me leyera la novela de un joven peruano llamada La ciudad y los perros. También era el lugar donde se cocinaban todos los chismes literarios del momento. Mi testimonio es, pues, intermitente, de "fin de mes". Fue así como supe del escándalo por un recital en el Colombo Americano hecho por Alberto Vides y por A Charris (el monje incendiario) que levantó roncha. O cómo Rosita Marrero, alias Nakonia, y José Rafael Hernández, al pretender presentarse disfrazados de fantasmas en una fiesta "nadaista", se metieron en el solar del lado de la casa para colocarse las sábanas y lo que lograron fue que los vecinos asustados llamaran a la policía. "Los fantasmas" entraron corriendo a la fiesta, en medio de las sirenas de la radiopatrulla que los buscó infructuosamente por los alrededores. Las visitas de Gonzalo Nango reunían al mundillo cul65 tural. Algunas de esas venidas las contó el escrltor en su columna de "Cromos". Pero tal vez una de las más comentadas, y que alborotó más el cotarro, fue la venida de Raquel Jodorowsky, una poetisa argentina residenciada en Lima. Posteriormente, la Jodorowsky colaboró con el "Suplemento del Caribe",enviándonospoemas. Sin embargo,ya en 1966 el nadaísmo daba sus coletazosde agonía. Muchos aseveran que la fecha de su partida de defunción coincide con el discurso que Gonzalo Arango pronunció en honor de Carlos Lleras, entonces en la Presidencia, a bordo de "El Glolia". Las quemas de muñecos con la efigie de Gonzalo, por parte de los nadaístas, en Cali y Medellín, marcaron el final. Para J. Mario, el movimiento terminó en 1971, pero no recuerdo qué razones aduce. Todavia para esa época, con la revista "Nadaísmo 70" (seis números) el movimiento tuvo un poco de vida artificial, casi de respiración boca a boca. En uno de esos contados números, el barranquillero Javier Barrios publicó unos poemas. Un tanto inadvertida pasó la visita del poeta soviético Eugenio Evtuchenko, en el 68 (El era "Oso", para Gonzalo Arango, y a su vez, el antioqueño era "Colibñ" para el soviético. Véase Co1respondendaviolada. de Eduardo Escobar). Los periódicos de esos días informaban sobre el carnaval de Rocío Primera, así que el poeta pudo, sin ser notado, baílar alegremente en el barrio San José, mientras en la cabeza lucía una peluca hecha con tiras de cintas de máquina de escribir. No se conocen las impresiones del poeta ruso sobre Barranquilla, pues nunca las escribió. Gonzalo Arango le había dado un doctorado "honoris causa" en nadaísmo a Evtuchenko, en su afán de ligar el movimiento a otros similares del exterior, como "El techo de la ballena", de Caracas, o el "Cuerno emplumado", de México. Entre nosotros, esos efluvios extranjeros se manifestaban a través de las revistas que llegaban a la Nacional, y que se agotaban con mucha rapidez. También llegaba "Crononauta", un magazín dirigido por Alejandro Jodorowsky, hermano de Raquel. Como se sabe, Alejandro postulaba el "teatro pánico". Además de montar 66 sus obras. realizó algunos filmes interesantes. como El topo. Perotodo esto no nos alcanzósino deoídas. Ya para finales de la década, los nadaístas locales se habían transfonnado en gente muy respetable. Los que venían atrás eran ']ipis", conmúsica de rack al fondo. A pesar de que X-504. ahora Jaime Jaramillo Escobar, y Amilkar Osorio vivieron en la ciudad algunos años, eso no se tradujo en una mayor presencia del nadaísmo entre nosotras. Una vez en la 72, tomándome un glorioso sifón al mediodía con un sol a todo dar en compañía de Amílkar Osorio, éste. sincerándose, me dijo: "¿Sabes por qué fundé el nadaísmo? Para tratar de escapar a un medio como el nuestro. donde hay que hacer un máximo esfuerzo para conseguir un minimo de placer'. ¿Un samarlo amigo de Proust? No es frecuente que los franceses se ocupen de los poetas colombianos. Uno de esos raros casos es el opúsculo Hemando de Bengoecheaou l'dme de un poi!te, escrito por Lean Paul Fargue. Ninguno de los dos nombres le dirá gran cosa a la mayoría de los lectores. Sin embargo, este poeta colombiano, que escribió en francés, que mut:ió por Francia en la guerra del 14, y que nunca ha sido traducido al español, mereció la publicación de una biografia de 456 páginas, escrita por Dario Achury Valenzuela y publicada por Colcultura con el título de Cita en la trinchera ron la muerte. Para más datos, en la portada aparece el poeta con su unifonne de soldado francés. Como se ve. nunca ha sido tan oculto, algo tan publicado. Del Camellón a los Campos Eliseos El origen de nuestro poeta está en Santa Marta. Su padre, 67 don Onofre de Bengoecheay Díazgranados.era un notable de la localidad. quien. después de estudiar ftlosofia en Vale. se dedicó al comercio extertor. Perseguido por el gobierno de Mosquera. se instaló en París. Antertormente se había casado con una bogotana de apellido Valenzuela (y que sospecho tataraparienta del biógrafo). La familia. ex1lada voluntartamente. no dejó atrás nada para añorar. El pueblón que era la Santa Marta de 1870. fue definido por el viajero francés Eliseo Reclus como "Epítome y concreción de toda la desolación humana". Este ex1l1o. no obstante. rebasa la anécdota. pues es una manifestación de esa constante ("fuente de ingresos aquí. meta de placer allá"). que marcará durante tanto tiempo el carácter y temperamentosamartos. "Prefiero estar muerto en París. que vivo en Santa Marta...". será una frase muy aplaudida entre las clases altas de los años 20. Pero detrás del chiste. se encuentra toda una radiografia de la politica de "bomba de succión" que determinará toda la historta de estaregión delpaís. Con el "curubito" de Paris Hemando de Bengoechea y Valenzuela nació en París en 1889. Los negocios familiares hicieron posible que durante toda la vida. hasta su temprana muerte en 1914. nunca necesitaratrabajar. Con todo ese tiempo disponible. dedicó todas sus energías a relacionarse bien y. de vez en cuando. a hacer poesía. No era fácil el proceso. Los altos círculos parísienses eran muy exclusivos. y más en la "Belle Epoque". La nobleza. a pesar de la instauración de la República, todavía daba la sanción social. Para muestra. Marcel Proust. que con todo y ser de la alta burguesía. tuvo que adular. hacer poemas. acTÓsticos. favores. cortejar a las señoras emblemáticas. vivir las veinticuatro horas del día en función de fiestas. cumpleaños. flores y esquelas antes de ingresar a lo que. para simpliftcar. llamaremos el mundo de los Guermantes. Painter. el mejor biógrafo de Proust. lo descrtbe vívidamente cuando nos cuenta cómo el conde de la Rochefoucauld prestaba tan extremada atención al orden de procedencia. que de algún 68 noble comentaba: "Ese apellido carecía en absoluto de posición social en el año mil..." De la rama Borbónica de los reyes fi"ancesesdecía: "Al casarse con los Médicis, unos comerciantes "parvenú" perdieron realeza". Con ese clima mental, cómo sería de dificil para un hijo de comerciante suramerícano, sin blasones españoles o la plata de los Vanderbilt, acceder a esos salones. Parece que la tozudez tiene su recompensa, pues, posteriormente, un hermano del poeta se casó con una descendiente del conde de la frase anterior. El hecho es que la poesía y la vida de nuestro personaje no son comprensibles sin esas premisas de su afán de figurar en el alto mundo parisiense. Su biógrafo gasta largas páginas describiéndonos ese mundo de la "Belle Epoque", con sus cortesanas de moda, apellidos ilustres, escritores famosos; todo un mundo de plumas, crinolinas, miriñaque s, "frufrus" , cancanes y palmeritas en los rincones, que en Europa desapareció con la Gran Guerra, pero que aquí perduró, en mueblano, victorianismo y espíritu, hasta la décadade los 40. Frente al Morro El poeta sólo estuvo en Colombia cuatro años: de 1901 a 1905. En alguno de sus poemas hace alusión al Morro de la Bahía de Santa Marta, nada más. El puerto, con su gente multicolor, sus sápidos olores. la sensualidad del trópico, los últimos aletazos de la guerra civil, pasaron por su horizonte visual sin romperlo ni mancharlo. El pensaba en los bosques de Bolonia. No hace falta mucha imaginación para hacer composición de lugar. y verlo allí, todo vestido de lino blanco, con su "canotier", de la mano de papá. Por las noches iría a la mejor casa de la localidad a bailar valses, mientras en el patio el servicio bailaba la puya. Ese plan de niño "popoff' de la gente que viene de Europa, era en Santa Marta pan de todos los días. Los que se quedaron, terminaron bailando cumbia en los sancochosde Algarrobo. El río Magdalena tampoco le dejó ninguna impresión. En su poesía no hay una canoa, un caimán adormilado, el canto del boga. la inmensidad de los espacios, ni la picada de un mosquito. 69 Al poeta todo ese mundo no le dijo nada. Por ahí, en un poema, hace alusión a una guacamaya: "L'aigrette au vol de lait verdit sous lespemJChes". Su amistad con Proust El libro y la mayoria de los artículos sobre Bengoechea fueron escritos con ocasión del centenario del nacimiento de Proust, en 1871. Se hablaba del amigo colombiano de Proust, así como el venezolano era Reynaldo Hahn. Realmente, ¿llegaron siquiera a conocerse?Todo entra dentro del supuesto. En su larguísimo libro, el biógrafo despacha el asunto en página y media. Posiblemente -dice- en algún momento Fargue lo llevó al 102 del Boulevard Hausmann, donde Proust, ya recluido en su lecho, escribía su monumental obra. w único cierto es que el 4 de junio de 1910 se estrenó el Ballet Ruso con Scherezada. Alli estuvo nuestro poeta, y también, en su palco, ojeroso, "tristibundo" , abotagado y con una palidez telToriftca, Marcel Proust. El biógrafo Valenzuela dice que nuestro poeta saludó con un leve movimiento de la mano al escritor, que estaba como ensimismado; pero esto pertenece más al campo de la novelaque al de la biografia. Con esta presentación y las siguientes, el Ballet Ruso, dirigido por Sergio Diaghilev, marcó un hito en la historia de la música, coreografiay pintura. ws estrenos de El pájaro de fuego y La ca1Sagradón de la primavera, de Stravinsky, lo mismo que La siesta de W1fauno, de Debussy, para solo citar los más notables, produjeron un terremoto musical. Si a esto se añade la presencia rutilante de un Nijinski de 18 años, más los decorados de Lean Bakst, se logra intuir la di-mensión de la conmocióncultural lograda por el evento. Naturalmente que la historia secreta de la gira del ballet fue la ira que despertó en la gran duquesa imperial Alexandra el baile que hizo en Moscú Nijinski, sin portar ciertos adminiculos que son necesarios llevar con la malla para que no se vean "ciertas" protuberancias. La archiduquesa, calándose los impertinentes, no queria creer lo que estaba viendo, pero era demasiado evidente para negarlo. Total, la 70 "trupé" decidió cambiar de aires. porque la enemistad imperial en la Rusia de principios de siglo no era nada conveniente para la salud. La presencia del ballet en Pañs desató uno de los mayores acontecimientos culturales y sexuales de que se tenga noticia. ya que los del elenco eran de una tenacidad a toda prueba. Nuestro poeta rondó por allí. pues de las pocas cosas que se le conocen en castellano. son dos artículos sobre los ballets. publicados por la revista "Hispania". Su obra ¿Qué escribió Hemando de Bengoecheaen sus escasos 25 años? Un libro de poemas: Les Crepusa1les du Matin. Dos obras de teatro: Le Masque de la Mort Rooge. basada en un cuento de Poe. y ScJ-atama.guión para una ópera de Guillermo Uribe Holguín. Al fin de cuentas. este compositor prefirió su propio libreto en su ópera Furatena.Además. escribió el poeta un libro de poemas en prosa. reflexiones. y cartas desde el frente de guerra. Como poeta. no era Rimbaud exactamente. Es conocido el caso de poetas bilingües en Francia. cuyo idioma original era el español. Así. encontramos al Conde de Lautréamont. Jules Laforgue y Jules SupeIVielle (nacidos en Uruguay). José Maña de Heredia y Armando Godoy (nacidos en Cuba). lo mismo que Augusto de Armas (nacido en México); todos ellos. magníficos poetas franceses. De allí se agarra el biógrafo Achuty para poner a Bengoecheaen la misma línea. ya que. según él. en sus versos "alcanzamos a vislumbrar. a través del gentil atavio de la lengua francesa. el recio cáñamo castellano. que le sirve de fondo".Veamosun ejemplo: Dice el poetaen "LeSouvenir": He respirado la claro primavera de tu carne Bella adoffilidera. bemtejaespiga.rubio aliento de aire TIenesla suavidadde las olas azuladas Tus grondes ojos azules.Uenosestán de aw-a-asignoradas (Traducción literal de Achuty Valenzuela). Infortunadamente. toda su obra ha quedado ignorada. por no haber ninguna traducción al español. Un hermano de 71 nuestro poeta, Alfredo, sólo aceptaba como traductor de la obra de Hernando a Guillermo Valencia. Parece que al maestro le interesaba más U Tal Po. Los otros poetas requeridos posteriormente, se hicieron los ingleses, o no sabían fi"ancés. Un drama. y aquí es donde llegamos a la pregunta clave de esta reseña, cuya contestación excede necesariamente sus limites. ¿Qué aporte representa para las letras nacionales los escritos en francés de Hernando de Bengoechea?Me temo que ninguno, a pesar del busto que hay del poeta en el Museo Nacional y delvoluminoso libro publicado por Colcultura. Marzia 'Todo nos llega tarde..." Esta frase del poeta es la que debe estar pensando en su tumba Mama de Lusignan, seudónimo de la escritora samaria Juanita Sánchez Lafaurte. Porque Marzia tiene su nombre de boca en boca ahora que le adaptaron una novela a la televisión. La novela adaptada por Alí Humar, con el nombre de Verdad amarga, se pone en la pantalla chica a los seis meses escasos de la muerte de Marzia. Esta autora, ya en la penumbra total, murió casi en la completa indigencia. Esta mujer, una de las pioneras en la radio y en el periodismo, con libros de versos y novelas publicados en las décadas de los treinta y cuarenta, cuando la presencia de la mujer en la cultura era tan escasa, es, sin duda, un personajefuera de serie. Ahora es muy dificil encontrar sus libros. Las ediciones limitadas y publicadas en nuestras imprentas no son de las que ayudan a perdurar un libro. Sus libros, Oro y MÚTa, Prosas líricas Y Arca de Sándalo, no renovaban, exactamente, la poesíade su época, pero indicaban una presencia femenina interesante. Tal vez sus mejores páginas están en el periodismo. Ahora recibo esta sorpresa de su novela adaptada 72 a la 1V. pero que es para la mayoña de nosotros un descubñmiento. Sobre esta novela también hay discusiones. ¿Se trata de la adaptación de su novela Viento de Otoño. o de aquella novela inédita de la que siempre. según el decir de sus amigos. hablaba y que le fue prologada por Concha Espina. una novelista española. ahora con un nombre bastante esfumado, pero que hace algunas décadas era muy conocida? Parece que esta novela inédita iba a ser bautizada La maraviLlosa vida de Yolanda de Serralba. Para quienes el nombre de Marzia de Lusignan no era tan sólo un nombre. sino una persona real y admirada, como es mi caso, no podemos menos de lamentar que los últimos años de esta autora, tan sombños. tan sin domingos, no hubieran sido acompañados, al final siquiera. con el fulgor de verse en 1V y con su nombre otra vez popular. Es un poco el destino de algunos artistas. Pienso también en la adaptación de La pezuña del diablo. de Bonllla Naar. cuya novela nunca tuvo. ni remotamente, la populañdad que le dio la televisión. Y de ahí segumamos haciéndonos preguntas. ¿Hasta dónde el guionista que adapta estas novelas al lenguaje de las imágenes es creatlvo? En las propagandas de Verdad amarga se destaca la imagen del guionista Alí Humar sobre el nombre de la autora, ¿esoesjusto? En su libro de cuentos A la sombra de las parálxXas, la autora nos informa de dónde escogió su seudónimo. Al parecer, existió en Francia una familia de ese nombre. La condesa. que le había prohibido al mañdo verla los viernes, fue descubierta por el conde, cuando. sola en su cuarto, se transformaba en una sirena con una enorme cola de pescado. cuyas escamas peinaba con delicadeza. El conde, furioso, la echó de nuevo al agua. Pero nuestra condesa Marzia sacaba todos los días su lira para atraer mañneros y estrellarlos contra las rocas. El cuento es anacrónico como nuestra autora de marras, que también tenía esos ribetes anacrónicos, pero nostálgicos. Por eso esta adaptación de su novela tiene esecierto encanto de las fotos antiguas. 73 El rey David Cuando contemplaba los centenares de invitados al homenaje a David Sánchez por el premio concedido a su novela Pero sigo siendo el rey, no pude menos de retrotraenne diez años atrás, cuando David, joven y desconocido, caminaba conmigo por estas calles tiradas a cordel. Fue en esa época cuando le hice la primera entrevista, publicada en un periódico, y de donde salió el ténnino "cuento cassette", para bautizar ese tipo de literatura oral que él estaba lanzando a la calle, y que no tenía sino antecedentes muy pobres. Fue para esas calendas cuando, en medio del ruido de sus sobrinos y sobre la mesa que utilizaban para planchar, David terminó ¿Por qué me llevas al hmpital en can!X1,papá? El resto de la historia es conocida. David Sánchez, con varios libros a su haber y el éxito abrumador de sus "cuentos cassettes", como representación y como discos, logró coronarse de verdes laureles y verdes billetes. Porque David es, a diferencia de tanto literato que pelea con sus editores los pocos derechos de autor de unos libros que no se venden, junto a García Márquez, uno de los autores que puede vivir de su obra literaria, y muy bien, además. "Literatura y Marketing" es una fónnula que da, comoen este caso,muy buen resultado. Por eso no era nada raro ver en el homenaje a David mucho ejecutivo y poco literato. El homenaje no era el clásico del conventillo literario. Era, por lo menos para mi, algo sorprendente. Había abogados, banqueros, políticos, directores, técnicos, qué sé yo, toda la gama de la vida. Y ahí todos estuvieron oyendo las palabras de Abel Avila, Carlos Romero, Eduardo Márceles y del propio homenajeado. (Si aparece un libro con estos discursos, y que se llame "Homenaje al rey David", editado por Abel Avila, ya sabemos de qué se trata). Ese día nos contó David toda la peripecia en la creación de su novela ganadora. Inspiración en Bogotá; investigación en México y Cuemavaca: iluminación para el titulo en San Francisco, cuando su amigo, el escritor norteamericano (aquí viene un nombre en inglés que olvidé, pero es el mismo 74 autor de Basura, un testimonio sobre la familia Manson) le dijo en broma: "But 1 am still fue king", y David se la pescó enseguida.¡Esa! La edición, lanzada a tiempo y en caliente por Plaza y Janés, está bien realizada. La portada, hecha por Vicente Stomats, recuerda aquellos grabados de la época de la revolución y de los corridos de José Guadalupe Posada. Abre uno la novela y se encuentra con la partitura de Pero sigo siendo el rey como prólogo, y después hay que seguir leyendo, qué digo, cantando. El retorno del insoportable V. V. En aquellos lejanos, casi míticos tiempos en que se podía diferenciar a un conselVador de un liberal con sólo oírlos hablar, los "rojos", que en esa época eran decididamente anticlertcales y un poquito antiimpertalistas, tenían su manantial de frases en Vargas Vila. No había borrachito liberal que se respetara que no terminara apoteósicamente recitando en el café el discurso de Vargas Vila ante la tumba de Diógenes Arrleta. Fogosamente anticlertcal y antirreligiosa, esta oración, estemos o no de acuerdo con su contenido, es clásica. Terminaba este discurso con una frase lapidaria: "Aquel que dijo a Lázaro, ¡levanta! no ha vuelto en los sepulcros a llamar. ¡No llamará en el tuyo! ¡Duerme en paz!". Pero este llamado no se le aplicó al propio Vargas Vila. No hay derecho. No lo hay, que después de que el hombre estuvo 48 años tranquilo en su tumba en Barcelona se le venga a zarandear en esta forma. A su patria, a donde en vida él rehusó volver, donde sus ideales, equivocados o no, nunca se impusieron, se le trajo cuando ya fisicamente no podía oponerse. La crónica de la llegada de sus restos es peor que macabra, es deplorable. Ningún funcionario representativo, 75 ni de mando medio, ni siquiera un encargado de mantenimiento de la alcaldía fue a recibirlo. Sus restos permanecieron aguantando el frio bogotano. una hora. mientras la gente comentaba el resultado de la última encuesta sobre las candidaturas presidenciales y apagaba colillas de cigarrillos en la espera. Al final, la carroza fúnebre, ya en marcha, tuvo que esperar a que terminara una competencia ciclistica que cerraba la vía. Algunos curiosos comentaban: "Ala. ahí víene Vargas Vila". Un anciano -me remito a la crónica- se acercó con unos ejemplares de sus libros para que se los autograftara, porque ignoraba que estaba muerto. Conociendo el grado de soberbia del escritor. hay que imaginarse cuántas vueltas daría en su tumba. qué digo, en la urna. Por último, al parecer lo van a enterrar en un cementerio católico. mientras termina la tumba definitiva con escultura de Arenas Betancourt. ¿No hubiera sido mejor tener todo preparado y no poner al ilustre muerto en este peregrinaje? Creo que lo último que se le puede negar a una persona es que, muerta. descanseen paz. Aunque distanciado de su ideario en algunas cosas esenciales.va para Vargas Vila esta flor de protesta sobresu nueva tumba. ¡Descansaen paz! Novelas de arena Posiblemente porque los desiertos siempre han motivado a los escritores. o vaya uno a saber por qué. lo árido hace florecer el tema. El asunto es que los poemas y las novelas están llenos de desiertos. Desde La Atlántida (esa novela exótica de un autor que ahora nadie. absolutamente nadie lee. llamado Pierre Benoit, pero que yo leí ávidamente en mi niñez), el desierto me pareció algo misterioso y atrayente. En esta novela, por cierto. hay una reina que es una especie de "mantis religiosa", pues mata a todos sus amantes. ge76 ni de mando medio, ni siquiera un encargado de mantenimiento de la alcaldía fue a recibirlo. Sus restos permanecieron aguantando el mo bogotano, una hora, mientras la gente comentaba el resultado de la última encuesta sobre las candidaturas presidenciales y apagaba colillas de cigarrillos en la espera. Al final, la canuza fúnebre, ya en marcha, tuvo que esperar a que terminara una competencia ciclística que cerraba la vía. Algunos curiosos comentaban: "Ala, ahí viene Vargas Vila". Un anciano -me remito a la cronica- se acercó con unos ejemplares de sus libros para que se los autografiara, porque ignoraba que estaba muerto. Conociendo el grado de soberbia del escritor, hay que imaginarse cuántas vueltas daría en su tumba, qué digo, en la urna. Por último, al parecer lo van a enterrar en un cementerio católico, mientras termina la tumba definitiva con escultura de Arenas Betancourt. ¿No hubiera sido mejor tener todo preparado y no poner al ilustre muerto en este peregrinaje? Creo que lo último que se le puede negar a una persona es que, muerta, descanseen paz. Aunque distanciado de su ideario en algunas cosas esenciales,va para Vargas Vila esta flor de protestasobresu nueva tumba. ¡Descansaen paz! Novelas de arena Posiblemente porque los desiertos siempre han motivado a los escritores, o vaya uno a saber por qué, lo árido hace florecer el tema. El asunto es que los poemas y las novelas están llenos de desiertos. Desde La Atlántida (esa novela exótica de un autor que ahora nadie, absolutamente nadie lee, llamado Pierre Benoit, pero que yo leí ávidamente en mi niñez), el desierto me pareció algo misterioso y atrayente. En esta novela, por cierto, hay una reina que es una especie de "mantis religiosa", pues mata a todos sus amantes, ge76 neralmente oficiales de la Legión Extranjera. Y así, en las penumbras del recuerdo está María Montes, actuando en una película del mismo nombre. y allí, en una bañera de mármol, con esa boca intensamente roja (la cámara la tomaba en un gran primer plano) ella le dice al oficial francés (Jean-Pierre Aumont): "No me llames majestad, llámame simplemente Antínea". y como el desierto siempre se ha equiparado con lo exótico, todas las novelas de mundos maravillosos e inaccesibles con reinas misteriosas en un reino legendario en mitad del desierto, se volvió una formulita fácil, pero de éxito asegurado. She fue otra de esas novelas con un desierto por ahí enredado; sin embargo, esta novela de Henty Haggard (el mismo autor de Las minas del rey SaZomón)estaba considerada por Henty Miller como una de las cosas que verdaderamente lo habían hecho vibrar con su lectura. En esa simbiosis de novelas de segunda que dieron argumento para películas de primera, hay que citar también la clásica del género, que leyeron todas nuestras abuelas con el corazón palpitante. Me refiero a El Ambe, de E. M. Hull, que fue llevada a la pantalla con el nombre de El Sheik, protagonizada por Rodolfo Valentino. En los "agáchate" del Paseo Bolívar, de pronto se tropieza uno con esta novela y en una edición relativamente reciente. No importa que ahora los "sheik" anden en una limosina con aire acondicionado y no secuestren a ninguna blanca, porque para eso van a los sitios más exclusivos de Europa, que son, de paso, propiedades de ellos. Aún así, se sigue leyendo esta novela con caballos árabes y secuestros de blancas. ("Blancos", según estas novelas,son los europeos;los del MedioOriente no). Entre nosotros también, al principio, si se hablaba de desierto, se pensaba en el Sahara. Piense en los camellos de Valencia. Aquí sólo se vieron en los circos, y la única oportunidad de viajar en camellos fue la vez que alguien propuso en el alto gobierno aclimatar camellos para el desierto de la Guajira. Algún funcionario, falto de imaginación, echó atrás la propuesta. Bueno, y de nuestro desierto mestizo y tercermundista, que no ha servido para ninguna producción de Hollywood, ¿qué? Lo único que podemos mostrar es el desierto de la 77 Guajira, y éste también ha tenido sus novelistas. En lo prtmero que se piensa es en Cuatro años a boldo de mi ~. En esta novela se ve poco el desierto, porque los trabajos del autor siempre se desarrollaron en los caserlos cerca a la playa, y él se limitaba a contamos sus pequeñas pendencias en esos sitios. Más presencia lo tiene en La Cándida Eréndira, donde el desierto guajiro que nos pinta García Márquez se parece al desierto mejicano. Tal vez fue por esoque filmaron la película allá. Henrl Chaniere, en PapUIón,también nos trae la Guajira como escenario en algunos de sus capítulos. Es interesante observar cómo este autor relata ciertas costumbres de los indígenas, que los mismos antropólogos nunca han estudiado. En dos obras de teatro, Luna de arena. del poeta Arturo Camacho Ramírez, y en ArTam del Caribe, de Ramón Vinyes, también se hace presente la Guajira y su desierto como paisaje de fondo. Los novelistas guajiros José Ramón Lanao Loaisa, en Las pampas escandalosas, e Isaac López Freyle, en Caslmba, también lo tienen como escenario. Hay que notar que sobre el desierto escriben quienes no viven en él. ¿Sería un árabe el que decía: "Nosotros no amamos el desierto,amamos los oasis?" En busca de "Ella" De Ella tenía un recuerdo brumoso. ¿Cuándo había sido la última vez que la había tenido entre mis dedos? Recordaba que era inmortal, y tenía presente aquella respuesta que le dio a uno de sus amantes que le preguntaba por qué estaban tan desgastadoslos escalones del templo: "De tanto subirlos y bajarlos en mis últimos mil años",contestó. ¿Porqué este libro de H. Rider Haggard, un escritor inglés de mediados del siglo pasado y más conocido por su novela Las minas del ~ Sa/omál, fue uno de los que mayor 78 impacto me produjo en mi infancia? Tal vez porque era un poco todo ese revoltillo de civilizaciones orientales con sus diosas. como Isis. y mujeres fabulosas. como Helena, Friné. las Amazonas. los escenartos extraños de ciudades abandonadas custodiadas por hombres-orangutanes. Un poco lo que vemos ahora en las aventuras de Tarzán. Pero si ésta era la linea argumental. a veces la protagonista decía frases que lo dejaban a uno pensativo: "Mi imperio es el de la imaginación". decía de pronto Ella. o. mejor. "Ayesha". su nombre. En un momento dado. el autor. Rider Haggard. nos dice: "Así se opuso a la ley eterna y. no importa cuán grande su fortaleza. fue arrastrada de nuevo a la nada". Sea el lector niño o varón. esta frase despierta un debate teológico en la mente. No volví a leer más este libro. Sin embargo. leyendo a Heruy Miller. en su libros de nú vida, me encontré con un largo capítulo dedicado a esta novela que síempre había considerado como literatura menor. No hay nada más contagioso que el ejemplo. Decidí releer este libro olvidado y redescubierto. ¿Quién dijo miedo? Por todos los meandros y recovecos de las bibliotecas de mis amigos no había ni la noticia de este autor. En los "agáchate" del PaseoBolívar. en las librerias de segunda mano de "Pica-pica" solamente recibí gestos de extrañeza cuando preguntaba por este libro. Los encargos de la Libreria Buchholz en Bogotá quedaron en nada. En Ciudad de México me dediqué a rastrear a Ella. Por los lados del Zi>calo. en las calles San Ildefonso o Justo Sierra. donde los viejos libreros. pregunté vartas veces por su paradero. Me dieron razones diversas: "Ese libro está agotado"; "ese autor ya no se reedita"; "mire. hasta hace una semana tuve el último ejemplar". Nada del libro. En cualquier momento. y caminando por la "Zona Rosa". veo una libreria orlada de muchas lunas y estrellas en su aviso: "Libreria Esotérica". Detrás del mostrador estaba una señora cuarentona. con unas gafas oscuras y un peinado alto. "a lo Betty Hutton". Tenía una voz grave. como corresponde a toda bruja. En los anaqueles había libros sobre quiromancia. tarots. libros de San Cirtlo al lado de Mircea Eliade y 79 Madarne Blavasky. Tampoco estaba ella. "Este trece venga por "Ayesha" que aquí lo tendré", fue la promesa gutural. Al cen-ar el almacén, sólo salió una joven alta, a quien no había visto antes. La señoracuarentona simplementeseesfumó. Él día señalado para la cita con Ella. después de unas abluciones, me fui a hacer tiempo en el Museo Tamayo, y miré atentamente los cuadros misteriosos de Leonor Canington y Remedios Varo. Regresé a la librería. Detrás del mostrador estaba un señor alto de mirada hosca. No sabía del libro, ni del encargo. Tampoco sabía de la señora cuarentona ni de la joven alta. "Esto no se abre de noche, usted no pudo estar aquí", me dijo, ante mi estupor. Ahora me pregunto, ¿a quién vi?, ¿a ella ? Libros en el estante ¿No le ha sucedido que alguna noche no encuentra qué leer? No importa que se tengan algunos centenares de libros, ése, el que precisa en ese momento, no está. otras veces es al revés: ese libro que se compró de ocasión, en un remate, que vino escondido dentro de un montón, de pronto lo abrimos, y alli está la revelación que necesitábamos. Así, siempre miré con aprensión El cuarlo de JacdJ, de Virgtnta Woolf, y de repente me decidí a hojearlo. El alba me encontró sumergido en una lectura que se supone dificil, pero hallé la honda poesíaque en eseinstante estabanecesitando. La compra de cada libro debe ser un acto de amor. Se le mira, se le acaricia, se medita en si el precio nos dará tanto placer como esperamos Oos economistas designan este hecho con rudas palabras: "mapas de utilidad marginal") se piensa de nuevo en el precio (sobre todo en Barranqutlla, donde no sé por qué los libros son más caros que en el resto del país) y al final se compra el libro. Se degusta de antemano la delicia que vamos a tener, se le enseña la compra a los amigos; pero 80 ¡ay!. en ]a mayor parte de los casos. después del arrebato inicial, el libro tenoina en el estante de la biblioteca. para un "después" que muchas veces no llega. Cada época tiene una cerradura de la cual no se quita el ojo. Así. primero queríamos saber cómo eran las cosas a través de la filosofia. para entender el mundo; después. a través de la política, para componerlo; después con la novela. para. ya pasivamente y a través de la ventana, ver lo que los demás hacían. Ahora no queda sino la ojeada rápida. con criterios preconcebidos, sobre el alud de libros que nos llegan. Si miro la biblioteca, me topo con algunos libros que parece se reprodujeran. ¿Cuántasvecesno he visto Muche-dumbresy banderas? Por ahí acabo de tropezanne con otro libro en algún rincón. ¿Y cuántos Cien años de soledad he comprado? Sin ser coleccionista. por lo menos me salen cinco ediciones diferentes. Y allí se amontonan los "best-seller" que en fonDa imperiosa exigen ser leídos. porque de lo contrario no tendremos de qué hablar cuando en la próxima reunión o en la clase nos espeten un "¿Yase leyó el último libro de Sánchez Julíao?". Por mi parte. decidí no ser más "tinta fresca". Que los libros envejezcan un poco, a ver si todavía se sostienen. Y no es que solamente se va uno a refugiar en los clásicos y releer la Divina Comedia (que sería muy bueno hacerlo). No, en absoluto. El perfeccionismo está en contra de la experimentación y el cambio. La literatura no respira si no se atreve a experimentar. Pero no está mal tener "el batallón sagrado". Aquellos libros que están allí, distintos. que uno sacó del anonimato del estante y los colocó en fila, porque ellos sí son. Y ahí están. en este "puente", esperándome. Berlín AIe-xanderplatz, -de Alfred DOblin, que después de cincuenta años y una película de Fassbinder. al fin la traducen al español. Y ahí está La noche del Vro. de Dalton Trombo. cuya traducción es de Julio Roca; y como él habla tanto de las traducciones "traidoras", será interesante tomarle un examen. Y ahí están... y ahí están. El batallón se va alineando. 81 Saltos y sobresaltos de Déborah Kruel Pude, al fin de cuentas, enviar Déborah Kruel al editor. Tenía un límite de tiempo para presentarla, así que, al final, todo sevolvió una carrera contra-reloj. Se piensa una novela mucho tiempo, y se escribe muy rápidamente, esto en mi caso. No hablo de Proust ni de Agata Christie. En las viejas agendas encuentro, revueltas con las diligencias judiciales del día, frases de alguna lectura, chascarrillos oídos en la calle, algún dato histórico interesante, algún pequeño apunte, alguna piedrecita miliar de una novela de la que hablaba con frecuencia pero de la que no escribía una sílaba. r'¡Ojol, leerse Isis sin Velo para idear a la pitonisa", dice uno de los apuntes). "La improbable novela", dijo alguna vez en un artículo Roberto Montes Mathieu para referirse a mi obsesión novelística y magra producción narrativa. Me dolíó el comentario. También es verdad que me motivó a terminar la dichosa novela. Pero no daba con el impulso necesario. Como en las buenas películas que se anuncian en los cines de esta ciudad, y de las que nos dan cortos y avances pero que duran años en llegar a exhibirse, también me pasaba lo mismo. Escribía cuentos y articulos que vislumbraban un tema más amplio, con mayor respiración, pero la novela no llegaba. En cierto momento, estuve completamente enredado. Como queria hacer una novela con fondo histórico, me la pasé en las hemerotecas, para, después de indagar durante horas, sacar algún pequeño dato desechable; como las máquinas que remueven toneladas de tierra para sacar una pepita dorada. Allí es cuando se comprueba las desventajas comparativas del que investiga en Barranquilla. No hay una buena hemeroteca Oa de la Biblioteca Departamental está actualmente en reestructuración, y merece todo nuestro apoyo; la de la Universidad Simón Bolívar es, incomprensiblemente, de dificil acceso); no hay un archivo filmico; no hay una buena colección de fotografias, salvo las conocidas de Alfredo de la Espriella. Cuando lancé un ¡Eurekal, porque había podido conseguir algún datico sobre el "Caso Mama- 82 . toco" o sobre el hundimiento del "Resolute", "El 'fiempo", en su sección "La máquina del 'fiempo", publicó toda la información pertinente. O sea, en pocas horas un investigador de la capital logra una información mejor y más completa que la que consigue alguien rastreando semanas enteras aquí. Pero los sobresaltos nunca faltaban. Durante semanas enteras cortejé a una vieja alemana neurótica e hipersensible a fin de sacarle alguna información de los años cuarenta. Manejé una diplomacia que ya hubiera querido tener Talleyrand. Pero cuando ya estaba cerca del tesoro ("unas fotos que le van a interesar... pero no sé si deba dárselas", me decía la "Fraulein") lpafl, publican Colombia nazi, y con el libro, todas las fotos que yo aspiraba teneren exclusividad. Fue precisamente para esos días cuando llegó a una de nuestras librerias El desfile del amor, del mejicano Sergio Pitol. Alguien me dijo: "¡Atención que ya el tema de tu novela está escrito"'. Compré el libro, carisimo, y lo devoré. Pero no; Ciudad de México y nuestra Costa Caribe son dos sociedades tan disímiles, que un mismo hecho produce resultados distintos. Respiré. En una conversación con Rafael Humberto Moreno-Durán, en su fugaz paso por la ciudad, éste me empezóa contar el tema de su última novela. Me fruncí: extrañamente se tocaba la mano con mi tema; pero capté que el tratamiento era distinto. Moreno tiene una erudición europea, y en mi caso, tiene mucha importancia el chisme. Cuando al fin hube terminado la novela (que puede ser buena, regular o mala, no opino sobre ella) el sobresalto salió de donde menos lo esperaba. El amigo que me convenció de que debía pasarla en su computadora ("porque así lo hizo García Márquez en su última novela"), me falló, después de tenerla casi un mes en su poder. Al final, nadie sabía por dónde andaba el mamotreto. Peorfue cuando la secretaria, de nombre Francia, decidió cambiar a uno de los personajes porque era tocaya suya. Casi no entendía al revisarla, porque aparecíauna Micaelaquejamás había imaginado. Escriba una novela,y empezaránlos sobresaltos. 83 "El paso a la India" Después de haberlo deseadomucho, al fin pude leer El paso a la India, de E. M. Forster. Al parecer, era un libro inasible. Todos mis amigos "culturalosos" lo habían leído alguna vez; el libro había ocupado sitio de honor en sus bibliotecas. "w tenía entre los del 'batallón sagrado' ¿sabes?" Pero la realidad fria y objetiva era que en el instante nadie lo tenía. En Medellin lo vi tras la vitrina de la librería más surtida, pero ("éstos. Fabio, ¡ay dolor!") no tenía la plata en ese momento. Al regresar, por .la tarde, ya no estaba, y era el único ejemplar: "Hoy. con Ud., son dos las personas que han venido a comprar ese libro que, mire. hacía años nadie preguntaba por él". me dice muy intrigado elvendedor. Al regresar. solicité me lo enviaran. Pero ya no se encontraba sino una edición de lujo. con un precio que iba más allá del presupuesto de compras de un profesor. "Es una edición bellis1ma con un elefante en la portada que tiene un rubí en la frente", me dice. con exageración antioqueña, Marto Escobar Velásquez. Me resigno; ni en sueños puedo comprar la edición del rubí. Pero, ¡jel, en cualquier momento en que estoy husmeando en la sensacional biblioteca de Germán Vargas, alli está, en una edición popular. de las que sacaba la revista Sur. El precio. en una esquina, indica diez duros pesos de la décadade los cincuenta. De aquellos pesotes que estaban de tú a tú con el dólar. Como para que se encienda un radio y salga Hugo del Carril con "¿Te acordás, hermano?, ¡qué tiempos aquéllosl" Es necesario advertir al lector que el autor, E. M. Forster, es un inglés que perteneció al Grupo de Bloomsbury. ¿Y quién no ha oído hablar del Grupo de Bloomsbury? Nunca. jamás, ni en el peor de los momentos. hay que aceptar que uno no ha oído hablar de ese grupo. Su interlocutor alzaria la ceja hasta el infinito, ní siquiera María Félix podría ganarle en esa alzada. Más aún: uno debe hablar del grupo y, con propiedad. al desgaire. como quien no quiere la cosa, lanzar algunos nombres. Hable del crítico y pintor Roger Fry, y desátese en elogios sobre el cuadro que le hizo a Virginia Woolf, aunque 84 usted no lo haya visto sino en la repri>c!ucciónque salió en prtmera página de un suplemento literario. Mencione a Lytton Strachey, y asegure haber leído su Vlctaia~ Eminentes. Si lo puede nombrar en inglés, muchísimo mejor. De paso, mencione lo divertido de que este "homoerótico" feroz le hubiese propuesto matrtmonio a Virginia Woolf. y ya en este punto, saque a relucir el arsenal de anécdotas sobre las "sex-escapadas"de todos los integrantes del grupo. Para su mayor información, nada mejor que comprarse Retrato de un matrimonio, de Nigel Nicolson, hijo de Harold Nicolson, poeta, historiador y diplomático, y Vita Sackville West. un "flirt" de Virginia Woolf, que a su vez le sirve de inspiración para su novela Orlando. Si todavia tiene ánimos, relate el argumento de este libro. De cómo "Orlando", el noble de la corte isabelina, de largas y bellas piernas, dos siglos después, estando con unos gitanos, se transformó en una preciosa señora que termina en este siglo en su jaguar deportivo pitándole a una amiga para salir de compras. Una prevención: no hable mal de Vita. Yo estaba convencido de que era como una especiede autora de segunda en la literatura inglesa, pero después de leer los renglones que le dedicó Borges,ya no hay nada qué hacer, sino tratar de leerla. Uno de sus libros tiene un titulo precioso: Tocla pasiá1 concluida. El problema es conseguirlo. ¿Sí estará traducido al español? (Asi como un toquecito de erudición, les digo, mientras se consiguen el libro que estoy consultando, que el titulo del libro de Vita procede del verso final de "Sansón el luchador", de Milton). Un consejo final: nunca trate de informarse demasiado sobre el grupo. Es absolutamente imposible. Todos los años suman miles de toneladas los "paper" y las tesis de grado l;Jondese estudia al grupo en cuestión. Por ejemplo, este año, con el aniversario del nacimiento de Virginia Woolf, hubo un "despapaye" violento en la prensa. En el fondo, todos esos artículos estaban remitiéndose a la colosal autobiografta de . Leonard Woolf de Virginia, y a la biografta de Virginia, escrita por Quentin Bell, sobrino de ésta. El único defecto de esa espléndida autobiografia es su tamaño. Después de todo, uno no puedepasarsemediavida leyendola vida de otros. 85 El paso a la India la tenninó Forster en 1925, y fue la última novela que escribió. Algún crítico dijo más adelante. en el colmo del ditirambo. que la reputación de Forster aumentaba concada libro que dejabade escribir. En el argumento de la novela. sigue el autor el proceso de enjuiciamiento. que ya había iniciado en sus anteriores novelas sobre el comportamiento de la clase media inglesa. En su cuento "Historia de un pánico", que está en todas las antologías del cuento universal, opone esa moral estrecha a la más natural y espontánea del italiano del pueblo. En esta novela. es la clase media inglesa. representada por los funcionarios coloniales en la India, contrapuestos a la idiosincrasia más complejade los hindúes. La novela. hasta más allá de la mitad, es devorable. La inglesa fea y pecosa que se va a casar con un funcionario, acusa a un hindú-musulmán de intentar violarla. Las dos comunidades cierran filas en sus respectivos campos. Al final, la inglesa admite que todo fue cuestión de un "furor uterlnus". La última parte de la novela nos describe ceremonias hindúes. que le dan el sabor exótico que se les pide a las novelas que transcurren en la India. En un relámpago. visualicé imágenesde Las Uuviasde Ranchipur y de Las cuatro plumas. y valga aquí hacer una digresión (¿otra más?). Todos los colonialistas se parecen. Cuando leía la novela de Forster, con sus zonas exclusivas y sus prohibiciones a los nativos, me acordaba de la Santa Marta de mi infancia, con zonas vedadas por "La Yunái" para el paso de los aborígenes. y con unas murallas inmensas que tapaban la vista del barrio El Prado, y que. afortunadamente, un alcalde nacionalista las hizo demoler. Como caso curioso. Forster sólo estuvo en la India en dos ocasiones, y por corto tiempo. A pesar de eso, escribió la mejor novela sobre ese país. según la crítica occidental. (Hay que ver lo que piensan los hindúes). Sigue. pues. la misma tradición de "novela con un golpe de vista". que permitió que D. H. Lawrence. con poco más de un año de estadía en México. escribiera la Serpiente emplwnada y el cuento, también antológíco, "La mujer que se fue a caballo". O, para no irnos 86 tan lejos, Rómulo Gallegos,con sólo seis meses en los Uanos. escribió lliña Bárbara. ¿Significa que son fallidas? No dirta eso. Son discutibles en lo antropológico y sociológico. pero muy válidas en lo literam. "La máquinarta se detiene", un cuento escrito antes de la Primem Guerra Mundial por Forster (escrito. según su propia confesión, como una fonna de echarle vainas a H. G. Wells y a sus visiones celestiales sobre el porvenir) adquirió general notoriedad cuando el apagónde Nueva York, pues este cuento lo vaticinaba. Lástima que quien le sacó jugo y plata fue el impotable Arthur Haley. que escribió su Apagát, un "best-seller". Forster no fue nunca demasiado popular. Tampoco le hubiera gustado. Murió de 91 años. en Cambridge. Cuando en un "quién es quién" alguien le pidió que se definiera, se describió como un hombre de "auténtica piedad. auténtica bondad, complacencia. un noble espirttu cívico y ningún sentido de lo invisible". Y no estabamintiendo. El patriarca sin otoño Cuando se habla de Germán Vargas Cantillo, se está hablando de más de cinco décadasde literatum, pues desde muy joven ya em referencia litemrta obligada en Barranquilla ("¿Quién de ustedes es Gennán Vargas?", preguntó el jovensísimo García Márquez en su prtmer contacto con lo que después se llamaría el "Grupo de Barranquilla"). En todo este tiempo, Gennán Vargas ha ejercido un magisterio nada solemne, pero no por eso menos efectivo. Si se examina su pequeño libro, pero sustancioso de contenido, Sobre Uteratura colombiana,se encontmrá que algunos de sus juicios, audaces pero dichos con discreción, enunciados mucho tiempo atrás, despuésse volvieron asertos comunes a pesar de estar en contravia en el momento de ser emitidos. También, y 87 esto es entre nosotros, leer a Gennán exige la dosis suficiente de malicia para saber dónde el agridulce está presente. en lo que muchas veces aparenta ser una sola nota fonnal. ("Alguien habló de Dostovieski al analizar la caudalosa producción de Osorio Lizarazo. Pobre Dostovieski". dice en alguna nota, al desgaire). Pero más que su obm escrita, la que aparece en los manuales y en los diccionarios de autores con sólo los renglones exactos pam dar la nota biográfica, cosa que exige siempre Gennán, está la otm obm, que hace tan necesario su nombre cuando de historia de la litemtum se tmta. Casi todos los nuevos autores han encontmdo en Gennán Vargas la ayuda o impulso necesario en sus comienzos,o sea, cuando más lo necesitaban. Seria larguísima la lista de escritores, ya muy conocidos, que contarian el hecho de haberles sido publicados sus cuentos en una revista literaria o en el Magazín Dominical por la ayuda de Gennán, cuando por primem vez lo intentaron. Y también, y esto es más diciente. son o somos muchos los que pudimos acceder a algún libro por la ayuda decisiva de él. Es por eso que cuando en una reunión de escritores jóvenes alguien lo calificó de "El patriarca sin otoño", todo el auditorio estuvo de acuerdo en que éseem el adjetivo preciso. Exceptuando el hecho de ser el argentino un excéntrico, al escritor que más se parece Gennán es a Macedonia Fernández. Claro está que Gennán no usa sombrero de tartarita ni toma mate como Macedonia. pero sí dice cosas en la mitad de la conversaciónque lo definen de una vez. O que lo dejan a uno pensativo todo el resto del tiempo ("¿Qué de las novelas de Vargas Vila?" , le pregunté en una ocasión. "Disuélvelas entre sonrisas", me contestó). También en lo parco de la obm escrita. pues lo mejcr de sí lo ha dejado escrito en el viento o en la memoria de sus oyentes; igual que Macedonia. Como se sabe, del argentino se ha hecho un gran volumen con todo lo que dejó en los cajones y que no publicó. No sé qué tanto tendrá Gennán en los cajones. pero con sólo la selección de muchos de los artículos que aparecieron en las revistas se harian varios y magníficos libros. (por ejemplo. ¿cómo hacer que la antológica entrevista a Heleno de Freitas pase de la 88 hemeroteca a la biblioteca?). Ahora, las solas "Memolias" de Gennán dalian para enrtquecer toda nuestra historia literarta. Pero me temo que no va a ser. Siempre que le pregunto cómo va el libro, me muestra las manos que. me dice, están agotadas de tanto escrtbir en máquina. Pero hasta ahora no he visto la prtmera página. Creo que ya se transó por la frase que a vecesrefunfuña: 'Tengo derecho a un descanso". Pero, y a todo esto, alguien se preguntará el porqué de este artículo inusual dedicado a un amigo. Por una sencilla razón: porque hacepocosdías Gennán cumplió sus primeros setentaaños. , 89 Arias) aires y d~sq},~es;.::.' ,Ii"ry ..~ , ---'/----"'-' ~L-.,./ , - ::: ~ ~. , y ~~. ~-~ -' P ~ '\)~ ). r~3 -=- r¿ 7J'-- ~~ :I)"it .f"'1;~ M Una noche en la ópera Hace pocos años tuve una de mis experiencias más importantes: por primera vez en mi vida pude ver una ópera en "vivo". Se iniciaba la temporada del Colón de Bogotá con la presentaciónde RigoIetto. Esta obra de Verdi me era familiar. desde los lejanos días en que me deleitaba leyendo La victrola de la ópera. un libro grueso que tenía una serie de retratos de unas personas también muy gruesas, que eran los cantantes de esa época. Allí estaban Enrico Caruso, La Galli Curci, Lauritz Melchior. Chaliapín, y otros. Es también desde esa época que me empezóa gustarWagner, porque los argumentos de sus óperas me parecían tan enredados que terminaron gustándome, a pesar , de que las figuras acartonadas de los cantantes wagnerianos, Ludwig Schnorr von Carolsfeld o Arnalie Materna. por ejemplo. eran idénticos a Olafo y Helga. También aprendí, leyendo en ese libro. que los amores felices y realizados nunca producen una buena obra artística. Ya sea en el teatro o en la ópera, se necesitan unos amores enredados, con una cópula frustrada o a la brava, para que se dé paso a una gran obra. La actriz o soprano violada o desairada puede clamar o cantar su desesperación,y así el autor y el compositor logran un buen tema de inspiración. Un amor feliz, lo máximo que inspira son las melodías de La Novicia Rebelde. Naturalmente, di el gran paso de la lectura a la música cuando en casa de Aníbal Zúñiga pude oír esos discos gruesos de la RCA Víctor con el consabido perrito. Claro está que en esos discos. Rigoletto. por ejemplo. empleaba como treinta 93 discos en comparación con los tres que emplean las modernas grabaciones. Ya para esosaños. las "artas" Questa o quella o La donna e mobile eran superconocidas. La prtmera. porque su melodía había selvido a Aurtta de Conde como tema en la canción que entonaba el prtncipe de "Cenicienta". un sainete de una sesión solemne en la escuela de Bellas Artes en Santa Marta. Así. el prtncipe cogia el zapatico y. con la melodía de Questa o queUa.cantaba: "zaaaapatiiicoooodeeeecrtstaaaaaal..." La donna e mobile era todavía más fácil de recordar. Al lado de la casa vivía una de las más prestigiosas maestras de piano de la ciudad (uno de sus más famosos alumnos fue Andrés Lineros) y allí.entre valses viejos crtollos. Sobre las olas, nistezas del alma, El intem1ezzo.de Calvo. y cosas así. nos enseñó la melodía que uno podía acompañar en el piano tocándola conun solodedo: María ronchíbam se cata un débiro con el cuchíbiro del zapateibiro O sea. era lo que los sociólogos llaman "el arte accediendo a las masas". He leído en algunas histortas del cine que después de un prtmer intento de hacer musicales con música clásica los productores se dieron cuenta de que por ahí no era la cosa. y el fantasma de la ópera se desvaneció del celuloide. Es posible; pero las pocas peliculas con tema operático que se colaron. influyeron mucho en alguna muchachada de los cincuenta que no veía ninguna contradicción entre escuchar las alias de Marto Lanza y bailar mambo los "sábados bailables" en elJardin Aguila. A pesar de que los purtstas fruncen el ceño cuando oyen el nombre de Lanza. a quien consideran tan sólo como un producto de Hollywood. a él se le debe que la ópera. o por lo menos algunas alias, llegaran a un grueso público. que en otra forma jamás hubiesen accedido. Por cierto que él es la víctima más caractertzada de la contradicción entre la ópera y la pantalla. Parece. no lo aftnno. que los cantantes necesitan su dosis 94 . de grasa para cantar bien, ¡x>rlo menos todos los que ve uno, incluyendo ahora a Pavarotti y a Plácido Domingo, son, al menos. robustos. Pues bien. en esa contradicción. entre su naturaleza robusta y la "bella figura" necesaria para ser galán cinematográfico. Marto Lanza se debatió como fuelle de acordeón durante seis años. Una premonición de lo que vendria. fue cuando no pudo actuar en El Prindpe estudiante. y los hinchas de Lanza nos tuvimos que conformar con oír su voz, mientras un descolorido Edmund Purdon lo reemplazaba.. Cualquier día del ciencuenta y ocho, este hombre. que no llegaba a los cuarenta años. murió de un infarto. Pero ya la curiosidad estaba desatada. Para ese momento. ya sabía que "Melba" no era tan sólo un helado sino una soprano famosa, australiana ella. También me aguantaba sin protestar, al contrario del resto del teatro que queria partir las sillas, cualquier secuencia donde Kathryn Grayson y Howard Kheel entonaban un arta o dueto en una película con tema de vaqueros, y cuya melodía. generalmente. era de una sinfonía de Chaikovski, adaptada. Fui, sin que nadie me lo sugiriera. a la película Arda, donde una debutante Sofia Laren prestaba su figura a la voz de Renata Tebaldi. Pero de todas esas películas sobre cantantes, o compositores, u óperas filmadas, la que más recuerdo es MelOOíaintemJmpida..., con Glenn Ford y Eleanor Parker, y que trataba de una famosa soprano que en plena gloria era atacada por la ¡x>lio. Al final, cuando ella está interpretando 1)istán e Isolda, sentada en una silla. en la parte de Muerle por amor, se emocionabatanto que echaba a caminar. Todos lloramos en esa película. Fue allí donde supe que la arta "Mm coeur s'ouvre a ta ooix era una arta de Sansón y Dalila, y no el tema musical con que empezaba"Cuando la noche cae...", la radionovela que oía ¡x>rla vespertina en el Telefunken de la casa. En este recuento del cine en mi formación operática. no puedo pasar ¡x>ralto la Luna de Bertolucci, en donde le muestran a uno lo que hay detrás de bambalinas. y La.flauta mágica de Bergman, quien ha confesado que la filmó para enseñarle a escuchar ópera a su sobrina. y de paso. lo hizo con todos nosotros. El fun Juan de Losey no ha llegado hasta acá. pues ni k>s teatros comerciales ni los cineclubistas se 95 aITiesgana traer este filme, basadoen la óperade Mozart. A todo esto, a la falta de una fonnación musical y a una difusión masiva. el problema de la ópera en nuestro medio es "el complejo de don Pancho". Hace más de cuarenta años que don Pancho le esconde las entradas a la ópera a Rarnona, en "Educando a Papá", uno de los "comics" más leídos en todo el mundo. Estoy convencido de que la referencia de lo que es una ópera para mucha gente es la de unas mujeres gordas con unos cachos en la cabezamientras don Pancho ronca estruendosamente en su palco. Es increíble, pero ésta es una de las imágenes que más daño le ha hecho al género. Porque algo distinto es lo que hicieron los hennanos Marx en su película Una noche en la ópera. Pero haciendo a un lado mis antecedentes operáticos del cine y los "comics", el único cantante grandeque yo habíavisto en "vivo" eraa José Mojica. Ya era fraile para esa época, y nos cantó algunas canciones religiosas, y sólo después de mucha insistencia accedió a cantar algunas cosas profanas, entre ellas. Granada. Por cierto que a la salida un campesino se le acercó y le dio la mano, enseguida corrió unos pasos adonde su mujer le esperaba y le dijo: "Chócala, mija. que todavía está caliente". Annado de estos antecedentes,fui al debut de Rigoletto en el Colón. De las representacionesde Rigoletto, sólo conocía las que pasan por la televisión y que no me habían conmovido lo más mínimo, tan sólo les había dirigido algunas miradas distraídas, mientras me preparaba para asistir a mis puntuales citas sabatinas al Bar-bar-o. Lo que había visto era bastante convencional. Una acción que se desarrollaba en el siglo dieciséis con vestuario de la época. Este mismo tipo de ropa era el que veía en las ya esfumadas fotografias tomadas a la "Opera de Ba~quilla", en sus representaciones de Rigoletto, en la década de los cuarenta en el Teatro Apolo. Por cierto que en una de ellas aparece todo el elenco y se puede reconocer al tenor antioqueño Evelio Pérez,como el duque, a Tina Altamar. como Gilda, al tenor cubano-español, pero "ñero" de corazón. Pacode la Riera. como Rigoletto. y a Rosita Lafaurie, como Magdalena. El director era, obviamente. Pedro Biava. Tres chiquillos de frondosa cabellera están senta96 dos, Luis Biava, Edgardo Munániz y Alfredo Gómez Zurek. Como se ven, estaban predestinados a girar en la órbita del arte musical. Y soy prolijo en esta referencia a la "Opera de Ban-anquilla", porque en el libro La ópera en Colombia, escrito por Monseñor José Ignacio Perdomo Escobar, no le dedica a esteesfuerzoni una línea. Como detalle curioso, el que hacía el papel del Conde de Montenore era un conde de verdad-verdad, el noble húngaro Emery Papay,que no sé por qué cosas de la vida apareció por estos lares cantando. Una pregunta me asalta: ¿por qué el tenor yugoslavo y también nacionalizado barranquillero Dinko Zitko no actuó en esta ocasión? Y digo esto porque a él le debo haberme aprendido casi entera aquella aria de los "Gavilanes" (que era su caballito de batalla en las audiciones dominicales de las Emisoras Unidas:) "Mi aldea cuando el alma se recreacuando te vuelvo a ver..." Bueno, el asunto es que con mi vestido negro de las grandes ocasiones me senté en la luneta del Colón,mientras su decorado "dorado-tinisecular" refulgía a mi alrededor. No estaba el telón de boca, sino que en el escenario se encontraba una puerta negra que infundía miedo. Me frustro un poco, porque tenia muchos deseos de hacer la comparación con nuestro telón del Teatro Municipal, El caimfm coTTeteador, de Obregón. La gente estaba elegante,aunque no tanto como esperaba. En los puestos vecinos había caras conocidas, ¿pero dónde? Después de pensarlo un rato, me di cuenta de que era gente que aparecía en los programas culturales de la 1V. De pronto, un rumor y una mujer alta en un estado de bellezaapoteósica se sentó unos seis puestos distante de mí. La reconozco, es nuestra gloria de la ópera, la mezzosopranoMartha Senn. Me pellizco mientras pienso todo emocionado: "Estoy sentado cercaa una verdaderadiva de la ópera..." Mis pensamientos son interrumpidos por la entrada de una mujer menuda y elegante al escenario. Los gritos estruendosos ("¡bravo,Gloria; bravo, Gloria'") me indican que se trata de Gloria Zea. Me sumo a los aplausos. La directora de Colcultura pronuncia un discurso que es como una especiede balance de actividades y de defensa de la ópera. Al final, hay 97 un ahogo emocionado, vítores, "¡bravos!": un clima emotivo. En medio de este "trepequesube", empiezaa sonar la obertura de la ópera. Mentalmente repasaba el argumento, pero todo esto se me vino al suelo, porque la representación que estaba víendo era "revolucionaria". Sólo después, y con los comentarios de prensa, vine a adquirir plena conciencia de que había presenciado un evento histórico en la ópera colombiana. Esto me sucede a menudo: al otro día me abuITÍ mucho en un partido de béisbol; sin embargo, al día siguiente leí que había sido un "partido histórico". Sea lo que fuere, en esta ocasión no me abuITÍ, sino que al principio permanecí muy intrigado. ¿Qué diablos hacen esos agentes de la Gestapo en una fiesta del siglo dieciséis? y en esa orgía, ¿por qué aparecen unos disfraces de arlequín y polichinela tipo carnaval de Venecia siglo dieciocho? Al final empecé a entender que el propósito del director de escena, WiUy Decker, era señalar la índole corrupta del poder, cualquiera que sea la época. Una especiede pensamiento ffiosófico subrayado con la música de Verdi. Ya en este plan todas las cosas que ocuITÍan eran válidas. En un momento de la orgía, una de las chicas queda con los pechos al aire. Suspiros ahogadosentre los asistentes, y completo empañamiento de los lentes de mi vecina, una señorade peloazul y perlas negras. En el entreacto, oigo comentarios de toda clase. Una señora alta con un largo "echarpe" está en la vanguardia total, porque dice entusiasmada a su tradicional interlocutor: "Nada de eso, mija, orgía es orgía". Antonio Morales me saluda, y me dice: "Esto es como una ópera punk". Me quedo rumiando el concepto. Estoy atrasado; solo conozco hasta la ópera rock. Después, en su artículo en "Cromos", leo que a Toño el escenario le pareció "expresionista" y como tomado del Gabinete del doctor Caligari. Me parece que se le fue la mano. Los sobresaltos siguen. En el rapto a Gilda, se presenta la innovación de que un niño entra por el techo y mata a la chaperona. Escozor entre los tradicionalistas; frotada de manos entre los vanguardistas. Ahora el.duque canta desolado un "ella me fu rapita..." mientras una monja vicentlna de larga cometa, después de consultarlo con un doct()r de levita, 98 le lleva al duque una chica pizpireta para que se consuele. Este la rechaza; él no quiere sino a Gilda. No oigo comentarios sobre este empleo de la monja. Ahora sigue Juan Pons, el que actúa de Rigoletto y que es un baritono estupendo, cantando un dúo con Zoraida Zalazar, o sea, Gilda, en donde el bufón clama venganza. En la obra, si no estoy mal, trata de disuadir a su padre; pero en esta versión "dickeriana" la cosa se pone de color negro, qué digo, de color rojo, porque en un tnstante Rigoletto agita la sábana donde están las huellas de la desfloración y le dice en una versión de Macondo: "Ajá, y después de lo que te hizo, mira, ¿tú crees que me voy a quedar quieto... ?", y agita el cuerpo del delito. En este momento la brecha entre los tradicionalistas y los "avant-garde" era total. En el entreacto un señor ponderado me dice: "Sobra la sábana,todo el mundo sabeque dos más dos soncuatro...". Como yo siempre quiero echar mi cuarto al atre, diré que el célebre cuarteto no me gustó. Había un "abejorreo" entre el duque, o sea, el tenor Mauricio Frusoni, y Maddalena, representada por Sofia Salazar, que me pareció excesivo. Y conste que yo estoy muy lejos de ser un Catón. Lo que me pareció fue muy maromero, y por lo tanto se perdía bastante en el cuarteto propiamente dicho, que es uno de los puntos fuertes de la ópera. Al final, como se sabe, matan a Gilda y el cuerpo es entregadoa Rigoletto. Este descubre que el cuerpo es el de su hija, y canta, lamentándose. y de pronto, ¡milagro! Yo no sé cómo una descuartizada pueda cantar (pero ése es el argumento); y después de un largo coloquio, muere Zoraida, qué digo, Gilda, ante los atronadores aplausos de los espectadores,que aplaudenno la muerte stno la actuación. Lo único malo de esta noche en la ópera es que se terminó. Pero un consejo sabio para los provincianos calentanos que vamos a Bogotá y que a veces en las noches frias nos angustiamos por falta de programa: No hay mejor que una noche en la ópera. Es el espectáculo total, y el total olvido del "vallenato". Mientras nos llega al Teatro Municipal, nada mejor que escuchar a Mauricio Fursoni en La llinna e mdJile, o a un Juan Pons clamar venganza.Se cierra el telón y queda un recuerdo imborrable. Comoprueba, estasnotas. 99 Conciertos y desconciertos Todos los melómanos que acudieron al Teatro Municipal ese viernes quedaron encantados con el cuarteto de Israel. El programa. variado. correspondió a unos cuartetos de Dvorak. de Brahms y uno muy novedoso del compositor israelí Paul Ben Haim. que. como decía el programa. nació en Alemania. se trasladó a Palestina cuando empezó la campaña antisionista nazi. y murió casi nonagenario en enero de este año. "Se le sienten los ecos orientales". dice mi amiga Margarita durante la interpretación de este compositor. Asiento. aunque. para ser franco. esas visiones de palmeras en el desierto como que no ías pesco del todo. Lo que si me tuvo fascinado desde el primer momento fue la pianista Pnina Salzman. la primera dama del piano en Israel. Desde mi butaca veía su perfil semitico. su palidez de cera y su largo vestido negro. que le daban un aura donde se encerraba todo el misterio del Oriente. ¡Qué ejecución! No en balde fue discípula de Cortot. Por eso cuando la vi bajarse del taxi en el Hotel El Prado. le ayudé a abrir la puerta mientras le decía en mi fraQcés de bachillerato: "Madáme. yo la admiro mucho". Ella me contestó con un "merci mesié" que recordaré toda mi vida. Infortunadamente. la barrera idiomática se interpuso férrea entre los dos. y allí murió una conversación que acababa de nacer. (Años antes le pude gritar a Toña la Negra en el Coliseo. cuando pasó a mi lado: "¡Toña. tú eres inmortal!". y ella me contestó:"Gracias.noes para tanto"). Pero lo que recalco es la composición original que se pudo oir. La verdad es que en los programas de las orquestas. conjuntos de cámara o concertistas es muy raro que se interprete algo distinto de lo consabido. Cosa que ocurre en todas partes. ya que la música experimental moderna es un poco tabú en los conciertos. Pero a riesgo de ser un poco vanguardista a la violeta. la música "moderna" es dificil pero no inaudible. Recientemente tuve el placer de escuchar Marsias. del mejicano Marto Lavista. una obra para oboe y copas de cristal. El oboe solista era acompañado por un número más o menos grande de copas de cristal. No sé si del 100 más fino bacarat o de un cristal proletario; pero las notas límpidas, y obviamente cristalinas, estaban detenninadas por la cantidad de agua en cada copa. Aunque tengo una duda: me parece que las notas más brillantes las daba ¡una copa de champañal Aunque usted, amigo lector, ha levantado una escéptica ceja, le juro que la composición era realmente notable. Más dificil de apreciar me pareció Arsís y Thesís o la canción del aliento, del francés Michael Levinas, para flauta baja ampliflcada. Como lo indica su titulo, el aliento o respiración del ejecutante es parte importantisima en esta composición. De hecho, la respiración modificada por la flauta misma y por la ampliación electrónica es tan importante como las notas, los acentos y las marcas de expresión. Al final queda uno exhausto y con ganas de tomarse una radiografia de los pulmones. (Naturalmente, esto no es tan original ¿Recuerdan ustedes aquella composición, Je t'aime, Je t'aime, cantada por Jane Birkin, que era el ruido del acezante crujir del amor y que tanto éxito tuvo a finales de los sesenta? ¿O aquel bodrio espantoso InJalto a go gó, de Pablus Gallinazus, que empezabacon las palpitaciones de un corazónbajo un estetoscopioamplificado?). Debo reconocer, sin embargo, que a pesar de mi sed vanguardista y experimentadora, después del concierto con las obras reseñadas, pasé por un parque donde una banda tocaba una refrescante Sinfonía del Nueoo Mw1dode Dvorak, y donde, curiosamente, la parte que correspondia a las Violas era reemplazada por un conjunto de saxofones. Allí pude reconcilar mis apetencias musicales vanguardistas, hijas todas del cerebro, con estas otras melodías familiares y románticas, hijas éstas delcorazón. Una velada con Puyana El7 de noviembre de 1986 se presentó RafaelPuyana en el Salón de Avianca. Para algunos, este ha sido el evento cultu101 ral más importante delaño en lo que respectaa estaciudad. En el auditorto, muy caluroso, había un público numeroso y heterogéneo. Estaban los entendidos. los no tanto, los "snob", los curtosos, los elegantes,los invitados y los que no quertan perderla tarjeta. Murmullos y más murmullos mientras llegaba el artista. "Ella es como una rosa", decía,de una dama otoñal, una joven pareja, detrás de mí. "Sí, pero una rosa tallada en piedra", fue la respuesta. "¿Quiénes son?", preguntó alguien, señalando a un par de niños rubios. "Fanny y Alexander", le contestaron. "Esto se estáponiendo bueno",pensé. Pero llegó el intérprete, y empezó el concierto. Los entendidos sonrteron beatíficamente, y los otros mantuvieron una expresióndigna. Desde donde estaba podía ver la complicada digitación que le correspondía hacer al maestro Puyana, lo cual se le traducía en los gestos. El programa indicaba que se tocaban romances compuestos por autores del siglo dieciséis. la mayoría españoles, en una labor de rescate en que está empeñadoel maestro. La mayor parte de la gente seguía beatífica. El rtntíntín del clavicémbaloseguíasu marcha trtunfal. Reconozcoque mis contactos con el instrumento no son muy estrechos. Alguna vez había oído el clavecín en Guatavita, y me había parecido altamente interesante. Pero ahora tenía que reconocer: ¿qué puede hacer el mejor virtuoso, si el espírttu del oyente no está dispuesto? El sonido, yo lo sentía monocorde, se alargaba y se alargaba. Era como si un bimotor Douglas correteara por la pista sin poder despegar. Era como un desierto sin oasis, sin un pozo. En el intermedio hubo aplausos. Muchos aplausos. Aplausos de los conocedores. Aplausos de los aficionados. Aplausos de los ignorantes. Aplausos provocados por los aplausos. Aplausos que crecían por sí mismos. El maestro se inclinaba agradecido. Habían miradas brtllantes que le decían: "Es su mejor noche, maestro". La gente se soltó a hablar. "Yo he visto esa cara antes -me decía una vecina, refirténdose a la dama de traje azul de la prtmera ffia- debe haber sido una condiscípula del Lourdes, 102 pero, ya ves, no me acuerdo cómo se llama". Cuando después, y otra vez frente al teclado, el compositor le dedicó una composición a la "dama de azul", que resultó ser una personalidad del mundo musical español, la vecina me cuchicheó: "¡Claro!, ya sé dónde la he visto: en la revista "Hola". Casi no pude escuchar la Zarabanda de Clerambault por la risa interior que pugnabapor salir. Nuevamente me englobé con la música. En esta ocasión, con los Los fastos de la grande y antigua menestralia, de Couperin, que en un principio asocié con la mudanza de una alacena llena de cubiertos. De repente un motivo que me era conocido; definitivamente, me era familiar, pero ¿dónde lo había escuchado antes? No era, con toda seguridad, en ese disco que tengo de Puyana, y que comparé con el programa, sin encontrar ninguna composiciónigual. ¿Entonces? En el fondo de la memoria despuntó el recuerdo de Lucy Primera, en una coronación de carnaval en el estadio "Romelio Martínez". La misma composición, una semejante, o la hija de esta melodía, fue interpretada a todo dar y acompañada de palmas por la orquesta de Pacho Galán. Agucé el oído. Era el mismo aire, sin duda. Lo podía jurar; pero no podía compartir con nadie mi descubrimiento, y además no me lo creerían. De lo único que tenía certeza, era de que en aquella lejanísima ocasión había disfrutado más con la música. Posiblemente, porque a algunos de nosotros el arte nos habla con más elocuencia cuando se manifiesta de un modo imperfecto, casual y casi fIoagmentario... cosas que pasan. Al final hubo, ante la catarata de aplausos, unos "bises", para deleite de unos, y desesperación de otros. Mientras el público iba saliendo por las escaleras, alcancé a oír que alguien comentaba: "¡Maravilloso, maravilloso; pero qué bueno que inventaron el piano!" El oratorio de Zumaqué "Admirable, algo para ser oído con el cerebro", me dijo una 103 poetisa amiga en las gradas del Teatro Municipal, después de la audición del Oratorio por la paz de f)-ancisco Zumaqué. otras respuestas no fueron tan benévolas. "Me abumó" , me dijo en fonna rotunda un musicólogo amigo. "No logró una verdadera tensión", me confesó un pianista. "Una música de un neoimpresionismo no muy bueno", nos comentó un miembro de la misma orquestasinfóluca. O sea que la composición dio motivos para la controversia entre el público, que llenó las dos terceras partes del teatro en esta audición de la obra del compositor de Monteria. De todas maneras, en esa ciudad hubo más público que en Cartagena, donde los ciento cincuenta integrantes de la orquesta, entre ejecutantes y miembros de los coros, sumaban más que los poquísimos delegados de la reunión de la OEA que estuvieron presentes en la audición especialmente dedicada a ellos. En el concierto ofrecido al público en general, en la iglesia de San Pedro Claver, hubo mayor asistencia: pero de todas maneras, el público banoanquillerorespondióen forma mayor. y allí empezó para este columnista ese largo discurrir de dos horas. Entonces pensé que Einstein tenía toda la razón. Una hora con la amada puede parecer un segundo,y dos horas con esta cantata pueden parecer un siglo. Todo ese tiempo quise agarranne de algo: de una frase musical que me gustara, o de cualquier otra cosa que me diera un oasis en ese desierto melódico. Pero nada, la cantata se prolongaba con alevosía. Eran como células aisladas. sin concatenación. y sin mayor interés melódico ni ritmico. Por ahí. de pronto, se puso la cosa como interesante, cuando se sintió como cierto aire parecido a las bachianas de Villalobos. o más adelante. cuando Zumaqué recordó el olor de la guayaba y medio se le zafó un aire cumbión. Pero después de esos chispazos, volvimos al rirá rirá de un tema inacabable. Claro que la voz de Marina Tafur era superior a la melodía, y en su parte cantada. llegará el tiempo. basada en textos de Jorge Gaitán Durán. todos la aplaudimos con entusiasmo. Pero allí, repito, el instrumento vocal era superior a la música interpretada. El tenor Gerardo Arellano nunca dio la impresión de que pudiera ser oído. (Creo que las arias que interpreto bajo la ducha tienen más volumen). y por lo demás, es de ese tipo de 104 composiciones donde una voz grita "paz", Y un golpe de gong contesta; después otra voz dice "Justicia", y un platillo retumba por allá; después el coro grita "Libertad", y entra un redoblón de toda la orquesta con todos los instrumentos habidos y por haber de percusión en una total descarga. Lo que, de todos modos, no hace una buena música. Y no se nos venga conque nosotros no estamos acostumbrados a oír música experimental. Aquí Stokenhausen es casi tan popular como Diomedes Díaz. Después de todo, la composición de Zumaqué tampoco es absolutamente experimental: hay muchos elementos tradicionales en ella. Hay que esperar que el maestro Zumaqué corra más camino para que pueda damos todo lo que esperamosde él. 105