justicia - Franciscanos ofm Santiago

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JU
La justicia es un valor bíblico y evangélico y
franciscano. El fundamento del compromiso franciscano por la
justicia surge de la esencia misma de la fe en el Dios bíblico. Un
Dios justo, que defiende a los pobres, libera a los oprimidos,
escucha el clamor de los indefensos e integra a los excluidos.
JUSTICIA, PAZ, INTEGRIDAD DE LA CREACIÓN
Este sentido de justicia unido a la defensa de la causa
de los pobres indefensos, del oprimido y excluido resume el
mensaje de Jesús. Es por eso que el trabajo por la justicia, no es
algo opcional para los franciscanos, sino que más bien es el
lugar propicio donde los franciscanos podemos hacer la
experiencia del Dios liberador que actúa y salva en la historia y
que nos llama a colaborar con él.
San Francisco vivió y predicó esta opción por la justicia
de un modo muy claro. Desde una situación de privilegio en una
sociedad basada en el egoísmo de unos pocos y en la injusticia;
se sitúa en la periferia, junto a los pobres y los leprosos, y en el
centro del Evangelio: el seguimiento de Cristo Siervo. Ambos
aspectos fueron a la par en su conversión, en su vida y en su
proyecto.
El compromiso franciscano por la justicia ha de
conducirnos hacia los más débiles y olvidados de la sociedad.
Para ayudarles a recuperar su dignidad de hijos de Dios.
Cada vez más la humanidad anhela y aspira a la paz y
se alberga la esperanza de que la humanidad pueda vivir en paz.
Como franciscanos creemos que ese sueño es posible desde la
construcción del Reino proclamado por Jesús de Nazaret.
El Dios de Israel se revela después del destierro en
Babilonia como el Dios de la Paz, y se profetiza en la figura del
Siervo sufriente, un modelo en el que la violencia no es
respondida con violencia.
Cristo es la concreción más visible de esta opción no
violenta. Jesús se pone al lado de las víctimas e inocentes y ante
esta realidad intolerable, Jesús no reacciona desde la violencia y
el poder, sino desde la misericordia y la paz cargando sobre sí la
miseria del mundo, corriendo la misma suerte de los pobres.
San francisco a través del seguimiento de Jesús
pobre y crucificado, victima inocente, pone todo su empeño en
anunciar la Buena Nueva del Reino, como única esperanza de
paz, fraternidad y misericordia. Un sueño hecho realidad en la
mesa compartida, donde los primeros y principales comensales
son los pobres. Desde esa mesa compartida es desde donde se
hace realidad la paz y la justicia que la humanidad necesita para
superar la división criminal entre opresores y oprimidos.
Francisco asume esta misión de Jesús a favor de la paz y la
justicia, adoptando una postura de pequeñez y minoridad.
Z
A
P
Los franciscanos estamos llamados a
trabajar por la unidad esencial de la
humanidad, la igualdad de todos los
pueblos, la necesidad de que todos
los países y organizaciones se unan en
una sola familia que busque el bien para
todos, la paz de las naciones.
“Como quiera que una gran parte de la Humanidad
se halla sometida a la indigencia,
a la injustica y a la opresión, dedíquense los hermanos
juntamente con todos los hombres de buena voluntad,
a instaurar una sociedad de justicia
de liberación y de paz, en Cristo Resucitado, y,
ponderadas atentamente las causas de cada situación,
participen en las iniciativas de caridad, de justicia
y de solidaridad internacional”
(Constituciones Generales de los Franciscanos, 96,2)
INTEG
RIDAD
DE LA
CREAC
ION
“Conscientes, además, de los atroces peligros
que amenazan al género humano
denuncien con firmeza los hermanos toda clase
de acción bélica y toda carrera de armamentos
como azote gravísimo para el mundo
y sumamente perjudicial para los pobres,
sin escatimar trabajos y sufrimientos
por la edificación del Reino del Dios de la paz”
(Constituciones G. de los Franciscanos 69.2)
La ecología, tan de moda en nuestros días, tuvo a
su primer y más fiel defensor en San Francisco de
Asís. Él nos enseñó lo importante que es el
respeto a la vida que ha venido de Dios mismo.
Toda la historia del Antiguo Testamento
expresa especial sensibilidad por una experiencia
de Dios, como el Señor que salva o da vida,
protege y resguarda la existencia. Su mano está
presente en los seres, la naturaleza y los
elementos.
A Jesús se le considera el Señor de todo
lo creado por que Él es el origen y la meta de toda
la creación. Él tiene la soberanía sobre todo el
universo.
Francisco desarrolló, merced a la
mediación de la naturaleza, una comunicación
íntima y directa con el “Señor”' Jesucristo.
Francisco se siente en medio del universo y la
vida, navegando en un mar de omnipotencia y
cuidado. Esto se expresa muy especialmente en
su "Cántico de las Criaturas" donde manifiesta
una visión de la naturaleza y del hombre en
proceso de desarrollo hacia la serena armonía de
la reconciliación universal.
El legado ecologista de San Francisco
consiste en enseñarnos que debemos repensar
nuestro lugar en el orden creado, de modo que el
bienestar humano está integrado en el bienestar
de todas las cosas. Para él, era vital entender la
relación entre la humanidad y toda la creación. La
visión franciscana ayuda a ver la vida como un
gran regalo. Ecología es para el franciscano
realizar la hermosa vocación cristiana de edificar
el Reino de Dios en las realidades de este mundo,
ordenándolas según Dios.
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