COMENTARIOS INTERNACIONALES A. Santibáñez Uruguay: es más fácil huir Aunque a los chilenos también nos agrada el calificativo, es indudable que calza a los uruguayos. Y a olios les produce un evidente placer autodenominarse los "ingleses" de América del Sur. Pero esto es apenas el comienzo. Debido a que durante 14 años tuvieron un sistema colegiado teóricamente idéntico al de la Confederación Helvética, también les gusta que les llamen los "suizos" del continente. Y para el periodista John Gunther, en la década del 40 eran. lisa y llanamente, los "daneses" del hemisferio, El juego es una moneda de dos caras. Por una parte resulta simpático. Todos estos paralelos (excepto ahora el de los británicos, bastante incómodo después de la devaluación de la libra) tienden a poner de relieve algunos aspectos positivos que se consideran impórtame y que son. respectivamente, la estabilidad democrática, el anti-personalismo y la buena alimentación. Pero, al mismo tiempo, esta fácil variedad de calificativos es reveladora de la falla de raíces de buena parte de los uruguayos. La escasa población autóctona fue barrida del mapa durante el siglo pasado. En la actualidad, la mayoría de los uruguayos no necesitan remontarse a mas de dos generaciones para encontrarse con antepasados que vinieron de Italia o España. Ante los ojos de los historiadores tradicionales, el -lecho es positiva: "Una población blanca y homogénea". Pero en las páginas más realistas de la actualidad tiene su contrapartida: el éxodo fácil de miles de personas que no se sienten comprometidas con la suerte de la nación. Día a día, cientos de uruguayos hacen largas colas para obtener su pasaporte y parlir luego de regreso a Europa o a Estados Unidos o Venezuela. Miles más, dh menos recursos, optan por el fácil camino fronterizo y se van a instalar en Argentina o Brasil, donde sólo necesitan la cédula de identidad, No hay cifras exactas, pero el testimonio periudíslieo es concluye! "No quedan alternativas; aquí no pasa nada", anotó un enviado especial del semanario Primera Plana de Buenos Aires. Tras Corea: la crisis El hecho es sorprendente. Hasta aquí la historia latinoamericana sólo registró fenómenos parecidos en los países de dictadura o de muy escasas posibilidades económicas. En los últimos años, sólo Paraguay y Haití 330 vieron casos similares. Dentro del Brasil, país-continente el éxodo fue del reseco nordeste sin esperanzas hacia el auge industrial de Sao Paulo y Río. Uruguay no es un país de dictadura. Y hasta hace 15 años, no era tampoco un país subdexarrolladc. Por lo menos de acuerdo con los patrones latinoamericanos, Con más de 600 dólares de ingreso anual per cápita, hasta el final de la guerra tic Corea, Uruguay era, por el contrario, una nación próspera, estable y que se acababa de dar el lujo de desterrar toda amenaza caudillista, implantando un sistema colegiado de Gobierno. La catástrofe estaba implícita, .sin embargo. Según un informe del BID fechado en 1962, la estructura agraria uruguaya era una bomba de tiempo, de mecha larga tal vez, pero destinada a un violento estallido. Las diferencias sociales y económicas eran marcadas: mientras un 449° de las fincas rurales debían acomodarse en el l,8?u de la tierra explotable del país, el 35% de la tierra explotable formaba parte del 1,3% de las fincas, las cuales, además, controlaban aproximadamente una tercera parte del .stock de lana y el 359i de los novillos y el 37?'o de las vacas de cria de toda la nación. En los años siguientes, la situación no varió sustaneialinenle. Uruguay, una nación cuyo rostro es aparentemente el de un pueblo estable, con un índice de crecimiento demográfico bajisirno (aproximadamente 1,5%) y de homogénea y sólida clase media, es en realidad, un país con el mismo contraste entre pobres y ricos que cualquier otro del continente. Con una sola diferencia: la mitad de la población, que vive en Montevideo, oculta la dramática condición en que vive la otra mitad. La crisis que se desató inmediatamente después de finalizado el conflicto cíe Corea, que significó una baja cunsiderable del precio de la lana y de la carne, agudizó los contrastes uruguayos y abrió la puerta al drama de hoy. La comprobación resulta más irónica si se piensa que en los últimos 50 años Uruguay marcó una real avanzada en materia de legislación social en el continente entero. El precio por no haber continuado esta evolución es, precisamente por ello, muchísimo más caro ahora. Como dice el español Enrique Ruiz García, "El Uruguay, anticipador de los Seguros sociales y país poseedor de un largo período democrático, se encuentra hoy, al cabo de los años de las vacas gordas, con problemas de contexto feudal que podrían haber sido resueltos mucho antes y que al no efectuarse han provocado el estancamien- lo. El miedo a enfrentar y, sobre iodo, a lastimar intereses, ha podido más que la necesidad de una opción irremediable". Poco "Poder Joven" Desde el punto de vista económico, la explicación es Fácil. Aunque no tan obviamente como el cobre, !a lana y la carne son también productos esenciales para la guerra. Los ejércitos necesitan, naturalmente, estar bien vestidos y bien alimentados. Pero Corea fue el último gran conflicto que dependió de la lana para proporcionar abrigos a los combatientes. En los 15 años posteriores, la invasión de las fibras sintéticas ha sido abrumadora. Ahora ni siquiera en la vida civil la lana tiene la misma importancia de antes. Prueba de ello es la pronunciada baja de su precio en los mercados internacionales. En cuanto a la carne —los intereses norteamericanos abandonaron Uruguay hace 10 años por conflictos con los sindicatos— su suerte, aunque distinta, tuvo un resultado parecido. El cierre temporal del mercado británico, como consecuencia de la epidemia aftosa el año pasado, fue sólo un episodio más en una hisloria de constantebaja. Construida sobre tan débiles bases, la economía uruguaya llegó a su cúspide entre 1950 y 1954, cuando las exportaciones alcanzaron un promedio anua! de 243 millones de dólares y las importaciones sumaron un millón riienus. Desde entonces, se entró en el ancho camino de los presupuestos con déficit (77 millones de dólares contra la balanza de pagos en 1962) y en la inflación desenfrenada: ¿1 costo de la vida subió un 136% en 1967 y este año amenazaba batir este "record" cuando el gobierno decretó la congelación de sueldos y salarios. En este país de gente adulta y de ancianos, la crisis no fue desatada por el "poder juven", pero indudablemente puede complicarse más ante la legitima protesta de los estudiantes secundarios y universitarios que empezaron pidiendo una rebaja en los pasajes de locomoción colectiva y que ahora piden a gritos la reforma agraria y, sobre todo, la reforma social. Pero aquí será al revés del resto de América Latina. Pais de menos dt tres millones de personas, la sexta parte goza de jubilaciones (generalmente prematuras y siempre insuficientes) i sostiene um¡ pesada carga de 300.00Ü funcionarios públicos. Es decir, no se trata de crear mayores garantías para los trabajadores, sino de encontrar una manera eficaz de financiar las ya existentes. En la actualidad, debido al desmesurado crecimiento del número de jubilados y de empleados públicos, es frecuente quu se produzcan retrasos de varias semanas en el pago de pensiones y sueldos. Además, es un hecho que unas y oíros se hacen cada vez más insuficientes, lo que obliga a muchos funcionarios a buscar un doble trabajo. El fenómeno, por cierto, no es exclusivo de la administración pública. También los sueldos de la empresa privada son bajísimos, y se hacen cada dia más bajos, destruyendo en meses la obra de largos años de luchas sociales. Estado 'Tapón" Pero si la situación no es clara ni favorable desde el punto de vista económico, es peor desde el punto de vista político. L'ruguav nació artificialmente. No es sino un estado "tapón" entre los gigantes que se dibujaron a orillas del Adámico desde antes de la independencia: Brasil y Argentina. Los portugueses, apoyados por los británicos que querían aprovechar el lucrativo negocio del contrabando, fundaron la ciudad de Colonia, frente a Buenos Aires. En 1726 España se vio obligada a responder mediante la guerra y la fundación de Montevideo, lo que hizo muy incierto el control de la "banda oriental", hasta que en 1777 se consolidó el dominio español. Pero la historia iniciada en tiempos de la colonia debía repetirse después de la independencia y Uruguay fue motivo de ásperas disputas entre brasileños y argentinos hasta 1826 cuando nació la República —como consecuencia del alzamiento de los "33 orientales" y del equilibrio de fuerzas entre Argentina y Brasil, activado por Gran Bretaña, Durante todo el siglo XIX no fue sino una pequeña nación que vivía de las exportaciones agropecuarias, sacudida por los caudillismos v constantemente amenazada por los poderosos vecinos (incluyendo Paraguay antes de la famosa guerra de la Triple Alianza). Sólo a comienzos del siglo XX Uruguay logró la estabilidad y se constituyó en una avanzada democrática, precisamente entre las dos potencias que no lograban la paz interna. El consolidador de la situación fue el líder colorado José Battle y Ordóñez. La paz, sin embargo, no estaba asegurada. En un alarde democrático, la constitución uruguaya aseguró a la minoría —desde 1865 hasta 1958 e! partido Blanco ocupó este lugar— la mitad del senado y tres puestos en el gabinete. En 1952, cuando se cambio el sistema para crear la presidencia "colegiada" se destinaron tres de los 9 cargos en el Consejo de Gobierno para el partido que lograra la segunda votación, cualquiera fuera ésta. La medida, que en teoría era valiosa, fue una permanente fuente de conflictos, agravada por los fraccionamientos en el interior de cada uno de lus dos grandes partidos políticos. Fue por eso que a comienzos del año pasado, cuando se votó el cambio del sistema, los uruguayos aprobaron con alivio la vuelta al sistema unipersonal de gobierno. Unipersonalisrno débil Lo grave del caso fue que no se pensó tanto en el método como en la persona. Cuando la mayoría del electorado aprobó el regreso a un sistema presidencial moderado, lo hizo con nombre y apellido: el Genera! Osear üestido. Civilista como todos los miembros del ejército —según L'E.xprcss, es tan poca la importancia de las Fuerzas Armadas, que si algún dia se produce un golpt de estado es posible que lo dirijan los bomberos— Gestido encarnó la esperanza de una solución intermedia entre la mano dura militar y el respeto a la tradición democrática del país. La verdad es que los resultados de su gestión no alcanzaron a traducirse en hechos concretos. Apenas instalado en el mando le correspondió recibir la avalancha de presidentes reunidos en Punta del Este, a instancias del ya derrocado Arturo Illia. Pocos meses después, en diciembre, mientras encaraba crecientes dificultades, un infarto cardíaco le provocó la muerte. El vicepresidente, Jorge Pacheco Areco, deportista mediocre según confesión 331 propia, aunque llegó a Secretario de la Federación de Bo.\, debió hacerse cargo de la presidencia. El hecho, ¡ncidentalmente, revela una de las crisis del sistema de vicepresidentes. Igual como le ocurrió a John Kennedy con Lvndon B. Johnson. Gestido había designado una persona que le diera garantías de "arrastre" a la fórmula, pero que politicamente tenia un significado bastante distinto. Y en amhos casos, la muerte provocó el inesperado ascenso de un personaje más bien oscuro, sin real capacidad para ejercer el poder. Parado jicamente, el actual vicepresidente uruguayo no es tampoco personaje muy grato para Pacheco, quien con motivo de su reciente visita a Argentina prefirió limitarla a menos de 48 huras a fin de no verse obligado a entregarle formalmente el mando. Con estos antecedentes, no es raro que Uruguay esté en plena crisis en la actualidad. Perú hay una diferencia. La crisis de hoy tiene algu de definitivo, de apocalíptico. Y es que, por primera vez, los uruguayos se están preguntando si su país tiene razón de ser, si es realmente "viahk". La respuesta de los que huyen es contundente: "No hay nada que hacer". Y entre los que se quedan, por primera vez en muchos años hay quienes miran hacia el Ejercito y hacia los dos grandes vecinos, no como una amenaza sino como una esperanza. No es un hecho disimulado. Los rumores (raen una v otra vez supuestas declaraciones de "altos jetes militares" que habrían afirmado que Brasil y Argentina no permitirían la cubanización del país. 332 General "Movilizador" Como fuere, el hecho que no puede discutirse es que, enfrentado a la grave crisis, el ejecutivo opio por un camino que no es nuevo en América Latina pero que en la actualidad parece el menos indicado, De acuerdo con las imposiciones del Fondo Monetario Internacional, se decretó la devaluación drástica Je la moneda y después de imponer las "Medidas Prontas de Seguridad" (especie de Estado de Sitio moderado, según la definición periodística i se ordenó la "congelación" de sueldos y salarios. Denuncias de brutalidad policial, por una parte, acompañadas del escándalo de las "infidencias" (que permitieran algunos fabulosos negociados a quienes se enteraron oportunamente de la devaluación), terminaron por oscurecer aún más el panorama. El distanciamiento del Gobierno con los gremios y los sectores estudiantiles se acentuó con la designación de un gabinete de ultra derecha económica y la militarización de los trabajadores, amparándose en una ley que lo permite "en tiempos de guerra". En el aire uruguayo flotan estos días dos amenazas: la intervención extranjera o el auto-golpe de estado, este último sin la irónica sonrisa de los franceses que piensan que puede ser con hachas y mangueras bomberiles. El general Amonio Franeese, Ministro de Defensa \ el único miembro del gabinete que resistió desde subíu al poder Gestido, fue terminante cuando habló en el Senado: "Las circunstancias han cambiado. Los procedimientos también. Si el Presidente entiende que todos los ciudadanos deben ser movilizados, asi se hará".