Caudillismo en Chile: una mirada al proceso de la consolidación de la identidad republicana Flavia Contreras Mario Díaz Mauricio Frank Resumen La mayor parte de las naciones que conforman la actual Latinoamérica, estuvieron sumidas antes, durante y después del proceso de independencia, en un período de profunda oscuridad y anarquía política, dominada por una serie de actores relevantes que luchaban por el control del gobierno de sus respectivos países. Esta situación, se debía en gran medida a la tradicional relación de dominio de los dueños de la tierra por sobre los inquilinos, relación que propició que se mantuviera la estructura oligárquica del poder con posterioridad al logro de la libertad. Este fenómeno es conocido como caudillismo político, situación que, si bien fue distinta debido a la rápida estabilidad política alcanzada, no escapa del todo a la realidad en la que se estructuraron las raíces del Estado chileno. Palabras claves: Chile, dictador, gobierno, oligarquía, independencia, caudillismo, América latina, caudillo Abstract Most of the nations of Latin America today was sunk before, during and after the independence process, in a period of political anarchy and darkness, dominated by a number of stakeholders who were fighting for control of their government countries. This situation is largely due to the traditional relationship of domination of the landowners over the tenants, enabling relationship to retain the oligarchic structure of power after the attainment of freedom. This phenomenon is known as political warlordism, a situation that, although it was different due to the rapid political stability achieved, not entirely escape the reality that is structured the roots of the Chilean State. Keywords: Chile, Dictator, Government, Oligarchy, Independence, Dictatorship, Latin America Introducción Para hablar del caudillismo, necesariamente debemos hablar sobre historia. El caudillismo fue una peculiar manera en la que se desarrolló el poder y las estructuras políticas durante el transcurso del siglo XIX. Lucas LJĂŐĂƌƌĂƌĂLJĞƐƚĂďůĞĐĞƋƵĞ͞ĞŶƚƌĞŝŶĚŽůĞŶƚĞƐĨĄĐŝůůĞƐĞƌĄĚĞƐĐŽůůĂƌĂůŵĄƐĂĐƚŝǀŽ͘Ŷtonces, la turba compuesta de ciudadanos demasiado apáticos para pensar y moverse por sí mismos y echar sobre sus hombros la pesada carga de la responsabilidad de sus actos, deleŐĂĐŽŶŐƵƐƚŽƐƵƐŽďĞƌĂŶşĂ͙͎ĞŶƋƵŝĠŶ͍ŶĞůque mejor se impone por sus cualidades, y en el que ha sabido captar mejor las simpatías de todos. ¿Es el más apto? Se presume, pero no basta ƐĞƌĞůŵĄƐĂƉƚŽ͖ĞƐƉƌĞĐŝƐŽƐĞƌĞůŵĄƐƚĞŵŝĚŽLJƋƵĞƌŝĚŽ͟1 En casi todos los países americanos se presentó este fenómeno de manera bastante similar, con las distinciones inherentes a cada uno de los distintos países. El ǀŽĐĂďůŽ ͞ĐĂƵĚŝůůŽ͟ ha sido utilizado en distintas maneras, muchas veces erradas, para señalar de una manera simple un personaje que posee una gran ascendiente sobre una zona establecida, además de algunos jefes de Estado que han hecho uso del poder en forma autoritaria e individualista. A grueso modo, los caudillos fueron la mayor parte del tiempo líderes políticos, militares y personalistas, que hicieron ejercicio de un poder en un área de influencia regional y local, y que a su vez formaron grupos armados, que se convirtieron en una especie de ejércitos particulares. Estos ejércitos, según su importancia (cantidad de hombres y armas), les permitieron a los caudillos tener cierto poder de negociación con otros caudillos e incluso hasta con el gobierno nacional.2 Muchos autores han planteado que Chile, a diferencia de lo acontecido en el resto de Latinoamérica, rápidamente alcanza una estabilidad política, la que se basó en gran medida a la firmeza de sus gobernantes, los que usaron a la Constitución de 1833 como piedra angular para la construcción del Estado chileno. El principal argumento es que, en contraste con lo acontecido en los distintos países vecinos, en Chile no se vivieron grandes disputas políticas derivadas de la lucha que se daban entre los caudillos que competían por alcanzar el poder de sus respectivos gobiernos, lo que llevó a largos períodos de anarquía en los que no era posible desarrollar una institucionalidad adecuada que permitiera el desarrollo y construcción de un verdadero Estado sustentable como tal, situaciones diametralmente opuestas al caso chileno. No obstante lo anterior, es posible demostrar mediante evidencia empírica la existencia del caudillismo en Chile, el cual, si bien tuvo un carácter marcadamente diferente a lo acontecido en la vecindad, estuvo determinado por un carácter marcadamente civil, donde el poder del ejecutivo era sumamente potente y prácticamente hegemónico. El principal artífice de este proceso fue Diego Portales. 1 LJĂƌƌĂŐĂLJ͕>ƵĐĂƐ͖͞>ĂĂŶĂƌƋƵşĂƌŐĞŶƚŝŶĂLJĞůĐĂƵĚŝůůŝƐŵŽ͖͟&Ğůŝdž>ƵũƵĂŶŽLJŝĂ. Editores, Buenos Aires, 1904 http://historia-­‐bolivia/tema/jefes-­‐llamados-­‐caudillos.html?x=20080801klphishve_26.Kes&ap=0, revisado el 12 de julio de 2010 2 Revisión Literaria Existen muchas características y actores comunes que se pueden identificar como factores comunes que explicarían el desarrollo del caudillismo en toda América latina. Para esto, se considerarán los ejemplos de la situación en 3 países del subcontinente, incluyendo al final de éstos un análisis de la situación histórica chilena hasta el inicio del gobierno del General Prieto, época que es identificada por la mayoría de los historiadores como aquella en la cual se consolida el marco jurídico-­‐institucional en el que se desarrollaría la nación chilena como tal. Caudillismo en Bolivia En Bolivia, las causas del caudillismo fueron a grandes rasgos las mismas que para toda América Latina. De acuerdo a Graciela Santoro Godoy, se puede señalar que desde el punto de vista político existía el sentimiento ůŽĐĂůŝƐƚĂŽĐĂƐŝŽŶĂĚŽƉƌŝŶĐŝƉĂůŵĞŶƚĞƉŽƌ͞ĂͿĞůŵĞĚŝŽŐĞŽŐƌĄĨŝĐŽ͖ďͿůĂŝŶĐĂƉĂĐŝĚĂĚĚĞůŽƐďŽůŝǀŝĂŶŽƐƉĂƌĂƌĞŶƵŶĐŝĂƌ a sus intereses locales; c) un individualiƐŵŽ ĞdžĂŐĞƌĂĚŽ͟ ;^ĂŶƚŽƌŽ 'ŽĚŽLJ͕ ϭϵϱϭ͕ ƉĄŐ͘ ϮϭͿ͘ ů ŵĞĚŝŽ ŐĞŽŐƌĄĨŝĐŽ͕ debido a que Bolivia es un país montañoso, dificulta la comunicación entre las diversas regiones, aislándolas entre sí, favorece sentimientos localistas en desmedro de un sentimiento nacioŶĂůĐŽŵƷŶ͘͞ŽůŝǀŝĂƉĂĚĞĐĞĚĞůĞƐƉşƌŝƚƵ ĚĞůŽĐĂůŝĚĂĚ͕LJĐĂĚĂďŽůŝǀŝĂŶŽƵŶĂǀĞnjĨƵĞƌĂĚĞƐƵůƵŐĂƌĚĞŶĂĐŝŵŝĞŶƚŽ͕ĞƐĞdžƚƌĂŶũĞƌŽĚĞƐƵƉƌŽƉŝĂƉĂƚƌŝĂ͟;^ĂŶƚŽƌŽ Godoy, 1951, pág. 23). Por lo tanto, es fácil suponer que en Bolivia siempre ha existido la tendencia a desconocer el poder central, o la capacidad de obedecer a un gobierno que represente los intereses de toda la nación, ĞŶƚŽŶĐĞƐ͞ŶŽŚĂďşĂƵŶŝĚĂĚĚĞĂĐĐŝſŶ͕ĐĂĚĂƉƵĞďůŽŽďƌĂďĂƉŽƌƐĞƉĂƌĂĚŽLJĐŽŶĨŽƌŵĞĂƐƵƐƉƌŽƉŝŽƐŝŶƚĞƌĞƐĞƐ͕ƉŽƌůŽ cual, no era posible que existiera entonces un gobierno fuerte y bien constituido, ya que éste debía estar alerta para sofocar cualquier movimiento subversivo de las provincias. Esto condujo al advenimiento del caudillismo, con todas sus deplorables consecuencias, pues se fueron apoderando del poder hombres audaces y sin escrúpulos, dispuesto a mantenerse en el poder a toda costa y sin reparar en la forma en que lo obtenían. El pueblo paulatinamente se fue acostumbrando a los movimientos sediciosos y a seguir siempre al más fuerte y ŽƐĂĚŽ͘͟;^ĂŶƚŽƌŽ'ŽĚŽLJ͕ϭϵϱϭ͕ƉĄŐ͘ϮϱͿ͘ La historia de Bolivia como república independiente se inicia en 1825, año en que no sólo se independiza de España, sino también se declara como una república independiente de Perú y Argentina, cambiando su nombre ĚĞ͚ůƚŽWĞƌƷ͛Ă͚ŽůŝǀŝĂ͕͛ĞŶŚŽŶŽƌĂůůŝďĞƌƚĂĚŽƌ^ŝŵſŶŽůşǀĂƌ͘^ƵƉƌŝŵĞƌWƌĞƐŝĚĞŶƚĞĚĞůĂZĞƉƷďůŝĐĂĨƵĞĞůŐĞŶĞƌĂů José Antonio de Sucre, quien tomó el poder en honor a ofrecimiento del Congreso boliviano, entidad que lo ĚĞĐůĂƌĂ ͚WĂĚƌĞ ĚĞ ůĂ ZĞƉƷďůŝĐĂ LJ :ĞĨĞ ^ƵƉƌĞŵŽ ĚĞů ƐƚĂĚŽ͛ ʹ en estos dos fenómenos se puede identificar un ĂƐƉĞĐƚŽŵĞŶĐŝŽŶĂĚŽƉŽƌƌŐƵĞĚĂƐ͕ƋƵŝĞŶƐĞŹĂůĂƋƵĞ͞ůŽƐƚƌŝƵŶĨŽƐLJůŽƐĨƌĂĐĂƐŽƐŶŽǀĂůĞŶŶŝƚŝĞŶĞŶƐŝŐŶŝĨŝĐĂĐŝſŶ alguna por sí mismos, sino en cuanto puedan ser relacionados a un hombre (jefe, caudillo, presidente) o a un ŐƌƵƉŽ ;ƉĂƌƚŝĚŽ͕ ĐŽŵƵŶĂ Ž ƌĞŐŝſŶͿ͟ ;͘ ƌŐƵĞĚĂƐ ͞WƵĞďůŽ ŶĨĞƌŵŽ͕͟ Ɖ͘ϭϭϱͿ͕ ůŽ ĐƵĂů ĚĞũĂ ĞŶƚƌĞǀĞƌ ƵŶĂ condicionante para el cultivo del caudillismo en Bolivia -­‐ . Una serie de revueltas, desorden y anarquía desencadenan la renuncia de Sucre, quien se retira del país en 1828, dando inicio al período de inestabilidad ƉŽůşƚŝĐĂ LJ ĚĞ ůŽƐ ͚ĐĂƵĚŝůůŽƐ ůĞƚƌĂĚŽƐ͛3. Al año siguiente, luego de hacer frente a invasiones por parte de países limítrofes (Perú y Brasil) y después de meses de inestabilidad política, asume como Presidente de la República Andrés de Santa Cruz, quien lleva a Bolivia a un desarrollo político, económico y social, fortalece el ejército, y forma en 1837 la Confederación Peruano-­‐boliviana, de ánimos expansionistas. Dicha Confederación es derrotada en 1839, derrocando a Santa Cruz, a lo cual le siguió una anarquía política y una seguidilla de gobiernos militares. Caudillismo en Venezuela La historia de Venezuela como república independiente comienza a gestarse con la creación de la Gran Colombia, en 1819, producto del Congreso de Angostura instalado por Simón Bolívar, y que agrupaba lo que hoy son Colombia, Ecuador, Panamá y Venezuela. La Gran Colombia logró la independencia de España en 1821. Su Presidente fue Simón Bolívar, mientras que Francisco de Paula Santander fue su vicepresidente. Conflictos internos entre partidarios de cada uno de estos dos personajes (bolivarianos o centralistas por un lado, contra santanderistas o federalistas en el otro bando) llevarían a la Gran Colombia a una crisis institucional que causaría su fragmentación paulatina y desaparición definitiva como Estado en 1831. Venezuela se separa de la Gran Colombia en 1829, constituyéndose como república independiente. Su historia republicana estaría marcada desde sus inicios por el caudillismo. Su primer gobernante fue José Antonio Páez, héroe de la guerra de independencia contra España, quien asumió como Presidente de la República en 1831. Durante esta época existían dos grandes partidos políticos, el conservador, al que pertenecía Páez y estaba integrado por veteranos de guerra, y el partido liberal, integrado por militares y civiles. El gobierno de Páez dió cierta estabilidad a Venezuela, impulsando en cierto grado su desarrollo económico a través de la exportación de ĐĂĨĠ͘ ^ŝŶ ĞŵďĂƌŐŽ͕ ͞No había libertad de prensa, ni justicia. Inclusive el congreso perdió su libertad y debía obedecer al presidente. La esclavitud, a pesar de que había sido abolida por Bolívar, seguía existiendo y no fue finalŵĞŶƚĞ ƐƵƐƉĞŶĚŝĚĂ ƐŝŶŽ ŚĂƐƚĂ Ğů ĂŹŽ ϭϴϱϬ͘͟4͕ ƐŝƚƵĂĐŝŽŶĞƐ ƋƵĞ ĚŝĞƌŽŶ Ă :ŽƐĠ ŶƚŽŶŝŽ WĄĞnj Ğů ĂƉŽĚŽ ĚĞ ͚ů ĂƵĚŝůůŽ͛ĞŶŵĠƌŝĐĂ͘ ŶƚƌĞ ϭϴϱϵ LJ ϭϴϲϵ ƐĞ ĚĞƐĂƚĂ ůĂ ůůĂŵĂĚĂ ͚'ƵĞƌƌĂ &ĞĚĞƌĂů͛ ĞŶƚƌĞ ĐŽŶƐĞƌǀĂĚŽƌĞƐ LJ ůŝďĞƌĂůĞƐ Ž ĨĞĚĞƌĂůŝƐƚĂƐ͘ ƐƚŽƐ últimos estaban liderados por Ezequiel Zamora y Juan Crisóstomo Falcón y buscaban principalmente la elección popular y la caída de la oligarquía, al vencer consagraron derechos que hoy en día corresponden a los derechos naturales. Como se puede ver, los primeros años de la historia de Venezuela como república independiente están marcados por el caudillismo, situación que en el ámbito político encuentra su explicación en el alto grado de participación de militares en los partidos políticos (el partido conservador estaba integrado completamente por veteranos de guerra), militares con un alto sentimiento regionalista e individualista respecto a sus propios intereses. En el 3 Alcides, Arguedas, Historia General de Bolivia, Archivo y Bibliotecas Nacionales de Bolivia, La Paz, Bolivia, 1922, pág. 54 El caudillismo, Venezuela Tuya, http://www.venezuelatuya.com/historia/caudillismo.htm, consultado el 13 de julio de 2010 4 ámbito social se puede buscar una explicación en la miseria y analfabetismo en que vivía la mayor parte de la población venezolana, ampliando brechas sociales y excluyéndolas de cualquier tipo de participación civil y/o ƉŽůşƚŝĐĂ͕ĚĂŶĚŽĂůŽƐŐŽďŝĞƌŶŽƐǀĞŶĞnjŽůĂŶŽƐƵŶĐĂƌĄĐƚĞƌŽůŝŐĂƌĐĂ͘ƐĚŝŐŶŽĚĞĚĞƐƚĂĐĂƌĂĚĞŵĄƐƋƵĞ͞en la América española, como en España, el caciquismo ha existido siempre; se ha admirado si reservas al hombre que, en ĐƵĂůƋƵŝĞƌĞƐĨĞƌĂĚĞůĂǀŝĚĂ͕ŚĂŚĞĐŚŽƉĂƚĞŶƚĞƐƵŝŶĚŝǀŝĚƵĂůŝĚĂĚ͘͟;ĞĐŝů:ĂŶĞ͕Ɖ͘ϭϴϯͿ Caudillismo en Argentina La historia republicana de la Argentina comienza el 22 de mayo de 1810, luego de la Revolución de Mayo, que expulsó al Virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros. La independencia como tal se consolida el 9 de julio de 1816 en el Congreso de Tucumán5. De inmediato viene un período de anarquía política, ocasionado principalmente por disputas entre las distintas provincias de Argentina. Ŷ ƌŐĞŶƚŝŶĂ ͞ŚĂĐĞ ĐƌŝƐŝƐ Ğů ĐŽŶĨůŝĐƚŽ ĚĞ ƵĞŶŽƐ ŝƌĞƐ ĐŽŶ Ğů ŝŶƚĞƌŝŽƌ͘ ^ŽďƌĞǀŝĞŶĞ ůĂ anarquía y todo parece perdido. El país queda partido en dos. Buenos Aires y su campaña, con 200.000 habitantes que de muchas maneras alcanzan la prosperidad., son mirados con gravedad por la otra mitad del país. Distintas provincias van declarándose independientes -­‐San Juan, La Rioja, entre ellas -­‐ y hasta Tucumán se constituye ŽĨŝĐŝĂůŵĞŶƚĞĞŶ͞ZĞƉƷďůŝĐĂ͘͟>ŽƐƉĂĐƚŽƐĞŶƚre los caudillos están en el orden del día y estos acuerdos golpean en ůĂ ƉŽůşƚŝĐĂ ƉŽƌƚĞŹĂ ŽďůŝŐĂŶĚŽ Ă ĐĂŵďŝŽƐ ĚĞ ŚŽŵďƌĞƐ LJ ĚĞ ƚĄĐƚŝĐĂƐ͘͟6. Luis Vitale explica tal fenómeno en el ĐĂƌĄĐƚĞƌ ĐĞŶƚƌĂůŝƐƚĂ ƋƵĞ ƚĞŶşĂ ůĂ ĐĂƉŝƚĂů͕ ƐĞŐƷŶ Ġů͕ ͞>Ă ƌĞǀŽůƵĐŝſŶ ƉŽƌ ůĂ /Ŷdependencia, lejos de superar la contradicción capital-­‐provincias, agudizó el espíritu regionalista, porque las capitales impusieron desde las ƉƌŝŵĞƌĂƐ:ƵŶƚĂƐĚĞ'ŽďŝĞƌŶŽƵŶĐƌŝƚĞƌŝŽƵůƚƌĂĐĞŶƚƌĂůŝƐƚĂ͘;͙Ϳ^ŝďŝĞŶĨƵĞĚĞƌƌŽƚĂĚŽĞůĞŶĞŵŝŐŽĐŽŵƷŶ͕ůŽƐĐŚŽƋƵĞƐ afloraron con violencia inusitada en las guerras civiles. Las provincias habían dado una alta cuota de sangre en las guerras de la Independencia y no estaban dispuestas a caer en una forma de satelización. Asimismo, durante las luchas de la Independencia habían emergido masas y caudillos rurales bajo banderas de igualitarismo que no eran ĨĄĐŝůŵĞŶƚĞƚƌĂŶƐĂďůĞƐ͘͟7 Martín Rodríguez gobierna Buenos Aires entre 1820 y 1824, luego asume Juan Gregorio de Las Heras, que reúne el Congreso con el fin de unificar al ƉĂşƐ͘ŶϭϴϮϲ͞ĐĞƐĂĞůŐŽďŝĞƌŶŽĚĞƵĞŶŽƐŝƌĞƐLJĞůŽŶŐƌĞƐŽĂĚŽƉƚĂůĂůĞLJ ƉƌĞƐŝĚĞŶĐŝĂůLJůĂŽŶƐƚŝƚƵĐŝſŶ&ĞĚĞƌĂů͕ĐŽŶǀŝƌƚŝĠŶĚŽƐĞĞƌŶĂƌĚŝŶŽZŝǀĂĚĂǀŝĂĞŶĞůƉƌŝŵĞƌWƌĞƐŝĚĞŶƚĞĂƌŐĞŶƚŝŶŽ͘͟8, sin embargo, Rivadavia cae debido por un lado, a la Guerra con Brasil, que desencadena la Independencia de Uruguay, y por otro lado, a la Constitución de 1826, que fue rechazada en las provincias. Las disputas entre Buenos Aires y las provincias del Interior, o entre centralistas y federalistas derivarían en guerras civiles a lo largo de 60 años. Lo único que mantenía cierta unión en Argentina eran los acuerdos 5 Vitale, Luis, Historia Social Comparada de Latinoamérica, pág. 58 Historia del País, http://www.historiadelpais.com.ar/, consultado el 13 de julio de 2010 7 Op cit. Pág. 84 8 Op. Cit. 6 provinciales, que derivarían en 1835 en la formación de la llamada Confederación Argentina, la cual se extendería hasta la promulgación de la Constitución de 1853, que daría a la Argentina un carácter federalista, y a partir de la cual paulatinamente se fueron solucionando las disputas locales, terminando con los caudillismos provinciales a partir de la década de 1860. El caso chileno: Periodo colonial Para entender el fenómeno caudillista en Chile, debemos estudiar la cultura chilena desde sus orígenes en la época colonial. EƐƚĂĠƉŽĐĂƉŽƐĞĞ͞ĚŽƐƉĞƌşŽĚŽƐƉĞƌĨĞĐƚĂŵĞŶƚĞĚŝĨĞƌĞŶĐŝĂĚŽƐ͗ĞůĚĞůĂĂƐĂĚĞƵƐƚƌŝĂ͕ƋƵĞƉĂƌĂ Chile comienza en 1541 y que termina para toda la monarquía hispanoamericana en 1700; y el de la Casa de ŽƌďſŶ͕ ƋƵĞ ŝŶĂƵŐƵƌĂ ĞƐƚĞ ŵŝƐŵŽ ĂŹŽ ĞůZĞLJ &ĞůŝƉĞ s LJ ĐŽŶĐůƵLJĞ ƉĂƌĂ ŚŝůĞ Ğů ϭϴ ĚĞ ƐĞƉƚŝĞŵďƌĞ ĚĞ ϭϴϭϬ͟9. El primero de ellos fue mucho más dócil en las medidas y cuyo principal objetivo en Chile se enfocó en terminar con la Guerra de Arauco, eligiendo para ello a los mejores gobernadores con reconocida experiencia militar. Mientras que la segunda fase se caracteriza por el carácter absolutista y centralizador impuesto a la monarquía por la Dinastía de los Borbones. Aquí, los monarcas españoles conservaban todo su poder robusteciéndolo además a través de la reconcentración en sus manos de todas aquellas atribuciones que sus antecesores se habían dejado arrebatar. ͞ƐĞǀŝĚĞŶƚĞƋƵĞůĂƐZĞĨŽƌŵĂƐŽƌďſŶŝcas aceleraron las protestas de los criollos, pero no se trataba de una nueva colonización, sino de la prolongación, bajo otras formas, de un mismo y secular fenómeno de opresión, que ya había suscitado protestas no sólo de los indígenas y negros sino también de los criollos y ŵĞƐƚŝnjŽƐĞŶůŽƐƐŝŐůŽƐys/LJys//͘͟;Luis Vitale, 1988;5) Dentro de los organismos de gobierno y administración en España el Consejo de Indias estudiaba los problemas de América, la designación de las autoridades civiles y eclesiásticas, decidía respecto de la defensa de las colonias y se desempeñaba como el más alto tribunal de justicia que conocía de los recursos de última instancia en juicios de mayor cuantía y evaluaba el comportamiento y desempeño de sus funciones de todos los representares del Rey en las Indias. Vigilaba la correcta aplicación del derecho de Patronato Real y preparaba las reales cédulas. Por otra parte, la Casa de Contratación estaba subordinada al organismo anterior y controlaba y regulaba todo lo relacionado con el Comercio Americano. En América, dentro de las autoridades, quien poseía mayor poder era el Virrey, quien representaba al Rey en América. Éste manejaba las rentas reales, cobraba impuestos y nombraba algunos funcionarios. El Gobernador en Chile llevaba los títulos de Presidente de la Audiencia y Capitán General del Ejército y desempeñaba el Gobierno de la Colonia a través de las órdenes que recibía del Rey por medio del Consejo de Indias y del Virrey del Perú. Otra institución fue la Real Audiencia creada en Chile en 1565 con sede en Concepción con la finalidad de vigilar el cumplimiento de las leyes de protección a los indígenas y de fiscalizar los intereses de la Real Audiencia. Los cabildos cumplían funciones de administración y gobierno de las ciudades y representaban a la comunidad en defensa de sus intereses. Ha sido considerada como la institución en que 9 Eyzaguirre, Jaime, Historia de las Instituciones políticas y sociales de Chile, Editorial Universitaria, 1988, Santiago de Chile, pág. 19 hidalgos, vecinos, y conquistadores tenían derecho a manifestar sus opiniones y necesidades, lo cual les dio cierto grado de participación dentro de un orden absolutista. Aparte de las reuniones habituales de sus miembros (cabildos cerrados), los cabildos solían convocar asambleas públicas con los principales vecinos de la ciudad para tratar materias de gran importancia (cabildos abiertos). El período Colonial, cuya duración fue de 300 años en Chile, poseía un gobierno altamente centralizado en la figura del Virrey, quien poseía atribuciones judiciales, ejecutivas y legislativas y dependía directamente del Rey en España, seguido en autoridad del gobernador quien con ayuda de la Real Audiencia llevaba el control completo del país durante la colonia. Esto dio a la cultura chilena un alto sentido de jerarquía y concentración del poder político y social que lo acompañaría durante toda su historia socio-­‐política como república independiente. También tuvo una importante influencia el modo en cómo se organizaba la vida en ese entonces, por ejemplo, ĚƵƌĂŶƚĞĞůƐŝŐůŽys///͕ĞŶĞůĂƐƉĞĐƚŽĞĐŽŶſŵŝĐŽ͕͞ƉƌĞĚŽŵŝŶĂŶůĂŐƌĂŶƉƌŽƉŝĞĚĂĚLJĞůŵŝŶŝĨƵŶĚŝŽ͘ůĐƵůƚŝǀŽĚĞůos cereales y el desarrollo de la ganadería favorecen el latifundio. Los mayorazgos contribuyen a que la propiedad ĞdžƚĞŶƐĂŶŽƐĞĚŝǀŝĚĂ͟10. La hacienda acentúa el carácter terrateniente de la aristocracia, donde la ganadería y la agricultura predominaban sin contrapeso. La mano de obra indígena es reemplazada paulatinamente por jornaleros y mestizos. Este último a pesar de ser un hombre libre debía sufrir el menosprecio de los blancos y no tenían acceso a cargos públicos. ͞ Los mestizos y blancos pobres trabajaban en forma libre, como asalariados, pero en la agricultura lo hicieron bajo un régimen especial, el de inquilino, un tipo de trabajador que si bien era libre, debía entregar un cierto número de jornadas de trabajo al año al propietario de la tierra, a cambio de poder cultivar una pequeña superficie. También hubo pequeños propietarios agrícolas, pero que no llegaron a transformare en clase media.͟ (Historia de chile). La superioridad cultural de la aristocracia y criollos desarrolló desde temprano la miseria y degradación contra el mestizo, el indígena y el negro provocando un fuerte prejuicio racial. Por otro lado los criollos no solo aumentaban en número sino que también heredaban las tierras, las grandes casas y encomiendas constituyéndose desde el punto de vista económico y social en el grupo rector. Esto fue generando una amplia brecha social y cultural entre distintos grupos cuyo principal factor de determinación fue desde siempre la posesión de los medios de producción y el poder político. Es digno de destacar también la figura del patrón de fundo en Chile, quien tenía el completo control de todos los ámbitos de la vida de sus peones, desde la subsistencia económica hasta incluso poseer derechos sexuales sobre las esposas de sus protegidos, lo cual fue dando en la cultura mestiza chilena un fuerte sentido paternalista, es decir, donde el patrón de fundo decide por el resto de sus protegidos. Esto se puede extrapolar a lo que se vivió después a partir del inicio de la historia republicana chilena, donde el Estado y las clases dominantes dueñas del poder político y económico tienen un fuerte sentido paternalista sobre las clases dominadas y determinan aspectos de su vida que pueden manejar a través de la política y la economía. Hasta hoy en día vemos como los 10 Íbid. Cit, pág. 49 dueños de los medios de producción poseen el poder suficiente para manejar a sus empleados a su antojo sin mayor restricción legal que los proteja; sigue entonces la línea donde a pesar de que existe una Democracia como sistema político esta no es 100% representativa de las mayorías con el sistema binominal como instrumento de elección de quienes nos representan en el congreso y cuyas decisiones afectan irremediablemente nuestras vidas como ciudadanos. Proceso independista y consolidación de la república: La invasión napoleónica de España tuvo un fuerte impacto en las colonias, cambiando para siempre el curso histórico de las naciones latinoamericanas. Este hecho marco el inicio del proceso emancipador y posterior nacimiento de nuestros países. Existen diferentes causas que contribuyeron a la construcción del proceso. Jaime Eyzaguirre, identifica 5 circunstancias de crucial importancia: a) el apego con el suelo natal, lo que produjo una noción de identidad propia, distinta a la impuesta en los tiempos de la colonia; b) la tradición jurídica y doctrinaria sobre el origen del poder y la constitución de la monarquía, ya que dicha tradición establecía que las colonias estaban ligadas a la metrópolis española a través del rey común como nexo, pero conformando una entidad política autónoma, lo que aumentaba la diferenciación entre criollos y naturales de la península; c) el espíritu crítico y reformista del siglo XVIII, cambio ideológico del cual estaban fuertemente imbuidos los líderes de la época (no olvidemos que, por ĞũĞŵƉůŽ͕ K͛,ŝŐŐŝŶƐ ƌĞĐŝďŝſ ŐƌĂŶ ƉĂƌƚĞ ĚĞ ƐƵ ĞĚƵĐĂĐŝſŶ ĞŶ ƵƌŽƉĂͿ͖ ĚͿ ůĂ ĂĐĐŝſŶ ĚĞ ůĂƐ ƉŽƚĞŶĐŝĂƐ ĞdžƚƌĂŶũĞƌĂƐ y, finalmente, d) la crisis de la monarquía española, producto de la antes mencionada invasión de Napoleón a la península española. Por su parte, Luis Vitale establece ͞>Ă ĐĂƵƐĂ ĞƐĞŶĐŝĂů ĚĞ ůĂ ƌĞǀŽůƵĐŝſŶ ƐĞƉĂƌĂƚŝƐƚĂ ĨƵĞ ůĂ existencia de una clase social cuyos intereses entraron en contradicción con el sistema de dominación impuesto por la metrópoli. Esa clase social emergente estaba constituida por los terratenientes y comerciantes nativos. Controlaban a fines de la colonia las principales fuentes de riqueza, aunque el gobierno seguía en manos de los representantes de la monarquía. Esta contradicción entre el poder económico -­‐controlado en gran medida por la clase privilegiada criolla-­‐ y el poder político -­‐monopolizado por los españoles-­‐ fue el motor que puso en ŵŽǀŝŵŝĞŶƚŽĞůƉƌŽĐĞƐŽƌĞǀŽůƵĐŝŽŶĂƌŝŽƉŽƌůĂŝŶĚĞƉĞŶĚĞŶĐŝĂ͟ (Luis Vitale, 1988;7) Una vez que el Rey Fernando VII es apresado por Napoleón se crea en América y sus respectivas colonias españolas un vacio de poder, pues las autoridades habían sido designadas por el Rey ahora sin trono. En la mayoría de las Colonias se formaron entonces Juntas de Gobierno que permitieran gobernar hasta que el Rey pudiera recuperar lo que había perdido. Esta junta en chile tuvo un marcado carácter elitista ya que solo participaron en ella los vecinos más destacados de la colonia. Todos juraron lealtad al Rey, sin saber aún que se escondían intenciones serias por parte de algunos de lograr una independencia (Sergio Villalobos, 2005). Este hito propició el asenso de los más prominentes caudillos que participaron en la construcción de la independencia chilena: José Miguel Carrera, Manuel Rodríguez LJĞƌŶĂƌĚŽK͛,ŝŐŐŝŶƐ. El primero de ellos, llega al poder mediante 2 golpes de estados, instaurando una verdadera dictadura personal que en apariencia era fiel al rey, pero que en la práctica estaba dirigida a una independencia total. La expedición de Antonio Pareja que tuvo como fin someter a Chile ante la franca actitud autónoma del gobierno de Carrera, desencadena el inicio de la lucha independentista. La derrota en Rancagua pone fin a este periodo, no obstante lo anterior, este dejo como una de sus principales herencias el surgimiento de los 3 líderes antes mencionados. No surgió casi ninguna discrepancia estructural que distinguiese la nueva era de la época colonial recién pasada. Las actitudes básicas hacia la vida y la comunidad, la concepción tradicional del mundo, los sistemas de creencias y los modos de manejar la economía permanecieron casi inmutados. Solo se retaron parcialmente algunas normas sociales y algunos modelos políticos de organización social; se ajustaron los límites de las nuevas naciones: y los grupos dominantes, dentro de su propio seno, no experimentaron sino un simple cambio de guardia. ͞>ĂĐůĂƐĞĚŽŵŝŶĂŶƚĞĐƌŝŽůůĂ͕ƋƵĞƚŽŵſĞůƉŽĚĞƌ͕ŶŽĐĂŵďŝſĞŶůŽĨƵŶĚĂŵĞŶƚĂůůĂĞƐƚƌƵĐƚƵƌĂĞĐŽŶſŵŝĐĂLJ social heredada de la Colonia, al bloquear la industrialización y la reforma agraria, que reforzó las relaciones de ĚĞƉĞŶĚĞŶĐŝĂĐŽŶĞůŵĞƌĐĂĚŽŵƵŶĚŝĂů͕ĐŽŶƚƌŽůĂĚŽĞŶƚŽŶĐĞƐƉŽƌĞůŝŵƉĞƌŝŽƌŝƚĄŶŝĐŽ͘͟;>ƵŝƐsŝƚĂůĞ͕ϭϵϴϴ͖ϯͿ Sin embargo desde 1813 los partidarios independistas debieron enfrentar a los realistas mandados por el Virrey del Perú quien aun conservaba su cargo y desconocía la Junta Nacional instaurada en Chile. Comienzan así diversas batallas por lograr la independencia sin embargo estas serán enfrentadas por las tropas Chilenas de forma dividida pues habían sectores opositores al liderazgo de Carrera y preferían ser comandados y dirigidos por O´Higgins. Tanto será la rivalidad entre ambos caudillos que llegarán a enfrentarse en una batalla sin mayor importancia y de la que luego harán las paces. Aún así el ejército dividido pierde la Batalla de Rancagua y grandes cantidades de compatriotas se ven obligados en la tarea de huir de Chile principalmente a Mendoza. Durante la Patria Nueva se realiza la Batalla de Chacabuco donde el ejército organizado por San Martin logra adjudicarse la victoria y la cual permite que O´Higgins sea proclamado Director Supremo. Sin embargo las rivalidades continúan y se acrecientan cuando el gobierno asesina a Manuel Rodríguez en 1818 al suponer que era un conspirador favorable a la causa de Carrera. O´Higgins durante su mandato procura ante todo la consolidación de la independencia y la reducción de todas las fuerzas opositoras a sus ideas, principalmente de los Carrera. Genera así un gran descontento entre la gente por la forzosa contribuciones a dar para financiar el ejército, además de los reproches por parte de los Carreristas quienes le acusan de la muerte de dos de los hermanos Carrera y el asesinato de Manuel Rodríguez. A esto se le suma la abolición de los Títulos de Nobleza y la determinación de la construcción de un cementerio poniendo también a los círculos más conservadores en su contra, Abdicando el poder finalmente en 1823. Posterior a la independencia se vivió un periodo en el que suceden las dictaduras militares, al igual que en el resto de las jóvenes repúblicas americanas, fundadas en la creencia ingenua en el poder salvador a partir de doctrinas y modelos extranjeros y en la mágica eficacia de las leyes estrictas. Los fracasos cosechados por estos caminos trajeron consigo una saludable experiencia que vino a acelerar la organización definitiva de la república. ĞƐĚĞůĂĂďĚŝĐĂĐŝſŶĚĞK͛,ŝŐŐŝŶƐ;ϮϬĚĞĞŶĞƌŽĚĞϭϴϮϯͿ͕ŚĂƐƚĂůĂďĂƚĂůůĂĚĞ>ŝƌĐĂLJ;ϭϳĚĞĂďƌŝůĚĞϭϴϯϬͿ͕ƋƵĞƉƵƐŽ fin a la guerra civil que se había desatado, chile vivió un periodo de anarquía, donde hubo incluso intentos de organizar el país de acuerdo a un sistema federalista, dos constituciones fracasadas, motines y fraudes electorales, y una intensa lucha de política protagonizada por los diversos grupos que deseaban el poder: Ž͛ŚŝŐŐŝŶŝƐƚĂƐ͕ ĐĂƌƌĞƌŝŶŽƐ͕ ƉĞůƵĐŽŶĞƐ ĂƌŝƐƚſĐƌĂƚĂƐ͕ LJ ƉĞůƵĐŽŶĞƐ ĚŽĐƚƌŝŶĂƌŝŽƐ͕ ůŝďĞƌĂůĞƐ ƉŽƉƵůĂƌĞƐ LJ ůŝďĞƌĂůĞƐ aristócratas, los pipiolos, los federalistas y los estanqueros. Como el lector podrá darse cuenta, todos estos grupos estaban conformados por la elite aristocrática gobernante. La figura que atraviesa toda esta etapa de confusión y ensayos es Ramón Freire, quien gobernó entre los años 1823 -­‐1826, con un prestigio superior al de los múltiples bandos políticos y por encima de ellos; incorporo definitivamente Chiloé al territorio nacional, fue posteriormente derrotado en Lircay y, por último, enjuiciado y desterrado a Sídney, Australia, tras un fallido intento de alzarse contra el gobierno de Prieto-­‐Portales. Antes de la batalla de Lircay, el 14 de diciembre tuvo lugar el combate de Ochagavia que sostuvo el general José Joaquín Prieto contra las fuerzas de gobierno. Este se desato a raíz de las elecciones que dieron como claro vencedor a Francisco Antonio Pinto, pero que no lograron establecer los votos para proclamar al vicepresidente. Entonces, el congreso designo a en dicho cargo a Joaquín Vicuña. El combate de Ochagavia desemboco en un pacto que puso al gobierno y a los ejércitos que se habían enfrentado al mando de Freire, mientras se elegía una junta provisional, que pronto entro en conflictos con Freire, y se le confió el mando militar a Prieto. Posteriormente, un congreso de plenipotenciarios eligió como presidente provisional a F. Ruiz-­‐Tagle, quien renuncio, quedando a cargo Tomas Ovalle y Diego Portales como ministro del interior, guerra y marina. A la muerte de Ovalle, los vencedores de Lircay se agruparon en torno a la formula Prieto-­‐WŽƌƚĂůĞƐ͕ ĞƐƚĞ ƵůƚŝŵŽ ͞Ğů ŚŽŵďƌĞĨƵĞƌƚĞ͟ĚĞůƌĠŐŝŵĞŶ͕ĞŶĐĂƌŶĂĐión del principio de autoridad que todo el país estaba deseando después de tantos años de ensayos fracasados y confusión. Portales, poseía un ideario político marcado por la noción del orden. Abogaba por un sentido de autoridad y una inclinación al orden, fundamentados en el valor y la honradez; ƵŶƉĂƚƌŝŽƚŝƐŵŽ͞ĐŚŝůĞŶŽ͟LJŶŽ͞ĐŚŝůĞŶŽ-­‐ĂŵĞƌŝĐĂŶŽ͟;ƵŶŽĚĞůŽƐŵŽƚŝǀŽƐƋƵĞůŽůůĞǀŽĂŝŵƉƵůƐĂƌůĂŐƵĞƌƌĂĐŽŶƚƌĂůĂ confederación Perú-­‐ŽůŝǀŝĂŶĂͿĐŽŵŽĞůĚĞK͛,ŝŐŐŝŶƐ͘ŽŶƐŝĚĞƌĂďĂĂůĂĚĞŵŽĐƌĂĐŝĂĐŽŵŽƵŶƐŝƐƚĞŵĂŝŵƉƌacticable en el momento por el que Chile atravesaba, pero jamás se inclino por la monarquía constitucional (como si lo hacia San Martin). (Sergio Villalobos, 2005) Ŷ ƉĂůĂďƌĂƐ ĚĞů ƉƌŽƉŝŽ WŽƌƚĂůĞƐ͕ ͞Ğů ŐŽďŝĞƌŶŽ ĞƐ ƵŶĂ ĞŶƚŝĚĂĚ ĂďƐƚƌĂĐƚĂ͕ ƵŶ ƐşŵďŽůŽ ůůĂŵĂĚŽ presidente de la ƌĞƉƷďůŝĐĂ͕ ĂďƐŽůƵƚĂŵĞŶƚĞ ƐĞƉĂƌĂĚŽ ĚĞ ůĂ ƉĞƌƐŽŶĂ ƋƵĞ ůŽ ĞũĞƌĐĞ͘͟ ^Ƶ ŝĚĞĂů ĞƌĂ Ğů ͞ŐŽďŝĞƌŶŽ ŽďĞĚĞĐŝĚŽ͕ ĨƵĞƌƚĞ͕ ƌĞƐƉĞƚĂĚŽLJƌĞƐƉĞƚĂďůĞ͕ŝŵƉĞƌƐŽŶĂů͕ƐƵƉĞƌŝŽƌĂůŽƐƉĂƌƚŝĚŽƐLJĂůŽƐƉƌĞƐƚŝŐŝŽƐƉĞƌƐŽŶĂůĞƐ͘͟ Esto permitió dar origen a un gobierno centralizado donde la capital era predominante frente al país y donde la elite conservadora del valle central se imponía a las provincias tanto del norte como el sur. La constitución de 1833 es la máxima expresión del poder conservador, en ella la religión católica era la única que se podía profesar además de entregar amplios poderes al presidente pudiendo ser incluso reelegido en forma inmediata por un periodo de 5 años más que era lo que duraba el mandato. Sin embargo el rasgo principal de la época fue el control de lo político y económico de una pequeña minoría, donde muchos ministros, parlamentarios e incluso presidentes estaban unidos por lazos familiares y donde el derecho a voto estaba condicionado a una renta mínima anual a poseer. La construcción de la independencia si bien fue un proceso que permitió lograr el objetivo, no estuvo ausente de conflictos entre quienes lo dirigían así encontramos la figura de Carrera y O`Higgins como la de Prieto y Freire sin contar esos años de anarquía post abdicación de O´Higgins donde hubo 8 intentos de gobierno por parte de diferentes personas que profesaban diferentes ideas. La idea es entender que si bien Chile logró la estabilidad política esta no estuvo ausente de un número importante de figuras o lideres carismáticos que poseían sus propios puntos de vistas e intereses pero que contaban además con el apoyo de una cantidad de personas que depositaban en ellos la confianza de poder satisfacer los intereses del conjunto y la capacidad de resolver los problemas comunes. Surgiendo así conflictos entre estos mismos grupos y sus líderes por la contradicción entre los intereses y formas de pensar divergentes acerca de que era lo que mas convenía a Chile poseer en esos tiempos. Análisis del Problema De las causas que influyeron en establecimiento del caudillismo como un sistema que cruza transversalmente los distintos regímenes en América latina y que tan nefastos efectos tuvieron sobre el normal desarrollo político de los países hispanos-­‐parlantes, podríamos identificar: En primer lugar, El sentimiento localista, de una pequeña patria, que fue infundido por los mismos colonizadores españoles durante el periodo colonial, factor que influyo en gran medida en la consolidación del caudillismo. Gran importancia en este sentido tuvo el aspecto geográfico, ya que, la configuración montañosa de la península ibérica hace que, más que un sentimiento de una gran patria, se generen identificaciones con la provincia en la cual se nació. Así, de esta manera los ancestros españoles constantemente solían hablar mayormente de Cataluña ŽůĂƌĞŐŝſŶǀĂƐĐĂĂŶƚĞƐƋƵĞ ůĂƐƉĂŹĂŵŝƐŵĂ͘ŶĞƐƚĞ ƐĞŶƚŝĚŽ͕ĞĐŝů:ĂŶĞ͕ ŶŽƐĚŝĐĞůŽƐŝŐƵŝĞŶƚĞ͞ůŽƐƉĞůŝŐƌŽƐĚĞ cualquiera dictadura se aumentado por el localismo de la raza. Siempre ha habido en cada provincia una tendencia a creer, con razón o sin ella, que sus intereses están siendo siempre sacrificados a los de otra provincia LJƐŽďƌĞƚŽĚŽ͕ĂůŽƐĚĞ ĂƋƵĞůůĂĞŶƋƵĞ ĞƐƚĂůĂƐĞĚĞĚĞůŐŽďŝĞƌŶŽĐĞŶƚƌĂůŽĚĞ ůĂƋƵĞ ŚĂƐĂůŝĚŽĞůĚŝĐƚĂĚŽƌ;͙Ϳ Ğů problema de lograr, de una vez y al propio tiempo el máximum de libertad local e individual y el máximum de eficiencia en el gobierno es un problema que ha surgido en la historia de todo país que ha tenido una política ĐŽŶƐĐŝĞŶƚĞ;͙ͿƉĞƌŽĞŶŶŝŶŐƵŶĂƉĂƌƚĞ ƐĞ ŚĂ asumido un carácter tan agudo o ha sido tan persistente como en España y en sus hijas ultramarinas. La raza española ha sentido siempre un amor más intenso por la libertad individual y local que ninguna otra raza; siempre que ha sido orgullosamente indivŝĚƵĂůŝƐƚĂ͟11 11 Jane, Cecil, ͞>ŝďĞƌƚĂĚLJĚĞƐƉŽƚŝƐŵŽĞŶŵĠƌŝĐĂ͖͟Editorial España; Madrid, 1931, pag 115 En general, este sentimiento de regionalismo se puede identificar, en mayor o menor medida, en los países componentes del subcontinente, en Bolivia y Chile particularmente, se habría visto fomentado especialmente por la constante lucha con los indígenas y las grandes distancias entre los diferentes nucleas geográficos. No se puede dejar pasar en este análisis el hecho de que los principales intentos de toma de poder durante el periodo de la anarquía post independentista en Chile fueron efectuados desde las provincias sureñas, sectores bastante cercanos al territorio dominado por el pueble mapuche y que se encontraban a varios días de distancias de la capital en Santiago. Estas dificultades en la comunicación y transporte, según Graciela ^ĂŶƚŽƌŽ͕ ͞LJĂ ƋƵĞ ĞƐƚĂ dificultad en las comunicaciones, forzó al hombre a vivir aislado, por lo tanto, a preocuparse solo de los intereses inmediatos, contribuyendo a desarrollar en el, además, un fuerte individualismo pernicioso para unidad ƉŽůşƚŝĐĂ͟12. Lucas Ayarragaray nos dice que en el caso argentino, en el periodo comprendido entre los años 1810 y ϭϴϮϵ͞ĞůŵŝƐŵŽĞƐƉşƌŝƚƵĚĞŶĂĐŝŽŶĂůŝĚĂĚ͕ĞƌĂŝŶĨŽƌŵĞ͖ĐĂƌĞĐşĂĚĞůŽƐŝŶƚĞƌĞƐĞƐLJƐĞŶƚŝŵŝĞŶƚŽƐƐŽůŝĚĂƌŝŽƐ͕ƋƵĞĂƵŶ desmembrados, la anarquía disociaba todavía más. Y el odio entre provincianos y porteños, podía solamente equipararnos al que uno y otro profesaban por los godos͘͟13 Otro de los factores cruciales que explican el caudillismo fue expuesto al comienzo del presente trabajo y tiene que ver la arrogancia presente en los lideres, que hacía sentir cada uno de estos personajes con las condiciones suficientes como para alcanzar el poder de influir sobre las acciones de sus pares, generando la condiciones propicias para la lucha de poder entre los distintos ĐĂƵĚŝůůŽƐƌŝǀĂůĞƐ͘͞ĐĂĚĂƵŶŽƋƵĞƌşĂƐĞƌĐĂƵĚŝůůŽ͖ŶŝŶŐƵŶŽƉŽĚşĂ ƉĞƌĐŝďŝƌ ƋƵĞ ŚƵďŝĞƌĂ ƌĂnjſŶ ĂůŐƵŶĂ ƉĂƌĂ ƋƵĞ ůĂ ĂƵƚŽƌŝĚĂĚ ĨƵĞƌĂ ĞũĞƌĐŝĚĂ ƉŽƌ ƐƵ ǀĞĐŝŶŽ LJ ŶŽ ƉŽƌ Ğů͟ ;ĞĐŝů :ĂŶĞ, p.183) En general, esto tiene directa relación con el concepto de gloria identificado por Yuri Lotman, en palabras ĚĞů ƉƌŽƉŝŽ ĂƵƚŽƌ͕ ͞ůĂ ůƵĐŚĂ ĞŶƚƌĞ ĚŽƐ ĐŝĞƌǀŽƐ ŵĂĐŚŽƐ ƐĞ ƌĞĂůŝnjĂ ƉĂƌĂ ŽďƚĞŶĞƌ ůĂ ƐƵƉƌĞŵĂкà ĞŶ Ğů ŝŶƚĞƌŝŽƌ ĚĞů grupo, y como consecuencia de esta lucha el grupo sigue al vencedor, cancelando colectivamente de su memoria al ǀĞŶĐŝĚŽ͟.14 La sumaria de estos dos factores, en conjunto a la tendencia histórica de indolencia del pueblo en general por participar en el proceso de toma de decisiones, debido principalmente a la tradicional relación patrón-­‐inquilino, contribuyó a que, posterior al proceso independentista, se mantuviera una estructura de poder oligárquico. El pueblo nunca tuvo una real conciencia del papel que desempeño en la obtención de la libertad de las antiguas colonias, ya que ellos tomaban partido por una determinada causa motivados principalmente por los patrones que dominaban determinadas zonas. Así, de esta forma, se produjo, el ascenso de forma ilegal al poder de distintos personajes, observándose un constante incumplimiento de las leyes democráticas que en teoría fue la forma de gobierno elegida para la administración de las nuevas repúblicas. Para alcanzar el poder se requería 12 Santoro, Graciela; ͞ŽŶƐŝĚĞƌĂĐŝŽŶĞƐŐĞŶĞƌĂůĞƐĚĞůĐĂƵĚŝůůŝƐŵŽĞŶŽůŝǀŝĂ͟, Memoria para optar al título de profesor de estado en historia y geografía, Santiago, 1951 pag 4 13 Ayarragay, Lucas; ͞>ĂĂŶĂƌƋƵşĂƌŐĞŶƚŝŶĂLJĞůĐĂƵĚŝůůŝƐŵŽ͟; Felix Lujuano y Cia. Editores, Buenos Aires, 1904, pag 62 14 Lotman, Yuri; Explosión y Cultura Lo previsible y lo imprevisible en los procesos de cambio social, GEDISA Barcelona, 1999. Pag 68 solamente el apoyo de la fuerzas militares, situaciones que se veían agravadas por la falta de marcos jurídicos: todavía no se producían constituciones lo suficientemente solidadas que permitieran un adecuado y normal desarrollo de los estados, los caudillos vivían en un constante ambiente de recelo, dejándose de lado las funciones administrativas, perpetuando un circulo vicioso en el que la violencia política era la principal arma para mantener el poder͘ ^Ƶ ĂƐƵŶĐŝſŶ ŝůĞŐĂů Ăů ƉŽĚĞƌ͕ ƐĞ ƉƌŽĚƵĐşĂŶ ĐŽŶƐƚĂŶƚĞƐ ĂƚƌŽƉĞůůŽƐ Ă ůŽƐ ͞ĞŶƐĂLJŽƐ͟ constitucionales, prescindiéndose en la mayoría de los casos de estas; los poderes del estado solían aglutinarse en torno a la figura de una sola persona; un ejecutivo con fuertes atribuciones en donde los otros dos poderes actuaban a manera de meros títeres del primero. En la mayoría de los casos, un caudillo lo que cuente con los carteles adecuados que le otorgaran una posición de respeto en el pueblo, fue el que constantemente asumió estas posiciones de autoridad. Las recientes guerras por la independencia contribuyeron a la aparición del héroe identificado por Lotman, ya que, la victoria producida ante un enemigo infinitamente superior (representado por ůĂŽƌŽŶĂƐƉĂŹŽůĂͿ͕ĚĞƐƚĂĐĂƌĂůĂƐĐĂƌĂĐƚĞƌşƐƚŝĐĂƐŝŶĚŝǀŝĚƵĂůĞƐĚĞ ůŽƐŐĞŶĞƌĂůĞƐĂƌƚşĨŝĐĞƐĚĞ ĞůůĂƐ͗͟ůĂǀŝĐƚŽƌŝĂĚĞů débil ʹ en el ideal del niño-­‐ sobre el fuerte. Esta situación genera todo un ciclo de historias sobre el triunfo del débil inteligente sobre el gigante ĨƵĞƌƚĞLJĞƐƚƷƉŝĚŽ͟.15 Al principio del presente documento, se planteo como tesis central que, a diferencia de la creencia general existente en el país, el caudillismo SI tuvo un papel crucial en la génesis de nuestra identidad republicana. Sin embargo, ¿en qué argumentos se basa esta hipótesis? Los rasgos propios del caudillismo anteriormente expuestos, pueden fácilmente identificarse en el periodo comprendido hasta el gobierno de Prieto, que fue la época que se utilizo para la realización del trabajo. La llave para desentrañar este misterio es la figura de don Diego Portales. Su accionar, si bien fue dado en el marco de la legalidad propia de la constitución de 1833, contiene rasgos característicos del comportamiento clásico de todo caudillo. En primer lugar, si bien su liderazgo en apariencia no estuvo dado por una identificación con provincia alguna del país, debemos contextualizar las acciones que se dieron, por ejemplo, en torno a la actitud que adopto el gobierno de Prieto (dirigido en la práctica por el propio Portales) frente a la confederación Perú-­‐Boliviana de Santa Cruz. Para esto, debemos recordar el pensamiento generalizado de los gobernantes anteriores a Portales, que tenían una noción de la existencia de ƵŶĂƉĂƚƌŝĂĂŵĞƌŝĐĂŶĂ͘ƐƚĂŶŽĐŝſŶĨƵĞůĂƋƵĞĞŶĞůĨŽŶĚŽŝŵƉƵůƐŽ͕ƉŽƌĞũĞŵƉůŽ͕ĂůŐŽďŝĞƌŶŽĚĞĞƌŶĂƌĚŽK͛,ŝŐŐŝŶƐ a emprender la expedición libertadora del Perú. Otros grandes héroes de las campañas de la independencia, como Simón Bolívar, defendían fervientemente esta tesis. No obstante aquello, Diego Portales tenía una postura diametralmente opuesta a dicha idea, el defendía la opción de la patria Chilena, y, la amenaza real que suponía la existencia de la confederación para Chile fue lo que lo llevo a plantear la destrucción de dicha amenaza para alcanzar un desarrollo sustentable en el futuro del país. Otro punto crucial rebatible a la luz de la evidencia de la información recopilada durante la realización del trabajo, es el halo de humildad que se le atribuye a la personalidad de Portales. Si bien es cierto que, de haberlo querido, 15 Ibid. cit , pag 68 fácilmente Portales podría haber alcanzado la máxima magistratura del país, en el fondo, su actitud estuvo marcada por un fuerte autoritarismo. Su desprecio por la democracia en los momentos que atravesaba el país, si bien contribuyo a la consolidación del estado chileno, también lo llevo a una forma de violencia política implícita, ya que el régimen fuerte que encabezo evitaba el surgimiento de otros caudillos distintos a los que ostentaban el poder, en general atemorizados por la perspectiva de una más que posible acción coercitiva que los podía incluso poner frente a un pelotón de fusilamiento. Este mismo desprecio por la democracia también es propio del comportamiento de un caudillo: si bien, ya se contaba con una carta magna que entregaba un marco jurídico en el que se desenvolviera el estado, en la práctica los creadores de dicho texto se comportaban de manera bastante alejada a lo establecido por ella: los 3 poderes del estado giraban en torno a la figura del ejecutivo, so pretexto de que, de realizarse el ejercicio del poder en otra forma, podrían generarse situaciones conflictivas que podrían reeditar el periodo de anarquía vivido en el país con pŽƐƚĞƌŝŽƌŝĚĂĚĂůĂĂďĚŝĐĂĐŝſŶĚĞK͛,ŝŐŐŝŶƐ. Un tercer punto, identificado como transversal en los sistemas dominados por una estructura caudillista, es la escasa participación ciudadana en el accionar del gobierno. El pueblo se alinea en torno a la figura de ůŽƐ͟ŚĠƌŽĞƐ͟, pero se mantiene la estructura de dominio por parte de un reducido número de personas. Esta situación se replico con claridad en el caso chileno (durante el análisis histórico se dejo en claro este hecho). A partir del análisis de estas situaciones, podemos establecer que, si bien la situación chilena fue en apariencia distinta a la registrada dentro del contexto latinoamericano, el actuar de Portales, aunque dirigido al bien superior del país, tiene rasgos que no distan mucho del comportamiento de otros líderes americanos. La principal diferencia histórica radica en el hecho de que Portales si alcanzo la mayoría de sus objetivos políticos, los cuales fueron un aporte real para el desarrollo de la nación chilena, no obstante; el modo en que se produce su fallecimiento es el argumento que puede utilizarse como apoyo para la idea central de este documento: muere fusilado en Quillota, por un grupo de soldados comandados por oficiales contrarios al accionar de su administración. El caudillismo portaliano en Chile tuvo repercusiones que influyeron en la propia identidad chilena a lo largo de su historia republicana, ya que desde entonces y hasta el día de hoy (salvo durante el período parlamentarista en Chile) se mantienen a nivel constitucional un estado de carácter personalista, con un poder ejecutivo con amplias atribuciones y facultades por sobre los otros poderes estatales. También se arraigó fuertemente en la cultura chilena el orden como valor típico chileno en todos los niveles socio-­‐culturales, el cual a nivel estatal es defendido incluso a través de la violencia política a través de medios coercitivos. Otra herencia portaliana es el orgullo nacional por sobre ánimos integradores americanistas, lo cual ha dado a Chile un carácter individualista respecto a sus países vecinos. Y por último, no se puede dejar de destacar la escasa participación ciudadana en el accionar del gobierno, situación que se ha mantenido siempre hasta nuestros días. 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