Propuestas de trabajo para docentes sobre El chico del río de Tim Bowler a cargo de la Prof. Elsa Pizzi Puerto de Palos - Casa de ediciones. Av. Honorio Pueyrredón 571, (C1405BAC) Buenos Aires. Argentina. Tel./Fax (011) 4902-1093. e-mail: info@puertodepalos.com.ar Un chico misterioso Verano, vacaciones junto a un río, quince años, un abuelo muy enfermo, un chico misterioso, un anciano charlatán, un cuadro sin terminar. Dos pasiones: la natación y la pintura. Jess tiene quince años y es una eximia nadadora. Su abuelo, un hombre enérgico, vital, terco, dueño de un irónico sentido del humor y de un gran talento para la pintura, está gravemente enfermo del corazón, pero se empeña en salir de vacaciones. Ha decidido volver al lugar donde nació. Jess y sus padres temen por él: es un lugar aislado, lejos de hospitales donde puedan atenderlo; sin embargo, él está obsesionado con ir, así que respetan su deseo. Al día siguiente de la llegada, Jess se interna en el río para nadar. Se siente observada, pero no encuentra a nadie. Más tarde, remontando el curso del río, ve a un chico. Su presencia la obsesionará. El chico es un excelente nadador y parece vivir en el agua. ¿Quién es? ¿Por qué ella es la única que lo ve? ¿Tiene alguna relación con el cuadro que el abuelo está pintando y que se llama “El chico del río”? Aunque todavía no lo sabe, Jess tiene una misión: ayudar a su abuelo a terminar sus asuntos pendientes y así, completar su vida. Finalmente, en el río, nadando, se enterará, encontrará las respuestas, comprenderá. Habrá crecido. Como siempre, las propuestas de actividades, no tienen otro objetivo que el de suscitar múltiples posibilidades de análisis y compartir la riqueza de la pluralidad de todas las lecturas posibles. 3 1. El título de la novela El título de un cuento, una película o una novela puede ser enigmático, descriptivo, oscuro, simbólico… Puede querer brindarnos una pista acerca de la temática o simplemente presentarnos al personaje principal. • Discutir entre todos los distintos significados que les sugiera el título de la obra y establecer relaciones entre ellos. • Determinar la relación que existe entre el título y el tema. Dejar en claro el hecho de que el abuelo es un anciano y su autorretrato es el de un chico de quince años. Recuerden que es la primera vez que el abuelo titula un cuadro, que quien se da cuenta de que es un autorretrato es Alfred, pero que no se ha percatado de que también está representado un río, lo único que los integrantes de la familia ven en la pintura. • Trabajo de producción: describir un paisaje que manifieste la personalidad de cada uno. Sugerimos elegir algunos y leerlos en voz alta a la clase para que los alumnos adivinen de quién se trata la descripción. 2. Técnica narrativa La técnica del relato es una parte constitutiva esencial de la pieza narrativa. Nunca es casual la perspectiva que adopta el narrador y siempre colabora para narrar los acontecimientos tal y como el autor se lo propone. • Distinguir entre narrador y la perspectiva que adopta para contar los hechos. ¿Por qué el autor no eligió la primera persona? ¿Qué ventajas permite la elección de una tercera persona, pero posicionada en un solo personaje? 4 • Determinar las anticipaciones que el narrador va brindando a lo largo de la novela. • ¿Por qué el primer párrafo de la novela altera el tiempo del relato y el de la historia? Establecer la estructura a partir de este reconocimiento. • Trabajo de producción: elaborar el diario íntimo que podría haber escrito la mamá de Jess. 3. Los subgéneros Los grandes géneros literarios incluyen subcategorías que suelen tener marcadas diferencias temáticas o de construcción. A veces son claras las diferencias y en algunos casos los límites pueden ser imprecisos. • Cuestionar a los alumnos acerca de si se trata de una novela realista o fantástica, teniendo en cuenta que Jess es la única que ve al chico del río, por lo que podría ser un producto de su imaginación. Recordar, sin embargo, que ella desconoce el pasado de su abuelo, por lo que no tiene elementos en qué basarse para reconocer los rasgos físicos que él tenía a la edad de quince años, ni para saber que era un gran nadador y que le había quedado pendiente el desafío de recorrer el curso del río. De todo esto se entera cuando Alfred afirma que el cuadro es un autorretrato. Si bien no es una novela “de aprendizaje” propiamente dicha, el hecho de recorrer el río (símbolo evidente de la vida humana), las dificultades que tiene que superar Jess para llevarlo a cabo y lo que comprende cuando llega a la desembocadura y el viaje interior que implica la aceptación de la muerte de un ser querido (y que da como resultado un crecimiento espiritual), la vinculan con este subgénero. 5 • Leer una novela de aprendizaje, por ejemplo, El llamado de lo salvaje, de Jack London (Cántaro, 2000) y establecer semejanzas y diferencias en cuanto al camino de aprendizaje que efectúan los protagonistas de ambas novelas. 4. Los personajes Las situaciones críticas permiten que las personas se pongan a prueba. La muerte de alguien querido siempre es un momento que nos negamos a imaginar por temor a lo que hay que enfrentar. En esta novela, vemos que los personajes aceptan la muerte, a pesar del dolor que les provoca. • Se sugiere vincular la caracterización de los personajes con el tema de la muerte. Por ejemplo, el abuelo sabe que va a morir y lo toma como algo natural. No es a la muerte a la que teme, sino a morir sin poder resolver cuestiones pendientes. ¿Cuáles son esas cuestiones? De una personalidad fuerte, domina el centro de las relaciones familiares y se toma el asunto haciendo gala de su ácido sentido del humor. • Describir a los personajes en relación con sus actos y con los roles que tienen en la familia. ¿Quién es el más fuerte, el más débil, el sensato? El abuelo tiene un vínculo difícil con su hijo, pero una conexión profunda con su nieta, Jess. ¿Qué papel juega la madre? Se sugiere hacer hincapié en el uso de adjetivos para la descripción y guiar la actividad para que los actos que realizan los personajes (que serán manifestados a través de verbos) sirvan como fundamentación para el adjetivo elegido. Para fundamentar, puede recurrirse también a la cita textual. • Los padres admiten haber descuidado los sentimientos de su hija por estar pendientes del anciano. Debatir acerca de esta conducta. • ¿Cómo ve Jess a los adultos? Proponer a los alumnos que des6 criban la visión que ellos tienen de los adultos de su familia, destacando sus sentimientos y los sentimientos que ellos suponen tienen los adultos. • ¿Cómo reaccionan los miembros de la familia ante Alfred? Debatir acerca del comportamiento de cada uno y manifestar con quién se sienten más identificados. Se sugiere que siempre fundamenten sus opiniones. • En pequeños grupos, representar gráficamente las relaciones familiares. Pueden ser figuras abstractas o dibujos de los personajes. 5. El río, cambio y permanencia En un momento el abuelo le dice a Jess: “Todo cambia, Jess. Todo. Nada permanece. Nada dura para siempre. No vale la pena pelear contra esto. Debemos aceptarlo”. La imagen del río fluyente para referirse a una concepción del cosmos como un cambio continuo se atribuye al filósofo griego Heráclito (544-484 a. C.), a quien pertenece la frase “En el mismo río no es posible bañarse dos veces”. La existencia del cambio y del movimiento son conceptos esenciales en el pensamiento de Heráclito. Pero el cambio no es algo caótico ni azaroso, sino el resultado de la racionalidad y del orden cósmicos. Si se analizan aquellos textos en los que Heráclito habla del movimiento de un río, por ejemplo, se verá que lo que prevalece es la imagen de que la unidad y la estabilidad del río dependen de la regularidad del flujo de las aguas que lo forman. Con ello se quiere hacer ver, por un lado, que existe un equilibrio entre los elementos opuestos que constituyen el mundo y, por otro, que debería rechazarse la idea de que cada cosa se comporta individualmente. Los objetos de la naturaleza (una roca, una montaña, etc.) se nos presentan a los ojos como realidades momentáne7 amente estáticas. Según su Teoría de la Discordia, todos los elementos que constituyen el cosmos acabarán por cambiar, pero lo harán de una forma proporcional y equilibrada, de modo tal que contribuirán a mantener una armonía universal. • Confrontar esta concepción con la opuesta, expresada en frases populares tales como: “No hay nada nuevo bajo el sol”, “Ya está todo inventado”, “La historia siempre se repite”. • Debatir en pequeños grupos y redactar una argumentación expresando su acuerdo o desacuerdo con una u otra concepción. Utilizar recursos tales como la ejemplificación y la generalización. 6. El río, símbolo de la vida humana El motivo de la vida como un río que fluye es uno de los más populares en la literatura de todos los tiempos. Se trata sin duda de una de las metáforas más acertadas acerca de la vida y su discurrir. • Junto con los alumnos, buscar letras de canciones, poemas, libros, películas, que tomen este motivo y lo desarrollen, de una u otra manera. Cada interpretación tendrá como finalidad desentrañar la metáfora que esconde cada texto y formular la sentencia que se esconde en esa figura retórica. (Ejemplo: el grupo de rock argentino Vox Dei, en su disco “La Biblia”, incluyó un tema basado en ese libro, llamado “Libros Sapienciales”. En él se pone de manifiesto la imagen del río que fluye hacia el mar como símbolo de la vida y de la eternidad). • Pedir a los alumnos que expliquen, a su juicio, por qué, desde tiempos inmemoriales, se eligió el río como metáfora de la vida humana. Relacionar con las características de los ríos que hayan estudiado en geografía. 8 • A lo largo de la novela, distintos sentimientos van surgiendo: orgullo, fracaso, desesperanza, alegría. Relacionarlos con las características del curso de un río. El autor ha tenido presente el libro primero del Eclesiastés, donde ya se compara la vida humana con un río que desemboca en el mar, como podemos ver en el epígrafe que abre la novela. Quien también se inspiró en ella fue Jorge Manrique, en la tercera de las Coplas por la muerte de su padre: Nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar, que es el morir; allí van los señoríos derechos a se acabar e consumir; allí los ríos caudales, allí los otros medianos e más chicos, allegados son iguales los que viven por sus manos e los ricos. • Definir qué es una copla. Establecer métrica y rima. • Trabajar en clase el concepto de la muerte igualadora que se expresa en esta copla y se retoma en la decimocuarta. El poeta argentino Juan L. Ortiz (1896-1978) publicó en 1938 su tercer libro de poemas, donde se incluye “Fui al río”. Fui al río. Regresaba 9 –¿Era yo el que regresaba?– en la angustia vaga de sentirme solo entre las cosas últimas y secretas. De pronto sentí el río en mí, corría en mí con sus orillas trémulas de señas, con sus hondos reflejos apenas estrellados. Corría el río en mí con sus ramajes. Era yo un río en el anochecer, y suspiraban en mí los árboles, y el sendero y las hierbas se apagaban en mí. ¡Me atravesaba un río, me atravesaba un río! • Analizarlo en relación con la consustanciación del poeta con la naturaleza y el significado que denota haber elegido el río. Vincularlo con su biografía y con el resto de su obra. 7. La muerte En el arte y en la cultura humana en general, la muerte ha sido representada de diferentes maneras: ominosa, terrorífica, pero también graciosa. Casi siempre es una mujer, la mayor parte de las veces fea, aunque a veces también hermosa. • Preguntar a los alumnos su opinión acerca de esta necesidad humana de corporeizar la muerte. ¿Cómo la imaginan ellos? • En la película “All that jazz”, la muerte está encarnada como una mujer bellísima. De acuerdo con las características del grupo y su madurez, se sugiere la visualización de la película y el debate posterior acerca de la relación que el protagonista establece con la muerte. • El motivo de la muerte burlada aparece muchas veces en la lite10 ratura. Preguntar a los alumnos a qué se debe, en su opinión. Un ejemplo de este motivo es el que aparece en el cuento de Manuel Mujica Lainez, “El hombrecito del azulejo” (en: Misteriosa Buenos Aires, Sudamericana, 1995). Se sugiere su lectura y análisis, relacionando su descripción con la estrategia que despliega Martinito para distraerla. ¿A qué recurre? ¿Por qué, en este caso, el autor ha echado mano del motivo de la muerte burlada? Por el contrario, la literatura también refleja la imposibilidad de evitarla, como se ve en el “Romance del enamorado y la muerte”. Un sueño soñaba anoche, soñito del alma mía, soñaba con mis amores, que en mis brazos los tenía. Vi entrar señora muy blanca Muy más que la nieve fría. –¿Por dónde has entrado, amor?, ¿cómo has entrado, mi vida?, las puertas están cerradas, ventanas y celosías. –No soy el amor amante, soy la Muerte, Dios me envía. –¡Ay, Muerte tan rigurosa, déjame vivir un día! –Un día no puede ser, una hora tienes de vida. Muy deprisa se calzaba, más deprisa se vestía; ya se va para la calle en donde su amor vivía. –Ábreme la puerta, Blanca, 11 ábreme la puerta, Niña. –¿Cómo te podré yo abrir si la ocasión no es venida? Mi padre no fue a palacio, mi madre no está dormida. –Si no me abres esta noche, ya no me abrirás, querida. La Muerte me anda buscando, junto a ti, vida sería. –Vete bajo la ventana donde labraba y cosía, te echaré cordón de seda para que subas arriba, y si el cordón no alcanzare, mis trenzas añadiría. La fina seda se rompe; la Muerte que allí venía: –Vamos, el Enamorado, que la hora ya es cumplida. • Señalar las semejanzas que existen entre el Enamorado y el Abuelo frente a la muerte. La elegía es una composición poética que se caracteriza por expresar un sentimiento de tristeza motivado, generalmente, por la muerte de una persona. Es una clasificación temática, ya que la composición estrófica y la métrica pueden variar. Así, las Coplas de Manrique constituyen una elegía, del mismo modo que el siguiente poema de León Felipe (incluido en: Antología rota, Losada, 1978): 12 Elegía A la memoria de Héctor Marqués, capitán de la Marina Mercante española, que murió en alta mar y lo enterraron en Nueva York. ...tierra extranjera cayó sobre su carne aventurera José del Río Sáinz. Marineros, ¿por qué le dais a la tierra lo que no es suyo y se lo quitáis al mar? ¿Por qué le habéis enterrado, marineros, si era un soldado del mar? Su frente encendida, un faro; ojos azules, carne de yodo y de sal. Murió allá arriba, en el puente, con la rosa de los vientos en la mano, deshojando la estrella de navegar. ¿Por qué le habéis enterrado, marineros? ¡Y en una tierra sin conchas! ¡En la playa negra!... ¡Allá, en la ribera siniestra del otro mar! ¡Nueva York! –piedra, cemento y hierro en tempestad–. Donde el ojo ciclópeo del gran faro que busca a los ahogados no puede llegar, donde se acaban las torres y los puentes, donde no ve ya la espuma altiva de los rascacielos, en los escombros de las calles sórdidas 13 que rompen en el último arrabal, donde se vuelve la culebra sombría de los “elevados” a meterse otra vez en la ciudad... Allí, la arcilla opaca de los cementerios, marineros... ¡allí habéis enterrado al capitán! ¿Por qué le habéis enterrado, marineros, por qué le habéis enterrado, si murió como el mejor capitán y su alma –viento, espuma y cabrilleo– está ahí, entre la noche y el mar?... A bordo del Cristóbal Colón, 1932. • Relacionar la descripción del capitán con su profesión. • Trabajar los recursos poéticos: la antítesis y las preguntas retóricas, que constituyen un reproche, desde el punto de vista del significado. • Producción: si Jess le hubiera escrito una elegía a su abuelo, ¿qué sentimientos habría expresado, además de la tristeza? ¿Cómo lo habría descripto? Una de las más famosas dentro de la literatura hispana es la que el poeta español Miguel Hernández le dedica a su amigo Ramón Sijé. La noticia le había llegado a través del poeta Vicente Aleixandre. Eran los últimos días del año y el fallecimiento se había producido unos días antes, el día de Nochebuena a las once de la noche, en 1935. En una carta a Juan Guerreo Ruiz dice “He llorado a lágrima viva y me he desesperado por no haber podido besar su frente antes de que entrase en el cementerio…”. Miguel, instalado en un pequeño cuarto de una pensión madrileña, recordando al amigo y compañero con el que inició su 14 camino en la aventura literaria, comienza a escribir la elegía. Lo hace en un momento de dolor, de culpabilidad por no haber podido despedirse del amigo. Es un poema escrito con los sentimientos que están a flor de piel. Un poema escrito para dejar patente el peso que lleva Miguel dentro de sí; es un poema para que nadie olvide el amor que unió a los dos amigos. • Proponemos la lectura de este poema y su comentario en clase. Elegía En Orihuela, su pueblo y el mío, se me ha muerto como del rayo Ramón Sijé, con quien tanto quería. Yo quiero ser llorando el hortelano de la tierra que ocupas y estercolas, compañero del alma, tan temprano. Alimentando lluvias, caracolas y órganos mi dolor sin instrumento a las desalentadas amapolas daré tu corazón por alimento. Tanto dolor se agrupa en mi costado, que por doler me duele hasta el aliento. Un manotazo duro, un golpe helado, un hachazo invisible y homicida, un empujón brutal te ha derribado. No hay extensión más grande que mi herida, 15 lloro mi desventura y sus conjuntos y siento más tu muerte que mi vida. Ando sobre rastrojos de difuntos, y sin calor de nadie y sin consuelo voy de mi corazón a mis asuntos. Temprano levantó la muerte el vuelo, temprano madrugó la madrugada, temprano estás rodando por el suelo. No perdono a la muerte enamorada, no perdono a la vida desatenta, no perdono a la tierra ni a la nada. En mis manos levanto una tormenta de piedras, rayos y hachas estridentes sedienta de catástrofes y hambrienta. Quiero escarbar la tierra con los dientes, quiero apartar la tierra parte a parte a dentelladas secas y calientes. Quiero minar la tierra hasta encontrarte y besarte la noble calavera y desamordazarte y regresarte. Volverás a mi huerto y a mi higuera; por los altos andamios de las flores pajareará tu alma colmenera 16 de angelicales ceras y labores. Volverás al arrullo de las rejas de los enamorados labradores. Alegrarás la sombra de mis cejas, y en tu sangre se irán a cada lado disputando tu novia y las abejas. Tu corazón, ya terciopelo ajado, llama a un campo de almendras espumosas mi avariciosa voz de enamorado. A las aladas almas de las rosas del almendro de nata le requiero, que tenemos que hablar de muchas cosas, compañero del alma, compañero. Miguel Hernández, en “El rayo que no cesa”. 8. Otros pintores, otras metáforas J.R.R. Tolkien, el afamado autor de la maravillosa novela El señor de los Anillos, también fue autor de otras obras igualmente profundas, como El Hobbit, Egidio, el granjero de Ham, El Silmarillion y otros textos. Entre sus cuentos, “Hoja, de Niggle”, nos transporta a un escenario en el que el arte es una “pérdida de tiempo”, un pasatiempo sin valor social. Sugerimos comparar la metáfora de este cuento con el de la novela de Tim Bowler. En ambos casos nos encontramos con artistas a punto de emprender un viaje definitivo y obsesionados por concluir una obra pictórica cuyo significado profundo reside 17 más allá de la materialidad de la tela. El cuento pueden encontrarlo en Arbol y hoja, Barcelona, Ed. Minotauro. También es posible hallarlo en http://www.temakel.com/hojaniggle.htm. Aquí les reproducimos algunos párrafos. Había una vez, un pobre hombre llamado Niggle, que tenía que hacer un largo viaje. Él no quería; en realidad, todo aquel asunto le resultaba enojoso, pero no estaba en su mano evitarlo. Sabía que en cualquier momento tendría que ponerse en camino, y sin embargo no apresuraba los preparativos. Niggle era pintor. No muy famoso, en parte porque tenía otras muchas cosas que atender, la mayoría de las cuales se le antojaban un engorro; pero cuando no podía evitarlas (lo que en su opinión ocurría con excesiva frecuencia) ponía en ellas todo su empeño. Las leyes del país eran bastante estrictas. Y existían además otros obstáculos. Algunas veces se sentía un tanto perezoso y no hacía nada. Por otro lado, era en cierta forma un buenazo. Ya conocen esa clase de bondad. Con más frecuencia lo hacía sentirse incómodo que obligado a realizar algo. E incluso cuando pasaba a la acción, ello no era óbice para que gruñese, perdiera la paciencia y maldijese (la mayor parte de las veces por lo bajo). En cualquier caso, lo llevaba a hacer un montón de chapuzas para su vecino el señor Parish, que era cojo. A veces incluso echaba una mano a gentes más distantes si acudían a él en busca de ayuda. Al mismo tiempo, y de cuando en cuando, recordaba su viaje y comenzaba sin mucha convicción a empaquetar algunas cosillas. En estas ocasiones no pintaba mucho. Tenía unos cuantos cuadros comenzados, casi todos demasiado grandes y ambiciosos para su capacidad. Era de esa clase de pintores que hacen mejor las hojas que los árboles. Solía pasarse infinidad de tiempo con una sola hoja, intentando captar su forma, su brillo y los 18 reflejos del rocío en sus bordes. Pero su afán era pintar un árbol completo, con todas las hojas de un mismo estilo y todas distintas. Había un cuadro en especial que le preocupaba. Había comenzado como una hoja arrastrada por el viento y se había convertido en un árbol. Y el árbol creció, dando numerosas ramas y echando las más fantásticas raíces. Llegaron extraños pájaros que se posaron en las ramitas, y hubo que atenderlos. Después, todo alrededor del árbol y detrás de él, en los espacios que dejaban las hojas y las ramas, comenzó a crecer un paisaje. Y aparecieron atisbos de un bosque que avanzaba sobre las tierras de labor y montañas coronadas de nieve. Niggle dejó de interesarse por sus otras pinturas. O si lo hizo fue para intentar adosarlas a los extremos de su gran obra. Pronto el lienzo se había ampliado tanto que tuvo que echar mano de una escalera; y corría, arriba y abajo, dejando una pincelada aquí, borrando allá unos trazos. Cuando llegaban visitas se portaba con la cortesía exigida, aunque no dejaba de jugar con el lápiz sobre la mesa. Escuchaba lo que le decían, sí, pero seguía pensando en su gran lienzo, para el que había levantado un enorme cobertizo en el huerto, sobre una parcela en la que en otro tiempo cultivara patatas. No podía evitar ser amable. “Me gustaría tener más carácter”, se decía algunas veces, queriendo expresar su deseo de que los problemas de otras personas no le afectasen. Pasó algún tiempo sin que le molestaran mucho. “Cueste lo que cueste”, solía decir, “acabaré este cuadro, mi obra maestra, antes de que me vea obligado a emprender ese maldito viaje”. Pero comenzaba a darse cuenta de que no podría posponerlo indefinidamente. El cuadro tenía que dejar de crecer y había que terminarlo. Un día, Niggle se plantó delante de su obra, un poco alejado, y la contempló con especial atención y desapasionamiento. No tenía sobre ella una opinión muy definida, y habría deseado tener algún amigo que lo orientase. En realidad no le satisfacía en absoluto, y sin embargo la encontraba muy hermosa, el único cuadro verdaderamente hermoso del 19 mundo. En aquellos momentos le hubiera gustado verse a sí mismo entrar en el cobertizo, darse unas palmaditas en la espalda y decir (con absoluta sinceridad): “¡Realmente magnífico! Para mí está muy claro lo que te propones. Adelante, y no te preocupes por nada más. Te conseguiremos una subvención oficial para que no tengas problemas”. Sin embargo, no había subvención. Y él era muy consciente de que necesitaba concentrarse, trabajar, un trabajo serio e ininterrumpido, si quería terminar el cuadro, incluso aunque no lo ampliase más. Se arremangó y comenzó a concentrarse. Durante varios días intentó no preocuparse por otros temas. Pero se vio interrumpido de forma casi continua. En casa las cosas se torcieron; tuvo que ir a la ciudad a formar parte de un jurado; un conocido cayó enfermo; el señor Parish sufrió un ataque de lumbago y no cesaron de llegar visitas. Era primavera y les apetecía un té gratis en el campo. Niggle vivía en una casita agradable, a varias millas de la ciudad. En su interior los maldecía, pero no podía negar que él mismo los había invitado tiempo atrás, en el invierno, cuando a él no le había parecido una interrupción ir de tiendas y tomar el té en la ciudad con sus amistades. Trató de endurecer su corazón, pero sin resultado. Había muchas cosas a las que no tenía cara para negarse, las considerase obligaciones o no; y había ciertas cosas que se veía obligado a hacer, pensara lo que pensase. Algunas de las visitas dieron a entender que el huerto parecía bastante descuidado y que podría recibir la visita de un inspector. Desde luego, pocos tenían noticia del cuadro; pero aunque lo hubiesen sabido, tampoco había mucha diferencia. Dudo que hubiesen pensado que era muy importante. Me atrevería a decir que no era muy bueno, aunque tuviera algunas partes logradas. El árbol, sobre todo, era curioso. En cierto modo, muy original. Igual que Niggle, aunque él era también un hombrecillo de lo más común, y bastante simple. 20 Llegó por fin el momento en que el tiempo de Niggle se volvió sumamente precioso. Sus amistades, allá lejos en la ciudad, comenzaron a recordar que el pobre hombre debía hacer un penoso viaje, y algunos calculaban ya cuánto tiempo, como máximo, podría posponerlo. Se preguntaban quién se quedaría con la casa y si el huerto presentaría un aspecto más cuidado. Había llegado el otoño, muy húmedo y ventoso. El hombre se encontraba en el cobertizo. Estaba subido en la escalera tratando de plasmar el reverbero del sol poniente sobre la nevada cumbre de una montaña que había visualizado justo a la izquierda y al extremo de una rama cargada de hojas. Sabía que se vería obligado a marcharse pronto; quizás al comienzo del nuevo año. Sólo tenía tiempo de terminar el cuadro, y aun así no de modo definitivo: había algunos puntos donde sólo tendría tiempo para esbozar lo que pretendía. [ … ] 9. El uso de los símbolos ¿Por qué usar símbolos? El propósito de este trabajo es discutir con los alumnos el uso de los símbolos en la literatura. • Luego de leer la novela, proponer una charla acerca del rol de los símbolos en la literatura. Preguntar qué son los símbolos y por qué motivo piensan que son usados en la literatura. Luego tratar de identificar los símbolos centrales de esta novela (el río, el mar, el arte) y preguntar qué representan. • Como segunda parte del trabajo, proponer a los alumnos que experimenten el uso de símbolos en la escritura de un texto. En forma individual o en grupos de a dos, pueden pensar en un símbolo que represente una idea, un concepto para luego utilizarlo en la escritura de un texto de dos carillas. Este texto puede ser un relato breve, un poema o un ensayo que ponga de mani21 fiesto el significado de ese símbolo. Los textos pueden ser leídos en clase, si los alumnos así lo desean. 10. La natación, un deporte que requiere esfuerzo • Averiguar qué es la natación de distancia, y a qué se refiere Jess cuando piensa en “los nadadores del canal”. ¿Se hace este tipo de prueba en la Argentina? • Georgina Bardach adquirió fama al obtener la Medalla de Bronce en los 400 metros combinados el 14 de agosto de 2004. Averiguar qué siente cuando está en el agua y comparar con lo que le ocurre a Jess. • ¿Por qué la palabra “esfuerzo” es también parte del vocabulario de Georgina Bardach? Planificar una entrevista a la nadadora y promover que se lleve a cabo, quizá por medio del correo electrónico. 11. Respuestas personales Uno de los trabajos más interesantes y productivos, a la vez que desafiantes, es encontrar formas en las que los alumnos puedan expresar sus sentimientos acerca de la novela que acaban de leer. He aquí algunas alternativas: • Proponer que escriban una carta a alguno de los personajes de la novela. Que le pregunten acerca de aquellas cosas que aún le 0 también. • Preguntar, ¿si pudieran intercambiar lugares con alguno de los personajes, con cuál lo harían? ¿Por qué? • Que reflexionen acerca de cuál es el personaje que más se asemeja a cada uno y expliquen por qué. • Crear un artículo periodístico que dé cuenta de los sucesos de la novela. 22 • Reescribir alguno de los pasajes de la novela desde el punto de vista de otro de los protagonistas. • Proponer la redacción de preguntas para hacerle al autor. ¿Qué cosas les gustaría preguntarle? (Pueden hallar la dirección electrónica del autor en su biografía). • Comparar esta novela con alguna otra que hayan leído y que les parezca que tienen puntos en común o que se diferencian completamente. 23