Dossier: Comidas precocinadas Comer bien sin cocinar Los alimentos precocinados ahorran tiempo en los fogones y espacio en la despensa, dos cualidades muy buscadas a bordo. En este artículo probamos algunos de estos preparados a la venta en supermercados. S on muy raros los veleros de pequeña y mediana eslora donde la tripulación disfruta de un nivel consistente de cocina. Y la lista se reduce todavía más lejos de tierra. Por poco que el barco se mueva, los voluntarios para adentrarse en la cocina se hacen escasos, al tiempo que los comensales también van perdiendo paulatinamente su apetito. Unas piezas de fruta, bocadillos improvisados con embutidos o unas galletas desperdigadas son el menú habitual de muchas travesías de corta duración. Y en algunos barcos, el menú estándar en puerto apenas va más allá de la pasta o el arroz. Suerte que siempre hay algún restaurante en las inmediaciones. Los alimentos precocinados están ahí para intentar evitar, o al menos aliviar, este problema. La moderna proliferación de “singles” y parejas sin hijos ha disparado la oferta de este tipo de alimentos en colmados y supermercados. El surtido a disposición del gran público en las estanterías de estos comercios generalistas ya es amplio y se complementa en tiendas especializadas en alimentos para excursionismo y deportes de aventura. Vale la pena interesarse por las posibilidades de las modernas conservas, bastante más sugerentes de lo que muchos imaginan. Antes de seguir con las explicaciones, es importante acotar un poco el ámbito de este artículo: Todo y que la mayoría de veleros llevan nevera eléctrica y muchos también microondas, nos hemos ceñido a precocinados que no necesiten refrigeración para su conservación ni exijan microondas en su preparación. En ausencia de microondas, la mayoría de latas se han de calentar al baño maría. En ese caso es muy práctico embarcar unas clásicas pinzas/asa de excursionista para manejar las latas como un cazo cuando están calientes. Aclarar también a priori que estas líneas no son un tratado de dietética ni un curso de cocina. La dispar valoración nutricional o energética de los precocinados –que ni entramos a valorar- no debería afectar la salud de quien los alterna con alimentos frescos, como es habitual en cruceros veraniegos de cabotaje. Los alimentos que presentamos también 80 pueden llevarse en largas travesías, pero en estos casos se hace muy aconsejable un estudio nutricional y energético de los preparados embarcados. No es lo mismo comer de lata o sobre un par de días que un mes entero. Tampoco estamos ante un artículo que analice de forma exhaustiva toda la oferta del mercado. Aparte de experiencias previas en estos menesteres, para las fotos que ilustran este artículo nos hemos ceñido a un muestreo realizado en un centro Carrefour, a sabiendas de que la oferta de las demás grandes cadenas de distribución es muy similar y que los colmados de cada ciudad disponen de liofilizados o conservas de gran calidad y distribución local. Los precocinados reseñados están ordenados en apartados temáticos enumerados alfabéticamente y alguno de estos preparados puede incluirse en más de un grupo. Los espárragos en lata, por ejemplo, pueden ser un plato por sí mismos o un apetitoso complemento de una ensalada. En este artículo nos referimos de forma ge- nérica a dos grandes grupos de alimentos precocinados, las conservas y los deshidratados. Ambos convergen en sus objetivos parecidos, pero lo hacen por caminos distintos. Los deshidratados carecen del agua que llevan las conservas en lata, ahorrando en la cesta de la compra y en la despensa un peso que luego se ha de añadir en la preparación. Los métodos de deshidratación permiten una conservación con menos artificios, lo que redunda en un sabor más auténtico. En su contra está la dificultad de deshidratar alimentos sin desmenuzarlos, de ahí que los principales candidatos a este proceso de conservación (en los supermercados) sean los arroces, la pasta o las legumbres. Una perdiz en escabeche deshidratada no perdería mucho de su sabor, pero sí su apariencia de ave. En cuestión de gustos todo es opinable, por cuanto un práctico consejo es utilizar los meses invernales para ir probando, seleccionando y descartando productos de cara a las próximas vacaciones. Nada peor que llenar la despensa con un preparado que luego se antoje incomible para la tripulación. A este respecto, también es importante preguntar a los tripulantes si sufren de alguna alergia alimenticia específica o relativa a los conservantes, aromatizantes, potenciadores de sabor, estabilizadores, correctores de acidez, etc. que contienen la mayoría de precocinados y alimentos enlatados. Arroces Lo normal en cruceros veraniegos es alternar los precocinados con alimentos frescos En invierno se pueden ir probando, seleccionando y descartando productos para no llenar la despensa en vacaciones con un preparado que se antoje incomible para la tripulación cipal- ronda los 100 gr. en seco. Menos que eso es una tapa, degustación o acompañamiento. Aparte de los que mostramos en las fotos, en las estanterías de los supermercados hay una amplia variedad de otros sabores de arroces precocinados a elegir. Los arroces sin salsa de la marca Brillante –que vienen en prácticos envases individuales- sólo necesitan un par de minutos en la sartén (ó 1 min. en el micro) para estar listos y son realmente buenos. Muy prácticos a bordo y en casa. Carne Risotto 5 Quesos Carrefour, 125 g. (1-2 rac.), 1,16 € Risotto Pronto Gallo, 250 g (2-3 rac.), 2,65 € Arroz Brillante Basmati, 2 x 125 g. (2 rac.), 1,45 € Arroz Brillante Integral, 2 x 125 g. (2 rac.), 1,30 € Los arroces son uno de los grandes comodines de los precocinados. Sirven tanto de plato principal como de acompañamiento. Los risotto precocinados están listos en un máximo de 8-12 minutos, dividiendo por dos el tiempo habitual de cocción del arroz. Los que hemos probado son muy decentes de sabor, pero las raciones son bastante tacañas. Al igual que comentamos más adelante con las pastas, una ración adulta de arroz –como plato prin- Codorniz en escabeche Carrefour, 400 g., 5,65 € Salchichas alemanas Señorío de Sarria, 250 g (5 units.), 1,99 € 81 La oferta de alimentos preparados en las tiendas de alimentación es enorme y no cesa de crecer No siempre aparecerá sobre la mesa un buen pescado al horno. Conservas y deshidratados alegran los menús sin grandes complicaciones culinarias Hace unas décadas, la carne era la estrella de las conservas y uno de los pocos aportes de proteínas a libre disposición de los navegantes de altura. Hoy es hasta difícil de encontrar carne enlatada en los comercios de alimentación. Las salchichas alemanas son un clásico del fast-food y todo un icono de la comida basura. Pero he de confesar que las adoro. A bordo siempre entran bien, ya sea como aperitivo, complemento de ensaladas o plato principal. También son un alimento fetiche para la mayoría de niños. La carne en escabeche tiene la ventaja de que se toma a temperatura ambiente. En todo caso, en veleros con tripulaciones numerosas no acostumbra a ser demasiado práctico trajinar con latas grandes (400 g.). Es el mayor problema de los alimentos enlatados. Un servicio de codornices en escabeche para 6 personas supone embarcar casi 3 kilos de latas. Por lo demás, están razonablemente sabrosas y quien quiera deleitarse comiendo perdices a bordo no tiene muchas más opciones. La carne de buey en conserva, servida en rodajas o mezclada con puré, es todo un clásico de la alimentación náutica en travesías de altura. Comidas precocinadas Complementos para ensaladas Champiñones enteros Carrefour, (3 x 115 g.), 2,15 € Corazones de alcachofa Carrefour, 240 g., 1,45 € Aceitunas, corazones de alcachofa, espárragos, maíz, soja, atún, champiñones. Todos estos complementos, y bastantes más que no salen en la foto, alegran cualquier ensalada de lechuga, patata o arroz. Sólo hay que ponerle un poco de imaginación. Las aceitunas también se pueden tomar –evidentemente- como aperitivo, siendo además un buen remedio contra los síntomas del mareo. Acabados los tiempos del papel adhesivo que se desprendía con la humedad, la mayoría de latas están hoy identificadas con serigrafías plásticas resistentes al agua. En caso contrario (ver lata de atún a la izquierda de la foto), hay que rotular su contenido de forma indeleble para no tenerlas “indocumentadas” en la despensa. Condimentos Si hay que convivir con conservas y precocinados, los condimentos se convierten en un preciado aliado. Ellos serán quienes den algo de alegría a los guisos insulsos y se harán responsables de disimular los sabores dudosos. En la foto mostramos unos cuantos condimentos, pero nos dejamos otros tan importantes como el Tabasco, capaz de enmascarar todo rastro de cocina sintética, la salda Lea & Perrins que despierta el sabor de los guisos de carne o las recurrentes mostaza y ketchup, que también pueden sacarnos de distintos apuros culinarios. Las salsas precocinadas (en la foto salsa de pimienta Carrefour, 0,83 €) existen en múltiples variedades, incluidas las específicas para pasta. Todo aficionado a la cocina las puede superar en sabor, pero los precocinados son la mejor solución para no eternizarse en los fogones. Como las conservas, las propias salsas precocinadas también pueden mejorarse con condimentos o añadiéndoles ingredientes “naturales”. Las cremas precocinadas de la casa Knorr no requieren agua añadida y se calientan tal cual en cazo o microondas. Están muy logradas de sabor y textura e incluso cuentan con tropezones de verdad. Lástima que su envase no pueda cerrarse una vez abierto. En cualquier caso, vale la pena probarlas. Ensaladas Cremas Crema de setas Knorr, 570 ml. (2 rac.), 1,90 € Crema de espárragos Knorr, 570 ml. (2 rac.), 1,90 € Crema de champiñones Carrefour, (1 rac), 0,78 € Crema de espárragos Carrefour, (1 rac), 0,78 € En general, las cremas son perfectas como capricho cuando entra el frío en las guardias nocturnas. Pero si hace calor no apetecen tanto. Un plus de las cremas Carrefour es su envase incorporado de un solo uso. Sólo se ha de añadir agua caliente y remover. La crema de espárragos es bastante aceptable. La de champiñones tiene un gusto discutible y lleva unos ¿tallarines? que no me acaban de convencer. Aparte de sus conocidas sopas, la gama Sopinstant de Gallina Blanca también tiene algunas cremas deshidratadas en prácticas bolsitas individuales. Las cremas preparadas Knorr incluyen unos apetitosos tropezones. Lástima que su envase no pueda cerrarse una vez abierto 82 Ensalada de soja Isabel, 250 g., 2,05 € Ensalada de arroz Carrefour, 250 g., 1,64 € Aliño balsámico Isabel, 80 g., 1,09 € Ensalada de marisco Casagrande, 300 g., 4,80 € Ninguna de las ensaladas que presentamos ni otras que hemos probado ocasionalmente son para tirar cohetes. A lo más permiten salir del paso en guardias o rápidas comidas improvisadas. Su gusto es bastante artificial, los aceites utilizados son de baja calidad y todo el conjunto se antoja apelmazado de textura y sabores. Es mucho mejor, y no demasiado más complicado, preparar un arroz blanco y añadirle tropezones, incluso partiendo de preparados precocinados o en lata. Algo parecido puede decirse de los aliños. Pueden sacarnos de un apuro, pero son caros y los que hemos probado están poco logrados a nivel de sabor. Latas de complementos Sardinas con pimiento de Padrón Javimar, 88 g., 2,30 € Supremas aguinaga al ajillo Carrefour, 110 g., 1,49 € Tomates secos a la pugliese Trulli, 550 g., 5,80 € Es difícil asignar un espacio concreto a este tipo de complementos, un apartado donde también entra el atún, los berberechos y mu- chos otros productos enlatados. Las sardinas pueden comerse directamente de la lata, en bocadillo, añadirse a la ensalada o incluso –realmente delicioso- mezclarse desmenuzadas con un plato de pasta italiana. Algo parecido puede decirse de las gulas al ajillo. Pueden ser un plato por sí mismas, mezclarse con espaguetis o cocinarse en una exquisita tortilla que recuerda a la de chanquetes. Los tomates secos en aceite sirven también para todo y resultan muy sabrosos salpicando una ensalada, un plato de pasta o como acompañamiento de la carne. Latas de conserva Rovellones a trozos Ferrer, 420 g. netos, 1,25 € Albóndigas en salsa Hero, 430 g., 1,48 € Fabada asturiana Litoral, 435 g., 1,86 € Fabes con almejas Litoral, 425 g., 3,15 € Los guisos en conserva no son santo de mi devoción. Suelen resultar proporcionalmente caros y acostumbran a tener sabores artificiales o insípidos, cuando no las tres cosas a la vez. En todo caso se ha de reconocer que son una solución muy práctica en la cocina de un barco. Para maquillar los inconvenientes de sabor, una práctica solución es potenciar estos guisos con ingredientes “de verdad”. Muchos precocinados en lata se han de calentar al baño maría. Una pinza tipo excursionista facilita la operativa de retirar la lata del fuego Los condimentos o los ingredientes “de verdad” pueden mejorar el sabor anodino de algunos guisos en lata El éxito de los sobres de pasta deshidratados es comprensible. Son baratos, rápidos de preparar y están muy logrados en sabor y apariencia Un refrito de cebolla y chorizo añadido a la televisiva fabada asturiana Litoral despierta su anodino sabor. Otro tanto puede hacerse con las albóndigas en lata Hero, que ganan muchos enteros mezclados con un poco de cebolla (y ajo) pasados por la sartén. Los rovellones en conserva, por su parte, apenas saben a nada si no se condimentan a conciencia o se incluyen en alguna salsa o guiso. No hay milagros, pero improvisando se consiguen resultados aceptables. ción adulta de pasta son 100 gramos en seco. Hay que comprar y preparar los precocinados deshidratados de pasta según estas premisas de cantidad para evitar las quejas de una tripulación escasamente alimentada. Puré de patatas Pasta Tallarines estilo japonés Gallina Blanca, 130 g. 1,57 € Tallarines carbonara Carrefour, 145 g., 0,69 € Tortellini de queso Knorr, 250 g., 1,59 € Tortellini rellenos de pollo Carrefour, 250 g., 0,85 € La oferta de pasta precocinada deshidratada ocupa estanterías enteras en colmados y supermercados, con una variedad de marcas y sabores que no deja de aumentar. En general, son productos económicos, bastante logrados en sabor y muy sencillos y rápidos de preparar. Su éxito es comprensible y su utilidad a bordo está fuera de toda duda. Su punto flaco es casi siempre el optimismo con el que asignan sus raciones. Diga lo que diga el sobre acerca de las dosis que contiene, una ra- 83 Puré de patata con queso y cebollino Carrefour, 105 g. (3-4 rac.), 1,20 € Puré de patata con leche Maggi, 230 g. (8 rac.), 1,79 € Fácil de preparar, versátil de presentación, barato y gusta a –casi- todo el mundo. El puré de patatas tiene desde hace tiempo un lugar fijo en el podio de de los alimentos deshidratados. El de la casa Maggi –entre otros- no necesita añadir leche en su preparación (ya la lleva) lo que simplifica el asunto. El puré de patatas es un perfecto acompañamiento y también puede adornarse hasta convertirlo en un plato principal. Se le puede añadir paté, sobrasada, tacos de jamón, chorizo o queso y hasta lo he tomado con gambas, hechas en sartén aparte, luego añadidas al puré con su jugo y todo ello gratinado en bandeja al horno. Buenísimo. Aparte de los que reseñamos, en las estanterías del super existen purés de patatas con multitud de sabores y texturas. Comidas precocinadas Sopas Para la despensa de un barco hay que escoger los briks de tapón con rosca, más seguros de cierre que los de tapón a presión. Los hay de pollo, verduras, mixtos y hasta preparados para guisos de carne, pescado o paella. Las sopas de sobre son otro clásico de la comida deshidratada y una perfecta solución para entretener sin grandes complicaciones el apetito de tripulaciones numerosas. Lástima que las sopas calientes no sean el plato más apetecible en las calurosas noches de verano. Deshidratados y liofilizados Caldo de la abuela Knorr, 1 l., 1,69 € Caldo de gallina y verduras Gallina Blanca, 1 l., 1,45 € Sopinstant Gallina Blanca, 4 sobres ind, 1,02 € Sopa jardinera Carrefour, preparado para 1 l., 0,25 € Sopa de Ave con fideos Carrefour, preparado para 1 l., 0,25 € Los caldos y sopas –junto al café y la lechefueron posiblemente los primeros deshidratados que llegaron de forma masiva a los supermercados. Si en sus primeros años estas sopas tenían un regusto artificial heredado de las pastillas de caldo concentrado, se ha de decir que hoy en día los fabricantes bordan el producto, tanto a nivel de variedad de sabores como en textura. Y además son preparados muy económicos y que existen en versiones sin sal y/o de bajo poder energético. Los caldos líquidos en brick son sorprendentemente buenos de sabor, pero tienen el problema de que, una vez abiertos, se han de guardar refrigerados y consumir en 2-3 días. Un deshidratado es básicamente un alimento al que se le ha extraído parte o toda el agua que contiene. Para este procedimiento se utilizan diferentes técnicas. El secado elimina parte del agua en condiciones ambientales naturales. También se puede utilizar una fuente de calor. La concentración es el proceso que elimina parcialmente el agua en alimentos líquidos. Y por último la liofilización, que consiste en congelar un alimento a una temperatura muy baja para luego deshidratarlo rápidamente al vacío, eliminando el agua al 100%. Distintos procesos consiguen así el mismo objetivo con distintos grados y por diferentes caminos. La leche, por ejemplo, puede encontrarse en el supermercado líquida, concentrada o en polvo, según el eventual proceso de deshidratación que haya seguido. Los alimentos deshidratados son cada vez más habituales en nuestros supermercados y nada indica que se vaya a invertir esta tendencia. En sobre o en lata Como hemos ido viendo a lo largo del artículo, los dos grandes grupos de alimentos precocinados son los deshidratados y las conservas. Al margen de cuestiones técnicas y mirando el tema desde el punto de vista del consumidor, la principal diferencia entre ellos es el agua. Las conservas incluyen el agua necesaria para su ingesta, mientras los deshidratados carecen de ella y necesitan que se les añada en su cocción. Esta diferencia se nota mucho en el volumen y peso de la cesta de la compra, pero el ahorro es engañoso. Si el barco no lleva potabilizadora, el agua que a priori ahorran los deshidratados se ha de embarcar de todas maneras en botellas o en los depósitos. A nivel global, es un ahorro ficticio de peso y espacio. Con el barco en puerto o fondeado es más sencillo alimentarse correctamente por: Maribel Roura 84