Cuaresma 2016 - Acción Católica General

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Cuaresma - C - 2016
Acción Católica General
● ●
Alfonso XI, 4 5º
28014 Madrid
www.accioncatolicageneral.es
acg@accioncatolicageneral.es
PREGÓN DE CUARESMA
Señor y Padre nuestro,
gracias por el regalo de la Cuaresma.
No nos dejes caer
en la tentación de malgastar
esta nueva oportunidad que nos brindas.
Infúndenos tu Espíritu,
que dé alas a la imaginación
y despabile nuestra inercia,
para que hoy empecemos
a tomarnos más en serio el Evangelio.
Que nuestro ayuno
sea un no rotundo al consumismo
y un sí de corazón
a la solidaridad con los pobres.
Que nuestros sacrificios sirvan
de ayuda a los necesitados
y de alivio a los que sufren.
Que las procesiones
no desfilen sólo por las calles,
sino que vayan por dentro
y acaben con el egoísmo,
el etnocentrismo y la indiferencia.
Queremos estar siempre contigo,
siempre en contacto,
siempre en oración,
para escucharte en todo momento
y en todo instante decirte
que cuentes con nosotros
Hoy comenzamos.
La Cuaresma es
mirar bien a Jesús, mirar su rostro,
aprenderse sus rasgos de menor
hasta que sean tuyos,
parte de tu historia.
La Cuaresma es subir hasta el Calvario,
andar desde el desierto hasta la Pascua,
sin mirar hacia atrás, y sin perderse.
superando el esfuerzo en la esperanza.
La Cuaresma es abrir toda tu casa,
dejar pasar el viento que la limpia.
y que entre todo el sol, iluminada,
en vidriera radiante convertida.
La Cuaresma es
escuchar la palabra poderosa,
que es espada afilada,
y dejar que rasgue el corazón
y que lo haga nuevo el Espíritu Creador.
La Cuaresma es
un salir al encuentro del prójimo
y ponerte enseguida a su servicio,
para descubrir esos rasgos que conoces
y que tal vez sean
los rasgos de otro Cristo.
●2●
MENSAJE DEL PAPA FRANCISCO
PARA LA CUARESMA 2016
“Misericordia quiero y no sacrificio” (Mt 9,13).
Las obras de misericordia en el camino jubilar
1. María, icono de una Iglesia que evangeliza por-
que es evangelizada
En la Bula de convocación del Jubileo invité a que
«la Cuaresma de este Año Jubilar sea vivida con
mayor intensidad, como momento fuerte para celebrar
y
experimentar
la
misericordia
de
Dios» (Misericordiae vultus, 17). Con la invitación a
escuchar la Palabra de Dios y a participar en la iniciativa «24 horas para el Señor» quise hacer hincapié en la primacía de la escucha orante de la Palabra, especialmente de la palabra profética. La misericordia de Dios, en efecto, es un anuncio al mundo: pero cada cristiano está llamado a experimentar en primera persona ese anuncio. Por eso, en el
tiempo de la Cuaresma enviaré a los Misioneros de
la Misericordia, a fin de que sean para todos un
signo concreto de la cercanía y del perdón de Dios.
María, después de haber acogido la Buena Noticia
que le dirige el arcángel Gabriel, canta proféticamente en el Magnificat la misericordia con la que
Dios la ha elegido. La Virgen de Nazaret, prometida
con José, se convierte así en el icono perfecto de la
Iglesia que evangeliza, porque fue y sigue siendo
evangelizada por obra del Espíritu Santo, que hizo
fecundo su vientre virginal. En la tradición profética, en su etimología, la misericordia está estrechamente vinculada, precisamente con las entrañas
maternas (rahamim) y con una bondad generosa,
fiel y compasiva (hesed) que se tiene en el seno de
las relaciones conyugales y parentales.
2. La alianza de Dios con los hombres: una historia
de misericordia
El misterio de la misericordia divina se revela a lo
largo de la historia de la alianza entre Dios y su
pueblo Israel. Dios, en efecto, se muestra siempre
rico en misericordia, dispuesto a derramar en su
pueblo, en cada circunstancia, una ternura y una
compasión visceral, especialmente en los momentos más dramáticos, cuando la infidelidad rompe el
vínculo del Pacto y es preciso ratificar la alianza de
modo más estable en la justicia y la verdad. Aquí
estamos frente a un auténtico drama de amor, en
el cual Dios desempeña el papel de padre y de marido traicionado, mientras que Israel el de hijo/hija
y el de esposa infiel. Son justamente las imágenes
familiares —como en el caso de Oseas (cf. Os 1-2)
— las que expresan hasta qué punto Dios desea
unirse a su pueblo.
Este drama de amor alcanza su culmen en el Hijo
hecho hombre. En él Dios derrama su ilimitada mi-
sericordia hasta tal punto que hace de él la
«Misericordia encarnada» (Misericordiae vultus, 8).
En efecto, como hombre, Jesús de Nazaret es hijo
de Israel a todos los efectos. Y lo es hasta tal punto que encarna la escucha perfecta de Dios que
el Shemà requiere a todo judío, y que todavía hoy
es el corazón de la alianza de Dios con Israel:
«Escucha, Israel: El Señor es nuestro Dios, el Señor
es uno solo. Amarás, pues, al Señor, tu Dios, con
todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus
fuerzas» (Dt 6,4-5). El Hijo de Dios es el Esposo
que hace cualquier cosa por ganarse el amor de su
Esposa, con quien está unido con un amor incondicional, que se hace visible en las nupcias eternas
con ella.
Es éste el corazón del kerygma apostólico, en el
cual la misericordia divina ocupa un lugar central y
fundamental. Es «la belleza del amor salvífico de
Dios manifestado en Jesucristo muerto y resucitado» (Exh. ap. Evangelii gaudium, 36), el primer
anuncio que «siempre hay que volver a escuchar
de diversas maneras y siempre hay que volver a
anunciar de una forma o de otra a lo largo de la
catequesis» (ibíd., 164). La Misericordia entonces
«expresa el comportamiento de Dios hacia el pecador, ofreciéndole una ulterior posibilidad para examinarse, convertirse y creer» (Misericordiae vultus,
21), restableciendo de ese modo la relación con él.
Y, en Jesús crucificado, Dios quiere alcanzar al pecador incluso en su lejanía más extrema, justamente allí donde se perdió y se alejó de Él. Y esto lo
hace con la esperanza de poder así, finalmente,
enternecer el corazón endurecido de su Esposa.
3. Las obras de misericordia
La misericordia de Dios transforma el corazón del
hombre haciéndole experimentar un amor fiel, y lo
hace a su vez capaz de misericordia. Es siempre un
milagro el que la misericordia divina se irradie en la
vida de cada uno de nosotros, impulsándonos a
amar al prójimo y animándonos a vivir lo que la
tradición de la Iglesia llama las obras de misericordia corporales y espirituales. Ellas nos recuerdan
que nuestra fe se traduce en gestos concretos y
cotidianos, destinados a ayudar a nuestro prójimo
en el cuerpo y en el espíritu, y sobre los que seremos juzgados: nutrirlo, visitarlo, consolarlo y educarlo. Por eso, expresé mi deseo de que «el pueblo
cristiano reflexione durante el Jubileo sobre las
obras de misericordia corporales y espirituales. Será un modo para despertar nuestra conciencia, muchas veces aletargada ante el drama de la pobreza,
y para entrar todavía más en el corazón del Evangelio, donde los pobres son los privilegiados de la
misericordia divina» (ibíd., 15). En el pobre, en
efecto, la carne de Cristo «se hace de nuevo visible
como cuerpo martirizado, llagado, flagelado, desnutrido, en fuga... para que nosotros lo reconozcamos, lo toquemos y lo asistamos con cuidado»(ibíd.).
●3●
Misterio inaudito y escandaloso la continuación en
la historia del sufrimiento del Cordero Inocente,
zarza ardiente de amor gratuito ante el cual, como
Moisés, sólo podemos quitarnos las sandalias
(cf. Ex 3,5); más aún cuando el pobre es el hermano o la hermana en Cristo que sufren a causa
de su fe.
Ante este amor fuerte como la muerte (cf. Ct 8,6),
el pobre más miserable es quien no acepta reconocerse como tal. Cree que es rico, pero en realidad
es el más pobre de los pobres. Esto es así porque
es esclavo del pecado, que lo empuja a utilizar la
riqueza y el poder no para servir a Dios y a los demás, sino parar sofocar dentro de sí la íntima convicción de que tampoco él es más que un pobre
mendigo. Y cuanto mayor es el poder y la riqueza a
su disposición, tanto mayor puede llegar a ser este
engañoso ofuscamiento. Llega hasta tal punto que
ni siquiera ve al pobre Lázaro, que mendiga a la
puerta de su casa (cf. Lc 16,20-21), y que es figura
de Cristo que en los pobres mendiga nuestra conversión. Lázaro es la posibilidad de conversión que
Dios nos ofrece y que quizá no vemos. Y este ofuscamiento va acompañado de un soberbio delirio de
omnipotencia, en el cual resuena siniestramente el
demoníaco «seréis como Dios» (Gn 3,5) que es la
raíz de todo pecado. Ese delirio también puede
asumir formas sociales y políticas, como han mostrado los totalitarismos del siglo XX, y como muestran hoy las ideologías del pensamiento único y de
la tecnociencia, que pretenden hacer que Dios sea
irrelevante y que el hombre se reduzca a una masa
para utilizar. Y actualmente también pueden mostrarlo las estructuras de pecado vinculadas a un
modelo falso de desarrollo, basado en la idolatría
del dinero, como consecuencia del cual las personas y las sociedades más ricas se vuelven indiferentes al destino de los pobres, a quienes cierran
sus puertas, negándose incluso a mirarlos.
este amor está la respuesta a la sed de felicidad y
de amor infinitos que el hombre —engañándose—
cree poder colmar con los ídolos del saber, del poder y del poseer. Sin embargo, siempre queda el
peligro de que, a causa de un cerrarse cada vez
más herméticamente a Cristo, que en el pobre sigue llamando a la puerta de su corazón, los soberbios, los ricos y los poderosos acaben por condenarse a sí mismos a caer en el eterno abismo de
soledad que es el infierno. He aquí, pues, que resuenan de nuevo para ellos, al igual que para todos
nosotros, las lacerantes palabras de Abrahán:
«Tienen a Moisés y los Profetas; que los escuchen» (Lc 16,29). Esta escucha activa nos preparará del mejor modo posible para celebrar la victoria
definitiva sobre el pecado y sobre la muerte del
Esposo ya resucitado, que desea purificar a su Esposa prometida, a la espera de su venida.
No perdamos este tiempo de Cuaresma favorable
para la conversión. Lo pedimos por la intercesión
materna de la Virgen María, que fue la primera
que, frente a la grandeza de la misericordia divina
que recibió gratuitamente, confesó su propia pequeñez (cf.Lc 1,48), reconociéndose como la humilde esclava del Señor (cf. Lc 1,38).
Vaticano, 4 de octubre de 2015
Fiesta de San Francisco de Assis
La Cuaresma de este Año Jubilar, pues, es para
todos un tiempo favorable para salir por fin de
nuestra alienación existencial gracias a la escucha
de la Palabra y a las obras de misericordia. Mediante las corporales tocamos la carne de Cristo en los
hermanos y hermanas que necesitan ser nutridos,
vestidos, alojados, visitados, mientras que las espirituales tocan más directamente nuestra condición
de pecadores: aconsejar, enseñar, perdonar, amonestar, rezar. Por tanto, nunca hay que separar las
obras corporales de las espirituales. Precisamente
tocando en el mísero la carne de Jesús crucificado
el pecador podrá recibir como don la conciencia de
que él mismo es un pobre mendigo. A través de
este camino también los «soberbios», los
«poderosos» y los «ricos», de los que habla
el Magnificat, tienen la posibilidad de darse cuenta
de que son inmerecidamente amados por Cristo
crucificado, muerto y resucitado por ellos. Sólo en
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Francisco
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Miércoles de Ceniza - C
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Joel 2, 12-18 ● “Rasgad los corazones y no las vestidura”
● Salmo 50 ● ”Misericordia, Señor, hemos pecado”
2 Corintios 5,20-6,2 ● “Reconciliaos con Dios: ahora es tiempo favorable”
● Mateo 6, 1-6.16-18 ● “Tu Padre, que ve en lo secreto, te lo pagará”
Mt 6,1 -6.16-18
1
«Guardaos de practicar
vuestra justicia delante de
los hombres para que os
vean; de otro modo, no
tendréis mérito delante de
vuestro Padre celestial». 2
«Por tanto, cuando des limosna, no toques la trompeta delante de ti, como
hacen los hipócritas en las
sinagogas y en las calles
para que los hombres los
alaben. Os aseguro que ya
recibieron su recompensa. 3 Tú, cuando des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha, 4 para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará». 5 «Cuando recéis, no seáis como los hipócritas, que prefieren rezar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas para que los vea todo el mundo. Os aseguro que ya recibieron su recompensa. 6 Tú, cuando reces, entra en tu habitación, cierra la puerta y reza a tu
Padre, que está presente en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
16
«Cuando ayunéis, no estéis tristes como los hipócritas, que desfiguran su rostro para hacer
ver a la gente que ayunan. Os aseguro que ya recibieron su recompensa. 17 Tú, cuando ayunes,
perfuma tu cabeza y lávate la cara, 18 para que los hombres no se den cuenta de que ayunas,
sino tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará».
Notas sobre el texto, contexto de la Cuaresma
● Entramos en un tiempo “fuerte”. Tiempo fuerte en época de adhesiones y convicciones blandas. Tiempo de militancia, tiempo de resistencia. La meta final es la Pascua, fiesta de vida nueva.
● Las lecturas del ciclo litúrgico C se centran en hacer necesaria la conversión. Jesús, palabra y
compasión de Dios, tiene el puente sobre el abismo que separa la realidad que propone Dios y
la realidad de nuestra coherencia-vida. Se nos propone un camino que sube… Empieza con la
Ceniza: anunciando un tiempo de conversión (ayuno, oración, solidaridad) que se abrirá al
tiempo de pascua; tras el invierno, la primavera de la fe.
● Cada domingo de cuaresma incluye una tensión entre dos opciones que son lugar de tentación y oportunidad de conversión:
1º Domingo: Las tentaciones (“…al Señor tu Dios adorarás, y sólo a él darás culto”)
2º Domingo: La Transfiguración (“..¡qué bien se está aquí!”)
3º Domingo: El sufrimiento y el mal (“…si no os convertís todos pereceréis…”)
4º Domingo: Apertura a Dios, padre bueno (“...este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido…”)
5º Domingo: Ante las personas y el orden establecido (“…el que esté libre de pecado tire la
primera piedra”)
●5●
Pistas para contemplar a Jesús y el
Evangelio
* La práctica de la Oración varias veces al
día ¿se puede orar por exigencia legal? Es
como amar por obligación. Jesús insiste en
la misma actitud y insiste que no tiene
sentido la oración por obligación ni por autoimagen. Como la declaración de amor y
de sentimientos profundos, se hacen en la
intimidad. Recuerdo que Mateo escribe para una comunidad que sabe orar (judía,
desde niño obligación de 3 veces al día),
pero que tiene que aprende ha hacerlo de
otra forma (no como los hipócritas v5).
Lucas, por el contrario, es una comunidad
que necesita aprender (es pagana) (Lucas
11,1).
 Mateo
inicia el capítulo 5 con el programa
de las bienaventuranzas, le sigue una reflexión entorno a la ley (sentido), e inicia el capitulo 6 con una reflexión sobre la aplicación
más común y cotidiana de la ley (“las obras de
piedad: la limosna, la oración y la penitencia”). Lo hace en un tono de crítica y denuncia, con el objetivo de revisar estás prácticas
para recuperar el espíritu. El texto tiene un
ambiente de polémica entre cristiano y judíos.
Los judíos querían imponer a otros un cumplimiento externo de la ley de Moisés.
* La penitencia, que Jesús la concretiza en
el ayuno. Los fariseos ayunaban dos veces
por semana (Lc 18,12). Jesús practicó el
ayuno al prepararse para su misión (Mt
4,12). La comunidad de Mateo practicaba el
ayuno (Mt 9,15), pero el evangelista insiste
en que los cristianos deben dar un sentido
nuevo a esta práctica. Tiene sentido como
toma de conciencia de las propias limitaciones, autodominio y como gesto vivencial de solidaridad que nos pone en comunión de espíritu y vida con los que sufren.

Empieza con una advertencia: “cuidado /
guardaos…”. Existen dos actitudes para situar
nuestra acción (compromiso). Una es buscar
nuestro propio yo –convertir las piedras en
pan- y buscar el reconocimiento de los otros –
tirarte para que los ángeles te recojan-. Otra,
los que han acogido el reino de los cielos deben cumplir la voluntad del Padre sin alardes
ni ostentaciones de ninguna clase.
 “Vuestra
justicia”.. entendida en los círculos judíos como el conjunto de actos que hacen al hombre merecedor de la salvación
(actos de piedad -la limosna, la oración y el
ayuno-); pero para muchos estas prácticas se
habían convertido en una cuestión puramente
externa y en un motivo de orgullo. La postura
de Mateo no es de rechazo total, porque en su
comunidad había judíos que se habían hecho
cristianos y seguían practicándolas, es cauto
con las tradiciones judías (Mt 5,17 -20), sin dejar de ser tajante en lo que le parece fundamental (Mt 23,1-12). A estos cristianos procedentes del judaísmo Mateo los exhorta a vivir
en profundidad y hasta las últimas consecuencias las buenas tradiciones aprendidas de sus
mayores, como la limosna, que era una obra
buena recomendada en el Antiguo Testamento
(Eclo 3,30; 35,2; Tob 12,9).
 Jesús
quiere penetrar en el sentido profundo que viene dado desde la opción fundamental y desde experiencia existencial de comúnunión con el Padre, que hace absurda e hipócrita cualquier forma de autopromoción y autoimagen por encima de lo que debería ser
práctica solidaria y gesto profético del Reino.
 Tentación y oportunidad de estas obras que
hoy podríamos llamar sociales y religiosas:
* Limosna era costumbre pregonarla
en la sinagoga sobre todos las grandes…
los que las realizaban eran la elite social
y escondiendo otras prácticas de especulación y explotación. Jesús denuncia y
propone pasar del bombo al sentido más
profundo de la solidaridad (señal profética de la justicia que debería existir para
todos/as).
●6●
“El Evangelio en medio de la vida”
(Domingos y fiestas del ciclo-C)
Josep Maria Romaguera
Colección Emaús - Centro de Pastoral Litúrgica

Ruego para pedir el don de comprender el
Evangelio y poder conocer y estimar a Jesucristo y, así, poder seguirlo mejor

Apunto algunos hechos vividos esta semana que ha acabado





Leo el texto. Después contemplo y subrayo.
Ahora apunto aquello que descubro de JESÚS y de los otros personajes, la BUENA
NOTICIA que escucho...veo.
Destaca aquellos aspectos del misterio de
Jesucristo que mejor iluminan tu búsqueda
personal y apostólica….
Y vuelvo a mirar la vida, los HECHOS vividos, las PERSONAS de mi entorno... desde el Evangelio ¿veo?
Pon rostro a personas concretas que desde la oración, la sencillez son fieles en la
acción y compromiso por los más pobres,
en la entrega y servicio al bien común.
Es Cuaresma otra vez, Señor
Es el tiempo de fortalecer nuestro amor.
Vuelvo a escucharte decirme
«Ven y sígueme»....
Y esta vez mi respuesta
va a ser más firme.
Quiero seguirte, Jesús,
quiero aprovechar esta nueva oportunidad.
Necesito salir de la rutina de lo ordinario,
para gozar lo extraordinario
de nuestra relación.
Una vez más, me recuerdas
que cuentas conmigo,
que estoy invitado a vivir
cuarenta días especiales,
de más amor, más detalles
para con los otros,
más austeridad, para mantenerme libre,
y más ratos de oración,
para estrechar nuestro amor,
para que nuestro corazón
palpite al unísono.
Tú sabes bien que me es más fácil:
ayunar de un alimento, que de criticar,
dar una limosna,
que acoger a quien no me gusta,
abstenerme de alguna cosa,
que regalar más amor,
hacer un sacrificio,
que compartir lo que me sobra,
asistir a un rito,
que luchar por un mundo justo,
y actuar en fariseo,
que trabajar por la igualdad.
No me dejes, Señor, esta Cuaresma
coger el primer puesto cuando rece,
hacer ostentación de mis acciones,
quedarme ya tranquilo con mis ritos,
dormirme en la general mediocridad,
sentirme satisfecho porque te tengo ...
¡despiértame, Señor, hazme amar más!
Que esta Cuaresma sea otra oportunidad,
que me ponga de fiesta el corazón
y me funda contigo en el amor.

Llamadas que me hace/nos hace el Padre
hoy a través de este Evangelio y compromiso.

Plegaria. Diálogo con Jesús dando gracias, pidiendo...
●7●
Mari Patxi Ayerra
VER - JUZGAR – ACTUAR
VER:
odos, desde que nacemos, comenzamos a envejecer. N uestras células se
T
deterioran, se gastan, y se renuevan. Al paso de los años se va notando más el
deterioro, sobre todo cuando nos miramos al espejo y descubrimos nuestras canas,
nuestras arrugas... No nos gusta envejecer.
El hombre, desde siempre, ha intentado mantenerse joven. Desde los tiempos antiguos, en los que buscaba el elixir de la eterna juventud, hasta nuestros tiempos con
la cirugía, el láser... el hombre intenta mantenerse y parecer joven. Y es tanto el
interés que tiene, que cualquier esfuerzo, sacrificio, gasto le parece oportuno, no le
pesa e incluso le satisface y lo hace con ilusión.
JUZGAR:
niciar la Cuaresma es un tiempo de gracia, lo hemos escuchado en la carI
ta de San Pablo a los Corintios: Ahora es tiempo de gracia; ahora es el día de la
salvación. Pues es un tiempo que no ayuda a tomar conciencia como también la vida
de nuestro espíritu envejece, se deteriora, se llena de arrugas.
Se debilita y se apaga nuestra relación con Dios. Rezamos poco y mal. Celebramos los Sacramentos con rutina. Nos cuesta escuchar la Palabra de Dios, no tenemos tiempo, vamos y hacemos
nuestras prácticas religiosas con prisa, muchas veces nos conformamos con cumplir. Nuestra relación con Dios envejece, se empobrece, se llena de cenizas que la ahogan y manchan a los demás.
Se debilita nuestro espíritu de lucha, nuestras ganas de esforzarnos. N os falta constancia. Nos hacemos
cómodos y buscamos lo fácil. No tenemos ganas de volver a empezar. ¿Para qué, si volvemos a hacer lo mismo, si
no cambiamos, si no nos superamos, ni nos corregimos? Encontramos excusas y motivos para estancarnos, para
acomodarnos, para seguir igual.
Se deteriora la vida de la comunidad, nuestras relaciones interpersonales. Tenemos un corazón encogido que se
conforma con el círculo pequeño de la relación cotidiana, y teme abrirse a una dimensión de trato universal. Nuestro
corazón se hace mezquino, no sabe perdonar. Pierde el sentido de lo fraterno y no derriba las barreras que hacen
posible la reconciliación. Es un corazón duro, egoísta, insensible a las necesidades de quienes nos rodean, ni insolidario.
Me pregunto si nos molesta tanto que envejezca nuestro espíritu como nuestro cuerpo. Si nos interesamos por encontrar los medios para mantener joven nuestro espíritu y estamos dispuestos al esfuerzo, al sacrificio, al trabajo
ilusionado por conseguirlo. Si no es así, es que hemos envejecido, porque damos más importancia y más valor a las
cosas materiales que a las espirituales.
Hemos escuchado en la 1ª lectura: Convertíos de todo corazón: con ayuno, con llanto, con luto. Rasgad los corazones, no las vestiduras: convertíos al Señor Dios vuestro.
La Cuaresma es un tiempo para renovarnos, para apartar las cenizas que nos ahogan y las arrugas que nos envejecen y recuperar la juventud de espíritu que hemos perdido.
El Señor, en el Evangelio de hoy, nos ofrece tres medios que podemos utilizar, para cuidar nuestra relación con Dios
(oración), nuestra relación con los demás ( limosna) y con nosotros mismos ( ayuno):
Tú, cuando vayas a rezar, entra en tu aposento, cierra la puerta y reza a tu Padre, que está en lo escondido…
La oración constante, simbolizando todo aquello que es trato con el Señor, la lectura y reflexión de su Palabra, los
Sacramentos recibidos frecuentemente, como la Eucaristía y la Reconciliación, el vivir en presencia constante de
Dios, en sintonía permanente con Él.
Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha…
L a limosna. Es decir, la caridad, el darse uno mismo, el estar abierto al otro, a sus necesidades, al perdón, a la misericordia, a la compasión, a la solidaridad, a derribar barreras y promover la reconciliación y la unidad, a crear relaciones verdaderamente fraternas, de modo que cualquiera se sienta tratado como hermano, como amigo, como alguien importante.
Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no la gente, sino tu
Padre, que está en lo escondido…
El ayuno, que es expresión de cualquier sacrificio, esfuerzo, renuncia, para corregirnos, para volver a empezar, iluminar nuestras pasiones, vencer nuestras debilidades, luchar siempre a pesar del cansancio y de la falta de éxito.
Ayunar para ayudar al prójimo que te necesita.
ACTUAR:
una Cuaresma de renovación en estos tres aspectos: la relación con el Señor, la vida de
O sla propongo
comunidad y el progreso personal, aprovechando los medios que el Señor mismo nos ofrece en su Palabra.
De esa manera iremos recuperando la juventud perdida de nuestro espíritu y nos prepararemos a celebrar la fiesta
de la Pascua, como la fiesta en que Jesús resucitado nos hace participar de la Vida Nueva.
Alejemos de nosotros la idea de que la Cuaresma es un tiempo de tristeza y de sufrimiento, y descubramos que recuperar la juventud de nuestro espíritu bien vale esfuerzo y sacrificio y que siempre es motivo de alegría y esperanza.
Que podamos hacer vida las palabras del salmo: Devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso. Señor me abrirás los labios, y mi boca proclamará tu alabanza.
●8●
I Domingo de Cuaresma - C
●
●
Deuteronomio 26, 4-10 ● “Profesión de fe del pueblo elegido”
● Salmo 90 ● ”Acompáñame, Señor, en la tribulación”
● Romanos 10, 8-13 ● “Profesión de fe del que cree en Jesucristo”
Lucas 4, 1-13 ● “El Espíritu le iba llevando por el desierto. Y era tentado”
Lc 4, 1-13
1
Jesús, lleno de Espíritu Santo, regresó
del Jordán. El Espíritu Santo lo llevó al
desierto, 2 donde durante cuarenta días
fue tentado por el diablo. Durante esos
días no comió nada, y al final tuvo
hambre. 3 Entonces el diablo le dijo:
«Si eres hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan». 4 Jesús le
respondió: «Está escrito: No sólo de
pan vive el hombre». 5 Luego el diablo
lo llevó a un lugar alto, le mostró todos
los reinos del mundo en un instante 6 y
le dijo: «Te daré todo este imperio y el esplendor de estos reinos, porque son míos
y se los doy a quien quiero. 7 Si te pones de rodillas y me adoras, todo será tuyo». 8
Jesús respondió: «Está escrito: Al Señor tu Dios adorarás y a él solo servirás». 9
Entonces lo llevó a Jerusalén, lo subió al alero del templo y le dijo: «Si eres hijo de
Dios, tírate de aquí abajo; 10 porque está escrito: Ordenará a sus ángeles que cuiden
de ti, 11 que te lleven en las manos para que no tropiece tu pie con ninguna piedra».
12
Jesús le respondió: «También está escrito: No tentarás al Señor tu Dios». 13 Y
acabada toda tentación, el diablo se alejó de él hasta el tiempo oportuno.
Para entender el Evangelio
● Entramos en un tiempo “fuerte”. Tiempo fuerte en época de adhesiones y convicciones blandas.
Tiempo de militancia, tiempo de resistencia. La meta final es la Pascua, fiesta de vida nueva.
● En los tres primeros capítulos, Lucas nos hace una presentación de los personajes principales que
forman parte del evangelio. En el capítulo 4, Jesús va a iniciar su misión pública. En este momento decisivo de su vida, Jesús, como todas las personas, se ve delante de una encrucijada de posibilidades, y
tiene que optar.
●“El desierto”
(1), en la Biblia, es una zona con poca vegetación, poco habitada y con animales peligrosos. viven los desterrados y perseguidos (Gn 21,14; 1Mal 2,29) y el “diablo” (2) y los malos espíritus (Mt
12,43). Es también lugar de prueba, de corrección, de reflexión y de diálogo con Dios (Dt 8,2-6 y Oseas
2,16). Lugar o situación para decir SÍ a Dios o, cediendo a la tentación, decirle NO.
● La cifra “cuarenta”
(2) en la Biblia equivale a un periodo de tiempo largo. Tiempo que puede ser de
opresión, de seducción, de camino hacia la libertad, de crisis. En todo caso, tiempo en el que Dios es
cercano. Aquí hay una alusión a la estancia de Moisés a la montaña (Ex 34,28), al camino que recorrió
Elías por llegar a la montaña de Dios (1Re 19,8) y a los 40 años de peregrinaje de Israel por el desierto
(Nm 14,34). También fueron 40 los días del Diluvio (Gn 7,17). Textos relacionados con la Alianza de Dios
con su pueblo.
●La tentación
(2) es la prueba en la que se puede discernir la profundidad y solidez de la fe. En las dificultades de la vida se pueden vivir tentaciones que prueban la intensidad de la fe en la persona que
cree. El creyente puede resurgir en la prueba –saliendo fortalecido– o puede sucumbir.
●9●
Pistas para contemplar a Jesús y el
Evangelio
 Jesús “regresa del Jordán” (1), dónde se
ha manifestado quien es (Lc 3,21-22).
 En toda la misión, Jesús viene a enfrentarse al mal (“cuarenta” (v.2), símbolo de
un periodo de tiempo largo). Pero en toda
su misión Jesús esta “lleno del Espíritu
Santo” (1): es el Espíritu Santo quien conduce toda la misión de Jesús (Lc 1,35;
3,16.22; 4,14.18; 10,21).

El Espíritus da la fuerza para afrontar
las tentaciones (2) y dificultades. Y así Jesús da testimonio a los discípulos, que
también serán tentados (Lc 22,3.31.40), y
les enseña a rogar por no caer en la tentación (Lc 11,4).

La primera tentación (3) es la de actuar
sin obedecer el Padre. La voluntad del Padre es que el “Hijo” haga el camino de la
humanidad. Jesús responde (4) que el auténtico alimento es hacer esta voluntad
(lo hace citando Dt 8,3, dónde se expresa
la necesidad que tiene la humanidad de la
palabra que sale de la boca del Señor).
Hacer la voluntad del Padre –ser hombre
con todas las consecuencias– es la única
cosa que puede identificar Jesús como
“Hijo de Dios”.

es con nosotros: tentar Dios, exigirle señales espectaculares para demostrar que
es. En este caso el diablo manipula la Biblia (Sal 91,11-12), se la sabe como nadie.
Jesús (12) no pide ningún signo porque
Dios es con él (Dt 6,16).

templar a Jesús al final de su camino, en
“Jerusalén” (9), dónde con su muerte y
resurrección –Pascua– superará definitivamente la prueba del tentador y mostrará plenamente su obediencia al Padre
(Lc 23,46).

El Evangelio de Lucas presenta a Je-
sús, en su vida pública, como más poderoso que las fuerzas del mal (Lc 10,18-19).
Su presencia devuelve la salud a los
hombres y mujeres víctimas del mal (Lc
13,16; Act 10,38). Pero “el diablo” siempre
espera “el momento oportuno” (13) para
actuar, y lo aprovechará, sobre todo, en
el momento de la pasión (Lc 22,3.31.53).
La resurrección (Lc 24) será la derrota definitiva de aquel que es el autor de la
confusión y la división entre las personas.
La segunda tentación (5-7) consiste a
creer que se puede ser señor del mundo y
de las cosas, y que se puede estar a bulto
de los otras. Se trata de adorar (7) el poder con la adoración que tan sólo Dios,
como único Señor del mundo, merece. Jesús responde (8) con la adoración al único
Señor de todo (Dt 6,13), el único que está
realmente primero y que, aun así, ha venido a ponerse por debajo de todos (Lc
12,37; Fl 2,6-11).

Esta tercera tentación nos hace con-
La tercera tentación (9-11) es la que se
produce cuando dudamos si Dios es o no
● 10 ●
“El Evangelio en medio de la vida”
(Domingos y fiestas del ciclo-C)
Josep Maria Romaguera
Colección Emaús - Centro de Pastoral Litúrgica

Ruego para pedir el don de comprender el
Evangelio y poder conocer y estimar a Jesucristo y, así, poder seguirlo mejor

Apunto algunos hechos vividos esta semana que ha acabado



Leo el texto. Después contemplo y subrayo.
Ahora apunto aquello que descubro de JESÚS y de los otros personajes, la BUENA
NOTICIA que escucho...veo.
En todo lo que estoy viviendo actualmente,
¿qué “pruebas” –tentaciones– se me presentan cara a ser fiel al Reino, de amar a
Dios y los otros –los más pobres–? ¿Qué
medios tengo para descubrirlo? ¿Cómo me
ayuda el grupo, el movimiento, la comunidad...? ¿Cómo aprovecharé la cuaresma?

Y vuelvo a mirar la vida, los HECHOS vividos, las PERSONAS de mi entorno... desde el Evangelio ¿veo?

¿Qué testigos he tenido de obediencia a la
voluntad de Dios, de servicio a los otros,
de una fe que no se basa en el espectáculo
sino en la entrega?

Llamadas que me hace/nos hace el Padre
hoy a través de este Evangelio y compromiso.

Plegaria. Diálogo con Jesús dando gracias, pidiendo...
● 11 ●
Fue tentado Jesús,
el Hombre del Espíritu,
zarandeado como arbusto por los vientos,
vio de cerca, muy cerca,
el áspid del mal y la mentira;
tentado con la oferta de los panes,
con sueños de poder y de victoria,
con la fama y aplausos por los siglos,
tentado el que es santo,
el pobre y el humilde.
Sufrió la tentación
de todos los humanos,
la fuerza del instinto, la carne débil,
la ofuscación y engaño de la mente,
y los vientos contrarios
que llegan desde fuera.
Venció la tentación Jesús,
Hermano universal,
con oración, ayuno y la palabra,
renovando su amor,
su confiada entrega en el Padre,
su opción afirmativa.
Pero sigue Jesús en el desierto,
siendo tentado
en el hombre y la mujer
que luchan y que se cansan,
en aquellos que dudan,
que no entienden
el porqué de las cosas,
de los hechos tan crueles,
tan injustos, dolorosos,
y en quienes sienten
las pasiones de la carne
y del espíritu encendidos.
Fue tentado por mí,
y en mí sigue tentado.
«Padre -reza Jesús-,
Padre mío fuerte,
sostenme con la fuerza de tu mano,
la fuerza de tu Espíritu,
que es Santo.
No me dejes caer en tentación
y líbrame, Padre mío,
de todo lo que es malo.»
VER - JUZGAR – ACTUAR
VER:
una viñeta de M afalda, uno de los personajes siente la
E ntentación
de gastar una broma. Duda varias veces, hasta que al
final gasta esa broma, y al momento se hace una reflexión con tristeza: “Hasta mis debilidades son más fuertes que yo.” En nuestras
vidas sentimos diferentes clases de tentaciones, unas más graves
que otras, y a veces por nuestra debilidad caemos en ellas. Las tentaciones graves nos apartan de Dios, y después de caer nos sentimos mal, culpables, y aunque quisiéramos no caer en la tentación,
sabemos que nuestra debilidad nos puede.
JUZGAR:
este primer domingo de Cuaresma, encontramos a Jesús
E nsiendo
tentado, y de diferentes modos. Pero todas las tentacio-
nes tienen una misma finalidad: deteriorar su relación con el Padre
y apartarle de la misión que Él le ha encomendado. Para luchar contra la tentación, Jesús se
apoya en la Palabra de Dios: Está escrito… responde al tentador. Una Palabra que Jesús conoce
bien, y por eso, ante la tergiversación de la Escritura que el diablo hace en la tercera tentación
diciéndole: tírate… porque está escrito: “Encargará a los ángeles que cuiden de ti…”, Jesús responde con fuerza y convencimiento: Está mandado: “No tentarás al Señor, tu Dios.”
Por eso la Palabra de Dios no sólo hay que conocerla “intelectualmente”, saberla de memoria,
sino que debe ser interiorizada, creída en su mensaje. Es lo que san Pablo expresaba en la 2ª
lectura: si tus labios profesan que Jesús es el Señor, y tu corazón cree que Dios lo resucitó de
entre los muertos, te salvarás. La Palabra de Dios no sólo hay que profesarla de labios para
afuera, sino que debe ser creída de corazón, y entonces es cuando experimentamos que la palabra está cerca de ti: la tienes en los labios y en el corazón, como la tenía Jesús. Y se convierte para nosotros en Palabra de salvación.
Y un modo de interiorizar la Palabra, de sentirla cerca, viva, es recordar las acciones de Dios en
nuestra vida, como hemos escuchado en la 1ª lectura: Mi padre fue un arameo errante… Los
egipcios nos maltrataron… y nos impusieron una dura esclavitud… clamamos al Señor… y el Señor escuchó nuestra voz, miró nuestra opresión… El Señor nos sacó de Egipto… nos dio esta
tierra… Podemos recordar nuestro proceso personal, cómo hemos llegado hasta donde hoy estamos, y dar gracias al Señor por ello: te postrarás en presencia del Señor, tu Dios. El recuerdo
y el agradecimiento mantendrán viva en nosotros la fe en que el Señor, aunque a veces no entendamos sus caminos, es fiel a su Palabra, y podemos y debemos fiarnos de esa Palabra por
encima de nuestra debilidad y nuestro pecado.
ACTUAR:
este primer domingo de Cuaresma, podemos reflexionar y recordar, dentro de mi
E nProyecto
Personal de Vida Cristiana (PPVC): ¿Qué era antes de conocer al Señor, quizá
“erraba” por la vida sin rumbo? ¿Qué esclavitudes me tenían oprimido? ¿Cuándo clamé al Señor y escuchó mi voz? ¿En qué he ido avanzando? ¿De qué situaciones difíciles me ha sacado?
¿Qué dones he recibido de Él? ¿Dónde tengo que seguir insistiendo para avanzar en su seguimiento?
Mirando cada uno su proceso personal de su PPVC, podemos ser más conscientes de la fidelidad de Dios y fiarnos de su Palabra de salvación, pero ¿puedo decir que la Palabra está cerca
de mí, en mis labios y en mi corazón? ¿Es esa Palabra mi fuerza en la debilidad y mi guía ante
las tentaciones?
El demonio se marchó hasta otra ocasión, finalizaba el Evangelio. La tentación va a estar siempre presente, aprovechándose de nuestra debilidad, y no debemos bajar la guardia. Para que
esa debilidad no sea más fuerte que nosotros mismos, en esta Cuaresma propongámonos cuidar especialmente la oración, tanto la de súplica como la de acción de gracias, para que, como
el Señor, estemos preparados y, aunque a veces sintamos que nuestras debilidades son más
fuertes que nosotros mismos, con la fuerza del Señor y con su Palabra en los labios y en el corazón, sepamos vencer toda tentación, todo aquello que, directa o sutilmente, pretende apar● 12 ●
II Domingo de Cuaresma - C
●
●
Génesis 15, 5-12.1-18 ● “Dios hace alianza con el fiel Abrahán”
● Salmo 26 ● ”El Señor es mi luz y mi salvación”
Romanos 10, 8-13 ● “Cristo nos transformará según el modelo de su cuerpo glorioso”
● Lucas 9, 28-36 ● “Mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió”
Lc 9, 28-36
28
Unos ocho días después Jesús tomó consigo a Pedro, a
Juan y Santiago y los llevó al
monte a orar. 29 Mientras él
oraba, cambió el aspecto de
su rostro y sus vestidos se
volvieron de una blancura
resplandeciente. 30 Dos hombres, de improviso, se pusieron a hablar con él. Eran Moisés y Elías, 31 que aparecieron con un resplandor glorioso y hablaban con él de su muerte, que iba a tener lugar en Jerusalén. 32 Pedro y
sus compañeros estaban cargados de sueño, pero lograron mantenerse despiertos y
vieron la gloria de Jesús y a los dos hombres que estaban con él. 33 Cuando éstos se
alejaban de Jesús, Pedro dijo: «Maestro, ¡qué bien se está aquí! Hagamos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías». No sabía lo que decía. 34
Mientras él estaba diciendo esto, vino una nube y los cubrió. Al entrar en la nube,
los discípulos se asustaron. 35 Y una voz desde la nube dijo: «Éste es mi hijo, el
elegido, escuchadlo». 36 Tan pronto como cesó la voz, Jesús se quedó solo. Los discípulos guardaron silencio, y a nadie contaron por entonces lo que habían visto.
Para entender el Evangelio:
●
La transfiguración constituye uno de los misterios de la vida de Jesús, por el que los sinópticos muestran un gran interés, uniéndolo significativamente con el Bautismo y las Tentaciones. Mc 9,2-13/ Mt 17, 1-13/
Lc 9, 28-36 nos suministran una narración bastante unitaria del hecho, situándolo en contraste con el relato anterior en que Jesús anuncia por primera vez su pasión, muerte y resurrección y llama a los discípulos a renunciarse a sí mismos y a tomar la propia cruz, para poder conseguir la salvación (Mc 8,31-9,1/ Mt
16,21-28/ Lc 9,22-27). Dada la trascendencia del acontecimiento, conviene precisarlo en su verdadero ámbito.
●
En medio de la cotidianidad de la vida y ante un horizonte en que se presenta sin tapujos la ambigüedad del destino humano, se resalta la verdadera identidad de Jesús, cargada de gloria. A diferencia de
Mc y Mt, Lucas hace hincapié en que Moisés y Elías “apareciendo en gloria, hablaban de su muerte, que
iba a consumar en Jerusalén”. Nuestro evangelista establece así una estrecha conexión entre la transfiguración y la muerte en la cruz. Algo muy importante, que es incluso más resaltado en el cuarto evangelio, ya que para Juan nada manifiesta más la gloria de Jesús que la cruz (Jn 3,14s; 8,28; 12,32).
●
Lucas, sitúa la Transfiguración después del primer anuncio de la pasión (9,18-27). Jesús acaba de preguntar “¿quién decís que soy yo?” Acepta el título de Mesías, pero el grupo está confundido: no comprende cómo puede ser compatible ser Mesías y siervo sufridor al mismo tiempo. Marcos y Mateo nos
cuentan que Pedro se escandalizó e intentó convencer a Jesús para que cambiase la opción de la cruz
(misma tentación en el desierto Lc 4,10-12)
●
La escena se sitúa en la montaña (28), mientras Jesús “oraba” (29) y en presencia de Pedro, Juan y
Santiago (28). Estos tres apóstoles son testigos de los principales hechos del ministerio de Jesús, y representan a la Iglesia.
● 13 ●
Pedro, Juan y Santiago (28), estos tres
apóstoles son testigos de los principales
hechos del ministerio de Jesús, y son los
mismos que le acompañarán en su peor
momento de sufrimiento en el Getsemaní
(Mc14,33; Mt 26,37).
chos, entendidos a partir del éxodo de
Egipto, tienen un carácter salvador.
“Jerusalén” (31) será el escenario dónde
tendrán lugar estos hechos salvadores.
Lucas remarca mucho la importancia simbólica de Jerusalén, lugar que, según el
Antiguo Testamento, Dios había escogido
para residir y desde dónde se revelaría a
todos los pueblos de la tierra.

 La voz que sale de “la nube” (35) es pa-
Pistas para contemplar a Jesús y el
Evangelio

La “montaña” (28), como símbolo, es
lugar de la revelación de Dios (Ex 19,2-3) y,
por esto mismo, lugar de oración (28). La
“nube” (34-35) es signo de la presencia
misteriosa de Dios (Ex 40,35). Lucas señala
que Jesús se puso a orar, como lo ha hecho anteriormente, antes de realizar en el
anuncio de su pasión. La oración (dialogo
con Dios) es la experiencia que subyace
en los grandes y decisivos momentos de
la vida de Jesús.

La descripción del evangelista sobre el
aspecto de Jesús, tiene resonancias en el
libro del Éxodo cuando Moisés recibía la
Ley: Moisés bajó de la montaña del Sinaí
con las dos piedras que contenían el documento de la alianza. No se daba cuenta
que le resplandecía toda la cara por el
hecho de haber hablado con el Señor.
Aarón y todos los israelitas vieron como
le resplandecía la cara y no osaban acercársele (Ex 34,29-30).

Lo que ven los discípulos, pese al sueño (32), tiene dos aspectos: la transfiguración de Jesús (29) y la aparición de Moisés y Elías (30-31). Moisés y Elías son dos
personajes que habían hablado con Dios
en la montaña del Sinaí. Y los dos acaban
la vida de manera extraordinaria (Dt 34,6;
2Re 2,11).
recida a la que se había sentido, desde el
cielo, en el momento del bautismo de Jesús (Lc 3,22). Entonces se dirigía a Jesús
mismo, dándole identidad. Ahora (35), en
cambio, se dirige a los discípulos, para
animarles en la fe y que les tiene que permitir reconocer Jesús como Hijo de Dios, y
la invitación a escucharlo.
 En la afirmación que Jesús es “el elegi-
do” (35), resuena Is 42,1 y 49,7, textos que
se refieren al siervo del Señor. Y en la invitación a escucharlo resuenan las palabras de Moisés: El Señor, tu Dios, hará
que en medio tuyo, entre tus hermanos,
se levante un profeta como yo. Escuchadlo (Dt 18,15).

Pedro, Santiago y Juan, como en el
Getsemani, “se caen de sueño” (9,32). Pedro propone instalarse en aquella experiencia (la misma tentación a Jesús que en Lc
4,3-4). Lucas deja claro el contraste de la
tentación de Pedro con la opción de vida
asumida por Jesús. Por eso, inmediatamente después de bajar del monte, Jesús
se ve frente al dolor y sufrimiento del
pueblo, personificado en los gritos de un
padre que pide ayuda a Jesús para que
libre a su hijo del sufrimiento (9,37-43 )

Moisés representa la Ley y Elías los
Profetas. Por lo tanto, la antigua alianza.
Ley y Profetas es el que tenía el pueblo
de Israel por escuchar Dios. Es como
Dios se había manifestado anteriormente.
Una tradición inspirada en el último
anuncio del último de los profetas
(Malaquías 3,23) aseguraba que Elías vendría a preparar el pueblo porque recibiera
al Mesías. Ahora se manifiesta en Jesús,
el “Hijo” (35). Él es el ápice –epifanía- de
la manifestación histórica de Dios.

“Hablaban de su muerte...” (31), es
decir, de su “éxodo”, su muerte, resurrección y ascensión (Lc 9, 51). Estos he● 14 ●
“El Evangelio en medio de la vida”
(Domingos y fiestas del ciclo-C)
Josep Maria Romaguera
Colección Emaús
Centro de Pastoral Litúrgica

Ruego para pedir el don de comprender el
Evangelio y poder conocer y estimar a Jesucristo y, así, poder seguirlo mejor

Apunto algunos hechos vividos esta semana que ha acabado


Leo el texto. Después contemplo y subrayo.
Ahora apunto aquello que descubro de JESÚS y de los otros personajes, la BUENA
NOTICIA que escucho...veo.

Si la transfiguración es una imagen anticipada de la Pascua (muerte-resurrección)
que ayuda los discípulos a hacer el camino
hacia “Jerusalén”, ¿qué experiencias tengo, en los hechos vividos y en los testigos
de personas de mi entorno, que me animen
a crecer en la fe y en el compromiso?

Y vuelvo a mirar la vida, los HECHOS vividos, las PERSONAS de mi entorno... desde el Evangelio ¿veo?
La pascua de Jesús pone de manifiesto
que el “sirviente” es el “que se queda solo”. ¿Quienes son, hoy, los/as sirvientes,
los/as que luchan “solos/as”... y que son
gritados a vivir con Él, la gloria de Dios?
(tener presente el día de la mujer trabajadora)



Llamadas que me hace -nos hace- el Padre hoy a través de este Evangelio y compromiso.
Plegaria. Diálogo con Jesús dando gracias, pidiendo...
● 15 ●
Transfiguración
La subida y la escucha.
Iluminación creciente y transformante.
Olvido de sí y encuentro del sentido.
Una paz y una dicha inconmensurables.
Certeza de Dios.
Se le escucha y se le palpa en todo.
Yo estoy salvado.
Yo nunca estaré solo.
El mundo está salvado
porque lo mira Dios,
lo envuelve en su misericordia.
Yo también miro al mundo con amor;
todo puede ser gracia;
el príncipe de este mundo está vencido;
ya todo será distinto.
Creo en la fuerza de Dios
manifestada en Jesucristo,
porque he visto en lo alto de un monte
una luz amorosa, una luz crucificada.
TABOR
Quiero subir al monte de la vida
y habitar en presencia del Señor,
quiero transfigurarme en el Tabor
y establecer allí tienda y guarida.
Quiero escuchar palabras encendidas,
cegarme en la luz del Sol deslumbrador,
quiero entrar en la nube del amor,
tocar a Dios con manos doloridas.
No hay montes Tabor, no hay teofanías
en los templos, los ritos, las montañas.
Jesús es el Tabor, epifanía
de la Gloria de Dios que tiene entrañas;
y en los hombres que sufren cada día
Jesús-Tabor me espera y acompaña.
VER - JUZGAR – ACTUAR
VER:
ablaba con una persona acerca
H
de pequeñas cosas en la vida que se
convierten en muy importantes, y me
dijo: “Yo recuerdo especialmente un paseo que di una tarde con un amigo. Íbamos comentando algunas cosas de vez
en cuando pero sobre todo estábamos a
gusto y disfrutamos de la mutua compañía. En sí no fue nada extraordinario,
pero la verdad es que se me grabó en la
memoria y suelo recordarlo, sobre todo
en momentos de tensión personal, y me
ayuda a sentirme un poco mejor”. A veces vivencias aparentemente triviales,
cotidianas, se convierten para nosotros
en momentos especiales que atesoramos
en nuestra vida.
JUZGAR:
a vida de fe consiste en el seguimiento del Señor, en m antener con Él una relación personal
L
de amistad en la cotidianidad de la vida. Y en esa cotidianidad del seguimiento, también podemos encontrarnos con momentos, vivencias, experiencias… que nos hacen sentir a gusto, que nos hacen excla-
mar, como Pedro en el Evangelio: Maestro, qué bien se está aquí. Estos momentos, vivencias y experiencias son un regalo del Señor, son verdaderas experiencias de “transfiguración.” Como ocurrió en la
Transfiguración del Señor, esos momentos, vivencias o experiencias no suelen ser duraderos en el tiempo, pero quedan grabados en nuestra memoria.
Son momentos, vivencias y experiencias en los que sentimos de un modo especial la presencia del Señor
a nuestro lado. Son momentos de transfiguración que realmente no eliminan las dificultades del seguimiento, ni los otros problemas de la vida; como hemos escuchado, en la Transfiguración, Moisés y Elías…
hablaban con Jesús de su muerte. Pero esos momentos de transfiguración nos dan fuerzas para afrontarlos, para continuar el seguimiento del Señor, porque nos aportan más razones para la esperanza, porque
nos dan mayor certeza de que, como decía san Pablo en la 2ª lectura, somos ciudadanos del cielo, de
donde aguardamos un Salvador, el Señor Jesucristo. Él transformará nuestro cuerpo humilde según el
modelo de su cuerpo glorioso.
Esos momentos de transfiguración, como son un regalo del Señor, pueden venir de muchas formas y no
está en nuestra mano decidir cuándo se producen. Pero sí que podemos facilitar que se produzcan
aprendiendo a “estar con el Señor” en oración, sin prisas, dejando la actividad que nos absorbe, como
Pedro, Juan y Santiago, que con Jesús subieron a lo alto de la montaña para orar, porque la oración es
“tratar de amistad con Aquél que sabemos que nos ama”, como decía Santa Teresa de Jesús, un trato de
amistad que nos debe hacer sentir a gusto con el Señor.
ACTUAR:
a Cuaresm a es un tiempo que se caracteriza por la conversión, la austeridad, la penitencia…
L
pero en este segundo domingo el Señor nos muestra que, para llevar todo eso adelante, necesitamos
momentos de transfiguración. Releyendo mi PPVC, me pregunto: ¿Tengo momentos, experiencias, vivencias… que podría calificar de transfiguración? ¿Los traigo a la memoria para que me den fuerza en los
momentos difíciles? ¿Qué hago para favorecer que se produzcan nuevos momentos de transfiguración?
¿Cuido la oración, la formación, las lecturas… como instrumentos que me hacen sentir a gusto con Dios?
¿Qué debo reforzar en mi PPVC?
Un momento privilegiado de transfiguración es la celebración de la Eucaristía; a veces se nos “acusa”
que tenemos unas caras excesivamente serias; no se trata de la seriedad que brota del respeto y comportamiento debido, sino de “caras largas”, propias de quienes están haciendo algo que no les gusta. Sin
embargo, durante la celebración tendríamos que sentirnos a gusto, qué bien se está aquí, porque estamos con el Señor de un modo privilegiado, porque aquí cumplimos el mandato del Padre: Éste es mi Hijo, el escogido, escuchadle, porque nos encontramos como comunidad, como Iglesia, con quienes también comparten nuestra misma fe… Todo ello conforma cada vez un momento de transfiguración para
que podamos continuar el seguimiento.
Si no lo vivimos así, aprovechemos el tiempo de Cuaresma, tiempo de conversión por excelencia, para
“convertirnos” a aprender a “estar a gusto” con el Señor y transmitirlo como algo fundamental en la vida
de fe.
● 16 ●
III Domingo de Cuaesma - C
●
●
Éxodo 3, 1-8a.13-15 ● “«Yo soy», me envía a vosotros”
● Salmo responsorial ●Sal 102 ● ”El Señor es compasivo y misericordioso”
1 Corintios 10, 1-6.10-12 ● “La vida del pueblo con Moisés en el desierto se escribió
para escarmiento nuestro”
● Lucas 13, 1-9 ● “Si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera”
Lc 13, 1-9
1
En aquel momento llegaron
algunos anunciándole que Pilato había matado a unos galileos, mezclando su sangre con
la de las víctimas que ofrecían
en sacrificio. 2 Jesús les dijo:
«¿Pensáis que esos galileos
eran los más pecadores de todos los galileos porque sufrieron eso? 3 Os digo que no; y, si
no os arrepentís, todos pereceréis igualmente. 4 ¿Creéis que
aquellos dieciocho sobre los que cayó la torre de Siloé y los mató eran los únicos culpables entre todos los vecinos de Jerusalén? 5 Os digo que no. Todos pereceréis igualmente si no os arrepentís».
6
Les contó esta parábola: «Un hombre tenía una higuera plantada en su viña; fue a buscar higos en ella, y no los encontró. 7 Dijo al viñador: Hace ya tres años que vengo a buscar higos en
ella y no los encuentro. Córtala. ¿Por qué va a ocupar un terreno inútilmente? 8 El viñador dijo:
Señor, déjala también este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, 9 a ver si da higos; si
no los da, la cortas».
Para entender el Evangelio
● Los dos textos de hoy (13,1-5 y 13,6-9) comparten una preocupación teológica y nos proponen
reflexionar sobre cuestiones escatológicas fundamentales. En el primer texto recibimos el eco
de dos acontecimientos históricos (galileos exaltados y el segundo a gente de Jerusalén), que
debieron impresionar mucho en la época, y que provocaron comentarios y reflexiones de todo
tipo en boca del pueblo y en la teología del momento. En el segundo texto (13,6-9) Jesús los
reinterpreta.
● Quienes hablan con Jesús en esta escena (1) tienen una determinada mentalidad sobre las desgracias:
* Tanto las desgracias que mencionan –la brutalidad que se atribuye a “Pilatos” (1) y el accidente de la torre de “Siloé” (4)–, como cualquier otro tipo de desgracia –las enfermedades, por
ejemplo– eran entendidas como el castigo por algún pecado anterior.
* En coherencia con esta mentalidad, se entendía que quienes no habían sufrido ninguna desgracia eran justos; es decir, como que eran justos, Dios no los castigaba.
* Esta mentalidad, con matices diversos, la podemos encontrar en muchas épocas y culturas.
● Es muy humano, pero poco honrado, polarizar el mal y constatar el pecado en otros, buscando
así la justificación e incluso el descargo para la propia vida. Por eso Jesús generaliza la precariedad de la condición humana y mantiene una verdad de incalculables consecuencias religiosas
prácticas: ante Dios todos somos pecadores y, por lo tanto, necesitamos volvernos hacia él mediante una verdadera conversión, para obtener su perdón liberador y mantenernos en la vida, que
siempre desea para cada uno de nosotros.
● 17 ●
Evangelio está claro:
Pistas para contemplar a Jesús y el
Evangelio
* la llamada de Jesús es para todo
el mundo

Jesús da la vuelta a la visión simplista
e injusta que hay, a menudo, sobre las
desgracias: “os digo que no” (3 y 5).
Dios no actúa con este chip. La manera
de actuar de Dios no pasa por castigar
los unos, enviándolos desgracias, y premiar los otros, protegiéndolos de cualquier mal.
* todo el mundo tiene necesidad
de convertirse, de cambiar
* y toda persona puede convertirse; esto sí, tendrá que poner medios. [La conversión es un tema
frecuente en las dos obras de Lucas:
el evangelio (Lc 5,32; 13,5; 15,7.10;
16,30; 24,47) y el libro de los Hechos de
los Apóstoles (Hch 2,38; 3,19.26; 5,31;
10,43; 13,38)].

Jesús presenta la necesidad de conversión que tiene toda persona en este mundo: “si no os convertís...” (3 y 5).

Con Jesús aprendemos que si hay que
hurgar en injusticias, en accidentes, en
cualquier desgracia, debe ser con intención de buscar las causas, no las culpas:
si encontramos las causas, quizás podremos trabajar por cambiar las cosas y
evitar que vuelva a suceder. Buscar culpas y culpables sólo sirve para linchar el
presunto culpable, y esto no cambia nada, a excepción de provocar más dolor.
Con el linchamiento sólo se asegura que,
en el futuro, otros inocentes morirán,
porque las causas reales continuarán allá,
provocando nuevamente el mal.

Otra cosa importante: las desgracias
no se pueden manipular (ni religiosamente, ni políticamente...).

Y otra, todavía: Dios se identifica con
aquellas personas que el colectivo
castiga. Dios envía su Hijo, el Único
Justo, al cual convertimos en culpable.
Jesús es castigado como culpable
(Hebreos 7,26-27). Eso pone en evidencia
cualquiera injusticia. Es uno de los aspectos importantes de la Cuaresma.


Con “la parábola” de la “higuera” (6-9)
Jesús coteja nuestra propia responsabilidad. La responsabilidad que cada persona
tiene sobre la propia vida. Es decir: si no
damos “fruto”, quienes los esperan tomarán nuestra vida por muerta (7). [En el
AT, la “viña” (6) es uno de los símbolos
usados para habla del pueblo de Israel (Is
5,1); a veces, junto con la viña, aparece
también la higuera (Oseas 9,10).]

Pero ante una persona la vida de la
cual no da “fruto” (6-7), Dios tiene una
actitud de paciencia activa: sabe que, si
se trabaja, si se cuida, si se ponen medios para transformar, esa realidad estéril
se puede “convertir” (8). Dios ve “frutos”
dónde no los vemos nosotros. Por esto
Dios nunca da a nadie por perdido.

Al fin y al cabo, el mensaje de este
● 18 ●
Con la venida del Hijo al mundo, Dios
da a cada hombre y a cada mujer una
nueva oportunidad de convertirse. Vale
la pena de tomar buena nota: siempre
podemos volver a empezar.
“El Evangelio en medio de la vida”
(Domingos y fiestas del ciclo-C)
Colección Emaús
Josep Maria Romaguera
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
Ruego para pedir el don de comprender el
Evangelio y poder conocer y estimar a Jesucristo y, así, poder seguirlo mejor

Apunto algunos hechos vividos esta semana que ha acabado

Leo el texto. Después contemplo y subrayo.

Ahora apunto aquello que descubro de JESÚS y de los otros personajes, la BUENA
NOTICIA que escucho...veo.

Ante la llamada de Jesús a la conversión,
¿me siento interpelado? ¿Me doy cuenta
que Él confía en el cambio, que nos ama y
nos valora y tiene paciencia? ¿Qué medios
pongo por el cambio?

Y vuelvo a mirar la vida, los HECHOS vividos, las PERSONAS de mi entorno... desde el Evangelio ¿veo?

Entre las personas con quienes convivo,
con quienes trabajo o estudio... ante una
desgracia, ¿qué actitudes encuentro que
se asemejen a las de Jesús? Y yo mismo,
¿necesito culpables o me intereso por las
causas?

Llamadas que me hace -nos hace- el Padre hoy a través de este Evangelio y compromiso.

Plegaria. Diálogo con Jesús dando gracias, pidiendo...
● 19 ●
DÉJALA UN POCO MAS
No es la primera vez que vienes
y que la higuera muestra
sus hojas arrogante
-verdes, grandes, ásperas, sin fruto-,
engañándote.
Sabes que ocupa terreno fértil,
que sudaste y te deslomaste cuidándola
para que diera los higos mejores,
inútilmente.
Y aunque tienes ganas de cortarla
tu corazón hortelano se resiste.
Le cavarás la tierra, le echarás abono
nuevamente...
Hablo robándote las palabras
que me dijiste al encontrarme
e invitarme a tu causa y buena nueva
urgentemente.
Déjala un poco más.
Déjanos un poco más.
Déjame un poco más, Señor,
y cuídame.
Ulibarri Fl.
Jesús empieza a hablar un lenguaje nuevo.
Hay que proclamar a todos esta buena noticia.
El pueblo se ha de convertir,
pero la conversión no va a consistir
en preparase para un juicio,
sino en “entrar” en el “reino de Dios”
y acoger su perdón salvador.
El pueblo debe escuchar ahora
una Buena Noticia.
Con Jesús todo empieza a ser diferente.
El temor al juicio deja paso al gozo
de acoger a Dios, amigo de la vida.
Todo empieza a hablar de la cercanía de Dios.
Jesús invita a la confianza total
en un Dios Padre.
Su palabra se hace poesía.
José Antonio Pagola
VER - JUZGAR – ACTUAR
VER:
A
raíz de los últimos terremotos y catástrofes naturales, de nuevo algunas personas,
creyentes y no creyentes, se han hecho la pregunta: ¿Dónde estaba Dios? Si Dios es Amor…
¿por qué no ha evitado tanto sufrimiento? Una
pregunta comprensible, que también nos hacemos ante circunstancias dolorosas más cercanas, más personales. Y entre otras razones,
esa pregunta brota porque tenemos muy arraigada la idea de que Dios es “todopoderoso”, y
que por tanto tendría que ser una especie de
“genio de la lámpara” que se salte las leyes de
la naturaleza a nuestra conveniencia, pero que
se esté “quieto” cuando no nos conviene que
se inmiscuya en nuestros asuntos. Pero, evidentemente, ese “dios” no es Dios.
JUZGAR:
en sus diversas form as, es un m isterio, y por eso provoca interrogantes en la persoE lna,m al,
más aún si se es creyente. A veces se intenta explicar el mal de modo que Dios quede “absuelto”,
que no se le pueda acusar de no hacer nada ante el misterio del mal, del dolor, del sufrimiento: el mal se
achaca totalmente a la responsabilidad o al pecado del ser humano en particular o en general.
Es la argumentación que hemos escuchado en el Evangelio: ante el asesinato de los galileos cuya sangre
vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían; o ante la muerte de aquellos dieciocho que murieron
aplastados por la torre de Siloé, la gente pensaba que si habían sufrido esa muerte era por su pecado,
porque de lo contario, Dios sería injusto dejándoles morir.
Sin embargo, Jesús les hace ver que tienen una concepción errónea de Dios: ¿Pensáis que esos galileos
eran más pecadores que los demás porque acabaron así? Y aquellos dieciocho… ¿pensáis que eran más
culpables que los demás habitantes de Jerusalén? En ambos casos la respuesta de Jesús es contundente:
Os digo que no; y si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera. Jesús, el Hijo de Dios encarnado, nos revela cuál es el verdadero rostro de Dios, para que no tengamos de Él una idea incompleta o
errónea. Jesús hace una llamada a la conversión, a convertir también nuestra imagen de Dios para que
se ajuste a la realidad.
En Jesús, que camina hacia la cruz, vemos a un Dios que no explica el misterio del mal y del sufrimiento,
pero que tampoco queda indiferente y lejano, sino que entra de lleno en ese misterio para compartirlo
con nosotros y darnos esperanza en medio del dolor.
Una cercanía y acción de Dios que ya encontramos en el Antiguo Testamento, como hemos escuchado en
la 1ª lectura: He visto la opresión de mi pueblo… he oído sus quejas… me he fijado en sus sufrimientos…
Voy a bajar a librarlos. Nuestro Dios ve, oye, se ha fijado… y actúa. Una acción que lleva a cabo enviando a Moisés. Dios siempre lleva a cabo sus planes por medio de intermediarios humanos, hombres y mujeres. Nuestro Dios es un Dios activo, con entrañas de misericordia, que toma partido ante el misterio
del mal, que se compromete y pide que nos comprometamos con Él.
ACTUAR:
tiempo de conversión que es la Cuaresm a, podemos preguntarnos: ¿M e escandalizo
E ndeeste
Dios ante el misterio del mal? ¿Tengo una imagen errónea de Dios, espero que Dios sea ese
“genio” que cuando yo lo crea conveniente tiene que saltarse las leyes naturales? Desde la fe, ¿puedo
afirmar que Dios “ve, oye, se fija…” en quienes padecen el mal, y que actúa por medio de intermediarios
humanos? ¿Le descubro en quienes acompañan las situaciones de sufrimiento? ¿Vivo el misterio del mal
con la mirada puesta en la cruz y la resurrección de Jesús? En mi PPVC, ¿he incluido este aspecto del
misterio del mal dentro la dimensión espiritual para trabajarlo?
Si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera, decía Jesús, no refiriéndose a la muerte física
sino a esa “muerte en vida” que es la desesperanza por desconocer el verdadero rostro de Dios, que es
Todomisericordioso. Ayudados de la Palabra, convirtámonos al verdadero Dios: Soy el que soy, dijo a
Moisés. Dios es el Ser que posee su existencia en sí mismo, el único que existe verdaderamente y para
que compartamos esa existencia vino a nosotros en Jesús. El evangelista Juan pone repetidas veces en
boca de Jesús la expresión “Yo soy” como una alusión al nombre que Dios mismo se da; Jesús es Dios,
que está presente, que ha bajado y actúa, que pasa por la Cruz para salvar quienes más están sufriendo
el misterio del mal en el mundo.
● 20 ●
IV Domingo de Cuaresma - C
●
●
Josué 5, 9a.10-12 ● “El pueblo de Dios celebra la pascua al entrar
en la tierra prometida”
● Salmo responsorial ●Sal 33● ”Gustad y ved qué bueno es el Señor”
● 1 Corintios 5, 17-21 ● “Dios nos ha reconciliado en Cristo”
Lucas 15, 1-3.11-32 ● “Este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido”
Lc 15, 1-3.11-32
Los publicanos y los pecadores se acercaban para oírlo. 2 Y
los fariseos y los maestros de la ley lo criticaban: «Éste acoge a los pecadores y come con ellos». 3 Entonces les propuso esta parábola: 11 Y continuó: «Un hombre tenía dos hijos.
12
Y el menor dijo a su padre: Padre, dame la parte de la herencia que me corresponde. Y el padre les repartió la herencia. 13 A los pocos días el hijo menor reunió todo lo suyo, se
fue a un país lejano y allí gastó toda su fortuna llevando una
mala vida. 14 Cuando se lo había gastado todo, sobrevino
una gran hambre en aquella comarca y comenzó a padecer
necesidad. 15 Se fue a servir a casa de un hombre del país,
que le mandó a sus tierras a guardar cerdos. 16 Tenía ganas
de llenar su estómago con las algarrobas que comían los
cerdos, y nadie se las daba. 17 Entonces, reflexionando, dijo:
¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan de sobra, y yo
aquí me muero de hambre! 18 Volveré a mi padre y le diré:
Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. 19 Ya no soy
digno de llamarme hijo tuyo: tenme como a uno de tus jornaleros. 20 Se puso en camino y fue a casa de su padre.
Cuando aún estaba lejos, su padre lo vio y, conmovido, fue corriendo, se echó al cuello de su hijo y lo
cubrió de besos. 21 El hijo comenzó a decir: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy
digno de llamarme hijo tuyo. 22 Pero el padre dijo a sus criados: Sacad inmediatamente el traje mejor y
ponédselo; poned un anillo en su mano y sandalias en sus pies. 23 Traed el ternero cebado, matadlo y
celebremos un banquete, 24 porque este hijo mío había muerto y ha vuelto a la vida, se había perdido y
ha sido encontrado. Y se pusieron todos a festejarlo. 25 El hijo mayor estaba en el campo y, al volver
y acercarse a la casa, oyó la música y los bailes. 26 Llamó a uno de los criados y le preguntó qué significaba aquello. 27 Y éste le contestó: Que ha vuelto tu hermano, y tu padre ha matado el ternero cebado
porque lo ha recobrado sano. 28 Él se enfadó y no quiso entrar. Su padre salió y se puso a convencerlo.
29
Él contestó a su padre: Hace ya tantos años que te sirvo sin desobedecer jamás tus órdenes, y nunca
me has dado ni un cabrito para celebrar una fiesta con mis amigos. 30 ¡Ahora llega ese hijo tuyo, que
se ha gastado toda su fortuna con malas mujeres, y tú le matas el ternero cebado! 31 El padre le respondió: ¡Hijo mío, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo! 32 En cambio, tu hermano, que estaba muerto, ha vuelto a la vida; estaba perdido y lo hemos encontrado. Convenía celebrar una fiesta y
alegrarse».
1
Para entender el Evangelio
● En el capítulo 15, Lucas reunió tres parábolas diferentes, pero con una misma unidad temática: de la
oveja perdida (15,4-7), de la moneda perdida (15,8-10) y del hijo pródigo. A través de ellas, Jesús nos
realiza una gran revelación: ¡Dios siente! y sus sentimientos más íntimos son la ternura, la compasión
y la misericordia. Lucas tiene un cariño especial por este rasgo fundamental que Jesús nos revela del
misterio insondable y desconocido de Dios: la ternura y misericordia, que son su auténtico corazón.
Por eso, el capítulo 15, las parábolas de la misericordia, es conocido como "el evangelio dentro del
evangelio". La tercera de las parábolas, la del hijo pródigo, es la más profunda y conmovedora de las
tres. Lucas es el único evangelista que la cuenta.
● 21 ●
Pistas para contemplar a Jesús y el
Evangelio
“murmuran” de Jesús porque “acoge a los
pecadores” (1-2).

 La del “padre” (20.22-24.31-32), en cam-


“Los publicanos”, considerados pecadores tanto por los maestros de la Ley como por la gente del pueblo, y otros
“pecadores” (1) “solían acercarse a Jesús”
y Jesús “come con ellos” (2). Eso provoca
rechazo por parte de algunos (2).
En el mundo oriental antiguo, las comidas se consideraban un momento privilegiado de amistad y de comunión entre
las personas. Los fariseos consideraban
que comer con paganos o con pecadores
era una fuente de impureza ritual.

El protagonista de la parábola es el
“hombre” que tiene “dos hijos” (11).
 Estos hijos reciben del Padre lo que les
corresponde como hijos (12). Uno de los
bienes que reciben es la libertad de
“emigrar” (13) y de “entrar” (28), la libertad de gozar de los bienes de la casa del
Padre (13 y 31) o de “derrocharlos” (14 y
28).

El centro de la parábola está en el
amor del Padre por sus dos hijos más
que en la conversión del hijo menor (2024.32). Un amor que hace que dé el perdón total y sin condiciones al que se había
ido para no volver nunca más.

El Padre sale al encuentro, tanto de un
hijo (20) como del otro (28).

El “traje”, el “anillo” —signo de autoridad—, “las sandalias” -propias de un
hombre libre, no de un esclavo— (22) son
signos de la restitución de la dignidad de
hijo. Conviene tener presente que la situación anterior de ese hijo estaba marcada por cosas como “guardar cerdos” (15), trabajo inaceptable y degradante para un judío.
bio, manifiesta el rostro de Dios, que
muestra su amor ilimitado e incondicional
a la humanidad a través del ministerio de Jesús (1 -2), que siempre va al encuentro (20.28) de los pecadores (Lc 5,32).
El perdón de Dios llega a cuantos
quieren aceptarlo. Sólo hay que
“entrar” en la casa del “padre” (28).
 Otra mirada sobre el hijo “menor”
(con ganas de ver a Jesús en todas partes)

El hijo “menor” nos ofrece una imagen de Jesús, el Hijo amado (Lc 3,22)
del Padre:
se va de la casa del Padre — viene a
convivir con otros (13)
asume la realidad humana en toda su
dureza (14-16; FI 2,6-8)
“consume los bienes del Padre” (13.30)
—gasta su vida— con los pecadores
encuentra el rechazo de los que se
creen justos (2.29)
incluso asume el pecado de todos y pide perdón al Padre (21; Lc 23,34). Es
el que quita el pecado del mundo (Jn
1,29).
 El Padre, por su parte, lo levantó sobre
todo, y le concedió el “Nombre-sobre-todo
-nombre” (Flp 2,9ss). Y, de este modo, nos
ha perdonado a todos y a todas: “todo lo
mío es tuyo” (32).

La fiesta (23-24), signo del amor del Padre y de la alegría de la Iglesia cuando el
Padre rehace la comunión. Podemos relacionarlo con la Eucaristía, figura del Reino,
donde el hermano mayor es invitado a acoger al menor (32).

La alegría (23.32) es lo que sienten todas las personas que hallan a Jesús y reconocen en él a quien trae al mundo la
salvación de Dios (Lc 2.10; 24,52).
 La actitud del hijo mayor (28) retrata la
actitud de los “fariseos y escribas” (2), que
● 22 ●
“El Evangelio en medio de la vida”
(Domingos y fiestas del ciclo-C)
Josep Maria Romaguera
Colección Emaús
Centro de Pastoral Litúrgica

Ruego para pedir el don de comprender el
Evangelio y poder conocer y estimar a Jesucristo y, así, poder seguirlo mejor

Apunto algunos hechos vividos esta semana que ha acabado

Leo el texto. Después contemplo y subrayo.

Ahora apunto aquello que descubro de JESÚS y de los otros personajes, la BUENA
NOTICIA que escucho...veo.
Cada mañana
Cada mañana sales al balcón
y oteas el horizonte
por ver si vuelvo.
Cada mañana bajas saltando las escaleras
y echas a correr por el campo
cuando me adivinas a lo lejos.
Cada mañana me cortas la palabra,
te abalanzas sobre mí
y me rodeas con un abrazo redondo
el cuerpo entero.
Cada mañana contratas
la banda de músicos
y organizas una fiesta por mí
por el ancho mundo.
Cada mañana me dices al oído
con voz de primavera:
«Hoy puedes empezar de cero».
(P. Loidi

Entre las personas con las que convivo,
trabajo o estudio…. ¿qué testimonios encuentro de perdón incondicional que me
recuerden el que Jesús nos muestra del
Padre? Y yo mismo, ¿tengo asumido que el
perdón libera y renueva… llena de alegría?

Y vuelvo a mirar la vida, los HECHOS vividos, las PERSONAS de mi entorno... desde el Evangelio ¿veo?

Y testimonios de personas, que como Jesús –el hijo” menor”- “lo gasten todo” con
los perdedores de la sociedad, ¿los encuentro? Y yo mismo, ¿estoy dispuesto a
gastármelo todo por esa gente?

Llamadas que me hace -nos hace- el Padre hoy a través de este Evangelio y compromiso.

Plegaria. Diálogo con Jesús dando gracias, pidiendo...
● 23 ●
)
¿Qué me dirás, Dios mío,
cuando llegue a tu presencia
y me encuentre frente a Ti?
«Animo, hijo, te has portado como un buen hijo».
Yo me quedaré mudo
porque llevaba preparada una explicación.
Tú me tomarás de la mano
y me enseñarás tu casa con todo detalle.
Casi no te atreverás a pronunciar palabra.
Solamente, como de pasada, me dirás:
«Ya teníamos ganas de verte aquí, con nosotros».
Yo te miraré al rostro asombrado
y veré que te brillan los ojos
y que luchas para que no te caiga ninguna lágrima.
Y mis explicaciones e historias
se me irán de la cabeza todas.
Y mis fallos quedarán sepultados para siempre
en el baúl vacío de los recuerdos muertos.
Y empezaré a entender que eres gratuito,
como el agua antes del capitalismo
y el sol antes del turismo.
¡Empezaré a entender, por fin,
la parábola del hijo pródigo!
Y se me quedará clavada en el corazón
una palabra eterna,
que la estás diciendo desde ahora,
aunque yo no la oiga todavía: «Hijo».
Y sentiré, ¡por primera vez!,
una alegría no pasajera.
P. Loidi
VER - JUZGAR – ACTUAR
VER:
ace unos días aparecía la siguiente noticia: Un matrimoH
nio de 80 años es finalmente desahuciado por orden de su hijo. Si entrar en detalles, la imagen que quedaba grabada y se pudo
ver en los informativos era la de la resignación de este matrimonio
llorando al tener que dejar su casa e ingresar en una residencia,
porque han sido echados por su propio hijo. Más allá de posibles
intentos de explicación que han ido apareciendo, lo cierto es que a
cualquier persona normal esta noticia le provoca un profundo rechazo y le repugna, sobre todo porque la expulsión ha sido ordenada por el hijo, que muestra así una actitud de desprecio hacia sus
padres.
JUZGAR:
el Evangelio de hoy hemos encontrado un hecho en principio similar: Un hombre
E ntenía
dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre: «padre, dame la parte que me toca de la
fortuna». El padre les repartió los bienes. En la petición de este hijo, que quizá a nosotros, desde nuestra mentalidad occidental, no nos parezca descabellada, incluso dentro de una normalidad, se esconde sin embargo un mal deseo hacia su padre. Al pedirle la parte que le toca de la
fortuna, el hijo menor está en cierto modo desahuciando también al padre, está poco menos
que diciéndole: “No puedo esperar a que te mueras para heredar”, hay un profundo desprecio
del hijo hacia su padre, sólo piensa en disfrutar de su fortuna, viviendo perdidamente.
Pero en la parábola, Jesús resalta una imagen del padre que es la que nos debe quedar a nosotros hoy grabada, y que no es la de un padre triste, hundido y resignado. Porque Jesús nos
muestra ahí el verdadero rostro de Dios, como el padre que, a pesar del desprecio del hijo,
cuando éste recapacitando decide volver, cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió; y, echando a correr, se le echó al cuello y se puso a besarlo. Así es Dios tal como se
nos revela en Jesús: como un Padre que respeta, espera, aguarda y perdona. Porque para Él,
lo más importante es que este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos
encontrado. Así se lo dice a sus criados y así se lo dice al hijo mayor, cuando éste le recrimina
que haya recibido tan bien a su hermano.
Como el hijo mayor, también nosotros deberíamos alegrarnos de que nuestro Dios sea como
es. Porque si nos detenemos a pensar, también en demasiadas ocasiones “desahuciamos” a
Dios de nuestra vida, le echamos fuera de determinadas dimensiones, queremos “vivir y disfrutar” y vemos en Él un impedimento para poder hacerlo a nuestro antojo.
Por eso, la Cuaresma es el tiempo de gracia que Dios nos ofrece para que, como el hijo menor,
recapacitemos y decidamos: me pondré en camino adonde está mi padre. Para “volver al Padre” contamos con un medio extraordinario, como indicaba san Pablo en la 2ª lectura: En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios. En este tiempo de Cuaresma podemos
encontrarnos con el Padre que nos espera en el sacramento de la Reconciliación para recibirnos
y devolvernos la dignidad de hijos e hijas suyos, a pesar de que hayamos derrochado sus dones con nuestro pecado.
ACTUAR:
T
eniendo presente la P alabra de este domingo, podemos reflexionar: ¿Desahucio a
Dios de mi vida de un modo más o menos consciente? ¿En qué dimensiones o circunstancias? ¿Veo en Dios un impedimento para “disfrutar de la vida”? ¿Soy como el hijo mayor, espero que Dios me recompense por mis trabajos, por no desobedecerle? ¿Me alegro de que Dios
sea como es? ¿Me alegro por quienes estaban “perdidos” y son “encontrados” por Dios? ¿Vivo
la confesión como un retorno al Padre, como una verdadera reconciliación con Él, movido por
su amor?
Celebremos un banquete, dijo el padre de la parábola. En la Eucaristía el Señor nos dice también lo mismo: hemos venido a la casa del Padre y Él no nos trata como a jornaleros sino como
a hijos, y también nos dice: tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo. Que el amor infinito del Padre sea para nosotros el mejor estímulo para no “desahuciarle” de nuestra vida, para
no verlo como un obstáculo para disfrutar de la vida, sino todo lo contrario, para alegrarnos de
poder vivir con Él, en su casa, como verdaderos hijos.
● 24 ●
V Domingo de Cuaresma - C
●
Salmo 125 ● ”El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres”
● Juan 8, 1-11 ● “El que esté sin pecado que le tire la primera piedra”
Jn 8, 1-11
1
Jesús se fue al monte de
los Olivos. 2 Al amanecer
estaba de nuevo en el templo. Todo el pueblo acudía
a él; y él, sentado, les enseñaba. 3 Los maestros de
la ley y los fariseos le llevaron una mujer sorprendida en adulterio, la pusieron en medio y le dijeron:
4
«Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. 5 En la ley, Moisés mandó apedrear a estas mujeres. Tú ¿qué dices?». 6 Decían esto para probarlo y
tener de qué acusarlo. Pero Jesús, agachándose, se puso a escribir con el dedo en el
suelo. 7 Como insistían en la pregunta, se alzó y les dijo: «El que de vosotros no
tenga pecado que tire la primera piedra». 8 Y, agachándose otra vez, continuó escribiendo en el suelo. 9 Al oír estas palabras, se fueron uno tras otro, comenzando
por los más ancianos, y se quedó Jesús solo, con la mujer allí en medio. 10 Entonces Jesús se alzó y le dijo: «Mujer, ¿dónde están? ¿Ninguno te ha condenado?». 11
Y ella contestó: «Ninguno, Señor». Jesús le dijo: «Tampoco yo te condeno. Vete, y
no peques más».
Para entender el Evangelio
●
Este pequeño texto no pertenece al Evangelio de Juan: falta en la mayor parte de los manuscritos antiguos y la referencia de los padres de la Iglesia. Una serie de manuscritos lo sitúan en el evangelio de
Lucas, que sería uno de los lugares más adecuados, dado su interés por destacar la misericordia de Jesús. Concretamente tiene paralelismos con Lc 7,36-50. En él resuena la historia de Susana, narrada en el
libro de Daniel (Dn 13).
Notas para fijarnos en Jesús y en el Evangelio

En el primer versículo, Jesús está en Jerusalén y se retira al monte de los Olivos, después de concluir
la semana de las fiestas de las tiendas (7,37). El texto no nos dice qué hizo Jesús en el monte de los olivos. Parece dar entender que este lugar sirvió para Jesús y su grupo, durante las veces que estuvieron
en Jerusalén, de espacio de retiro, descanso, e intuimos a Jesús en oración (Lc 22,39-42).

En los sinópticos nos narran una sola venida de Jesús a Jerusalén, el cuarto evangelio nos habla de
tres. Este texto está situado en la segunda venida, la cual está situada en un contexto de peligros y
amenazas contra Jesús por parte de la elite judaica de Jerusalén (7,2). Ahora, el segundo día, Jesús está
ahí de nuevo, en el templo, enseñando (8,2-3), desafiando a la institución, la autoridad constituida y
aceptando abiertamente el conflicto, sólo que ahora es muy sutil.
 Si, nos esta situando en la Pascua de Jesucristo: pasar de muerte (5) a vida (11).
● 25 ●

A Jesús le tienden una trampa (v6: “le preguntaban para comprometerlo y poder acusarlo”). Es
una trampa jurídico-legal y religiosa. Tiene que
posicionarse entre la Ley de Moisés, es decir, la
tradición de la revelación, y una mujer que fue
cogida en adulterio flagrante. Su respuesta parece
no tener salida: o se sitúa contra la revelación, lo
cual sería una manifestación pública y notoria de
la falsedad de su mensaje y mesianismo, o se sitúa contra la mujer, lo que a su vez contradiría
toda la novedad de su enseñanza sobre la solidaridad con el excluido y la misericordia de Dios.

Si la mujer fue sorprendida en flagrante adulterio ¿dónde está el hombre? Según Dt 22,22 y Lv
20,10 tanto el hombre como la mujer deben ser
apedreados. ¿Por qué no han traído también al
hombre? Estamos ante una provocación evidente.
Delante de Jesús está la mujer porque es socialmente insignificante (porque tiene mucho menos
valor social que el hombre). Jesús tiene que definirse entre la ley o los excluidos; entre la institución o la misericordia. Este conflicto adquiere mayor importancia porque ocurre en el corazón institucional del legalismo y el dogmatismo: el templo.
* Es cierto que la ley era muy dura para las personas que cometían adulterio Dt 22 y Lv 20. Pero
también tenemos el dato antropológico que los
colectivos se pueden dejar llevar por la necesidad
de sacrificar a alguien siempre que tienen un problema. El sacrificio tiene un efecto tranquilizador,
hasta que aparece otro problema comunitario. En
este caso, si la victima para sacrificar no es la
mujer, será Jesús (Lc 22-23; Jn 18-19).
La élite social y religiosa esgrimen el imperio de
ley y sus instituciones contra la persona de Jesús.
Pero son ellos los primeros que han incumplido la
ley (la han falseado para condenar a la débil y dejar escapar al fuerte) (Dt 1,17). Queriendo coger a
Jesús en contradicción, ellos mismos dejan al descubierto las contradicciones de toda una estructura y sus instituciones que en nombre de la ley de
Dios crean un sistema jerarquizado de dominación
y exclusión.
¿Libre
de pecado? Otra vez, según la ley, sólo
Dios está libre de pecado. Quien se atreviese a
lanzar una piedra, y proclamar que no tenía pecado, se manifestaba abiertamente contra la ley: se
hacía igual a Dios, ¡sería un blasfemo!
Jesús
revela al Dios que no condena, sino que
invita a la conversión. El Dios que opta por comprender, acoger y confiar en la mujer que, aunque
culpable, es excluida por su condición de mujer.
Dios que opta por el débil y marginado antes que
por la institución del templo y sus dogmatismos
legales.
* Jesús tiene claro que no se trata de una discusión de poder romano o de ley. Sabe que quien
tiene ante sí es una mujer que tiene que vivir. Y
unos hombres que también tienen que vivir. Él
no ha venido a condenar sino a salvar (Jn 3,16-17;
12,47)
La
“mujer” (3.10-11), símbolo del pueblo de
Dios –Israel y la Iglesia-, pasa de muerte a vida
cuando recibe el perdón incondicional y gratuito
de Dios. Es lo que como pueblo celebramos en la
Pascua.
Jesús no la condena. Como el padre al hijo pródigo, Jesús le devuelve a la mujer su dignidad de
persona y su libertad: «Vete, y en adelante no
vuelvas a pecar». Esta postura de Jesús le ocasionará muchos problemas. Los conflictos continuarán a lo largo de todo el c. 8, concluyendo, en el v
59, que Jesús estuvo a punto de sufrir el castigo
de la mujer: «Cogieron piedras para apedrearlo,
pero Jesús se escondió y salió del templo».
En el diálogo final entre Jesús y la mujer (10-11)
se expresa el diálogo entre Dios y la humanidad.
Una humanidad que Él creó y que ama profundamente. Quiere que todo hombre y toda mujer forme parte de su pueblo. Por ello no abandona a ningún miembro de esta humanidad ni al pueblo como
tal. Y cuando es Él el abandonado, no condena a
nadie sino que extiende la mano para que pueda
volver a empezar.
Según la tradición jurídica de Israel, en un jui-
cio, lo que salva o condena al reo es el testimonio
de dos hombres -el testimonio de las mujeres no
era válido- y las pruebas no son lo decisivo; en
caso de condenación, los dos testigos tienen el
privilegio de tirar la primera piedra contra la víctima (Dt 17,7).
Jesús no entró en la trampa dialéctica, se puso
a ¿dibujar?, ¿escribir?, ¿garabatear? el suelo. Es
estéril intentar descubrir qué escribió, eso es secundario; lo prioritario es que argumenta con el
silencio.
* El gesto de “escribir”, independiente de interpretaciones, ayuda a crear expectativas. Hace
que estemos más pendientes de su respuesta.
* Entre las interpretaciones que se dan a dicho
gesto, hay quien dice que podría referirse al profeta Jeremías (Jr 17,13) que recuerda que es
Dios quien juzga a todos los pecadores de Israel,
que “serán inscritos en el país de los muertos”.
Por tanto, con este gesto Jesús se dirigiría a la
conciencia de los acusadores, lo mismo que hace
con la frase que les dirige: “El que esté sin pecado…” (7)
● 26 ●
“El Evangelio en medio de la vida”
(Domingos y fiestas del ciclo-C)
Josep Maria Romaguera
Colección Emaús - Centro de Pastoral Litúrgica

Ruego para pedir el don de comprender el
¡Dios nos toma muy en serio!
De mi pecado, hago oportunidad.
Apunto algunos hechos vividos esta se-
Aquí estoy, Jesús,
como la mujer del Evangelio,
aquí estoy delante de Ti
y delante de mi comunidad:
yo soy pecador.
Evangelio y poder conocer y estimar a Jesucristo y, así, poder seguirlo mejor

mana que ha acabado

Leo el texto. Después contemplo y subrayo.


Ahora apunto aquello que descubro de JESÚS y de los otros personajes, la BUENA
NOTICIA que escucho...veo.
La dinámica de resolver los conflictos a base de condenar, arrinconar, anular al
otro…. Es común en nuestro mundo. Entre
nosotros también. En mis relaciones,
¿estoy viviendo alguna situación en la que
se dé esa dinámica? ¿Cómo la afronto?

Y vuelvo a mirar la vida, los HECHOS vividos, las PERSONAS de mi entorno... desde el Evangelio ¿veo?

¿Qué testimonios tengo de las actitudes de
Jesús entre los pecadores?

Llamadas que me hace -nos hace- el Padre hoy a través de este Evangelio y compromiso.

Plegaria. Diálogo con Jesús dando gracias, pidiendo...
Hice el mal con mis pensamientos,
hice el mal con mis palabras,
hice el mal con mis hechos,
hice el mal con mis cobardías,
hice el mal con mil olvidos.
Aquí estoy, Jesús,
delante de mi comunidad
y llevando también conmigo
la carga de sus pecados.
No me siento mejor que nadie, Jesús,
me siento hermano de todos en el pecado,
y con todos quiero sentirme hermano también
a la hora de acoger tu perdón
es la hora de luchar por corregirme.
Soy consciente, Jesús,
del mal que puedo hacer con mi pecado.
Mi egoísmo atrasa la hora del la hermandad,
mi consumismo arrebata el pan de los pobres,
mi comodidad hace que la unión necesaria
adormezca.
Aquí estoy, Jesús, delante de Ti,
yo que soy pecador,
en procurar el perdón y la fuerza de vida
que viene de Ti en la comunidad.
Pplu-10
Dice el Señor:
Yo no llamo a los buenos.
Llamo a los malos.
Los buenos ya tienen bastante
con su bondad y sus méritos.
¿Para qué me quieren a mí?.
Yo sólo puedo dar algo a los malos.
A los que siguen haciendo pecados
después de haber prometido mil veces
que van a ser buenos.
Yo les ofrezco mi perdón
y mi compañía a lo largo del camino.
Es todo lo que tengo.
Les doy todo lo mío.
Para los buenos no me llega.
Y Jesús se sube a un árbol
de la plaza mayor y grita:
¡Las prostitutas
estarán delante de vosotros en el cielo!
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VER - JUZGAR – ACTUAR
VER:
n joven de uno de los grupos de ACG está
U
preparando una oposición. Él tenía clara la
meta que quería alcanzar, y se trazó un plan de
estudio con un horario riguroso, que procura
cumplir a rajatabla. Es consciente de que para
alcanzar su meta debe ser constante y perseverar, aunque eso le suponga ahora un fuerte sacrificio. De hecho, tiene momentos de “bajón”, en
los que se lamenta porque se está perdiendo
tiempo de estar con amigos, de salir y realizar
actividades lúdicas… pero piensa que lo que está
en juego es su futuro, y que por eso merece la
pena hacer ahora el sacrificio, el esfuerzo y sacar
su plaza en la oposición.
JUZGAR:
P apa Benedicto XVI , en su encíclica Spe Salvi, indica:
A lo largo de su existencia, el
E lhombre
tiene muchas esperanzas, más grandes o más pequeñas, diferentes según los pe(30)
ríodos de su vida (…) En la juventud puede ser la esperanza del amor grande y satisfactorio; la
esperanza de cierta posición en la profesión, de uno u otro éxito determinante para el resto de
su vida. (31) Nosotros necesitamos tener esperanzas -más grandes o más pequeñas-, que día
a día nos mantengan en camino. Pero sin la gran esperanza, que ha de superar todo lo demás,
aquellas no bastan. Esta gran esperanza sólo puede ser Dios, Dios es el fundamento de la esperanza; pero no cualquier dios, sino el Dios que tiene un rostro humano y que nos ha amado
hasta el extremo. Y el rostro humano de Dios es Cristo Jesús. Él es nuestra esperanza y nuestra meta, la “plaza” que debemos alcanzar.
Por eso decía san Pablo en la 2ª lectura: Todo lo estimo pérdida… todo lo estimo basura con tal de ganar
a Cristo y existir con él. Está en juego nuestra vida eterna, y las otras metas parciales, en comparación,
pasan a un lugar secundario, porque Cristo Jesús supera a todo lo demás.
Alcanzar la meta que es Cristo requiere, por tanto, sacrificios, esfuerzos y renuncias: la comunión con
sus padecimientos, muriendo su misma muerte, pero merecen la pena para llegar un día a la resurrección de entre los muertos. Se necesita perseverancia y constancia: No es que ya haya conseguido el premio, o que ya esté en la meta: yo sigo corriendo a ver si lo obtengo.
Y también vendrán momentos de “bajón”, en los que la meta se nos difuminará y nos preguntaremos si
merece la pena la renuncia, el esfuerzo y el sacrificio que estamos realizando, si no estábamos mejor
antes, contentándonos con pequeñas metas parciales. Por eso en la 1ª lectura el profeta indicaba: No
recordéis lo de antaño, no penséis en lo antiguo; mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo
notáis? Ante la tentación de la renuncia, es necesario pararnos y “notar” los avances, la novedad que el
seguimiento de Cristo hacia su meta está haciendo brotar en nosotros. Incluso aunque sea nuestro pecado el que nos frena y aparta de la meta que queremos conseguir, el Señor nos dice como a la mujer del
Evangelio: Anda, y en adelante no peques más. La conciencia de que el Señor nos perdona, que Él nos
anima a que continuemos hacia su meta, es lo que nos hará superar cansancios y añoranzas, y retomar
nuevas fuerzas, como decía san Pablo: olvidándome de lo que queda atrás y lanzándome hacia lo que
está por delante, corro hacia la meta, para ganar el premio, al que Dios desde arriba llama en Cristo Jesús.
ACTUAR:
en el tramo final de la Cuaresma, tiempo de conversión y preparación a la gran fiesE stamos
ta de la Pascua, y podemos pensar: ¿Tengo presente que la gran meta de mi vida es Cristo, o me
conformo con pequeñas metas parciales? Como decía san Pablo, ¿todo lo estimo basura con tal de ganar
a Cristo, “corro” para llegar a Él? ¿Qué estoy dispuesto a sacrificar, a renunciar, y qué me cuesta más?
De mi PPVC, ¿qué tengo que reforzar? ¿Noto los avances, la novedad que brota en mí por seguir a Cristo
hacia su meta? ¿Me acerco al Señor en la Reconciliación para dejar su amor y su perdón me animen a
seguir adelante hasta la meta?
Nos disponemos a celebrar la Semana Santa, donde el amor de Dios, que quiere que todos se salven, se
entregó hasta el extremo. Apoyémonos en ese amor y perdón para seguir corriendo y alcanzar la meta,
porque como dice el Papa en Spe Salvi: (31) Sólo su amor nos da la posibilidad de perseverar día a
día con toda sobriedad, sin perder el impulso de la esperanza (…) su amor es para nosotros la
garantía de que existe aquello que sólo llegamos a intuir vagamente y que, sin embargo, esperamos en lo más íntimo de nuestro ser: la vida que es «realmente» vida.
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