Prevenir la Tortura: Una Responsabilidad Compartida Foro Regional de la APT sobre el Protocolo Facultativo de la Convención contra la Tortura Ciudad de Panamá, 30 septiembre - 2 octubre 2014 SESIÓN 2 - VULNERABILIDADES EN DETENCIÓN Documento introductorio CONTEXTO Y PROBLEMÁTICAS Toda persona detenida adquiere una situación de vulnerabilidad debido al desequilibrio en las relaciones de poder que se da en el contexto de la privación de libertad. Sin embargo, algunas personas y/o grupos pueden encontrase en situaciones de vulnerabilidad particulares que requieren protecciones adicionales. En ciertos casos, esas situaciones necesitan servicios o atención específica – a diferencia del resto de la población detenida – sin que ello constituya un tratamiento preferencial o discriminatorio contra las y los demás. Las autoridades a cargo de los centros de privación de libertad tienen que prestar atención y ser diligentes con estos grupos y sus situaciones. Todas sus prácticas e intervenciones deben de tomar en cuenta esta dimensión de vulnerabilidad. Más allá del sistema de justicia penal, las alternativas a la detención siempre deberían de privilegiarse con respecto a ciertos grupos, en particular niños y niñas. No existe una lista exhaustiva de grupos en situación de vulnerabilidad puesto que las categorías pueden variar en base al contexto, a la cultura y a la época, por eso se habla de vulnerabilidad “contextual” (dinámica y evolutiva) y no “por esencia”. Las personas privadas de su libertad pueden agruparse en distintas categorías en base a factores contextuales (aunque algunos grupos, como el de niños y niñas, siempre deberían ser considerados especialmente vulnerables cuando estén en privación de libertad). El derecho internacional y las normas regionales reconocen la situación de vulnerabilidad de algunos grupos y establecen medidas de protección específicas. Los factores de riesgo que refuerzan la situación de vulnerabilidad de las personas privadas de libertad se pueden dividir en factores personales, contextuales o socioculturales: Factores personales: edad; sexo; nivel de instrucción; etnicidad; estado de salud físico o mental; situación jurídica; dependencia económica; falta de lazos familiares; traumas pasados o presentes; etc. Factores contextuales: actitud del personal encargado de supervisar la privación de libertad; entorno en el que las personas están privadas de su libertad; proporción entre personas detenidas y agentes; actitud de otras personas privadas de libertad; accesibilidad a servicios jurídicos, sociales o de salud, sobrepoblación; etc. Factores socioculturales: actitud de la sociedad y de los medios de comunicación con respecto a las personas privadas de su libertad; estigmatización y exclusión social; invisibilidad social; actitud hacia las minorías; etc. Entre los grupos en situación de vulnerabilidad en detención se pueden destacar: los niños y niñas; las mujeres; las personas LGBTI; las personas con una discapacidad física o mental; las personas extranjeras/migrantes; las minorías étnicas; los pueblos indígenas; las personas mayores; las personas con enfermedades graves, incluyendo a los y las portadoras de VIH; los y las usuarias de drogas, etc. La situación procesal de las personas también puede llevar a situaciones de vulnerabilidad como por ejemplo, los casos relacionados con personas sospechosas y/o acusadas de atentar contra el Estado, personas condenadas a cadena perpetua o delincuentes sexuales. Además, la combinación de los factores personales, contextuales y socioculturales genera situaciones de multivulnerabilidad con riesgos multiplicados, por ejemplo, una niña detenida con trastornos mentales o un detenido homosexual de una minoría étnica. Por todo ello, es importante entender la vulnerabilidad como un concepto dinámico y evolutivo. Frente a esa multiplicidad de factores y situaciones de riesgo, es importante que las autoridades tomen medidas específicas para garantizar que estas personas estén protegidas. En algunos casos, esas situaciones pueden justificar el acceso a servicios particulares, sin que ello constituya un trato especial o una discriminación hacia las demás personas detenidas. Así, una persona con discapacidad privada de su libertad debería beneficiarse de “ajustes razonables”, como por ejemplo, una rampa de acceso (si la persona usa una silla de ruedas) o de un documento sobre sus derechos y deberes disponible en Braille (si la persona tiene una discapacidad en la visión). Es esencial que los órganos de monitoreo integren este análisis en su trabajo y aborden la vulnerabilidad en detención de forma holística, por ejemplo a través de sus recomendaciones. Por razones de tiempo, la presente sesión se limita a algunos grupos en situación de vulnerabilidad (mujeres, personas LGBTI, pueblos indígenas y personas con problemas de salud mental), sobre los que se nos ha sugerido que nos enfoquemos. Sin embargo, esto no significa que otros grupos sean menos importantes. PREGUNTAS ORIENTADORAS PARA LA DISCUSIÓN ¿Qué se ha hecho para concientizar a la opinión pública, las autoridades y las personas trabajando en contextos de privación de libertad sobre las situaciones de vulnerabilidad? ¿Qué más se podría hacer al respecto? ¿Cómo mejorar la implementación de tratados existentes que ponen el foco en grupos en situación de vulnerabilidad (por ejemplo la Convención de Naciones Unidas sobre los derechos de las personas con discapacidad)? ¿Qué medidas normativas a nivel regional se deberían tomar para fortalecer la protección de las personas privadas de su libertad en situación de vulnerabilidad? ¿Qué tipo de cooperación entre autoridades, sociedad civil, medios de comunicación y órganos de monitoreo podría maximizar la protección de esos grupos? ¿Qué rol pueden jugar en esta materia la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y su Relatoría y el SPT? ¿Qué medidas fueron emprendidas por los órganos de monitoreo para asesorar mejor a las personas privadas de su libertad en situación de vulnerabilidad y así brindarles un más alto nivel de protección? 2