El oso negro frenado por la frontera Los osos negros frenados por la frontera Cora Varas E l oso negro (Ursus americanus) ha estado presente en Norteamérica desde hace por lo menos tres millones de años (Wooding y Ward 1997). Históricamente, el oso negro se ha dado en todos los hábitats boscosos de América del Norte, desde la línea arbórea en Alaska y Canadá, hasta Florida y el norte de México (LeCount 1987). Actualmente se les puede encontrar en 32 entidades de Estados Unidos y en todas las provincias y territorios de Canadá, excepto en la Isla del Príncipe Eduardo, y existen registros históricos de osos negros en seis estados de México. Las poblaciones contemporáneas de oso negro están desigualmente distribuidas por Estados Unidos (Servheen et al. 1999) y México (Don-Crider 1995, Varas et al. 2006). En el siglo XX, el oso negro era considerado un impedimento para el desarrollo y para la seguridad de los humanos (Miller 1990). Esta actitud, combinada con la destrucción y la fragmentación de su hábitat y la caza indiscriminada en los siglos XIX y XX (Onorato y Hellgren 2001) han ocasionado que muchas poblaciones fueran eliminadas, sobre todo en el sur de Estados Unidos (Miller 1990). Actualmente, existen reglamentos implementados para manejar y proteger al oso negro; sin embargo, las amenazas por la alteración y fragmentación de su hábitat son especialmente agudas en el sur de Estados Unidos (LeCount 1990). Además, el tráfico ilegal en órganos de oso, sobre todo vesículas, ha originado preocupación por los efectos de la caza furtiva sobre algunas poblaciones de osos (McCracken et al. 1995). 87 Este tráfico fue un motivo importante para incluirlo en el listado de CITES, Apéndice II, implementado en junio 1992 (McCracken et al. 1995). La preocupación por la supervivencia a largo plazo de las poblaciones de oso negro en Arizona (LeCount y Yarchin1990) y México (Sierra Corona et al 2004) está creciendo. Un error en su manejo podría reducir inadvertidamente el tamaño de sus poblaciones; como resultado, podrían tardar muchos años en recuperarse (Miller 1990). Los osos tienen un ciclo de vida largo (>20 años), una madurez reproductiva tardía (la primera cría a los 3-7 años), una tasa reproductiva baja (2 cachorros/2 a 6 años) (LeCount 1982a, 1983), y una inversión parental energéticamente costosa (Kolinosky 1990). En consecuencia, las poblaciones de osos negros se recuperan más lentamente de las bajas que la mayoría de los mamíferos de Norteamérica (Kolinosky 1990). En México, esta especie se halla en peligro (Servheen et al. 1999, Semarnat 2002). Se sabe poco sobre su distribución; no obstante, hay registros de osos negros en los estados de Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Zacatecas y Durango (Sierra-Corona et al. 2005). Su futuro es incierto. Su hábitat se ha reducido a un 30% de su extensión histórica (Pelton et al. 1994) y la información disponible sobre las características de su modo de vida está incompleta. La mayor parte de la información publicada en México sobre ellos viene de Coahuila (Don Crider 1995) y Sonora (Sierra-Corona et al. 2005). Se necesita información adicional sobre esta especie en riesgo para tomar decisiones administrativas coherentes para su protección. El hábitat del oso negro en Arizona y México consiste principalmente en bosques templados de coníferas y deciduas. Estos hábitats se dan en las “islas de montaña” (parajes montañosos con una altura por encima de los 2,000 m) y se encuentran separados por un “mar” de hábitat de desierto y pastizales. Sin embargo, una sola isla de montaña es demasiado pequeña para sostener poblaciones viables de osos negros; estos se desplazan a través las tierras bajas desérticas que separan las islas (LeCount y Yarching 1990). Las tierras bajas con un marcado impacto humano o con barreras, pueden interferir con el movimiento de los osos negros; en consecuencia, estas poblaciones están propensas al aislamiento. Por ejemplo, la creación de un muro impenetrable podría fragmentar la población de osos de Arizona y la de Arizona-México. Las islas de montaña en el suroeste de Estados Unidos forman el Archipiélago Madrense. Esta región única incluye 27 serranías a lo largo de cuatro estados (Arizona y Nuevo México en Estados Unidos, y Sonora y Chihuahua en México). Las comunidades forestales en la región sonorense de las islas de montaña constituían un hábitat continuo hasta hace unos 8,000 o 10,000 años 88 Fauna El oso negro frenado por la frontera (Van Devender 1977). Desde entonces, los parajes boscosos en las montañas se han vuelto relativamente aislados unos de otros. En este hábitat fragmentado del suroeste, los biólogos necesitan saber si los osos negros se desplazan entre las islas de montaña y cómo lo hacen, para que puedan preservar los corredores migratorios que apoyarán la viabilidad de sus poblaciones a largo plazo. Las poblaciones son difíciles de inventariar y monitorear porque los animales se dan en densidades relativamente bajas y son secretivos por naturaleza. Hay una variedad de técnicas que se utilizan para obtener censos de población, estimaciones de movimiento y densidad. Se puede utilizar la observación directa para estimar el tamaño y las tendencias de poblaciones pequeñas, como se hace con los osos grizzlys en los Parques Nacionales de Glacier y Yellowstone (Hayward 1989). Otro procedimiento que se utiliza es el de captura-marcaje-recaptura (Kolenosky 1986) y radio telemetría (Vashon et al. 2003). Una opción recientemente desarrollada, económica y eficiente para obtener estimados poblacionales es el uso de marcadores moleculares. Los marcadores de ADN mitocondrial (mtDNA) proporcionan información sobre el historial evolutivo en línea materna, flujo genético y diversidad genética. Los resultados de estudios de mtDNA pueden utilizarse para inferir la migración femenina y la separación histórica de ancestros maternos. El patrón del mtDNA es sensible a las reducciones en el tamaño de la población pero insensible al flujo genético mediado por machos (Avise et al. 2004). La región de control del mtDNA es polimórfica a nivel intraespecífico y es adecuada para estudios forenses, de variabilidad genética, filogeografía, y la asignación de unidades evolutivas y de manejo. Estudiamos los movimientos de osos negros entre ciertas islas de montaña seleccionadas en México (por ejemplo, Sierra San Luis, al norte de la Sierra Madre Occidental) y en Arizona (Chiricahuas, Huachucas, Pinaleños, Rincons, Catalinas y la región de Four Peaks) usando marcadores moleculares. Los resultados preliminaries indican que el haplotipo más común aparece en las poblaciones de México, Arizona, Nuevo México y las Montañas Rocallosas centrales. Esto indica que los osos de las Montañas Rocallosas del norte, en Arizona y la región fronteriza entre México-Arizona vienen de la misma línea. La parte sur de las tierras fronterizas entre México y Arizona pudieran haber albergado un refugio después del último periodo glaciar, cuando los osos se desplazaron de México hacia las Montañas Rocallosas. Sin embargo, el sentido del movimiento no puede determinarse sólo con nuestra tabla de datos, se requiere de muestras y marcadores adicionales de ADN. Actualmente estamos analizando otra región de ADN mitocondrial y un conjunto 89 de 12 microsatélites de ADN nuclear para obtener mayor resolución. Es muy probable que exista una conexión entre las poblaciones de osos en México y las de Arizona. Esperamos que los análisis adicionales de genes mtDNA y microsatélites proporcionen una mejor resolución con relación a la dirección histórica del movimiento de los osos negros. Un segundo hallazgo indica que los osos negros de las islas de montaña del desierto Sonorense, en la Sierra Madre Occidental no comparten ningún haplotipo con los osos negros de las islas de montaña del desierto Chihuahuense en la frontera entre México y Texas y en Texas. En consecuencia, es posible que las dos poblaciones mexicanas de oso negro sean históricamente independientes, y no parecen haber tenido intercambio genético significativo desde el último periodo glaciar. Esto significaría que hay por lo menos dos linajes diferentes de oso negro cruzando en la frontera entre México y Estados Unidos. Un muro impenetrable frenaría la migración de osos de Estados Unidos hacia México, la cual podría ser la única fuente de migrantes para el oso negro de Sonora, México, que está en peligro de extinción. La conectividad de los hábitats en Estados Unidos y México ha permitido la dispersión de poblaciones fuente en Coahuila, México hacia sub-poblaciones en Texas (Don-Crider y Hellgren 1996, Onorato y Hellgren 2001, Onorato at al. 2004), haciendo posible la viabilidad a largo plazo de la metapoblación en el Parque Nacional de Big Bend. Las acciones de la actual administración estadounidense podrían acabar con este movimiento en ambos sentidos, que es vital para la supervivencia del oso negro. B ibliografía Don-Crider, D. L. 1995. Population characteristics and home range dynamics of a black bear population in northern Coahuila, Mexico. M.S. thesis, Texas A&M University, Texas, EE.UU. LeCount, A. L. 1987. Causes of black bear cub mortality. International Conference on Bear Research and Management 7: 75-82. LeCount, A. L. y J. C. Yarchin. 1990. Black bear habitat use in east central Arizona. Arizona Game and Fish Department Technical Report 4. Miller, S. D. 1990.Population management of bears in North America. International Conference of Bear Research and Management 8: 357-373. Morrison, R. B.1991. Quaternary geology of the southern Basin and Range province. Quaternary Nonglacial Geology: Conterminous U.S. R. B. Morrison. Boulder, Colorado, The Geological Society of America. K-2: 353-371. 90 Fauna El oso negro frenado por la frontera Onorato, D. P., E. C., Hellgren, R. A. Van Den Bussche y D. L. Doan-Crider. 2004. Phylogeography patterns within a metapopulation of black bears (Ursus americanus) en el American Southwest. Journal of Mammalogy 85:140-147. Onorato, D. P. y E. C. Hellgen. 2001. 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Van Devender, T. R. 1977. Holocene Woodlands in the Southwestern Deserts. Science 198: 189-192 Varas, C., C. A. López Gonzáles, J. Ramírez, P. Krausman y M. Culver. 2006. Population structure of black bears in Northern Mexico. Borders, Boundaries and Time Scales. Sixth Conference on Research and Resource Management in the Southwest Deserts. December 2006. Bill Halvorson (ed.). USGS Southwest Biological Science Center, Sonoran Desert Research Station, Tucson, EE.UU. Wooding S., R. Ward. 1997. Phylogeography and Pleistocene Evolution in the North American black bear. Molecular Biology and Evolution 14:1096-1105. 91