Lidiando con las encrucijadas de la vida

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Lidiando con las encrucijadas de la vida
por Bel Cesar - belcesar@ajato.com.br
Traducido por Melissa Park - meishiman@hotmail.com
Cuando la gente llega e la encrucijada,
Mira para un lado y nada,
Mira para el otro es la nada también
Ahí el cielo oscurece
El cielo se desmorona Todo se acaba
Sólo cuando todo está perdido en la vida es que la gente descubre
Que en la vida nunca todo está perdido.
Geraldo Vandré
Algunos momentos de la vida nos colocan delante de posibilidades aún nuevas para nosotros.
Precisamos hacer una travesía, pasar de un nivel al otro, de un estado de cosas conocido a una
situación enteramente diferente.
Algunos de esos pasajes poseen rumbo cierto: de adolescentes nos tornamos adultos, de solteros nos
convertimos en casados, y así por delante. Cada uno, de acuerdo con su personalidad y condiciones,
vive una ruta ya conocida, a pesar de que aún no la ha vivido. En esos momentos, acostumbramos
buscar el ejemplo de otras personas que ya hicieron las mismas travesías para inspirarnos a vivir mejor
esas etapas.
Pero existen pasajes para los cuales no tenemos donde buscar referencias, ellas son realmente inéditas.
Son, de hecho, como encrucijadas: la gente no sabe si va para la derecha o si va para la izquierda, si
“todo” va a terminar bien o si estamos al borde de un descenso vertiginoso en nuestra vida.
En estos momentos, queda claro que tenemos que modificar actitudes y hábitos muy arraigados.
“Cuando estamos en una encrucijada, sin saber para que lado ir, estamos en el prajnaparamita. La
encrucijada es un lugar importante en el entrenamiento del guerrero. Y donde nuestros sólidos puntos de
vista comienzan a disolverse.” Prajnaparamita es la capacidad de desenvolver una visión de la realidad
basada en la ecuanimidad para, entonces, cultivar la perfección de la sabiduría. La ecuanimidad se
refiere a la sabiduría de quedar “en el medio” con respecto a los extremos del sufrimiento.
Debemos cultivar “una mente abierta e inquisitiva, que no se satisfaga con visiones limitadas y
parciales“. “(...) ‘cierto’ es una visión tan extremada como ‘errada’. Ambas bloquean nuestra sabiduría
innata”.
En los momentos de la encrucijada, mientras no sabemos que rumbo una situación va a tomar, la mejor
actitud es percibir, a cada instante, exactamente lo que tenemos a nuestro frente. Si fuéramos
excesivamente optimistas, desconfiaremos intuitivamente de nuestra propia actitud. Si fuéramos
demasiado pesimistas, tendremos una actitud derrotista que podrá perjudicarnos.
El optimismo exagerado nos deja arrogantes y el pesimismo, en sí, nos impide ver la luz al final del túnel.
“Permanecer en el medio nos prepara para encontrar lo desconocido sin temor”.
Cuando estamos acorralados, sin salida, terminamos por cuestionarnos sobre el sentido de nuestras
vidas. Surgen entonces las tres preguntas fundamentales:
Quiénes somos?
De dónde venimos?
Para dónde vamos?
Estas son preguntas frecuentes para aquellos que están concientes de la transitoriedad de la vida.
En general, cuando somos sorprendidos por situaciones que nos hacen reconocer nuestra mortalidad, o
cuando estamos, de hecho, delante de la muerte, responder a esas preguntas nos ayudará a ampliar la
visión sobre quién somos verdaderamente. Del mismo modo, responderlas en los momentos de
encrucijada nos ayudará a ampliar nuestra visión de vida.
Cuando el espacio de tiempo para responder a estas tres preguntas es realmente corto, nuestra primera
mente surge para ayudarnos. La primera mente es nuestra sabiduría intuitiva. Es ella que nos indicará la
salida cuando estamos en una encrucijada.
Lama Gangchen siempre nos dice: “Cuando usted escuche a su primera mente, sígala”. Jeremy
Hayward, discípulo del maestro budista Chogyam Trungpa, nos orienta: “Con excesiva frecuencia despreciamos el primer pensamiento - creemos que es por demás tonto u ofensivo. Tememos de ser
osados para detectar el primero pensamiento y seguirlo. El primero pensamiento puede guiar nuestra
vida cuando confiamos”.
El primer pensamiento es puro porque aún no está contaminado por nuestro hábito de dudar. Él es una
percepción directa del mundo como él es. Por eso, en la Psicología Budista, es llamado como condición
del ahora.
En este sentido, cuando tenemos la percepción correcta de la realidad, practicamos la Primera Noble
Verdad. Pero cuando no queremos que las cosas sean de la forma que se están presentando,
comenzamos a sentir miedo y evitamos mirar de frente. Negamos nuestra primera mente porque ella fue
directa, desnuda y cruda, y gustaríamos de vivir un poco más la esperanza de que las cosas pudiesen
ser de la forma que queríamos que fuesen... Todas las veces que nos apoyamos en una realidad
idealizada, estamos dilatando nuestro proceso de evolución. Perdemos la oportunidad de aprender algo
con aquel desafío del cual hicimos de todo para escapar. En vez de interpretar el sufrimiento como dolor
o castigo, podemos verlo como la oportunidad de superarlo.
Cuando no ponemos en duda nuestra percepción inmediata de la realidad, practicamos la Primera Noble
Verdad: tenemos la percepción correcta de la realidad.
En tanto, saber si estamos listos para encarar el sufrimiento es también un acto de sabiduría. Un dictado
budista dice: “Sólo enfréntese a un enemigo cuando usted esté más fuerte que él. Hasta ese momento,
continúe fortaleciéndose”. Existen momentos en que precisamos aprender a crear espacio entre nosotros
y aquello que nos desafía. Cuando nos damos cuenta de que no somos capaces de lidiar con una
determinada situación, es hora de acumular méritos: energía positiva.
Texto extraído de " El libro de las Emociones- Reflexiones inspiradas en la Psicología del Budismo
Tibetano" ( “O livro das Emoções - Reflexões inspiradas na Psicologia do Budismo Tibetano” ) de Bel
César, Ed. Gaia.
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