DOMINGO XII DEL TIEMPO ORDINARIO AÑO V – nº 239 - 20 / 06 / 2010 Diácono: Liturgia y vida Como sabemos, “Mesías” es la palabra hebrea que significa lo mismo que la palabra “Cristo”, de origen griego, es decir, el “Ungido” de Dios. Los judíos esperaban que Dios les mandara a su Mesías para establecer en Israel el Reino de Dios, un reino que sería universal y eterno. El Mesías tendría poder político, militar y social, de tal modo que su reino sería libre y poderoso. Esto es lo que entendían también por “Mesías” los discípulos de Jesús, incluido Pedro, cuando “tomó la palabra y dijo: -Tú eres el Mesías de Dios”. Cristo llegó también a atribuirse a sí mismo este título de Mesías, cuando a la pregunta de Pilatos “Eres tú el Mesías, el hijo del Dios bendito”, Jesús responde “Lo soy”. ¿Por qué, entonces, Jesús “les prohibió terminantemente decírselo a nadie”? No sabemos con exactitud cuál es la explicación y el alcance del llamado “secreto mesiánico”. Pero bien podría ser que Jesús, que conocía el sentido y significado que Pedro daba a la palabra “Mesías”, no quisiera que sus discípulos le llamaran Mesías, en el sentido que los judíos de su tiempo daban a esta palabra. Jesús era, efectivamente, el Ungido de Dios, el Mesías, pero su reinado no iba a ser ni político, ni militar; su reino iba a ser un reino de santidad y de vida, de justicia, de amor y de paz. Sus armas no iban a ser la espada y la guerra, sino el amor y el servicio. Sus discípulos no iban a ser ministros y jefes de un reino político grande y poderoso, sino ministros, servidores, de un reino de amor y de paz. Por eso, con gran sorpresa para sus discípulos, añade inmediatamente: “El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día”. Los discípulos que quieran seguirle, que no lo hagan pensando en los grandes honores y beneficios que van a tener en esta vida, sino que “el que quiera seguirme que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz cada día y venga conmigo. Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará”. Los discípulos de Jesús tardaron en comprender el verdadero significado del Reino de Dios y el verdadero sentido de las palabras que Jesús les había dicho. Pero después de la resurrección del Señor lo entendieron perfectamente y estuvieron dispuestos a perder su vida por la causa de Jesús, y la perdieron; por eso la salvaron para la vida eterna. Nosotros, los cristianos de este siglo XXI, no tenemos ninguna duda sobre el significado cristiano de la palabra “Mesías” y comprendemos perfectamente las palabras que Jesús dijo a sus discípulos. Pero, ¿actuamos en consecuencia? Debemos reconocer que a lo largo de la historia, los cristianos nos hemos negado muchas veces a cargar con nuestras cruces de cada día y no hemos arriesgado lo suficiente como para perder la vida por causa de Jesús. A la luz de lo que Jesús nos dice hoy en su evangelio, cada uno de nosotros debemos hacer nuestro propio examen de conciencia. Los primeros discípulos de Jesús tardaron en entender, pero entendieron y actuaron en consecuencia. Nosotros entender sí entendemos, pero no siempre actuamos en consecuencia. “Ya no hay distinción entre judíos y gentiles, esclavos y libres, hombres y mujeres, porque todos sois uno en Cristo Jesús”. San Pablo dice esto a los gentiles para que sepan que ellos aunque no sean judíos son tan cristianos como los judíos, porque la fe en Cristo borra todas las fronteras. Ya no es la Ley, ni la circuncisión, lo que nos salva y nos hace cristianos, sino la fe en Cristo. La fe en Cristo es la que nos hace cristianos, seamos hombre o mujer, de una raza, lengua y cultura, o de otra. También esta enseñanza de San Pablo es válida para nosotros hoy. El cristiano es, por definición, católico, es decir, universal; los cristianos no podemos admitir ninguna clase de marginación en nuestra Iglesia, por causa de la lengua, del sexo, de la cultura, o por cualquier otra causa que no sea la única fe en Cristo Jesús. En nuestra Iglesia cabemos todos los que creemos en Cristo Jesús. GABRIEL GONZÁLEZ DEL ESTAL 1 Palabra de Dios PRIMERA LECTURA Lectura del profeta Zacarías Así dice el Señor: -Derramaré sobre la dinastía de David y sobre los habitantes de Jerusalén un espíritu de gracia y de clemencia. Me mirarán a mí, a quien traspasaron, harán llanto como llanto por el hijo único, y llorarán como se llora al primogénito. Aquel día, será grande el luto de Jerusalén, como el luto de HadadRimón en el valle de Meguido. SALMO RESPONSORIAL Sal 62 SEGUNDA LECTURA Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Gálatas Hermanos: Todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús. Los que os habéis incorporado a Cristo por el bautismo, os habéis revestido de Cristo. Ya no hay distinción entre judíos y gentiles, esclavos y libres, hombres y mujeres, porque todos sois uno en Cristo Jesús. Y, si sois de Cristo, sois descendencia de Abrahán y herederos de la promesa. R./ Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío. ¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo; mi alma está sedienta de ti; mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, agostada, sin agua. R./ ¡Cómo te contemplaba en el santuario viendo tu fuerza y tu gloria! Tu gracia vale más que la vida, te alabarán mis labios. R./ Toda mi vida te bendeciré, y alzaré las manos invocándote. Me saciaré como de enjundia y de manteca, y mis labios te alabarán jubilosos. R./ Porque fuiste mi auxilio, y a la sombra de tus alas canto con júbilo; mi alma está unida a ti y tu diestra me sostiene. R./ EVANGELIO Lectura del santo Evangelio según San Lucas Una vez que Jesús estaba orando solo, en presencia de sus discípulos, les preguntó: -¿Quién dice la gente que soy yo? Ellos contestaron: -Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha vuelto a la vida uno de los antiguos profetas. El les preguntó: -Y vosotros, ¿quién decís que soy? Pedro tomó la palabra y dijo: -El Mesías de Dios. El les prohibió terminantemente decírselo a nadie. Y añadió: -El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y letrados, ser ejecutado y resucitar al tercer día. Y, dirigiéndose a todos, dijo: -El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz cada día y se venga conmigo. Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la salvará. LECTURAS DE LA MISA PARA LA SEMANA Lunes Martes Miércoles Jueves Viernes Sábado 2 21 22 23 24 25 26 San Luis Gonzaga Santo Tomás Moro San José Cafasso Natividad de San Juan Bautista Santa Orosia, virgen San Pelayo, mártir 2R 17,5-8.13-15a.18 / Sal 59 / Mt 7,1-5 2R 19,9b-11.14-21.31-35a.36 / Sal 47 / Mt 7,6.12-14 2R 22,8-13; 23,1-3 / Sal 118 / Mt 7,15-20 Is 49,1-6 / Sal 138 / Hch 13,22-26 / Lc 1,57-66.80 2R 25,1-12 / Sal 136 / Mt 8,1-4 Lm 2,2.10-14.18-19 / Sal 73 / Mt 8,5-17 Esta es nuestra fe MEDITACIONES SOBRE EL SACERDOCIO (VI) De la homilía en la misa de clausura del año sacerdotal El sacerdote no es simplemente alguien que detenta un oficio, como aquellos que toda sociedad necesita para que puedan cumplirse en ella ciertas funciones. Por el contrario, el sacerdote hace lo que ningún ser humano puede hacer por sí mismo: pronunciar en nombre de Cristo la palabra de absolución de nuestros pecados, cambiando así, a partir de Dios, la situación de nuestra vida. Pronuncia sobre las ofrendas del pan y el vino las palabras de acción de gracias de Cristo, que son palabras de transustanciación, palabras que lo hacen presente a Él mismo, el Resucitado, su Cuerpo y su Sangre, transformando así los elementos del mundo; son palabras que abren el mundo a Dios y lo unen a Él. Por tanto, el sacerdocio no es un simple «oficio», sino un sacramento: Dios se vale de un hombre con sus limitaciones para estar, a través de él, presente entre los hombres y actuar en su favor. Esta audacia de Dios, que se abandona en las manos de seres humanos; que, aun conociendo nuestras debilidades, considera a los hombres capaces de actuar y presentarse en su lugar, esta audacia de Dios es realmente la mayor grandeza que se oculta en la palabra «sacerdocio». […] Era de esperar que al «enemigo» no le gustara que el sacerdocio brillara de nuevo; él hubiera preferido verlo desaparecer, para que al fin Dios fuera arrojado del mundo. Y así ha ocurrido que, precisamente en este año de alegría por el sacramento del sacerdocio, han salido a la luz los pecados de los sacerdotes, sobre todo el abuso a los pequeños, en el cual el sacerdocio, que lleva a cabo la solicitud de Dios por el bien del hombre, se convierte en lo contrario. También nosotros pedimos perdón insistentemente a Dios y a las personas afectadas, mientras prometemos que queremos hacer todo lo posible para que semejante abuso no vuelva a suceder jamás; que en la admisión al ministerio sacerdotal y en la formación que prepara al mismo haremos todo lo posible para examinar la autenticidad de la vocación; y que queremos acompañar aún más a los sacerdotes en su camino, para que el Señor los proteja y los custodie en las situaciones dolorosas y en los peligros de la vida. […] El más importante de los textos en la liturgia de hoy es el Salmo 23 [22] «El Señor es mi pastor» […] Dios quiere que nosotros como sacerdotes, en un pequeño punto de la historia, compartamos sus preocupaciones por los hombres. Como sacerdotes, queremos ser personas que, en comunión con su amor por los hombres, cuidemos de ellos, les hagamos experimentar en lo concreto esta atención de Dios. […] El pastor muestra el camino correcto a quienes le están confiados. Los precede y guía. Digámoslo de otro modo: el Señor nos muestra cómo se realiza en modo justo nuestro ser hombres. Nos enseña el arte de ser persona. ¿Qué debo hacer para no arruinarme, para no desperdiciar mi vida con la falta de sentido? En efecto, ésta es la pregunta que todo hombre debe plantearse y que sirve para cualquier período de la vida. ¡Cuánta oscuridad hay alrededor de esta pregunta en nuestro tiempo! Siempre vuelve a nuestra mente la palabra de Jesús, que tenía compasión por los hombres, porque estaban como ovejas sin pastor. Vivir con Cristo, seguirlo, esto significa encontrar el sendero justo, para que nuestra vida tenga sentido y para que un día podamos decir: “Sí, vivir ha sido algo bueno”. […] Después viene una palabra referida a la “cañada oscura”, a través de la cual el Señor guía al hombre. El camino de cada uno de nosotros nos llevará un día a la cañada oscura de la muerte, a la que ninguno nos puede acompañar. Y Él estará allí. […]Sin embargo, hablando de la cañada oscura, podemos pensar también en las cañadas oscuras de las tentaciones, del desaliento, de la prueba, que toda persona humana debe atravesar. También en estas cañadas tenebrosas de la vida Él está allí. Señor, en la oscuridad de la tentación, en las horas de la oscuridad, en que todas las luces parecen apagarse, muéstrame que tú estás allí. Ayúdanos a nosotros, sacerdotes, para que podamos estar junto a las personas que en esas noches oscuras nos han sido confiadas, para que podamos mostrarles tu luz. «Tu vara y tu cayado me sosiegan»: el pastor necesita la vara contra las bestias salvajes que quieren atacar el rebaño; contra los salteadores que buscan su botín. Junto a la vara está el cayado, que sostiene y ayuda a atravesar los lugares difíciles. Las dos cosas entran dentro del ministerio de la Iglesia, del ministerio del sacerdote. También la Iglesia debe usar la vara del pastor, la vara con la que protege la fe contra los farsantes, contra las orientaciones que son, en realidad, desorientaciones. En efecto, el uso de la vara puede ser un servicio de amor. Hoy vemos que no se trata de amor, cuando se toleran comportamientos indignos de la vida sacerdotal. Como tampoco se trata de amor si se deja proliferar la herejía, la tergiversación y la destrucción de la fe, como si nosotros inventáramos la fe autónomamente. Como si ya no fuese un don de Dios, la perla preciosa que no dejamos que nos arranquen. Al mismo tiempo, sin embargo, la vara continuamente debe transformarse en el cayado del pastor, cayado que ayude a los hombres a poder caminar por senderos difíciles y seguir a Cristo. BENEDICTO PP. XVI 3 AVISOS Inscripción de Catequesis Horario de Verano Desde el 20 de Junio hasta el 30 de Agosto, el horario de Misas de Verano es: Lunes a Viernes: 10 h. Sábados:11 h. y 20 h. (víspera) Domingos y festivos: 9 h., 10 h. (club social “La Berzosa”), 12 h. y 20 h. El 24 de Junio a las 7 h. salimos 31 niños y adolescentes de la parroquia a hacer el Camino de Santiago. Tenernos en vuestras oraciones Os informamos de que ha comenzado el plazo de inscripción de los nuevos para la catequesis de niños, adolescentes y jóvenes del curso 2010-11, en los horarios del Despacho Parroquial. El Despacho Parroquial abrirá: Jueves de 19,30 h. a 21 h. y Sábados de 11,30 h. a 13h. INTENCIONES DE MISA: DOMINGO 20 LUNES MARTES MIÉRCOLES JUEVES VIERNES SÁBADO DOMINGO 21 22 23 24 25 26 27 09:00 - DIF. FAM. BENDITO CAÑIZARES, ESTEBAN, MARÍA, ARMANDO, PACO; 10:00 La Berzosa - EMILIO 12:00 – POR EL PUEBLO; 20:00 – SALVADOR Gil, HERMELINDA, ALFREDO 10:00 10:00 – ADELINA, ANTONIO, ALFONSO, MARIATE 10:00 – ESPERANZA, MANUEL, MOISES, MARI CRUZ, ALBERTO, JOAQUÍN, ELENA 10:00 – DARÍA 10:00 - MAURICIO, DOLORES, SERAFIN, ENRIQUE, DIF. FAM. GALVAN 11:00 - ; 20:00 - CIDOALDA, FELIPE Mora-Rey 09:00 - DIF. FAM. BENDITO CAÑIZARES, JOSÉ, MANUELA, MIGUEL; 10:00 La Berzosa - EMILIO 12:00 – POR EL PUEBLO; 20:00 – FRANCISCO, ROSARIO, ESTEBAN Para informarse… informarse… LA WEB DE LA DIÓCESIS SE “LAVA LA CARA” Desde el pasado 2 de junio, la Diócesis de Madrid cuenta con un nuevo diseño para su página web. El departamento de Internet del Arzobispado de Madrid lleva meses trabajando para mejorar la imagen y los contenidos de su sitio web, de tal modo que se favorezca el acceso de los fieles y de los sacerdotes a la información y los servicios que esta proporciona. Los que ya conocíais la antigua página, seguiréis encontrando las secciones habituales: La Voz del Cardenal, El Papa On Line, Comentarios a las Lecturas, Oración, Lecturas y santoral de cada día, Asesoramiento Espiritual, Liturgia e Infomadrid, entre otras. Pero también descubriréis nuevos contenidos, como la Guía Diocesana a través de la que se puede acceder a la información de cualquier parroquia de Madrid (también la nuestra de Hoyo de Manzanares), colegios, congregaciones, institutos de Vida Consagrada, Asociaciones y Movimientos, etc. O un calendario con las actividades pastorales programadas en la diócesis, incluso el pronóstico del tiempo en Madrid. A través de la nueva página web se puede tener acceso también a los contenidos e informaciones relativos a la JMJ de Madrid 2011, a los servicios de la Catedral (incluido el Museo Diocesano), al semanario “Alfa y Omega” o al sitio web de la campaña “Por tantos”, entre otros ámbitos. Como novedad, en la parte inferior de la página Web se ofrecen enlaces directos con los e-mails y teléfonos de interés de Delegaciones, Vicarías u otras Instituciones de la Archidiócesis. 4 El nuevo formato resulta mucho más limpio visualmente y más práctico que el anterior y facilita el acceso del usuario a cualquier contenido en el que esté interesado, con un menú horizontal organizado en pestañas y contenidos especiales en los laterales. Por supuesto, se pueden encontrar en la nueva página todos los documentos de nuestro Cardenal, Don Antonio Mª Rouco (catequesis, homilías, cartas y otros mensajes), organizados por categorías. La nueva web www.archimadrid.org se ofrece, pues como una buena herramienta para participar de la vida de la Diócesis y crecer como Iglesia en Madrid.