antropología y mundo funerario en la comarca de els ports

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ANTROPOLOGIA Y MUNDO FUNERARIO EN LA COMARCA DELS PORTS: LA GESTIÓN PATRIMONIAL EN LOS PARQUES EOLICOS DE LAS ZONAS 1, 2 Y 3
Vizcaíno, D (1); Agustí, B (2); Barrachina, A (3); Pérez, R (4); Cabanes, S (5); Cardo, D (6); Vicente, M (7);
Viciach, A (8); Arquer, N (9); Hernández, F.J (10).
(1) EIN Mediterráneo S.L. C/ Jacinto Benavente, nº 26, 2, 46005, Valencia. dvizcaino@einsl.com;
(2) C/ Solivent, nº 13. 17170 Amer, Girona. bagusti@ya.com
(3) Servei d’Investigació Arqueologica i Prehistòrica. Diputació de Castelló. Castelló de la Plana. abarrachina@dipcas.es
(4) NOVERINT Coop. V. C/ Blasco de Alagón, nº 13, 2, 12300, Morella (Castellón). noverint.ramiro@gmail.com
(5) EIN Mediterráneo S.L. C/ Jacinto Benavente, nº 26, 2, 46005, Valencia. sebastiacabanes@gmail.com
(6) EIN Mediterráneo S.L. C/ Jacinto Benavente, nº 26, 2, 46005, Valencia. dcardo@einsl.com
(7) C/Marqués de Caro, nº 4, 5, 46003, Valencia. mvicentega@yahoo.es
(8) C/ La Vall d’Uixó, nº3, 12591, La Llosa (Castellón). annaviciach@yahoo.es
(9) Servei d’Investigació Arqueologica i Prehistòrica. Diputació de Castelló. Castelló de la Plana. neus@ctac.es
(10) EIN Mediterráneo S.L. C/ Jacinto Benavente, nº 26, 2, 46005, Valencia. fhernandez@einsl.com
Resumen
En este articulo presentamos un resumen de los trabajos arqueológicos realizados durante las obras de los parques
eólicos de las zonas 1, 2 y 3 del Plan Eólico Valenciano, donde se han documentado la existencia de tres necrópolis,
un enterramiento infantil bajo el piso de una casa y una cista.
Palabras clave
antropología, inhumación, incineración, necrópolis, Bronce Final, Edad del Hierro
Abstract
In this text we present a summary of the archaeological works made at zones 1, 2 and 3 from the Valencian Aeolian Plan, where we have documented the existence of three necropolis, a child burial under one house floor and
a cist.
Key words
anthropology, inhumation, incineration, necropolis, Final Bronze, Iron Age.
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ANTROPOLOGIA Y MUNDO FUNERARIO EN LA COMARCA DELS PORTS: LA GESTIÓN PATRIMONIAL EN LOS PARQUES
EOLICOS DE LAS ZONAS 1, 2 Y 3
Introducción
Entre los años 2005 y 2006 se han llevado a cabo una
serie de intervenciones arqueológicas en relación con
las obras de construcción de los parques eólicos de las
zonas 1, 2 y 3 del Plan Eólico Valenciano. Como paso
previo a la instalación de los aerogeneradores ha sido
necesaria una amplia labor de recopilación de datos en
la que han participado un numeroso grupo de profesionales, que desde un punto de vista interdisciplinar han llevado a término la prospección, excavación y estudio de
los yacimientos implicados, llegando en último termino
a la excavación en extensión, consolidación y puesta en
valor de aquellos yacimientos más relevantes. Esto ha
supuesto un esfuerzo común entre todas las partes implicadas, tanto desde la empresa promotora, RENOMAR
S.A., como desde EIN S.L. encargada de la realización
de los trabajos; hasta la Conselleria de Cultura y la Dirección General de Patrimonio Cultural Valenciano.
Estas intervenciones han dado como resultado la documentación de un valioso volumen de yacimientos arqueológicos que nos permiten ampliar el conocimiento
que se tiene de la historia de la comarca de Els Ports,
completando ciertos momentos históricos poco conocidos en el área noroeste de la Comunidad Valenciana.
Dentro de este volumen de yacimientos excavados,
se han identificado tres necrópolis, una inhumación
infantil en el interior de un hábitat fortificado y una
cista bajo los niveles de habitación de un asentamiento
romano, que han permitido documentar diversos ritos
funerarios característicos de momentos culturales del
inicio del I milenio arq ANE, más concretamente la
transición entre el Bronce Final y la primera Edad del
Hierro, a excepción del enterramiento en cista localizado en el yacimiento de Cabrillas 2, que por su avanzado estado de deterioro no hemos podido concretar
su cronología. Estos yacimientos son, de norte a sur:
el Mas de Boldó en Morella; Sant Joaquim en Forcall;
Cabrillas 2 en Portell de Morella y la Lloma Comuna
en Castellfort (fig. 1).
En el yacimiento de la Lloma Comuna se documentaron dos tipos diferentes de enterramiento. Por un lado
una necrópolis tumular del Bronce Final, datada entre
el siglo IX-VIII arq ANE, y un enterramiento infantil
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Fig. 1. Localización del área de estudio. Comarca del Ports, Castelló.
bajo el piso de una casa en el hábitat fortificado situado
junto a la necrópolis, aunque este de la Edad del Hierro,
con una cronología del siglo VII arq ANE
Los sondeos realizados en el área de la necrópolis de
la Lloma Comuna permitieron constatar la existencia
de un conjunto funerario muy arrasado, donde observamos la existencia de dos rituales claramente diferenciados: la incineración, por un lado, detectada en
el interior de dos estructuras tumulares semicirculares
con cista central, donde se depositarían los restos, y
por otra parte, la inhumación de un hombre de unos 40
años, situado en las proximidades de una de las cistas
de incineración.
Las dos estructuras tumulares descubiertas están formadas por una cista central de lajas de caliza hincadas
en la tierra. Estas cistas, que albergarían los restos de
los individuos incinerados junto a su ajuar, se rodean
de un conjunto de lajas y piedras amontonadas de diversos tamaños, dándole una morfología semicircular
(fig. 2).
La inhumación, se encuentra parcialmente arrasada a
escasos centímetros de una de las cistas, conserva parte
de la fosa hecha con pequeñas piedras rodeando al indi-
Vizcaíno, D; Agustí, B ; Barrachina, A; Pérez, R; Cabanes, S; Cardo, D;
Vicente, M; Viciach, A; Arquer, N; Hernández, F.J.
Fig. 2. Necrópolis de la LLoma Comuna de
Castellfort. Vista de los túmulos circulares con
cista central, detalle de la inhumación y de algunos objetos asociados a los túmulos. Fotos de
Sebastiá Cabanes.
Fig. 3. Enterramiento infantil en una habitación del recinto fortificado de la Lloma Comuna de
Castellfort. Detalle del inhumado. Fotos de Sebastiá Cabanes y Bibiana Agustí.
viduo enterrado, del que se ha recuperado un pequeño
ajuar de elementos de bronce (fig. 2).
Si bien estamos hablando de una necrópolis asociada al
Bronce Final-Campo de Urnas, cosa que confirman los
materiales recogidos, nos queda la incógnita de comprobar la coexistencia o no de los dos tipos de rituales
en el mismo espacio. De esta manera, el nivel de destrucción generalizado de la necrópolis no nos permite
afirmar al cien por cien el hecho de hallarnos ante un
momento de transición, donde conviven las dos prácticas, en el inicio de los Campos de Urnas, donde se
extiende el ritual de la cremación de los cuerpos en detrimento de la inhumación.
El hábitat fortificado de La Lloma Comuna inicia su historia en la primera mitad del siglo VII arq ANE, se erige
como un importante conjunto arqueológico del Hierro
Antiguo que se reocupa durante el Ibérico Pleno, siglos
más tarde. La impresionante torre que guarda uno de los
accesos al encintado de muralla nos advierte del hecho de
hallarnos ante un complejo defensivo de enorme interés,
tanto por sus elementos estructurales, como por el registro
material recuperado en las excavaciones realizadas.
Dentro de todo este conjunto de restos documentados
destaca el hallazgo de una inhumación infantil en una
de las estancias interiores de la fortificación en los niveles del Hierro Antiguo con cerámicas a mano, cuestión que nos conduce a hablar de uno de los rituales de
enterramiento más interesantes del I milenio. La localización del cadáver de un niño de unos 3 meses bajo
un pavimento de losas de piedra caliza es una práctica
conocida en el interior de las viviendas (fig. 3).
Este ritual se atribuye a los individuos fallecidos por muerte natural antes de alcanzar el rango de pleno derecho del
grupo, es decir, antes de someterse a un rito iniciático. La
práctica funeraria dentro del ámbito doméstico no es algo
extraño en el mundo preibérico ya que está documentado
desde el Bronce Final hasta época romana en numerosos
yacimientos, aunque alcanza su máximo uso durante el
Ibérico Pleno. Estas prácticas de inhumaciones infantiles
que abarcan desde fetos hasta niños de medio año de vida
se han documentado fundamentalmente en la zona catalana-valenciana hasta Murcia, penetrando en la cuenca del
Ebro por el Bajo Aragón y valle medio del Ebro, dispersión que coincide con el sustrato cultural de los Campos
de Urnas común a estas áreas.
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EOLICOS DE LAS ZONAS 1, 2 Y 3
Fig. 4. Necrópolis de Mas de Boldó de Morella. Plano de la dispersión de los túmulos y detalles de la estructura cuadrangular excavada. Fotos de
David Cardo.
En la Necrópolis de incineración del Mas de Boldó durante
las labores de prospección se detectaron al menos 9 estructuras en superficie que a priori identificamos como túmulos. Estas estructuras se trataban de amontonamientos de
piedras asociadas a alguna alineación circular, así como alineaciones de piedras que conformaban esquinas. Al norte
de estas estructuras documentamos además una alineación
de piedras y bloques a modo de cierre de la necrópolis diferenciando este espacio de la zona habitacional.
Se decidió realizar en una de estas alineaciones un sondeo en el que se documentó una cámara funeraria de
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planta cuadrada, con unas dimensiones de unos 2,75
por 2,66 metros y orientación noreste suroeste. Los muros se asentaban directamente sobre la roca madre. En
su interior se documentó un relleno en el que aparecían
abundantes cenizas y fragmentos de hueso quemado,
y arrinconado en una esquina un depósito de una urna
funeraria de cerámica hecha a mano muy fragmentada
con la incineración dentro (fig. 4).
En el exterior de la misma se documentaron dos loculi adosados a las paredes de la cámara funeraria en
sus caras noreste y noroeste. Junto a las incineraciones
Vizcaíno, D; Agustí, B ; Barrachina, A; Pérez, R; Cabanes, S; Cardo, D;
Vicente, M; Viciach, A; Arquer, N; Hernández, F.J.
Fig. 5. Necrópolis de Sant Joaquim de Forcall. Vista general. Fotos de Ramiro Pérez.
de ambos loculi se recuperaron elementos de bronce a
modo de ajuar. Por último señalar que presentan escasa
profundidad, dando la sensación de que fueron depositados junto a la cámara sin realizar ninguna preparación del terreno. Su adscripción cultural corresponde
al Hierro Antiguo, con una cronología del siglo VII-VI
arq ANE.
depositados los restos incinerados de al menos noventa
individuos, siendo utilizada durante los siglos VII y VI
arq ANE. De los restos funerarios recuperados destacan las cerámicas, mayoritariamente hechas a mano,
entre las que encontramos urnas funerarias y vasos de
ajuar, así como la importante colección de bronces que
nos muestran diversos elementos de adorno personal.
La necrópolis de Sant Joaquim fue la única excavada
casi totalmente, permitiendo documentar veinte túmulos circulares, siete cámaras funerarias cuadradas, y
veinte loculi o depósitos funerarios, en los que fueron
Un estudio espacial de este conjunto funerario nos deja
entrever una distribución donde los túmulos circulares
ocupan la mayoría del espacio y simbólicamente las posiciones más destacadas, es decir, el espacio central y
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EOLICOS DE LAS ZONAS 1, 2 Y 3
la delimitación externa de la necrópolis. El túmulo central entorno al que se organiza el resto de estructuras,
presenta un mayor tamaño y monumentalidad, ya que
cuenta con una anillo exterior que lo realza, lo que implica una inversión de trabajo mucho mayor que en el
resto de túmulos, además cuenta con más espacio libre a
su alrededor y presenta una equidistancia con respecto al
resto de túmulos. Las cámaras funerarias presentan una
entidad y monumentalidad mucho menor, ocupando los
espacios entre los túmulos circulares (fig. 5).
La necrópolis de Sant Joaquim se enmarca dentro del
mundo funerario de las necrópolis tumulares del valle
medio del Ebro y más concretamente dentro del grupo
del Bajo Aragón, aunque con características propias
como son, por un lado la presencia de las cámaras funerarias, hasta el momento sin paralelos claros, con
una excepción, la de la estructura documentada en la
necrópolis del Mas de Boldó, en las proximidades de
este conjunto funerario; y por otro, la evidente planificación espacial en la construcción de los monumentos
funerarios.
Cámaras funerarias: son estructuras de planta cuadrangular, construidas con muros de mampostería a doble
cara, realizadas con bloques y lajas de distinto tamaño trabados entre sí con barro. Las estructuras mejor
conservadas presentan un vano de entrada en forma
de escalón o umbral realizado con lajas. En el espacio
interior, encontramos pavimentos realizados con losas
planas dispuestas horizontalmente a modo de enlosado
o con margas compactadas. Las paredes interiores se
encontraban recubiertas por un enlucido de barro. Estarían rematadas por una cubierta formada por losas
planas, utilizando como elementos sustentantes viguetas de juniperus, sabina o enebro, a tenor de los resultados obtenidos en los estudios antracológicos.
Túmulos circulares: Los túmulos eran construidos a
partir de la delimitación que ofrece el anillo exterior,
realizado con bloques y lajas de roca calcárea local,
dispuestos de forma regular, de manera que el resultado final presenta un muro a cara vista de buena factura. En su parte interna la construcción se completa,
con grandes bloques adosados al anillo, con una clara
funcionalidad constructiva, y diferentes niveles de
tierra y cascote. La estructura funeraria se realizaría
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alzando simultáneamente la cara vista del anillo y colocando por la parte interna grandes bloques adosados
a éste, junto con los diferentes niveles de relleno. Probablemente sobre los túmulos circulares se situaría un
encachado tumular cubriendo los restos funerarios,
formado por cascote, tierra y grandes bloques. Aunque
algunos presentan una cista excéntrica integrada o una
cista en la parte superior.
Cistas: Las cistas documentadas en la Necrópolis de
Sant Joaquim, están formadas por lajas o bloques que
delimitan un espacio en el que fueron depositados restos humanos incinerados. En total tan sólo se han localizado tres cistas, sin que ninguna de ellas se haya
conservado al completo, destacando los problemas de
conservación que presentan.
Loculi o depósitos funerarios: son pequeñas estructuras
negativas excavadas en el nivel de uso de la necrópolis,
siempre localizados alrededor de los túmulos circulares, incluso la mayoría de ellos se apoyan en la pared
exterior de éstos. Habitualmente presentan formas circulares o elípticas y en algunos casos la escasa potencia del nivel de uso, hace que los loculi apenas tengan
profundidad y adquieran formas alargadas, siempre
ajustándose a las paredes externas de los túmulos circulares.
En una fase más antigua que las estructuras excavadas
del hábitat rural de época romana altoimperial documentado en Cabrillas 2, se identificaron los restos de
una cista muy arrasada y expoliada por la construcción
posterior del hábitat. La cista está realizada con grandes bloques de piedra caliza exógenos y dispuestos en
vertical, y conserva apenas la parte distal de la misma
debido al expolio. Los restos humanos se encontraban
muy removidos, ya que dentro de la cista sólo quedaban fragmentos de algunos huesos largos, localizándose gran parte de los huesos del individuo en el exterior
de la misma. Por último, indicar que no se documentaron restos materiales asociados que permitieran una
datación del mismo.
Como ya se ha indicado, su cronología no está bien definida por falta de datos precisos. Sin embargo, podemos establecer una cronología relativa para el mismo
en base a los datos de que disponemos. Así el rito de in-
Vizcaíno, D; Agustí, B ; Barrachina, A; Pérez, R; Cabanes, S; Cardo, D;
Vicente, M; Viciach, A; Arquer, N; Hernández, F.J.
humación en cista, en esta comarca, es propio de época
neolítica, Edad del Bronce o romana, quedando descartados el Hierro Antiguo y la época Ibérica, ya que
en este periodo el rito más común es la incineración,
sirviéndose de la inhumación para los restos infantiles
Ajuares: contenedores funerarios, vasos de ofrenda
y objetos personales
Los vestigios que encontramos en las citadas necrópolis son principalmente recipientes cerámicos y objetos
metálicos. Siendo lo más abundante con diferencia
las cerámicas, las cuales responden básicamente a los
contenedores de los restos incinerados o a los vasos
denominados de ofrenda con los que en ocasiones y a
partir de determinadas épocas se acompañan las urnas.
En el estudio de las características de los componentes
de las cerámicas, estas se determinaron mediante un
examen organoléptico del conjunto, sin la realización
de pruebas analíticas ni el estudio de lámina delgada
por lo que las observaciones realizadas son susceptibles de modificación.
posterior a la cocción, que puede ser parcial o total,
interno o externo a la vez o sólo aplicado en una de
las dos superficies. En ningún caso desarrollan motivos
pictóricos. Sólo en unos pocos ejemplares se ha podido
documentar una aplicación de grafito, sobre la que en
los casos más excepcionales de conservación se observa la aplicación del engobe rojo u ocre. Los elementos
aplicados son muy escasos, aunque encontramos asas
y pequeños apliques perforados; mamelones irregulares; series de pequeños verdugones corridos; cordones
generalmente decorados con impresiones circulares o
lisos. Las decoraciones son escasas en general siendo
las más comunes las acanaladas, que sobre todo están
bien representadas en la Lloma Comuna, y las incisiones e impresiones, que las encontramos sobre todo en
el borde.
En líneas generales podemos decir que la arcilla utilizada es de procedencia local y está bastante depurada
y trabajada, a excepción de cinco fragmentos que son
de origen exógeno, en concreto de producción fenicia.
Las partículas de desgrasantes en las cerámicas a mano
son principalmente de cuarzo (de menos de un milímetro) y de caliza (pueden llegar a tener cinco milímetros de grosor). En ocasiones se incluyen puntos rojos
y negros. Mientras que en las cerámicas a torno es el
cuarzo muy fino el principal componente, y en ocasiones encontramos la presencia de puntos negros, rojos
y blancos (caliza), en diferentes combinaciones. Las
cocciones de los vasos en general son reductoras en las
cerámicas fabricadas a mano, aunque también hay un
porcentaje importante de cocciones mixtas (oxidantesreductoras) y oxidantes. Mientras que en las realizadas
a torno son siempre oxidantes. Los tratamientos de superficie en las cerámicas a mano son principalmente
alisados o bruñidos (las groseras son en extremo minoritarias). Mientras que en las realizadas a torno la superficie esta alisada y suelen tener un tacto harinoso.
La más antigua de las tres necrópolis es la de la LLoma
Comuna (fig. 2), donde se localizaron dos túmulos circulares con cista central. El primero de ellos se localizo
en el sondeo 1, en él los objetos cerámicos recuperados
estaban muy fragmentados, no obstante la tipología y
la decoración acanalada que presentan nos sitúan en el
Bronce Final III, entorno a los siglos IX-VIII arq ANE.
El morfotipo que se documenta en los cuatro fragmentos decorados lo relacionamos con la forma 8, tipo 6A,
del Pic dels Corbs de Sagunt (Barrachina, 2004, fig.
114-115). Uno de ellos corresponde al tercio superior
del recipiente, aunque le falta el borde, con un motivo
compuesto por líneas horizontales bajo la que se desarrollaría otra banda con líneas oblicuas. El segundo
fragmento también corresponde al tercio superior del
recipiente, e igualmente le falta el borde. En este caso
presenta doble línea acanalada bajo la que se desarrolla
una banda con triángulos rellenos de líneas. El tercer
fragmento corresponde al tercio medio del recipiente,
presentando una panza muy marcada. Presenta líneas
horizontales y oblicuas entrelazadas. El último de todos se corresponde con tres fragmentos de cuerpo, posiblemente del tercio superior al que le falta el borde,
en el que se intuyen una serie de líneas paralelas suaves
y separadas de acanaladuras. La cerámica estaba acompañada de cinco objetos anulares cerrados fabricados
en bronce, tres de los cuales son cuentas de collar.
Un porcentaje bastante amplio presentan una aplicación de engobe rojo, ocre o marrón en la superficie,
El segundo túmulo se localizó en el sondeo 7, el cual
aporto un conjunto de cerámicas menos numerosas,
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EOLICOS DE LAS ZONAS 1, 2 Y 3
pero que muestran las mismas decoraciones acanaladas
descritas. Aunque aquí lo que aporta mayor información son dos puntas de fecha de bronce de hoja ancha
triangular con aletas y pedúnculo. Ambas corresponden al tipo C1 de Ruiz Zapatero, fechándose entre los
siglos IX-VIII arq ANE (Ruiz Zapatero, 1983, 934).
De cronología posterior, pues inician su uso dentro
del siglo VII arq ANE, son las necrópolis de Mas de
Boldó (fig. 4) y Sant Joaquín (fig. 5), que consideramos contemporáneas, presentando ambas túmulos de
estructura circular y de estructura cuadrada. De las dos
la que ha sido excavada más ampliamente es Sant Joaquím, por lo que el estudio de su conjunto cerámico y
metálico nos da una información bastante completa de
la misma, constituyéndose por ello como el punto de
referencia para los sucesivos estudios que se realicen
en la comarca y áreas limítrofes.
(260 fragmentos, entre los que se han identificado siete
recipientes diferentes) y la estructura E9 (194 fragmentos, entre los que se han identificado cinco recipientes
diferentes), pero en un estado de alta fragmentación en
el que predominan los pedazos sin forma y sin relación,
por lo que aquellos que han podido ser identificados
son de tamaño pequeño y escaso desarrollo del perfil.
Por otro las que presentan cista excéntrica y contienen
una o varias urnas funerarias. Mientras que los objetos
metálicos suelen ser más numerosos en los loculi adosados a las estructuras circulares de ambos tipos.
Veamos primero un resumen de los diferentes perfiles
cerámicos agrupados en tipos. Del 1 al 8 se describen
las urnas realizadas a mano; el 9 corresponde a las tapaderas; del 10 al 13 se describen los vasos pequeños
posiblemente relacionados con ofrendas; del 14 al 19
los vasos realizados a torno (fig. 6).
Los recipientes funerarios y vasos de ofrendas de la
necrópolis de San Joaquín han mostrado un porcentaje
de conservación elevado (aunque fueron recuperados
en un estado de alta fragmentación, con un total de
16.000 fragmentos), lo que nos ha permitido reunir un
amplio conjunto de formas en su mayoría realizadas a
mano, aunque también hemos podido documentar algunas formas posiblemente hechas a torno lento y un
reducido, pero significativo número realizado a torno.
Además de la cerámica también se recuperaron un
abundante conjunto de objetos metálicos, fabricados
principalmente en bronce y hierro, así como algunas
cuentas de pasta vítrea amarilla de pequeño tamaño.
El tipo 1 es un vaso de cuello cilíndrico con el borde
exvasado y el labio plano, panza elíptica y pie anillado
alto. Sobre el hombro o al inicio del cuello suelen llevar dos pequeñas asas o apliques perforados de sección rectangular, troncocónica o cuadrada. Los tipos 2
y 3 presentan variaciones en la orientación del cuello
y borde, pero en esencia muestran las mismas características morfológicas que el tipo 1. Sus paralelos los
encontramos en el Guadalope, y en el alto y medio
Ebro, con una cronología entre los siglos VII-VI arq
ANE. Son los tipos más numerosos porcentualmente.
A este grupo pertenece la urna documentada en el Mas
de Boldó.
La distribución de los materiales en los túmulos se
realiza de forma diferenciada. Es decir, las estructuras
cuadradas, denominadas cámaras funerarias contienen
en su interior un número variable de recipientes con el
perfil generalmente bien conservado, excepto la estructura E22 que sólo contenía tres fragmentos. Su interés
reside en el hecho de que a priori forman conjuntos
cerrados que, al menos en el momento de su amortización, estaban todos juntos. En las estructuras circulares
se observan dos tipos de construcción, por un lado las
circulares macizas, algunas de las cuales fueron excavadas recogiéndose cantidades variables de cerámica,
como la E3 (317 fragmentos, entre los que se han identificado trece recipientes diferentes), la estructura E4
El tipo 4 es un Vaso de largo borde exvasado recto que
da paso a una panza elíptica horizontal unida a un pie
anillado elevado. En la unión del borde y la panza lleva
dos pequeñas asas. Sus paralelos los encontramos ampliamente extendidos desde cuenca del Segre-Cinca
hasta tierra del Maestrazgo castellonense. Porcentualmente son menos numerosas que las anteriores.
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El tipo 5 es un único vaso abierto de grandes dimensiones, con un borde exvasado de labio plano y una panza
muy marcada que lleva a un falso pie anillado. Lleva
dos asas macizas, cuadradas y perforadas, y está decorado con un fino cordón aplicado liso que desarrolla un
motivo en zigzag. El tipo 6 es también un gran vaso de
Vizcaíno, D; Agustí, B ; Barrachina, A; Pérez, R; Cabanes, S; Cardo, D;
Vicente, M; Viciach, A; Arquer, N; Hernández, F.J.
Fig. 6. Tipología de las urnas localizadas en la necrópolis de Sant Joaquim de Forcall.
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EOLICOS DE LAS ZONAS 1, 2 Y 3
largo borde exvasado y panza carenada, que presenta
una decoración de pequeños botones aplicados colocados uno junto a otro.
El tipo 7 es un vaso de perfil sencillo en forma de cilindro que en la parte superior lleva una pequeña asa
horizontal de sección cuadrangular. La parte posterior
de la base presenta cuatro apliques plásticos de sección
rectangular que se unen formando una cruz que soportaría el peso de la pieza. Pieza excepcional y única,
asociada a una tapadera, tiene sus paralelos en el Torrello d’Almassora (Clausell, 2002, 64, 80) y Alto de la
Cruz de Navarra (Maluquer et al., 1990, 12D, pp.80),
en su nivel PIIb, con una cronología entre el 650-550
arq ANE, según Ruiz Zapatero (Ruiz Zapatero, 1983,
fig. 176).
El tipo 8 es un vaso de perfil en S de cuerpo ovoideo terminando en una base plana con el talón bien marcado.
En la parte alta de la panza lleva un cordón aplicado de
buena factura, con impresiones circulares internas bastante regulares. En la parte externa del labio lleva incisiones oblicuas no muy profundas. Esta es una forma
más ampliamente representada en los poblados de esta
época, que en la necrópolis de Sant Joaquim sólo tiene
dos ejemplares.
Las tapaderas documentadas presentan una alta variación en sus formas, desde los perfiles planos con
el borde sin diferenciar y el labio redondeado (9A), o
con el borde biselado hacia fuera y un asa central (9B);
pasando por los cóncavos con dos agujeros de suspensión (9C); los de perfil sencillo con pomo de prensión
central (9D); hasta las de perfil sencillo con decoración
compleja de cordones curvos (9E).
Los pequeños recipientes o vasos de ofrenda no son
muy numerosos y escasamente repetidos, algunos reproducen formas de las urnas, como es el caso del tipo
10, cuyos paralelos los encontramos en San Jaume Mas
d’en Serrans, con una cronología de mediados siglo VII
y primer cuarto siglo VI arq ANE (García, 2005, fig.
5c). El tipo 11, que recoge tres morfotipos diferentes
podría definirse como vasos de perfil en S con el borde
diferenciado. Mientras que el tipo 12 recoge varios recipientes que en líneas generales podrían denominarse
vasos de perfil en S de borde sin diferenciar. Para estos
170
últimos hemos encontrados paralelos en la necrópolis
del Coll del Moro de Gandesa, en el sector Calars, vaso
C9.2, y en el sector Maries, vaso M16, fechados entre
mediados del siglo VII e inicios del siglo VI arq ANE,
para el tipo 12A; y en el sector Teular, vaso T12.3, de
inicios del siglo VI arq ANE para el tipo 12B (Rafel,
1991). Cerrando el grupo de los vasos realizados a
mano esta es tipo 13 que recoge los recipientes de perfil
abierto, con paralelos igualmente en el Coll del Moro,
sector Maries, vasos M26.1 y M23.2,.para el tipo 13B,
y datados en el primer cuarto del siglo VI arq ANE.
Los tipos 14 a 19 son los que están fabricados a torno.
Estos podrían dividirse en dos grandes conjuntos. Por
un lado los que parecen derivar de tipos fenicios, bien
sea del pithos caso del tipo 14; ser una reinterpretación
de la urna tipo cruz del negro caso del tipo 15; o los
tipos 16 y 17, para los que conocemos un paralelo en
la necrópolis del Coll del Moro, sector Maries (Rafel,
1991, M9.2 y M9.3) que Nuria Rafel relaciona con vasos localizados en Peña Negra e interpretados como
evolución de los tipos anfóricos fenicios por González
Prats datándose en el segundo y tercer cuarto del siglo
VI arq ANE. Por otro lado los tipos 18 y 19, más próximos a las tinajas ovoideas del mundo ibérico, podrían
evolucionar a partir de prototipos que imitan pithoi fenicios desde 575-550 arq ANE.
Entre los objetos metálicos los más numerosos son los
fabricados en bronce. Mientras que el hierro es realmente muy escaso, limitándose a un objeto y siete fragmentos indeterminados de hierro.
Entre las piezas y fragmentos de bronce se diferencian
varios tipos de objetos, siendo los más numerosos los
brazaletes y pulseras, que también están presentes en
la incineración de Mas de Boldó. En ocasiones las encontramos formando un amasijo a causa de la acción
del fuego, pero no es la norma. Las secciones son muy
variadas: planoconvexa, rectangular, cuadrangular,
circular, triangular, de tiras múltiples rectangulares o
cuadrangulares. En ocasiones llevan decoración incisa
geométrica de motivos simples o complejos. Aunque la
norma es que sean lisos. Siendo de destacar un conjunto
de cuentas de piedra, dos bitroncocónicas y una cilíndrica, y varias cuentas de vidrio amarillas, todas ellas
engarzadas en un hilo de bronce.
Vizcaíno, D; Agustí, B ; Barrachina, A; Pérez, R; Cabanes, S; Cardo, D;
Vicente, M; Viciach, A; Arquer, N; Hernández, F.J.
El segundo conjunto en importancia son los objetos
circulares cerrados, y en ocasiones abiertos, con diámetros muy variados. Así vemos desde tamaños pequeños, hasta los muy pequeños relacionados con cuentas de collar, o los grandes. Con diversas funciones.
Dentro del mismo concepto formal están los colgantes
en forma de ocho, que también responden a funciones
diferentes. Destacan en el conjunto un pendiente amorcillado con conos huecos o tulipas de los que conserva
tres. Tulipas iguales las encontramos en oro el tesoro
de Aliseda, datado entre los siglos VII y VI arq ANE
(Almagro Gorbea, 1986, número 186, pp. 170; LXIII),
y en plata en el Coll del Moro de serra d’Almos de
Tivisa (Cela et al., 1999, fig. 8, 16).
Finalmente los otros objetos a destacar son una fíbula
de doble resorte con el puente decorado con una incisión central en zig-zag, delimitado por dos líneas paralelas realizadas por troquelado denominado de “grenetti”. Tipo 3B de Argente, fechadas desde el siglo VI
y casi todo el V arq ANE. Mejor paralelo en necrópolis
de Almaluez, Soria, a la que se da una cronología de
525 arq ANE. Así como las agujas de vástago liso o
helicoidal, aunque algunas se consideran como colgantes. Los paralelos los encontramos en el alto Ebro, La
Hoya, Peña del Oro, Castro del Castillo de Henayo,
Cogotas y las Paradejas.
Los datos del estudio antropológico
Para el estudio antropológico de Sant Joaquim hemos
acudido al registro de los elementos a tres niveles:
• Identificación de sectores, cuantificación y peso, registrados en una hoja Excel diseñada para este tipo
de material (Duday et al. 2000) y adaptada a nuestra
muestra.
• Descripción detallada y registro fotográfico de los
elementos que revisten un interés específico.
• Al final de la hoja se registran observaciones cualitativas en relación al aspecto de los restos; del mismo
modo se registra la presencia de otros objetos (fragmentos de cerámica, conchas, carbón vegetal, etc.) y
de elementos faunísticos.
Este registro nos permite obtener información antropológica básica (NMI, datos morfológicos, edad, género
en algunos casos, estado sanitario) así como algunos
rasgos acerca de la trayectoria –ritual y tafonómicade cada depósito: su naturaleza, temperatura de combustión, recolección específica de huesos y dientes
de la pira, presencia de objetos personales u ofrendas
acompañando al cadáver, así como su interpretación en
relación a la cronología interna de su colocación. Del
mismo modo se advierte la intervención de factores
geológicos que han producido coloraciones sobre el
tejido óseo por contaminación, adherencias de concreción calcárea, deterioro de los tejidos por la disolución
de ácidos de raíces vegetales, por la acción del agua o
su erosión por permanencia a la intemperie.
El tratamiento funerario para todos los depósitos ha
sido la combustión del cadáver hasta reducirlo a un
pequeño volumen de fragmentos mineralizados y calcinados. Se trata de depósitos individuales, excepto en
cuatro casos en los que se han identificado un mayor
número individuos, en los depósitos realizados en estructuras; el caso excepcional de más de un individuo
en una concentración (CO28) no es significativo dado
su carácter inespecífico a nivel espacial. La presencia
frecuente de elementos dentarios y esqueléticos periféricos de manos y pies aparece asociada y se da en
todos los tipos de depósitos, y sugiere la interpretación
de una recogida muy meticulosa de los restos humanos
de la pira, seleccionando elementos de muy poca talla,
difíciles de percibir entre los restos de la combustión.
Transformaciones tafonómicas como la erosión o la
contaminación mineral indican que algunos de los
conjuntos estuvieron sometidos a condiciones de intemperie (erosión grave en los elementos del D19) o
en contacto con elementos minerales como el cobre o
el engobe de la cerámica, que añadieron tonalidades
verdosas o rojizas al tejido esquelético.
El análisis antropológico ha calculado un NMI de 90
individuos a partir de conjuntos esqueléticos. Se trata
de una mayoría de individuos adultos y/o adolescentes
con talla adulta. Sobresale del perfil (gráfico 1) un individuo infantil menor de 12 meses (CO14), de dos adolescentes entre 12-15 años (CO56, ES15), otro de 1518 años (CO54) y de dos individuos entre 18-20 años
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ANTROPOLOGIA Y MUNDO FUNERARIO EN LA COMARCA DELS PORTS: LA GESTIÓN PATRIMONIAL EN LOS PARQUES
EOLICOS DE LAS ZONAS 1, 2 Y 3
Gráfico. 1. Distribución de la población procedente de Sant Joaquim de la Menarella en clases de edad y morfología robusta/gràcil.
(CO39, ES12), determinados a partir de distintos parámetros de osificación. Un grupo de 15 adultos (ES19,
ES22, ES25, D6, D7, D8, D17, D20, CO42, CO44,
CO45, CO52, CO60, CO63, CO65) ha sido clasificado
en el estadio de edad maduro a partir del estado avanzado de obliteración de las suturas craneales o de la
presencia de lesiones leves a nivel de la articulación de
distintos elementos vertebrales.
Ningún individuo ha proporcionado información suficientemente fiable para el diagnóstico sexual, excepto
un marcador coxal femenino en la ES15, lo cual resulta
casi normal en el estudio de las incineraciones. No obstante, la observación de rasgos morfológicos de robustez a partir del volumen óseo y de las huellas de las
inserciones musculares en el tejido óseo permite hablar
de dos individuos gráciles y diez robustos, observación
que podría tener relación con una distribución de los
individuos a nivel sexual.
Se han registrado puntuales observaciones patológicas.
Entre ellas destacan las concernientes a la degeneración articular o artrosis, visible especialmente en el
sector torácico de siete individuos, y algunos traumatismos de carácter leve, como por ejemplo una lesión
172
entesopática a nivel de la cabeza fibular o una cavidad
causada por un nódulo de Schmörl en un cuerpo vertebral lumbar.
Un solo caso de cribra orbitalia se localiza en un techo
orbitario infantil en la ES15. Este tipo de lesiones se
asocia a niveles deficitarios de hierro en sangre y se
interpreta a menudo como un marcador de anemias ferropénicas.
Asimismo, la observación de lesiones de origen ritual
se hace más compleja en material quemado y fragmentado que en restos óseos inhumados. Sin embargo, debemos tener en cuenta el factor positivo de conservación que contiene el material quemado; y es que, una
vez transformado por la combustión y mineralizado, el
hueso resulta bastante invulnerable al entorno en el que
es depositado. Por ello, un solo fragmento craneal ha
bastado para reconocer una lesión realizada sobre la
tabla externa del cráneo:
Según nuestra opinión, merece especial atención un
caso de posible trepanación en hueso parietal (extremo
en bisel) de CO17 (fig.7). Se trata de un fragmento craneal parietal de pequeñas dimensiones (3 x 2 cm) y forma trapezoidal, correspondiente a un individuo adulto
Vizcaíno, D; Agustí, B ; Barrachina, A; Pérez, R; Cabanes, S; Cardo, D;
Vicente, M; Viciach, A; Arquer, N; Hernández, F.J. Fig. 7. Fragmento craneal patológico procedente de Sant Joaquim de la Menarella, con línea de fractura en ángulo y borde en bisel compatible con
traumatismo o trepanación: a.- tabla externa, b. tabla interna.
entre 20-40 años, robusto y con un estado óptimo de
calcificación. En su aspecto llama la atención una lesión consolidada compatible con una trepanación, localizada en uno de los bordes, de unos 2 cm, con una
morfología angular obtusa y sección en bisel. Este tipo
de bisel es habitual en casos de trepanación con supervivencia prolongada. El borde perpendicular al de
la lesión conserva un tramo sutural que podría corresponder a la sutura sagital o a la coronal. El fragmento
es muy pequeño para poder demostrar la manipulación
pero parece interesante anotar su presencia.
En la necrópolis de Sant Joaquim la sobrerepresentación del sector craneal en relación a los postcraneales
es la pauta de representación anatómica más frecuente
(Agustí et al., en prensa) (Agustí, 2006) y suele interpretarse como un comportamiento propio de la recolección selectiva del material esquelético del ustrinum
o una acción negligente por parte de los operadores funerarios, lo cual parece improbable en esta necrópolis.
En los depósitos en loculi (D), urnas (U), cistas y estructuras (ES), que ofrecen un espacio más delimitado
que las concentraciones (CO), se ha analizado la relación numérica entre elementos dentarios, carpo/tarso,
metápodos y falanges. El resultado indica que existe
una asociación directa entre la presencia de elementos dentarios y elementos periféricos (manos y pies),
de manera que cuando se identifican dientes también
suelen identificarse elementos de manos y pies y, si el
número de dientes aumenta, aumenta también el número de falanges o elementos de carpo y tarso. La explicación para este hecho debe buscarse en una misma
técnica de recogida de la pira, con una dedicación más
o menos precisa que se invierte en todo el depósito. No
se pueden establecer diferencias de tratamiento según
género ni edad en relación a este comportamiento.
El peso medio calculado por cada conjunto es de 491,77
g. Se trata de conjuntos procedentes de estructuras y de
una sola concentración, la CO28. Cuatro de los conjuntos corresponden a un NMI superior a 1.
La presencia mayoritaria de pequeños conjuntos coincide en gran medida con las observaciones realizadas
en otras series de Castelló (Agustí et al., en prensa) y
Catalunya (Agustí, 2006), mientras que difieren de necrópolis de referencia del sur de Francia (la Gourjade)
(Duday et al., 2000) o de los depósitos estudiados de
Milmanda (Agustí et al., en prensa), en las que el peso
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EOLICOS DE LAS ZONAS 1, 2 Y 3
medio se calcula entorno a los 670 y 714 g respectivamente, y del resultado de incineraciones actuales, cuyo
peso suele estar entre 970 y 2630 g (le Goff, 2002).
Para explicar el pequeño volumen de las muestras y el
elevado grado de fragmentación se acude normalmente
a una selección voluntaria de la pira o una alteración
postdeposicional, si bien hay que tener en cuenta el
proceso mismo de la combustión, que los operantes
pueden haber conducido mediante la manipulación de
los restos, con el doble objetivo de aprovechar el combustible y acelerar la destrucción del cadáver (Duday
et al., 2000).
En algún caso se contempla la posibilidad de que el
material esquelético hubiera estado a la intemperie
(D19), a partir del aspecto erosionado de los fragmentos, como se ha visto en la necrópolis de Puig Alt (Roses, Catalunya) (Pons, 2000), pero normalmente los
depósitos habrían permanecido sepultados desde el
primer momento.
La temperatura debía ser normalmente de unos 600º
(Susini et al., 1988; Etxeberria, 1996) y debió manipularse la pira con la finalidad de que las llamas destruyeran aquellas zonas más refractarias, puesto que la
mineralización es muy generalizada y la fragmentación
altísima. En ningún caso se han observado tonalidades
azules ni marrones que pudieran indicar la conservación de materia orgánica.
Otros cambios se dan en el aspecto de los restos esqueléticos, afectando puntualmente algunos conjuntos:
la erosión es el agente que más ha afectado algunos
restos, puliendo los bordes de los fragmentos óseos y
dentarios y desgastando su superficie. La contaminación mineral se registra a partir de una coloración diferente sobre la superficie del hueso, ya sea verdosa a
causa de componentes de cobre (contacto con objetos
metálicos), ya por contacto con el engobe de algunos
recipientes cerámicos.
En el yacimiento de Mas de Boldó, con datación de
Hierro I, se localizaron un depósito de incineración en
urna y túmulo de 2240 g y un notable volumen entorno
los 6800 fragmentos esqueléticos. Las características
del material permiten interpretar que la cremación se
practicó sobre un cadáver fresco, con una temperatura
174
de combustión superior a los 500º. La cremación debió
ser “conducida” o manipulada para acceder a todos los
sectores anatómicos. La recogida de la pira fue exhaustiva. El esqueleto pertenece a un individuo con buen
estado de calcificación, sin signos de robustez y presencia de calcificación en los ligamentos rotulianos anteriores. Se interpreta como un individuo adulto entre
30-50 años y con ausencia de patología degenerativa
articular.
En los distintos sondeos de la Lloma Comuna se localizaron tres depósitos primarios (inhumaciones) y tres
depósitos secundarios (incineraciones), en lo que parecen muestras residuales de una zona sepulcral. Las
condiciones parciales y la escasez de la muestra no permiten valorar de manera aceptable la población a nivel
demográfico. Puesto que distintos elementos coordenados de un mismo sondeo no se hallan bien delimitados
a nivel estructural, resulta imposible establecer asociaciones entre las distintas unidades o aislarlas de manera
comprensible. En todo caso, sólo unos pocos conjuntos
del sondeo 1 pueden ser considerados como entidades
sepulcrales suficientes; en un caso se trata de un adulto
entre 20 y 40 años, morfológicamente muy robusto; en
el segundo, de un adulto, probablemente masculino,
con una edad estimada entorno a los 40 años.
El caso de Cabrilles corresponde a la reducción de una
inhumación individual con ausencia de toda la parte
toràcica y la craneal, así como los huesos de manos y
pies, con el resultado de una total desconexión articular. La única parte craneal conservada es un fragmento
de cóndilo aíslado. La explicación para la ausencia de
tórax y huesos cortos puede encontrarse en la el proceso de destrucción natural, mientras que la ausencia
de restos craneales y dentarios habría que buscarlos en
una destrucción antigua de la inhumación o en una selección expresa de esta parte del esqueleto, que es la
que normalmente se preserva mejor.
En el Castell de Castellfort la muestra antropológica
corresponde a un lactante, muerto entre los 2 y los 6
meses de vida, en un grado de desarrollo homogéneo,
tanto desde el criterio de la formación de gérmenes
dentarios como de la longitud de los huesos largos y de
osificación de elementos craneales.
Vizcaíno, D; Agustí, B ; Barrachina, A; Pérez, R; Cabanes, S; Cardo, D;
Vicente, M; Viciach, A; Arquer, N; Hernández, F.J.
Consideraciones finales
No cabe duda que el esfuerzo realizado por todo el
equipo implicado en los trabajos que brevemente hemos expuesto en estas líneas ha sido intenso. El objetivo primordial de todo ello ha sido la oportunidad
de mostrar a la comunidad científica y al público en
general todo aquello que la casualidad de unas obras
públicas han puesto en evidencia. A la comunidad científica mediante la publicación de una monografía que
muestra al completo los datos obtenidos (Vizcaíno,
2007), estableciendo nuevas líneas de investigación
para el conjunto de los estudios en curso en la comarca
dels Ports y territorios adyacentes. Al gran público mediante la puesta en valor, a través de la consolidación
y musealización de las estructuras de la necrópolis de
Sant Joaquín, así como del resto de asentamientos, que
de este modo quedan abiertos al conocimiento de todo
aquel que desee visitarlos.
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