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VARIA DE ARQUEOLOGÍA
HALLAZGO DE CERAMICA ATICA
EN EL VALLE MEDIO DEL DUERO
A finales de la década pasada el Departamento de Prehistoria de Valladolid
llevó a cabo una excavación de urgencia en la que parecía ser necrópolis celtibérica
de Padilla de Duero (Valladolid) (Mañanes, T. y Madrazo, T., 1978, pp. 425-432).
Uno de los sondeos que entonces se realizaron proporcionó un pequeño fragmento
cerámico correspondiente al fondo de un cuenco ático de barniz negro*. La rareza
de tales producciones en el área geográfica de la Meseta Norte justifica la atención
que, a través del presente trabajo, prestamos al hallazgo.
Por lo que se refiere al contexto arqueológico del mismo, debe señalarse su
procedencia de un nivel de tumbas destruidas, en el que conviven las novedosas
cerámicas elaboradas a torno —tanto de pastas anaranjadas y decoración pintada o
"celtibéricas", como aquellas otras de superficie tosca y colores generalmente oscuros— con las tradicionales producciones manuales ya sean lisas o decoradas con
"peine" u otras técnicas. Ambos tipos, torneados y manuales, aparecen en franca
competencia, sin observarse un predomio de unos sobre otros, lo que nos hace pensar en un momento cronológico antiguo dentro del fenómeno de la Celtiberización de la Meseta Norte.
Tipológicamente el fragmento ático corresponde con toda probabilidad a la
forma 21 de Lamboglia (Lamboglia, N., 1952, p. 171), un cuenco de borde entrante
de cuerpo poco profundo y pie anular con acanaladura o "uña" en la zona de descanso. La unión del pie con la pared del vaso aparece destacada por una línea reservada. Normalmente el fondo en su parte interior se encuentra decorado por círculos de palmetas rodeados de ruedecilla. Sin embargo, tal decoración no llega a verse
en nuestra pieza debido a su estado 'fragmentario. Son'vasos realizados a torno, de
pasta anaranjada —en este caso grisácea por un proceso posterior de recalentamiento en ambiente reductor—, bañados en un excelente barniz negro, brillante y
uniforme, salvo en la línea reservada señalada.
Fig. 1.—Fragmento de cerámica ática
procedente de la necrópolis celtibérica
de Padilla de Duero.
* La identificación y búsqueda de paralelos de la pieza se debe al Dr. Ricardo Olmos, a quien
expresamos nuestro sincero agradecimiento.
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Los paralelos más remotos de nuestro cuenco deben buscarse en su zona de
producción, el Atica. En concreto, en el Agora de Atenas dicha forma convive con
otra similar más profunda y con asas, cuyo origen común se ha buscado en ciertos
cuencos profundos sin asas desarrollados durante el siglo y a.C. Sin embargo, la
época de apogeo de nuestro modelo correspondería al siglo iv a.C., declinando su
producción hacia la mitad del mismo. Con posterioridad estos cuencos evolucionarán haciéndose más esbeltos merced a la pérdida de grosor de sus paredes y al
empleo de un pie más alto y delgado (Sparker, B. y Talcott, L., .1970, vol. XII,
parte 1, p. 131, pl. 33, fig. 8, n.? 826 y 828).
La elaboración de cerámica de forma industrializada llevada a cabo por los
talleres áticos durante el siglo iv a.C., orienta su comercialización hacia el occidente mediterráneo, aprovechando un período favorable para los establecimientos
griegos que se verá truncado a partir del tratado romano-cartaginés del 348 a.C.,
sustituyéndose entonces estas cerámicas por las campanienses de barniz negro que
llegarán a la Península Ibérica en mayor proporción que lo hicieran aquéllas.
Para ciertos autores la cerámica griega habría jugado durante siglos el papel de
mercancía-moneda con respecto a las poblaciones indígenas. Por otro lado, el
carácter suntuario de estas cerámicas, pese a su mayor recepción en estos momentos, es innegable (Picazo, M., 1977, p. 132).
Resulta muy dificil establecer las vías de penetración de estas cerámicas
debido fundamentalmente a la frecuente comercialización de las mismas a través
de intermediarios. En la Península Ibérica el área de dispersión de los vasos áticos
durante la segunda mitad del siglo y y iv a.C. abarca en especial el Sureste y la Alta
Andalucía, al tiempo que Cataluña y el Bajo Aragón, jugando importantes caminos
de difusión los ríos Guadalquivir y Segre respectivamente (Trías, G., 1967,
p. XXX-VIII y ss.).
Sin embargo, otras áreas aisladas de la influencia griega directa, tales como la
Meseta, también van a recibir, aunque de forma esporádica, algunas de estas producciones áticas. Efectivamente, además de nuestro cuenco se han encontrado
otros similares en la necrópolis de el Raso de Candeleda (Avila) formando parte de
las tumbas V y XXXIX, en unión de vasos hechos a mano y ya a torno (Fernández
Gómez, F., 1972, p. 273, fig. 1-3); y también en Fuentes de Ropel (Zamora), donde
el hallazgo de importación corresponde a un asa de un pelike de figuras rojas decorado con palmetas (Martín Valls, R. y Delibes de Castro, G., 1978, p. 329, fig. 4, 1).
Tenemos pues cinco piezas áticas halladas en la Meseta Norte; de ellas cuatro
se vinculan a contextos funerarios correspondiendo en todos los casos a la forma 21
de N. Lomboglia. En función de esto resulta atractivo plantear la hipótesis de que
tales formas estuvieran específicamente destinadas a un uso funerario, que seguramente no excluiría otros anteriores. No obstante, lo reducido de la muestra estudiada no da pie para aceptar sin reservas una interpretación en este sentido, máxime
si contemplamos el caso de otras necrópolis relativamente próximas y afines como
la conquense de Las Madrigueras, en su fase Carrascosa II, donde la diversidad de
cerámicas de importación registradas sugiere que el valor de estas ofrendas radicaba
en su exotismo, independientemente de su forma.
Por lo que se refiere a la vía de llegada de estas producciones a la Meseta Norte,
tradicionalmente se ha venido aceptando la operatividad de la que, posteriormente
en época histórica, se denominaría 'Vía de la Plata". No puede descartarse este
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camino para el hallazgo de Padilla. No obstante la localización relativamente
oriental de la estación arqueológica obliga a plantear la posibilidad de su llegada
por otros conductos. Debe señalarse la presencia del mismo tipo de piezas en yacimientos coetáneos del naciente de la Meseta Sur como p.e. Las Madrigueras o
Reillo en Cuenca (Almagro Gorbea, M., 1969, pp. 117 y 118). Y lo que es más
importante, la reciente adentificación de ciertas cerámicas ibéricas en el S. del
Duero, deudoras de un flujo comercial desarrollado durante todo el siglo iv desde
la Meseta Sur por la Sierra de Guadarrama (Sacristán, J. D., 1987, p. 213), permite
plantear idéntico camino para nuestro hallazgo 'ático, máxime si consideramos la
gran representación que adquieren en Padilla de Duero algunas de estas producciones ibéricas (Sacristán, J. D., 1987, p. 208, fig. 2, 5-10 y 12).
Restaría aún establecer la cronología de las piezas estudiadas, si bien ya se han
hecho indirectamente algunas alusiones al tema. Los hallazgos meseteños reseñados son fechados por los respectivos investigadores entre la mitad y el tercer cuarto
del siglo rv, fecha ésta última que compartiría nuestro ejemplar, habida cuenta del
desfase cronológico existente entre fabricación, comercialización y amortización
definitiva del producto.—CARLOS SANZ MÍNGUEZ y ALBERTO CAMPANO LORENZO.
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