Contenido BANCO CENTRAL DE VENEZUELA Editorial Autoridades DIRECTORIO Lisseth Boon Diego Luis Castellanos Los niños poetas de Carora Presidente Rafael Crazut Bernardo Ferrán Manuel Lago Rodríguez Armando León Rojas Domingo Felipe Maza Zavala Jorge Giordani Representante del Ejecutivo Nacional Administración Diego Luis Castellanos Petruvska Simne 2 8 Es posible un pueblo de escritores Jesús Enrique León Rojas 11 Nada Salas: Magia de la palabra Dora Castellanos 16 Poética para fracturar el mundo Joaquín Marta Sosa Presidente Noche para estar solo. Cuento Gastón Parra Luzardo Medardo Fraile Primer Vicepresidente-Gerente 1 Deconstruyendo a Ferran Adrià 21 30 Los Panero: poetas en peligro de extinción PRESIDENTE FUNDADOR Victoria Pulido Simne Antonio Casas González Poesía madurando Consejo Asesor Arturo Uslar Pietri (+) Ramón J. Velásquez Jesús Soto Salvador Garmendia (+) Adriano González León Luis Freites Pastori 33 46 Antonio Rodríguez: Mauro Mejíaz nació para ser un gran pintor Petruvska Simne 49 El pintor rescatado Comité Editorial Alexis Márquez Rodríguez Domingo Felipe Maza Zavala Luis Alberto Crespo Luis Pastori José Pulido 57 Biografía: De Biscucuy a París 59 Pastori, río mayor Director Luis Pastori Asistente Editorial José Pulido Diseño Raúl Azuaje Diagramación Elena Roosen Jesús Enrique León Rojas ISSN 1317- 0309 Depósito legal pp199902DF614 Hecho el depósito de Ley Esta revista se terminó de imprimir en Litoven en el mes de diciembre del año 2004 61 E ditorial En los 64 años E l Banco Central de Venezuela, que está cumpliendo 64 años, ha reconocido siempre el efecto integrador de la cultura y por eso mantiene abiertos todos los espacios para que las expresiones artísticas y culturales se manifiesten y abunden. Desde el creador más solitario hasta la manifestación popular más esplendorosa y masiva, tienen lugar en estos espacios. Por eso, es motivo de fiesta señalar que la revista número quince de BCV Cultural está llena de sorpresas agradables. En su contenido el lector hallará una entrevista exclusiva con el mejor chef del mundo; conocerá la vida dramática de los Panero, esos poetas españoles cuyas obras siguen causando asombro. Se reseña el encuentro de poetas infantiles y adolescentes de Carora, que cada año llaman más la atención por la calidad de sus trabajos. Se habla y se opina sobre la vida de Mauro Mejíaz, un pintor misterioso y original que nació en Portuguesa y desarrolló su obra en Francia. Publicamos un cuento del escritor español Medardo Fraile y un texto del poeta Joaquín Marta Sosa sobre la escritura de Fraile y Dora Castellanos escribe una reseña biográfica sobre Nada Salas. Además se publican los poemas del joven poeta Luis Freites Pastori. 1 C ultural C uando te dicen que vas a entrevistar al mejor chef del mundo, lo que menos esperas encontrar es a una persona tan abrumadoramente sencilla como Ferran Adrià. Es que cuesta creer que ni los más prestigiosos premios gastronómicos ni todos los reconocimientos estatales ni las portadas que le han dedicado influyentes diarios como Le Monde, The New York Times o El País, hayan podido respingar ni un poco la nariz a este cocinero catalán cuyas La indiscutible innovadoras propuestas culinarias han removido los fundamentos mismos de la celebridad alta cocina internacional. del chef catalán, considerado como el mejor del mundo, contrasta con su pasmosa sencillez. Desde su encantador y apartado restaurante El Bulli, en la Costa Brava española, habla para BCV Cultural, de los secretos de una propuesta culinaria que ha cambiado la historia de la alta cocina internacional 2 Deconstruyendo a Ferran Adrià LISSETH BOON Ferran Adrià parece restarle importancia a todos los elogios que reciben sus inesperadas creaciones por parte de los más destacados críticos del mundo. Simplemente sonríe complacido al recordarle que ha sido escogido recientemente por la revista Time entre las 100 personalidades más influyentes de la actualidad, o que fue el encargado de preparar, junto al también afamado chef vasco Juan Mari Arzak, el banquete de gala para la boda real de los príncipes Felipe y Doña Letizia de España. Cuando te recibe tan cordial en su restaurante El Bulli, en la Costa Brava, con su bata blanca inevitablemente salpicada por la faena, podrías creer que sigue siendo el mismo “chaval” de L’Hospitalet, su provincia natal en Barcelona, España, donde descubrió que le gustaba cocinar cuando comenzó a trabajar como friegaplatos en un pequeño hotel. La manera tan simple como justifica sus inventos contrasta asombrosamente con el nivel de abstracción y experimentación de su cocina creativa o evolutiva, como prefiere llamarla Adrià para enfatizar su empeño por continuar investigando y transformando sabores, aromas y texturas e incluso la manera de apreciarlos. Su propuesta, interpretada por los entendidos como un movimiento artístico de vanguardia, ha influido notablemente en las nuevas formas de la alta cocina mundial. Tiene seguidores en todas partes del planeta que no niegan su impronta. Pero él insiste en disculparse. “Yo no soy un artista, sino alguien que vive del oficio de la cocina. Genio fue aquel que inventó la tortilla de patatas”. E ntrevista “YO NO SOY UN ARTISTA, SINO ALGUIEN QUE VIVE DEL OFICIO DE LA COCINA. GENIO FUE AQUEL QUE INVENTÓ LA TORTILLA DE PATATAS” Ferran Adrià ha macerado una filosofía propia a lo largo de los 20 años frente a los fogones de El Bulli, uno de los tres restaurantes de España laureados con la máxima puntuación de tres estrellas por la acreditada guía gastronómica Michelín. Su cocina apuesta ante todo por la creatividad, por la búsqueda de una personalidad propia, por cuestionar lo tradicional, que no la tradición. No le tiene miedo a arriesgar para lograr lo inédito, lo inesperado. Aunque se nutre del ejercicio constante de la reflexión, recurre siempre a la intuición para inspirarse. La renovación pasó a ser su constante a principios de los años 80, cuando el chef decidió cerrar para siempre los recetarios clásicos después de escuchar al cocinero francés Jean Louis Escoffier que “copiar no es crear”. El estilo Adrià también viene a desmontar algunos convencionalismos de la haute cuisine tradicional, que sólo puede concebirse con la utilización de productos costosos. Al contrario, la nueva alta cocina le otorga la misma altura gastronómica tanto a un pimentón como a una trufa, tanto a una sardina como al caviar, porque la importancia de un alimento radica en sí mismo. CUESTIÓN DE PRÁCTICA La técnica culinaria es toda una obsesión para Ferran Adrià. El creador no deja de preguntarse cada día cómo renovar la manera de presentar sus platillos. Así, se le ocurre la audacia de transformar texturas, temperaturas y consistencias. Con la ayuda de instrumentos insólitos como sifones y máquinas centrífugas, convierte lo sólido en espuma, lo líquido en aire, lo frío en caliente. Lo que antes era salado, ahora puede ser dulce y viceversa. Todo puede formar parte de un juego muy visual e imaginativo, donde los cinco sentidos borbotean encantados por tanto estímulo sensorial. Uno de los métodos más destacados de El Bulli es la denominada “deconstrucción”, que consiste en separar cada uno de los ingredientes de una preparación cuya textura y temperatura han sido modificadas previamente. Un buen ejemplo es la Simplemente sonríe complacido al recordarle que ha sido escogido recientemente por la revista Time entre las 100 personalidades más influyentes de la actualidad, o que fue el encargado de preparar, junto al también afamado chef vasco Juan Mari Arzak, el banquete de gala para la boda real de los príncipes Felipe y Doña Letizia de España 3 C ultural “Para comprender mi cocina, no necesitas mayores conocimientos. Sólo querer ser feliz y ya está. A veces la gente se inquieta porque quiere analizar un plato. Les digo que sólo tienen que estar dispuestos a disfrutar de la comida” 4 famosa “tortilla deconstruida”, que en apariencia es una copa con tres capas diferenciadas: una de espuma de patatas y otra de huevo, coronadas por una nieve de cebolla. Los tres elementos separados sólo pueden ser apreciados como un plato único por el paladar una vez que se unen en el bocado. Otras de las técnicas más aplaudidas de El Bulli son las espumas calientes y frías mediante el uso de un sifón; la caramelización (envolver con un producto una lámina de caramelo mediante el calor de un soplete o gratinadora); la simbiosis mundo salado/dulce; y la cocina helada salada con los polvos helados como emblema. Sigue sorprendiendo con inventos más recientes, como los “aires”, que ejercen la función de una especie o hierba aromática, pero con una textura más aérea y comestible, resultado de la emulsión de ingrediente determinado con una batidora. Pero ¿qué tanto tiene que estar enterado el comensal para degustar tal nivel de sofisticación culinaria? El cocinero lo aclara bien: “¿acaso necesitas prepararte para entender una paella? para comprender mi cocina, no necesitas mayores conocimientos. Sólo querer ser feliz y ya está. A veces la gente se inquieta porque quiere analizar un plato. Les digo que sólo tienen que estar dispuestos a disfrutar de la comida. Ahora bien, si desean entender mi trabajo, hay que dedicarse a estudiar mi trayectoria y evolución. Pero se trata generalmente de personas especializadas y seguidores que pueden advertir los cambios de cada año”. CON VISTA AL MAR Aunque el mismo Adrià señala que es prescindible ser un versado sibarita para entender su cocina, no resulta tan sencillo acceder al festín de los sentidos que ofrece El Bulli. El encantador restaurante de Roses, en la provincia de Girona, sólo abre seis meses al año, de abril a septiembre, para servir cenas únicamente a cincuenta comensales cada noche. Las reservaciones se agotan un año antes. Alrededor de un millón de personas intentan apartar un sitio para cada temporada, pero sólo ocho mil logran el privilegio de sentarse a comprobar por qué tiene tanta fama este cocinero de 42 años. Por no hablar de la dificultad para llegar al restaurante si no se cuenta con transporte propio. Para encontrar la recóndita Cala Montjoi donde está situado, hay que atravesar una única y sinuosa carretera que ondula este hermoso rincón de la E ntrevista Costa Brava, un paisaje de playas rocosas y coníferas que tan exótico resulta a un caribeño acostumbrado a playa con palmeras. Y por supuesto, poder cubrir el precio sin atragantarse. Una cena, basada en un menú fijo de unos dieciséis platillos, puede costar entre 250.000 y 350.000 bolívares al cambio oficial. El lujo es otro de los mitos de la alta cocina que desmonta El Bulli. El restaurante número uno en el mundo, que comenzó en 1962 como un pequeño bar de submarinistas, sorprende por su acogedora y funcional decoración. El nombre viene de un perro llamado Bulli, el bulldog de la pareja de alemanes que fundaron el local. Adrià no llegó a prender los fuegos sino hasta 1983 cuando ya lo habían convertido en restaurante y tenía entre sus laureles dos estrellas Michelín. Aunque suene a anuncio publicitario, la experiencia de comer en El Bulli resulta irrepetible, no tanto por lo que costará concretar una próxima reservación como por el hecho de que el menú varía cada temporada. Hay que olvidarse de la carta y dejarse sorprender por un menú fijo de degustación, conformado por un desfile de unos dieciséis platillos (o miniplatillos), que mezclan sabores familiares con exóticos, presentados en los más diversos recipientes, desde cucharas orientales, copas y vajilla tipo japonés. COCINAR Y ESCRIBIR La marca de El Bulli está absolutamente fundida con el nombre Ferran Adrià. Lo cual no quiere decir que sólo se reduzca a la figura del cocinero estrella. Jamás deja de reconocer que sin su equipo el restaurante nunca hubiese podido convertirse en referencia mundial. Junto a su hermano Albert, repostero; Juli Soler, director del restaurante; y Oriol Castro, encargado del Bullitaller, logran mantener los parámetros de los más exigentes calificadores europeos. La batidora creativa no se detiene al terminar la temporada en septiembre. Apenas cierra el restaurante en Roses, abre el taller El Bulli, situado cerca del magnífico mercado La Boquería, en el casco antiguo de Barcelona, donde continúa el ensayo y la creación, aparte de los servicios de catering para elegantes banquetes durante los otros seis meses del año. Atrás quedó la época de los cocineros barrigones confinados sólo a los calderos. Los chefs modernos también incursionan en el mundo de los negocios, escriben libros y columnas en los periódicos, viajan para conocer otras culturas culinarias, asisten a conferencias y asumen a gusto su función como difusores de un estilo de vida de máximo hedonismo que cuenta con todo el apoyo mediático posible. Los proyectos de Adrià abarcan, por mencionar algunos, desde la confección de aceites aromáticos con la empresa española Borges, recetas de cafés con la italiana Lavazza, un restaurante en Madrid, un hotel en Andalucía y el libro El Bulli, 1983-2002, tres volúmenes de reflexiones sobre las preparaciones que han marcado tres períodos de existencia de este local. Hay que olvidarse de la carta y dejarse sorprender por un menú fijo de degustación, conformado por un desfile de unos dieciséis platillos (o miniplatillos), que mezclan sabores familiares con exóticos, presentados en los más diversos recipientes, desde cucharas orientales, copas y vajilla tipo japonés 5 C ultural Aromas a futuro - ¿Un cocinero rupturista debe reunir características especiales? Tiene que ser una persona abierta, que sepa trabajar en equipo. La cocina es un trabajo en grupo, como la mayoría de los trabajos creativos. Pocos son individuales. - ¿Ocuparse de tantos proyectos al mismo tiempo, no afecta su proceso creativo en la cocina? Cuando está solucionado el aspecto económico tienes mayor libertad creativa. Uno no puede estar los trescientos sesenticinco días al año haciendo lo mismo. Al final no funciona. Aparte, la mayoría de las cosas que hago están relacionadas con la gastronomía. No estoy vendiendo coches, no voy a montar un negocio que no sea creativo. Estoy pensando cada día en cocinar. A veces en un proyecto de mayor lujo, otras en experimentación, a veces más tradicional. Luego, entra en juego la sinergia, porque trabajando con una cosa se me ocurre hacer otras. - ¿Por qué España y no Italia, por ejemplo, lideran la actual cocina de vanguardia? ¿Qué características reúne esta revolución gastronómica? Una reciente generación de cocineros, sobre todo de Cataluña y el país vasco ha hecho esto posible, en un país donde existe una tradición y cultura gastronómica muy importante, con productos muy buenos. Son elementos fundamentales para crear una cocina contemporánea. No creo que la geografía sea tan determinante, al final lo que importa es la persona, combinado con la tradición, la calidad de los productos y los cambios socioeconómicos del país. 6 - ¿Cree que la alta cocina española es una moda pasajera o es algo que va a trascender? El que algo esté de moda no quiere decir que sea malo. Veo que la gastronomía está tomando cada vez más importancia entre la gente. Ya sabemos que en la historia nunca se ha vuelto atrás. En la cocina tampoco. Otra cosa es que la tradición o lo antiguo te pueda servir de referencia. Ya no vamos a volver a lo que hacíamos hace cien años. -Pero ¿esta evolución de la cocina también ha sido acompañada por el comensal? Y también por los medios de comunicación que han permitido que la cocina llegue al público. A partir de allí, el público lo mueve todo. Además, los periodistas siempre han tenido fama de ser buenos gourmets. Este tipo de gastronomía sirve para más gente vaya a comer a estos sitios. Constituye la imagen de un país, de sus productos, de una España superturística, una referencia para muchos líderes de opinión con quienes podemos contribuir a que la gente coma mejor en casa. Esta labor traspasa el simple hecho de ser cocinero. - Tiene 42 años de edad, casi la mitad de su vida frente a El Bulli. ¿Está en la plenitud de su carrera? ¿Piensa que todavía le faltan cosas por lograr? Ahora sólo pienso que estoy sentado al lado tuyo. He decidido que voy a pensar menos en el futuro, que si me quedan muchos o pocos años, que si estoy arriba o abajo, que si voy a cocinar. Creo que hay que ir poco a poco para ver cómo evoluciona todo. El día que no tengamos que aportar nada al crecimiento, tendremos que plantear otro tipo de restaurante. E ntrevista QUIZÁS LA INMORTALIDAD ESTÉ ANIMANDO A ESTE MAGO DE PLACERES PERECEDEROS - La gran mayoría de las opiniones sobre El Bulli son positivas. ¿No considera que tiene algo que mejorar? Yo respeto mucho a la gente que no está de acuerdo con nuestro trabajo. Pero con El Bulli sucede un fenómeno único, ya que siendo vanguardia en el mundo de la gastronomía resulta poco polémico. Llama la atención que tengamos tan buena prensa después de tantos años si nos comparamos con cualquier artista de vanguardia, un músico, escultor o pintor que está amargado por tanta crítica. Hasta un sociólogo debería estudiar lo que ocurre con El Bulli. Ocho mil personas vienen cada temporada, nos hacen unas doscientas entrevistas al año, salimos publicados en todas partes del mundo. Pero a fin de cuentas no somos los Rolling Stones. Creo que uno de los motivos es que muchos periodistas no especializados en gastronomía han hablado tan maravillosamente bien de El Bulli, que luego pocos se atreven a cuestionar nuestro trabajo porque quedarían mal dentro del ambiente periodístico. La verdad es que no entiendo mucho esta dinámica. ¿Por qué no hay más críticas? Yo entendería que fuera más criticado, no sólo por la comida, sino por nuestro concepto, que responde a la modernidad. Pero ni eso. Somos un restaurante imperfecto, mágicamente imperfecto. - ¿Le molesta que lo imiten? No, para nada. Podríamos equiparar la cocina con el campo de la medicina: cuando se descubre una nueva técnica se da a conocer a todo el mundo. Y nadie dice que se están copiando. Los nuevos conceptos y técnicas son para el bien de la sociedad. Quizás puede representar un problema para el comensal, que vaya a un restaurante y encuentre que están haciendo lo mismo. Se trata de una moda, después la situación se normaliza. - ¿Hacia dónde va la alta cocina? A China. Hasta hace poco las pautas las dictaba occidente, la vieja Europa (no sé si incluiría a España). El lejano oriente ha estado un poco cerrado a toda la globalización gastronómica. Ahora ha comenzado a abrirse, sobre todo Japón, pero todavía no es tan conocido. No se trata de que ellos vengan, sino que nosotros vayamos para allá. China tiene la cocina culturalmente más importante del mundo, con cinco mil años de historia. Figúrate lo que será la cocina del futuro cuando despierte del todo este gigante dormido. - De todos los proyectos que le ocupan aparte del restaurante, ¿cuál le apasiona más? Los libros, seguramente. Creemos que dentro de veinte años serán muy importantes. Debe pasar un buen tiempo para que la gente digiera todo esto. 7 Este año, en el VII Encuentro de Centros Literarios se realizaron varias actividades respaldadas por el Banco Central de Venezuela y albergó un homenaje a Pablo Neruda, Miguel Otero Silva y Luis Pastori, director de BCV Cultural, revista que cada año ha colaborado con el encuentro todos los años C ultural U 8 Un encuentro que asombra Los niños poetas de Carora PETRUVSKA SIMNE na vez al año, las paredes de la Casa Chío Zubillaga, de Carora, se llenan de poemarios, rememorando de alguna manera la costumbre que tenía el sabio Chío, de escribir, lo que le saltaba a la mente, en esas mismas paredes. Es realmente un suceso ver como los adolescentes se aglomeran para leer los poemarios, en una actividad motorizada por el poeta y dramaturgo caroreño Jesús Enrique León, quien publicó recientemente el poemario Reconciliándome con el diablo, un libro que muestra el mejor momento de un poeta joven, que, esquemáticamente hablando, le pone música a la poesía. Además de su actividad poética, Jesús Enrique León es profesor de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado, y coordina los Centros Literarios de Carora, con sede en la casa Chío Zubillaga, en pleno centro del casco histórico, y es el responsable de organizar, desde hace siete años, el Encuentro de Centros Literarios, que convoca a creadores y poetas en una jornada dedicada a la poesía y a la lectura de conferencias y ensayos sobre creación literaria. Este año, en el VII Encuentro de Centros Literarios se realizaron varias actividades respaldadas por el Banco Central de Venezuela y albergó un homenaje a Pablo Neruda, Miguel Otero Silva y Luis Pastori, director de BCV Cultural, revista que cada año ha colaborado con el encuentro. También se registró una emotiva conferencia sobre el pintor Miguel Von Dangel, ofrecida por Ana María León, y una charla de Luis Eduardo Ortega, donde el representante del BCV le habló a los jóvenes sobre las motivaciones en torno a la lectura. También actuó el cuenta cuentos y poeta Jorge Arellano, mostrando un exigente trabajo corporal, quien además presentó su libro, con una recopilación de sus mejores cuentos, bajo el título El circo. Reportaje La artista plástico Úrsula Rey inauguró la exposición Seres imaginarios, que muestra los rostros de los seres que pueblan una mágica geografía. Úrsula Rey, andando por esos caminos desolados de Carora, y de La Otra Banda, se topó con algún hada o con algún que otro representante de la gente menuda y desde ese momento se ha puesto a pintarlos para no olvidar esos rostros. Lo que representa una tarea titánica, porque es como pintar un sueño. Úrsula también sabe que su afán de dibujar esos rostros es como un juego, porque hadas y fauves son juguetones por naturaleza: si pensamos que estos seres no existen, ellos se encargarán de demostrarnos cuán equivocados estamos; y si creemos que existen y andamos buscándolos constantemente, lo más seguro es que nunca podamos verlos. Mientras tanto, en cada uno de sus cuadros, es posible admirar la destreza y la calidad pictórica de Úrsula Rey, quien con paciencia y magia en el corazón, expone su versión de los rostros y las figuras de esos inquietantes espíritus de la naturaleza. La Escuela de Música Juancho Querales estuvo presente con dos de sus mejores agrupaciones, la Banda Municipal, interpretando melodías populares y bandas sonoras de películas; y el Ensamble Madera, con lo más selecto de su repertorio musical. Cabe decir que la mayoría de los poetas que responden a la convocatoria, constituyen el elemento sorprendente de esta actividad: son niños y adolescentes, que, muy particularmente en Carora, han generado una especie de agrupaciones que se asemejan a las orquestas infantiles y juveniles o a las agrupaciones teatrales de niños que hay en Caracas LOS PREMIADOS Pero el evento principal de este Encuentro lo constituye el Premio José Numa Rojas, de poesía, que convoca a los mejores poetas de la región, cuyos poemarios tapizan los muros de la Casa Chío, para que el público asistente, después de leer esos originales den su veredicto para otro galardón: el Premio del Público, que se otorga al que haya obtenido una mayor puntuación. También se entrega el Premio Cheo Rodríguez, de poesía, para jóvenes menores de dieciséis años, como homenaje al poeta recientemente fallecido José de Jesús “Cheo” Rodríguez, ferviente promotor de anteriores Encuentros y miembro fundador de la República de Guarimure, una agrupación de poetas y narradores que nació en Carora hace dos años. El premio Letras Nacientes, para menores de 12 años, creado por Armando León Rojas, director del BCV, y el poeta Orlando Pichardo, Director de Principia, Revista de Cultura de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado, y coordinador de la Unidad de Patrimonio de la UCLA. 9 C ultural CUANDO LA POESÍA Y EL POETA PONEN COMO APUESTA LA VIDA PROPIAMENTE DICHA, LOS POEMAS SON NADA MÁS Y NADA MENOS QUE CONFESIONES AUTÉNTICAS, DESNUDECES INEVITABLES. UNA MANERA DE EXISTIR QUE MEJORA AL PAÍS, AUNQUE NO PAREZCA Cabe decir que la mayoría de los poetas que responden a la convocatoria, constituyen el elemento sorprendente de esta actividad: son niños y adolescentes, que, muy particularmente en Carora, han generado una especie de agrupaciones que se asemejan a las orquestas infantiles y juveniles o a las agrupaciones teatrales de niños que hay en Caracas. Este año, 2004, acudieron más poetas nóveles y el público llenó los espacios: hubo 750 personas firmando el libro de asistencias. Los adolescentes pedían autógrafos a las personalidades invitadas, como si aquello fuera la reunión cultural más importante del mundo. Rodeaban a los integrantes originarios de la República de Guarimure, Armando León, Orlando Pichardo, José Pulido, Jesús Enrique León, Petruvska Simne, Úrsula Rey, Luis Ignacio Suárez Meza y a otros autores como Ramón Querales y Digna Díaz. Actuaron como miembros del jurado Armando León, Suárez Meza y Orlando Pichardo. Los miembros del jurado determinaron que el poemario En las tinieblas de un muro indefinido, era merecedor del primer premio. El autor del poemario es Jesús Enrique Ferrer, un joven que se sorprendió cuando oyó que lo nombraban y cuando la sala explotó en aplausos. El premio consistió en un lote de libros de narrativa y poesía, además de los abrazos de los participantes y los besos de las jóvenes poetas, muchachitas delgaditas y sonrientes, que habían traído una torta para agasajar al ganador, aunque cada una soñaba con obtener ese primer premio. Más sorprendente fue presenciar cómo esos jóvenes apuestan por la poesía, con un afán sincero por la trascendencia. Cuando la poesía y el poeta ponen como apuesta la vida propiamente dicha, los poemas son nada más y nada menos que confesiones auténticas, desnudeces inevitables. Una manera de existir que mejora al país, aunque no parezca. 10 E ntrevista JESÚS ENRIQUE LEÓN ROJAS: -¿Cómo fue el proceso de creación de los Centros literarios? -Cuando llegamos al Núcleo Universitario Dr. Juan Agustín de La Torre, de la UCLA a principios del año 1993, éste apenas tenía cuatro años de fundado, así que todo estaba haciéndose allí o por hacerse. Yo recién venía de bajarme de las montañas, adonde fui a encontrarme conmigo mismo, y se presentó la oportunidad ideal para explotar todo lo que había pensado y soñado. Uno de esos sueños era una verdadera comunidad de escritores. Así surgió el primer Grupo Literario, Imágenes, bajo un clima profundo de discusión y creación y otro de asombro generalizado. Dos años después, tras intensas jornadas y papeles fotocopiados surge el Centro de Creación Literaria de la Escuela de Teatro Luces y Sombras, la que dirigíamos también, multiplicándose de manera espontánea a algunos Centros Educativos; pero no fue sino hasta febrero de 1998, cuando la UCLA, con el respaldo de la Dirección de Educación del estado Lara, abre las puertas a la Coordinación de Centros Literarios. Experiencia que hoy agrupa a escritores no sólo dentro del sistema educativo, sino también amas de casa, obreros, artistas, policías, y todo aquel que crea en la idea. -¿Cuántos alumnos tiene cada Centro? -En realidad no son alumnos; cuando los integrantes de los Centros provienen de una escuela, liceo o universidad, el proceso de aprendizaje de las jornadas literarias puede parecerse al de los centros educativos; claro que existe un pensa de estudios que incluye filosofía, objetivos, herramientas y contenidos programáticos; pero no son alumnos con un profesor pues estaríamos signados a otra experiencia inacabada; preferimos la palabra miembros, integrantes y cuando la experiencia de éstos es mayor de tres años con probada trayectoria; escritor. El número varía entre tres y veintiún participantes. “Es posible un pueblo de escritores” -¿Cuántos Centros Literarios agrupan actualmente? -Son ochos Centros Literarios; más los Grupos Imágenes de la UCLA y metArte de actividades múltiples, además de la República de Guarimure, cuya creación obedece también a este proceso de multiplicación de la palabra y el pensamiento. -¿Con qué frecuencia se reúnen? -Los Centros Literarios provenientes de Unidades Educativas y Escuelas Básicas (por razones de horario) se reúnen dos horas a la semana en horarios preestablecidos; existiendo otros como Partenón, que lo hace casi a diario; Imágenes, dos veces por semana. El tiempo no obedece a una línea inmóvil ni las visiones, por ello se evidencian en cada Centro una percepción propia de la palabra, la voz, los conceptos y las propuestas. 11 C ultural -¿Los participantes de dónde provienen?, ¿de escuelas públicas y liceos?, ¿hay un límite de edad para pertenecer a un Centro Literario? -De todas partes; los hay de 9 años, sin duda de escuelas, los hay de 16 provenientes de los liceos, también de 40 de los talleres de arte, pero hay otros de 60 y más. La realidad de la palabra no permite su estratificación porque al fallar el sistema de donde proviene se fracturarían los resultados; pero por muy crítica que sea la situación, toda una sociedad no puede fragmentarse, por ello el modelo agrupa la diversidad. -¿Qué otras actividades desarrollan? -La creación y sus alrededores. Se establecen círculos de discusión sobre las artes y las letras; ediciones artesanales de libros y entregas literarias... se vive. -¿Cómo fue el proceso para la creación de los concursos? -El primer Encuentro de Centros Literarios se realizó en la Casa Chío de la UCLA en el año 1998; fue tal la cantidad de jóvenes escritores que en la misma tarde se decidió abrir un Concurso de Poesía (estudiantil los primeros tres) que homenajeara a una persona, de gran entrega por el hecho humano, en la ciudad, alguien que estuviera vivo, haciendo y diciendo, forjando y luchando y escogimos a José Numa Rojas, el primer cronista de la ciudad de Carora y nos citamos para el 21 de junio de 1999 con el fin de realizar la primera premiación. José Numa murió en diciembre de 1998; menos mal que ya sabía que el concurso tenía su nombre. -¿Con qué frecuencia se hacen los concursos? -La convocatoria es anual. -¿Quiénes han sido los ganadores hasta el momento? -1999, Neybis Bracho; 2000, Blanca Crespo; 2001, Eidelmar Verde; 2002, Juan Rafael Pernalete; 2003, Francisco Piña; y 2004, Jesús Enrique Ferrer; y un Accésit para José Serrano. -¿Cómo es la participación de la colectividad? -El Encuentro es una fiesta colectiva, en él se disfruta de literatura, danza, teatro, pintura, cine, conferencias, tertulias y vivencialidades; en la edición de este año y recogiendo el número de personas que firmaron la bienvenida, reunimos a 723 personas sin contar los que llegaron al final, a la hora de la premiación del concurso. -¿Cómo se financian? ¿Cuál es el aporte de la Universidad? -El financiamiento, tanto del Encuentro como del Concurso, proviene del esfuerzo colectivo, comenzando por la voluntad de los invitados, quienes vienen costeándose todos sus gastos, pasando por el aporte realizado por empresas privadas como la Fundación para la Cultura Urbana, Econoinvest, Librería El Templo de la Sabiduría, BCV, Alcaldía de Torres entre tantos otros cuya enumeración haría imposible esta respuesta. Hay que destacar que el premio del Concurso son libros, CD, pinturas, enciclopedias; nada de dinero. La UCLA (Casa Chío de Carora) es la sede y como tal aporta toda la logística de funcionamiento interno más un aporte económico; para el próximo año esperamos que la vinculación de la comunidad Uclista sea total tanto en Carora como en Barquisimeto. -¿Cuáles son las categorías en cada concurso? -Letras Nacientes para niños menores de 12 años; Cheo Rodríguez (en honor del poeta José de Jesús Rodríguez); agrupa jóvenes entre 13 y 16 años. José Numa Rojas, en el que pueden participar todos los escritores residenciados en el Municipio Torres del estado Lara. -¿Qué es lo que más le asombra? -Que el sueño emprendido se esté cumpliendo a cabalidad, que sea posible tener en nuestro país un pueblo de escritores y pensadores con escuela, con continuidad, que la voluntad de los Centros Literarios y una ciudad haya hecho a un lado la oscuridad y creído en la luz de la palabra como legado de un siglo que apenas empieza. -¿Quiénes pueden participar en los concursos? -Todos quienes deseen hacerlo, integrantes o no de los Centros Literarios. -Qué es lo que más le satisface? -No morirme todavía para seguir disfrutando de todo esto. 12 P oesía I Me precipito al vacío de una página, siento que pierdo y tengo miedo de perder II Es una lucha que se prolonga En las letras un poema pulsadas cuerdas que temen al sonido III Las horas vienen a mi encuentro ¡preciso ser olvidado! Adicto soy del desequilibrio emocional Quiero alcanzar lo invisible IV Esta vez será donde el vagar cierra la brecha entre la distancia y la lejanía, entre el silencio y la oscuridad, entre ayer y el pasado, entre la musa y el que sueña donde posa la mirada de una flor, donde la imaginación de un muro será por siempre. ¡Mi poesía! V Hay un desorden en mi creación, un desequilibrio de papeles caídos de letras dormidas en un árbol sin hojas muertas ilícitas porque están aquí y esto soy y he sido un poeta que juega contra lo establecido Nota: Ahora han vuelto los pétalos caídos VI Floto en las tinieblas de un paso indefinido, cuerpos de arena se contraen en mi pecho en un tiempo en que la noche es la muerte absuelta en un punto distante tumba de mi mirada Jesús Enrique Ferrer (1er Lugar José Numa Rojas con el poemario En las tinieblas de un muro indefinido. Poemas de Transición) 13 C ultural La tierra del ocaso naranja Sólo sudores añejos quedan en las vegas Que un día fueron bañadas por el Morere Gota a gota deslizaron por mejillas, Arrastradas por mil esperanzas... Sabores que sólo fueron degustados por el árido Suelo y algún labio inquieto Lleno de malicia Que se resistía a darlo todo Alberga sueños que fueron abortados en mitad De la noche por luces cósmicas Tierras que atesoran historias que jamás serán develadas, Cantos nocturnos deambulando al amanecer Miserias encantadas, humores vagos asomando verdades marcadas con olores Nostálgicos de muerte Corrientes de aire inmutables que arrastran alientos Entrecortados por la desilusión del existir a expensas de todo y de nada, Caos existencial escondido en la epidermis, sigiloso, acechante, perverso Paisaje frágil que no resiste provocación alguna, Has presenciado luchas en el terrible fragor de la soledad... tu cómplice. Tus amaneceres son esperanzas que cada noche se cuajan con utopías Se prensan con el olvido, y salan con la fuerza del pensamiento Creador del hombre que te habita Caminas al ritmo que te impone el tiempo, Como él, eres cambiante e implacable, No te amoldas a nada, Indómito espacio, cada vez tienes menos y anhelas más La vida se da en ti como un regalo Se sostiene con devoción de milagro Se pierde como un letargo. José Gumersindo Meléndez (2do Lugar José Numa Rojas con el Poemario Sophos) 14 P oesía Mi niñez La tierra se siembra de sombras El acantilado sueña con el jardín posterior de mis ojos Mis manos se reconcilian con la piedra en el bolsillo Queda la lagartija en el verano El sol acaricia el peligroso acontecimiento de tu nombre Una brisa congelada en las alas del cristofué Crucifica mi nombre en tu cuaderno La tarde y los corredores. José Serrano (Accésit del 1er Lugar José Numa Rojas con el Poemario Añoranza: El Imperio de la Tarde) Soy Soy el fuego Deshace el carbón El agua limpia tu ser, La flor aromatiza tu piel, El calor te quema por dentro, La piedra rompe tu silencio, Soy la sombra de tu cuerpo. Karla Lejet (1er Lugar Cheo Rodríguez)) ¿Será que mi ser se hunde en el polimorfismo de amor? El ave destrozada Se desangra en sus astucias Regocija la piedra De la batalla Insoluble Son tantas las ganas de conocer las estrellas mudas y el verbo marchito reanudar el aire que teje la intimidad ¿será que la circunvalación de la poesía da giro a la flecha de tu mano para deambular en la nada de tus besos? Fue el día cuando el sol se inclinó a la muerte Y el polvo de la brisa Recogió las cartas Que florecían a las tristezas De la poeta maltratada Esperando el maldito tiempo del despojo Ya es tarde El barco se ha robado sus deseos Y los ha dejado en la matriz Del Adriático nocturno Con la esperanza del argumento y la distancia Fue entonces Que el dolor cantó Y el niño con sus alas despegó Hacia el horizonte de los sueños. Rosanna Díaz (3er Lugar José Numa Rojas con el poemario Déjà vu) 15 C ultural “De la nada ha brotado un mundo poético. Nada Salas es poeta por la gracia de Dios. Su poesía concentra toda la gama de su sentir y expresión, cascada de metáforas, peñasco de fulgores, iris de rápidos y deslumbrantes reflejos. Nada Salas es una artista nata y neta, conocedora de su propio valer, y por tanto, humilde y orgullosa al par. Ella, gran señora, sabe de sedas y terciopelos en los salones; gran madre, de pañales infantiles; sabe de azúcares en la cocina, y de pinceles y colores sobre el lienzo” Nada Salas: N Luis Beltrán Guerrero escritor y poeta 16 Magia de la palabra DORA CASTELLANOS ada Salas es de nacionalidad croata, nacida en Chicago y ciudadana venezolana por haber contraído matrimonio con el notable médico merideño Rafael Ángel Salas Viloria. Profesa la religión católica. Habla croata, inglés, español, y lee francés, alemán y ruso. Ha viajado por los Estados Unidos, Norte América, México y Panamá. De Sudámerica solamente no ha visitado Bolivia y Paraguay. Ha viajado también en Europa por España, Francia, Italia, Alemania y Yugoslavia, y de África conoce Marruecos. Ella es una mujer de refinada educación y gran cultura que transmite a su interlocutor el mismo encantamiento que entrega en sus poemas. Habita en Caracas, donde espera vivir hasta el final de sus días. Pertenece al Círculo de Escritores de Venezuela. Ahora es feliz cuidando hijos y nietos. Trabaja en nuevos libros. Uno de motivos humanos, otro para los animales que se llama Zoociedad, sobre la naturaleza, morfología, características y belleza inherente a algunos animales. De todo lo anterior ha escrito zoopoemas como solamente puede lograrlo el talento excepcional del poeta, y ella lo es en grado sumo, porque serlo es precisamente hallar poesía donde ella se encuentra y está escondida o se expresa de manera manifiesta. He allí también el milagro de la poesía, que no solamente es hallar y no sólo expresar sino saber expresar de manera original y bella. Es ver donde nadie ve; sentir cuando nadie siente y expresar hermosamente cuando otros no han podido hacerlo de frente al fenómeno que proporciona la materia prima original y viva, para poder lograrlo. ¡Oh poesía revelación, hallazgo y milagro! E nsayo Las estampas poéticas son como camafeos labrados con cuidado exquisito. Logra el mágico prodigio de mezclar sentimientos del alma, con los más duros e insensibles objetos o con los más tiernos y bellos brotes de la naturaleza En 1998 recibió el premio Editor´s Choice Awards de The National Library of Poetry de Maryland, Estados Unidos. En el prólogo de su libro Lapislázuli, en su columna Candideces, el fallecido escritor y poeta Luis Beltrán Guerrero dijo: “De la nada ha brotado un mundo poético. Nada Salas es poeta por la gracia de Dios. Su poesía concentra toda la gama de su sentir y expresión, cascada de metáforas, peñasco de fulgores, iris de rápidos y deslumbrantes reflejos. Nada Salas es una artista nata y neta, conocedora de su propio valer, y por tanto, humilde y orgullosa al par. Ella, gran señora, sabe de sedas y terciopelos en los salones; gran madre, de pañales infantiles; sabe de azúcares en la cocina, y de pinceles y colores sobre el lienzo”. RESEÑA LITERARIA Por una afortunada casualidad han llegado hasta mí, dos libros de la escritora venezolana Nada Salas: Arca de papel y Lapislázuli, los que he leído ávidamente, para mi complacencia. Registra en ellos la naturaleza de las flores, los árboles, las piedras, las gemas preciosas, los metales. Su curiosidad sin límites y la aguda observación que posee, le ayudan a desentrañar lo poético que tiene todo lo que existe. Ninguna cosa escapa a su percepción atenta e insistente. Es casi increíble que alguien cuyo idioma materno es extranjero, domine de manera tan perfecta el más puro español, el más atildado castellano. Más aún, quedando estrecho este idioma a su prodigiosa imaginación, crea las palabras que necesita para expresarse y consigue las desinencias apropiadas a su objetivo. Se ve que ha estudiado nuestra lengua con amor, para el apasionado ejercicio de escribir y describir cuanto ven sus ojos y contempla su mirada. Dispone de un vocabulario infinito para decir y bien decir lo que su creatividad inventa de manera tan compleja y sencilla. En algunos poemas muchos “por qué” quedan sin respuesta, sin que este interrogante mengüe el encanto casi metafísico de ellos. Su talento poético florece en cada uno de sus poemas y su oído profundo jamás pierde el ritmo de las palabras que se expresan en verso blanco perfecto. No hay sílabas que sobren en la melodía subyacente de cada idea. 17 C ultural Podría decirse que sus poemas no alcanzan a ser pintados, ni dibujados. Son trazos deliciosos, casi siempre esfuminados que se expresan en aguadas, pues no alcanzan a ser acuarelas. Con pocos manchones de color, nos dejan entrever o adivinar la sustancia del relato, el encanto de la composición 18 Las estampas poéticas son como camafeos labrados con cuidado exquisito. Logra el mágico prodigio de mezclar sentimientos del alma, con los más duros e insensibles objetos o con los más tiernos y bellos brotes de la naturaleza. Es un regalo de los dioses leer y disfrutar esta poesía que nos obliga a sentir hondo y a pensar profundo. Recordemos lo que dijo el escritor español Ángel Saavedra, más conocido como el duque de Rivas: “Poesía es pensar alto, sentir hondo y hablar claro”. Las metáforas son originales y nos hacen ir de la cavilación al hallazgo de escondidos sentimientos que apenas intentan manifestarse bellamente. Oído fino y culto para la música de los vocablos, para el ritmo de las palabras, la melodía de los conceptos, la armonía total de las expresiones. Aquí, el milagro de la poesía acontece como el fluir de las fuentes, con la difícil facilidad con que los orientales dijeron: “Poesía es la esencia de lo que es”. Podría decirse que sus poemas no alcanzan a ser pintados, ni dibujados. Son trazos deliciosos, casi siempre esfuminados que se expresan en aguadas, pues no alcanzan a ser acuarelas. Con pocos manchones de color, nos dejan entrever o adivinar la sustancia del relato, el encanto de la composición. Imaginación, sensibilidad, dominio, destreza, son sus cualidades y sus calidades. Amor, pasión, recuerdo, saudade, son algunos de sus temas, expresados con tersura, donosura, ternura, suavidad y delicadeza. Para su cabal interpretación, a veces es un poco difícil desentrañar el sentido de algunos tropos abigarrados de imágenes, densos de sentido y contenido. No hay palabras vanas ni mucho menos banales. Cada una está en el verso, con el peso específico que necesita para significar. Está allí algo así como taraceada en el lugar estético requerido, para completar la idealidad del verso. No pertenece esta poesía a aquel desorden de moda ahora, de ensartar palabra tras palabra, en una especie de monserga que no dice nada. Al terminar de leer aquellos que pretenden ser poemas, no se ha entendido nada y queda una especie de confusión mental que hace pensar, con frecuencia, que se está perdiendo la agudeza mental para captar lo difícil. Ya lo dijo Shakespeare: “Palabras sin pensamientos no van al cielo”. Leamos con unción algunos poemas del trabajo de Nada Salas, porque estamos ante el milagro de la poesía y los milagros ocurren raras veces: P oesía Dehiscencia El mango (Mangifera indica) Pomo paradisíaco. Seductora manzana de la Zona Tórrida nacida de ramaje que periódicamente –ya porque la luna brilla ya porque las aves cantan y perfume esparce la brisa– al aire decide echar una cana cambiando por rojo cobrizo el verdor de su cabellera. Si en el Jardín de Huracán fuiste modelada por voluptuosas manos sin forma. Si te sazonaron los ósculos miel-candela del astro canicular. Si te pintó el pincel abigarrado del ocaso tropical. Si hálitos ajenos a esta tierra aromaron la delicia de tu pulpa… ¿Serían tus carnes de Eva y no las curvas de una fruta con casto corazón de nieve lo que Adán no pudo resistir allá en el Edén? Despertadas por la magia telúrica en dehiscente voladura abandonan sus fundas las semillas. Del jardín de Perséfone a la luz del día. Del sueño sin bien ni mal al gozoso despertar. Del tránsito de crisálida al vuelo vital. Del encierro de la cáscara al surco donde crecen como en la sien la idea y en el corazón el amor en germen. Obsidiana Amor de ayer. Lava del volcán del alma que abrasabas cada fibra de mi ser. ¿Quién sosegó tu torrente vivo? ¿Quién sofocó tus llamaradas? Del más allá el amor responde: –Los dedos tiznados del olvido y el frío caudal de lágrimas–. 19 C ultural El nombre de la rosa Criatura terrena a quien el poeta llama mullida caracola. Alhaja. Fragante farola. Estrella que la mano asir puede. Cairel de cósmica seda de donde la abeja oro toma. Donairosa danzarina en cuya cintura sensitiva gira música misteriosa e insonora. Yo te llamo rosa. Simplemente rosa. Y al hacerlo en mi boca aflora el gesto inicial del beso. Prisma de cristal Diapasón de agua acorazada. Entonador del pájaro primero. A las caricias atrevidas respondes desencadenando resonancias escritas sobre una ignota estrella para ser oídas aquí en tierra. Siempre las mismas mas siempre inéditas. Flauta traslúcida. Cuando tu lírico vibrar se adelgaza y se aleja aún nos queda el encanto de tu eco. Persiste en los tímpanos con la gracia viva de una clara campanada. 20 Lapislázuli Hay palabras que en sí son poemas. Digo lapislázuli y digo: Lis del viejo Egipto. Cimitarra de Osiris. Orquídea de Isis. Azur rayado por alas de Ibis. Esfinge. Jeroglífico. Lapislázuli, lapislázuli. Vocablo poéticamente pleno. Te nombro en el azul marino de la noche y en la galera del verbo me voy a otras geografías. Navego un mar en azulillo en cuyos abisales añil se deslizan/ pececillos de platino. Lapislázuli, lapislázuli, verso en cinco sílabas. ¡Ay! quién tuviera un lápiz lapislázuli. E nsayo En mi caso, la lectura de Medardo Fraile primero me produjo una inexplicable desazón. Era como si aquellos cuentos no lo fuesen, como si fuesen, y lo son, textos inesperados. E Poética para fracturar el mundo Y justo esta palabra me proporcionó la clave: se trataba de cuentos como no había leído hasta entonces, concebidos y construidos desde un paradigma narrativo distinto al que me habían habituado JOAQUÍN MARTA SOSA* n Venezuela a todos nos pasó lo que a nuestro gran narrador José Balza. Cuando leyó los cuentos de Medardo Fraile se preguntó asombrado “¿Cómo puede existir en España un escritor de esta naturaleza sin que sea conocido entre nosotros?”. Esta pregunta prácticamente volaba de boca en boca poco después de que en Caracas se publicara por primera vez un libro de cuentos suyos (Años de aprendizaje) como antesala a la visita que nos hizo a comienzos del 2002, y donde deslumbró con sus lecturas y charlas y humanidad buena y plena a más de uno. Y no debe tomarse por retórica esa pregunta tratándose de Venezuela, país cuya literatura está signada por grandes cuentistas como Uslar Pietri, José Rafael Pocaterra, Julio y Salvador Garmendia, Antonia Palacios, Alfredo Armas Alfonzo, Laura Antillano, por citar a unos pocos. No obstante ya era conocida parte de su obra por algún círculo universitario caraqueño muy reducido, pues a mediados de los años ochenta se publicó un buen análisis crítico de sus cuentos, centrado en la antología que tituló Ejemplario. * Escritor venezolano; principalmente poeta y ensayista. En España ha publicado, bajo el sello de Bartleby Editores, un poemario, Las manos del viento (2001), y una antología de poesía venezolana, Poetas y poéticas de Venezuela (2003). En su país coordinó la edición del libro de cuentos de Medardo Fraile, Años de aprendizaje (Editorial Pavilo, Caracas, 2001). Este libro, así como Cuentos completos (Alianza Editorial, Madrid, 1991) y Cuentos de verdad (edición de María del Pilar Palomo, Cátedra /Letras Hispánicas, Madrid, 2000) han sido los textos de soporte para este intento de ensayo sobre la cuentística de Medardo Fraile. 21 C ultural 1925 Nace el 21 de marzo en el Paseo de las Delicias, barrio popular de Madrid. 1930 Muere su madre, a los 33 años. 1936 Continúa sus estudios de bachillerato en dos institutos, Lope de Vega y Cervantes. En el periódico del primero, publica su primer artículo, un editorial sobre la libertad, 1938. 1940-44 Termina el bachillerato en la Academia Menéndez y Pelayo, donde se relaciona con los intelectuales de su generación, y colabora regularmente en la revista Amenidades, dirigida por doña Carmen Belacoracho. 1945 Con José Gordón, Alfonso Sastre, Alfonso Paso, José Costas y Enrique Cerro funda el primer teatro de ensayo de la posguerra: Arte Nuevo. 22 En mi caso, la lectura de Medardo Fraile primero me produjo una inexplicable desazón. Era como si aquellos cuentos no lo fuesen, como si fuesen, y lo son, textos inesperados. Y justo esta palabra me proporcionó la clave: se trataba de cuentos como no había leído hasta entonces, concebidos y construidos desde un paradigma narrativo distinto al que me habían habituado. Después de esa constatación decidí abrirme sin condiciones a su lectura, y fue entonces cuando caí en cuenta de lo que en ella me seducía y me cautiva cada vez más, especialmente cuando releo alguno de los cuentos que más me convoca: la presencia de una cierta atmósfera poética de situación (ciertamente tangible a pesar de que al comienzo se mantuvo en estado de intuición) que parece deslizarse de modo casi siempre vaporoso pero intenso, como si discurriese por los márgenes a pesar de que presiento que en verdad lo hace por el centro mismo del corazón de cada cuento. I Una parte de estas claves me la desentrañó el propio Fraile en sus palabras de presentación de Años de aprendizaje. En ellas dijo “Aquí hay que pensar mucho más, y querer más, y respetar más, y saber mucho más unos de otros. Urgentemente. Porque hay todavía demasiada gente que nace para no vivir mientras vive”. Y esto constituye el espíritu medular de sus cuentos a partir, como dijo en esa misma ocasión, “de la sinceridad más sincera”. Otra pista me la proporcionó María del Pilar Palomo en su Introducción a Cuentos de verdad. Ella afirma que la narrativa de Medardo Fraile está tomada por “una auténtica poética de lo cotidiano, en sus aspectos aparentemente vulgares…”, valoración que comparto pero que sólo se corresponde parcialmente con el tipo de poética que estaba mascullando por dentro. Más cerca de mi apreciación se encuentra una afirmación suya donde subraya que estos cuentos se fundamentan en una “anécdota casi trivial, que se carga de significados”. En la búsqueda de esa poética medardiana la cuestión de los significados deviene en mucho más relevante. Acaso un eslabón más cercano a lo que sospechaba lo apuntó José Balza en su ensayo Los mundos de Medardo Fraile que sirve de prólogo a la edición de Años de aprendizaje. Señala que “en general, creo que los relatos de Fraile traspasan la condición narrativa para despertar en nosotros ecos infrecuentes”. En efecto, son esas sonoridades sutiles, esos toques casi imperceptibles en el alma, esa peculiar manera de aproximarse al tema, a los personajes, a la trama e irlos presentando con un desarrollo que se vale de la narración para empinarse más allá de ella; que alude con insaciable poder a ese residuo esencial que permanece y nos inquieta más allá de lo contado, que parte de él, lo presupone, pero muchas veces no es más que una coartada para revelarnos la poesía del mundo, E nsayo 1946 Estrena en el Teatro Infanta Beatriz de Madrid la obra en un acto Ha sonado la muerte, en colaboración con Alfonso Sastre. Estrena en el mismo teatro Un día más, en colaboración con Alfonso Paso. 1947 Dirige La arañita en el espejo, en el Teatro del Instituto Lope de Vega de Madrid, una de las tres obras en un acto que forman la trilogía Lo invisible, de Azorín, quien le acompaña al ensayo general de la obra, a la que asistió. 1948 Estrena en el Teatro del Instituto Ramiro de Maeztu su obra en un acto El hermano, que la crítica señaló como la más relevante de las obras estrenadas en los dos años que se mantuvo en actividad Arte Nuevo. 1950 Finalista del Premio Café Gijón de novela corta con El miedo, que se publica en 1951, en la revista Haz. 1954 Publica su primer libro: Cuentos con algún amor, que la crítica recibe con elogios, entre los que destacan el de Gaspar Gómez de la Serna, Dámaso Santos, Tomás Salvador, Juan Emilio Aragonés, Ramón de Garciasol y José Córdoba. de la humanidad, es decir, esa otra cara de las cosas o de la luna, que no es oscura sino misteriosa, que está oculta pero que sólo una mirada especial, poética, puede llenarla con la luz de la que ellas mismas están dotadas. Y en esta diana es donde se me revela y deslumbra la poesía de los cuentos medardianos: no arroja luz sobre lo oscuro, lo que resulta invisible para el ojo funcionarial, sino que descubre la luz que constituye la centralidad de su cuerpo y existir. Son esos “ecos infrecuentes” los que cargan de significados a estos cuentos, de significados que valiéndose de lo trivial nos revelan que a la luz, a su propia luz, cambian las cosas. Desde luego que existe otro abordaje posible y cierto para esta materia, es la que tiene que ver con la calidad y las cualidades poéticas del lenguaje narrativo de Fraile (“metió la mano en el bolso, como buscando algo, un pañuelo, la polvera… el pedazo de sábado que le faltaba”; “vio pasar un tren, pequeño, rápido, con un penacho de humo rozagante que se quedaba atrás olvidado”; “una barca que no va a ningún sitio. Que sólo va al sueño de cada uno”; “volveré cuando Dios esté despierto”) y que lo hacen convincente en su enriquecimiento de las visiones, de la palabra, de la aproximación a elementos determinantes de la trama, descubriendo y practicando posibilidades metafóricas, riquezas sintácticas, ampliaciones semánticas que resultan sorprendentes en un cuentista. Incluso puede hablarse de una suerte de “poética del humor” en los cuentos medardianos. Incluso podemos referir el cuidado rítmico de su prosa, la cadencia de sus oraciones, y hasta, en más de una ocasión, un cierto sentido métrico de la frase. Pero más insólito y propio viene a ser, insisto, esa cualidad poética que sus narraciones exploran en la vida y circunstancias de sus tramas, personajes o sentidos de la historia. Es la poética terrible del hombre reducido, y no da para más, a lo que hace, que luego se deshace cuando la mano del tiempo lo borra del espacio, borrándolo, con ese acto simple y reiterado, inocente en apariencia, a él mismo: la pizarra es el cementerio de Para darle algún sustento a lo que intento presentar, comencemos con Monó- todos los que logo de los sueños, una suerte de recorrido personal y arbitrario por algunos de han sido borrados II sus cuentos. En éste se respira una atmósfera de intangibilidad, de ser o no ser, de lo real que no es o que es otra cosa, pues “el hombre… hace poquísimas cosas reales desde que se levanta hasta que se acuesta”. Y no es que lo poético se alimenta exclusivamente de lo real sino también, como en este cuento, de la irrealidad que se instala en lo real y lo fagocita en esa dialéctica del sentido del sin sentido y del sin sentido del sentido, es decir, de la vulnerabilidad de esos significantes que en ocasiones son apenas mediaciones hacia lo otro. Tal sucede en este monólogo que es diálogo o en este diálogo que es monólogo, que sueña que está soñando sin soñar y “… nos inyecta de irrealidad las venas”. Todo hasta que nada existe que sea más real que sus irrealidades, lo que viene a convertirse en una fuerte apuesta poética para desentrañar el sentido y significado de la hondura misma de ese corazón tan peculiar. 23 C ultural “UNA BARCA QUE NO VA A NINGÚN SITIO. QUE SÓLO VA AL SUEÑO DE CADA UNO” 1956 Obtiene el prestigioso Premio Sésamo con su cuento La presencia de Berta. Se licencia en Filosofía y Letras por la Universidad de Madrid. Trabaja como profesor de Lengua Española y Literatura Española Contemporánea en la Escuela de Verano para universitarios extranjeros de la Dirección General de Relaciones Exteriores, Madrid. 1959 Publica el libro de cuentos A la luz cambian las cosas, en la prestigiosa Colección Cantalapiedra. 1960 Obtiene una Pensión de Literatura de la Fundación Juan March. 1962 Inicia sus colaboraciones, ininterrumpidas hasta hoy, en el diario ABC. 1963 Profesor de Literatura Española Contemporánea del Hispanic Council Course, British Council, Madrid. 24 Esta poética cobra una evidencia casi autobiográfica en Primeros pasos. Allí se dice del cuento que “siempre se escribe temblando… porque puede quebrarse”. En efecto, nada más cristalino y quebradizo que lo poético, incierto en su temblor dentro de la llama de una vela expuesta a las sevicias del viento, que en medio de éste y luego de éste es lo único que resta. Y así acaecen los cuentos de Medardo Fraile, entramados de frágil luz con el poder sólo reservado al segundo gesto de Dios, el de la epifanía que revela las soterradas torrenteras donde se alimentan las flores tímidas y débiles, humanísimas, de la realidad que subsiste más allá de ella misma. En Perdónanos, Hermy, esa misma gesta se bifurca por otros senderos, los que oponen corrupción e inocencia en tanto doble texto de una misma página, que, sin dejar de ser una, se desdobla en dos planos. La niña protagonista (Hermy) crea un triángulo “erótico” con su madre y el narrador que lleva a que éste la defina como “la corruptora de mayores más buena del mundo”, de modo que dos mundos narrativos (la niña que juega y los adultos que copulan) convergen en uno nuevo y distinto, el de la conciencia de la vergüenza, el de la inocencia que corrompe con su ludismo ingenuo hasta hacer del amor un peldaño fracturado, irrecuperable, a causa de los convencionalismos. Y tal es, me parece, una buena parte de la esencia de lo poético, es decir, aquello que de manera irremediable nos interpela y descubre y cambia muy adentro. Pero Medardo Fraile no se arredra y va más allá, casi al límite donde la narración está a punto de hacerse poema. Uno de los mejores ejemplos, y no es el único, reverbera en el que titula El mar, que está allí, para todos, pero su peculiaridad, la que revela el narrador, es la de poseer un lenguaje desde el que enuncia secretos, y éstos terminan por no entenderse o sí, pero ya no vuelven a lo ignorado sino a los misterios que se hacen patentes, cuyo espíritu, a pesar de que permanece sin abrírsenos, ya lo hemos tocado. Y es éste el milagro, la poesía. Y también lo es el quedarse esperando por lo que no llega en Aquella novela. O la conversión contradictoria de una ilimitada solidaridad por parte del que –gracias a ella– pretende no molestar a nadie, y es por ella, justamente, por la que a todos molesta (En vilo) y sólo se atreve a musitar una solicitud: “por favor, si notáis que me muero, avisadme”. Hay otro cuento (Descubridor de nada) donde la narración se alimenta en poesía cuando el personaje sale a dar un paseo circular, de su casa a su casa, cuyo cierre se abate sobre sí mismo, pues el primer párrafo es también el párrafo final del cuento, sólo que ahora el personaje cuyo cuento fue contado se E nsayo 1964 Publica Cuentos de verdad, Premio Nacional de la Crítica en 1965. 1964-67 Dirige Tres sombreros de copa, de Miguel Mihura y Las cartas boca abajo, de Antonio Buero Vallejo, en el Naffield Theatre de la Universidad de Southampton. 1968 Doctor en Letras por la Universidad de Madrid. Obtiene Sobresaliente cum laude por su tesis sobre Samuel Ros. 1969 Profesor del Departamento de Educación ExtraMural de la Universidad de Glasgow, impartiendo un curso de Introducción a la Cultura Española Contemporánea. 1970 Publica Descubridor de nada y otros cuentos. Obtiene el Premio de cuentos de La estafeta literaria por Yo no soy un ovambo. dispone a contarlo. En definitiva, el viaje del personaje es una trama poética: ha sido alrededor de sí mismo, dentro de su propia interioridad, y el paseo exterior funciona como espejo para revelar y ocultar al que es desplazamiento verdadero. En otros casos la intensa calidez poética recurre a modalidades más directas. En La mariposa, lo ordinario y cotidiano, gracias a una mirada distinta, y el ingreso de ese lepidóptero en la habitación, fracturan el mundo, lo revierten de apacible en aprensivo, y luego, al matarla, en drama que corroe (“¿Había sólo matado una mariposa o había matado algo de su mujer, lo escatológico, lo ultraterreno, su mitad oscura?”). La situación, en una rápida vuelta de tuerca propia de lo poético, deviene en otra, en su contraria. Y al fondo la muerte, amenaza en sí y contra el silencio, la tranquilidad, la paz, el mundo entero de aquel cuarto y de su habitante estremecido. Si luego nos detenemos en Crónica de la esperanza, con ese omnipresente Renault Fuego, rojo, de cuya matrícula sólo se sabe que contiene una S, inicial de Satán, y el número 16, que unido a la S se convierte en el símbolo del azufre infernal (y podemos añadir el dato ominoso de que el auto es un modelo Fuego, alusión, para nosotros indudable, al Averno y sus insidias) todo conduce a deducir vinculaciones diabólicas. Pero esta presunción que puede entenderse como delirante, ya lo es menos cuando sabemos que en lugares extremadamente distantes entre sí, de hecho en continentes distintos, en días y horas y situaciones muy diversas, un automóvil que reproduce una a una esas mismas características, se dedica a atropellar y a matar transeúntes de la más variada condición. En esa metáfora, donde el artilugio tecno-industrial, la máquina, que es el punto más alto de racionalidad y de apoderamiento de las posibilidades de lo real, se nos devuelve a la caverna, a la primariedad (“la gente… sonreía y esperaba mirando a los cielos, con fe”), a la revelación de cuán débiles nos hace el poder, paradoja que sólo una lúcida y aguzada indagación, la que es exclusiva del mirar poético, nos pone delante, pues sincronicidad y apocalipsis, convocadores de la epifanía, no son sólo árboles distintivos de los predios religiosos sino también de los territorios que siembra la poética. Por otro lado, es novedosa la vertiente que Fraile nos presenta en Punto final. Aquí la pizarra del aula escolar viene a patentarse como símbolo ominoso del hombre en su historia, es decir, en el tiempo y en el espacio, o –según Marx– sólo en el tiempo, puesto que “el tiempo es el espacio del hombre”. La pizarra limpia viene a ser un remedo del acto poético, es decir, transformador, del 25 C ultural 1971 Obtiene el Premio Hucha de Oro, de la Conferencia Nacional de Cajas de Ahorro, por su cuento El mar. Contrae matrimonio en Glasgow con Janet H. Gallagher. 1972 Publica Con los días contados, reedición de sus dos primeros libros. Medardo crea un fresco de la España maltratada a través del concepto literario del cuento, inspirados sin duda en experiencias y anécdotas vividas personalmente por el profesor de Literatura y genial escritor 1974 Nace su hija Andrea. Publica Poesía y Teatro Contemporáneos. 1975 Obtiene una beca de investigación para las universidades de Escocia de la Fundación Carnegie: The Carnegie Trust. 1979 Publica la antología de cuentos Ejemplario, Madrid. 26 espacio que borra todas las obras del tiempo. Cada frase, enseñanza, ejemplo vertido en ella, al borrarse no solamente eran ellos, en tanto obra, lo que desaparecía, sino también sus autores. Es la poética terrible del hombre reducido, y no da para más, a lo que hace, que luego se deshace cuando la mano del tiempo lo borra del espacio, borrándolo, con ese acto simple y reiterado, inocente en apariencia, a él mismo: la pizarra es el cementerio de todos los que han sido borrados. Podemos, entonces, sugerir que estamos ante la poética del espacio, en su inmortalidad, frente al tiempo, en su perecimiento. De nosotros sólo quedarán los cementerios. Pero, al final, ¿qué somos nosotros? Ojos, lenguas, espejos, bajo el recurso, tan medardiano, de un detalle, a veces minúsculo, siempre insólito, que cobra tal entidad como para cambiarlo todo, nos encara con la cuestión de la identidad profunda. Con el qué somos. El tema “obvio” del cuento es el racismo y sus consecuencias, pero desde un ángulo por completo contemporáneo: somos de la raza o etnia, que los otros deciden que seamos, y por esa decisión en la que para nada se nos toma en cuenta, cargamos y nos cargan con todas las consecuencias. Un poco al modo de Unamuno y sus Juanes, pero de manera más compleja, aprendemos con las secuelas de lo dicho por Mrs. Campbell, que somos lo que se decide que seamos, más allá de apariencias o verdades, lo cual no es más que una construcción “poética” de la realidad, y en el caso de este texto con todos los desenlaces funestos que sobrevuelan generaciones y del padre alcanzan a la hija. Distinto, pero sobre lo mismo, ocurre en De pronto. Aquí la identidad, como ser del personaje en busca de sí mismo, y no de autor, termina por deslavazarse, reducirse a un irrisorio montoncillo de arena apenas húmeda (“Y un gusanillo se mueve, se mueve y sube y baja y nos dice: Ya no eres nada”). El tiempo, pues, no se limita a extinguir la identidad en las obras sino en la persona misma. Se trata, casi, del monólogo de un difunto (“Ya no hay más que el talento de Dios, que te deshace, que te llama, que ignora las oposiciones de los letrados, las ocho horas, todo lo que Él puede ignorar y nosotros no”). Ese Dios ante cuyos ojos se destruye tu humanidad y no la de Él, pues carece de ella, conduce la poética del combate hombre / Dios, perdido de antemano por el hombrecillo cotidiano que todos somos en definitiva, pero que es capaz, en su resignación vulnerable, de ponerse a su altura y dialogarle como su último grito ciego en la tierra. El burócrata de la vida, que todos somos a nuestro modo, y de lo que sólo Dios puede librarse, está sumido en su ordenada cotidianidad para rendir sus rutinas en ese desorden final que es la muerte, esa que en Murió en tierra de nadie, como para que no quede ningún registro poético por manejar, sufre Lino Santos. Él, en medio de un ambiente mafioso recreado con un talante formidable, muere porque la búsqueda del amor de verdad sólo puede conducir a la fatalidad de un destino unívoco, el de morir. Amor, lo que se dice amor de verdad, es una obsesión que sólo esa moneda funeraria alcanza a compensar. La visita a una poética romántica donde muerte sobreviene en el otro e inevitable rostro del amor, en su conclusión irrevocable. “Aquí hay que pensar mucho más, y querer más, y respetar más, y saber mucho más unos de otros. Urgentemente. Porque hay todavía demasiada gente que nace para no vivir mientras vive” E nsayo 1983 Personal Profesor (Catedrático) de la Universidad de Strathclyde, Glasgow (1983-1985). El primer catedrático de español de esa universidad creada en 1962. 1986 Publica su novela Autobiografía, y la antología Cuento español de posguerra, que alcanza seis ediciones. 1987 Catedrático Emérito de la Universidad de Strathclyde, Glasgow. Publica el relato infantil El gallo puento en hora. 1988 Publica su libro de artículos sobre España, Entre paréntesis. Obtiene el Premio de Periodismo Ibáñez Fantoni. 1989 Publica Santa Engracia, número dos o tres, cuento para niños, y la antología Teatro español en un acto. 1990 Obtiene el Premio Internacional de Periodismo Emperador Carlos. 1991 Publica Cuentos completos, y la novela corta El rey y el país con granos. 1992 Publica Claudina y los cacos. 1994 Publica la novela corta Los brazos invisibles. “LA REALIDAD NO SÓLO ESTÁ AHÍ, SE SUEÑA, SE CREA” Finalmente, en el libro Contrasombras acertamos con el que acaso sea, al menos para mí el cuento más entrañable escrito por Medardo Fraile, Defensa. De él escribió que “es el cuento que más me interesa: es el más mío”. Esta afirmación la conocí después de leerlo, y me gustó conocer ese criterio del autor, acaso porque entonces nos invade la ingenua ilusión de que hemos dado con el pulso emocional, cordial, del escritor. Esa madre que en el cuento defiende ante un juez al hijo cándido acusado de una “muerte por susto”, discurre por la vertical de otro de los memorables monólogos medardianos, con una sabiduría tan deslumbrante que se anticipa a las condiciones en las que ahora mismo vivimos todos: las del miedo cerval y colectivo: “el susto lo llevamos ya en el cuerpo y estamos de mírame y no me toques, que las mujeres y la sociedad entera andamos muertas de miedo… Esa pobre mujer estaba ya más muerta que viva cuando salió a la calle. ¡Tenía miedo a la calle, señor; se moría de miedo!”. Así, entre alucinaciones, inocencias (de nuevo), infantilezas, podemos, como quien no quiere la cosa, descubrir que la poética propia de nuestro tiempo es la que, ahíta de una crueldad insobornable, nos viene a asegurar que todos estamos muertos, al menos de miedo, que puede vivirse como la peor de todas las muertes. En esta especie de premonición, el cuento me recuerda a uno de Cortázar, Apocalipsis en Solentiname, donde se adelantó, entre visiones y realidades, la masacre que el somocismo perpetrara contra la comunidad del poeta Ernesto Cardenal. ¿La poética como profetismo? ¿Por qué no? Y no dejemos de lado que todas estas historias, cada uno de los ocurrires en estos cuentos, son tramas desde personajes cotidianos, gentes sencillas, cuyas heroicidades no consisten en ser héroes sino en revelarnos, desde sus vidas sin relieve, el relieve que sus vidas puede cobrar para cada uno de sus semejantes. Es decir, se trata de ese “otro lado” de las biografías y de los sucesos donde la vida de todos, de cualquiera de nosotros, puede verse, y se ve, implicada. Puestos en este atolón podemos acercarnos de nuevo a la propuesta de María del Pilar Palomo, la que denomina poética de la cotidianidad, para alejarnos de ella un poco o un mucho. Sencillamente porque esta poética medardiana no se afinca primordialmente en lo cotidiano del hombre común, sino en lo extraordinario que cada una de esas cotidianidades lleva consigo. Ése es, al menos, el criterio que levanto desde la revisión de los cuentos a los que me he referido y que para mí tengo como un muy buen ejemplario de la narrativa de Fraile. 27 C ultural III 1998 Publica su libro de cuentos Contrasombras. A juicio de Medardo Fraile, cada cuento debe tener algún tipo de rasgo moral que ayude a los lectores. “El cuento se cuenta, no se explica. Tiene que contener suficientes elementos que lo hagan entender al lector”. 1999 Publica una antología temática, con varios cuentos nuevos titulada Ladrones del paraíso. El gobierno español le condecora con la Encomienda con Placa de la Orden Civil de Alfonso X, El Sabio. 2000 La Universidad de Veracruz, Xalapa, México, publica una antología de sus cuentos, titulada Descontar u contar. 2001 Publica en Salamanca el libro sobre estudios literarios La letra con sangre, y en Venezuela Años de aprendizaje, editorial Pavilo. 28 El propio Medardo Fraile nos proporciona algunas estelas a seguir en este asunto vidrioso, por sujeto a discusión, de su narrativa vista como esencialmente orientada por una poética que le es muy propia. Ha dicho él que tiene “fe ciega en los cuentos en los que no pasa nada”, además de proponerse que “fondo y forma, estén tan bien acoplados que sean lo que son en realidad: la misma cosa”, para concluir en que “el artificio es el lastre”. Son éstas tres afirmaciones que un poeta de verdad suscribiría sin vacilación alguna. Pero el cuentista da otros pasos decisivos en esa misma dirección. Dice que “estos cuentos no se parecían a ningún otro”, resumen del más profundo e irredimible ideal del arte poético; y también que “la realidad no sólo está ahí, se sueña, se crea”, que es en lo que consiste buena parte de la operación propia de la poesía. Y para cerrar despleguemos otra declaración donde analiza sus propios cuentos como aquellos “cuya intensidad y emoción rebasaba el número de páginas y cuya anécdota era muy difícil de contar después”. ¿Qué otra cosa sucede en un poema sólido y de bien trenzado discurso sino ésta? Desde luego, no se trata ni de lejos de postular que Medardo Fraile escribe poesía bajo la forma de narraciones, sino que sus cuentos se cuecen siempre en el fuego invisible de una determinada poética, que exprime y esgrime las múltiples posibilidades de la poesía, y que son inseparables de ella. IV Esa, en mi caso, viene a ser la clave para entender el desconcierto que los cuentos medardianos suelen provocar en nosotros. ¿Qué pasó? ¿A qué revelación u ocultamiento hemos asistido con su lectura? En definitiva ¿qué hemos leído cuando los hemos leído? Y es ésta la turbación propia del acto poético, del élan o conciencia poética y humana propia de estos cuentos, de todos ellos, del primero al último. Por esos personajes que se nos dan en su veracidad, convincentes, de una pieza, pero sobre los cuales, de pronto, nos asalta la certeza de que son portadores de misterios en cada bolsillo de sus acciones, de sus palabras, de sus emociones o resignaciones; misterios que son reveladores de que la pieza única está constituida por varias, múltiples, que apuntan hacia una diversidad compleja de significados y sentidos, siempre centrados en la condición humana de lo humano, en su tiempo (que es su espacio) y en su terrenalidad. Estos personajes, personas vivas a las que podemos oler, oír, ver, se presentan por lo general en el interior de atmósferas que son más, mucho más valederas que las localizaciones concretas, físicas. Son y están como superficies suspendi- E nsayo …NO EN PONER LUZ DONDE NO LA HAY, SINO EN DESCUBRIRLA DONDE EXISTE, PERO QUE DE ORDINARIO SE NOS ESCAPA, NO SÓLO DEL ALMA SINO DE LOS PROPIOS OJOS das en su propia realidad, a sabiendas de que cabalgan sobre una densidad que sólo el lector puede llegar a develar, que de tan cercanas se las siente lejanas pero, sin duda, muy dentro de ellas mismas. Poética de la lejanía de lo cercano, de la cercanía de lo lejano, que así es lo que nos rodea y por cuya interioridad somos habitados y habitamos simultáneamente. Tales atmósferas o climas nos llegan en las manos de un lenguaje enriquecido por un imaginario peculiar, producto de esas metáforas medardianas cuya propiedad más relevante es la de crear vínculos y maridajes insólitos: “unas pisadas aisladas de hombre, que araban jóvenes, abarcadoras, la acera sorprendida”. Lenguaje, éste, donde lo narrativo es penetrado de tal modo por lo poético que termina por ser extremadamente exigente con nuestra propia sensibilidad e imaginación. Y es gracias a este lenguaje como desde lo ordinario, cotidiano, se insertan fracturas en el mundo, en la realidad, en las verdades convencionales, y se nos sugiere vivirlas en otras perspectivas, en ángulos diferentes, desde nuevas honduras y alturas, donde la verdad puede ser más verdadera y más sincera la sinceridad. Es decir, se nos invita a renovar el mundo desde nuestra propia renovación. Más densidad poética que la envuelta en esta decisión de escritura me parece imposible de concebir, en la de decir mucho más de lo que se dice. Por ejemplo, en esa diminuta araña que aparece muerta sobre la palabra muerte “de entre las 172 palabras posibles” de esa página (Un viaje sin vuelta) para alertarnos acerca del soberbio poder de las palabras que edifican estos cuentos como si tuviésemos entre manos poemas sin fisuras. Y, como ya lo hemos asentado, hay mucho de eso. Por ejemplo, en lo que define el rol crucial de Mrs. Campbell (Ojos, lenguas, espejos), que había sido “portavoz de luz para verlo todo de otra manera”. Así los cuentos de Medardo Fraile, portavoces de una inagotable señora Campbell. En síntesis, la poética de esta narrativa consiste no en poner luz donde no la hay, sino en descubrirla donde existe, pero que de ordinario se nos escapa, no sólo del alma sino de los propios ojos. Es poner la lucidez temblorosa del dedo en aquello que de extraordinario, es decir, de colectivo y constante, tienen las vidas cotidianas con esa especie de épica silenciosa que las marca una y otra vez. De allí que esa luz empujada a la superficie desde los socavones más comprometidos de la situación humana, de su ser en la existencia, sea lo que nos interpela en estos cuentos y en ellos nos descubre sin remisión. Adorno dejó dicho que “sólo entiende lo que dice el poema quien en la soledad de éste percibe la voz de la humanidad”. Y pudo haberlo afirmado con la misma nitidez de los cuentos de Medardo Fraile, cuya curva pendular va de la poética de la cotidianidad a la poética de la humanidad. “el susto lo llevamos ya en el cuerpo y estamos de mírame y no me toques, que las mujeres y la sociedad entera andamos muertas de miedo… Esa pobre mujer estaba ya más muerta que viva cuando salió a la calle. ¡Tenía miedo a la calle, señor; se moría de miedo!” 29 C ultural Noche para estar solo MEDARDO FRAILE D espués del último beso, carnoso y suave, de la despedida, subió, sudando, las escaleras hasta su carro. Gozoso, desnudó su cuerpo y se metió en la ducha. El patio estaba caliente y limitaba abajo con una luz eléctrica y arriba con una estrella. Detrás de la ventana encendida se movía un cuerpo cálido y elástico. La casa estaba sola, en silencio. El agua resultaba templada a fuerza de atravesar la tarde y traía como voces de niños y ecos amorosos de entre los pinos. Salió del agua, secó su cuerpo con ligereza y sacó de un armario un pijama de hilo. La luz parecía una tela de araña, gris y lenta, que se iba apoderando del piso. Sonaba, por detrás de las casas, una musiquilla punzante y golfa que se marchaba y volvía caracoleando. En la mesa del despacho había una carta. Se sentó frente al ventanal, de cara a las fachadas de las otras casas. Se fijó en el esquinazo de la de enfrente. Ahora no, pero allí las tardes, en su declive, se hacían de un amarillo rojizo, carnoso y dulce como la pulpa de un melón otoñal. La carta estaba allí, sobre la mesa. La cogió, olfateó el sobre y se fijó en una letra con la tinta corrida por el agua. Por el agua del mar, pensó. Era la letra de su hermana. “Querido hijo…”. Todos estarían bien y contentos de poderle enviar besos, consejos y recuerdos. Pero él, ahora, con la casa vacía, era feliz. No abrió la carta. Le pareció un sobre demasiado normal. Y la habían escrito los enemigos de Sara. Sara, esa tarde, le pareció única. Mostró una madurez en el misterio, unida a una voluntariosa desgana, a una rara sazón en la esperanza y el amor que había dejado en el aire de la tarde como olvidado y suspenso. ¿Por qué tenían las personas mayores tanto miedo a la rotundidad de unos labios, a los movimientos libres, a la gracia natural y sin trabas? Abrió la carta, de pronto. Era el tipo de carta de todos los veranos. “Deseamos que estés bien”. “Queremos que estudies mucho y puedas reunirte con nosotros pronto”. “No te distraigas. Esto sobre todo: no te distraigas. Tu padre recomienda que te lo digamos. Él, cuando venga, te escribirá un poco”. Y Mari, su hermana, decía lo mismo, añadiendo algo sobre el paisaje y los chicos. Y el padre, luego, 30 C uento más o menos igual, en un tono más serio. No se atrevían a decir su nombre: Sara. Como si no estuviese impregnado de un recio aroma, como si no fuera de los primeros nombres que Dios amó. Entró por la ventana un olorcillo fresco, a macetas regadas. Se asomó. Había pereza a encender las luces en la casa de enfrente. Se encendieron dos a un tiempo, como si la casa abriera los ojos o como si la noche hubiera despertado. Una muchacha morena atravesó, atareada, una de las habitaciones encendidas. Iba con ropa blanca. Las ventanas respiraban abiertas. Lloraba un niño. A veces subían de la calle palabras enteras que el aire quieto dejaba elevarse sin rozarlas siquiera. Eran de críos que jugaban abajo. Se levantó. No sabía si escribirle a Sara una carta. Por la tarde habían dicho con imprecisión palabras que convenía atar, estrujar, hasta que gotearan todo su contenido o se cambiaran por otras. Era difícil amar, tan difícil que exigía todo el tiempo, trataba hora por hora de rescatar el pasado y apremiaba sus frutos al futuro. Hizo balance de las horas pasadas. Habían sido verdad. Hubo, sobre todo, entrega, buen humor, sueños. Eso que llaman sueños los mayores que, por las noches, sueñan con miedo. No le escribiría. La noche, tan nueva, era un paladar enjoyado y enorme donde podía cada cual, con precisión y belleza, saborear recuerdos. Sobre todo los que aún laten en la sangre, los que están de nosotros a una distancia de muy pocos minutos. Y, además, de la noche todo se podía sospechar. Que el mar estuviera cerca, que nos llegaran su olor y sus voces y un bar co nos esperase para un largo viaje; que hubiéramos cambiado de ciudad, que las gentes no trabajasen nunca, que todo fuera un jardín oscuro y profundo en el que Dios pensara comenzar de nuevo la historia del hombre. La luna, que había sido como un presentimiento, comenzó a desligarse de la tierra, lenta y hermosa. Era redonda, enorme; parecía haber superado el peso de otros años, como si en ese día que terminaba ella, hubiera tomado un exceso de arroz con leche o se hubiera sentido plenamente feliz. O como si volviese alegre de la modista o de incubar “madura y ancha” lunas pequeñas. Tres luces se encendieron en la casa de enfrente. Dos de ellas hacían daño a la vista, quebraban un poco la noche, daban a los cuartos la claridad alar mante de los quirófanos. La otra era consoladora, suave, hermana de la sombra. Sara estaba en aquella blancura y plenitud lunar y estaba también en esa luz de enfrente, acariciante y queda. Había entrado una mujer allí y había murmurado algo que la noche había esparcido como un aroma. Se había sentado. Tenía un regazo honesto, dulce. Miraba, distraída, una revista grande de papel crujiente “que brillaba suave, como unas uñas, bajo la luz” y de colores vivos. A estar así, con un tiempo a la espalda de reloj pequeño, con naturalidad y dominio de las cosas, era a lo que se llamaba intimidad. Había, sin duda, otra intimidad más profunda que podía exteriorizarse o no y de la que esa de enfrente era sólo una manifestación. Pero, eso sí, una manifestación importante. y, además, hembra. ¿Cómo le gustarían las habitaciones a Sara? No habían hablado nunca sobre ello. ¿Por qué? En su misma casa, a la derecha, se cerró con estrépito una persiana. ¿Qué le pasaba a don Pablo? Ahora también, como él, estaba solo. Su hijo, su nuera, sus nietos, se habían marchado y le habían dejado allí custodiando las perras, rumiando los mismos números que le dieron poder años atrás, con su invariable pantalón claro y su americana de “sport”, que parecía una holgada funda para su pipa. Don Pablo había cerrado bruscamente, con ira, su ventana a la noche. Pero ¿es que para esta gente del dinero había noches y días, luna y estrellas, sensaciones vagas, horas en blanco? Sin embargo, era evidente que don Pablo, en el cuarto de al lado, había emitido cierto gemido quizá impregnado de melancolía. No estaba en consonancia ese gemido con el brusco cierre de la ventana. ¿Estaría don Pablo llorando? ¿Le haría daño la luz sugeridora de la luna, el aroma tierno de la noche, el guiño de una estrella que tuviera para él fecha y nombre? A Sara, hablando, a veces, se lo había puesto como ejemplo de signo negativo. Era un viejo acostumbrado al ceño adusto que, en la escalera, calibraba el saludo, con las manos en garra sobre el bastón. ¿Cuántas veces en su vida se 31 C ultural habría encerrado así, bruscamente, en la noche concreta de una habitación, para no sentir algo hermoso que le avasallara, para no sentir ese gusano de espíritu que inquieta y roe de cosas inefables? Se le ocurrió una idea franciscana y un tanto divertida. Llegó a su habitación y cogió un libro. Volvió y dio con los nudillos un golpe claro y escueto en la pared que separaba su cuarto del de don Pablo. Con voz amorosa, como si estuviera escuchándole Sara, recitó en alto: En efímeros pitos de lirio, ibas silbando estribillos alegres por los campos tempranos. Te comías las rosas, sorbías el helor duro y nevado del breve guijo del arroyo; parabas la corriente, cada pie en una orilla, con tus manos. ¡Lucero, flor de almendro, nardo vibrante y casto, que colgaste mi alma con la ternura de tus brazos blancos! veces. Subrayó en su agenda aquella noche “25 de julio” en lápiz rojo. La noche, en su comienzo, no era nada especial. Pero luego se llenó de sugerencias gratas, de claros caminos hacia los días venideros. Noche de esperanza. Noche cálida, entretejida, enmarañada casi, con raudas venas de amor. ¡Si hasta don Pablo había suspirado! No quería ver a nadie aquella noche. En una cuar tilla escribió: “Llévese lo que traiga. He cenado ya. Volveré tarde”. Felisa estaba a punto de subir con la cena. Clavó el papel en la puerta del piso. Y se acostó. Quiso descargar un poco su conciencia y, en la cama, preocupado, le dio un vistazo a la Grámatica Latina. Los verbos deponentes son los que no amoldan su significación a la forma. Estos verbos, mejor que deponentes, en el sentido de que deponen o pierden una de las voces, deberían llamarse verbos medios o reflexivos. (Deberían llamarse verbos medios o reflexivos). Los verbos deponentes, atendida la significación, se dividen en tres clases; a saber: activos, pasivos y semideponentes. ¡Bueno! Le pareció que estos verbos deponentes andaban con muchos tiquismiquis. Y notó de pronto que estaba cansado, mucho, y se durmió. Al día siguiente se enteró, como todos los vecinos. Hubo primero un grito, luego voces, luego una char la apresurada, confusa, en la escalera. Lo descubrió Felisa. A don Pablo le habían robado; se lo habían cargado en su mismísimo cuarto. Pensó, con el pulso acelerado, en el brusco cierre de la ventana, en el gemido tristón y, sobre todo, en aquel golpe inocente en la pared y en los versos con que había él acunado poéticamente el asesinato del pobre don Pablo. Y en la silla que habían arrastrado y en ese bisbiseo que se oyó de pronto. Sintió pena; pena y congoja. Había sido completa aquella muerte. Unos hombres machacaban su cuerpo y él, mientras, en el cuarto de al lado, machacaba sin caridad su alma. No era sólo de amor aquel animal manso de la noche, grande y fantástico; aquella noche que había rayado él con lápiz rojo en su agenda. Pero era demasiado lo ocurrido para pensarlo, para sentirlo a solas. Y se fue a ver a Sara, corriendo, a contárselo. Sara, cuando lo supiera, se reiría mucho. Y en el cuarto de al lado habían acusado los versos: se oyó arrastrar una silla y un bisbiseo breve como si empezaran una oración. ¿Qué pensaría don Pablo de los pitos de lirio –sí, de los pitos de lirio–, de las flores de almendro, de los nardos vibrantes y castos? Para él serían estas cosas como hablar en bantú. De nuevo se acercó al ventanal. La noche ya estaba como una verbena, llena de luces, con algún humo leve y algún olorcillo a guiso. Había gentes cenando, sin prisa, y otras fumando en reposo junto a las ventanas, esperando, con la nariz abierta, la hora del descanso. La luna, por fin, estaba alta y se derramaba, clueca, por todos los rincones. Se oían en las radios musiquillas de París, de Roma, de Palencia. El camino de Santiago tenía una gran noche, llena de luminarias y de velos. Respiró hondo. Se sentía feliz, profundamente. No estaba solo. Pensaba en Sara. Deseaba escudriñar sus fotos. Cruzó las piernas, hizo gimnasia, dio saltos elásticos en el pasillo, cambió de asiento varias Del libro Años de aprendizaje, cuentos. Ediciones Pavilo, Caracas, 2001. 32 Reportaje HISTORIA TRÁGICA DE UNA FAMILIA L Los Panero: poetas en peligro de extinción VICTORIA PULIDO SIMNE (BARCELONA, ESPAÑA. ESPECIAL PARA BCV CULTURAL) eopoldo María Panero sonríe desde una foto. La suya es una sonrisa amplia de bebé sin dientes. Es un anciano; y aunque ha confesado no tenerle miedo a la vejez, no le gusta para nada: “Un joven piensa como un dios, un viejo, como un miserable”. En la fotografía está apoyado sobre una desconchada pared –se supone que es del manicomio– y sostiene un cigarrillo en la boca. Un cigarrillo que, según dicen, no parece terminar jamás: al acabarlo es sustituido, de inmediato, por otro. A simple vista podría pasar por un loco cualquiera al que le han ordenado como terapia teclear una destartalada “Olivetti”. Pero Leopoldo María Panero es uno de los poetas más importantes de España. Hay quien le ha puesto el calificativo de “maldito”, mote al que Panero es renuente: “Lo he dicho muchas veces: que no usen mi torpe biografía para juzgarme. Todo ese rollo vendrá de que tiene morbo que esté en un manicomio, digo yo. Estoy harto de los malditos, harto de ser el loco, harto de ser Leopoldo María Panero”. Gran parte de su vida la ha pasado detrás de los muros de psiquiátricos –le han diagnosticado esquizofrenia–, ha vivido la persecución política, se intentó suicidar dos veces, fue uno de los primeros en probar ácido lisérgico en Madrid, se enamoró tanto de mujeres como de hombres, la relación con su madre –de todos conocida– pasó del repudio absoluto a una adoración casi enfermiza. Es el “loco” por excelencia de la literatura española contemporánea. Muchos críticos desdeñan su poesía por ser violenta, descarnada, absurda, enrevesada, una obra con grandes altibajos. Le “Lo he dicho muchas veces: que no usen mi torpe biografía para juzgarme. Todo ese rollo vendrá de que tiene morbo que esté en un manicomio, digo yo. Estoy harto de los malditos, harto de ser el loco, harto de ser Leopoldo María Panero” 33 C ultural DEJARON DE SER PERSONAS, PARA SER PERSONAJES. SE PODRÍA PENSAR QUE DE TANTO LEER SE CREYERON LOS CARACTERES DE UN MELODRAMA VICTORIANO O DE UN CUENTO DE EDGAR ALLAN POE acusan de desagradable, de infame. Pero sin duda alguna, es el representante de una época y de una familia fuera de la norma. Los Panero son de rancio abolengo en el mundo cultural español: el padre, Leopoldo Panero, fue uno de los poetas del régimen franquista; Felicidad Blanc, la madre, una escritora menor de cuentos y ensayos. Su hermano mayor, Juan Luis Panero es, también, un poeta –ganador del premio Loewe de poesía–; y el más pequeño, Michi Panero, era lo que podría llamarse un bohemio intelectual o como otros preferían clasificarlo: un hombre que no hizo más que vivir de su apellido, de la (im)popularidad que le dieron las películas que se hicieron sobre su familia –El Desencanto (1976) y Después de tantos años (1994)–. Los Panero están rodeados de una atmósfera salida de una obra de Eugene O’Neill o de las páginas de Cumbres Borrascosas. Han aireado sus miserias al mundo sin vergüenza; eliminando, así, las barreras entre lo privado y lo público. Dejaron de ser personas, para ser personajes. Se podría pensar que de tanto leer se creyeron los caracteres de un melodrama victoriano o de un cuento de Edgar Allan Poe. Cuando se habla de los Panero se mezclan muchas cosas: poesía, Astorga, el cine, la política, las drogas. Elementos que, aún ahora, fascinan a escritores, periodistas y cineastas. Una de las razones 34 es que en esta familia –que cualquier psicólogo llamaría disfuncional– cada uno recrimina a los otros por lo que (no) hicieron, dijeron o callaron. Es un espectáculo deprimente, patético, pero hipnótico. Maravilla ver la mezquindad humana en seres con una sensibilidad fuera de lo común. Es una paradoja difícil de aceptar… fascinante. LOS HERMANOS PANEROTORBADO Para tener una idea de quienes son en realidad, hace falta ir a los inicios. Trasladarse un siglo antes, a una pequeña ciudad de la provincia española, Astorga (León). Allí, Moisés Panero y María Guadalupe Máxima Torbado –a quien llamaban Máxima– contrajeron matrimonio. Moisés era un licenciado de derecho, copropietario de una fábrica de harina y director del Banco Santander de Astorga. Mientras que Máxima era la hija de una de las familias adineradas de la ciudad. Tuvieron seis hijos: Odila, Juan, Leopoldo, Asunción, María Luisa y Charo. El primero de los varones, Juan José, nació el 2 de abril de 1908. Al año siguiente –el 21 de octubre– nacía Leopoldo Julio. Ambos hermanos se dedicarían a la poesía, pero sería Leopoldo quien daría a conocer el apellido Panero a nivel nacional. Se sabe que Juan era un aficionado al dibujo y a la caricatura. Con 17 años fundó –junto a varios amigos y su hermano– una publicación semanal que se llamaba La Saeta. En Madrid –durante su época de estudiante– colaboró con la revista Brú- Reportaje Leopoldo María Panero Poeta, narrador y ensayista español, nació el 16 de junio de 1948 en Madrid. Hijo del poeta Leopoldo Panero, tildado el poeta del régimen, y de Felicidad Blanc. Apareció incluido en la antología Nueve novísimos poetas españoles (1970) y es autor de una importante y desgarrada obra que para muchos le sitúa a la cabeza de los escritores de su generación. En los más de 30 años transcurridos desde que apareció en Nueve novísimos poetas españoles, mientras el resto de sus compañeros de generación han pasado a engrosar el parnaso de la excelencia de nuestras letras, Panero se ha convertido en el único poeta maldito que ha conocido la literatura española en ese tiempo. Mientras los otros ganaban premios, ocupaban cargos y debatían en las tertulias de los distintos medios de comunicación, Panero languidecía en cárceles, manicomios y sórdidas pensiones. jula. Sin embargo, la vida madrileña del joven Juan acabó muy pronto: se enamoró y abandonó los estudios. Su padre, molesto, lo obligó a regresar a Astorga. Por su lado, Leopoldo quería hacer una carrera en Armas y en 1923 intentó ingresar en la Academia de Ingenieros, pero fracasó. Así que terminó estudiando Derecho en Valladolid. Tres años más tarde se fue a Madrid a continuar sus estudios. Allí vivió durante una temporada con su hermano. Según J. Benito Fernández autor de El contorno del abismo –una dura biografía de Leopoldo María Panero– Leopoldo padre era “un verdadero postulante, toda la correspondencia con sus padres durante esos años es absolutamente implorante, el estudiante pedigüeño cuenta a sus progenitores en cuar tillas con membrete del café Lion –lugar frecuentado por los Panero– los precios de las pensiones, de los libros, las condiciones de las habitaciones y su precario sustento”. A principios de 1932 –y siguiendo con su vida de gorrón– Leopoldo Panero se marchó a Inglaterra, con el fin de estudiar inglés; y de esta manera, intentar entrar en la Escuela Diplomática. Desde Londres, meses más tarde, le escribiría a sus padres para comunicarles que se mudaba a Newcastle y luego partiría a Francia. Entretanto, Juan Panero se incorporó al ejército de los sublevados (julio del 36) como oficial de complemento en León. Un par de meses an- tes (mayo), le habían publicado a Juan su único poemario: Cantos del ofrecimiento, libro que pasó desapercibido a causa de la guerra. El 7 de agosto de 1937 moría el alférez Juan Panero en una carretera de León a causa de un accidente de automóvil: el carro se volcó y se golpeó la cabeza contra el techo. A los 29 años dejó una obra póstuma dispersa. Leopoldo escribiría más tarde sobre la muerte de su hermano: “(…) personalmente, me afectó de una manera contundente y directa la muerte, ocurrida en 1937, de mi hermano Juan, que había vivido conmigo las primeras esperanzas, los primeros versos, las más puras y nobles ilusiones del alma”. Los “panerólogos” opinan que Leopoldo no hubiera sido quien fue sin la existencia de su hermano. Después de la Guerra Civil, Leopoldo Panero se fue a vivir con sus hermanas solteras a Madrid. Fue allí donde conoció a Felicidad Blanc, hija de un importante cirujano madrileño; y el 29 de mayo de 1941 se casó con esta señorita de sociedad. UN INTELECTUAL EN EL FRANQUISMO En 1942, después de unos meses en Astorga, la pareja se trasladó a la calle Ibiza de Madrid. En septiembre de ese año, Felicidad dio a luz a Juan Luis Panero –el cuarto Juan de la estirpe Panero–. En 1944, Leopoldo Panero publicó su primer poemario, La estancia vacía. En febrero de 1945, nacía el segundo hijo de los Panero Blanc: Leopoldo Quirino, que vivió sólo18 horas. Ese año, Leopoldo Panero publicaría Versos al Guadarrama. En noviembre de ese año, es nombrado “Lector” del Instituto de España en Londres, trasladándose con rapidez a la capital inglesa. Unos meses más tarde, Felicidad lo siguió con el pequeño Juan Luis de tres años. 35 C ultural Su primer libro de poemas fue Por el camino de Swan (1968), al que siguió Así se fundó Carnaby Street (1970), una obra donde incide en nostalgias adolescentes. En Teoría (1973) acentúa el carácter conceptista de su poesía, aunque en libros posteriores priman las referencias biográficas llenas de un malditismo exacerbado, como ocurre en uno de sus mejores libros, Narciso en el acorde último de las flautas (1979) o Dioscuros (1982). Poesía 1970-1985 (1986) recoge sus poemas hasta esa fecha. Publicó en 1987, Poemas del manicomio de Mondragón, donde relata sus duras vivencias en el psiquiátrico, asunto en el que insiste con Piedra negra o del temblor y Heroína y otros poemas (ambos de 1992). En 2001 salieron a la luz Poesía completa (1970-2000), Águila contra el hombre. Poemas para un suicidamiento (2001) y Me amarás cuando esté muerto (2001), obra esta última escrita en colaboración con José Águedo Olivares. 36 Durante su estancia en Inglaterra, los Panero iniciaron una amistad con Luis Cernuda, quien era lector de la Universidad de Cambrigde. Según J. Benito Fernández, esa amistad marcaría a Felicidad “quien resentida por la falta del cariño de su marido, se aproximó a Cernuda, sobredimensionando la relación, dándole matices que no tenía”. En agosto de 1947, Panero se vio obligado a dimitir de su cargo y en ese momento Felicidad Blanc quedó embarazada de nuevo. De regreso a España, Leopoldo Panero se reincorporó al Instituto de Estudios Políticos, cargo que había dejado antes de irse a Inglaterra. Pero, en el verano del 48 es despedido; quedando la familia sumida en un importante atolladero económico. Y el 16 de junio de 1948, nació Leopoldo María Francisco Teodoro Quirino Panero Blanc. Por esa época, Felicidad comenzó a escribir sus primeros cuentos. Sin embargo, al poco tiempo entró en una etapa depresiva, y abandonó la escritura. Algunos creyeron que la causa de su depresión era el ingreso –por segunda vez– de su hermana Eloísa en el manicomio Santa Isabel de Leganés. En la primavera de 1949, le editaron a Panero el libro Escrito a cada instante, el cual dedicó a su mejor amigo Luis Rosales. Es con este poemario que recibió el reconocimiento público: el Premio Fastenhrat de la Real Academia de la Lengua Española. Uno de los poemas del libro es Introducción a la ignorancia (Nana), dedicado a su hijo Leopoldo María. A causa del revuelo del libro, Leopoldo Panero fue invitado por el Instituto de Cultura Hispánica a formar parte de una comisión cultural que viajaría por Iberoamérica. El objetivo era estrechar los lazos de amistad entre España y América. Los poetas seleccionados ofrecerían recitales de su obra por diversos países de América Latina. Pero el motivo real de este proyecto era darle otra imagen al régimen franquista. Los poetas que aceptaron fueron Panero, Luis Rosales y Antonio Zubiaurre. La gira, que se inició en Cuba, confrontó varios problemas. Uno de los cuales tuvo lugar en Venezuela. Allí no fueron bien recibidos. “En Caracas, en el Hogar Americano, cuando uno de los poetas se subió al escenario recibió un tomatazo en el pecho, a la vez que se produjo un apagón de Reportaje En prosa ha publicado En lugar del hijo (1972) y Dos relatos y una perversión (1984), entre otras obras, y diversos ensayos. El director cinematográfico Jaime Chávarri realizó en 1976 El desencanto y luego Ricardo Franco, Después de tantos años. En ambas películas quedaba de manifiesto su complejo entramado familiar. luz. Entonces, sobre el presidium, en donde se hallaban aparte de los poetas varios intelectuales venezolanos, representantes diplomáticos y distinguidas damas, cayó una lluvia de tomates y huevos. Se oyeron gritos y hubo carreras y silletazos”, cita J. Benito Fernández. El viaje continuó por Colombia, Panamá, Costa Rica, Honduras y Nicaragua. Finalizando en Nueva York, de donde se embarcaron hasta A Coruña. Luego de este viaje, Leopoldo Panero fue recompensado por el gobierno: lo nombraron secretario general del Congreso Hispanoamericano de Cooperación Intelectual, trabajo que lo ocupaba por las tardes, y cuya función era la de organizar las exposiciones bienales hispanoamericanas. Las mañanas las dedicaba a una nueva revista editada por ICH llamada Correo Literario. En enero de 1951 muere el padre de Felicidad. El 14 de septiembre de ese mismo año, nació José Moisés Santiago Panero Blanc. “Más tarde sus hermanos irán transformando este nombre en algo tan insólito como Michi”, relataba su madre. El 21 de noviembre del 52 murió Máxima Torbado, un mes después la seguiría su esposo, Moisés Panero. Por esa época, el pequeño Leopoldo, con tan sólo tres años de edad comienza a crear poemas: “…con mucha teatralidad, de repente entraba en estado de suspensión y espetaba: Estoy inspirado. Y comenzaba a verter un manantial de versos inapropiados en un mocoso de su edad. Su madre iba anotando los poemas en un cuaderno a medida que la criatura recibía la visita de las musas (…) Se autodenominaba poetiso y en actitud solemne declamaba con aire adulto. A veces aparecía con un puñado de revistas bajo el brazo tocado por un sombrero andrajoso y proclamaba ser el Capitán Marciales, un personaje de ficción sólo dentro de su cabeza e improvisa- ba monólogos interminables con voz impostada y densa”, escribe Fernández. “Yo empecé a escribir (sic) poesía muy pequeño, cuando apenas sabía escribir, y me atrevería a decir que poco más tarde de aprender a hablar. Yo se las dictaba a mi madre. Recuerdo que eran muy amargas. No eran propias de un niño que empieza a vivir y a experimentar sensaciones. Daban la impresión de ser poesía hechas por una mente atormentada y muy amarga. Tenían también una carga de crueldad encima muy grande. Aún conservo los cuadernos donde los escribía mi madre y de vez en cuando las leo. Mis padres estaban bastante asustados por esto. Procuraron ocultar el asunto. Luego me volví muy cursi y escribía cosas muy tontas”, comentó en una oportunidad Leopoldo María. MUERTE DE UN POETA OFICIAL Agosto de 1962, los Panero estaban en Villa Odilia –la casa familiar en las afueras de Astorga–. Era la mañana del lunes 27, Leopoldo padre se levantó con malestar. Sin embargo, se sentó a escribir en su despacho lo que sería su última composición, Como en los perros. Una vez terminada, Panero y su esposa fueron a Astorga. Era la semana de las fiestas de la ciudad; el poeta se dirigió a la emisora local porque debía grabar el pregón radiofónico de las fiestas. Tomó el aperitivo y luego, asistió a un banquete que daba la diputación provincial al jurado del Premio de Literatura, del cual Panero formaba parte. Una vez finalizado el almuerzo, se encontraba cansado y decidió marcharse a casa con la intención de dormir la siesta. Cuando Leopoldo padre llegó a Villa Odilia, hubo quien pensó que estaba borracho por la manera en que manejaba su carro. Panero no se sentía nada bien, y de repente, comenzó a sufrir dolores en el pecho. Su mujer, asustada, fue a buscar un médico. Pero el doctor, después de auscultar al enfermo, no le concedió mayor importancia a su estado. Sólo le ordenó reposar. 37 C ultural Juan Luis Panero Poeta nacido en Madrid en el año 1942. Estudió en El Escorial y luego en Londres. Ha trabajado en el mundo editorial en Madrid, Londres, Bogotá, Barcelona y México, donde también fue profesor de literatura. Colabora asiduamente en publicaciones periódicas de España y América. Ha preparado varias antologías de poesía como Leopoldo Panero (Barcelona), Poesía colombiana 1880-1980 (Bogotá), Poesía mejicana contemporánea (México), Pablo Neruda (Bogotá) y Octavio Paz (Barcelona). Ha reunido selecciones de Poesía Un par de horas después, Felicidad buscó de nuevo al doctor del pueblo; éste le recetó una pastilla para el insomnio. Mientras tanto, Leopoldo intentaba dormir; así, que le pidió a su esposa que lo dejara solo. Como a las siete de la tarde, Felicidad –inquieta– entró en la habitación. Y descubrió que Leopoldo Panero había fallecido. La causa: una angina de pecho. Felicidad y Juan Luis –que para ese momento tenía 20 años– organizaron el velorio y sepelio. En todo ese caos, Leopoldo María y Michi –14 y 11 años respectivamente– vivieron el funeral con lejanía y consternación. En El contorno del abismo se lee: “Están con la abuela (materna) en la parte de abajo de la casa, encerrados en un cuarto. Les han comprado un manojo de tebeos, pero lo escuchan todo. Leopoldo María (…), asustado, en un rincón abraza a su perro Baby”. Los funerales de Leopoldo Panero Torbado se realizaron al día siguiente en el templo parroquial Santa Marta, y fue enterrado junto a su hermano. Casi de inmediato, Felicidad y sus hijos empacaron todo, regresando a Madrid. “Recuerda Leopoldo María que le emocionó la cantidad de car tas recibidas, pero nada más”, escribió Fernández. colombiana (1880-1980) y Poesía mejicana contemporánea. Desde 1985 vive en Girona. Con su libro Antes que llegue la noche ganó el premio Ciudad de Barcelona y el Premio Internacional de Poesía de la Fundación Loewe con Galería de fantasmas. 38 LOS “NOVÍSIMOS” En agosto de 1963, a un año de la muerte del poeta, le hicieron un homenaje en Astorga. Acto al que asistieron Felicidad y sus hijos. Ese mismo año murió la madre de Felicidad. En 1964, Leopoldo María militó en el Partido Comunista Español, y a raíz de sus actividades en contra del gobierno fue detenido varias veces entre 1966 y 1967. Esos son los años universitarios; se matriculó en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Complutense de Madrid, pero no llegó a terminar la carrera. Mientras tanto, Juan Luis comenzó a escribir para el Reader’s Digest y se casaría con Marina Domecq. Juntos viajaron por América: de Nueva York a California, para instalarse en México. Michi continuó la escuela y a los 17 años empezó a trabajar en el Instituto de Cultura Iberoamericano. Años más tarde, se haría propietario –junto a Amparo Suárez–Bárcena– del bar El Universal, de Madrid. Durante esos años, Leopoldo María inició su incursión con las drogas y el alcohol: sería detenido en repetidas oportunidades por posesión de marihuana o por grave estado de ebriedad. A mediados de 1967 abandonó la militancia en el PCE, y se marchó a Barcelona; conociendo allí a Pere Gimferrer, Ana María Moix –de quien, según dicen, se enamoró por varios meses–, y Guillermo Carnero. Su círculo de amistades pertenecían a la llamada Gauche Divine barcelonesa. Sin embargo, es el 68 el período crítico para el joven Leopoldo: entra por primera vez en un manicomio. Regresó a Madrid, y en su casa familiar intentó por primera vez el suicidio. Su madre, asustada, lo internó en la Clínica de Nuestra Señora de Loreto. En marzo, se marchó de nuevo a Barcelona. Allí fue la segunda tentativa de suicidio; la cual lo llevaría del Instituto Frenópatico de la ciudad condal, a la Clínica Psiquiátrica Residencial Pedralbes y por último a la Clínica Villa–Blanca (Tarragona). “(…) Sí, en aquellos años conocí a Gimferrer y a Ignacio Prat. Lo malo vino con un intento de sui- Reportaje cidio. Estaba en una pensión de Barcelona y entró la señora de la casa, me vio con las pastillas al lado y me dijo: “¿Pero es que va usted a hacer lo mismo que Marilyn Monroe?”. Me fui a la calle y en la puerta me encontraron en coma. Luego empezó toda esta historia de los manicomios, que me destruyeron más que la bebida”, comentó en una oportunidad. Entretanto, Juan Luis iniciaba su carrera poética con la publicación del libro A través del tiempo (1968), el cual fue bien recibido por la crítica. Pero lo que agrió, aún más, la relación entre los hermanos Panero fue la publicación a principios del 1970 de una antología hecha por Josep María Castellet llamada Nueve novísimos poetas españoles (Barral). Este libro ha escocido más de un ego, siendo incluso motivo de discusión y de polémica, todavía, entre críticos y ensayistas. J. Benito Fernández en el prólogo de su libro hace mención del resquemor dejado entre los Panero: tanto Juan Luis como Michi le comentaban que uno de ellos debía haber entrado en esa selección en vez de Leopoldo… cada uno decía ser el décimo novísimo. El libro estaba dividido en dos partes: Los seniors y La coqueluche, siendo éste un nombre cariñoso con el que algunos llamaban a ese grupo de jóvenes poetas. Los primeros eran Manuel Vázquez Montalbán (1939-2003), Antonio Martínez Sarrión (1939), y José María Álvarez (1942). La coqueluche estaba formada por Félix de Azúa (1944), Pedro 1 Fernández, J. Benito, Gimferrer (1945), Vicente Molina Foix (1946), El contorno del abismo: Guillermo Carnero (1947), Ana María Moix (1947), Vida y leyenda de y Leopoldo María Panero (1948). Leopoldo María “El libro alcanzó una notoriedad inesperada y Panero, Tusquets despertó todo tipo de sospechas, desprecios y Editores, pág. 148. admiraciones. Más de un crítico aportó públicamente sus novísimos a la lista ya confeccionada por Castellet. Otros tacharon el libro de complot catalán, sectario, dogmático, esnob, neocapitalista, frívolo. Tampoco faltó quien despreció al grupo por su admiración a Pound (…)”.1 Ese mismo 1970, se publicaba Así se fundó Carnaby Street; libro que marcaría la entrada del joven Leopoldo Panero en el mundo literario español. De promesa pasó a estar entre los poetas de la vanguardia española. Fue un poemario bien recibido por la crítica, que lo consideró auténtico, limpio, un texto generacional. EL DESENCANTO La leyenda de los Panero se crearía con la película El desencanto (1976) de Jaime Chávarri. Existen diversas versiones sobre cómo y por qué se hizo este documental. Pero la más repetida es que este documental comenzó como un encargo: Chávarri tenía que filmar un cortometraje sobre un poeta del franquismo, Leopoldo Panero. Detrás de la idea estaban Elías Querejeta, el productor, y el propio Michi Panero. Se inició con el rodaje –previo consentimiento de la familia– del develo de una escultura en piedra que fue colocada en la plaza de Astorga. El acto tuvo lugar el 28 de agosto de 1974. Pero tal fue la cantidad del material filmado, así como la ausencia de Leopoldo María, que Chávarri decidió hacer un largometraje. La historia era sencilla pero contundente: la desestructuración de una familia por la ausencia del padre. Cuando empezó la filmación, Leopoldo María estaba en París con Mercedes Blanco, su amor de aquella época. Regresó a Madrid en otoño del 74. Momento que aprovechó Chávarri para filmarlo. Los sets de rodaje fueron el cementerio de Loeches y el jardín del Liceo Italiano de Madrid, sitio donde estudiaron los Panero. ¿Pero cuál fue el escándalo? ¿Qué hizo de este documental una obra importante en la cinema- 39 C ultural Leopoldo María, por su lado, alternaba las entradas, escapadas del manicomio y las curas etílicas con la escritura. Estando en el Hospital Psiquiátrico Provincial de Madrid, escribió una de sus obras más importantes Narciso en el acorde último de las flautas (1979) 40 tografía española? A través del montaje Chávarri desarrolló una estructura fílmica inesperada en un documental: la primera parte del filme son Felicidad, Juan Luis y Michi, quienes presentan a la familia, hablando del padre ausente, describiendo su vida y aquel día de agosto cuando falleció. El espectador se va dando cuenta de que la desaparición del padre va más allá de los catorce años de muerto. Cada personaje emplea un lenguaje rico, pleno de imágenes, están rodeados por sobrios escenarios. Nada fuera de lo común en un documental de ese tipo. Todo se trastoca con la aparición de Leopoldo María. El joven poeta de voz ronca afirma que viene a desenmascarar esa representación de familia española, feliz, clase media e instruida. Él pasa a ser el centro de atención de todos, dejando como secundarios al resto de la familia. Su participación es breve pero impactante. Sale de entre las sombras para hablar no del poeta oficial, sino del autor marginado que es él. La resurrección del padre es en el hijo que lo desprecia, que odia a sus hermanos y a su madre. Sin más, va descubriendo todos los secretos de la familia, a la vez que sugiere que el apellido Panero desaparecerá: la locura, el alcohol, la soledad hará imposible que la familia se propague. Estos seres reales se van ficcionalizando a medida que transcurre la película. Exhiben sus intimidades con crueldad y con un negro sentido del humor. Hasta el punto que la lacónica y serena Felicidad insinúa que la verdadera pareja de su marido no fue ella, sino el poeta Luis Rosales. La película se estrenó el 17 de septiembre de 1976 en las salas de cine Palace e Infantas. Al estreno asistieron tanto personajes de la cultura oficial como de la no oficial. Felicidad invitó para la ocasión a Luis Rosales y a su mujer. Ella aseguraba al poeta que le encantaría el filme. Lo que sucedió a continuación fue el desastre: Luis Rosales se ofendió y salió airado de la sala. Los sectores más reaccionarios de la cultura atacaron a la familia. Los acusaron de vivir a costa de un hombre muerto, de vender sus interioridades para comprar alcohol y drogas. Sin embargo, otros grupos de la cultura recibieron la película con otros ojos: reflejaba la vida después del padre, la vida después de Franco, la decadencia del régimen. Fue una palabra de moda a finales de los setenta, una palabra que reflejó el estado de ánimo de la población española: desencanto… de la política, de la sociedad, de tanta libertad. Lo cierto es que Chávarri nunca pretendió –como la mayoría de los creadores– hacer una metáfora de la historia social de España, sólo quería contar la vida de los Panero y escogió el título porque era una palabra que le gustaba. EPÍLOGO Con el mito establecido, los hermanos se distanciaron aún más. Pero los miembros de esta familia continuaron publicando: en 1977, Felicidad publicó Espejo de sombras, sus memorias; un año después fue editado Desapariciones y fracasos, tercer libro de Juan Luis, quien ya se había divorciado de Marina Domecq. Luego de deambular por España sin rumbo fijo, Juan Luis regresó a América, y conoció a los escritores Octavio Paz, Jorge Luis Borges, Juan Rulfo, Gómez Valderrama, Gaitán Durán, entre otros. Según cuentan las malas lenguas tuvo un extenso número de amantes y fue la fuente de inspiración de Gil de Biedma, quien al parecer estuvo enamorado de él. Reportaje Leopoldo María, por su lado, alternaba las entradas, escapadas del manicomio y las curas etílicas con la escritura. Estando en el Hospital Psiquiátrico Provincial de Madrid, escribió una de sus obras más importantes Narciso en el acorde último de las flautas (1979). Durante esos años ingresó en casi todos los psiquiátricos de Madrid –de los cuales él mismo se daba de alta, creando problemas al hacerlo– y publicaba con frecuencia poemarios, traducciones, relatos y artículos en diarios y revistas. Entre las obras producidas están Last River Together (1980), Dioscuros (1982), Dos relatos y una perversión (1984), El último hombre (1984), y el artículo Manifiesto del (II) Colectivo Psiquiatrizados en Lucha (1980) que apareció en El Viejo Topo. Mientras tanto, Michi comenzaba a escribir artículos para distintos períodicos –entre los cuales se encontraba El País– y se convertiría en una de las figuras más importantes de la llamada movida madrileña. Por su bar, El Universal, pasaron todos los que tuvieron algo que decir en aquellos años. En 1986, cansada de litigar y enfrentarse a las fugas, borracheras y fantasmas de su hijo, Felicidad Blanc lo ingresó en el Sanatorio Psiquiátrico Hermanos de San Juan de Dios, en Mondragón (Guipúzcoa). Al mismo tiempo, ella se mudó a Irún para estar cerca de él. En 1987, a Leopoldo le publicaban Poemas del manicomio de Mondragón. Durante esa misma década, un solitario Juan Luis se estableció en Barcelona. Entre 1984 y 1985, editó dos poemarios: Juegos para aplazar la muerte (1984), Antes que llegue la noche (1985); este último recibiría el Premio Ciudad de Barcelona. Sería la muerte la que reuniría por penúltima vez a los hermanos Panero Blanc: el 30 de octubre de 1990 moría Felicidad, a los setenta y siete años. Ella dejaba atrás varios relatos publicados, unas memorias bastante edulcoradas y tres hijos inadaptados con conflictos irreconciliables entre ellos. A los tres años de la muerte de la madre, Michi Panero le propuso al cineasta Ricardo Franco ha- cer un segundo filme sobre su familia. Le había propuesto a Chávarri la misma idea, pero éste se negó tajante a trabajar de nuevo con ellos. Después de tantos años es una película hecha al estilo del llamado documental de ficción, y muestra el terrible paso del tiempo en los seres humanos: las dos décadas que separan los filmes han marcado de manera profunda a sus protagonistas; los jóvenes vitales, bohemios y encantadores son sustituidos por hombres lúcidos pero enfermos, avejentados, solos, amargados y hastiados de la vida. En una de las escenas de la cinta, Michi Panero cuenta cómo en el funeral de la madre, un delirante Leopoldo besa el cadáver con la seguridad de que de un momento al otro resucitaría. Michi afirma que es en el cementerio donde se esconde el hipotético enigma de la familia Panero. Y termina por decir que el álbum familiar es sólo un cementerio de instantes. Sería esa la última vez que estarían juntos los hermanos Panero. Leopoldo María se fugaría reiteradas veces del manicomio de Mondragón, hasta que pidió cambio en 1997 para el psiquiátrico de Las Palmas de Gran Canaria. Desde allí, fumando y leyendo sin parar, ha publicado numerosos libros, entre los que destacan Poesías completas (Visor), Águila contra el hombre. Poemas para un suicidamiento (Valdemar), Me amarás cuando esté muerto (Lumen), ¿Quién soy yo? Apuntes para una poesía sin autor (Pre-Textos) y la autobiografía Prueba de vida. Autobiografía de la muerte (Huerga y Fierro). Por su lado, en 1998, Juan Luis Panero recibiría el Premio Internacional de Poesía Loewe con Galerías y fantasmas. Al año siguiente publicaría sus memorias, Sin rumbo cierto, por las cuales ganaría el 12º Premio Comillas de Autobiografía y Memorias. El libro, según el propio Juan Luis, no era un ajuste de cuentas, por tanto no hablaría de los muchos idiotas que me he ido encontrando por el mundo. En la actualidad, Juan Luis vive en Girona, exactamente 41 C ultural El espectador se va dando cuenta de que la desaparición del padre va más allá de los catorce años de muerto. Cada personaje emplea un lenguaje rico, pleno de imágenes, están rodeados por sobrios escenarios. Nada fuera de lo común en un documental de ese tipo. Todo se trastoca con la aparición de Leopoldo María 42 en Torroella de Montgrí. Y los encuentros con sus hermanos son casi inexistentes: en los noventa visitó un par de veces a Leopoldo en el psiquiátrico de Mondragón, pero al mudarse a Las Palmas perdieron contacto. Quizás el más solitario y el que menos reconocimiento público tuvo fue Michi Panero. Al menos así lo evidencia el que fuera encontrado muerto en su casa de Astorga el 16 de marzo de 2004. Tenía 51 años, sufría de cáncer y murió de un infarto al miocardio. Una nota necrológica de 25 líneas daría la noticia de su fallecimiento, y sería a través de ésta que sus dos hermanos se enterarían de su desaparición. Juan Luis Panero comentaría que tenía 14 años que no sabía nada de Michi. Al igual que sus hermanos, Michi se encontraba escribiendo sus memorias, trabajo que compartía con los artículos que enviaba quincenalmente a la revista La Clave. Pero como explicaría un amigo: Las estaba escribiendo, incluso había llegado a negociar su publicación con una editorial. Pero su manera de escribir, sus ritmos, sus intereses, sus estéticas no tenían por qué coincidir ni con sus necesidades económicas ni con los planteamientos comerciales de la editorial. Así que seguía escribiendo y en algún lugar estarán los folios manuscritos con letra infernal que alguien estaría pasando al ordenador. Su muerte previsible, pero no esperada, marca en definitiva el fin de la estirpe Panero. Un final que él mismo había predicho años atrás: son los últimos minutos de El desencanto; en un lento travelling out, vemos a un joven Michi sentado, fumando, bebiendo… que dice: “Por mi experiencia personal a lo largo de estos años, me temo que no vamos a tener descendencia. Y me interesa resaltar esto porque somos un fin de raza nada wagneriano, somos un fin de raza astorgano… muy erosionada por el tiempo. Y que tampoco es nuestra la culpa y es que llevamos tantos centilitros de alcohol en la sangre –tanto de parte de padre como de madre– que no damos más de sí…”. Bibliografía Juan Luis Panero A través del tiempo (1968) Los trucos de la muerte (1975) Desapariciones y fracasos (1978) Juegos para aplazar la muerte (1984) Antes que llegue la noche (1985), Premio Ciudad de Barcelona Galerías y fantasmas (1988), Premio Internacional de Poesía de la fundación Loewe Sin rumbo cierto (1999), XII Premio Comillas de Biografía Autobiografía y Memorias, Enigmas y despedidas (1999) Bibliografía Leopoldo María Panero Poesía Así se fundó Carnaby Street (1970) Teoría (Lumen, 1973) Narciso o el acorde último de las flautas (Visor, 1979) Last River Together (Ayuso, 1980) Dioscuros (Ayuso, 1982) Poemas del manicomio de Mondragón (1987) Y la luz no es nuestra (1991) Piedra negra o del temblar (1992) Agujero llamado Nevermore (Selección poética, 1968–1992), 1992 Poesía completa (1970–2000), Edic. de Túa Blesa, Visor, Madrid, 2001 Teoría del miedo, Igitur, Tarragona, 2000. Buena nueva del desastre, Scio, Lugo, 2002 Narrativa El lugar del hijo, 1976 Dos relatos y una perversión (Ediciones Libertarias, 1984) El último hombre (Ediciones Libertarias, 1984) Palabras de un asesino, Libertarias, Madrid, 1999 Ensayo Mi cerebro es una rosa, Roger, San Sebastián, 1998 Prueba de vida. Autobiografía de la muerte, Huerga y Fierro, Madrid, 2002 Traducción Barrie, J. M., Peter Pan, Libertarias, Madrid, 1998 P oesía The Weaning of Furniture-Nutrition, Salvador Dalí El circo Dos atletas saltan de un lado a otro de mi alma lanzando gritos y bromeando acerca de la vida: y no sé sus nombres. Y en mi alma vacía escucho siempre cómo se balancean los trapecios. Dos atletas saltan de un lado a otro de mi alma contentos de que esté tan vacía. Y oigo oigo en el espacio sonidos una y otra vez el chirriar de los trapecios una y otra vez. Una mujer sin rostro canta de pie sobre mi alma, una mujer sin rostro sobre mi alma en el suelo, mi alma, mi alma: y repito esa palabra no sé si como un niño llamando a su madre a la luz, en confusos sonidos y con llantos o bien simplemente para hacer ver que no tiene sentido. Mi alma. Mi alma es como tierra dura que pisotean sin verla caballos y carrozas y pies, y seres que no existen y de cuyos ojos mana mi sangre hoy, ayer, mañana. Seres sin cabeza cantarán sobre mi tumba una canción incomprensible. Y se repartirán los huesos de mi alma. Mi alma. Mi hermano muerto fuma un cigarrillo junto a mí. Leopoldo María Panero De Teoría (1973) 43 C ultural Medicative Rose, Salvador Dalí Página veinte Esperando todos los días para que venga el ciervo para que venga el ciervo azul como el poema, como el gamo que corre fugitivo sobre el poema y que sea la nada mi último poema baba de los labios para que el hombre muera azul sobre la página “ victoireusement fuit le suicide beau” Mallarmé lo dijo oh belleza húmeda del suicidio única rosa, única flor rosa cúbica de la página para que el hombre descubra que no es un hombre. Leopoldo María Panero De Los señores del alma (2002) 44 P oesía Los trucos de la muerte Three Sphinxes of Bikini, Salvador Dalí Cuando tocas la copa de cristal, tocas la muerte en el tequila transparente, en el mezcal amargo, bebes la muerte, en tu frente y mis manos, en los ojos que miran, un desierto se agrieta con muñones de muerte. Suena la música en cuerdas de la muerte -de la muerte más clara, más muerte de sí misma-, y es la sal de repente su pesada ceniza y el limón más amargo su sabor desvelado. En esta noche, con su pañuelo azul y su boca pintada, la muerte nos saluda alegre tras la mesa. Y nada podemos hacer, nada puede ayudarnos porque hemos venido aquí para encontrarla, para verla pasar y pasear por estas calles, para oírla cantar y reír en las botellas bajo la luna falsa de neón amarillo. Multiplicada muerte, morena o pelirroja, moviendo terca sus pechos, la furia de sus muslos, entre sudor de rostros al pie de su condena. Besa, besa tu sexo, tú que estás más cerca, pudridero de alcohol, turbia mirada, húndete, muérete, resucítate, al filo de tu lengua, allá donde palpa y devora y resbala, igual que el hocico insaciable del perro hoza y desgarra la oveja desventrada, sus grotescas patas donde silba el viento, besa, besa, húmedo pelo, piel de tu destierro. Cuando tocas la copa de cristal, tocas la muerte, la muerte con su sombrilla rosa en el oculto callejón, la muerte con los labios perdidos de una canción sin nombre, la muerte -parece tan sencillo- simplemente la muerte. Por eso hemos venido aquí, tal vez sin conocerlo, para ahogar para siempre el terror de sus gestos, hemos venido para conjurar la vida, el miedo hipócrita a nuestro único dominio. Hemos venido a aceptar la verdad que no existe, la huella de una huella, la saliva de un sueño. No duerme la ciudad, no está despierta, y un remoto reloj mide inútiles horas, mide el tiempo de nada, la realidad vencida, calendario implacable de números vacíos. Cuando tocas la copa de cristal, tocas la muerte, y hay un cierto valor y una cierta complacencia en oír tiernamente crujir el esqueleto, esperpento de muerte, imagen de la vida, mientras habla el silencio con frases que ignoramos y un trago lento alienta tu derrota, esparciéndose espeso sobre el sexo apagado, el perro y su carroña, las moscas de su lengua. Juan Luis Panero 45 C ultural LUIS FREITES PASTORI Poesía madurando P oeta, narrador, a los 14 años su primera producción poética fue publicada en la página literaria de Últimas Noticias, con presentación del académico Augusto Germán Orihuela. Hoy en día, a los 21 años, se graduó de filólogo en la Universidad de Salamanca, España, y ahora estudia periodismo en Madrid. Estos poemas son una muestra de la notable evolución que este joven poeta ha tenido a través del tiempo. Primer mundo Es demasiada la plenitud, ese enfermizo amasijo de saciedad, esa vastedad incisiva, la necesaria necesidad de continuar, no quedarse atrás, azorarse en persistir, vivir de sobras, alimentarse sobre platos rotos. Es demasiado el sol, vertiginoso, tan dinámico, precipitándose, estallando, el sabor constante a mediodía, la luz exagerada, el sopor, dejarse inundar de lágrimas ajenas, sentirse exigido por cada lamento, sentirse en duda con cada capullo, rezagarse, con la sonrisa fruncina, tentando a los racimos con gusto demencial. 46 P oesía Viaje Poseo la soledad estrellas fugaces que se buscan en el cielo que nunca llegan a ser vistas. Mis rastros son más bien trastos, hasta el paraguas me llueve, mi grito se me regresa gritándome, ya soy polvoriento de tanto acumular antigüedad. Las doncellas de los puertos no es mi anclaje en que esperan, los asesinos de esquina no mancharían con esto sus cuchillos, los estafadores no pueden fingir, se me ríen en la cara, y las otras, las que enseñan sus pechos a la luna, esquivan mi lengua, caracol insoportable. Parto, con la necesidad de ser recibido, de ver manos ondeantes, algún gesto, lágrimas nuevas, pero encuentro nadie me espera, el andén está desierto, queda el cansancio, la tensión, un sentimiento sueño mala noche, miedo, trajín naufragio, llego exhausto al mismo vacío de donde partí. 47 C ultural Autorretrato (otra perspectiva) Y es en la hora nocturna cuando los faroles moribundos socavan la niebla sin respuestas, cuando la piel no es más que frío y hay invierno y viento seco hasta el hartazgo. Es en el momento cuando las últimas nubes grises, marchitas ya de tanta luna, se estrellan en el mar apenas perceptible y una a una se disipan las luciérnagas como si un puño maligno las arrancara de su vuelo, lentamente se destruyen las constelaciones del miedo, los itinerarios en sangre, la necesidad de decir repentinamente te abandona ya eres sólo un mendrugo con ojos, algo insípido naciente, tu voz se congela, la derrito, necesito un pretexto para inventarme lluvia. Enmudecido, con la boca llena de cenizas, sigo andando con pasos sin eco, buscando desesperado el eco de otros pasos para sentirme vivo aunque sea en otros pies. No hay nada más allá, quizá lo demás es espejismo, quizá soy espejismo que convierte lo demás en su deseo. No hay nada más allá y está en mí el resto, el polvo, la esperanza mohosa. El único remedio es mirarse para adentro, admirarse en la quietud, en el silencio, aún queda luz en el corazón, al final del corazón, al final del túnel corazón. 48 E ntrevista Concierto barroco 1980 Óleo sobre tela 81 x 100 cm Colección privada ANTONIO RODRÍGUEZ: E Mauro Mejíaz nació para ser un gran pintor Mauro Mejíaz es, ante todo, original. En su temática extraña y onírica, en su excepcional colorido y en el logro de su inspiración, cada cuadro es un verdadero acierto y una auténtica obra maestra de la pintura. Luis Pastori Poeta PETRUVSKA SIMNE n Venezuela se está presentando la exposición antológica itinerante de Mauro Mejíaz, por iniciativa de Antonio Rodríguez, quien fue durante más de treinta años el mecenas y el amigo del pintor venezolano. La primera exhibición se realizó en la galería del diario El Carabobeño, en Valencia. Mauro estuvo residenciado en París desde mediados de los sesenta y falleció en el año 2000. Después de la muerte del artista, se creó la Fundación Antonio Rodríguez, que se dedica a divulgar la obra de artistas venezolanos, y fundamentalmente, la de Mejíaz. Esta fundación publicó el libro Mauro Mejíaz, el cuarto reino, escrito por Carlos Silva. Antonio Rodríguez puede permanecer horas en silencio contemplando una obra de arte que le interese. También puede conversar horas enteras sobre cualquier aspecto de la cultura que se apodere de sus emociones. Al tocarle el tema de Mauro Mejíaz, dice, casi instantáneamente: 49 C ultural “UN MARCHAND LE DIJO UNA VEZ QUE SE HARÍA MILLONARIO SI PINTABA CUADROS DEL REALISMO SOCIAL LATINOAMERICANO, QUE ERA UN POCO LO QUE MAURO PINTABA ANTES DE IRSE A FRANCIA, PERO ÉL NUNCA ACEPTÓ PINTAR DE ESA MANERA” Mi gran sorpresa fue encontrar a un artista tan particular en Venezuela, que fue muy consecuente consigo mismo. En Francia se vio ante otro mundo, y siguió siendo muy fiel a su obra, a su pensamiento, a sus quehaceres mentales. Hoy en día soy un cómplice más, convencido de que realizó una gran obra. Luis Pérez Galerista de Bogotá -Él fue como un monje del Tíbet, que nace de una vez con su misión. Mauro Mejíaz vino con el objetivo de ser un gran pintor. Este artista no se preocupó por vender, ni por llamar a los críticos. Simplemente pintaba y de vez en cuando se aparecía en las exposiciones, en el Salón de Mayo o en alguna galería de París. -¿Cómo conoció usted a Mauro Mejíaz? -El primero que me dijo que en París vivía un pintor surrealista venezolano muy bueno, fue un italiano que tenía una empresa de seguros. Eso fue en el año 1971, cuando yo visitaba con él los talleres de los pintores. Llegué a la casa y busqué en el diccionario de la pintura venezolana y allí aparecía Mauro. Luego, en una oportunidad, visitando a Oswaldo Vigas le pregunté si conocía a Mauro Mejíaz. Oswaldo me dijo, “sí claro, yo tengo el teléfono, si tú quieres lo llamamos”, y le dije “ah, bueno, marca el teléfono”. Me puso al aparato a Mauro Mejíaz y le compré diez cuadros sin verlos. Hablando por teléfono, Mauro me decía que se acababa de mudar a una casa, y que tenía la necesidad, en ese momento, de ciento veinte mil francos. Le dije, “me mandas el equivalente en cuadros por esa suma, y yo te envío el dinero”. Y así fue. El mismo Vigas se sorprendió de cómo hice esa compra sin ver los cuadros. -¿Cuál fue su impresión cuando recibió los cuadros? -Cuando llegaron esos diez cuadros enrollados y fui desenrollándolos uno a uno, disfruté muchísimo. Después los enmarqué y me sorprendieron como la primera vez que los vi. Porque los cuadros de Mauro son como esos libros que te gustan, que cuando los lees por segunda vez les encuentras cosas nuevas, y si los relees por tercera vez vas descubriendo más cosas interesantes. Con la pintura de Mauro Mejíaz me sucede eso, que siempre veo cosas nuevas. Porque Mauro era un personaje misterioso, y ese misterio se refleja en su obra. Réveil Cosmique 1980 -¿Usted viajó a París para conocerlo? -Yo organicé con Oswaldo Vigas un viaje a París y llegué a la casa de Mauro. Él ya vivía con Cristina, eso fue en 1977. Nos sentamos en una alfombra y comimos en una mesa bajita, porque transformaba el espacio a su manera. Él mismo diseñaba sus muebles, y les incorporaba sus propias esculturas. Óleo sobre tela 130 x 97 cm Colección privada Tercer lugar. Sociedad Internacional de Artistas Japoneses, -¿Sabe si alguna vez expuso las esculturas? -Participó en el Salón de los Grandes y Jóvenes de la Escultura. De esas esculturas sólo se conservan maquetas, porque nunca las desarrolló por falta de dinero. 50 Art Chiba Prefectural Museum of Art, Tokio, Japón. 1981-1982 E ntrevista 51 C ultural Amanecer en flor 1992 Óleo sobre tela 128 x 161 cm Colección Antonio Rodríguez Díaz -A pesar de la falta de dinero, ¿Mejíaz nunca hizo cuadros decorativos? -Un marchand le dijo una vez que se haría millonario si pintaba cuadros del realismo social latinoamericano, que era un poco lo que Mauro pintaba antes de irse a Francia, pero él nunca aceptó pintar de esa manera. -¿Cuándo se crea la Fundación Antonio Rodríguez? -Desde hace varios años he venido trabajando en ese proyecto. Ya he tenido largas conversaciones con Vigas, quien es el asesor; también lo hablamos con Carlos Silva, quien iba a ser parte de la Fundación. Debo decir que Vigas me enseñó muchísimo, es un ser que yo quiero mucho, porque no es envidioso, es un hombre que juzga al artista por su obra no por lo que haga en su vida privada. En eso se parece a Mauro, que siempre me decía, “tiene que hablar la obra no el pintor, la obra debe hablar por sí sola”. 52 E ntrevista La obra de Mauro Mejíaz es difícil de separar de su vida. Yo lo conocí cuando era adolescente: él vivía en Guacara y mi hermana era su profesora de primaria. Yo estudiaba bachillerato en Valencia, luego en Guacara lo vi dos o tres veces más y después se me perdió. Posteriormente lo encontré de nuevo y me dijo que estaba estudiando en la escuela Arturo Michelena con Braulio Salazar. Se graduó en la Arturo Michelena y se fue a fundar y a dirigir la escuela de Artes Plásticas de Barcelona. Dejé de verlo y luego lo reencontré en París y empezamos a vernos. Tengo a Mauro Mejíaz en un sitio muy especial, que corresponde a algo en lo que uno nunca está bien enterado de lo que es. Porque Mauro era un personaje enigmático. Era un enigma y cultivaba ese enigma para hacerse misterioso, lo que en el fondo tenía una finalidad, que era la dominación de los demás. Puede ser una fabulación, pero creo que tenía esa finalidad. Un día me contó que era Rosacruz. Averigüé sobre el rosacrucismo, una especie de masonería con un fondo no racionalista, más bien mágico-religioso. Le pregunté ¿en qué logia te iniciaste? y él y me dijo: “No he ido a ninguna logia, nunca”. Y entonces, ¿cómo eres Rosacruz? Me dijo: “Yo me inicié con los grandes maestros”. ¿Y cuándo están los grandes maestros contigo? Me dijo: “Vienen los jueves”. Yo he estado los jueves en tu casa y nunca vi a nadie. “Es que ellos vienen en espíritu”. Eso te da una idea de la personalidad de Mauro Mejíaz, quien logró construir en torno a él una especie de muro protector mágico-religioso, dentro del cual vivía y realizaba su obra. Así era su personalidad. La obra de Mauro Mejíaz responde a esa premisa. Es una pintura que flota, que parece sideral o submarina. Son mundos imaginarios, productos total de su imaginación. Así es la pintura de Mauro, que me parece sumamente singular y única dentro del arte venezolano. Oswaldo Vigas Artista plástico 1984. Mauro en Caracas. Foto: Ramón Mejíaz -La retrospectiva de Mauro Mejíaz que se presentó en Valencia ¿es la primera actividad de la Fundación? -Primero vino el libro, Mauro Mejíaz, el cuarto reino, que escribió Carlos Silva. Después, me llamó el director de la Fundación Eladio Alemán Sucre, de El Carabobeño, Esteban Simonetti, y me dijo que le gustaría hacer una retrospectiva de Mauro y la hicimos. También presentamos el libro. Este es el comienzo de varias exposiciones itinerantes que planeamos hacer. Con esta exposición y el libro se está empezando a divulgar la obra de Mauro Mejíaz, que es uno de nuestros objetivos. -¿Cómo se realizó el primer proyecto de la Fundación Antonio Rodríguez? -Yo siempre quise editar un libro sobre Mauro Mejíaz mucho más completo que el que se había hecho en Francia en 1980, escrito por Alain Bosquet. Dije: voy a hacer un libro mucho más completo, ahora que ya Mauro no está con nosotros, donde se registren todas las épocas de su trabajo. Porque mucha gente no sabe, por ejemplo, que Mauro había hecho esculturas en hierro aquí en Venezuela, y eso está en el libro. Descubrieron que era un tremendo dibujante, porque lo vieron en el libro, pues en el libro se reproducen esas obras de su primera época, cuando hacía realismo social mezclado con surrealismo. También está lo relacionado con las esculturas que hacía con desechos, pues tenía un amigo dueño de un taller mecánico en Barcelona, estado Anzóategui, que le regalaba partes de carros y él armó esas esculturas. No sé si se expusieron alguna vez, pero ningún crítico de arte sabía que había hecho esculturas. De nuevo le comento a Oswaldo Vigas sobre el proyecto del libro, y dio la casualidad que también estaba con nosotros Carlos Silva, quien ya había hecho una presentación para un catálogo de una exposición que se realizó en la galería Durbán, y tenía bastante conocimiento sobre la obra de Mauro, aunque descubrió muchas más cosas con todo el material que le entregué. Carlos se entusiasmó tanto que escribió el libro. Y por cierto, fue la última obra que escribió, pues poco tiempo después, lamentablemente, murió. -¿Cuál es su impresión sobre la personalidad de Mauro Mejíaz? -A mí me pareció una persona muy difícil, porque era un ser un poco extraño para mí. Ya que yo no estaba acostumbrado a tratar a un personaje como él: un vegetariano, no bebía, era rosacruz, no fumaba, no era hombre de grupos, aunque frecuentaba un café en el Barrio Latino y se veía con muchos pintores venezolanos, pero no pertenecía a ningún grupo. 53 C ultural Le grain de l’or 1980 Óleo sobre tela 130 x 195 cm Colección privada 54 ÉL FUE COMO UN MONJE DEL TÍBET, QUE NACE DE UNA VEZ CON SU MISIÓN. MAURO MEJÍAZ VINO CON EL OBJETIVO DE SER UN GRAN PINTOR E ntrevista -El trabajo que usted ha hecho por preservar y consolidar la obra de Mauro Mejíaz es muy importante ¿qué lo mueve a realizarlo? -No estoy buscando que se hable de mí porque lo que hago, lo hago desinteresadamente; primero porque me gusta, y en el caso de Mauro lo he venido haciendo desde hace casi treinta años, pues como ya he dicho en otras oportunidades, vi la crítica que tenía en Francia, en París, donde es muy difícil que te nombre alguien. Ahora, si además de que te nombran y hablan de ti y te hacen presentaciones de catálogos y te escriben un libro personajes tan importantes como José Pierre o Alain Bosquet; yo me dije “ese hombre lo que hace es muy bueno, tiene muy buena crítica y en Venezuela no se le nombra”. -¿De qué hablaban usted y Mauro? -Hemos tenido tantas conversaciones… me habló mucho de Braulio Salazar, el gran pintor valenciano, quien fue como un padre para él. Braulio Salazar no solamente lo enseñó a dibujar, sino que iba más allá con Mauro, fue su profesor, y también su padre putativo, pues llenó el vacío del padre que Mauro no tuvo. -¿Cómo fueron los primeros años de Mauro? -Mauro viene de una familia muy humilde. Su mamá murió cuando tenía cuatro años, y lo crió una abuela. Se fue a vivir a Guacara cuando tenía 13 años, y estudiaba en Valencia. Mauro dibujaba sin saber que existía la pintura como oficio, y en un botiquín donde lo ayudaban, conoció a Braulio, quien lo entusiasmó para que estudiara, lo llevó a la escuela, y le dio cariño. Braulio Salazar me contó que cuando los alumnos presentaron la primera exposición, alguien le preguntó qué le había parecido esa muestra. Y él contestó “Bueno, pudo ser mejor”, y Mauro que estaba cerca se sintió tan mal con el comentario de su maestro que no volvió. Tuvo que ir Braulio personalmente a buscarlo, a convencerlo, y le tocó cariñosamente la cabeza, y ese gesto bastó para que regresara inmediatamente a la escuela. 55 C ultural En Mauro Mejíaz se cumple un proceso. Porque en su primera fase está la influencia mexicana, que estaba de moda cuando era estudiante. Después llega a Barcelona, funda la escuela Armando Reverón y comienza a relacionarse con otra generación de artistas más jóvenes, como el Indio Guerra, Pedro Barreto o Luis José Bonilla, y esa confrontación con gente más joven, con otra visión plástica, lo compromete a exigirse una propuesta más avanzada y más riesgosa también. A la vez, hay un proceso de autoafirmación como artista. Eso lo lleva a su propia búsqueda y se va a Europa, como toda su generación lo había hecho. En Europa aborda su propio sino pictórico, su propia iconografía, que se repite en sus primeras obras, aún en las obras figurativas se siente esa técnica que permanece en su obra siempre. Cuando se establece en Europa, desarrolla con toda la fuerza esa característica, con una participación más coloristíca. Gilberto Bejarano Escultor 56 -¿Le dieron una beca para estudiar en París? -Mauro se fue con una beca por dos años, pero al año se la quitaron. Entonces, como buen llanero pensó: ahora me voy a quedar con mis propios medios. Y fue muy duro, porque hacía una pintura que no se vendía. Un día fue a una galería que se llamaba 3 + 2 y habló con el dueño, el señor D’Halluin, y le mostró su obra. D’Halluin le dijo “no te voy a hacer una exposición pero te voy a dar una pared, porque has venido varias veces y has insistido. A mí me gusta lo que haces pero es muy difícil de vender, si sigues haciendo esa pintura comenzarás a vender dentro de unos siete a diez años. Si eres capaz de quedarte en París y trabajar durante por lo menos siete años sin vender nada vas a triunfar. Este señor le dio esa pared y luego se atrevió a hacerle varias exposiciones individuales. D’Halluin le compraba cuadros aunque no los vendiera, era un visionario. En su galería exponían los mejores artistas, como Dalí, por ejemplo. Sabía que la obra de Mauro era difícil y no obstante lo apoyaba. Además le hizo varias exposiciones individuales. Mauro me presentó a D’Halluin y fue sorprendente apreciar el cariño que se tenían, y Mauro lo respetaba muchísimo porque fue el primero que se atrevió a colgarle una obra. -¿Sabe por qué le quitaron la beca? -Hay pintores que tienen becas por diez o quince años. A Mauro se la quitaron al año, no sé por qué. Creo que fue, un poco, por la manera de ser tan intransigente de Mauro, porque no se ponía de rodillas ante nadie. Mauro no era un hombre que se vendía ni hacía concesiones de ningún tipo, porque hay pintores que por necesidad se venden a cualquier precio o pintan por encargo. -¿El Estado respaldó a Mauro? -Creo que sí hubo políticas en la cultura, porque el Inciba fue creado para eso, el Conac fue creado para eso. Lo que pasa es que Mauro no iba a pedir. Mauro no era un hombre que iba a hacer antesala al Conac a pedir una beca o a pedir una ayuda. Creo que ningún país nunca hace mucho, aunque se hagan cosas, pero el Estado venezolano sí apoyó a los artistas mandándolos a estudiar a Francia, que estaba de moda en aquella época. -¿La Fundación va a apoyar a otros artistas? -Va a haber otros libros. La idea es hacer cada dos años un libro, un buen libro escrito por una buena pluma. También queremos participar en la elaboración de un libro sobre Oswaldo Vigas. Retrato En el taller de Oswaldo Vigas de izquierda a derecha: Eloy Silvio Pomenta, Marius Sznajdermann, Antonio Rodríguez, Oswaldo Vigas, Manuel Espinoza, Mauro Mejíaz y Colette Delozanne. Caracas, 1981 E l pintor Mauro Mejíaz nació en Biscucuy, estado Portuguesa, en el año 1930, y murió en Francia el año 2000, sin saber que ese talentoso crítico, historiador y filósofo llamado Carlos Silva, escribiría un libro titulado Mauro Mejíaz, el cuarto reino. Por lo tanto, Mauro Mejíaz se quedó sin leer lo más justo y trascendente que se escribiría en Venezuela en relación con su vida y su arte. Mauro Mejíaz fue el auténtico maestro de lo que yo llamo el surrealismo lírico en Venezuela. Junto con Aliro Oramas tomó como punto de partida, para su indagación, el surrealismo, pero lo convirtió en una gran burbuja, que se vuelve paisaje y génesis. Es un maestro del color. Es ahí donde convierte esa tendencia en un sueño vivible. José Napoleón Oropeza Escritor. Presidente del Ateneo de Valencia El pintor rescatado JOSÉ PULIDO Carlos Silva murió en el año 2003, un poco antes de que apareciera publicado el bendito libro y no pudo verlo tampoco. A todas estas, ese libro, que fue editado por Antonio Rodríguez Díaz, en un tiraje reducido de dos mil ejemplares, es solicitado por museos y galerías de varios países a cada rato. Antonio Rodríguez se ha quedado como abismado, porque no pretendía editar un libro que tuviera tanta demanda, sino una obra que rescatara la vida y el trabajo de Mejíaz, de cierto olvido venezolano. El libro pesa como dos kilos y allí están recogidas las pinturas más significativas del artista portugueseño, además de ese texto revelador y memorioso de Carlos Silva. Hace más de treinta años, se conocieron por teléfono Antonio Rodríguez y Mauro Mejíaz. Los presentó el pintor Oswaldo Vigas, quien conocía a Mejíaz desde sus primeros años juveniles, como quien dice: una chorrera de quinquenios hacia atrás. En aquella ocasión, Rodríguez llamó de Caracas a París y le preguntó a Mauro: “¿cuántas obras tiene usted en este momento en su taller?” y Mauro le 57 C ultural 1979. Mauro Mejíaz pintando en su taller de Cuignières respondió: ”tengo diez cuadros. Estoy juntando obras, porque me quiero comprar una casa”. Antonio lo que dijo a continuación fue “Y… ¿cómo cuánto necesitaría usted para comprar esa casa?”. Mauro le dijo “lo que valen los diez cuadros”. Y Antonio Rodríguez Díaz le envió el dinero inmediatamente, sin ver las piezas que estaba adquiriendo. Luego fue a París, también bajo la guía de Oswaldo Vigas, y conoció en persona a Mauro Mejíaz. En su taller pudo ver, al fin, detalladamente, los cuadros que había comprado por teléfono. Desde esa vez, Mauro y Antonio estuvieron muy unidos, como seres hermanados por una pasión artística. En estos tiempos, Rodríguez se ha propuesto llevar por todo el país, una exposición antológica de Mauro Mejíaz. Durante años, Rodríguez se dedicó a consolidar una colección, con las obras más significativas y representativas de todas las etapas que vivió Mejíaz. Y a esta circunstancia ha añadido las piezas puntuales, que varios coleccionistas le han prestado para respaldar la iniciativa. El resultado es que en la sala de exposiciones del diario El Carabobeño, se inauguró recientemente una muestra que irá a varios espacios venezolanos, incluyendo museos. La gira terminará en Caracas, donde el público podrá conocer a fondo esa realidad artística que ha estado alejada de su país durante tanto tiempo. La crítica venezolana siempre lo mantuvo presente, pero el espectador no tuvo muchas oportunidades de observar sus cuadros. La crítica francesa apreció bastante a Mauro Mejíaz, a quien consideraban un maestro al nivel de Wilfredo Lam y de Roberto Matta. En 1980, Alain Bosquet escribió Mejíaz, pintor de metamorfosis y José Pierre lo incluyó en su libro sobre el surrealismo. Mauro era un hombre obsesionado con el mundo de lo místico. No fumaba ni consumía bebidas alcohólicas. La mayor parte del tiempo la dedicaba a su pintura. Podía pasarse varios meses pintando un solo cuadro. Cada obra es el resultado de un talento que puso énfasis en el asunto mágico, en la cuestión espiritual. Nunca quiso explicar el mensaje de sus pinturas, cuyo manejo magistral del color debería bastar y sobrar al espectador. Pero sí dejó constancia de que sus cuadros son como las cartas del Tarot: contienen un libro que todavía está por leerse. 58 Biografía BIOGRAFÍA De Biscucuy a París 1930 Mauro Mejíaz nace en Biscucuy, estado Portuguesa, el 22 de noviembre. 1956 Expone en la Muestra Internacional de Valencia. 1933 Muere su madre, Cruz Mejíaz. Su abuela Melania y su tía Juana se encargan de su crianza y se lo llevan con ellas a Sabaneta de Barinas, estado Barinas, y posteriormente a Guanare, estado Portuguesa. 1957 Expone en el Salón Julio T. Arce, de Barquisimeto; en el Ateneo de Valencia y ofrece una muestra individual en el Ateneo de Barquisimeto. 1943 Debido a los constantes maltratos que su tía Juana le infligía, se va de la casa de su abuela Melania a Guacara, estado Carabobo, donde conoce a Pedro Véliz, bondadoso bodeguero que lo acoge, le ofrece casa, trabajo y lo envía a la escuela a seguir sus estudios. 1947 Pedro Véliz se traslada a Valencia, estado Carabobo, donde abre un botiquín y se lleva a Mauro a trabajar con él. Allí Mauro tiene tiempo para dibujar. Conoce a Braulio Salazar, quien lo anima para que ingrese a la Escuela de Artes Plásticas. 1948 Ingresa a la Escuela de Artes Plásticas. Da clases de Historia del Arte en un colegio de monjas, y se gana la vida como cartelista de cine, publicista y decorador de carrozas de carnaval. 1951 Expone en la muestra colectiva de la Escuela de Bellas Artes. 1952 Primera exposición individual en el Hotel Carabobo, Valencia. Expone también en el Salón Oficial Anual de Arte Venezolano, en el Museo de Bellas Artes, Caracas. Obtiene el Premio de Pintura y el Premio de Escultura del Club de Leones, en el Salón Arturo Michelena, del Ateneo de Valencia. 1953 Exhibe sus obras en el VI Salón Anual Planchart de Pintura. 1954 Exposición Individual en el Ateneo de Valencia, (óleos, sanguinas, témperas y pasteles). Exhibe sus obras en el VII Salón Anual Planchart de Pintura, y participa en el XII Salón Anual Arturo Michelena. 1958 Funda y dirige la Escuela de Bellas Artes Armando Reverón de Barcelona, estado Anzoátegui. Se encarga de la sección de cultura del diario Antorcha; conduce el programa de radio llamado El hombre y su signo, y realiza una exposición en Valencia. 1959 Exhibe sus obras en el XI Salón Anual Planchart de Pintura. 1960 Expone en el IV Salón Anual de Jóvenes Pintores, y muestra sus obras en Guanare, estado Portuguesa. 1961 Expone en el Instituto Venezolano Americano, Puerto La Cruz, estado Anzoátegui, y en La Asunción. Realiza un mural de diecisiete metros en el Liceo Cajigal, de Barcelona. 1962 Expone en Nueva Esparta, y en El Pez Dorado, Caracas. 1963 Expone en Puerto La Cruz, realiza una retrospectiva de su obra en Barcelona, y muestra en la Universidad Central de Venezuela. 1964 Viaja a París con una beca del Inciba. Expone en la Galería G y en el Ateneo de Valencia, pinturas y esculturas en hierro. 1965 Exposición colectiva en el Salón Latinoamericano, del Museo de Arte Moderno de París. Muestra sus obras en el grupo latinoamericano de la Galería Ranelagh. 1966 Exposición Galería Edoard Smith. 1967 Participa en el XXIII Salón de Mayo (Salon de Mai), París. Exposición Internacional de Billmora-Berg, Suecia. 1968 Exposición Le monde fantastique, Galería 3+2, París. Expone en el Salón Grands et jeunes d’ Aujourdui, y en Menton, Vence y Limoges. 1969 Muestra una individual en la Galería Latina, de Estocolmo, Suecia. 1970 Exposición en la Galería 3+2, París; y en la Galerie Saint-Germain-des-pres, París. 1972 Expone en la Galerie L’Armitiere, París. Peintures de Mauro Mejíaz, Galerie Art du monde, París. Muestra sus obras en la Sala Gaudí de Barcelona, España. 1974 Artistes Latino-Americains de París, Cité Internationale des Arts. París. 1976 Expone en la Galería de Arte García de la Peña, Sala Goya, del País Vasco. 1977 L’oeuf de beau bourg présente. Mauro Mejíaz. Plateau Beaubourg, París. 1981 Recibe el Premio de la Société des Bains de Mer, en el Gran Salón Internacional de Pintura de Montecarlo. También el Premio Arturo Michelena, del Salón Arturo Michelena, Valencia. Es declarado Hijo Ilustre de Biscucuy. Exhibition Japan International Artists Society. At Chiba Prefectural Museum of Art, Tokio, Japón. Rencontres Insolites. 9 peintres- 1 sculpteur. Galerie Art Visionnaire. París. 1982 Peintre vénézuélien. Mauro Mejíaz. Galerie du Beffroi. París. L’Amérique Latine a París. Peinture-sculpture-photographielittérature-musique. Grand Palais. París. Mauro Mejíaz, L’enfant et les métamorphoses. Galerie Art sans frontiéres. París. 1983 José Pierre, en el libro L’Univers surréaliste, incluye un estudio sobre la obra del artista. 100 artistes de L’Amérique Latine. Maison de la Culture, Amiens. Segunda Bienal de Artes Visuales. Bicentenario del Nacimiento de Simón Bolívar. Museo de Arte Contemporáneo Sofía Imber, Caracas. 59 C ultural Tomado del libro: Mauro Mejíaz, el cuarto reino. Carlos Silva. Antonio Rodríguez Díaz, Editor. Impreso en Editorial Arte. Caracas, 2002. XXXXI Salón de Arte Arturo Michelena, Ateneo de Valencia. Exposición AVAP 83. III Salón homenaje a los 50 años del diario El Carabobeño. Sala de exposiciones Braulio Salazar, Valencia. 1984 Metamorfosis encontrada, exposición individual en la Galería de Arte Nacional; Centro de Arte Euroamericano. Mauro Mejíaz. El vientre de la aurora. Galería G, Caracas. 1986 Expone Miniaturas, en la Galería Durbán, Caracas, y en el Centro Venezolano de Cultura, Bogotá, Colombia. 1987 Expone en el Museo de la ciudad de Guanare, Inés Mercedes de Gómez Álvarez, Guanare, estado Portuguesa. 1991 Expone en el Espace Baudelaire, París. 1992 Gran formato, colectiva. Galería Durbán, Caracas. 1995 La fantasía intuitiva, exposición en la Galería Municipal de Arte de Barcelona, estado Anzoátegui. Art Expo 16éme Salon. Invité d’honneur Mejíaz. Ballancourt-surEssonne, Francia. Texturas. Contemporary Art. Mauro Mejíaz, Maracaibo, estado Zulia. 1997 Se realiza la IV Bienal Nacional de Artes Plásticas de Puerto La Cruz, en homenaje a Mauro Mejíaz. Galería Municipal de Arte Moderno, Puerto La Cruz. 1998 Expone en la Galería Ascaso, de Valencia, Contradicciones, certezas y reencuentro. Escuela de Artes Plásticas Arturo Michelena, 50 años, 50 artistas. Centro Cultural Eladio Alemán Sucre, Valencia. 2000 Muere el 23 de octubre, en Erquery, París. 2001 FIA 2001, Caracas. 2002 Homenaje a Mauro Mejíaz. Colecciones privadas de Guanare, Colectiva de Artes Plásticas. Museo de la Ciudad de Guanare Inés Mercedes Gómez Álvarez, Guanare. 2004 Retrospectiva de su obra. Centro Cultural Eladio Alemán Sucre, Valencia. Son las once de la noche, el 2 de febrero del año 2000. Puse como siempre la velita con olor en el taller de arriba y en el de abajo también. Puse música y me senté en el sillón de Mauro en el taller de arriba. Fue donde más pintó en esta casa. Esperó tres años para tenerlo y cuando nos mudamos a Erquery, el 4 de abril de 1988, tenía el caballete en la mezzanina. Cuando se terminó este taller era verano y Mauro se encerró a pintar. Tomaba mucho café pero había mucho calor y entonces llegaba de repente con su helado favorito, y así pasó el verano y yo lo miraba pintar desde el chinchorro que teníamos en su taller. Lo indispensable para pintar: café, música, la velita con aceites esenciales y unas flores en la paleta. Mauro siempre empezaba varios cuadros al mismo tiempo. Una vez comenzó 27 cuadros en una sola noche. Nunca quiso probar el acrílico porque es para los pintores apurados y además respetaba demasiado la técnica para que su pintura perdurase. Mauro se apagó como las cenizas de un fuego ardiente, como el título de uno de sus cuadros Sólo las estrellas mueren, el 23 de octubre del año 2000 en Erquery. Iba a cumplir 70 años el 22 de noviembre. Se extinguió en mis brazos a las 11 horas de la mañana en su taller con la música Amor Immortalis. Su esposa Cristina escribió estas líneas con relación a la muerte de Mauro Mejíaz 60 E nsayo S Pastori, río mayor JESÚS ENRIQUE LEÓN ROJAS ucede que después de haber llovido tanto, navegamos; en consecuencia los ríos y la palabra libertad. De la libertad a la poesía, los espacios de la vida toda hasta la muerte y sus alrededores, sin complicaciones, como tampoco a la poesía le complica la eternidad o un verso; como diría el poeta Pastori, de quien soy hoy habitante y desterrado “Porque vivir es ir rompiendo el resto de los años que vendrán…” como el río en su caudal de rocas dolidas y trituradas, como días, como horas, como remolino, piedra y delirio. Un río somos, es verdad, vaciados en los mil mares del decir, del maldecir y del circundar la cascada hasta caer en ella y amar. Del río mayor digo hoy cosas que quise decir siempre, cosas de profundidad, de pez, de sol y caimanes que se acogen a su ribera sin decir más nada que un mordisco. Del río mayor, del Pastori, sus afluentes, su delta de cien libros y el mar sin orilla de su voz digo cosas ya dichas como un eco que se extasía en la verdad de cada acantilado desde donde rebota para perpetuarse en la insonoridad de lo absoluto, cosas como esa combinación de mago y juglar que desencadena el humor después de un acto de lírica apasionada; cosas de cabriolas y saltos del lenguaje donde se juega la vida para perderla y resucitarla sin miedo al próximo giro, a la próxima presencia de un verso que vuela. ESTE TEXTO FUE LEÍDO POR EL POETA JESÚS ENRIQUE LEÓN EN HOMENAJE QUE SE LE LUIS PASTORI CARORA, EN EL VII ENCUENTRO DE CENTROS LITERARIOS DE LA UNIVERSIDAD CENTROCCIDENTAL LISANDRO ALVARADO RINDIÓ A EN “El horizonte que miramos desde la escuela con pizarrón de insomnios ya no nos pertenece. Más bien digamos que es un río esta palabra que nació en esa época; y que siguió creciendo como la sombra de la torre con los días de verano”. 61 C ultural Puedo seguir diciendo por ejemplo, lo dicho siempre sobre la desbordante esencia de quien se duele y cae por el dolor de otros: “Comenzaron a llegar gemidos arrastrándose. La sombra traía manos de mendigo y ojos ciegos. Fue... como si a un niño le quitaran de pronto el día y los juguetes...”. Pero se levanta y convoca las voces de todos para hacer del canto la palabra... entonces con ese llamado y siguiéndole el cauce a su letra: “todos los corredores se inundaron de paz alegre y nueva. Los primeros poetas visitaron las aulas”. Cómo no decirle otra vez al río tirando la lajita que salta hasta el mismo centro de la corriente castellana: hay en ti cada verso de instinto, pasado luego al curso de la razón para que salga de allí ese meandro de amor, muerte y flor que a veces es mujer y otras soledad: “¿Dónde estás? ¿Dónde estás? Si yo lo supiera, este poema hubiera fallecido”. Por eso poeta debo decir de Usted otra vez lo que ayer leí en un libro lleno de espejos y trompos que se contraen en su propio girar hasta desaparecer en una suerte de esotéricos cordeles, debo decir más allá del martillar constante de la máquina de escribir que sus imágenes dejan el límite entre la letra y el sonido y descienden al espacio de la oscuridad para que en ellas resurjan luminosas y entendibles como aquella: “...y un torpe coito primigenio le tumbaba al semen sus dientes de leche...”. o esa otra “...todas las calles iban como ríos inmóviles a nutrir tu remanso”. 62 E nsayo Y no cito números ni poemas, ni libros, ni velas ni incienso, porque este río mayor nuestro, este río Pastori se deja pescar los versos sin necesidad de una gran atarraya. Con sólo meter la mano salimos llenitos de poesía; es por ello que no me da pena seguir en esos puertos ya visitados por otros y exclamar en sus bares cuajados de olores de hembras: Yo también nado este río. Río Pastori, río inclinado hacia el poniente, como no queriendo ver la noche van tus aguas, anclados desconciertos recorren los puentes del tiempo y tú reconoces la voz de Darío y no le huyes, no te escondes del viernes y acudes al llamado de Neruda para reivindicar la leña que dejaron los hachadores, sin tus aguas, sin los esteros de Vallejo ni la amplísima inquietud de Whitman, no tendrían estas curiaras espacios para los sueños. “Mi sangre no termina ni donde comienza la tuya, sino que se va con ella y la acompaña”. Aquí el poeta se hace arcano y guía, desconoce la bifurcación del camino y transita todos los mundos en esa inmensa geografía que le contiene, mapas del alma que lo dibujan y le trazan los límites propios de quien nació para cantar los estados exaltados del ser y ser, del ser y desconocerse, del ser y fragmentarse para recomponerse luego en su propia palabra: “Oh Luis Pastori, alegre ciudadano con tristeza que nadie te conoce: Nació tu nombre aquí, áspero roce del país que circula por tu mano”. Poeta, poeta, este nuestro que recoge en su tiempo la flor de los tiempos que parecían idos y le marca un reloj de pétalos detenidos para que sea siempre una glosa y un soneto: “Acopla el pecho su olvido al filo de mil puñales, y tu voz en los rosales nace sin haber nacido”. Poeta poeta éste el nuestro que también se lanza al vacío sin importarle más que de alas tenga un insomnio y proclame un nuevo amanecer: “Algo suena dentro de la noche. la ciudad alcanza su más íntimo sueño, y los relojes bajan por las paredes como suicidas ahogados”. 63 C ultural Poeta a secas, así de elemental, como el agua, el fuego, el aire, la tierra y el toro; poeta en la sangre que corre del agujero en la guerra, poeta en el sol y la canción de tijúa que cantan los duendes a mitad de la tarde; poeta desprevenido que no se dio cuenta que le caían encima un montón de versos y cuando se sacudió para quitárselos nos los tiró con susto y todo. Poeta para la vida de los poetas, el poeta Pastori: “Una desusada vida corre desde el centro de nuestras manos...”. Poeta para la muerte de los poetas, el poeta Pastori: “Cuando muere un poeta resucita todo el fuego del aire...”. Poeta para la eternidad de la poesía: “Mira: que no te crezca más la vida, o el tiempo quedará deshabitado”. Este es Luis Pastori, el hombre transformado en palabra; pero también la palabra viva del hombre; lleno de crepúsculos y madrugadas, sin duda alguna un poeta mayor, una voz que se desciñe del correaje del tiempo y de los destinos, porque no puede haber destino para la poesía. Este es Luis Pastori, quien a diario voltea al espejo y en medio de aquel mundo que le surca la memoria, con trenes y altavoces, libros, amores, aviones, metal templado y piel se dice a sí mismo: “Sigo buscando el espejo donde aquel niño se miró por primera vez los pequeños ojos...”. Entonces, allí su poesía sabe a nostalgia y un miedo cerval recorre todo lo que somos y lo que hemos sido... Entonces, allí desde esta Carora llena de niños poetas, de jóvenes poetas y de viejos poetas me atrevo a ver tantos espejos y recuerdo al poeta río, y los poemas se evaporan de su curso, y sus libros son nubes, entonces llueve sobre todos estos cauces nacientes: llueve Pastori. 64