Director Aula de Teatro Universidad de Alcalá Ernesto Filardi Asesor Teatral de la SECC y Coordinador del Proyecto César Oliva Director Proyectos SECC Xosé Luis García Canido Producción Ejecutiva Elena Díaz Gómez-Zorrilla Rosario Sánchez López Organiza y produce ace setenta y cinco años, a poco de instaurarse la II República en España, el poeta y dramaturgo Federico García Lorca se inventó La Barraca. ¿Qué era La Barraca?, se preguntaba la sociedad culta de la época. La Barraca era un grupo universitario. Un grupo teatral universitario que emplearía los períodos vacacionales para llevar obras del Siglo de Oro español a pueblos y ciudades necesitados de actividades escénicas. El autor granadino tenía 33 años. Había dejado la universidad tiempo atrás, pero pensaba que la regeneración del teatro español tendría que venir de actores y actrices no profesionales y de un sistema de producción que no tuviera nada que ver con el que todavía prevalecía en ese primer tercio del siglo, cuya organización era más propia de los corrales de comedia que de la Edad de Plata que habitaban. La Barraca, bajo la dirección de García Lorca, perduró hasta la guerra civil. El grupo dispuso de ocho programas cuyo repertorio combinó de varias formas. Recorrió más de media España con un camión y un autobús, llevando consigo absolutamente todo el atrezzo, iluminación y vestuario de sus montajes. Presentó sus espectáculos no sólo en medios rurales sino también en paraninfos universitarios. A todos fascinó, como indican testimonios de la época, que no son pocos ni indiferentes. H Participa Colaboran Ayuntamiento de Malpartida de Cáceres, Ayuntamiento de Torrejón el Rubio, Ayuntamiento de Gata, Ayuntamiento de Almendralejo, Ayuntamiento de Alange, Ayuntamiento de Guadalupe, Ayuntamiento de Carmona, Ayuntamiento de Bonete, Ayuntamiento de Nervio, Ayuntamiento de Tarazona, Diputación de Huelva, Festival de Almagro y Festival de Baeza Con los años, incluso, la aureola con que se adorna todo lo que tocó la varita mágica de aquel andaluz inquieto incrementó la leyenda de uno de los proyectos culturales más interesantes que ha emprendido jamás la escena española. Setenta y cinco años después, el Ministerio de Cultura a través de la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, no permanece ajeno a dicha efeméride. Son muchas cosas que recordar: la propia figura de su creador, la aportación que supuso para una cultura democrática, la recuperación de los clásicos del Siglo de Oro hasta hacerlos accesibles a todos los públicos, su sistema de giras alternativo, el contacto con espectadores de todas las condiciones sociales, etc. etc. Demasiados argumentos para quedar impasibles. Por todas estas razones el homenaje ha procurado insistir en los puntos fundamentales que García Lorca quiso para su Barraca: presencia de grupos universitarios, escenarios de todo tipo, públicos de toda condición, textos del Siglo de Oro, giras equivalentes; en suma, todo lo que desde este siglo de la tecnología se puede aportar para recordar a un grupo de universitarios que hacía comedias hace setenta y cinco años. Todo esto es lo que reúne el programa que presentamos. LA BARRACA Y LOPE DE VEGA H ace cuatrocientos años, la Academia de Madrid le pidió a Lope de Vega un ensayo sobre la forma de concebir y realizar su trabajo como poeta dramático. Para eso escribió los 389 versos del Arte nuevo de hacer comedias en este tiempo. En ese poema intenta, por un lado, justificar la entidad artística de sus obras, pero, por otro, destacar el avance estético que suponía no atenerse de manera estricta a las normas aristotélicas, como defendían Cascales, Pinciano, Argensola y el propio Cervantes. Lope, a sus 47 años, había conseguido dotar a la comedia de una entidad tal que conseguía divertir al vulgo con temas y asuntos de gran altura. La Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, que ha fijado entre sus objetivos recordar la señalada efeméride del Arte nuevo, pretende, dentro de su programa Las huellas de La Barraca, homenajear al poeta madrileño poniendo el acento en la aparente contradicción entre arte y nuevo. De ahí que hayamos pedido a los grupos universitarios que desde Alcalá recorrerán la geografía española, el máximo rigor para el arte lopesco, pero también, la novedad que supone producir textos menos conocidos que los que componen los repertorios tradicionales. Por eso se han sacado de ediciones menos habituales, desnudas de aparato crítico, Quien todo lo quiere, La villana de Getafe, La hermosa fea, La niña de plata y el desdichado por la honra. Cuento trágico, una adaptación de la novela Desdicha por la honra. Esperemos que el Fénix estimule desde el olimpo de la carátula a estos jóvenes actores y actrices, y favorezca con su ingenio una idea que no pretende otra cosa que insistir en la antigua poética tirsiana del deleitar aprovechando. SOBRE EL AUTOR: ope de Vega y Carpio nació en Madrid, en 1562, ciudad en donde desarrolló la práctica totalidad de su producción dramática. Es el gran representante de la nueva comedia, y principal causante de todas las innovaciones que caracterizan el género. Supo aunar con extraordinario acierto el aliento popular con las formas más refinadas del arte. Su producción escénica constituye un enorme caudal estético y poético que va más allá del teatro. Es más que posible que escribiera alrededor de trescientas obras dramáticas, además de un número importante de poemas, tanto de carácter religioso como profano. L Su fama llegó a tal extremo que hizo que los autores de compañía calificaran “de Lope” comedias que no lo eran, para garantizar así una mejor difusión. Entre aquéllas las hay de todas clases y estilos; desde comedias religiosas (La creación del mundo y primera culpa del hombre, La buena guarda, Lo fingido verdadero), mitológicas (El amor enamorado, La bella Andrómeda, El vellocino de oro), históricas (La imperial Otón, El bastardo Mudarra, Las paces de los reyes y judía de Toledo), de costumbres (El perro del hortelano, El villano en su rincón, La moza de cántaro), pastoriles (El verdadero amante, La Arcadia, La selva sin amor), novelescas y caballerescas (La mocedad de Roldán, La difunta pleiteada, El castigo sin venganza), de enredo a capa y espada (El anzuelo de Fenisa, El acero de Madrid), hasta autos sacramentales (La adúltera perdonada, La siega, El heredero del cielo), sin olvidar loas, entremeses y diálogos. En 1609 leyó y publicó su Arte nuevo de hacer comedias, obra teórica con la que se oponía a los preceptos aristotélicos. En toda su producción se advierte una perfecta elaboración del desarrollo dramático de sus obras, que hace que cualquier comedia, por menor que parezca, goce de una adecuada exposición con escenas de gran altura poética. Es evidente que no todas sus obras tienen el mismo nivel de calidad, pero quizás haya unas cuarenta que están en la primera línea del repertorio del Siglo de Oro. Comedias como La discreta enamorada (1606), La dama boba (1613) o Los melindres de Belisa (1608 ¿) bastan para definir a un autor de brillantes recursos escénicos. Dramas de honor como Peribáñez y el Comendador de Ocaña (1608 ¿), Fuenteovejuna (1614) o El mejor alcalde el rey (1623 ¿) demuestran un fino pulso escénico capaz de llevar tramas difíciles y escabrosas hacia soluciones del gusto de todos. Tiene también tragicomedias como El caballero de Olmedo (1620 ¿), inspirada en una canción popular; u obras basadas en hechos históricos convenientemente adaptados, como El duque de Viseo (1609 ¿), que indican cómo Lope eleva a sus personajes al convencional mundo de la poesía, pero también que sabe bajar su lírica a ras de tierra, convirtiendo en materia escénica cualquier asunto y tema que trate. SINOPSIS: a acción transcurre en Sevilla, donde el infante don Enrique, hijo del rey don Pedro, llega de visita. Allí conoce a la humilde Dorotea, llamada por los sevillanos La niña de plata. El infante, enamorado al instante de ella, hará todo lo posible por conseguirla, no dudando en comprar a aquéllos que la rodean. Dorotea debe de hacer frente a los deseos del infante con su inteligencia, y calmar así los celos de su verdadero amor, don Juan. L Con el personaje de Dorotea, Lope de Vega nos presenta a una mujer tan bella como perspicaz; de ahí que sea ensalzada y condenada a valerse por sí misma. Llega un momento en que la protagonista no puede confiar en nadie, ya que en este mundo todo puede corromperse gracias al dinero o a los celos. Todo, excepto el verdadero amor y la inteligencia suprema. Y ésas son dos virtudes que Dorotea tiene de sobra. REPARTO: Dorotea, la Niña de Plata: Soraya Gonzalo Teodora, tía de Dorotea: Consuelo Garbajosa Don Enrique, Infante de Castilla: Alberto Conde Don Arias, cortesano: Miguel Ángel Romero El rey Don Pedro, padre del Infante: José Manuel Burgos Don Juan, galán: Daniel Díez Chacón, criado de don Juan: Luna Paredes Doña Clara, madre de don Juan: Helena Lanza Félix, hermano de Dorotea: Yassine Nadji Marcela, dama: Sara Palomar Leonelo, amigo de don Juan: María Consuelo Mbomio Un escudero de Dorotea: Yassine Nadji Inés, criada de Dorotea: Helena Lanza Un criado de don Juan: José Manuel Burgos FICHA TÉCNICA Versión y dirección: Ernesto Filardi Ayudante de dirección: Iria Márquez Escenografía: Cerrajería Aranda Vestuario y atrezzo: Aula de Teatro de la UAH Técnico de iluminación: Sergio Balsera GRUPO DE TEATRO UNIVERSIDAD DE ALCALÁ Creada en 1989, el Aula de Teatro de la Universidad de Alcalá tiene una amplia trayectoria, tanto en formación de profesionales como en el campo de la investigación teatral y los medios audiovisuales. Asimismo, ha sido un espacio de amplia publicación de textos teatrales contemporáneos y artículos de investigación y reflexión. La Compañía de Teatro de la UAH es uno de los principales campos de acción del Aula de Teatro. A lo largo de estos 20 años, se han estrenado diversas obras, entre los que cabe destacar Los cuernos de don Friolera, de Valle-Inclán; La entretenida, de Miguel de Cervantes; Apertura Orangután y Pic-Nic, de Fernando Arrabal; La zapatera prodigiosa y Los títeres de cachiporra, de Federico García Lorca; Muertos sin sepultura, de Jean-Paul Sastre; Céfalo y Pocris, de Calderón de la Barca; El rapto de Europa, de Max Aub; El valiente negro en Flandes, de Agustín de Claramonte; 4.48. Psicosis, de Sarah Kane… Agnes de Dios, de John Pielmeier;