SOBRE EL AUTOR Lope de Vega y Carpio nació en Madrid, en 1562, ciudad en donde desarrolló la práctica totalidad de su producción dramática. Es el gran representante de la nueva comedia, y principal causante de todas las innovaciones que caracterizan el género. Supo aunar con extraordinario acierto el aliento popular con las formas más refinadas del arte. Su producción escénica constituye un enorme caudal estético y poético que va más allá del teatro. Es más que posible que escribiera alrededor de trescientas obras dramáticas, además de un número importante de poemas, tanto de carácter religioso como profano. Su fama llegó a tal extremo que hizo que los autores de compañía calificaran “de Lope” comedias que no lo eran, para garantizar así una mejor difusión. Entre aquéllas las hay de todas clases y estilos; desde comedias religiosas (La creación del mundo y primera culpa del hombre, La buena guarda, Lo fingido verdadero), mitológicas (El amor enamorado, La bella Andrómeda, El vellocino de oro), históricas (La imperial Otón, El bastardo Mudarra, Las paces de los reyes y judía de Toledo), de costumbres (El perro del hortelano, El villano en su rincón, La moza de cántaro), pastoriles (El verdadero amante, La Arcadia, La selva sin amor), novelescas y caballerescas (La mocedad de Roldán, La difunta pleiteada, El castigo sin venganza), de enredo a capa y espada (El anzuelo de Fenisa, El acero de Madrid), hasta autos sacramentales (La adúltera perdonada, La siega, El heredero del cielo), sin olvidar loas, entremeses y diálogos. En 1609 leyó y publicó su Arte nuevo de hacer comedias, obra teórica con la que se oponía a los preceptos aristotélicos. En toda su producción se advierte una perfecta elaboración del desarrollo dramático de sus obras, que hace que cualquier comedia, por menor que parezca, goce de una adecuada exposición con escenas de gran altura poética. Es evidente que no todas sus obras tienen el mismo nivel de calidad, pero quizás haya unas cuarenta que están en la primera línea del repertorio del Siglo de Oro. Comedias como La discreta enamorada (1606), La dama boba (1613) o Los melindres de Belisa (1608 ¿) bastan para definir a un autor de brillantes recursos escénicos. Dramas de honor como Peribáñez y el Comendador de Ocaña (1608 ¿), Fuenteovejuna (1614) o El mejor alcalde el rey (1623 ¿) demuestran un fino pulso escénico capaz de llevar tramas difíciles y escabrosas hacia soluciones del gusto de todos. Tiene también tragicomedias como El caballero de Olmedo (1620 ¿), inspirada en una canción popular; u obras basadas en hechos históricos convenientemente adaptados, como El duque de Viseo (1609 ¿), que indican cómo Lope eleva a sus personajes al convencional mundo de la poesía, pero también que sabe bajar su lírica a ras de tierra, convirtiendo en materia escénica cualquier asunto y tema que trate. SINOPSIS Principiando el siglo XX, una compañía de teatro sufre un terrible naufragio que se ha llevado consigo la vida de gran parte de los actores cuando iban a ofrecer su repertorio en Filipinas en la reinauguración del Nuevo Teatro de Arroceros. Sólo han quedado unos cuantos personajes con muchos piojos, el libreto de La villana de Getafe, de Lope de Vega, y cuatro baúles de mimbre con restos de vestuario y utilería de dramas rurales y operetas. Los supervivientes, si quieren comer, tendrán que hacerse pasar por la Gran Compañía que trae por fin una obra del excelso Fénix de los Ingenios a las Islas Filipinas. Y allí intentarán representar los tejemanejes de Inés, una muchacha de Getafe, por lograr el amor de Don Félix, un cazafortunas que trata, con su posición social, obtener rentabilidad económica a través de su casamiento. REPARTO FICHA ARTÍSTICA En este desastre participan: Hijos de españoles en Filipinas, organizadores del evento. Don Sacramento Bosh, ingeniero, el empresario en las Islas Filipinas. (por Miguel Martín-Nieto). Encarnación Bernaldo de Quirós, Encarna para su marido el empresario. Fue actriz de carácter. De origen asturiano. (Balesquida Menéndez de Luarca). Alice Anberrée Gustavo Luís Calleja Alarcón E n r i q u e Chueca Peña Paula de Andrés Martínez Irene Domínguez Hernández Laura García Jiménez Paloma GarcíaConsuegra Martínez Miguel Martín-Nieto Morales Balesquida Menéndez de Luarca Precioso Javier Moreno López Rocío Rosa Rubio. Lo que queda de la gran COMPAÑÍA NACIONAL DE ESPAÑA DE MADRID DE DON PEDRO DE LA CRUZ Y CONCEPCIÓN ROSICLER Lolita, la tipletista. Poco podemos decir que no sepamos de ella. Que nació en el barrio de Lavapiés. (Irene Domínguez). Su madre, Fortunata, que la representa y ampara. Ídem. (Paloma García Consuegra). Amelia, guapísima. Tan guapa como mala actriz. Está especializada en coros. Ahora tiene su oportunidad. Porque ella, ella sí que estudió con Teodora Lamadrid e incluso actuó junto a María Guerrero, haciendo de Labradora 8 en Fuenteovejuna. Y ya se sabe que todo se pega. (Rocío Rosa). Cristinica, la meritoria. No ha cumplido los veinte, pero ella lleva el arte en la sangre. Estudió declamación con una alumna de una alumna de Teodora Lamadrid. Así está el teatro en la madre patria. (Laura García). El Jacinto, de las Islas Canarias, que le gusta mucho la copla. Era asistente de Doña Concha, muerta. Nadie como él le hacía el moño. (Enrique Chueca). El Manolo, cojo y tuerto, porque él estuvo en Cuba (Gustavo Calleja . El Felipe, maquinista de la compañía, que no llega a los sitios. (Javier Moreno). Engracia, la arrecogía de Doña Concha. Le encanta hablar. Por eso le asusta el esparadrapo. (Paula de Andrés) Y con la participación inestimable de Amanda la Pampanguita, Secretaria Personalísima del Presidente del CÍRCULO ESPAÑOL DE AMIGOS DE ESPAÑA DE MANILA, el Excelentísimo Don Roque Preysler Ramírez. Por como habla el español, debe de ser china. (Alice Anberrée). Director del Aula de Teatro de la Universidad Carlos III Domingo Ortega Asesor Teatral de la SECC y Coordinador del Proyecto César Oliva FICHA TÉCNICA Domingo Ortega Criado: Director del grupo de teatro Gema Zazo Jiménez: Producción en ruta Ruth Cabeza: Asistente de Dirección Salvador Salinas Rodríguez: Director técnico Ángel Sánchez Perabá: Ayudante técnico SOBRE LA COMPAÑÍA La UNIVERSIDAD CARLOS III DE MADRID desde su creación ha considerado al teatro como un elemento fundamental en la formación integral de sus estudiantes. Muchos alumnos han participado en distintos talleres y montajes, pero también han sido muchos quienes han comenzado a formarse como nuevos espectadores El AULA DE TEATRO está compuesta por estudiantes, que con respeto y compromiso por las artes escénicas, se forman para ofrecer un teatro universitario de calidad a uno y otro lado del telón. Para la creación de montajes teatrales se ensaya entre dos y tres días por semana, que dan como resultado una o dos obras por año, con las que han participado en festivales y encuentros en España, Francia y Portugal, y donde han obtenido destacados premios. El Aula de Teatro además organiza UNITÍNERE, un encuentro universitario de artes escénicas que se ha realizado estos seis últimos años en varios pueblos del Valle de Laciana, en León y que este año se desplaza a diversos pueblos de la Mancomunidad Cultural de la Sierra Norte de Madrid. También ha participado en las tres ediciones anteriores de Las Rutas de La Barraca con obras de Cervantes, García Lorca y Azorín.. Director de Proyectos de la SECC Xosé Luis García Canido Producción Ejecutiva Elena Díaz Gómez-Zorrilla Rosario Sánchez López Organiza y produce Participa Colaboran Universidad de Alcalá, Ayuntamiento de Leganés, Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, Ayuntamiento de Ingenio, Ayuntamiento de Agüimes, Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana, Ayuntamiento de los Realejos, Ayuntamiento de Santiago del Teide, Ayuntamiento de Guía de Isora, Festival de Almagro, Cabildo de Gran Canaria, Instituciones Penitenciarias, Cabildo de Lanzarote y Ayuntamiento de San Bartolomé. LA BARRACA Y LOPE DE VEGA H ace cuatrocientos años, la Academia de Madrid le pidió a Lope de Vega un ensayo sobre la forma de concebir y realizar su trabajo como poeta dramático. Para eso escribió los 389 versos del Arte nuevo de hacer comedias en este tiempo. En ese poema intenta, por un lado, justificar la entidad artística de sus obras, pero, por otro, destacar el avance estético que suponía no atenerse de manera estricta a las normas aristotélicas, como defendían Cascales, Pinciano, Argensola y el propio Cervantes. Lope, a sus 47 años, había conseguido dotar a la comedia de una entidad tal que conseguía divertir al vulgo con temas y asuntos de gran altura. La Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, que ha fijado entre sus objetivos recordar la señalada efeméride del Arte nuevo, pretende, dentro de su programa Las huellas de La Barraca, homenajear al poeta madrileño poniendo el acento en la aparente contradicción entre arte y nuevo. De ahí que hayamos pedido a los grupos universitarios que desde Alcalá recorrerán la geografía española, el máximo rigor para el arte lopesco, pero también, la novedad que supone producir textos menos conocidos que los que componen los repertorios tradicionales. Por eso se han sacado de ediciones menos habituales, desnudas de aparato crítico, Quien todo lo quiere, La villana de Getafe, La hermosa fea, La niña de plata, El desdichado por la honra. Cuento trágico y La Gatomaquia. Esperemos que el Fénix estimule desde el olimpo de la carátula a estos jóvenes actores y actrices, y favorezca con su ingenio una idea que no pretende otra cosa que insistir en la antigua poética tirsiana del deleitar aprovechando. ace setenta y siete años, a poco de instaurarse la II República en España, el poeta y dramaturgo Federico García Lorca se inventó La Barraca. ¿Qué era La Barraca?, se preguntaba la sociedad culta de la época. La Barraca era un grupo universitario. Un grupo teatral universitario que emplearía los períodos vacacionales para llevar obras del Siglo de Oro español a pueblos y ciudades necesitados de actividades escénicas. El autor granadino tenía 33 años. Había dejado la universidad tiempo atrás, pero pensaba que la regeneración del teatro español tendría que venir de actores y actrices no profesionales y de un sistema de producción que no tuviera nada que ver con el que todavía prevalecía en ese primer tercio del siglo, cuya organización era más propia de los corrales de comedia que de la Edad de Plata que habitaban. La Barraca, bajo la dirección de García Lorca, perduró hasta la guerra civil. El grupo dispuso de ocho programas cuyo repertorio combinó de varias formas. Recorrió más de media España con un camión y un autobús, llevando consigo absolutamente todo el atrezzo, iluminación y vestuario de sus montajes. Presentó sus espectáculos no sólo en medios rurales sino también en paraninfos universitarios. A todos fascinó, como indican testimonios de la época, que no H son pocos ni indiferentes. Con los años, incluso, la aureola con que se adorna todo lo que tocó la varita mágica de aquel andaluz inquieto incrementó la leyenda de uno de los proyectos culturales más interesantes que ha emprendido jamás la escena española. Setenta y siete años después, el Ministerio de Cultura a través de la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, no permanece ajeno a dicha efeméride. Son muchas cosas que recordar: la propia figura de su creador, la aportación que supuso para una cultura democrática, la recuperación de los clásicos del Siglo de Oro hasta hacerlos accesibles a todos los públicos, su sistema de giras alternativo, el contacto con espectadores de todas las condiciones sociales, etc. etc. Demasiados argumentos para quedar impasibles. Por todas estas razones el homenaje ha procurado insistir en los puntos fundamentales que García Lorca quiso para su Barraca: presencia de grupos universitarios, escenarios de todo tipo, públicos de toda condición, textos del Siglo de Oro, giras equivalentes; en suma, todo lo que desde este siglo de la tecnología se puede aportar para recordar a un grupo de universitarios que hacía comedias hace setenta y cinco años. Todo esto es lo que reúne el programa que presentamos.