Crónica de Te olvidé contada por sus protagonistas* Adlai Stevenson Samper Revista Barranquilla Gráfica, 1973 Durante la presentación de la orquesta de Peñalosa en el Country Club de Barranquilla en los carnavales de 1951, Nelson Pinedo, cantante estelar de la agrupación, recuerda que en ese centro social “estrenamos los temas Te olvidé, el chandé, el garabato y el currulao.” La apreciación es parcialmente cierta si nos atenemos a una composición olvidada de Peñalosa en homenaje a Cecilia Gómez, soberana del carnaval ese año, y del que no se tienen mayores noticias. Bien pudo el tema musical aludido en las remembranzas de Nelson Pacho Galán, Antonio María Peñalosa y Lucho Bermúdez, Festival de Orquestas, 1973. haber sido el germen de la posterior grabación efectuada en Bogotá de Te olvidé, con la sonora invenlosa cuando se le pregunta sobre el sentido filosófitada por la disquera de Curro Fuentes. Los gritos y co de la canción— en un poético español sumado a los vivas a la danza del garabato y al carnaval en una musicalidad festiva de indudable origen negro, un tema amoroso que habla de amor con delirio, manifiesta desde la perspectiva del proceso de creapasión desenfrenada, martirio, desengaño y revanción de Peñalosa, una curiosa lógica que explicaría cha, así parecen confirmarlo. después el definitivo éxito intemporal de la canción en el marco del Carnaval de Barranquilla. La aparente contradicción que encierra la narración de una historia amorosa —el anverso y reEse texto tan inolvidable a los barranquilleros verso de la vida, como dice invariablemente Peñafue suministrado por el periodista y poeta español Mariano San Ildefonso residenciado en la década de los cincuenta en Bogotá. Su oficio regular en * Tomado del libro Peñalosa en Tono Mayor, editado por la esos tiempos era escribir comentarios hípicos en Fundación Nueva Música. Se publica con autorización de su la revista La Meta en la que Juan Danielson, proautor. Huellas 71, 72, 73, 74 y 75. Uninorte. Barranquilla p. 163-167: 08, 12/MMIV - 04, 08, 12/MMV. ISSN 0120-2537 163 pietario de La Casbah, el bar en que tocaba el conjunto de Peñalosa, tenía acciones. No es extraño, dada la propensión de Peñalosa hacia las apuestas y los juegos, que lo conociera en una de sus visitas al Hipódromo o en una juerga del español San Ildefonso en La Casbah, el bar de su jefe. —El caso es que San Ildefonso sabía que yo era arreglista musical y, motivado por ello, me enseñó varias poesías para que yo les pusiera música —sostiene Peñalosa—. Me trajo como veinte, pero sólo me gustó Te olvidé. Las demás eran flojongas. El primer paso en la composición fue el de acomodar la letra de San Ildefonso al concepto musical de ritmo de Garabato usando como base unos arreglos musicales jazzísticos. “Demoré varios días puliendo la letra, cortando aquí, agregando allá”, dice Peñalosa. “Para hacerle los arreglos me ayudó un trío de jazz de Panamá que se llamaba Set Rose Trío. Le pusimos un ritmo muy propio de la Costa Atlántica, alegórico al carnaval de Barranquilla. Yo quería hacer algo que trascendiera. Se me ocurrió bautizarlo danza de Garabato y no ‘del’ Garabato como suele decírsele erróneamente.” Si a Nelson Pinedo no lo contrata la orquesta española Casino de Sevilla para cantar en La Habana en 1952, se hubiese convertido, por imposición justiciera de Peñalosa, en el cantante para la grabación de Te olvidé. A principios de 1953, Peñalosa acepta una nueva oferta de trabajo de Juan Danielson. Esta vez se trata de organizar un conjunto para su nuevo restaurante-bar al que le coloca un sonoro nombre: El Gong. Estaba ubicado frente al Teatro Lux en la carrera 8 con calle 20 en Bogotá. Peñalosa, fiel a su estilo de montar propuestas musicales innovadoras, contrata a un grupo panameño de jazz que se encuentra de paso por Bogotá denominado Set Rose Trío, al cual se agrega él en calidad de primera trompeta, y el cucuteño Jorge “Cantabonito” Benítez en 164 Foto de Enrique García la segunda trompeta. Ése es el grupo de planta del bar El Gong que aparece en la grabación de Te olvidé como la famosa Sonora Curro. —Un día en Bogotá me encontré con ese muchacho Curro Fuentes y me dijo que quería que yo le hiciera los arreglos de una música de José Barros —aclara Peñalosa—. “¿Cuanto me cobra?”… acordamos mil o quinientos pesos. Yo le hice cinco melodías y entonces él ya estaba un poco fallo de plata. Me dijo: “Oye Peñalosa, ¿tú de casualidad no tienes por ahí un numerito tuyo? Yo le dije que sí. Cogí el tambor y toqué toda la letra. Me dijo: “Hombe, Peñalosa, eso no va. Eso es más largo que el himno nacional, eso no se lo aprende nadie. Bueno, no va, no va.” —Yo fui a buscar en Bogotá a Alberto Fernández para que me ayudara a conseguir música y él me llevó donde Peñalosa —replica Curro Fuentes—. Él estaba acostado. Lo saludé: “Hola Peñalosa, ¿cómo estás? Y enseguida me dijo: “Cómo voy a estar... con hambre.” Le expliqué que necesitaba música y él me respondió: “Tengo esto”. Yo creo que le di algo de plata. —Se fue —señala Peñalosa refiriéndose al Curro— pero a la semana volvió por al apartamento. Me preguntó si tenía más. Después me dijo: “Lo que pasa, Peñalosa, es que tú eres muy fregao. Contigo no se puede. ¿No tienes más?... Entonces; ¡graba esa porquería!” un paso sin mucho éxito por la orquesta de Emisoras Fuentes de Cartagena, de donde salió a probar suerte a Medellín. De allí partió a Bogotá, en donde fue requerido con urgencia en la grabación de Te olvidé ante la “voladura” de Tito Cortés. Era un viejo conocido de Peñalosa que mantenía buenas relaciones con los músicos del viejo Magdalena grande y artífice del contacto suyo con Curro Fuentes en Bogotá. Para Curro, avezado empresario, todo se reducía a una cuestión de estrategia comercial. “Cuando yo escuché el tema”, afirma Curro, “nunca pensé que iba a llegar tan lejos. Si le digo a Peñalosa que el tema me gustó me hubiera cobrado en dólares. Cuando el disco llegó a Cartagena para las fiestas novembrinas de 1953, la gente hacía cola para comprarlo. Se terminaron los discos disponibles y se le daba a la gente un papelito para que reclamara el disco después. Peñalosa nunca se apareció por Cartagena para apersonarse del éxito de su disco. Yo escuché el disco y me pareció largo. Le dije que lo recortara porque los discos de 78 rpm tenían sus limitaciones. De dos minutos y medio aproximadamente. Te olvidé era para un long play. Peñalosa sabía que yo tenía razón. Al final, Peñalosa me dijo que lo que me había mostrado era la mitad del tema.” Lo corrobora Curro al recordar que estando en Bogotá se acordó que Fontanilla —celebre guitarrista, Foto de María Páez acompañante durante una temporada de Guillermo Buitrago y sus muchachos y colega en los tríos de son cienaguero en que cantaba Alberto Fernández— le había dicho que Rafael Escalona, el mismo “Tigre” al que después Peñalosa le dedicaría una canción con ese apodo, le había contado sobre el especial talento compositivo del maestro Peñalosa. El compositor Peñalosa sale al paso cuando a alguna persona se le da por relievar de una forma exagerada los meritos de Mariano San Ildefonso: “No era ningún poeta. Yo manejaba el idioma mejor que él, porque yo le cogí muchos errores.” Aunque parezca bravata es rigurosamente cierto, pues Peñalosa siempre ha sido un lector obsesivo y riguroso de literatura, historia y filosofía que se ufanaba de su formación en artes tipográficas, oficio en que se necesitan sólidos conocimientos del idioma español. Para la grabación del tema se alquilaron los estudios de La Voz de Colombia ubicados en la carrera 8 con calle 17 en Bogotá. El cantante original de la grabación era el caleño Tito Cortés, pero ese día, para su infortunio musical, amaneció con un perfecto guayabo producto de la parranda de la noche anterior. Para Peñalosa, Cortés “Andaba bastante raro.” Curro Fuentes recuerda que “Estaba como en las nubes. Cuando llegó al estudio nos dijo: ‘No me toquen las alas’.” La aparición de Te olvidé en los carnavales de Barranquilla en 1954 opaca, en ese y en los años siguientes, a cualquier otro tema musical. Luchó en el favoritismo del público con el tema dominicano Al oscuro, interpretado por Ángel Viloria y su Conjunto Típico Cibaeño. Sobrevivió en la década del cincuenta los embates del mambo y del criollo merecumbé, entrando en el imaginario cultural barranquillero como himno perenne del carnaval. Por ese episodio, entró de emergente el cantante de Valledupar Alberto Fernández. Había tenido En la década del cincuenta la industria discográfica colombiana no había aún desarrollado el 165 Te olvidé Juei, juei, jueijua... Yo te amé con gran delirio de pasión desenfrenada, te reías del martirio, te reías del martirio de mi pobre corazón. Y si yo te preguntaba el por qué no me querías, tú sin contestarme nada solamente te reías destrozando mi ilusión. Te pedí que vinieras a mi lado y en vano tantas veces te rogué, que por haberme tu burla ya curado te olvidé, te olvidé, te olvidé, te olvidé, te olvidé. [Viva el carnavá, que vivan los discos Curro, que viva la danza del garabato, viva el carnavá.] De la vida que tuviste al fin sé que te has casado y ahora ya quien está triste, y ahora ya quien está triste es tu pobre corazón. Y aunque digas que me quieres yo de ti nunca me fío. Y aunque tú te desesperes, ahora soy yo quien me río de tu desesperación. Te pedí que vinieras a mi lado y en vano tantas veces te rogué, que por haberme tu burla ya curado te olvidé, te olvidé, te olvidé, te olvidé... 166 concepto de consumo imponiendo discos desechables de temporada, por lo que era común la figuración de una canción como éxito durante varios años con ventas continuas del tema. Tal situación le sucedió a Te olvidé durante la época de carnaval. La indudable calidad de la canción y su propuesta innovadora de fusionar inteligentemente el garabato con el jazz le confería una permanente frescura que la convertía, todos los años, en una pieza fundamental para ambientar a Barranquilla en su festividad tradicional. Además, la canción presenta valores musicales muy apegados a la historia de la ciudad: la actitud cosmopolita, la vigencia de criterios innovadores y pioneros en el desarrollo de la modernidad. En el plano musical, Peñalosa inicia el tema con un guapirreo muy sentido y pleno de referencias a su ancestro geográfico y a su pasado musical. A continuación, entra la batería con un toque muy particular de garabato acompañado rítmicamente por maracas. Lo curioso en la ejecución del baterista panameño es que no supo recoger, en opinión de Peñalosa, el sentido rítmico que imponía el garabato original obligando al compositor y arreglista a diseñarle un esquema apropiado para su técnica musical interpretativa. Ese toque adaptado creado por Peñalosa es el que recogen las orquestas de Joe Arroyo, Checo Acosta, Juan Piña, Juan Carlos Coronel y otras en la década de los ochenta y noventa como chandé, denominación rítmica que no es del agrado de Peñalosa, negando incluso la posibilidad de su existencia. Tras la introducción rítmica de la canción, entra en pleno el resto del combo con el bajo, un piano percusivo que apoya a la batería y las trompetas que delinean el “riff” o línea melódica, dando paso a los versos cantados por Fernández, seguido, tras cada intervención suya, de un diálogo responsorial con la trompeta de Peñalosa. Si hay alguna duda sobre las intenciones jazzísticas de Peñalosa en el concepto general de orquestación, basta escuchar las definitivas referencias que expone en el solo de trompeta que sirve de elemento introductorio al segmento intermedio de la canción. Después, se silencia el diálogo de la trompeta y el cantante para irrumpir la voz de Peñalosa, ronco y emocionado, dando vivas al carnaval y a la danza del garabato. Nuevamente se reinicia el diálogo cantante-trompeta hasta el final del tema que termina dramáticamente con la repetición del estribillo: “Te olvidé, te olvidé, te olvidé...” No hubo temas en la década del sesenta y del setenta que alcanzaran la popularidad apoteósica de Te olvidé. A lo sumo alcanzaban la gloria efímera de convertirse en éxito durante un carnaval, para posteriormente desaparecer. En cambio, cada año crecía la audiencia de Te olvidé, que igual a Joselito Carnaval, resucita como ave fénix de sus cenizas mostrando su esplendor en la inminencia de la festividad, acogido por el pueblo como el Leitmotiv musical del jolgorio producto de un consenso espontáneo: Te olvidé y el carnaval de Barranquilla son la misma cosa. En 1979, la Junta Permanente del Carnaval hizo un gran despliegue publicitario con el propósito de convocar un concurso para elegir el himno del carnaval de ese y de otros años. La idea era que cada año la convocatoria produjera un tema que “reinara” durante la temporada. Peñalosa entro en franca cólera ante la propuesta: Fotos de Julio Charris —Ya existe —dijo—. Se llama Te olvidé. Cortejo fúnebre del maestro Antonio María Peñalosa. 167