DOMINGO 25° DURANTE EL AÑO: 18 DE SEPTIEMBRE 2016 P. Sergio Cerna, SVD Dios y el dinero Decía también a sus discípulos: Había un hombre rico que tenía un administrador a quien acusaron ante él de malbaratar su hacienda. Le llamó y le dijo: ¿Qué oigo decir de ti? Dame cuenta de tu administración, porque ya no seguirás en el cargo. Se dijo entre sí el administrador: ¿Qué haré ahora que mi señor me quita la administración? Cavar, no puedo; mendigar, me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer, para que cuando sea destituido del cargo me reciban en sus casas. Y llamando uno por uno a los deudores de su señor, dijo al primero: ¿Cuánto debes a mi señor? Respondió: Cien medidas de aceite. Él le dijo: Toma tu recibo, siéntate en seguida y escribe cincuenta. Después dijo a otro: Tú, ¿cuánto debes? Contestó: Cien cargas de trigo. Le dice: Toma tu recibo y escribe ochenta. El señor alabó al administrador injusto porque había obrado con sagacidad, pues los hijos de este mundo son más sagaces con los de su clase que los hijos de la luz. Yo les digo: Háganse amigos con el dinero injusto, para que, cuando llegue a faltar, los reciban en las eternas moradas. El que es fiel en lo insignificante, lo es también en lo importante; y el que es injusto en lo insignificante, también lo es en lo importante. Si, pues, no fueron fieles en el dinero injusto, ¿quién les confiará lo verdadero? Y si no fueron fieles con lo ajeno, ¿quién les dará lo suyo? Ningún criado puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se dedicará a uno y desdeñará al otro. No pueden servir a Dios y al dinero. (Lucas 16,1-13) Referencias bíblicas - El prudente ve el peligro y se esconde, los simples siguen adelante y lo pagan. (Proverbios 22,3; 27,12) - Quien se apiada del pobre presta a Yahvé y recibirá su recompensa. (Proverbios 19,17) - Hijo, no lleves vida de mendigo, más vale morir que mendigar. Hombre que suspira por mesa ajena vive una vida que no es vida. Deshonra su boca con comida ajena, pero el instruido y educado se guarda de ello. La mendicidad es dulce en la boca del descarado, pero en sus entrañas es un fuego abrasador. (Eclesiástico 40,28-30) - Jesús les habló otra vez diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida. (Juan 8,12) - Pero ustedes, hermanos, no viven en la oscuridad, para que ese día los sorprenda como ladrón, pues todos ustedes son hijos de la luz e hijos del día. Nosotros no somos de la noche ni de las tinieblas. Así pues, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios. (1 Tesalonicenses 5,4-6) - Porque en otro tiempo fueron tinieblas; mas ahora son luz en el Señor. Vivan como hijos de la luz; pues el fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad. Examinen qué es lo que agrada al Señor, y no participen en las obras infructuosas de las tinieblas, antes bien, denúncienlas. (Efesios 5,8-11) - Como todos los que practican la justicia, haz limosna con tus bienes; y al hacerlo, que tu ojo no tenga rencilla. No vuelvas la cara ante ningún pobre y Dios no apartará de ti su cara. Regula tu limosna según la abundancia de tus bienes. Si tienes poco, da conforme a ese poco, pero nunca temas dar limosna, porque así te atesoras una buena reserva para el día de la necesidad. Porque la limosna libra de la muerte e impide caer en las tinieblas. Don valioso es la limosna para cuantos la practican en presencia del Altísimo. (Tobías 4,7-11) - Buena es la oración con ayuno; y mejor es la limosna con justicia que la riqueza con iniquidad. Mejor es hacer limosna que atesorar oro. La limosna libra de la muerte y purifica de todo pecado. Los limosneros tendrán larga vida. Los pecadores e inicuos son enemigos de su propia vida. (Tobías 12,8-10) - Vendan sus bienes y den limosna. Háganse bolsas que no se deterioran, un tesoro inagotable en los cielos, donde no llega el ladrón, ni la polilla corroe; porque donde esté su tesoro, allí estará también su corazón. (Lucas 12,33-34) - Pero ¡ay de ustedes, los ricos!, porque han recibido su consuelo. (Lucas 6,24) - Llegándose el que había recibido cinco talentos, presentó otros cinco, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes otros cinco que he ganado. Su señor le dijo: ¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. (Mateo 25,20-21) - Se presentó el primero y dijo: Señor, tu mina ha producido diez minas. Le respondió: ¡Muy bien, siervo bueno!; ya que has sido fiel en lo insignificante, toma el gobierno de diez ciudades. Vino el segundo y dijo: Tu mina, Señor, ha producido cinco minas. Dijo a éste: Ponte tú también al mando de cinco ciudades. (Lucas 19,16-19) - Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No pueden servir a Dios y al Dinero. (Mateo 6,24) - Por tanto, que nos tengan los hombres por servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios. Ahora bien, lo que se exige de los administradores es que sean fieles. Aunque a mí lo que menos me importa es ser juzgado por ustedes o por un tribunal humano. ¡Ni yo mismo me juzgo! Cierto que mi conciencia nada me reprocha; mas no por eso quedo justificado. Mi juez es el Señor. Así que, no juzguen nada antes de tiempo hasta que venga el Señor. Él iluminará los secretos de las tinieblas y pondrá de manifiesto las intenciones de los corazones. Entonces recibirá cada cual de Dios la alabanza que le corresponda. (1 Corintios 4,1-5) - Estaban oyendo todas estas cosas los fariseos, que son amigos del dinero, y se burlaban de él. Y les dijo: Ustedes son los que se las dan de justos delante de los hombres, pero Dios conoce sus corazones; porque lo que es estimable para los hombres, es abominable ante Dios. (Lucas 16,14-15) - Cuiden de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tendrán recompensa de su Padre que está en los cielos. (Mateo 6,1) - ¡Oh Yahvé Sebaot, juez de lo justo, que escrutas los riñones y el corazón!, vea yo tu venganza contra ellos, porque a ti he manifestado mi causa. (Jeremías 11,20) Comentario El tema de la parábola está relacionado con la administración de los bienes materiales en una perspectiva evangélica. Luego de la parábola como tal, viene una explicación de su significado para la comunidad cristiana. Llama la atención que el protagonista de la parábola sea el administrador de una empresa, que ha sido acusado de una mala administración o de una malversación de los bienes administrados. El dueño había decidido despedirlo, no sin antes solicitarle una rendición de cuentas. Ante la pérdida de su cargo, el administrador no estaba dispuesto a asumir un trabajo físico ni a rebajarse pidiendo limosna. Él decidió astutamente aprovechar sus últimos momentos en la administración, para revisar las obligaciones de los deudores a favor de ellos, a fin de contar con el apoyo de futuros amigos; él redujo significativamente el monto de las deudas pendientes. Sorprende que el propio dueño de la empresa alabe al administrador recién despedido, por la sagacidad e inteligencia demostradas en su última intervención. Esto fue ratificado por la reflexión que agrega el evangelista: Los hijos de este mundo son más sagaces con los de su clase que los hijos de la luz. Finalmente, la parábola concluye con una extraña recomendación para la vida práctica: Háganse amigos con el dinero injusto, para que, cuando llegue a faltar, los reciban en las eternas moradas. El dinero recibe el calificativo de injusto por ser, a veces, mal adquirido y producto de la injusticia. A pesar de todo, se recomienda hacer favores con él, para conseguirse algunos amigos. Ambos aspectos se dan en nuestro ambiente social, pero cuesta asociarlos a un consejo evangélico. El dinero injusto puede ser utilizado con un criterio egoísta para asegurarse una red de buenas relaciones sociales. Pero, la riqueza y los bienes materiales también cumplen una función social y pueden ser destinados para conseguir amigos entre los más necesitados. El tema central de la parábola es la amistad, la fraternidad y la comunión, como resultado de una actitud solidaria. El evangelista apunta básicamente a la vida de la comunidad. La recomendación se refiere a la importancia que los bienes materiales sean bien administrados y destinados a crear amistad y comunión, especialmente entre aquellos a los que pueden llegar a faltar los recursos necesarios para llevar una vida digna. La toma de conciencia del valor social de los bienes materiales debe llevar al discípulo de Jesús a colaborar activamente con el bienestar de la comunidad. La explicación de la parábola contiene la clave para su interpretación. Empieza con las palabras introductorias pronunciadas por Jesús: Así que yo les digo y tiene dos sentencias de sabiduría. La primera sentencia es: El que es fiel en lo insignificante, lo es también en lo importante; y el que es injusto en lo insignificante, también lo es en lo importante . El discípulo de Jesús debe ser fiel en todo, pues esta actitud tiene importancia tanto en las cosas pequeñas como en las grandes. La segunda sentencia es: Ningún criado puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se dedicará a uno y desdeñará al otro. No pueden servir a Dios y al dinero. El valor supremo del que ha optado por Jesús, es el amor fraterno. El que ha optado por el dinero, organiza toda su vida con una escala de valores opuesta al camino de Jesús.