OPINIONES DEL SECTOR 1.- COMUNICADO DE PRENSA DE LA CONFÉDÉRATION PAYSANNE 27-06-03 HACIA EL FIN DE LA POLÍTICA AGRÍCOLA COMÚN 2.- PONGAMOS AL COMERCIO MUNDIAL EN SU SITIO POR EL DERECHO DE LOS PUEBLOS A DEFINIR SU PROPIO MODELO SOCIAL 3.- YA TENEMOS DENTRO EL CABALLO DE TROYA MIGUEL LÓPEZ. SECRETARIO GENERAL DE COAG AGRONEGOCIOS. 14-20 JULIO 2003 4.- POR UN PLAN INTEGRAL DE APOYO AL COOPERATIVISMO AGRARIO EDUARDO BAAMONDE DIRECTOR GENERAL DE LA CONFEDERACIÓN DE COOPERATIVAS AGRARIAS DE ESPAÑA (CCAE) AGRONEGOCIOS. 14-20 JULIO 2003 5.- FISCHLER SE HA SALIDO CON LA SUYA PEDRO BARATO TRIGUERO. PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN AGRARIA JÓVENES AGRICULTORES (ASAJA) AGRONEGOCIOS. 14-20 JULIO 2003 6.- ¿POLÍTICA AGRARIA COMÚN O PRESUPUESTO AGRARIO COMPARTIDO? FERNANDO MORALEDA. SECRETARIO GENERAL DE LA UNIÓN DE PEQUEÑOS AGRICULTORES Y GANADEROS. AGRONEGOCIOS. SEMANA 14-20 JULIO 2003 COMUNICADO DE PRENSA DE LA CONFÉDÉRATION PAYSANNE 27-06-03 HACIA EL FIN DE LA POLÍTICA AGRÍCOLA COMÚN El acuerdo de reforma de la PAC, alcanzado esta noche entre los ministros de agricultura de la UE, constituye, a pesar del aspecto alegre de los negociadores, un paso hacia el desmantelamiento de las políticas agrarias comunes. La autorización de no aplicar el desacoplamiento, a su conveniencia según los países, más que a partir de 2007, tendrá como principal consecuencia que los estados miembros aplicarán políticas totalmente diferentes en materia de asignación de las ayudas. Las ayudas de los agricultores franceses, no tendrán nada en común con los de sus homólogos británicos, por ejemplo, cuyo gobierno probablemente va a decidir implantar el desacoplamiento desde 2004. ¿Dónde está en todo esto la política común?. En cuanto a las modalidades del desacoplamiento parcial, son de tal complejidad que la puesta en marcha de estas disposiciones contribuirá a oscurecer y a hacer incomprensible la PAC. Así, para aplicar el desacoplamiento de las ayudas en el sector de la carne bovina, los Estados miembros podrán escoger entre 4 opciones totalmente diferentes. A las consecuencias desastrosas del desacoplamiento, en materia de desorganización de los mercados agrarios y en materia territorial, viene e añadirse el carácter incomprensible de esta política, que no modifica en nada la desigualdad de la distribución de ayudas entre campesinos. Por otra parte, en vez de reducir ligeramente la cuota lechera europea, con el fin de adaptarse a la demanda interior, los ministros de agricultura se deciden por el dumping a la exportación, reduciendo fuertemente los precios de intervención de la mantequilla y de la leche en polvo. Esta decisión deja sin interés una de las pocas políticas de control de las producciones en Europa que ha permitido el mantenimiento de precios remuneradores. Los ciudadanos europeos deben saber que la compensación parcial de estos descensos de precios, bajo la forma de ayudas directas, costará cerca de 4.000 millones de euros a los contribuyentes europeos. ¿Quién habla de progreso?. Después de este juego malabar de la Comisión, que ha logrado comenzar el desmantelamiento de la única política de envergadura de la UE, los campesinos europeos deben luchar para impedir la desaparición de la política de preferencia comunitaria….En efecto, el mandato de negociación de la Comisión Europea en el marco de las negociaciones de la OMC, que tendrán lugar en Cancún el próximo setiembre, consiste en reducir un 30 % los derechos de aduana para la importación de productos agrarios provenientes de países terceros. Los precios agrarios interiores se ajustarán entonces inevitablemente a los precios más bajos existentes en el mundo. ¿Se habrá hecho para servir a la causa de la OMC y de la Agroindustria y para organizar el fin de los campesinos? La Confédération paysanne llama desde ahora a los campesinos franceses a movilizarse antes y durante las negociaciones de Cancún. La concentración del mes de agosto en Larzac, será la primera etapa. Se trata de someter a la OMC a los derechos fundamentales de los pueblos. PONGAMOS AL COMERCIO MUNDIAL EN SU SITIO POR EL DERECHO DE LOS PUEBLOS A DEFINIR SU PROPIO MODELO SOCIAL Caminamos de manera irrefrenable hacia la V Conferencia Ministerial de la OMC que a primeros de Septiembre tendrá lugar en Cancún, México. El eufemismo con el que los poderosos del mundo llamaron a esta ronda de negociaciones como la “Ronda del Desarrollo”, no ha logrado ocultar las desastrosas consecuencias que para los pueblos tiene un programa político que impulsa el neoliberalismo económico más atroz. El derecho de los pueblos a definir su propio modelo de sociedad y a implementar aquellas políticas más acordes con su realidad y con sus objetivos de bienestar humano, se está viendo socavado por un modelo único que impulsa la privatización, liberalización y mercantilización de todos los bienes y recursos desposeyendo a las personas de grandes cuotas de libertad y capacidad de decisión. Algunas minorías sociales de los países desarrollados y en especial, los grandes centros financieros y las grandes empresas multinacionales son los únicos y los grandes beneficiados de este modelo. Hacernos creer que el comercio internacional será el motor para el desarrollo y decir que la liberalización que se pretende será fundamental en la lucha contra la pobreza es una gran falacia sin ninguna apoyatura en la realidad. Ningún país se desarrolla sin una política tendente a fortalecer su propia estructura económica y social interna ni olvidando los mecanismos de redistribución de la renta y de equidad. Ningún pueblo alcanza su bienestar vendiendo sus riquezas y construyendo una economía dependiente del exterior. Ningún pueblo puede pretender mirar al futuro ignorando la necesidad de recobrar la sostenibilidad ambiental. Las organizaciones de agricultores, consumidores, ecologistas, organizaciones no gubernamentales para el desarrollo y sindicatos que firmamos este manifiesto queremos expresar de nuevo nuestro rechazo a esta nueva Conferencia Ministerial de la OMC y al proceso de fortalecimiento e imposición de sus decisiones no democráticas que esta organización está teniendo en el mundo. Es necesario situar a la OMC en su justo lugar, para situar también al comercio internacional en su justo lugar. El comercio internacional, guiado hoy por los intentos de eliminación de toda regulación y control de las reglas de intercambio, no es la fórmula más adecuada para solucionar la pobreza y la exclusión que padece el 70% de la humanidad. Mientras la OMC esté al margen del sistema de las Naciones Unidas y no responda ante ninguna otra institución internacional, mientras la OMC reúna en sí misma los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, carecerá de toda legitimación democrática y no podrá dar solución a este problema. Es esencial que las normas de la OMC estén sometidas al conjunto de reglas y normas de los tratados y acuerdos internacionales suscritos en el marco de otras organizaciones internacionales y que vienen a garantizar la primacía de los derechos humanos, económicos, sociales, ambientales y culturales, así como la necesidad de luchar contra el hambre y caminar hacia la sostenibilidad. Las organizaciones firmantes de este manifiesto, con nuestra trayectoria y compromiso de años por un medio rural vivo tanto en el Norte como en el Sur, queremos destacar de nuevo el terrible impacto que la OMC está teniendo sobre los millones de agricultores y agricultoras, ganaderos/as, pescadores y pescadoras, indígenas, y trabajadores rurales sin tierra que hoy representan el 75% de los pobres y hambrientos del mundo. En lugar de luchar contra la pobreza, la OMC a través de sus acuerdos multiplica el hambre y la exclusión de millones de personas del acceso a bienes y recursos productivos tales como la tierra, el agua, los peces, las semillas, las tecnologías y el conocimiento impidiendo que el desarrollo de sus países se construya sobre su trabajo. Frente a la V Ronda de negociaciones que comenzará en Cancún, las organizaciones abajo firmantes quieren expresar también su firme rechazo a la ampliación de las materias y cuestiones objeto de la agenda de la OMC que se quiere aprobar en Cancún. Por todo lo anterior y de una manera clara consideramos que la OMC no es el marco internacional adecuado para tratar los temas relativos a la agricultura, ganadería, pesca, alimentación, servicios, normas laborales y gestión medio ambiental en el mundo, si lo que pretendemos es la lucha contra el hambre y la pobreza. Consideramos que es necesario generar un nuevo espacio internacional bajo el sistema de Naciones Unidas y donde el comercio sea abordado en su justa medida y donde quede supeditado a la aplicación y desarrollo efectivo de todos los derechos humanos. Por todo lo anterior las organizaciones firmantes pedimos: 1. La paralización de las negociaciones comerciales de la OMC en curso hasta tanto no se efectúen unas evaluaciones sociales, de género y ambientales de los acuerdos ya adoptados desde 1995. 2. Que las normas comerciales estén sujetas al respeto de los derechos fundamentales de los trabajadores y trabajadoras frente a gobiernos o compañías que intenten ganar una ventaja injusta en el comercio internacional con la violación de las normas fundamentales del trabajo, consagradas en los acuerdos de la OIT. 3. Que las normas comerciales estén sujetas al respeto de los Acuerdos Medioambientales Multilaterales (AMMs), En la actualidad se está negociando dentro de la OMC la relación entre sus acuerdos comerciales y los AMMs. Nos oponemos a que la OMC sea juez y parte del proceso, que deberá ser debatido en otras instituciones internacionales y particularmente en el seno de Naciones Unidas. 4. En temas agrícolas: Que la agricultura y la alimentación salgan definitivamente de la OMC, y que su tratamiento sea debatido en el marco de la FAO como organismo específicamente destinado a estos temas por Naciones Unidas. La elaboración de un Convenio Internacional por la Soberanía Alimentaria como marco político orientador en el tratamiento de la agricultura y la alimentación a nivel global. Que los estados mantengan su derecho efectivo a proteger, apoyar y promover sus sistemas nacionales de producción agropecuarios apoyados sobre un modelo de producción basado en la explotación familiar sostenible, diversificada, destinada a abastecer los mercados interiores (como forma de luchar contra el hambre) y solidaria con el resto de los pueblos. A partir de las premisas anteriores, rechazamos que el acceso a los mercados tal como se está planteando en estos momentos se convierta en el tema central del debate agrario. La eliminación del dumping en las exportaciones agrarias. El principio que debe regir cualquier acuerdo internacional agrícola es que ningún producto pueda ser exportado a precios por debajo de sus costes reales de producción Reclamamos la necesidad de desarrollar un Plan de Rescate Internacional de los precios de los productos básicos agrarios y de las materias primas, que remuneren de manera justa el trabajo de millones de campesinos y campesinas, pastores y pescadoras del mundo. 5. No a la inclusión de nuevos temas, como los relativos a inversiones o competencia, en la actual ronda de negociaciones. Las inversiones privadas en cualquier país deben estar sometidas a la legislación nacional en cada país, y ésta debería impulsar en primer lugar la inversión y la industria locales, sometiendo cualquier inversión a los criterios y principios del respeto ambiental, la sostenibilidad y los derechos laborales. Un acuerdo multilateral destinado a favorecer las inversiones sin tener en cuenta lo anterior estaría aumentando la brecha entre Norte y Sur dentro de nuestro planeta. 6. Garantizar que el Acuerdo sobre Servicios no promoverá la privatización de servicios públicos esenciales, como la educación, la salud, la electricidad o la provisión de agua potable, entre otros. Son los estados y los poderes públicos quienes deben garantizar la prestación de todos los servicios públicos con calidad y cercanía a la ciudadanía, desde la perspectiva de la aplicación efectiva de los derechos económicos, sociales, ambientales y culturales. En este sentido consideramos que cualquier acuerdo de la OMC que menoscabe este principio estará vulnerando la consecución de estos derechos humanos fundamentales. 7. Garantizar que los acuerdos sobre propiedad intelectual sean aplicados de manera que garanticen el derecho de los estados de proteger la salud pública y de promover el acceso a los medicamentos para todos, independientemente de la capacidad de producción local de cada país. 8. Una moratoria del Acuerdo General sobre Patentes de la OMC, que debe oponerse a todas las patentes sobre la vida, ya sean sobre genes, células o tejidos humanos, plantas, animales, microorganismos o cualquier otra forma de vida. La biodiversidad del planeta es un patrimonio de la humanidad que puede ser usada de forma sostenible por los estados pero no puede, en ningún caso, ser utilizada para generar beneficios a unos pocos. 9. Los países deben ver reconocido su derecho de no importar ni producir transgénicos acogiéndose al principio de precaución. Asimismo, debe ser aprobada una normativa eficaz sobre la trazabilidad, el etiquetado y la publicidad de propiedades nutritivas funcionales o sanitarias de los alimentos, así como de la posible presencia de ingredientes transgénicos o derivados de ellos que asegure el derecho a la información y la elección de los consumidores y usuarios sobre lo que adquieren o toman. Por todo lo anterior instamos a la ciudadanía y todas sus organizaciones a sumarnos a las movilizaciones que a nivel global tendrán lugar durante la semana del 10 al 14 de septiembre simultáneamente a la celebración de la V Conferencia Mundial de la OMC. Organizaciones adherentes PLATAFORMA RURAL . SETEM – Federación – Madrid - Cataluña Entrepueblos Médicos Mundi - Cataluña Cáritas Española Paz y Tercer Mundo Ingenieros Sin Fronteras- Cataluña Veterinarios sin Fronteras Sodepaz/Sodepau Xarxa de Consum Solidari Cataluña Federación Catalana de ONG per el desemvolupament Comités de Solidaridad Oscar Romero Comités de Solidaridad con Africa Negra Mugarik Gabe PROYDE CAS (Colectivos de Acción Solidaria) Asociación Acción Educativa Campos de Castilla IDEAS, Amigos de la Tierra Ecologistas en Acción MRC (Movimiento Rural Cristiano) MJRC (Movimiento de Jóvenes Rurales Cristianos Sociedad Española de Agricultura Ecológica COAG (Coordinadora de Organizaciones Agrarias y Ganaderas SOC (Sindicato de Obreros del Campo) Izquierda Unidad-Federal Confederación CGT Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza ATTAC – España Rcade – España, CECU (Confederación Española de Consumidores y Usuarios ) PC Aragón Espacio Alternativo Colectivo de Refugiados Colombianos en España YA TENEMOS DENTRO EL CABALLO DE TROYA MIGUEL LÓPEZ. SECRETARIO GENERAL DE COAG AGRONEGOCIOS. 14-20 JULIO 2003 Terminada la comedia, la farsa que ha sido la negociación de la Reforma Intermedia de la PAC, hemos de hacer frente a unos hechos consumados que nos ponen todavía más difícil la tarea de seguir siendo agricultores y ganaderos en Europa. Esta Reforma ha sido el gran triunfo de la Comisión y de todos aquellos que siguen la biblia neoliberal de liberalización comercial y desregulación de la producción agraria, es decir, el desmantelamiento de la PAC tal como fue concebida y la hemos conocido hasta ahora. Y como para algunos el fin justifica los medios, a la Comisión no le ha importado introducir concesiones (siempre sobre sus propuestas iniciales) como la desvinculación parcial y mejoras en el tratamiento a algunos sectores, para conseguir sacar adelante la piedra angular de su reforma: el desacoplamiento. Ya tenemos el Caballo de Troya dentro de la agricultura europea. El modelo social de agricultura que defiende COAG no ha sido defendido por el Ministerio y recibe con esta Reforma un duro golpe que agrava el proceso de reconversión que se viene sufriendo en los últimos años. Pero no todo se queda ahí, sino que el Acuerdo establece que en el otoño la CE remitirá las comunicaciones sobre la reforma de las OCM de aceite de oliva, algodón y tabaco, basadas en los objetivos y la línea de reforma establecida en el presente Acuerdo. Ha sido un gran fracaso del Gobierno permitir que el enfoque del desacoplamiento se vaya también a aplicar a las producciones mediterráneas, históricamente discriminadas por la PAC y además sometidas a la brutal liberalización comercial realizada a través de los acuerdos preferenciales. Las consecuencias para estos sectores pueden ser demoledoras si no conseguimos variar este enfoque mediante un posicionamiento firme y riguroso. Nuestro trabajo, a partir de ahora, va a ir dirigido a minimizar los daños que en la agricultura familiar va a causar esta Reforma, esta fractura terrible en el medio agrario y rural europeo. Y para ello nuestra prioridad se va a dirigir hacia la consecución de políticas de Estado que protejan y prioricen en favor de la explotación familiar agraria y el agricultor a título principal. Entendemos que el Gobierno español, ahora más que nunca, es responsable de proteger la agricultura y ganadería del Estado, y no solo para los agricultores, sino también para los consumidores y el conjunto de la ciudadanía, que se verán gravemente perjudicados por este cambio de modelo. El acuerdo de esta Reforma Intermedia plantea una reducción adicional del precio de los productos agrarios (especialmente leche y arroz), agravando errores del pasado. Y esto a pesar del incremento brutal de los costes de producción en los últimos años. Compensación de rentas Se abre la puerta de forma drástica y definitiva (casi de par en par) al total desacoplamiento de las ayudas de la PAC, nuestro Caballo de Troya. Por otra parte, los problemas de aplicación del doble sistema (acoplado-desacoplado) van a ser enormes y van a incrementar la burocracia y por tanto los costes de gestión. El desacoplamiento no es profesionalización, no es competencia, no es mercado y no es multifuncionalidad (entendiendo ésta como empleo, calidad y seguridad alimentaria, gestión del territorio, medio ambiente ....). El desacoplamiento es desprofesionalización, deslegitimación y especulación. Todo lo contrario de lo que dice pretender Fischler. La especulación a partir de ahora ya no vendrá de sembrar para cultivar subvenciones, porque ni siquiera hace falta cultivar para recibirlas. Este modelo va a afectar gravemente a las producciones extensivas en general, sobre todo ganaderías de carne y leche y zonas de baja producción en herbáceos. Recordamos que el 80 % del Estado español es zona desfavorecida. Se producirá el abandono de 2 millones de hectáreas de cultivo en los próximos 10 años. El peligro de desligitimación de la PAC continua existiendo a pesar de la introducción de mecanismos parciales en el desacoplamiento, porque se mantiene el mercado virtual de bonos financieros. El gran objetivo de la Comisión es el que se ha cumplido: poder ofrecer en bandeja de plata la agricultura europea a nuestros socios comerciales en la Conferencia Ministerial de la OMC. Además se introducen elementos muy peligrosos de renacionalización. Así la PAC se ha dividido en cheques nacionales (incluso cheques regionales), en un desmembramiento que va a tener graves consecuencias para los agricultores, que quedan ampliamente expuestos a discriminaciones en función del territorio donde residan, y a distorsiones de la competencia. Redistribución de los fondos La Comisión está hablando de modulación y regresividad, pero en realidad se trata de un recorte de los apoyos a las agricultura profesional. Es un recorte lineal, sin diferenciar entre el modelo social de agricultura (profesionales) y el conjunto de los titulares, en los que en ocaciones se sujeta la especulación. Se trata, por tanto, de un ataque frontal a la profesionalización del sector, tendiendo cada vez más a una actividad agraria menos comprometida con el medio rural y con la sociedad. El recorte se anticipa al 2005. En torno al 70 % de los agricultores profesionales sufrirían recortes injustificadamente, afectando a su ya precario nivel de rentas. Desarrollo rural No ha habido en la Agenda 2000, ni lo hay en la Reforma Intermedia, un compromiso serio y riguroso en políticas de desarrollo rural; son políticas de escaparate porque en el conjunto del presupuesto destinado al desarrollo rural estas cuantías son tan escasas que no permiten mantener los actuales compromisos, mucho menos los que a mayores habría que asumir. A ello se unen todas las nuevas políticas que se incorporan en esta Reforma Intermedia: calidad, bienestar animal, cumplimiento de normas. En suma, políticas que no van a ser eficaces. Hemos visto cómo las políticas que se nos ofrecen desde Europa, en el marco de esta PAC, cada vez se alejan más de lo que necesitamos los agricultores y ganaderos profesionales de la explotación familiar agraria. Y en este sentido resulta muy decepcionante el proceso de desmantelamiento al que se está sometiendo a la única política común europea, cuando nosotros hemos defendido siempre una PAC común para todos los europeos, los que estamos y los que van a entrar en los próximos años. Sin embargo, estos acuerdos están sobre la mesa y no podemos obviarlos, por lo que no admite más demora que el Gobierno español marque las líneas de una auténtica política agraria del Estado y dé un giro de 180 º a las actuales políticas agrarias antisociales que se están planteando ( Seguridad Social, arrendamientos rústicos, etc.) que nos permitan atender las necesidades del modelo mayoritario en este país, nuestro modelo social de agricultura. COAG va a incidir en los próximos meses en la exigencia de políticas de Estado, entre otros, en los siguientes ámbitos: - Fiscalidad justa para el agricultor profesional, especialmente en todo lo referente a los insumos agrícolas (gasóleo), IRPF e IVA Reforma justa de la Seguridad Social para los agricultores y ganaderos , en base a la propuesta que COAG ya ha transmitido a la Administración. Seguros Agrarios que garanticen una situación de estabilidad en nuestras explotaciones. Medidas que impidan la posición dominante de la distribución comercial en la fijación de los precios de los productos agrarios tanto a productor como consumidor. Rechazo del modelo de agricultura que se nos quiere imponer a través de la introducción de los OGM. Priorización del los agricultores profesionales /ATP y del modelo de agricultura familiar en base a la Ley Básica de Agricultura y Desarrollo Rural. Instrumentos de fomento y control que garanticen producciones de calidad y seguridad alimentaria. POR UN PLAN INTEGRAL DE APOYO AL COOPERATIVISMO AGRARIO EDUARDO BAAMONDE DIRECTOR GENERAL DE LA CONFEDERACIÓN DE COOPERATIVAS AGRARIAS DE ESPAÑA (CCAE) AGRONEGOCIOS. 14-20 JULIO 2003 El pasado 26 de Junio a las siete de la mañana culminó el largo proceso para la reforma de la PAC. Desde la presentación de la Comunicación de la Comisión hace ahora un año y las propuestas legislativas en el mes de enero, han pasado muchas cosas. Tantas, que incluso la propia Comisión llego a reconocer que lo que había denominado simple “revisión” merecía denominarse reforma. Los productores comunitarios todavía llegaron más lejos, calificando esta reforma de auténtica revolución. Evidentemente lo aprobado en Luxemburgo no es para menos y a pesar de los múltiples análisis técnicos y justificaciones que podemos dar a lo allí acordado, no podemos obviar que en gran parte la reforma que se ha aprobado ha sido fruto del tesón de un comisario que ha querido pasar a la historia. Repasando la evolución de la PAC podemos encontrar visionarios como el comisario Mansholt, holandés, que a finales de los sesenta predijo la acumulación de los excedentes de intervención y la necesidad de reorientar la política de mercados hacia una política estructural. Fracasó en su intento, pero nadie puede negar sus acertadas predicciones. También pasará a la historia el comisario irlandés Mc. Sharry, quien llevó a cabo la reforma del 92, que supuso un cambio de rumbo desde la política de apoyo a los precios y mercados a un apoyo directo a las rentas, pero sin perder de vista que los pagos compensatorios se deberían calcular, indirectamente, a partir de los rendimientos productivos. La personalidad del comisario austríaco es diferente. Él ha querido rizar el rizo, intentando adaptar la PAC de los 15 a una Europa ampliada a 25, sin incrementar el presupuesto, respetando así el acuerdo de Copenhague y preparar la PAC a la nueva ronda de negociaciones en la OMC, trasladando las ayudas de la caja “amarilla” y “azul” a la caja “verde”. Y todo ello sin levantar ampollas en los Estados miembros, es decir, sin que se produjesen graves alteraciones en el reparto presupuestario entre éstos. Para ello el comisario Fischler articuló una propuesta en base a tres ejes: el desacoplamiento, a fin de controlar el gasto y desvincular las ayudas de la producción trasladándolas a la caja “verde”; la modulación y la degresividad, para traspasar fondos al desarrollo rural y cubrir los costes suplementarios derivados de la reducción de los precios de intervención y la ampliación y, finalmente, la condicionalidad de las ayudas, a fin de justificar ante el contribuyente el papel medioambiental y multifuncional de la agricultura comunitaria. Este planteamiento, hasta cierto punto comprensible desde la óptica de la Comisión , obtuvo una gran contestación por parte de la mayoría de los Estados miembros, que veían en el desacoplamiento un riesgo claro de abandono o, cuanto menos, de reducción de la actividad productiva; en la modulación y degresividad, una disminución excesiva de las ayudas y, sobre todo, un posible trasvase de fondos entre Estados miembros, que podía alterar sustancialmente la situación actual. En consecuencia, la estrategia del comisario fue mantener el statu quo en cuanto al reparto, en términos relativos, de los fondos, evitando así eventuales bloqueos, y conceder una importante subsidiariedad para que los Estados miembros pudiesen corregir las disfunciones provocadas por las medidas propuestas, fundamentalmente por el desacoplamiento. Eso si, siempre y cuando respetasen los límites presupuestarios que les corresponden a cada uno de ellos. El desacoplamiento parcial que finalmente se ha adoptado mejora la propuesta inicial de la Comisión, pero no es satisfactoria en su aplicación a los cultivos herbáceos, ya que suscita fuertes dudas sobre la capacidad de evitar el abandono de la actividad de los agricultores y la incorporación de jóvenes. Así, se llegó a un compromiso político en Luxemburgo sobre las grandes líneas de la reforma, pero queda ahora lo más complicado, la interpretación de los acuerdos y la redacción de los reglamentos de aplicación y su transposición a la reglamentación nacional. Transposición compleja Lo primero es complejo porque han quedado muchas dudas y las reuniones maratonianas, si bien favorecen la consecución de los acuerdos, por el cansancio de los ministros, no son el mejor procedimiento para que éstos y el comisario estén lo suficientemente despiertos para detenerse en los detalles. Por otra parte, hay que tener en cuenta que la mayor parte de las reuniones durante el Consejo de Agricultura fueron bilaterales o restringidas; es decir, han sido discusiones eminentemente políticas, donde prácticamente sólo han intervenido los ministros y el comisario. En consecuencia, Fischler forzó un acuerdo sin la presencia de los técnicos, lo que induce a pensar que muy pocos conocen en estos momentos como se implementarán los compromisos alcanzados en Luxemburgo. Por si eso fuera poco, existen en nuestro país serias dudas sobre la transposición de los acuerdos a la legislación nacional, en la medida en que el Estado de las Autonomías podría provocar que la subsidiariedad que la UE otorga a los Estados miembros se traslade en subsidiariedad entre regiones. Esto podría provocar que unas comunidades autónomas acordasen el desacoplamiento total, mientras que otras optasen por el desacoplamiento parcial. Pero, además, el acuerdo de Luxemburgo permite a los Estados miembros compensar a determinadas explotaciones con un pago adicional por cuestiones ambientales o territoriales que justifiquen una discriminación positiva, siempre que el coste total de estas ayudas se limite al 10% del montante total percibido por cada Estado miembro, respetando la neutralidad presupuestaria. Esto, que, en principio, partió de una petición española, se convierte en un arma de doble filo, en la medida en que su aplicación implicará la reducción sustancial de las ayudas de unos productores para conceder el complemento a otros; ¿ estará dispuesto el Ministerio a llevarlo a la práctica? o ¿ serán las comunidades autónomas las que lo hagan? Incluso cabe preguntarse si además de una regionalización de las ayudas haremos una sectorialización de las mismas para recaudar este 10%. Con todo ello, lo que pretendemos poner de manifiesto es que en Luxemburgo se llegó a un pacto forzado por una situación de partida compleja, que si bien ha permitido a todas las partes implicadas salir moderadamente contentas, la digestión puede ser terrible, máxime en un país como España donde la pugna por las competencias entre Administración Central y Autonómica puede provocar más de un disgusto, sobre todo a los agricultores y ganaderos. La transposición de los acuerdos será en consecuencia muy compleja desde el punto de vista jurídico y muy delicada desde el punto de vista político. Política de Estado Desde CCAE creemos que es imprescindible iniciar un proceso de análisis que derive en una política de Estado consensuada, que permita construir la agricultura del futuro en España, racionalizar la actividad productiva, optimizar los recursos, buscar nuevos productos y mercados, concentrando la oferta y mejorando la estructura productiva de nuestros agricultores y ganaderos. Al margen de las reivindicaciones sectoriales, conviene destacar la demanda de CCAE consistente en la creación de una línea de apoyo para la constitución de organizaciones de productores, inspirada en el Rto. UE 952/97, tristemente derogado tras la aprobación de la “Agenda 2000”. Pretendíamos con ello potenciar la integración cooperativa y mejorar la comercialización de nuestros productos a través de las estructuras de mayor dimensión económica y social, cuestión fundamental si tenemos en cuenta que, como ya pronosticábamos, era de esperar que las orientaciones de la Comisión, en mayor o menor medida, fuesen aprobadas, por lo que la renta de los agricultores comunitarios, con intención de mantener su actividad productiva, va a depender de su capacidad para mantenerse en el mercado en condiciones de competitividad. Resulta fundamental por tanto, establecer una estrategia dirigida a fomentar la concentración de la oferta y mejorar su capacidad de negociación y comercialización. Así lo entendió el Parlamento Europeo, que aprobó en su dictamen sobre desarrollo rural las enmiendas presentadas por CCAE a través de los eurodiputados españoles, insistiendo en la necesidad de priorizar a las cooperativas en el marco de la aplicación del segundo pilar y cofinanciando la constitución de este tipo de agrupaciones para la comercialización en común. Desgraciadamente, el comisario Fischler no consideró oportuno la introducción de una mención específica para reforzar el cooperativismo, pero deja margen de maniobra a los Estados miembros para que, dentro de las acciones previstas en el desarrollo rural, lo hagan. Por ello, será una de las prioridades de esta Confederación persuadir a las comunidades autónomas y a la Administración Central de la importancia de un plan integral de apoyo, que permita vertebrar la oferta e impulsar la integración de las cooperativas, promoviendo las acciones de intercooperación , a fin de mejorar la posición de los agricultores y ganaderos en el mercado y permitiendo que el valor añadido generado en los últimos eslabones de la cadena contribuya a mejorar las rentas agrarias. Hemos defendido los intereses de los agricultores y ganaderos desde el punto de sus ayudas comunitarias, pero no es menos cierto que debemos apoyarlos también para mantenerse en el mercado, máxime en vísperas de una ampliación de la UE, que implicará nuevas oportunidades para unos y más competencia para otros, y del reinicio de las negociaciones en la OMC, que sin duda concluirán con una apertura sustancial de los mercados. En consecuencia, hay que pensar que en Luxemburgo no se cerró un capítulo, más bien al contrario, se ha iniciado otro que exigirá a las organizaciones agrarias y a esta Confederación estar con los ojos bien abiertos y pensar en el futuro, sólo así estaremos en condiciones de garantizar el mantenimiento de la actividad agraria y el tejido rural. FISCHLER SE HA SALIDO CON LA SUYA PEDRO BARATO TRIGUERO. PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN AGRARIA JÓVENES AGRICULTORES (ASAJA) AGRONEGOCIOS. 14-20 JULIO 2003 En el momento en que este artículo vea la luz, tendremos entre nuestras manos el ejemplar número 200 del seminario AgroNegocios. Motivo por el que creo resulta obligado, en primer lugar, felicitar a todo el equipo que, semana tras semana, con su trabajo diario permite que el lector habitual disponga de una información sobre el sector agropecuario, actualizada, veraz e independiente. A estas alturas, ya se ha hablado y escrito mucho sobre la “Reforma Fischler”. Hemos pasado por una Comunicación inicial, en la que, el pasado verano, la Comisión manifestaba sus intenciones de llevar a cabo una reforma de la PAC aprovechando la llamada Mid Term Review –Revisión a Medio Camino-. Después de Navidad, el 22 de enero, el colegio de Comisarios aprobaba los proyectos de Reglamento que debían regir la PAC en el futuro si el Consejo de Ministros de Agricultura, a quien corresponde la máxima capacidad decisoria en esta materia, daba su visto bueno,. Y desde ese mes de hasta la madrugada del día 26 de junio, en la que se alcanzaba un acuerdo definitivo en Luxemburgo, hemos asistido a una tensas negociaciones entre las diferentes delegaciones de lo Quince. Al final, acuerdo de compromiso para reformar la PAC, que el propio Fischler calificaba como “principio de una nueva era”. Desde ASAJA hemos trabajado desde el primer momento para evitar una reforma que lesionara los intereses del campo español. Estuvimos presentes en Bruselas con una concentración a las puertas del Parlamento Europeo, en la que expresábamos nuestro más firme rechazo a la propuesta de Fischler justo en el momento de su presentación. Volvimos a manifestarnos ante la delegación de la Comisión en Madrid cuando, en el mes de octubre, Fischler visitaba España para convencernos de las bondades de su propuesta de reforma. Al mismo tiempo, hemos venido analizando puntualmente los documentos que se ponían sobre la mesa; hemos advertido de los posibles efectos y riesgos que podían tener determinadas iniciativas, y hemos hecho aportaciones para corregir y mejorar la propuesta inicial. No se trata ahora de buscar vencedores ni vencidos; la reforma está aprobada y en los próximos años se aplicará en todos sus términos. Se trata, por el contrario, de sacar el mayor partido a la hora de aplicarla; los márgenes de maniobra que deja el documento aprobado para los distintos Estados miembros son muy amplios y nos veremos obligados a decidir entre las distintas alternativas que ahí se proponen para los distintos sectores. FRUTO DE LA PERSEVERANCIA En cualquier caso, sí parece que hay quien se ha salido con la suya. La perseverancia del comisario Fischler ha dado sus frutos y, aunque con retoques de importancia, ha sacado su propuesta adelante, incluso con su calendario prefijado (primer semestre de 2003). Fischler planteaba su reforma sobre tres ejes básicos: condicionalidad, modulación y desacoplamiento. Los tres ha conseguido hacerlos valer, dos de ellos prácticamente intactos, la condicionalidad y la modulación; si bien es cierto que la modulación con tasas en principio moderadas, pero que podrán verse incrementadas con el tiempo cuando venga a sumarse el efecto del ahora llamado “mecanismo de disciplina financiera”. El tercero, el desacoplamiento, también se abre camino y solamente se ve entorpecido por la posibilidad que queda a los Estados miembros de mantener, si lo consideran oportuno, un tramo de la ayuda dentro del sistema actual (acoplada). De este modo se tendría el llamado desacoplamiento parcial que podría aplicarse a cereales (75% desacoplado, 25% acoplado) ovino (50% acoplado, 50% desacoplado) y a algunas otras producciones. Cuestión independiente resulta ahora saber si las ventajas de un desacoplamiento parcial superan sus inconvenientes, que lógicamente los tiene y no son depreciables. Pero trataré de centrarme un poco más en lo que pueda ser estrictamente una valoración del acuerdo alcanzado. Escribía hace unos días Jaime Lamo de Espinosa que “analizar el resultado de esta negociación no es fácil. Los claroscuros se mezclan y lo que es peor, se pretende llevar a cabo el examen sobre la base de las grandes cifras de ingresos…”Vida Rural nº172-. Como en toda negociación, entre lo que se pretende y lo que se alcanza siempre hay diferencias sustanciales y, bajo nuestro punto de vista, esto ha ocurrido en esta ocasión. Al acuerdo definitivo alcanzado en el seno del Consejo se llega después de una propuesta de la Comisión muy perjudicial para los intereses del sector agrario español con lo que, en principio cabe decir que se han paliado algunos de los efectos dramáticos que la aplicación de la propuesta inicial implicaba para España. Sin embargo, la envergadura de la reforma era de tal calado que, sin duda, quedan aspectos que afectarán de forma importante al campo español durante los próximos años. En el camino quedaron pretensiones españolas como conseguir una discriminación positiva para las zonas desfavorecidas (se hablaba de 50 euros/ha adicionales para estas comarcas), asimilar las leguminosas al régimen de las proteaginosas, recuperar la ayuda específica para el girasol, no incorporar el ovino al sistema del desacoplamiento…, etcétera. LOS ESTADOS MIEMBROS PODRÁN… No es menos cierto que se consiguen logros en el terreno de los frutos secos, no se rebajan los precios de intervención para los cereales, se mejoran las expectativas en arroz, se prorroga el sistema de cuotas en el sector lácteo, se afianza el mantenimiento de la ayuda a los forrajes desecados, se incrementan los programas de incorporación de jóvenes y las ayudas a la modernización de explotaciones…, etcétera. En términos de ingresos brutos que percibirá España en arcas comunitarias, la balanza es también positiva y parece ser que nuestro país tendrá un incremento de algo mas de 2.000 millones de euros en la cifra de ayudas en el periodo 2005-2013. Pero es en la cuestión de los principios donde todos perdemos. El sector agrario europeo en su conjunto retrocede posiciones con esta reforma. Se instaura el principio del recorte presupuestario, a través de la modulación que, además, no se acota, pues la Comisión se dota de una herramienta como es el llamado “mecanismo de disciplina financiera”, que le permite la posibilidad de incrementar los recortes casi sin limitación. Campa a sus anchas el desacoplamiento que se establecerá en toda su amplitud en media Europa (Reino Unido, Dinamarca, Holanda, Suecia y con toda probabilidad Alemania también optarán por un desacoplamiento total), lo que no aminora los riesgos de deslegitimación de la PAC y, en la otra media, se establecerá un desacoplamiento parcial que, lejos de simplificar, hará el sistema mucho más complejo y multiplicará la burocracia. Esta diferente aplicación del desacoplamiento, junto con muchas otras medidas y mecanismos que Bruselas pone en macha con carácter facultativo para los Estados miembros, bajo la reiterativa fórmula de “Los Estados miembros podrán…” acaba con esa C de común que siempre caracterizó las políticas agrarias europeas. Me atrevo a decir que para contentar a todos, se pervierte el principio de subsidiariedad, que se utiliza para dinamitar el carácter común de la primera y principal política de la UE. Para terminar, recordar que con la reforma aprobada es cuestión de pasar a trabajar sobre su aplicación en España de la mejor manera posible. Los agricultores y ganaderos se adaptarán a lo que nuestros políticos han aprobado. La sociedad en general deberá comprender el esfuerzo continuo al que el sector agrario está sometido. El medio ambiente, la ordenación del territorio y, nada más y nada menos, que la producción de alimentos sanos y de calidad depende de nuestro sector. A cambio de todas estas funciones percibimos un apoyo de nuestras administraciones que difícilmente alcanza el 0,5% de los PIB de los quince Estados miembros de la UE. El resto sólo son elucubraciones intencionadas ¿POLÍTICA AGRARIA COMÚN O PRESUPUESTO AGRARIO COMPARTIDO? FERNANDO MORALEDA. SECRETARIO GENERAL DE LA UNIÓN DE PEQUEÑOS AGRICULTORES Y GANADEROS. AGRONEGOCIOS. SEMANA 14-20 JULIO 2003 La gran reforma de 2003 tiene su justificación en las crisis alimentarias sufridas desde la última reforma y en la decisión política de vincular los cambios en la PAC con la ampliación de la UE a 25 Estados miembros (EEmm) en mayo de 2004 y probablemente a 27 en 2007. Sin olvidar también las consecuencias de las negociaciones multilaterales de la Organización Mundial de Comercio (OMC), que tuvieron su impulso en el capítulo agrario en la Ronda de DOHA y que esperan avanzar en la próxima Conferencia Ministerial de CANCÚN, en setiembre de 2003. Se ha producido, por tanto, en esta última década, un cambio cualitativamente muy importante. Hasta 1992, e incluso hasta la Agenda 2000, la conformación de los instrumentos de política agraria de la UE se formaron básicamente con el consenso de la familia agrícola y las instituciones europeas. Lo que se denominó en su momento en Francia, como la práctica institucional de cogestión agraria. En los últimos años, las crisis alimentarias, la presión de organizaciones no gubernamentales, junto a la opinión de los países en vías de desarrollo para la liberalización de los mercados agrarios, han terminado por influir en la opinión pública sobre nuevos conceptos, nuevas orientaciones de la PAC y, en algunos casos extremos, que no hay que minusvalorar, hasta poner en cuestión la propia existencia de la PAC. Si ayer la política agraria la diseñaron las organizaciones profesionales, a través de su fuerte representación sectorial en los países más desarrollados de Europa, hoy será más la opinión pública la que determine el futuro de esta política. Los elementos de la Reforma Los cambios aprobados se centran en el desacoplamiento de las ayudas, la modulación y la degresividad, junto a distintas reformas sectoriales. El desacoplamiento planteado no toma en consideración dos elementos que están unidos a la justificación que se hace sobre la necesidad de realizar esta reforma, que no es otra que la de aproximarse a las exigencias de la OMC. En primer término, no hay ningún precedente donde se hayan desacoplado las ayudas en la ganadería. De hecho, Estados Unidos (EEUU) pensó hace años realizarlo, sin que finalmente lo pusiera en práctica. Pero, además, la UE se adelanta con una reforma radical, mientras EEUU un año antes aprueba su paquete agrícola interno con una tendencia de ayudas directas a las producciones, independientemente de la evolución de los mercados. La paradoja es evidente y muy preocupante: Europa camina hacia el modelo de hace años de EEUU, mientras que este país camina hacia el modelo que quiere abandonar Europa. Además, es importantísimo reflejar las consecuencias de un modelo desacoplado sobre el mercado interior europeo. La ayuda fija se realizará sobre bases estadísticas que, a su vez, reflejan las ayudas que eran la compensación a la política de precios anterior a 1992. Luego se hace una foto fija donde las ayudas, siguiendo el hilo conductor hacia el pasado, son directamente proporcionales a la producción y , por tanto, a la intensificación, tanto en el sector agrícola como ganadero. Por otro lado, ningún factor de cohesión significativo aparece en la reforma. La propuesta española de introducir una ayuda de cohesión directa a los productores de zonas de bajo rendimiento, desfavorecidas por despoblamiento o de montaña, no se recoge en el acuerdo final. Además, todos los expertos coinciden en señalar que la fórmula del desacoplamiento, esto es, convertir una ayuda fija sin requerimientos de cantidad de producción, ni de producción es, tal y como también reconoce la propia Comisión (CE), un avance hacia una mayor liberalización del mercado; en definitiva, que los agricultores tengan más señales del mercado para realizar sus inversiones y mejorar su rentabilidad. Por el contrario, todas las zonas o territorios agrícolas con productividades bajas por razones climáticas (como el secano español), o por retraso estructural, (pequeña dimensión, escaso desarrollo tecnológico, formación inadecuada o edad avanzada del titular), tienen el riesgo de abandono de la actividad, en tanto en cuanto el mercado tiene más prevalencia que la ayuda sobre la configuración de la renta del productor. Un freno a la cohesión De este modo la cohesión (que debiera haberse configurado como una ayuda directa a la renta para los territorios y los productores con limitaciones, tal y como determinaba el Tratado de Maastricht) se determina más como elemento retórico que de amortiguación real de los efectos del mercado único. No hay, por tanto, ningún elemento de cohesión destacable en esta reforma, con lo que las economías agrarias más productivas del Centro y Norte de Europa, aunque cedan en el importe unitario de ayudas como exigencia de la ampliación, lo recuperarán con el incremento de sus opciones de mercado. Por último, no hay que olvidar que se convierte una ayuda vinculada a una actividad, en un título o derecho de ayuda que puede comprarse y venderse en un mercado no regulado, como es el caso español. Podemos pasar, y no es un riesgo teórico, de ayudar a un agricultor para producir, a otorgar un título para especular. El factor de desprofesionalización y de abandono de la actividad que puede producir un modelo semejante, no puede ser minusvalorado por ningún responsable político. En relación con la modulación, ésta ha terminado orientándose a una obtención de fondos procedentes de las ayudas directas, para financiar programas de desarrollo rural. Pero nada garantiza que vayamos a tener más política europea de desarrollo rural, teniendo en cuenta los porcentajes globales para estos programas y por el hecho de no haberse atemperado el factor de renacionalización de esos fondos (en Alemania se quedará el 90 % y el 80 % en el resto de los países). Jugando con las siglas de la PAC podemos decir que hay en este aspecto menos Política Agraria Común y más Presupuesto Agrario Compartido. Ha desaparecido asimismo, una de las propuestas que mayor legitimidad social tenía: la existencia de un techo de ayuda directa para cualquier productor europeo, cifrado en 300.000 € por año (50 millones de pesetas). Se ha optado por no hacer progresiva la disminución de ayudas e impedir la sobrefinanciación a las megaexplotaciones europeas por el principio de recortar linealmente a todos y cada uno de los actuales perceptores de la PAC. No se trata de falta de imaginación política, ni tampoco de huir de la dificultad de gestión que podría tener una aplicación progresiva en tramos de modulación, porque en este último caso la complejidad de gestión de un desacoplamiento parcial es infinitamente mayor a esta otra de modulación progresiva. Se trata simplemente de un decisión políticamente conservadora, que sigue optando por el privilegio de unos pocos que hace mucho dejaron de cultivar directamente las tierras y de tener su residencia en una zona rural. Y, en todo caso, por la prevalencia en la discusión política de los balances monetarios nacionales, más que por el empeño de propiciar una política agraria europea más equilibrada y cohesionadora. La degresividad, por último, no ha sido olvidada, sino que forma parte de una futura disciplina presupuestaria que anuncia nuevos recortes. La degresividad será, sin duda, el instrumento financiero de la ampliación de la UE que hará que los países de la actual UE-15 con menor renta por ocupado y con más dificultades estructurales financien los gastos de esa ampliación (que duplicará el número de activos agrarios de Europa) comparativamente en mayor proporción que los más desarrollados. Menos eficacia, más burocracia Otras de las aspiraciones, tanto de la CE como de los EEmm, es la simplificación en la tramitación de las ayudas que se ven obligados a realizar los agricultores. No hay duda de que cada vez que se ha reunido el Consejo de Ministros, ha aumentado la burocracia y la complejidad del sistema. En el escenario español, las comunidades autónomas tendrán que reformar radicalmente todo el aparato informativo y de gestión para poder hacer frente a una reforma, en la que no han tenido ningún tipo de corresponsabiliadad política por no participar en el ámbito de decisión. Por parte del agricultor y el ganadero, estos tendrán que estar, paradójicamente, más pendientes del banco que del campo. Asimismo, en relación con la seguridad y la calidad alimentarias, que persiguen los productores, demandan los consumidores y justificaron inicialmente el proyecto de reforma, nada se dice ya, salvo declaraciones de intenciones vacías de contenido, sobre todo presupuestario. En consecuencia, el efecto final de la reforma, lejos de garantizar una mayor seguridad y calidad alimentarias, lo que provoca es una deslegitimación social de la PAC, el abandono de zonas importantes con baja productividad y la disminución de la renta real por ocupado, con una pérdida importante de activos agrarios, que se unirá al ya espectacular descenso de la población activa agraria española de los últimos años. En definitiva, una política agraria que no favorece más a los sectores, los territorios y los productores que más necesitan del presupuesto público, sino a aquellos otros que han conseguido, por los modelos de apoyo pasados, una mejor posición en los mercados actuales. Un resultado muy desalentador para Europa, para los agricultores y, en general, para los ciudadanos, que no es ajeno a la situación de falta de líderes europeos, a la crisis europeísta que venimos arrastrando desde hace ya algunos años, incluida la responsabilidad de la representación política en el Parlamento Europeo, donde ha sido más habitual el posicionamiento de los europarlamentarios en función del interés nacional, que en base a un proyecto agrario compartido. El euroescepticismo ha terminado contaminando a la primera política de la UE, que debiera haber sido el sillar sobre el que se construyeran nuevas opciones de políticas comunes para nuevos sectores y nuevas necesidades, en lugar de renacionalizarse tanto en presupuesto como en gestión. La responsabilidad de las organizaciones sociales ante esta situación es, por tanto, especialmente significativa en una doble dirección. De una parte, luchando contra aquellos que quieren asociar la idea de Europa (o lo que es igual, de la cohesión europea como objetivo central) con elementos negativos. La UE es el mejor instrumento de vertebración territorial y social en la historia de Europa y no podemos cuestionarlo, unas veces por no saber controlar el peso de la burocracia y otras por no poder frenar la codicia, casi siempre ilimitada, de los intereses económicos especulativos. Y, de otra parte, las organizaciones sociales que vertebramos Europa de abajo a arriba, tenemos la responsabilidad de agitar a la sociedad, de provocar el debate, de presionar a las instituciones, de atajar los problemas que generan los grandes entramados de influencia económica.