Tipología Personas Difíciles - Procuraduría General de Justicia del

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¿CÓMO GENERAN CONFLICTO LAS PERSONAS DIFÍCILES?
Las personas difíciles muchas veces aparentan hablar idiomas diferentes. Es cierto que
utilizan las mismas palabras que usted, no cabe duda que los códigos, la intencionalidad y
los mensajes son diferentes y en casos extremos, hasta pueden resultar incomprensibles. Sin
embargo lo que verdaderamente genera confusión y luchas de poder por parte de este tipo
de personas es la inflexibilidad.
El endurecerse y acorazarse en una posición hace que resulte muy difícil llegar con
ellas a algún acuerdo, con lo que el impacto que produce en el interlocutor es altamente
negativo, es como querer hablar con una pared.
El motivo de esta actitud no es otro que la obsesión que las personas difíciles tienen de
protegerse a sí mismas utilizando mecanismos como el contraatacar, el enfado, los
prejuicios, etc., con el único fin de demostrar que están en el camino de la verdad.
CONTROLADORAS: como temen a su caos interno y que el mundo pueda otra vez
volver a controlarlas como lo hicieron uno o ambos de sus progenitores, utilizan las técnicas
de anticipación y del contragolpe para derribar a su contrincante mucho antes de que éste le
haga dudar de la veracidad de sus argumentos.
CONSERVADORAS: El miedo al futuro, a los cambios imprevistos, la alteración de lo
que ellas consideran como el “orden lógico” les impide escuchar aquellos argumentos que
puedan desestructurar el paraíso perdido en el que aún creen y que constantemente intentan
recrear. Sus técnicas predilectas para evitar intromisiones son el silencio, la negación y las
opiniones derrotistas.
CULPÓGENAS: Si otro es capaz de sufrir tanto o más que ellas, debiendo así asumir
una actitud madura o protectora para la cual no están preparadas, utilizarán armas tales
como el forzar a que los demás claudiquen mediante la lástima, la insidia, los malentendidos
y las frases ambiguas.
DEPRESIVAS: para protegerse constantemente de volver a ser heridas y de perder
tanto el control de sí mismas se valen de mecanismos tales como la crítica y la autocrítica, el
desdén, el orgullo y la superficialidad. Sus golpes suelen ser siempre posteriores a los
hechos y después de haber pasado por un periodo de obsesiones.
DESCONFIADAS: ante la evidencia de que ellas también pueden ser personas poco
fiables se muestran coherentes, veraces y dignas de admiración pero no es raro que
exploten de ira y enojo, incluso imaginándose batallas que la mayor parte de las veces, ellas
mismas inventan.
DOMINANTES: su debilidad e inseguridad, en ocasiones inconscientes, les hace temer
no ser respetadas, tal como posiblemente les sucedió cuando eran pequeños. Sus
mecanismos favoritos para lograr sus objetivos suelen ser la humillación del interlocutor
intentando minar su autoestima.
HISTRIÓNICAS: como no soportan no ser tenidas en cuenta, las personas histriónicas
se valen de los mecanismos como la ironía, la burla, el sarcasmo y el ridículo, los juegos de
palabras y generar confusión también son sus reacciones predilectas cuando el
enfrentamiento ya ha sido provocado.
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HUIDIZAS: evitan que se desdibuje la imagen que han creado de sí mismas. Sus
técnicas preferidas son las amenazas – de huida – e impactar anticipadamente al otro por
medio de generalizaciones y comentarios personales.
INSIDIOSAS: protegen su moral y sus valores mediante métodos que destruyen la
autoestima del otro.
NARCISISTAS: como necesitan imperiosamente resguardarse de todo aquello que no
sean ellas mismas y son capaces de sacrificar cualquier relación con tal de lograrlo. Los
métodos más comunes para generar conflictos son aquellos que tienen que ver con la
competitividad, el deseo de ser admiradas y las luchas de poder que abarcan desde la
indiferencia hasta las agresiones psicológicas.
OBSESIVAS: con tal de lograr tener aspectos del otro bajo control, se valen, en general
de la insistencia, las constantes observaciones, el reproche, la ira y la burla para generar
conflicto.
Especialmente si están pasando por un periodo de crisis personal, no dudan en
examinar meticulosamente comportamientos, palabras y hasta pensamientos del otro que
creen adivinar.
OPORTUNISTAS: como se protegen de la posibilidad de perder su poder y quedarse
solas, utilizan técnicas similares a las de los chantajistas.
PARANOICAS: como viven alerta, se puede esperar de ellas que exploten de cualquier
modo y en cualquier lugar.
Si bien no existen mecanismos prioritarios que definan su forma de enfrentarse a los
demás, lo cierto es que en estado de crisis hay que tener muy en cuenta que no temen en
absoluto hacer el ridículo ni a la opinión de quienes las rodean.
RESERVADAS: porque temen que su mundo interno salga a la luz, intentan cuantos
mecanismos de “escape” conocen.
En general, provocan a su interlocutor generando dudas e incertidumbre. También hay
que observar cómo enfrentan a los demás por medio del lenguaje corporal.
DEPENDIENTES: como oscilan entre la posición de víctima y verdugo, suelen
embaucar a las personas de quienes dependen con medias verdades, inspirando lástima,
etc., pero se encargarán de generar conflicto con reproches, insidias, medias verdades y
culpabilización.
ANTISOCIALES: en general casi nunca producen conflictos abiertamente, excepto que
se las presione obligándolas a compartir algo con el resto de los humanos. Entonces son
abiertamente violentas, inescrupulosas y faltas de tacto. En esos casos se puede esperar
cualquier actitud ya que la discusión está servida en bandeja.
CRÍTICAS: para agrandar y afirmar su imagen viven demostrándoles a los demás que
son ignorantes, faltos de luces, incompletas y de ser posible que necesitan de ellos para
sobrevivir. Suelen mover los hilos de tal modo que siempre los demás acaban creyendo que
son ellos quienes han comenzado el conflicto. A menudo, se las arreglan para confundir y
dejar que sea el interlocutor el que estalle.
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CHANTAJISTAS: las amenazas directas o veladas son el arma predilecta para quienes
funcionan desde sus prioridades. Del mismos modo, la culpabilización y la humillación, si
bien son recursos que utilizan a largo plazo sirven para presionar al interlocutor,
convenciéndolo sutilmente que siempre está en un error.
PERFECCIONISTAS: como el esfuerzo por alcanzar lo perfecto no tiene límites y de
hecho hacen esfuerzos titánicos para lograrlo, generan conflicto tanto mediante comentarios
sutiles como abiertamente, más aún si consideran que el otro es el único encargado de
desestructurar el mundo que ellos idealizan. Sus métodos predilectos son la duda y el
sarcasmo.
A menudo las personas difíciles que encontramos en nuestra vida se empeñan en
demostrarnos que su punto de vista es el único correcto. Sin embargo, son incapaces de ver
que siempre que hay una disputa, un intercambio de palabras o cualquier otro tipo de
altercado en el que ellas intervienen, es justamente por la rigidez con que mantienen su punto
de vista.
Es fundamental tener presente que el problema es la diferencia de puntos de vista y
emociones que ambos tienen ante un mismo hecho, ya que por lo general las lentes por los
cuales las personas difíciles ven el mundo están empañadas por una gran falta de adaptación
e irrealidad.
Si se cae en la trampa de ver quien tiene la razón, su interlocutor buscará demostrarle
por todos los medios que está usted en un error o rehusará seguir escuchándolo por el simple
hecho de tener una interpretación diferente.
Como se dará cuenta, el problema nunca es en sí aquello sobre lo que se está
discutiendo, sino la parcialidad centrada en los intereses propios.
NO PERMITA QUE SEAN ELLOS QUIENES IMPONGAN LAS NORMAS
Una alternativa que siempre tienen las personas difíciles a su favor consiste en recurrir
a las normas que, insistentemente se encargan de implantar para juzgar a su contrincante
con una mayor severidad.
LO MEJOR Y MÁS SALUDABLE QUE PODRÁ HACER ES:
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No tratar de defenderse ni contraatacar.
Sea inamovible en su posición.
Evite traer al presente situaciones similares del pasado.
Diga claramente que deberá pensar en la veracidad de las pautas que deseen
imponerle.
Formule alguna pregunta que sirva para aclarar pero empleando tacto y
diplomacia.
Muéstrese flexible ante los posibles acuerdos, siempre que éstos sean
considerados por ambas partes.
Si se trata de una relación personal e intima hágale ver que las normas nacen
siempre de los miedos y los temores ocultos.
Evite caer en la tentación de etiquetar para salir del paso.
Anuncie que no escuchará más si hay en medio acusaciones o insultos.
¿QUÉ HACER ANTE LOS SENTIMIENTOS NEGATIVOS Y LAS AGRESIONES DE
LOS DEMÁS ?
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Todas las personas en un momento dado, tenemos sentimientos negativos, ya sea
porque hay algo que nos produce dolor, una herida, miedo o simplemente, porque llevamos
un ritmo de vida caótico y desordenado.
En cualquier caso, establecer parámetros para comunicarnos con los demás puede ser
un primer paso interesante para no vernos involucrados en un conflicto de graves
consecuencias, más aún cuando quienes nos rodean cargan nuestras espaldas con
sentimientos distorsionados y los convierten en agresiones.
Si su interlocutor se obstina en su propio, punto de vista, está a la defensiva y ataca su
seguridad, usted deberá prestar más atención a lo que está diciendo para poner sus propios
límites.
De ningún modo deberá usted entrar en el juego que el otro ha planteado con frases
como “tú nunca, tú siempre, deberías” etc.”, ya que casi siempre lo que continúa es una
crítica, un clima de tensión y consecuentemente una disputa.
CONSIDERE QUE MUCHAS VECES, EL MODO EN QUE USTED FORMULA LAS
DEMANDAS, LAS CRÍTICAS U OBSERVACIONES HACE QUE ÉSTAS SEAN
ATENTAMENTE ESCUCHADAS O RECHAZADAS SIN MÁS.
También es importante que mientas usted, o la otra persona hablan, dedique unos
segundos a observar que dice su interlocutor mediante el lenguaje corporal, para saber si se
está impacientando o si ya ha desconectado el último canal posible de comunicación.
La siguiente lista le permitirá descubrir algunos de los errores más comunes que
pueden presentarse en relaciones donde los sentimientos negativos del otro parecen querer
jugar un papel fundamental.
DEJAR DE APOYARNOS EN SENTIMIENTOS DE LOS OTROS
Muchas personas creen que para llevar adelante un tipo de comunicación positiva
deben apoyarse en los sentimientos y emociones de los demás, pero lamentablemente es
difícil desde este punto de vista no caer en manipulaciones mutuas o en la trampa de juzgar
para no ser juzgado.
En cualquier caso, aún reconociendo que resulta casi imposible mantener una relación
con un actitud imparcial y serena, usted tendrá que ser conciente de que si se apoya en los
sentimientos y emociones del otro lo que está buscando es admiración. Lo único que logrará
es enturbiar la visión objetiva y dejarle el terreno libre al otro para que continúe enviándole
más de lo mismo, con lo que usted en lugar de tener mayor seguridad se sentirá más
debilitado.
EVITE ESTAR TODO EL TIEMPO PENDIENTE DE USTED MISMO
En casos de tensión lo peor que puede hacer usted es estar pendiente de sus
necesidades, de satisfacer el diálogo con usted mismo más que con el otro.
Si su actitud es esperar el silencio del otro para continuar una y otra vez con su
monólogo, indiscutiblemente la carga emocional será cada vez mayor y la imposibilidad de
llegar a algún tipo de acuerdo se hará entonces evidente.
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Tanto si se centra exclusivamente en los sentimientos del otro como en los de usted,
ambos extremos son la misma cosa, y por tanto, los dos tenderán a traspasarse experiencias
más que escucharse.
INTENTE UNA ACTITUD POSITIVA AL MARGEN DE LO QUE DIGA LA OTRA
PERSONA
Las expectativas personales son las que, en gran medida, hacen que las relaciones
sean más difíciles de lo que naturalmente son. En muchos casos, aunque en medio de la
tensión esto no sea tan evidente, dos personas que discuten o que se alteran están
buscando lo mismo: ser comprendidas, escuchadas, aceptadas, apoyadas y sentirse
seguras de sí mismas.
Por tal motivo, la única forma de eliminar la tensión es permanecer en una situación de
igualdad, para lo cual tenemos que saber cuáles son nuestras emociones y sentimientos en
un momento dado sin exagerar..
Esto es lo que posibilita que entre quien habla y su oyente nazca la empatía, el
verdadero puente que se necesita para toda comunicación.
LISTA DE DERECHOS Y REPÍTASELOS CUANTAS VECES LO CREA NECESARIO:
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Tengo derecho a no tener que estar siempre dispuesto a comunicarme con
los demás.
No tengo que dar explicaciones ni justificar mi comportamiento cuando esto
sucede.
Tengo derecho a decir:
No deseo escucharte.
Tengo derecho a decir:
Lo que pienso.
Tengo derecho a no entender ni saber todo
Tengo derecho a no permitir: Que invadan mi intimidad.
Tengo derecho a decir:
No.
Tengo derecho a decir:
Ya basta.
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