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Universidad Autónoma de Nuevo León
Dr. Jesús Áncer Rodríguez
Rector
Ing. Rogelio G. Garza Rivera
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Dr. Juan Manuel Alcocer González
Secretario Académico
Lic. Rogelio Villarreal Elizondo
Secretario de Extensión y Cultura
Dr. Celso José Garza Acuña
Director de Publicaciones
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Directora de la Facultad de Filosofía y Letras
Mtra. María Dolores Hernández Rodríguez
Editora Responsable
María de Jesús Rodríguez Flores
Ilustraciones
Víctor Ramírez Cortez
Revisión
Rosalinda Cantú Cantú
Diseño de portada
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Formato
Circulación y Administración
Cathedra Revista de la Facultad de Filosofía y
Letras, UANL, Año 9, No. 18, julio-diciembre
2013. Es una publicación semestral, editada por
la Universidad Autónoma de Nuevo León, a
través de la Facultad de Filosofía y Letras.
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Filosofía y Letras, Ciudad Universitaria, San
Nicolás de los Garza, Nuevo León, México,
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de noviembre de 2013. Tiraje: 500 ejemplares.
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Nuevo León, a través de la Facultad de Filosofía
y Letras, Ciudad Universitaria, San Nicolás de
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Revista de la Facultad de Filosofía y Letras, UANL®
Quinta época, Año IX, No. 18, julio-diciembre 2013, Periodicidad: Semestral
Artículo
Ensayo
JOSÉ MARÍA INFANTE BONFIGLIO
Crisis económica, sociedad, comportamiento
humano y lenguaje
7
DALINA FLORES HILERIO
Sobre la literatura llamada juvenil
57
JUAN NICOLÁS PADRÓN
Jorge Teillier: la segunda mirada
17
AROLDO JOSÉ DE ABREU PINTO
El cuento de Ricardo Ramos:
intersticios e intersecciones
23
ORLANDO VALDEZ VEGA
Importancia de la corrección fonética y los
elementos prosódicos en la competencia
comunicativa de la lengua francesa
29
CARLOS GERARDO CASTILLO ALVARADO
De la motivación por la lectura literaria
mediante su análisis diversificado
35
Creación
LETICIA HERRERA
Poesía
47
TZITEL PÉREZ AGUIRRE
La influencia de los contextos social y político
en la novela de la Revolución
y el grupo de los Contemporáneos
61
JULIO HERNÁNDEZ MALDONADO
Tras la huella de Baudelaire en la obra de
Ramón López Velarde
69
Reseña
LUIS ARMENTA MALPICA
Las transparencias del tiempo
79
ROBERTO KAPUT GONZÁLEZ SANTOS
La babel como utopía
81
MARÍA EUGENIA MARTÍNEZ FLORES
Voces Zacatecanas:
Regionalismo literario y traducción
85
Consejo Editorial: Nora María Berumen de los Santos / Martha Casarini Ratto / María Eugenia Flores
Treviño / Miguel Ángel González Quiroga / María Luisa Martínez Sánchez / José Luis Martínez Canizález
/ Rebeca Moreno Zúñiga / Rolando Picos Bovio / Lidia Rodríguez Alfano / Guadalupe Rodríguez
Bulnes. Consejo Editorial Externo: Alfonso Rangel Guerra / Herón Pérez Martínez / Alejandra Rangel
Hinojosa
En su edición número 18 la revista Cathedra
está ilustrada con la obra de María de Jesús
Rodríguez Flores. Técnica que se utilizó en
las obras que ilustran esta revista: dibujo
digital a mano alzada sobre pantalla.
María de Jesús Rodríguez Flores. Maestra en Educación Preescolar por la Escuela
Normal de Educadoras del Centro de Estudios Universitarios, Licenciada en
Educación Especial en el área de Deficiencia Mental por la Escuela Normal de
Especialización del Estado de Nuevo León y Licenciatura en Pedagogía por la
Universidad Pedagógica Nacional.
Maestría en Artes, con especialidad en Educación en el Arte, por la Universidad
Autónoma de Nuevo León.
Se ha desempeñado en el área de educación como directora de diferentes planteles.
Fue catedrática de Posgrado en la Facultad de Artes Visuales de la UANL y ha
impartido cursos sobre educación y arte en diferentes instituciones públicas y
privadas.
Ha presentado su obra plástica en diferentes exposiciones individuales y colectivas
y ha sido viñetista para diversas revistas.
Artículo
Crisis económica, sociedad,
comportamiento humano y lenguaje
José María Infante Bonfiglio
Resumen
En este trabajo se analizan las relaciones entre economía y política en la crisis mundial de
estos años, mediadas por el lenguaje. Se estudian los distintos factores que dieron lugar a la
crisis global desde hace un quinquenio y las explicaciones que se han dado, tanto entre dirigentes
políticos como entre intelectuales y académicos. La historia nos permitirá hacer un balance
adecuado de esta crisis y sus efectos; en este trabajo sólo se adelantan algunas ideas.
Palabras clave: performativos, reificación, crisis financiera, discurso político, sociología
política.
I
En los últimos años, la economía de casi
todos los países ha atravesado dificultades
para lograr, de manera conjunta y combinada, crecimiento económico y estabilidad,
uno de los mitos de los economistas clásicos
neoliberales. El FMI sigue recomendando
las mismas fórmulas desde hace tiempo y
nadie en esa organización parece darse cuenta
de que las recomendaciones no funcionan:
si hay algunos países que han podido lograr
ciertos éxitos (siempre relativos), es porque
se han apartado de esas claves ortodoxas.
La crisis económica global es un fenómeno
demasiado conocido para quienes estamos
atentos a los sucesos del mundo contemporáneo y no se hará aquí un minucioso examen
de ella; sólo se mencionan algunos hechos
para ubicar los elementos que interesan a
este análisis, en el campo del comportamiento
político y económico. Como todos los procesos
sociales, políticos y económicos, no surgió
imprevistamente sino que tuvo un periodo
relativamente largo de gestación que en parte
se inició con las medidas de desregulación
del sistema financiero impuestas por Margaret
Thatcher y Ronald Reagan en la década de
1970. Un aporte adicional lo hizo Bill Clinton
cuando en 1999 eliminó la diferencia entre
bancos de inversión y bancos de depósito,
presionado por los grupos financieros estadounidenses. El resultado inmediato fue que
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
los ejecutivos de los segundos especularon
en inversiones que daban mayores ganancias,
pero que no tenían sustento en una economía
basada en una producción efectiva. En diciembre de 2007 la actividad económica estadounidense culminó un ciclo de expansión de 73 meses
consecutivos (Carrillo 2008b). En el año 2008
la economía mundial entró en una fase de
deterioro que puede ser considerada de las
peores de la historia occidental. Ese año
estalló la llamada, metafóricamente, burbuja
financiera, que se había desarrollado como
consecuencia de la concentración del crédito
hipotecario vinculado a las actividades
inmobiliarias en Estados Unidos; el proceso
se centraba en la transformación de hipotecas
basura1 en derivados crediticios y vehículos
de inversión. En los Estados Unidos la concentración del crédito se produjo en un número
reducido de estados y principalmente en
California. Este estado tiene un PIB (producto
interno bruto) que es un tercio más grande que
el español y su economía, de ser la de un
país independiente, sería una de la diez más
grandes del mundo (Walker 2011). En ocho
años, las asociaciones de crédito de California
emitieron hipotecas originales y préstamos
refinanciados por un valor superior a los tres
billones de dólares, lo que supone la quinta
1
Hipotecas basura es otra metáfora donde se combina
la idea de dinero con el rechazo hacia él.
7
Crisis económica, sociedad, comportamiento humano y lenguaje / José María Infante Bonfiglio
parte del crédito hipotecario global de los Estados
Unidos; además, las hipotecas subprime2
emitidas por California en dos años antes
del 2007 eran 56% del total nacional. Todo
ello produjo una espiral incontenible; los
empleos asociados al ramo de las finanzas,
seguros y bienes inmuebles aumentaron a
una tasa superior a todos los demás y ello
significó una expansión del mercado
financiero que movilizaba inversiones desde
Wall Street, por la que cientos de miles de
personas se dejaron engañar por hipotecas
basura; una derivación no inocente de ello
es que el precio de la vivienda también aumentó,
la gente hacía malabarismos para poder
comprar viviendas por encima de su valor
real. Aun cuando California presenta condiciones particulares, que no serán ahondadas
aquí, el fenómeno abarcó a todo el país y
trascendió las fronteras. Con la ruptura de
la burbuja, toda la actividad económica relacionada con el negocio inmobiliario cayó
abruptamente: empleos en la construcción
y el sector inmobiliario, bancos y demás. Para
finales del año 2009 se habían embargado
2.5 millones de viviendas en todo Estados
Unidos y para el verano de 2010 se registraban
2.3 millones de hipotecas “sumergidas”,3 o
sea, las que tenían un valor por encima del
de la vivienda hipotecada. Los historiadores
económicos deberán analizar las relaciones
entre estos fenómenos y las guerras de George
W. Bush (o Bush el peor) que significaron
un aumento desmesurado de la deuda
pública estadounidense.
En Estados Unidos y otros países, las
medidas adoptadas por los gobiernos para
intentar revertir las condiciones de la especulación financiera sólo agravaron la situación,
y terminaron siendo las principales afectadas
por esa misma especulación: entre 2007 y
2009 los gobiernos de Estados Unidos, Reino
Unido y la zona del euro aumentaron la deuda
pública entre 20 y 40% del PIB, lo que produjo grandes déficits en la cuenta corriente
2
Las hipotecas subprime son el mejor ejemplo de
irracionalidad capitalista: concedidas a quienes se sabe
tienen muchas dificultades para pagar, los prestadores
recurren a ellas porque proporcionan una tasa de
rendimiento muy superior a las pagadas por la
economía normal. Entre los problemas derivados de
esto, está la negación de asumir las consecuencias de
esta conducta irresponsable por parte de los banqueros.
3
¡Otra vez la metáfora! ¿Es que algunos economistas
no son capaces de crear un lenguaje propio?
8
de los países (Blackburn 2012). Como principal efecto de la baja de la productividad
económica se acentuó el déficit público y los
gobiernos no supieron apelar a otra medida
que la de contraer más deuda; deuda por la
que se debía pagar cada vez mayores costos,
dada la “desconfianza” de los mercados.
Desconfianza de los mercados es otra metáfora
animista (es decir, propia del pensamiento
infantil, según lo explica Piaget). Y como
ha señalado claramente el premio nobel de
economía Daniel Kahneman (2012), la confianza (y la desconfianza) de los individuos
se asienta, en la mayoría de los casos, en
intuiciones infundadas. Las intuiciones son
aptas sólo cuando se dan dos condiciones
básicas: un entorno relativamente regular
que permita un cierto grado de previsibilidad
y el conocimiento de estas regularidades a
través de una práctica prolongada. Para él,
tanto los politólogos como los inversionistas
deben hacer previsiones en un plazo más o
menos largo de incertidumbre, operando en
un contexto de validez nula.
Al final de la presidencia de George W.
Bush se habían tomado una serie de medidas
para “calmar a los mercados”, pero la evolución
era errática, ya que los inversores siempre presentaban excusas para arrastrar los valores
del mercado a la baja (Carrillo 2008a).
Lo más grave de esto es la construcción
ideológica que se ha venido acrecentando y
extendiendo y por la cual vastos sectores de
opinión pública están asimilando sin cuestionamiento la idea de que el estado de bienestar
es demasiado caro y burocrático. Se ha impuesto
austeridad a los países más débiles, mientras,
por todos lados se adopta el dogma de la liquidación del déficit (que como suele ocurrir
con casi todos los dogmas, se proclama para
los otros pero se cumple para uno mismo
con adaptaciones racional narcisistas). Esta
continencia en el gasto, como lo han señalado
eminentes analistas económicos –incluyendo
laureados con el Nobel– sólo hace y hará
más compleja y prolongada la recuperación.
No es el propósito de este trabajo comentar
las posibles soluciones a esta crisis económica, pero sin duda la solución deberá pasar
por un incremento sabiamente impulsado de
la demanda agregada global, es decir, sin
montar burbujas que producen ilusiones de
crecimiento artificial donde sólo ganan,
como siempre, los especuladores. Una de las
tantas paradojas de esta situación ha sido que
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
Crisis económica, sociedad, comportamiento humano y lenguaje / José María Infante Bonfiglio
los ideólogos neoliberales, tan afectos a
rechazar cualquier intervención del estado
en la actividad económica, se volcaron masivamente a pedir a los agentes estatales que
los salvaran tomando medidas o ejecutando
acciones de fuerte intervención estatal en la
economía.
Hacia fines del año 2009, la política
económica dio un giro brusco: cuando las
principales economías apenas estaban recuperándose, la creación de empleos dejó de ser
una prioridad y los gobiernos comenzaron a
centrarse en la reducción de los déficits
presupuestarios. Lo que algunos asesores de
inversión decían era que se hacía necesario
controlar a los vigilantes de los bonos, que
dejarían de aportar dinero a los gobiernos
despilfarradores; esa acción consistía en
aumentar los costos de los préstamos, obligando
a recortes de gastos a los gobiernos, en una
acción que, además de contradictoria con sus
propias declaraciones previas, sólo llevaba
a aumentar el sufrimiento de grandes masas
de población (Krugman 2010). Este gran
engaño, que no tomaba en cuenta que en los
países a los que se acusaba (Grecia, Irlanda,
Portugal, España e Italia GIPSI), el promedio
de la proporción deuda/PIB, en realidad,
había descendido hasta el año 2007; fue
difundido por políticos y funcionarios alemanes, dirigentes del Banco Central Europeo
y líderes de opinión del sector financiero;
se basa en una visión moral propia del autoritarismo de derecha y no se sostendría en una
apreciación adecuada de la realidad (Krugman
2012). Se trata, pues, de un imaginario construido a partir de declaraciones de individuos
que gozan de cierto reconocimiento y prestigio
social y que por ello son tomadas como reales.
No entraré en una discusión económica en
este punto, pero uno de los problemas consiste en que Europa es una colección de países,
sin integración fiscal, donde cada cual posee
su propio presupuesto y su propio mercado
de trabajo pero cuenta con su propia moneda.
La crisis europea no sería posible en los Estados
Unidos, ni en Japón ni tampoco en el Reino
Unido; lo interesante es ver cómo los políticos
se aferran a tomar las mismas decisiones que
se ven inadecuadas, pero parecen tener
miedo a ensayar otras opciones, enfrentando
el descontento popular con una autoimagen
de héroes incomprendidos: dado que “no hay
mal que dure cien años…” argumentarán que
la historia les ha dado la razón, sin conta-
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
bilizar el sufrimiento inútil y desmedido que
provocaron (esto sin analizar aquí que no
siempre la culminación de la crisis se da en
una etapa superior).
Si se tiene en cuenta la distribución de la
renta, parece haberse reproducido el ciclo
que dio lugar a la crisis de finales de la década
de 1920 en la economía mundial: en 1928
1% de la población estadounidense controlaba 8.2% de la renta, lo que cayó a 1.9% en
1973 y para el 2000 se situaba en 7.3% (es
decir que se retornaba al ciclo de desigualdad);
más allá de las cifras, lo que parece indudable es la codicia insaciable de los más ricos,
que no suelen autolimitarse en sus ambiciones.
Esto ha estado asociado con las distintas
formas de desregulación que los gobiernos
de ideología neoliberal (que se consolidaron
con Margaret Thatcher y Ronald Reagan),
desregularización que también es parte de
las condiciones que generaron la crisis
financiera mundial.
En el año 2010 se hizo público que Grecia
tenía serios problemas con su deuda y se pretendió comparar su condición con el estado
de California, comparación que no se sostiene, dadas las condiciones en que se desenvuelven las dos economías, pero siempre hay
analistas que suelen trabajar con analogías
metonímicamente falsas, confundiendo los
signos a tomar en cuenta. Algo marca la diferencia, y es el funcionamiento de algunos
sectores de la economía, como el déficit fiscal
agravado por la evasión, una alta proporción
de la economía informal y un funcionamiento ineficiente de los organismos públicos
debe notarse, no obstante, que otros países
que también están soportando la crisis no
padecen de estos males (al menos en la misma
proporción), de manera que las explicaciones son, para decir lo menos, incoherentes.
Y algo más que seguramente no alcanza los
mismos niveles en California: en Grecia se
observa una corrupción generalizada entre
sus habitantes, que incluye compra de temarios de exámenes para acceder a las mejores
universidades europeas, las diferentes cantidades
de dinero “en negro” que se pagan para agilizar
trámites, favores o servicios públicos o privados,
aumentando la suma de la evasión fiscal (se
calcula que si esta cantidad de dinero emergiera y se integrara al sistema regulado de
la economía, se alcanzaría una suma equivalente a 10% del PIB) (Sánchez-Vallejo
2010).
9
Crisis económica, sociedad, comportamiento humano y lenguaje / José María Infante Bonfiglio
En julio de 2012 la prima de riesgo 4
española subió por encima de los 600 puntos,
desconcertando al gobierno español; éste
creía que la firma de un convenio para el rescate
bancario podría moderar la propensión a la
máxima ganancia de los inversionistas, pero
no fue así (Cué 2012). Los reporteros recogieron las declaraciones de la vicepresidente
del gobierno, según la cual esa prima de
riesgo se debía a un bloqueo de la Unión
Europea (UE); pero sin micrófonos dijo que
se descartaba la intervención de la UE. Los
intentos de varios reporteros de obtener una
opinión sobre la prima de riesgo sólo
consiguieron evasivas y algunas fuentes del
gobierno explicaron que no se puede dar una
respuesta explícita dado que hay muchos
interesados en lo que se diga. Curiosa situación:
un gobernante no puede decir con claridad
qué está pasando y cuál es su posición porque
ello creará algún tipo de perturbaciones, es
proporcionar un argumento circular y de
bajo nivel intelectual: no hay respuestas sin
interesados. Que el discurso de un político
deba ocultar la realidad para evitar consecuencias adversas, es una interpretación
particular de la acción política. El punto es
que el código del discurso político no opera
con los pretendidos criterios del código
científico, el de la oposición verdadero/falso
(Vallespín 2012).
Al decrecer la producción económica,
también disminuyen, por lógica, los recursos
que el gobierno recauda. esta lógica elemental
no parece estar en la conciencia de muchos
gobernantes, pero sí la discusión sobre la
necesidad o no de efectuar una operación
de rescate; el ministro de economía español
rechazaba, hacia fines de julio de 2007, cualquier operación de rescate de la economía
española, alegando que la situación se debía
a una enorme “incertidumbre” que lleva a
“planteamientos irracionales” y a “situaciones
de extremo nerviosismo” (Carcar 2012),
explicando la realidad económica por la
psicología social, un defecto común a los
4
Se trata de la rentabilidad extra que se exige a
cualquier deuda pública (en este caso la deuda
española) en un plazo de 10 años, comparándola con
la alemana. Curioso razonamiento de inversores y
economistas. Esa tasa de riesgo había sido negativa a
fines del año 2004 y entre 1998 y 2007 se situó por
debajo de 50 puntos.
10
economistas cuando no saben dilucidar los
fenómenos económicos por medio del lenguaje
de la economía.
El 26 de julio de 2012 se produjo un
acontecimiento no previsto (al menos en los
hábitos del funcionamiento de los mercados):
las declaraciones de Mario Draghi, presidente
del Banco Central Europeo, modificaron de
manera sustancial las tendencias de los llamados “mercados” (Pérez 2012b). La Bolsa
de Valores de España había mostrado una
tendencia a la baja durante largo tiempo, y
ese día presentó una subida de 6% (la mayor
en dos años), la prima de riesgo cayó 50
puntos y también bajaron los intereses del
bono español. Verdadero performativo
(Verón 1987), doblemente difícil de evaluar,
ya que ni siquiera enunció una acción sino
sólo la intención de hacerlo (“El BCE hará
lo necesario para sostener el euro. Y, créanme,
eso será suficiente”). Ello impulsó una serie
de especulaciones fantasiosas sobre lo que
realmente haría Draghi (Gazcón 2012,
Balckstone y Horobin 2012), pero al mismo
tiempo frenó otras especulaciones que se
habían diseminado sin control sobre la economía europea, el euro y la condición de la
economía española. Una sola frase ambigua
mueve a todos los mercados mundiales. Lo
interesante es que unos días después, cuando
Mario Draghi no ofreció medidas concretas
para frenar la crisis, se produjo una gran caída
en todos los mercados bursátiles europeos
(Milenio 2012). Pero a las pocas horas hubo
una imprevista y desmesurada recuperación,
sin que hubiera existido entonces ninguna
declaración o medida que lo hiciera previsible
(Ontiveros 2012). Los mercados demostraban,
así, su capacidad restringida para incorporar
a la formación de precios toda la información
disponible pero, además, la falsedad de la
afirmación de la capacidad de su autorregulación, es decir, de la necesidad de decisiones
y acciones por parte de agentes con cierta
racionalidad.
Otra institución de dudosa competencia
(en el sentido de capacidad racional), el Fondo
Monetario Internacional (FMI), hizo públicas,
el 27 de julio de 2012, una serie de pronósticos
económicos que presentaban una evolución
negativa de la economía, pero lo más interesante son sus recomendaciones al gobierno
español: “Las medidas más contundentes,
como imponer las recomendaciones de una
delegación de expertos y poner a la región
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
Crisis económica, sociedad, comportamiento humano y lenguaje / José María Infante Bonfiglio
bajo la administración nacional, deberían ser
aplicadas tan pronto como las leyes lo permitan” (Bolaños 2012).
En otoño de 2011, la asamblea del FMI
decía que 2013 sería el año de la recuperación de la economía española, previendo un
crecimiento de 1.8%. Un año después, en
octubre de 2012, decía que habría una caída
de 1.3% del PIB (Jiménez 2012). Pero se
habían hecho todas las tareas que el FMI
exigía, de manera que es evidente que no se
puede confiar en los consejos del FMI. Las
oscilaciones comprenden ir desde consejos
tales como ajustar el gasto hasta de impulsar
el gasto al máximo posible, según los vientos.
La crisis se ha prolongado y se mantiene:
en el primer semestre de 2013, la venta de
vehículos había caído más de 10% en todos
los países de Europa, mientras el desempleo
crecía en la zona del euro de 10.9% a 12%
en el año (Garicano 2013); en otras palabras,
la economía europea sigue en franco deterioro,
y todas las políticas fiscales y monetarias
que se han aplicado no han tenido ningún
resultado positivo. Mientras los otros bloques
económicos del mundo parecen ir superando, aunque con dificultades, los efectos
de la crisis, la eurozona, países de la UE
que han adoptado el euro como moneda común,
permanece hundida en una mezcla confusa
de caída de la producción, desaceleración
industrial, aumento del desempleo a niveles
de sufrimiento, escepticismo, recelo y, en
especial, intransigencia entre sus principales
responsables para buscar soluciones por
otras vías (Pérez 2013).
Además de no poder revertir las tendencias
y superar la crisis, la institución de la democracia (o las instituciones democráticas, si
se prefiere) ha sido severamente dañada. Los
gobiernos de casi todos los países europeos
han tomado medidas que les han sido
impuestas por organismos supranacionales,
en contra de la opinión y el interés de sus ciudadanos y en ocasiones, en contra de sus
propias ideas y programas electorales. La
idea de que una democracia es el gobierno
del pueblo, por el pueblo y para el pueblo
se convierte cada vez más en un imaginario
sin sentido.
II
Un primer elemento que me gustaría destacar
es la relación entre declaraciones y procesos
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
socioeconómicos. Como estoy intentando
demostrar, los políticos hacen declaraciones
que intentan producir efectos, pero los efectos
suelen ser aleatorios, es decir, a veces operan
en lo que parece ser la dirección deseada y
otras en sentido contrario.
Y no sólo cuenta la opinión de los expertos,
sino también el imaginario de la opinión
pública: en los Estados Unidos, dado que se
ha hecho un tópico que todo gasto gubernamental es una forma de dilapidar los fondos
de los contribuyentes, los sectores en los que
el gasto público es fundamental, se han visto
perjudicados, como es el caso de la educación.
Pero el círculo infernal no acaba allí: habrá
menos jóvenes que puedan continuar estudios
de nivel superior, pero los que los concluyan
tienen menos oportunidades de trabajo. En
el mediano plazo, esto tendrá efectos devastadores para la economía y para la población
estadounidense, que verá desvanecido el
imaginario que forjó la historia de los
Estados Unidos.
A principios de 2010 se puso en funciones
una Comisión destinada a investigar la crisis
financiera estadounidense, que comenzó a
recibir testimonios de banqueros y ejecutivos
financieros (Krugman 2010a); uno de éstos,
Lloyd Blankfein, de Goldman Sachs,5 dijo
que se trataba de una especie de accidente natural
(como un huracán) que nadie podía haber
previsto. Metáfora falsa (que sin embargo
le permitió evadir sus responsabilidad): los
huracanes pueden preverse con suficiente
anticipación como para minimizar sus daños.
Para Krugman, no hay nada accidental, ya
que la liberalización y un clima político de
fomento de la avaricia hicieron que el sistema
se encontrara cada vez más descontrolado.
Las recompensas para los banqueros que
generaran ganancias de corto plazo mayores
(sin pensar en las consecuencias negativas
5
Goldman Sachs es probablemente el banco de
inversión más importante del mundo y que tuvo, por
varios motivos, un papel sumamente relevante en toda
la crisis. Varios de sus anteriores directores y
ejecutivos pasaron a asumir puestos de alta
responsabilidad política en el proceso de la crisis,
como es el caso de Henry Paulson, secretario del
Tesoro de George W. Bush; Mark Carney, presidente
del banco de Canadá desde 2008; Mario Draghi, actual
presidente del Banco Central Europeo; Mario Monti,
primer ministro de Italia en el periodo de renegociación
de la deuda italiana.
11
Crisis económica, sociedad, comportamiento humano y lenguaje / José María Infante Bonfiglio
o perversas de largo plazo) impulsaron estos
descuidos en los controles, llevando tanto a
banqueros como a ciudadanos a acumular
cada vez más deuda como forma de superar
los problemas.
Los testimonios, por su parte, no aportaron mucho para explicar lo sucedido ya que,
obviamente, cada cual expresó su visión de
las cosas en función de sus propios intereses.
III
Los modelos económicos clásicos parten de
un ser humano mitológico y formulan todas
sus teorías a partir de allí. Ese ser humano
es concebido imaginariamente como un
individuo racional que toma decisiones
racionales en un mercado de opciones
ilimitadas.
Por otra parte, los políticos de muchos
países, en especial los de alto nivel de desarrollo, tienen una política del PIB, es decir,
la idea de que si el PIB crece, todo lo demás
funcionará bien; se subordinan entonces el
resto de las políticas (laboral, en especial) a
ese cometido, descuidándose la protección
del empleo, la educación, la salud y demás
(Krugman 2009b). Esta idea es lógicamente
absurda, pero no tomaron en cuenta sus
implicaciones; en todo sistema cerrado (y
estos efectos la Tierra lo es) el crecimiento
sin control de cualquiera de sus subsistemas
lleva a la destrucción total de todo el sistema.
El problema es que nuestros políticos actúan
como si creyeran que cuando el sistema
explote, ellos ya no estarán allí.
Es casi un dogma que los gobiernos (al
menos los de los países de la esfera capitalista occidental) terminarán rescatando a las
instituciones bancarias y financieras importantes cuando se produzca una crisis. Pero
cuando se confía en la hechicería fascinante
del mercado para salvar a los bancos suele
terminarse en el caos o en un peligroso desorden.
Paul Krugman (2010b) nos recuerda que ya
Adam Smith lo sabía: la regulación bancaria
era absolutamente necesaria y debían
prohibirse los préstamos de alto riesgo y alto
interés, lección confirmada reiteradamente
por la historia.
Para J. Bradford DeLong (2012), se sabe,
o debería saber, cómo construir las instituciones políticas que puedan proporcionar
estabilidad macroeconómica y al mismo
tiempo, generar las condiciones que permitan
12
asumir riesgos financieros y distribuirlos.
Pero hasta ahora, los gobernantes no parecen
haber encontrado la solución a estos desafíos.
Uno de los pensadores de las instituciones
influyentes en la toma de decisiones de los
políticos europeos, Wolfgang Münchau, de
un think tank6 que opera en Bélgica y se llama
Eurointelligence, declaraba que las medidas
de austeridad representan una auténtica
locura, porque prolongan y profundizan la
recesión, al mismo tiempo que se mostraba
sorprendido porque los gobernantes repitieran
errores cometidos desde hacía varias décadas
(Pérez 2012a).
¿Por qué los gobernantes no toman en
cuenta, en este caso, las opiniones de expertos?
¿Cuál es el miedo? Es poco entendible, porque
han demostrando que no es a sus votantes a
quienes les temen, ya que una y otra vez los
traicionan o los defraudan.
Uno de los elementos protagonistas de
estos procesos económicos son los llamados
fondos de inversión, en especial su variante
más especulativa, conocida como hedge funds
(o fondos de cobertura, también conocidos
como fondos de inversión libres). Según parece,
aparecieron en 1949 cuando la revista estadounidense Fortune, interesada en la posibilidad
de predecir el comportamiento de los mercados,
encargó a un sociólogo, Alfred W. Jones, una
investigación sobre el problema (Fernández
2012). La solución de Jones consistió en
recomendar la combinación en un mismo
fondo de inversión las posibilidades de largo
y corto plazo, naciendo así estos fondos de
cobertura. La operación típica en el corto
plazo consiste en pedir prestadas acciones
de una compañía, venderlas y esperar que
su precio caiga para recomprarlas a un precio
menor y acreditarse las ganancias. Ray Dalio,
6
Los think tank no existen en México (al menos oficial
o visiblemente) y la expresión, por lo tanto, no tiene
un equivalente en lengua española. Es una expresión
que apareció en el léxico político inglés en la década
de 1960 y se refiere a dos tipos de instituciones: las
organizaciones que ayudan en la coordinación
estratégica de políticas gubernamentales, estableciendo
prioridades relativas y ofreciendo nuevas opciones
políticas y, por otro lado, organizaciones que tienen
un interés partidario o sectorial específico en ofrecer
consejos o asesoramiento a determinados grupos o
sectores en el gobierno (McLean y McMillan, 2003).
Es evidente que se refieren a instituciones que tiene
cabida en la política estadounidense, dado su
particular funcionamiento.
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
Crisis económica, sociedad, comportamiento humano y lenguaje / José María Infante Bonfiglio
propietario de Bridgewater, un fondo especulativo que supera los 100 000 millones de
euros, dice que “la Bolsa es un juego que suma
cero. Para ganar más que la media tienes que
coger el dinero de aquéllos que se equivocan”
¿Cómo calificar el comportamiento que se
esconde bajo esta declaración?
Lo cierto es que el euro, la moneda única
europea, es una construcción que presenta
serias fallas (Krugman 2012b). Después de
su declaración sobre la defensa del euro,
Draghi decía “El euro es como un abejorro
… este es un misterio de la naturaleza porque
no debería volar, pero lo hace. Y el euro era
un abejorro que ha volado muy bien durante
varios años” y para que pudiera seguir volando, era necesario “transformarlo en una
abeja de verdad” ¿Qué significan este juego
de metáforas? Si no deberían volar, la analogía
con el abejorro es inadecuada. ¿Los abejorros
dejan de volar? ¿Cómo sucede eso, porque
se mueren?¿moralmente son inferiores a las
abejas, por eso es necesario transformar el
euro, en la analogía? Querer ser didáctico
no impide a Draghi ser contradictorio y la
explicación sobre cómo funciona el euro y
sobre cómo debería funcionar nos deja en
ascuas.
Entre los argumentos usados para salir
de la crisis económica está el de no aumentar
los impuestos, ya que ello desincentiva el
ahorro y la inversión productiva derivada de
tal ahorro, argumento que no presenta
ninguna evidencia que lo avale (Navarro 2012).
Es decir que se trata de un imaginario que
circula justificando el comportamiento de
ciertas personas, en especial los gobernantes,
y que interpreta de manera subjetiva el
comportamiento de los ricos. Lo que la evidencia muestra, sí, es que sólo 2% de la cantidad
de dinero de que disponen los súper ricos
va a inversiones de la economía productiva;
el enorme resto se destina a inversiones personales más o menos especulativas.
Otro de los mitos que circula en el imaginario de las elites sociales y políticas es
que los muy ricos tienen una moral solidaria
hacia los demás, que se preocupan por
beneficiar a los necesitados. Investigaciones
psicosociales demuestran que los ricos son
menos solidarios que los pobres, tienen poca
empatía hacia las necesidades humanas y
muestran, en general, conductas más egoístas
que los que poseen menos dinero (Grewal
2012, Miller 2012). Para Joseph Stiglitz (2012c)
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
además del control gubernamental de las fuerzas
del mercado, las normas y las instituciones
sociales poseen una gran parte de competencia en el aumento de la desigualdad social:
las normas sociales de muchas sociedades
llevan a los más necesitados a sufrir diferentes
formas de discriminación.
Para hacer más severa y ofensiva la condición,
la Comisión Antimafia Europea ha reconocido
que la crisis económica representa una oportunidad para el aumento de la criminalidad
organizada, en especial el lavado de dinero
de fondos provenientes del comercio de
artículos falsificados, del tráfico de drogas,
de la venta de armas y de otros productos
de procedencia ilegal (Llorente 2012).
Más acá de los imaginarios, lo cierto es
que la posición de los Estados Unidos en la
economía mundial está en declive, pero
además sus habitantes sufren; el sueldo de
un asalariado adulto estadounidense, en la
actualidad, es inferior al que había en 1968
(Stiglitz 2012b).
La economía o, para decirlo mejor, los
sistemas de producción económica y las
relaciones sociales derivadas, está sufriendo
un cambio estructural profundo del que la
mayoría de los políticos y dirigentes sociales
no parecen tener noticias; entre otros, la
creación de nuevos empleos no es capaz de
sustituir los salarios de los destruidos, y por
lo tanto, la clase trabajadora gana cada vez
menos dinero mientras que en el otro polo,
los ricos se hacen cada vez más ricos. Otro
cambio estructural es que mientras se crean
empleos para personal con muy alta calificación,
los obreros semicalificados son sustituidos
por máquinas o uso de tecnologías y no tienen
posibilidad de reinsertarse en el sistema de
empleo por falta de calificación.
IV
En 2008, Beck (2008) señalaba que el mercado libre se había convertido en una ficción
y que los banqueros (a quienes denomina
banksters) estaban reclamando que el estado
asumiera el pago o el resarcimiento de sus
pérdidas. Los seres humanos, cuando se trata
de defender lo que creen sus intereses, son
capaces de omitir las inconsecuencias de su
ideología. Cuando la crisis se hizo evidente,
la respuesta del gobierno de Bush fue tomar
una serie de medidas fuertemente intervencionistas para tratar de solucionar el problema.
13
Crisis económica, sociedad, comportamiento humano y lenguaje / José María Infante Bonfiglio
Algunos especialistas sostienen que uno
de los inconvenientes fue la idea de Bush
(el peor) de que los estadounidenses se esfuerzan más cuando poseen una casa asociada a
su idea de que los mercados tienen mejor
competencia cuando no se interviene en ellos
(Becker, Stolberg y Labaton 2009). La primera
responde a una psicología popular sin ningún fundamento científico, pero así piensan
muchos de los políticos; la segunda es un
mito persistente que la realidad desmiente
una y otra vez (Stiglitz 2009). El político que
lideró el rescate de las entidades de ahorro
y préstamo en 2009 William Seidman, dijo del
gobierno de Bush que había tomado decisiones
que permitieron al libre mercado funcionar
como un pleito de cantina y no como una pelea
de box profesional, remarcando que debe
haber muchas reglas cuando se necesita que
el mercado funcione de manera adecuada
(Becker y otros 2009). Metáfora interesante:
¿son los mercados peleas reguladas? ¿qué tipo
de peleas y qué tipo de regulaciones?¿cómo
se estructuran o constituyen esos niveles
diferentes?
Con relación al trabajo de los banqueros,
Paul Krugman (2009a) encuentra una dificultad en el modo como opera el sistema de
remuneración para los ejecutivos del sector
de las finanzas, ya que reciben premios y
ganancias muy grandes si consiguen
beneficios a corto plazo, pero no hay ningún
castigo si estas ganancias provocan pérdidas
a plazos más largos, lo cual los estimula a
asumir riesgos excesivos, que los lleva a obtener grandes ganancias, las que acaban
desbaratando a las empresas llevándose de
paso al sistema financiero. La solución sería,
sin duda, reformar el sistema de remuneración
de los banqueros, pero la política no siempre
logra sus objetivos.
Un elemento que ha mantenido la acción
social estadounidense es el mito de ser una
tierra de oportunidades donde cualquier
persona, cualquiera sea su condición inicial,
puede alcanzar grandes metas si se esfuerza
lo suficiente. Este imaginario ha comenzado
a ser desmentido por los datos duros (Stiglitz
2012a). En el momento actual se presenta
una tendencia a la concentración de los ingresos
en la parte alta de los niveles socioeconómicos, un desmantelamiento de los sectores
medios y un aumento de los niveles de pobreza
en las clases bajas. Durante el periodo de la
llamada “recuperación”, entre los años 2009
14
y 2010, los estadounidenses que perciben
los mayores ingresos 1% se quedó con 93%
del aumento de la renta. Joseph Stiglitz señala
que en la parte alta de la pirámide se encuentra
un conjunto muy grande de buscadores de
renta, individuos que obtuvieron su riqueza
mediante el uso monopólico del poder, o
directores ejecutivos que hicieron un uso
especial de las deficiencias de las estructuras
corporativas para apropiarse de una cantidad
excesiva de las ganancias empresariales y
otros más que utilizaron sus conexiones políticas
para aprovecharse de condiciones magnánimas del funcionamiento estatal para obtener
ventajas poco asequibles a los comunes mortales.
Y, más todavía, explotaron a los pobres mediante
prácticas cuasi salvajes de otorgamiento
de préstamos y aprovechamiento en el uso
de tarjetas de crédito.
No han faltado voces, cada vez más numerosas, que tratan de encontrar responsabilidades en uno u otro sector de los que están
obligados a proponer las soluciones: cambiar
la clase política, cambiar el sistema electoral,
cambiar los mecanismos administrativos,
pero todavía no alcanzan a formular una
estrategia viable y coherente.
Para decirlo con palabras de Joseph Stiglitz
(2012c), uno de los campos de batalla decisivos
es el de las ideas, pero no el del debate académico entre individuos presuntamente racionales que oponen y sopesan argumentos, sino
de convicciones y de encuadre, donde no se
pretende encontrar una certeza o certidumbre, sino comprender cómo se forman
las percepciones y los imaginarios de los ciudadanos e influir sobre ellos. La captación
de los políticos, comerciantes de ideas, es
fundamental para mantener el control de los
imaginarios: los políticos y la gran mayoría
de los llamados intelectuales no crearán
ideas, sino que harán un “guiso de pobre”
con lo que recogen del mundo académico tratando
de obtener una sazón que sea del gusto de
sus partidarios y sus votantes. Pero estos
marcos cognitivos modelan los sistemas
perceptuales y se produce así un efecto de
dominación ideológica hegemónica (Hoff y
Stiglitz 2011).
Es claro que los economistas no son sancionados por los errores que cometen o por
los defectos de sus recomendaciones, lo que
no ocurre en la mayoría de otras profesiones,
donde la mala praxis es severamente sancionada y los yerros rara vez se perdonan (Zaiat
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
Crisis económica, sociedad, comportamiento humano y lenguaje / José María Infante Bonfiglio
2013). Un estudiante de la Universidad de
Massachusetts Amherts eligió la investigación de dos prestigiosos académicos de
Harvard para replicar una investigación,
según la tarea que le había encomendado un
maestro. Se trataba de un estudio de Kenneth
Rogoff y Carmen Reindhardt (exaltos
economistas del FMI que se desempeñan
como profesores de Harvard en la actualidad)
sobre el crecimiento en épocas de endeudamiento, donde se llegaba a la conclusión de
que el crecimiento de un país disminuye de
manera pronunciada cuando la duda pública
de un país supera 90% del PIB. El alumno,
Thomas Herndon, encontraba inconsistencias en el trabajo pero, típicamente, pensaba que
el error era suyo porque no se podía dudar
de dos académicos distinguidos de una prestigiosa universidad; sin embargo, tanto él
como su maestro debieron aceptar que los
que habían cometido el error por así decirlo
eran los autores de la investigación original,
que presentaba por lo menos tres errores
graves, 1) habían incluido sólo 15 de los 20 países
en la hoja de cálculo, excluyendo Australia,
Austria, Bélgica, Canadá y Dinamarca, justamente fundamentales para la alteración del
resultado final; 2) para otros países, se excluyeron cifras básicas, como las de Nueva Zelanda,
con periodos de crecimiento cuando la deuda
era superior a 90%; 3) se sesgaron promedios, otorgando, por ejemplo, el mismo peso
a un año malo.
La publicación del análisis de Thomas
Herndon provocó una avalancha mediática
y tuvo repercusiones en círculos académicos
que lo llamaron para desarrollar trabajos
conjuntos en pro de atacar la idea de que
cuando existe un alto endeudamiento se
frena el crecimiento económico (Pozzi 2013).
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
Pero no recibió la llamada de ningún político.
Los autores del trabajo publicaron una réplica
que constituía una defensa de sus ideas que,
sostenían, en muchos casos habían sido
malinterpretadas (Reinhart y Rogoff 2013).
Aceptaban que habían cometido un error de
codificación pero que muchas interpretaciones de sus conclusiones eran equivocadas y
señalaban que la austeridad por sí misma no
funciona si no va acompañada de reformas
estructurales y cuando éstas se diseñan mal,
se puede afectar desproporcionadamente a
los sectores de ingresos medios y bajos.
Dudar de profesores de Harvard, se puede
convertir en una falta grave en todo el mundo:
las listas de méritos de las universidades suelen
colocar a aquella en los primeros lugares.
Pero los profesores de Harvard, como se ve,
no están exentos de interpretaciones subjetivas de ideas e informes sobre la realidad.
Un efecto colateral (o externalidad, como
dirían los economistas) es la disminución de
las denuncias por violencia machista. Las
mujeres que la sufren presentan menos
denuncias o las retiran más a menudo. Debido
a la dependencia económica, muchas esposas
maltratadas se desisten de llevar a la justicia
a sus maltratadores por temor a no poder
subsistir económicamente (Tobella 2013).
El elemento imaginario seguirá funcionando siempre, en cualquier sociedad, pero
son los académicos e intelectuales quienes están
obligados a evidenciar su grado de irrealidad
o utopía.
La distribución más equilibrada e igualitaria de la riqueza es posible y para ello los
políticos deben escuchar menos el discurso
de los poderes fácticos y más a quienes parecen más interesados en el bienestar general.
15
Crisis económica, sociedad, comportamiento humano y lenguaje / José María Infante Bonfiglio
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Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
Jorge Teillier:
la segunda mirada
Juan Nicolás Padrón
I
Recientemente visité el lugar donde nací;
hacía mucho tiempo que no iba por ese sitio
donde pasé mis dos o tres primeros años de
vida y en el cual después viví tres años cuando
era un adolescente. La casa no existía, se
había caído, y en su lugar levantaron cuatro
o cinco más pequeñas; había desaparecido
el gran patio de mis juegos, el jardín de mis
sueños, los colores que tanto había evocado
en la imaginación; los espacios que conservaba en el recuerdo eran completamente
irreconocibles: me quedé sin palabras, desolado, al notar que la realidad había arrasado
totalmente con mi memoria. Entonces recordé
la poesía de Jorge Teillier (Chile 1935-1996)
y reconstruí, con él, la desintegración de lo
que fue. Frente a una segunda mirada, hay
que rehacer en la imaginación, con voluntad
obsesiva, un universo que no existe, tratar
de dejarlo igual a como era en el pasado, único
tiempo y posibilidad para que continúe
durando; cuando uno ha sido un ‘exterrado’,
aunque sea por un lapso breve, y se encuentra
con esa tierra natal que ya no existe como
uno la ha conservado en sus sueños, hay que
inventarla definitivamente con restos de los
elegibles elementos del recuerdo, que, por cierto,
no serán iguales nunca a los del pasado. Y
ese fue el empeño de Teillier: acudir a una memoria
selectiva e incorporar escondijos secretos y
rincones ocultos del alma que se fueron elaborando lejos de allí y de aquel tiempo, para
la construcción de un espacio y tiempo míticos.
Agradecí al poeta el método para consolarme
ante la catástrofe de los territorios donde alguna
vez fui feliz.
Naín Nómez (1992) ha definido con precisión el marco donde se desenvuelve la poética
de Teillier y ha constatado el valor que
tiene la creación de un mito partiendo de
una cotidianidad elemental, justamente en
dirección contraria a la mayoría de los poetas
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
integrantes de su generación: que apostaban
por las ciudades mientras él se concentraba
en el sur –mítico y lluvioso–, intentando
hallar símbolos para tanta melancolía:
La poesía de Teillier descansa en principio en la tradición de la representación
lárica (poesía del lar, del origen, de la Frontera), aunque su obra trasciende el rótulo
del arraigo lárico, cuyos antecedentes se
encuentran en Chile en Efraín Barquero
y Rolando Cárdenas. Sus poemas arrancan
del recuerdo ingenuo y la nostalgia con una
cierta esperanza de asir el pasado perdido,
el cual paulatinamente se desintegra y se
convierte en pura imagen soñada.
Adelanto que no repetiré el término lárico,
que solo ha servido para encasillar, y por tanto,
catalogar –que de alguna manera significa
archivar, es decir, guardar–, y de paso olvidar
una obra, un método y una proyección que
necesitan de otras lecturas a la luz del presente
siglo, aunque el propio Teillier contribuyera
a esa clasificación. El poeta fue testigo visionario de un mundo que se desintegraba, y su
voluntad por conservarlo tuvo resultados personales para sentirlo suyo y amarlo; la búsqueda
de huellas perdidas se ha resemantizado y
adquiere un nuevo contenido con los tiempos
que corren. Los más beneficiados por clasificaciones, que se convierten en absolutas por
cómodas –sobre todo para académicos norteamericanos y europeos que aspiran a entender
nuestra literatura–, fueron algunos seguidores
que nunca estuvieron a su altura.
Más que con el arraigo a un paraíso perdido, que sería un punto de vista exclusivo
desde la perspectiva cristiana, preferiría abordar
de manera más amplia esta elaboración artística de su mundo sin realidad, partiendo del
predominio de una imagen soñada por encima
del restablecimiento de cualquier paraíso.
Teillier levanta velas también con variados
17
Jorge Teillier: la segunda mirada / Juan Nicolás Padrón
y evidentes referentes culturales: los libros
de aventuras de Julio Verne y Emilio Salgari;
el sentido trágico del ser humano en Panait
Istrati; la imaginación folclórica de los cuentos
de hadas; la mágica atmósfera de Alain Fournier;
la tradición poética de Rubén Darío y Paul
Verlaine; la experiencia del descubrimiento de
la provincia en el mexicano Ramón López Velarde
y en el colombiano Luis Carlos López; la exigencia creativa de Vicente Huidobro; el legado
chileno de Omar Cáceres y Carlos Pezoa Véliz,
entre algunos; así como la tradición poética
española de Jorge Manrique o la tensión subjetiva de Rainer María Rilke, Friedrich Hölderlin
o François Villon; la imaginería natural de Dylan
Thomas, el simbolismo desolado de SaintJohn Perse y el universo de la cultura beat de
Allen Ginsberg, entre otros. Utilizó los íconos
de su generación para la búsqueda de una
utopía que no se forja en una idea de progreso
citadino asociado a las máquinas, ni está
vinculada con el consumo como ‘desarrollo’.
El poema emerge porque se ha memorizado
una anécdota del pasado asociada a su lugar,
a un tiempo de infancia o adolescencia, y
porque ha encontrado la música de las palabras necesarias para relacionarlo al mensaje
de una anécdota. Memoria e instinto para
fundar una poética que prevalece y se repite
desde el primero de sus libros hasta el último,
con una heroica persistencia por resucitar lo
transitado.
Repasemos lo que el propio Teillier afirmó
sobre su experiencia con la poesía, que para
él era igual a vivir en el mundo donde verdaderamente habitaba; en primer lugar, estaba
convencido de que “ninguna poesía ha calmado
el hambre o remediado una injusticia social,
pero su belleza puede ayudar a sobrevivir
contra todas las miserias”; postulaba un apotegma que todavía no ha querido ser aceptado
en las sociedades más necesitadas de asimilarlo: “no importa ser buen o mal poeta, escribir
buenos o malos versos, sino transformarse
en poeta, superar la avería de lo cotidiano,
luchar contra el universo que se deshace, no
aceptar los valores que no sean poéticos,
seguir escuchando el ruiseñor de Keats, que
da alegría para siempre”. Esta condición salvadora, “una manera de ser y actuar” cuestionadora de que la miseria física conduce a la miseria
espiritual, es su llamado ante la pérdida de
valores de la civilización occidental, porque:
18
Lo que importa no es dar en el blanco, sino lanzar
la flecha. Y de nada vale escribir poemas si
somos personajes antipoéticos, si la poesía
no sirve para comenzar a transformarnos
nosotros mismos, si vivimos sometidos a los
valores convencionales (Trilce 1968-1969:
13-17).
Pareciera hoy todavía una herejía repetir
la proyección que el poeta le daba a su ejercicio:
La burguesía ha tratado de matar a la poesía,
para luego coleccionarla como objeto de lujo
… El poeta es un ser marginal, pero de esta
marginalidad y de este desplazamiento puede
nacer su fuerza: la de transformar la poesía
en experiencia vital, y acceder a otro mundo,
más allá del mundo asqueante donde se vive
(Trilce 1968-1969: 13-17).
El reclamo esencial del poeta quizás no fue
muy bien entendido en su momento; abogaba
“por un tiempo de arraigo”, que significa la
lucha por el sentido de la pertenencia, que lleva
directamente a la identidad cultural. Posiblemente el arma más poderosa para luchar con
eficacia contra la globalización neoliberal
que desde los finales años del siglo pasado
se ha extendido como pandemia en el planeta
y amenaza con arrasar los valores culturales
de los pueblos al homogeneizarlos y convertirlos sólo en mercancías. Su prédica no podía
ser la de un nacionalista, ni mucho menos la
de un provinciano o poeta localista, si su
proyección y alimentos espirituales fueron
siempre universales; su previsión se fundaba
en la creciente renuncia a echar raíces en la
tierra natal, fenómeno que ya estaba ocurriendo
en su época, junto al desarraigo de la emigración, una especie de destierro autoimpuesto
por quienes generaban cultura y que a la larga
no sólo se volvería contra el lugar al que renunciaban, sino también contra ellos mismos.
Las razones de Teillier fueron las de un
iluminado en los momentos cuando las ciudades de Europa y de los Estados Unidos continuaban creciendo y llenándose de escritores
latinoamericanos:
Un creador debe estar siempre alerta frente
al diálogo con los creadores de otras latitudes.
Pero los que eligen el éxodo no serán sino
zombies, no estarán ni aquí ni en ninguna
parte, serán los hombres desarraigados. El
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
Jorge Teillier: la segunda mirada / Juan Nicolás Padrón
autodestierro indica falta de confianza en sí
mismo, y es a la vez un peligroso estado de
yaconismo intelectual. Si un escritor se
considera revolucionario (y siempre todo
verdadero escritor ha estado en pugna contra
los órdenes sociales injustos), elegirá la lucha
contra su medio ambiente, tratará de superarse y superarlo por todos los medios (El
Siglo, 1966: 15).
La convocatoria de Teillier en una época
de euforia cosmopolita y competencia maquinista, partía de un estudio de la naturaleza
de no pocos poetas de origen rural o provinciano que ascendían a la fama y adoptaban
ciertas máscaras para asumir un mundo al
que no pertenecían, y tarde o temprano regresaban a sus orígenes aunque no fueran a vivir
a sus lugares de origen o se identificaran con
esos sitios de idéntica manera a como lo
habían hecho; entonces, se preguntaba:
¿Por qué esta vuelta? No basta para explicarla, creemos, el origen provinciano de la
mayoría de los poetas, que atacados de la nostalgia, el mal poético por excelencia, vuelven
a la infancia y a la provincia, sino algo más,
un rechazo a veces inconsciente a las ciudades,
estas megápolis que desalojan el mundo
natural y van aislando al hombre del seno de
su verdadero mundo (Boletín de la Universidad de Chile 1965: 48-62).
La explicación conlleva la identificación
de un proceso nacido en los años 60 del siglo
XX que se asoció también, como cualquier periodo
intenso del racionalismo de la modernidad,
a una obsesión por la hegemonía tecnológica,
y junto a ello, al temor creciente por el incremento de la carrera armamentista y el peligro
nuclear. El poeta fue un crítico de lo que se ha
llamado ‘desarrollo’ de la civilización occidental, y percibió desde muy temprano las
deformaciones que entrañaban sus relaciones
de dominación y hacia dónde conducían. De
vida con costumbres provincianas y bautismo
de capital, Teillier nunca dejó atrás un paisaje
que jamás le sirvió para esconder su realidad,
sino que su origen permanecía victorioso por
encima de cualquier deslumbramiento; los
personajes de su aldea se imponían y el poema
luchaba porque se sentía el guardián del mito.
Y frente al caos que veía venir, aseguraba:
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
Por omisión, se repudia entonces el mundo
mecanizado y estandarizado del presente, en
donde el hombre medio sólo aspira a las
pequeñas metas del confort como el auto, la
televisión; en donde el habitante de nuestros
países pierde su individualidad gracias al
lavado mental de la propaganda y el deslumbramiento impuestos por el ejemplo y la
propaganda de formas foráneas de vida (esas
formas que causan millones de neurosis en
nuestro ‘Gran Vecino del Norte’); en donde
el burócrata ‘técnico en planeamiento’ o
locutor de radio, o político de maquinaciones
en oscuros pasillos, ha desplazado de la
conducción de los pueblos al héroe; en donde
la ciencia al servicio de intereses económicos
amenaza con llevarnos a una destrucción
atómica al final (Boletín de la Universidad
de Chile mayo de 1965: 48-62).
II
Bajo una, entonces inédita, tesis de la modernidad, el poeta afirmaba que Pablo Neruda
o Braulio Arenas habían sido exsurrealistas
que al final se habían mantenido fieles a su
tierra. Denunciaba la asfixia del panorama
literario por la absorción de las editoriales
comerciales extranjeras y especialmente por
la falta de lectores; el tiempo transcurrido
desde entonces sólo ha servido para ampliar
y profundizar esta realidad. Había revelado
su condición de marginales a los poetas, y
para no serlo se refugiaban en las imperfecciones de la maquinaria de la burocracia o se
escapaban a un lado de la vigilancia administrativa, aún formando parte del sistema; si
no podían, sufrían los golpes de la represión
estatal o de la descalificación de la cultura
oficial. En el mejor de los casos: profesores; con
más dicha, pero con más peligros de convertirse en oportunistas, diplomáticos; siguiendo
un camino de aniquilación, burócratas o empresarios. Teillier siempre desconfió de esas
máscaras y también descubría las ‘delicuescencias
adolescentes’ de esos empeños de seudopoetas
que se amparaban cortando renglones de un
trasnochado vanguardismo para hacerlo
pasar por experimentación. Así mismo ocurría
con las «antojolías» que frecuentaban y aún
suelen publicarse, que lejos de constituir
selecciones de criterio y rigor, se refrendan
con nombres promovidos por esa maquinaria
19
Jorge Teillier: la segunda mirada / Juan Nicolás Padrón
y responden a intereses ajenos a los valores
intrínsecos de la poesía. Veía al poeta como
una especie en extinción (Plan 1967: 23) y los
problemas esenciales de la poesía por esos
años los centraba en la falta de comunicación
y en las dificultades editoriales para una promoción adecuada; pensaba que los críticos
estaban sometidos a demasiados compromisos
extraliterarios, que la ayuda condicionada del
Estado no resolvía el dilema y los propios
poetas tenían un comportamiento aislacionista o de ‘ombliguismo’, es decir, se consideraban el ombligo del mundo.
La salida propuesta por Teillier frente a
este caos, al menos la que él se dio personalmente, fue la de arrojar una segunda mirada
sobre la iniciación. Pero no podía ser igual su
escritura después de tanta experiencia adquirida. La lectura era esencial para la construcción
de su obra, tan necesaria como el propio
recuerdo del que partía o como la estructura
que asumía para la existencia del poema; él
mismo cuenta que leer lo sumergía en una
abstracción semejante a la observada por
Boris Pasternak en los trenes a los moscovitas en plena Segunda Guerra Mundial,
cuyos pasajeros, ajenos al cercano cañoneo
de los alemanes, leían como si nada estuviera
sucediendo. La reconstrucción del sur con
sus bosques y nieblas, sus lagos y pozas con
escarcha, pájaros diversos y briosos caballos,
y el omnipresente vino de las nostalgias, requerían de una elaboración mítica del paisaje
para superar la larga historia de poesía
descriptiva o descriptivista ya desgastada.
Amplio y profundo lector, observador hasta
la provechosa contemplación en su búsqueda
serena por lo ignoto o lo inasible, mantuvo
una alta responsabilidad con su obra, pues
cuando se dispuso a publicar, ya estaba
maduro como poeta. Sabía que su universo
se localizaba entre la cordillera y el océano,
desde el sur entre la tierra y la noche, y que
debía hacerlo universal en lo telúrico y en la
nocturnidad; su realismo oculto no se exponía
fácilmente, se rehacía sobre un mundo perdido,
con otro orden y bajo el dominio de la melancolía, sin neocriollismo ni las pretensiones
de erigir al poeta como centro del universo,
inauguradas por Huidobro y seguidas con
fervor, pero de otra manera, por Neruda;
estaba convencido de que su papel era ser
“hermano de las cosas”, usar lugares comunes
con palabras sencillas salvadas por un “centro
20
emotivo o verbal”. La búsqueda de esa “edad
de oro” no era exactamente la infancia, se
trataba de un “país sin nombre” que no tenía
principio ni final, un lugar sin tiempo ni
geografía, como para indicar con una flecha
la dirección contraria a la que se marcaba
entonces como “progreso”. (Las citas de este
párrafo, en: Boletín de la Universidad de
Chile 1965).
La necesidad de crearse un mito para
sobrellevar la cotidianidad o el hambre de
sueños y complementar la vida en el villorrio,
provocó iluminaciones que no podían ser
descubiertas bajo la inocencia de las primeras edades; entonces subyace una sociedad
secreta, una naturaleza dormida que se iba
descubriendo y se despertaba a la segunda
mirada a esos lugares que se habían perdido,
a cosas que ya no se usaban, a seres desaparecidos. Vida y obra se juntan con cierto neorromanticismo a cuestas más allá de la constatación
del recuerdo, especialmente en la relación
con el paisaje, y se impone preservar la realidad de la imaginación; este procedimiento
que se repetía una y otra vez en su obra
quizás sea una reminiscencia de la fundación
del sur en Chile. Una vez le oí explicar a un
profesor de historia que la obsesión del invasor
Pedro de Valdivia, llamado conquistador de
Chile, no era llegar al Estrecho de Magallanes,
sino algo más poético y glorioso: encontrarse
con el Paraíso que suponía en la Antártica.
De ser cierta esta hipótesis, no tan descabellada
si recordamos que tras la irrupción y ocupación de América latía la aspiración de hallar
el Paraíso, explicaría además el camino largo
y estrecho de Chile, la equidistancia de las
ciudades del sur como si se tratara de asentamientos para relevos, o el nombre de un puerto
que visto desde el Virreinato del Perú, anunciaba claramente una dirección: “Va-al-paraíso”.
Esta atmósfera mítica fundacional del sur en
Chile es retomada por Teillier desde sus historias personales y familiares, en coherencia
y continuidad con sus ancestros. Jaime Giordano
había afirmado: “Los adjetivos romántico,
neorromántico o el último romántico no le
han sentado del todo mal. Se le concede –sin
mucha oposición– el principazgo poético de
las provincias sureñas” (Poesía chilena
(1960-1965): 1966).
La hibridez de un mundo inventado que también existió y el hecho de recurrir a la memoria
e incorporarle elementos de su cultura, hacen
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
Jorge Teillier: la segunda mirada / Juan Nicolás Padrón
también que el poeta se mueva en una frontera difusa que aprovecha en los últimos libros
para apoderarse de un estilo definitivamente
personal. Mientras se acerca a una realidad
efectiva y afectiva, al mismo tiempo se aleja
de esa posibilidad porque el lugar cantado
constituye una ficción; su énfasis realista se
frustra por el acento ficcional, y la atmósfera
artística creada alrededor de paisajes y
personajes que existieron hace de cada poema
un confín mítico cuyos límites son muy difíciles de precisar. Esa frontera ambigua es
uno de los valores constantes de su obra, más
allá de cualquier clasificación por sus temas.
Eduardo Llanos Melussa (1992) lo enfatizó:
Esta oscilación entre el mundo propio y el trasmundo … entre la realidad propia y la ajena,
entre la vivencia y la memoria, entre la
circunstancia precaria y la plenitud de un
paraíso perdido y a medias recobrable, es lo
que mejor caracteriza su poesía.
El mundo del cine mudo, las revistas viejas,
los discos antiguos, la caja de música o el organillo, las noticias sobre piratas o del Oeste,
las imágenes y el sonido del jazz, consiguen
acentuar el carácter mítico y de frontera de una
poesía que ha encontrado una metarrealidad
asentada en la tradición bien aprovechada
de su individualidad romántica. No en balde
Alone, posiblemente el más respetado crítico
de su tiempo en Chile, incluyó siete poemas
de Teillier entre las 100 mejores poesías chilenas
y lo llamó «el primero de su generación».
Definitivamente es el poeta de la continuidad de una tradición mucho más antigua
de lo que se cree; no hay rupturas, pero ya
hemos advertido que hay una evolución
creadora apegada a múltiples y diversos
símbolos, y un sentimiento que al acercase a
la infancia insinúa también una cercanía a la
muerte. Teillier soluciona la desolación de
Gabriela Mistral, potenciada en el sur, por
caminos míticos y fronterizos en que los que
funde a su experiencia cultural fragmentos
de su pasado para conquistar un espacio
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
funde a su experiencia cultural fragmentos
de su pasado para conquistar un espacio
recóndito. Ni tradición de vanguardia, ni
rupturas de neovanguardia; sencillamente
una experiencia de la memoria hacia el
reencuentro de lo ilusorio. El reconocimiento
como poeta de la tradición ha sido general;
sin dudas es el continuador más genuino del
mejor legado poético chileno, pues decantó
la experimentación formal y la sintetizó en
experiencia literaria de alto nivel estético
para cualquier lugar del planeta, sin los
predecibles resultados de tantos poetas que
recrean como tema y sustancia el lugar donde
nacieron. Con su procedimiento inédito y su
perspectiva hacia un mundo artístico poco
pragmático para su tiempo, también lanzó
una flecha hacia el futuro, pues se convertía
en uno de los primeros en renunciar a una
modernidad que casi todos los de su generación asumieron; quizás por desconcierto los
críticos le acuñaron el cartel que él mismo
había proclamado, como para salir del paso,
sin mucho más estudio; pero en realidad,
nunca se ha sabido si fue el último romántico
fuera de su tiempo o el antecedente más visible
de quienes comenzaban a combatir una modernidad que nos ha traído no sólo un cúmulo
de problemas sociales casi insolubles, sino
también el deterioro continuado y ya dramático del ambiente natural. En ese sentido, la
obra de Jorge Teillier necesita una segunda
mirada, es decir, nuevas lecturas.
Bibliografía
Boletín de la Universidad de Chile (mayo de 1965).
Núm. 56. Santiago de Chile.
Nómez, N. (1992). Poesía chilena contemporánea.
Breve antología crítica. Santiago de Chile: FCE,
Andrés Bello.
Trilce (1968-1969). No. 14. Valdivia.
El Siglo. (13 de noviembre de 1966). Santiago.
“La poesía de Jorge Teillier” (1966). En Poesía chilena
(1960-1965). Santiago de Chile: Trilce.
21
El cuento de Ricardo Ramos:
intersticios e intersecciones
Aroldo José de Abreu Pinto
Resumen:
El objetivo es presentar los intersticios e intersecciones en los cuentos de Ricardo Ramos. El
cuento brasileño ha ganado rasgos que agregan lo paradójico, lo ambiguo, lo irónico, lo alusivo
y, al mismo tiempo, remiten a los meandros de las fragilidades humanas por la introspección
implicada. Hay que comprender el juego de vocablos y conceptos que involucran las
condiciones humanas. Lo identificado como corriente franquea y/o desnuda cuestionamientos
y juicios sobre el mundo. Lo no dicho, pero aprehendido por los sentidos, posee más fuerza de
representación que lo efectivamente presente en la narrativa.
Palabras-clave:
Literatura brasileña; cuento; Ricardo Ramos; multisignificación.
Ensayo, cuento, crónica, documento, fantasía. La situación límite de
los dramas aprendidos se configuran en las fronteras del género, no
cabe dentro del área que tradicionalmente se le reservaba y, por eso
mismo, invade el espacio del otro, para decir de ellos con más empeño
y libertad.
José Carlos Garbuglio
Hace tiempo que investigamos la producción ficcional de Ricardo Ramos, con especial
enfoque hacia los textos cortos del escritor,
buscando ubicarlos entre las tendencias contemporáneas. Específicamente, la preocupación
ha sido demostrar que el escritor posee una
manera singular de percepción y representación de la realidad en sus cuentos, novelas,
crónicas. Lo que particulariza su estilo, es
un proceso que toma lo trivial, lo habitual,
lo cotidiano, como pretexto para representar
una realidad marcada por el desnudamiento
de las fragilidades humanas. El resultado
obtenido por el escritor, en una acepción más
amplia: es la exacerbación y la cristalización
de una tensión al nivel del lenguaje, esto lo
ubicaría entre los grandes escritores de la
segunda mitad del siglo pasado.
Tal postura crítica se ha revelado consistente para comprender la inmanencia de su
producción, pero al investigar dentro de un
todo orgánico, la disposición de los elementos
esenciales que componen los objetos de ficción
tomados como fuente de estudio, se observa
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
que existe en la producción de Ricardo Ramos,
una ‘tercera orilla’ a considerar – si nos lo
permite la imagen de Guimarães Rosa a partir
de “La tercera orilla del río”, de Primeiras
estórias (1978). En otras palabras, más allá
de una primera orilla que revela un modo
particular de representación, hay una segunda
que ofrece un contenido representado; y una
tercera más intrincada a la cual nos somete
el ‘canoero’ ricardino y que parece situar la
obra en un lugar, o mejor dicho, en un entrelugar –acepción más filosófica y actualizada–
más cercano o tal vez más aplicable a la narrativa contemporánea. Así, nos permite explotar
y reflejar sobre algunas fronteras en la literatura o, todavía, dar cuenta de las influencias
y/o confluencias entre mundos jerarquizados,
o no, que constituyen cierto zeitgeist1 de
inserción de su producción. Explícita o implí-
1
Término que, como se sabe, puede traducirse, si bien
que precariamente, como “espíritu de la época”
predominante en cierta región y/o cultura.
23
El cuento de Ricardo Ramos: intersticios e intersecciones / Aroldo José de Abreu Pinto
citamente, el principio operador del término,
en contraste y/o complemento de lo que se
denomina interioridad –esa experiencia y
evidencia de acción que legitima la ejecución
de una obra artística y garantiza su autonomía–, tiene el poder de producir un efecto
de particularizar un cierto objeto artístico.
Por supuesto, hay una dimensión externa y
objetiva de concepción que sostiene directa
o indirectamente toda la narrativa estéticamente
elaborada, sea en el polo de la producción o
de la recepción de determinado objeto. Pero
la cuestión es poner en evidencia, discutir,
sistematizar y problematizar algunos de esos
límites sin perder de vista lo esencial: el texto
ficcional y su carácter lúdico ante todo.
Para ejemplificar, o más apropiadamente
para elucidar la discusión, podríamos retomar aquí, como punto de partida, algunas
propuestas de Antônio Cândido (1965), en
Literatura e sociedade, sobre las tensiones
en las formas de manifestación del pensamiento
de la literatura nacional que redundaron, en
cierto momento de nuestra historiografía,
en lo que el crítico denominó “dialéctica del
localismo y del cosmopolitismo”, vivificado
más hondamente en los periodos denominados
Romanticismo y Realismo, extendiéndose
hasta el Modernismo, principalmente hasta
la generación de 1930. Está claro que nuestras conjeturas no intentan apuntar hacia una
discusión en los mismos modelos de Antônio
Cândido, sino retomar esa cuestión nos parece
importante para la comprensión del proceso
de formación cultural/literario brasileño y,
acto continuo y de modo más puntual, para
buscar comprender y ubicar la percepción de
Ricardo Ramos sobre ese zeitgeist característico y presente en determinado momento
de su producción. Ricardo Ramos no hace
parte directamente de la discusión señalada
por el crítico Antônio Cândido, pero hay
ciertamente presente, dentro de su obra, un
choque, una tensión de fuerzas, que remite
hacia una búsqueda constante de una identidad
propia y no sólo aquella presente, como ya
se ha dicho, intrínsecamente al texto ficcional,
sino manifestada en toda su producción de
ejercicio de intelecto por un modo específico
y auténtico de percibir y recorrer las realidades
coetáneas. Que se revela, en una esfera más
amplia, incluso en su actividad intelectual
como periodista, editor, profesor de publicidad
y propaganda, y crítico literario, como es posible
averiguarse, por medio de investigaciones,
24
en documentos existentes en su acervo particular, disponible hoy en la Universidade del
Estado de Mato Grosso, campus regional de
Alto Araguaia.
Si Cândido (1993: 23) apunta hacia
“tendencias universalistas y particularistas”
en relación con la literatura brasileña, en el
caso de Ricardo Ramos tal vez se podría
pensar en una preocupación en manifestar
un ‘sobrevivir’, un venir o acaecer a posteriori,
pues el escritor estrena en 1954 con la publicación de narrativas cortas en obra que recibió
el título Tempo de espera y, en un momento
en que tales tensiones en las formas de manifestación del pensamiento de la literatura nacional
parecen ya sobrepasadas, el escritor parece
todavía cargar el peso de la superación de
esa visión, pues integra una forma de expresión
claramente manifiesta y tal vez denunciadora
de una sensación de falta de capacidad de
reacción a una situación de dependencia
cultural, económica, social y política que debilita,
fragiliza a los individuos de una sociedad organizada, particularmente la de los intelectuales
y demás integrantes de la sociedad brasileña
de las décadas de 1950 a 1990, periodo cuando
se asienta su producción ficcional. Para mejor
comprensión de lo que involucra tal cuestión,
recurrimos a Cândido (1965: 131-132):
Si fuera posible establecer una ley de evolución de nuestra vida espiritual, podríamos tal
vez decir que toda ella se rige por la dialéctica
del localismo y del cosmopolitismo, manifestada de maneras más diversas. Ora la afirmación
premeditada y por vez violenta del nacionalismo literario, con veleidades de crear incluso
una lengua diversa; ora el declarado conformismo, la imitación consciente de los patrones
europeos. Esto ocurre en el plan de los programas, porque en el plano psicológico profundo,
que rige con mayor eficacia la producción
de las obras, vemos casi siempre un ámbito
menor de oscilación, definiendo alejamiento
más reducido entre los extremos. Y más allá
de la intención ostensiva, la obra resulta en
un compromiso más o menos feliz de la
expresión con el patrón universal. Lo que hemos
atestiguado de más perfecto como obra y
como personalidad literaria (un Gonçalves
Dias, un Machado de Assis, un Joaquim Nabuco,
un Mário de Andrade); representa los momentos de equilibrio ideal entre las dos tendencias.
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
El cuento de Ricardo Ramos: intersticios e intersecciones / Aroldo José de Abreu Pinto
Y todavía sobre nuestra condición, por
así decir, ‘colonial’, acrece:
Se puede llamar dialéctico este proceso
porque él tiene realmente consistido en una
integración progresiva de experiencia
literaria y espiritual, por medio de la tensión
entre el dato local (que se presenta como
substancia de la expresión) y los moldes
heredados de la tradición europea (que se
presenta como forma de expresión). Nuestra
literatura, tomado el término en el sentido
restricto y en el amplio, ha, en este aspecto,
consistido en una superación constante de
obstáculos, entre los cuales el sentimiento
de inferioridad que un país nuevo, tropical y
ampliamente mestizado, desarrolla ante los
viejos países de composición étnica estabilizada, con una civilización elaborada en condiciones geográficas bastante diferentes. El
intelectual brasileño, buscando identificarse
a esta civilización, se encuentra, empero, ante
particularidades de medio, raza e historia, no
siempre correspondientes a los patrones
europeos que la educación le propone, y que
por veces se elevan delante de ellos como
divergentes, aberrantes (Cândido, 1965, p.
131-2).
De los fragmentos de arriba, se destaca, entre
las palabras de Cândido, la información de
que las oscilaciones extremistas de visiones
de algunos autores en determinada época
ocurren con mayor intensidad en el plano de
los programas, pero que en el plano psicológico profundo ocurre menor oscilación.
Ricardo Ramos parece alinearse con ese segundo
bloque de autores que se alejan de los extremos, intentando un resultado “más o menos
feliz de la expresión con el patrón universal”
(131), o sea, Ricardo Ramos no opta ni por
un apego crudo a cuestiones nacionales –al
contrario, busca desnudar los sentimientos
humanos en su esencia– ni tampoco asume
una postura conformista, principalmente en
lo que atañe a la imitación de este o de aquel
arquetipo histórico/cultural, principalmente
los patrones europeos. Tal como los autores
citados por Antônio Cândido (Gonçalves
Dias, Machado de Assis, Joaquim Nabuco y
Mário de Andrade), Ricardo Ramos busca su
‘personalidad literaria’, equilibrando la
representación de un cierto sentimiento ya
arraigado de privación de vivencia expresiva
de valores que definen el conocimiento seguro
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
y profundo de los matices que componen una
sociedad organizada, característicos de un país
nuevo como Brasil, con su capacidad de lanzar
imágenes que van mucho más allá de las fronteras geográficas; o sea, sin abandonar particularidades distintivas del medio, raza e historia,
inherentes a su convivio en determinado ambiente
y no siempre correspondientes a ciertos patrones, el autor busca sobrepasar algunas barreras
con la representación de un ser ficcional individual que remite, al mismo tiempo, a lo
colectivo de las relaciones humanas. No hay,
empero, cómo olvidar, según aclara Cândido
(1987: 154):
Sabemos, pues, que somos parte de una cultura más amplia, de la cual participamos como
variedad cultural. Y que, al contrario de lo
que suponían a veces ingenuamente nuestros
abuelos, es una ilusión hablar en supresión
de contactos e influencias. Porque, en un momento
en que la ley del mundo es la interrelación y
la interacción, las utopías de la originalidad
aislacionista en una fase de formación nacional reciente, que condicionaba una posición
provinciana y umbilical.
Discutir o evocar tales cuestiones, como
sabemos, significa pensar en las condiciones
de producción y en un objeto que considera
el discurso literario y no sólo el texto en sí, lo
que nos remite hacia la observación de la
literatura de carácter estético de forma que
ésta revela una cultura articulada de la cual
surge un producto y para la cual se destina.
Entre ese sujeto y el objeto hay un pequeño
espacio que se entreabre para una gama de
perspectivas muchas veces no pensadas
anteriormente, ni por un remitente ni por un
receptor, pero que pueden reunir, incorporar
e incluso superar la discusión de los choques
entre lo dicho y lo no-dicho o entre el juego
del sentido y del no-sentido de determinado
objeto.
Creemos que ha quedado claro que no
se pretende un discurso tautológico, siquiera
logocéntrico.2 Al contrario, se busca conjeturar sobre cómo la centralidad de las ideas y
de los so entre-lugares resultan un espacio
propicio para reflexionar, imaginar e identificar
una nueva identidad para una cierta producción
2
Término en la acepción de Jacques Derrida (1930).
Santiago, Silviano (superv.) Glossário de Derrida. Rio
de Janeiro: Francisco Alves, 1976.
25
El cuento de Ricardo Ramos: intersticios e intersecciones / Aroldo José de Abreu Pinto
ficcional, lo que puede, acto continuo, redefinir la idea misma de sociedad o contestarla,
una vez que permite el vislumbre de otras
señales indicativas de identidad.
Por supuesto, el escritor no usa su texto
abiertamente para profesar cuestiones
relativas a una identidad latinoamericana.
Tal problematización ocurre en el ámbito del
discurso literario. Surge, emerge, por lo
tanto, de una situación y de una necesidad
de expresión estimulada por el funcionamiento de una cultura todavía marcada por
cierto tipo de sujeción o tal vez falta de conciencia de la propia identidad en los sectores
económico, político y cultural. Elementos
de esa frontera, que no son el remate sino el
comienzo de un proceso de supervivencia o
restauración de una tercera orilla establecida
todavía solamente por la capacidad imaginaria
de revelar un producto desde señales, están
abiertos a la reflexión. Ramos alude a situaciones abiertas pero logra delinear contornos.
Mucho más que proponer fundar, ensalzar
o condenar diferencias, desigualdades, anormalidades, irregularidades, lleva espontáneamente a un movimiento de vaivén. Es
justo en ese movimiento oscilatorio donde se
refigura la realidad en sus textos ficcionales.
Todavía en el ámbito de las fronteras,
hay que recordar que ellas no siempre están
estáticas, lo que dificulta una reflexión o un
juicio más o menos confiable. Así, al tratar
de la obra de Ricardo Ramos, hay que considerar la porosidad y la elasticidad de configuraciones a las que está sometido ese objeto,
para sólo entonces pensarlo en la esfera de
lo imaginario. Sea como forma de inmersión
o de esquivar de manera astuta, tal sensación
de incompletud inherente al ser humano; sea
como representación consciente o inconsciente
de nuestra utopía de una sociedad ideal, todavía
hoy presente en gran parte de Occidente, las
narrativas de Ricardo Ramos componen un
panel de nuestro tiempo, trayendo en sí
toda la tensión entre los fenómenos mentales
y emocionales propios de la naturaleza
humana.
En las palabras de José Carlos Garbuglio
(1984), el escritor funcionaría como una cámara en movimiento, enfocando los aspectos
más comunes de la sociedad y, gracias al
ejercicio de la fantasía, irrumpiendo el bloqueo
de los condicionamientos sociales y desnudando todo el proceso de no acabado inherente
al ser humano.
26
Generalmente queda la impresión de que a la
narrativa preexiste una experiencia que
recorta el hecho y activa la dosis de realismo.
Vivida por el narrador aquella experiencia
del evento (claro, se trata de una estrategia
adoptada por el contador de historias,
exactamente para provocar el sentido de
aproximación entre los dos vértices de la
realidad) facilita el pasaje de la observación
a la invención, que es al mismo tiempo
estimulada y estimulante de las situaciones
límites en que se completan la fantasía y
observación. Provocadas, las aspiraciones
personales contenidas por las varias formas
de coerciones rompen las camadas de
contención y afloran, mientras se ilumina el
juego del astillarse social y la creación se
inventa (Garbuglio 1984: 8).
En un dominio más amplio, esa fragmentación y desnudez de la sociedad irán a darse,
en la contemporaneidad, por la negación de
lo homogéneo y de lo que se presenta como
lógico o racional. Hay como una indefinición
de las descripciones y el flujo del pensamiento del sujeto del discurso aglutina una
abundancia de frases, expresiones y términos
que se barajan, se licuan, se sobreponen, se
entrecruzan en un todo paradójico. Lo singular y lo plural se mezclan y, de esta manera,
una visión maniquea de la realidad pierde lugar
decisivamente. En ese universo de orden y
desorden, se establece un juicio al mismo
tiempo endógeno, porque tiene su origen en
el interior de una estructura o sistema establecido, y universal; porque refleja la supremacía
intelectual enraizada en un determinado
ambiente.
Una lectura de un cuento de Ricardo
Ramos
El cuento “El tercer hermano”, publicado
inicialmente en Circuito fechado (1972),
constituye un relato que expone, con sagacidad y agudeza, un universo en donde son
contrapuestos valores puestos cotidianamente en la sociedad.
Narrativa corta, posee como hilo conductor la conducta de dos hermanos de rasgos
opuestos; la inserción de un tercer hermano
–en realidad un ser irreal– provoca un efecto
singular y desestabilizador del orden,
lanzando al lector en un terreno movedizo
de cuestionamientos sobre conductas y
rutinas arraigadas en la sociedad.
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
El cuento de Ricardo Ramos: intersticios e intersecciones / Aroldo José de Abreu Pinto
Narrativa corta, posee como hilo conductor la conducta de dos hermanos de rasgos
opuestos; la inserción de un tercer hermano
–en realidad un ser irreal– provoca un efecto
singular y desestabilizador del orden,
lanzando al lector en un terreno movedizo
de cuestionamientos sobre conductas y
rutinas arraigadas en la sociedad.
En el inicio del cuento, se hilvanan indicios de conductas, sentimientos, anhelos y
pretensiones repetitivas y previsibles que el
narrador imparte al lector. Hay dos marchas
distintas y al tiempo complementarias en el
enredo: la maduración personal de cada uno
de los personajes, alternada por la narración
de conflictos y visiones distintas entre ambos,
y el inicio y fin de los tiempos marcados en
el comienzo del cuento por la mención a la
creación del mundo por Dios, y la retomada
de la misma idea en el final. Que se destaque
igualmente el hecho de que sean tres hermanos;
número que, por sí solo, remite a toda una
configuración bíblica: la tripartición en Dios
padre, Dios hijo y Espírito Santo.
No se atribuyen, empero, nombres a los
personajes. Se indica simplemente: “el mayor”,
“el menor” y, en seguida, “el tercer hermano”.
Tal gradación resulta una forma singular de
marcarse las diferentes percepciones del mundo
y la construcción de caracteres presentes en
una sociedad.
Resulta importante observar que el
supuesto tercer hermano, que se pone como
conciliador entre los dos primeros hermanos,
irónicamente tiene un solo ojo, pero posee
la facultad de divisar la realidad y ver más
lejos que los demás. En estos momentos
Ricardo Ramos va en dirección a un modo
característico y meticuloso de oposición; o
sea, el narrador y los personajes concebidos
en sus textos cortos exigen, al mismo tiempo,
la atención de un lector virtual para lo que
es común en las conductas y acciones humanas, pero también una conciencia mental de
lo pormenorizado, de lo particular, que, en
el sentido riguroso del término, desnuda y
dramatiza, de manera directa o indirecta, la
ambigüedad de las relaciones colectivas.
A pesar de la clara referencia del narrador
a lugares, modales y palabras de los personajes, más importante que el relato explícito
de cosas menudas, está el drama humano
reducido a lo esencial y ofrecido en un vocablo
o en una expresión. Lo podemos entrever
en esta cita del cuento:
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
Cuando hizo doce años, el hermano mayor
ganó una pelota y jugó al fútbol. El hermano
menor ganó un libro y lo leyó. A veces, uno
llamaba al otro:
–¿Vamos a jugar?
–¿No quieres leer?
Ninguno de los dos aceptaba. El menor, callado,
bajando la cabeza. El mayor, irritándose:
–No sales, no corres, no haces ejercicios.
–¿Para qué? No tengo ganas.
Y seguía leyendo. El otro maldecía:
–¡Maricón!
Él contestaba, sin demudarse:
–La madre.
El tercer hermano, el que tenía una pierna,
comentaba con cierta alegría:
–Sois diferentes como dos hermanos. (Ramos
2012: 22)
En la narración de arriba, lo que se destaca
es la frase quirúrgica del tercer hermano, que
tenía una sola pierna: –“Sois diferentes como
dos hermanos”. La facultad intelectual para
juzgar, evaluar correctamente, de discernimiento se le atribuye al tercer hermano, pero
éste siempre dice un vocablo o frase cargada
de nuevos sentidos y la imagen se entreabre
de nuevo a las reflexiones del lector. Las
ponderaciones del tercer hermano demuestran
equilibrio mental, pero queda igualmente claro
que es como si este personaje no existiera en
el conjunto de las relaciones humanas. Le queda
al lector, como se ha dicho, la responsabilidad de rellenar los vacíos del texto.
Las contradicciones en el interior del texto
entre los personajes se repiten. El diseño de
la experimentación de valores que componen una sociedad organizada va aclarando
un modo característico de representación de
experiencias propias de un país capitalista.
Las imágenes creadas van más allá del relato
simplista de la condición de un país sudamericano como Brasil. Ellas definen un sistema
económico correspondiente a ciertos patrones
de dominación vigentes en un ámbito todavía
mayor. La narrativa resulta comprendida en
términos de contradicción social a la cual
están expuestos la sociedad y el individuo
en la contemporaneidad. Artísticamente,
tales contradicciones provocan, en la obra
de Ramos, sujetos ficcionales que, a pesar
de estar fragmentados, deshacen e indagan
sobre lo cotidiano. Indirectamente es posible
entender el conjunto de choques como un modo
de referirse irónicamente y críticamente a
27
El cuento de Ricardo Ramos: intersticios e intersecciones / Aroldo José de Abreu Pinto
la absoluta falta de límites en las relaciones
capitalistas. El narrador o los personajes
provocan al lector para, entre otras cosas,
darse cuenta de que no hay melodía alguna
en el proceso de cosificación del hombre.
Caminando hacia el final, la narrativa gana
contornos que refuerzan más todavía tal
punto de vista singular del narrador. Veamos
la cita:
Cuando llegó a la mayoridad, el hermano
mayor estaba al término del curso científico
e iba a cursar medicina. El hermano menor
se iniciaba en el clásico y pensaba en filosofía.
El primero tenía una novia, y el segundo. a
muchas, Uno se vestía con cuidado, se afeitaba
la barba cuadrada, se ponía colonia en el
pañuelo, El otro usaba los mismos pantalones
descoloridos, el pelo despeinado y largo,
gafas redondas. En las comidas, el mayor
comía mucho y crecía, aumentaba, fuerte y
sólido, mientras el menor no tanto, olvidado,
delgado, algo frágil (Ramos 2012: 23).
Se establece entrambos una relación que
intenta evidenciar todavía más un pragmatismo o no, en la manera de tratar cuestiones
filosóficas, estéticas, físicas, científicas. A
partir de determinado momento, empero, ya
no se sabe a quién atribuirse las hablas. Se
puede, a partir de huellas del narrador, conjeturarse a quién pertenece cada afirmación,
pero, en lo general, queda la impresión de
que, hacia el final, el narrador quiere delegarles
la tarea de presentar los hechos a los personajes para demostrar que, a pesar de las
diferencias, todo se mezcla en un conjunto
que constituye la diversidad humana en sus
débiles relaciones.
28
En fin, los tres hermanos, cada cual a su
manera, pintan con maestría un cuadro de
la sociedad contemporánea, haciendo más
visibles las fronteras de una situación
perceptible en los meandros de la literatura
brasileña de la segunda mitad del siglo
pasado. Aunque tratemos aquí de un solo autor
en específico y desde recortes muy distintos,
hay un cierto entrelugar en la ficción de Ramos
que apunta hacia las realidades sociales
objetivas y/o subjetivas de los individuos que
viven en determinado espacio geográfico.
La experiencia de alternarse sustancialmente o de descomponerse la identidad humana
en astillas gana relevancia de tal manera que
las estructuras textuales, a ejemplo del cuento
escogido para estas reflexiones, demuestran
cuán múltiples son las experiencias que
acompañan la representación del hombre en
la literatura contemporánea.
Bibliografía
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ensaios. São Paulo: Ática.
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Brasileira: momentos decisivos. 7. ed. Belo
Horizonte/Rio de Janeiro: Itatiaia.
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Rosa, J. G. (1978). “A terceira margem do rio”. En
Primeiras estórias. Rio de Janeiro: José Olympio.
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
Importancia de la corrección fonética y los
elementos prosódicos en la competencia
comunicativa de la lengua francesa
Orlando Valdez Vega
Resumen
El objetivo de este trabajo es describir una investigación donde se propone un método de
autorregulación que permita al alumno progresar durante el proceso de aprendizaje del francés.
Se busca lograr una consolidación de los elementos fonéticos y de los usos prosódicos de esta
lengua, mediante el diseño de un taller remedial que combine el uso de estrategias didácticas
y recursos tecnológicos para una mejor adquisición de la competencia comunicativa.
Palabras clave: competencia comunicativa, fonética, elementos prosódicos.
Aprender una lengua no es tarea fácil, sobre
todo si este aprendizaje se entiende en su
dimensión globalizadora de la adquisición
de la competencia comunicativa. El Marco
Común de Referencia Europeo lo dirá con
mucha fuerza al poner en plena luz sus tres
componentes: el lingüístico, el sociolingüístico y el pragmático (MECR 2002:13).
Si nuestra atención se orienta hacia estos
tres componentes comprenderemos la importancia de la adquisición de una destreza
fonética y fonológica de la lengua que se
aprende ya que cada sistema de lengua posee,
por un lado, fonemas específicos que deberán
ser aprendidos y, por otro, elementos prosódicos
particulares que toman un gran peso en los
componentes pragmático y sociolingüístico.
Desafortunadamente, en la enseñanza de
lenguas, poco se enfatiza la importancia de
los elementos prosódicos de una lengua. Se
llega a considerar que el dominio de los elementos fonéticos basta y, si bien es cierto que
la fonética es imprescindible en el estudio
de una lengua al tener como objeto el estudio
científico de los sonidos del lenguaje en su
emisión y su recepción (Chiss; Filliolet;
Maingueneau, 2001:37), no bastaría dicho
conocimiento intelectual y práctico para el
logro de la competencia comunicativa. En
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
efecto, la competencia comunicativa va mucho
más lejos que el simple dominio de los fonemas
de una lengua ya que sus tres componentes
implican cada uno de ellos la transmisión de
conocimientos, destrezas y habilidades, de
manera específica a cada lengua. Ahora bien,
para poder justificar la importancia de la
integración de la dimensión fonológica de una
lengua a la enseñanza habría que ver primeramente el lugar que ocupa la adquisición
de esta competencia en el componente lingüístico
de la competencia comunicativa según el
MCER.
Presentación del proyecto sobre mejora
de la pronunciación del francés
La presente reflexión se desprende de un trabajo de investigación-acción que desarrolla
el autor, referente a la corrección fonética
del francés para alumnos de licenciatura que
se forman como futuros profesores de la
lengua francesa mediante un taller remedial.
a) Cuestionamientos y supuestos
La realización de un taller remedial parte de
la búsqueda de solución a los siguientes
cuestionamientos:
29
Importancia de la corrección fonética y los elementos prosódicos en la competencia comunicativa
de la lengua francesa / Orlando Valdez Vega
1. ¿Cuáles son los errores típicos en la
pronunciación del francés de los
hispanohablantes del noreste de
México?
2. ¿Cómo disminuir las interferencias
de la lengua materna o de una segunda lengua como el inglés al momento
de aprender el idioma francés?
3. ¿Qué actividades específicas seleccionar y adaptar para remediar las
dificultades fonéticas de hispanohablantes de esta región?
4. ¿Cuáles son los criterios de selección
y adaptación que se utilizarán para la
elaboración del taller remedial?
Para dar respuesta a estas interrogantes
se parte de los siguientes supuestos:
1. Un aspecto que es vital entender al
momento de enseñar el francés es
tomar conciencia de que las interferencias y dificultades fonéticas en la
pronunciación del francés no son las
mismas para los diferentes grupos
lingüísticos, por lo que es necesario
reconocer los errores fonéticos típicos
de los hispanohablantes del noreste
mexicano, para orientar el taller hacia
la corrección de dichos errores de
manera específica. Cabría ahondar si
los mexicanos tienen alguna dificultad específica en contraste con las
demás naciones hispanohablantes.
2. Por otra parte, es importante subrayar
que, desde el punto de vista acústico,
cada lengua se mueve en una banda
de frecuencia diferente, por tanto, al
aprender un nuevo idioma se debe exigir
al oído humano adaptarse a la banda
de frecuencia específica del idioma que
se aprende. Se debe trabajar, desde
un inicio, dicha adaptación al francés
para disminuir las interferencias
debido a la repercusión en la pronunciación que afecta frecuentemente la
comprensión.
3. Para lograr dicha adaptación y disminuir las interferencias de la lengua
materna es pertinente implementar un
taller remedial que contenga un
programa con actividades orientadas
a resolver esas problemáticas específicas a la par del aprendizaje inicial
del idioma.
30
b) Objetivo general
Se pretende fortalecer la correcta producción de los fonemas del francés y de los
usos prosódicos específicos de esta lengua
para favorecer una mejor comprensión
y evitar los vicios de pronunciación que
se generan al inicio del aprendizaje de
FLE a partir del diseño de un taller remedial de fonética del francés.
c) Objetivos específicos
1. Reconocer los errores fonéticos típicos
de los estudiantes hispanohablantes
del noreste de México para enfocar
la intervención en los errores específicos del grupo.
2. Seleccionar y adaptar las actividades
para remediar las dificultades fonéticas
detectadas, así como las necesarias
para la práctica de los elementos
prosódicos del francés.
Para conseguir tales propósitos, se requiere
elaborar una propuesta para la implementación de un taller que dé solución a las dificultades de adaptación del oído al idioma francés
con el fin de mejorar la pronunciación.
A continuación se aborda la trascendencia
del perfeccionamiento de la producción
fonética y de los elementos prosódicos en la
lengua francesa.
La competencia fonológica: parte integral
de la competencia comunicativa
El componente lingüístico implica la adquisición de las competencias léxica, gramatical,
semántica, fonológica, ortográfica y ortoépica
propuestas por el MCER (2002:107). Enfocándonos en la competencia fonológica que
nos ocupa, definamos, en primer lugar, la
fonología como la ciencia que estudia los
sonidos, no en ellos mismos, sino desde el
punto de vista de su función distintiva en
el sistema de la lengua (Chiss; Filliolet;
Maingueneau 2001: 37), es decir, el sonido
vinculado a un significado dentro de un sistema
de lengua. En segundo lugar, subrayemos que
la competencia fonológica consiste en la adquisición de destrezas a nivel de la percepción
y de la expresión oral que son enlistadas por el
MCER:
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
Importancia de la corrección fonética y los elementos prosódicos en la competencia comunicativa
de la lengua francesa / Orlando Valdez Vega
Las unidades de sonido (fonemas) de
la lengua y su realización en contextos concretos (alófonos).
Los rasgos fonéticos que distinguen
fonemas (rasgos distintivos; por
ejemplo: sonoridad, nasalidad,
oclusión, labialidad).
 La composición fonética de las palabras (estructura silábica, la secuencia
acentual de las palabras, etcétera).
Fonética de las oraciones (prosodia):
 Acento y ritmo de las oraciones.
 Entonación.

Reducción
fonética:
 Reducción vocal.
 Formas fuertes y débiles.
 Asimilación.
 Elisión (2002: 113-114)
Frente a las destrezas arriba enlistadas
cabe señalar que las rúbricas de evaluación
de la producción oral de los exámenes DELF
y DALF consideran una progresión en el
dominio del sistema fonológico de la lengua
correspondiendo a los seis niveles del MCER
como se muestra a continuación:
DOMINIO DE LA PRONUNCIACIÓN
C2
Como C1.
C1
Varía la entonación y coloca el énfasis de la oración correctamente para expresar matices
sutiles de significado.
B2
Ha adquirido una pronunciación y una entonación clara y natural.
B1
Su pronunciación es claramente inteligible, aunque a veces resulte evidente su acento
extranjero y cometa errores de pronunciación esporádicos.
A2
Su pronunciación es generalmente bastante clara y comprensible, aunque resulte evidente su
acento extranjero y los interlocutores tengan que solicitar repeticiones de vez en cuando.
A1
Su pronunciación de un repertorio muy limitado de palabras y frases aprendidas la pueden
comprender con cierto esfuerzo los hablantes nativos acostumbrados a tratar con hablantes
del mismo grupo lingüístico al que pertenece el usuario o alumno.
Tabla 1. Progresión en el dominio de la pronunciación propuesta por el MCER (2002: 114).
Desafortunadamente, la enseñanza de la
pronunciación de la lengua francesa es un
aspecto que se trabaja comúnmente en los
niveles de inicio y, al integrarlo sólo como
parte de la enseñanza en los primeros niveles,
se manifiesta así, de manera frecuente, en
los manuales para el aprendizaje de la lengua
francesa una carencia de esta progresión
poniendo una clase de barrera entre la competencia fonética y la competencia fonológica,
lo cual resulta sorprendente frente a las evidentes dificultades que persisten de manera
recurrente en los alumnos en la adquisición
de estas competencias (Abry & Veldeman
2007: 7-8) y que, en definitiva, hacen parte de
los aspectos requeridos como parte integral
del componente lingüístico de la competencia
comunicativa.
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
Adaptación de los criterios del MCER a
la enseñanza de lengua
Cabe señalar que el MCER no es más que un
referencial que funge como guía acerca del
nivel de competencia en la adquisición de
lenguas y, a la vez, como punto de referencia
para la unificación de directrices para el
aprendizaje, la enseñanza y la evaluación de
las mismas. Y si bien, es una referencia que
fue creada para los países europeos, hoy día,
es el instrumento que se utiliza en México
para medir el nivel de competencia de la lengua
francesa.
En ese sentido, se debe definir dentro de
los programas académicos para la enseñanza
de lengua el nivel de competencia que se
desea alcanzar al término de la instrucción
31
Importancia de la corrección fonética y los elementos prosódicos en la competencia comunicativa
de la lengua francesa / Orlando Valdez Vega
y que, en los mismos, se vea reflejada la
enseñanza de esta habilidad de manera
progresiva a través de los diferentes niveles
previstos por la institución. Para determinar
el nivel de competencia deben tomarse en
cuenta diversos factores como la edad de los
alumnos, las necesidades de los mismos, las
exigencias y limitantes del establecimiento
escolar donde se enseña la lengua, el número
de horas previstas por la institución educativa,
el nivel de necesidad en el plano profesional,
entre otros.
Ahora bien, la adquisición de la competencia fonológica es fuertemente deseable,
en particular, para quien se dedicará, a nivel
profesional, a la enseñanza de la lengua francesa. Por lo que la necesidad de desarrollar
esta habilidad lingüística es preponderante
para este tipo de público y que, por lo demás,
es un aspecto que se verá evaluado al momento de la certificación del nivel de lengua
alcanzado y que, en los niveles C1 y C2 se
exige variar la entonación y colocar el énfasis
de la oración correctamente para expresar
matices sutiles de significado. Frente a este
desafío es importante proporcionar al docente
de lengua a nivel licenciatura herramientas
suplementarias que le permitan lograr el
cumplimiento de la adquisición de esta
habilidad en sus estudiantes.
Elementos prosódicos de la competencia
fonológica
Tratemos de comprender ahora los diferentes
componentes de la competencia fonológica
para tratar de entender su función lingüística
y supralingüística, así como su trascendencia
en los procesos comunicativos y, por consiguiente, la importancia de su enseñanza.
Respecto a la prosodia, subrayemos que
estos elementos prosódicos, rítmico-melódicos
o también llamados suprasegmentales (Rolland
2011: 45), se refieren al estudio específico
de las variaciones de altura, de intensidad y
de duración en la organización de enunciados
con una cierta longitud: sílaba, palabra, grupo
de palabras, oración. Entre los elementos
prosódicos esenciales de la lengua francesa
se encuentran la melodía, los acentos, el
ritmo, el tempo y las pausas los cuales Pietro
Intravaia (2000) define con mucha fineza:
32
La mélodie concerne les variations de hauteur
sur un énoncé, c’est-à-dire les montées et les
descentes de la voix pendant la production
de la parole … Quand la courbe mélodique
s’élève, la fréquence du ton laryngé augmente,
quand la courbe mélodique s’abaisse, le
nombre de vibrations diminue (169).
Como se menciona en la cita la melodía
se enfoca a las variaciones de altura en un
enunciado, es decir, en los altos y bajos de
la voz durante la producción de la palabra.
Y, de este elemento, se puede observar aspectos
característicos de cada lengua que introducirán una variación semántica ya que la
melodía determinará en una lengua el modo
del enunciado. En efecto, un enunciado
puede ser pronunciado bajo un modo declarativo, interrogativo o imperativo, y modificar
así el sentido de lo que se quiere comunicar.
Por ejemplo, la oración je veux te voir, en el
modo declarativo se utiliza una melodía que
baja y se trata simplemente de una aserción.
La misma oración con melodía ascendente
se transforma en modo interrogativo, y por
último, se podría pronunciar con melodía
descendente pero más abrupta y transformarse en modo imperativo.
Otro de los elementos prosódicos esenciales de la lengua francesa son los acentos
que Pietro Intravaia define como sigue:
Les accents sont des mises en relief de
certaines syllabes par renforcement de durée,
de hauteur ou d’intensité. En français, de ces
trois éléments acoustiques, la durée est le
paramètre le plus étroitement lié à l’accent
(Delattre citado por Intravaia 2000: 170).
El acento se refiere entonces al énfasis que
se le da a ciertas sílabas para resaltarlas intensificando la duración, la altura o la intensidad.
En este sentido, es importante subrayar que
el francés es una lengua de acento fijo (Intravaia
2000:170) ya que siempre se acentúa la última
sílaba de la palabra o de la frase pronunciada
a diferencia de otras lenguas como el español.
Por ejemplo, en la frase Le professeur se acentuará la última sílaba, mientras que en la frase
Le professeur de mathématiques se acentuará la
última sílaba de la palabra mathématiques y la
palabra professeur perderá su acento.
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
Importancia de la corrección fonética y los elementos prosódicos en la competencia comunicativa
de la lengua francesa / Orlando Valdez Vega
Para ahondar en lo anterior, cabría hacer
una distinción entre el acento tónico y el acento
de insistencia. El tónico se refiere a la intensidad mientras el acento de insistencia a una
función expresiva denominada fonoestilística
(Intravaia 2000: 170). Así pues, en la pronunciación de la frase Le professeur de mathématiques
se trata de un acento tónico y este acento de
intensidad hace parte de las estructuras de
pronunciación específicas de la lengua francesa. El acento de insistencia, por su parte,
puede tener una función distintiva. Faure
(citado por Intravaia 2000: 172) proporciona
un ejemplo que deja en evidencia dicha función: C’est bien ce que tu dis? Esta pregunta
nos deja claro que lo que se busca es corroborar la conformidad entre lo dicho por el locutor
y lo que haya sido expresado antes por el
interlocutor. Ahora bien, si al enunciado anterior se le introduce un acento de insistencia:
C’est bien ce que tu dis, cambia completamente el sentido volviéndose la expresión de
un juicio favorable de lo que el interlocutor
acaba de decir.
Otro elemento prosódico es el ritmo, el cual
se refiere a la alternancia de silabas acentuadas e inacentuadas que pueden existir en una
lengua y, el ritmo del francés, de manera
específica, se caracteriza por el uso de un acento
final en la última sílaba de la oración que
corresponde entonces a un acento de grupo
rítmico, así como por la igualdad de duración
y de intensidad de las sílabas inacentuadas
(Intravaia 2000: 171). Esta perspectiva nos
permite comprender que cada palabra perderá su acento propio en provecho del acento
final del grupo rítmico que se colocará invariablemente en la última sílaba del mismo.
Veamos lo anterior representado en un ejemplo:
Le professeur, le professeur de mathématiques,
le professeur de mathématiques du lycée.
Pietro Intravaia (2000:170) insiste sobre
la importancia de no confundir el ritmo con
el tempo, el cual se refiere a la velocidad de
elocución y, en esto, las pausas juegan un
rol importante ya que son interrupciones que
marcan regularmente el fin del grupo rítmico.
Cabría citar aquí a Georges Faure quien nos
hace entender la función lingüística de los
diferentes elementos prosódicos implicados
en el idioma francés:
Chaque groupe accentuel qui correspond en
français à une double unité à la fois sémantique
et syntaxique est individualisé par le détachement
mélodique de sa dernière syllabe articulée
(citado por Intravaia 2000: 173).
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
En efecto, el dominio de los elementos prosódicos son fundamentales en muchos
contextos de la lengua francesa ya que si en
un contexto escrito, los cambios de sentido
se pueden remediar con los signos de puntuación, en el contexto oral, sólo los elementos
suprasegmentales permiten hacer tales distinciones y proporcionar así un valor sintáctico
y semántico distinto (Intravaia 2000:174).
Por ejemplo:
La voiture s’est arrêtée… Devant la gare, Marie
attendait son fils.
La voiture s’est arrêtée devant la gare… Marie
attendait son fils.
Función de la prosodia en los procesos
comunicativos
Uno de los componentes lingüísticos indispensables en la competencia comunicativa
es precisamente el componente fonológico
que, de manera última, permite aportar precisiones
de sentido mediante las variaciones prosódicas. Ahora bien, para poder entender la
importancia de la enseñanza de la prosodia,
es conveniente hacer una distinción entre la
función lingüística y la función supralingüística
de los elementos prosódicos. En efecto, en
la función lingüística nuestra atención se
centra en las dificultades de comprensión en
la comunicación ligadas al valor semántico
y sintáctico, mientras en la función supralingüística se tendrá en cuenta los matices que
introducen los componentes sociolingüísticos
y pragmáticos específicos de la competencia
comunicativa de cada lengua. Pietro Intravaia,
por su parte, insistirá sobre el carácter específico de la prosodia en cada sistema de lengua:
Chaque langue dispose d’une gamme
extrêmement diversifiée de ressources
prosodiques et comportementales qui
permettent d’exprimer toutes sortes d’états
psychiques: satisfaction, mécontentement,
mépris, déception, colère, etc. Il s’agit ici de
la fonction supralinguistique, émotionnelle,
expressive de la prosodie (Intravaia 2002:
176).
En este sentido, habría que interrogarse
sobre la importancia de la incorporación de
la dimensión prosódica de una lengua en la
enseñanza de la misma. Para responder a este
cuestionamiento, hay que subrayar que, por
una parte, las funciones lingüísticas y
supralingüísticas nos permiten, por ellas
33
Importancia de la corrección fonética y los elementos prosódicos en la competencia comunicativa
de la lengua francesa / Orlando Valdez Vega
mismas, ver el carácter necesario de su enseñanza en las clases de lengua debido a su
repercusión en la variación de sentido que
se puede entremezclar en los procesos comunicativos, y por otra parte, cabe señalar que
el MECR concibe, de hecho, una progresión
en el desarrollo de la capacidad que tiene un
estudiante de utilizar los recursos lingüísticos
y supralingüísticos hasta la adquisición de
un nivel elevado en el C2 donde “saca provecho
de un dominio amplio y fiable de un completo repertorio de elementos lingüísticos
para formular pensamientos con precisión,
poner énfasis, diferenciar y eliminar la ambigüedad. No manifiesta ninguna limitación
de lo que quiere decir” (MCER 2002:107).
Uso de la tecnología
Para dar solución a la corrección fonética y
prosódica se recurre con frecuencia al uso
de la tecnología al hacer escuchar a los estudiantes ejercicios auditivos que les permitan
discriminar los fonemas de la lengua meta;
sin embargo, frecuentemente, el estudiante
no logra producir los fonemas y elementos
prosódicos de la lengua con corrección. Se
considera necesario buscar nuevas alternativas, que, en combinación con la tecnología,
ayuden a lograr que los estudiantes mejoren
efectivamente su pronunciación tanto de los
fonemas como de los elementos prosódicos.
Al respecto, en la investigación de la que se
desprende este trabajo, se sugiere la implementación de un taller remedial complementado mediante el uso de las tecnologías, que
coadyuve al estudiante al afianzamiento de
la producción eficiente, de los elementos fonéticos
y prosódicos en un contexto determinado.
En fin, frente al desafío que representa
el dominio de una segunda lengua es impor-
34
tante señalar, para quien desea adquirirla con
un nivel avanzado, que el Marco de Referencia
considera al término de la formación de una
lengua haber adquirido una adecuación
lingüística, sociolingüística y pragmática de
la lengua meta, y, para lograr un dominio
elevado, es importante considerar la enseñanza de la competencia comunicativa en
estos tres componentes. En estas páginas
hemos subrayado la importancia del dominio
de los elementos suprasegmentales para
lograr la adquisición de la competencia comunicativa a un nivel avanzado. Igualmente
hemos descrito como la deficiencia en la
competencia fonológica afecta, en definitiva,
cada uno de los ámbitos de la competencia
comunicativa a nivel del sentido e interpretación
que se suceden en los procesos comunicativos.
Bibliografía
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Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
De la motivación por la lectura literaria
mediante su análisis diversificado
(Para el tercer semestre del nivel medio superior)
Carlos Gerardo Castillo Alvarado
En el discurso de los textos literarios convergen elementos culturales, históricos, políticos,
ideológicos; intrínsecos y extrínsecos, que
van conjugándose, entremezclándose, y en
un análisis más allá de lo estético evocan la
condición histórica del tiempo cuando fue
creada la obra, además de otorgar significado
a la condición y definición como individuo
de quien lee. La cultura permanece dinámica
en el discurso literario en espera de ser analizada a través de la lectura literaria desde diversas
perspectivas, colaborando en la formación
de una identidad cultural o de una mejor
comprensión e interpretación del contexto
en el que se ha vivido (Chaves 1999) y de lo
que podría hacerse, en todo caso, para tratar
de mejorarlo.
La acepción discursiva de la literatura contempla el lenguaje como mediador social en
la forma de discurso que construye el mundo; a
través del lenguaje se articula y se desarticula
el sujeto y su contexto, sus características,
sus condiciones, los elementos que lo conforman, delimitan (Palermo 2000). Al desentramar las formas textuales, literarias, la forma
en que se dice y por qué se dice, puede articularse
la dimensión social del sujeto. Razón suficiente
por la cual se le otorga fundamental importancia a la enseñanza y al aprendizaje de la
literatura, como agente motivador de la reflexión
y posterior acción del sujeto lector. Lectura
como el análisis, no sólo estético, sino sociocultural, de la literatura y de la condición
del individuo, que permita también lograr el
objetivo educativo del desarrollo de habilidades de lectura y escritura que favorezcan
la expresión autónoma y transformadora de
los participantes, profesores y estudiantes,
del acto de educar. Al respecto, en este trabajo
presento algunos de los fundamentos teóricos
que sustentan la propuesta didáctica, así como
las consideraciones que para su aplicación
creo convenientes y expongo a continuación.
En el ámbito educativo se acentúa paulatinamente un conflicto social y pedagógico:
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
la aversión hacia la lectura que tienen por lo
general los adolescentes, desde el momento
mismo que acceden al texto. Pueden concentrarse durante largos periodos en juegos
virtuales, películas, y conversaciones por
chat, pero no pueden hacerlo apropiadamente con unas cuantas páginas de un texto.
Por desánimo o aburrimiento, no son capaces
de concluir la lectura que inician, pero paradójicamente lo hacen luego con la lectura
de resúmenes o sinopsis que encuentren en
la Internet. Y con ello creen que han accedido
al texto literario. De acuerdo con Gallarado (2009),
la falta de interés por la lectura apunta hacia el
tipo de urgencias culturales de la actualidad
que han cambiado con el tiempo. Ahora existen
otras formas de concebir y vivir el mundo.
La escuela no motiva a los alumnos, y
desmotiva cada vez más a los responsables
de la enseñanza (Cassany 1994). Esto sólo
es parte de una coyuntura sociocultural e
ideológica no fácil de soslayar, la cual se
debiera atender una vez que se consideraran
también otros factores relevantes como la
formación del profesorado y los lineamientos
escolares de las instituciones.
Por ejemplo, la prioridad al abordar el
estudio de la literatura sigue siendo el análisis
formal y estilístico, lo de menos es su significado profundo. Luego, entre las lecturas
obligadas y las que se hacen por voluntad
existe un abismo casi difícil de salvar. Por
lo regular, además se desestima la literatura
en el curriculum escolar como consecuencia
del descrédito general de la enseñanza de
las humanidades, consideradas como residuo
del pasado, un adorno y no una necesidad.
Esta seria situación desalienta tanto a
profesores como a estudiantes para poner en
práctica innovaciones de enseñanza y
aprendizaje en literatura. Ser estudiante y ser
lector son cualidades que no siempre son
coincidentes; en la escuela y en el aula se
refuerza la condición de estudiante en
detrimento de la de lector (Villarrubia 2010).
35
De la motivación por la lectura literaria mediante su análisis diversificado / Carlos Gerardo Castillo Alvarado
Se sabe, como parecen indicar evaluaciones internacionales como el PISA (por sus siglas
en inglés Programme for International
Student Assessment) Programa Internacional
para la Evaluación de Estudiantes, que en
México la mayoría de los jóvenes de 15 años
son capaces de decodificar un texto, pero
no de interpretarlo y, tampoco, de hacerle
frente críticamente (López Bonilla 2006).
Otro referente se halla en el nivel de secundaria en España (lo que podría equipararse
con nuestro nivel de preparatoria), en la región de Navarra, en donde se han evaluado
las competencias lectoras1 que poseen y
carecen sus estudiantes; y coinciden con las
competencias reflejadas en los procesos de
lectura y escritura que se suscitaron en clase,
y conforme a la producción de trabajos escolares de los estudiantes acorde a nuestra
experiencia docente, durante dos semestres
(agosto de 2008 a junio de 2009) en la preparatoria No. 25 Dr. Eduardo Aguirre Pequeño,
de la Universidad Autónoma de Nuevo León:
Competencias lectoras que dominan los
alumnos:
Comprenden la información explícita
(con gráficos).
Saben responder preguntas literales
siempre que estén localizadas en el
texto.
Comprenden globalmente el texto.
Captan las características de una historia narrada, sólo si son evidentes.
Pueden identificar la idea principal
del texto si son guiados.
   Comprenden los textos en sus aspectos más literales y explícitos, siempre
y cuando no precisen de conocimientos previos complejos (académicos
y de vida).
Competencias lectoras que no dominan
los alumnos:
 Encuentran dificultades en un tipo de
lectura que exige más profundidad y
precisión de pensamiento.
 Al discriminar posibilidades eligen
aquellas opciones que se refieren a
la finalidad en general, sin matices,
sin profundizar.
Proyecto para la mejora de las competencias
implicadas en la lectura. En el nivel de educación
secundaria. Gobierno de Navarra. Departamento de
Educación, 2008.
1
36
 Tienen dificultad para deducir sin
ayuda la idea principal del texto.
 Tienen problemas para organizar
jerárquicamente la información.
 Fallan en tareas que les exige considerar información que aparece distribuida
a lo largo del texto.
 Tienen dificultades para la comprensión
de la estructura del texto: identificar
sus partes, de qué tratan y su relación.
 Tienen dificultades cuando deben
buscar información en el texto para
justificar una premisa o comprobar
una suposición o hipótesis.
 Tienen dificultades cuando tienen
que buscar información en el texto
que cumpla varios requisitos.
 Se les dificulta relacionar sus conocimientos, tanto de la vida como académicos, para interpretar la información
del texto.
 Tienen problemas para emitir juicios
críticos sobre el contenido del texto
a partir de sus conocimientos de vida
y académicos.
Se ha concebido a la lectura como una
especie de interacción entre el significado
de la página escrita y la mente del lector. Más
que una interacción, la lectura es un proceso
de selección y construcción, de contenidos
y significados, que sucede en un tiempo y
contexto particular. La relación entre lector
y signos contenidos en el texto es un cíclico
vaivén que va de uno a otro lado, durante el
cual cada uno es afectado incesablemente
por la contribución del otro (Rosenblatt
2002).
La lectura de textos literarios implica el
uso de códigos específicos para ser interpretados; los juegos virtuales, las películas y
las conversaciones por chat también los
emplean aunque diferentes, dado que las
nuevas necesidades los han cambiado, o
impuesto, acorde al contexto tecnológico y
comunicativo en donde nos encontramos
ahora. Una de las características de estos
nuevos códigos es que no se encuentran regidos
por la palabra impresa, por la escritura, mucho
menos por el libro; predominan en ellos lo
audiovisual y la interacción física, se trata
de textos virtuales con acción y movimiento
que precisan otro tipo de habilidades para
codificarlos, decodificarlos, y sobre todo
disfrutarlos. Habilidades que las nuevas generaciones han conocido y con las que han
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
De la motivación por la lectura literaria mediante su análisis diversificado / Carlos Gerardo Castillo Alvarado
crecido: la televisión y la Internet (Gallardo
2009).
El libro impreso ha dejado de poseer el
significado de las generaciones pasadas, ha
perdido importancia como objeto cultural, siendo
suplido por otros que portan las características
que la informática y las telecomunicaciones
requieren. No obstante, el acto de leer, aunque
ha cambiado su forma, conserva su vigencia
e importancia, por lo que es un acto que debe
enseñarse y aprenderse a la par de los nuevos
saberes. La lectura literaria es un instrumento de conocimiento que analiza, critica,
pero sobre todo, divierte. Leer un texto es comprender e interpretar el entorno a través de él, es
una forma útil de entenderlo y transformarlo.
Podríamos deducir tempranamente que
los adolescentes no gustan de leer no porque
les disguste hacerlo, sino porque no saben
decodificar el texto impreso, ya que sus habilidades de decodificación están desarrolladas
y orientadas hacia el texto virtual e interactivo
de lo audiovisual: “A nuestro juicio, se trata
de la crisis de ciertas formas tradicionales
de entender y fomentar la lectura de textos
literarios y, no, necesariamente, de una crisis
de la lectura, en general” (Ostria 2005).
Es aquí donde los profesores deben encontrar la forma en que los adolescentes puedan
acceder al texto escrito mediante competencias
lectoras que incluyan este tipo de codificacióndecodificación de textos. Además, debe
enseñársele al adolescente la importancia de
la lectura literaria desde una perspectiva
diferente, según la actualidad informática y
telecomunicativa. La intención de abonar en
propuestas didácticas constructivistas y
multidisciplinarias tiene la intención de proporcionar al estudiante, a través de la lectura
literaria, la herramienta necesaria no sólo para
satisfacer las tareas escolares, sino para analizar, aprehender, comparar y tratar de transformar su realidad y entorno, accediendo al
conocimiento explícito e implícito que el texto
literario puede, indudablemente, proporcionarle.
Lo que se ha escrito respecto de la enseñanza,
didáctica y metodología de la literatura, es diverso
y disímil (Venegas 2011). La literatura se ha
centrado más en la enseñanza de su historia
estrechamente vinculada con la enseñanza
de la lengua más que como un objeto de estudio
múltiple, con posibilidades reales de formación integral del estudiante, en cuanto a no sólo
conocimientos, sino habilidades sociales que
permitan el planteamiento y ejecución de
habilidades para la resolución de problemas.
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
Entre tanto, se busca concebir una didáctica
de la literatura que sea comprendida y entendida
como un conjunto definido de lineamientos
metodológicos, acordes a cada contexto y
participantes, que puestos en práctica en el
aula, organicen la enseñanza de la literatura,
así como el aprendizaje de las formas de análisis,
lectura, escritura y comprensión de la obra
literaria. Se persigue una enseñanza integral,
interdisciplinaria y plurisignificativa que
genere en el estudiante el gusto y el hábito
por la lectura, y le permita crear habilidades
y competencias para abordar el estudio de la
literatura en cuanto a su percepción estética,
pero también en su percepción sociohistórica
y cultural.
En una indagación bibliográfica panorámica
hemos encontrado diversas referencias afines.
La mayoría de los autores revisados coinciden
en que la didáctica de la literatura implica
diferentes procesos del desarrollo humano,
ya que el individuo es una totalidad compuesta de diversos y particulares elementos
inseparables de su proceso de formación
implícitos en enseñanza y aprendizaje de la
literatura. Así mismo, consideran que el desarrollo de la competencia lecto-literaria no
sólo debe centrase en el estudio de la literatura
con sus teorías de análisis estético, sino debe
existir interacción entre literatura y otras
ciencias, historia, sociología, psicología, para
expandir el espacio de enseñanza y aprendizaje.
El replanteamiento de la didáctica de la
literatura desde una perspectiva integral,
interdisciplinaria y plurisignificativa, lleva
varias décadas y se ha cristalizado en diversas
propuestas pedagógicas, en autores como
Delmiro (2010), Gracyda (2010), Jover (2010),
Ochoa (2010), Sierra (2010), Villarrubia (2010),
Ramírez (2007), Palanco (2009), Lomas (2009),
y Cassany (1994), Durán y Manresa (2008),
entre otros.
El trabajo didáctico de la literatura no se
había asociado con una descripción y análisis
de la literatura como producto lingüístico y
comunicativo, considerando la abundante
posibilidad que significaría el texto literario
como objeto de estudio (teoría), como objeto
de enseñanza (metodología) y como objeto de
aprendizaje (práctica). Ahora, la perspectiva
didáctica, como la describen los autores referidos, comienza a integrar otras propuestas,
otros lineamientos metodológicos de la literatura, para vincular la teoría y la práctica con
experiencias pedagógicas que en realidad
trasciendan y formen integralmente al estudiante.
37
De la motivación por la lectura literaria mediante su análisis diversificado / Carlos Gerardo Castillo Alvarado
Un objetivo perentorio de la enseñanza
de la literatura, en preparatoria, es relacionarla
con otras artes afines y otras manifestaciones de la inteligencia humana: cine, música,
pintura, teatro, fotografía, historia, filosofía.
Artes y ciencias que poseen un referente
histórico y cultural, implícito en los textos
literarios, vinculados entre sí y que merece
la pena ser (re)conocidos. Ensanchar la mirada
de los estudiantes, enseñarles a relacionar
aquello que se fragmenta con rigorismos escolares y se desvirtúa o ignora por atavismos
y prejuicios. Se defiende la idea de la interdisciplinariedad y diversidad al momento de
abordar la literatura, que ésta no es un arte
o disciplina aislada, sino se relaciona con
todo tipo de arte, ciencia o disciplina. Debe
existir una correlación entre la enseñanza
de la literatura y de otras asignaturas. Es así
como se construye el conocimiento humano
(conceptos, teorías, leyes, términos, fórmulas,
etcétera), con las aportaciones de diversas
disciplinas; todo orientado hacia el objetivo
común de comprender y (re)conocer nuestra
realidad (Villarrubia 2010).
La obra literaria no es estática, puede decirse
que vive en la relación que se establece entre
el lector y el texto: “el lector infunde significados intelectuales y emocionales a la configuración de símbolos verbales, y esos símbolos
canalizan sus pensamientos y sentimientos.
De este proceso complejo emerge una experiencia imaginativa más o menos organizada”
(Rosenblatt, 2002).
La experiencia literaria guarda diversos
aspectos; por un lado, la literatura aborda y
sirve la vida y necesidades humanas. Por otro
lado se encuentra el aspecto estético, el propio
del ejercicio literario que es la forma artística.
En este último, el escritor no elabora propiamente una apreciación indirecta de la vida,
sino que le añade una nueva experiencia
mediante la obra de arte. La perenne diversidad
de la literatura apoyada en la complejidad
del ser humano, determinan la necesidad de
preparar al alumno para adentrarse en el
proceso personal de ir descubriendo la obra
literaria a partir de su lectura. El profesor
de literatura debe estar consciente de la
amplia percepción de la naturaleza compleja
que implica la experiencia literaria, ya que
si no logra que el estudiante considere los
elementos estéticos y sociales de esta experiencia implica incapacitarlo para que la
comprenda de manera fructífera (Rosenblatt
2002).
38
Una propuesta didáctica para su enseñanza, debería plantear la construcción de
prácticas educativas innovadoras para el
abordaje de los contenidos con un énfasis
lúdico que faculte al alumno para el autoaprendizaje incorporando técnicas de aprendizaje
(González García 2005). En este sentido, el
docente es el actor del proceso educativo con
habilidades para guiar y encauzar a los estudiantes, identificando el contexto de aprendizaje,
el reconocimiento de la realidad cambiante de
los estudiantes acorde con su edad, para que
ellos generen su propio aprendizaje en el
quehacer docente de llevar a cabo actividades
como tutoría, enseñanza, guía, investigación,
administración, certificación del aprendizaje,
desarrollo e incorporación de nuevas estrategias
que faciliten el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Dentro de estas estrategias se encuentra
la lectura literaria, una actividad cognitiva
compleja que implica una interacción entre
el lector y el texto (Gallardo 2009). Mediante
la lectura, “el lector interpreta los contenidos
textuales de acuerdo con sus conocimientos
y las expectativas presentes” (Martínez 2002).
La lectura es un “acto de la comprensión de
un mensaje en una situación de comunicación
diferida a través de textos escritos” (Colomer
1997). Requiere conocimiento léxico, gramatical y fonético, y supone significado (Iza 2008).
Sintéticamente, la literatura puede definirse como el arte de la expresión por medio de
la palabra y como el conjunto de las producciones literarias de un país, de una época,
de un género (Derrar 2005). Pero también,
la literatura es la manera en que éstas se relacionan con las personas. Así, se podría considerar literario, cualquier texto que tenga una
significación social, se relacione con cierto
entorno, e influya en el tipo de actividades
humanas. Considerando esta cualidad de la
literatura, en lo educativo, puede contribuir
al proceso de maduración de la personalidad
del estudiante, al desarrollar su capacidad
crítica y creadora, y su sentido lúdico y
creativo (Palanco 2009).
La lectura es una actividad cognitiva
compleja que implica la interacción entre el
lector y el texto; pero la escritura también
constituye una herramienta para acercarse a
la literatura. Se debe brindar a los estudiantes la oportunidad de escribir, de investigar,
de redactar diversos materiales como imitación
y recreación de textos literarios (Villarrubia 2010).
La intención es que el proceso didáctico
funcione como un agente formador de con-
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
De la motivación por la lectura literaria mediante su análisis diversificado / Carlos Gerardo Castillo Alvarado
ciencia, de pensamiento, reflexión y acción,
principalmente en los alumnos adolescentes
de tercer semestre de preparatoria, a quienes
va dirigida, así como a los profesores encargados de implementarla. Lo anterior requiere
una visión distinta de la labor docente: una
formación gradual sólida en cuanto al campo
de conocimiento que se enseña, así como
una selección y organización pertinente de
los contenidos, coherente con el tipo de contexto y de estudiantes, y una actitud y disponibilidad para trabajar en su propio aprendizaje
por parte de los estudiantes.
Esta propuesta será vital para reflexionar
acerca de las condiciones en que se dan los
procesos de enseñanza y aprendizaje de la
literatura, así como agente que coadyuve el
despertar de la conciencia del alumno por
conocer su realidad.
En el nivel medio superior de educación,
uno de los principales retos pedagógicos al
trabajar con adolescentes es proponerles y
vincularles contenidos y actividades de interés
prioritario para su vida. Así, no es tarea fácil
habituarlos a la lectura literaria con el propósito
de conocer su persona y su entorno, comprenderlo y tratar de mejorarlo. Se trabaja
con individuos que presentan características
y singularidades que vale la pena tomar seriamente en cuenta al momento de iniciar la
interacción educativa. Ésta se articula de acuerdo
con la forma como los adultos percibamos e
interpretemos a los adolescentes y sus comportamientos, y con ello, les adjudicamos
significado a sus conductas y visualizamos
potencialidades o limitaciones (Funes 2003).
La percepción predominante acerca de
los adolescentes es la de individuos inmersos
en situaciones problemáticas que precisan
mucho que aprender. No obstante, también
se distinguen importantes características de
conocimiento y madurez, como la autosuficiencia, y a necesidad de descubrir y experimentar, quizás no reconocidas por ellos mismos
ya que se encuentran en una etapa clave de
transformación: lo que son y lo que descubren
desean ser. Esto matiza sus relaciones con sus
congéneres, impactando en sus concepciones,
posibilidades, sus pretensiones, y sus limitaciones. No poseen mayores apegos, pero
su entusiasmo es periódico e influenciado
por sus estados de ánimo (Funes 2003).
Al tratar de educarlos es necesario considerar este complejo mundo personal en proceso
de construcción. La labor pedagógica con
adolescentes consiste en diseñar formas de
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
intervención que modifiquen, en la medida
de lo posible, sus situaciones problemáticas.
No obstante, este proceso no está exento de
dificultades.
El propósito pedagógico de una propuesta integral es que el docente logre, de
acuerdo con Lomas (2009):
Acercar la literatura a los adolescentes; fomentar hábitos de lectura y actitudes de aprecio
de las obras literarias y del uso creativo del
lenguaje; asegurar el conocimiento de parte
de nuestro patrimonio literario, obras y autores
representativos; instruir a los alumnos en el
análisis de los textos; comprensión el texto
literario (capacidad de análisis e interpretación)
y apreciación de la literatura, provocando el
placer estético y literario; y emancipar en lo
posible a los adolescentes a través de la
lectura literaria.
Por otra parte, se persigue que el alumno
pueda, con base en Cassany (1994):
Alcanzar gradualmente una competencia
literaria, convertirse en un buen usuario de
la literatura; disfrutar la lectura literaria;
reconocer el arte de la literatura; saber leer e
interpretar un texto literario; poseer criterios
para seleccionar un libro según sus intereses
y sus gustos; incorporar la literatura a su vida
cotidiana conociendo gradualmente autores,
obras, épocas, estilos.
Una propuesta didáctica ideal tendría que
retomar el desarrollo de las competencia lectoliteraria que consiste en la capacidad de localizar y extraer información de un texto, de
interpretarlo, de reelaborarlo personalmente,
de hacer valoraciones personales y críticas
respecto del contenido de la lectura y de
reflexionar sobre los aspectos formales y
lingüísticos del texto (Gobierno de Navarra,
2008). Es el conjunto de capacidades cognitivas,
lingüísticas y culturales que permiten a un lector
realizar el acto eficaz de lectura (Mendoza
Fillola 2001). Así mismo, esta competencia compleja, implica la adquisición de conocimientos,
el desarrollo de habilidades, de procesos
cognitivos y de actitudes que favorezcan
procedimientos como leer, escuchar, hablar,
escribir, interpretar, analizar, relacionar, valorar
y comparar textos literarios; favorecer su
análisis en tanto identificar y relacionar los
elementos que los componen; y actitudes de sensibilidad, crítica, reflexión y acción (Cassany 1994).
39
De la motivación por la lectura literaria mediante su análisis diversificado / Carlos Gerardo Castillo Alvarado
Adentrarse en la literatura a través de la
lectura, acorde con el equipo intelectual y
emocional que posea el individuo y lo que
éste pueda aprehender de este arte, incide
de alguna manera en el pensamiento y praxis
del individuo, al coincidir sus experiencias
de vida y lenguaje con las que identifique en
la obra literaria. Proceso que no es sencillo,
pues tanto en la vida como en la lectura
soslayamos elementos de importancia de
acuerdo con nuestras carencias:
La vida presenta una masa confusa de detalles
de los cuales seleccionamos, para prestarles
atención, sólo aquellos que se relacionan con
nuestros intereses prácticos. Incluso en ese
caso nuestra atención no se centra en los
detalles mismos sino en su valor práctico…
Sin embargo se reconoce cada vez más el
hecho de que, de manera subconsciente,
respondemos a menudo de forma cualitativa
al ambiente que nos rodea. En nuestra aproximación a una obra de arte el interés está
centrado precisamente en la naturaleza y la
calidad de lo que se nos ofrece (Rosenblatt
2002).
A partir del planteamiento de la propuesta
didáctica De la motivación por la lectura
literaria mediante su análisis diversificado,
se pretende motivar y desarrollar en el estudiante de bachillerato, habilidades para la
lectura literaria por medio del acceso diversificado
al texto literario y del reconocimiento de la
condición mexicana contenida, como curso
de capacitación y nivelación, y se establecen
los siguientes objetivos:
1. Promover el hábito de la lectura literaria a través del análisis diversificado
–apoyado en artes afines como la música
y el cine– de obras literarias y sus
propuestas, de reconocidos autores
mexicanos y latinoamericanos.
2. Distinguir algunos de los rasgos de la
realidad contenida en la obra literaria
que se refleja en la experiencia de vida
y de lenguaje propios de los lectores.
3. Facilitar el cambio de actitud en los
alumnos hacia la literatura a través
de la lectura literaria, apoyada en el
análisis diversificado, describiendo
los rasgos de la realidad aprehendidos en el texto, vinculados con su experiencia de vida y lenguaje, expresándolos mediante un escrito propio.
40
La dinámica de implementación de la
propuesta didáctica consiste en desarrollar
e incorporar habilidades de lectura a través
del análisis y reconstrucción de algunos
textos de literatura que incluyen elementos
distintivos de la realidad propia del texto y
aquella del lector, impregnada en su experiencia de vida y de lenguaje, así como desarrollar
habilidades de crítica analítica a través de
la comparación y discriminación de algunos
de estos elementos distintivos.
Lo anterior, mediante la implementación
y ejecución y evaluación de técnicas y
actividades como: interrogatorio diagnóstico
a los estudiantes con el propósito de conocer
los conocimientos, ideas, pensamientos y actitudes que posean ante el texto literario y su
temática que se abordará; discusión entre las
estudiantes acerca de temáticas desprendidas
del cuestionario y de la lectura guiada;
presentación de la obra literaria seleccionada
y su autor y su apreciación, dirigida por el
profesor; lectura dirigida de manera individual y grupal del texto literario abordado;
(re)interpretación del texto literario abordado
con la producción opcional por parte de los
estudiantes de un producto integrado de
aprendizaje mediante la redacción de escrito
de corte reflexivo, redacción literaria de trama
alterna de obra, composición plástica, literaria
y/o musical (opcional), y presentación de un
trabajo escrito.
Comentarios finales
Desde la antigüedad, Comenio planteaba que
el acto de enseñar debe atender primordialmente tres cosas: tiempo, objeto y método;
desplegándose entre enseñar-aprender,
palabras-cosas, leer-escribir. La importancia
del lenguaje, de la palabra escrita y pronunciada mediante la lectura, cobra relevancia
dentro de la formación integral –no sólo de
aprehensión de la doxa– del ser humano.
Dentro de este planteamiento, el maestro
debe encarnar el método de enseñanza, pero
también él mismo ser modelo para sus alumnos
(Comenio 2007). La importancia de enseñar
y aprender a través del acceso a la palabra,
mediante la lectura y la escritura, es un
requisito para los participantes, profesores
y alumnos, del acto educativo.
En la actualidad existe total consenso en
señalar la exigencia de una nueva función
en la concepción y en la formación en el
sistema educativo, una función que propicie
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
De la motivación por la lectura literaria mediante su análisis diversificado / Carlos Gerardo Castillo Alvarado
la congruencia con la realidad cambiante a
través de un mayor acercamiento. Esta nueva
función implica desafíos para la formación
evitando seguir centrándose en la mera
transmisión de conocimientos y habilidades,
sino en generar también capacidades, eje
central y noción principal de la formación,
la cual transforma y hace progresivas las
capacidades, las cuales se orientan a lo cognitivo, lo psicomotor, lo comunicativo y lo
interactivamente social, implicando la capacidad
de adaptación al cambio, la de raciocinio, la
de comprensión y la de solución de situaciones
complejas. En conjunto, las capacidades, las
habilidades y los conocimientos constituyen
las posibilidades de aprendizaje del individuo,
con lo cual se forman las competencias (Ruiz
2007).
La competencia es un saber hacer con
conciencia. Es un saber en acción. Un saber
cuyo sentido inmediato no es describir la realidad,
sino modificarla; no definir problemas sino
solucionarlos; un saber qué, pero también un
saber cómo. Se desarrollan a través de experiencias de aprendizaje en cuyo campo de
conocimiento se integran tres tipos de saberes:
conceptual (saber conocer), procedimental
(saber hacer) y actitudinal (saber ser). Son
aprendizajes integradores que involucran la
reflexión sobre el propio proceso de aprendizaje
(metacognición). Las competencias son, por
tanto, propiedades de las personas en permanente modificación que deben resolver problemas concretos en situaciones de conflicto
(Villa 2007; Hawes 2004).
Sintéticamente podemos decir que la literatura es el producto de un uso comunicativo
lingüístico de carácter social y cultural, que
puede ser empleada como instrumento de
asentamiento de las competencias comunicativa y lectora –y también literaria– de la lengua
(Diez 2003). Residen en ella elementos de diverso
orden que, al reconocerla e interpretarla, permiten comprender el contexto histórico determinado al cual pertenece. A través del acceso a
la literatura, mediante la lectura, el individuo
puede conocer su realidad presente y pasada,
y de alguna manera vislumbrar la futura.
Acceder a la palabra, conocerla, interpretarla,
transformarla. Freire señala (Palacios 1999)
que en la medida como el individuo reflexiona
sobre su contexto y se compromete, se construye a sí mismo y llega a ser sujeto; el individuo llega a ser sujeto al reflexionar sobre
su situación, sobre su ambiente. Educar no
es someter, es crear conciencia, y para que la
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
acción educativa sea válida debe ir precedida
forzosamente de una reflexión sobre el individuo y de un análisis del medio de vida concreto de los individuos a educar. El vehículo
es la palabra, dado que el ser humano es un
ser de comunicación, se hace en la palabra
ligada a la acción y a la reflexión (lo que
saca de su interior al exterior); en el diálogo
se afirma. La palabra es la praxis para transformar el entorno. Existir como ser humano
es pronunciar al mundo y transformarlo.
El objetivo de la educación implica crear
la capacidad de actitud crítica permanente,
la cual permita al individuo captar su situación como limitante y transformable. Educar
no es transmitir conocimientos hechos y
estáticos; es crear una situación pedagógica
en donde el individuo se descubra a sí mismo
y haga conciencia de su entorno, reflexionando
y descubriendo las posibilidades de reestructurarlo y modificarlo; consiste en la aprehensión
crítica de la realidad y su transformación,
donde la reflexión y la acción son elementos
básicos, inseparables, del proceso educativo.
Y el acto de leer es un método para educar.
Pero leer no sólo implica pasar los ojos
por las letras y conocer el significado de las
palabras; posee mayor complejidad, implica
algo entender el sentido de cada una de las
palabras, darles un sentido dentro del texto,
interpretarlas, relacionarlas con el entorno,
comprender su estética, relacionarlas con el
contexto en donde fueron producidas,
buscarles sentido dentro de su experiencia,
pero gozándolas y disfrutándolas (Ruffinelli
1998). Leer es una habilidad comunicativa
que el estudiante tiene que conocer y dominar
para desenvolverse en la sociedad (Gallardo
2009). Leer es conocer a otros individuos y
otros entornos gracias a las palabras que se
encuentran en un texto y que puede contrastarse con el aquí y el ahora del estudiantelector. Es un acto interpretativo del mensaje
escrito, partiendo de la información que el
texto proporciona, como de los conocimientos
que el lector posea (Gallardo 2009).
Acorde con Freire, la función del educador
es la de despertar y desarrollar la conciencia
crítica de los educandos; posibilitar el análisis
problematizado de las relaciones interactuantes en la organización de la vida y el medio.
Su tarea no encaja en el esquema de transmisiónasimilación del proceso educativo tradicional
de entregar al alumno conocimientos terminados
y asimilados pasivamente. La práctica educa-
41
De la motivación por la lectura literaria mediante su análisis diversificado / Carlos Gerardo Castillo Alvarado
tiva debe conducir a una auténtica liberación
del individuo mediante el uso de la palabra,
rechazando la mera transferencia y depósito
de contenidos estáticos en las mentes acríticas
de los alumnos. La alfabetización, el aprendizaje del código lingüístico, y la concientización,
el desciframiento de la realidad vivida, son dos
elementos inseparables para Freire, pueden
ser aprehendidos a través de la lectura del texto
literario. Alfabetizar es concientizar, es enseñar
a los analfabetos a reflexionar y expresar su
experiencia y su situación, hacerlos actores
de su propia historia; la alfabetización liberadora enseña a pronunciar el mundo y transformarlo (Palacios 1999). Otro enfoque, como
el de Freinet (1998), concibe la educación
como un proceso dinámico el cual está sujeto
a cambios dados por el tiempo y las condiciones
de la sociedad; es por tanto necesario transformar la escuela y el proceso de enseñanza
y aprendizaje para tratar de (re)adaptarla a
la vida y al entorno. Pero no sólo es tarea del
profesor, es necesaria la toma de conciencia
por parte de todos los participantes, concibiendo la educación como una necesidad
real.
La innovación de la enseñanza de la
literatura, en el nivel de preparatoria, es tarea
compleja, pero no imposible. Uno de los objetivos
básicos del nivel medio superior es ayudar
a los estudiantes a depurar sus capacidades
de comprensión e interpretación. Llevar a
este objetivo requiere tiempo y atención, de
las necesidades y características de los estudiantes para evitar caer en la mera memorización o aprendizaje sin significado (Villarrubia
2010). La literatura sirve para entender al
mundo, y a nosotros mismos, esta idea debe
inculcarse en los estudiantes, aunque no
siempre puede hacerse por diversas razones.
Es necesario seguir trabajando.
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43
Creación
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
45
Poesía
Leticia Herrera
La misma de siempre
renuncio
ya lo intenté
lo juro
perseguí con denuedo
el atuendo de señora
arrumbando mis aires de clochard
mi pretensión de enfant terrible
dejé de beber alcohol por las mañanas
o las noches
dejé de buscar el amor de los hombres
dejé de llamar de convocar de pedir
de hacerme la aparecida en la vida de alguno
dejé de decir todo lo que pienso
de quien lo pienso y me volví discreta
humilde sosegada prudente sobria
dejé la terapia y las pastas
busqué a Dios
pedí consejo
escuche y leí con atención
del opus dei
los legionarios
la acupuntura
el fin del mundo
la meditación
el ascetismo
las piedras los astros
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
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Poesía / Leticia Herrera
y nada me ha conmovido
nada ha podido acallar
mis hambres
me sigo siendo yo misma
seguí pensando en voz baja
las mismas atrocidades
las mismas bajas pasiones
los mismos enojos
el mismo cinismo
la misma incredulidad
brotándome por los cabellos
y porque de nada sirve
apacentar a un girasol
y porque de nada sirve degollarme
si pienso con la entraña
es que vuelvo de mí hacia mí
con todas las nuevas ideas
revoloteando
mientras hago el amor
48
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
Poesía / Leticia Herrera
La vida
podría morirme en un ratito
tener un accidente vascular
quedarme vegetal a las dos treinta
de este jueves de junio
caer de cabeza en la alfombra
asustar al gato
podría callarme
mirar el muro que se desgaja
sacar mis conclusiones
vivir
morir
qué insipidez
podría quitar a Piazzola
o dejarlo que toque
tomarle al café o no
irme a otro cuarto
recostarme y saludar
al chango de peluche
podría cocinarme un
filete a la pimienta
beberme una botella de vino
cortarme las venas
con desgano
soy un adulto
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
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Poesía / Leticia Herrera
Manías
tallarse hasta casi sangrar la piel
como arrojar al caño
los más impuros pensamientos
decirlo todo de primera intención
pensando siempre impulsivo
que el otro se quiere ir sin escuchar
pensar que eres idiota de nacencia
que antes o después los otros
descubrirán el fraude la impostura
quererlo todo y quererlo ya
anclado en tu etapa oral
donde la ausencia es morirse
mentir sin hacer un solo gesto
porque quien dice la verdad
se queda solo para siempre
hablar con los gatos callejeros
confiar en ellos no en los hombres
llevártelos a vivir a casa
aplazar el sueño hasta el cansancio
dejarlo llegar arrastrándose
muelle en su paso de caracol
huir de la virtud como del miedo
con el cuerpo en ventolera
y los labios abiertos al beso
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Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
Poesía / Leticia Herrera
Hoy
hoy no escribiré un poema amoroso
no estaré lánguida esperando que el mundo
me regale el amor que anhelo
un par de piernas en su sitio
un sexo alegre y juguetón
ideas que salgan a despeinarse al día
dionisios como dios de cabecera
una dosis de ternuras pertinente
para que nadie salga lastimado
no hoy no
porque no puedo
no siempre se puede creer en lo que se cree
a veces cuando mucho
te sientas a mirarte
y te perdonas
quiero gritar quiero morder a un perro
arrancarle las orejas a alguien matar o que me maten
quiero ser despreciable
pero de veras despreciable
no como este ridículo modo de serlo
sentadita propia
escribiendo poemas mientras me pudro
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
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Poesía / Leticia Herrera
Ajena
no soy yo la que me mira con disgusto
es la que quisiera ser el puerto la llegada
ésta que soy por contrario
atada a manías y enfermedades
terminales (acabarán conmigo
sin dudarlo) no tiene ningún valor
es una golfa vestida de intelectual
que brama por habitar al hombre
cada día
y esa que soy que apesta que lo debe todo
esa es la única que tengo cuando amanece
y las rayas de la cama en la cara
son como rutas
del mundo que conozco
estrechas pusilánimes
no me mires así no es justo
cada quien es como va siendo
yo mañana reviento pero tú
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Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
Poesía / Leticia Herrera
El corazón
el corazón del hombre se estremece
duerme crece decrece se entumece
es un órgano flexible y necesario
que a veces dejamos en el rincón
a que se pudra
pero las manos tienen sed de tocar
el ojo no sabe estarse sin su objeto
de deseo los pies caminan sin concierto
si no llevan a alguna parte donde viva Eros
las rodillas son algo frías pero muestran su estupor
si no duermen al lado de piernas ajenas
y el pelo de triste cae o se emblanquece
si con el paso de los años no hay alguien
que lo enrolle desenrolle como si en ello
se le fuera la vida y sus anhelos
cuando estos acontecimientos concatenados
arrojan el resultado de un individuo triste
entonces el corazón recobra su marimba
pide argumenta razona y si no se le hace caso
duele
cuando duele es momento de atenderlo
de decir que sí
esto es el amor y el corazón
su representante más preciado
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
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Ensayo
Sobre la literatura llamada juvenil
Dalina Flores Hilerio
Es incuestionable que los paradigmas para
establecer un canon son impuestos por grupos
de poder que, a partir de sus funciones en el
sistema de producción, legitiman diferentes
prácticas sociales. En este proceso de legitimación y reconocimiento de los productos
culturales se establecen criterios de evaluación
orientados a dar vigencia a distintas manifestaciones artísticas. La literatura, en Occidente,
no ha sido ajena a esta validación, a través
de diferentes prácticas, dentro de las que
destacan, como ya hemos dicho, la producción
y reproducción de los discursos, a través de
los canales (que implican la difusión, distribución y comercialización de libros y autores),
dentro de los que se encuentra la discusión
académica en torno a sus temas y productos.
Los textos literarios que se inscriben dentro
de la tendencia editorial conocida como
literatura juvenil, en México, han sido víctimas
de estas dos grandes omisiones: no se difunde
apropiadamente y casi no se discute en espacios
académicos formales.
Las causas de este abandono pueden ser
múltiples, pero una de las más probables es
que, igual que la infantil, la literatura juvenil
es considerada, por algunas cúpulas artísticas
e intelectuales, como un subgénero que por
ser para ‘adultos incompletos’ no tiene la
seriedad propia que el nivel literario canonizado
exige. Lejos de creer que esta forma particular sea un subgénero o una manifestación
embrionaria de la literatura, hemos visto que,
independientemente del éxito comercial y
literario de producciones creadas para este
público, en el mundo anglosajón han tenido
gran éxito obras y autores que escriben para
el público juvenil, como la saga de Harry
Potter, Los juegos del hambre y otras menos
afortunadas como las series de Stephanie
Meyer. Independientemente del mercado en
inglés, estas obras suelen traducirse al español
para estar al alcance de los hispanohablantes
ya que el público joven, con peculiaridades
evidentes, también es un ‘consumidor’ que
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
estimula y exige la creación de sus propios
universos.
De acuerdo con Filippe Aries, el concepto
de juventud, entendido como “un sector de
población con características propias, es
resultado del desarrollo de las fuerzas productivas
en Occidente, consecuencia de la necesidad
de la sociedad burguesa emergente de preparar
a los individuos para su integración efectiva
a la vida productiva y social de un grupo
con características exclusivas”. Por ello, la
escuela y la vida escolar representan un espacio que acota los intereses y temáticas de
estas comunidades, quienes establecen sus
propios códigos y lenguajes para interactuar.
“La juventud se desarrolló en el sistema escolar,
que se volvió el principal agente del ‘desarrollo
de las potencialidades individuales’. … La
vida escolar es el contexto básico o crucial de
la juventud”. La visión de la literatura juvenil
contemporánea no está exenta de este enfoque,
pero además, integra a sus propuestas las nuevas
realidades, como la virtual y el mundo
tecnológico, tan distantes del mundo adulto
tradicional. A eso, quizás, se deba el rechazo
que muchos escritores y críticos literarios
consagrados sienten por la literatura juvenil.
Por otra parte, la condición biológica del
joven, que no es determinante en ningún
sentido para clasificar el gusto literario, también
determina la forma en que se procesa el texto
a través de su lectura, pues la capacidad del
adolescente para el desarrollo del pensamiento
hipotético deductivo se dispara a partir de
la complejidad que ofrece la literatura. La
producción de libros infantiles se determina
por el estadio psicogenético de sus lectores
ya que en la infancia, hasta cierto punto, esta
condición está en evolución pero con
patrones que podríamos considerar estables.
La condición del joven, al contrario, presenta
una serie de manifestaciones que rompen con
la afabilidad del mundo infantil y lo conducen no sólo a la rebeldía natural contra lo establecido, sino a la crítica profunda de su realidad.
57
Sobre la literatura llamada juvenil / Dalina Flores Hilerio
El adolescente está listo para generar
nuevos vínculos y relaciones afectivas determinantes más allá de las familiares, y ello lo
conduce a un estado en donde la búsqueda
de la aceptación es primordial para afianzarse
con cierta seguridad en el mundo. “Cuando
la estructura social hace posible los lazos
directos entre los adolescentes, pueden estos
desarrollar el sentimiento de particularidades
propias y de una conciencia común” (Aries),
de ahí la importancia que la literatura tiene
entre los jóvenes, ya que ésta les otorga la
posibilidad de reconocerse y conocerse en
el otro; de crear sus propios mundos. Es fundamental promover en ellos la lectura, acercándoles el mayor número de propuestas literarias.
En este sentido, escribir, pero sobre todo,
leer literatura (para jóvenes, niños, adultos)
puede tejer la urdimbre para sostener numerosas relaciones afectivas entre diferentes
usuarios de la cultura escrita. En Biblionautas
consideramos que la función de un maestro,
promotor o gestor cultural, lejos de ser prescriptiva, tendría que orientarse hacia la construcción
de puentes que permitan que el lector integre
su propia experiencia con la experiencia literaria; y ello, a su vez, podría acercar a los adultos,
de forma genuina, a los temas que interesan
a los jóvenes actuales, y que han abordado
algunos autores mexicanos contemporáneos
a través de propuestas literarias lúdicas y
complejas que apuestan por la integración
de diversas habilidades cognitivas, sociales,
lingüísticas y emotivas para su interpretación,
pero cuyo fin ulterior es el gozo. Debido a
esta función integradora del texto literario,
algunas propuestas de la literatura llamada
juvenil, así como otras producciones derivadas de tradiciones literarias legitimadas,
ofrecen las circunstancias para formar comunidades de lectura y, con ello, la posibilidad
de la construcción de un mundo más solidario.
La naturaleza de la literatura que se
produce actualmetne para los jóvenes sería
suficiente para sostener el valor de su promoción
y consumo sin importar la edad del lector,
ya que, entre otras cosas, presenta al adulto
una construcción tan detallada y compleja
del mundo juvenil, que también se identifica
inmediatamente con el joven que alguna vez
fue, precisamente por la capacidad evocativa
y de actualización del arte, sin recurrir a moralejas chocantes o descontextualizadas. Por
ello, algunas producciones de la literatura
‘para jóvenes’ pueden servir como vehículo
para fomentar el respeto y la inclusión. Sin
58
embargo, dentro de lo literario, este proceso
se lleva a cabo desde el gozo y no a partir de
la imposición de dogmas.
Ahora bien, es necesario cuestionar la función
de la escuela y de las editoriales en la difusión
de los textos reconocidos como juveniles. Cuando
nos referimos a su difusión, no sólo estamos
considerando su divulgacióna través de concursos, ferias, presentaciones, etc., ya que es
una de las tendencias editoriales más evidentes:
crear lectores que consuman estos productos.
Lo que nos preocupa, en este caso, es que, al
no abordarse en espacios formales para su
discusión, ni promover estrategias reales para
acercar a los lectores, estos temas y recursos
tienden a proyectar una imagen confusa entre
el público y la crítica, porque, también, algunos
editores buscan más el éxito comercial de una
historia, que su calidad literaria.
Una revisión rápida sobre la práctica de
lectura en la escuela nos permite corroborar
que se está enfatizando la función eferente
de la literatura, entendiéndola como un vehículo
moralizador y formativo; esta inclinación
también se percibe en el ámbito editorial. Es
decir, muchas ediciones están diseñadas para
ser productos de consumo por públicos específicos (que, además, tienden a ser voraces),
donde sobresalen los triángulos amorosos,
los personajes estereotipados y un enfoque
didáctico como propósito final de la experiencia
lectora, pero que nada aportan desde lo literario.
Leer una novela de estas características sería
casi como estar frente al televisor.
Sin duda, algunos críticos podrían considerar que lo que se difunde como literatura
juvenil, entonces, consiste en un corpus de
historias sencillas, con un lenguaje llano y
directo, que aborda temas propios de la
adolescencia y que tienden a dejar una moraleja
o moralización en el lector. Eso es lo que
debería replantearse al proponer un análisis
serio de esta producción artística: hasta
dónde las etiquetas limitan y determinan la
producción literaria; como bien lo ha señalado
Francisco Hinojosa, respecto a la literatura
infantil, en el ámbito juvenil ocurre lo mismo:
“hay que diferenciar: existen libros para niños
y literatura para niños. De literatura no hay
tanta. Y la crítica piensa que todo lo que se
escribe para niños pertenece a la categoría de
esos libros que son medio tontos y que no
tienen intención literaria”. En este sentido,
tampoco todo lo que se escribe pensando en
el público joven es literatura.
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
Sobre la literatura llamada juvenil / Dalina Flores Hilerio
Paradójicamente, también, algunos
autores cuyas propuestas literarias juveniles
son de gran calidad, producen literatura para
‘adultos’ que se ve desvalorada porque las
críticas y las tendencias terminan por encasillarlos en un tipo particular de escritura,
sin tomar en cuenta que toda su producción,
más allá de la etiqueta, puede ser leída,
apreciada y disfrutada por cualquier lector
sensible e inteligente, independientemente
de su edad.
Los textos literarios, independientemente
de las etiquetas, tienen mucho que aportar a
cualquier lector, sin importar ningún rasgo
de su condición (social, afectiva, cronológica
o de género). Cuando se puso de moda el
adjetivo ‘femenina’ para aludir a la literatura
escrita por mujeres, algunas escritoras se
sintieron discriminadas, ya que la tradición
ubicaba su obra, sin hacer ningún tipo de
distinción, como un género en particular (a
pesar de ser multigráfica), además de incluir
en ella cualquier tipo de texto: era tan literatura
femenina la obra de Almudena Grandes
como la de Marcela Serrano o Carmen Boullosa.
El criterio de clasificación radicaba en una
cuestión de género y no en recursos literarios
particulares.
Dentro de lo que hoy se difunde como
literatura juvenil sucede lo mismo: no importa
si el autor escribe cuento, novela o poesía;
si aborda temas trascendentales desde un
planteamiento complejo, a través de propuestas
lúdicas y estéticas en el manejo de las estructuras y el lenguaje, o sólo aborda temas
‘juveniles’ de moda, sin otro interés que la
moralización del lector, pero con un gran éxito
de mercado. Todo es juvenil.
Este tratamiento no sólo afecta a los creadores cuya vena literaria los lleva a producir
obras complejas, y se ven condenados a ser
leídos sólo por un público muy selecto, pues
los grandes críticos y promotores no los
incluyen en las tendencias ‘literarias serias’
y por ello no se les ubica ni promueve desde
otras plataformas. También, en esta especie
de discriminación, el lector sufre una gran
pérdida, al tener que conformarse con la lectura
de las letras alfaguarizadas, porque la oferta
editorial se las presenta en bandeja de plata,
con textos legitimados, pero que quizás ofrecen
menos diversión o posibilidades lúdicas en
el proceso de lectura.
Si nos apegamos a los postulados del
postestructuralismo, la hermenéutica y la estética
de la recepción, un texto literario tendría que
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
ser polisémico; es decir, debería implicar
muchas posibilidades de interpretación, pero
también de lectura. En su estructura y lenguaje
se destacaría el juego y una búsqueda estética
intencional. Su ‘función’ principal, entonces,
tendría que ser el gozo, despertar la imaginación,
y evitar los dogmas. En definitiva: no estaría al
servicio de ningún interés que no fuera artístico.
En este sentido, es claro que muchos libros
de corte juvenil no se pueden considerar dentro
del corpus de las obras literarias.
Algunas editoriales hacen grandes tirajes
de historias moralizadoras o ñoñas pero que,
por fáciles, son producto de consumo inmediato.
Y ello se refleja en las grandes ganancias
económicas. Si bien es cierto que la generación
de ganancias es parte de cualquier tipo de
negocio, en el ámbito editorial, también deberían intervenir otras visiones menos limitadas.
La generación de la cultura, el conocimiento
de las tradiciones ancestrales y la contribución
para la cimentación de una sociedad crítica son
también tareas que corresponden al mundo
editorial.
Sin embargo, el predominio de la visión
económica de las editoriales en Hispanoamérica
y España ha sido concluyente para imponer
prácticas de producción, circulación y recepción
de las publicaciones para jóvenes donde prevalece una visión dogmática. Algunos autores,
incluso, se han sometido (voluntaria o involuntariamente) a una serie de requerimientos
que impone el mercado, para ser consumibles por un público particular, acostumbrado
a la música pop y al cine comercial. Una
obra con pretensiones literarias, desde esta
perspectiva editorial, se convierte, entonces,
en un manual de comportamiento que
legitima y promueve las prácticas culturales
vigentes, producidas por las sociedades
cupulares, hegemónicas y machistas.
A pesar de que defiendo la idea de que
no cualquier texto es literario, y por ende,
no provoca por igual la emoción estética del
lector, tampoco estoy asegurando que este
proceso ocurra exclusivamente en el lector
que consume a los clásicos o las lecturas recomendadas por eruditos como Bloom. Al
contrario: muchos textos clásicos no se
actualizan, ni tendrían por qué hacerlo, pues
ello, de alguna manera, conduciría a una práctica
colonizadora, por lo menos desde la escuela.
Es decir, creo que es importante conocer, pero
sobre todo, disfrutar la Odisea o El ingenioso
hidalgo Don Quijote de la Mancha, tanto
como La tumba o El club de la salamandra.
59
Sobre la literatura llamada juvenil / Dalina Flores Hilerio
Pero no creo que se deba obligar a los jóvenes
lectores a tener un acercamiento a las obras
de manera descontextualizada. Esto, como
hemos visto, provoca en ellos un rechazo
inmediato.
Es verdad que las ‘grandes’ obras del pasado
son tan vastas y complejas que sus ecos resuenan y dan vida a las historias en la imaginación de los lectores actuales; sin embargo,
ese proceso no es espontáneo ni se deriva
de la propia obra artística. Las condiciones
culturales actuales han determinado nuevas
formas de relación entre los seres humanos,
y por ello, también otras prácticas lectoras
que se enriquecen si las propuestas están más
cercanas al usuario y si se le ofrecen puentes
sólidos para relacionarlas con sus propias
experiencias vitales, donde prevalece la información y los mundos creados por el
ciberespacio, las sexualidad desbordada, el
consumismo. Con lo anterior no estoy asumiendo que la literatura tendría que promover
estas realidades. Es precisamente el agente
promotor de la literatura quien tendría que
acompañar al joven lector para que desarrolle
la competencia lecto-literaria que le permitirá
gozar con plenitud el texto. Afortunadamente, en México estamos viviendo una época
60
de bonanza literaria que produce una gran
cantidad de textos adecuados para la
construcción de los puentes entre la literatura
y sus lectores, probablemente porque en este
país ya es larga la tradición que aborda
cuestiones juveniles desde la literatura de la
Onda. En los últimos años podemos encontrar autores, con trayectorias sólidas, como
José Emilio Pacheco, Jordi Soler, Eusebio
Ruvalcaba o Juan Villoro, que no se han detenido para adentrarse en el mundo de los
adolescentes y jóvenes; pero además, otros
autores contemporáneos aportan una nueva
dimensión a la literatura llamada juvenil, a
partir de propuestas frescas y divertidas, sin
perder la complejidad y el juego. Tal es el caso
de los hermanos Antonio y Javier Malpica,
Jaime Alfonso Sandoval, Martha Rivapalacio,
Juan Carlos Quezadas, entre otros.
En definitiva, sería muy conveniente que
los responsables de tender los puentes entre
los lectores y la literatura aprovecháramos
la oferta de estos escritores para que, en la
escuela y fuera de ella, la literatura sea, antes
que nada, un vehículo de gozo y diversión
que nos permita reconocernos en el otro, y
afianzar nuestras afinidades, así como respetar
nuestras diferencias.
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
La influencia de los contextos social y
político en la novela de la Revolución y el
grupo de los Contemporáneos
Tzitel Pérez Aguirre
Para el año de 1909, en México, se encontraban ya las condiciones propicias para un
levantamiento armado que asegurara a la nación
la salida de ese encierro en sí misma iniciado
años atrás, de igual manera, este movimiento
de lucha fue el inicio del alejamiento de los
sistemas autoritarios y oligárquicos impuestos
por las políticas porfiristas, esto había convertido a la sociedad en una sociedad lenta,
aletargada, en donde la democracia no era más
que una dictadura, la igualdad era concebida
como una inmovilidad social y en donde el
progreso, objetivo de la época moderna, se
manifestaba con la industrialización, la creación del ferrocarril y la inversión extranjera,
todo ello en un marco de especulación, ya que
fueron incontables las apropiaciones de bienes
que agrandaron caudales privados.
Aunado a lo anterior, México, cada vez más,
iba reconociendo las innovaciones y los
cambios productivos que contextualizarán
este movimiento de lucha; era latente la necesidad de la transformación social y la
reestructuración política, la creación de un
sistema institucional de gobierno con base
en la Constitución de 1917.
Así, en 1908, teniendo Porfirio Díaz ya más
de treinta años en el poder, aparece un libro de
corte político con miras al proceso electoral
de 1910: La sucesión presidencial en 1910, escrito
por Francisco I. Madero, en el cual después de
elogiar la obra de Díaz por la manera como
logró conciliar al país y llegar al progreso
material, lo criticaba, ya que con ese pretexto
de crecimiento económico se llegó a un
enriquecimiento egoísta de algunos grupos
de la sociedad, dejando a un lado el concepto
de igualdad y democracia.
También cuestionaba su largo periodo
frente al poder, ya sea de forma directa o detrás
de sus amigos que fungían como presidentes;
con esto, Madero hacía un llamado para la
formación de partidos de oposición para el
próximo proceso electoral, además veía una
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
posibilidad para la democracia, en la propia
entrevista hecha por James Creelman a Porfirio
Díaz, para la revista Pearson´s Magazine, publicada en México en marzo de 1908, en donde
él mismo argumentaba la oportunidad para dejar
el poder y subiera a éste alguien de la oposición,
ya que para Díaz, México ya está listo para la
toma de esa decisión.
Resultando ese argumento una falacia,
Porfirio Díaz decide reelegirse; y este acto
conjugado con los problemas sociales, como
las huelgas de los mineros de Cananea en
1906, y la de los operarios textiles de Río
Blanco en 1907, las cuales se pronunciaban
en contra de los abusos a los que eran sometidos por las tiendas de raya, casas de empeño,
cárceles y las desigualdades que existían en
los salarios entre los trabajadores mexicanos
y los extranjeros; fueron los sucesos que
agravaron la situación política y social del
país, y se convertirían en los detonadores
de la lucha al romper con el orden social de
México.
El movimiento de la Revolución Mexicana
se conforma por distintas fases como lo describe Gloria M. Delgado (1978: 160-170): la
primera que se podría ubicar de 1910 a 1920
se integra por la lucha armada y termina con
el triunfo del constitucionalismo, el periodo
presidencial de Venustiano Carranza y la promulgación de la Constitución de 1917; la
segunda etapa de 1920 a 1934 corresponde
a la formación del Estado mexicano; por un
lado la ideología del caudillismo populista
con la que se sientan las bases de la conciliación y la unificación nacionales; y por otro,
el comienzo del proceso de institucionalización;
la tercera etapa de 1934 a 1940 se refiere al
cardenismo, se inaugura el Primer Plan Sexenal
y se fortalece el presidencialismo en el marco
de las instituciones; la última etapa de 1940
a 1970 corresponde al momento de crecimiento económico, se insiste en la unidad
nacional, se busca apoyar el capitalismo nacio-
61
La influencia de los contextos social y político en la novela de la Revolución
y el grupo de los Contemporáneos / Tzitel Pérez Aguirre
nal, al final de este periodo la crisis económica
mundial afecta en lo político y en lo social en
el plano internacional, y por obvio repercute
en México.
Este escrito se ubicará en la segunda etapa
del movimiento de revolución de 1920 a 1934,
después del triunfo del constitucionalismo, en
donde se inicia con una participación en el
poder por los caudillos revolucionarios, personajes, algunos, de origen rural, que buscaban
una identificación con los grupos que por
mucho tiempo estuvieron al margen en las
estructuras sociales, políticas y económicas
del país.
Se pretendía una reconstrucción del país,
mediante la conciliación de clases, sobre todo
de la clase trabajadora con la clase empresarial, se comprendió claramente que para
ser reconocido políticamente, llegar al poder
y mantenerse en él, se tenía que entablar una
relación con las masas, es así como el Estado
moderno del siglo XX se construye sobre
bases populistas.
Otros elementos que apoyan esta reconstrucción nacional serán la educación y la
cultura, estando en el poder Álvaro Obregón,
José Vasconcelos es nombrado rector interino
de la Universidad Nacional de México, así
mismo, por iniciativa de él se crea el ministerio de Educación Pública, Vasconcelos
emprendió una campaña masiva de alfabetización y constituyó una revolución cultural,
mediante misiones en los pueblos indígenas
para incorporarlos al proceso de desarrollo,
es en este periodo cuando los artistas mexicanos empiezan a expresar, a través de sus obras,
la historia de la revolución en todo su dramatismo social, así se crean los grandes murales,
las novelas conocidas como de la Revolución,
entre otras manifestaciones.
Con esto se llega al interés de este escrito,
mostrar las expresiones que surgieron en esta
etapa en lo literario y describir la relación que
guardó el arte con el poder, y sus fines culturales, sociales y políticos que la enmarcaron.
No cabe duda que con las novelas llamadas
de la Revolución se lograron una gran cantidad
de lectores:
Una manera de escribir, incluyendo las
materias sobre las que escribe, cuya resonancia es tal en el ánimo del que lee que, al poco,
el lector intuye y siente algo que va más allá
de los acontecimientos, de los personajes o
la forma en que los recrea el autor: una
esencia propia, nacional (Suárez 1992: V).
62
Entonces, el lector identifica a través de
la lectura, lo suyo, su vida, lo que ha padecido,
de aquí la abundancia de lectores, se reconocen como mexicanos, esto configura la propuesta de un nacionalismo, una búsqueda de
identidad nacional, la cual imperará como
característica de esas muestras literarias, ello
hace que nuestra literatura, de esta época,
se observe como un hecho aislado, no una
unidad hispanoamericana. Se deja atrás los
tiempos de privilegio de las clases acomodadas
en perjuicio de las grandes mayorías populares.
La novela de la Revolución se inspiró en
las acciones militares y populares, también en los
cambios sociales y políticos que condujeron
a distintos movimientos de lucha, la Revolución
Mexicana creó una realidad nueva, el país se
iba transformando, y todo esto se convirtió en
el tema literario.
Según Antonio Castro Leal (Suárez 1992:
V) la novela de la Revolución podría clasificarse
en tres categorías:
La primera, que incluye a Mariano Azuela, a
Martín Luis Guzmán, a José Vasconcelos, entre
otros, correspondería a aquellos autores cuya
participación en la gesta armada fue directa.
La segunda, con autores como Rubén Romero,
Rafael F. Muñoz y muchos más –tal vez el
grupo más numeroso–, sería la de las obras
de aquellos que escribieron páginas sobre la
Revolución, inventadas o reales, pero alrededor de acontecimientos que de alguna manera
afectaron sus vidas. Con excepción de las obras
del doctor Azuela, escritas y publicadas años
antes, las obras de estas dos categorías se
editaron a partir de los finales de las décadas
de los veinte hasta la década de los cuarenta.
Podría considerarse, además, una tercera
categoría, la de las novelas aparecidas posteriormente, conservando los rasgos principales
de las obras del ciclo.
Aunada a esta clasificación que proporciona una ubicación de estas obras, a la identificación nacional, la épica se integra a los
rasgos que distinguen a esta novela, episodios
violentos, personajes crueles, imágenes
conmovedoras, presencia de lo popular, una
meta colectiva de perdón y descubrimiento
del nuevo destino del pueblo mexicano, que
se muestra en esa historia de la realidad heroica
que las novelas de la Revolución proyectan
por medio de cuadros desarticulados, en
donde las visiones y experiencias se acomodan de manera sucesiva. Sin embargo, la
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
La influencia de los contextos social y político en la novela de la Revolución
y el grupo de los Contemporáneos / Tzitel Pérez Aguirre
novela de la Revolución, no incita a la lucha,
sino reconoce al pueblo, su fuerza, la voz
de los marginados, forma una conciencia
nacional.
La novela de esta manera, se convierte en la
contrapartida literaria de la naturaleza inhumana y de las relaciones sociales inhumanas
que describe: la novela está capturada en las
redes de la realidad inmediata y sólo puede
reflejarla. Esta realidad inmediata exige una
lucha para ser cambiada y la lucha, a su vez,
exige un simplismo épico: el hombre explotado,
por serlo, es bueno; el que explota, también
intrínsecamente, es malo. Esta primitiva galería
de héroes y villanos (¿qué literatura no la ha
tenido?) sufre un primer cambio cualitativo,
significativamente, en la literatura de la revolución mexicana. Por primera vez en América
Latina, se asiste a una verdadera revolución
social que no sólo pretende sustituir a un
general por otro, sino transformar
radicalmente las estructuras de un país. Y el
carácter dinámico de este proceso se acentúa
porque el pueblo es el actor del drama
(Fuentes 1976: 14).
En esta cita, Fuentes refiere a la novela de
la Revolución como un proceso social donde el
protagonista deja de ser el miembro de una esfera
privilegiada y se convierte en el pueblo, con
sus características populares, con una búsqueda de ideales para cambiar la vida desproporcionada que ha vivido. En esta clase
de novela, los hechos de ser pobre y de ser
abusado, favorecían ya al individuo y le daba
un valor dentro de este contexto de lucha
social.
Por lo tanto, la novela de la Revolución
se concentró en darle una identidad al ser del
mexicano, teniendo como protagonista en esa
secuencia de relatos, unos testimoniales, otros
creados, al pueblo, al mexicano; edifica y exalta
el nacionalismo, la unidad nacional, la defensa
de los derechos del pueblo, esto por medio,
de un líder, al que seguiría la población: el
caudillo, dando forma a la unidad nacional.
De esta manera, la novela de la Revolución
surge como un medio que permitió la transición del país al tener como uno de los fines,
aquel movimiento armado, la identidad nacional;
logró así, construir un aparato instrumental
en lo literario como sustento para conseguir
un fin social. Lo anterior en un marco mundial,
ya que los procesos de la época moderna eran
la concentración del poder y la conformación
de las identidades nacionales, entre otros.
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
Sin embargo, para este mismo periodo,
de 1920 a 1934, no sólo aparece en el marco
literario esas muestras específicas como la
novela de la Revolución, sino empiezan a
aparecer en escena otros ejemplos de obras
literarias mexicanas, uno de ellos son las que
resultan de un grupo de amigos con intereses
literarios, culturales, estéticos, sociales, políticos en común; a éste se la ha llamado los
Contemporáneos, por el título de una de sus
revistas más difundidas:
La poesía, la crítica –siempre rigurosa– de
las letras, las artes, la sociedad y política, el
teatro, la narrativa, la crónica sabiamente
banal o exaltada de los más diversos sucesos
culturales, los epistolarios y las autobiografías, en suma, cualquier expresión inteligente
sobre cualquier acontecimiento inteligible e
interpretable fue asumida por este “grupo”
con un vigor y un rigor inusitados dentro de
nuestra tradición intelectual, no pocas veces
en oposición a un medio agresivo siempre,
hostil en ocasiones, cruel en su capacidad para
el escarnio o la descalificación (Sheridan
1993: 9).
Sheridan, en su cita, señala algunos rasgos
que caracterizaron a este grupo de amigos
escritores y los identificaron como una generación que buscaba otros objetivos ajenos
al contexto que imperaba en esos años,
mencionados de forma breve anteriormente.
El grupo de los Contemporáneos estaba
conformado por un reducido círculo de amigos
que compartieron trabajos literarios entre los
años 1920 y 1932, entre ellos se puede nombrar
a: Bernardo Ortiz de Montellano, Enrique
González Rojo, José Gorostiza, Jaime Torres
Bodet, Salvador Novo, Xavier Villaurrutia,
Jorge Cuesta y Gilberto Owen, eran amigos,
pues se conocían bien por haber estudiado casi
todos en las mismas escuelas, amistad que se
fortaleció al colaborar, más tarde, en revistas
que edificaban formas de pensar muy diferentes de lo que se proponía después del
movimiento revolucionario.
El contexto social y político que padecía
México en 1920 dicta de alguna manera el
origen de esta generación; al caer Carranza
y llegar Álvaro Obregón al poder ocurre
que los escritores e intelectuales, al observar
una época más estable, sin tanta violencia,
se dieron a la búsqueda de patrocinios y
puestos en la burocracia. No se quedan afuera
de esta meta los Contemporáneos quienes para
63
La influencia de los contextos social y político en la novela de la Revolución
y el grupo de los Contemporáneos / Tzitel Pérez Aguirre
estas fechas eran universitarios y además
buscaban un nombre en el mundo de las
letras.
El desarrollo de este grupo de escritores
se debe en parte por el patrocinio que tuvieron
de José Vasconcelos, como se dijo antes, fue
nombrado rector interino de la Universidad
Nacional en los periodos de Carranza y Obregón,
con sus campañas de mejoramiento del
sistema educativo, incluyó en sus programas
de reforma a varios intelectuales jóvenes,
así para 1921 y con sólo 19 años Torres Bodet
fue nombrado secretario de la Escuela
Preparatoria, después secretario personal de
Vasconcelos, luego recibió el puesto de Director
de Bibliotecas, poco a poco, la amistad con
los demás miembros fue dándose, ya que algunos
compartieron aulas en la escuela preparatoria, y fueron llamados por Torres Bodet a
algunos puestos, así se fue conformando el
grupo. La oficina en el Ministerio de Educación,
de Torres Bodet, fue el centro de actividades
de los Contemporáneos.
En una entrevista Salvador Novo, cuenta
del grupo:
En 1919 conocí a Jaime como secretario de
la Escuela Nacional Preparatoria. Vivíamos
ambos en la colonia San Rafael: casi todas
las mañanas coincidíamos en el camión. En
1920, Vasconcelos se llevó a Jaime a la Universidad como secretario particular. Allí nació,
acaso planeó, la larga carrera de funcionario
irreprochable y brillante que ha seguido desde
entonces por pasos previstos, contados,
firmes. Los Contemporáneos trataron, en
vista de su éxito, de imitarlo en todo. “Si usted
quiere triunfar –me aconsejó una vez– cómprense un coche, da mucha prestancia, e
imparta una clase muy erudita, muy compleja
en la Escuela de Altos Estudios”. En parte,
seguí su consejo: di una clase en Altos Estudios.
Para impartirla, lo cual era fácil, estudiaba
durante varias horas todos los días. Jaime
daba clase de literatura griega a pesar de no
saber griego, ignorancia en que le anteceden
varias personalidades ilustres. Sin embargo,
sus clases eran preciosas: asombraba a su auditorio con los conocimientos macheteados el
día anterior. (De entonces data su erudición
que, entre paréntesis, puede parecer muy pedante).
Cuando nos reuníamos, Jaime sacaba de una
exquisita pitillera cigarrillos exóticos, y se
jactaba: “De éstos fuma el señor Rector”. En
mi único distanciamiento con él, quemé todos
los libros suyos que tenía en mi biblioteca.
64
Cuando Vasconcelos llegó a la Secretaría de
Educación Pública nombró a Jaime jefe del
Departamento de Bibliotecas. Allí nos reuníamos: llegábamos todas las mañanas, a eso
de las once. En estas pláticas se conflagró la
revista La Falange. Jaime llevó a trabajar a
su lado a todo el grupo: Bernardo Ortiz de
Montellano, Enrique González Rojo, José
Gorostiza y Xavier Villaurrutia. Con todos
ellos me hablaba de tú, menos con él (Carballo
1986: 305).
En este marco de patrocinio el grupo
publicó varias revistas: La Falange (1922),
Ulises (1927) en donde sus colaboraciones
reflejaban sus posiciones respecto de lo que
acontecía en el país, así mismo, en oposición
a lo que sucedía con la novela de la Revolución
y la búsqueda de la identidad nacional, no
representaban, sobretodo en Ulises, el sentir
nacional; ellos, en esas publicaciones incluían
autores como Carl Sandburg, James Joyce en
inglés, Max Jacob en francés, Benjamín Jarnés,
Massimo Botempelli, Marcelo Jouhandeau,
además de las contribuciones del grupo y
de autores mexicanos más consagrados como
JulioTorri y Mariano Azuela.
Salvador Novo refiere a la novela de la
Revolución.
La novela de la Revolución es muy aburrida
y, lo que es peor, nació muerta. Como conjunto
de obras no vale la pena; individualmente
algunas obras son excelentes. Para mi gusto,
tiene más interés el enfoque que las últimas
generaciones han dado a los mismos temas.
La mayor parte de los novelistas de la Revolución no tuvieron el valor de decir lo que
en realidad sucedió en los campos de batalla
y en los gabinetes privados de los jefes e
ideólogos (Carballo 1986: 313).
La revista Contemporáneos (1928), de
donde se toma el nombre del grupo, fue la
publicación más extensa y significativa para
ellos, con ella se alejaban cada vez más de
los objetivos de ser el pueblo el protagonista
del drama de la vida, para el grupo era importante dedicarse a la literatura creativa, al arte,
a la historia, a los muestras experimentales
que se presentaban en cualquier ámbito, ya
sean extranjeras o nacionales, era publicadas.
Solamente por el patrocinio del que era
partícipes, pudieron expresarse a través de
sus publicaciones, siendo éstas fuertes críticas
respecto del mundo social, político y cultural
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
La influencia de los contextos social y político en la novela de la Revolución
y el grupo de los Contemporáneos / Tzitel Pérez Aguirre
de México, proyectadas algunas veces por
el uso de técnicas literarias que en Europa
se llamarían las vanguardias, surgidas también
por el agotamiento de las formas anteriores
las cuales percibían una realidad igualmente
agotada.
Con esto el grupo fue motivo de críticas
fuertes y fueron tachados de antinacionales,
se mostraba una oposición al grupo, a sus
ideas, y a sus técnicas literarias; de la misma
manera, formaron un grupo de teatro experimental organizado por Xavier Villaurrutia,
Salvador Novo, Celestino Gorostiza, hermano
de José, en el cual representaban traducciones
de piezas de dramaturgos europeos y norteamericanos, con ello logran un sentimiento
popular contrario.
Los Contemporáneos se aclimataban en la
cultura de la continuidad; lejos de ellos decapitar la historia, dar un machetazo a la tradición.
Más aún: enjuiciarla, estudiarla y reconocerse en ella implicaba para el grupo una
autoafirmación y a la vez era un índice que
los reconocía en sus aportes y en sus logros
(Schneider 1994: 18).
Las obras de los Contemporáneos se pueden
considerar como muestras de la influencia de
las vanguardias que en Europa se experimentaban, en ellas recurrían a imágenes,
comparaciones, metáforas, hallazgos inauditos,
desconcertantes, lo sensorial, lo colorido, la
luminosidad o el claroscuro; la supresión de
nexos y puntuaciones gramaticales: rasgos
vanguardistas; así, con ellas se pierde del
todo la propuesta de la novela de la Revolución,
de reconocer al mexicano y lo popular, de
exaltar el nacionalismo.
Rasgos traducidos en obras que dejan de
ser cuadros inmóviles en donde su protagonista es el pueblo luchando contra la opresión
y se convierte en un arte nuevo, en palabras
de Walter Benjamín:
La obra de arte moderna está bajo el signo de
la unión de lo auténtico con lo efímero. Este
carácter de actualidad funda también la afinidad
del arte con la moda, con lo nuevo, con la óptica
del ocioso, tanto del genio, como del niño, a
quienes falta la pantalla protectora que son
las formas de percepción convencionales y
que por tanto se sienten expuestos sin protección alguna a los ataques de la belleza, a
los ataques de los estímulos trascendentes
ocultos en lo más cotidiano (Habermas 1989: 21).
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
Entre los miembros de los Contemporáneos
surge el interés por la prosa, una prosa nueva,
con distinto vigor en donde se renuncia “a
aquella unidad de acción que en el siglo XIX
se había extrapolado de la tragedia ya en
desuso a la novela bien construida” (Alberés
1971: 37); ello, tiene como puntos de despegue
escritores como Proust, Joyce, Gide; éste último
está decidido a suprimir en la novela el <tema>:
“la verdadera novela no debe tener un tema
preconcebido; debe ser el desarrollo libre de
un novelista que escribe a ciegas, dejándose
llevar por sus personajes” (Alberés 1971: 37).
Con este principio, Jaime Torres Bodet,
Xavier Villaurrutia y Gilberto Owen, se dispusieron a experimentar con esta prosa, con
esta atmósfera; surge, y así, la obra Novela
como nube de Gilberto Owen escrita en 1926
y publicada hasta 1928, en donde se concentran
en gran medida los elementos vanguardistas
que imperaban; por los mismos años, Torres
Bodet presenta Margarita de niebla, y
Villaurrutia, Dama de Corazones que integran
las muestras de estos experimentos de nueva
novela, alejada de aquella serie de episodios
del movimiento armado y del sentir nacional,
ya que recurren a modelos que se practicaban en el extranjero. Este escrito se detendrá
en una de esas manifestaciones: Novela
como nube, de Owen.
Gilberto Owen en sus poemas de “Desvelo”
considera:
Al poema como una promesa de vértigo, un
viaje de vida en el que no se llega a ninguna
parte, y es siempre fiel a una línea evolutiva
donde arriesga todas sus cartas a un solo juego:
la búsqueda de su identidad, de su desarraigo
y aislamiento (Quirarte 1988: 168).
¿Por qué nueva novela? Siguiendo con la
pauta sobre lo que menciona Owen en cuestión al poema; la novela nueva deja a un lado
la parte anecdótica, el tema, y se une fuertemente a detener la acción con descripciones
de episodios, sucesos, situaciones originadas
de un estado de adormecimiento, de sueño,
de vigilia:
2, el café
Ya está cerca el café. Ahora el ojo, como si
Ernesto estuviera viviendo en verso, en esos
versos antipotéticos del señor Hugo, tentán1
De aquí en adelante las citas que se refieran a este
título serán señaladas sólo con la página.
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La influencia de los contextos social y político en la novela de la Revolución
y el grupo de los Contemporáneos / Tzitel Pérez Aguirre
dole al remordimiento. ¡Pobre Ofelia! Todo
por la aversión de Ernesto al paisaje suburbano,
resuelto en manchas de colores opacos, pastosos y, en el calzado, de lodo. Y por saber
ya cómo terminan todas las películas, y por
tener amigos –¡qué horribles compañías!–
que le leen sus comedias antes de estrenarlas
(Owen 1979: 147).
Las novelas de Torres Bodet, Villaurrutia
y Owen obedecen a esta propuesta, las tres
presentan una situación similar en el argumento de la trama, inmersas en un ambiente
de ambigüedad, de estructura sin estructura,
de un tiempo que se prolonga paulatinamente;
como lo expresa Owen:
INTERIOR. Un cuarto de minuto, cada
quince, el de afuera leía un renglón de aquella
sala. Cosa inocente tan prohibida.
El día, un parpadeo, tenía su alba en el espejo.
Un espejo que soñaba retratar a Jorge, mordido
infinitamente por el dragón dorado del marco.
Aplacaría su sed en el estanque, y el que cayera
al agua sería devorado (178).
Se puede señalar una influencia relevante
para estos escritores y de sus novelas en A
la sombra de las muchachas en flor de Marcel
Proust, ya que se coincide en el argumento,
en su estructura, un modelo a seguir.
En Novela como nube, ya con el título Owen
emprenderá el viaje vanguardista, muestra a
Ernesto, un joven que después de ser herido,
permanece por un tiempo inconsciente, cuando
logra salir de ese estado para él es como volver
a nacer, en su recuperación queda al cuidado
de dos hermanas: Elena y Rosa Amalia,
anteriormente conocidas por él, despertando
su interés por escoger a la que debía ser su
esposa, y distingue la manera de ser de cada
una de ellas: Elena, sincera, opción más
apropiada para esposa; Rosa Amalia, superficial, como una nube; sin embargo, por un
supuesto elige equivocadamente a su esposa.
Ahora bien, para Owen y para su compromiso vanguardista, lo antes dicho no es lo
principal, sino cómo va a narrar esa situación,
para esto se vale de una estructura narrativa
complicada, difícil de seguir, que muchas
veces se juzga sin conexiones, sin coherencia;
así en 26 pequeñas estancias o 26 breves
capítulos, como se quiera llamar a las partes
que dividen la obra, que conforman el todo
de la trama; altera el ritmo de lectura con descripciones de cuadros que por un momento
66
se alargan en un espacio y temporalidad
prolongada.
Lo que tal vez distinga a Novela como
nube es la intervención mitológica que hace
Owen, alusión al héroe griego Ixión:
Hijo del rey Flegias, traicionó a su futuro
suegro Deyoneo y lo quemó en la víspera del
banquete nupcial. Por razones incomprensibles
para nosotros, Zeus perdonó a Ixión y hasta
lo invitó a compartir su mesa. El pendenciero
Ixión traicionó a su salvador intentando seducir
a la ansiosa Hera. Zeus adivinó las malas
intenciones de Ixión y aprovechando su
ebriedad logró que se dejara engañar con una
falsa Hera en la forma de una nube. Mientras
Ixión pervertía la imagen, Zeus lo sorprendió
y ordenó a Hermes que lo azotara sin clemencia.
Ese fue el destino del primer e involuntario
iconoclasta de Occidente y desde entonces
Ixión gira atado a una rueda ardiente en el
firmamento (Domínguez 1994: 230).
Este mito es retomado en los títulos de varios
episodios, ello lo convierte en una idea de peso
para la trama: al seleccionar Ernesto erróneamente a su esposa, en palabras de Owen: “su
rueda de Ixión será el matrimonio” (185).
Otro rasgo que distingue a esta novela
es la mención que hace en las primeras líneas
de esta pregunta: “¿Quién no ha leído a Gide?”
(146). Gide refiere olvidar la anécdota y perderse
en los personajes, no expresarse por medio
de sucesos lógicos y articulados, sino episodios
inmersos en el claroscuro.
Owen, al insertar el mito griego y la pregunta sobre Gide, vincula por un lado la idea
de relacionar una metáfora que identifique a
un personaje mitológico con la modernidad,
con lo que padece el ser humano en el mundo;
y por el otro, fortalecer la técnica literaria.
Otro punto a destacar en la estructura de
la novela es cuando Owen se deja ver como
escritor, al intervenir en ciertos apartados,
entonces la narración brinca de tercera persona a la primera, con esto logra una vez más
el desequilibrio en la estructura, lo sincopado
del ritmo narrativo:
18, unas palabras del autor
Me anticipo al más justo reproche, para decir
que he querido así mi historia, vestida de
arlequín, hecha toda de pedacitos de prosa
de color y clase diferentes. Sólo el hilo de la
atención de los numerables lectores puede
unirlos entre sí, hilo que no quisiera yo tan
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
La influencia de los contextos social y político en la novela de la Revolución
y el grupo de los Contemporáneos / Tzitel Pérez Aguirre
frágil, amenazándome con la caída si me
sueltan ojos ajenos, a la mitad de mi pirueta.
Soy muy mediano alambrista.
Diréis además: ese Ernesto es sólo un fantoche. Aún no, ¡ay! Apenas casi un fantoche.
Perdón, pero el determinismo quiere, en mis
novelas, la evolución de la nada al hombre,
pasando por el fantoche. La escala al revés
me repugna. Estaba muy oscuro, y mi lámpara
era pequeñita. Algunos recomiendan abrir las
ventanas, pero eso es muy fácil, y apagar la
lámpara imposible. Siento no poder iluminar
los gestos confusos, pero “no poder” es algo
digno de tomárseme en cuenta (171).
Pasa una sombra. ¿Será ella? Pero siente su
talle muy delgado, como de virgen. ¿Será que
el tío Enrique no la ha...? Ese beso, tan torpe,
debió dárselo entre los dientes. Es natural,
en la mano, no haber encontrado resistencia
alguna (180).
En estos apartados habla de su posición como
escritor, explica la estructura de la novela, los
problemas de sus personajes, la apariencia que
dan a los lectores de no tener una psicología;
¿qué persigue con la novela?
En los episodios en donde aparece Owen,
comparte e imparte una clase sobre su novela:
la novela lírica, al seguir lo propuesto por
Benjamín Jarnés (1983):
Sólo queda una novela complicada, la
cual obliga a ser lectores atentos para poder
encontrar el camino de la narración, y de igual
forma aventurarse a este viaje entre nubes
al que invita este grupo de soledades, como
denomina Torres Bodet a los Contemporáneos,
que experimentan distintas manifestaciones
de expresión, originadas de un estado de inconsciencia interminable y de una temporalidad que se extiende.
Para ellos, la introspección es lo más relevante que experimentarán y tratarán
expresar lo interno del ser y quizás sólo es
posible exhibirlo en un estado de ensoñación,
contrapuesto a lo que representaba la novela
de la Revolución con la búsqueda, a fin de
cuentas, de una totalidad del ser, una identidad
igualitaria de todos los que se dicen mexicanos.
Los experimentos surgían de las propuestas artísticas como el expresionismo y
el surrealismo, donde el ser manifiesta su
percepción del mundo real desde el estado
de vigilia, a la vez expresa su individualidad
y su colectividad por medio de secuencias
donde el tiempo y la lógica de la acciones
aparecen trastocados, y las acciones viajan
por la mente del ser, pasando de una a otra,
no muy claras, pero se identifican.
Para Baudelaire:
El novelista deberá ser siempre un poeta
viajero. Como todo viajero desfallecerá, se
sentará a descansar, olvidando un poco al Hermes
alado que lo guía, pero colgado al cinto llevará
siempre su generoso vino lírico. Un sorbo le
bastará para curarse del cansancio (12).
Es notorio que esta obra de uno de los
miembros de los Contemporáneos es totalmente
ajena a la prosa mexicana que se estaba escribiendo en esos días, mientras por un lado
se busca la identidad nacional del mexicano,
aquellos se concentran en un mundo onírico,
entre niebla, en un tiempo extendido, buscan
una supresión en la narración.
Un elemento, también indicador de las
nuevas formas son los personajes, éstos se
exponen ante nosotros como suspendidos en
el espacio, no hay movimientos ni bruscos
ni rápidos, existe una quietud que reitera la
intención de la vanguardia dejando a un lado
al pueblo como personaje principal, cargado
de acción, y movimientos continuos de lo que
fue la lucha armada, la anécdota no es importante, la acción tampoco; el protagonista cambia,
no es el mexicano, ahora es el ser humano.
Todo transcurre en una atmósfera diáfana,
efímera, quizás densa y algunas veces transparente; el viaje es entre nubes, entre momentos
cuando estás pero a la vez no te encuentras,
observas, estado de vigilia, todo en calma.
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
Se serena un poco. Es un consuelo pensar en
que nada se nos da, no conocemos nada en
efecto. De las cosas sabemos alguno o algunos
de sus aspectos, los más falsos casi siempre.
Las mujeres, sobre todo, nunca se nos entregan, nunca nos dan más que una nube con su
figura (186).
La obra de arte moderno ocupa por ello un
lugar singular en el punto de intersección de
los ejes actualidad y eternidad: <La modernidad es lo transitorio, lo fugaz, lo contingente,
es la mitad del arte, cuya otra mitad es lo
eterno y lo inmutable> (Habermas 1989: 19).
Por ello, la opinión de Salvador Novo,
respecto de que la novela de la Revolución
no existió porque no representaba la realidad
que se vivía y su único fin era mostrar cuadros
67
La influencia de los contextos social y político en la novela de la Revolución
y el grupo de los Contemporáneos / Tzitel Pérez Aguirre
que reflejaban el sentir del pueblo resultante
de los abusos a los que fue sometido, así,
este tipo de novela actuaba como técnica
para legitimar y garantizar el gobierno.
Siguiendo la definición de discurso ofrecida por las teorías del mismo, se entiende
por éste: “un concepto de habla que se encontrará institucionalmente consolidado en
la medida en que determine y consolide la
acción y, de este modo, sirva ya para ejercer
el poder” (Wodak y Meyer 2003: 63).
Entonces el discurso de la novela de la
Revolución buscaba moldear a la sociedad,
para sus fines de edificar al mexicano y al
país, haciendo de su discurso el dominante.
De ahí, todas las críticas de las que fueron
objeto este grupo de amigos que cuestionaban
sus técnicas literarias, muchas venidas de
Europa, y por ello, se veían como ajenas al
contexto nacional y de ahí su denominación
de extranjeros, antinacionales, sin embargo,
sus patrocinadores ayudaron a que pese a
las críticas fuertes a sus actividades, lograran
seguir adelante con sus propuestas. Esto
continuó más a menos hasta el año de 1932
cuando poco a poco el grupo fue desarticulándose, ya sea por situaciones personales o
por no estar más en puestos burocráticos el
grupo se separa.
El discurso de este grupo de intelectuales
también pone de manifiesto el poder: por un
lado, el patrocinio les permitió de una manera
más fácil expresarse, y por otro, sus publicaciones llamaban de igual forma a la conciencia
individual y colectiva, esta acción vista como
un propósito de moldar la realidad.
Es claro observar cómo en las manifestaciones, tanto en la novela de la Revolución
como en la propuesta literaria de los Contemporáneos, los contextos sociales, políticos,
marcaron gran influencia para que ambas se
desarrollaran, siendo, tal vez, contrarias, las
dos lograron proyectar percepciones de la
realidad de manera distinta. Y mostraron un
mundo individual y colectivo.
Sus discursos, reflejan la conciencia que
se relaciona con la realidad, ya que proporcionan los conceptos aplicables y toda la
información necesaria para conformar la
realidad, así como los conceptos nuevos de
esa realidad.
Por un lado, con la Revolución Mexicana
se descubre el populismo y el nacionalismo
expresado en la literatura de esa época; y con
68
los Contemporáneos la realidad se trastoca
porque dejan de funcionar los mecanismos
que la aprehenden, ellos ven lo que no ven
los demás, por medio de movimientos innovadores como la vanguardia propusieron:
“aquello que debe ser descubierto con un mayor
esfuerzo y cuyo verdadero ser yace oculto
(Muñiz-Huberman 2002: 25). De esta manera,
ambas creaciones: novela de la Revolución
y el ejercicio de los Contemporáneos, aparecen
en el mundo literario de México.
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Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
Tras la huella de Baudelaire en la obra
de Ramón López Velarde
Julio Hernández Maldonado
Elaborar una propuesta que trate de demostrar
la influencia de Baudelaire en la lírica de Ramón
López Velarde se concibe como una tarea arriesgada. Sin embargo, este trabajo pretende establecer algunas correspondencias entre ambos,
pese a que algunos críticos niegan dicha influencia. Aquí se tomarán en cuenta sólo las
opiniones de aquellos autores que sí reconocen los paralelismos entre los dos poetas.
En primer lugar, haremos una pequeña
reseña para situar la vida de ambos y conocer
las experiencias de vida que marcaron a cada
uno, pues sus vivencias son un espejo que
ayuda a comprender mejor la producción
poética de cada uno. Posteriormente, se analizarán tres temas comunes en sus obras: la
muerte, tema universal que adquiere en ellos
una hermandad espiritual digna de tomarse
en cuenta; el dolor, como un elemento importante en sus vidas; y la mujer. Por último,
se analizará la presencia en los poemas de
los sentidos, a la luz de los críticos de ambos,
para entender cómo a través de éstos se llega
a un estado de inspiración en el que comparten
temas similares.
Los temas expuestos a continuación fueron
rastreados en la mayor parte de sus obras de
acuerdo con la relación existente en poemas
o poemas en prosa de ambos autores, pero
esto se hace con el fin de encontrar paralelismos
contando con el apoyo de algunos críticos
como Octavio Paz, Gabriel Zaid, Eliseo Rangel,
Bernardo Jiménez Montellano, Alí Chumacero,
pero no se incluye de momento la crítica de
Xavier Villaurrutia, porque él expresa que
no hay influencia, pero sí una “afinidad de
espíritus”.
Gabriel Zaid establece un perfil de Velarde,
poeta católico, surgido precisamente de los
antecedentes de la Independencia, las luchas
de Reforma y su filiación al Partido Católico.
Se reconoce que Velarde no perteneció al
movimiento Romántico propiamente sino
que sus remanentes llegaron a él por medio
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
de las ideas de libros que para la época que
le tocó vivir estaban en libre circulación, ya
no había contrabando de los mismos. Sin
embargo, las lecturas de poetas y pensadores
como Baudelaire, le dieron una nueva perspectiva. Velarde, en su provincia, no sólo
escribe acerca de las jerezanas, sino que sus
temáticas van más allá para desembocar en
un romanticismo tardío que le infunde un
nuevo sentir a sus poemas. En particular a
los poemas en prosa, como los del Minutero
y el Don de Febrero.
La evocación de la muerte
El tema de la muerte ha sido un tema recurrente
en muchos poetas. A veces como liberadora
del cuerpo y otras asociada a los infiernos,
al inframundo. En los poetas que se abordan, la
muerte representa una búsqueda, pero a la vez
una fascinación por alcanzarla. Liberación,
fusión, igualdad, encuentro fugaz. El poeta
francés lo ejemplifica así:
… Si supierais cómo es fácil de ganar el premio,
cuán fácil tocar la meta, y de qué modo todo
es nada, salvo la Muerte, no os fatigaríais tanto,
laboriosos vivos, y turbaríais menos a menudo
el sueño de aquellos que ya hace tanto tiempo
han dado en el fin, en el verdadero fin de la
detestable vida!… (Baudelaire 2000: 156).
Por su parte, Velarde establece la similitud
entre todo mortal a sabiendas de que la última
morada es la tierra. A todos llega el fin que
llena la existencia después de la existencia:
En la serenidad escueta de los panteones se
comprende cómo jamás perderá su interés la
sentencia horaciana sobre la condición igualitaria de la muerte. Todos caen bajo su guadaña
y vienen a sumergirse aquí, en la misma niebla,
y a pudrirse, sin distinciones, en el mismo
barbecho (López Velarde 1994: 361).
69
Tras la huella de Baudelaire en la obra de Ramón López Velarde / Julio Hernández Maldonado
Baudelaire despliega un matiz de ensoñación lúgubre, que lo proyecta hacia esa
búsqueda y esa espera. La muerte es para él
como la guía de un viaje:
¡Oh Muerte, capitana, ya es tiempo! ¡Levanta
el ancla!
Os hastía este país, ¡Oh Muerte, aparejemos!
…
¡Derrama tu veneno y que él nos reconforte!
Deseamos, tanto puede a lumbre que nos
quema,
Caer en el abismo. Cielo, Infierno, ¿qué
importa?
Al fondo de lo ignoto, para encontrar lo
nuevo (De Azúa 1999: 74).
El jerezano reproduce la misma visión, pero
representa a la muerte como la barca en sí, que lo
ha de guiar hacia su última parada. “…y sólo
puedes darme la exquisita dolencia/ de un
reloj de agonías, cuyo tic-tac nos marca/ el
minuto de hielo en que los pies que amamos/
han de pisar el hielo de la fúnebre barca”
(López Velarde 1994: 179).
Eliseo Rangel Gaspar, establece la correspondencia entre los dos poetas, sin dejar
de lado la aclaración que hace Villaurrutia
acerca de tal influencia. Y en cuanto al tema
de la muerte, señalan que las afinidades son
notorias, no como paralelos, sino como espíritus
afines en busca de una expresividad que toca
fondo, como la misma tumba de un cementerio. En la psique de ambos poetas existe lo que se
puede llamar la espera por abrazar la muerte.
Pero además de la coincidencia temática,
existe la similitud de formas –erotismo, religiosidad, muerte–. En muchos poemas se
advierten idénticas resonancias: “...nuestros
dos corazones serán dos vastas antorchas...”
Por eso es muy difícil creer que la lectura de
Las Flores del Mal del poeta francés, haya
sido estéril para el poeta de Jerez” (Rangel
Gaspar 2000: 29).
La fascinación por la muerte debe su origen,
en ambos poetas, a un sentimiento de vacío
por sus propias vivencias. Sucede ésta relación
pero no es paralela, sino que en su desarrollo,
Baudelaire deja entrever el spleen en que se
mantiene sumido. Velarde, por su parte, es
más discreto y antepone la figura de Fuensanta,
volviendo su amor por la muerte más humano,
no tan satánico, pero igual de corrosivo.
Como dice Solón Zabre:
70
Ante la incitación poética de la muerte, el
mundo subjetivo de cada uno relaciona
diferentes vivencias y conecta conceptos
disímiles, aunque a veces la expresión
poética velardeana y la del poeta francés, nos
den una sutil impresión del parentesco que
se encuentra en cierto matiz de temblor
macabro (Zabre 1956).
Villaurrutia, uno de los primeros estudiosos de Ramón López Velarde, supo diferenciar
muy bien las vidas de estos genios, sin embargo,
también identificó que en Velarde había las
mismas obsesiones que en el poeta francés.
La mujer. Musa cercana y lejana
El autor de Las Flores del Mal describe los
sabores amargos de un amor, que al igual
que Velarde, permanece en él pero que tampoco
huye, sino que con los recuerdos de sí carcome
el espíritu a la espera de una absolución. En
el mundo Baudeleriano, la mujer trastoca y
corrompe. Mientras se lanza por el camino
lúgubre y nocturno de la Francia de aquellos
días, el poeta se entrega sin medida a la vida
de descontento y soledad que a ratos llena
con el encuentro de alguna prostituta. En su
poesía, los sentidos como medio de acceso,
juegan un papel preponderante. Como dice
César González Ruano (1967), “Una voz puede
bastar para fascinarlo, una cabellera para embriagarlo con su olor, un atuendo para hechizarlo.
Es patrimonio del artista, de verdadero artista,
experimentar todas estas finuras” (91).
Una mujer que influyó de sobremanera
en su vida, y a la cual ha de rendirle culto es
Juana Duval, mujer negra (según algunos de
sus biógrafos) a quien trajo a Francia en uno
de sus viajes y lo habría de marcar para
siempre, inspirándolo. En realidad mulata,
esa mujer tenía un aire de “endemoniada y
simple”, y “de humanidad hermosa e impasible, de dolmen superior a cuyos pies sentir
el desdén y el calor como una triste bestia a
los pies de su amo” (González Ruano 1958:
91). En su obra da pistas de su procedencia:
“Asia que languidece, y el África ardorosa,/
todo un mundo lejano, ausente, casi
muerto...” (Domange 1967: 9).
Es el mundo de pecado en donde habita
la dualidad Bien y Mal, es liberadora, esperanzadora, mientras que para el jerezano son
cristianismo puro, aunque no hay que olvidar
que ambos eran católicos (Chumacero 1971).
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
Tras la huella de Baudelaire en la obra de Ramón López Velarde / Julio Hernández Maldonado
Pero el jerezano se mueve también en ese
mundo de sensaciones, no hay que olvidar
que su alrededor se tiñe de las formas femeninas que a su paso le quitan toda inspiración
y luego le sirven éstos de excusa en la elaboración de los pequeños poemas. Sergio Fernández
comenta: “La mujer es el mundo; el mundo es
la mujer.... López Velarde es un nuevo Midas
al que todo se le convierte en femenino... La
Virgen, la Patria, la provincia, la tarde, la mar,
la novia, la amante, la hermana, la esposa,
la madre son una y la misma” (Carballo 1989:
411). La tentación de la carne a la par de las
creencias católicas repercute en la formación que
el ser humano tenga desde niño. Como le
fue inculcada la forma de comportarse se le
suministró el deseo por la mujer en una sociedad machista como la mexicana, en donde
no se puede ser ni tibio ni mediocre, sólo frío
o caliente. El cielo y la tierra son los lugares
donde se les puede localizar, el pecado y la
virtud se confabulan para lograr esa dualidad
tan comentada en Velarde. “Hazme llorar,/
hermana, y la piedad cristalina/ de tu mano
inconsúti, / enjúgueme los labios con que llore. /
el tiempo amargo de mi vida inútil” (López
Velarde 1994: 160).
Los vituperios que Baudelaire lanza contra
la mujer quedan depositados en algunas de
sus obras. En El spleen de Paris, hace gala
de ello en una pequeña prosa que lleva por
nombre “La mujer salvaje y la pequeña amante”.
Texto que describe su fascinación por las
mujeres mayores y las considera un monstruo
o algún otro objeto de exhibición. Bestias feroces,
seres llenos de salvajismo que de un momento
a otro puede desbordarse. Esta mujer es incontestablemente desdichada, aunque después
de todo, acaso no le sean desconocidos los goces
de la gloria. Hay desventuras más irremediables y sin compensación. Pero al mundo en
donde ha sido arrojada no ha podido creer que
la mujer mereciera otro destino (Baudelaire
2000: 44). De las diferentes musas a las que
les rindió amor, una en particular le despierta
el sentimiento de alejarse de pronto cuando
ella deja entrever que le pertenecería en cuerpo
y alma. Esta realidad funesta choca con la
noción de amor que Baudelaire contenía. Él,
indignado, le contesta: “¡Guarda bien esta
carta, desgraciada! ¿Sabes realmente lo que
dices? Hay encargados de castigar a los que
no pagan sus deudas, pero los juramentos
de la amistad y del amor, nadie se encarga de
perseguirlos” (González Ruano 1958: 145).
Como si ese encanto fuera de pronto roto por
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
la súbita interrupción del ensueño de los enamorados, las palabras “soy tuya” desencadenan
en él las decepciones de un amor puro, apenas
rescatable del fango de entregarse al acto
sexual. Ahí radica el mal del amor que funde
sus garras en la entrega precoz. Por eso comienza
a atacar a la mujer, por liviana en el momento
cuando él lo ve todo bonito. “Existe para él
una brecha entre el amor humano y el amor
divino. Su hamor humano es definido y positivo,
su amor divino, vago e indeciso, de ahí su
insistencia sobre el mal del amor, de ahí su
vituperación constante de la hembra”
(Jiménez Montellano 1971).
El dolor como catalizador del espíritu
El sentimiento doloroso al presentarse de lleno
en el actuar humano despliega un sinfín de
lúgubres posibilidades para el quehacer del
escritor. En los poetas que se estudian, se
perciben las correspondencias del dolor como
fuerza creadora y como elemento necesario
para expresar vivencias. El dolor en López Velarde
lo lleva al límite de la autoflagelación
espiritual, que con tantas ideas impuestas por
la religión, ve todavía en la mujer una criatura
del mal y le provoca sensaciones de pecado:
“Así me duele el mal cuando despeña al
corazón en enigmas tan sórdidos como el de
la virgen sepultada, que lo que negó al amante
más esclarecido de rostro, de voluntad y de
pensamiento, concédelo a la última bestia, a
la que no alcanza ni una sospecha de luz”
(López Velarde 1994: 317). Víctima y juez,
López Velarde asume estos roles porque en
este texto habla del dolor que suscita el mal
en todo sentido: el mal como figura femenina,
como ser impuro, como aquella que toca la tierra
y manchada de ésta vuelve al hombre tan
terrenal y capaz de pecado como ella. Cabe
recordar que en el romanticismo tardío, el
dolor es una forma de felicidad (Orejudo
2006). La inspiración abre ventanas que conducen a otros niveles de dolor, a veces resignarse,
a veces el estar pleno, y otras más cuando la
imagen produce el dolor, se quede para siempre
en la memoria, y lo persiga a uno a lo largo
de su obra. Dentro de su poema “La lágrima”
resume este dolor:
...lágrima con que quiso / mi gratitud sanar
el Paraíso;
lágrima mía, en ti me encerraría,
debajo de un deleite sepulcral,...
(López Velarde 1994: 216).
71
Tras la huella de Baudelaire en la obra de Ramón López Velarde / Julio Hernández Maldonado
Dice Pedro de Alba que este poema recrea
el dolor de un amor que no acabó en matrimonio, dolor que habría de seguirle como
un fantasma en sus otros escritos. “Este
último fue el poema de la derrota sentimental
y de la herida sangrante. El dolor cósmico y
naufragio en el vacío, atestiguan la liquidación
de su grande amor de madurez y plenitud”
(Gálvez de Tovar 1971: 127).
En Baudelaire el dolor toma una forma
casi similar porque lo ennoblece. Dolor que
yace en las profundidades de su alma pero
clama salir y trata de liberar las tristezas. La
belleza de su dolor radica en que saca fuerzas
sólo para sufrir: “Durante algunas horas
poseeremos el silencio, si no el reposo. ¡Al fin!
La tiranía de la faz humana ha desparecido
y yo no tendré que sufrir sino por mí mismo”
(Baudelaire 2000: 41). El dolor envuelve al poeta
lo exaspera, pero ese mismo dolor lo conduce a un ideal de belleza en donde su poesía
se vuelve más realista, sin embargo, dentro
de toda esa lobreguez, casi siempre sucede
que al abrir la ventana y ver el panorama se
puede acceder a otra belleza. El dolor purifica,
eleva, como los místicos, pero no hay que
dejar de lado la inspiración poética. Elliot,
comentaba: “Un sufrimiento como el de
Baudelaire denota la posibilidad de un estado
positivo de Beatitud. Realmente, en su forma
de sufrir hay una suerte de presencia de lo
sobrenatural y el de lo sobrehumano (De
Vedia 1972: 127). El dolor como estado del
alma, permanece así sin alivio, bien sea por
elección propia para seguir inspirando o por
la cantidad de imágenes que pudiera producir. Descubre así mismo las evocaciones
mismas del sufrimiento presente o pasado
que sigue carcomiendo la existencia a fin
de transformar tal dolor en esencia liberadora,
como ya se ha mencionado con anterioridad.
Las “resonancias espirituales” como
alusiones a los sentidos
El término antes mencionado lo propuso
Octavio Paz (1971: 262), y se refiere a la variedad de sensaciones que le permitieron madurar
la poesía a López Velarde: “incienso, olor
de tierra mojada y de cirios, barro, azucena,
almizcle, aromas de alcoba e Iglesia, de lecho
y de cementerio” (262). Se toma prestado
tal concepto para establecer en este apartado,
la influencia de Baudelaire en Ramón López
Velarde. Ambos aplicaban su propia teoría
a las sensaciones: el sentido del olfato, de la
72
vista, del tacto y el oído. En Baudelaire, las
sensaciones persisten para definir los momentos que habrán de moldear toda una vida
dedicada al arte de escribir, es decir, su sensibilidad está al máximo. Al respecto, Rinaldo
Froldi opina: “el hallazgo de la sensibilidad
y el reconocimiento como modalidad fundamental, junto con la razón, de la naturaleza
humana, provienen de la Ilustración” (Rodríguez
sf). Entonces en esa vuelta a la imaginación
capaz de despertar las sensibilidades dormidas,
surge la iniciativa de crear una especie de
listado de las sensaciones afines en ambos
poetas. María Teresa de Landa opina al respecto
y señala la manera como el perfume, el sonido
o el color repercuten en su creación (De Landa
1994: 286).
El olfato: en Ramón López Velarde sucede de la siguiente manera: “Voy respirando,
fresnos y álamos, no vuestra fragancia, sino
el ambiente de una habitación, de la que acaban
de sacar un cadáver y exhibe los cirios aún
no consumidos y la oleada del sol como un
aliento femenino” (López Velarde 1994:
286). Por lo tanto, el autor de este trabajo percibe
en primer lugar que hay tres niveles de olfato:
hay dos olfatos exteriores y uno interior: el
primero es el del bosque, de fresnos y álamos;
luego viene el olfato interno, aquél que detalla
la salida del cadáver de la habitación y finalmente el de la oleada de sol.
Ahora hay que ir a Baudelaire, de quien
…”era una tierra rica y magnífica , llena de
promesas, que nos enviaba un misterioso
perfume de rosa y de almizcle y desde la cual
las músicas de la vida nos llegaban en amoroso
murmullo” (Baudelaire 2000: 130). La cita
sugiere sólo un nivel de olfato, el exterior
(de rosa y almizcle). Ambos poetas se desligan
de formas de adorno que lleve al texto a una
saturación de elementos de carácter meramente ornamental, ambos poseen sencillez
en la forma, sin descuidar claro, las imágenes.
No se debe pasar por alto el amor por lo Bello
en Baudelaire. Ese ideal de belleza que él
maneja y lo salva de las tinieblas en donde
se encuentra inmerso.
Félix Azúa, ya había dicho algo en torno
del olor como elemento sensible de evocación:
“El olor, cuando se impone a la memoria, lo
hace en forma de reminiscencia, pues no
ofrece ningún dato visual, memorístico, sino
una condición de coherencia” (De Azúa
1999: 78). Así, las unidades reconocidas por
Baudelaire en su producción, corresponden
a unidades de color-sonido-olor. Y el olor, como
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
Tras la huella de Baudelaire en la obra de Ramón López Velarde / Julio Hernández Maldonado
sinónimo del aroma, es único, se pueden
hacer mezclas de pintura y el mismo color
resultante, mas no sucede así con el olor, cada
cosa posee un olor particular. Lo mismo
ocurre con los poemas de Baudelaire, son
irrepetibles, tanto en forma como en consistencia. Y por lo tanto, los aromas dan continuidad al desarrollo de una sensación: “Los
aromas perpetúan los matices de las sensaciones
y de los éxtasis” (De Landa 1947: 48).
La vista: se perciben dos importantes
aspectos que han de ser básicos para la
elaboración de la poesía. Uno es el mero acto
de observar para deleite y plasmar la imagen
vista en un papel. Otro es ver con ojo analítico
las diferentes realidades de la gente de las
ciudades, los otros, los pobres que vivían al
día, y de los cuales supo dejar honda huella
escrita como prueba irrefutable de la miseria
que se veía en los alrededores lúgubres de
la ciudad:
primero la mano iluminada; segundo, la mano
va lenta; tercero, la mano queda: “Sobre la
luz del raso/ se retarda y se engríe/ la mano,
como una rancia pena/en un tablero vívido
que ríe” (López Velarde 1994: 194). El tacto
velardeano se expande, pero también logra
causar sensaciones en los protagonistas de
sus obras.
En Baudelaire el tacto queda marcado
por la ejecución del poema: un hemisferio en
una cabellera, ya que no sólo delimita el
sentido del tacto, sino también incluye a los
otros: “!Si pudieras saber todo lo que veo,
todo lo que siento, todo lo que oigo en tus
cabellos!” (Baudelaire 2000: 63). Poema
corto que despliega el sinfín de posibilidades
que le ofrece a la musa. La cabellera se toca,
se ve, se huele y sin embargo Baudelaire oye
algo más allá de una cabellera. Oye los
recuerdos y los ideales.
vi a un pobre saltimbanqui giboso, caduco,
decrépito, una ruina de hombre, adosado a
uno de los postes de su cuchitril más miserable,
que el del salvaje más embrutecido, y donde
los cabos, de vela, llorosos y humeantes,
iluminaban demasiado bien todavía aquella
miseria (Baudelaire 2000: 54).
Hablar de lo oculto del lenguaje también es
arriesgado, pero considerando los conocimientos que ambos poetas tenían de ello, volver
a Velarde, por ejemplo en cuanto a diferentes
cuestiones esotéricas que se dan en varios
poemas y poemas en prosa, hace pensar en
la posibilidad de que haya estudiado textos
ocultos. Por su parte, Baudelaire, en otros
tantos poemas, habla de su filiación a lo satánico,
pero no como doctrina de culto, sino por su
muy arraigado dandismo gustaba de retar las
normas establecidas por la sociedad francesa
católica. En sus escritos a Satán, le suplica
y a su vez menciona varios conceptos que
remiten a lo oculto del lenguaje.
Para comenzar con Ramón López Velarde,
en la prosa Mirando al Valle le habla a la amada:
Al observar por deleite trabaja el sentido
de la vista, pero no sólo éste, también se hace
uso de la imaginación como recurso estético
que desencadena vivencias al servicio del
lector: “El romanticismo de la imaginación
creadora, de la reconstrucción de los colores
locales y de las evocaciones cálidas introducía
sus experiencias y sus métodos no ya en los
campos del arte, sino en todas las actividades
del talento y del genio” (De Vedia 1972). No
cabe duda que esas experiencias nos remiten
hacia las analogías para descubrir los vínculos
escondidos en donde la imaginación juega
el papel de descubridora. Mientras más imaginación se apodere de uno, más posibilidades
habrá de explotar. En las imágenes que
surgen de repente, o adquieren una reacción
en contra de un orden social imperante y
luego sirven como protesta, o recurren a una
forma de valoración estética que les es inherente.
Aquí el universo y sus relaciones funcionan
armónicamente. El rechazo a un mundo cargado
de imágenes pesadas como la miseria,
apenas hacía su entrada.
El tacto: en Velarde se nota este sentido,
proyecta un movimiento a tres tiempos. El
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
Lo exótico en ambos poetas
Tus ojos saben en qué rincón del oriente
parpadea el primer astro; cuál es el ritmo y
cuál es el matiz con que ondulan y blanquean
las ropas cándidas puestas a secar en las
azoteas; cuántos travesaños hay en el ángulo
de cada lugar para que los gallineros se
duerman bajo el cintilar del Zodiaco (López
Velarde 1944: 351).
Con conocimientos de astrología (que
también le interesaba a Velarde), los astros
y el Zodiaco representan premoniciones y
en cuanto al ritmo, como elemento cuantificador de las ondulaciones, vaivén de la blancura,
el ángulo, todo se mueve bajo el orden de
las constelaciones.
73
Tras la huella de Baudelaire en la obra de Ramón López Velarde / Julio Hernández Maldonado
También en lo lírico repercute la mención
de las ciencias y rituales antiguos:
Figura cortante y esbelta, escapada
de una asamblea de oblongos vitrales
o de la redoma de un alquimista:
ignoras que en estas misas cenitales,
al ver, con zozobra (López Velarde 1994:
166).
Remite la imagen de un ritual, en donde el
alquimista (entonces transformador de metales antiguamente) se encuentra en el momento
preciso de llevar a cabo algún conjuro, se
encuentra en el cénit donde se puede comenzar el ritual de transformar, de ofrendar, de
inmolar.
En la prosa de Baudelaire existe una similitud: “¿No se diría que todas esas corolas
delicadas, esos cálices, explosión de aromas
y colores, ejecutan un místico fandango en
torno del bastón hierático? (Baudelaire 2000:
125).
La misma especie de ritual, en donde las
cosas alrededor confluyen para llevarlo a cabo.
Danza. He ahí la disposición de las cosas sagradas. La mística como medio para ascender.
Lo mismo sucede con los poemas “La
metamorfosis del vampiro” y “Las Letanías
de Satán”, de la primera se toma: “Reemplazo,
para quien me ve sin ningún velo,/ ¡el sol, y
las estrellas y la luna y el cielo!/ Yo soy, mi
caro sabio, tan docta en los abrazos, cuando
sofoco a un hombre en mis temidos brazos!”
(Astey sf: 17). La representación del mal en
la mujer, pero sobre todo el ofrecimiento
pagano como alguna vez lo hizo el Diablo
en las tentaciones bíblicas, a sabiendas de
que la persona a la que se ofrece es una
especie de sacerdote antiguo. Y en cuanto a
las Letanías de Satán, hace mención en “Tú,
que por consolar al débil cuando sufre, /a mezclar
nos enseñas salitre con azufre” (Astey sf:
21). Mezcla de substancias, alquimia, dirigirse
al demonio como un ser omnipotente, que
igual insta al pecado, igual consuela. Inducción
a ritos. Esto se da en las letanías, que como los
rezos católicos, Baudelaire los transforma
para sí, para el simbolismo que tanto
defendió.
Conclusiones
Cuando se ha estudiado más a fondo un autor
y su obra, más interesante y didáctico se
vuelve, puesto que a través de la lectura
74
constante y minuciosa, se consigue asir con
más fuerza el entendimiento de su creación.
Aquí sucede lo siguiente: mientras más se
leía a Baudelaire y a López Velarde, sus
lecturas proyectaron otras direcciones que
ayudaron a comprender de una manera
general la siguiente conclusión: No existe
una marcada influencia del poeta francés en
Ramón López Velarde, mas bien se habla
de paralelismos que denotan cierto parecido
en cuanto a temáticas. Pero hablar de temáticas
significa mencionar las temáticas de otros
muchos autores y al fin de cuentas ¿quién
no ha hablado de la mujer, de la muerte, del
dolor y de los amores irrealizados? La diferencia radica en que cada uno de los autores aquí
tratados define el tema a causa de su sentir
y su entorno. El dandismo de Baudelaire
deposita en sus musas el satanismo y la maldición; Velarde, por su parte, ve a la mujer
todavía en un nicho, como la virgen.
Sin embargo, el tema del dolor muestra
un paralelismo más marcado, es donde
ambos establecen su filiación al catolicismo.
Y esta religión como elemento de contricción
por sus bases, es determinante en cada uno
de ellos. Por eso las similitudes que llevan a
esa correspondencia lírica. La afinidad no
significa influencia. La afinidad es analogía.
Es precisamente en esa analogía en donde
los dos confluyen, uno para el autoflagelo,
el otro para la maldición. Ahora hay qué
preguntarse: ¿acaso la maldición no causa
autoflagelo o viceversa?
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75
Reseña
Las transparencias del tiempo
a Loló
Luis Armenta Malpica
Aguilar, L. (2012). Ground Glass/Vidrio molido
Book Thug, Toronto. Mantis
Editores, México
Conocí a Luis Aguilar en Monterrey, hace bastantes años, como periodista cultural.
Poco después, me regaló su libro de poemas Eclipses y otras penumbras (1998)
que, se lo dije, no me pareció bueno. En 2003, con Tartaria, nos mostró otro registro,
más dinámico, que mejoraría notablemente con Mantel de tulipanes amarillos
(2005) y alcanzaría su madurez en Los ojos ya deshechos (2007). La entrañable
costumbre o El libro de Felipe (2008) lo confirmó, para mí, como uno de los poetas
más interesantes de Nuevo León y del Norte. Me honra ser su amigo y editor de los
libros mencionados desde el 2003. Esto dificulta enormemente acercarme, de
manera objetiva, a Ground Glass / Vidrio molido (2012), porque además se trata
de una antología sucinta, personal, que muestra la otra cara de Aguilar a su paso
por Mantis editores: consigue nuevos libros, otras obras, al armar cualquier muestra
o antología, como lo que ha logrado con Delfín Prats o con Nelson Simón.
Ground Glass / Vidrio molido está compuesto por la obra más reciente de un
poeta que escribe con denuedo y sin asfixia. Si al principios tardaba algunos años
para publicar su siguiente obra, en los recientes se ha mostrado prolífico:
Decoración de interiores (2010), Fruta de temporada (2011) y algunos en camino
lo revelan. No percibo otras transformaciones, aunque conozco su material inédito
(no todo, por supuesto) y sé que todavía le preocupa acercarse a nuevos tópicos,
a diversas maneras del decir y que no se estaciona en la comodidad de lo que está
resuelto o ha recibido alabanzas y reconocimientos. A la manera de Jaime Gil de
Biedma, cada gesto en su obra es un arma, un hilo de tensión, por pequeño que
sea, para lograr la herida. Representa la realidad, pero nunca la anécdota. Y el
personaje es él, la persona del verbo, incluso en femenino.
Les debo confesar que en su trabajo y el mío encuentro coincidencias, ecos,
preocupaciones estilísticas que nos acercan más. No ha faltado un colega que se
lo recrimine (cuando lo mencionamos), como si hubiera un solo original en la poesía
y no las reverberaciones que conllevan los versos a otros versos, los poetas mayores
a lo que ahora se escribe. Nos parecemos, sí, y es que somos más cómplices de lo
que todos saben. Compartimos el nombre, y la pasión por Cuba y por Brasil. Nos
gusta trabajar en nuevos retos y nos sumamos al trabajo editorial en vez de
dividirnos. Y aunque Luis Aguilar no es religioso, resulta más creyente que muchos
que se creen adoradores del verbo y sólo son sujeto. La fe al amar siempre será un
revólver», nos ha dicho. De diversas maneras: «Soy yo: vengo, errabundo y mudo,
del asombro».
«La vida se consagra en otras cosas», así comienza su “Acta de defunción”. Me
espanta con la dedicatoria y su penumbra. Que aparezca el salmón, las aguamalas,
una cruz tipográfica, el signo de adición o alguna orquídea. Que deje todo el mar por
“Testamento” y «la fiera más feroz de cuantas hubo …, la memoria». ¿Cómo lo
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
79
Las transparencias del tiempo / Luis Armenta Malpica
voy a recordar si compartimos fe (es un revólver), tartamudeos, asaltos, «el llanto
de su hombría, mi diluvio…» Ésta es la poesía que siento más cercana y trascendente, alejada de lugares comunes o exabruptos. Textos provocativos, orgánicos,
que buscan conmover más que escandalizar. Porque no hay que temerle a nuestros
sentimientos, sí al aullido infundado. Desenfadada o cruel, como son estos tiempos
de violencia. De lenguaje directo o figurado. Donde aparece el “yo” o la palabra suple
todas sus otredades y hasta un espacio en blanco demuestra utilidad y compromiso.
En estos territorios de la garganta seca, cobra real importancia que una compilación sea de Vidrio molido. Transparencia que se acalló en los labios, pero también
la trampa del lenguaje que se vuelve señuelo para vencer la guardia que custodia
alguna casa. Y que entremos, como Luis, por su casa. «Porque volver o irse no es
un asunto de geógrafos», regresé a las palabras de Aguilar, al lugar, al momento,
para dejar en claro, con total transparencia (como Vidrio molido) lo que hay de
hombre en él: «De todos aquellos que no fueron pero son tus muertos, … alguien
soltó sus pájaros». En este libro están.
80
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
La babel como utopía
Bombachas de mierda, no. No destruyás lo que tenés.
Sonia Malakovich
Roberto Kaput González Santos
Burman, D. (2003). El abrazo partido.
Argentina: Bd Cine.
LA GALERÍA
La historia de la película El abrazo partido (2003) se desarrolla alrededor de una
galería comercial, suerte de microcosmos latinoamericano dedicado al intercambio
de servicios y mercancías. La peculiaridad de este espacio consiste en que alberga
a una comunidad multicultural, que no obstante sus diferencias y los retos propios
de una economía postindustrial, ha sabido crear las condiciones mínimas de convivencia.
El protagonista de la historia, Ariel Makaroff, un adolescente tardío en busca
de identidad, introduce al espectador en los pasillos de esta Babel posmoderna:
Ariel (voz en off). La galería es un territorio de apariencias. Los que vienen a comprar
pueden creer que somos solamente gente que vende cosas, que cuando cerramos el
negocio desaparecemos. Pero nosotros sabemos que somos mucho más que negocios,
que detrás de nuestros mostradores tenemos alguna que otra historia que, bueno, aunque
no sea gran cosa, vale la pena contar (Burman 2003).
La búsqueda de Ariel, aunque personal, siempre tendrá como telón de fondo este
universo comunitario. El proceso de individuación que experimenta en el transcurso
de la película no se cumple de manera solipsista, sino que se acerca más a eso que
Pérez Tapia (2000) denomina individuación solidaria: postulado del deber ser de
la subjetividad dialógica, de la que depende el contenido humano de toda estructura
social (266-267).
Esta lógica de la participación la podemos ver en la manera como los locatarios
integran a una pareja de coreanos recién llegados a la galería. Durante los preparativos
de la carrera que dirimirá un asunto de dólares con un comerciante ajeno al grupo,
Ariel sostiene el siguiente diálogo con el viejo Saligani, italiano reparador de radios:
Ariel (refiriéndose a unos colguijes feng-shui con que los coreanos adornan el diablito de
Ramón, corredor que los representará).– Y esas cositas que le ponen... ¿Usted cree en esas cosas?
Viejo Saligani.–¿Los coreanos? No... Pero sabes lo que pasa, es una forma de integrarlos
a la gente de la galería. Porque la verdad es que damos poca bola a esta gente; jamás la
invitamos a comer un asado. Nada... Aparte van a grabar la carrera y después nos queda
como recuerdo... ¿Vos nunca entraste al local de ellos? Hay una energía... (Burman 2003).
Los miembros de la galería, dedicados a distintas actividades comerciales y diferenciados étnica y culturalmente, han encontrado la manera de crear un espacio social
lo bastante abierto para posibilitar la aparición del otro. Esta técnica opera en dos
direcciones: hacia el exterior del grupo, se ofrece a los recién llegados la oportunidad
de participar en asuntos comunitarios, integrándolos; hacia el interior, se inculca
en los jóvenes la curiosidad y el respeto por las distintas manifestaciones de lo humano.
En “Normas éticas en la relación entre culturas”, Juan Carlos Scannone (1998) escribe:
Las implicaciones éticas de la cultura tienen un triple fundamento, relacionado siempre
con la libertad: por un lado, los valores y formas culturales son fruto de la libertad de
hombres que las asumieron y/o crearon, y los viven y conviven, aceptándolos, transformándolos o soportándolos; por otro, son expresiones, objetivación y concreción de
esa misma libertad y le dan a ésta tanto inspiración espiritual como cuerpo institucional;
finalmente, la condicionan, predisponen, orientan y encauzan para obrar según determi-
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La babel como utopía / Roberto Kaput González Santos
nadas reglas de acción ya instituidas socialmente. Por ello tales estructuraciones
valorativas, reglas, formas e instituciones y no sólo la libertad misma ... pueden
ser juzgados moralmente. El criterio de ese juicio está dado por la humanidad y
dignidad del hombre ... En el caso de la libertad, se juzga sus actos, actuación y
actitudes; en el caso de las figuras culturales, se juzga su aptitud para posibilitar
efectivamente ... dichos actos éticos de las libertades personales (226-227).
Gracias a estas figuras culturales que de manera voluntaria los miembros de
la galería producen y reproducen, el protagonista de la película dispone del tiempo
y espacio suficiente para emprender una búsqueda identitaria. Estas figuras,
remitidas a un sentido real de lo humano, no sólo posibilitan la emergencia de la
persona, sino que alientan su búsqueda. Es esto lo que Joseph, hermano mayor de
Ariel, parece querer comunicar en el siguiente diálogo:
Joseph. Yo puse toda mi fuerza en mi trabajo, me resigné... Pero vos no sabés lo que
querés hacer. Vos sos el único que todavía tiene fuerza como para pensar en algo...
Ariel. Joseph, vos sos el único normal en la familia, Joseph.
Joseph. Sí, es verdad. Es verdad... Pero por eso vos sos el que busca la verdad. Vos sos
el que está ahí, buscando... (Burman 2003).
La cultura, entendida como el lugar donde se articula la relación entre igualdad
y diferencia, ha de cumplirse en cada uno de sus integrantes. La solución, entonces,
estará en aquel que no ha encontrado su lugar en el grupo, no porque no lo haya
encontrado, sino porque al hacerlo habrá reconocido un elemento común desde el
cual sumarse (para Scannone éste consiste en el sentido humano de la vida), y una
vez dentro, habrá actualizado a la cultura misma en sus valores (ethos) e instituciones
(orden). Los últimos dos, referidos al primero, permitirán finalmente calificar los
mecanismos de inserción como justos o injustos.
UN ASUNTO DE DÓLARES Y PESOS
Estas figuras culturales no son un mero ideal ahistórico, sino que surgen como
respuesta concreta a los retos que plantea la globalización. En la película, no son
pocas las referencias a las fuerzas externas, objetivas y contradictorias que operan
en una economía postindustrial: Joseph, que ha hecho de los productos importados
su principal fuente de ingresos, está al tanto del nuevo discurso comercial, que
recomienda volver a los productos naturales; Mitelman, al frente de una compañía
de viajes, se gana la vida transfiriendo dinero fuera o dentro de la Argentina;
mientras que Osvaldo, dueño de una papelería, compite en condiciones desiguales
con el cibercafé de Rita.
Este discurso, propio de la modernidad, no termina de cuajar del todo, acaso
porque opera dentro de una lógica que exacerba las relaciones de poder-dominio:1
los apuros económicos de Joseph le impiden dedicarse a la apicultura, como se lo
recomienda el primo de Canadá; las posibilidades de desplazamiento en un mundo
unificado se limitan al capital financiero; el florecimiento de las nuevas tecnologías
surge en oposición a las anteriores, sin que ello suponga un progreso humano en
la difusión del conocimiento.
Como insinúa Horacio Cerutti (1998), en este nuevo orden las situaciones de dependencia, lejos de desaparecer, pudieran haberse robustecido:
La denominación aparentemente neutral y supuestamente equitativa de interdependencia
(...) escamotea el hecho de que las decisiones fundamentales sobre proyectos económicos,
científicos, tecnológicos y militares «nacionales» se toman en algunos niveles de los países
centrales, en el mejor de los casos con la cobertura de organismos internacionales (133).
1
Pérez Tapia diferencia entre poder-capacidad y poder-dominio. El primero potencia mayores cotas
de libertad y autoconciencia; el segundo, la servidumbre y la alienación (260).
82
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
La babel como utopía / Roberto Kaput González Santos
La premura con que Ariel intenta conseguir un pasaporte polaco para engrosar
las filas de los ciudadanos de primer mundo reproduce este movimiento que va del
centro a la periferia. Sólo allá, en la Europa unificada, podrá realizarse como persona.
La ciudadanía polaca es un mero trámite a cumplir para desvincularse de una historia
familiar que desembocó en el fracaso. Ser polaco significa ser europeo. Polonia como
tal no existe. Esta huida del presente hacia un futuro prometedor se representa
como un constante correr de un lado a otro de Buenos Aires. La cámara lo persigue
y él intenta escapar de la galería y del negocio de bombachas de la madre:
Ariel. Está bárbaro Europa: espacios abiertos por todos lados, gente caminando,
comiendo, leyendo...
Mitelman. El dibujo es un idioma universal ... Para un tipo como vos que no puede
tener una carrera me parece que el arte es la única salida.
Ariel. Perdón, ¿quién te dijo que yo no puedo terminar una carrera? Yo la carrera de
arquitectura la dejé por un problema de escala social. ¿Cómo ves ir a estudiar cómo hacer
edificios y ciudades, llegar a la galería y pensar cómo decorar una vidriera, cómo resolver
el espacio del probador?... Es un problema de escalas (Burman 2003).
Frente a este orden civilizatorio, que parece constreñir el espacio de lo humano,
es que se erigen las figuras culturales que practican los miembros de la galería.
EL ACUERDO CON ALFADI
La reflexión ética ha de partir de la realidad histórica del hombre. Uno de los rasgos
definitorios de la posmodernidad –escribe Pérez Tapia (2000)– es la economía
postindustrial. Así:
El problema se desplaza definitivamente hacia los límites del mercado, concentrándose en
la cuestión de cómo domesticar la economía para no arrastrar las consecuencias
deshumanizantes –y antieconómicas– de un mercado librado a su plena apoteosis en lo
que sería un capita-lismo postcomunista (245).
La solución a la que llegan Joseph y Alfadi se parece mucho a lo que Clodovis
Boff llama modernidad emergente: síntesis cultural entre las culturas tradicionales
y la cultura moderna (Scannone 1998: 238). Inmersos en una lógica cambiara intempestiva, que afecta directamente sus intereses comerciales, deciden implementar
un sistema de valores comunitarios (ethos) para domesticar el modelo civilizatorio,
transformando con ello el producto cultural. La puesta en práctica de estos valores
crea nuevas instituciones que responden a un sentido más general de lo humano:
Joseph (dirigiéndose a los demás miembros de la galería). A ver, a ver, a ver... El acuerdo
con Alfadi es el siguiente. Va a ser una carrera de cien metros planos acá en Tucumán y
Uriburu. Eh, acá... Él va a poner al peruano y yo tengo que poner un corredor. El que gana
va a decidir cómo vamos a liquidar los dólares, los pesos, el asunto este... (Burman 2003).
El acuerdo con Alfadi supone un sentido emancipatorio de la historia desde la
ética: los involucrados optan por una solución moral con miras a la autorrealización
solidaria. Es dentro de esta comunidad ético-histórica donde la búsqueda personal
de Ariel cobra un nuevo significado: a cada extremo de su huida tropieza con las historias de los suyos, primero sin prestar demasiada atención (las historias de guerra
de la abuela), después irónico (las conversaciones con Joseph), y finalmente reconociéndose en las historias de sobremesa (el grito ancestral de la madre). En su
periplo, aprende que la identidad es “un proyecto de construcción histórica viable
y no sólo constatación de lo que ha sido” (Cerutti 1998: 133).
Ese carácter abierto en el proceso de construcción de las identidades culturales
es lo que parece estar detrás de la historia del Shabatt de Joseph:
Joseph.–Estamos en un pueblito polaco ... El rabino se despierta un día y descubre que los
demonios se robaron todos los almanaques del pueblo y ya nadie sabe cuándo es Shabatt.
Todos los días se han mezclado. Reunión de sabios. El primer sabio dice: “Bueno, votemos
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
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La babel como utopía / Roberto Kaput González Santos
para saber cuándo es Shabatt ... El segundo dice: “No, no, que lo echemos a la suerte.” Y
otro sabio: “No, que cada semana el Shabatt sea un día distinto”... Así por lo menos algún
día la embocan... Ahí el rabino dice: “No, no, ... hay que esperar a Dios para que dé la
señal. Y ahí el pueblo preguntó: ... ¿Qué hacemos nosotros? ¿Nos comportamos todos los
días como si fuera Shabatt o todos los días como si no fuera Shabatt? Se arma un quilombo
tremendo ... Y en medio de ese caos social aparece un niñito ... y dijo: “Yo sé cuándo es
Shabatt: cuando el aire huele a dulce.” Y efectivamente, dos días después el aire olió
dulce. Desde ese día el Shabatt había regresado. (Burman 2003).
Lo importante no es saber si el Shabatt huele o no a dulce, sino que el pueblo ha
decidido que así sea.
EL ABRAZO PARTIDO
La historia anterior nos permite identificar el interés por ser detrás de todo interés
emancipatorio (Pérez Tapia 2000: 275). La afirmación de una cultura biófila (vida
digna) hecha por el grupo en el cual se desarrolla la búsqueda de Ariel le permite
descubrirse como persona. Este proceso de individuación solidaria lo obliga a reconciliarse con su pasado y reclamar el lugar que ocupa entre los miembros de la galería.
La reconciliación con ese pasado se cumple a través del padre. Elías, tras presenciar la ceremonia de circuncisión del hijo, desparece de su vida para pelear en Israel.
De él sólo quedan algunas historias, un cruce a cuadro en un video de familia y el
acta de divorcio meses antes de su nacimiento. El acta tiene un corte por el medio,
símbolo de la disolución del matrimonio y garantía de que nadie volverá a usarla.
Ariel ha querido hacer de ese corte una excusa para distanciarse de los suyos. Le
tomará un tiempo comprender que ese fracaso supone también una responsabilidad.
Está en él hacer nuevamente habitable ese corte entre idealidad y facticidad. El
modelo con el que cuenta es el acuerdo entre Joseph y Alfadi.
A la noción de progreso disruptivo corresponde una utopía no mitificada (Pérez
Tapia 277). La huida hacia un futuro conciliador queda clausurada. Es la memoria
del pasado como interés emancipatorio y por ser lo que permite encarar el presente.
Para corregir las omisiones del pasado y encontrar su lugar dentro de la comunidad,
Ariel debe aceptar la reincorporación del padre al grupo de la galería. Debe, pues,
asumir su realidad y responder a las exigencias del presente de la mejor manera
posible, sin perder de vista que lo que está en juego a cada momento es el sentido
de lo humano en el juego dialógico de una razón situada.2
La pregunta por la identidad es una pregunta que remite, en último término, al ser del
hombre, a la realidad histórica y social en que la cultura se desarrolla ... Los meandros
de la propia identidad expresa un anhelo por conocer lo propio y por hacerse de una
realidad. (Cerutti 1998: 140).
Esa realidad, en el caso de El abrazo partido, reclama la supervisión constante
de las prácticas sociales que potencialicen lo propiamente humano. La recuperación
del pasado permite reconciliarse con el presente a través de la experiencia adquirida.
Las formas culturales implementadas en el presente bosquejan las relaciones futuras.
Sólo así es posible completar el abrazo del otro, y encaminarse, pausadamente, a
esa última metáfora de la posmodernidad: la zapatería La Babel en el barrio del Once.
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Scannone, J. C. (1998). En Filosofía de la Cultura. Sobrevilla, D. (ed.). Valladolid: Trotta.
2
Pérez Tapia la define como una razón que se ubica en el entrecruzamiento de las tradiciones en que
hunde sus raíces (252).
84
Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
Voces Zacatecanas: Regionalismo
literario y traducción
María Eugenia Martínez Flores
D’Amore, A. Voces Zacatecanas/Zacatecan Voices.
Texere Editores, Universidad de Zacatecas,
Zacatecas, México, 2012
El presente libro, editado por Anna María D’Amore, es el resultado de una laboriosa
compilación de textos de diversos autores, los cuales fueron traducidos en un
taller literario que se llevó a cabo en el 2009 en la Escuela de Verano UAZSPAUAZ. Es importante destacar que la publicación de dicho libro representa un
excelente trabajo tanto de la editora, quien también participó en la traducción de
parte de los textos compilados, como de los talleristas de este proyecto.
En este taller participaron en la traducción, además de la editora, Nathaniel Gardner,
Maureen Sophia Harkins y Kieran Hayde; con una participación especial de Javier
Acosta en la resolución de algunos problemas que surgieron durante el proceso
de traducción de los textos compilados en el antes mencionado taller literario.
Este trabajo fue además el resultado del apoyo que recibió la editora de la Universidad Autónoma de Zacatecas y el Programa para el Mejoramiento del Profesorado
(PROMEP), quienes financiaron este excelente proyecto, así como de los estudiantes
que participaron en las diferentes etapas en la elaboración del libro. Asimismo,
colaboraron en esta loable producción, los integrantes del cuerpo académico “Lenguaje
y Literatura” y algunos grupos de escritores de la región, quienes trabajaron
activamente en la elaboración de trabajo.
Este proyecto, tiene como principal finalidad, hacer accesible a los lectores de
lengua inglesa, los diversos trabajos de autores que fueron seleccionados en esta compilación. El resultado, por lo tanto, es una antología bilingüe, donde se presentan
textos escritos originalmente en español con su traducción correspondiente al
inglés de cara al texto original.
Con un propósito de divulgación, las traducciones se presentan sin prefacios
ni notas copiosas y se mantiene además al mínimo la información adicional del
autor y la interpretación de su obra, así, se presenta solamente una compilación de los
textos originales y la traducción al inglés del trabajo de los siguientes escritores:
Javier Acosta Escareño, Scherezade Bigdalí, Alejandro García Ortega, Efraín
Gutiérrez de la Isla, Salvador Alejandro Lira Saucedo, María Isela Sánchez Valadez,
Maritza Manríquez Buendía y Mauricio Moncada León. Todos ellos escritores
literarios reconocidos a nivel local y algunos a nivel nacional, que fueron reunidos
en este libro por primera vez y que se podrán leer al inglés gracias a las traducciones
que se llevaron a cabo en el taller literario antes mencionado.
Nathaniel Gardner, en la presentación de esta compilación de las voces zacatecanas sobre la literatura regional, permite una excelente comprensión de la producción
literaria en Zacatecas y en México. Sobre La literatura zacatecana, él nos relata la
forma en que el escritor o poeta de la región se desenvuelve, desde las reuniones
de escritores en el café San Patricio del centro histórico de esta ciudad, donde
conversan sobre sus escritos –ya sean poemas, cuentos, novelas o ensayos– o en
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Voces Zacatecanas: Regionalismo literario y traducción / María Eugenia Martínez Flores
algunos otros lugares donde se congregan los autores de la región, así como en la
Universidad Autónoma de Zacatecas. Los escritores de dicho estado, así como
quienes trabajan a lo largo del país, se preparan en talleres literarios; sobresalientes
autores mexicanos como Octavio Paz, Juan Rulfo y Elena Poniatowska, tuvieron
como parte de sus antecedentes la participación en un taller literario, lo cual se
hizo como parte de la cultura general y no sólo como algo exclusivo de los círculos
de la élite literaria. Participar en un taller literario hace que quienes concurren a dichos
talleres se sientan parte de una fraternidad al encontrar influencia en los escritores
que cada uno adopte como su modelo a seguir, cita Gardner, se convierten en el
hijo de alguien.
En Zacatecas, narra, existe una gran variedad de talleres, muchos de ellos patrocinados por el estado, principalmente provenientes de las preparatorias locales y
de las universidades. Otros, se llevan a cabo en la casa de la Cultura o institutos
culturales y por regla general los organiza un autor publicado. En la mayoría de
éstos, se les enseña cómo y dónde se publica; por lo general las publicaciones de
los trabajos resultantes de dichos talleres, –aclara el presentador de este libro–
ocurre en suplementos culturales de periódicos locales o en revistas culturales del
estado y editados por egresados de los mismos, con colaboraciones locales,
nacionales e internacionales.
Aunque López Velarde, menciona Gardner, es el orgullo y elemento clave de las
letras y cultura zacatecanas, se considera a Miguel Donoso Pareja, un ecuatoriano
exiliado en México desde 1963, el padre literario de los talleres de esta región.
Todos los autores de Voces Zacatecanas, comenta además, son relativamente
jóvenes, aunque algunos son autores ya reconocidos como Alejandro García, quien
es autor de novelas.
El libro está integrado por textos cortos, pero completos: cuentos, micronovelas
y poesía. La juventud de los autores se ve reflejada en las temáticas que abordan
en los diferentes textos: entre ellos la vida moderna, con temas como el divorcio,
la globalización, el aislamiento social, las relaciones interpersonales con muestras
sexuales y hedonistas. Algunas de las lecturas presentan tintes eróticos, mientras
otras reflexionan sobre el sexo en los tiempos modernos.
Se muestra, además, en esta colección de textos, la influencia de escritores
como Cortázar, por lo absurdo y sus manifestaciones en algunos de los escritos
del presente libro, así como la de Juan Rulfo y Ramón López Velarde. Así mismo,
aparecen representaciones de la mitología griega, romana y cristiana; y temas
recurrentes como la destrucción personal y local, con tópicos como el suicidio,
que simboliza en estos textos la desesperación, el honor, el amor, la depresión; lo
que quizás alude a la destrucción del individuo en tiempos de la modernidad para
captar la atención del lector.
Gran parte de los escritores zacatecanos dentro de esta compilación hablan del
lugar donde nacieron o que adoptaron como su hogar; destacando lugares representativos de la región como el cerro de la Bufa o la Avenida Hidalgo del centro
histórico de la ciudad.
Como una breve descripción de cómo se desenvuelve esta colección, escritores
como Javier Acosta, mezcla su poesía con temas cotidianos y con la globalización.
La colección de sus poemas se tradujo al inglés en el taller del 2009 por Anna
María D’Amore, en donde participaron además Nathaniel Gardner, Maureen
Sophia Harkins y Kierna Hayde. Sheherazade Bigdalí utiliza una muy breve historia
de amor (micronovela) para provocar emociones fuertes. Alejandro García Ortega
nos entrega una historia de la transición de un adolescente a la vida de adulto, con
la traducción de Maureen Sophia Harkins. Efraín Gutiérrez revalora a Zacatecas
y lo presenta no sólo como una tierra de inmigrantes mexicanos en busca de
empleo en los Estados Unidos, sino como una tierra hacedora de escritores y
poetas, y la selección de sus textos fue traducido por Anna María D’Amore.
Salvador Lira utiliza su poesía para crear espacios oníricos y amplios ejemplos
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Voces Zacatecanas: Regionalismo literario y traducción / María Eugenia Martínez Flores
de poesía experimental, rasgo literario que fue totalmente respetado por la traducción de Anna María D’Amore. Maritza Buendía realiza narraciones de amor y
erotismo al hablar del hogar destruido, traducido también por la editora de este
libro. Mauricio Moncada maneja el tema del erotismo a través de una historia con
perspectiva filosófica sobre el sexo y el suicidio y fue traducido por Maureen
Sophia Harkins. Esta colección de textos finaliza con los relatos de María Isela
Sánchez, quien experimenta con nuevas formas de relatar una vida al demostrar
su profundo interés por la condición humana traducidos por Nathaniel Gardner.
Las gran diversidad temática y estructural de los textos de esta compilación,
se visualiza, según lo ha compartido la editora Anna María D’Amore con Gardner,
como una gran variedad de textos, en donde el lector contará con una colección
literaria que le da libertad de seleccionar entre un conjunto de textos que le ofrece
perspectivas de la región zacatecana y también del mundo, la historia y la
modernidad, lo divino y lo banal.
Como se podrá observar, esta antología presenta una gran diversidad de temas
manejados por los distintos escritores compilados en dicha obra, lo cual nos lleva
a imaginar los fenómenos que ocurrieron en la traducción. Es importante resaltar
lo adecuado de la compaginación del texto origen, con su traducción de cara a
éste, lo cual permite a quienes tenemos la expectación por observar el texto original
en su versión al inglés; además de la forma como se resolvió la traducción de
temas literarios tan complejos como los que manejan esta antología.
Para finalizar, cabe agregar que la función de los editores dentro del proceso
de difusión de una obra con tintes literarios es quizás tan importante como la de
los traductores, pues, aunque estén acompañados de un consejo editorial y cuenten
con un sistema de arbitraje, son ellos quienes toman la decisión ûnal sobre lo que
se debe publicar, realizan la selección de textos a compilar, y en este caso, realizar
además la laboriosa tarea de traducir los textos literarios que siempre resultarán
un reto para el traductor.
Ciertamente es una ardua tarea la edición, toda vez que son los editores, por lo
general, quienes asumen o responden por el éxito o el fracaso de las mismas. Por lo cual,
considero pertinente mencionar mi reconocimiento a la Dra. Anna María D’Amore
por su labor en la edición y traducción de esta excelente antología literaria y sus
brillante idea de editar y compartir con el lector de la lengua extranjera, y nosotros
los traductores, esta colección de textos producidos en nuestra lengua materna.
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COLABORADORES
Aroldo José de Abreu Pinto. Es Doctor en Letras por la Universidad Estadual Paulista Júlio de
Mesquita Filho / UNESP. Obtuvo una Beca postdoctoral de la Universidad de São Paulo / USP.
Actualmente es Coordinador de Postgrado (Maestría y Doctorado) en Estudios Literarios de UNEMATCampus Tangara da Serra. Se desempeña como Profesor del Departamento de Artes UNEMAT Campus
Alto Araguaia. Funge como Coordinador de la “Organización y entrega de la colección de Ricardo
Ramos: segunda etapa de” Proyecto de Investigación (CNPq). Es investigador en la UNESP-Assis
(Grupo Lectura académica y Literatura en la Escuela: Centro de Investigación de la Región). Ha
difundido sus trabajos como autor de libros y / o coordinador, y ha publicado varios artículos en
revistas así como capítulos de libros. Trabaja en el área de Artes y Comunicación, con énfasis en la
literatura brasileña. Es responsable del Acervo del escritor Ricardo Ramos.
Luis Armenta Malpica. (México, D.F., 1961). Poeta, ensayista y traductor del francés; es miembro
del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Jalisco y director de Mantis editores. Ganador de
diversos reconocimientos nacionales e internacionales en cuento, novela y poesía, entre los que
destacan los premios Clemencia Isaura, Efraín Huerta, Ramón López Velarde, Benemérito de América,
Alí Chumacero, San Juan del Río, Amado Nervo, de San Román, e iberoamericano de poesía
Continentes (Unesco). Premio de poesía Aguascalientes, en 1996, y Premio Jalisco en Letras 2008.
Por su labor editorial recibió la Pluma de Plata, en 2006. Libros y poemas de su autoría han sido
traducidos al inglés, francés, portugués, alemán, italiano, catalán, rumano, árabe y ruso. Ha publicado
los poemarios: Voluntad de la luz, Des(as)cendencia, Ebriedad de Dios, Luz de los otros, Ciertos
milagros laicos, Mundo Nuevo, mar siguiente, Sangrial, El cielo más líquido, entre otros.
Carlos Gerardo Castillo Alvarado. Es egresado de la licenciatura en Pedagogía, Facultad de
Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Nuevo León; así como de las maestrías en
Educación Superior con especialidad en la Enseñanza de las Ciencias Sociales, titulado con la tesis:
La enseñanza de la Historia en la escuela primaria; y Maestría en la Enseñanza de la Lengua y la
Literatura, Titulado con la propuesta didáctica: De la motivación por lectura literaria mediante su
análisis diversificado, en la división de Posgrado de la misma institución. Ha colaborado
periódicamente con cuentos y ensayos desde 2008 con la revista Reforma Siglo XXI, de la preparatoria
No. 3 de la Universidad Autónoma de Nuevo León; así como docente interino en el área de Ciencias
Sociales en la preparatoria No. 25 “Dr. Eduardo Aguirre Pequeño” de la misma institución.
Dalina Flores Hilerio. (Estado de Morelos). Se desempeñaba en el teatro y la docencia. Inició sus
estudios en la UNAM y posteriormente en la UANL. Algunos de sus cuentos y ensayos se han
publicado en revistas locales del D.F. y Monterrey (Memorias del páramo, Cathedra, Vida
Universitaria, Común, La nuez, etc.). Fue becaria del Centro de Escritores de Nuevo León en el
2001 y ha obtenido algunos premios en concursos universitarios. Actualmente estudia el doctorado
en Filosofía, imparte clases en la Facultad de Filosofía y Letras de la UANL y en el departamento de
Estudios Humanísticos del ITESM; también promueve la lectura en diversos espacios públicos y
privados.
Roberto Kaput González Santos. (Tampico, 1975). Licenciado en Letras Españolas por la UANL
(2000) y maestro en Lengua y Cultura Españolas por la Universidad de Salamanca (2006). Fue
becario de la embajada de Francia en Madrid para cursar estudios en Toulouse II-Le Mirail (2008).
Actualmente cursa el doctorado en Estudios Humanísticos en el ITESM y forma parte del grupo
Estudios Culturales en el Desierto.
Julio Hernández Maldonado. Licenciatura en Lingüística Aplicada como didacta en el idioma
inglés. Obtuvo su Maestría en Letras Españolas y actualmente está en proceso de redacción de tesis
del Doctorado en Humanidades y Artes por la Universidad Autónoma de Zacatecas. Es profesor de
Inglés y de varias materias de contenido didáctico en la Facultad de Filosofía y Letras de la UANL.
Ha sido maestro de Literatura en el ITESM.
Leticia Herrera. (Monterrey, 1960). Poeta, promotora cultural. Fue becaria del Centro de Escritores
de Nuevo León (1990-1991) en poesía. Becaria del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes (19941995) en ensayo. Ha impartido talleres, cursos, conferencias y lecturas en diversos espacios culturales
del estado, nacionales e internacionales. Sus textos y poemas han sido publicados en antologías,
revistas y periódicos locales, nacionales y del extranjero, así como en sitios web. Algunos de sus
poemas han sido traducidos al inglés, al alemán y al búlgaro. Ha publicado: Pago por ver (1984);
Canto del águila (1985); Poemas para llorar (1993); Caracol de tierra (1996); Vivir es imposible
(2000); Hace falta que llueva (2002); Poemas incompletos. 1984-2006 (2006). Sólo digan que fui.
Antología provisional (2011); entre otros.
José María Infante Bonfiglio. Doctor en Psicología por la Universidad Nacional de Córdoba
(Argentina) y maestro en Metodología de la Ciencia por la Universidad Autónoma de Nuevo León
(Monterrey, México). Se desempeña como docente en la UANL desde 1976, impartiendo cursos en
el área de la teoría social, metodología y sociología política. Su principal interés en la investigación
se enfoca hacia los temas de la psicología política (discurso político, valores, comportamiento político,
procesos electorales, liderazgo). Ha publicado artículos científicos y de divulgación en diferentes
medios locales e internacionales.
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Colaboradores
María Eugenia Martínez Flores. Egresada de la Facultad de Filosofía y Letras de la licenciatura
de Lingüística Aplicada con énfasis en traducción, ha trabajado en la Facultad como maestra de
traducción desde el año de 1995 hasta la fecha en áreas de redacción, traducción inversa legal y en
diversos talleres de traducción técnica. Es egresada de la maestría de Enseñanza Superior de la
Facultad de Filosofía y Letras. Ha colaborado como capacitadora en el TRIFE en temas de redacción
y corrección de estilo. Ha participado además como ponente en seminarios de ATIMAC en temas
relacionados con los aspectos culturales y su solución en los procesos de traducción. En el año 2003
fue designada como coordinadora del departamento de traducción de la Facultad de Filosofía y
Letras, nombramiento que le fue ratificado en junio del 2009 por la actual directora de la Facultad
de Filosofía y Letras. Actualmente cuenta con el nombramiento de perito traductor por el Tribunal
Superior de Justicia, que se le otorgó desde el año 2005 a la fecha.
Juan Nicolás Padrón. Pinar del Río, Cuba, 1950. Poeta y licenciado en Filología especializado en
Lengua y Literatura Hispánica. Posee posgrados en Filosofía y Lingüística, además de cursos de
Pedagogía y Psicología. Actualmente es investigador y editor del Centro de Investigaciones Literarias
de Casa de las Américas de Cuba. También ha sido director de Literatura del Instituto Cubano del
Libro, director de la editorial Letras Cubanas y subdirector de la editorial Casa. Su desempeño en el
ámbito de las letras lo ha desarrollado como editor, profesor, jurado, poeta, ensayista, coordinador
de encuentros literarios y artísticos, prologuista, articulista, antologador y conferencista en distintos
países como Cuba, España, México, Argentina, Venezuela, Chile y Canadá. Ha participado en las
Ferias Internacionales del Libro de Cuba, Ciudad de México, Guadalajara, Buenos Aires y Santiago
de Chile. Su obra poética se encuentra en la edición de los siguientes libros: El polvo finísimo del
tiempo (1983), Desnudo en el camino (1988), Peregrinaciones (1991), Crónica de la noche (1955).
En Chile publica el ensayo sobre identidad cubana La Palma en el Huracán (Ediciones Rodriguistas,
2000), entre otros.
Tzitel Pérez Aguirre. (Monterrey). Egresada de la Licenciatura y Maestría en Letras Españolas por
la Facultad de Filosofía y Letras de la UANL, docente por más de 12 años, en la misma Institución,
impartiendo diversas materias de las áreas de Literatura y Lingüística en el Colegio de Letras
Mexicanas, áreas de investigación en las cuales se desempeña: análisis y estudios literarios,
lingüística, semiótica, semántica, fonética y fonología, análisis del discurso, enseñanza de lengua,
estudios de la cortesía, entre otras. Colaboradora en el Cuerpo Académico Consolidado “Lenguajes,
Discursos, Semióticas. Estudios de la Cultura Regional” de la Facultad de Filosofía y Letras de la
UANL, miembro del Comité Evaluador de Becarios del Centro de Estudios Humanísticos;
colaboradora en el Proyecto de investigación Aprovechamiento de un corpus oral en la enseñanza
de la lengua; miembro del equipo docente del Diplomado en Redacción y Escritura Creativa, como
del Proyecto de Investigación Perfeccionamiento de la práctica de la escritura y la lectura desde un
enfoque comunicativo. Cuenta con el perfil PROMEP. Actualmente Candidata a Doctora en
Humanidades y Artes por la Universidad Autónoma de Zacatecas con la tesis: Enriqueta Ochoa,
voz femenina de México en el Siglo XX; y Coordinadora del Colegio de Letras Mexicanas de la
Facultad de Filosofía y Letras de la UANL.
Orlando Valdez Vega. Es profesor en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma
de Nuevo León, desde el año 2008 dedicado a la formación lingüística de los futuros profesores de
la lengua francesa en la Licenciatura en Ciencias del Lenguaje (perfil FLE). Después de una formación
en Francia en Filosofía y en Ciencias Teológicas donde fue traductor de obras del mismo género,
realiza una maestría en Enseñanza Superior con especialidad en la enseñanza de la Lengua y la
Literatura. Su trabajo de investigación para obtener el grado de maestría se orientó a la creación de
una propuesta para los futuros profesores de FLE para la corrección de la pronunciación a nivel de
los elementos fonéticos y prosódicos de la lengua francesa mediante el uso de las tecnologías. Ha
participado en eventos nacionales e internacionales difundiendo su investigación e impartiendo
talleres sobre el tema.
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NORMAS EDITORIALES
Los textos serán originales e inéditos. Deberán presentarse redactados en español, impresos
por una sola cara, a doble espacio, en tipografía Arial, sin correcciones a mano y en CD. No
se aceptarán versiones incompletas, los originales recibidos se considerarán versión definitiva.
Asimismo, deberán incluir: dirección postal, correo electrónico y una pequeña síntesis
curricular del autor.
1. Los originales tendrán una extensión de entre 10 y 15 cuartillas de ser ensayos, y en el
caso de investigaciones (extraer un tema y elaborar un artículo de divulgación), entre
25 y 40 cuartillas, deberán presentarse en una versión de computadora que incluya la
información completa de todos los cuadros, gráficas, esquemas y figuras. Además del
CD, deberá entregarse una impresión a doble espacio (incluso las notas de texto). El
ancho de las líneas debe ser de 65-70 golpes, por 27-28 líneas (equivalentes a una
cuartilla).
2. Los autores deberán adjuntar un resumen de su artículo no mayor de cinco líneas y una
breve lista de palabras clave.
3. Las referencias de los libros en la bibliografía deberán contener los siguientes datos
(en este mismo orden):
Nombre del autor
Año de edición
Título del libro (subrayado)
Editorial
Ciudad (en español, en los casos de referencias bibliográficas en otro idioma)
Número total de páginas (variable)
Ejemplo:
Katz, F. (comp.), (1990). Revuelta, rebelión y revolución. La lucha en México
del siglo XVI al siglo XX. México: Era. 2 volúmenes.
Burckhardt, J. (1943). Force and freedom. Nueva York: Pantheon Books
4. Las referencias de capítulos en la bibliografía deberán contener los siguientes datos
(en este mismo orden):
et al. (y otros) se utiliza para indicar que una obra está firmada por varios autores,
además del que se indica.
v. g. (por ejemplo).
of. o cfr. (véase o confróntese)
supra (arriba)
infra (abajo)
e. (esto es)
circa (alrededor de)
loc. cit (en el lugar citado)
passim (en varios lugares)
vid. (véase)
sic (así, textualmente)
comp. o comps. (de compilador o compiladores), coord. o coords. (de coordinador o
coordinadores) se utiliza de preferencia entre paréntesis, inmediatamente después
del o de los nombres del autor o autores del libro.
cap. (capítulo)
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Normas editoriales
ed. (edición)
s.e. (sin editor)
s. f. (sin fecha)
s. l. (sin lugar de edición)
mimeo (mimeografiado)
pról. (prólogo)
introd. (introducción)
trad. (traducción)
s. (y siguiente)
s.s. (y siguientes)
5. Todos los textos recibidos serán sometidos a un dictamen cuyo resultado puede ser:
a) Publicable.
b) No publicable.
c) Sujeto a cambios.
En todo caso, el dictamen será inapelable. Los dictámenes se entregarán al
autor cuando el artículo esté sujeto a cambios. Los dictámenes positivos o
negativos sólo se entregarán cuando el autor lo solicite. El Consejo Editorial
tiene entre sus atributos decidir los artículos que se incluyen en la revista
Cathedra de acuerdo con la línea editorial. Si el artículo se publica, el autor
recibirá a vuelta de correo, dos ejemplares de la revista.
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Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013
Revista semestral de la Facultad de Filosofía y Letras de la UANL,
se terminó de imprimir en diciembre de 2013
en Grafo Print Editores, S.A.
En su composición se usó tipografía
Times New Roman de 22, 18, 10, 9 y 8 puntos.
La edición estuvo al cuidado del equipo de trabajo de la Secretaría
de Publicaciones y Extensión Cultural.
Tiraje: 500 ejemplares.
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