Rock español Extraído de Escuelapedia Tras el golpe generado por los triunfos internacionales de The Beatles especialmente, florecieron en muchos países de Europa una gran cantidad de conjuntos atraídos por los ritmos de los nuevos tiempos. Existe coincidencia general en que en España, y debido a la beatlemanía, el rock inició a asegurarse entre 1964 y 1966, años en que ya se encontraban en activo numerosas bandas que habían ganado cierto prestigio y divulgación: Los Brincos, Bruno Lomas y Los Rockeros, Los Pekenikes, Lone Star, Micky y Los Tonys, Los Mustang, Los Sírex, Pop Tops, Los Bravos, Los Canarios, Los Cheyennes, fueron algunas de las más conocidas que consiguieron además cierto eco en otros países, así como Miguel Ríos y Teddy Bautista al emprender sus carreras en solitario. Con el final de la década, sin embargo, se abrió un prolongado parénproposición que se extendería de facto hasta comienzos de la década de 1980, en que tras una etapa con establecido sabor urbano y reivindicativo —con bandas como Burning, Leño, Topo, Coz, Barón Rojo, Ñu o solistas como Ramoncín—, los jóvenes músicos se proporcionaron a las novedades que procedían del Reino Unido, en especial por el punk rock y la más reciente new wave (nueva ola). El fenómeno fue denominado ‘movida’ y alcanzó cierta popularidad en ciudades como Madrid, Barcelona, Vigo, Valencia y Bilbao, e hizo convivir tendencias de rock oscuro y underground con sonidos más desenfadados, aunque sin la ingenuidad de los rockeros nacionales primigenios. El número de agrupaciones musicales se contaba por centenares (se contabilizaron más de 200 conjuntos entre Madrid y Barcelona entre 1977 y 1980): Kaka de Luxe, Radio Futura, Derribos Arias, Siniestro Total, Tequila, Pegamoides, Nacha Pop, Zombies, Golpes Bajos, Os Resentidos, Modas Clandestinas, Gabinete Caligari, Parálisis Permanente, Aviador Dro, Loquillo y los Trogloditas, PVP, La Mode, Las Chinas, Charol, Objetivo Birmania, Los Nikis, Larsen y Mermelada fueron tan sólo algunos de ellos, que sufrieron con el paso del tiempo sucesivas cambios (Pegamoides, por ejemplo, se transformó en Alaska y Dinarama y dio origen de igual forma a otros conjuntos como Parálisis Permanente, Seres Vacíos y Fangoria ya en la década de 1990). Resultó importante, sin embargo, el revivir de múltiples corrientes de rock duro a mediados de la década de 1980, a la que se adscribieron numerosas bandas de música urbana, y la acogida de otras influencias, como el ska, el reggae, y las tendencias afterpunk habitualmente. Entre los primeros ejemplos del heavy metal hispano figuraron Obús, Los Ángeles del Infierno, Banzai, Tarzen, Santa, Sangre Azul, Manzano, Leize, Niágara o Barricada. En el segundo conjunto coincidirían los primeros ejemplos del denominado ‘rock revolucionario vasco’ y otros conjuntos afines (Kortatu, Hertzainak, Eskorbuto, Rufus, Lavabos Iturriaga, Cicatriz, BAP, Delirium, Polla Records, Negu Gorriak), los defensores de ritmos rastafaris (Potato, Baldin Bada, Korroskada) y otros, más afines a la sonoridad hardcore, como Ama Say o Su Ta Gar. A finales de la década de 1990, la abundancia de filas y estilos se compagina con un gran número de solistas punteros que han de vérselas con la importante presencia que tienen en el mercado discográfico los representantes del revivalismo. De esta forma no resulta pintoresco que un histórico del rock español como Miguel Ríos se presente en una misma actuación junto a una joven consagrada como Luz Casal y alterne sus giras con cantantes melódicos como Ana Belén, Víctor Manuel y cantautores del estilo de Joan Manuel Serrat o Joaquín Sabina. Bandas como Héroes del Silencio, Mecano, Los Rodríguez, El Último de la Fila, Presuntos Implicados, Celtas Cortos, representan otras tendencias del rock y el pop en español, en una línea que ha encontrado gran eco en Europa y Latinoamérica.