Primavera 07 Importancia de la bioseguridad en las nuevas incorporaciones Bernat Sales Nogueras. Veterinario. Asesor del Grupo Ahedo Muchas explotaciones lecheras adquieren e incorporan animales de forma rutinaria. Desgraciadamente, en muchas ocasiones no se toman las medidas necesarias con tal de prevenir la introducción de enfermedades vehiculadas por estos animales recién llegados. Todos hemos podido constatar en ocasiones la aparición de enfermedades respiratorias, queratoconjuntivitis, verrugas, tiña y demás, en explotaciones en las que se han incorporado animales foráneos. Del mismo modo, es también habitual el que animales recién incorporados enfermen por patologías prevalentes en el rebaño de acogida. Sea cuál sea el caso, el factor común suele siempre consistir en que las nuevas incorporaciones se mezclan directamente con el resto del rebaño sin respetar una cuarentena con las mínimas garantías. Quizá en el pasado, en un contexto de prevalencias elevadas de brucelosis, las incorporaciones de nuevos animales E TOME LAS PRECAUCIONES DEBIDAS xamine visualmente todos los animales, preferiblemente antes de adquirirlos, o por lo menos nada más llegar a la explotación de acogida. Lo mismo para las analíticas que se considere oportuno tomar. En síntesis, los pasos a seguir en cuanto a exámenes, analíticas y manejo sobre nuestras nuevas adquisiciones deberían ser los que siguen: l Muestra de sangre para titulación serológica de la Enfermedad de Johne’s (paratuberculosis). l Muestra de sangre para titulación serológica de la neosporosis. l Muestra de piel (de pabellones auriculares) o bien de sangre (en función de las muestras que procese el laboratorio analítico con el que trabajemos) para diagnóstico de portadores inmunotolerantes frente el BVD (IPIs). l En muchas explotaciones de nuestra área geográfica y otros países europeos, se está ejerciendo un importante esfuerzo en la erradicación del IBR, en parte mediante programas voluntarios más o menos impulsados por las distintas administraciones, y basando los criterios de eliminación de animales positivos en la presencia de anticuerpos en suero (serología positiva). Para al rebaño se llevaban a cabo con mayor cuidado, manteniéndose aislados durante 30 - 45 días antes de realizar una segunda analítica (la primera se había llevado a cabo antes de trasladar a los animales). Una vez los animales habían sido confirmados como negativos, se mezclaban con el resto del rebaño. Sin embargo, quizá porque gran parte de las enfermedades de declaración obligatoria en nuestra área geográfica están sometidas a controles rutinarios, y siempre antes del transporte de animales para vida, existe una gran tendencia a mezclar las nuevas incorporaciones directamente con el resto del rebaño. El examen y las analíticas correspondientes sobre los animales antes de la adquisición, y el aislamiento al llegar a la lechería deben tomarse como una prioridad para cualquier explotación. ello es imprescindible no vacunar frente al IBR, y en caso de hacerlo, utilizar únicamente vacunas marcadas, con tal de poder distinguir de manera fiable los anticuerpos vacunales (fruto de la vacunación) de los de infección (fruto del contacto con el virus). Es evidente que las explotaciones que estén bajo este tipo de programas deberán solicitar una serología negativa frente los anticuerpos BVD no procedentes de vacuna marcada en los animales que incorporen a su rebaño. Como consideración adicional, solamente apuntar que el someterse a un programa de este tipo en cuanto a la erradicación del IBR puede ser muy interesante para aquellos ganaderos que se planteen vender ganado para vida en el futuro, o bien participar en concursos o ferias de ganado. l Cada animal debe ser completa y minuciosamente examinado. l Vacunaciones de acuerdo a los protocolos de la lechería. l Desparasitación externa e interna. Hoy en día disponemos en el mercado de productos de aplicación tópica (“pour on”) que proporcionan una desparasitación adecuada frente parásitos internos y externos. l Palpación rectal con tal de certificar el estado reproductivo. Primavera 07 TÉCNICAS GANADERAS. Importancia de la bioseguridad en las nuevas incorporaciones l Estabulación de aislamiento durante un mínimo de 30 días. Un periodo de aislamiento resulta esencial para todos los animales recién incorporados por los motivos siguientes: l Permite que cualquier enfermedad que padezca cualquiera de los animales recién incorporados cumpla con su periodo de incubación y muestre los primeros signos clínicos. En caso de haber algún animal enfermo, este periodo de aislamiento cubre también el intervalo en el que está transmitiendo la enfermedad. Los animales enfermos pueden ser diagnosticados y tratados mientras cumplen el periodo de aislamiento. l Permite a los animales desarrollar a tiempo la inmunidad correspondiente tras las vacunaciones recibidas contra cualquier enfermedad antes de mezclarlos con el resto del rebaño. l Proporciona el tiempo necesario como para poder disponer de los resultados analíticos procedentes del laboratorio, debiéndose mantener en la explotación únicamente los animales negativos. l Además, el período de aislamiento ayuda a disminuir el estrés en los animales recién llegados: la mayoría de ellos han estado viajando durante largo tiempo, y al llegar se han encontrado en un lugar extraño para ellos. Es por ello que deben acostumbrarse a un nuevo lugar, unas nuevas compañeras y a unos nuevos horarios, por lo que tras cierto periodo de aislamiento parecería que la transición se simplifica. SUPERE LAS DIFICULTADES La mayor objeción por parte de los productores, para mantener un grupo en aislamiento se explica por un factor limitante en cuanto a instalaciones, y por los inconvenientes y dificultades para manejar un grupo por separado. Sin embargo, con algo de creatividad podemos superar dichos inconvenientes. Lo ideal sería mantener a los animales recién llegados lo más lejos posible de los que ya estaban en la explotación de acogida. Frecuentemente existen en las lecherías potreros para alojar a las terneras o a las vacas secas recién incorporadas. Aunque con dichos potreros se limita la transmisión de enfermedades, estas áreas casi nunca presentan las condiciones apropiadas para trabajar con el ganado o tratar a los animales enfermos. Los corrales y apretaderos portátiles son una buena opción a tener en cuenta, y los animales enfermos pueden ser trasladados a la enfermería. Las vacas lactantes constituyen un reto mayor. Es importante proporcionarles un espacio por separado, en el que no exista ningún contacto nariz a nariz con el resto de los animales de la explotación. A pesar de que algunas enfermedades se pueden transmitir vía aerosoles, el mantener a las vacas recién llegadas por separado disminuye enormemente las posibilidades de transmisión. Las vacas lactantes recién llegadas se deben ordeñar las últimas y no se deben mezclar con las demás, y lo mismo debe ocurrir con el resto de tareas de rutina diaria, tales como suministrar el alimento y proporcionar todo tipo de cuidados, con tal de prevenir la transmisión de enfermedades de los animales recién llegados al resto. Trabaje con su veterinario clínico y con su equipo con tal de prevenir la aparición de enfermedades cuando adquiera ganado foráneo. PROGRAMAS DE BIOSEGURIDAD APLICABLES RESPECTO A LAS PRINCIPALES ENFERMEDADES INFECCIOSAS Y PARASITARIAS NO SUJETAS A CONTROL OBLIGATORIO En las anteriores líneas hemos citado algunas enfermedades a chequear cuando se produzcan nuevas incorporaciones a un rebaño lechero, pero estos protocolos analíticos no tienen ningún sentido si no se tiene una idea clara a cerca de como afrontar el control o erradicación de estas patologías infecciosas o parasitarias. Veamos con un poco más de detalle cuales son las posibilidades y el margen de maniobra que tenemos los ganaderos para lidiar con los citados problemas sanitarios: ENFERMEDAD DE JOHNE La enfermedad de Johne ha sido reportada en todos los continentes: ningún país o región puede presumir de estar libre de la enfermedad, aunque la prevalencia sobre el porcentaje de rebaños es muy variable, pudiendo ir del 55 o el 60 % en Holanda y Nueva Zelanda respectivamente, hasta el 7 % de los rebaños en Austria (En Estados Unidos se estimó el año 1996 que un 22 % de los rebaños lecheros tenían por lo menos un 10 % de tasa de infección, mientras que un 41 % de los rebaños tenía por lo menos un animal ELISA – positivo). La enfermedad es causada por el microorganismo Mycobacterium paratuberculosis, un patógeno obligado de los animales, en el sentido de que úni- camente puede multiplicarse en el interior del organismo de los animales que infecta. Sin embargo, el microorganismo es capaz de sobrevivir durante largos períodos de tiempo en el ambiente exterior (puede subsistir durante un año entero en el estiércol dependiendo de las condiciones ambientales). M. paratuberculosis posee un amplio abanico de posibles hospedadores (animales susceptibles de ser infectados). Los rumiantes son el tipo de animales más comúnmente infectados (bovinos, ovejas, cabras, ciervo, alces, antílopes, bisontes, camellos, llamas alpacas...), aunque existen también informaciones infrecuentes de infecciones afectando a especies no rumiantes (caballos, cerdos, pollos, conejos, zorros, primates...). Su posible relación con la Enfermedad de Crohn, que afecta a los humanos, no ha sido demostrada, y ni siquiera se han observado evidencias que relacionen esta enfermedad con el contacto con animales o con un ambiente rural. La fuente principal de transmisión de la enfermedad son los propios animales infectados, que eliminan el microorganismo causante por heces y por leche de manera directamente proporcional a la gravedad del curso clínico. La transmisión de la enfermedad es feco – oral: es decir, que desde una eliminación fecal del microorganismo por parte de los animales enfermos, las nuevas infecciones ocurren por ingestión de alimento contaminado con heces. La ingestión de leche o calostro contaminados por parte de terneras lactantes es también una vía a tener en cuenta. Los animales más vulnerables frente nuevas infecciones son las terneras en el parto y el periparto, especialmente en condiciones de higiene deficitaria y en el caso que les sea permitido amamantarse directamente de su madre. Otro punto crítico a considerar es la mala práctica en muchas explotaciones de usar una misma pala o herramienta para el manejo de la comida que para el estiércol, sobre todo si ello se lleva a cabo sin una pauta estricta de limpieza y desinfección. Una vez ocurrida la infección, el período de incubación es muy largo, durando por lo menos dos años, durante los cuales el animal presenta un crecimiento, desarrollo y producciones normales, y una apariencia totalmente sana. Ello significa que cualquier política de control que implementemos no se traducirá en resultados palpables hasta al cabo de dos años, aunque ello no nos debe desanimar ni hacer desistir de tomarnos en serio la prevención de esta enfermedad, pues las pérdidas que nos puede acarrear pueden ser muy importantes, y las posibilidades de tratamiento son nulas. Disponemos en la actualidad de pocas armas realmente efectivas para luchar contra esta enfermedad, que nos permitan ejercer una presión agresiva sobre el control o erradicación de la enfermedad: l Las pruebas rápidas sobre suero (Elisa) presentan una sensibilidad muy baja, y ofrecen por lo tanto gran posibilidad de error, por lo que resultan a priori inviables para establecer un programa de control y erradicación realmente efectivo. l Una técnica realmente fiable es la del cultivo de heces, aunque es lento (mes y medio desde la toma de muestra hasta el diagnóstico) y por lo tanto poco práctico. l La prueba del PCR puede ser más fiable a priori, pero no está todavía disponible en muchos laboratorios, dejando a parte su elevado coste. Primavera 07 Sin embargo, en la Universidad de Wisconsin, un investigador llamado Michael Collins ha desarrollado una pauta de trabajo práctica y efectiva a implementar a medio – largo plazo, con tal de someter esta enfermedad bajo control. La pauta se basa en los resultados del test de sangre ELISA elaborado por los Laboratorios IDEXX, que como en todos los casos de pruebas ELISA casi nunca identifica como positivo a un animal que no lo sea realmente, aunque solamente identifica a cerca de la mitad de los animales realmente positivos como tales. A esto es lo que llamamos una baja sensibilidad, pero una elevada especificidad. El programa de control salva este importante inconveniente clasificando a los animales, no simplemente en positivos o negativos, sino en 5 categorías en función de la probabilidad de positividad / negatividad según el título de anticuerpos en suero: - Fuertemente positivo. - Positivo. - Positivo leve. - Sospechoso. - Negativo. Las medidas a tomar sobre los animales se establecerán en función del resultado del ELISA, de más a menos agresivas: l Fuertemente positivo: eliminar del rebaño cuanto antes. l Positivo: destinar a matadero (no inseminar) y eliminar al finalizar la lactación. Conviene estar atento a cualquier signo clínico de la enfermedad de Johne (diarrea, mal pelo, pérdida de condición corporal...), para eliminar al animal tan pronto como desarrolle clínicamente la enfermedad. l Positivo leve: no elimine la vaca ni la destine a matadero de buenas a primeras, aunque la positividad (aunque leve) frente la enfermedad de Johne debe sin duda considerarse como un criterio añadido para destinar a una vaca a matadero en función de otros parámetros (días en leche, nº de lactaciones, estado reproductivo, recuento de células somáticas, otras patologías...). -La vaca debe parir en un corral aislado, y la becerra debe ser separada cuanto antes. No aproveche el calostro. -Limpie y desinfecte a conciencia el paridero tras el parto. -Esté atento a cualquier signo de la enfermedad para eliminar al animal tan pronto como desarrolle clínicamente la enfermedad. l Sospechoso: idem. l Negativo: ok. Lleve a cabo los análisis en suero sanguíneo aproximadamente una vez al año, en todo el rebaño adulto simultáneamente en explotaciones de tamaño pequeño – medio (hasta 200 animales), y periódicamente en explotaciones grandes (más de 200 animales), por ejemplo conforme los animales vayan cumpliendo 200 – 300 días en leche. Esta pauta analítica de control debe siempre complementarse con las ya conocidas medidas de manejo, higiene y alimentación con tal de minimizar los riesgos de contagio y de transmisión de la enfermedad: l Partos en corrales limpios, confortables y aislados, especialmente destinados a este fin, que alojen solamente a una vaca en cada ocasión. l Retirar cuanto antes la becerra recién nacida de la madre una vez fuera de peligro tras el parto. l No permita que las vacas amamanten a las becerras. l No utilice la zona de partos como enfermería. l Limpie y desinfecte los corrales después de cada parto. l No mezcle el calostro de varias vacas. l No alimente a sus terneras con leche de vaca adulta, y mucho menos en caso de no pasteurizarla antes. l Evite el contacto de terneras y novillas con las vacas adultas mediante estabulaciones lo más separadas posible, idealmente por más de 500 metros de distancia. l Evite la contaminación fecal mediante estiércol de agua, alimento y maquinaria. Para ello es interesante utilizar la maquinaria de forma exclusiva para el estiércol, los bebederos de volteo con limpieza fácil y lo más frecuente posible, e implementar un sistema lo más estricto posible de limpieza de maquinaria e instalaciones. NEOSPOROSIS La neosporosis está causada por un protozoo parásito llamado Neospora caninum, con un ciclo que incluye al perro como único hospedador definitivo demostrado (se ha especulado con la intervención en el ciclo como hospedadores definitivos del gato y carnívoros salvajes como el zorro, el lobo y el coyote). Clínicamente cursa sobre todo con abortos, mayoritariamente a mitad de gestación (sobre el 78 % entre los 4 y los 6 meses de gestación), que en general se caracterizan por no ir acompañados de retención placentaria y por no afectar significativamente a la posterior fertilidad, aunque con cierta frecuencia se acompañan de momificación fetal. En muchos países constituye la primera causa de abortos, mientras que en España se estima una seropositividad de entre el 14 y el 29 % de los animales. Alrededor del 40 % de abortos diagnosticados son debidos a neospora. El ciclo biológico del parásito es el que figura en el cuadro adjunto: Un simple análisis del ciclo anteriormente descrito nos pone en evidencia una doble vía de entrada y de mantenimiento de la infestación en el rebaño: 1. Transmisión horizontal: a partir del alimento contaminado mediante heces de perro infestado, ingerido por una vaca, ternera o novilla. 2. Transmisión vertical: a partir de un animal infestado, este lo transmite por vía transplacentaria, resultando en abortos o bien en terneras infestadas que mantendrán y amplificarán la enfermedad en el rebaño. La vertical constituye hoy en día la principal vía de entrada, mantenimiento y amplificación de la enfermedad en nuestros rebaños. Pautas de manejo a parte, en lo único que podemos basar dicha estrategia de control es en la titulación serológica mediante ELISA, clasificando a los animales como positivos o negativos. Sin embargo, lo único que implica una serología positiva en un animal es un contacto previo de la vaca con el parásito, con una reacción inmunológica contra el mismo que no necesariamente debe suponer que el animal esté infestado. En resumidas cuentas, un animal seropositivo no necesariamente significa un animal infestado. Debemos actualizar la analítica por lo menos una vez al año y realizarla a todas las nuevas incorporaciones antes de incluirlas en nuestro rebaño. En base a los resultados, estableceremos las pautas de manejo con tal de limitar la vía vertical de transmisión de la enfermedad en nuestra explotación: l No adquirir animales seropositivos frente la neosporosis. l Evitar recríar hijas de vacas seropositivas. La estrategia de inseminar los animales seropositivos con semen de carne puede ser una buena manera de asegurar este punto y evitar errores. l Incluir la positividad frente neospora como criterio añadido de destino a matadero e incluso de sacrificio, sobre todo en caso de abortos y no digamos ya si se diagnostica la presencia del parásito en el propio aborto. Este posible criterio de destino a matadero o de sacrificio debe sumarse a otros como días en leche, nº de lactaciones, estado Primavera 07 reproductivo, producción, recuento de células somáticas... l Desechar el calostro de vacas seropositivas. Estas pautas deben complementarse con otras destinadas a cortar una posible vía de transmisión horizontal en nuestro rebaño: l Evitar la contaminación del alimento del ganado impidiendo el acceso de perros y otros posibles hospedadores definitivos (¿gatos? ¿zorros?...) a las explotaciones y a los almacenes de alimento. l Eliminar cuanto antes fetos y placentas. BVD Enfermedad vírica endémica en nuestro país, que cursa epidemiológicamente con presencia de abortos y disminución de la fertilidad como componente mayoritario, aunque pueden observarse también con cierta frecuencia terneros con malformaciones congénitas. Existe una forma clínica muy concreta protagonizada por animales que se infectaron por vía transplacentaria en el útero materno, entre los días 40 y 125 de gestación sin que ocurriera muerte fetal o embrionaria. Estos animales son los llamados “PIs” (persistentemente infectados), que sufrirán la llamada “Enfermedad de las Mucosas”, forma clínica del BVD que cursa con mal estado general, escasos crecimientos, diarrea persistente y lesiones varias como puedan ser úlceras linguales, en esófago y en rodete coronario. Los llamamos “PIs” porque sufren la infección de forma permanente sin una respuesta efectiva de su sistema inmune, debido a lo incompleto del desarrollo del mismo en el momento de la infección. Del mismo modo, eliminan virus al medio ambiente durante toda su vida, por lo que constituyen la principal fuente de infección en los rebaños, y toda estrategia de control o erradicación deberá girar entorno a su detección cuanto antes: l Diagnóstico y eliminación de animales PI presentes en el rebaño, mediante muestra de sangre, suero o piel en función del tipo de muestra con el que trabaje su laboratorio de confianza. l Control de la infección persistente fetal a partir de las muestras tomadas en los terneros y terneras que vayan naciendo a posteriori. l Evitar el contacto con otros rumiantes, de la propia explotación o bien de otra ajena. l Evitar la adquisición de individuos PI, mediante la correspon- diente analítica sobre los animales que se compren antes de su incorporación al rebaño. l Evitar la incorporación de animales con infección aguda aplicando las pautas de vacunación y de cuarentena anteriormente indicadas. l Implemente la pauta vacunal más apropiada de acuerdo con su situación particular y las indicaciones de su técnico. IBR Se trata del virus de la Rinotraqueitis Infecciosa Bovina, con una patogenia en el ganado vacuno lechero que puede tomar distintas formas clínicas: - Forma sublínica: la más frecuente, con ausencia total de signos clínicos, por lo que el curso pasa totalmente desapercibido. - Forma respiratoria: tal y como su nombre indica, puede provocar problemas respiratorios, así como abortos, principalmente en el último tercio de gestación, acompañados de infertilidad debida a la endometritis secundaria, muerte embrionaria o disfunción hormonal. - Forma genital de transmisión sexual: inflamación en el aparato genital masculino y femenino. - Forma generalizada: por cepas de alta virulencia, con gran mortalidad sobre todo en terneros. Endémico en nuestra geografía hasta hace pocos años, en muchos países y en algunas comunidades de España se han puesto en marcha numerosos programas de erradicación, en gran parte impulsados por las distintas administraciones, que suponen importantes modificaciones sobre la estrategia de control basada en la vacunación mediante vacunas muertas no marcadas que se había empleado mayoritariamente hasta hace poco tiempo. A parte de muchos otros supuestos necesarios para poder considerar una explotación como oficialmente indemne frente el BVD, un programa de erradicación supone los puntos siguientes a efectos de vacunación y títulos serológicos de anticuerpos en el propio rebaño: l Ausencia total de vacunación, o en todo caso llevarla a cabo mediante vacuna marcada. l Ausencia total en el rebaño de animales con títulos positivos frente anticuerpos anti IBR que no puedan demostrarse como vacunales, es decir provocados por una vacuna marcada. l Incorporación de animales con títulos negativos frente anticuerpos anti – IBR que no procedan de vacuna marcada tras pasar por las cuarentenas anteriormente indicadas. Hay que tener en cuenta que actualmente se exige ya en muchos concursos y ferias, e incluso para mover ganado a según que explotaciones de según que áreas geográficas, títulos negativos frente anticuerpos anti – IBR no procedentes de vacuna marcada, y es muy probable que restricciones de este tipo en relación al IBR vayan a más, conforme mayor cantidad de programas de erradicación vayan siendo impulsados por las distintas administraciones. Por lo tanto, aquellas explotaciones que prevean en un futuro efectuar ventas para vida a otras explotaciones o enviar ganado a concursos deberán tener en cuenta que: l Deben plantearse el dejar de vacunar con vacunas frente IBR que no sean marcadas. l Hay que contar con que los animales vacunados con vacuna no marcada conservarán títulos positivos de anticuerpos vacunales durante toda su vida, por lo que no podrán ser considerados como negativos frente al IBR en el contexto de un programa de erradicación. De ello se desprende que un programa de erradicación frente el IBR consiste en un planteamiento a largo plazo, por lo menos a 4 años vista, en caso de haberse estado vacunando con vacuna no marcada hasta el momento de iniciar el programa. CONCLUSIONES - Ante nuevas incorporaciones de ganado en su rebaño, tome en consideración las medidas siguientes: - Examen previo completo y minucioso animal por animal. - Vacunaciones de acuerdo a los protocolos de la lechería. - Desparasitación interna y externa. - Toma de muestras para analíticas pertinentes: Enfermedad de Johne, neospora, BVD, IBR. - Por lo menos 30 días de aislamiento respecto el resto del rebaño, que impida el contacto nariz a nariz y el contacto directo o indirecto por la sala de ordeño, utensilios de trabajo u operarios. - Enfermedad de Johne: identifique anualmente el riesgo de cada animal a sufrir clínicamente la Enfermedad de Johne mediante el ELISA desarrollado por los laboratorios IDDEX, destinando a matadero y / o sacrificando los animales positivos y fuertemente positivos, y siguiendo muy de cerca la evolución de los animales positivos leves, desechando su calostro y sacrificándolos tan pronto como desarrollen clínicamente la enfermedad. Deseche el calostro y siga muy de cerca los animales sospechosos. Así mismo, siga las medidas básicas de manejo, higiene y limpieza con tal de minimizar el riesgo de transmisión de la Enfermedad de Johne. - Neosporosis: implemente pautas básicas de control y erradicación de la neosporosis, identificando los animales serológicamente positivos y evitando recríar sus hijas, así como la incorporación de nuevos animales positivos. Incluir la positividad frente neospora como criterio adicional de destino a matadero y / o sacrificio, sobre todo en el caso de animales que hayan abortado. Desechar el calostro de vacas positivas. Evitar la presencia de perros y demás carnívoros en las explotaciones y almacenes de alimento, eliminando cuanto antes fetos y placentas en la estabulación. - BVD: identifique los animales persistentemente infectados frente el BVD (PIs), sobre todo en el caso de las nuevas incorporaciones, para sacrificarlos cuanto antes. Implemente la pauta vacunal más apropiada en relación con el BVD en su explotación. - IBR: a parte de implementar la pauta vacunal más apropiada frente al IBR de acuerdo con las condiciones de su explotación, tenga en cuenta de que en caso de encontrarse bajo la disciplina de un programa de erradicación del IBR, deberá plantearse el no vacunar frente este virus o en todo caso hacerlo con vacuna marcada. El objetivo debe ser la ausencia total de animales positivos frente anticuerpos anti-IBR no procedentes de vacuna marcada en su explotación, por lo que deberá descartar nuevas incorporaciones con esta positividad.