Poder Judicial de la Nación ///ta, 14 de Agosto de 2.012. AUTOS Y VISTA: Esta causa Nº 211/12 “YAÑEZ BENITEZ, José Luis; VAZQUEZ, Oscar Ricardo; CHAVEZ, Julio Osvaldo; GODOY, Juan Carlos; FINETTI GONZALEZ, Mariángeles y VARELA, Sebastián Ernesto s/adulteración de D.N.I. y estafa”, con trámite en el Juzgado Federal Nº 2 de Salta (Expte. Nº 228/2011), y RESULTANDO: I.- Que vienen estas actuaciones al Tribunal en virtud de los recursos de apelación interpuestos en contra del auto de fs. 1.362/1.431, por el que se dispuso el procesamiento de José Luis Yáñez USO OFICIAL Benítez como presunto autor del delito de adulteración de documento público destinado a acreditar la identidad de las personas, en concurso real con el de fraude a la administración pública, en grado de tentativa en un hecho (arts. 174 inc. 5º, 292, 42, 45 y 55 del Código Penal); de Julio Osvaldo Chávez por el delito de fraude a la administración pública en grado de tentativa, en dos hechos que concurren materialmente entre sí (arts. 174 inc. 5º, 42, 45 y 55 del mismo texto legal); y de Juan Carlos Godoy, MariángelesFinetti González y Sebastián Varela, como presuntos autores del delito de incumplimiento de los deberes de funcionario público (arts. 248 y 45 del Código Penal). Con carácter previo, cabe mencionar que de acuerdo al informe y decreto de fs. 1519, la defensa técnica de José Luis Yáñez Benítez, no obstante haber sido debidamente notificada (fs. 1492 y vta.), no presentó el informe previsto en el art. 454 del Código Procesal Penal, venciéndose el término establecido con lo cual se tiene por desistido el recurso interpuesto por dicho imputado, conforme lo dispuesto por la misma norma en su segundo párrafo. Por su parte, la defensa de Julio Osvaldo Chávez fundó su recurso en función de ese artículo fuera del plazo establecido, por lo que se dispuso desglosar el escrito que estaba agregado a fs. 1516/1518 y devolverlo al presentante, teniéndolo igualmente por desistido. II.- Que el presente sumario se inició a partir del informe de fs. 1 de la Policía de la Provincia y denuncia de fs. 2 del empleado del Banco Macro Fabio Gustavo Padilla, poniendo en conocimiento que el día 12 de abril de 2011 se presentaron en la Sucursal Salta del Banco Macro S.A., Osvaldo Fernández y Oscar Ricardo Vázquez solicitando abrir una cuenta en caja de ahorro a nombre del primero, a los fines de que se deposite la suma de $ 206.659,84 procedente del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Provincia de Salta, correspondiente al proyecto “Enriquecimiento y Conservación de Bosques Nativos”, denominado “El Totoral” ubicado en el Departamento de Rivadavia, Provincia de Salta, Catastro Nº 42. De la denuncia mencionada surge que, al verificar la documentación presentada para el trámite, se advirtió a través del padrón de la AFIP-DGI (página web) que la numeración del D.N.I. perteneciente a Fernández (Nº 01.292.869), correspondía una persona fallecida, despertando sospechas de que ese documento era falso, las que se acrecentaron al advertir el personal bancario cierto nerviosismo en el nombrado cuando se le requirió que aportara sus datos personales, hasta que en un momento dado, espontáneamente expresó que esos datos eran falsos y que su verdadero nombre era José Luis Yáñez, D.N.I. Nº 10.976.985 (fs. 10 y vta.), indicando en la ocasión que todo había sido planificado por Oscar Ricardo Vázquez, quien consiguió aquél D.N.I., y que a través de sus contactos en el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Provincia había logrado que le aprobaran el proyecto “El Totoral”, el cual estaba destinado a la preservación de 3.566 hectáreas de bosques nativos del Departamento Rivadavia, Provincia de Salta. Por esa razón se procedió a la detención de Yáñez y la formación del Expte. Nº 284/11, s/adulteración de instrumento público y, posteriormente la de Vázquez, quedando el primero a disposición del Juzgado Instructor y ambos del Juzgado de Instrucción Formal de Segunda Nominación de la Provincia. Sin embargo, por resolución de fs. 325/326, el titular del juzgado provincial declaró su incompetencia para entender en la causa, remitiéndola al Juzgado Federal N º 2, el cual -previo dictamen Fiscal de fs. 334/338- la asumió a fs. 339/342 y vta. Poder Judicial de la Nación A fs. 142/147 se agregó el contrato de fideicomiso celebrado el 19 de noviembre de 2010 entre el Banco Macro S.A. y la Provincia de Salta (Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable) respecto de los fondos provenientes del Fondo Nacional para el Enriquecimiento y la Conservación de los Bosques Nativos, de los que la Provincia debía rendir cuentas a la autoridad nacional, fiscalizar y auditar su utilización, todo según las leyes 24.156 y 26.331. A fs. 148/179 se agregó el legajo (Expte. Nº 0050227-31979/2010-4) del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable, a través del cual se aprobó el proyecto “El Totoral”, presentado por Osvaldo Fernández, mediante Resolución Nº 000653/10 de fecha 28/10/10, para acceder a los fondos del Plan Anual de Operaciones a ser transferidos a la Provincia de Salta por parte del Estado Nacional. En dicho USO OFICIAL expediente administrativo, también se halla agregado un convenio firmado el 21/02/11 entre el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable, representado por el Dr. Francisco Javier López Sastre y el señor Oscar Vázquez, en representación de Osvaldo Fernández. También surge agregada la documentación exigida para concretar la apertura de la cuenta respectiva en el Banco Macro S.A., la que consta de: copia del D.N.I. de Osvaldo Fernández -Nº 01.292.869-, registro de firmas, constancia de inscripción en la AFIP, autorización del Ministro de Ambiente y Desarrollo Sustentable Dr. López Sastre para que la mencionada institución bancaria deposite la suma de $ 206.659,84 en la cuenta de Oscar Ricardo Vázquez, Nº 304273/6 del BBVA, como también el poder otorgado por Fernández en favor de éste, tramitado por ante la escribanía de Daniel Eduardo Pappalardo en la ciudad de San Miguel de Tucumán, en el que, Fernández figura como titular de la L.E. Nº 4.023.986, o sea distinto que el anterior mencionado. III.- Que las declaraciones de los involucrados en la causa lucen detalladamente relatadas en el auto recurrido, a las que cabe remitirse por razones de brevedad, por lo que sólo se consignarán los puntos sustanciales de cada una de ellas. A fs. 354/358 declaró en sede judicial José Luis Yáñez Benítez, quien se presentara como Osvaldo Fernández (fallecido según se comprobó después) ante el Banco Macro -a lo que ya se hizo alusión-, expresando que conocía a su cónyuge de causa Vázquez, desde hacía unos tres años y con quien había tratado temas de compra venta de fincas. Que en esta oportunidad, el nombrado lo habló diciéndole que necesitaba contar con CBU, para lo cual debía abrir una cuenta de caja de ahorros para encarar un proyecto en que nada tuvo que ver (Yáñez). Que Vázquez le dijo que la caja de ahorro debía ser abierta en forma conjunta; y, que si bien al dicente le llamó la atención, al preguntarle el motivo de su intervención, le respondió que era porque él (Vázquez) tenía afectada su firma en el Veraz. En síntesis, sostuvo que fue engañado por Vázquez, quien le pidió una fotografía, la que luego fue adherida al documento de identidad de Osvaldo Fernández, diciéndole que no pasaría nada, que se abría la cuenta a su nombre pero que no se sacaría ni se depositaría dinero alguno, tomando conocimiento en el banco que el trámite señalado era obtener un dinero en el proyecto finca “El Totoral”, en el que no tuvo ninguna intervención consciente, ni recibiría dinero por ello, habiéndolo hecho sólo como un favor. A fs. 592/597 y vta., declaró Oscar Ricardo Vázquez en términos totalmente contrarios a los del anterior. Es decir, que Yáñez (a quien conocía por Osvaldo Fernández), fue quien lo llevó a la tramitación del proyecto Finca “El Totoral”, tomando conocimiento de que ese no era su nombre en oportunidad de presentarse en el Banco Macro para abrir una cuenta caja de ahorro, emprendimiento para el cual requirieron los servicios del Ingeniero Julio Osvaldo Chávez, quien realizó todos los trámites pertinentes, e incluso, quién los llevó a firmar el convenio, lo que se hizo en el salón de actos del Grand Bourg, encontrándose presentes el Ministro de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable, Dr. López Sastre, un señor de apellido Godoy y otras personas más. Chávez declaró a fs. 782/791, expresando -en síntesis- que fue hablado por Vázquez para la tramitación del proyecto finca “El Totoral”, lo que se llevó a cabo en la firme creencia de que todo estaba en regla y dentro del marco legal. Que fue Vázquez quien le presentó a Yáñez como tal, desconociendo que había una falsificación de documento de identidad de por medio, como también que el nombrado se había presentado en el Banco Macro a abrir una cuenta caja de ahorro a nombre Poder Judicial de la Nación de Osvaldo Fernández con un documento a nombre del mismo, pero con una fotografía de Yáñez adherida al DNI. Dijo que lo declarado por Vázquez es falso, en cuanto pretende aparecer como ajeno al hecho ilícito investigado, involucrándolo a él. A fs. 837/839 y fs. 843/846 el Registro Nacional de las Personas remitió los datos relacionados a la inscripción del fallecimiento de quien en vida fue Osvaldo Fernández titular del D.N.I. Nº 1.292.869. A fs. 916/922, fue indagada MariángelesFinetti González, quien sostuvo que fue designada en octubre de 2010 como asesora en la Agencia de Bosques Nativos dependiente del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable, y que anteriormente se desempeñaba en la Secretaría de Política Ambiental, desde el año 2.001. Refirió que cuando USO OFICIAL ingresó a la agencia le solicitaron que vea el tema del armado de un fideicomiso para la aplicación de la Ley de Protección de Bosques Nativos, por lo cual proyectó el contrato de fideicomiso entre el Banco Macro y el Ministerio de Ambiente en representación de la Provincia de Salta, contrato que fue terminado en el mes de noviembre de 2010. Aclaró que su función era previa a la emisión del acto que aprobaba técnicamente el proyecto presentado por los beneficiarios. Dijo que el objeto principal no era la liquidación, sino la aprobación del proyecto y las tareas de protección y conservación de bosques, y que al momento de aprobarse los proyectos no se contaba con partidas de dinero, ya que la metodología era aprobar los distintos proyectos presentados en la convocatoria 2010 y con la sumatoria de todos ellos se solicitaba a la Nación los fondos necesarios para cubrir todos los proyectos. Todo lo cual -prosiguió- lo supo por comentarios del Director de la Agencia, Juan Godoy, ya que ella no tuvo participación pues había ingresado a la agencia unos días antes del cierre de la convocatoria mencionada, aclarando que los proyectos ingresaban directamente a la autoridad local de aplicación de la ley 26.331, que era el Ministerio de Ambiente. Agregó que la documentación requerida por la Nación para presentar los proyectos, era el formulario Nº 1, que creía era bajado de Internet, tal como surge de fs. 385/389 y que correspondía al proyecto “Finca El Totoral”. Que todos los datos se sacaban del cotejo de los cuadros que se advertían en ese formulario, y que a ella le ingresaban los legajos ya armados con la invitación; el citado formulario Nº 1, adjuntándose en algunos casos la cédula parcelaria; el mapeo satelital que mostraba la categoría de conservación, y el dictamen técnico que decía que toda la parte técnica estaba correcta y era favorable. Señaló que para dar viabilidad a la etapa de aprobación de proyectos, se controlaba que el formulario Nº 1 se encontrara completo en todos sus ítems y que los datos coincidieran con la documentación presentada por el interesado, lo cual no era de aporte obligatorio; que no era requisito contar con la cédula parcelaria y que la aprobación de los proyectos no generaba derechos al beneficiario, ya que el dinero que oportunamente se liquidaría no iba al beneficiario de modo directo sino que era para ser aplicado a la conservación de bosques, y que para poder solicitar los fondos de la Nación era necesario contar con la aprobación de los proyectos. Manifestó que todo se debió al apuro ya que solo contaban con dos días para efectuar las aprobaciones; que después se puso a chequear los expedientes para continuar con los pasos administrativos de cada legajo; que en esa ocasión solicitó la documentación que faltaba, como ser la conformidad del beneficiario, cédula parcelaria actualizada y el libre deuda de rentas, ya que esa documentación era necesaria para la firma del convenio por parte de cada beneficiario. Aclaró que a dichas solicitudes las efectuó, en principio, en forma verbal en febrero de 2.011 y ya en el mes de marzo, el requerimiento se hizo de manera oficial; que el convenio se firmó en febrero de ese año y algunos legajos no contaban con la documentación requerida, lo que motivó que se efectuara la intimación formal y que no obstante ello, las liquidaciones no estaban abonadas aún. Refirió también que en la instancia de aprobación del proyecto no se requería el consentimiento del titular registral, y aclaró que ella no era quien ponía los requisitos necesarios para ello. Que sin perjuicio de lo señalado, por más que el proyecto estuviera aprobado, si el titular registral no prestaba su conformidad no se podía firmar el convenio y por lo tanto, no se liquidaban los fondos, quedando el proyecto sin continuidad. Agregó que la resolución administrativa que aprobaba el Poder Judicial de la Nación proyecto “El Totoral” de Osvaldo Fernández era un requisito formal técnico para la percepción de fondos por parte de la provincia. En cuanto al poder especial del nombrado Fernández a favor de Oscar R. Vázquez con certificación policial, consideró que era suficiente para acreditar el consentimiento del titular en el inicio de las actuaciones administrativas. Que le pareció que era como un principio de conformidad para el trámite, sobre todo porque Chávez le comentó que se trataba de gente del interior; pero en vista de que la constancia policial estaba expedida en esta ciudad, insistió en que el titular debía comparecer ante la Agencia de Bosques para prestar su conformidad, ya que consideraba que la policía no podía otorgar un poder. Preguntada acerca del interlocutorio de fs. 413, de fecha 9/3/2011, en el que se requería la conformidad del titular registral USO OFICIAL Osvaldo Fernández en el proyecto presentado por Chávez, como también el libre deuda de la Dirección de Rentas y la presentación del CBU de la cuenta del beneficiario, respondió que ella lo firmó, y que era uno de los pedidos que hacía constantemente para que se complete la documentación. En función de lo expuesto, se le preguntó el motivo por el cual, con posterioridad a ese interlocutorio se ordenó el pago de los fondos en una cuenta a favor de Ricardo Oscar Vázquez, tal como surge del oficio de fs. 430 firmado por el Ministro -López Sastre- y dirigido al Banco Macro, respondiendo que en el caso no tuvo en cuenta el CBU de Vázquez ya que no era el titular registral, es decir, no era el beneficiario, y que el poder otorgado en su favor carecía de las formalidades por haber sido extendido por la autoridad policial (fs. 404), pero cuando tuvo a la vista el poder de fs. 418/420, en el que Osvaldo Fernández por escritura pública habilitaba con un poder especial a Oscar Vázquez al cobro de los fondos, fue que consideró que se había cumplido el requisito de legitimación para la intervención del nombrado Vázquez. Refirió que luego, como consta a fs. 427/428, Vázquez y Chávez presentaron la valuación fiscal de la Dirección de Inmuebles y el libre deuda de la Dirección de Rentas y como consecuencia se libró el oficio del Ministro López Sastre ordenando el pago en la cuenta de Vázquez, cuyo CBU ya se había aportado, conforme resulta de fs. 430. Que ante ello, el Banco Macro comunicó que depositarían los fondos sólo en la cuenta del titular del beneficio; que en respuesta a ello, y por una cuestión de oportunidad, formuló el dictamen obrante a fs. 432/433, y como consecuencia de lo cual, el Ministro dictó la resolución Nº 207 que se encuentra agregada a fs. 434/435, en la que se ordena que los depósitos y transferencias del fondo fiduciario sólo se efectuaran en las cuentas bancarias abiertas a nombre de los beneficiarios de los proyectos. A fs. 939/942 declaró Sebastián Ernesto Varela expresando que en el año 2010 asumió como Secretario de Política Ambiental, que era una de las secretarías del Ministerio, y que jamás formó parte de la Agencia de Bosques. Refirió que la secretaría a su cargo tenía una delegación de los registros fitosanitarios, de consultores de impacto ambiental, cambio de uso de suelos y habilitación de desmontes, entre otras, pero, con relación a los proyectos de bosques no tenía intervención y, circunstancialmente, a fines de octubre de 2010 el Ministro Dr. López Sastre debió viajar junto al Gobernador en una comisión oficial a Francia, lo que aconteció en el contexto de que la Nación había previsto el último día hábil de octubre de 2010 para culminar con la presentación de los proyectos de la Convocatoria del mismo año, y que en virtud de lo señalado el Ministro le delegó que firme la resolución de aprobación técnica de los proyectos. Aclaró que la delegación aludida lo era sólo por tres días, del 26 al 29 de octubre de 2010, firmando la aprobación técnica de varios proyectos y que hasta ese momento ni siquiera estaba definido si la Nación enviaría los fondos. Que la aprobación de los proyectos era técnica y luego se remitía a la Nación para que ésta asignara los fondos, poniendo como plazo el 31 de octubre de 2010, de lo que tomó conocimiento en una reunión de CoFeMA (Consejo Federal de Medio Ambiente) en el mes de septiembre. Es decir, no contaban con demasiado tiempo para presentar los proyectos, lo que llevó a la premura en su presentación por parte de los particulares, pues ese organismo había previsto la fecha tope para la presentación aludida. A preguntas formuladas, respondió que, en uso de sus facultades firmó la resolución Nº 653 del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable por la que se aprobaba el proyecto presentado por Osvaldo Fernández respecto a la Finca “El Totoral” del Departamento Poder Judicial de la Nación Rivadavia. Sostuvo que al suscribir dicha resolución no advirtió que el titular registral no había comparecido en las actuaciones administrativas ni tampoco que haya autorizado a un tercero a la iniciación del proyecto, pero sí se fijó que había un dictamen legal al que hacía alusión la resolución, al igual que un dictamen técnico, aclarando que al no existir objeciones en ninguno de los dos dictámenes, fue que firmó la resolución. Al respecto, reconoció que no contaba con la preparación idónea en ese área y debía confiar en el informe técnico, señalando que el art. 2 de tal resolución (que aprobaba el proyecto), sujetaba la disponibilidad del monto a la efectiva transferencia de ellos por parte del Estado Nacional, con lo cual la resolución aludida y suscripta por él, no aprobaba asignación de fondo alguno. A fs. 949/957 declaró Juan Carlos Godoy USO OFICIAL expresando que en fecha 14 y 16 de septiembre de 2010 fue designado Director Ejecutivo de la Agencia de Bosques Nativos, y hasta esa fecha no había ningún tipo de autorización para presentar proyectos relacionados a los fondos de la Ley de Bosques y que fue por esa razón que no se efectuó ninguna convocatoria pública a la presentación de proyectos de la mencionada ley. Refirió que la agencia tenía una función técnica, consistente en evaluar todos los proyectos en ese sentido, o sea, verificar que se cumplieran los objetivos que establece la ley; quedesde la agencia se elaboró un instructivo técnico, el cual se reformuló en función del instructivo general que había enviado la Secretaría de Ambiente de la Nación, recordando que a mediados de octubre de 2010 se comenzaron a visitar algunas asociaciones de productores forestales, fundamentalmente para invitarlos a la presentación de proyectos, sin que la Nación hubiere autorizado expresamente a ninguna provincia a la presentación de los mismos. Que la Nación puso como fecha límite para presentar proyectos la del 3l de octubre de 2010, y en ese contexto se empezó a recibirlos para que el equipo técnico de la Agencia evaluara la viabilidad; luego se emitía un dictamen técnico en función de esa evaluación, el que permitía proseguir con el trámite, recibiéndose ochenta proyectos en ese periodo, elaborándose un dictamen técnico en cada uno de ellos. Que ése era el proceso que debía cumplir la Agencia en los proyectos de la Ley de Bosques Nativos. Agregó que para la evaluación técnica de cada uno de los proyectos, el equipo contaba con la información disponible dentro del Ministerio, que era la base de datos y cartografía que daban origen al mapa de ordenamiento territorial de los bosques nativos, y que esa base de datos consignaba la categoría de conservación que detentaba cada catastro, la superficie, y en algunos casos, el valor fiscal de las propiedades, el número de catastro y el departamento al que pertenecía; esa era la información disponible para poder hacer la comparación y verificación de cada caso. Aclaró que cuando se hacía la cartografía, resultaba necesario cuantificar y vincular esa información con mapas, información que era necesaria y previa a la confección de un plano. Que la base de datos involucraba número de catastro, valuación fiscal, superficie y categoría de conservación. En cuanto a su intervención en cada uno de los proyectos presentados, dijo que había un formulario que se elaboró en función de la presentación de los proyectos, los que una vez presentados y pasados a dictamen técnico, si requerían de cualquier consulta o generaba alguna duda en particular era atendida o evacuada por él; y, además, firmaba los dictámenes técnicos para dar continuidad al trámite. Esos dictámenes eran elaborados por el equipo técnico a su cargo, aportando algunos nombres de las personas que lo componían; que algunos dictámenes eran firmados por uno de ellos y luego él los ratificaba con su firma. Exhibido que le fue el anexo “A” obrante a fs. 46 del expediente de “El Totoral”, dijo que no fue confeccionado por él, aunque sí estaba suscripto de su puño y letra. Que confiaba plenamente en los borradores que le acercaban sus empleados dependientes, y en cuanto a su intervención en la firma del convenio, se circunscribió a verificar cuáles eran los expedientes que se encontraban en condiciones de ser firmados y completar la información requerida en cada uno de ellos para su firma. Preguntado acerca del formulario de fs. 6/10 de la anterior foliatura (fs. 37/41 actual), dijo que dicho instrumento fue Poder Judicial de la Nación verificado por él y que firmó el dictamen técnico (fs. 42); y, como en todos los casos, le fue presentado por su equipo técnico. Preguntado para que explique por qué en la cédula parcelaria agregada a fs. 34 (3 anterior) se consignó una superficie de 3.220 hectáreas respecto al predio de Osvaldo Fernández, en tanto que en el formulario Nº 1 y en el dictamen técnico firmado por él (fs. 42) se consigna que tiene una superficie de 3.566,56 hectáreas, dijo que la verificación de la cédula con lo presentado no se hacía desde el área técnica y se utilizaba la base de datos que había de establecer esa superficie. Que la verificación no la efectuó él, sino alguien del equipo técnico; que el error de no comparar datos entre la cédula y el formulario radicó en no consultar la base de datos y colocar la información allí contenida; que se trató de un error no USO OFICIAL advertido. IV.- Que la defensa de Juan Carlos Godoy, en su escrito de fs. 1.494/1.502 solicitó que se revoque el procesamiento dispuesto en su contra y se dicte sobreseimiento, en razón de no ser el mismo, funcionario público; de haber cumplido con sus tareas dentro del marco legal adecuado a las circunstancias propias del caso, y no haber obrado con dolo ni para beneficiar a un tercero y perjudicar al Estado. Señaló que los argumentos tenidos en cuenta en el auto recurrido para dictar el procesamiento de su asistido contiene contradicciones evidentes que lo descalifican y lo tornan arbitrario, siendo las acusaciones débiles y carentes de motivación toda vez que se basó en la falta de controles de sus respetivas áreas. En cuanto a la diferencia de superficie existente entre lo que surgía del estudio cartográfico con la que figura en la cédula parcelaria no era atribuible a su pupilo, sino que se hizo en relación a los estudios con que contaba la base de datos del propio Ministerio de Medio Ambiente en su página de Internet, por lo que ni siquiera hubo error en su accionar, y mucho menos el dolo exigido por el tipo penal en que se encuadró su conducta. En términos similares se expidió respecto de MariángelesFinetti González, quien a su entender no cumplía funciones públicas ya que solamente se desempeñaba como un agente administrativo que cumplía sus tareas de asesoramiento jurídico, sin decisión ni incidencia en la ejecución del proyecto que se encuentra cuestionado en esta causa. Sostuvo por último, que la instrucción en el presente caso está incompleta, no obstante lo cual se dictó el auto recurrido, el que resulta prematuro toda vez que quedan diligencias procesales para producir -las que mencionó-, solicitando se dicte sobreseimiento en favor de su asistida. A su turno la defensa de Sebastián Ernesto Varela, a fs. 1513/1514, luego de transcribir parte de los considerandos de la resolución atacada y de analizar la figura penal en que se encuadró su conducta, sostuvo que en la causa no se logró determinar cuál o cuáles fueron las órdenes, resoluciones o disposiciones dictadas por el nombrado que fueron contrarias a la ley, añadiendo que el a quo no mencionó cuáles fueron las leyes que su pupilo no ejecutó y cuyo cumplimiento le incumbía en razón de su función. Refirió que Varela debía controlar la existencia de los informes técnicos, lo que está debidamente acreditado en autos, pero no que controlara el contenido de ellos, tarea que traspasaba el normal cumplimiento de sus funciones. Por último, luego de indicar que el delito imputado a su defendido resulta doloso aportando jurisprudencia sobre la materia, solicitó que se dicte sobreseimiento en su favor. CONSIDERANDO: I.- Que según anticipamos, como surge del informe y providencia de fs. 1519, el defensor de José Luis Yáñez no presentó el informe previsto en el art. 454 del Código Procesal Penal, venciéndose el término establecido (fs. 1492 y vta.); en tanto que el representante legal de Julio Osvaldo Chávez fundó su recurso fuera del plazo correspondiente (fs. 1512 y vta. y 1516/1518), ello motivó su devolución, por lo que, tal como lo sostuvo el representante del Ministerio Público Fiscal a fs. 1522/1541y vta., corresponde tenerlos por desistidos. II.- Que a los fines de resolver y, analizadas las probanzas colectadas en la causa, cabe expedirse en primer término al Poder Judicial de la Nación cuestionamiento efectuado por la defensa de Finetti González y Godoy en cuanto a que éstos no revestían el carácter de funcionaros públicos. Al respecto, y tal como lo sostiene el representante del Ministerio Público Fiscal, el art. 77 del Código Penal establece que: “por los términos de “funcionario público” y “empleado público”, usados en este Código, se designa a todo el que participa accidental o permanentemente del ejercicio de funciones públicas, sea por elección popular o por nombramiento de autoridad competente”, por lo que, de acuerdo a lo que surge del Expte. Nº 0050227-31979/2010-0 del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable, ambos imputados intervinieron en calidad de funcionarios públicos; Juan Carlos Godoy suscribiendo el dictamen técnico -favorable- de fs. 42, por el que se habilitaba al titular de la tierra, en el caso Osvaldo Fernández en el proyecto denominado “El USO OFICIAL Totoral”, como también los Anexos “A” y “B” agregados a fs. 47 y 48. Para ello, hizo uso de las facultades que le acordaba su designación en el cargo que ocupaba, en la función que desempeñaba. Aprobar o desestimar un proyecto, es en efecto un acto de autoridad, el ejercicio de una potestad pública y como tal, el imputado investía la calidad que se le atribuye. En el caso de MariángelesFinetti González la imputación surge a raíz de que elevó el dictamen jurídico, referido al expediente administrativo de mención (fs. 43), como también el interlocutorio de fs. 63, por lo que no puede desconocerse que actuó en una función pública (como asesora designada por el estado provincial), pero sin embargo, siguiendo la postura certera de Núñez y Laje Anaya, a los fines del delito bajo tratamiento, era necesario que la misma ejerciera un acto propio del imperium del estado. Es decir, que si bien la ley de ética pública terminó equiparando a funcionarios (dotados de autoridad delegada estatal) con agentes públicos (que desempeñan funciones sin imperium), esta equiparación (que también sostiene Donna), sólo lo es al efecto de determinados delitos, como puede ocurrir en el cohecho, pero no para todo delito. La Violación de deberes de funcionario público o Abuso de autoridad, es una conducta sólo reprochable jurídico-penalmente, a quien se halla investido de autoridad estatal. Y se lo sanciona por “dictar una resolución, ejecutar o no ejecutar un acto contrario a las constituciones o leyes nacionales o provinciales”, pero no cuando ello supone llevar a cabo un acto de autoridad. Un acto administrativo, ejecutado por un asesor letrado, es una función administrativa que no reviste autoridad, porque quien dictamina no ordena, ni ejecuta ni omite ejecutar un acto funcional, lo que conduce a aceptar el cuestionamiento señalado por la defensa en tal sentido. La asesora Finetti González, pudo ser parte de “una maniobra” estafatoria en perjuicio del estado, si dolosamente hubiera emitido un dictamen destinado a inducir en error a quien debía decidir en relación a dicho dictamen, pero de lo hasta aquí investigado por el a quo, se está en presencia de una errada o reprochable falta de solvencia profesional y debida atención en sus deberes propios del cargo que ostentaba, lo cual hasta este momento puede ser pasible de sanciones administrativas (aún la cesantía), pero no bastan provisoriamente para endilgarle criminalidad a su conducta. En el caso de Juan Carlos Godoy -por el contrario, surge de las actuaciones del expediente mencionado, que actuó en el carácter de Director Ejecutivo de la Agencia de Bosques Nativos, dependiente del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable. Este cargo (director) supone delegación de autoridad estatal para decidir en su específico ámbito de actuación y en consecuencia, reviste el carácter de funcionario público conforme al art. 77 del C.P. Hecha esta aclaración, en cuanto a la imputación concreta que se les formula a los encartados, en primer lugar y respecto a la asesora letrada Finetti González, la misma debe ser provisoriamente desvinculada del delito previsto y reprimido por el art. 248 del C.P., ya que no reviste el carácter de sujeto activo que el mismo demanda (delito cualificado por el autor), sin perjuicio de que del devenir de la investigación resulte un reproche jurídico penal perfectamente típico. En lo que respecta a Godoy y Varela en cambio, debemos dejar sentado que provisoriamente revisten el carácter de funcionarios públicos a los fines previstos por la ley penal. Ahora bien, del análisis de las probanzas colectadas en la causa, especialmente la documentación agregada a fs. 31/83, en gran medida le asiste razón a la defensa en el sentido de que la conducta de los nombrados no encuadra exactamente en el tipo penal del art. 248 del Código de fondo, que exige para su configuración dolo específico (o al menos directo). Es que no Poder Judicial de la Nación comete tal delito el funcionario que realizó el acto imputado debido a un error de interpretación, negligencia o que en razón de la delegación de funciones que le eran propias, confió en el equipo que elaboró los dictámenes técnicos y jurídicos que avalaban su decisión final (como ocurrió en el caso de autos, según las explicaciones dadas por ambos). Tales conductas, si bien merecen indudable reproche administrativo, por cuanto no se actuó con el celo, ni el conocimiento que les era exigible, ni la responsabilidad que la función exigía, ello de por sí no basta para criminalizar lisa y llanamente su accionar hasta este momento. Es decir, a esta altura de las investigaciones tales conductas no constituyen delito; lo que para nada obsta que profundizando la instrucción (inclusive respecto de otros que intervinieron en este proceso), conduzca a una solución diversa. En orden a lo expresado, cabe destacar que la USO OFICIAL figura penal prevista en el art. 248 del Código Penal no está destinada a sancionar el incumplimiento de las funciones administrativas, sino aquellas conductas en que el autor tiene conocimiento de la ilegalidad de su accionar y sin embargo procede en violación del ordenamiento normativo; es decir, tiene que existir un dolo propio (especial, cualificado), lo que, como se dijo, no se advierte en el caso en estudio. Existe indudablemente un accionar negligente, de no extremar los recaudos para controlar que toda la documentación presentada por el beneficiario del proyecto estuviera de acuerdo a las pautas establecidas para su validez. Pero esto no es la primera vez que ocurre y pasa por nuestros estrados. Es una lamentable realidad, que cuando se trata de la obtención o manejo de fondos y especialmente provenientes de otro órgano estatal o de financiamiento extraño, se verifiquen ligerezas y descuidos propios de funcionarios con escasa experiencia en los cargos que detentan o con sugestiva ligereza para desempeñarse en los mismos. Un defecto propio de la compartimentalización de funciones e incumbencias en la administración pública (y a veces de la actividad empresarial privada), en la que un departamento o sector se limita a cumplir con sus mínimas exigencias y descarga la responsabilidad en el resto de los que intervienen en estos procesos. Dicho de otro modo, hay funcionarios públicos que se desempeñan como meros empleados, desvinculados de sus responsabilidades propias, aun cuando haya en juego dineros públicos (patrimonio estatal o de la sociedad). En punto a lo señalado, es necesario precisar que de las actuaciones de la causa no surge indicio alguno de que los imputados hayan intervenido en el trámite del proyecto “El Totoral”, con cabal conocimiento de la “criminalidad del hecho” ni voluntad de llevar a cabo el acto en forma tal de perjudicar los intereses que les habían sido confiados, toda vez que al momento de suscribir los documentos a los que ya se aludió, no habrían tenido conocimiento de que el propietario de la tierra y el “beneficiario” del proyecto era una persona fallecida, menos aún si se tiene en cuenta que presentaron un poder especial otorgado ante escribano público, por parte del tal Osvaldo Fernández -titular del predio- en favor de Oscar Ricardo Vázquez, lo cual razonablemente los llevaba a presumir que el trámite se estaba desarrollando de manera normal y dentro del marco de legalidad. Esto es, que no se les representara que se trataba de una maniobra ilícita pergeñada para que se depositaran los fondos destinados a ese proyecto y que, en definitiva, habrían de tratar de ser retirados de la entidad bancaria por los imputados Vázquez y Yáñez (este último en nombre de Osvaldo Fernández, como se dijo titular de la finca “El Totoral”); para lo cual habían falsificado un documento de identidad como perteneciente al nombrado Fernández, al que adhirieron una fotografía de Yáñez, resultando descubiertos en su accionar ilícito en oportunidad de presentarse en el Banco Macro, cuando pretendieron solicitar la apertura de una cuenta caja de ahorros como cotitulares a los fines de percibir el beneficio del denominado fideicomiso de bosques nativos. A igual conclusión se arriba acerca de la diferencia de extensión del predio ofrecido para el proyecto “El Totoral”, que surge de la cédula parcelaria (fs. 34), en la que se consigna que son 3.220 hectáreas, y la que figura en el formulario Nº 1 agregado a fs. 37/41, e informe técnico firmado por Juan Carlos Godoy a fs. 42, de los que surge que se trata de 3.566,56 hectáreas, lo que reconoció éste en su indagatoria, expresando que se trató de un error no advertido, y agregó que la verificación de la cédula con lo presentado no se hacía desde el área técnica, sino que se utilizaba la base de datos que había de establecer esa superficie y que tal verificación no la efectuó él, sino personal del equipo técnico y Poder Judicial de la Nación que el error de no hacer la comparación entre esos documentos fue la de consultar la base de datos y colocar la información allí contenida. En punto a lo señalado, si bien lo consignado en el auto recurrido en cuanto a que, siendo Godoy quien firmó el dictamen técnico de manera favorable, debió también adoptar las diligencias en procura de ratificar lo actuado por el equipo técnico, lo cual es inobjetable, de las actuaciones de la causa no surgiría que dicha omisión haya sido necesariamente dolosa, elemento subjetivo que requiere el tipo penal; sino y aparentemente, del error de confiar en lo que le presentaba el equipo de trabajo, lo que aconteció también con las intervenciones de Finetti González y Varela, debiéndose agregar como elementos que razonablemente habrían influido en esas irregularidades, el escaso tiempo con que se contaba para la presentación de los proyectos, teniendo en cuenta el plazo puesto por la USO OFICIAL Nación para ello. Sobre el tema en cuestión se sostuvo: “…Para que la conducta ilícita reprochada alcance a un funcionario público, debe resultar patente que emplee la autoridad recibida de algunos de los poderes públicos como instrumento para violar la Constitución o las leyes de las que debiera ser su celoso guardián…”. (Cámara Nacional de Apelaciones en lo criminal y Correccional Federal de la Capital Federal, c. Reg. 301, Gallardo, R. A. 20/04/2007), situación que, como se sostuvo, no surge acreditada en el caso en examen. En igual sentido: “Ni la errónea, ni la irregular aplicación de la ley sustentan suficientemente la tipicidad propia del art. 248 del Código Penal, dado que el precepto de referencia sólo alcanza al funcionario público que, traicionando la continua confianza depositada en él por algunos de los poderes públicos, emplea la autoridad recibida como un instrumento para violar la Constitución o las leyes cuyo guardián celoso debiera ser. El uso errado o inconveniente del poder funcional no resulta bastante para configurar el tipo, sólo concebible a partir de la idea de malicia” (Cámara Nacional y Correccional, Sala V, 26/2/80, c. 14.548, “Morillas, M. G.”. Ver Creus, “Delitos contra la administración pública”, p. 196). Asimismo, este Tribunal sostuvo que: “Debe revocarse el procesamiento en orden al delito de violación de los deberes de los funcionarios públicos (art. 248 del Código Penal), y disponerse falta de mérito a favor de los directivos de una universidad nacional que crearon una carrera arancelada, en dicho ámbito, sin contar con autorización del Consejo Superior de la Universidad, en tanto el delito en cuestión reprime al funcionario público que dictare resoluciones u órdenes contrarias a la constitución o a las leyes en sentido formal; y, en el caso lo transgredido sería el estatuto universitario, configurando ello sólo irregularidades administrativas” (Cámara Federal de Apelaciones de Salta, c. Expte. Nº 036/02, “Loza, M. I.”, 26/02/2003). Por todo lo expuesto, corresponde revocar el procesamiento dictado en contra de Godoy, Finetti González y Varela y dictar en su reemplazo auto de falta de mérito, debiéndose ahondar las investigaciones a los fines del total esclarecimiento de los hechos y sin perjuicio de la responsabilidad que además quepa a otros involucrados en los mismos. Desde ya, y provisoriamente, el sobreseimiento solicitado por la defensa de los imputados no puede tener acogida favorable, en tanto que ya que las especulaciones y razonamientos antes expresados, para nada implican certeza negativa respecto a la imputación concreta que se les formula a cada uno de ellos. Paralelamente, es destacable la labor de prevención como la del Juzgado interviniente (que ha desbaratado varios delitos similares en los últimos años, en los que estaba comprometido el erario público) y que impidieron en este caso, la consumación de un perjuicio efectivo para el Estado, pues como se sostuvo, la maniobra ilícita fue descubierta antes de que se abriera la cuenta caja de ahorro en el Banco Macro en la que se depositarían los valores que estaban destinados para el beneficiario del proyecto “El Totoral” y se pudo desarticular la trama fraudulenta elucubrada, desnudando las falencias incuestionables que existieron por parte de los funcionarios provinciales y que coadyuvaron en alguna medida al grado de avance de los actos ejecutivos. En síntesis, y circunscribiéndonos a la situación de los tres imputados que apelaron efectivamente el auto de procesamiento, las circunstancias señaladas crean un estado de duda razonable aún en esta etapa procesal, que impide mantener el procesamiento ordenado en contra de los encartados, pues no surgen reunidos elementos de juicio suficientes acerca de su intervención dolosa en los hechos, siendo de aplicación al caso Poder Judicial de la Nación lo sustentado por este Tribunal en la causa “Heredia, Hugo y otro s/Infracción a la ley 23.737”, Expte. Nº 171/94, resolución del 19/12/94, en el sentido de que: “…si la confrontación probatoria pone en evidencia un estado de equilibrio entre las pruebas de cargo y las desincriminatorias, se presenta un estado de incertidumbre insuficiente para emitir un juicio de probabilidad respecto de la autoría culpable, por lo que corresponde dictar auto de falta de mérito a favor de la imputada, a fin de que continúen las averiguaciones tendientes a la obtención de elementos de prueba que despejen las dudas existentes acerca de su participación en el hecho”. Por todo lo expuesto, se USO OFICIAL RESUELVE: I.- TENER por desistidos los recursos de apelación interpuestos por los defensores de JOSE LUIS YAÑEZ BENITEZ y JULIO OSVALDO CHAVEZ, conforme lo consignado en el primer considerando. II.- REVOCAR la resolución de fs. 1.362/1.431, punto V, por el que se dispuso el procesamiento de JUAN CARLOS GODOY, MARIANGELES FINETTI GONZALEZ y SEBASTIAN ERNESTO VARELA en orden al delito de incumplimiento de los deberes de funcionario público (arts. 248 y 45 del Código Penal), y dictar auto de falta de mérito en favor de los nombrados, cuyos datos personales constan en autos (art. 309 del Código Procesal Penal). III.-DEVOLVER las actuaciones al Juzgado Instructor, a los fines expresados en los considerandos. Regístrese, notifíquese.Fdo. Dres. Rabbi-Baldi Cabanillas, Loutayf Ranea y Jorge Villada. Secretario: Dr. Guillermo Elías.