Miércoles 27 de Marzo de 2013 ¿No puedes o no sabes descansar? El trabajo dignifica; el exceso fatiga. Por: José Luis Huape Rodríguez Vivimos en una sociedad que no escapa a las dificultades generalizadas del mundo contemporáneo: Falta de empleo, salarios no remunerativos, acceso a la vivienda limitado, instituciones de Salud en bancarrota, oferta educativa pública con grandes carencias, desigualdad social, por mencionar algunos. En medio de esas adversidades se pregona el “derecho al tiempo libre”. Para no llenar de datos sólo mencionaré que el artículo 24 de la Declaración Universal de Derechos Humanos impone el deber a todas las naciones de garantizar a su pueblo ese derecho, entre ellas a México. Teóricamente todos tenemos derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a una limitación razonable de la duración del trabajo y a vacaciones periódicas pagadas. Pero la realidad que se vive echa por tierra esa declaración de buena voluntad. Quien tiene el privilegio de gozar de un empleo formal, probablemente pueda recibir vacaciones pagadas. Pero si se trata de un trabajador con salario menor a $1,000.00 M.N., tiene esposa y más de dos hijos, dudo mucho que pueda disfrutar de tiempo libre porque con un salario de ese monto seguro se verá obligado a conseguir otra ocupación remunerada para completar el gasto familiar. Como dice el refrán popular, tendrá que “hacer adobes mientras descansa”. En tiempo de vacaciones o de descanso obligatorio, el padre y la madre de familia se ven forzados por la situación a conseguir otra ocupación pagada para satisfacer las necesidades cotidianas de sus hijos tales como vestido, comida, salud, higiene, educación, transporte, energía eléctrica, agua, en ocasiones hasta guardería. Qué decir de las personas que trabajan por su cuenta, aquellas que no tienen un patrón, no reciben salario periódico, no están incorporadas al IMSS, ISSSTE u otra institución de seguridad social, pues simplemente tienen que vivir para trabajar y no trabajar para vivir. Porque si no redoblan esfuerzos no habrá comida en la mesa, ni atención médica cuando se necesite. Miércoles 27 de Marzo de 2013 Ésta es la realidad, no estamos descubriendo el hilo negro ni algo por el estilo. Entonces ¿qué pasa con el derecho humano al tiempo libre que reconoce la declaración universal a toda persona por el solo hecho de serlo? Bueno, que es un “derecho promesa” que el Estado no puede garantizar ni materializar por carecer de recursos para ello, pero está ahí en las leyes esperando a que algún día sean puestos en práctica. El derecho al tiempo libre es un “derecho imposible” en México. Como ese derecho hay muchos en la Constitución mexicana y en distintas Constituciones de países del mundo, tales como el derecho a la salud, a la vivienda, a la educación, etc. Sarcásticamente se podría proponer la organización de un concurso de derechos de esa especie por lo menos con participación de Constituciones latinoamericanas, con premio de coronar al Estado ganador como campeón de ilusiones legales. Estamos en Semana Santa, la tradición presume que si bien es tiempo de meditación para quienes profesan la religión cristiana, también es un período que se considera vacacional. Los estudiantes no van a la escuela; los trabajadores formales no checan tarjeta el jueves y viernes; los que trabajan por su cuenta se ven forzados a quedarse en casa. También hay personas que teniendo los medios económicos para gozar de tiempo libre, no lo hacen porque no saben hacerlo, viajan por el mundo con el celular en mano conectados permanentemente a su industria, negocio u oficina. La pregunta que surge es: ¿Como sociedad hemos trabajado en formar una cultura del tiempo libre? Esa pregunta queda al aire mientras se disfruta del tiempo libre en Semana Santa. PD. Niega el voto al candidato que no se comprometa a hacer pública su declaración fiscal y patrimonial o no se comprometa a promover un presupuesto en formato ciudadano.