REPORTAJE Más de medio siglo de la mujer en las Fuerzas Armadas españolas E DAMAS DE SANIDAD MILITAR ste año se ha celebrado con toda la pompa y propaganda de que es capaz el Ministerio de Defensa, el XX Aniversario de la incorporación de la mujer a las Fuer­ zas Armadas, y no es exacto que sean dos décadas las que las féminas llevan en la milicia, al menos en el Ejército de Tierra. El Cuerpo de Taquimecanó­ grafas, perteneciente al CASE, se fun­ dó en 1931, y el de Damas de Sanidad Militar, diez años más tarde. Sobre las primeras no se trata en este artículo, por ser minoritario el número de fémi­ nas y corta la duración del cuerpo, pero las damas ocupan un relevante capítulo en nuestra historia militar del que al parecer se han olvidado los organizadores del sonado aniversario. Heroínas de dos guerras Al estallar la guerra en el verano de 1936, el servicio de Sanidad Militar gozaba ya de una larga trayectoria y una inmejorable experiencia profesio­ nal. Pero así como el cuadro médico se hallaba bien nutrido y preparado, ni practicantes militares ni Hijas de la Caridad resultaban suficientes para atender a las necesidades de una gue­ rra que se preveía larga en el tiempo y extensa en el territorio. Hacían falta enfermeras, ayudantes de medicina en todos los ámbitos posibles. La Jefatura de Santidad contó in­­ mediatamente con jóvenes voluntarias de la Sección Femenina de Falange, muchas de ellas formadas como en­ fermeras en la Cruz Roja desde 1917. Aquel servicio, marcado esencial­ mente por el entusiasmo patriótico de quienes lo prestaban, debía regulari­ zarse de manera formal; a este fin el Gobierno Nacional dictó una Orden el 24 de marzo de 1937 creando el Servicio de Enfermería Femenino. Al frente de aquel complejo entramado de asistencia sanitaria de guerra puso el Gobierno de Franco a la enfermera Mercedes Milá Nolla, de distinguida familia y sólida formación profesio­ nal. La dama fue nombrada Inspecto­ ra General de los Servicios Femeni­ nos de los Hospitales, con despacho en el Cuartel General del Generalísi­ Enfermeras españolas en Alemania, prestando servicios en la División Azul como integrantes de la Cruz Roja Alemana. MILITARES 85 8 NOVIEMBRE 2008 Damas de Sanidad en un puesto médico. mo y plenos poderes de organización. El resultado de la gestión de Mer­ cedes Milá fue excepcional, un total de 15.038 sanitarias subalternas prestaron servicios en los diferentes centros du­ rante la campaña, de ellas 8.938 po­ seían el título de enfermeras. Aquellas heroínas de guerra aún ejercieron un protagonismo destacado junto al solda­ do a partir de julio de 1941; un total de 87 partieron hacia Alemania para pres­ tar servicios en la División Azul como enfermeras de la Cruz Roja Alemana. La primera expedición de la Di­ visión Española de Voluntarios salió de Madrid, Estación del Norte, el 15 de julio; ese mismo día la Dirección de la Sección Femenina remitió una circular a todas las provincias dando instrucciones precisas sobre la movili­ zación de las mujeres, fuesen afiliadas o no a Falange. Así, el general Gómez Ulla, jefe de la Sanidad Mili­ tar, pudo movilizar a las tituladas de la Sección Femenina facilitándoles su participación en la nueva unidad y en la nueva guerra. La primera expedición de enfermeras españolas para el frente del Este estuvo compuesta por 34 jóvenes. Partió el 24 de agosto de 1941 y permanecieron en sus puestos hasta el 17 de julio de 1942. El nombre de aquellas heroicas mujeres se relacionan en el Cuadro nº 1. Este histórico contingente de pioneras de la asistencia sanitaria militar española en la II Guerra Mundial se incorporó a su trabajo en la misma CUADRO Nº 1 – Aurelia Segovia Martínez – María Teresa Valderrama Corrales – Amelia Sevilla Gutiérrez – María Luisa Croque López – María Herrera Sott – Las dos hermanas Larios Fernández – Javiera Aramburu Pacheco – Ángeles Llanderal Marín – María Pilar Ruiz Moso – Eusebia Carrey Luna – Ángeles Lorente Vivente – Enriqueta Redondo Sanz – Montserrat Romeo Martínez – Monserrat Lacoun Maciá – Benita Herrero Rojo – Lucía Diez de Valdeón – Cármen Moreno Pérez – María Angeles García Fernández – Carmen Sagües Olla – María Cristina Orive Alonso – Conche Echagüe Mostayer – Sabina Martínez Vitorero – María Josefa Ortega Cantón – Lidia Muñoz Laborde – Mercedes Vega Sancho – María Asunción Hernández Nanclares – Angustias Conde Salazar – Rafaela Cuesta Sanz – Albina camino Herrero – María Luisa Galán Bustamente – Pilar y María Páramo González-Tablas – Ana María Ciria López – María Dolores Beltrán Sousa La infanta doña Pilar de Borbón asistió a la entrega de Diplomas a la 1ª Promoción de ATS femenina de Sanidad Militar. fecha que el personal de la División Azul partía del campamento de instrucción de Grafenborg hacia el frente. Los primeros heridos españoles llegaron a Konisberg y Vilna a partir del 18 de octubre, cuando la División entró en fuego estableciendo la cabeza de puente del río Wolchow. Desde ese momento, las enfermeras y los guripas compusieron una imagen de abnegación y heroísmo que la Historia no debe olvidar. El segundo grupo de enfermeras partió de España hacia los distintos hospitales de destino el 24 de junio de 1942. La expedición estuvo compuesta por las 21 enfermeras que figuran en el Cuadro nº 2. Antes de efectuar el cambio permanecieron juntas las entrantes y las salientes hasta el 17 de julio, que regresaron a España casi la totalidad de las que constituyeron el primer contingente. Algunas permanecieron en Alemania unos meses más, hasta que su estado de agotamiento impulsó a los médicos a solicitar su repatriación. El 12 de agosto de 1943, catorce meses después de su llegada al frente, iniciaron viaje de regreso a España las jóvenes componentes del segundo grupo. MILITARES 85 9 NOVIEMBRE 2008 El 14 de noviembre de aquel mismo año, 1942, otras cinco jóvenes tomaban el tren en Madrid y se lanzaban a cruzar la Europa en guerra para hacerse cargo de un puesto en los hospitales alemanes con presencia de heridos españoles, fueron las que se detallan en el Cuadro nº 3. Trece meses después, estas cinco enfermeras regresaron a casa; eran las Navidades de 1943. El 1 de febrero CUADRO Nº 2 – Mercedes Nogueras Martínez – Ana María Romero Rato – María Dolores Carretero Fernández – María Luisa Rodríguez Dorado – María Pilar Areyzaga Areyzaga – María Victoria Rezola Otaduy – Carolina Mendizábal de la Fuente – Natividad Nuñez Garralón – Paulina Aguirre Fernández – María Iriarte Baser – Carmen Serrano Vicente – Concepción Pellicer González – Adela Esparza Goñi – Pilar Gordo Gracia – Mercedes Vidal Abarca – Angelines e Isabel Aznar Zaldivar – Concepción Bergé Cortés REPORTAJE CUADRO Nº 3 – María Josefa López Peláez – María del Carmen Pérez Izquierdo – Carmen Salvadora del Castillo Lacarra – Natividad Díez Vazquez – Josefa Luna Orbaneja viajó una sola mujer, Pilar Veredas Iglesias, que regresó con las demás. La experiencia observada por las autoridades sanitarias en el frente respecto al trabajo ímprobo y extremadamente peligroso realizado por estas abnegadas muchachas aconsejó recortar los períodos de estancia en los hospitales. Así, la quinta expedición, iniciada el 2 de mayo de 1943, se incorporó al grupo anterior y casi todas las jóvenes regresaron con él. El grupo estuvo compuesto por la lista del Cuadro nº 4. El sexto y último grupo salio escalonadamente en dos expediciones, la primera tomaba el tren en la estación madrileña del Norte el 15 de julio, y la segunda el 12 de agosto. La mayoría permanecieron en sus destinos hasta diciembre de 1943, un mes después de la repatriación de la División Azul. Pero hubo varias que regresaron en los meses de enero y febrero de 1944, quedaron hasta el último momento atendiendo en los distintos hospitales a los heridos más graves, que finalmente fueron repatriados con ellas. ¿No merecen estas mujeres el reconocimiento de todos los españoles (y españolas) bien nacidos? ¿Lo hará el Ministerio de Defensa? Ellas se CUADRO Nº 4 – María Rita Odraizola Guerezquiz – Blanca Reviso Olaya – Francisca Pina Pérez – Mari Cruz González Goascoechea – María Paz Ramos-Yzquierdo – Felisa Araguas Neira Damas de Sanidad en la misión de ayuda a Nicaragua. En esta otra fotografía están participando en las «Galias», unas maniobras conjuntas con el Ejército francés. ofrecieron de manera desinteresada para ayudar a los compatriotas que combatieron en el frente más duro de la II Guerra Mundial. ¡Y de eso hace ya 67 años! Damas de Sanidad Militar Al terminar la guerra, ayudantes y médicos pensaron en organizar un servicio de enfermería con carácter permanente en el Ejército, la experiencia reciente lo permitía y el militar lo necesitaba, serían las Damas de Sanidad Militar. El 31 de julio de 1941 –sólo unos días después de partir la primera expedición de enfermeras con la División Azul– se publicó en el Diario Oficial la creación del Cuerpo de Damas Auxiliares de Sanidad Militar. A la disposición acompañaba un bien MILITARES 85 10 NOVIEMBRE 2008 estructurado reglamento que habría de regir la vida del nuevo cuerpo. Las Damas de Sanidad Militar se creaban para «ayudar a las Hijas de la Caridad en el cuidado de los enfermos y heridos militares en tiempo de guerra y reemplazarlas si no hubiere bastantes» –el reglamento ya suprimió la referencia a la guerra–. La misión estaba clara, en aquel tiempo las enfermeras tituladas eran monjas en su mayoría, y sus ayudantes, las damas; aunque muchas también poseían el título y como tales ejercían. El servicio de las damas era totalmente voluntario y altruista. Orgánicamente se hallaba estructurado en una Inspección General, a cargo, de Mercedes Milá durante los primeros años, con despacho en el Ministerio del Ejército. 11 inspectoras regionales, una por región militar, Marruecos, Baleares y Canarias; 41 inspectoras provinciales, y tantas locales como guarniciones con hospital militar existiesen en el territorio nacional. Las diferentes inspecciones dependían de la Jefatura de Servicios de Sanidad del Ejército. Las aspirantes a dama de Sanidad debían ser españolas, con edad mínima de 17 años, observar buena conducta pública y privada, poseer los estudios que le permitiesen seguir los cursos correspondientes en su hospital, y someterse a un examen de selección previo al ingreso. En función de su capacitación profesional las damas se clasificaban en dos grupos. Las de 1ª categoría debían poseer el título de enfermeras y contar al menos dos años de servicio. Las de 2ª no precisaban titulación, se formarían a través de dos cursos académicos y a cargo de profesores del cuerpo de Sanidad Militar. Los uniformes eran muy femeninos: traje de chaqueta caqui para paseo y blanco para el servicio, ambos costeados por la interesada. El distintivo del Cuerpo consistía en la Cruz de Malta colocado en el centro del tocado de cabeza. Las inspectoras locales añadían a la cruz una raya roja, plateada las provinciales, dorada las regionales y en esmalte la Inspectora General. A su vez, podían lucir sobre el uniforme una barra en la manga del brazo derecho por cada 300 días de servicio. El color de esta barra de permanencia era rojo si el servicio se había prestado en zona de guerra, verde en zona de guerra pero en el lugar de residencia; y blanca, que era el común, por servicios en tiempo de paz. Concretamente en el Hospital Militar de Carabanchel ingresaron las primeras damas antes de publicarse el reglamento. En abril de 1941 fueron admitidas 21 señoritas, que pasaron a realizar prácticas en las diferentes salas de servicios a las órdenes de la Madre Superiora de las Hijas de la Caridad. Entre lo civil y lo militar Las Damas de Sanidad Militar venían formándose en los hospitales militares con creciente aprovechamiento. Promoción tras promoción, cientos de jóvenes entusiasmadas con su vocación asistían a las clases y vestían el uniforme militar con la misma desenvoltura que desempeñaban sus funciones sanitarias. Pero el Ejército debía superar esa enseñanza, unificar programas a nivel nacional y formar enfermeras propias. Así, en julio de 1973, se creó la Escuela Femenina de Ayudantes Técnicos Sanitarios del Ministerio del Ejército. A pesar de su indiscutible utilidad, a los siete años se cerró tras haber formado a cinco promociones con 150 tituladas, muchas procedentes del Cuerpo de Damas y casi todas ejerciendo en hospitales militares. La escuela militar por una parte y la formación sanitaria civil por otra, imponían una modernización del Cuerpo de Damas. Llegó un momento en que el mantenimiento e instrucción de estas jóvenes, tal como se fundara en 1941, carecía de sentido. El 12 de diciembre de 1977, el general Gutiérrez Mellado, ministro de Defensa, firmó un nuevo reglamento derogando el anterior; si bien se S. M. el Rey impone la Cruz del Mérito Militar a Pilar Barrientos, una de las 14 damas que participaron en la misión de ayuda sanitaria en Nicaragua. MILITARES 85 11 NOVIEMBRE 2008 trataba de una mera adaptación para un grupo de excelentes profesionales que ya comenzaba a resultar anacrónico en muchos aspectos. Ahora la dependencia de las damas pasaba a ser exclusivamente del personal médico y no de las Hijas de la Caridad, como señalaba el reglamento derogado. Se creaba el Cuerpo Especial de Damas Auxiliares de Sanidad Militar del Ejército, cuyas integrantes ostentarían la condición de funcionarias civiles. El nuevo Cuerpo y la Agrupación constituían el Servicio de Damas. El Cuerpo tenía carácter permanente y la edad de jubilación en él se fijaba en 65 años. Para pertenecer al Cuerpo Especial era preciso poseer el diploma de Dama Auxiliar. La estructura jerárquica seguía siendo la misma: Inspectoras nacional, regionales y locales. La formación consistía en dos cursos teórico prácticos de nueve meses cada uno. Previamente, las aspirantes debían presentar el título de BUP y superar un riguroso examen de ingreso, seguido de entrevista personal. La exigencia para las jóvenes que superaban el plan de estudios consistía en prestar servicio gratuito durante 120 horas al año en hospitales militares; en compensación se les reservaban plazas para el ingreso en la Escuela REPORTAJE Bodas de Plata de las Damas de Sanidad Militar. de Formación de ATS del Ministerio del Ejército, pero la escuela, como se ha señalado, cerró en 1980. Una de las pruebas más emotivas de la dedicación altruista de las damas a paliar el sufrimiento de los desvali­ dos fue la participación de catorce de ellas en la misión de ayuda sanitaria que el Gobierno español envió a Ni­ caragua en 1979. Durante tres meses, ocho militares y el grupo de damas permanecieron en la localidad de Es­ teli prestando servicios médicos a una de las poblaciones más afectadas por la guerra. Al regresar a España fueron distinguidas con la Cruz de la Orden del Mérito Militar, según relación que se publicó en el Diario Oficial nº 99 de 1980, condecoraciones que fueron impuestas personalmente a las intere­ sadas por S. M. el Rey. En el ámbito castrense nacional, las Damas de Sanidad, además de su habitual trabajo hospitalario, partici­ paron en maniobras con las distintas unidades, formaron con su vistoso uniforme en los desfiles, se hicieron cargo de las colectas de sangre en los cuarteles y ejercieron como monitoras en los campamentos para hijos de mi­ litares en colonias infantiles. La pre­ sencia de las damas fue constante allí donde el dolor del soldado exigía de un tratamiento médico eficaz aplicado con la dulzura de una mano femenina. En 1987 el Ministerio de Sanidad dictó la Orden 578, del 12 de enero, por la que se disponía que para tomar parte en concursos de organismos de­ pendientes de ese departamento las aspirantes deberían hallarse en po­ sesión del título de FP primer grado, rama sanitaria. Al no estar reconoci­ do así el título de Dama de Sanidad Militar, estas jóvenes, a pesar de su formación, no podían ejercer en la sanidad civil. De todas formas aún siguieron convocándose cursos para damas hasta 1990. Y lo que resulta más encomiable: pese a las oscuras perspectivas profesionales, las solici­ tudes desbordaron las previsiones del organismo convocante. La ilusión de las jóvenes no se apagaba con las dis­ posiciones oficiales. Pero los tiempos habían cambiado y el servicio altruista dejaba paso a otras formas laborales. En aquel año de 1990, el Hospital Militar «Gomez Ulla» contaba con una plantilla de 482 enfermeras y 448 auxiliares, to­ das afectas a la Jefatura de Enferme­ ría, que, desde su fundación en 1975, desempeñaba una Hija de la Caridad, sor Agustina Sanllorente. Finalmente, la estrella blanca que con tanta luz brilló durante 62 años en los hospitales militares se apagó con el último día del 2003: el BOE nº 315 de aquel año declaraba a ex­ MILITARES 85 12 NOVIEMBRE 2008 tinguir la Agrupación de Damas de Sanidad Militar. Era una disposición anunciada desde hacía tiempo, pero el verla en letra impresa produjo dolor en muchos corazones. Las damas ya no tenían razón de ser, se las había lle­ vado el tiempo y los nuevos aires de una sociedad en evolución constante. En adelante trabajarían como perso­ nal laboral en los pocos hospitales mi­ litares que quedaban. Las inspectoras y subinspectoras, al tener la condición de funcionario civil por un acuerdo de la Comisión Económica Interministe­ rial de Retribuciones, ejercerían como funcionarios de administraciones pú­ blicas en los distintos ministerios. Hoy prestan servicios en la Dirección de Sa­ nidad del Cuartel General del Ejército las damas Pilar Barrientos Porras y María Josefa Conty Lopez; ellas, además de llevar los reconocimientos médicos no periódicos del Ejército, se encargan de gestionar la Inspección General de Damas y proporcionar a las interesadas la documentación que precisen para su vida laboral. Las damas han tenido siempre a gala, y con toda razón, el ser compañe­ ras de la reina de Bélgica, doña Fabiola de Mora y Aragón, cuyo título se con­ serva en el hospital militar «GomezUlla» por no haber sido retirado por la interesada. Y el firmante de este artículo tiene también a gala haber sobrevivido a las angustias de una larga hospitali­ zación, gracias, especialmente, a los cuidados diarios de unas chiquillas que cada mañana inundaban de juventud y alegría las tristes alineaciones de camas blancas de aquel centro sanitario madri­ leño. Para ellas el recuerdo y la eterna gratitud. Miguel Parrilla Nieto NOTA Las fotos de portada corresponden, las tres primeras, a una formación en la Academia de las Damas de Sanidad, a un Desfile en Madrid en el año 1979 y a tres damas con capote. La cuarta y última, a un grupo de señoras militares con la Ministra de Defensa en un acto para conmemorar el «20 Aniversario del ingreso de la mujer en las Fuerzas Armadas» (mde.es).