Lo que llevamos a Alaska... Y por qué lo llevamos

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HUNTERS AÑO XV- Numero
171
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EL ARMERO
LO QUE LLEVAMOS A ALASKA…
Y POR QUÉ LO LLEVAMOS (y 2)
CALZADO, SACOS DE DORMIR
Y COMPLEMENTOS
POR ROQUE ARMADA
(ARMADA EXPEDICIONES)
En el número anterior revisamos algunas
ideas sobre la vestimenta que a mi
juicio puede ser aconsejable para una
cacería de carneros en Alaska. Vimos
las ventajas de vestirse por capas y
analizamos los diversos materiales que
deben componer nuestras prendas en
esos duros y húmedos climas. En esta
segunda parte veremos algo sobre el
importantísimo calzado, sacos de dormir,
mochilas, comida supletoria y otro
equipo, que pueden ser aconsejables
para una de estas cacerías. Dado el
húmedo clima de Alaska y el gran
aislamiento de los campamentos, la
elección de un buen equipo puede ser un
factor clave para el éxito o el fracaso.
E
n el número anterior explicamos el porqué la ropa se
debe llevar por el sistema denominado “por capas” y la
composición y materiales de cada una de ellas. Indiqué,
por si podía ser útil a los lectores, la ropa que yo utilicé en
esa cacería, su nombre, marca y donde la compré. Explique el porqué de cada elección, en función de las características
de cada tejido en concreto. Hablamos de porqué debemos evitar a
toda costa el algodón en nuestra ropa, pues en medios montañeros
es conocido como “el tejido asesino”.
Ahora hablaremos del calzado que yo utilicé por recomendación de los guías en esta cacería en particular, que aunque atípico
en caza de montaña, fue perfectamente adecuado a las montañas
Wrangler en las cuales se desarrolló la cacería. Revisaremos complementos como gorros, cuellos polares y guantes, tocaremos el saco
de dormir, la comida extra que utilizo en montaña y detalles de
equipo que llevé a esta aventura. De lo único que no vamos a hablar
en este capítulo, es de las armas y municiones utilizadas, pues me
temo que de ese tema ya tengo un poco aburrido al amable lector.
Tampoco de la óptica, que trataremos en otro artículo.
Algo sobre gorros, cuellos polares y guantes
Uno de los puntos más olvidados y a la vez más importantes,
cuando hablamos de ropa para caza en montaña, es la cabeza, y casi
más importante aún, el cuello. Debemos ser conscientes de que por
la cabeza y sobre todo por la nuca, podemos llegar a perder hasta
un 40% del calor que pierde nuestro cuerpo. Téngase en cuenta que
la mayoría de los centros de regulación de calor del cuerpo están
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en la nuca y por eso siempre empezamos a
sudar por ahí, para refrigerar nuestro cuerpo en caso de ejercicio excesivo.
Jamás salgo a una cacería de montaña
sin llevar un utilísimo complemento que
se llama “cuello polar”. El cuello polar les
recordará a aquellos lectores que pasen
de los 40 años, aquel complemento que
se usaba en la extinta mili y que se conocía con el nombre impronunciable de una
prenda interior femenina, pero que nos fue
utilísimo a la hora de hacer guardias en las
noches de invierno.
Llevé dos tipos de cuellos. Uno es de
forro polar verde oliva que ven en la foto
adjunta, que compré en Armería de Madrid.
Además llevé un segundo cuello de Polipropileno con mezcla de lana merino de
Es importantísimo abrigarse bien la cabeza, el cuello y especialmente la nunca, donde están los sensores
de regulación térmica del cuerpo. Por ellos se pierde el 40% del calor de nuestro cuerpo. En mis cacerías
de montaña siempre llevo uno o dos cuellos polares que combino según el frío que haga. Como guantes
combiné tres no muy térmicos, pues a finales de agosto en Alaska no esperábamos temperaturas por
debajo de 0º. Siguiendo la teoría de las capas que vimos en el número anterior, sobre cualquiera de los
tres podía ponerme por encima unas manoplas de Gore-tex negras, que ven en la foto, muy amplias y
útiles en caso de lluvia o mucho frío.
Ante la insistencia de los guías de Alaska, que además eran expertísimos montañeros, llevamos botas
llamadas “de plástico”. Son las que utilizan los montañeros profesionales a más de 5.000 metros, pero
su utilidad no la tenía muy clara en una cacería apenas a 2.000 metros de altitud. Realmente no son “de
plástico”, sino de un polímero expandido totalmente impermeable e imposible de humedecer por muchos
días seguidos que pise barro, agua o nieve. Dentro tiene un doble botín térmico de un aislante muy eficaz,
también imposible de humedecer. Este botín interior, se puede sacar para secarlo por las noches o para
estar cómodo dentro de las tiendas. Realmente, son como dos botas en una. Como su parte baja y sus
ojales era de un color plata brillante que daba muchos reflejos, lo resolví en cinco minutos con un bote de
pintura negra mate y las dejé mucho más adecuadas para entrar a un carnero de Dall de prodigiosa vista.
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color negro que también ven en la foto,
muy fina pero tremendamente abrigada,
que compré en una armería en EE UU y
que guardo como oro en paño. Si siento
frío en cuanto paro de subir una cuesta,
solo me tengo que poner mi cuello polar
y será la misma sensación de confort que
con un buen jersey. No olvide bajo ningún
pretexto este utilísimo accesorio y verá el
gran servicio que le puede dar.
Para la cabeza llevé una gorra de forro
polar de Decathlón para momentos de
mucho ejercicio, pues abriga pero no se
moja. También una segunda gorra con visera de lona ligera de la marca Chiruca para
días más soleados con forro interior naranja, por si me tenían que localizar los guías
o pilotos, que compré en Armería Álvarez.
Como no tengo pelo soy muy cuidadoso
con el sol, pues las quemaduras en la calva
son dolorosas y además, en prevención
de posibles cánceres de piel, uso crema
de protección muy alta. Para las paradas
en las cuerdas para gemelar, en cuanto
paraba de sudar me ponía un gorro de
lana con forro interior de Thinsulate, que
compré en Armería de Madrid y es como
ponerse una calefacción. La combinación
de un gorro de lana y un cuello de forro
polar, con poquísimo peso y bulto, produce una sensación térmica y de confort muy
difícil de igualar.
Glaciares por los que nos movíamos en esta cacería de carneros de Dall. Para cruzarlos cualquier bota que no hubiera sido la Koflach enseguida se hubiese
humedecido con el hielo semi-derretido. Además, al pisar mucho hielo, hubiera sentido frío en los pies con cualquier bota menos térmica. Por ello, en este destino
tan especial, las botas “de plástico” son tan necesarias y recomendadas tan efusivamente por los guías. Vea también como se tapan las puntas de los cañones
con cinta aislante, pues si no una tonta caída en el barro puede hacerle perder dos carísimos días de caza. Y eso suponiendo que lleve una varilla rígida plegable a
los campamento volantes –yo sí la llevaba–, como verá en la lista y equipo complementario. Como detalle curioso, observe dos carneros de Dall –son dos puntos
blancos pequeños– en un colladito justo debajo de la punta del cañón del rifle. Les entré el primer día de caza, pero por desgracia no fueron legales, pues a ambos
les faltaba una pulgada y hubo que seguir cazando.
Con los guantes seguiremos el mismo
concepto que vimos con nuestra ropa y
utilizaremos varias capas. Una primera
capa que evite la perdida de calor y a mí
me gusta llevar una segunda capa que nos
aísle de la lluvia y el viento. En situaciones
de mucho frío, como hace un par de años
aguantamos en el norte de Suecia cazando
urogallos a rececho, incluso llevé una tercera capa de guantes de fibra tipo Propileno
debajo, que nos proporcionaba el calor
suficiente para cazar a –20º C. Pero en esta
cacería en Alaska sabía que la temperatura
no bajaría de 0º C y por ello llevé solo dos
capas. Como primera capa llevé tres tipos
de guantes que podía alternar y utilizar de
recambio, si uno de ellos se mojaba.
Llevé unos guantes de forro polar de
Aigle que con Wind-Stopper aguantan muy
bien la humedad. Llevé otros guantes de la
marca Chiruca que combina Polartec con un
durísimo componente llamado Kevlar, que
se utiliza en los chalecos antibalas, fabricado por DuPont. Estos guantes los utilizaba
para trepar y arrastrarme, en las entradas
a carneros y gracias al Kevlar me protegía
divinamente en las duras pedrizas de las
montañas Wrangler. El tercer par de guantes
que llevé fueron modelo de tiro en ojeo de
cuero, hechos por Torrego, con forro interior
de lana. Esos guantes no son nada apropiados para montaña, pues el cuero si se moja
tarda una eternidad en secarse, sin embargo
el tacto que da ese cuero fino y suave con
el rifle, el seguro y el gatillo es insuperable.
Siempre van en la mochila como reserva y
lo pensaba utilizar solo para los momentos
de entradas a carneros y en su caso en el
momento del tiro y con mucha reservas si
llovía. Sobre cualquiera de estos tres guantes, si llovía o nevaba, podía ponerme una
manopla de Gore-tex muy amplia de talla
XXL color negro, que ven en la foto adjunta,
pues aun no he encontrado un guante que
soporte varias horas de lluvia sin mojarse. Si
la temperatura bajaba mucho esta segunda manopla le suma a los guantes anteriores casi 10 grados de aguante extra. He
de decir que, gracias a esta combinación,
tuve las manos perfectamente protegidas
y calientes durante toda la cacería. En estas
cacería es muy importante llevar un mínimo
de tres guantes para permitir secarse si se
nos mojan.
Recuerde que en el capítulo anterior
explicamos que ninguna prenda “da calor”,
sino simplemente evita o regula la velocidad a la que nosotros perdemos el calor
que genera nuestro cuerpo con el ejercicio.
Vimos que lo que evita perder ese calor es
el aire caliente que se almacena entre las
capas de ropa, no los tejidos en sí y por
ello dos guantes finos superpuestos, son
mucho más térmicos que uno gordo.
El importantísimo calzado. Las increíbles
botas de plástico
Para una cacería de montaña en Alaska,
casi más importante que la ropa elegida
será el tipo de botas que llevamos. Vamos
a cazar totalmente a pie y por un terreno malísimo por lo cual la elección de las
botas será fundamental y casi diría clave
para nuestro éxito. En muchas cacerías de
montaña internacionales he usado unas
botas alemanas de la marca Meindel modelo
Tundra. Son altas hasta media pierna, tienen
un calcetín de Gore-tex y protegen muy
bien los tobillos de torceduras. La palmilla
de su suela es semirígida y magnífica para
montaña, aunque hay que domarlas bien
antes de una cacería importante, poniéndoselas al principio en muchas pequeñas
actividades, pues de otro modo le pueden
hacer rozaduras. Las compré en la difunta
armería Kettner y hoy las Meindel las importa la Armería de Madrid.
Sin embargo, hablando con los guías
de Alaska sobre el calzado a llevar, lo que
me llamó la atención y me extrañó en
los muchísimos correos que intercambié
con ellos, fue su insistencia y casi obligatoriedad de usar botas denominadas de
“plástico”. Estas botas son las que usan los
montañeros en sus ascensiones a montañas de mucha altura y por mi afición al
montañismo las conocía y las había visto
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Una cacería en las montañas de Alaska es dura,
pero también le reservará bonitas sorpresas
difíciles de olvidar. Aquí vemos un precioso lobo
que cobró Joaquín mientras recechaba carneros.
Indudablemente, si usted elige bien su quipo, se
entrena un poco físicamente y tiene la suerte de
traerse un trofeo como éste, además de su carnero
de Dall, no me cabe duda de que el recuerdo será
imborrable, probablemente entre los mejores que
tenga en su vida de cazador.
cien veces, pero su utilidad en una cacería
apenas a 2.000 metros de altura no la tenía
tan clara.
Por lo anterior, además de mis Meindel
Tundra de cuero con Gore-tex, compré en
Madrid unas botas Koflach modelo Degree
de plástico. Parecían más cómodas para
andar de lo que suelen ser otras botas de
plástico y castigaban menos las rodillas.
Dentro de la gama “de plástico” eran las
menos térmicas de los tres modelos que
ofrece esta marca austríaca, pues tampoco
esperábamos temperaturas por debajo de
0º. Como eran de color naranja y plateadas
fosforescentes muy al gusto montañero,
rápidamente las pinté con pintura mate
negra para que no brillaran. Por supuesto
antes de ir a Alaska las probé intensamente
mientras me entrenaba físicamente y subí
con ellas cuatro veces el pico Peñalara, el
más alto de la madrileña sierra de Guadarrama, que son cinco horas de marcha. Con
ello comprobé que aunque incómodas no
me hacían daño, ni rozaduras.
Después de nueve duros días de caza
continua en las montañas y glaciares de
Alaska, me di cuenta de que sin las Koflach
nunca hubiera acabado con los pies intactos, secos y por tanto seguros. Las ventajas que he observado para estas durísimas
montañas Wrangler de las botas de plástico, sobre las de cuero son las siguientes:
• La primera es que son absolutamente
impermeables. Estas botas en realidad son
dos botas en una. La interior es un botín de
un material más o menos térmico, que se
ata con sus propios cordones. Su función es
aislar térmicamente, pero además permite
tener los pies calientes y moverse con ellos
dentro de un refugio o tienda de campaña.
El botín exterior no es de plástico, sino de
mezclas poliméricas absolutamente rígidas
e impermeable, que se cierra con otros
cordones sobre el botín térmico interior.
Por ello, al ser de plástico es absolutamente
impermeable y por las noches basta sacar
el botín interior del exterior y ambos se
secarán lo poco húmedos que estén rápida
y eficazmente. Una bota de cuero tradicional aunque tenga un calcetín de Goretex en varios días de pisar agua y barro
se humedecerá. Aunque la humedad no
llegue al pie, pues el botín de Gore-tex lo
impide, el cuero acabará húmedo y mojado y la sensación al cuarto o quinto día, no
será nada agradable. Además los botines
Ante la casi obligatoriedad en esta cacería de usar
botas denominadas de “plástico” compré en la
tienda Barrabés de Madrid unas Koflach modelo
Degree cuyo resultado fue magnífico. En la foto
se observa perfectamente el botín interior térmico
que se cierra con sus propios cordones y luego
se mete en la bota exterior rígida y totalmente
impermeable. Pero ¡ojo! tampoco son las botas para
cualquier cacería de montaña, están especialmente
recomendadas para este destino lleno de glaciares
y torrentes de aguas heladas que cruzar. Por si las
moscas llevé también mis Meindel Tundra que he
usado en la mitad de las montañas del mundo. Les
muestro la magnífica cera inglesa Nickwax, que es
la que mejor suaviza e impermeabiliza el cuero de
todo lo que he probado. Como los botines interiores
de Gore-tex suelen fallar con el uso y el abuso del
tiempo, es vital saturar con tres o cuatro finas capas
de esta cera sus botas de cuero para asegurarse la
impermeabilidad necesaria.
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En esta foto vemos otra de las ventajas de las botas
“de plástico” que nos muestra el simpatiquísimo guía
Joy, junto a la descomunal mochila que llevaba. Para
sortear las pedrizas de las montañas Wrangler, estas
botas, al ser totalmente rígidas en su parte exterior,
nos protegerán el pie como si fuera envuelto en
una escayola. Cualquier piedra medio grande que se
volteara y nos golpeara el pie, nos podría hacer una
avería que acabará temporalmente con la cacería.
Con las botas “de plástico” aparte de las muchas
ventajas que analizamos en el texto, por su rigidez
usted tendrá el pie totalmente protegido.
de Gore-tex con el uso suelen hacerse
pequeñas fisuras, grietas o roturas que
permitirán el paso de agua y la consecuente mojadura del calcetín y el pie. Además si
guarda unas botas de cuero húmedas en el
exterior de la tienda y la temperatura baja
de 0º se pueden congelar, con lo que será
dificilísimo ponérselas al día siguiente. Con
las botas dobles de plástico este problema
es simple y llanamente inexistente.
• La segunda ventaja de las botas de
plástico es su rigidez: están pensadas para
usarse en laderas de nieve heladas. Incluso
tienen suelas rígidas para poder adaptarles crampones. Esto que en principio hace
que andar con ellas parezca incómodo, es
una gran ventaja a la hora de enfrentarse a
las verticalísimas laderas de las montañas
Wrangler de Alaska. Una bota de cuero con
suelo flexible, en una empinada ladera se
doblará y hará que nuestro pie resbale y
pierda agarre. En cambio, las rígidas botas
de plástico se clavarán en las laderas de
piedra y grava descompuesta y nos darán
una seguridad que jamás nos dará una
bota de cuero. Con estas botas de plástico
rígido me atreví a atravesar medias laderas muy empinadas, que con una bota de
cuero, nunca me hubiera atrevido.
• Otra ventaja de las botas de plástico
es su termicidad: una bota de plástico
con botín interior de un material térmico,
llamado Alveolite, será mucho más térmica
que cualquiera de cuero. Si además la de
cuero se humedece y no digamos si tiene
alguna grieta o fisura en el botín interior de
Gore-tex, nos transmitirá una sensación de
frío que puede, después de tres o cuatro
días, dar al traste con nuestra cacería.
Además en las montañas Wangler donde
se desarrolló la cacería existen varios de los
mayores glaciares de América. Los carneros
no viven en los glaciares, sino en las laderas
que caen a ellos, donde hay buenos pastos
y unos líquenes que les encantan. Pero las
avionetas que te llevan a los glaciares, sí
aterrizan en ellos y hay que cruzarlos y
atravesarlos cazando, y una bota de cuero
nos haría sentir los pies fríos enseguida.
• Las botas de plástico son mucho más
duras que las de cuero, pues al ser rígidas
nos protegen el pie en las pedrizas de
piedras que se pueden caer y machacarnos
el pie y acabar con la cacería. Dado que son
como una escayola, nos protegen el pie de
estas piedras, especialmente en las morrenas de los glaciares que se atraviesan en la
cacería y cuyas piedras son muy inestables,
debido el continuo movimiento del propio
glaciar.
• Por último, presentan una increíble
ventaja a la hora de cruzar arroyos y ríos:
en esta cacería de Alaska estamos continuamente cruzando ríos y arroyos, que
si bien no son muy profundos pues no
suelen subir de la rodilla, sus aguas están
a uno o dos grados de temperatura, pues
vienen directamente de los glaciares. Por
este mismo frío es prácticamente imposible cruzarlos descalzos, pues se nos helarían los pies en dos segundos, perderíamos
la sensibilidad, tropezaríamos y caeríamos
al agua, suponiendo que nos dañemos el
pie, lo que acabaría con la cacería. No digamos nada de cruzarlos con nuestras botas
de cuero, pues se empaparían y tardarían
días en secarse. Los inteligentes alaskeños
han inventado los denominados glaciar
shocks, es decir, algo así como los “calcetines de glaciar” y que sólo se pueden usar
con las botas de plástico dobles. Es más o
menos una especie de calcetín de material de plástico impermeable y muy fino,
que llega hasta las ingles. Al llegar a uno
de estos arroyos se quita uno la bota exterior rígida de plástico y se pone el glaciar
shock sobre el botín interior térmico y con
los calcetines debajo. Luego se vuelve a
poner la bota exterior de plástico sobre el
glaciar shock y se ata, y tranquilamente se
cruza el arroyo. Con el botín interior y los
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Cruzando un arroyo con los glacier shocks puestos. Estos arroyos no sólo llevan aguas heladas, sino que
tienen mucha fuerza. Con los pies descalzos se nos helarían en cuanto los sumergiéramos y la corriente
fácilmente nos tiraría al agua. Observen que me apoyo en mi vara “olivarera” que además me ayuda
en las montañas, especialmente en las medias laderas y en las bajadas. Es una obra de ingeniera que me
hizo mi buen amigo Antonio Marcelo. Desde niño estoy acostumbrado a andar en montaña con vara de
avellano, pues así me lo enseñaron los guardas asturianos que aprendí a cazar en montaña. Sin embargo,
una vara tradicional de recio avellano, es difícil de llevar como equipaje de mano y también de facturar.
Esta maravilla proviene de una vara de varear olivos y se desmonta en tres piezas que caben en una
maleta. Pero una vez montada es extraordinariamente fuerte, y como es de fibra de vidrio, no pesa nada.
calcetines, el pie está calentito y la bota
exterior con sus suelas de goma Vibram,
nos permite todo el agarre y tracción que
necesitamos para cruzar esas rápidas y
gélidas aguas. Al llegar a la orilla simplemente nos quitamos la bota exterior y la
sacudimos. Como es de plástico rígido no
ha absorbido nada de agua. Nos quitamos,
sacudimos y doblamos el glaciar shock, que
apenas abulta más que una lata de CocaCola y lo guardamos en la mochila. Nos
ponemos otra vez la bota de plástico exterior y a seguir cazando con los pies secos y
calientes. Asombroso ¿no?
Como no las tenía todas conmigo y por
si acaso, llevé también mis Meindel de
cuero con Gore-tex con las que he cazado
en muchas montañas del mundo y compré
en la Armería de Madrid. Antes de la cacería
desconfiaba de las nuevas Koflach Degree
dobles de plástico que utilizaría siguiendo
las indicaciones de los guías. Después de la
cacería he de decir que gracias a mis Koflach tuve los pies secos y calientes durante
los nueve días de caza. Las Meindel las dejé
en el campamento y no las volví a usar en
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toda la cacería y no me arrepentí en absoluto. Pero es verdad que estas botas Koflach tan técnicas solo las he usado en esta
cacería especializadísima, y con las Meindel
he resuelto muchísimas cacerías de montaña sin problemas.
Es verdad que las botas de plástico son
muy rígidas y al principio cuesta acostumbrarse a andar con ellas, pero al cabo de
unos días te acostumbras y he de decir que
con ellas me metí en sitios en los que mis
botas Meindel de cuero y suele flexible, no
creo que hubiese pasado. No olvidemos
que en Alaska cuando no andamos por
acantilados, glaciares o pedrizas, el único
terreno que pisaremos será una especie de
tundra empapada de agua cuya sensación
es como si de una esponja cuajada de agua
se tratase. Con mis botas de cuero al tercer
día hubiesen acabado empapadas de agua
y esto podía haber acabado con la cacería.
Hágame caso querido lector y si se anima
a esta bonita pero dura cacería, hágase con
unas botas dobles de plástico sin dudarlo.
El éxito de la cacería y la buena salud de
sus pies se lo agradecerán.
Unas notas sobre sacos de dormir
Los sacos al igual que la ropa no calientan, solo conservan el calor que produce
nuestro cuerpo. Por ello es importante acertar con la temperatura para la que aguanta
un saco. Si es demasiado ligero se puede
pasar frío y si es demasiado térmico, al
final lo bajas hasta la cintura y medio sales
del saco y te acabas enfriando igual. Los
fabricantes anuncian una temperatura de
confort (en la cual se duerme bien) y una
extrema (máximo que aguantar sin enfriarse). Esto depende de lo acostumbrado que
este al frío cada persona y también de la
ropa que se lleve en el interior del saco. No
obstante para personas no acostumbradas
a duros vivacs de montaña, se suele coger
la temperatura extrema anunciada, se le
suman 10 grados y esa es la temperatura
mínima que se debe esperar en una expedición. Es decir si esperamos dormir a un
mínimo de 0º C, habrá que llevar un saco
que se anuncie para –10º C, que es exactamente lo que hice.
Su relleno puede ser de plumón o de
fibras sintéticas y en algunas ocasiones
combina ambas posibilidades. El plumón
de alta calidad es mucho más aislante,
más comprensible y más duradero que la
fibra sintética. Sin embargo tiene un grave
inconveniente y es que una vez que se
humedece o moja, es dificilísimo de secar
y además tarda mucho tiempo en ello. Sin
embargo dado que en esta cacería siempre se va a dormir en tienda, yo elegí uno
En esta foto vemos otra de las ventajas de
las botas “de plástico”. Mi guía Johnny está
descargando la avioneta que nos acaba de dejar
en el glaciar Hawkins. Los carneros no viven en
los glaciares sino en las laderas que caen a ellos,
donde crece una hierba y unos líquenes que les
encantan. Pero las avionetas aterrizan con toda
la tranquilidad del mundo en el hielo, pues es
la única superficie plana en muchos kilómetros
a la redonda. Pero al bajarse usted pisará sólo
hielo milenario y además como es verano está
lleno de charcos, e incluso, pequeños riachuelos
del deshielo. Una bota de cuero enseguida se
humedecería por fuera, pues el forro interior de
Gore-tex sólo protege la parte interior para que
la humedad no llegue al calcetín, y usted sentiría
frío. Una vez húmeda sería dificilísimo secar al no
disponer de ninguna fuente de calor.
de plumón de la marca North Face, con
un relleno de kilo y medio de plumón,
comprado en la tienda de montañismo Koala de Madrid. Su temperatura de
confort es de –10º C y como sabía que de
noche no íbamos a bajar mucho de 0º, iba
muy sobrado. Es algo pesado pero considero que un buen descanso es vital para
poder cazar al día siguiente.
Es importantísimo que tenga cremallera lateral a fin de con ella ir regulando la
temperatura, abriéndolo y cerrándolo. Es
muy normal que en el campamento base
haya una estufa, por tanto al principio de
la noche hace un calor terrible y en cambio
cuando se apaga la estufa la temperatura
baja muchísimo, de ahí la importancia de la
cremallera lateral, cuanto más larga mejor.
Si hace mucho calor se abre del todo y se
duerme debajo como un edredón de casa.
Cuando el frío arrecia al apagarse estufa, o
bien en los campamentos volantes en las
montañas, se cierra y se aguanta mejor.
Un problema frecuente en los sacos de
dormir de calidad es que no tienen más de
80 o 90 centímetros de anchura, pues están
diseñados para magros montañeros que
no suelen tener un gramo de grasa. Esto se
resuelve de dos maneras. Algunas marcas
como North Face tienen un suplemento que
se llama Expander con cremalleras compati-
bles y que les da unos 20 centímetros extras
de anchura. Se puede encontrar en la tienda
Koala de Madrid donde yo lo compré, pero
en cualquier tienda de montaña buena los
encontrará. La otra posibilidad es hacerse un
saco a medida en un artesano que conocemos, que lo puede hacer de 100 o 110 centímetros de anchura, con lo que un cazador
con algo más de cintura, estará mucho más
cómodo.
Dos palabras sobre la terrorífica
mochila
La mochila es uno de los grandes tabúes
en las cacerías de Alaska. Y con razón. Los
duros cazadores americanos están acostumbrados a llevar enormes mochilas en
las que meten sus sacos de dormir, ropa
de repuesto, comida y efectos personales.
Los españoles no. En nuestro país solemos
cazar con una pequeña mochila en la que
En Alaska se cruzan cada día pequeños arroyos
del deshielo que si bien no son anchos ni
profundos, tiene aguas heladas pues provienen
del glaciar. Pero aunque sólo tengan cinco metros
de ancho y cubran por la rodilla, es un problema
cruzarlos, tanto con botas de cuero que se
mojarían, como con los pies descalzos pues se
nos helarían. Los alaskeños han inventado el
‘glacier shock’ que sólo se puede usar con botas
de plástico doble. Es más o menos una especie
de calcetín de material de plástico impermeable
y muy fino, que llega hasta las ingles. Al llegar
a uno de estos arroyos se quita uno la bota
exterior rígida de plástico y se pone el glaciar
shock sobre el botín interior térmico con los
calcetines. Luego se vuelve a poner la bota
exterior de plástico y se ata y tranquilamente
se cruza el arroyo. Con el botín interior y los
calcetines el pie está calentito y la bota exterior
con sus suelas de goma Vibram nos permite todo
el agarre y tracción que necesitamos para cruzar
esas rápidas y gélidas aguas.
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Aquí vemos el glacier shock puesto sobre el botín interior y con la carcasa exterior a su vez puesta sobre
él y atada y preparado para cruzar un arrollo de aguas gélidas. Con el botín interior y los calcetines el
pie está calentito y la bota exterior con sus suelas de goma Vibram nos permite todo el agarre y tracción
que necesitamos para cruzar esas rápidas y gélidas aguas. En la cacería de osos y alces en terrenos bajos
suelen usarse botas de caucho hasta la ingle, pero que no ofrecen ninguna rigidez para cazar en montaña.
Los glacier shocks han resuelto este problema de forma barata y sin añadir casi peso a la mochila.
metemos guantes, un jersey, algo de comida y poco más. En América no. Usted verá
mochilas que ni se las pueden imaginar
que existiesen de ese tamaño. Y lo peor
es que la tendrá que llevar usted. En Asia
habrá muchísimos ayudantes que se pelearan por llevársela esperando una propina.
Pero amigo lector, en América la tendrá
que llevar usted. Y más le valdrá haberse entrenado. Su guía llevará casi todo el
equipo de acampada como tiendas, cocinilla, esterillas, sacos, sierras y hachas, etc.,
pero usted tendrá que llevar aun así una
gran mochila, con sus efectos personales,
su saco de dormir y su ropa.
Podríamos hablar mucho sobre mochilas. Las hay con armazón exterior, con
armazón interior, con cinturón lumbar o
sin él. Pero lo cierto es que cuando usted
llegue a las montañas Wrangler en el
campamento base, le van a asignar una
de sus tremendas mochilas. Y no se podrá
escaquear. Por ello lleve usted una mochila
ligera de unos 40 a 50 litros de capacidad
que le servirá como equipaje de mano para
el largo viaje en avión hasta Alaska. Luego
la puede dejar en el campamento base o
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meterla dentro de la gran mochila de unos
100 litros que le prestarán.
Pero no se asuste. Es verdad que usted
no cazará todo el día con esa gran mochila. Se la llenarán de cosas para los vuelos
en avioneta al campamento volante y
la tendrá que arrastrar unos cientos de
metros o un par de horas como mucho,
hasta el campamento volante. Pero una
vez que monten el campamento volante,
la vaciará prácticamente y dejará casi todo
su contenido en su tienda. La llevará a
cazar, pero casi vacía y el motivo de llevarla será para meter en ella los cuernos y los
lomos de su carnero, cuando lo cobre. Para
estos días de caza también podrá utilizar
su mochila habitual en España de 40 o 50
litros, si la ha llevado dentro de la grande
a los campamentos volantes. Esto es exactamente lo que yo hice. Llevé una vieja
mochila de armazón interno de 45 litros
que compré en Decathlón, que he paseado
por medio Pirineo detrás de los sarrios. En
cuanto podía soltar la barbaridad que me
dieron, usaba la mía.
El día que usted mate su carnero el guía
tendrá que meter en su mochila toda la
carne del carnero, que puede pasar de 50
kilos. Ese día el guía llevará una mochila
que usted no podrá ni levantar. Y también
usted ese día, con los cuernos, la piel del
carnero y su rifle, que es lo que la tradición dice que el cliente tiene que llevar,
usted tendrá un trabajo inolvidable. Pero
después del esfuerzo realizado para cazar
su carnero, la alegría le permitirá llevarla y
además será hasta feliz.
Por tanto, de la mochila no se preocupe.
Lleve usted la que utilice normalmente en
montaña en España. Pero eso sí, entrénese
en España antes de la caza con esa mochila
llena de botellas de agua, para acostumbrarse a lo que le van a dar en Alaska. De
otro modo los primeros días de caza, no se
podrá ni mover.
Sobre los pequeños detalles de equipo
En los campamentos volantes es necesario llevar unos pequeños detalles que nos
pueden hacer la vida más cómoda. Dado
que no bajaremos al campamento base
hasta cobrar el carnero, es muy necesario
elegir bien el equipo el primer día, pues si
nos olvidamos algo no podremos bajar a
buscarlos. Hay gente que en sus primeras
cacerías de montaña no sabe qué meter en
la mochila. Incluso he visto subir mochilas
vacías simplemente porque había que
subirlas. Tal vez la lista que enumero a
continuación, después de tres décadas de
La comida en el precioso campamento base de
esta organización es magnífica, pero no debe
engañarse, pues en él sólo estará dos o tres días
en toda la cacería. Vemos a Jesús y a Joaquín
bien atendidos por la magnífica organizadora
Donna, tomando todo tipo de ensaladas y frutas.
Los vegetales es lo que más apetece después de
la curiosa comida a que estás sometido en los
campamentos volantes en esta dura cacería.
combinar caza y montaña, pueda servir
de sugerencia a aquellos cazadores que
se enfrenten a sus primeras experiencias
en la montaña.
Llevé dos lámparas frontales de la marca
Peltz, que compré en la tienda de montaña Koala en Gaztambide 21, Madrid. Creo
que estas lámparas son uno de los complementos más importantes para esta cacería,
pues a las cinco de la tarde será de noche y
no tendremos ninguna luz. Apenas pesan
70 gramos y gracias a su bombilla de
diodo dan una tremenda luz. Imprescindible tres pilas de repuesto, tipo AAA que
pueden valer para ambos frontales. He de
decir que uno de estos frontales siempre,
siempre, va en mi mochila cuando subo a
cazar en montaña. Estoy escribiendo estas
líneas en un campamento de caza en Irán
y el frontal ayer nos ha permitido salir de
noche de las complicadas laderas de las
Sentado en una incómoda piedra y a la intemperie,
te prepararán una curiosa comida liofilizada en
sobre. Aquí vemos al magnífico guía Johnny
preparando el sobrecito de marras. Una taza de
agua hirviendo que se echa en el sobre, cinco
minutos cerrado y a comer. Se toma directamente
del sobre con una cuchara muy larga y así no hay
que lavar platos, ni cubiertos, ni cazuelas. Un
sobre por la noche salado y por la mañana otro de
cereales y frutas con un café con leche en polvo.
Durante el día alguna barrita, frutos secos, un poco
de queso y algo de fiambre, con pan de galleta dura.
En fin, como en el hotel Ritz de París, pero bastante
más caro. Con este régimen los componentes del
grupo perdieron un kilo de peso cada día de caza.
Obsérvese la “cómoda” pedriza en la que están
montadas las tiendas de campaña, justo debajo de
la morrena de un glaciar, que se adivina al fondo.
Lo curioso es que esta comida, especialmente el
Chiken a la King a mí me gustó. Pero aunque es muy
energética, no tiene vitaminas, ni proteínas. Cuando
bajas al campamento base, te comes cinco platos de
ensalada y de fruta seguidos.
HUNTERS / 89
Uno de los bonitos carneros que cobramos en las
Wrangler. Además de sufrimiento, poco comer y
mal dormir, en estas cacerías se obtiene uno de
los porcentajes de éxito en carneros más altos
de Alaska. No sólo la organización lleva más
de 30 años cazando los mismos campamentos
y zonas, sino que además viven todo el año en
el campamento base, que es su hogar y conocen
las montañas como su casa. A pesar de todo, un
buen entrenamiento, una buena puesta en tiro
–que vimos en esta revista recientemente– y
un buen equipo como estamos viendo hoy, serán
vitales para poder finalizar una de estas duras
cacerías con éxito.
En Alaska le darán una de sus gigantescas mochilas
y, por ello, no tiene que preocuparse mucho de la que
usted lleve. Pero no se asuste. Es verdad que usted no
cazará todo el día con esa gran mochila. Se la llenarán
de cosas para los vuelos en avioneta al campamento
volante y la tendrá que arrastrar sólo unos cientos
de metros o un par de horas como mucho, hasta
el campamento volante donde la vaciará. Luego la
llevará a cazar, pero casi vacía y el motivo de llevarla
será para meter en ella los cuernos y los lomos de
su carnero, cuando lo cobre. El día que usted mate su
carnero el guía tendrá que meter en su mochila toda la
carne del carnero, que puede pasar de 50 kilos, y usted
llevará los cuernos, la piel del carnero y su rifle, pues
es lo que la tradición dice. Pero después del esfuerzo
realizado para cazar su carnero, la alegría le permitirá
llevarla y además será hasta feliz, como bien vemos en
la foto a Joaquín Tello.
90 / HUNTERS
Las montañas Wrangler indudablemente son duras de cazar y, por ello, exigen una buena selección del
equipo que usted lleve. Pero también tienen la mayor población de carneros de Alaska, con unos 20.000
animales. La calidad también es muy buena, pues muchos de los cazaderos son inaccesibles más que en
avioneta y con remotos campamentos volantes, como estamos viendo. Esto tiene una gran ventaja pues
hace que los cazadores locales del estado de Alaska casi les sea imposible acceder a esos lugares, pues no
suelen gastar dinero extra en avionetas. Además el área de caza tiene cuatro millones de hectáreas en las
cuales apenas se cazan 12 carneros al año con lo cual está prácticamente intocada. Si usted tiene un poco
de suerte, tira medianamente bien y elige un buen equipo, según estamos viendo en estas páginas, las
posibilidades reales de cobrar un carnero excepcional, como el que le enseño en la foto, están ahí.
montañas Elburz. Ayer se nos hizo de noche
con la emoción de entrar a un bonito carnero rojo iraní. Gracias a mi diminuto frontal
Peltz, pudimos salir sin mayores sobresaltos
mi cliente y yo, después de bajar casi dos
horas de noche por esas incómodas, resbaladizas e inclinadas laderas.
Un diminuto tubo de crema protectora
Pizbuin factor 20 de los que se usan para
esquí y que tienen protección labial en
el mismo tubo. Unas buenas gafas de sol
son importantes, pues no olvidemos que
vamos a cruzar varios de los glaciares más
grandes de América y la luminosidad de
la nieve puede jugarle una faena, si no se
protege los ojos. Una cinta métrica para
hacernos una idea del tamaño del trofeo.
Un utilísimo botecito que contiene una
especie de polvo de talco que al apretarlo hace como un humo que nos permite
detectar el aire en las entradas a los carneros.
Mi pequeña navaja Victorinox de múltiples usos, con altímetro y termómetro
incluido fue el único elemento de corte que
incluí en el equipo. Permite llevar estos tres
instrumentos en uno y evita roces con las
esquizofrénicas autoridades americanas,
en los aeropuertos para las navajas. Varios
papeles de colores y bolígrafos y rotuladores que me permiten dejar cualquier nota o
apuntar cualquier cosa importante.
Un rollo pequeño de cinta americana,
dos diminutos botes de ese increíble pegamento llamado Araldit, un rollo de buen
esparadrapo médico, un par de trozos de
alambre de 50 centímetros y varios imperdibles, me han permitido hacer increíbles
reparaciones al arma, calzado y equipo en
las cuatro esquinas de la Tierra. Un miniequipo de limpieza del rifle con bayeta
tratada a la silicona, un sobrecito con aceite para armas y una ligerísima varilla rígida
para limpiar el cañón que se desmonta en
cinco piezas y en su funda apenas ocupa
15 centímetros de largo. No olvide este
detalle, incluso a pesar de que según saque
el rifle de su funda rígida, el guía le va a
tapar la boca del cañón con cinta aislante.
Una tonta caída en barro que entrase por
el cañón, le haría perder dos días de caza si
no tiene la varilla rígida, pues tendría que
bajar al campamento base a buscar una.
Esos dos días en esta cacería le aseguro
que valen muy caros. Aquí no valen esas
especies de cordones que se meten por
el cañón, pues si este se llena de barro lo
único que lo sacará es una varilla rígida.
Siempre llevo un diminuto termómetro
que compré en un invernadero. Tiene un
cablecito como de dos metros de largo,
para medir temperatura interior y exterior
en las tiendas y cabañas de caza. Usted
saca el cable por debajo de la lona de la
tienda y por las mañanas sabe exactamenHUNTERS / 91
Los sacos pueden tener relleno de plumón o de fibras sintéticas y, en algunas ocasiones, combinan ambas
posibilidades. El plumón de alta calidad es más aislante, más comprensible y más duradero que la fibra
sintética. Sin embargo, tiene un grave inconveniente y es que una vez que se humedece o moja, es
dificilísimo de secar. Sin embargo, dado que en esta cacería siempre se va a dormir en tienda yo elegí uno
de plumón de la marca North Face, con un relleno de kilo y medio de plumón. Su temperatura de confort es
de –10º y como sabía que de noche no íbamos a bajar mucho de 0º, iba muy sobrado. Es algo pesado, pero
considero que un buen descanso es vital para poder cazar al día siguiente. Respecto a las esterillas, aunque
casi no pesan, abultan muchísimo y le llenarán media maleta. Sin embargo, son baratas, no hay problema
de tallas y en cualquier tienda de montaña o caza de Alaska habrá varias, por ello recomiendo comprarlas
allí y ahorrar sitio en la maleta. Yo combiné una de Icolen, que es esa goma espuma aislante que usan los
montañeros, con una inflable súper ligera de la marca Term a Rest.
te a que temperatura exterior tiene y se
puede vestir de acuerdo a ella. Les diré que
en esta cacería a principios de septiembre
salíamos a cazar a 3 o 5 grados positivos
que luego subían a unos cómodos 8 o 10
grados positivos durante el día. Por la tarde
la temperatura caía en picado y por las
noches rozábamos el 0, pero no bajamos
nunca de ahí.
Desde niño, los guardas de rebecos
asturianos que me enseñaron a cazar
en montaña, me hicieron ver las increíbles ventajas de ayudarse al andar con
una recia vara de avellano, como de 1,80
metros de larga. Con las esquizofrenias
de la seguridad en los aeropuertos, estas
varas de una pieza que antes se podían
llevar como equipaje de mano en el avión,
ya es casi imposibles subirlas en cabina y
tampoco son fáciles de facturar. Hemos
resuelto el problema gracias a una maravilla que me ha hecho artesanalmente mi
buen amigo Antonio Marcelo, partiendo
de una vara de fibra de vidrio de varear
olivos, que se recorta en tres piezas y
se acopla mediante tornillos. Ahora me
92 / HUNTERS
ayuda muchísimo en las medias laderas y
especialmente en las bajadas, para defender mis maltrechas rodillas de medio
siglo de edad. La gracia es que se puede
desmontar en tres piezas y se puede guardar en una maleta normal. Pero es una
auténtica obra de ingeniería pues una
vez montado es muy resistente y a la vez
ligerísima, por ser fibra de vidrio.
Un pequeño botiquín con apósitos
para ampollas de marca Compeed, tiritas,
analgésicos, antidiarréicos, antiácidos,
antialérgicos y, lo más importante, unas
buenas píldoras para dormir. Aquí cada
uno puede hablar con su médico, pero
yo por lo menos sin estas píldoras no
soy capaz de pegar ojo en una húmeda
tienda, con una fría colchoneta aislándome de una pedriza y metido en un
saco de dormir. Para más inri, rodeado de
osos grizzlys y peor aún, los ronquidos
de mi guía. Aunque en varios campamentos utilizamos dos tiendas, en un
par de noches tuvimos que compartirla
para ahorrar peso. Yo uso un somnífero
llamado Steelnox, es fuerte pero permite
descansar y recuperar fuerzas que le serán
muy necesarias. He de decirles que solo
llevé una pequeña selección de cinco o
seis de cada una de estas píldoras, si son
fáciles de identificar sueltas en un pastillero. Si no lo son, llevo solo un blíster con
las dosis recomendables y máximas escritas en rotulador grueso por detrás. Nunca
llevo las cajas completas, pues abultarían
muchísimo.
Para tender e intentar secar la ropa
húmeda dentro de las tiendas de campaña, llevé varios trozos de cuerda de dos
milímetros y unas pinzas de madera de
tender ropa, para el mismo propósito.
No lo olvide, pues como ya hemos dicho
una de las principales dificultades de esta
cacería es conseguir tener la ropa seca,
pues no tendremos fuego ni estufa. Esta
cuerda y pinzas por lo menos le ayudarán
a intentarlo.
Siempre llevo al menos dos sistemas
de hacer fuego, en este caso cerillas de
tormenta y un mechero. Muy importante
además unas pastillas de empezar fuegos,
empaquetadas individuales pues de otro
modo, en un día de lluvia, no hay quien
lo logre. Además un trozo de vela de cera,
que si lo pone en una llama la avivará y
será un magnífico iniciador de fuegos, y
a falta de frontal puede servir para leer.
Un silbato naranja de emergencias y un
rollo de cinta naranja de las que se usa en
Canadá, para marcar miles de cosas.
Una cantimplora con forma de petaca
de un litro de agua, pues en lo alto de
Como complemento de comida y dado lo estricto
que son en EE UU para importar cualquier tipo
de alimentos, llevo varias barritas energéticas
Isostar, Pulse y de Muesly, compradas en la tienda
Barrabás, de Madrid. Combinadas con algunas
chocolatinas de tamaño mini de Twist, Snikers y
Toblerone, las metí en bolsas herméticas pequeñas
individuales para cada día de caza. Permiten
soportar un día de caza y no plantean problemas
en ninguna frontera. También un tubo de pastillas
energéticas de Isostar que se echan en el agua
cuando rellenas las cantimploras. Esta agua de
glaciar no tiene sales minerales y apenas quita la
sed. Media pastilla por litro la hace riquísima y
le aporta todas las vitaminas y sales necesarias
y además muchos componentes energéticos.
Repartidas por los bolsillos, llevé unas pastillas
de glucosa de Isostar en sobrecitos individuales de
papel de plata. Estas pastillas para deportistas se
toman en momentos de mucho esfuerzo, pues la
glucosa va directamente al corazón, aporta mucha
energía y evita las “pájaras”.
las montañas McColl increíblemente no
hay agua. Como complemento de comida y dado lo estricto que son en EE UU
para importar cualquier tipo de alimentos, sólo llevé varias barritas energéticas
y de cereales, de la tienda Barrabés, en
la calle Orense de Madrid. Combinadas
con algunas chocolatinas de tamaño
mini de Twist, Toblerone y Mars, las metí
en bolsas herméticas pequeñas individuales tipo congelación, para cada
día de caza. Casi sin peso me permiten
soportar un día de caza, son duraderas
y no plantean problemas en ninguna
frontera ni aduana.
Por último llevé una manta de supervivencia que compré en la magnífica tienda
de montana Cotsworld de Londres, finísima y de estridente color naranja. Con solo
290 gramos, en caso de tener que pasar
una noche imprevista al raso sin saco, ni
tienda, me permitiría al menos aguantarla.
Gracias a Dios no la tuvimos que utilizar,
pero sí fue muy útil por su color naranja
chillón para marcar lugares de aterrizaje a
las avionetas que nos movían de campamento a campamiento.
y pido disculpas por ello. Sin embargo
sé por experiencia que muchos de mis
clientes cazadores, cuando se enfrentan
a sus primeras cacerías internacionales
de montaña, especialmente en el brutal
clima de Norteamérica, andan bastante
perdidos en el mundo de la ropa, equipo y
calzado adecuados para ellas. Lo que aquí
he explicado me ha costado aprenderlo
tres décadas de continua caza en montaña, cometiendo todo tipo de errores al
elegir mi equipo. Indudablemente me ha
ayudado a tener estos conocimientos el
hecho de que mi segunda pasión sea el
montañismo. Estas líneas son el fruto de
muchísimas horas de conversación con
expertos guías de montaña, que si bien
no eran cazadores, llevaban toda su vida
en la montaña y que me han aconsejado
y acompañado.
Sé que habrá lectores con muchísima más experiencia que yo en la caza
en montaña. Obviamente a ellos no van
orientadas estas líneas y les pido disculpas por robarles su tiempo. Estas humildes sugerencias están orientados para
cualquier cazador que tenga menos experiencia que yo en este tema, que alguno
habrá.
Como despedida solo decirles que
quedo a su completa disposición para
cualquier pregunta, duda o aclaración
que me quieran plantear.
Un fuerte abrazo y buena caza. H
A modo de conclusión y despedida
Pues bien, querido lector, temo que
tal vez he sido demasiado meticuloso en
esta relación de ropa y complementos
En muchas ocasiones mis clientes me preguntan qué
llevo en la mochila. Mucha gente que empieza a
cazar en montaña no tiene ni idea de qué meter en su
mochila, e incluso he visto subir a gente con mochilas
vacías simplemente porque había que subirla. En
esta foto muestro el equipo que llevaba para cada
uno de los campamentos volantes, además de una
camiseta y unos guantes de repuesto. Este pequeño
equipo no solo le ayudará a resolver cualquier
situación imprevista en las montañas, sino que en
una situación de emergencia y aislamiento le puede
salvar la vida.
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