Nemecio Nemesio, Isabel Margarita y Domínguez L., María de Lourdes. “Infancia vulnerable: El caso de losniños jornaleros agrícolas migrantes de la montaña de Guerrero” Foro Invisibilidad y conciencia: Migración interna de niñas y niños jornaleros agrícolas en México 26 y 27 de septiembre del 2002 INFANCIA VULNERABLE: EL CASO DE LOS NIÑOS JORNALEROS AGRÍCOLAS MIGRANTES DE LA MONTAÑA DE GUERRERO Isabel Margarita Nemecio Nemesio María de Lourdes Domínguez Lozano U no de los fenómenos sociales más importantes de la segunda mitad del siglo XX en México es la incorporación de una población cada vez mayor a las diferentes corrientes migratorias que se han consolidado en todo el territorio nacional, generalmente quienes se integran a estos flujos migratorios son gente que proviene de las zonas indígenas. Los indígenas de México han optado cada vez con mayor frecuencia por emprender largos o cortos desplazamientos originados por la necesidad o el deseo de alcanzar mejores condiciones económicas y sociales, porque en sus lugares de residencia las oportunidades de mejorar sus condiciones de vida son escasas, ya que afrontan el grave problema de la desnutrición, la erosión y la desertificación de los suelos; también es latente la desarticulación familiar, sin dejar de mencionar la ausencia de empleos, el caciquismo, la expoliación, la violencia política, la discriminación, los desastres naturales, así como la indiferencia institucional y la crisis económica por la que atraviesa actualmente el país. Hasta hace algunos años, tanto los sitios de expulsión como los de atracción formaban parte de un conjunto relativamente acotado e identificado de lugares, a los cuales los indígenas accedían incluso desde el siglo XIX. Pero el estudio de la 1 Nemecio Nemesio, Isabel Margarita y Domínguez L., María de Lourdes. “Infancia vulnerable: El caso de losniños jornaleros agrícolas migrantes de la montaña de Guerrero” Foro Invisibilidad y conciencia: Migración interna de niñas y niños jornaleros agrícolas en México 26 y 27 de septiembre del 2002 migración por parte de diferentes especialistas y centros de investigación, han proporcionado una base de datos que permite observar a un sector importante de la población indígena que se encuentra radicando actualmente, ya sea de forma temporal o definitiva fuera de las regiones que tradicionalmente ocupaba (como eran las villas o ciudades periféricas que tienen una importancia municipal o bien el Distrito Federal). De esta manera, las corrientes migratorias se han fortalecido cada vez más, orientándose hacia nuevos y más lejanos puntos, como suelen ser Estados Unidos, Canadá y Alaska, principalmente a las zonas agroindustriales de los Grandes Lagos, puertos pesqueros y empacadoras de pescado. Aunque la migración internacional está cobrando fuerza, no deja de ser relevante la migración interna que se efectúa en el territorio nacional, ya que en las últimas cuatro décadas la migración interna ha sido un factor determinante del crecimiento de las grandes ciudades del país. De acuerdo con el Consejo Nacional de Población (CONAPO), en 1987 el cuadro de la migración interna identificaba ya 16 entidades como eminentemente expulsoras y a igual número de áreas urbanas como principales polos de atracción.1 Por su parte, el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) en un estudio realizado entre 1990–1995, identificó al Estado de México y al Distrito Federal como los sitios que generan o reciben los flujos migratorios de mayor magnitud, y ha identificado siete zonas adicionales a las que confiere el segundo lugar de importancia: Sinaloa-Baja California, Yucatán-Quintana Roo, Durango-Chihuahua, Veracruz-Tamaulipas, Veracruz-Puebla, Oaxaca-Veracruz y Jalisco-Baja California.2 Asimismo destaca como principales entidades que expulsan más migrantes indígenas a: Puebla, Hidalgo, San Luis Potosí, Estado de México, Querétaro, Guerrero, Veracruz, Oaxaca, Campeche, Quintana Roo y Yucatán, donde los grupos indígenas que emigran suelen ser los zapotecos, mixtecos, mazatecos, otomíes, nahuas, chinantecos, kanjobales, totonacas, mazahuas, choles, purépechas, mayas y mixes. Por otra parte, para 1995, 1 Rubio Miguel Ángel, Saúl Millán y Javier Gutiérrez (Coords.) (2000), La Migración Indígena en México, Estado del Desarrollo Económico y Social de los Pueblos Indígenas de México, Serie Migración Indígena, Instituto Nacional Indigenista, Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, México. 2 Ibid, p. 24. 2 Nemecio Nemesio, Isabel Margarita y Domínguez L., María de Lourdes. “Infancia vulnerable: El caso de losniños jornaleros agrícolas migrantes de la montaña de Guerrero” Foro Invisibilidad y conciencia: Migración interna de niñas y niños jornaleros agrícolas en México 26 y 27 de septiembre del 2002 destacó como estados de atracción al Distrito Federal, Veracruz, Estado de México, Sinaloa, Campeche, Baja California, Puebla, Tamaulipas, Jalisco y Tabasco. Estas diez entidades recibieron en conjunto 362 927 migrantes, que representan 83% del total de indígenas que se desplazaron ese año en el interior del país.3 Estos desplazamientos significan una inserción y adaptación a estas nuevas regiones, así como a sus lugares de trabajo y con la gente con que conviven, ya que “(...) la migración también está contemplada dentro del proceso del capitalismo en nuestro país. De manera que los trabajadores impulsados al torrente migratorio no lo hacen motivados prioritariamente por un deseo individual (...), sino por la realidad objetiva de la necesidad de supervivencia de campesinos indígenas pobres e inmersos en una sociedad que necesita una masa de desempleados para abaratar la fuerza de trabajo.”4 Precisamente es en el norte y occidente del país donde fundamentalmente son contratados como jornaleros agrícolas en la calidad de mano de obra barata en grandes complejos agroindustriales que se dedican a la producción de frutas y hortalizas en México, y en las grandes fincas del sureste del país. Hoy, las zonas agrícolas que principalmente atraen mano de obra indígena en México son campos de riego de la península de Baja California o zonas hortícolas y frutícolas de Sonora, Sinaloa, Chihuahua y Tamaulipas. Allí llegan sobre todo indígenas mixtecos, mixes, huastecos, zapotecos, tlapanecos, nahuas, purépechas, tarahumaras, triquis, tepehuanes y yaquis.5 Estas empresas tienen que contratar un volumen de fuerza de trabajo requerido por el desarrollo de la producción, además de que esta proporción de trabajo tiene que ser adecuada a los medios de producción de que disponen, por lo tanto, resulta benéfica para este tipo de producción, ya que las grandes extensiones que se tienen que cosechar requieren de un gran número de jornaleros agrícolas. Así se beneficia al agricultor porque no compra maquinaria 3 Ibid., p. 25. Pérez Enríquez, Ma. Isabel (1994). Expulsiones Indígenas: Religión y Migración en tres municipios de Los Altos de Chiapas; Chenalhó, Larrainzar y Chamula, Claves Latinoamericanas, México, p. 58. 5 Rubio, Miguel Ángel, S. Millán y J. Gutiérrez, Op. cit., p. 25. 4 3 Nemecio Nemesio, Isabel Margarita y Domínguez L., María de Lourdes. “Infancia vulnerable: El caso de losniños jornaleros agrícolas migrantes de la montaña de Guerrero” Foro Invisibilidad y conciencia: Migración interna de niñas y niños jornaleros agrícolas en México 26 y 27 de septiembre del 2002 que le resulte muy costosa y por lo mismo, prefiere pagar sueldos raquíticos a sus trabajadores, aprovechándose de su condición de indígena-migrante y de su necesidad de trabajar, donde el único beneficiado es el patrón que percibe altas ganancias por sus ventas al exterior. De esta manera, se emplea a una población frágil como suelen ser los niños y niñas, así como mujeres indígenas para que desempeñen cualquier actividad sin importar las repercusiones tanto sociales como psicológicas que resulten. Sobra decir que hoy en día se han reducido los costos laborales y se habla de una flexibilización del mercado de trabajo en la creación de mayores empleos, pero en realidad, los mercados laborales se han deteriorado, debido a las políticas de reestructuración económica aplicadas para lograr la estabilización y el ajuste a partir de la contención de la demanda, la desregulación del sistema de precios, las privatizaciones y la reforma de los sistemas de regulación laboral, entre otras. Esta situación llevó a adoptar las medidas necesarias para construir un sustrato fundamental del llamado proceso de flexibilización laboral que específicamente se basa en aceptar ciertas formas de contratación temporal, eventual, a tiempo parcial que dentro de su esquema de trabajo hasta este momento resultan ser formas atípicas, ya que la calidad de lo que se produce en nuestro país tiene que responder a una mejor calidad y presentación que se ajuste a las demandas de la clientela internacional. De esta forma, las empresas agroexportadoras responden de manera afirmativa a la demanda, lo que lleva a adoptar nuevas medidas productivas semejantes a la de los otros sectores de la economía, basándose fundamentalmente en este modelo de especialización flexible que garantice la calidad del producto y que satisfaga las exigencias de los clientes. En la agricultura, esta flexibilidad se logra introduciendo nuevas tecnologías, como la biotecnología y la biogenética, que permiten generar variedades tempranas o tardías para ingresar al mercado en el momento oportuno, cuando la demanda es importante. También los sistemas de hidroponía y de producción en invernadero otorgan mayor control de la producción y 4 Nemecio Nemesio, Isabel Margarita y Domínguez L., María de Lourdes. “Infancia vulnerable: El caso de losniños jornaleros agrícolas migrantes de la montaña de Guerrero” Foro Invisibilidad y conciencia: Migración interna de niñas y niños jornaleros agrícolas en México 26 y 27 de septiembre del 2002 permiten acortar los ciclos agrícolas. Todo esto ha transformado el mercado de trabajo, pero lo que ha tenido un efecto significativo en el empleo, es que gran parte de los procesos productivos descansan en el uso intensivo y flexible de la mano de obra.6 Esta fuerza de trabajo no especializada es fundamentalmente indígena que es contratada masivamente por estas empresas para la cosecha –específicamente del jitomate en Sinaloa– y al final de la misma, ser despedida. Los productores saben que esta población estará dispuesta a regresar cuando así lo requiera. Así, la migración es una entre las varias alternativas abiertas al grupo doméstico, y para ahondar en su explicación, hay que enmarcarla en el contexto de la organización familiar.7 De esta forma, el éxodo migratorio indígena hacia el noroeste del país facilita esta situación, ya que provee de su fuerza de trabajo a estas empresas agrícolas, pero no sólo es por parte de los varones, sino que ahora se ve también favorecida por la incorporación a este tipo de labores de una población más vulnerable y frágil como son niños, niñas y mujeres indígenas. Lo que nos indica que ahora estos flujos migratorios están enmarcados principalmente por familias indígenas provenientes de los estados de Guerrero, Oaxaca y Chiapas que salen de su lugar de origen para emplearse en los campos hortícolas o frutícolas del noroeste del país, quienes también se dirigen a otras regiones del territorio nacional. Particularmente en el estado de Guerrero, el fenómeno de la migración específicamente en la región de la Montaña,8 es producto de los cambios económico-sociales que ha padecido el país. Es decir, que debido a la integración del estado al modelo desarrollista implementado a principios de los años cuarenta 6 Lara Sara, 1993 b, citado por Sara Lara (1996). “Mercado de trabajo rural y organización laboral en el campo mexicano”, en Neoliberalismo y organización social en el campo mexicano, UNAM, Plaza y Valdés, p. 80. 7 García Muñoz y Oliveira 1980:10, citado por Betina Freidin (1998), “Vida familiar y procesos migratorios. Posibilidades de análisis en la investigación cualitativa”, en Argumentos, Año VI, Núm. 69, p. 31. 8 Esta zona que colinda con los estados de Puebla y Oaxaca la cual concentra a tres de los cuatro grupos étnicos más importantes del lugar: “los nahuas, mixtecos y tlapanecos”. El cuarto grupo indígena lo conforman los amuzgos, localizados en la parte oriental de la Sierra Madre del Sur con límite en el estado de Oaxaca, en la comarca de la Costa Chica. 5 Nemecio Nemesio, Isabel Margarita y Domínguez L., María de Lourdes. “Infancia vulnerable: El caso de losniños jornaleros agrícolas migrantes de la montaña de Guerrero” Foro Invisibilidad y conciencia: Migración interna de niñas y niños jornaleros agrícolas en México 26 y 27 de septiembre del 2002 que se dio dentro de un esquema desigual en donde las inversiones se dirigieron hacia el crecimiento de las actividades agrocomerciales de la zona del noroeste, dejando de lado las practicadas en las regiones del centro y sur del país las cuales resienten, hasta el día de hoy, la falta de apoyos financieros. De ahí que la economía de la Montaña se ha caracterizado por sustentarse básicamente en la agricultura de autosubsistencia y en la elaboración de artesanías y artículos como sombreros, petates, etc., que se tejen de la palma que se da en la región, por lo que la ubica en una situación de desventaja frente a la creciente industrialización y expansión del sector comercio y de servicio. Según varios investigadores, durante los primeros 60 años del siglo pasado se combinaron dos factores que provocaron la expulsión de la población: la baja productividad agrícola y el constante crecimiento demográfico.9 Estos no son las únicas causas, sino que este fenómeno migratorio resulta de diferentes procesos sociales que se han presentado a lo largo de décadas en esta zona determinado por causas económicas, sociales, políticas, culturales y religiosas. De forma general, estos factores han ido modificando los flujos migratorios, es decir, que se desplazaron primeramente a aquellas comunidades o ciudades periféricas donde se presentaba una oferta de trabajo, así como la de mano de obra en las grandes ciudades. Poco a poco se fueron definiendo las rutas migratorias que los llevarían a otras regiones y estados del país. En la década de los setenta, la migración indígena encontraría nuevos destinos. El auge de la industria agrícola en Baja California y Sinaloa fomentó una fuerte demanda de mano de obra que contribuyó al aumento del volumen de la migración. De 1930 a 1970, la migración neta intercensal en Guerrero aumentó 400%, pues, durante el periodo de 1930 a 1940 el estado registró una pérdida de población de 12 968 habitantes, y en 1980, 40 años después, de 45 200 personas.10 9 Rubio, Miguel Ángel S., Millán y J. Gutiérrez, op. cit., p. 39. Ibid., p. 39. 10 6 Nemecio Nemesio, Isabel Margarita y Domínguez L., María de Lourdes. “Infancia vulnerable: El caso de losniños jornaleros agrícolas migrantes de la montaña de Guerrero” Foro Invisibilidad y conciencia: Migración interna de niñas y niños jornaleros agrícolas en México 26 y 27 de septiembre del 2002 Durante los años noventa, un considerable número de nahuas, mixtecos, tlapanecos y amuzgos11 provenientes de la región Montaña, Centro y Costa Chica se desplazan al interior del estado hacia ciudades grandes como Acapulco de Juárez y los centros urbanos medios como Chilpancingo, Ixtapa Zihuatanejo, Taxco e Iguala. Los grupos nahuas del Alto Balsas se trasladan constantemente a las playas y centros turísticos de Acapulco, en donde se dedican a la comercialización de sus artesanías, en tanto que los nahuas de Chilapa se les localiza en los mercados vendiendo condimentos alimenticios, materiales de limpieza, de cocina y utensilios de barro. A los mixtecos y tlapanecos se les ubica en el comercio ambulante vendiendo juguetes, frutas, aguas frescas y pulseras en las playas, terminales de autobuses, así como en las principales calles de la ciudad. Mientras que los amuzgos, se dedican a la prestación de servicios como el alquiler de lanchas, la servidumbre, entre otros.12 De acuerdo con datos del PRONJAG estatal, para el ciclo 2000-2001, el estado como zona de expulsión representó un total de sus tres regiones de 19 616 personas, entre las cuales en el universo de trabajo 2001 unas 28 729 corresponden a la población jornalera y 12 362 a la migrante. Estos flujos migratorios se dirigen fundamentalmente al estado de Sinaloa para emplearse en los campos hortícolas del valle de Culiacán, dentro de estos se ha intensificado la incorporación de niños(as) y mujeres indígenas a los movimientos migratorios y al trabajo remunerado, pues el ingreso que percibe el jefe de familia no satisface las necesidades del hogar. Cada día esta población se vuelve más vulnerable, ya que, por un lado son los que resienten principalmente la eventualidad en el empleo, son los primeros en carecer de trabajo o no ser contratados cuando hay sobre-oferta de mano de obra; y por el otro, porque en los lugares de destino son 10 De entre los 6 000 indígenas migrantes que en 1992 se habían registrado en las calles de Acapulco, 2 224 resultaron ser tlapanecos (37.5%); 2 030 nahuas (33.7%); 1 425 mixtecos (23.8%) y 300 amuzgos (5%). La migración indígena a las ciudades, México, primera edición, Editorial el Instituto Nacional Indigenista (INI), 2000. 11 Para mayor información ver Instituto Nacional Indigenista- Organización Rädda Barnen (1992), Organización de la mujer y el niño indígena en Acapulco, México, primera edición, coedición del Instituto Nacional IndigenistaOrganización Rädda Barnen y Organización de la mujer y el niño indígena en Acapulco. 7 Nemecio Nemesio, Isabel Margarita y Domínguez L., María de Lourdes. “Infancia vulnerable: El caso de losniños jornaleros agrícolas migrantes de la montaña de Guerrero” Foro Invisibilidad y conciencia: Migración interna de niñas y niños jornaleros agrícolas en México 26 y 27 de septiembre del 2002 escasas las posibilidades de acceso a los servicios de salud, a las prestaciones establecidas por la ley y a una vivienda digna durante su estancia en los campos. Según datos del PRONJAG en su concentrado estatal del ciclo 2000-2001, que de las 9 388 mujeres indígenas registradas, un considerable número (4 848) correspondientes a la región Centro migran hacia Sinaloa, seguida por la zona Montaña (2 024) y Costa Chica (1 217) cuyo destino es el antes mencionado. En el caso de los niños, de un total de 7 902 cuyas edades oscilan entre los 0 y 14 años, 4 637 de la región Centro, 1 967 de la Montaña y 1 298 de Costa Chica tienen como principal destino el estado de Sinaloa. Este estado, al igual que Baja California, Sonora, Michoacán, Jalisco, Morelos, Nayarit, Colima y Baja California Sur, son zonas de atracción que representan para estas familias la posibilidad de mejorar la calidad de vida no sólo la individual, sino de la familia en su conjunto. De esta forma, la migración resulta para ellos una estrategia más de sobrevivencia. 8 Nemecio Nemesio, Isabel Margarita y Domínguez L., María de Lourdes. “Infancia vulnerable: El caso de losniños jornaleros agrícolas migrantes de la montaña de Guerrero” Foro Invisibilidad y conciencia: Migración interna de niñas y niños jornaleros agrícolas en México 26 y 27 de septiembre del 2002 BIBLIOGRAFÍA ▪ Freidin Betina (1998), “Vida familiar y procesos migratorios. Posibilidades de análisis en la investigación cualitativa”, en Argumentos, Año VI, Núm. 69. ▪ Instituto Nacional Indigenista (2000), La migración indígena a las ciudades, México, primera edición, Editorial Instituto Nacional Indigenista. ▪ Instituto Nacional Indigenista-Organización Rädda Barnen (1992), Organización de la mujer y el niño indígena en Acapulco, México, primera edición, coedición del Instituto Nacional Indigenista-Organización Rädda Barnen y Organización de la mujer y el niño indígena en Acapulco. ▪ Lara Sara (1996), “Mercado de trabajo rural y organización laboral en el campo mexicano”, en Neoliberalismo y organización social en el campo mexicano, UNAM, Plaza y Valdés. ▪ Pérez Enríquez, Ma. Isabel (1994), Expulsiones Indígenas: Religión y Migración en tres municipios de Los Altos de Chiapas; Chenalhó, Larrainzar y Chamula, Claves Latinoamericanas, México. ▪ Rubio Miguel Ángel, Saúl Millán y Javier Gutiérrez (Coords.) (2000), La Migración Indígena en México, Estado del Desarrollo Económico y Social de los Pueblos Indígenas de México, Serie Migración Indígena, Instituto Nacional Indigenista, Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, México. 9