: Año XXII - . • • " * < : " . Pamplona 9 de Octubre de 1916 • ' ' • ' ' Núm. 515 v censura eclesiástica DIRECCIÓN V flDMINISTRflCIÓN Biblioteca Católico-Propagandista TEJERÍA, 40, PAMPLONA salud de la patria, supuesto que se había conseguido el fin para que nacieron. Mientras llega el momento de entonar el nuevo ¡oh, felix culpa!, nierece considerarse el hecho de que, en las gestiones para obtener algún alivio en la crisis papelera, OR si faltaba alguna cuestión en nuestros tiempos andan mezcladas gentes de todos los colores, católicos y en que todo son cuestiones, la religiosa, la polí" liberales, tradicionalistas y revolucionarios, o como ahora tica, la económica, la social, etc., etc., ha brotase dice, hombres de la derecha y hombres de la izquierdo una nueva que afecta lo mismo a los grandes da. Hasta ahí parece que la cosa nada tiene de extraño, que a los chicos, a.las empresas de diarios que pues tratándose del derecho a la vida, y siendo evidente cubren el mundo de hojas, que a las-humildes revistas que para combatir a la prensa mala, lo primero que ha de que tienen su público escogido y circunscrito, lista es la hacer la buena es existir, cuanto dichosa cuestión del papel, una de por derecho natural sea necesario las derivaciones de la espantosa para asegurar esa existencia se guerra que consume al mundo, y entiende justificado. Pero hacer que no se sabe cuando tendrá fin, pan de higos católicos y liberales, porque se trata de un gran castigo apoyándose mutuamente como si de Dios, y no hay ningún pueblo todos fueran unos y formaran en que lo reconozca y que esté disel mismo gremio, es todo lo con.puesto a humillarse. trario de lo que ha side y ha reLos precios del papel, por la ca presentado siempre ia prensa carestía de las primeras materias, estólica en España, que no se ha contán por las nubes; y a vista del alsiderado nunca una suerte de emza persistente de tales materias, presa industrial, o finca en explohasta ha llegado ha temerse que tación, o negocio de rendimiento, no se publicasen los periódicos; sino arma de combate, y arma nocon lo cual, excusado es decir lo ble. ¡Qué pena nos dio siempre que saldrían ganando la moral, el ver a los periodistas católicos cosentido común y la salud pública, dearse con los liberales en esas tientre otras cosas, y lo que perdetuladas asociaciones de la- prensa rían el infierno, las gentes de mal que dan a sus asociados algunos vivir, los manicomios, hospitales, beneficios materiales y ayudas de casas de salud y demás remedios costa, en comestibles, médico y parciales al pestífero mal de la botica, etc.! ¡Qué dolor, ver hoy prensa. Ni se nos venga diciendo periódicos sanos, y de mérito en que también existen buencs dia el campo católico, de la mano de rios y revistas sanas y piadoras otros liberales, haciendo causa coque defienden la buena causa.-porCamarín k Nuestra Segara de! Pilar de Zaragoza mún con ellos y apareciendo ante que, fuera de que al amparo de la horrible confusión moderna, hay cosas y empresas rnuy el público como compadres y compañeros que se ayudan varias y mezcladas que aparentan una cosa y en verdad mutuamente en la crisis del papel; como si todos tuvieson otra distinta, es evidente que la buena prensa, aun la sen un mismo enemigo, y con tal de vivir, tanto montara que ciertamente merece nombre de ta1. S Í creó y fundó defender los derechos de Dios como los de su enemigo, para resistir a la mala, y muerto el perro, se acabó la rael jefe y espejo de todos los liberales! ¡Y cuan hermosa bia, y con tai de.acalfar esíis bocas y p'uaiis de malJad y nobilísima aparece ante estos contrastes ¡a bendita banque vomitan todos los días horrores y blasfemias y mendera de El Liberalismo es pecado, donde con tanta copia tiras e iniquidades, ya se podría hacer en cambio e! sacride saira doctrina como gracia y donosura se recomiendan ficio de los pocos que dan gloria a Üi.s y escriben para los procedimientos españoles por excelencia en esta y LA CRISIS DEL PAPEL LA AVALANCHA 222 otras crisis, y que podían compendiarse en el adversus hostes del derecho romano, no entendiéndolo del enemigo personal, sino del enemigo de nuestra fe y de nuestra patria, o como si dijéramos, del que se opone y lucha contra todo lo que tiene de más grande el alma española. ¡Oh! concédanos Dios Nuestro Señor, por mediación de su Santísima Madre, en este mes henchido de recuerdos gratos al corazón español, porque es el mes del Rosario y de la Virgen del Pilar, el mes en que se conmemora el descubrimiento de América y la batalla de Lepanto, el mes de San Francisco de Borja y de Santa Teresa de Jesús, que permanezcamos fieles a la doctrina y al procedimiento clásicos, y que crezca y aliente el criterio que salva a los individuos, a las colectividades y a los pueblos, para todos los cuales es cierto de toda certidumbre que la suma intransigencia católica es la suma católica caridad. . ESTANISLAO. NAVARROS ILUSTRES D. Francisco Navarro Villoslada El hombre de fe—Ni santurrón ni beato.—Trozos epistolares. A medida que se adelantaba en el vivir, crecía con él aquel su acendrado espíritu de fe que en sus labios ponía de esas palabras sublimes que ni atisbar puede la más encumbrada ciencia, y daba a sus actos y resoluciones una fijeza inquebrantable, como es inquebrantable Dios, base y cimiento de ellas. ¡Cuan familiar y querida le era aquella máxima del santo patrono suyo, San Francisco de Borja: "De no servir a señor que se me pueda morirj Estas palabras constituían como la divisa de todas sus acciones, pudiéndose afirmar que muchas veces al día repetiría aquellos sublimes afectos que más tarde puso en verso el insuperable autor de El Amor de los amores: "Con aquel santo marqués - De Lombay, quisiera asir '•' Los cielos, y repetir -.• " •. • '• . Con semejante fervor: ••'",• Nunca servir a señor Que se me pueda morir.,, ^ -, Villoslada fue un hombre de fe y un hombre de oración. Como hombre de fe nos ha aparecido miles de veces en su vida. En duros trances sometió Dios a prueba su virtud. Rectas eran sus intenciones y nobilísimos sus empeños. El mundo maligno le daba malas intrepreíaciones, le amenazaba con la pérdida de su reputación literaria, le hacía pasar por traidor ante su más querido jefe, le estrujaba e! corazón, poniéndole ante los ojos el porvenir perdido para sus hijas. Villoslada escuchaba dentro de su alma esta palabra: "¡Dios lo quiere!», y luego se decía a sí mismo: "¡Adelante, pues, en el nombre del Señor! B v •", •. * * * Villoslada fue además un hombre de oración. Recordamos haber leído en el ingeniosísimo Saf, estas o parecidas palabras: "Así como entre los hombres los hay que tienen alma de cántaro, y no son ciertamente los que tienen más grande alma, así en la Iglesia de Dios no todos los que tienen algún calificativo de santidad son ya por eso solo canonizables. El santurrón, por ejemplo, es un tipo singular, un trota altares que se come los santos, rezador sempiterno, malhumorado, cariacontecido, rostrituerto, huraño, gruñón, cuya vida suele ser un continuo descrédito de la piedad y una caricatura de la verdadera virtud. „ Ningún punto de contacto con este tipo deí santurrón tenía Navarro Villoslada. Veámoslo. Es admirable la correspondencia que por varios años sostuvo con aquel amigo del alma, escritor correctísimo y genial, que se llamó Eduardo González Pedroso. Alma fogosa y grande la suya; grande en sus extravíos, grande en su arrepentimiento. Por América anduvo varios años, llevando cierta romántica vida de bohemio. En el craso vaho de la corrupción obscurecióse la luz de la fe, y gloria fue de Villoslada volver a encender en aquella alma la antorcha de la verdad católica. El epistolario de Pedroso y Villoslada debíamos trasladarlo íntegro. Es de-lomás hermoso y conmovedor que en este género de literatura conocemos. Algo de él vamos a dar a conocer, porque es este un atajo felicísimo para el conocimiento del alma de Villoslada. Poco después de la conversión de González Pedroso, escribíale Villoslada estas palabras, programa, según él lo entendía, de la vida devota y perfecta. "Ahora debemos tratar de una vida perfecta. Por precisión tenemos que vivir en el mundo, y yo quisiera, con la ayuda de Dios, realizar una cosa difícil, pero conveniente a mi modo de ver. Vivir ante todas cosas bien con Dios, mirar al mundo con el desprecio y compasión que merece, pero no cambiar en apariencia más que lo necesario para que el mundo conozca que no somos suyos, pero sin la menor afectación, con sencillez y benevolencia. En una palabra, seguir poco más o menos la vida que ahora, quitándole la parte de disipación y mal ejemplo. Ahora bien, ¿qué ocupaciones emprenderemos, puesto que para alimentar a nuestra familia necesitamos trabajar, y por desgracia no sabemos hacer sillas ni zapatos? Debemos preferir las ocupaciones graves y útiles, a las de recreo y pasatiempo, y abandonar aquellas que nos expongan a cometer faltas y pecados.„ ¡Qué hermosas palabras! qué bello programa para llevar en el mundo, no una vida de santurrón, sino una vida de cristiano! • *• El año 1857 emprendió Villoslada un viaje de Madrid a Viena. Está escrito con todos los encantos y primores de esa literatura que pudiéramos llamar del turismo, estilo Chateaubriand, Lamartine y Alarcón. Nadie lo conoce, porque, como otras muchas obras de Villoslada, permanece inédito. ¡Qué bien, a través de las mil reflexiones que le sugieren ios monumentos visitados, se transparenta el cristiano de convicción y de delicadísimos sentimientos! Escuchad una página de su diario. "Día 5 de Enero.—¡Buenos días, mi querida madre! He dormido perfectísimamente, al arrullo de una música muy dulce que sonaba en un cuarto inmediato y, sin embargo, estoy triste y tengo ganas de terminar mi viaje Me consuela el pensar que a estas horas mis hijas se estarán levantando, que se arrodillarán delante de la Virgen, darán gracias a Dios y pedirán por su papá. ¡Bendita sea usted, madre mía, que les da tan cristiana educación! Me he puesto de rodillas, a w¡Adiós! ¡Estoy llorando pedir a Dios también por usted y por ellas!,, Decidme, ¿no es esto sencillamente admirable, desde el punto de vista del cristianismo, y aun simplemente desde el punto de vista de la estética? ¡Qué bien COÍIK prendía este gran hombre aquel pensamiento profundo de Veuillot, puesto luego en verso por el poeta de Horizontes: "Nunca es más grande el hombre que de rodillas!,, A los que hemos leído el epistolario íntimo de Villoslada nos tiene este gran cristiano acostumbrados a rasgos como el que acabamos de citar, rasgos que toda alma sensible subraya siempre con lágrimas. Estaba por aquellos días, 24 de Junio del 59, enferma la angelical mujer de González Pedroso, que tanta parte tuvo en la vuelta a Dios de este pobre pródigo. Pedroso había escrito a Villoslada participándole tan sensible noticia. Escuchad la contestación de Villoslada. Sin comentarios, es mejor: para ponérselos, habría que sentir tanta como el corazón que la dictó. LA AVALANCHA "Mi querido Eduardo: Esta mañana he recibido tu carP»ra LA AVALANCHA ta con la triste noticia de la enfermedad de Pepita. Inmediatamente ha mandado mamá aceite a la Virgen de la Soledad, para alumbrarla mientras dure la indisposición, y toda la familia hemos ido a !a iglesia, a pedir a Dios que, si es posible, aparte de vosotros el cáliz que os ofrece, o que os fortalezca para sobrellevar su amargura. Yo (Una obra del infante D. Juan Manuel) tengo vivas esperanzas del restablecimiento de ese ángel, • i •"'—"A mi querido amigo el cultísima escritor al que todos amamos cariñosamente. Las fundo en las militar Armando Guerra. oraciones de mis hijas, que con toda la inocencia de niñas saben orar como personas adultas. Es un espectáculo AGÓ María tributo a la muerte, tiernísimo y consolador el verlas dirigir el rosario todas no como quien se sujeta a un caslas tardes, rezando, no sólo las oraciones en castellano, tigo, sino como quien, a imitación sino la letanía, el oremus y el Angelas en latín, como y ejemplo de Jesucristo, se someunas monjitas en miniatura. El primer día me reía y llote a la condición natural de la raba al mismo tiempo, al ver salir de sus labios tan covida humana, en su elemento rrectas las palabras latinas, cuyo sentido comprenden. corpóreo. Dios las oiga, Eduardo. Murió la Virgen, si puede llamarse muerte al tránsito placidí"Acabo de oírlas decir que mañana han de ofrecer la simo de la vida pasible a la inmisa por la salud de Pepita, porque !a de hoy, como de mortal, en fuerza de los ímpetus obligación, no les ha parecido bastante.„ inefables del amor divino de caTodavía es más bella, como floración de piedad y coridad, que en las proximidades mo exudación de los sentimientos más delicadamente de la Patria, golpeaba con latidos cristianos de su alma, la carta que Villoslada escribió a irresistibles las paredes del pePedroso el 15 de Agosto del 60, día de la primera comuR ROÍ SIlfALÍS cho virginal. nión de una de sus hijas, la angelical Petra, que no conEl sepulcro no fue para Ella lugar de corrupción; en taba entonces más que nueve años. él, descansó el cuerpo y recibió los honores de todos los "Te he encomendado a Dios, especialísimamente hoy. Apóstoles, que en aqutl culto y en las primicias de aqueque es uno de los mejores días de mi vida. En efecto, lla veneración representaban a- toda la Iglesia; y muy querido Eduardo, he comulgado hoy, en compañía de mis dos hijas, una de las cuales lo ha hecho por primera vez. Es- . . . . . . . _ .... ...... NAVARRA to es un preludio del Cielo. Dios, por su infinita misericordia, haga que no seamos indignos de Él, y que por medio de una vida santa, . todos los que en este mundo esta- mos tan especialmente unidos por los vínculos de la sangre o del corazón, nos encontremos allá más íntimamente unidos en el regazo del Señor. nComprendo tu valor ante la : muerte de los quemas amas, cuando yo hubiera querido morir hoy - después de comulgar con mis dos ;* hijas. „ Este fue sin duda el día en que •** Villoslada, fuera de sí de dicha al r ver a sus dos hijitas comulgando r. con él, pero triste en parte al pensar que su esposa, la madre de sus hijas no estaba allí, compuso aquellos versos a la Virgen Santísima, aquellos versos que no le Iglesia, p a r r o q u i a l d e "Cs-ún . .• . •- cayeron de la fantasía, sino que el corazón le subió a los labios. pronto, después de la muerte, resucitó María, y entre ¡Virgen santa! el que te implora Miradme; en ardiente abrazo coros de ángeles subió en cuerpo y alma al Paraíso. Es un pobre pecador; Dos niñas estrecho, dos J JPero es un padre, Señora, Angeles que en tu regazo Esta gloria de nuestra Señora, este último triunfo que ¡Es un padre, y Madre sois! Anidarán desde hoy! corona y remata todos los anteriores de la Madre de Dios, es una verdad que, si no está definida, está por lo Y entonces fue también cuando este padre amantísimo menos en la persuasión y certeza del pueblo católico, re-^ y cristiano modelo, después de hacer por sus hijas esta cibida desde remotísimos tiempos, engarzándose nuestra tan tierna plegaria, al estampar en sus mejillas el beso firme y piadosa creencia, con la predicación apostólica y más cálido de sus amores, aspirando en ellas, como en la fundación de la Iglesia de Jesucristo. pétalos de azucena, el más celestial aroma del candor, consignó en su libro de apuntes aquel sublime anhelo con Uno de los documentos en lengua vulgar comprobatirespecto a cada una de sus hijitas, anhelo que a nosotros vos de esta fe de los cristianos en el misterio de la Asunnos place traducir en verso: ción, más auténticos y antiguos al mismo tiempo, está tomado de los comienzos de la literatura española. ¡Antes que verte viva y sin perfume, ' * "'~ Y cosa singular; no es obra de algún docto clérigo, de Prefiero verte perfumada y muerta! algún sabio prelado o de algún diligente escriturario que, .¿.'•: . ._. : JOAN NEPOMÜCENO GOY, C. SS i?. por hábito y profesión estuviera en contacto con el saber y la ciencia de la clerecía. Se debe a un escritor pro-' fano, a un seglar metido hasta ios ojos en negocios de Pensamientos.—Trea muchos y (res pocos son percortes y palacios, en asuntos de intrigas y andanzas políjudiciales al hombre: hablar mucho y eaber poco; gaBtar ticas; es obra de un caudillo que casi desde los doce años mucho y tener poco; presumir inucho y valer peco. empezó, si no a pelear, por lo menos a vivir y acampar Sancta María de Agosto mediado 224 LA AVALANCHA entre los que peleaban, y continuó durante treinta años, entre la agitación y trabajos de las empresas militares; es fruto dé la devoción, más que del saber, de un infante de Castilla, D. Juan Manuel, hijo del infante D. Manuel, hermano del Rey Sabio y último hijo de San Fernando; devoción que él conserva como una flor inmarchita y una esencia riquísima encerrada en pomo de inestimable recuerdo, en medio del tráfago de las cortes y de las luchas de la ambición y las caídas de la flaqueza humana y el -torbellino de aquellas revueltas minorías, a la muerte de Fernando IV. Extraño teólogo de la Virgen, el que, dirigiéndose a Fray Remón Masquefa, Prior del convento de Dominicos de Peñafiel, escribía en el siglo XIV el tractado en que se prueba por razón que Sancta María esta en cuerpo et alma en el cielo Porque home del mundo non debe dubdar que Sancta Maña non sea en el cielo, en cuerpo et en alma. Habla de esta fiesta de la Asunción que llaman acá en Casüella, Sancta Mario, de Agosto mediado, como de fiesta antigua y principal y de una de las mayores glorias de la Virgen. Et como quier que esto non sea de los articlos de la fe, con la mercet de Dios yo diré algunas razones porque indirecte los que esta dubda tomasen (DE NO ADMITIR LA ASUNCIÓN), serian herejes ó muy cerca de creer en herejía. Dulce y filialmente invoca a la Virgen que es llena de gracia, que la quiera ganar á mi, de sufijo, que es verdadero Dios et verdadero home, porque pueda decir eos verdad algunas ranzones porque los que verdaderamente creen lo que es verdal, que la dicha bienaventurada Virgen Sancta María es en cuerpo et en alma en paraíso, lo crean cadal dia mas firmemiente et acaben sos días en esta verdadera creencia. A ello le obligan, a pesar de su mengua de entendimiento y de letradura, razones generales de sentido cristiano, de conciencia de su fe, de celo por la religión, de múltiples deudas a ta bienaventurada Señora. Una de las peores cosas que el home podra haber en si, era non se sentir, carecer de sentimiento de gratitud por los beneficios recibidos, de amor y de celo por las grandes causas de la religión y de la patria; celo que, según él entiende y practica, a pesar de sus miserias y aventuras de pecador le fuerza y compele a poner su entendimiento al servicio de la verdad y a ofrecer, si es preciso, su vida en defensa de la fe. Y puesto a razonar en su ingenua y caballeresca teología, se le va la pluma en aquel su estilo fuerte, vario, pintoresco, expresivo, que había ejercitado en el libro del caballero et del escudero, en el traciado sobre las armas, en el libro de los castigos, en el de las maneras del amor, en el libro de Patronio "et por otro nombre el Conde de Sucanorn y en otros de su fecunda y genial literatura. Tocado de algo de optimismo teológico, "funda su primera razón en que Dios es poder complido et de bondat complida y en todas las cosas siempre quiere lo mejor; razonamiento que tal como él lo entiende y en su buena Fe lo aduce, y en el supuesto de que lo mejor se refiera al orden concreto y determinada providencia elegida por Dios, tiene fuerza probativa y desde luego puede pasar. No entiende cómo aquel cuerpo tan puro de la Virgen que fizo cuantas buenas obras pudieron ser fechas et nunca en poco ni en mucho erro nin cayo en pecado, hobiese á sofrir todas las vilezas et corrompimientos que sufren los otros cuerpos de los homes que mueren. No se explica que Dios alargue y difiera, al bendito cuerpo de la Señora, el darle gloria complida, y lo prueba y confirma con el ejemplo de otros santos que resucitaron con Cristo en cuerpo y alma gloriosos. De la identidad de la carne de Cristo y de la Virgen ca Ihu Xpo non hobo padre que fuese home de carne, et por ende toda la su carne que hobo como home toda la tomo de Sancta Maña, deduce que a ninguna de las dos debía tocar el gusano de la corrupción del sepulcro. Del honor del Hijo arguye al honor de la Madre; cita las palabras del Señor: Padre yo quiero que do yo só y sea el mi ministro; pondera que nadie sirvió al Hijo como su bendita Madre, y cierra finalmente su curioso y devoto raciocinio, con el testimonio de la tradición de la Iglesia. El asombroso polígrafo, como hoy diríamos, en cuyas manos, en frase de D. Pascual de Gayangos, la prosa castellana se pulía y perfeccionaba "de manera que en poco más de un siglo se mostraba ya con todas sus galas, abundante, rica, grave y sonora,,, el escritor en cuya obra literaria, que dijo Tickuor, "compuesta en medio de las guerras y agitación que eran como el principio vital de la Península, descubrimos el desarrollo completo de los giros y formas de la prosa española, que después la hacen nacional y característica,,, que según el Conde de Puymaigre, tiene el raro talento de inimitable cuentista y "perfecciona la prosa que Alfonso X había casi creado*, cuyo nombre, en sentir de Menéndez y Pelayo, "esclarecido en la prosa didáctica y novelesca, no se eclipsa ante Bocaccio, y basta para llenar un siglo literario; que como acertadamente escribe Amador de los Ríos, cunde en fama y autoridad a través de los tiempos, "llegando en nuestra edad al punto de ser considerado, dentro y fuera de España, como el más ilustre ingenio del siglo XIVM, de quien afirma Fitz Maurice Kelly, "que en sus manos la prosa castellana adquiere nueva flexibilidad y finalidad más alta, siendo tales sus asuntos, que dramaturgos de genio no han vacilado en utilizarlos,, puede y debe figurar además como uno de los más antiguos y geniales escritores de teología mariana en lengua vulgar, cabiendo a la de Castilla la gloria de haber servido, manejada por el infante D. Juan Manuel, para defender en el siglo XIV uno de los más hermosos y admirables privilegios de María. ANTONIO DE MADARIAGA, Y el tiempo; en veloz carrera, ' pasó, dejando al pasar un santuario en que el Pilar día y noche se venera. Su augusta mole severa besa el sol, cuyos reflejos, cuando se oculta a lo lejos, tiñen en púrpura y rosa de la basílica hermosa los brillantes azulejos. Frente a! templo, gravemente, se va el Ebro deslizando; ¡parece que va rezando cuando pasa por enfrente! Dentro del templo... no hay gente; hay tan solo corazones que tienen sus ilusiones en ese Pilar que adoran; hay muchas almas que imploran gracias, mercedes y dones. No intente el criterio estrecho del arte, aunque bello, humano, saber qué secreta mano la divina efigie ha hecho. España guarda en su pecho la fe de la tradición. ¿Quién la esculpió? El corazón la adorna de encantos miles... ¿quién busca en el sol perfiles... ni líneas en la ilusión? Ante la santa escultura no alcéis profanos los ojos; ¡miradla puestos de hinojos, y sentiréis su hermosura! ¡Miradla con la ternura que el pueblo español la mira! ¡Veréis cuánta fe os inspira, veréis que amor tan profundo! ¡¡está tan lejos del mundo quien con la Virgen delira!! No hay guitarra o guitarrillo que la olvide cuando toque, ni jota que no la invoque en copla o en estribillo. Ni templo, grande o sencillo, S.J. r donde no tenga un altar; . ni en Aragón hay hogar, en villa, ciudad o aldea, donde al entrar no se vea una Virgen del Pilar. Y de todas las comarcas, de fe y amor nobles prendas, llegan al Pilar ofrendas que no caben en sus arcas. • Y vasallos y monarcas y mendigos y señores dejan sus galas mejores ante esa Virgen bendita que tantos pesares quita y otorga tantos favores. De su nombre el poder santo ampara a sus hijos fieles, como cuando de laureles les coronara en Lepanto; y España la quiere tanto, que con fiestas seculares, en venturas y pesares, la muestra a la faz del mundo amor más grande y profundo que sus montes y sus mares. La columna del Pilar tiene el mármol desgastado ¡de los besos que la han dado los que la han ido a adorar! ¡Maravilla singular que retrata a un pueblo fiel! ¡La constancia por cincel su amor en mármol ha impreso!/ ¡Ay! dar al Pilar un beso es dejarse el alma en él!!! ¡Santo Pilar que María colocó a orillas del Ebro! ¡cuando sus glorias celebrol hablo por la patria mía! ¡Eterna es su poesía! ¡será inmortal su memoria! ¡¡¡Pilar, columna de gloria, en que el pueblo español ve el emblema de su Fe, la majestad de su Historia!!! JUAN MARTÍNEZ NACARINO. LA AVALANCHA LOS CAMINOS DE LA PROVIDENCIA -(NOVELA)- POR RAQUEL (Matilde Troncoso de Oiz) A Pino y Luisa Acovta Recibid esta novela, pobre fruto de mi modesto ingenio, escrita con mucho amor y deseo ardiente de hacer bien a quien la lea. Es flor de invierno, de pálidos matices y escasos aromas; pero tengo la , seguridad de que la aceptaréis con cariño por haberla trazado mi mano... esa mano que os acarició de pequeñuelas, cuando vuestra madre y yo nos unimos con una amistad grande y sincera que irá más allá de la vida, porque, como decía un gran santo, "amistad que puede morir, nunca }aé verdadera,,. Si halláis en ella algo que os proporcione distracción y consuelo, estará satisfecha vuestra amiga RAQUEL. Septiembre 191ó. I A tierra va difumándose a lo lejos, en el obscuro perfil del horizonte, como las imágenes de un sueno se desvanecen al despertar. Cada vuelta de la hélice acrece la distancia, y muy pronto ya no se verá otra cosa que la inmensa alfombra de azuladas y salobres aguas que hiende majestuoso el soberbio trasatlántico, y la bóve^ da celeste que le cobija... agua y cielo... espumas y nubes... eso es todo. Apoyada en la borda, colocada como una estatua en la proa, esbelta y gall'arda como una palmera, hermosa como la ilusión, Cecilia de Merival contempla ese espectáculo grandioso que tan alto habla de la omnipotencia del Criador, y su corazón entristecido se eleva en muda plegaria hacia Él, confiandole sus temores y esperanzas, dejando en sus manos su porvenir ensombrecido abandona la hermosa tierra en que ha nacido, en que, al dulce calor del cariño maternal, se habían desarrollado sus facultades morales e intelectuales, transcurrido apaciblemente los mejores años de su vida, y pensaba con el poeta "cómo a nuestro parecer—cualquiera tiempo pasado —fue mejor,,. Va hacia lo nuevo, hacia lo desconocido, y sensata y reflexiva por naturaleza y convicción, la joven, afectada por la separación de seres muy queridos, escudí ¡ña lo futuro, queriendo en vano rasgar el velo de tinieblas que lo encubre, ávida de saber lo que le guarda Es bueno? es malo? es amable y feliz, o dura y sombría la existencia que le depara el Señor? En vano interroga al cielo y a la mar ni uno ni otra le dicen nada. Y con las sombras de la tristeza en los grandes ojos azules; la frente pálida, un tanto marchita por el sufrimiento, y el corazón oprimido, la joven argentina se refugia en los brazos del Dios que ama, fiándole sus destinos, yendo tras Él sin vacilaciones, con esa sublime, ciega confianza que allana los obstáculos, suaviza las asperezas, hace fáciles, enfin,todas las dificultades de la vida, que según dice un libro piadoso, es milicia sobre la tierra. Atardece: comienza a descubrirse el pálido parpadear de las estrellas que tímidamente bordan el rico manto azul del firmamento la luna asoma su disco de plata el viento agita las aguas que se estrellan con gratos rumores en los costados del vapor y llegan a veces a salpicar la frente de la viajera, que abstraída mira al mar como si pretendiese ver lo que guarda en su fondo inexplorable la diosa celeste de la poesía vierte a raudales sus dones aquella tarde. Complemento de tan hermoso cuadro es la singular 225 belleza de aquella joven, que viste con exquisita elegancia sencillo traje de color gris obscuro de irreprochable corte, muy sobrio de adornos, y envuelve su peregrina cabeza un amplio velo de finísima gasa blanca, que deja contemplar sus encantos, preservando su delicada tez de las indiscretas caricias del viento, que sopla con alguna violencia, jugueteando con los rizos que adornan su frente y agitando la airosa falda de su vestido. Hay en aquella figura juvenil ese no sé qué distinguido y señoril que no se copia, que es todo de quien lo posee; que se manifiesta lo mismo bajo los humildes pliegues del sencillo traje de percal que entre los crujientes y ricos de la seda y terciopelo; que imprime su sello de distinción en algunos seres privilegiados, sacándolos del montón, atrayendo sobre ellos generales simpatías y no permitiendo que pasen inadvertidos en ninguna parte. Cecilia de Merival es alta, esbelta, bien proporcionada, en ese justo término medio que tanto agrada; sus ojazos, de un azul obscuro, impregnados de melancolía, tienen mirada profunda y soñadora parece que siempre escudriñan que siempre miran más allá que quieren ahondar en los corazones para robar secretos y analizar sentimientos; que pretenden, por fin, penetrar en la mente y adueñarse de las ideas ojos tan hermosos, tan dulces, tan apasionados, que nadie los mira sin entusiasta admiración. Cecilia, sencilla hasta la exageración, ignora su propio mérito no tiene conciencia de su valer, y a veces raya su modestia en timidez que no sienta mal nunca a una joven, si no se exagera. Hay pocos pasajeros sobre cubierta. Señoras, una sola. El cabeceo del vapor, a causa del mar de proa, como se dice vulgarmente, les ha mareado, obligándoles a bajar precipitadamente para refugiarse en los camarotes, despojándose de las galas con que se adornaban poco há, buscando alivio a su fastidiosa indisposición, mientras que Cecilia permanece tranquila y serena, como si estu viese en el apacible retiro de su cuarto de colegiala, en el convento de religiosas donde la habían educado. Mira el mar, el cielo y la obscura línea del horizonte, entregada a sus pensamientos, sin darse cuenta de lo que pasa sobre cubierta, ni acordarse de que a pocos pasos de ella, tendida en un sillón de mimbres y envuelta en gruesa manta de viaje, con los ojos cerrados, duerme o reposa una mujer que parece frisar en los cuarenta y cinco años, poco más o menos, que fue su nodriza en circunstancias muy especiales, y había dejado a Buenos Aires para seguirla a Barcelona. Todo lo olvidaba en aquellos instantes. Como pasan ante los ojos del espectador las películas en el cinematógrafo, así desfilan uno a uno en su memoria y su imaginación los recuerdos de su niñez y de su adolescencia, agitando su corazón y despertando en él muy distintos sentimientos todo lo reproduce fácilmente la muerte de su padre tan inesperada y repentina, el dolor intenso de su madre, la ternura inefable con que había reconcentrado en ella todos los afectos que perdiera los largos días de luto y soledad en la apacible vida del campo; más tarde, su entrada en el colegio, donde residía una tía suya que había hecho violencia a su madre para que le confiase su educación la buena señora sólo consintió que Cecilia pasara el día en el convento, haciéndola regresar por la noche, pues no quería privarse de su compañía, que era su único consuelo. Bastante largo era el tiempo lejos de ella y sólo por la imperiosa necesidad de educar a la niña, aprovechaba aquella exquisita y maternal solicitud de su hermana, superiora del convento, dejándole durante el día la prenda entrañablemente ama-" da de su corazón. ¡Qué dulces recuerdos eran aquellos! Qué días tan apacibles, sosegados y dichosos pasó entre sus condiscípulas, estudiando afanosa para que su madre estuviese contenta! Era siempre la primera de la cla^e, y aquel puesto lo defendía con tesón para llevar siempre la mejor nota; y cuando le preguntaban sus compañeías por qué estudiaba tanto, contestaba invariablemente: — Por complacer a mi madre. 226 LA AVALNOHA Después, terminados los estudios superiores, qué pena desasida de todo, con esa indiferencia que hace nacer en al dejar para siempre aquel apacible sitio de sus mejores el espíritu la pérdida de un ser amado, le pregunta alaños, donde tantos ejemplos de virtud le habían dado, guno cuándo había muerto su madre, contesta invariadonde tan buenas lecciones había recibido, donde se hablemente: bía robustecido su fe y donde la piedad cristiana había —Para mí murió ayer. echado hondas raíces en su corazón! Aquella recogi(Continuará) da y hermosa capilla de la Santísima Virgen, donde hacía sus oraciones, donde recibía casi a diario el Pan de los ángeles, donde tantas veces había desahogado sus penas con ardientes lágrimas, ella la veía la veía claramente, recordaba el lugar en que tenía su reclinatorio parecíale escuchar los ligeros pasos de la Madre sacristana HASTA EN LA HORA DE LA MUERTE que se acercaba a ella, y tocándole en el hombro, la indicaba la conveniencia de aalir, porque ella no acababa íiunca de hablar al Señor! Después, el mundo, el mundo con todos sus encantos —Le digo a usted, que lo que me pasa a mí no le pasó y tentaciones las visitas, las diversiones, los lindos traa ningún nacido. jes, las lisonjas que siempre rehuía todo aquel conjunTal decía un hombre de carrera a un compañero suyo, to de goces que proporciona el dinero; hasta que un día sujeto experimentado en azares de la vida, que le responsu madre enfermó gravemente, y antes de que ella pudió con cierta guasa compasiva: diese darse cuenta exacta de la desgracia que la amena—Muy nuevo tiene que ser eso para no encontrar zaba, murió, dejándola sumida en la más amarga soledad. igual, ni parecido siquiera, de tejas abajo. ¿No sabe usted que quien no puede engañarse ni engañarnos certificó de Cecilia recuerda las dolorosas escenas de la breve doque nada hay nuevo debajo del Sol? lencia y de la muerte de su madre, a quien amaba entrañablemente. Había sido aquello tan —Pues, óigame usted, y vea si es cruel! A ios dos días de guardar cama, nuevo. Yo tenía un asunto de imporel médico indicó que debía preparartancia en mi estudio, y a pretexto de se ella creyó que soñaba como buscar unas noticias y confrontar unos planos, los interesados, sin más su madre era muy joven, nunca penni menos, lo sacaron de él, con la só en su muerte ¿quién se acuer agravante de dejar al médico e ir a da de la tempestad cuando brilla el buscar a un curandero. ¿Qué le paresol y el cielo ostenta purísimo azul? ce a usted? ¡Qué golpe tan doloroso y tan ines —Me parece una indecencia y una perado fue aquél! En toda !a pie estupidez. nitud de su razón, la enferma recibió —Pero hay más, como dicen los los santos sacramentos, hizo sus disoradores parlamentarios; el principal posiciones, habló largamente con su de la tribu, hombre poco aficionado hija, aconsejándola que pasara algu a llevar la contraria a los que gritan, nos meses en el convento con su bue vino a verme, y me pidió que le perna tía, y luego marchase a España, donase; pero no a la manera antigua, donde una hermana, casada con un que con el perdón llevaba aparejado rico propietario, cuidaría de ella y le el dolor, el propósito de la enmienda daría cariñosa hospitalidad. y la reparación; sino a la manera moEn aquella triste tarde de Octubre derna, que equivale a decir:—perdósobre la cubierta del magnífico trasneme para seguir haciendo lo que me atlántico que la conduce muy lejos de venga en talante, y por de pronto, pasu patria, Cecilia, con los ojos de> ra continuar ofendiéndote, lo cual, diespíritu, ve a su madre descansando cho sea con los respetos debidos, en su lecho mortuorio, envuelta en más que pedir perdón es pedir una el hábito de las Carmelitas, cruzadas patente de corso; ¿no le parece a las manos de marfil amarillento sousted? bre el pecho, en que descansaba el crucifijo de plata que también había —Sí, señor, y es muy exacta la fraSimpática familia aragonesa se; pero como no le haya ocurrido a endulzado la agonía de su padre la Fotografía de D, Dionisio Lasa usted más que eso, me mantengo en ve risueña y tranquila, como quien, lo anteriormento dicho: eso no es nuevo; eso es el pan llegada al puerto después de fuertes borrascas y penosa de cada día en las relaciones humanas. travesía, descansa ya sin poder experimentar más temo —Pero, ¿es posible? res; y al rogar al cielo por el eterno reposo de aquella a quien tan entrañablemente amaba, le pide también que —Posible y probable, y corriente y moliente. No sé si vele por ella, pobre huérfana desolada que va a vivir en habrá usted oído decir a un amigo nuestro que la farsa y país extranjero, entre gentes desconocidas e indiferentes, el pietismo moderno han falsificado la parábola del hijo por más que son su misma familia.' pródigo, que ahora vuelve a su casa en compañía de las gentes con quienes derrochó su hacienda, dispuesto a obTodo le parece un sueño pero sueño angustioso que tener con el perdón un préstamo de importancia, y perllena de luto su corazón y ha acabado con su alegría jumiso para continuar la juerga. venil. Aunque está en los comienzos de la vida, todo le —No sea usted atroz. resulta indiferente y nada logra distraerla de sus hondas — ¡Qué atroz ni qué pasmos! Lo que pasa es que ese preocupaciones. No se borra de su memoria, porque la patrón, viejísimo en el mundo, como que tiene por sastre guarde su corazón, la imagen de aquella madre amadísial mismo demonio en su ser, no pasa allá donde lo apuma que tuvo siempre para ella inagotables ternuras y ran todo; pero hasta la hora de la muerte, está de moda solícitos cuidados; que consagrada por completo a su y se lleva mucho en las temporadas que hemos alcanzado. educación, no permitió jamás que la acostase una criada, ni la llevase a paseo, ni arreglase sus cabellos, ni la vis— Pero, ¿hasta la hora de la muerte cree usted que tiese todo lo hacía por sí misma, prodigándole caricias continúa la farsa? —¿Creer? ¡Ay! no, amigo mío. Yo no creo, en el más y atenciones delicadas que ahora, a través del tiempo y alto sentido de la palabra, sino lo que manda creer nuesde la distancia, le resultan más gratas todavía. tra Santa Madre la iglesia Católica: lo demás no lo creo; Para su corazón amantísimo, el tiempo transcurrido lo oigo, lo veo, lo leo y lo deploro. Y si no, venga usted no ha podido aminorar su dolor, que permanece vivo acá. Toda la prensa española ha dado noticias recientecomo el primer día: Cuando, al verla tan apenada, tan MODAS Y NOVEDADES... 227 LA AVALANCHA mente de la muerte de tres personajes de la literatura moderna y modernista, que cada uno hizo su pape! en la tierra. Uno de ellos se mató, poniendo fin tan desastradamente a una vida principalmente encaminada a corromper las costumbres y envenenar las almas. Otro murió sin alcanzar ningún sacramento de la Iglesia nuestra Madre, y sólo porque en su testamento dejó dicho que el entierro debía ser religioso, hasta cierta prensa piadosa ha deshojado flores en su loor. El último, murió habiendo recibido la Extremaunción, y en las esquelas y anuncios se habla de él como de un varón todo humildad y penitencia que pasó por el mundo perfumándole con el aroma de sus virtudes. Todavía al que recibe como viático el Santísimo Sacramento, que es el verdadero Cuerpo y Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, se le pregunta si cree en todo lo que manda creer nuestra Santa Madre la iglesia, con lo cual va implícita la retractación de todos los errores y horrores en que haya caído un hombre, y se le requiere para que perdone a cuantos ofendió, por donde pudiera darse a entender que quería morir en paz con los hombres y con Dios quien cruzó el desierto de. la vida ejercitando el oficio de asesino de almas; pero largarse al otro mundo sin una mera protestación de íntegra fe católica, ni una palabra de perdón, ni un acto de reparación, ni sombra alguna de resti tución, y vendernos los ejemplos para aplicarles el Bienaventurados los muertos que mueren en el Señor, es de tejas abajo y juzgando racionalmente (sin meternos a escudriñar los altot> juicios de Dios ni lo que pasa a última hora entre la criatura y el Creador) un verdadero timo, o como.dice nuestro amigo, falsificación de la parábola del hijo pro digo, o como dice usted, una patente de corso. —¿Sabe usted qué le digo? que hay para emigrar. —¿Y adonde? ¿Adonde iremos que no tropecemos con el mundo y el demonio, fuera del mayor enemigo que tenemos en nosotros mismos? —¿Y qué haremos, pues? —Rezar cada día con más fervor, y en especial en este mes del Rosario, el ruega por nosotros ahora y en la hora de la muerte. —Amen. PEDRO CRESPO. RASGOS DE LA PATRIA De cómo los vasconavarros estamos desunidos ON el a Una apenada y el corazón oprimido pre seDciimoe muclioe el triste espectácuo ofrecido por los vaeconavarroe, dividí JOB en parcialidades distintas y agrupados a la Bombra de bsnderífiB diferentes, exóticas algunas y aun disolventes otras, luchando a brazo partido los unos contra los otros y haeta dispuestos a dar la hacienda y la vida por el triunfo de ideales de dudosa conveniencia, ya que no perjudiciales para la patria en ciertoB c*sos. ¿Las causas de esta división? Muchae; y entre eilae, la ignorancia del pueblo, la candidez de muchas gentes sencillas, el egoísmo de algunos vividores, también la malicia de ciertos personajes antipatriotas; y como cifra y compendio de estas causas de división, la política «i* traibérica en lo que tiene de ruin y suicida (prescindiendo y respetando aquí la buena y regeneradora) que suele obrar entre nosotros, cegando los ojos, enturbiando la mente, enemistando a los vecinos y hermanos y lanzando los pueblos a la pelea, alguna vez infamante, con frecuencia ruinoea, como sucintamente tendremos ocasión de observar. La política ruin y suicida de nuestros antepasados medioevales motivó, sin duda, aquellas correrías de bandidaje de los navarros contra loa vascongados y de los vascongados contra los navarroB, de que vienen plagadas las historias. La política ruin y suicida dividió a los vascocavarros, dislocando loa estados euskaros y atrayéndolos hacia Castilla, abismo insondable que había de devorarlos unoB NAVARRA Foz de - • , tras ot'os. La política ruin y suicida con vistas al castellanismo exaltado, empujó a vascongados y navarroB a los campos de batalla de Beotíbar, de muy triste memoria para todos, vencedores y vencidos, aunque espliitus menguados hayan pretendido elevar la jornada quo eee nombre recuerda, al rango de ha zafia legendaria, honrosa y útil para Vasonia. La política ruin y suicida, inspirada ya tal vez por la infidencia extranjera, separó a ios vascos en loa bandos gamboinos y rflBcinos guipuzcoanos, para su rebajamiento y debilidad, y en los beaumonteses y agrainonteses navarros, para su pequenez y su ruina, v hasta en los Ponces y Learzas de Estella en el siglo XV, y en 1421, en Jas parcialidades vizcaínas de Ochoa, de Bitrón y Ortiz de Ibargüen, que por envidia y discordias pueriles se combatían a muerte. La política ruin y suicida llevó del brazo a Guipúzcoa, en 1513, contra el ejército franconavarro que cataba acometiendo la ardua empresa de restaurar 1H monarquía castiza de Navarra, contribuyendo aquella, con la ayuda que prestó a Caetiüa, a facilitar la derrota de loa nuestros, a los cualea consiguió arrebatar dos cañones que, como gloriosos trofeos, faeron llevados a Pamplona, haciéndolos luego figurar en uno de loa cuarteles del escudo guipuzcoauo, para que en él sirviera He ejecutoria de honor y de graudez-i, lo que, aunque fuera por el camino del heroísmo, había conducido al abatimiento y a la decadenci* de una de las regiones ináa importictes deí pueblo euskaldun. 228 LA AVALANCHA La política rain y suicida hizo de loa vasconavarros, en los últimoa siglos, héroes y mártires en los campos de batalla, uniéndolos en la hora del combate para defender algunas cosas extrañas, pero sin juntarlos en el momento del peligro para sostener las propias; antes, sujetandoloa a la amarga prueba de ver el solar patrio enaangrentado y lleno de escombros, y al árbol sagrado de las libertades euskaras sometido a la poda máa deaatentada e ignominiosa, y mientras {oh dolor! la manzana de la discordia amenazaba desarticular más los miembros principales de Vasconia, contribuyendo a su mayor ruina, sin duda en cumplimiento de la sentencia dictada en el Evangelio contra las naciones divididas. Y aaí seguimos los vasconavarros, acometiéndonos muchas veces estúpidamente, y hasta en algunas ocasiones, embadurnándonos con el fango y el cieno del arroyo, conforme lo ejecutan los blancos y negros de la hermosa novela de este nombre que concibió la privilegiada mente y escribió la peritísima mano de Oampión. Y así seguimos los vasconavarroa, descuidados y maltrechos, al mi amo tiempo que el pueblo euskaldun decae, y sus monumentos se derrumban, y se derrama la sangre preciosa de sus venas, y mientras el hogar se cuartea, y van cayendo por las grietas del ediñcio títulos de BU grandeza y de su legitimidad, que son como laa ejecutorías de su honra, como el fundamento de su libertad y hasta como el derecho de su propia vida. Y asf seguimos los vaeconavarros, sin juntarnos, sin apreciarnos, sirviendo nuestra desunión de punto de apoyo para destrozar las entrafiaa de la patria, ain que sirvan de enseñanza las lecciones de la Edad media, con sus guerraB fratricidas; del tiempo de Fernando V, con la consabida retirada de los navarros al Pirineo y apoyo de Guipúzcoa al ejército del usurpador; del reinado del emperador CarJoB V, con el abandono tolerado de la Baja Navarra; del año 1839, del 1876, con el triunfo del centralismo absorbente del del del ¿cuánio terminaríamoB de citar fechaB de este linaje? Y así eegnimoB, BÍ, así seguimos los vasconavarros; no abrazados todos para sostener con fortaleza loe pilares del templo y del hogar, sino, muchoB, divididos en loa momentos más supremos y agotando, en luchas inútiles y peligrosas, fuerzas muy necesarias para la defensa de la santa bandera de la Re'igión y de la Patria, sin sdvertir {incautos! que mientras tanto Babieca, nutrido y enjaezado a nueBtra coata, lleva a galope tendido, Visconia adentro, al moderno CiJ Campeador, pero con gorro frigio en la cabeza y en la mano la lanza vencedora, eneanchendo, siempre ensanchando Castilla delante de su caballo, dicho sea sin ningún ánimo de ofender a la verdadera España, digna de nuestros amores. JUAN P. ESTEBAN Y CHAVARRÍA. NUESTROS GRABADOS Camarín de la Virgen del Pilar de Zaragoza. —En la fotografía que adorna nuestra revieta, aparecen el frontal y corona regalados por las damas españolasen 1905, y tasados en 100.000 y 600.000 pesetas respectivamente. La corona contiene 1.500 piedras preciosas. Iglesia parroquial de Usún.—Muy visitado hoy de jabalíes, como antaño de lobos, el pueblecito deUsún se recuesta al pie del respaldo de la sierra de Leire. Antiguamente fue una importante parroquia, pues contaba arcipreste y beneficiado, de provisión de Leire: era como hijuela del célebre monasterio. ; ,c - • . • Familia aragonesa—Nuestros lectores verán con gusto, en la proximidad de la fiesta del Pilar, a ese simpático grupo formado por una honrada familia de la provincia de Zaragoza (Tarazona), que ejercen el cargo de torreros en una hermosa finca denominada tVillaConchai. ¿ ; - • *- - • • - -, \ •• Foz de Arbayún.— La alta e histórica sierra de Leire, que desde la Trinidad de Lumbier hasta los picachos de Bigüezal forma, con su lomo oscuro, una linea monótona de ligeras ondulaciones, ae corta repentinamente por inmenso deafiladero en término de Usún; formando la fot de Arbayún, honda garganta entre altfsimoa peñascos, uno de loa puntos más salvajes e intransitables de Navarra, p?r la selvática opulencia de la vegetación que encierra, refugio y criadero abundante de jabalíes y otras alimañas. Por el tortuoso y peñascoso cauce que la corta ae precipita, acrecentado por mil manantiales, el río Salazar, despeñándose de trecho en trecho como cascada torrencial, anchando después majestuosamente sus argentinas aguaa, por donde bajan los almadieros dirigiendo la madera de Salazar hasta Zaragoza. Para LA AVALANCHA LAS HORMIGAS NEUTRAS N la rinconada de un jardín, entre la tierra removida y amontonada, ha sentado eus reales toda una numerosa república de hormigas de campo. El jardinero las ha visto, y sin pensar en exterminarlas, se entretiene contemplando aquel hilito negro, que constantemente va y viene por la senda que conduce al hormiguero. ¡Qué activa laborioBidad la de un hormiguero! Parece un mundo pequeño... Solo que allí la pereza no es conocida; allí todaB se afanan, allí todas trabajan, aobreealiendo entre estas incansables ciudadanas, por lo abnegado de su labor, unas hormigas ein alas, llamadas hormigas neutras, cuya ocupación consiste en trabajar para las crías de sus compañeras. Y éstas pobres hormiguitas, tan injustamente privadas de una coquetería y de un derecho, son las que arrastran más granoa de trigo y las que en la tierra ahondan más. Sin las hormigas neutraB no podría subsistir ningún hormiguero. En el centro del jardín hay una casa blanca, con persianas pintadas de verde; en el dintel de su puerta está sentada Eisa, hermana del dueño de la finca. Elisa podrá tener unos cuarenta aQoa. Su aspecto es agradable y tranquilo. El orden más escrupuloso reina sobre su persona y en los objetos de su alrededor. Tiene sobre su falda una labor, y sin levantar la cabeza, sosegadamente cose. EQ SU primera juventud, EIÍBB, como todas laa jóvenes, ha vivido entre sueños, ha amado entre Buenos y ha esperado entre eueños y un día el espejo delató arrogas en el rostro y canas entre su cabello, y a otro día notó en el baile cierto desvío y advirtió que por largo rato ia seguía una mirada entre compasiva y burlona, y que unos labios murmuraban a su paso: solterona Solterona pensó Elisa, y en BU imaginación había surgido el recuerdo de una seflora que allá por sus infantiles años era la comidilla de todo el barrio. Aquella señora vivía sola y pasaba horas y horas diciendo ternfzas a un loro chillón e imprudente, y atusando las greñas de un perrucho tuerto y sucio. La gente, riendo y criticando, decía de aquella señora que su genio era avinagrado, que era tacaña, que era egoísta, que era toda una solterona. Solterona.,... tornó a pensar Elisa, y con triste desaliento se encontró sola y se creyó inútil : LA AVALANCHA Pero una tarde, en una visita, oyó referir a un sacer-dote la magnifica obra costeada por una mujer soltera, cuyo fin era aliviar muchaB miserias y enjugar muchas lágrimas, y oyó cómo todo el mundo tenia frases de elogio para aquella mujer, y cómo el sacerdote había dicho «que las solteras eran necesarias a la Bociedad, que su misión era sublime, que era la privilegiada misión de las aliñas grandes, y que a las solteras que comprendían esta misión se lea debía todo respeto y toda admiración, porque eu labor era heroica y abnegadas Y Elisa, escuchando las bendiciones que un joven dedicaba a la memoria de una tía santa que por él había trabajado y por él se había sacrificado, sintió renacer en eu pecho la esperanza, y acudiendo al llamamiento de un hermano, vino a vivir a la casa blanca de las persianas pintadas de verde. La familia del hermano no era numerosa; paro la prematura muerte de la madre había originado en ella un ruinoso desarreglo. Elisa tuvo que perder muchas comodidadee; el trabajo fue rudo, los sacrificios grandes. Pero Elisa está contenta, y sentada en el dintel déla puerta, y sin dejar la labor, sueñe: los niños van siendo ya mayorcitos; pronto el niño irá al instituto, y luego será general o será arzobispo la niña se educará con las monjas, y luego, pasaudo un tiempD muy corto muy corto, vendrá a casa Un gozoso griterío viene a interrumpir estos sueños. Elisa levanta la cabeza, y sonríe: en la rinconada del j*rdín, inclinados sobre la senda que coniuee al hormiguero, dos niños palmotean alegremente viendo el incesante ir y venir de las trabajadoras hormigas, de las pobres hormiguitas sin alaB el incesante ir y venir de las hormigas neutras TRISTÁN DE LA CRUZ. MESA REVUELTA H e r m o s a producción.—Como verán nuestros lectores, comenzamos a publicar en el presente numero la preciosa noveia Los caminos de la Providencia, que ha escrito expresamente para LA. AVALANCHA nuestra ilustre colaboradora la insigne escritora católica dorta Matilde Tronccso de Oiz, Raquel. A todos nuestros amigos que con verdadera ansiedad desean saborear esta hermosa producción, suplicamos pidan a Dios en sus oraciones derrame sus gracias Bobre esta meritísima publicista que tanto cariño y desinterés demuestra por nuestra propaganda. —9H0IC H o m e n a j e a u n párroco.—Todos los actoa celebrados en la iglesia de San Nicolás de esta capital el día 29 de Septiembre último, con motivo del quincuagésimo aniversario de la ordenación sacerdotal del virtuoso y celoso párroco D. Francisco Guillen y Lara, revistieron gran esplendor y solemnidad. Ofició en la misa cantada el párroco homenajeado, don Francisco Guillen, y predicó el M. I. Sr. Canónigo Arcediano de Tarazona y Provisor y Vicario general de dicha diócesis, Dr. D. Justo Gofli e Izura, hijo de la citada parroquia. El besamanos duró hora y media, y puso de relieve el aprecio y estimación que Pamplona entera piofesa a tan querido vicario. LA AVALANCHA, que tiene el honor de contar entre aua suscripto res a D. Francisco Guillen, une su entusiasta felicitación a las innumerables que recibió el venerable párroco en día tan memorable. L a H i s t o r i a e n anécdotas.—Luis XV se enteró de que BU escudero Landemath había perdido a BU confesor, misionero de la parroquia de Nuestra Señora. Era costumbre en los Lazaristas, dejar expuestos a sus -difuntos para que los fíeles desfilaran y oraran ante ellos. LUÍB XV, queriendo probar el valor de su escudero, Je dijo: 229 —¿Se ha muerto ta confesor? —8f, señor. —¿Quedará expuesto su cadáver? —Esta es la práctica que se sigue. —Pues te mando que vayaB a verle. —Señor, mi confesor era mi amigo y me afectaré mucho. —No importa; yo te lo ordeno. —Sería la primera vez que faltara a mi soberano. Obedeceré. Al día Biguiente le preguntó el Rey: —¿HaB cumplido mi mandato, Landemath? —Sin duda alguna, Eeñor. —Y bien, ¿qué has visto? —Pues he visto que tanto V. M. como yo no somos gran cosa. I n t e r e s a n t e folleto.—El ilustrado médico de Marcilla, Dr. D. Tomás Lerga Lana, ha publicado un.curioso folleto titulado «Consideraciones médicas sobre la exhumación de un cadáver». Las atinadas consideraciones que contiene este folleto, que recomendamos, se refieren al reconocimiento del venerable cadáver del limo. Sr. Fr. Ezequiel Moreno, ODÍBpo de Pasto, que hizo en Monteagudo el Sr. Lerga, en unión de otros distinguidos médicos. Merece plácemes por eu folleto el docto facultativo de Marcílta. P e r i o d i s t a fallecido.—Nosotros, que no acostumbramos a ensañarnos con los vivos, mucho menos hemoa de ensañarnos con los muertos. Pedimos a Dios que tenga misericordia de elloB, y eso hacemos en este caeo con D. Alfredo Vicenti, director que fue de El Liberal. No podemos sumarnos al coro de alabanzas que los periódicos liberales le han tributado. Durante muchos años Vicenti fue el alma de El Liberal, y todos saben lo que este periódico ha sido. Rabiosamente anticlerical, ha sido uno de los que más violentamente han combatido al clero y a la Religión, no perdonando argumento, por manido y vulgar que fuese, ni dejando pasar apenas un día sin realizar algo de su obra descristianizadora. Vivió alejado de la Iglesia, y así murió. A última hora recibió la Extrema-Unción; pero ya han tenido ciertos periódicos buen cuidado rte advertir que fue cuando ya no se dio cuenta de nada. |Quó dolor, que estoe hombres vivan y mueran Bin pensar en la vida inmortal que lea aguarda! Pero como la misericordia de Dios es infinita, queda todavía margen para nuestra esperanza. ¡Que Dios, en los postreros momentos del periodista fallecido, le haya hecho ver la verdad que tantas veces combatió 1 Ya que no podamos alabarle ni admirarle, pidamos por él, y para que DÍOB ilumine a tantas almas como Be han extraviado leyendo El Liberal. C o s a s q u e &e escriben.—Vicente Pastor ha estado enfermo. Tenía cólico y sufría fiebre. Nos lo contó un redactor del Heraldo que le había interviuvado. El «Chico de la blusa> le contó todo el proceso de su enfermedad: le había entrado una gran «tiritera», y el médico le mandó unas cucharadas. ¿Ven uBtedes qué lástima? Bueno, pues de cada diez lectores del Heraldo, habrá habido nueve que pasen por alto} sin leer, la heroicidad de Villanueva en sus» economías en el Congreso; pero los diez menos cuarto han leído la «interview» de «El chico del teléfono» con el de «la blusa», y se habrán indignado de la mala acción del cólico, que, por lo visto, es amigo de los matadores de chotos que llaman «fenómenos». IY pensar que la prensa tiene la alta misión de educar y enaltecer al paíel LA AVALANCHA 230 ¡Pueblo, leel—Dice La Voe del Pueblo, de Alcoy: cEl ministro inglés en Portugal ha dado uu banquete en honor de varios ministros portugueses, para celebrar !a entrada de esta nación en la guerra europea. Pueblo español, anímate; rompe tu neutralidad, y vé a la guerra, que el día en que tus hijos empiecen a derramar su sangre y a perder sus vidas, ya verás cómo lo festejan los embajadores de los aliados, y algunos mi ni8 tros españoles, con espléndidos banquetes. Y no será extraño que Lerroux, Melquíades y demás directores que el intervencionismo pueda tener, tomen parte en ellos. Que al fin y a la poBtre son los que más interés tienen por el pueblo para sacrificarle » , ' 7 A p u r o * y apurillos.—Los apurillos son el pan nuestro de la vida del hombre. No hay quien pueda decir que jamás ha tenido un disgusto, y que nunca tuvo por lo menos una penilla. Quien pudiera decirlo sería e! hombre del Paraíso, y este lugar de felicidad se perdió desde el principio del mundo. Pero tan connatural es al hombre el apuro, que aun las personas que no sufren nada más que apurillos se empeñan en hacer ver que sufren como nadie. Los verdaderos apuros pueden convertirse en apurillos y estos convertirse en apurados o en motivo de un drama o de una tragedia. A los neurasténicos y los caracteres formados'bajo la influencia de la lectura de novelas, lo poquito que sufran les parecerá una oarga insoportable y la mayor de todaB las desgracias. A los verdaderos cristianos, los mayores sufrimientos les parecen regalitos muy apreciablee que el Señor leB hace. Hay apuros qne en verdad son apuros y en ellos no cabe consuelo, porque son apuros de pura malicia. Aeí son los apuros de los viciosos. Hay apuros gravee, en los que muchas veces nos vemos metidos por ayudar al prójimo. En estos cabe la satisfacción de haber hecho un bien, aunque generalmente se sufre el desengaño de que nos llamen tontos los mismos por quienes nos hemos sacrificado. Hay apuros en que Dios nos mete, y aunque a los así apurados el mundo los llama locos, son apuros tan nobles y tan dignos que pueden tenerse por dichosos los que IOB sufren. De estos apuros Dios se encarga de sacarnos airosos siempre. Los apuros por malicia o por ligereza no siempre tienen fácil desenlace, y puede darse el triste caso de verse en el apuro de no poder salir de los apuros en que nos hemos metido. BIBLIOGRAFÍA - Cuentos de la Sonsierra, por Serañn Puertas — Becoaiendaraos eatoa nuevos volúmenes de la «Biblioteca del Hogar» que edita en Barcelona el Sr. Cusáis. Llovan llnetraoiooeb de Baradas, Son una colección de selectas narraciones y escenas de la vida en la atta montaña, que por su novedad llamarán la atención de los lectores. Titúlanse los cinco volúmenes «El pastor viejn>, «La primera nevada», «Los pequeñuelos», «Adelme y Plerdechicoa», Pueden adquirirse a 50 céntimos cada volumen. * # * • • . H i s t o r i a d e E s p a ñ a , por F. T. D., segunda edición.— Entre los libros que pueden recomendarse para la enseñanza de la gloriosa historia de nuestra patria figurará también sin •• duda en adelante, y como uno de los mejores, esta nueva edición de segundo grado de Historia de Espaüa, por F. T, D. Figuran en ella trozos de Monéndez y Polayo, do Mella, de Gebarth, y poesías de autores clásicos. Todo ello cuidadosamente escogido para que esté al a canee de las inteligencias ju: venlleí y quede impreso en sus tiernos cerebros. • ¡ .. Se vende a 1*50 ptas. encuadernado. Palabras profética: de Santa Teresa de Mi Hay en Tarazona* de Aragón tres conventos de monjae: dos de Carmelitas Descalza", en la calle de San Antonio, dedicado el de arriba a Santa Ana, y el de abajo a San Joaquín; y uno de Franciscanas de la Concepción que está en la ciudad alta. Fundó el de Santa Ana, el venerable Yepes, y a propósito de esta fundación, hace bastantes años me contaron la tradición siguiente: Siendo Yepes estudiante, pobre aldeano que se mantenía de limosna, tropezó en una venta con Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz, que iban a fundar un convento. Santa Teresa hizo preparar comida para los suyos, y al sentarse a la mesa, notó que el estudiante disponíase en un rincón a regalarse con unos mendrugos de pau duro y negro. La Santa íe invitó a comer; el estudiante dio las gracias y se excusó tímidamente; pero Santa Tere a insistió, le hizo plato y le obligó a sentaisa a la mesa. Re=istió el estudiante cuanto pudo, pero aceptó al fin y comió con los Bantoe fundadores. No contenta la celebérrima doctora abulenee con haber dado de comer al estudiante aldeano, le regaló al despedirse dos monedas. Deshízose en gracias y cumplimientos el estudiante, y concluyó diciendo: —Pero, señora, ¿cuándo podré pagar a usted tanta generosidad? —Cuando seas obispo de Tarazona, fundaB nn conve uto de mi orden, y estamos pagados. El estudiante guarió como reliquias las monedas de tan insigne monje; y andando los años, y siendo ya obispo de Tarazoua, faadó el convento de Santa Ana, en donde se conservan las monedas y uu dedo deja Santa. D. Vicente de la Fuente, en el tomo XLIX de ia España Sagrada, páginas ^53-260, dice a este propÓBito lo que sigue: «A un obispo tan v;rtuoao como el señor Cerbuna sucedió otro a quien hizo oélebre la pluma de Ssnta Teresa, de la que mereció elogios. Los achaqueB de Felipe II, y eu muerte al aña siguiente de haber fallecido el señor Cerbuna, hicieron que durase do3 años la vacante, pues el euceeor vino a Tarazona el afio 1599. >Era natoral do Yepes, y se llamaba Diego de Chaves y Caeas: el apellido de Yepes lo tomó al ingresar eo el Instituto de San Jerónimo, en el monasterio de la Sisla de Toledo, por eer el nombre de su pueblo y acoBtutnbrar a tomar éste p:r apellido 1 s Jerónimos, como también los Capuchinos, que por entonces vinieren a España. • Fue Prior de varios conventos, y ejerciendo tete cargo en el de la Sisla de Toledo, tuvo ocasión de tratar con Santa Teresa y admirar sus virtudes y claro talento. Siendo Prior de Zamora en 1581, salió castigado por el Capítulo de la Orden, per haber cortado unos árboles. Al venir de Zamora ee encontró coa Santa Teresa en una posada fie Arévalo, donde tuvieron que detenerse por haber nevado mrcho. Habiéndole permitido conversar un rato sobre COSHS espirituales, refirióle la visión que tuvo sobre el cetario de un alma que se halla en gracia, de donde tomó pie para escribir su célebre libro de! Cas* tillo interior o las moradas. «Pidióle eo otra ocasión prestada a Santa Teresa una cautidad que necesitaba; al ir a devolvérsela, no quito aceptarla aquélla, y le dijo con eu habitual donaire: Guár* dése los dineros, y cuando sea Obispo haga un convento a mis Hijas. B en f-jeno estaba de e lo el P. Yepes, que nada tenia de ambicioso. Absuelto de eu castigo, le hiz-j el Capítulo, en 1591, Prior del Escorial; y Felipe II. co nociendo eu vii ti}H, le tligió por conf-eor; Felipe IÍI le presentó para eí obispado de Tan z na. >Al ver lealizadft la profecía de la Santa Madre, quiso pager al punto su deuda, y así que llegó a Tarazón* dio principio a ft* faudacióu do un convento de Carme itas Descalzas; con tal celeridad, que el tño 1600 principió la fundación del convento, en que gastó por varios conceptos más de 24.000 escudos. Entretanto que Be concluía la obra, les dio habitación en la parte superior de su p&lar LA AVALANCHA <¡io a las seh monjas que vinieron a fundar, todas ellas notables por su virtud, y procedentes de los conventos de Alba de Tormes, Soria, Burgos y Madrid. Estuvieron allí tres años, hasta que se trasladaron a su convento nuevo, a 26 de Julio de 1603. »En medio de sus ocupaciones y de los disgustos por los pleitos, el señor Yepes halló tiempo para escribir la precioea vida de Santa Teresa que nos ha legado, y de la que se han hecho muchas ediciones. Él mismo vivió con gran santidad y pobreza, y aun se anunciaron algunos milagros y profecías hechas por él. Argaez refiere la revelación que tuvo un Carmelita Descalzo acerca de su dichoso tránsito y entrada en la gloria. Sucedió aquél, a 7 de Mayo del año 1613, después de haber recibido los santos sacramentos. »Fué enterrado en BU convento de Santa Ana de Carmelitas Descalzas. Conservan éstas varias reliquias de su Santa Madre y no pocos recuerdo? del Prelado, su fundador, entre ellos un dobloncillo de los que tenía para pagar a Santa Teresa, y que no le quiso cobrar la Santa, sabiendo que algún día le habla de pagar con grandes creces.» Hasta aquí el Sr. Lafuente. Dicha tradición, idéntica en el fondo, aunque varia en los detalles, se ha transmitido de unas a otras monjas, hasta las que viven en la actualidad en el convento de Santa Ana de Tarazona. Asi consta también en un antiguo escrito que se guarda en el archivo del citado convento, y cuyo extracto tuvo la amabilidad de facilitarme la reverenda Madre Priora de aquella eauta comunidad. Laa monedas prestadas por Santa Teresa al P. Yepes, y que eete venerable obiepo legó con otras importantes reliquias al convento de Santa Ana, se guardan actualmente en su relicario, que 68 ta joya más preciada de aquel convento, y cuya descripción copio literalmente de la que fe digoó facilitarme su Priora. «El relicario, dice, que contiene las monedas de nuestra Santa Madre, tiene próximamente cinco palmos de longitud, medido por su parte más alta, y tres y medio de latitud. Presenta la figura de una capillita con sus puertas, que de ordinario están cerradas, a no ser en días muy solemnes, durante los cuales se expone a la veneración de la Comunidad. «Tiene setenta nichos, sesenta y cuatro con santas reliquias, y seis con imágenes. Es de madera primorosamente labrada en su interior, ofreciendo a la vÍBta el aspecto de un altar con graciosas y torneadas columnas. La parte superior del relicario tiene la figura de arco; la inferior es cuadrada. Las pinturas, aunque muy deterioradas por el tiempo, parecen de mucho mérito, y lo que más abunda entre la diversidad de sus colores, es el dorado. Laa puertas, que son de madera muy gruesa, eBtán también pintadas con primor, interior y exterior mente, y figuran imágenes piadosas »De las sesenta y cuatro reliquias, ocho son de nuestra t D. JUAN SANTESTEBAN, socio de la «Biblioteca Católico-Propagandista-, 231 Santa Madre Teresa de Jesús, incluyendo las dos monedas, que hace pocos efios se colocaron en el centro del relicario, y allí permanecen para que mejor las vean los devotos. Se distinguen aún muy bien las armas grabadas en ellas; son doe; un doblonciilo de oro y otro de plata del tainsño de un medio duro de los de ahora; ambaa son esquinudas. > También teñe tune una costilla de nuestra seráfica Madre, un gran pedazo de carne, un trocito del velo que tenía puesto cu&ndo murió, y otras no menos preciosas. > Toda a están colocadas con el mayor guato, ocupando cada una PU correspondiente nicho, perfectamente ade- Calle de San Antón de Tarazona. Al fondo, el convento de MM. Carmelitas de Santa Ana cuado al tamafio de la prenda que encierra; y con tan artística economía está dispuesto todo que el conjunto presenta un golpe de vista encantador. •Una ce las imágenes del relicario representa a nuestra Santa Madre, y aunque está esmaltada, según creo, y ee muy bonitB, el artista no acertó a encarnar en ella el tipo de la insigne avileBa.» Así termina la descripción, que agradezco a las Carmelitas Desca'zas de Tarazooa, y que publico en honor de la reformadora del Carmelo y en obsequio de sus virtuosas^ Hijag las monjas del convento de Santa Ana, a cuyas oraciones me encomiendo. MANUEL POLO Y PEYEOLÓN. t El FresToítero D. JULIÁN BEAUMONT, socio de la «Biblioteca Católico-Propagandista-, falleció en Vera el día 15 de Julio de 1916. falleció en Bigüezal el 18 de Septiembre de 1916. R. I. P. R. I. P. }-••. •• La referida Sociedad y su órgano en la prensa LA AVALANCHA ruegan á los socios, lectores y personas piadosas que ha gan la caridad de encomendarles á Dios en sus oraciones. Su Santidad el Papa León XII I, en Breve de 19 de Diciembre de 1890, concedió sesenta días de indulgencia por rezar cinco padrenuestros y avemarias en sufragio de las i l o u •de los socios difuntas. PAMPLONA.—Imprenta, Librería y Centro de suscripciones de Jesús García, calle de la Estafeta, número 81. -¡ • LA AVALANCHA 232 CAÍA DEAHORROS DE "LA VASCONIA" HUCHAS METÁLICAS LA YA.SCONIA, Sociedad anónima de Banca y Crédito, ha Implantado en BU Caia de Ahorros las huchas metálicas que tanto éxito han alcanzado en el extranjero y en varias provincias de España, con cuyo sistema se fomenta la virtud del ahorro que tantos beneficios proporciona al que la practica. Es la primera Sociedad que establece este servicio en Navarra. 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