3 LATERCERA Lunes 16 de mayo de 2016 La cena, una costumbre en retirada en las familias chilenas R Experto de la U. de Chile dice que es necesario retomar la tradición de comer en la noche para una mejor calidad de vida. Paulina Sepúlveda G. EL VALOR DE COMER CON OTROS “Comer juntos es difícil de lograr por las exigencias laborales y de los tiempos de viaje” “Al comer en solitario, problemas como anorexia y bulimia, pasan desapercibidas”. “Chile reemplazó la cena por pan con agregados muy poco saludables”. Claudia Giacoman Mirta Crovetto Fernando Vio Universidad Católica. Universidad de Playa Ancha. U. de Chile, INTA. La mayor parte de las personas (cerca del 90% según encuestas) regresa alrededor de la siete a ocho de la noche a sus casas luego del trabajo o estudios. Fernando Vio, profesor de la U. de Chile y académico del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA), explica que cada uno va tomando “once” en la medida que llega, sin compartir en una mesa. La modalidad de tomar “once”, no existe en otros países, señala Vio. “En EE.UU o Europa, se trabajan períodos más cortos con mayor productividad, y las personas llegan temprano a su casa a comer, en general, con la familia. Después, queda tiempo libre para descansar, hacer actividad física o cultural”. Fue la década del ‘90 que se fue perdiendo la tradición de la cena, explica, para comer rápidamente un pan o más con agregado acompañado de una bebida gaseosa o té, “para luego irse cada uno a su pieza u otro lugar de la casa, a ver televisión o al computador y, en el caso de los niños, a los juegos electrónicos”. Hoy, en gran parte de la población, ya es una costumbre reemplazar la comida de la noche. En su lugar se comen, detalla el experto, grandes cantidades de pan con agregados muy poco saludables, “acompañado de tortas, pasteles, helados, queques, brazos de reina y otros nada de saludables, con bebidas o jugos azucarados”. Es una instancia en la que están ausentes las frutas, verduras, pescados, lácteos sin grasa y legumbres. “Es por eso que somos los principales consumidores de pan en el mundo, con 90 kilos por habitante al año; de bebidas gaseosas y jugos azucarados con más de 160 litros por habitante al año, y de helados somos los primeros en Latinoamérica con 8,2 kilos por habitante al año”. Si queremos ser un país desarrollado en el futuro, reflexiona Vio, no sólo se debe aumentar el ingreso per cápita, sino también modificar los hábitos, “para ser un país más saludable y con una mejor calidad de vida que la que tenemos en la actualidad”.b