Departamento de Estudios y Capacitación Documento de Trabajo Nº 102 “Liderazgo Juvenil Femenino: Historias y Desafíos” Santiago, Septiembre de 2008 El presente estudio fue realizado por encargo del Departamento de Estudios y Capacitación del Servicio Nacional de la Mujer, por Fundación Ideas en conjunto con el Centro de Estudios de Género y Cultura de la Universidad de Chile. 1 “Liderazgo Juvenil Femenino: Historias y Desafíos” 2002 Santiago, Chile © Servicio Nacional de la Mujer Edición: María Paz Causa Vera. 2 INDICE I. INTRODUCCIÓN ................................................................................................. 5 II. ASPECTOS CONCEPTUALES .......................................................................... 6 III. EL ESTUDIO .................................................................................................... 12 IV. RESULTADOS ................................................................................................ 25 V. COMENTARIOS ............................................................................................... 65 VI. BIBLIOGRAFÍA ............................................................................................... 74 3 I. INTRODUCCIÓN El presente Informe da cuenta del trabajo de análisis realizado en el curso del presente estudio, denominado “Liderazgo Juvenil Femenino: Historias y Desafíos”. Reconociendo una inexistencia de corpus conceptuales respecto de la construcción del sujeto juvenil femenino - al margen de la producción del feminismo intelectual – se presentan las primeras aproximaciones teóricas que darán cuerpo a la construcción de nuestra propuesta final, proceso necesario para la lectura y análisis de la información que ha ido arrojando el trabajo de campo. A partir del trabajo de campo realizado y de los pasos en la construcción teórica, se constató que pese a la existencia de una diversidad del “ser mujer joven”, encontramos ciertos patrones, matrices, que se hacen necesarios de distinguir a la hora de realizar el análisis, que apunta a indagar en la subjetividad de las mujeres jóvenes líderes. Para ello, diferenciamos dos patrones de liderazgos a partir de la experiencia de las mujeres jóvenes pobladoras y la experiencia de las mujeres profesionales y dirigentas estudiantiles. Esta diferenciación ha sido la utilizada para la elaboración del análisis y los comentarios del estudio. En la última parte del estudio, se incluye el análisis de las entrevistas individuales, grupales y grupos de discusión realizados en las regiones V, VIII y Metropolitana, para terminar con comentarios conclusivos y propuestas referidas a mecanismos de promoción para el liderazgo juvenil femenino en Chile. 4 II. 1. ASPECTOS CONCEPTUALES Género, generación y liderazgo No sólo el sexo anatómico es reinventado por la cultura; también lo son los ciclos vitales de las personas. Varios autores/as ya han planteado que ni las identidades de género ni las de generación constituyen universales en la concepción predominante del mundo de la Modernidad. Las distintas culturas y los distintos períodos históricos han concebido a la “juventud” de muy diversas maneras, pese a que el referente etáreo “biológico” es siempre más o menos similar (Feixa, 1999, Pierre Bourdieu, 2000). Ni siquiera el llamado “conflicto intergeneracional” es un universal. Antes bien, las formas en las cuales una generación se construye varían tanto al interior de los grupos etarios cuanto intergeneracionalmente. La construcción social de la juventud que predomina en las sociedades modernas se adscribe a lo que Duarte ha denominado, la matriz adultocéntrica (Duarte, 96), la cual tiene sus coincidencias con la matriz patriarcal. Ambas matrices se insertan en una forma de simbolizar las diferencias (etarias, genéricas, de clase y etnia) que se caracteriza por jerarquizarlas en términos de subalternidad, marginalidad. A la mujer y al/la “joven” se los tiende a esencializar. Las relaciones sociales que abarcan ambas construcciones identitarias apuntan a una multiplicidad de estrategias y tecnologías de poder (Foucault): mixtificaciones, estigmatizaciones, exclusiones, cooptaciones. Ambos son concebidos desde el predominio de lo anatómico, naturalizados y de-subjetivados. Por otro lado, los acelerados cambios económicos se expresan en todos los ámbitos culturales1. Hombres y mujeres quedan afectados/as, de modo que podemos empezar a plantear que en Chile ha habido cambios relevantes en las formas de expresión social en los ámbitos de lo privado y lo público; particularmente en las relaciones sociales de género. Cultura sexual y cultura política muestran transformaciones que han sido expresadas en varios estudios y encuestas (Informes PNUD; Encuesta del Grupo Iniciativa Mujeres; Encuesta Nacional de Comportamiento Sexual, COSECON, CONASIDA). 1 A nivel económico, la globalización implica el predominio del Sector Terciario (comercio, servicios). Se habla de la “terciarización” de las economías al decaer la importancia de las industrias nacionales (Agacino, 2000). En este contexto se producen ciertas “paradojas” (Informes PNUD 98, 2000) de la modernización: precariedad en el empleo, flexibilización horaria y contractual, feminización laboral, falta de proyección laboral y social de los/as más jóvenes. Aumentan los índices de empleo de las mujeres, las cuales acceden a sistemas de educación media y superior. El crecimiento en las tasas de empleo muestra que las mujeres también acceden al trabajo temporal en el sector agroindustria, hechos todos que impactan profundamente las vidas a nivel cotidiano y reorganizan las afectividades y los vínculos sociales. 5 La cultura sexual es de gravitante importancia para la constitución de subjetividad, para el modelado de los tipos de vínculos, así como para la construcción de autonomías. La sexualidad, podría ser considerada como el “primer territorio” de construcción de ciudadanías (M. Matamala); fuente de empoderamiento y autogestión. De hecho, se puede decir que la sexualidad como constructo social y simbólico se ubica en una importante articulación de género y generación. En los últimos años en Chile, en el ámbito de la sexualidad, hay cambios notables; en el año 1997, una Segunda Encuesta Nacional de Juventud daba cuenta que el término de la adolescencia coincidía con una población masculina sexualmente activa en un 65.5% y una femenina de un 59.4%. Las jóvenes ya no valorarían ni la virginidad ni la fidelidad como antaño. No obstante, pese a una más precoz iniciación de la actividad sexual, habrían factores de riesgo mayores o inmodificados, tales como el embarazo adolescente y la violencia vincular, particularmente entre los/las jóvenes. Mujeres y hombres jóvenes han sido plenamente alcanzados por los cambios que el país ha vivido desde el fin de la Dictadura Militar. Los estudios sociales los objetivizan bajo rubros como “riesgo” o amenaza social: pandillas, drogadicción, desafección con la red pública, cesantía, trabajo temporal, embarazo adolescente. Las jóvenes, en particular, constituyen un “enigma”, una deuda política de los contratos sociales hegemónicos de la Modernidad. Se trata de un sector más pronto a constituir sujeto de consumo que sujeto de ciudadanía. Manuel Antonio Garretón (1999) señala a este respecto que el consumo parece ser un elemento crucial en la formación de la o las identidades juveniles en Chile, refiriéndose no sólo a un comportamiento económico, sino a una forma de sociabilidad (“tribus urbanas”) que abarca tanto bienes materiales como simbólicos y que está muy vinculada al fenómeno de la globalización cultural. Una mirada de género y generación introduce una necesaria resignificación de lo que se entiende por lo político. Maffesoli, teórico sobre las nuevas prácticas juveniles de sociabilidad, plantea que lo político (en tanto soporte del individuo) se ha saturado. El autor da cuenta de que hoy emergen nuevas formas vinculares, especies de tribalismos que han existido siempre pero que hoy se hallan revalorados: sociabilidad del vecindario en las grandes urbes, perdurabilidad de un cierto espíritu gremial, fenómenos todos relativamente ajenos a la “vida política” y más cercanos a lo que el autor llama la socialidad. En esta lógica, mujeres y jóvenes estarían expresando más una crisis de lo político, en tanto expresión de vínculos públicos basados en el individuo, que una crisis de socialidad. Es decir, no se trataría así de crisis de lo político sino de una activa búsqueda de nuevas formas de hacer política, formas que incluyan un repliegue sobre lo privado, sobre la cotidianeidad, formas que contribuyan a “politizar” los cuerpos, la sexualidad, las formas simbólicas y materiales de la intimidad. En la actualidad los/as jóvenes han encontrado otros canales de comunicación y participación en la sociedad para dar (o intentar dar) a conocer sus opiniones, las 6 que escapan del marco de la legalidad imperante, incluso llegando a invalidarla por una mala relación con ésta sobre la conceptualización del poder. Este grupo social es el que hace el cuestionamiento, a veces, de lo que se entiende en la actualidad como legal participación ciudadana. “Desde el mundo adulto se consolida una práctica excluyente hacia el estamento juvenil que se caracteriza por el desconocimiento de la interpelación ética que los/as jóvenes hacen del poder. Pero paralelamente, no surge desde la juventud un discurso crítico de cambio que tome fuerza y legitimidad en la sociedad”. 2 En los/as jóvenes de hoy, el pensarse como agente de cambio pareciera que no pasa solo por ocupar un cargo público gubernamental o pertenecer a una juventud política, porque si bien no se niega que el poder se puede adquirir en un espacio como éste, no es el único en la actualidad que genera validación social y principalmente (relevante para los/as jóvenes) validación entre los/as pares. Este escenario genera una gran incomunicación entre los derechos y deberes que reclaman los/as jóvenes dentro de su ejercicio de ciudadanía y los/as que reclaman sobre el mismo tema otros grupos etarios mayores, que muchas veces en el ámbito público son los que están posesionados en los espacios políticos de toma de decisiones. Si bien en la actualidad se presenta una creciente preocupación por revertir esta situación, es por esta realidad que se hace fundamental que los/as jóvenes tengan canales reales y efectivos de comunicación con otros grupos sociales, lo que depende en gran medida de tener líderes eficientes que logren dar a conocer las opiniones y necesidades juveniles y las hagan valer como opinión validada dentro de nuestra sociedad, sintiéndose agentes de cambio social. En la relación liderazgo-género, la identidad de género tiende a sesgar los tipos de liderazgo que se esperan tanto de hombres como de mujeres. Lo femenino se entiende, generalmente, como ligado al desinterés por el poder, la abnegación, la ausencia de ambiciones, lo que está actualmente relacionado al aprendizaje de las mujeres de no reconocer sus propios deseos, la capacidad de comunicarse, entre otros.3 Si en este ámbito se pretende provocar cambios culturales, tanto las características femeninas como las masculinas debieran estar presentes en los espacios públicos, si se cuenta con la disposición para diversificar los modelos de 2 “Empoderamiento ciudadano de los jóvenes en el cambio de siglo”. Proyecto Fundación Ideas, 1999. 3 Por otro lado, el tema de liderazgo ocupa un lugar importante en la teoría organizacional y se le considera como uno de los factores decisivos del éxito o fracaso de la gestión pública o privada, ya sea que se trate de un problema de producción empresarial o de los esfuerzos "nacionales" de desarrollo, también ha ido incrementándose la seguridad de que las mujeres podrían aportar experiencia significativas al ejercicio del poder. 7 liderazgo, de modo que represente la diversidad cultural de nuestro país y se inicie la búsqueda de formas democráticas de eficiencia del poder. Además, la baja presencia, aún, en lo público de las mujeres permite que nuestros temas, preocupaciones y demandas queden muchas veces fuera de las agendas públicas, así como impide que esa otra forma de mirar el mundo que han aprendido a desarrollar las mujeres, esté siempre presente en los debates nacionales sobre todo en los temas de relevancia para el país. Como consecuencia de esto, es que se hace fundamental estimular el posicionamiento de la mujer en los espacios públicos desde la juventud. La participación ciudadana activa necesita de la ocupación de lo público y por ende necesita de personas que se sientan agentes de cambio social, lo que es mayoritariamente posible si se tiene un ambiente favorable para generar dichas facultades.4 Considerando la posición de la mujer en el ámbito privado, la percepción o concepción que se construye del concepto de género se ve superado en el ámbito de lo público. Pese a los avances logrados respecto de la satisfacción de muchas de las necesidades prácticas de las mujeres, se mantiene la exclusión y postergación estratégica. Esto ha dado lugar a otros análisis y atención a otras dimensiones de las relaciones de género, cuyo carácter determinante en la posición social encierra importantes claves para el logro de la igualdad. Desde esta perspectiva, la discusión actual está orientada al tema del poder. Sin embargo este interés (mujer/poder) y el volumen de esfuerzos reflexivos y de participación que las mujeres han hecho por superar las brechas de género en el ejercicio del poder y en la toma de decisiones, no han logrado vencer las distancias que las separan cualitativa y cuantitativamente de la presencia masiva de los hombres en el poder. 5 2. Los nuevos caminos de la participación: medidas de promoción de liderazgo Históricamente la mujer ha vivido en condiciones de desigualdad respecto al hombre en ámbitos diversos (familia, educación, trabajo, economía y política); la explicación de esta situación se encuentra fundamentalmente en la dicotomía 4 Hoy en día las mujeres jóvenes participan en gran medida de los espacios públicos y privados, gracias a la considerable emancipación de la mujer en el siglo recién pasado. 5 En relación con la participación activa de la mujer en diferentes ámbitos, el ejercicio del liderazgo es una actividad que va creciendo potencialmente. Uno de los ámbitos que ha incluido a mujeres con capacidad de liderazgo, es el laboral. En tanto, la visión actual de este medio centra su éxito en la necesidad de brindar más atención a las actitudes, sentimientos, modos de relación y factores de afirmación personal de los(as) trabajadores(as), lo que condujo al descubrimiento de que la función de liderar y gerenciar exige atributos personales, que en ciertos casos es muy propio del comportamiento de las mujeres como rasgo de género. 8 entre el mundo público y privado que se ha hecho manifiesta en la estructura patriarcal de la sociedad moderna. En el ámbito público, especialmente el que se refiere a lo tradicionalmente político, es donde más se ha dejado sentir esta dicotomía, siendo uno de los espacios donde más han sido discriminadas las mujeres. En este marco, estudios preliminares sobre género y generación distinguen dos grandes estrategias de marginación: discriminación y segregación; la primera despliega las formas simbólicas y normativas; la segunda apunta a las exclusiones físicas y geofísicas. 3. La acción positiva Frente a esta situación de desigualdad estructural, en el ámbito del mundo público existe lo que conceptualmente se conoce como acción positiva, un mecanismo que apunta a promover la participación de las mujeres en los campos político, laboral6 y educativo, que se basa en la idea de que temporalmente y hasta que se logre equilibrar la situación de discriminación, las mujeres deben contar con apoyos institucionales, o de otro tipo, para compensar los efectos de la discriminación de hecho de que son víctimas. Se trata fundamentalmente de un pacto, de un acuerdo político, que tiene la particularidad de constituirse previamente a los cambios que propone. A través de este pacto se pretende que efectivamente los grupos sociales discriminados gocen de grados de “preferencias” para su acceso a puestos de trabajo, instituciones educacionales y puestos de toma de decisión.7 Basada en una ética feminista, la Acción Positiva es un concepto a la vez que una propuesta que plantea salidas posibles e impulsa acciones concretas para “desmontar una de las dimensiones más opresivas de nuestro mundo: la organización genérica de la sociedad, de la cultura y de la política” (Lagarde). En esta lógica, se plantea democratizar los espacios, los procesos y las relaciones de la organización social, apostando a que ese sea el punto de partida de una cadena de transformaciones más profundas a este respecto.8 El mecanismo de Acción Positiva propone tres tipos de medidas concretas para promover la participación y presencia de la mujer en espacios de toma de 6 Primero desde el feminismo y luego desde las políticas de estado, se ha planteado la urgente necesidad de transformar el escenario en el cual las mujeres intervienen y participan, especialmente en el escenario político; en este contexto, surge en la década de los sesenta el concepto de acción positiva. 7 Chile, como Estado participante e integrante de la CEDAW, se ha comprometido en avanzar hacia la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer. 8 Marcela Lagarde; “Identidad política genérica. Acción positiva entre nosotras”. Santiago: Revista Proposiciones 22; Ediciones SUR; 1993. Página 257. La autora plantea que la propuesta de la acción positiva puede efectivamente contribuir a incluir legítimamente una visión feminista en la cultura política alternativa. 9 decisiones; medidas de carácter legislativo, tendientes a eliminar toda legislación discriminatoria existente, y a elaborar los instrumentos legales de promoción de derechos; medidas de refuerzo de la influencia de la mujer en el poder ejecutivo; y finalmente, medidas de refuerzo de la posición de la mujer (especialmente al interior de los partidos) a través de la aplicación de la denominada ley de cuotas, mecanismo que hace posible a las mujeres acceder a puestos dirigenciales e incentiva la creación de departamentos femeninos al interior de las orgánicas partidarias. 4. Las escuelas de mujeres jóvenes líderes Una cultura de igualdad significa reconocer los mismos derechos, responsabilidades y oportunidades de todas las personas, respetando y permitiendo el pleno desarrollo de sus potencialidades. En este sentido, se hace evidente que para avanzar será necesario efectuar cambios en los ámbitos de la familia, educación, actitudes y formas de relación entre las personas. En el caso específico de Chile, si la situación de desigualdad de géneros sigue permaneciendo en diversos niveles de la vida social y pública, la situación de las mujeres jóvenes es agudizada por su doble condición de discriminación: etárea y genérica. Factores como la ausencia de mujeres jóvenes en cargos públicos, y la permanencia de rasgos culturales que avalan formas veladas y explícitas de marginación tanto en varones como en mujeres, desembocan en casi una total ausencia de mujeres jóvenes en las tareas de cambio cultural. En esta lógica, en Chile existen algunas experiencias de escuelas de formación de líderes dirigidas a mujeres jóvenes, tales son las experiencias de la Fundación Ideas y del Instituto Nacional de la Mujer. Éstas iniciativas han apuntado a la potenciación de las capacidades sociales de las mujeres, centrando los esfuerzos en que los logros obtenidos en ese proceso se cristalicen en las instancias de participación (formales o emergentes) donde actúan las mujeres. En este sentido, las escuelas apuestan al protagonismo que debe asumir la mujer joven en los cambios sociales, en aquellos que interesan a su generación y que afectan al género. Lo interesante de estas experiencias con mujeres jóvenes es que son abordadas desde la perspectiva de género, en la medida que una de sus grandes definiciones ha sido la de generar precisamente conciencia de género en las mujeres que se encuentran ejerciendo algún tipo de liderazgo. Así, la escuela se transforma en un mecanismo de promoción de conciencia, a la vez que fortalece los liderazgos de mujeres en lo relativo al tema género, además se transforma en un espacio donde las diversidades de las mujeres (procedentes de diversas organizaciones) se reconocen en lo genérico; este último, aspecto fundamental que facilita, a la larga, 10 el cambio cultural tan necesario para alcanzar una verdadera igualdad entre hombres y mujeres. III. EL ESTUDIO 1. OBJETIVOS El objetivo central del estudio es analizar la participación de jóvenes mujeres líderes en los espacios de toma de decisiones; analizando sus motivaciones, intereses, discurso, expectativas, proyecciones, influencias, estrategias y propuestas políticas. A su vez, se pretende identificar las necesidades, obstáculos y desafíos que enfrentan en el desempeño de sus liderazgos; como también reflexionar en torno a la aplicación de medidas de acción positiva que favorezcan la participación de las mujeres y su acceso a instancias de poder. Por último, a partir del análisis de la información se elaborarán propuestas de medidas de apoyo al acceso de mujeres jóvenes a espacios de toma de decisión. 2. ASPECTOS METODOLOGICOS 2.1. Carácter del estudio El presente estudio corresponde a una investigación exploratoria, considerada como el primer acercamiento a la temática del liderazgo de mujeres jóvenes en Chile. Explorar significa incursionar en un territorio desconocido. Por lo tanto, se inició una aproximación de este carácter, destinada a configurar con la mayor amplitud posible el mapa de sentidos biográficos y discursos públicos vinculados al tópico del liderazgo juvenil femenino. Se trata de construir los pilares básicos del discurso, para empezar a conocer las dinámicas y formas de “ser” de las mujeres jóvenes líderes, el (re)conocer los nuevos temas, los nuevos espacios y las nuevas formas de participar y construir liderazgos que se han ido levantando. Al tratarse de una investigación exploratoria esta se torna flexible, lo cual implica explorar el mayor número de factores posibles, puesto que permite dar cuerpo a una fotografía del liderazgo de las mujeres jóvenes en el Chile actual. 11 2.2. Enfoque Cuantitativo - Cualitativo Para el desarrollo del estudio se utilizaron técnicas cuantitativas y cualitativas. Las técnicas cuantitativas se refieren fundamentalmente a la construcción de un catastro que permitió conocer el número y las características de la población de mujeres jóvenes participantes en espacios de tomas de decisiones en las regiones VIII, V y Metropolitana. Para responder a las preguntas de investigación planteadas correspondió utilizar métodos cualitativos, como son las entrevistas en profundidad y los grupos de discusión, pues permitieron indagar en las significaciones que las mujeres dan al mundo social y su experiencia de vida. Estos métodos poseen las técnicas necesarias para profundizar de manera detallada la experiencia subjetiva. Su principal característica es el interés por el entendimiento o la comprensión, por sobre la cuantificación, permitiéndonos trabajar a nivel de las motivaciones y las creencias que están detrás de las acciones de las mujeres jóvenes. Como técnicas cualitativas se utilizaron: entrevista individual, entrevista grupal y grupo de discusión. El desarrollo del estudio estuvo divido en tres momentos de trabajo de campo: la primera etapa que contemplaba el catastro y el segundo momento que correspondía la realización de las entrevistas y grupos de discusión, dando término, con el análisis de la información recogida, etapa que fue transversal durante todo el proceso de estudio. 2.3. Técnicas De Recolección De Información Catastro Esta técnica nos permitió reunir la información necesaria para dar cuenta, a través de una muestra, de los cargos que ocupan las mujeres, el tipo de organizaciones en que preferentemente participan y las variables que podían influir en la decisión y/o posibilidades de participación, tales como la edad, el nivel educacional, nivel socioeconómico, ser madre o no, entre otras. Para la construcción del catastro se recurrió a las bases de datos ya existentes en distintas instancias locales y gubernamentales, las que se fueron completando con la pesquisa de aquellos datos no registrados y que eran de relevancia para la realización de esta etapa del estudio. Para la recolección de los datos que finalmente dieron forma al catastro, se diseñó una ficha de empadronamiento con diversos ítems que nos permitieron recoger la información de interés para el estudio, tales como tipo de organización, edad, nivel 12 educacional, nivel socio-económico, redes de apoyo, antecedentes familiares de participación social, las cuales fueron siendo profundizadas en la fase cualitativa del estudio. A partir de la información aportada en el proceso de elaboración del catastro, se construyó una muestra acotada de la realidad de las mujeres jóvenes que nos permitió dar paso a la segunda etapa en la investigación. En esta etapa pudimos acercarnos a los sentidos y discursos sociales e individuales de las mujeres jóvenes líderes que participaban en los espacios de toma de decisiones preestablecidos para el estudio. Entrevista individual en profundidad orientada a relato El relato de vida corresponde a la historia de una vida tal como la persona que la ha vivido la cuenta, el objetivo era mostrar el testimonio subjetivo de una persona en la que se recogían tanto los acontecimientos como las valoraciones que realizaban las mujeres de su propia existencia. Esta técnica nos permitió determinar los ejes e hitos característicos en la construcción de la identidad de las jóvenes dirigentas. Esta técnica nos sirvió para situarnos en el punto de convergencia entre: 1. El testimonio subjetivo de las mujeres a la luz de su trayectoria vital, de sus experiencias, de su visión particular. 2. La plasmación de una vida que es el reflejo de una época, de unas normas sociales y de unos valores esencialmente compartidos con la comunidad de la que el sujeto toma parte. El relato de vida nos introdujo en el universo de las relaciones sociales primarias: las relaciones familiares y las pautas de formación y funcionamiento de las relaciones de sociabilidad (grupos de pares) o hacia las relaciones entre los compañeros de trabajo. Al mismo tiempo, nos permitió controlar las variables que explican el comportamiento de las mujeres dentro de su grupo primario, que representa el nivel esencial de mediación entre el individuo y la sociedad (Op. Cit.: 45). La pauta temática propuesta de guía para la realización de las entrevistas, contenía los siguientes tópicos: Historia personal y familiar de participación: o Trayectoria; influencias; motivaciones (continuidades y cambios); o Percepción de cambios en modelos históricos de participación femenina (comparación antes / ahora) o Hitos de la participación o Proyecto de vida o Conciliación público / privado: estrategias 13 Discurso sobre participación: o Significado (deber / motivación), percepción de aporte o “Cultura cívica”: disposición a la cooperación con otros / as; disposición hacia la democracia (adhesión, desapego); disposición hacia los asuntos colectivos (interés, desinterés) o Indagar por el tipo mariano (desinterés por el poder, abnegación, ausencia de ambiciones, auto negación) ¿Existen otros tipos? ¿Qué sectores lo protagonizan? o Percepción de la política (registros); percepción de límites y potenciales de la participación política o Percepción de la participación masculina (medida en que afecta la inserción de las mujeres) o Percepción de medidas de acción positiva. El concepto “discriminación positiva” o Estrategias utilizadas de potenciamiento de la participación o Alianzas (tipos de sectores, plataformas) o Percepción de instituciones (otras organizaciones, espacios de poder como municipio, pp.) o Percepción de movimiento de mujeres (conocimiento de organizaciones, percepción / apropiación de ejes temáticos movimiento de mujeres (participación, anticoncepción de emergencia, despenalización de aborto, proyecto ley sobre derechos sexuales y reproductivos, otros) o Construcción de memoria colectiva: hitos Recursos, necesidades, obstáculos y desafíos para el desempeño del liderazgo o Oportunidades / obstáculos al desarrollo, redes de apoyo o Recursos de gestión y género (habilidades, uso de TIC) o Fuentes de información, demandas de información o Identificación de demandas de apoyo y promoción Entrevista grupal orientada a relato La entrevista grupal orientada a relato o biografía de grupo (en palabras de Ferrarotti), es una propuesta que asume al grupo como una mediación fundamental entre lo social y lo individual, siendo el campo social en el cual la totalización de su contexto social y la totalización que sus miembros hacen de ella coexisten indisolublemente. El grupo se presenta a sí mismo como articulación recíproca de lo público y lo privado, de las estructuras sociales y el yo, de lo social y lo psicológico, de lo universal y lo singular. 14 Esta técnica nos facilitó la aproximación a las experiencias colectivas de liderazgo juvenil femenino, esto es, aquellas directivas constituidas exclusivamente por mujeres jóvenes y mixtas en el caso de algunas organizaciones juveniles emergentes incluidas en el estudio. Asumimos que en estos espacios la experiencia del liderazgo remitía a la construcción de una memoria compartida en la que se alternaban sucesivamente, el grupo primario y el grupo de trabajo. Para reconstruir tal memoria colectiva, no bastaba la sumatoria de entrevistas individuales a las integrantes de una directiva: era necesario acceder al relato del grupo, que nos permitió observar las negociaciones de sentido entre las distintas visiones que producían la verdad (en nuestro caso, verosimilitud) de una organización, así como los hitos compartidos por sus integrantes. Grupo de discusión El grupo de discusión es una herramienta para hacer surgir, con todas sus contradicciones, la estructura motivacional básica de la subjetividad colectiva del grupo (condición o situación de clase) representado en los sujetos reunidos. Se trata de un grupo que sólo se convoca para servir de medio de expresión de las ideologías sociales, como dispositivo de producción de discursos ideológicos; es decir, el grupo es un pretexto para "captar las representaciones ideológicas, valores, formaciones imaginarias y afectivas, etc., dominantes en un determinado estrato, clase social o sociedad global" (Ortíz, en VVAA, 1986: 180). Mediante esta técnica se aspiraba a reproducir el discurso ideológico cotidiano o discurso básico sobre la realidad social en relación a la participación de las mujeres jóvenes líderes. Como técnica nos facilitaba interpretar la disposición motivacional del grupo sobre el tópico investigado, sus creencias y expectativas, así como -en último término- la proyección de sus deseos, resistencias y temores conscientes e inconscientes, etc. De esta forma, el Grupo de Discusión era una tecnología que producía un discurso "donde el habla investigada puede reflexionarse y formularse preguntas, y en que por ser de tipo conversacional grupal, prevalece el componente tópico de la opinión pública: las verdades cantadas como tales, lo que va de boca en boca como lo que se-dice-que" (Canales, 1994: 11). En virtud del carácter exploratorio del estudio, la conversación de los grupos fue provocada a partir de un tema general, de mayor potencia lógica (“la participación en el Chile actual”) que nos facilitó reconstruir el contexto general de la conversación. Una vez desarrollado el tópico, se introdujo la segunda pregunta 15 que consiste en una aproximación directa al tema9 del liderazgo femenino (“la situación de las mujeres jóvenes dirigentes”). En el desarrollo de los grupos de discusión se puso especial atención a los discursos que iban apareciendo en torno los siguientes temas: Discurso sobre la política / participación Discurso sobre género, clase y generación (liderazgo, participación) El análisis se realizó mediante una propuesta de hermenéutica cultural sobre discursos sociales que se detiene en dos momentos: 1. Un primer momento analítico, que descompone el texto en unidades parciales de sentido. En particular, se trabajó con códigos generales que fueron revisados y subdivididos a partir de la información reunida durante el trabajo de campo. A priori, los códigos designaban unidades tales como eventos (ej: participación en elecciones); procesos (ej: desarrollo de la carrera dirigencial); actividades (ej: rutinas de la organización), actores (ej: las propias mujeres, terceros, etc.) y ámbitos (ej: familia, trabajo, organización, territorio). Los códigos fueron nombrados, chequeados y subsumidos en unidades mayores o metacódigos. 2. Un segundo momento interpretativo, que aspiraba a deducir el modelo de conversación pública y las claves biográficas que articulaban el tema planteado, resumiendo los principales consensos, disensos y ejes significativos registrados en el discurso. En esta etapa se efectuó una comparación de los datos en base a los criterios descritos en la muestra. 2.4. La muestra La muestra general del estudio estuvo comprendida por mujeres jóvenes dirigentas, de edades que fluctúan entre 15 y 30 años, que ocupen cargos de toma de decisiones, en organizaciones políticas (Juventudes Políticas), sociales (Juntas Vecinales) y estudiantiles (Universitarias y Secundarias), y que residían en las regiones Metropolitana, V y VIII. 9 Existen otras dos posibilidades de entrada a la conversación: aproximaciones metafóricas (“el feminismo”, “la ciudadanía”) que nombran el tema como si lo fuesen y, en segundo lugar, aproximaciones metonímicas (“el machismo”), que se relacionan con el tema de la participación de las mujeres en la medida que están vinculados por un tema mayor que los contiene (“las relaciones de género en la sociedad”). Ambas constituyen entradas indirectas al tema de interés. 16 El catastro El catastro fue concebido como una muestra del universo de liderezas jóvenes en los ámbitos de toma de decisiones, en las tres regiones propuestas para el estudio. Se utilizaron algunos criterios para establecer las principales características de la participación femenina y, finalmente proceder al trabajo de empadronamiento. El primer criterio definido con relación a la participación de mujeres jóvenes en Partidos Políticos, fue considerar sólo a aquellas que ocuparan cargos a nivel regional, debido a que constituía un espacio real de toma de decisiones al interior de los partidos políticos, con un nivel de impacto mayor que las mismas instancias a nivel comunal. No obstante lo anterior, se constató la existencia de niveles intermedios de decisión que pareció importante considerar, como son las directivas distritales, que contemplan más de una comuna y se equiparan a una circunscripción electoral, por lo que tiene directa influencia en el trabajo parlamentario. Los Partidos Políticos considerados para el estudio son aquellos que se presentaron a las últimas elecciones parlamentarias, a excepción del Partido Humanista, por haber resultado imposible localizarlos. De esta manera, en la muestra quedaron representadas las Juventudes de los Partidos Unión Demócrata Independiente, Renovación Nacional, Democracia Cristiana, Radical Social Demócrata, Por la Democracia, Socialista y Comunista. En el caso de la Federaciones Estudiantiles, se consideraron aquellas que pertenecían a Universidades Estatales y/o Tradicionales, no así las privadas, por considerar que las primeras son organizaciones con mayor impacto a nivel regional y nacional en cuanto a políticas educacionales se refiere. Para el ámbito de las Juntas de Vecinos y los Centros de Alumnos, que representaban el universo organizacional más amplio, se seleccionaron tres comunas por región, lo que representa aproximadamente el 10% de las comunas de cada una de las regiones a estudiar, considerando los siguientes criterios: Que se encontraran en una misma provincia, dentro de la región. Que fuera accesible. Que tuviera un nivel de importancia significativo en el contexto nacional, desde el punto de vista económico, social, político o cultural. Heterogeneidad/Homogeneidad: es decir que presentaran características similares al interior de la comuna, desde el punto de vista socio-económico y que presentaran rasgos de diversidad entre las distintas comunas. Niveles históricos de participación 17 En consideración con estos criterios, es que las comunas seleccionadas para el estudio fueron las siguientes: V Región : Valparaíso, Viña del Mar y Villa Alemana Región Metropolitana : Santiago, Las Condes, La Pintana. VIII Región : Concepción, Lota, Talcuahuano. En el caso de los Centros de Alumnos se consideró como criterios de elección que fueran Liceos municipalizados, que tuvieran una tradición organizacional; de carácter mixtos y femeninos, en el entendido que ambos representaban formas de liderazgos femeninos de distintas características. Finalmente, el Universo total de mujeres catastradas en este estudio corresponde a un total de 85 mujeres, las que se distribuyen de la siguiente manera: Cuadro No 1 Total aproximado de liderezas jóvenes que participan en las organizaciones que comprende el estudio Regiones V Región Región Metropolitana VIII Región Totales Partidos Políticos 9 9 13 31 Organizaciones Estudiantiles 9 22 15 46 Juntas De Vecinos 1 2 5 8 Total 19 33 33 85 De este universo total de 85 mujeres existentes que participan en las diversas organizaciones se catastró un total de 48 mujeres, lo que constituye una muestra que corresponde al 56, 4% del total. Muestra Seleccionada para Entrevistas De acuerdo a los criterios del estudio se seleccionó a partir del universo de la muestra catastrada, a doce mujeres dirigentas jóvenes, de edades que fluctúan entre los 15 y 30 años, que ocupan cargos de toma de decisiones en las organizaciones a las que pertenecen, y que responden a distintos perfiles de liderazgos, ya sea por sus condiciones de vida así como por las organizaciones donde participan. 18 Con el objetivo de garantizar grados de representatividad de los liderazgos asumidos por las mujeres que integran el estudio, se seleccionó la muestra para las entrevistas individuales de la siguiente manera: Cuadro No 2 Mujeres Líderes Entrevistadas10, Juventudes Políticas Organización Juventud Socialista Juventud Demócrata Cristiana Juventud Partido Por la Democracia Región R. Metropolitana V Región VIII Región Cuadro No 3 Mujeres Líderes Entrevistadas, Juntas Vecinales Organización Unión Comunal Viña Oriente Junta de Vecinos Talcahuano Junta de Vecinos La Pintana 10 Región V Región VIII Región R. Metropolitana La caracterización de cada una de ellas se encuentra en los anexos del estudio 19 Cuadro No 4 Mujeres Líderes Entrevistadas, Federaciones Estudiantiles Organización Federación de Estudiantes de Universidad Católica de Valparaíso Federación de Estudiantes Universidad de Chile Región V Región R. Metropolitana Cuadro No 5 Mujeres líderes Entrevistadas, Estudiantes Secundarias Organización Liceo Adventista Liceo Nº1 Javiera Carrera Liceo Nº1 Javiera Carrera Región VIII Región R. Metropolitana R. Metropolitana En el caso de las Entrevistas Grupales, se seleccionaron tres casos interesantes de abordar: 20 Cuadro No 6 Casos Entrevistas Grupales Tipo experiencia Organización poblacional, clase baja “Red Juvenil La Pintana” Localización La Pintana – R. Metropolitana Organización política, clase media, Juventud Renovación Nacional Concepción – VIII Región Organizaciones Emergentes, clase media, “Agrupación de Mujeres de Puertecillo”, “Attac”, “Revista Comunitaria El Pizarrón” Santiago – R. Metropolitana La pauta de conversación, que fue la misma utilizada para las entrevistas individuales, permitió reconstruir el proceso vivido, la memoria colectiva vinculada a la experiencia de participación de las mujeres. Muestra seleccionada para Grupos de discusión La selección de la muestra de los grupos de discusión, tenía como criterios de forma los siguientes: Cuadro No 7 Grupos de Discusión Nivel socioeconómico Generación Situación cuota Situación pareja Carrera Medio – Bajo 18 a 30 años Con cuota, Sin cuota No cohabita, Cohabita Nueva, Antigua De acuerdo a los criterios expuestos se convocó a participar en los grupos a más de treinta mujeres en las tres regiones, cuyas edades fluctuarán entre los 15 y 30 años, que ocuparan cargos de toma de decisiones en las organizaciones a las que pertenecían y que contarán con una experiencia de participación significativa. En cuanto a los grupos de Discusión realizados, se realizaron en total tres: 21 1. Mujeres jóvenes dirigentas de juventudes políticas con cargos a nivel central en Santiago, el cual estuvo compuesto por: 2 mujeres de la Juventud Partido por la Democracia, 1 mujer Juventud Demócrata Cristiana y 4 mujeres de la Juventud Socialista. 2. Mujeres Jóvenes de diversas organizaciones sociales, formales e informales, en la Región Metropolitana: 2 mujeres de la Juventud Socialista, 1 mujer del Comité de Refugiados Peruanos en Chile, 1 mujer de Iniciativa por un país solidario, 1 mujer de ATTAC Chile, 1 mujer de Revista El Pizarrón de villa Frei y 1 mujer cooperante sueca. 3. Mujeres Jóvenes Dirigentas de la V Región: 1 mujer de las Juventudes Comunistas, 1 mujer de la Federación de Estudiantes Universidad Católica de Valparaíso, 1 mujer de Juventud Demócrata Cristiana. 2.5. Periodización del estudio La realización del catastro se llevó a cabo entre los meses de Junio y Agosto, considerando la recolección de bases de datos para contactar a las mujeres jóvenes liderezas, contacto con las dirigentas, ingreso de datos a las fichas de empadronamiento, dando fin con el procesamiento y análisis de la información. Durante el mes de Agosto, terminado el Catastro, contando con una muestra de las mujeres jóvenes en espacios de toma de decisiones, se seleccionó a las mujeres que respondían a los criterios establecidos para las entrevistas y se les contactó, igual modo con las mujeres convocadas a participar a los grupos de discusión. Entre los meses de Agosto a Noviembre, se realizaron entrevistas individuales, grupales y grupos de discusión sin estar éstos ausentes de dificultades, dando cierre a esta etapa para comenzar el análisis y ordenamiento de la totalidad de la información durante el mes de Diciembre. 2.6 Comentarios al trabajo de campo La recolección de la información estuvo determinada por las posibilidades reales de acceder a las mujeres identificadas como mujeres jóvenes en espacios de toma de decisión. En ese sentido, es relevante describir los facilitadores y los obstáculos encontrados para la realización de esta tarea. 22 Facilitadores Uno de los principales facilitadores para la realización de este estudio radicó en el propio interés de las liderezas por el tema convocante, por tanto, en la buena disposición demostrada para contestar la ficha de empadronamiento para la construcción del catastro. Esto fue especialmente válido para las mujeres dirigentas de Partidos Políticos y Federaciones Estudiantiles. Otro aspecto importante para la realización del proyecto dice relación con el apoyo institucional con que contaba éste. La participación de la Fundación Ideas, la Universidad de Chile y el SERNAM, instituciones ampliamente reconocidas por la sociedad civil como organizaciones serias y con una trayectoria de preocupación sobre temas de participación, ciudadanía, género y liderazgo, lo que generaba confianza y responsabilidad entre las mujeres contactadas. Obstáculos Uno de los principales obstáculos encontrados tiene que ver con la dispersión de la información requerida para el estudio. No existe a nivel nacional una política clara en cuanto al manejo de la información sobre organizaciones sociales. A modo de ejemplo la información referente a las JJVV, fue encontrada en distintos organismos dependiendo de la comuna, similar situación ocurrió con los CCAA. En el caso de los CCAA los plazos para realizar el catastro según lo planificado coincidieron con el período de vacaciones escolares, lo que dificultó el contacto directo con las dirigentas. Por otra parte, en algunos casos nos topamos con trabas institucionales de parte de la dirección de los liceos para acceder a las jóvenes. En el caso de las JJVV el mayor obstáculo fue lo fragmentario de la información, sobre la composición de sus directivas, y la dificultad impuesta por algunos municipios de dar la información de contacto. La convocatoria a los grupos de discusión fue dificultosa, tres intentos de grupos de discusión en Santiago, igual situación en Concepción y dos intentos en Valparaíso. Para la posible ejecución de éstos, se debió cambiar la estrategia de invitación otorgando una beca de participación a las mujeres a modo de incentivo, estrategia que finalmente nos dio el resultado esperado. 23 Por su parte, la realización de las entrevistas no estuvo exenta de dificultades, ya que el cumplimiento del compromiso de asistir a conversar no fue tal en cuatro de los casos propuestos a entrevistar, razón por la cual debimos considerar a nuevas mujeres para ser entrevistadas. Dado el conocimiento empírico de las nuevas prácticas asociativas de los/as jóvenes y por ende, de las mujeres jóvenes, el equipo decidió incluir en esta investigación, a modo de poder realizar una comparación, tres entrevistas; una individual y dos grupales a mujeres que participan en otro tipo de organizaciones, espacios que no responden a las estructuras tradicionales de participación donde hoy los/as jóvenes están ejerciendo ciudadanía. 24 IV. 1. RESULTADOS RESULTADOS DEL CATASTRO Respecto a los cargos que ocupan las mujeres en los distintos espacios de organización comprendidos en el estudio, y su relación con la cantidad de hombres que participan en ellos y el tipo de cargos que ocupan, podemos mencionar lo siguiente: 1.1. Juntas de Vecinos En el caso de las juntas de vecinos detectamos que en general hay muchas más mujeres que hombres participando en estos espacios, sin embargo, en su mayoría se trata de mujeres adultas. De acuerdo a la información arrojada por las fichas de catastro, en las juntas de vecinos donde encontramos presencia de mujeres jóvenes, la existencia de mujeres llega al número de 29, habiendo entre ellas 8 mujeres jóvenes y 21 mujeres adultas, mientras que la presencia masculina alcanza el número de 6. Del Universo de mujeres jóvenes catastradas, 6 ocupan el cargo de secretaria, una de tesorera y una ocupa el cargo Presidenta de la organización11. A la vez, son los hombres los que en su mayoría ocupan los cargos de Presidente y Vicepresidente, mientras que las mujeres ocupan preferentemente los cargos de Secretaria y Tesorera. Salvo en dos casos donde la totalidad de la directiva está compuesta por mujeres, en su mayoría adultas. 1.2. Juventudes Políticas En el caso de este tipo de organización la información arrojada por el trabajo de empadronaje difiere con el caso anterior, en primer lugar, porque en su mayoría tanto las edades de hombres como de mujeres corresponden a la categoría “joven”. Además, no hay diferencias tan significativas respecto a la cantidad de mujeres (26) y hombres (35) que participan en estos espacios. 11 Este caso resulta excepcional por dos razones: en primer lugar, corresponde a una junta de vecinos compuesta en su totalidad por mujeres; en segundo lugar, su presidenta es una mujer de 28 años, con 5 hijos, separada, que pese a encontrarse, por su edad, en la categoría “joven”, su experiencia de vida la sitúa en una posición de mujer adulta. 25 En la mayoría de los casos, las mujeres ocupan cargos en la directiva que se relacionan con ámbitos propios de la mujer al interior de las estructuras partidarias, o bien, ocupan cargos de tipo administrativo como delegadas, secr de finanzas, vicepresidencias de segundo, tercer y cuarto orden, encargadas de extensión y cultura. Sólo en tres casos, los puestos de responsabilidad política más importantes son ocupados por mujeres, y en uno de ellos, como es el caso de la Juventud de Renovación Nacional en la VIII Región, la totalidad de los cargos directivos (3) son ocupados por mujeres. En el caso de la Juventud Socialista de la Región Metropolitana el cargo de Presidenta es ocupado por una mujer; al igual que en el caso de las Juventudes Comunistas de la V Región, en donde el cargo de Secretaria Política también es de carácter femenino. 1.3. Federaciones de Estudiantes Universitarios / as En el caso de las Federaciones Universitarias detectamos una mujer, en la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, ocupando el cargo de secretaria ejecutiva. El resto de las mujeres jóvenes que participan en estos espacios ocupan cargos relativos a las finanzas, comunicaciones, administración, extensión y cultura. La excepción la constituye el caso de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Valparaíso, en donde la totalidad de los cargos de la mesa directiva (3 cargos) son ocupados por mujeres. De acuerdo a la información arrojada por la ficha de catastro, el número de mujeres existentes en estos espacios alcanza al número de 10; Los hombres, por su parte, llegan al número total de 24. 1.4. Centros de Alumnos Secundarios El caso de los Centros de Alumnos, junto con el de las juntas de vecinos, es el tipo de organización donde hay más presencia femenina en relación a la masculina. Esto está determinado también porque incluyen el estudio liceos de niñas y mixtos indistintamente. Aún así, en los liceos mixtos, también se percibe la presencia de mujeres en las directivas ocupando puestos de tipo administrativo y en un caso ocupando el cargo de Presidenta. De acuerdo a la información arrojada por la ficha de catastro, se observa la presencia de 19 mujeres ocupando cargos directivos, mientras que se observa la presencia de 5 hombres en los mismos espacios. 26 2. ANÁLISIS DE LOS RESULTADOS DEL CATASTRO El análisis de las distintas variables que conformaban la ficha de empadronaje se puede realizar desde distintas miradas a partir de lo que se busque dilucidar en ellas. Por ello se decidió intencionar la mirada para observar cómo afecta la condición de género y los roles asumidos por las mujeres en la sociedad a los liderazgos catastrados, de modo de tener las primeras luces para el desarrollo y análisis cualitativo de las experiencias de liderazgos. Estado Civil: el 87,5 % de las liderezas jóvenes empadronadas son solteras; el 10,4 % son casadas; el 2,1 % son separadas. Los resultados de esta variable indican que la mayoría de las mujeres que participan y ocupan cargos de toma de decisiones en sus ámbitos organizativos son solteras. Lo que nos lleva a considerar que la condición de soltería es una de las variables importantes que influyen en la decisión y/o posibilidades de participación de las mujeres, actuando como aspecto que facilita y permite ciertos grados de autonomía personal en la elección de las prioridades y en la consecuente distribución de los tiempos destinados a la participación social y política de las mujeres. Por otra parte, atendiendo a los ciclos de vida promedio de las mujeres, se debe considerar a la hora de explicar el predominio de la relación soltería - liderazgo el cruce con la variable edad. Para efectos metodológicos y pensando en la incidencia que tiene la variable edad en la participación social y política de las mujeres que comprende el estudio, establecimos tres tramos etarios a considerar. 1. El primero corresponde al tramo que comprende edades que fluctúan entre los 15 y los 19 años; identificándose en él a 16 mujeres de las 48 empadronadas. 2. El segundo tramo etáreo establecido es el que comprende las edades que van entre los 20 y 24 años, encontrándose en él 17 mujeres de las empadronadas. 3. El tercer tramo etáreo establecido es el que comprende las edades que fluctúan entre los 25 y los 30 años, identificándose en él a 15 mujeres. Las edades de las mujeres que participan en los distintos espacios organizativos que comprende el estudio promedia los 23 años. 27 Estos resultados dan cuenta que no hay predominancia absoluta de un tramo etáreo sobre otro, siendo los tres tramos muy coincidentes entre sí en cuanto al número de mujeres que los componen. Sin embargo, el hecho de que el promedio de edad sea de 23 años da cuenta de que en general las mujeres participan en un momento de sus vidas en que no tienen mayores compromisos de otra índole (pareja estable, hijos/as, trabajo). De hecho, como se verá más adelante, la mayoría de las mujeres líderes se desempeña como estudiantes y son solteras. Frente a la variable Estado Civil, la variable Edad pareciera ser menos determinante en las posibilidades y obstáculos para la participación de las mujeres jóvenes en las instancias organizativas que comprende el estudio. Más bien la edad iría relacionada a los compromisos que las personas van adquiriendo durante su ciclo de vida. En este mismo sentido el 18,6% de las mujeres declaran ser jefas de hogar, mientras que el 65,1% no lo es. Al mismo tiempo el 4,6% responde que ella y su pareja son los/as jefes de hogar, mientras que el 13,9% no sabe o no contesta. Cabe señalar que por el tipo de mujeres entrevistadas, las jefas de hogar corresponden, en su mayoría a mujeres profesionales, solteras y sin hijos. Al mismo tiempo el 79% de las mujeres no tiene hijos, y el 20,9% son madres. El promedio de hijos es de 1,7 por mujer. Sin embargo, cabe señalar que este promedio considera el caso de una mujer, dirigenta de Junta de vecinos, que tiene 5 hijos, lo que altera la media. Sin considerar este caso el promedio es de 1,3 hijos por mujeres. El 6,2% del total son madres solteras, lo que corresponde a tres casos, ubicados cada uno en un tramo de edad diferente. Del total de las mujeres que son madres, las madres solteras representan el 27, 2%. De todo lo anterior se desprende que el ser Madre y/o Jefa de hogar es una variable que influye considerablemente al momento de ejercer algún tipo de liderazgo. El cuidado de los/as hijos/as es resuelto por el total de las mujeres con algún pariente cercano, en la mayoría de los casos, este pariente corresponde a la abuela materna del hijo/a. En segundo lugar aparece el padre, sin embargo, en general, el cuidado de los hijos es resuelto con parientes mujeres (madre, hermana, suegra) Respecto a los datos arrojados según tipo de organización en que participan las mujeres, indican que la mayor participación se da en las instancias directivas 28 de las Juventudes políticas (37,5%). Las mujeres que participan en estas instancias se ubican en los tres tramos de edad establecidos para el estudio, predominando el tramo 25-30 años. Lo anterior da cuenta de que existe una participación de liderazgo femenino importante en este tipo de organización que se manifiesta en el nivel de los tres tramos etarios, aumentando considerablemente hacia el tramo de edades superiores. En el caso de las Juntas de Vecinos, respecto a los otros tres tipos de organización, se da un menor porcentaje de participación de mujeres jóvenes (14,6%). De acuerdo a esta información y a lo constatado en el trabajo en terreno de recolección de datos, la organización vecinal parece ser una instancia poco atractiva particularmente para las mujeres jóvenes, debido a que en ella se percibe una gran participación de mujeres pero en edad adulta. Las mujeres empadronadas que declararon pertenecer a este tipo de organización en su gran mayoría se ubican el tramo de edades superiores (71,4%) y en menor porcentaje en el segundo tramo de edades (28,6%). De acuerdo a los datos arrojados por las fichas de empadronamiento, ninguna mujer perteneciente al tramo etáreo 15-18 participa en este tipo de organización. Para el caso de las organizaciones de tipo estudiantil, que comprende Centros de Alumnos Secundarios y Federaciones Universitarias, la participación de mujeres liderezas alcanza a un 47,9% y en su totalidad convocan a mujeres que se ubican en los tramos de edad 15-19 y 20-25. A esto último se debe el alto porcentaje de mujeres que aparecen con los niveles educacionales enseñanza media incompleta (31,2%) y enseñanza superior incompleta (33,3%), lo que definitivamente no responde a una situación de abandono de estudios sino a que las mujeres se encuentran en el momento con sus estudios en curso, al momento de ser empadronadas y la mayoría de ellas son dirigentes estudiantiles o políticas. Si a lo anterior agregamos que un 4,2% de las mujeres empadronadas se ubican el nivel educacional Técnico Profesional Incompleto, obtenemos como resultado final que el 68,7 % de las mujeres son estudiantes al momento de ser empadronadas. Por último es importante señalar que una historia familiar de participación social y política pareciera influir en la decisión de asumir roles de liderazgo. Esto se desprende de los datos arrojados por la pregunta “¿Existe en tu familia alguien que haya desempeñado cargo de liderazgo en alguna organización? El 58,1% declara tener algún pariente cercano que ha desempeñado algún cargo de liderazgo en alguna organización. En general son los padres (madre 29 y/o padre), y en general la tendencia manifiesta que su experiencia de participación se ha dado en el mismo tipo de organización de sus hijas. El 25,5% de las mujeres no tiene en su familia una experiencia de liderazgo. Y el 16,2% no sabe o no contesta. 3. RESULTADOS DE ENTREVISTAS Y GRUPOS DE DISCUSIÓN Este capítulo se ordena a partir de dos criterios observados en la selección de la muestra de líderes entrevistadas que a juicio nuestro, delimitan recorridos biográficos diferentes: nivel socioeconómico y tipo de organización de pertenencia. En el primer caso, el factor socioeconómico introduce diferencias en el modo de concebir y ejercer tanto la etapa juvenil como el fenómeno del liderazgo (modos de organizar el tiempo y los ciclos reproductivos, disposición de redes de apoyo, responsabilidades a compatibilizar, estilos de participación, entre otros). En el segundo, el tipo de organización de pertenencia (tradicional, emergente 12) está vinculado a construcciones diversas de liderazgo (modos de concebir la participación política, de caracterizar las relaciones de género en la organización, preferencia por determinados temas, etc.). El criterio socioeconómico nos permite distinguir entre la experiencia de las mujeres pobladoras y la de estudiantes y profesionales (el cual define los acápites del presente apartado). El criterio organizacional diferencia aquellas mujeres pertenecientes a organizaciones tradicionales (juntas de vecinos, organizaciones estudiantiles, partidos políticos) y las que desarrollan sus experiencias de liderazgo en colectivos y redes temáticas de voluntariado (esta segunda distinción está contenida en la primera parte del capítulo, y es necesario señalar que es transversal a las dos adscripciones socioeconómicas aludidas). 3.1. Análisis de entrevistas: la experiencia A partir del trabajo de entrevistas y grupos de discusión que realizamos con las mujeres jóvenes podemos señalar algunos aspectos que nos permiten introducir un panorama general de la situación del liderazgo y de la participación de las mujeres jóvenes. 12 Por organizaciones tradicionales entendemos aquellas formas institucionales consolidadas (juntas de vecinos, partidos políticos y organizaciones estudiantiles); por formas emergentes asumimos las organizaciones que responden a la forma de redes o colectivos. 30 En primer lugar, el liderazgo juvenil femenino en el Chile actual constituye un fenómeno que es necesario entender no solo como la puesta en práctica de una serie de destrezas, carismas y potencialidades por parte de las mujeres en los espacios donde participan, sino también como un fenómeno amplio, heterogéneo y diverso, que requiere de ciertas condiciones socio-culturales para ser puesto en práctica. En este sentido, cuestiones como la pertenencia generacional, de clase, la biografía de las mujeres, el nivel educacional, el tipo de relaciones sociales en que se insertan y los grados de desarrollo de una “sensibilidad” de género, entre otros, nos permiten ir estableciendo distinciones entre tipos de liderazgos, cada cual con la especificidad y particularidad que otorgan estos aspectos. Por otro lado, aspectos que se vinculan a las maneras en que las nociones de género se manifiestan en el ordenamiento de la sociedad, y consecuentemente, en el ordenamiento al interior de las organizaciones sobre las que trata este estudio, también parecen relevantes al momento de establecer cuáles son las condiciones reales existentes para el ejercicio de los distintos tipos liderazgos femeninos. Pese a esta heterogeneidad que no se debe perder de vista, aparecen rasgos comunes y generales en las mujeres jóvenes líderes; uno importante es el reconocimiento e identificación de un proceso de transformación global vinculado a una toma de posición de las mujeres en la sociedad, distinta a la de generaciones anteriores (la de sus abuelas y madres), situación que aparece reforzada a propósito de la presencia de mujeres en cargos ministeriales históricamente masculinos, como son defensa y relaciones exteriores. Esta situación es significada por las jóvenes como un proceso de cambios que definen como el logro de un respeto y no como una cesión de espacios y derechos por parte de las instituciones y/o de sus pares varones. Por otro lado, es posible observar en general una relación entre la disposición de antecedentes familiares de participación y la opción de ejercicio de ciudadanía por parte de las mujeres. La incorporación al mundo de las organizaciones puede entenderse desde esta perspectiva como la puesta en práctica de un legado familiar. De hecho, los mecanismos intergeneracionales aparecen determinantes en la medida que implican el traspaso de un saber hacer, así como de un honorpropiedad, esto es, un prestigio o carisma al que se accede por el hecho de pertenecer a cierta familia o linaje de dirigentes. Asimismo, este legado se identifica con la integración a un „ambiente‟, que asume la escena pública como si fuese un tablado donde los dirigentes se hacen notar a través de sus acciones en la otra cara del honor: el honor-virtud, que se logra y acrecienta a partir del mérito propio. 31 La experiencia de mujeres jóvenes en Juntas de Vecinos: las pobladoras En las organizaciones vecinales, escenario tradicional de participación, tiende a producirse un fenómeno de discriminación etaria: los/as jóvenes enfrentan dificultades para el acceso a las sedes y no tienen existencia ciudadana, esto es, no son reconocidos/as como sujetos de deberes y derechos en la organización y más bien parecieran ser objeto de intervenciones (campeonatos deportivos para mantenerlos/as alejados/as de las drogas, etc.). Al mismo tiempo, las juntas de vecinos operan a partir de un conjunto de reglamentaciones y procedimientos burocráticos que parecen lejanos a la temporalidad y sensibilidad propias del sector juvenil. A la larga, estas prácticas operan una segregación de la población juvenil respecto de estas organizaciones. Tal dinámica puede ayudar a explicar la ausencia de mujeres jóvenes en este tipo de espacios13. Para la mujer joven popular, la participación comunitaria se integra como faceta fundamental de un proyecto de desarrollo personal, entendido como proceso de „autosuperación‟. Es el despliegue de un deseo de ser más, de saber más, que encuentra en la vinculación con otros una posibilidad de surgir. Junto a lo anterior, la experiencia de participación promueve un efecto subjetivo de „apertura de mundo‟ en virtud de la movilidad territorial y la exposición a diversas influencias. En la medida que la virtud de las mujeres constituye parte importante del sentido de honor de sus núcleos familiares, las mujeres jóvenes de sectores populares enfrentan un conjunto de restricciones en sus desplazamientos, toda vez que la demanda de „hacer mundo‟ está dirigida hacia los varones. De hecho, un rasgo determinante aquí lo constituye el intento de las mujeres por escapar al condicionamiento genérico que les obliga a ser mujer „de su casa‟, expresado como deseo de trascender el rol doméstico. Es lo que ronda su autodefinición como mujeres inquietas, que necesitan estar en movimiento. “(...) siempre he tenido ganas de servir de saber más allá de lo que uno sabe como dueña de casa. No me gusta quedarme estancada en la misma parte, con eso de los platos, como que no me gusta mucho”. 13 Una excepción constituye la experiencia de mujeres jóvenes que se acercan a las Juntas Vecinales a partir de la organización de Comités de Allegados, que responden a la realidad temprana del emparejamiento juvenil en sectores populares. De hecho, su participación en este tipo de organizaciones se da a la par de su militancia en organizaciones culturales o deportivas propias de la etapa juvenil. 32 Dinámicas del liderazgo femenino popular En sectores populares, la integración al trabajo comunitario implica el aprendizaje de rutinas organizativas y el conocimiento de un estilo de gestión que tiene a los servicios municipales y a las instituciones privadas de beneficencia como un referente fundamental del quehacer, especialmente en la gimnasia burocrática implicada en la gestión de proyectos. Salvo excepciones, las organizaciones vecinales constituyen una correa de transmisión entre la comunidad y los servicios de asistencia municipales y gubernamentales. “ ..., no sé, hay que mandar una carta yo averiguo el nombre, donde tienen que ir, que tienen que llevar, alguna citación, entonces me inmiscuyo harto con ellas. Me gusta participar y si les resulta, bien, que bueno, y si no tratar de ver, no sé, si me consigo algún número, alguna persona que las pueda ayudar yo les digo: sabe qué, hablé con tal persona, puedes llamar a tal persona”. El conocimiento de procedimientos, ventanillas y funcionarios será fundamental en la consolidación de la „vocería‟ de la dirigente. Hablamos de la resolución de los problemas cotidianos de la existencia: provisión de servicios (luz, agua, gas), resolución de conflictos (violencia en la pareja, abuso sexual), actividades recreativas (fiestas del pasaje, campeonatos, aniversarios), proyectos de mejoramiento e infraestructura (construcción de plazas, sedes comunitarias, multicanchas), proyectos de prevención de violencia, consumo de sustancias, que constituyen labores que absorben la vida del/la dirigente/a. “Que la gente que tenga problemas de agua, con SERVIU, todas esas cosas así más social y más los niños chicos por el deporte y a los adultos porque nosotros también estamos, como somos la Junta de Vecinos, la Junta de Vecinos organiza los campeonatos infantiles”. En la medida que la gestión del asistencialismo constituye un rasgo determinante de su quehacer, el trabajo de una dirigente de junta de vecinos tiende a especializarse en una posición demandante respecto del poder local y las instituciones benéficas, cuestión que constituye un aspecto central de la rutina del/la dirigente/a: la presencia en los pasillos de los departamentos de asistencia, la espera de algún funcionario municipal, la ardua tarea del lobby, la cultura del rebusque. Este punto parece central en la medida que funda la afirmación de una cierta distancia de los dirigentes varones hacia lo que identifican como un mundo femenino: subordinación, peticiones y manifestación de carencias. De hecho, un rasgo de gestión valorado por las mujeres en desmedro del estilo dirigencial „masculino‟ tiene que ver con aspectos como la perseverancia y la capacidad de esperar el momento oportuno para negociar beneficios de diversas situaciones. 33 “Yo creo, como te decía antes, la mujer es más luchadora, como más aperrada digamos, o sea por ejemplo, cuando se va a ocupar un sector y hay como hartas juntas de vecinos que tienen que ocupar el mismo sector, los hombres como que se mantienen más al margen, son como más de diálogo. Entonces la mujer es más como: no, porque nosotros los vamos a ocupar, porque vamos a hacer esto, queremos hacer esto y vamos a reunir firmas. Y van puerta a puerta cobrando, y en ese sentido a los hombres no los veo mucho así ¿cachai?: Como te decía antes, el hombre es como de respuestas más concretas: bueno, se logró esto, esto otro (...) es como de conversación de protocolo. La mujer es la que va más al terreno, la que se mueve más”. Sumado a este despliegue de destrezas que permiten a las mujeres relacionarse con el “mundo de afuera”, las dirigentas vecinales también construyen su liderazgo estableciendo distinciones intragénero. En particular, nos referimos a nociones que instalan a las dirigentas en un status superior al resto de las mujeres; son ellas las que tienen el conocimiento y la experiencia necesaria para la resolución de problemas a nivel comunitario y a nivel familiar. Una de estas nociones es la de mamita, que alude a las mujeres que son percibidas en un status de subordinación respecto del poder de sus maridos o de las agencias locales. (...) siempre llegan como bien desesperadas, tratar de calmarlas no más. Aclararle bien la idea, tratar de darle ejemplos; si no tienen conocimiento de una parte donde ir y ella pueda sentirse segura, o si no está siendo maltratada que deje constancia o denuncia”. La mamita es una mujer-niña que debe ser orientada, que no sabe del mundo y debe ser ayudada en las tareas de sobrevivencia. Para aquellas dirigentes de JJVV que conciben su labor a partir de un paradigma tradicional de participación – clientelístico-, la calidad de su tuición sobre las mamitas constituye un importante capital simbólico. Por otro lado, así como las mujeres jóvenes experimentan diversos mecanismos de control de sus desplazamientos por el territorio local –generalmente ejercidos por varones-, su ingreso en el mundo masculino de la dirigencia tendrá el mismo sabor a vigilancia, a ciudadanía „prestada‟ y constantemente sometida a prueba. Doble jornada, doble exigencia: la mujer dirigente debe movilizar saberes y argumentos para suturar cualquier grieta en su argumentación, que no hará más que confirmar su condición de perdida en tierra extraña. “Por ejemplo, si yo quiero hacer algo, un proyecto, necesito hacer algo, entonces yo voy primero saco presupuesto, de esto y esto otro ya?, entonces me toca la reunión con los benditos hombres allá, entonces yo expongo...” miren chiquillos yo tengo mi barrio, quiero hacer tal cosa, en mi población, en mi callejón, no sé y ellos empiezan como yo (CP: Con el 34 cargo), claro y entonces yo me paro, hablo y ellos empiezan a preguntar cosas, como con qué lo vamos a arreglar, valores del cemento y, las típicas preguntas tontas. Yo le digo con tanto cemento, para tanto metro cuadrado de arena, con tanto chancao, tanta agua, entonces esa es la forma de defenderme. Tengo que, antes ver y averiguar bien primero; el presupuesto, preguntarle a alguien, cosa que no nos pillen. Porque si nos pillan, tienen más encima la tupés de reírse y eso, ha pasado.” De hecho, en la medida que el poder municipal tiende a ser representado por varones, una protorebeldía de género se relacionará con el ejercicio de una función de impugnación del poder (demostrándole al poder masculino su error o engaño). La organización del tiempo Una de las dimensiones determinantes para comprender la experiencia dirigencial de las mujeres pobladoras será su concepción del tiempo. Desde un punto de vista general, el significado de la temporalidad estará marcado por una situación de clase: en la medida que tienden a presentar ciclos de emparejamiento y maternidad en edades menores a los de sus pares de clase media y alta, la condición objetiva y la autopercepción de una mujer pobladora tiende a presentar claras diferencias. Una mujer de 25 y más años tenderá a reconocerse como adulta y es probable que haya contraído matrimonio y tenga hijos. “... hay muchas, muchas mujeres que están con guaguas y son jóvenes y lamentablemente no pueden hacer nada porque se le cortan los brazos, o sea con el hijo, los papás trabajan y ella se va tener quedar con él y hasta que no sea el hijo un poco más grande a lo mejor, puede ganar recién una posibilidad de trabajar o algo así, pero yo creo que ellas tienen las ganas y todo pero resulta que no hay dónde dejarlo y no tienen plata para pagar”. De hecho, este punto será determinante en la continuidad de su carrera dirigencial: en la medida que logra el status de mujer casada, con hijos y dueña de casa, se sitúa al interior del modelo de normalidad legítima para una mujer pobladora y en dicha calidad, puede acceder a las redes de cuidado infantil que de otra forma –siendo madre soltera y/o estudiante- le estarían negadas. En ese sentido, las redes sociales de apoyo (parejas, familiares, amistades) constituyen la base clave a la hora del cumplimiento de las tareas de la dirigente 14. 14 A su vez la posibilidad de acceder a recursos de transporte (vehículos) permite el ahorro del tiempo ocupado en los desplazamientos y en esa medida, hacen productivos aquellos lapsos que por su extensión no serían aprovechables. 35 “Mi hermana, mis hermanas son mi gran punto, es que saben que a mí me gusta... Ellas me ayudan po‟. Por ser, si me toca a la diez de la mañana tal día yo dejo mis ollas lavadas, todo, todo, cosa que mi hermana me arme no más el almuerzo, tampoco me gusta de un día pa‟ otro. El aseo, yo llego, de un paraguazo lo hago, o dejo lavado, tendido, planchado, todo...”. Las redes de Apoyo le permiten la derivación de tareas domésticas como el cuidado infantil, el aseo, la preparación del almuerzo así como el aprovechamiento de los „tiempos muertos‟ en la vida del hogar. Aquí, las mujeres jóvenes que se embarazaron en etapas tempranas de su ciclo de vida inculcan en sus hijos/as un sentido de la autonomía que agrega un plus de tiempo a sus labores públicas en la medida que éstos/as aprenden a resolver por sí mismos/as sus necesidades dentro de la casa. Asimismo, en la medida que la resolución de las tareas de crianza pasa por la eventualidad de llevar a sus hijos/as a las reuniones, las mujeres líderes operan un currículum oculto, en cuanto introducen a sus hijos/as en el „ambiente‟ dirigencial, por lo que no es casual que muchas veces los/as niños/as reproduzcan lo observado creando versiones „mini‟ de las organizaciones de sus madres. El fenómeno del „traspaso del carisma‟ así como la práctica del nepotismo son frecuentes a nivel dirigencial. Para las mujeres pobladoras la organización del tiempo doméstico y público será un indicador de autonomía, toda vez que a pesar de experimentar el fenómeno de la doble jornada, interpretan su condición desde un principio activo que subraya un sentido protagónico („yo siempre mato mi tiempo‟). “No porque yo cocinando, ya después, ahora cocino, de ahí me preocupo de aquí, ya después sirvo comida, ya después me…voy a hacer cualquier cosa que hay que hacer allá en la sede, hay que limpiar, que tengo que botar escombros, todas esas cosas...”. Desde este punto de vista, el tiempo que se trabaja para otros fuera del hogar es interpretado por las mujeres como tiempo propio15. Participación y estereotipos de género Entre las mujeres que trabajan en JJVV de sectores populares16 existe cierta aproximación al liderazgo que podemos vincular al „complejo mariano‟ descrito por 15 Lo expuesto introduce matices en la interpretación de la condición femenina a partir de la dicotomía ser para sí/ser para otros, presente en el pensamiento feminista. 16 Aunque como se verá más adelante, tal rasgo no e exclusivo de este tipo de mujeres. 36 Sonia Montecinos: en éste, las mujeres construyen su especificidad genérica a partir de valores trascendentes -moral, altruismo, honestidad, humildad- y en esa medida, afirman la expectativa de un influjo „salvífico‟ o civilizador de las mujeres sobre la participación y la política. Desde este punto de vista, se construyen visiones paradójicas –ideologizadas- sobre el ejercicio del liderazgo por parte de varones y mujeres: si los varones se integran a la política a partir de un interés personal de figuración, las mujeres lo hacen desde el desinterés del aporte comunitario; si los varones se pelean en función de su ego, las mujeres buscarán acuerdos renunciando a su orgullo; si los varones se orientan por valores abstractos, las mujeres lo harán por lo concreto; si los varones se ordenan por lo general, las mujeres pondrán atención a los detalles; si los varones son „quedados‟, las mujeres serán emprendedoras; si los varones prefieren no polemizar, las mujeres serán las que saquen a la luz los reclamos de la comunidad. Mujeres como Teresa de Calcuta y la Princesa Diana representan la máxima realización de estos ideales.17 “...la mujer es la que va más al terreno, la mujer es la que, como te decía yo, a reunir las firmas, la que va a la reunión, la que pide hora, la que va a ver el terreno, la que se mueve más. Yo veo mucho más, al menos en la comunidad, sobre todo a la parte mujer, de hecho predomina mucho más que la del hombre.” “Es que la mujer tiene otra manera de pensar, no como el hombre que es más bruto, en cambio la mujer no, ella la va a pensar y va a querer hacer esto así, tal como tiene que ser po, no como el hombre que de repente la mira toda así a la rápida y llegan y lo hacen y al último les resulta mal.” La vigencia de los estereotipos de género en el mundo público presenta discontinuidades que se relacionan especialmente con la creciente presencia de las mujeres en labores dirigenciales. Como una afirmación de una igualdad de capacidades en el espacio público –a la que sigue una denuncia de la discriminación por parte de los varones-, las mujeres se reconocen vivenciando un proceso de cambio que tiene que ver con una toma de lugar en la sociedad, hecho que se ve reforzado con la presencia de mujeres en cargos ministeriales no „femeninos‟ (defensa, relaciones exteriores). La experiencia de mujeres jóvenes en juventudes políticas y organizaciones estudiantiles: profesionales y estudiantes 17 Una de las temáticas de la entrevista fue relativa a los modelos femeninos que servían como ejemplo a las mujeres en su labor dirigencial; allí los nombres de Teresa de Calcuta y “Lady Di” fueron los más recurrentes. 37 Desde un punto de vista general, si las mujeres pobladoras construyen sus vidas a partir de la respuesta a ciertos hitos biográficos (casamiento, maternidad) y en esa medida la participación constituye un agregado relevante en sus vidas, las mujeres profesionales y las estudiantes acceden a la posibilidad de organizar sus vidas a partir de un diseño de carrera que puede llegar a tener como eje la opción por la participación política. En el primer caso, hablamos del aprovechamiento de oportunidades entronizado en la lógica del atinar; en el segundo, se trata de un plan maestro que implica el cumplimiento de etapas y el desarrollo de un sentido de apropiación de la vivencia asociado al emprender. Las mujeres profesionales y dirigentes estudiantiles organizan sus ciclos de vida a partir de dos ejes: en primer lugar, el logro de los objetivos profesionales y sus principales ganancias asociadas, prestigio y autonomía; en segundo lugar, enfatizan el desarrollo de su carrera dirigencial. Lo anterior implica el desplazamiento de hitos como el emparejamiento y el embarazo. Se trata de mujeres con tiempo propio. El tema de la maternidad en estas mujeres parece ser un tema resuelto, en la medida que la mayoría de ellas no se plantea tener hijos/as en el corto o mediano plazo. Incluso, varias de ellas manifestaron una negativa absoluta frente al tema de tener hijos/as en el futuro, lo que nos permite plantear que el ejercicio de la maternidad es visto como un real obstáculo tanto en sus carreras profesionales como dirigenciales. Vinculado a esto, el tema pareja no aparece como algo relevante en sus proyecciones; y en ese sentido, cuando las mujeres declaran tener pareja o se imaginan la posibilidad de que eso ocurra, son claras en determinar que sólo podrían emparejarse con alguien que perteneciera al mundo de la política, única manera de continuar con sus carreras dirigenciales sin que la relación de pareja signifique un problema para ello. “Es que en algún momento tuve que decidir entre la Federación o él, y bueno, igual ya teníamos problemas que se arrastraban desde hace tiempo pero no, igual yo lo quería mucho, pero no sé, como que de repente uno tiene que elegir cuál es la prioridad, y en este momento mi prioridad es la Federación y si él no era capaz de entenderme, no era capaz de acompañarme, entonces no iba a ser capaz de entenderme y acompañarme en muchas otras cosas que quiero hacer todavía (...) yo creo que ahora es una condición que a él (la pareja) le interese la política”. (Dirigenta, FECH) “Pero no hay como esa capacidad como de democratizar todavía el rol o funciones que nos corresponden tanto a los hombres como a las mujeres en el tema de la familia, que es lo más complejo, porque generalmente la familia es la que se pone como por delante del rollo político o del espacio que tú tienes que tener para participar en política. Ahora, a mí eso me 38 complica harto te contaré, porque si un día yo tengo hijos, familia, no sé cómo voy a hacer”. (JDC) El ámbito de las proyecciones sin duda está determinado por el éxito profesional, que a la par de ser asumido como un factor central que permite alcanzar los “grandes sueños”, es visto como una herramienta de avance en la carrera política, aún cuando tengan que dejar de asumir tantos roles en el ámbito político mientras terminan sus carreras. “Yo miraba hoy día a mis pares y claro hay varios de ellos que todavía no se titulan (...) entonces creo que esa es una fortaleza para nosotras, somos mucho más sistemáticas en el tema de estudiar, y algo que hemos tratado de instalar en los cabros hoy día, se los hago ver como un punto súper importante, que sean súper estudiosos, que es una forma de salir en el tema político, etc. Y las mujeres son mucho más conscientes de eso”. (JDC) Otro asunto es que si en el caso de las mujeres populares tienden a encontrarse mayoritariamente con pares en el ejercicio de sus tareas, en el caso de las profesionales que integran partidos políticos y líderes de federaciones de estudiantes, la realidad es diferente, pues se trata de mujeres que asumen la tarea de ganar un espacio en un mundo eminentemente masculino como son las dirigencias políticas y estudiantiles, por lo general intercomunicadas. Se trata de mujeres insertas en aquello que, desde un punto de vista tradicional, se ha concebido como „ligas mayores‟ de la política. De hecho, esta situación genera un conjunto de implicancias para su estilo de inserción y ejercicio del liderazgo. Entre ellas, la propia cuestión del derecho a la correspondencia social, esto es, la posibilidad de ser reconocida como un igual al interior de la organización es una tarea central a lograr, pues la mujer ha de escapar a una forma de subordinación invisible: su sujeción a tareas eminentemente organizativas o de segunda línea que las grandes organizaciones destinan a mujeres o a representantes varones de menor importancia y que dan continuidad a la división sexual del trabajo. De otra parte, existe un segundo obstáculo: en las organizaciones políticas y estudiantiles tiende a estar fundido el acceso a los mecanismos de formación política18 y los canales de promoción dirigencial. Diversos testimonios demuestran la existencia de un espíritu de cofradía entre los varones que ejercen el poder, de lo cual se deriva una segregación de las mujeres de ciertos espacios y rituales 18 No desconocemos la existencia de los espacios de formación doctrinaria como los existentes en los partidos políticos. Sin embargo, hay un saber propio del/la dirigente/a que sólo se aprende haciendo o „siendo‟, esto es, ejerciendo el cargo y observando a los/as que saben. Estas dinámicas tienden a ocurrir entre varones, alternando espacios formales e informales de la organización. 39 propios de la construcción del espíritu del „clan político‟ tales como actividades deportivas y de sociabilidad informales. “Sí, yo creo que los hombres tienen una educación política, no sé, como que entre ellos mismos se forman; sí, se van formando entre ellos mismos y nosotros no hacemos eso.(...) Es decir, por ejemplo un dirigente después toma a otra persona que es la que él supone que debería ser su sucesor, o toma a varias personas y les empieza a enseñar, pero no es como, no sé, ”hoy vamos a tener clases”, sino que lo empieza a llevar con él, lo empieza a conversar. (...) No, nosotras no educamos a u sucesor, y yo creo que va por eso mismo, porque como son tan poquitos los espacios de participación que uno tiene que en el fondo igual se ponen un poco egoístas, es decir, que ene l fondo uno dice: “la lata es que si yo educo a alguien y esa persona termina siendo mejor que yo, yo ya no voy a tener espacio(...) no tenemos una cultura de formación política, de ir a los cursos, no sé, sobre oratoria o ...” (FECH) “Yo te puedo hablar de la experiencia de mi casa, de mi viejo, mi viejo tiene su lote y ese lote serán diez personas, son máximos dirigentes que tienen cargos públicos, mi viejo (...) llama al lote, se hace una reunión y llega todo el “lotito”, pero no llega ninguna mujer. Y preguntas por qué no vino tal persona: „no, es que tuvo que quedarse con los hijos y todo el atao‟. (...) típico que cuando voy donde mi papá y hay una asado o algo así, él invita a su lote y una se aburre, porque empiezan a hablar de que el tipo de Coihueco, que el presidente, que la lesera, discuten mucho de lo que está pasando, pero no sacan ninguna solución”. (PPD) Lo expuesto trae consigo la configuración de un complejo inverso al referido „marianismo‟ en la práctica política de las mujeres: el travestismo. Se trata de un conjunto de prácticas y actitudes que se fundan en lo que Judith Butler define como abyección, esto es, un proceso de negación de todo rasgo que identifique con el estereotipo del propio género –sensibilidad, expresividad, atención a medios y procesos, empatía- y su reemplazo progresivo por los rasgos propios del mundo en que se aspira a ser reconocido –dureza, racionalidad, atención a fines y resultados, egoísmo-. Se trata de un mecanismo de subjetivación propio de la construcción de las masculinidades hegemónicas, que asimismo implica la internalización de las normas propias de la práctica de la masculinidad: jerarquía, notoriedad, poder-ejercicio19, poder carencia (status puesto a prueba de modo permanente). Lógica de inmigrante, que aprende a anular todo acento que lo delate como ajeno, so pena de perder la nueva ciudadanía. El travestismo es un fantasma que ronda la construcción de identidad en las mujeres insertas en espacios de toma de decisiones. 19 Aludimos a la noción foucaultiana del poder: poder no es poder si no se pone en ejercicio, si no se moviliza. 40 “... yo sé que a veces para las mujeres avanzar en lo que es la trayectoria política es súper complicado, porque uno a veces tiene que dejar de ser mujer, es decir, tiene que ponerse súper dura, súper firme, tiene que ser súper clara, porque si un hombre habla mal y se le enredan los conceptos y no sabe expresar lo que quiere decir, el razonamiento que quiere decir, a nadie le importa y lo van a escuchar igual, y lo van a entender igual. En cambio, si una mujer plantea así las cosas, no la van a escuchar y van a decir que en realidad no sirve para la política. Entonces uno tiene que ser súper racional, tiene que dejar hartas cosas que como que a una la crían para ser mujer en el fondo, para ser como sensible, tratar de entender a los demás y de repente tienes que empezar a ser mucho más fría, mucho más objetiva (...) las personas que se han destacado en su trabajo político que son mujeres, son justamente las que, como te digo, son como muy duras, son mujeres muy duras (...) cuando estás aquí uno no pude tener compasión por nadie y la verdad es que las mujeres somos compasivas, entonces uno cuando está acá como que tiene que perder eso, como que tiene que perder la compasión, ya no puede llorar. (...) si yo lloro aquí perdería todo lo que he avanzado hasta ahora”. (FECH) “CP: Y, cómo lo hace la mujer para entrar al Partido, para ocupar cargos de dirigente, para abrirse paso, para hacer carrera política? CD: Aperrar, no más po‟. Yo soy dura, escucho harto y cuando algo no me parece lo digo y lo digo, no me voy por la tangente, ni por ningún lado, lo digo, soy súper directa y, a veces, por ser tan directa caigo mal.” (PPD) El travestismo construye una visión ideológica del poder. Bajo su óptica, la política es concebida como un mercado al que convergen seres libres e iguales en derechos y oportunidades cuyo lugar en la sociedad es el resultado de sus méritos personales. Desde este punto de vista, se mira con sospecha todo mecanismo de intervención –corrección- externa a la lógica de la libre competencia. Para esta matriz, el dispositivo de acción o discriminación positiva produce ciudadanías de segunda clase, con un peso político subvencionado y en esa medida, falso. “No estoy de acuerdo, porque la ley de cuotas no toma en cuenta los conocimientos y capacidades de una persona, sino que se junta un grupito y ya, saben qué tú y tú tienen este cargo y así es la cosa. Antes que nada, antes de las votaciones ya todos saben quién va a salir, no es porque la hayan elegido, o sea me refiero elegido con votos, o sea que todos los militantes la hayan elegido a través de un voto; si no que la elige la misma persona y, dice bueno ya ésta era la que faltaba y ésta queda y, la que no reciba la cantidad de votos va a quedar igual, porque tiene que quedar”. (JPPD) 41 “La metodología te hace dejar a muchos hombres abajo y no te hace sacar a las mejores mujeres sino que a mujeres con muy poca votación. En el fondo es un sistema tan mal hecho, que al final deja muy mal parada a las mujeres”. (JS) “Lo empezamos a conversar, el tema de la participación, quería plantear la ley de cuotas, quería llevarlo al consejo nacional que había en Santiago, yo quería plantearlo. Empecé a conversar con las diputadas, y empecé a evaluar con los puntos bien claros y no nos beneficia como partido, como vemos nosotras podemos hacernos espacio, va a costar, pero nadie nos va a regalar el tiempo”. (JRN) El mercado se mueve en la ilusión de la igualdad y promueve en el caso de las mujeres la opción por mecanismos de movilidad individual que refractan o desestiman la viabilidad de lógicas de acción colectiva en política, como las promovidas por el movimiento de mujeres. La posibilidad de una alianza de género que potencie la presencia colectiva de las mujeres en política es reemplazada por el empeño –individual- de demostrar una capacidad superior a la de los varones. La experiencia de mujeres jóvenes en organizaciones juveniles emergentes: pobladoras, profesionales y estudiantes Una Experiencia de Jóvenes Pobladoras Como contraparte a la experiencia de las mujeres jóvenes que participan en las juntas de vecinos, se quiso incluir en el estudio la experiencia de mujeres jóvenes que forman parte de una organización emergente de carácter netamente juvenil, la Red Juvenil de La Pintana, con el propósito de dar cuenta y analizar cuáles son los desafíos del liderazgo femenino en este tipo de espacios. El interés por incluir este nuevo aspecto en el estudio, se sostiene en la constatación de que hay una escasa participación de mujeres jóvenes en el ámbito de la junta vecinal, y que la participación se concentra en un tipo de organización no formal, donde claramente los liderazgos que ejercen las mujeres denotan un sentido común de ir más allá de “lo personal”, sobre todo atendiendo a que se trata de un tipo de participación voluntaria, no remunerada y que muchas veces implica grandes postergaciones de otros aspectos en la vida de las mujeres jóvenes. En el universo poblacional, las organizaciones que constituyen su identidad en torno a la idea del voluntariado marcan una diferencia respecto a las formas tradicionales, representadas por la junta de vecinos. De modo principal, concitan la adhesión de la población juvenil; en segundo lugar, permiten a las mujeres jóvenes un conocimiento integral del entorno próximo; por otra parte, el trabajo con 42 niños/as, jóvenes y mujeres, introduce el salto desde un enfoque „de servicios‟ a uno „de derechos‟, conectando con dinámicas de autogestión y promoción del autodesarrollo. Al mismo tiempo, las organizaciones voluntarias afirman una diferencia respecto de las JJVV en el sentido de no vincular su accionar a la existencia de recursos provenientes de los proyectos. Esto les permite acceder a una visión de largo plazo que las organizaciones vecinales no logran desarrollar, en la medida que vinculan su quehacer a la resolución del día a día. En ese sentido, los/as dirigentes/as de organizaciones de voluntarios perciben el carácter dependiente de las organizaciones vecinales, producido por su frecuente carácter de correa transmisora del municipio y las organizaciones privadas de beneficencia respecto de la comunidad („las JJVV existen en términos jurídicos para proyectos‟). En términos de los modelos de liderazgo femenino y los modelos organizativos que miran como referentes para reflexionar sobre lo que quieren y lo que no quieren “ser”, las jóvenes que participan en el voluntariado de La Pintana, perciben una gran diferencia en el modelo dirigencial de la junta vecinal y en el tipo de organización que representan, precisamente en lo que se refiere al tema de los recursos y la gestión de proyectos. “(...) no seguimos los mismos lineamientos porque nosotros pretendemos hacer un trabajo siempre a pesar de que haya o no haya recursos, y acá éste ha sido como un sector donde siempre llegan como varios recursos, pero la gente como que se aperna a eso, o sea, si no hay proyecto no construyen nada; entonces las juntas de vecinos aquí de repente pasan a ser como fantasmas, no tienen algo claro que hacer. (...) existen en términos jurídicos para proyectos, para ese tipo de cosas, entonces hacen alguna actividad que tenga que ver con un proyecto pero ahí se quedan, no hay un trabajo continuo”. Si bien, en la Red Juvenil de La Pintana desarrollan un trabajo vinculado a la postulación de recursos para llevar adelante sus iniciativas, éste no es el único ámbito de acción en que se enmarcan. La autogestión y la colaboración mutua entre los diversos grupos que conforman la red es importantísimo tanto en términos de recursos propiamente tal, como en términos del carácter o impulso vital que adquiere el voluntariado. Otra clara diferencia que marca la participación en las organizaciones voluntarias con las juntas de vecinos, son los temas de interés que mueven la participación. En el caso de la Red Juvenil, los grandes temas y preocupaciones tienen que ver con demandas y objetivos a trabajar que son específicos de la generación y que se enmarcan en la realidad de los/as jóvenes del sector de La Pintana. Tales temas son: 43 El desempleo juvenil y la capacitación laboral para paliar sus efectos. La violencia intrafamiliar. La escolaridad y la deserción escolar. La prevención del consumo de drogas en niños y adolescentes. La sexualidad y el problema del embarazo adolescente. La infancia y la familia. Pese a la especificidad de estas temáticas y a la directa relación que tienen con la cotidianeidad de la vida en la población, las preocupaciones de las organizaciones voluntarias trascienden el ámbito local en la medida que se conectan con convocatorias nacionales. Tal es el caso de temas como la pedofilia, los derechos del/la niño/a, la violencia intrafamiliar y los consumos abusivos de sustancias. Los modos de regulación de acceso al poder y las dinámicas “partidarias” al interior de la organización social tradicional, como son las juntas de vecinos y las organizaciones de carácter partidario, plantean a estos/as jóvenes la reflexión en torno a nuevas maneras de hacer política. Si bien, la mayor parte de ellos/asse declaran apolíticos en términos partidarios, si demuestran interés por la política pero otorgándole un sentido distinto. Los/as jóvenes sienten que la política tradicional no ofrece representatividad generacional y mucho menos sectorial, por lo que han debido plantearse sus propias formas de participación y de ejercicio de ciudadanía. Estas organizaciones voluntarias, en especial si están formadas por jóvenes, tienden hacia liderazgos horizontales. En el caso de la Red, funciona un equipo “motor” que se encarga de administrar el espacio donde ésta funciona, otro equipo más amplio se encarga de la coordinación entre los diferentes grupos y, todo lo que se refiere a la toma de decisiones se realiza a través de votaciones sobre las que se va decidiendo la manera de abordar el trabajo. El sentido político del trabajo que realizan estos/as jóvenes está dado por el tema de la igualdad, no sólo con relación a los géneros, sino también con relación al ejercicio de derechos al interior de la organización. “Todos los que participan tienen el mismo nivel de compromiso, el mismo nivel de hacer cosas y eso es lo válido. (...) el objetivo siempre ha estado, en torno a los niños, en torno a los jóvenes, a mejorar el tipo de vida. Esa es como nuestra política, empezar a hacer cosas, y cuando nos hemos tenido que enfrentar ya sea en el municipio y en otras instancias, siempre hemos puesto que nosotros somos autónomos, que pertenecemos a nosotros mismos. Nosotros tenemos nuestra propia representatividad y por lo tanto nosotros hacemos valer también nuestros derechos”. 44 Estas relaciones de tipo horizontal se caracterizan porque se construyen en torno a prácticas de equidad de género en el acceso a los recursos y la toma de decisiones. Pero esta situación de equidad no implica que no se reconozcan diferencias de género al interior de la organización, sobre todo en lo que respecta a los modos en que varones y mujeres abordan los temas que se plantean trabajar. “Las mujeres somos más sensibles a algunos temas, yo lo veo así, no sé si los demás, pero yo lo veo como que los hombres hacen cosas ¿cachai?, y piensan que haciendo una cosa pueden resolver todo el problema, las mujeres no, son como más sensibles, entonces para ella un caso es distinto a todos los otros casos. No sé po, el tema de la familia, el tema de los niños ¿cachai?, de repente aquí en la misma organización suponte pa‟ un niño que se porta mal, pa‟ nosotras es que tiene problemas, pa‟ ellos es que se porta muy mal ¿cachai?, entonces abordamos los mismos temas ¿cachai?, pero de forma diferente.” “Es como más grande la fuerza de las mujeres, o sea, no es que seamos feministas ni mucho más, pero de repente yo, no sé, yo lo pienso, será el instinto maternal que tú puedes trabajar más con niños que los hombres trabajar con niños (...) nosotras vamos más al hecho de las mujeres de que vamos a la prevención de los niños, yo creo que los hombres van más al hecho de trabajar y mucho les cuesta, no son muy partidarios de trabajar con niños, o sea van como a tratar de agarrar adolescentes ¿cachai?, entonces yo creo que es como muy distinto el trabajo de los hombres con las mujeres, los hombres se empiezan a aburrir, se van, llegan otros pero casi las mismas mujeres seguimos”. Existe la idea por parte de las jóvenes de la Red de que la principal diferencia entre hombres y mujeres al interior de la organización, tiene relación con una diferencia en las “sensibilidades” y consecuentemente en el sentido de proyección que le otorgan al trabajo, fundamentalmente al trabajo con niños/as. Para estas jóvenes los/as niños/as son vistos con un verdadero potencial que hay que explotar; así, se trabaja con ellos/as en temas de prevención, de escolaridad y de la familia, y se les ofrece un espacio permanente de recreación en el terreno donde se encuentra la casa donde funciona la Red. “Yo lo he pensado, de repente he dicho “no esto no va a ser para toda la vida”, pero es difícil, uno se mete a trabajar pero igual te pegas (...) y al final yo creo que lo pensai como un proyecto de vida porque es tu comuna (...) a esos niños los queremos ver crecer ¿cachai?, los esperamos ver con dieciocho años y ojalá ver que a los dieciocho años no probó la droga o no se quedó en la droga, y es un mérito para nosotras y una satisfacción decir “ah, hicimos una buena pega en su momento”. 45 Por otro lado, buena parte de estas organizaciones se construyen en torno a cierta „moratoria forzada‟ producida por fenómenos como la cesantía juvenil y/o los períodos de preparación de la PAA. En virtud de ello, se trata de orgánicas que a pesar de concitar grandes energías, están regidas por ciclos de auge y latencia. Desde este punto de vista, resultan fundamentales prácticas como el reconocimiento de la memoria organizacional, rituales de refundación, mecanismos de traspaso de saberes y responsabilidades hacia los nuevos integrantes, así como la promoción de dinámicas de discusión colectiva y de alternancia en el poder. En las organizaciones juveniles, resulta determinante la incidencia de fenómenos como el embarazo no deseado, en la medida que implican un corte abrupto de la pertenencia generacional y una interrupción de la participación en organizaciones. “A las mujeres jóvenes cuesta un mundo mover, las mujeres suponte entre 22 y 29 años, cuesta un mundo moverlas. Yo creo que, a ver, (entre hombres y mujeres) participan como el cincuenta por ciento ¿cachai?, por el tema de que casi la mayoría entre los 17 y los 21 años están embarazadas, entonces más adelante como que no participan más”. Desde este punto de vista, el abordaje de materias relacionadas con la sexualidad y los derechos sexuales y reproductivos constituye un aspecto principal que incide tanto en la continuidad de las organizaciones como en el acceso a los espacios de participación para las mujeres jóvenes. No debemos olvidar que la eventualidad de un embarazo sitúa a la mujer joven popular en un „limbo social‟: no tiene autonomía económica, no legitima su embarazo con el emparejamiento (las paternidades adolescentes tienden a asumirse en soltería), discontinúa sus estudios. Lo anterior se traduce en una cuasi pérdida de los derechos de ciudadanía y en la experimentación de un conjunto de restricciones a su desplazamiento, cuestión fundamental a la hora del acceso a los espacios de participación. La experiencia de jóvenes estudiantes y profesionales Las mujeres profesionales o estudiantes que se insertan en organizaciones emergentes participan de un movimiento de crítica de las formas tradicionales de ejercicio político que se traduce en la construcción de formas de poder que caracterizamos como rizomáticas en oposición a lo arborescente, recogiendo la metáfora propuesta por Guattari20 para comprender la dinámica cultural de las organizaciones. Para esta visión, "los diagramas arborescentes proceden por 20 Cooper, David; Glosario del Esquizo-análisis; en: Guattari, Felix; Cartografías del Deseo; Francisco Zegers editor, 1989. 46 jerarquías sucesivas, a partir de un punto central, donde cada elemento local vuelve a ese punto de origen. Al contrario, los sistemas en rizomas o en enrejados abiertos pueden derivar al infinito, establecer conexiones transversales sin necesidad de centrarlos o cerrarlos". 21 Desde estas configuraciones, el poder tiende a ordenarse por lógicas no tradicionales y, en esa medida, a configurar sistemas de prácticas que se fugan de las reglas hegemónicas (jerarquía, exclusión, privilegio, subordinación). En esa medida, promueven nuevos modos de relacionamiento entre varones y mujeres al interior de las organizaciones. Las organizaciones juveniles no tradicionales (redes, colectivos) representarían aproximaciones a este modo emergente de ejercicio del poder. A partir del trabajo de entrevistas individuales y grupales realizadas a mujeres jóvenes que participan en organizaciones emergentes, podemos señalar una primera cuestión relevante que aparece como idea central para este análisis. La configuración de las visiones y prácticas que se desarrollan en este tipo de organizaciones, constituyen un sistema que se fundamenta en primer lugar en una mirada generacional respecto al mundo que se constituye fuera de la realidad de estos/as jóvenes. Así, el tema de la participación está cruzado por la idea de “modificar” a pequeña escala tipos de relaciones sociales que estarían en crisis y que ni el mundo adulto ni la política tradicional se habrían preocupado de transformar. “Creo que hay que inventar trucos y hacerlos. No puedes quedarte con el mismo discurso de hace 20 años atrás. No puedes quedarte rayando las paredes, inventa otra cosa. Creo que la creatividad es algo súper básico para poder modificar (...) Igual siento que hay un factor generacional muy fuerte, en el sentido de que la edad está aparejada con la responsabilidad; mientras uno es más joven tiene más opciones, puedes jugártela por muchas cosas, pero también creo que hay que ser más capaz y ser más flexible, por ejemplo, los políticos: si el bando contrario tiene una buena idea, no por ser contrario lo vas a echar por la borda, la mejora va a ser parta todos independientemente a quien se le ocurra la idea”. (Agrupación de Mujeres de Puertecillo). En este sentido, la experiencia del golpe de estado en 1973, aunque fue un proceso no vivido en carne propia por varias de estas jóvenes, sigue teniendo sus 21 El término rizoma proviene de la botánica y define los sistemas de tallos subterráneos interconectados de ciertas plantas como el lirio. En los sistemas sociales, es el diagrama de las redes sociales, que pareciera ser otra manera de nombrar la fase de latencia de los movimientos sociales. Su lenguaje está dominado por dicotomías como cerrado/abierto, conversación /monólogo, jerárquico/horizontal, concentración/lateralización, que trasuntan lógicas diversas de desarrollo. 47 huellas; esto se puede afirmar al constatar que existe por parte de los/as jóvenes una nueva mirada frente al tema de la política tradicional, una mirada cruzada por el factor generacional que se vincula a una lógica o racionalidad que denota una crítica a la lógica partidista del Chile de las últimas décadas. “Yo creo que los jóvenes pueden ser más potentes que las generaciones antiguas por toda una carga política del gobierno militar, hay que ser más atrevido”. A su vez, aparece también en los discursos de estas jóvenes un claro interés por la participación ciudadana, pero un tipo de participación que es imprescindible modificar tanto en sus lógicas como en sus mecanismos. Las jóvenes manifiestan interés por problemáticas globales que afectan a la sociedad, y en ese sentido, su práctica política también se funde con un interés por provocar cambios de país a largo plazo. La idea del “micro proyecto” cobra relevancia cuando se trata de la realización de un trabajo a pequeña escala, que tenga incidencia en su entorno más cercano (familia, grupos de pares, etc.) y que apunte a la transformación de las relaciones de género incluyendo en ese proceso no sólo a las mujeres sino también a los varones. “(...) creo que es difícil participar de un movimiento de mujeres que busque un cambio importante, significativo, que sea coherente, porque requiere no solamente de la comprensión de las mujeres, de lo que necesitamos las mujeres, sino de la comprensión de la sociedad entera, incluidos los hombres, de asumir las diferencias y dar las condiciones para que las mujeres “procreadoras” podamos mantener nuestros derechos igualmente, pero compartiendo la carga de “eso” entre todos. Si no hay más hijos este país desaparece”. El ejercicio de la maternidad es visto por la mayor parte de estas jóvenes como uno de los aspectos de la desigualdad de género más legitimados por la sociedad, y en ese sentido, el impacto que tiene en la participación es de gran envergadura. De acuerdo a la experiencia relatada por las jóvenes pobladoras, las militantes de orgánicas políticas y las estudiantes y profesionales, efectivamente el ejercicio de la maternidad constituye un obstáculo real para la participación política y social, las diferencias sectoriales están dadas por las maneras en que resuelven esa problemática. En el caso particular de las jóvenes estudiantes y profesionales que participan en organizaciones emergentes y tradicionales, la resolución pasa por la opción de no ser madres definitivamente o bien, en un mediano o largo plazo, dependiendo de las edades en que se encuentran. “Por lo general no he sentido obstáculos ni he dejado que existan, pero en términos globales hay dos: las tareas tradicionales asignadas a la mujer y la maternidad. Que lata decir que es un obstáculo la maternidad, pero impide 48 participar más a la gente en proyectos, movilizaciones, comprometerse con proyectos”. “Desde mi punto de vista es un obstáculo tener guagua y personalmente también. O sea, muchas mujeres jóvenes aplazan formar una familia porque quieren hacer otras cosas, y esas cosas son posibles de hacer si no tienes hijos, y eso está determinado por el rol histórico de los sexos”. En este sentido, la opción de postergar o negarse al ejercicio de la maternidad parece ser una condición generacional que cobra fuerza con el tiempo. Las jóvenes de las nuevas generaciones, sobre todo si se trata de jóvenes con recursos, proyectos de vida que escapan a la tradicional asignación de roles y, además, con todas las posibilidades de acceso a la información necesaria y a los mecanismos para evitar un embarazo no deseado, pertenecen a una generación que prioriza por el “ser para sí”, poniendo en orden de primera importancia el proyecto profesional y el compromiso con la participación en sus respectivos espacios de desarrollo político. Otra situación, es la opinión que poseen del movimiento de mujeres y cómo se hacen cargo de los logros obtenidos por éste; en este punto, a diferencia de las jóvenes pobladoras a las que se hizo referencia en el apartado anterior, las jóvenes estudiantes y profesionales, fundamentalmente las que pasaron por la Escuela de Líderes (impartida por Fundación Ideas), sí tienen conocimiento sobre el movimiento de mujeres y una clara opinión frente a ello. “Conversando con mis amigas comparto la percepción de que el movimiento de los último cinco años no se visibiliza, de que el gobierno no está haciendo nada. (...) nuestro propio movimiento se estancó y también fuimos sobrepasadas por otros movimientos sociales que son más fuertes ahora; de la diversidad sexual, los movimientos medioambientales, lejos tienen más visión sobre temas sociales de todas maneras. No sé porque pasa esto. Tengo una percepción bien arbitraria que tiene que ver con generaciones antiguas, pero no sé qué se puede hacer al respecto, siento que se echan de menos y que hacen falta todos estos movimientos, de mayor presencia. Por ejemplo, yo echo de menos que los movimientos de mujeres tengan un planteamiento muy fuerte, principalmente ahora que se está hablando de divorcio, se ven súper poco los planteamientos.” Los temas de género, desde la perspectiva de estas jóvenes, son importantes de trabajar al interior de sus organizaciones; algunas de ellas inclusive están constituidas sólo por mujeres, como es el caso de la Agrupación de Mujeres de Puertecillo. Sin embargo, y pese a la relevancia que le dan a la problemática de género, pareciera que aún el género no logra constituirse en un tema convocante a movilizarse y transformar la sociedad, más bien continúa siendo un tema 49 secundario al interior de las organizaciones, en donde son fundamentalmente mujeres las que asumen iniciativas referidas a esto. “En mi organización (el género) particularmente no es un tema relevante o que se tire para abajo. Es una organización bien igualitaria, no hay muchas diferencias, la variable género no es algo determinante, mujeres y hombres opinamos igual. Como mujeres no estamos disminuidas”. “Se extraña que no haya una opinión que compete a todos, si las mujeres que tienen voz para decir algo, no ha surgido. No es fácil. Hay otros temas más urgentes que el tema de las mujeres y eso hace difícil abrir la discusión sobre las mujeres localmente”. Por lo general, los temas de impacto local y convocantes de identidad generacional ponen de manifiesto la importancia de otras cuestiones a resolver por sobre las relaciones de género. 4. ANÁLISIS DE LOS CONVERSACIÓN GRUPOS DE DISCUSIÓN: LA En este capítulo, se desarrollaron los distintos tópicos, consensos y disensos que, en su conjunto, constituyen una aproximación a la conversación de las mujeres jóvenes que participan en organizaciones. Los dispositivos de investigación (grupos de discusión) fueron integrados por mujeres que participan en organizaciones políticas a partir de dos modalidades de inserción: como parte de las estructuras tradicionales (distintos niveles del escalafón partidario) y bajo modalidades no tradicionales (en tanto militantes y a la vez, integrantes de colectivos y redes de mujeres). En este último caso, un sector de ellas participó en la escuela de formación de líderes de la Fundación Ideas. Se trata de mujeres sin hijos, con formación profesional, algunas de las cuales están en cargos de representación nacional. 4.1. Estructura general de la conversación La puesta del tema, esto es, la participación de las mujeres jóvenes en el Chile de hoy, apunta a una entrada directa que pretendió conjugar los tres ejes que constituyen la experiencia común de las hablantes: su condición ciudadana (ser militantes de partidos políticos), temporal (pertenecer a una misma cohorte generacional) y, por último, su condición de género. Las jóvenes responden a la pregunta inicial asociando la noción de participación con el rasgo que define su particular experiencia de vida, el ser militantes de organizaciones políticas. 50 En términos generales, la conversación se construye sobre la base de un consenso en torno a la legitimación de las modalidades tradicionales de participación en política, esto es, los partidos, sus estructuras y lineamientos. Será a partir de estos rasgos que las mujeres de esta generación definirán sus avances y retrocesos en materia de inserción pública y participación. El dominio “la política” aparece definido como un espacio en el que distintos grupos y sensibilidades despliegan sus luchas por la hegemonía, construyendo prácticas de inclusión y exclusión. La política sería un dominio cuyas “reglas” se presentan a las hablantes como naturalizadas, esto es, incuestionables. Reglas que una mujer debe aprender a conocer, dominar y aprovechar en su beneficio. El análisis alude a la política y sus reglas como “el juego”. Sin perjuicio del predominio de las formas tradicionales de concebir la participación, existen dos discursos respecto del dominio “la política”: el que está dentro del „juego‟ –que se nombrará como „converso‟ o integrado- y el que, inserto en el campo político, aspira a reconocerse fuera del juego de dos modos: impugnando la política y sus reglas (en ese sentido es subverso o contestatario) y llamando a inventar „otro modo‟ de estar allí a partir de un imperativo ético („humanizar‟ la política). En su versión conversa, la política es concebida como un compartimento diferente a la sociedad civil22, cuyo despliegue se organiza a partir de un mensaje fundamental: mañana gozareis, esto es, su condición de promesa orientada hacia un futuro en el cual, una vez resueltos los aspectos urgentes de la existencia, habrá posibilidades para disolver las otras desigualdades que existen en la sociedad, particularmente la inequidad de género. Es un discurso que, si bien no evade la crítica de algunos asuntos que se relacionan con la desigualdad (el control de la sexualidad, la carga de la doble jornada, entre otros), no alcanza a construir una interpretación donde éstos sean algo más que las reglas ocultas de la política y, en esa medida, los naturaliza. Bajo el paradigma converso, la carrera política asume un carácter individual y desgenerizado. En el primer caso, se puede hablar de la inexistencia de lazos de solidaridad entre contrincantes; el segundo refiere a la renuncia de sostener la diferencia genérica como un modo legítimo de estar en política. La política es el mundo de la meritocracia. En la corriente alternativa o subversa, se encuentra un discurso que arrancando desde lo que llamaremos acción desde el cuerpo, ejerce una crítica de género que funde una impugnación de la condición femenina en política (discurso de género) y 22 En desmedro de aquellas visiones que codifican lo político como una expresión de lo civil que, en esa medida, reproduce en su interior las mismas tensiones y desigualdades que caracterizan a la sociedad. 51 una contestación de las formas tradicionales de estar en política (crítica generacional): sus aristas competitivo-instrumentales, su orientación al corto plazo, su negación del cotidiano. Accionar desde el cuerpo significa reconocer el género como fundante de una especificidad de la práctica política: la condición subordinada de las mujeres, que se expresa tanto en lo generacional como en lo genérico, constituye una situación problemática que, al tiempo que inaugura la posibilidad de un discurso reivindicatorio de la condición del sujeto femenino, asume tal contenido como un principio de renovación de la práctica política (dentro y fuera de los partidos; en el largo plazo y en el cotidiano). En este discurso, el género constituye un espacio fundamental de la construcción política; es más, viene a nombrar uno de los focos en que la política puede aspirar a renovarse. La política es el mundo de la lucha por la legitimidad. Entre distintas posturas, entre generaciones, entre varones y mujeres. 4.2. Discurso converso: “esfuérzate y no digas lo que eres” En su generalidad, el discurso converso arranca de experiencias de vida de mujeres que comienzan tempranamente su inserción en las distintas responsabilidades que caracterizan el desarrollo de una carrera partidaria. Para las mujeres jóvenes que definen su pertenencia al mundo político de un modo que daremos en llamar „consagrado‟23, la posibilidad de afirmar la condición de género como un modo de estar en política constituye, más que una manera de abrir un espacio, una forma de remarcar un abismo o hendidura que viene a separar a la mujer de un mundo en el que se ha sentido inserta de modo „natural‟. Bajo esta óptica, el relevamiento de la condición de género, más que una reivindicación, significa el reconocimiento de una debilidad: es un „atajo‟ que rompe con la ley de la meritocracia y que a la postre, pone en cuestión la validez de los logros de una mujer. “soy dirigenta desde que nací, jamás he quedado en un cargo por discriminación positiva, me he preocupado de eso, una demuestra su trabajo con esfuerzo y poniéndose codo a codo y no hablar del tema mujer...mientras uno asume que es una mujer política, un animal, que tienes que parar a la gente y decir cosas...si lo haces con sentimiento no tienes para qué decir que eres mujer porque eso se nota. Creo que hay diferencias en el actuar político de un hombre y una mujer pero no creo que hay que decir eso, enmarcarlo, creo que eso nos separa mucho más de nuestros compañeros” .(Grupo de discusión Nº1, mujeres políticas). 23 Se trata de una consagración total a la política, a sus dinámicas y horarios: es la figura del „animal‟ político. 52 Para el discurso converso, la diferencia de género debe quedar en el plano de lo implícito, de aquello que, tarde o temprano, aflora de modo sutil como el plus que se atribuye al ejercicio femenino de la política: su superioridad moral frente a las prácticas y estilo masculinos (que más tarde será identificado como el sentido humanista u holístico –integral- del ejercicio femenino). En ese sentido, la resolución de la inequidad de género se desplaza hacia un lugar del futuro: al plano de lo incierto, al estilo de una inversión que tarde o temprano rendirá sus frutos. Es la antigua coartada de lo urgente y lo importante, que define una jerarquía de las contradicciones que la política deberá resolver y donde el relacionamiento entre varones y mujeres no está en prioridad y tiende a permanecer como esta cosa del género. En todos los documentos del congreso se habla de compañeros y compañeras...no es un cambio mayor pero es significativo...cuando te planteas como un partido progresista, de vanguardia, también tienes que hacerlo un tema, que puede ser menor pero en cualquier momento va a ser mayor. A propósito de cosas que se levantan muy débilmente, pero que en algún momento van a tener una importancia mayor, esto de la cosa de género.(Grupo de discusión Nº 2, mujeres políticas). Desde esta perspectiva, el mecanismo de integración conocido como „acción positiva‟, deviene discriminación positiva: más que un modo de integrar, se traduce en la afirmación de una discapacidad –la inequidad de género- que abre la posibilidad de participaciones de „segunda clase‟ o formales, siempre „a prueba‟. desvalorizando el mérito de esfuerzo y trabajo propio que significa alcanzar algún espacio dentro del mundo de la toma de decisiones. Lo central a este modo de entender la incorporación de las mujeres tendrá que ver con un enfoque del poder que integra la noción foucaultiana del poder como ejercicio -el poder no se posee sino que se ejerce- y la idea revolucionaria de que el poder no se solicita: se conquista. “Nunca me he sentido discriminada, pertenezco a los espacios de poder dentro de mi organización pero por creerme el cuento de participar codo a codo...ahí se ve la diferencia entre las mujeres que se enmarcan en que soy mujer y quiero mi espacio por ello, ahí viene el rechazo masculino...lo que sí las mujeres tienen que hacer una red y preocuparse entre sí...irse apoyando...hoy día están todos los medios para que la mujer participe un poco más en la política o...para que se tomen los espacios, creo que son los miedos de las propias mujeres y no una discriminación”. (Grupo de discusión Nº1, mujeres políticas). 53 “Creo que perfectamente tenemos capacidad y podemos sacar una votación como corresponde. Igual creo que es una discriminación la ley positiva”. (Grupo de discusión Nº 2, mujeres políticas). En la medida que la evaluación del status actual de las mujeres en política depende del discurso en el que éstas se sitúen, el discurso converso sitúa el problema del acceso y asenso de las mujeres a la política como una cuestión de preparación para el ejercicio político. En este sentido, si bien, las mujeres en su mayoría no se muestran partidarias de la ley de cuotas, paralelamente aparece la idea de que les falta experiencia y preparación para ocupar cargos de poder o toma de decisiones. “Hoy vemos una evolución de las mujeres, estamos ganando los espacios...pero todavía como mujer no estamos aún del todo preparadas”. (Grupo de discusión Nº1, mujeres políticas). Así vista, la participación de una mujer en la política será ante todo, un asunto de preparación subjetiva. Se trata de una consciencia que aspira a mirar el mundo desde un sentido de equidad basado en la compartida condición humana de varones y mujeres, a partir de la cual arranca un discurso de derechos y ciudadanía. Varones y mujeres comparten un mundo donde el reparto tradicional de los papeles (privado-público) está cuestionado por ambos lados: mujeres politizadas, varones parentalizados. “Una mujer para poder hablar temas debe prepararse bien; segundo, nunca pensar que el hombre es mejor sino que estamos al mismo nivel, que somos capaces de pensar igual que ellos porque somos seres humanos, tenemos los mismos derechos. Hay hombres en la vida que hacen de mamá y papá”. (Grupo de discusión Nº1, mujeres políticas). En la medida que el discurso converso reconoce el ámbito de la política como un mercado al que confluyen seres iguales en deberes y derechos (la ilusión del libre acceso a la ciudadanía) y que todo progreso viene del propio esfuerzo, negará cualquier indicio de prácticas de marginación o exclusión fundadas en la condición de género y atribuirá todo rezago en la participación a la ausencia de espíritu emprendedor de las propias mujeres. Así, define la condición actual de la participación política de las mujeres: plenitud de medios para el ejercicio de los derechos y la ocupación de espacios; permanencia de miedos que impiden hacerlo. Como en el sueño americano, la movilidad ascendente en la carrera política no provendrá de lo que se es sino de lo que se hace, en el marco de una relación medios-fines sustentada en la meritocracia. Y lo que se hace dependerá de la magnitud del deseo que motive a las mujeres a participar en política. Ilusión de la self made woman: todo está en tu esfuerzo. 54 “En la toma de decisiones siempre han estado los hombres, no hemos estado las mujeres porque no hemos querido [no es que] los hombres nos hayan discriminado por ser mujeres sino porque nosotras no nos hemos ganado los espacios”. (Grupo de discusión Nº1, mujeres políticas). “Los espacios me los gané con mi trabajo, me da mucha risa porque cuando tú sientes que no te invitaban a las reuniones y los hombres cortaban el queque...hoy a mí me toca llamar a esas reuniones y llamo a todos y les enseño... tiene que ver con que tú te esfuerzas para llegar a ser lo que tú quieres...”. (Grupo de discusión Nº1, mujeres políticas). “Nosotros no tenemos el problema de la discriminación, el que llegó llegó por las condiciones que tuvo”. (Grupo de discusión Nº1, mujeres políticas). Bajo esta visión, la perspectiva de género constituye, más que una visión sobre el mundo y la construcción de la política, un mecanismo para lograr una inserción parcial en los asuntos partidarios. El discurso construye su imagen extrema – culposa- sobre la desigualdad política: el machismo es una responsabilidad de mujeres. La paradoja: si antes la consigna “democracia en el país y en la casa” significaba una interpelación dirigida a los varones y una reivindicación de la dignidad de las mujeres, en este código vergonzante viene a nombrar el rol regresivo de las mujeres en el hogar, donde la responsabilidad de la dominación recae en las dominadas. “Es súper importante que uno sea capaz de demostrarles a todo el mundo lo importante sin el género, lo capaz que es uno. Creo que es un tema de fondo, porque nuestras madres han hecho que nuestros hermanos sean machistas...si somos capaces de construir una igualdad de oportunidades tanto de género como situación social, la tenemos que hacer desde nuestro hogar”. (Grupo de discusión Nº1, mujeres políticas). Por último, las mujeres insertas en política en espacios tradicionales coinciden en un dilema central: la necesidad de abandonar los temas con los que históricamente se les asocia –los temas „de mujeres‟ como familia, SSR24, entre otros- para avanzar hacia los temas de país, que tienden a ser los temas económicos u otros temas de la „gran política‟. y limita el propio desarrollo. “Yo he pasado por todos los cargos...va en un tema de cómo se crea la historia y cómo se prepara para estar el frente y competir al mismo nivel que ellos porque habitualmente las mujeres siempre pensamos en temas sólo de mujeres y no somos capaces de pensar en economía ni en la industria...entonces los hombres te ven como un objeto que de una u otra 24 SSR: Salud Sexual Reproductiva. 55 manera vas tocando únicamente el tema de mujeres”. (Grupo de discusión Nº1, mujeres políticas). Sin embargo, este „salto‟, saludable desde el punto de vista de la gestión política, naturaliza una cuestión básica: el relegamiento de los temas de la vida privada a „cuestiones de mujeres‟, donde el binomio „género y cultura‟ deviene género y costura, esto es, más que un espacio desde el cual actuar en política, una jaula que enmarca. Los obstáculos Con todo, el discurso converso reconoce la existencia de ciertos obstáculos que radican en la existencia de inequidades de género y como tales, constituyen quiebres de la plena vigencia de la meritocracia. Dichos obstáculos pueden ser de nivel amenazante en la medida que afectan la posibilidad de acceder a ciertos espacios de poder. En este caso, destaca la necesidad de acceder a los espacios informales –por lo general masculinos- de construcción de solidaridades transversales. Para las mujeres, participar de ellos puede ser un asunto de supervivencia, aún cuando implican situaciones paradójicas. “He ido a reuniones en café con piernas de la JDC, no me importa...ellos tienen que entender que es un trabajo que ellas pueden tener, son respetables porque son personas”. (Grupo de discusión Nº1, mujeres políticas). Otros obstáculos a resolver serán de carácter definitorio, donde la cuestión de género –en su versión de responsabilidad de crianza- se infiltra en el discurso del esfuerzo como fantasma del quiebre biográfico: la llegada de los/as hijos/as que suprime la posibilidad de construir una carrera política y le recuerda a la mujer/política su fundamental condición básica, esto es, su ser mujer/biológica en una sociedad donde las tareas de cuidado y crianza siguen perteneciendo a las mujeres. “…tengo la sensación de que sí cuesta un poco pero no es tan difícil, si ves que se van a tomar una cerveza y van a hablar del tema político, tienes que irte para allá...porque eres joven y por último porque no tienes hijos, porque si tienes hijos jodiste como mujer”. (Grupo de discusión Nº1, mujeres políticas) En el caso de estas mujeres jóvenes, la mayoría bajo la condición de estudiante, el reconocimiento de obstáculos se vinculan a la disponibilidad de tiempo para compatibilizar el cumplimiento de las diversas facetas de vida en las que la joven percibe la demanda de ser exitosa. Aquí, la construcción de una consciencia de 56 discriminación pasa por lo generacional. La mujer joven que desarrolla una carrera política divide sus obstáculos en dos: la situación de la mujer joven estudiante y de la mujer joven madre. Frente a ambas situaciones, las sensibilidades en pugna desarrollan sus argumentos con una reiteración básica: el discurso subverso diciendo „mi condición de mujer y joven encierra posibilidades de discriminación‟ a lo cual el discurso converso responde „si realmente quieres, puedes superarlas‟, esto es, transformando el éxito o fracaso de la mujer en el verdadero signo de la magnitud de su deseo de construir una carrera política y desestimando la existencia de barreras sociales o culturales para la inserción de la mujer cuando sugiere „todo está en ti‟. “Si tú trabajas, estudias durante el día, tienes que juntar plata y no puedes hacerlo de día porque estás trabajando o estudiando...sentarse cansada a hablar de un tema...juntarse entremedio de los horarios de almuerzo que estás todo corriendo y vas y no discutes porque tienes que volver, que tienes clases, prueba o entregar el informe, entonces los horarios, eso sí discrimina, por ahí siento que las mujeres se pueden discriminar porque cumplen el rol de familia”. (Grupo de discusión Nº1, mujeres políticas). “Creo que la Carolina Tohá, que si alguna vez me da por ser madre ahí está, ella se mete la guagua...en las primarias les enchufaba la guagua a hombres y mujeres, la mina está haciendo política...porque es su compromiso”. “Es un tema de cuestión de vida, yo estudio, trabajo y no tengo problema en salir a la 1, 3, 4 u 8 de la mañana para una reunión. La diferencia está en que uno tiene que tener súper claro que uno opta...la mujer perfectamente puede ser madre y política a la vez...uno debe tener el tiempo para cada uno de los roles”. “La política es una opción de vida, igual es complicado, todos nosotros estudiamos, hacemos prácticas, trabajo un millón de cosas igual que muchas mujeres, pero no podemos quedarnos hasta las 12 de la noche conversando porque tienes que irte para tu casa...y me tengo que ir sola para mi casa y al otro día tengo que ir a la universidad y no tengo plata para la micro porque soy estudiante...y pedirle a tus papás una luca más para poder ir...igual hay cosas que te limitan y lo que te limita es externo...”. “Yo tengo 25 años, tengo un auto hace un año, pero antes aperraba en micro hasta las cinco de la madrugada ...incluso irse a las tres de la mañana es peludo...ese es el riesgo que uno corre en la calle”. (Grupo de discusión Nº1, mujeres políticas) 57 “El ejemplo que pusiste del escritor, de compañeros y compañeras 25 es porque muchos hombres se han dado cuenta y lo han promovido. Creo que la mujer no se ha puesto bien las pilas para demostrar que hacemos eso, no creo que hagamos todo lo correcto, ha surgido mucho de los hombres, no de nosotras mismas, pero eso están tan estancado”. (Grupo de discusión Nº 2, mujeres políticas). Otro obstáculo, que marca a las jóvenes dirigentas es la mirada permanente sobre sí. En el mundo de la política se reproduce un mecanismo de control de las mujeres existente en la sociedad civil: el control de la sexualidad bajo la amenaza de la pérdida de virtud. Se concibe que el cultivo del honor virtud por parte de la mujer dirigente es garante de su posibilidad de una carrera autónoma en política. En caso contrario, está el peligro: devenir de política a calcetinera o escaladora. Código que obliga a la mujer a asumir el modelo de vicios privados y virtudes públicas, propio del modelo hegemónico de división sexual. “Nos decías discriminación, pero no sólo pasa en tu línea sino en todos los ámbitos de cosas, es que una tiene que cuidarse más la imagen...”. “Lo he hablado tantas veces, aunque te gusta no puedes atinar a dos minos en una fiesta. Yo no critico...”. “No puedes hacerlo a vista y paciencia de todos...”. “Eso sí que pasa y hay que reconocerlo”. “Ese es el comportamiento de los hombres “. “Mi vida privada está fuera del partido cada espacio en su espacio”. (Grupo de discusión Nº1, mujeres políticas). En la misma línea, la demanda de la doble eficiencia. En este caso, la mirada del otro generalizado se traslada desde la sexualidad al celo por el ejercicio público de una mujer dirigenta. Doble eficiencia bajo la amenaza de la doble falta, una supervigilancia del otro frente a la posibilidad de error que se presente. “Lo mismo me pregunto cuando una ministra se manda una cagada. Obviamente los ojos van a estar puestos porque es mujer...aquí hay un cuento de imagen...si a la Michelle Bachelet se le vieran los calzones todos los ojos van a estar allí mirándola”. (Grupo de discusión Nº1, mujeres políticas). 25 Refiere a una situación generada en el congreso del PC: un escritor presentó una moción para agregar, allí donde esté escrita la palabra „compañero‟, la palabra „compañera‟. 58 4.3. Discurso subverso: “esfuérzate en decir lo que eres” El discurso subverso asume la diferencia de género como un planteamiento que marca la entrada en los espacios políticos. Si bien ambos discursos sobre la participación coinciden en la marca emprendedora que la mujer requiere desplegar en política, su diferencia fundamental radica en la activación de la conciencia de género y su lectura de la discriminación en clave construccionista: si el primer discurso se limita a señalar „las reglas de la política son así‟, en este caso la situación de inequidad se interpreta a partir de una teoría crítica sobre la distribución del poder que ataca el principal argumento del discurso del esfuerzo: no todo es cuestión de voluntad o deseo. “No es llegar y decir „yo quiero un cargo y por eso me voy a lanzar...porque las mujeres no están acostumbradas a participar en política...en esos espacios uno debe ser patúa, meterse en todos lados, generar redes, compartir experiencias...pero siempre pensando en las mujeres, en lograr la igualdad de género...uno debe ser patúa porque no siempre nos invitan, la información la maneja un grupo de personas y uno tiene que andar detrás de ellos para que nos consideren”. (Grupo de discusión Nº1, mujeres políticas). El discurso arranca de un planteamiento sobre lo que sería la especificidad del aporte de las mujeres en política: su opción por los temas cotidianos –esos „otros espacios‟ no copados por los varones- y lo que será definido como la forma de afirmar la diferencia a favor de la mujer: su misión de „humanizar‟ la política, que no es otra cosa que fundar una práctica que –al menos- atenúe el carácter salvaje de la competencia por los espacios de legitimidad y, al mismo tiempo, rescate la diferencia de género como un modo viable de estar en política. Si desde la óptica hegemónica esta actitud podría ser interpretada como una renuncia a las „ligas mayores‟ del poder, para esta sensibilidad será precisamente la posibilidad de reconocer los espacios que permiten la construcción de nuevos modos de ejercicio de ciudadanía y renovación de la política. En particular, concibe su tarea como una crítica de lo cotidiano, un cuestionamiento de lo obvio en la perspectiva de desmontar los elementos más sutiles que constituyen el andamiaje de una estructura de poder de género. Por lo mismo, plantea su acción a nivel de ámbitos como el lenguaje, en directa conexión con el planteamiento que hace de lo personal el primer soporte de la política. “Es súper difícil para una mujer hacer política más aún si eres joven, porque el que tiene estatus y éxito es aquel hombre que es adulto...entonces quizá la pega de nosotras va un poco más en lo cotidiano, va más hacia el cambio del lenguaje”. (Grupo de discusión Nº1, mujeres políticas) 59 Desde este punto de vista, lo que se afirma es la posibilidad de construir una forma de inserción en la política que reivindique la legitimidad de la opción de género, hecho que la política hegemónica estigmatiza en la medida que reduce el feminismo a una desviación cercana al fundamentalismo. Aquí se mide una de las potencias subversivas de la inserción de un discurso de género en política: desnuda los espacios de desigualdad en un mundo como la política que, acostumbrado a dirigir los reclamos de inequidad hacia su entorno, olvida los fuertes abismos que constituyen sus propias prácticas. “El hablar de hombres y mujeres nos da de feministas que van rayando la papa cuando no debería ser. Y está dentro de nosotras eliminar esas barreras”. (Grupo de discusión Nº1, mujeres políticas). La construcción de un discurso alternativo respecto de la inserción de las mujeres en la política pasa por la vindicación de un estilo que valora la diferencia genérica en la medida que de ella se hace arrancar un modo específico –renovador- de construir la política. En tal vocación humanizadora reside el poder de la convocatoria dirigida a rescatar la especificidad de lo femenino en política. El despliegue de este discurso, que en virtud de su tono de sospecha impugna la validez de la sensibilidad conversa en política, no circula por los grupos sin ser respondido constantemente por la sensibilidad contraria. De allí, el análisis reproduce el recorrido de dicha pugna. “Yo parto que no son igual al hombre, tampoco me veo inferior ni superior a él, por lo que creo que en el mundo de la política las mujeres no debemos hacer política como siempre se ha hecho...las mujeres ven distinto las cosas”. (Grupo de discusión Nº1, mujeres políticas). “(...) Es que no son las dinámicas masculinas, son las dinámicas que existen”. (Grupo de discusión Nº1, mujeres políticas). La elaboración de la diferencia tendrá que ver con dos cosas: de una parte, con la justificación de la especificidad de la participación femenina a partir de una crítica de las formas de la política tradicional –atribuida a los varones- y de la definición del propio lugar a partir del cual construir una inserción para una nueva política: la educación, que viene a nombrar la relación entre lo formal y lo sustantivo en política o lo que es igual, entre corto y largo plazo. Respecto de esto último, bajo este discurso la política de las mujeres se guía por una vocación movimientista que aspira al logro de la hegemonía en el mediano y largo plazo. Para este discurso, aquello que las mujeres insertas en política de modo tradicional llamarían „enclaustramiento‟ en temas de mujer como la educación política: una esfera feminizada- es reivindicado como „la‟ forma de construir una política desde la mujer. Asimismo, esta postura rescata la pertinencia de una presencia femenina que no reniega de las artes de seducción para ceder a lo que nombra 60 como un „amachamiento‟ –otra forma de nombrar el travestismo-. Desde esta postura, femineidad, feminismo y poder no parecen términos excluyentes. “Yo no pretendo caer en las mismas dinámicas políticas que los hombres hacen, no pretendo ser una amachada dentro de la juventud...me encanta ser mujer y si hago política la haré desde mi esencia...tengo ambiciones políticas, me gusta el poder...es súper importante estar en un partido político y trabajar por las mujeres. Sí, yo soy feminista y lo asumo, es porque en verdad somos capaces y tal vez muchas de nosotras no nos hemos atrevido, creo que por el mundo político...cuál es nuestra tarea como mujeres es el tema de la educación...el tema pasa más por la educación más que llegar a ser la presidenta”. “(...) hace 10 años atrás, era una mujer entre 10 hombres y hoy a lo mejor no estamos a la par pero sí considero que es menos la distancia y llega un momento en que la mujer ve la política más humana o desde una perspectiva distinta y esto no deja de ser que una es más amachada o bruja”. (Grupo de discusión Nº1, mujeres políticas). “La diputada María Rozas es prácticamente un hombrecito en el congreso...la misma mujer para tener ventaja asume otras cosas para verse igual”. (Grupo de discusión Nº 2, mujeres políticas). A pesar que el discurso de la inserción tradicional en política levanta una argumentación donde la identidad deviene una cuestión situacional –ser „blanda‟ o „dura‟ según el contexto- lo que en el fondo señala al discurso alternativo es que no es posible imaginar otro modo de inserción y que la verdad aflora con el tiempo: la política es un asunto de oportunidades, de ganadores y perdedores. En la medida que lleva al límite la metáfora que define la política como una carrera individual de obstáculos, el animal político termina orgulloso de sus anteojeras de género26. “...uno es lo que es...no tengo porqué decirle al mundo que soy mujer y por eso estoy aquí. Me ven, con eso basta...uno cambia el estilo cuando está arriba, cuando tienes que pelear en el camino y si tienes que ponerte dura, te pones dura, en un espacio para ser blanda, eres blanda...no creo que puedas titubear en el momento preciso, tienes que ser capaz de hacer máquinas políticas, de cagarte a un compañero y cagarte a la mina porque no sirve para el puesto...si quieres llegar aquí y hay una piedra, tienes que sacar la piedra para llegar allá”. (Grupo de discusión Nº1, mujeres políticas). 26 El discurso de ganadores y perdedores es una modulación dramática de la ideología del esfuerzo personal, que viene resonando en la década de los noventa en los estudios de juventud. Otrora un discurso obsceno, la lógica del depredador y su cosecha de cadáveres se legitima como un modo de habitar la ciudad en el Chile actual. 61 Lo que está en juego en la discusión entre ambas sensibilidades es un asunto doble: el estatuto de la diferencia entre varones y mujeres en el mundo de la política y segundo, la viabilidad de construir una consciencia de discriminación de género. De hecho, el núcleo de la argumentación subversa –„existe una diferencia que nos discrimina‟- es fuertemente resistido por aquella sensibilidad que concibe la política como un mundo donde cada quien –hombre o mujer- debe construir su futuro a partir del propio esfuerzo. En esta pugna, el código converso alude a la vocación universalizante de la política al desestimar el lugar de la diferencia de género cuando declara que „la sociedad es de hombres y mujeres‟. Bajo esta óptica, la fórmula otrora utilizada para visibilizar la diferencia, deviene un modo de aludir a la igualdad con que las mujeres deben definir la esfera pública. Sin embargo, el afán voluntarista de tal discurso no discierne que la real dimensión del dicho está, efectivamente, en la secuencia del orden que sugiere: varones y mujeres, primeros y segundas. Subordinación transparentada en lenguaje. Parafraseando a Redolés, en el mundo de la política „nadie discrimina a las políticas porque todos somos políticos.27 “Cuando escucho a mis compañeras...me ha costado sacarles el que soy mujer, es como ahí estás pidiendo permiso para participar...la sociedad es de hombres y mujeres”. “(...) Yo sí siento que somos distintas a los hombres, que hacemos políticas distintas...pero que en el actuar político uno actúa como es, no por ser mujer sino por lo que uno cree”. (Grupo de discusión Nº1, mujeres políticas) El discurso tradicional va más allá, cuando señala que la política congrega a los que están realmente interesados en ella y desestima la viabilidad de mecanismos que estimulen la participación de las mujeres en los asuntos públicos. En este punto, construye un discurso de clase, en la medida que evoca la imagen de las mujeres pobladoras que participan en comités de allegados como paradigma del estilo cortoplacista y episódico que atribuyan a la inserción de „las mujeres‟ en temas públicos. El factor de clase se expresa en lo siguiente: „las mujeres‟, las masas, son las pobladoras. Las individuas son otras mujeres que, trabajando desde el Estado, procuran inyectarles consciencia. Este comentario no deja indiferente al grupo. 27 El poema Bello Barrio de Mauricio Redolés señala “aquí nadie discrimina a las mujeres porque todos somos mujeres/ Aquí nadie discrimina a los homosexuales porque todos somos homosexuales...”, esto es, alude a una utopía inclusiva donde no existe la disociación que habita el cotidiano. 62 “Trabajo en Chile Barrio y tienes que organizar a las mujeres y a los hombres en distintos campamentos,,, el 95% de los dirigentes de los comités de vivienda son mujeres”. “(...) Pero las mujeres no se atreven a estar en política y una no puede ir a buscarlas a la casa...”. “Respecto a los temas de los campamentos, en el tema de las mujeres no es porque quieran hacerse presente en lo político porque después tienen una casa y el cuento se terminó y se van a sus casas”. “...Creo que es un mito que tienes tu casa y dejas de trabajar, la mujer se acostumbra a que en un determinado momento hagan un equipo y empiezan a hacer cosas”. (Grupo de discusión Nº1, mujeres políticas) Esta crítica conversa, cuando no alude al „cosismo‟ de las mujeres pobladoras, afirma que su participación estará determinada por los ritmos del ciclo reproductivo. “(...) He hecho un catastro y los presidentes de CCAA son más mujeres que hombres, es totalmente contrario cuando entran a la universidad, baja la participación de las mujeres, entonces los hombres van liderando el cuento. El tema puede ser cinco años de carrera o cuando la mujer queda embarazada, son ellas las que se quedan en la casa... llegan a participar cuando sus hijos están criados, son más grandes, [ahí] la mujer vuelve al tema político, pero el tema transición más o menos 27, 28 a lo que es 40, la mujer está casi desaparecida y los hombres están participando fuertemente”. “Yo creo que eso es culpa de la mujer”. (Grupo de discusión Nº 2, mujeres políticas) No para pedir permiso, sino para instalar el tema Tal es la respuesta del discurso alternativo para quienes definen la afirmación de la diferencia como un asunto que devalúa la participación de las mujeres. La diferencia conecta con los contenidos emergentes de la política, que arrancan de una crítica de las formas instituidas del quehacer. Una plataforma que, al menos inicialmente, actuará por negación. “Por mi edad encuentro que sí es necesario que diga que soy mujer y que hay que ponerlo en el tapete no para pedir permiso, sino para instalar el tema...”.(Grupo de discusión Nº1, mujeres políticas) 63 El discurso subverso piensa su diferencia respecto de la sensibilidad tradicional en virtud de su situación generacional para lo cual define la pugna como el diálogo entre lo instituido y lo emergente. Es una distinción fuerte, en la medida que habla a las políticas tradicionales como aquello que se respeta pero a lo cual, definitivamente, se está dejando atrás28. Ante todo, el discurso alternativo se reconoce como un modo de ver, más bien, reivindica su capacidad de ver como habilidad para anticipar los nuevos perfiles de la política. En un período de latencia del movimiento de mujeres, la reivindicación de la especificidad femenina deviene sensibilidad contracultural y se reconoce ocupando un lugar „otro‟, ajeno a lo tradicional en política. Modo de ver cuyo empeño emergente reivindica, sin saberlo, una vuelta a los orígenes que asume el rasgo básico del progresismo chileno: constituir una interpelación ética –la política para la gente y la política como la gente-. “Quizá venimos de distintas generaciones en términos de estar nosotras más abajo en grupos etarios. Yo sí veo que los de mi generación no participan en los canales tradicionales, entonces un canal de participación no tradicional es el de las mujeres...ahí hemos ido atrayendo a ciertas personas que tienen simpatías a cosas que nosotras planteamos, en términos de liderazgo femenino...ya no es la política de que quiero ocupar cargos, sino es la política de humanizar la política. Y es esto de no ocupar cargos, de la toma de decisiones a nivel central sino de la preocupación por el medio ambiente, que para nosotros no es una cotidianeidad...La pregunta va por ahí, cómo potenciamos los rasgos femeninos que sí existen pero hemos tenido que ser patudas avasallar otras cosas para poder entrar y cómo pescamos a las chiquillas que no saben que hubo una lucha contra la dictadura”. “Las generaciones anteriores tenían otras fórmulas que las de hoy día...”. “(...) ¿Porqué las mujeres en cohechos o corrupción no están involucradas? Porque la mujer es más responsable”. (Grupo de discusión Nº1, mujeres políticas). La construcción de lealtades transversales es una práctica característica de la política, toda vez que del carácter estamental de su ejercicio deriva el predominio de cohortes de edad que, una tras otra, hacen su ingreso y transitan las distintas fases de la carrera política. Esta situación torna relativamente estables las fuentes de las que se nutren los distintos partidos para asegurar sus recambios dirigenciales -mismos colegios, mismos barrios, mismos lugares de recreación-, lo que funda las bases para la construcción de solidaridades y simpatías que cruzan el arco político. Desde este punto de vista, la generación constituye un núcleo de 28 La palabra „respeto‟ proviene de la raíz latina respectus, „acción de mirar atrás‟ (Corominas, 1994). 64 agrupamiento fundamental. Núcleo que, en apariencia iguala a varones y mujeres jóvenes en su común debilidad respecto del poder adulto de sus partidos. El discurso es ciego a la solidaridad de género que construyen los varones de la política. “Tengo un montón de amigos transversales...es más, nos sentamos a planificar los jóvenes en un minuto mujeres y hombres donde queríamos poner a los jóvenes que habían trabajado en el gobierno, a inventar cargo porque había que tener iniciativa, un tema generacional que sobrepasa el color político...en el gobierno actual si tú miras, Galilea, Solari, León, te digo a uno de cada partido, se juntan a comer una vez al mes, son amigos, se conocen, son compadres, es un tema generacional”. (Grupo de discusión Nº1, mujeres políticas). Sin embargo, lo que no alcanza a quedar en evidencia es que, precisamente, el compadrazgo es una forma de ejercicio de transversalidad en política que se funda, por lo general, en el recurso a dinámicas y rutinas propiamente masculinas cuyo carácter –horarios típicos, carácter sexista de algunos espacios como cafés, entre otros- termina segregando a las mujeres. De hecho, la ausencia de transversalidad de género está cruzada por la distancia entre generaciones de mujeres dirigentes: lo que está en juego es la opción de concebir la inserción política de las mujeres como una posibilidad de articular la necesidad de ocupar un espacio propio al tiempo de abrir canales para la inserción de nuevas mujeres. Ante esta existen dos posturas: la de quienes promueven el liderazgo integrador y una postura escéptica que, amparándose en lo que define como una actitud egoísta de las mujeres que les preceden en la práctica política, optan por restringir los lazos de solidaridad a una relación intrageneración y descarta cualquier posibilidad de lazo intergeneracional –al menos con la cohorte de mujeres que les antecede-. De fondo, queda la consciencia de una ruptura intergeneracional. “Y nosotros como jóvenes, como mujeres no hemos sido capaces de hacer eso...”. “Las minas que llegaron al poder hoy se olvidaron que fueron minas y les costó. Pasan dos cosas, es rico ser la mina del grupo”. “Te agarran pa‟l hueveo, los hombres te tratan bien, te cuidan y cuando llegan otras mujeres tenemos que ser capaces para incluirla, que no te está robando tu espacio”. “Pasa por uno también, yo fui la única por mucho tiempo y empecé a mirar para el lado pero no puedo ser la única y entonces incluir a la claudia, la kati, Anita y hoy somos más minas que hombres y yo estoy de presidenta. Y es un sistema generacional, uno no puede echarle la culpa a los que ya pasaron porque para ellas fue más duro que para nosotras y nos limpiaron 65 bastante el camino...insisto en las ganas que tiene uno en el cuento, pero cuando tú estás aquí no puedes olvidar que hay miles más y tienes que mirar para arriba y para el lado, no puedes ser tú nomás”. (Grupo de discusión Nº1, mujeres políticas). El “departamento de la mujer”: la impugnación de la minoridad La definición del rol de un partido político en torno a la idea de instrumento –cuyo objetivo es trabajar por la sociedad-, en desmedro de su concepción como parte de un movimiento - donde el eje está en trabajar desde la sociedad- es el núcleo de una separación determinante en la medida que funda un modo de ordenamiento de género al interior de la política. Desde esta perspectiva, el paso desde la departamentalización al otorgamiento de rango político a la gestión de los asuntos de la mujer –la creación de vicepresidencias temáticas- refuerza la postura que define –subordina- los asuntos de género en dos dimensiones: primero, les concibe como asuntos de la mujer y segundo, les relega precisamente como eso: asuntos de la mujer. De esta forma el tratamiento de los temas de género, estigmatizados hasta el punto de afirmar su banalidad, son resituados como contenido de una política que se dirige a la sociedad civil, pero que, a la larga, reproduce la dicotomía público/privado en la separación sociedad/partido y desarrolla una curiosa tendencia: ver la viga en el ojo ajeno de la sociedad civil. “En la juventud socialista se eliminó asuntos de la mujer porque era absurdo, era „a ver chiquillas, hablemos de la regla y de los minos‟. Y se eliminó eso, ahora es vicepresidencia de la mujer, desde mi perspectiva la vicepresidencia existe porque se reconoce la discriminación de género pero tal vez no al interior del partido sino dentro de la sociedad porque supuestamente los partidos políticos trabajan para la sociedad. Entonces por eso existe la vicepresidencia de la mujer dentro de la juventud como también existe la vicepresidencia de educación, porque son temas sociales...”. “Tenemos al interior [del partido] un comité técnico que es distinto, mujeres profesionales que se preocupan de ver los temas de mujeres, la discriminación en las AFP...entonces no es una cosa de „a ver, tú te preocupas de los temas de mujeres, yo me preocupo de todo”. (Grupo de discusión Nº1, mujeres políticas). Al mismo tiempo, esta práctica funda una paradoja: bajo la lógica de la política tradicional, los asuntos de la mujer quedan situados en una relación de semicompetencia con el resto de las llamadas minoridades –diversidad sexual, etnias, discapacidades, entre otras- y en virtud de ello, deviene minoría. Con ello, se consuma la paradoja: una política de país que omite la realidad del censo. Lo que esta postura no logra explicar sino como sospecha –se le enuncia sólo como 66 asunto incomprensible- es que, como nos recuerda Jesús Ibáñez (1994), el carácter de la dominación masculina asume la forma de una razón a/b: del lado del numerador, todo lo que importa o vale (cualitativamente): varones, adultos, blancos, ricos, heterosexuales, cuerdos y del denominador, todo lo que no importa y/o vale menos: mujeres, niños y jóvenes, etnias, pobres, homosexuales, locos. A partir de esta lógica, se opera la inversión ideológica que transforma los asuntos de género en asuntos de minoría: allí, minoría no quiere decir menos, sino de menor valor. Sin lugar a dudas, este punto de la reflexión de las mujeres constituye un punto de apoyo a la formulación de una política de la diferencia al interior de los partidos políticos. 67 V. 1. COMENTARIOS AL ESTUDIO Y PROPUESTAS LOS DESAFÍOS DEL LIDERAZGO DE LA MUJER JOVEN En el presente estudio se puede constatar en la mayoría de las mujeres entrevistadas una plena adscripción a la idea de una tensión entre los roles familiares culturalmente asignados a las mujeres y los roles que puedan desempeñar en los espacios de participación en donde están inmersas y en sus carreras profesionales. Esta noción se hace manifiesta fundamentalmente en el caso de las mujeres jóvenes que no tienen hijos/as. Por otro lado, las mujeres que son madres - fundamentalmente el caso de las dirigentas vecinales y algunas dirigentas de juventudes políticas - le otorgan gran prioridad al desempeño de sus roles de madre y, cuando es el caso, de cónyuge, sin mayores cuestionamientos a esa situación, aún cuando las mismas manifiestan altos grados de adhesión a las ideas de igualdad de oportunidades en el plano laboral, político y público. Lo anterior indica que, en general, a nivel discursivo están presentes principios vinculados a la igualdad de oportunidades en referencia al acceso al mundo público; sin embargo, el cuerpo de ideas y valores que rige culturalmente, y que repercute con mayor intensidad en el ámbito privado de la vida de las mujeres, en general sigue sustentándose en un enfoque de desigualdad referido a los géneros. Esto último se hace explícito cuando la mayoría de las mujeres jóvenes manifiestan que la maternidad marca el momento en que dejan o deben reducir sus tiempos en las labores dirigenciales. Sumado a esto, existen una serie de condiciones, también de raigambre cultural, que determinan que las mujeres jóvenes deban recurrir a una serie de estrategias para lograr llegar a ocupar puestos importantes al interior de sus organizaciones, o bien, para adquirir un status de igualdad y respeto frente a sus pares varones. En este punto, como se desarrolló en el análisis de este estudio, es de vital trascendencia la idea del mérito propio en el buen ejercicio del liderazgo y en el logro de su reconocimiento. Sin embargo al reconocimiento general por parte de las mujeres en lo que se refiere al problema de la desigualdad de género al interior de sus organizaciones y a la situación discriminatoria que se manifiesta en el mundo de la política, es posible reconocer en ellas dos discursos sobre los modos de posicionarse frente al espacio o “dominio” de la política. Es necesario entender que estos discursos no son privativos de uno u otro tipo de mujer dirigenta (militantes políticas, dirigentas estudiantiles y vecinales, participantes de organizaciones emergentes), sino que constituyen “sensibilidades “ que están presentes y cruzan con ciertos matices a la generalidad de las mujeres. 68 Uno es el discurso converso o integrado, que tiene como característica asumir a la política como un compartimento diferente a la sociedad civil y que no logra construir una reflexión donde las desigualdades de género constituyan un aspecto urgente de resolver, quedando relegado a la idea de contradicción de menor urgencia cuya resolución es vista hacia el futuro. Es aquí donde la noción del esfuerzo individual y desgenerizado cobra fuerza y deviene en una renuncia a sostener la inequidad de género como un fundamento legítimo del accionar político. Otro es el discurso subverso o contestatario, que tiene como característica la impugnación de la condición femenina en política, que apunta a una visión crítica desde el género y que, además, integra una crítica desde lo generacional a las tradicionales formas de hacer y estar en la política. Este tipo de discurso reconoce al género y a la generación como aspectos de marginación a la vez que fundantes de una especificidad de la práctica política, y asume la reivindicación del sujeto femenino como un principio de práctica política no sólo al interior de las organizaciones, sino también en el cotidiano. En este escenario, las medidas de promoción a la participación y al liderazgo de mujeres jóvenes deben ir en la perspectiva de trabajar por un cambio social que requiere precisar que no basta sólo con transformar las condiciones materiales para que las mujeres jóvenes accedan y asciendan al mundo de las decisiones políticas, sino que es imprescindible paralelamente ir transformando las mentalidades y actitudes de género de la sociedad en su conjunto, pero fundamentalmente apuntando a las generaciones más jóvenes. Si bien, una transformación de las condiciones reales en la participación de las mujeres jóvenes, como son las medidas de acción positiva, influye, a la postre, en un cambio de mentalidad y actitudes de las personas, no son los únicos factores determinantes; hombres y mujeres tenemos la capacidad de resignificar de acuerdo a la experiencia los mensajes que se nos han inculcado desde la infancia y en este sentido, las personas no somos consecuencia únicamente de las condiciones materiales y las transformaciones que le vayan sucediendo.29 En esta línea, se hace imprescindible relevar un aspecto poco requerido en el análisis de las desigualdades de género y en la desmitificación de su “naturalidad”: la subjetividad. A las mujeres se las socializa (educa) para estar al servicio de los demás, mientras a los hombres se les inculca un carácter más autónomo y en la idea de constituirse en un sujeto “para sí”. Esta afirmación se refleja en el ámbito del mundo político, en la medida que pese a que la presencia de las mujeres es 29 Normalmente las condiciones materiales en una sociedad van cambiando antes que los cambios de mentalidad y actitud, éstos últimos necesitan más tiempo y requieren de estrategias de cambio más amplias que involucran tanto políticas educativas desde el inicio de la vida escolar, como concebir cambios en la estructura de la familia y en los roles que al interior de ella se establecen para hombres y mujeres. 69 cada vez mayor, en general, los liderazgos que ejercen tienen un carácter vinculado al complejo mariano propuesto por Sonia Montecinos. Es decir, se trata de un tipo de liderazgo que cobra sentido en la plena y permanente disposición de las mujeres de ayudar a los demás; siendo éste una de las motivaciones importantes de una idea de participación vinculada por las propias mujeres a la noción de lo social más que a la idea de lo político, o de lo que las mujeres jóvenes manifiestan entender por lo “político” (uso de la racionalidad, formación y autoformación político-intelectual, elaboración intelectual). El aspecto mariano del liderazgo se puede percibir con mayor claridad en el caso de las mujeres pobladoras y algunas estudiantes y profesionales; en el caso de las dirigentas de juventudes políticas, autodefinidas como “animales políticos” juega en primer término la noción de la meritocracia. Vinculado a lo anterior está la dificultad de las mujeres jóvenes para construir liderazgos en espacios de participación social y política tradicionales, y tiene que ver con la dificultad de poner como prioridad en su quehacer de participación, la identidad de género por sobre otras identidades (identidad juvenil, identidad de grupo o partido al que se pertenece, identidad social, etc.). En otras palabras, hay una dificultad para concebir la identidad de género como una dimensión que justifica la participación política y que puede ser politizada con el fin de establecer liderazgos a favor del género al interior de las respectivas organizaciones en las que participan. Otra dificultad que visualizamos con relación al ejercicio del liderazgo en su cruce con los aspectos de género, es que no hay una clara noción de corporativismo de género al interior de las instancias formales de participación que integran el estudio. Es decir, no constatamos la presencia de lazos o alianzas entre las mujeres de una misma organización, salvo algunas excepciones, como el caso de las mujeres jóvenes que han tenido una cierta formación en temas de género (Escuelas de mujeres líderes). Así, prima la idea de que el logro de liderazgos por parte de las mujeres, pasa por un esfuerzo absolutamente individual sin que medien ideas o inquietudes de incidir en la formación y en las prácticas de las compañeras, como se da en el caso de los varones donde sí parece manifestarse un traspaso de aprendizajes y saberes, suertes de “cofradías internas” que van originando “tendencias” al interior de las organizaciones. En este sentido, podríamos plantear que un espacio donde se presentan con mayor fuerza nociones y actitudes de género más tradicionales es en el espacio público, especialmente aquellos de participación política, espacios fuertemente masculinizados, donde los roles están marcados por la pertenencia de género y donde las mujeres se ven enfrentadas a mayores desafíos de transformación más allá de lo discursivo. Hoy día vemos que existen diferentes espacios donde las mujeres jóvenes participan, pero el desconocimiento, desinterés, o escasa valoración de la 70 condición de género, limita la realización de acciones que al interior de sus organizaciones contribuyan a crear conciencia y eliminar las desigualdades de poder que obstaculizan el real acceso a los cargos de toma de decisiones dentro de sus propias organizaciones. Resulta fundamental generar conciencia de género en las mujeres que están ocupando cargos en estos espacios de participación, en este sentido, es necesaria una estrategia para “reforzar” los liderazgos de las mujeres, porque si bien hoy las mujeres se están incorporado como nunca antes al ámbito de la toma de decisiones (alcadías, ministerios, dirigencias partidarias, entre otros), cabe preguntarse ¿de qué manera se están incorporando y en qué papel?, ¿están apostando a re-definir las relaciones entre los géneros, o se tiene presencia pero se cumple con los mandatos y convocatorias tradicionales perpetuando en la práctica, matices más matices menos, las desigualdades de género?. 2. MOVIMIENTO DE MUJERES, MEMORIA Y GENERACIÓN En su análisis de la actuación del movimiento de mujeres, Valdés et al. (2000)30 sugieren un paralelo entre los procesos de memoria/olvido y los de latencia/visibilidad de los movimientos sociales referidos por Melucci (1989) para caracterizar la relación entre los actores colectivos y la sociedad que los contiene. Los rasgos actuales del movimiento de mujeres –que por lo demás pueden extenderse a la realidad de otros movimientos sociales- aluden a un momento de latencia y olvido a partir del cual podemos comprender las sensibilidades discursivas que dominan la conversación de las jóvenes dirigentas. Momento del extravío que implica una ruptura de la continuidad de la memoria generacional del movimiento, en el cual las hablantes se reconocen a partir de los rasgos comunes de sus carreras políticas: no han requerido el sistema de cuotas para insertarse en política; en términos generales, no tienen como referente biográfico ni generacional las luchas feministas de los años ochenta y su interpelación a la política (de las cuales la ley de cuotas es una); por otra parte, su andar en los ámbitos partidarios les ha llevado a construir su identificación y/o su distancia con las formas y promesas de futuro propias de la política tradicional. Desde este punto de vista, lo que está en juego es el estatuto de la memoria de género en la política. Es la pregunta por la propia identidad de género como un soporte de la política, que se expresa en una pregunta perturbadora que siempre 30 Valdés et al.; El movimiento social de mujeres: memoria, acción colectiva y democratización en Chile en la segunda mitad del siglo XX; en: Garcés M. et al., Memoria para un nuevo siglo (Chile, miradas a la segunda mitad del siglo XX); Universidad de Santiago/ECO/LOM editores; Santiago, 2000. 71 está retornando ¿a quién reconoces cuando te miras al espejo?. Y convive, al mismo tiempo, con la negación de la memoria travestida. Situación paradójica la de la mujer en nuestras sociedades, tema marcado por su permanente emergencia: en virtud de su carácter de movimiento social, se atiene a los ciclos descritos de actualización y olvido. Su hilo de Ariadna es la memoria, que en momentos de latencia como el presente se manifiesta alternativamente de dos formas: como reflexividad crítica de la situación presente, acaso sospecha o malestar que no se llega a comprender del todo (su soporte básico es la memoria generacional); como elaboración de un discurso crítico que arranca de un saber sobre la condición histórica de la mujer en la sociedad (memoria de género, propiamente tal). En las actuales condiciones, cobra vigencia el planteamiento de Stern (en Garcés, Op. Cit. 2000) sobre el funcionamiento de las memorias emblemáticas. Éstas, representan unidades mayores de sentido a partir de las cuales las memorias individuales o fragmentarias pueden acceder a una matriz de interpretación de sus recorridos biográficos. De hecho, un mismo grupo de recuerdos –se asume la historia de participación política de las mujeres como un modo de recordar- puede retornar al imaginario colectivo a partir de dos matrices de interpretación: de una parte, la ideología del self made man: hombre –mujer, en este caso- que se hizo solo, sin ayuda de nadie, a partir de su propio y solitario esfuerzo, que superó las trabas que le impedían superarse; de la otra, aquella matriz que reconoce el valor de los avances colectivos en la superación de los obstáculos de la existencia. La subjetividad de las jóvenes dirigentes se debate entre ambos modelos de memoria emblemática, que conectan con los discursos converso y subverso. Aunque, debe decirse, tiende a predominar el primero, lo que implica el desarrollo de procesos de olvido de la memoria de género. Lo anterior se expresa en lo que pareciera ser el dilema fundamental de las mujeres que participan en política, esto es, avanzar a los temas de país ¿qué, sino el olvido de la memoria de género resuena en el llamado a dejar atrás el „encapsulamiento‟ en los temas de la mujer?. Es la paradoja de un número creciente de mujeres insertas en política para perpetuar las reglas y los temas de la política realmente existente. La de lo urgente y lo importante. ¿Solidaridad generacional de género?. La apertura a concebir el género como soporte de articulación política ocurre en la medida que se le asimila bajo una de las modalidades en que el ejercicio de la política se hace cargo de las solidaridades: la transversalización, esto es, la posibilidad de impulsar espacios de cooperación entre mujeres que optan por la política. Sin embargo, la construcción de una red colaborativa de mujeres situadas en distintos puntos del poder suena más a un deseo que opera por ausencia que un objetivo del operar efectivo de las mujeres en política. De todas formas, hoy por hoy en ella radica el germen de una solidaridad de género. 72 Con todo, se concibe la consciencia generacional como un espacio propicio para la reconstrucción de la memoria de género, en la medida que la reflexión – colectiva- sobre la condición de la mujer joven permite re-conocer los rasgos de una subordinación que la política tradicional mezquina en asumir. En particular, se alude a la demanda de eficiencia y compatibilización de esferas de vida que enfrenta la actual generación de mujeres líderes. La evaluación de este análisis no debe obviar una realidad: la presente indagación permitió constatar que las mujeres jóvenes están plenamente insertas en colectivos y redes de acción ciudadana que, de conjunto, constituyen una corriente emergente de renovación de la práctica política. Existen vasos comunicantes entre los espacios políticos tradicionales y estas nuevas configuraciones de prácticas. Congruente a su configuración histórica, una de las fuentes de esta renovación de enfoques y prácticas la constituye, precisamente, la reflexión crítica sobre la condición de la mujer joven. Estos recorridos confluyen con la „pulsión de memoria‟ que recorre a distintos colectivos juveniles, como una respuesta a los procesos de globalización. 3. PROPUESTAS a) A partir de la experiencia en el estudio se puede afirmar que la necesidad de formación en temas de género, en temas expresamente políticos y en relación a herramientas prácticas que aporten al ejercicio de sus liderazgos, es el aspecto más sentido por las mujeres jóvenes que se encuentran ejerciendo algún tipo de liderazgo. Desde esta perspectiva, se considera que una escuela global donde se entremezclen las demandas de herramientas técnicas y conceptuales que fortalezcan liderazgos desde una perspectiva de género es una prioridad de ser atendida. Una escuela de formación debería entregar herramientas conceptuales en torno a temas como: el significado del género en la cultura, los Derechos Humanos y los Derechos de las Mujeres, Historia del Movimiento de Mujeres a nivel mundial y nacional, Poder, Liderazgo y Cultura Organizacional. En cuanto a las herramientas técnicas, estas instancias de formación deberían comprender: oratoria, uso y manejo de nuevas tecnologías, metodología y elaboración de proyectos sociales; todas herramientas que permiten empoderarse a las mujeres desde la acción en sus organizaciones, espacio donde encuentran más presión a su condición de género y en el que requieren el dominio de diversas herramientas. 73 Junto a la entrega de herramientas, una iniciativa de este tipo permitiría una fusión de saberes y experiencias que enriquecería este espacio como una instancia en la que confluiría una diversidad de mujeres jóvenes con historias personales, grupales, organizacionales y generacionales, que favorecerían el diálogo y la conformación de redes entre las dirigentas. b) La realización de Encuentros Intergeneracionales, constituiría un aporte al fortalecimiento de los liderazgos de las mujeres jóvenes. El reconocer la experiencia de mujeres que han ido dando fuerza y vida al movimiento de mujeres, permite conocer la historia y la memoria de las luchas que se han ido dando, permitiendo a su vez el intercambio de saberes entre las mujeres y el fortalecimiento de redes intergeneracionales que promuevan el ejercicio de liderazgos femeninos y reforzar, resignificando, el movimiento de mujeres en Chile. c) Resulta interesante proponer la generación de conocimientos sobre lo que ha sido en estas últimas décadas el Movimiento de Mujeres en Chile, si bien, se ha visto despintado durante los 90, se considera relevante recuperar la historia y difundirla, de manera de ir dando continuidad y fuerza a la memoria histórica de las mujeres como soporte a la continuidad de sus versiones contemporáneas en Chile. d) Una cuarta propuesta a considerar es la creación de una sección en el Portal MujeresChile.cl que sirva de referente a diversas organizaciones juveniles de mujeres y/o mixtas y en donde puedan encontrar información referida a los siguientes temas: Trabajos, libros y artículos en torno a las temáticas de género, generación y discriminación. Derechos humanos y los derechos de las mujeres. Publicación de proyectos y estudios con perspectiva de género. Información sobre fondos concursables en los cuales participar . Manual de juegos de participación ciudadana (similar a las técnicas de educación popular). Recursos pedagógicos electrónicos. Otras herramientas que permitan a los/as jóvenes mantenerse informados/as a nivel organizacional y personal para el ejercicio más pleno del liderazgo. Fortalecer este sitio web con salas privadas para conversación en línea (webchat), servicio de mensajería en línea entre las organizaciones o liderezas, agenda de actividades donde puedan participar, paneles de discusión y enlaces favoritos relacionados con las temáticas convocantes. 74 e) Otra propuesta es la de crear un fondo concursable para iniciativas de organizaciones juveniles, orientadas a fortalecer el trabajo desde una perspectiva de género, acciones que se implementen en el espacio público en beneficio de las mujeres y pongan en discusión la situación de las mujeres en Chile. Para acompañar este fondo sería imprescindible capacitar a las mujeres en torno a la elaboración de los proyectos y su seguimiento, de manera de entregar herramientas para su futuro desempeño en organizaciones, así como también para garantizar el nivel de proyectos que puedan elaborarse. f) Otra sugerencia es la generación de un mecanismo que favorezca a las madres jóvenes, la posibilidad de delegar el cuidado infantil, fundamentalmente las jóvenes de escasos recursos, que se encuentren ejerciendo liderazgo en una organización. Esto a propósito de que la maternidad es vista como uno de los mayores obstáculos por las mujeres para ejercer liderazgo y participación política. Muchas veces el no contar con las redes de apoyo frenan la posibilidad de las mujeres jóvenes de seguir participando, por lo que consideramos que ésta alternativa debe ser asumida en cualquier tipo de actividad a realizar con mujeres, de manera que los hijos y/o hijas nos signifique un problema en su labor dirigencial. g) Difundir de manera propositiva los mecanismos de acción positiva, cambiar la concepción negativa de estas herramientas que buscan ir equiparando el camino hacia la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, para lo que resulta imprescindible reconocer entre ambos géneros la situación de desigualdad y educar en el conocimiento de ésta, para desde ahí valorar y fortalecer los mecanismos de acción positiva. h) Generar espacios de encuentros regionales y nacionales donde se congregue a mujeres de distintas organizaciones que estén ejerciendo liderazgo, de manera de crear un espacio de conversación e intercambio entre ellas, favoreciendo la creación de redes y memoria colectiva de lo que significa ser mujer joven hoy. i) Desarrollar talleres de género y cultura para hombres y mujeres jóvenes que participan en organizaciones, que permitan reflexionar de manera conjunta sobre los estereotipos de género que frenan el camino a la igualdad entre los mismos. De este modo, se beneficiaría el trabajo al reconocer que muchos de los obstáculos que encuentran en el ejercicio de su liderazgo las mujeres jóvenes son producto de las conductas y estereotipos tradicionales que tanto hombres como mujeres tenemos internalizados. Una iniciativa como ésta debería incluir también la reflexión en torno a la problemática de la desigualdad y marginación vinculada al factor generacional. 75 VI. BIBLIOGRAFÍA ALPÍZAR, LIDIA “Liderazgo de la mujer: teoría y práctica”. México: Seminario del BID/PROLID, Agosto del 2000. CEPAL “Participación, Liderazgo y Equidad de Género en América Latina y El caribe”, Santiago, Diciembre 1999. COB, GABRIELA Serie de artículos relacionados con la construcción de la identidad de las mujeres jóvenes. México: Seminario BID/PROLID, Agosto 2000. Página Web: www.habitaciónpropia.com DUARTE, KLAUDIO Juventud Popular. El rollo entre ser lo que queremos ser o ser lo que nos imponen. Santiago, Ediciones LOM, 1994. 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