, / Hector Vigilia . Rojas Herazo de las lámparas Obra periodística, 1940-1970 COMPILACIÓN y PRÓLOGO JORGE GARCÍA USTA TOMO ~ ~ FONDO 1 EDITORIAL UNIVERSIDAD EAFIT , ! '.\,.J':C:! ") \ 1 . .,: Héctor Rojas Herazo. Obra periodística, 1940 -1970 Tomo 1:Vigilia de las lámparas Primera Edición: Agosto de 2003 @ Hijos de Héctor Rojas Herazo @ Prólogo y compilación Jorge García Usta @ Fondo Editorial Universidad EAFIT Carrera 49 No. 7 Sur-50. Medellín http ://www.eafi t.edu.co/fondo ISBN (Volumen): 958-8 173-43-4 ISBN (Obra completa): 958-8 173-42-6 Ilustración de carátula: Héctor Rojas Herazo. Bodegón del pez azul Dirección editorial: Leticia Bernal V Diseño y diagramación: Alina Giraldo Yepes Digitación: Universidad de Antioquia Lourdes Monsalve Universidad EAFIT Editado en Medellín, Colombia, Sur América r" ~ c z ,< -f1!l I]);[) -uJ Jorge García Usta ~~ -ID r'1m ror- ">z Q El poeta como cronjsta:~\~ , r ,;i '; '1 Jorge GarcÍa Usta Ciénaga de Oro, Córdoba, 1960. Periodista, poeta, investigador literario. Editor de la revista Aguaita del Observatorio del Caribe Colombiano, y de Historia y Cultura de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad de Cartagena. Ha sido docente en esta universidad y en la Jorge "I'adeoLozano, seccional del Caribe. Ha ganado varios premios nacionales e internacionales de poesía, cuento, ensayo y periodismo. En la revista En tono menor, de Cartagena, a fines de los años setenta y principios de los ochenta participó en discusiones sobre la modernización de géneros como la crónica y el reportaje. En periodismo ha obtenido diversos reconocimientos: nominación al premio CPB (1987) por la crónica "Cico Barón, el último decimero" (Lecturas Dominicales de El Tiempo); Primer Premio de Periodismo Cartagena de Indias (1988) con un reportaje sobre el músico Clímaco Sarmiento (El Correo de los Andes, Bogotá); Gran Premio de periodismo Antonio J. Olier por el reportaje "Andrés Landeros, el rey de la cumbia" (El Heraldo, Barranquilla); Gran Premio de periodismo de Cartagena por las crónicas sobre la cantante sinuana Lucy González -que le valió, además, una nominación al premio de periodismo Simón Bolívar a fines de los noventa- y otra sobre las relaciones entre los escritores Rojas Herazo y García Márquez. LIBROS PUBLICADOS. PoESfA: Noticias desde otra orilla, El reino errante (poemas de la migración y el mundo árabes), Libro de las crónicas, Monteadentro y La tribu interior. REPORTAJE: Diez juglares en su patio (1991 y 1994) en compañía de Alberto Salcedo. CRÓNICA: Retratos de médicos (2000), sobre médicos sobresalientes del Bolívar Grande en el siglo veinte. REPORTAJE-ENSAYO: ¿Cómo aprendió a escribir Garda Márquez? (1995). Investigó, compiló y prologó la obra periodística de Antonio J. Olier (Antonio j. Olíer, Cincuenta años en cuartillas, 1989). Guionista de los documentales de televisión "Daniel Lemaitre, canto, cuento y olor del corralito" y "La Cartagena de García Márquez". Tiene ensayos inéditos sobre las obras periodísticas de Aníbal Esquivia Vásquez, Clemente zabala, Juan Gossaín y Álvaro Cepeda Samudio; y un libro de cuentos, uno de poesía y uno de ensayos sobre literatura del Caribe colombiano. Prepara un libro de reportajes sobre temas y personajes costeños. La carrera periodística de Héctor Rojas Herazo (1921-2002)-uno de los modemizadores de las letras y las artes colombianas en el siglo veinte- comienza alrededorde sus 20 años, despuésde haber iniciado su escriturapoética.! El período que se abre en la historia nacional desembocaráen el conflicto político más sangriento del siglo veinte, pero para entonces han transcurrido diez años del final de la HegemoníaConservadoray el inicio de la República Liberal, el auge del movimiento piedracielistaque pretendía renovar las letras nacionales se ha esparcidopor toda la república literaria, se hacenvisibles los primeros signos por reconocer y divulgar la cultura del Caribe colombiand después de décadasde estigmatizaciónpolítica bipartidista, y el ambiente in- I Rojas Herazo inicia su escritura poética en Cartagena, en donde aparecen sus primeros versos, y la prosigue en Barranquilla, publicando varios poemas en los años 1940-41 en el diario El Heraldo. Jorge García Usta, "La poesía de Héctor Rojas Herazo: inicios singulares de la ruptura poética en la Costa Caribe colombiana", inédito, 2002. En entrevista con Henry Luque Muñoz, al explicar su "primera chispa poética", comentó: "Fue una tarde invernal, en Tolú. Tendría yo algo más de cinco años. Participé mucho de la tristeza de esta tarde. Me quedé viendo una paredilla que había enfrente. y ahí mismo, en ese instante, tuve la certeza de que un día iba a morir. Eso me otorgó también la convicción de que estaba solo". En Henry Luque Muñoz, "Héctor Rojas Herazo: enviado de lo invisible", Revista Gaceta No.31, Colcultura, Bogotá, sp. 2 Rojas Herazo es de los primeros escritores costeños modernos en impulsar este reconocimiento, que ya contaba con textos notables en las notas de prensa de Antonio Brugés Carmona, Manuel Zapata Olivella, Jorge Artel y Aníbal Esquivia Vásquez. Véanse en esta compilación: '~gulo del folklore: Danza y canción del litoral", "El diablo toca el acordeón", "Goyesca del once de noviembre", "El mohán", "Cumbiamba", "Once de noviembre". Igualmente "Delia entre tambores" y "Rafael Escalona, sangre y voz de la tierra". Sobre el tema son interesantes, como antecedentes en el periodismo regional costeño, los artículos de R. R. Naar Benedetti en la revista Muros de Cartagena ("poética americana y el Sinú", No.2, abril 29 de 1939, p. I 7; "li'ovadores y decimeros", No.4, julio 19 de 1939, pp.34-35), e igualmente de Jacinto Fernández HÉcroR ROJASHERAZO 8 . ternacional es el escenariode la SegundaGuerra Mundial con la consecuente disputa de ideologías,3reorganizaciónde las relaciones de poder internacional en la misma revista ("Biografía del vaquero de las sabanas de Bolívar", No.4, julio 19 de 1939; p.8). Fernández fue integrante, alIado de Jorge Artel y Gustavo lbarra Merlano, del renovador movimiento "Mar y Cielo" de Cartagena, que alcanzó su mejor momento en 1940. Véase una de las primeras crónicas extensas sobre un importante acordeonero costeño en Manuel Zapata Olivella, "Pasión de Abel Antonio Villa", La Prensa, Barranquilla, 25 de agosto de 1951. véanse también Consuelo Posada, "Mirada política a las primeras recopilaciones de poesía popular en los años cuarenta", Estudios de Literatura Colombiana, Universidad de Antioquia, Facultad de Comunicaciones, Maestría en Literatura Colombiana, Medellín, No.6, enero-junio, 2000, pp.51-64; Peter Wade, Música, raza y nación: música tropical en Colombia, Vicepresidencia de la República, Departamento Nacional de Planeación, Programa Plan Caribe, Bogotá, 2002, pp.139-162; Jacques Gilard, "Surgimiento y recuperación de una contra-cultura en la Colombia contemporánea", Huellas, Barranquilla, pp.41-46, diciembre de 1986. 3 véanse en esta compilación: "El mundo tiene hoy...", "La juventud frente a la guerra", "El vitalismo de Malaparte". Sobre el retraso neocolonial de las naciones americanas y las características culturales y políticas de la expansión imperial norteamericana de postguerra, véanse "Naciones exportables", "Estos pueblos del sur", "Sobre la propaganda". Vale anotar la temprana discrepancia de Rojas Herazo con Hernando Téllez, conciencia lúcida y reaccionaria del liberalismo colombiano, sobre el sentido de libertad en un mundo dividido en dos bloques políticos inconciliables: el socialista soviético y el capitalista norteamericano ("El mundo tiene hoy..."). Por lo demás, Rojas Herazo utiliza, algunas veces, las opiniones del cronista bogotano para plantear criterios opuestos a los de cierta élite capitalina representada en la aristocratizante rectoría intelectual de Téllez. Ya en 1950, señala que "nunca, como en los actuales momentos, el sentido crítico, en sus múltiples expresiones, había sufrido tan aguda y lamentable postración. Hernando Téllez -uno de los escritores que más visiblemente se han beneficiado con el flagelo- se quejaba, con fingido rigor expositivo, de este mal endémico en las letras colombianas. Pero el festejado autor de La luz en el bosque olvidaba que ese compadrismo, esa ausencia de rigor en la obra literaria, ha hecho posible que su firma sea hoy una de las mejor cotizadas en el escaso panorama de autores nacionales. Y esto lo decimos porque estimamos, en todo su justo valor, las posibilidades que laten bajo la prosa de Téllez. Si este escritor hubiese moldeado su estilo bajo la mirada constructiva, sagaz y justiciera de una verdadera crítica, su obra estaría hoy -por las propiedades de ponderación, de gracia y equilibrio que pugnan por caracterizar su estilo- en la esquiva frontera de la perfección. . EL POfTA COMO CRONISTA 9 Y sustandal replanteamientode las nodones de arte y cultura. La reafirrnadón de Arnérica4como tema de los creadores artísticos de la postguerra, la expansión del existencialismo y su lectura americana, el debate de las teorías de Spengler sobre la naturaleza de la cultura,s el encuentro de los hijos de la República Uberal -aun de uno inclasificablecomo Rojas Herazo- con todas las franjas del movimiento nadonalista continentalque abarcabael antiimperialismo Pero Téllez, fuera de un hatillo de crónicas verdaderamente antológicas, no ha hecho nada hasta el momento que lo exponga, como escritor, al ejemplo y admiración de las generaciones posteriores". ("A propósito del 'Proceso' Silva"). véase también Jorge H. Cadavid, "Hernando Téllez: un consumado estratega", Boletín Cultural y Bibliográfico del Banco de la República, Bogotá, No.40, Vol.XXXIl, 1997. 4 Cfr. en esta compilación: "Sobre lo americano". Véase el notable ensayo de Fernando Zalamea, Ariel y Arisbe, evolución y evaluación del concepto de América Latina en el siglo XX, Convenio Andrés Bello, Bogotá, 2000. s Fernando Arbélaez, Testigos de nuestro tiempo, Bogotá, sf, se, pp.116-117. Arbélaez, poeta, miembro de la revista Mito y amigo de Rojas Herazo, es otra de las conciencias críticas de la época que expresa sus reparos al modelo de la civilización norteamericana. Sin duda, su amistad con Rojas Herazo le permitió a ambos fructíferos encuentros intelectuales. En la sección "Cruz y Raya" del Diario de Colombia, 23 de mayo de 1955, en la nota "Testigos de nuestro tiempo", atribuible a Rojas Herazo, se comenta el libro homónimo de Arbeláez, señalando que "muy pocas veces nos había sido deparado a los colombianos el espectáculo de un poeta, de un verdadero poeta, hablando de poesía". Los diálogos literarios e intelectuales de Rojas Herazo tanto con Arbeláez, como con Gaitán Durán y Jorge Eliécer Ruiz (todos ellos admiradores del universalismo cultural, el compromiso intelectual y la tarea periodística de Sanín Cano) son antecedentes propiciatorios del clima que dio origen a la aparición de Mito en 1955. Éste es, curiosamente, el año de la mayor producción periodística de Rojas Herazo en Diario de Colombia: más de 150columnas firmadas y un número indeterminado de notas sin firma en la sección "Cruz y Raya". Una revisión de los telones de fondo de Rojas Herazo durante los años 1952-55 dirá cuán significativa fue su tarea de crítica cultural como uno de los antecedentes de Mito, aún en el marco de un diario conservador, del que Gaitán Durán, amigo de Alzate Avendaño, fue colaborador. Sobre la importancia de las teorías de spengler en el debate cultural de la época, véanse la interpretación de Gilberto Alzate en el editorial de Diario de Colombia, "Las profecías de spengler", 27 de julio de 1954, p.4, Y Danilo Cruz Vélez, "Spengleriana", Tábula rasa, planeta, Bogotá, 1991,pp.211-232. HÉcroR ROJASHERAZO 10 . de SanínCano y Haya de la Torre,el denso y esclarecidohumanismo de Alfonso Reyesy el marxismo nacional de Mariátegui, y la eclosión de las narrativas norteamericanae inglesa, crean un abigarrado panorama cultural y político, en cuyo telón de fondo el fascismo, el socialismo y el liberalismo se disputan la hegemonía ideológica planetaria. Espíritu antiacadémico desde su adolescenciapueblerina, por entender la academia como el refugio de los humanistas apócrifos y sobre todo como la promoción de una idea antivitalista del arte y la vida, Héctor Rojas Herazo, despuésde iniciarse como pintor,6se aventura al territorio del periodismo hacia los años cuarenta en Barranquilla. La tradición partidista de la prensa en Colombia -a pesar de algunas flexibilidades locales- parecía natural e inmodificable hacia la mitad del siglo veinte: los hombres públicos y sus empresarios amigos fundaban periódicos para difundir los pensamientos y posiciones de sus partidos políticos, combatir las ideas contrarias o trazar alianzas con sectoresdivergentesdel partido rival, establecerlas primeras redes clientelares7 y luchar por la posesión del poder. A estos periódicos eran vinculados intelectuales promisorios con alguna ambición literaria que, con frecuencia,se mutaba en una carrera política o en alguna forma del poder municipal. Ejemplos de tal destino, a escala nacional, fueron Alberto Lleras Camargo, Eduardo Santos y 6 "No sé exactamentecuándo comencéa pintar. Fuealgo biológico, como respirar o caminar. Mis primeros recuerdos al respecto son vagos, con cierta alegría esperanzadora.Intentando, por ejemplo, dibujar los burritos que pastaban en la plaza, el campanario, a mi hermanaArnalia tratando de alcanzar una estrella, cosasasí. Tambiénlos barcos y los pájaros. Una caligrafía del asombro. (...) Tambiéndeseaba,un poco después,reproducir fielmente algunas estampasde la historia sagrada:David abatiendo a Goliat, el suicidio de Saúl, Acab lamido por los perros bajo el balcón de su palacio, el viaje de Tobías acompañado por el ángel. En fin. Mi primo José Manuel González, hermano de PedroCrisólogo, el que vence al demonio en En noviembrellega el arzobispo,fue mi primer maestro.Admiraba su línea fácil, el fervor con que miraba las cosas, el innato dominio para encuadrarlos elementos composicionales.Todoentonces,aclaro,se traducía en extasiadaadmiración. Enfranca y desasidafelicidad". En:JorgeGarcíaUsta, "Héctor RojasHerazo:Confesión total de un patiero", Boletín Biblíográfico y Cultural del Banco de la Repúblíca,Bogotá, No.24-25,Vol.XXVII,1990. 7 JaimeÁlvarezLlanos, Política en el Atlántico a principios del siglo XX,Ediciones Uninorte, Barranquilla, 2003, pp.54, 59, 61,62,70,93, 95,101; Eduardo PosadaCarbó,El Caribecolombiano:una historia regional,(1870-1950),Banco de la República-ElÁncora Editores, Bogotá, 1998. . EL POETACOMOCRONISTA 11 Gilberto Alzate Avendaño. No eran sólo los insignes gramáticos conservadores810s únicos que se perfilaban como dirigentes del Estado, sino también los capitanes e ideólogos liberales que exaltaban la poesía de Víctor Hugo o los panfletos de Vargas Víla y no comprendían ni el humor desacralizador de Luis Carlos López, ni las aventuras de Los Nuevos, ni las de Piedra y Cielo. A pesar de sus vacilaciones y discontinuidades, el ascenso del liberalismo al poder había comenzado a erosionar el régimen intelectual confesional de la Hegemonía Conservadora:9 después de arrinconar las pretensiones de los guerreros de la última guerra civil, personificados por el simbólico y ya fatigado general Benjamín Herrera, y neutralizar la insurgencia obrera y socialista 10 8 Un análisis de la importancia de los gramáticos en la vida política colombiana está en Malcolm Deas, Del poder y la gramática. Yotros ensayos sobre historia, política y literatura colombiana. Bogotá, TercerMundo, 1993. véanse también de Héctor Rojas Herazo, en este libro, "Suárez" y "Los hombres de cien años". 9 Un muy útil análisis de la situación, funciones, tipos y cambios de los intelectuales colombianos durante el siglo veinte, está en Miguel Ángel Urrego, Intelectuales, estado y nación en Colombia: de la guerra de los Mil Días a la Constitución de 1991, Siglo del Hombre Editores, Universidad Central, DIUC, Bogotá, 2002, y en Gonzalo Sánchez, "Intelectuales...poder ...y cultura nacional", Análisis Político, Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales, Universidad Nacional, Bogotá, No.34, mayo-agosto de 1998, pp.115138. véanse también los interesantes ensayos de Gilberto Loaiza, "Intelectuales y regiones a comienzos del siglo XX", Cultura y región, CES-Universidad Nacional-Ministerio de Cultura, Bogotá, 2000, pp.133-152; Luis Tejaday la lucha por una nueva cultura (Colombia, 1898- 1 924), Colcultura, Bogotá, 1995; y de Jorge Zalamea, Literatura, política y arte, Instituto Colombiano de Cultura, Biblioteca Básica Colombiana, 1978. Debe señalarse que para captar toda la importancia, plena de sugerencias y matices, de intelectuales y escritores modernos y complejos como Rojas Herazo, se hace necesario un análisis que gradúe las generalizaciones panorámicas, útiles por demás para situar tendencias y confluencias ideológicas, culturales e históricas. 10 Véanse Renán Vega Cantor, Gente muy rebelde, Tomo 4, Socialismo, cultura y protesta popular, Ediciones Pensamiento Crítico, Bogotá, pp. 79-145, 316-323; Mauricio Archila, "Barranquilla y el río: una historia social de sus trabajadores", Controversia, No.42, Cinep, Bogotá, 1987, y Cultura e identidad obrera, Colombia 1910-1945, Cinep, Bogotá, 1991; María Tila Oribe, Los años escondidos. Sueños y rebeldías en los años veinte, Editorial Cerec, Bogotá, 1994; Carlos Uribe Celis, Los años veinte en Colombia, Ediciones Aurora, Bogotá, 1985; Las ideas políticas en los años treintas: corrientes, matices, influencias externas, Tercer Mundo Editores, Universidad de los Andes, Bogotá, primera reimpresión, agosto de 1994,pp.93-105. HÉcroR ROJASHERAZO 12 . contra la que López Pumarejo había lanzado la consigna de despojarla de sus banderassodales, el liberalismo en el poder estimula un controversialproceso de modemizadón de costumbres,formas del desarrollo económico y prácticas políticas, y permite, con diferendas de grado, la consolidación de la penetración imperial norteamericana en aquel proceso de modemizadón pardal. Las figuras disímiles de alaya Herrera, López Pumarejo y Eduardo Santos agitan el ánimo de los liberales jóvenes, induciéndolos a una participación pública más organizaday vehemente,e incorpora a algunos de ellos, como Jorge Zalamea11 -figura muy valorada por los escritorescosteños de mitad del siglo- al manejo del Estado y al reconodmiento de la nadón. Thlreconodmiento los condudrá, en un proceso largo y complejo, a tender puentes de acercamiento con los intelectualescosteñosrenovadoresen uno de los más expresivose inestudiados procesosde articuladón imaginaria de lo nadonal.12La costa ofrece el registro histórico de sus intelectualespartidpando en este proceso político: Luis Carlos López y su desenvueltaconfianza en el republicanismo, pero también su desilusión frente al fraude electoral conservador; Clemente Zabala yendo del vanguardismode los años veinte y la adoradón a Jarry,a la militancia comunista y la práctica liberal de izquierda hasta su gaitanismo final; Jorge Artel y su liberalismo de izquierda,pero también sus simpatías con el comunismo colombiano; Aníbal EsquiviaVásquez,nacido en la lucha contra la HegemoníaConservadoray vinculado despuésa los esfuerzosculturales de la República Liberal. En Barranquilla, el sabio catalán Ramón Vinyes persiste en su prédica antifalangista,y CepedaSamudio será, a fines de los años cuarenta,la voz más aguda de los jóvenes barranquilleros encantados con las reformas de la República Liberal. La mayoría de los integrantes de la nómina monopolística del Grupo Barranquillal3tiende vínculos con los grupos dirigentes del liberalismo 1I La admiración por Zalamea se extenderá de los años cuarenta a los cincuenta entre Cartagena y Bogotá. Tanto Rojas Herazo como Zabala ven en él uno de los ejemplos del intelectual moderno, elogian su revista Críuca y, en el caso de Rojas Herazo, su traducción de la obra poética de SaintJohn Perse. No obstante, en la polémica que Zalamea le plantea a sanín Cano, Rojas Herazo sale en defensa de éste para combatir un desenfoque que hace parte, según él, de una tradición crítica (Cfr. "Pasión y veleidad de la crítica "). 12 Jorge García Usta, "Una mirada plural a la región", Revista Aguaita, No.l, Observatorio del Caribe Colombiano, marzo de 1999, Cartagena, p.4. 13 Llamo nómina monopolística del Grupo Barranquilla, de entre sus ya incontables reagrupamientos -y enlistamientos, a los que no ha escapado ni siquiera . EL POrrACOMOCRONISTA 13 Y el conservatismo: algunos llegan a ser contralores, diputados y senadores; otros, dirigentes empresariales;todos ellos, mantienen amistadesentre la élite social y política local, o disputan su representacióncultural. En sus promocionados balances de época, parecen legamos, como enfoque dominante, la idealizaciónde la Barranquilla de entonces,agotada en la iconografia bohemia y prostibularia, y la abstracta veneración de los capitanes de industria: una ciudad de indiscutible capacidad progresista -cuyos portentos materiales no escapanal romanticismo ripioso de Martínez Mutis y de Moreno Alba- y ante -= la cual la alusión al drama social derivado del capitalismo naciente parece una ~ impertinencia ordinaria, pero del que podemos leer algunas referencias dife- j r renteso complementariasen el periodismo de RojasHerazo14 y CepedaSamudio. ~ i La movilidad social y la remoción ideológica que parecenalcanzar su mo- ~! mento más alto durante el primer gobierno de López Pumarejo,lleva a la pren- i5 ¡ sa liberal de la costa caribe a entreabrir sus páginas,frecuentementefatigadas -1 I por la pesantezdoctrinaria, a los nuevos escritores que ya no son ni quieren ~ ser representantestípicos del escritor público y rechazansus abrevaderosfilo- > sóficos y la estrechezde sus interesestemáticos. Confian en tales aperturas de " la prensa, pero, al mismo tiempo, estánmás allá de la visión periodística de los patridos bipartidistas del litoral. ltes de ellos -Rojas Herazo, CepedaSamudio y García Márquez- tratarán de fundar la modernización narrativa nacional, y el García Márquezde Vivirpara contarla- a la que establecieronel periodista Germánvargas y el investigador JacquesGilard, y que impone, en el fondo, que los cuatro conversadoresde Cienañosdesoledad(Germánvargas,Gabriel García Márquez, Alfonso Fuenmayor y Álvaro CepedaSamudio) y "el sabio catalán" RamónVinyes son los integrantes centrales de la legendaria agrupación, especiede propietarios hegemónicosy providencialistas de la renovación literaria costeña.véanse Gabriel GarcíaMárquez,Vivir para contarla, Grupo Editorial Norma, Bogotá, 2002, y Jorge GarcíaUsta, Cómoaprendió a escribir GarcÍa Márquez,Editorial Lealón, Medellín, 1995. 14Cfr. "La zona negra". Porlo demásparece evidente que los telones sobre la Barranquilla de la época, sus figuras y ambientes, nos permiten una visión más amplia de su medio cultural y mucho más reveladorade las personalidades literarias, con visiones desconocidasde escritores como Meira Delmar, Vidal Echeverríay Manuel García Herreros, y enfoques novedosos para la época sobre las obras de CepedaSamudio y GarcíaMárquez.Veánseen esta compilación: "El gran ausente", "La Librería Mundo", "Todosestábamosesperando", "Todosestábamosa la espera","La vida muriente de Leopoldo de la Rosa". ~ \ HÉCWR ROJASHERAZO 14 . este proceso -que incluye otros nombres y contribuciones,olvidados o relegados por la mitologización de la nómina hegemonista del Grupo Barranquillase inicia en el periodismo. La tarea no era fácil, pues la prensa de la región, aún despuésde la apertura política del liberalismo, era escenariode una problemática e intermitente convivenciade mentalidadese ideologías(Cfr. en esta compilación, "Un artista y un grupo"), entre escritores conservadores,que promulgaban un retrógrado humanismo clasicista, y las primeras individualidadesliberales que pretendían reformar lenguajesy pensamientos.En la aparición de los cronistas costeñosmodernos habría que estudiar el procesode las relaciones con la corriente crítica cuyos portadores nacionales más calificados eran, hasta los años cuarenta, Luis Tejada,José Mar y Armando Solano,15la presencia de JoséGers en los cincuenta,y las contribuciones de Azorín, RamónGómez de la Serna, Ernest Hemingwayy John Dos Passos. La práctica periodística o la difusión periodística de textos literarios de los escritoresera común en el mundo hispano y uno de los espaciosdel proyecto de fundar una literatura nacional.16Las obras de los españolesAzorín y Gómez 15 "El regresode ArmandoSolano",SecciónComentarios,El Universal,Cartagena, 15 de abril de 1951, p.4, atribuible a ClementeZabala,jefe de redacción del diario y guía personal de Rojas Herazo y García Márquezdurante el período 1948-51. Allí se dice que "Solano, a pesar de que en los últimos años ha silenciado su pluma,continúa siendo una de las primerísimascifras de nuestras letras a las que ha enriquecido con obras que habránde citarsesiempreque se hable de escritoreseminentementenacionales.Su Glosariosencilloy su notable ensayosobreLa melancolíade la raza indígenason hitos de nuestra literatura que sirven de faros orientadores y que salvannuestro prestigio de hombres de letras. Corno periodista de noble alcurnia, Solano tiene ganado un puesto junto al cual seráncontadoslos que resistan un parangónen este país de periodistas". El autor considera que la obra periodística y ensayísticade Solano hace parte de la literatura nacional. 16 Publicacionescosteñasde variadastendenciascornoDiario dela Costay América Española,de Cartagena,y La Prensay El Heraldo,de Barranquilla,publican en los años cuarentatextos de Azoríny Gómezde la Serna. La Prensapublica de Azorín en 1951"Los cineastas" (15de marzo), "Velocidad" (10de diciembre) y "Validez"(11 de diciembre).Enla encuesta"Simpatíasy antipatías" que realiza La Prensa,en 1951,con escritores y empresariosde Barranquilla, el influyente periodista cultural RafaelOñoro declaraque su escritor favorito es Azorín (22de septiembrede 1951). En 1940,la revista Murosde Cartagenay a principios de los años cuarenta, El Heraldo reproducenartículos del crítico liberal Baldomero Sanín Cano, referencia fundamental de la modernidad literaria para los jóvenes costeños y uno de los sujetos de la exigente . . . EL POETA COMO CRONISTA 15 de la Serna, y de los colombianos Luis Tejada y Baldomero Sanín Cano (uno de los maestros de Clemente zabala,17a su vez guía juvenil de Garáa Márquez y admiración de Ramón Vinyes. El reconocimiento continental hacia la obra de Sanín Cano se expresa en artículos de José Carlos Mariátegui, Francisco Romero y Germán Arciniegas. En: Baldomero Sanín Cano, Escritos, Op. Cit, pp.763- 774. Por lo demás, en esta misma obra se pueden apreciar las diferencias del énfasis evaluativo sobre el ejemplo de Sanín Cano entre críticos como Hernando Téllez y escritores como Rojas Herazo, más cercano este último a la apreciación de Gaitán Durán: para ambos, Sanín Cano es un ejemplo de intelectual participante, de criterio independiente pero comprometido, en la vida pública. véase Jorge Gaitán Durán, "Sanín Cano y la situación del intelectual colombiano", en: Baldomero Sanín Cano, Escritos, Op. Cit. pp. 783- 789. El texto apareció inicialmente en las Lecturas Dominicales de El Tiempo, Bogotá, el 19 de mayo de 1957. La obra de Gómez de la Serna y Azorín fue igualmente publicada o comentada por la Revista de América, Sábado y Diario de Colombia, de Bogotá. véanse de Ramón Gómez de la Serna, en Diario de Colombia -donde Rojas Herazo publicará la mayor parte de su obra periodística-, "Sentido y curiosidad del seudónimo" (1 de octubre de 1954) y "Respuesta española a la muerte" (20 de noviembre de 1953); y de Azorín "Los periodistas breves" (26 de octubre de 1954); '~orín", Cruz y Raya,Diario de Colombia, Bogotá, 21 de octubre de 1954. Uno de los mayores admiradores de la obra de Azorín en la Costa Caribe fue el periodista y novelista Álvaro Cepeda Samudio, quien comparó su importancia para la literatura costeña moderna con la de la narrativa de Faulkner. Desde luego, la conflictiva apropiación creativa que hace Cepeda del modelo azorinesco se distancia de la admiración, simplemente hispanista, de académicos bogotanos como Guzmán Esponda. 17 Zabala aprendió con Sanín Cano "la sencillez a veces desconcertante y un hondo sentido de la crítica en cuestiones artísticas y literarias", según la nota '~puntes sobre el maestro Zabala", El Universal, 2 de septiembre de 1960. Este comentario señala que en 1925, cuando Zabala trabajaba en La Nación de Barranquilla, éste era "el mejor periódico de la Costa Atlántica", por "su confección editorial" y "su eximia colaboración de planta", entre los que estaban Tomás Márquez, Esteban Rodríguez Triana -historiador y panfletario-, Jaime Barrera Parra -uno de los mejores cronistas colombianos-, Gregorio Castañeda Aragón -poeta-, Ramón Vinyes ("maestro de juventudes a la manera de Sócrates"), Julio Gómez de Castro, Luis Enrique Osorio -el director de "La Novela Semanal"-. Agrega que Zabala dirigía el suplemento de La Nación, que impulsó la actividad cultural en Barranquilla "después de Vocesy Caminos". Y cuenta dos anécdotas de interés sobre las relaciones de Zabala con Jorge Artel y Ramón Vinyes. Asegura que hacia la mitad de los años veinte, Zabala le comentó: '~gapito (Artel) tiene talento, no hay sino que sacudirle ese polvo de sentimentalismo y orientar lo por los nuevos caminos de la poesía", y que HtCWR ROJASHERAZO 16 . Rojas Herazo) habían sido difundidas en el Caribe colombiano, inclusive en periódicos de provincia; también estabanlos casos de políticos que, como Manuel Ugarte, Raúl Haya de la Torrel8o JoséVasconcelos,19 agitadores ideológicos continentales, habían promovido sus tesis nacionalistasy antimperialistas en una reunión que sostuvieron delante de él, antes de marcharse Artel a Bogotá, Zabala le recomendó: "Procura no escribir tonterías; mantén el contacto con los maestros y asimila". Sobre "ese polvo de sentimentalismo" de la poesía de Artel, señalado por Zabala, véase Lawrence Prescott, "Del posmodernismo al vanguardismo: una primera etapa en la poesía de Jorge Artel", Calamar, No.9, Barranquilla, septiembre-noviembre de 1996,pp.9-14. Acerca de Vinyes, se indica que a raíz de la caída de la monarquía española, el crítico fue entrevistado durante dos horas y después escribió un editorial y un comentario de fondo, con ocasión de los cuales, Zabala le comentó: "Qué opinas del nuevo enunciado filosófico de Vinyes: que la amistad se cansa y hasta se gasta". Por su parte, el poeta Adolfo Martá -tema de la primera nota de prensa de Rojas Herazo recogida en esta selección- describe el sorprendente clima intelectual generado en los años veinte en Barranquilla, en el cual Zabala era una de las figuras principales. Martá, por entonces poeta de militancia comunista, señala que nombres como los de Freud, Tagore, roe y Debussy integraban "la comarca intelectual y emocional" de su amistad con Zabala, quien por su parte era devoto lector de Dickens, Dante, Verlaine, Pérez Galdós, Balzac, Dostoievski. Destaca también Martá la presencia de Zabala dentro del grupo vinculado a la revista Mundial, del que hacían parte José Félix Fuenmayor, Julio Gómez de Castro, Barba Jacob y Leopoldo de la Rosa. Adolfo Martá, '~ la memoria nobilísima de Clemente Manuel Zabala", El Universal, Cartagena, 9 de noviembre de 1963. A la tertulia de dicha revista, el periodista e historiador Doctor Argos agrega nombres como Joaquín Rafael Bernal, Fernando de Andreis, Antonio Salcedo, Manuel García Herreros, al cual califica como "círculo baudelariano", y además "platicaba en los cafés con Gregorio Castañeda Aragón, Luis Enrique Osorio, Osorio Lizarazo y Lino Gil Jaramillo", en Jorge García Usta, Cómo aprendió a escribir GarcÍa Márquez, Op. Cit. 18 La entrevista que efectúa en 1946 Rojas Herazo al político peruano, fundador del APRA,era la muestra colombiana de la simpatía que tal figura y tal agrupación partidista despertaban en los jóvenes del continente. Fue tal vez el primer texto en que Rojas Herazo da a conocer su interés por el porvenir de América, después de los cambios geo-políticos introducidos por la Segunda Guerra Mundial en el panorama mundial. 19 Los textos de Vasconcelos se publican desde los años veinte en El Diario Nacional, cuando Clemente Zabala tenía allí sus primeras experiencias periodísticas, y se siguen publicando en las décadas siguientes en El Espectador, de Bogotá, y El Heraldo y La Prensa, de Barranquilla. . EL POETAC(MfOCRONISTA 17 en periódicos. Luis Carlos López, radical fundador de la modernidad literaria costeña, creó un diario bilingüe, LL1Umón Comercial, y publicó editoriales sobre temas urbanos y culturales.2o En el caso del joven Rojas Herazo, además de las múltiples irradiaciones de la revolución lopezca, en el contexto colombiano los antecedentes particulares más sugerentes eran Baldomero Sanín Cano,21 Luis Tejada,22José Mar23y José Gers,24y sus referencias periodísticas internacionales, al menos hasta la mitad de los años cincuenta, eran los españoles Azorín, Gómez de la Serna y Ortega y Gasset, de un lado, y los norteamericanos Hemingway y Dos Passos, de otro, a quienes dedicó columnas o valoraciones particulares mientras escribía en el Diario de Colombia. Comentando el caso de Sanín Cano, Rojas Herazo sostiene, desde 1948, la importancia del periodismo en la evolución del ensayo en América y sugiere que la renovación de la escritura periodística sólo podía ser obra de escritores que comprendieran el 20 Roberto Córdoba, "La actividad periodística y epistolar de Luis Carlos López: 1889-1916", Historia y Cultura, Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad de Cartagena, No.3, Año 11,diciembre de 1994. 2\ Héctor Rojas Herazo, "Un maestro de América", "Sanín Cano, cifra universal". Véase también "Irrespeto a la inteligencia", Sección Comentarios, El Universal, Cartagena, 8 de abril de 1949, p.4. 22 Entrevista personal con Héctor Rojas Herazo, Carta gena, mayo de 1998. Véanse Gilberto Loaiza, Luis Tejada... Op. Cit; John Galán Casanova, "Luis Tejada: crítica crónica ", Boletín Cultural y Bibliográfico del Banco de la República, Bogotá, No.33, Vol.XXX, 1993; Hernando Mejía Arias, Luis Tejada, Gotas de tinta, Biblioteca Básica Colombiana, Colcultura, 1977,pp.420; áscar González, "Luis Tejada: de la opinión y la crónica", Magazín Dominical de El Espectador, Bogotá, No.809, 15 de noviembre de 1998,pp. 12-14. 23 Carta personal de Héctor Rojas Herazo, abril de 1998. Desde luego, Rojas Herazo tendrá visiones y formas de tratamiento diferentes, y en ocasiones opuestas, de figuras y temas con miembros de la tradición periodística de ruptura: discrepa con Tejada sobre los valores de la poesía de Luis C. López; elabora una más compleja visión periodística sobre la poesía de León de Greiff que la de José Mar; tiene un enfoque diferente al que hace de Bertha Singerman Vinyes, y se advierten las naturales diferencias con el Sanín Cano de 1914 en el caso de Azorín. véanse José Mar, "El maestro de Greiff", Boletín Bibliográficoy Cultural del Banco de la República, Vol.VIII, No.8, 1965, pp.l 188-1189; Ramón Vinyes, "Bertha Singerman", El Heraldo, Barranquilla, 8 de octubre de 1941, p.3.; Baldomero Sanín Cano, Op.cit., pp.597-598. 24 Carta personal de Héctor Rojas Herazo, abril de 1998. HtcroR ROJAS HERAZO 18 . valor ideológico de ésta en una perspectiva moderna: la nota de prensa como orientación ideológica compleja, como nuevo género en transición, que rebasaba los maniqueísmos rutinarios del género editorial. Un tema diario, por simple y mezquinoque pudiera parecemos,toma, al ser glosado por el fecundoensayista,proporcionesverdaderamenteinsospechadas.El secretoreside,creemosnosotros,en el grupo de suscitaciones desplazadopor SanínCano al fijarlo, al detenerlo, al convertirlo, por el solo hecho de respirar en sus cláusulas, en materia de apasionante y generalinterés. sanínCanono escribepor la sola sensualidad,humanísima y explicable,de ampliar su prestigio intelectual.Escribecuando la importancia, muchasvecesrecatada,de un hecho reclamala indiscutibleautoridad de sus palabras.Esto lo ha convertido -desde lejanos tiempos, en plena juventud- en un auténtico rector espiritual. ("Un maestrode América") Sin embargo, ya en 1950, en un texto mucho más sugestivo, por las alusiones inusitadas y la audacia conceptual, Rojas Herazo, acudiendo a ejemplos clásicos y modernos de tradiciones diferentes, explica sus convicciones sobre lo que debía ser el lenguaje del columnista moderno de prensa frente a la reaccióngramaticalista. Yano es sólo un pedagogosocial, a la manera de Sanín Cano, sino un crítico autorizado usando el espacio de prensa para adoctrinar espíritus y universalizar culturas. Al transformarse en cronista, el comentarista deja de considerar la gramática como un recinto sagrado, contrayendo deberes históricos más importantes que el respeto a un orden que estima anacrónico: la movilización de ideas, el debate público, la agitación intelectual frente a la inercia social. El columnista de prensa no tiene un debergramatical con la vida sino un deber vital con el periodismo, el lenguaje de su tiempo. El periodismo es una escuela de estilo pero también una experiencia existencial: el cronista se enfrenta a la vida social y a una velocidad expresiva distinta; los temas puedenser provocacionesexperimentales.Rojas Herazo manifiesta su temprana certidumbre sobre los nexos genéricos entre literatura y periodismo, y su creencia de que la literatura moderna -y en su momento, la clásica-, que veía como inevitable y subversora manifestación del redescubrimiento del ser y el espacio americanos, había sido influenciada por el periodismo. Era, también, una forma del reportaje social. El columnista de periódicojinetea un potro de esquivaandaduray difícil manejo. Para el verdaderocolumnista, sentir un tema es casi escribirlo. De la sensacióna la acción hay un breve,brevísimolapso. El mismo que . EL POETA roMO CRONISTA 19 va de la cohesión, entre cerebro y manos, sobre la maquinilla de redacción. De allí que resulte huero e inoperante cualquier ejemplo clásico. Los escritores de la edad de oro no tenían las exigencias que la velocidad ha dado a nuestro mundo contemporáneo. Y cuando, por razón de su oficio, tuvieron esas exigencias -recordemos la monstruosa producción teatral de Lope de Vega- quedaban adheridos, en la vasta epidermis de su estilo, una muchedumbre de errores que podría hacer las delicias de nuestros regocijados cazadores de gazapos. Pero la hondura e intención de sus temas, la riqueza verbal, el vigor para conducir las pasiones, quedaba patentizando las excelencias clásicas de aquellos maestros del conocimiento humano y de la palabra escrita. Lope, contrariando herrumbroso s conceptos, es un escritor vitalista. De cara a los tremendos dramas del corazón, diluyendo la potencia de su espíritu en el vasto océano de las verdades populares. Su gran maestro -como lo fue de Quevedo, de Cervantes, de Calderón- es el gusto popular. Lo inmediato, lo que hería o regocijaba sus sentidos, fue el material con que construyó el imponente edificio de su obra, de tan múltiples y encontrados frentes. Desde este punto de vista, Lope de Vega, antecedió, con lujo de detalles, a las grandes cifras del periodismo contemporáneo. Que no otra cosa sino eso, periodistas geniales, son los maestros de la novela en nuestro tiempo. El teatro de Lope es un colosal reportaje del seiscientos. Exactamente lo que hoy llevan a cabo -en novelas de esplendoroso movimiento cinematográfico- John Dos Passos,Camus YWilliam Faulkner. Dejemos a los clásicos en su dorado reposo. No los traigamos a asesorar parrafadas que a nada conducen. y no ataquemos, por el humanísimo flanco de pasajeras fallas gramaticales, a nuestros buenos columnistas. Estas cosas, cuando están compensadas por la magia de un bello estilo, no pasan de ser livianos accidentes de carpintería gramatical.25 El periodismo costeño nunca fue una isla de la fantasía formal en aquel archipiélago nacional de periódicos politicistas, que privilegiaba los oficios de la opinión ataviados por la prosa doctrinaria y la forma grandilocuente, ensa- yos preparatorios de la oratoria tribunicia. Unos pocos casos (Luis Carlos López, 25 Cfr." ¿Forma o esencia?, polémicas al por menor ". Este artículo fue firmado con el seudónimo de César Bosque. Con él, Rojas Herazo participó en una polémica gramatical entre Donaldo Bossa Herazo, que firmaba como Ranger su columna en El Universal, y P;VargasPrins, que firmó como JoséCastilla sus artículos de la polémica. HÉcroR ROJASHERAZO 20 . Aníbal Esquivia Vásquez,26a veces José Morillo, y de cierta forma el propio RafaelNúñez, como también RamónVinyes, Manuel García Herreros, Alfonso Fuenmayor, Fernando De Andreis y Armando Barrameda Moráw7) señalaban 26 Miguel Camacho Sánchez, Aníbal Esquivia vásquez, AVE,El Universal Dominical, Cartagena, 9 de febrero de 1986;Jorge García Usta, "Periodismo y literatura en Cartagena en el siglo XX: Muros y rupturas del orden y risas de la modernidad", en: Haroldo Calvo y Adolfo Meisel Roca, Cartagena de Indias en el siglo XX, Universidad Jorge Tadeo Lozano seccional del Caribe y Banco de la República, agosto de 2000, pp.219-258. Una parte de la producción periodística de Esquivia Vásquez, apareció en el diario El Mercurio de Cartagena en los años treinta. Véanse las crónicas de 1930: "La caída del maduro fruto" (4 de abril), "La percha del arco iris" (5 de abril), "Cuando la selva se divierte" (11 de abril), "Puntos de tiza" (20 de abril), "Evocaciones del mameluco" (22 de abril), "Bañista" (25 de abril), "La última vaca flaca", "Que se rebelen pero no tanto" (11 de mayo), "Matad ese gavilán" (23 de mayo), "Detalles" (10 de junio), "Todavía los toros sueltos " (12 de junio), "Trabaja y cobra" (15 de junio). Véase su libro de crónicas Lienzos locales, Cartagena, cuarta edición, Tipografía Hernández, 25 de octubre de 1961. 27 '~rmando Barrameda Morán", Sección Comentarios, El Universal, Cartagena, 30 de marzo de 1949, p.4. En "Una aclaración a Barrameda Morán", Sección Comentarios, El Universal, Cartagena, p.4, 19 de mayo de 1951, atribuible a Rojas Herazo, se escribe: "Desde nuestro distinguido colega El Heraldo de Barranquilla, donde tiene emplazadas desde hace varios años sus baterías periodísticas, nos insinúa Armando Barrameda Morán -a propósito de nuestro comentario 'Personalismo pictórico'-la necesidad de precisar ideológicamente al artista. Eso está bien. Lo que está mal, y Barrameda tiene que estar con nosotros, es tratar de hacer politiquería de la peor clase, amparados -nos estamos refiriendo a quienes así se comportan- por el señuelo de un debate pletórico (...) El artista, más que ninguna de las cifras llamadas a pautar, en su debido tiempo y lugar, el criterio social, tiene que ser un político, en el más noble, levantado y fecundo sentido del vocablo. Un político en la medida en que conduce, alecciona y defiende los intereses sociales. Pero no puede -estaría traicionándose a sí mismo y traicionaría su arte- abajarse al lenguaje pintoresco y municipal de una politiquería personalista". La nota muestra alguna de las muchas orientaciones del debate ideológico y cultural en la región, y las relaciones intelectuales existentes en el campo periodístico. Barrameda Morán, a quien el crítico Guillermo Henríquez considera figura inspiradora de un personaje de Cien años de soledad, además de fugaz poeta y periodista renovador, aparece vinculado a la revista Crónica de Barranquilla. véanse de su columna "Glosa Ubicua" en El Heraldo de septiembre y agosto de 1948: "Crítica en chaleco" (7 de septiembre), "Sandias humoradas" (11 de septiembre), "La rosa de los vientos" (13 de septiembre), "cronografía de Cos- . EL POETACOMOCRONISTA 21 un ejemplo contrario al tradicional: el del escritor renovador que, en distintos medios sociales y épocas históricas, trataba de encontrar en la prensa un medio de lucha por el cambio de las ideas y los estilos. Una especie de desesperado insular que trataba de proponer, por encima de las filiaciones partidistas, una visión más profunda de la vida sodal y la estructura de la nación. Un proyecto de modernidad, estrecho pero actuante, sobreviviente a la regresión regeneracionista y a las limitaciones radicales, hasta configurar una tradición regional, se afirmaba en Luis C. López y Candelario Obeso, se prolongaba en las obras narrativas de José Félix Fuenmayor y Manuel Garáa Herreros, y en el ensayo de Enrique Restrepo; lograba formular proyectos colectivos en las revistas Voces y Caminos, el suplemento del diario La Nación, de Barranquilla, la sección "Comentarios" del diario El Universal de Cartagena y la revista Crónica de Barranquilla; encontraba novedosas propuestas líricas en Meira Delmar, áscar Delgado, Néstor Madrid Malo yVidal Echeverría!8 se aproximaba a la crónica moderna en Aníbal Esquivia vásquez, Antonio J. Olier y Alfonso Fuenmayor; continuaba en el movimiento "Mar y Cielo" de Cartagena, con la poética de Jorge Artel a la cabeza, y se prolongaba, ampliada y más universalista, en Rojas Herazo y sus compañeros de generación como Ibarra Merlano, García Márquez, Cepeda Samudio, entre otros. Tal lucha resultaba insuperable para algunos, no para todos, pues en muchos casos convivían el liberal revolucionario y la escritura anacrónica. En ese sentido, la lucha de los escritores y periodistas renovadores sería por igual contra el conservadurismo gramaticalista -que se irradiaba más allá de las fronteras partidistas- y la retórica liberalizante, que, pese a los aclamados discursos de Ueras Camargo y la lucidez formalista de Hemando Téllez, nunca condujo a una sustantiva renovación formal en géneros como la crónica, el reportaje y la novela. Alejados de una impugnación dogmática y banal de la lucha intergeneracional, son capaces de hacer evaluaciones globales de las generaciones del Centenario, Los Nuevos y Piedra y Cielo, pero también de reconocer los desacuerdos interiores en grupos y generaciones, y los valores y las complejidades de las obras individuales. ta Rica" (18 de septiembre), "Heroica plebeyez" (21 de septiembre), "Valledupar a vuelo de pájaro" (21 de agosto). 28 Una reciente revaloración de la poesía de Echeverría está en David Jiménez, Poesíay canon. Los poetas como críticos en la formación del canon en la poesía moderna en Colombia, 1920-1950, Norma, Bogotá, 2002. -. 22 HÉcroR ROJAS HERAZO Los tempranos textos poéticos que Rojas Herazo publica en Cartagenay en Barranquilla, si bien son una rareza por ser la obra de un escritor joven sin nexos sociales prominentes que es atendida en revistas y diarios importantes, muestran las primeras creaciones de un escritor oriundo de la provincia bolivarense con una ambición artística totalizadora, en la que era visible la búsquedade ruptura. Sin embargo,estaprimera fasede su poesía,que se extiende durante los años cuarenta y que obtendrá inocultables beneficios de su experienda periodística, no es inmune ni a las gradas del romancero español, ni a los expansivoshechizos del piedradelismo, por entonces el último movimiento organizado en Bogotá que buscaba renovar el campo literario (cuyos miembros prindpales ocuparían puestos de dirección en academias,bibliotecas y organismos oficiales de educación y cultura), después de los enfrentarnientos entre centenaristasy nuevos, polémica que atrae la atendón de los escritorescosteños de mitad de siglo (Cfr. en esta compiladón, "El conflicto de las generaciones"). Las letras costeñas,incluidos futuros reformadores de la significación de Rojas Herazo, García Márquez y CepedaSarnudio, sufren durante su iniciadón juvenil el contagio piedracielista, en espedal el de la vertiente formalista y aérea cuyo capitán era el primer Eduardo Carranza,29 antes de reconocerla poesía sustantivade AurelioArturo. Sin embargo,el poeta Gustavo Ibarra Merlano -miembro de "Mar y Cielo" y del Grupo Cartagena,30 hacía ya, en 1948, un significativo balance de Piedray Cielo. Cuando surgimos a la vida literaria, el aire estaba cargado de reyertas literarias. El público se ha regocijado con un rótulo: Piedracielismo.Pero corno toda etiqueta, ésta es también un pretexto para huir de las tensiones subterráneas, las realidades sustanciales. Las más opuestas aspiraciones, las técnicas más irreconciliables, quedaron congeladas bajo esafachadabarroca. Purismoquirúrgico, nerudianismo desmesurado, petrarquismo carranciano, saetasmísticas de Llanos. Desdeel mar que siempre recomienza de Valeryhasta las ínsulas extrañas y la noche oscura de SanJuande la Cruz,Piedray Cielo fue una tregua, un convenio de desarmonías.Escasasgeneracionesse han agrupadotanto a pesarde sus mismas dispersiones. Común era sólo la necesidadde la veracidad del experimento. Todo se acató. El más cadencioso endecasílaboy el versículo más desajustado. 29 Durantesu adolescencia,mientrasera estudianteen Zipaquirá,GarcíaMárquez escribesonetos imitando la técnica piedracielista. 30 JorgeGarcíaUsta,Cómoaprendióa escribir GarcÍaMárquez,Op.cit. . EL roETA COMO CRONISTA 23 No menos de cinco técnicas diversas luchaban bajo ese rótulo convencional: Piedra y Cielo. El poeta que surgía por el año 40 hallaba caminos divergentes. La selección de un instrumento suponía un deslinde de maduras cualidades apreciativas. y si al cabo de algunos trechos, el instrumento sonaba a falsete, tenía el poeta que ensayar otro. Sólo la madurez de Llanos -fue su voz coincidencial apenas en ese coro- podía, ya segura de su añosa ley, llegar a logros serenos. Rojas ostentaba una tersura estilística que hoy nos parece demasiado estudiada. y el talento de Carranza se prodigaba en r una voluta arcádica, menor, sin real sustancia. La tradición no se tenía en Z cuenta: se evitaba cuidadosamente toda certeza, todo dogmatismo en la ' =< creación. ¿Quién iba a volver los ojos a Maya, a Valencia? Ninguno. sem ~ deseaba una renovación total.31 ffi m rD Poetas que harán parte de la generación incorporada sin ninguna cautelai5 crítica a la revista Mito32 tienen una trayectoria formativa heterodoxa. Los ca--i ~ O minos que conducen a sus particularidades modernas son heterogéneos, al~ igual que sus concepciones sobre la mejor tradición literaria nacional. En los> orígenes formativos, se lee de manera distinta la tradición nacional. En su \ ~ Z ~ primera nota de prensa recogida en esta obra, '~dolfo Martá, poeta autóctono", Rojas Herazo considera a éste "uno de los poetas más vigorosamente regionales con que cuenta la nueva falange poética colombiana", y asegura que "después de mucho otear sólo se le encuentra un homónimo: Darío Samper. Este otro bardo, el boyacense como lo llamó Barrera Parra, es el poeta que con más vigor ha escanciado a los moldes de la rima y la acción la vida del indígena tolimense". Para entonces, alejado del parnasianismo valenciano, elogia las trayectorias de Silva, De Greiffy Barba]acob, sin desconocer la obra de Eduardo Castillo. Desde los años cuarenta, Rojas Herazo conoce también el esfuerzo lírico de poetas como Antonio Llanos -muy valorado, como vimos atrás, por el enfoque de Ibarra Merlano- y Gilberto Garrido, y considera que dos escritores costeños -Óscar Delgado y especialmente Néstor Augusto Malo- se habían 31 Gustavo lbarra Merlano, "El libro de José Nieto", Sección Comentarios, El Universal, Cartagena, 1948, sd, p.4. 32 Una evaluación de Mito está en Mito, 1955-1962. Selección de textos, Selección y prólogo de J. G. Cobo Borda, Colección Autores Nacionales, Serie "Las revistas", Instituto Colombiano de Cultura, Bogotá, 1975; Y R. H. Moreno Durán, "Mito: memoria y legado de una sensibilidad, 1955-I 962", Boletín Culturaly Bibliográfico del Banco de la República, Bogotá, No.18, Vol.XXVI, 1989. \-1 tT'\ HÉcroR ROJASHERAZO -.. 24 anticipado, tanto en su sensibilidad lírica como en la estructura de su versificación, al modelo piedracielista. Con Néstor Augusto Malo se ha cometido una injusticia al no alinear su nombre en la vanguardia de la poesía contemporánea en Colombia. Néstor Augusto -en asocio de áscar Delgado, destrozado por los machetes sectarios una lúgubre noche de Santa Ana- fue de los primeros en oponer la transparencia de sus canciones al batallón parnasiano de la escuela cen- tenarista. Antes que Eduardo Carranza, al frente de sus huestes de "Piedra y Cielo", diera comienzo a la máxima revolución lírica de nuestro país, Néstor Augusto Malo se había asomado ya, trémulo y suspirante, a esa dorada comarca donde la primavera ensaya una forma palpitante de pasear por el mundo en las pupilas y en las cabelleras de las doncellas. ("Néstor Augusto Malo") Aún después de las sacudidas agenciadas por el poeta vanguardista Luis Vidales, el cronista comunista moderno Luis Tejada,el comentarista liberal de izquierda y socialista pasajeroArmando Solano y del vigente esfuerzode Sanín Cano, Bogotá mantenía los aires de capital cultural ateniense,33con su rezagada mezcla de prosa sabanera y piedracielismo al por mayor34que caracterizaban a amplias franjas de la intelectualidad capitalina, con los cercos conservadores contra las publicaciones aperturistas de la ideología liberal, con la prolongada quimera bucólica de la tesis de "Nuestro lindo país colombiano" -la célebre obra de Daniel Samper Ortega- y la imposibilidad, a fines de los años cuarenta, de interpretar, en medio del clasicismo hispanista, los modelos faulkneriano ywoolfiano como posibilidades renovadoras de las letras. De la influencia piedracielista quedarán varias activas consecuencias: la certidumbre-inclusive pendenciera,como la muestranartículos del joven García 33 Tal espíritu podía explicar, además de la natural iconoclastia del espíritu provincial, la aparición de los tribunales literarios capitalinos a los que Rojas Herazo se refiere en sus telones de fondo "Amucho apetito, pocas fauces" y '~ propósito del'Proceso' Silva". 34 Jóvenesescritores como Plinio Mendoza, Gabriel García Márquez y Rojas Herazo no escaparon a la tentación de cultivar el género de la prosa lírica, derivación de la sensibilidad piedracielista, aunque los dos últimos intentaron incorporar a ella elementos estilísticos diferentes. Véase de Mendoza en Sábado: "Día de difuntos" (2 de noviembre de 1946), "El pasaje de suburbio" (21 de diciembre de 1946) y "Año nuevo, año viejo"(sin fecha). . EL POETA COMO CRONISTA 25 Márquez, de los períodos de Cartagena y Barranquilla- de que la literatura colombiana urgía una transformación más profunda, ante la que los piedradelistas (profesoresmarxistas de colegios de provinda como Carlos Martín, diplomáticos hispanistas de derecha y expositores brillantes como Carranza, notarios y traductores cultos como Arturo) constituían una tribu disímil (analizada por Ibarra Merlano), convertida en una sola entidad por el talento promodonal de Carranza:se aVizorabauna brecha dedsiva entre el país de la levedad carrandana y el entorno rudo y la infanda genitora de Muro; la idea de que despuésde la caída romántica y la fatiga modernista, las letras españolas habían levantado la cabeza con los escritores de la Generadón del 98 -el trío mayor integrado por Unamuno, Ortega y Gassety Azorín- y los jóvenes reformadores que encontraban en Góngora el abuelo y en ]iménez el padre dispuestos a alimentar nuevas aventuras,no era sólo una certidumbre vodferada por los grupos de exiliados españolesen los cafés de la costa, sino, además, la certezade que la lectura de tales poéticas demandabaun espíritu moderno; la idea de que el modelo piedradelista servíapara alimentar el distandamiento del fastidioso romantidsmo y de la bardolatría valendana -y en el caso de la costa, hasta del lúddo pero agobiante esceptidsmo de Luis C. López-, pero no era apto para una pesquisamás inderta y turbulenta: la de reinventar la narradón del mundo del litoral o "los nuevos conflictos del corazón", como llamaban Rojas Herazo y zabala a la divergenda lírica comprometida con la realidad contemporánea.Las lecturas de las referendas compartidas con poetas piedradelistas se ponían al servido de propósitos líricos opuestos al de éstos, o tales lecturas se reorientaban en forma imprededble35:García Larca, Rilke, Eliot, Neruda y Perse.Rojas Herazo subrayabala presenda de Whitman, Claudel,Vallejo, Mistral, y de la escasamenteconocida poesía norteamericana -Edgar Lee Masters, RobertFrost, Carl Sandburg,Archibald McLeishy Stephen Vincent Bennet-, una de sus sorprendentes contribudones a la exploradón dialógica de la moderna poesía colombiana y sus reladones con las realidades urbanas del medio siglo. Las escritorescosteñosreaccionaránde manera diferente-entre la encandilada aceptadón inidal y la airada impugnadón posterior,entre el rechazo de la escuelacomo un todo y la valoradón de nombres específicoso de sectores en la obra particular de algún poeta- en este campo, pero en la segundamitad 35 Jorge García Usta, "Héctor Rojas Herazo: Confesión total de un patiero", Op. Cit.; Fernando Arbeláez,Op. Cit. HÉC!VH RO/AS HEHAZO 26 . de los cuarenta iniciarán una revisión puntual y a veces lapidaria36 de la cauda piedracielista.Más adelante,se encargaránde valorar algunaszonas de la poesía carranciana,37 pero para ellos estaba daro que el modelo piedracielistano era apto para la transformación lírica radical: volver a los conflictos humanos en medio de la desorientaciónestética y del horror histórico en un país frente al abismo de la violencia; entender una historia social desconocida llena de asechanzasétnicas y culturales; cantar el cuerpo como programa terrestre, el sexo como plenitud del instinto y evento religioso, la muerte como contraparte dialécticade la vida y denuncia de la naturaleza del tiempo. y la violencia, que dejaba de ser un aviso de políticos alarmistas de provincia y presentabavícti- 36 Acerca de la evolución de la visión de García Márquez sobre Piedra y Cielo, véanse "Un profundo Eduardo Carranza", El Universal, Cartagena, 15 de diciembre de 1948, y "Balance tardío", Septimus, El Heraldo, Barranquilla, 3 de abril de 1950, así como las alusiones a Piedra y Cielo en "Héctor Rojas Herazo", El Heraldo, Barranquilla, 14de marzo de 1950. En: ]acques Gilard, Gabriel GarcÍa Márquez. Obra periodística, Vol.l, Textoscosteños, Bruguera, Barcelona, 1981. En "Balance tardío", García Márquez sostiene que Piedra y Cielo "fue nuestro movimiento literario más ingenioso. El más sagaz y al mismo tiempo, muy posiblemente, el mejor intencionado. Pero pasada la tempestad metafórica, olvidado el fogonazo del último relámpago, tal vez sea doloroso reconocer que fue muy poco -casi nada en realidad-lo que nos dio Piedra y Cielo, aparte de cierto romanticismo audaz para romper los códigos estéticos vigentes antes de ese movimiento, aunque para caer bajo la dictadura de otro -impuesto por ellos- igualmente vicioso y transitorio". Este balance coincide con las conclusiones a que habían llegado Ibarra Merlano y Rojas Herazo en Cartagena, y que seguramente hizo parte de sus conversaciones literarias con García Márquez en Cartagena en 1948-49. Esta evaluación crítica, fundamental en las búsquedas modernas de la literatura costeña del medio siglo, se ha evaporado en sus memorias Vivir para contarla, donde omite las referencias a los poetas valiosos que conoció en la Costa durante su juventud para narramos el deslumbramiento juvenil padecido ante la figura de un poeta menor, César del Valle, vinculado a la réplica barranquillera de Piedra y Cielo, titulada '~rena y cielo". , 37 GGM,"Un profundo Eduardo Carranza", ídem; Héctor Rojas Herazo, "Eduardo Carranza: La sinfónica esclavitud de la palabra", El Tiempo, Bogotá, 4 de abril de 1999, p.l O.Carranza destacó, a su vez, la poesía de Rojas Herazo como una "inmersión onírica con impresionantes hallazgos". En: Eduardo Carranza, Visión estelar de la poesía colombiana, Biblioteca del Banco Popular, Bogotá, Vol.126, 1986. . mas masivas en las noches del campo colombiano EL POETACOMOCRONISTA 27 y en la periferia de las ciudades.38 Interesa subrayar que Rojas Herazo ha decidido su vocación como escritor y artista hacia sus 20 años, y que el periodismo aparece como una opción realizadora aunque amenazante39 de su vida creadora, que por entonces se concentra en la pintura, la ilustración de prensa y la poesía. Tal periodismo, caudaloso, diverso y lúcido, será una de las experiencias más reveladoras de su proceso creativo personal: lo obliga a la escritura como profesión, le permite una continua participación pública, le exige, como él diría, "una vigilia de la nación" y constituye un beneficioso proceso de experimentación técnica y un complejo campo de comunicación intertextual40 con su poesía y su narrativa. 38 Véanse Catalina Reyes, "El gobierno de Mariano Ospina Pérez: 1946-1950", pp.9-32, YGonzalo Sánchez, "Violencia, guerrillas y estructuras agrarias", pp. 127-152, en: Nueva Historia de Colombia, Historia Política, 1946-1986, Torno 11, Planeta, Bogotá, 1989; Darío Acevedo Carmona, La mentalidad de las élites sobre la violencia en Colombia (1936-1949), Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales, El Áncora Editores, Bogotá, 1995. 39 "Creo que esto se debió a que ya entendía el periodismo, el comentario periodístico, corno la oportunidad de convertir el suceso, de cualquier índole, en una avanzada de la mejor literatura. También estábamos conscientes de su peligro. De estarlo alimentando con vivencias sanguíneas, con trozos irrescatables. Por eso es un ejercicio de gran pureza y despojo. y altamente peligroso, repito". Jorge García Usta, "Héctor Rojas Herazo: Confesión total de un patiero", Op.cit. 40 Numerosos telones de fondo hacen parte de este complejo circuito intertextual con la obra poética y narrativa de Rojas Herazo, especialmente a partir de 1952 en Diario de Colombia: "Patio con un niño"; "Las brujitas de iglesia"; "El pueblo"; "El miedo"; "Tolú"; "La muchacha ciega"; "Dos recuerdos del mar"; "El cementerio de los automóviles"; "El loco"; "Vitrina con maniquí"; "La abuela"; "El mohán"; "Miramos una estrella desde el muro"; "La brujita buena'" , "El abuelo'" , "El forastero". , "El enfermo". , "El ladrón'" , "Mediodía con caballos"; "Breve inventario de techumbres y lámparas"; "El retrato"; "Aeródromos"; "Acuarela de bar "; "Itinerario de la muchacha fea"; "Sitios de soledad/y de tumulto"; "La casa vacía"; "La infancia corno miedo"; "Desnudez"; "La ciega"; "Al coronel le duelen los zapatos"; "Mediodía con barcos"; "Pueblo al mediodía"; "Niños en la tarde". No es posible desconocer, sin embargo, los primeros cinco textos referidos al mundo de Tolú, publicados en El Universal entre el 2 y el18 de junio de 1948, e igualmente "Los lanceros..." Y "El general es alto, delgado y erecto..." cuyo terna es el guerrero solitario de la guerra civil. " . Hector Rajas Herazo Vigilia de las lámparasr Obra periodística, 1 1940-1970'; . V/GIllA DE LAS LÁMPARAS 91 Adolfo Martá, poeta autóctono Hay una dorada plenitud de caminos iluminados. El poeta va tejiendo ensoñacionescampestres. La égloga toma forma de romance y la campiña se columpia en colorido de ritmos. Estamos en el gran predio espiritual de Adolfo Martá; a cada paso y en rítmico tropel aparecen la mula de cascos e ijares nerviosos,el vaquero bravo y retujón que "juega dados con la muerte en un tapetede garabatos filudos"; los gritos jocundos de la feria, y, a lo lejos, viniendo de la sierra, la doliente queja de una canción vaqueriza que "se extiende sobrela mañana como un aliento tibio". EsAdolfo Martá, a no dudarlo, uno de los poetas más vigorosamente regionalescon que cuenta la nueva falange poética colombiana. Despuésde mucho otearsólo se le encuentra un homónimo: Darío Samper.Esteotro bardo, el boyacense,como lo llamó Barrera Parra, es el poeta que con más vigor ha escanciadoa los moldes de la rima y la acción la vida del indígena tolimense. Pues,bien, Samper y Martá nos regalan con la misma vianda: lo autóctono. Martáeshombre de ciudad,pero su alma es campesina.Deferenciaseñaladísima conque le ha regalado natura. A mi entender es este poeta un viajero espiritual que dejó su númen reposando extático ante la eglógica paz de la campiña. Reposandoy contemplando, para luego en medio del ruido del claxonautomo\ vilístico y la sirena de la fábrica, verter al oído del rapsoda rimas admirables. Habrápaisajemás bello, más diáfano, más emotivo que aquel con que el poeta nosregala en "La emoción de la infancia sencilla". Los bueyesvuelvenal recodo lugareño; inclinada la cerviz sobre la tierra que humea y palpita por el recientearar: estasvacadaslentas y cansadas que van oliendo los rastrojosvivos. El pincel poético se idealiza en una sutil acuarela. estehumo hilado en algodónde niebla que horadala techumbredel cortijo. y aquellas líneas diáfanas y sencillas como gotas de lluvia, en que el poeta emocionadohasta el éxtasis nos muestra un paisajebíblico: HÉcroR 92 ROJAS HERAZO . Todoestoasí tanpuro; todo esto tan sencillo, tanfresco, ingenuo y matinal me angustiacon emocionesde silencioslimpios en queflorece la añoranzainmóvil de cuandoyo era niño, allá en la cuna de mi infanciaalegre bajo los parasolesdel plantío. EsAdolfo Martá un romancero que puede con lujo de detallesparangonarse con aquel poeta granadino color de aceituna, que cantó en romances dignos de la edad de oro el espíritu trashumante de su raza; de aquel poeta gitano que mataron "de perfil". Díganlo si no estas estrofas en que el vate nos cuenta con fino sabor castizo el rubor de la muchacha campesinaal verseacorralada por la mirada del señorito: Se le agrandaronlos ojos al saberque la veía, y se metió las enaguas por entre las pantorrillas. En este mismo romance el poeta nos dice de una naturaleza riente, riente y erótica corno todo su ser: En el silencioambulaba un cantode pajaritas y entrecolumpiosde sol el aire azul semecía. En el "Romance de RamiroVargas", Martá adquiere fantásticas proporciones de narrador al relatamos la muerte de un vaquero fuerte y bien templado en aguas del turbulento riachuelo de Pichilín. Sírvele de marco a esta escena una noche lúgubre poblada de sombras y en que la lluvia y el huracán cual filosas gumías talaban con sus mil ruidos las oquedadesde la selva: Era de nochey la noche estabametida en aguas; en pentagramasdefrío la llovima retozaba; se despeinabala brisa su melenaanubarrada; colmillosde luz radiante I I . V/GIUA DE LAS LÁMPARAS 93 el negro espacio rasgaban. No se veía ni el camino Ni el cauce de la quebrada. Tiene Adolfo Martá como poeta la rarísima cualidad de hacer vivir con caracteresde impresionante realidad los personajes, las cosas y los lugares evocadospor su estro. No es raro que mientras leamos un romance de Martá, el cuarto que antes era inoloro se llene de pronto de un suavearoma de mirtos conque una muchacha campesina ha adornado el luto de sus cabellos o que sintamosel campanilleo de las espuelas,o el retozo de un alazánsoberbio con músculosde ventisca portando en sus lomos nerviosos al capatazCalasán. Sin lugar a dudas es Adolfo Martá uno de los más emotivos de ese núcleo de liridas que descubren belleza y ritmo en todo lo que es autóctono, lo que nosrodea, lo que es nuestro, y, como tal, tiene mucho de nosotros mismos. El campesinajecosteño ha encontrado en Adolfo Martá su más gallardo y autorizadovocero y a la vez su apóstol-poeta, pues este bardo canta con tal fervor y contan apasionado misticismo las dolencias de esa clase, que ha logrado una reaccióna favor de esa pléyade de hombres cuyos sufrimientos y vicisitudes ~ r 5 ~ '" ~ ~. muypocos habían cantado con tan impresionante realismo. t EL HERAWO 1940 : ! ! ! ¡ ~ r i \~ ; HtcroR 94 ROIASHERAZO . Meira del Mar Meira del Mar nos entrega su primicia poética en las páginas claras y confidentes de Alba de olvjdo. El nombre de este hatillo de versos es ya una insinuante invitación a adentrarnos a esalumbre niña que antecedeal día. Sus poemas vienen todavía entibiados del sueño de la infancia. Asistimos -en ellosal proceso sugerente de una niña que despertó mujer por obra y gracia de su don poético. En ella, por tanto, cobra fuerza vital la intuición. Su lírica se alimenta, como el árbol de la tierra, de una savia alta y superior: lo esencial. Ha comprendido que, aun las cosas más triviales y sencillas, encierran en su interior toda una parábola de verdad que las hace acreedoras a su existir en el mundo. La poetisa ama los pájaros y los árboles y los hilillos de agua; ama la vigilia titilante de las estrellas y la huella imperceptible dejada por la oruga; ama todas las cosas con profundo sentido universal. Sabe,porque ha llegado a ello por caminos de armonía, que la semilla es el germen de la fruta, y que sólo ésta podrá prolongarse en un permanentesucedersey maternizar las entrañas de la gleba, y reventar, a través de las escalasdel árbol, en el triunfo dorado y jubiloso del fruto. Cuando leemos un poema de Meira del Mar, nos queda la sensación física de que su autora lo hubiese concebido, inclinada sobre la tierra, en una ungida posición amorosa. Versos hay, que por lo sápidos, parecen desprendidos de una oración evangélica: Este delo tan limpio que parece lavado por la mano de Dios. Otra tortura, que, según el propio decir de la poetisa, le ha "asaeteado el alma" es el mar. Tal vez ella le date su pseudónimo al quedarse errando en sus pupilas el ocaso de un lírico trashumar. Lo cierto es que el mar cobra en su poesíacategoría de obsesión: por sus caminos azules ha de llegar el amado; en el triángulo de los velámenes se ha aposentado su angustia; tal vez por los intersticios del alma se le haya introducido la idea de sentir sobre su carnadura póstuma la caricia de los que reposan en su fondo. Tales la permanencia del mar en su lírica que ha dado a la palabra "azul" lugar esplendente en sus poemas. . V/G/UA DE LAS IÁMR4.RAS 95 Contemplativay ardiente, hubiese pecado consigo misma si "el amor amoroso" no saturasesu voz. Peroaquí apareceotra de sus características.El amor no es en ella robusto y panteístacomo en Agustín, o eglógico y sensual como en Alfonsina Stomi. El amor en Meira del Mar es suave y arrullador, da la sensadóngrata de venir de lejos: impalpable, casi ausente. En uno de sus cantos más logrados, "Olvido", la poetisa le pregunta al amado cuánto habrá de prolongarse en su memoria y cuál la sensación de su recuerdo. Es éste, sin lugara dudas,el poema donde con más fuerzase trasluce su capaddadamatoria. y es por tanto el que más nos dice de su yo femenino. Sin ahondar mucho se perdbeque la poetisano ha sido víctima aún de grandesconmodonespasionales y que sus cantos al respecto pueden considerarse como una mera posición estética.Poetisareciamente esendal, ha tratado en su lírica los temas humanoseternos: el amor, el dolor y la muerte. Como toda obra poética primigenia, Alba de olvido deja entrever la influencia, en veces palpable, de los grandes liridas delidioma: Juan RamónJiménez,GarcíaLarca, Porfirio BarbaJacob.Pero estoes prueba acrecentativade su esplendentesensibilidad.Alba de Olvido es de estetipo de obras que cobran franquicia estética despuésde ser leídas. Sus poemastienen el alto privilegio de hipotecar espíritus. EL HERALDO 16de mayo de 1942 HtcroR 96 ROJASHERAZO . A nuestra mesa de redacción... ,i A nuestra mesa de redacción ha llegado un nuevo libro. Es pequeño, lujoso y liviano, como un breviario. Se trata de la recopilación, que la editorial "Losada" ha realizado, del concepto del escritor emitido por cuatro de las más grandes inteligencias contemporáneas: Maritain, Claudel, Georges Santayana y José Ortega y Gasset. El solo hecho de reunir, en una misma obra, estos cuatro nombres insignes nos da la medida de la importancia y dignidad con que el tema ha sido desarrollado. Podríamos, antes de aventuramos por el goloso territorio de su lectura, dejamos arrullar por la suscitación estilística que ellos despiertan. Con los grandes libros y con los grandes escritores se opera el mismo fenómeno de los manjares: antes de probarlos empezamos a alimentamos de su contenido, a dejar que las glándulas del paladar y el olfato nos den la medida del placer que nos espera.Yocreo que en eserodeo dichoso, en esaprolongación, radica, más que en la lectura misma, el atractivo de los libros príncipes. y éste a que he venido haciendo referencia, es uno de ellos. Nadie más que el escritor está en capacidad de hablar de su faena. De encontrar en ella, lógicamente, el más atractivo y apetitoso de sus temas. Sepresta para analizar, no sólo su visión del mundo, su concepto del estilo, el papel de las emociones para juzgar al hombre, sino -y esto es lo interesante y novedoso-los materiales que utiliza para trasmitir al lector, con el vigor y la nobleza originales, esos conceptos y esasemociones. Perolo más admirable de un escritor, al hablar de su faena,es su capacidad para vencerel rubor intelectual. Es preciso, si desealograr su cometido, aparecer intacto y desnudo. Sin falsos oropeles. Sin "trucos" negativos. Tiene que recordar, a todo momento, que está hablando de sí mismo. y de los demás, a través de él. Al lector no le interesa el escritor sino en la medida en que es social. En que dice y recomienda cosasque son comunes a la naturalezahumana. No le interesa, como pensaba un conocido biógrafo de Anatole France, sorprender a un grande escritor en la intimidad de su alcoba o en la infantilidad de sus escarceos.Esto no suma ni resta en el interés universal por su personalidad o su obra. Nada significa, para el conocimiento del estilo del autor de La m V/GlUA re LAS 1ÁMMRAS isla delos pingüinos, saber que, en sus últimos años -tal vez los más dorados y fecundos-, era un vejete que gustaba vencer la inclemencia de los inviernos parisinoscalentando las pantuflas en el hogar atizado por su solícita ama de llaves. Hablar de sí mismo no es, para el escritor, hablar de sus costumbres. Desdeestepunto de vista las Confesionesde Rousseauno pasan de ser un diario, particular y monótono como todos los diarios, con pretensiones de obra de arte. No es abriéndose las víscerasdel espíritu, en la mesa de operaciones de la autobiografía, como puede el escritor hacer de su faena un ejemplo digno de imitarse. Ni interesan sus lacras morales ni sus abismos fisiológicos. Interesa, esosí, la paciente labor de justeza, de equilibrio, de medida, que ha precisado paraconformar un estilo. Esésta la lección que nos dejan en el limitado recinto de una recopilación, los nombres de Maritain, Claudel, George Santayana y JoséOrtega y Gasset. EL UNIVERSAL TELÓN DE FONDO 19 de mayo de 1948 - rn HÉCTORROJASHERAZO 98 . Porfirio Barba Jacob I I El 29 de julio se cumple un año más de aquél en que, bajo el cielo de un pueblito antioqueño, iniciaba su tránsito terrenal Porfirio BarbaJacob. El mismo poeta nos dirá más tarde, en los extraños relámpagos biográficos de "El son del viento en la arcada": Vineal mundo en SantaRosade Osos en una nochede julio llena de signosbOlTosos... La historia lírica de Colombia puede reducirse, en síntesis ambiciosa, a cuatro o cinco nombres esenciales. Peroal frente de todas, la boca de Porfirio Barba Jacob seguirá consumiendo nuestros oídos con las preguntas más inquietantes que hombre alguno se haya formulado entre nosotros. Con Barba Jacob llega la poesía colombiana a tener, por primera vez, un contacto verdadero con el misterio. pombo y Silva intuyen eseámbito tremendo. Porfirio, en cambio, instala en él la dionisíaca potestad de sus ritmos. En la mitad de sus poemas este hombre se para a llamar a Dios y al demonio. Sostiene, con ellos, una batalla, casi corporal, cuyo jadeo afluye a la superficie musical de los versos, espadeantesde fulgores arcanos. Este hombre hizo de su corazón, de su alma, de su agonía biológica, un instrumento para sentir el universo. Suvoz no tiene hermana, desdeestepunto de vista, en ninguna otra voz continental. Rubén Darío logrará un pasmoso virtuosismo de las palabras. Conducirá el idioma a linderos de música, de flexibilidad, de ondulacióny movimiento, desconocidoshastaentonces.CésarVallejo, terroso, clamante y desgarrado ha de incorporar como un moreno sacerdote primario la sangre de América al cáliz de la tortura universal. Gabriela Mistral, bíblica y poderosa, morderá la esponja de la amargura en su yermo teresiano. Pero ninguno alcanzará la dimensión, la hondura, el espanto abismal que flagelara el treno de Porfirio. El cantor de la vida profunda es la única cifra con la cual podemos llegar, lujosamente, al concierto de la cultura. Su voz puede hermanarse,superándola muchasveces,con la de los grandeslíricos de todos los tiempos: conAnacreonte, con Quevedo, con Kyats. I VK;Il./A DE LAS J).MPARAS Es exótico que en un medio como el nuestro, donde la faena lírica ha sacudido a tantos improvisados melenudos, se logre, con arpegio tan vital y uniforme, un lamentador de la estatura de Barba Jacob. y una temática armónicamenteencaminada a hacer del hombre, de sus apetitos, de su destierro celeste, un espectáculo de rigor, de música, de clara sabiduría. En torno de la copa, donde duerme reducida a cenizas la carne iluminada dePorfirio Barba Jacob,la inteligencia colombiana ha encendido la clara vigilia desus lámparas. EL UNIVERSAL. TELÓN DE FONDO 16 de julio de 1948 HÉCIVR RalAS HERAZO -. 100 Néstor Augusto Malo Néstor Augusto Malo, el poeta de los pájaros, de las muchachas y de la lluvia, se encuentra nuevamente en Cartagena. Una pasajera dolencia, que él se ha dado el lujo de explotar con británica displicencia, ha sido el pretexto para venir a ver su mar, su gente, su paisaje. Aquí lo tenemos, como el hermano a quien echamos de menos, en la mesa de nuestra tertulia fratema. Néstor Augusto trajo, esta vez, tres sonetos en su equipaje lírico. Ellos son otros tantos lugares diáfanos en el itinerario de su nuevo derrotero interior. Con Néstor Augusto Malo se ha cometido una injusticia al no alinear su nombre en la vanguardia de la poesía contemporánea en Colombia. Néstor Augusto -en asocio de áscar Delgado, destrozado por los machetes sectarios una lúgubre noche de Santa Ana- fue de los primeros en oponer la transparencia de sus canciones al batallón pamasiano de la escuelacentenarista. Antes que Eduardo Carranza, al frente de sus huestes de "Piedra y Cielo", diera comienzo a la máxima revolución lírica de nuestro país, Néstor Augusto Malo se había asomado ya, trémulo y suspirante, a esa dorada comarca donde la primavera ensayauna forma palpitante de pasear por el mundo en las pupilas y en las cabelleras de las doncellas. NéstorAugusto Malo tenía esamilagrosa cualidad de contemplar el espectáculo de la vida como si fuera una fiesta perenne de candidezy dulzura. Había logrado detener su sensibilidad en aquel sitio de la memoria en que la niñez está vigilada por un ángel y los seres y las cosas nacen diariamente en las puras manos de la belleza. Fue entonces cuando llamó a las mujeres, a través del arpa de la lluvia, con nombres leves,blancos y musicales, como el vuelo de las palomas:Berta Marina, Haydé,Flordelagua,temblaron en sus poemascomo gotas de cristal. Tal vez buscaría el poeta, entre todas ellas, a la niña de la lámpara azul que había de conducirlo, por la playa de la maravilla, a la estrella de Laura o al cielo de Beatriz. Néstor Augusto es, actualmente, el mismo de entonces. Con su misma melodiosa manera de legislar el canto de los pájaros, el fluir del agua, la ondulación de las espigas. Yo creo que es el único hombre que, a su edad, todavía puede darnos la fórmula para inventar el perfume de una flor o mirar el paso de ~ --- DELASlÁMPARAS un ángel por el sitio invisible de un pensamiento.y es, también, el hombre que puede,al añorar el primer encuentro con una mujer, decir estaspalabras: Se me hizo el corazón como de nube y el alma del color de la mañana EL UNIVERSAL TELÓN DE FONDO J2 de agosto de J 948 Índice Tomo 1 El poeta como cronista 5 Vigilia de las lámparas Adolfo Martá, poeta autóctono 91 Meira del Mar 94 A nuestra mesa de redacción... 96 Porfirio Barba]acob 98 NéstorAugusto Malo 100 Carta abierta a DámasoAlonso "..'.' '.'.'." '.."'." '.'... 1 02 Un artista y un grupo 104 Gabriel García Márquez 106 Un maestro de América 107 En el año de 1940... 109 Un secreto de Daniel Lemaitre 110 Luto para un adolescente 113 Lee Master: un poeta al aire libre 115 Perennidadde Whitman 117 Breve alegato para defender aAbril 119 Travesura en el olimpo 120 La lámpara de Eduardo Castillo 122 Simbad en el Teatro Heredia 123 El vitalismo de Malaparte 125 Martín Galardú 127 . HÉcroR RoJASHERAZO 644 nes novelas de Gabriel García Márquez 129 A propósito de Rafael Maya 130 El ascetismo poético de César Vallejo 132 Un clásico de Colombia: Luis C. López 135 Congreso poético 137 Un asceta del estilo , 139 A la sombra de Rilke .., 141 Tematización de la falta de tema 143 Anabasis 145 Sueño y realidad de Walt Whitman """"".""""""""'."""""""" 147 Agonía de la epístola 148 El gran ausente 149 El conversador 151 Una estatua para Pinocho 152 El retiro de Azorín """"'.""""""""""' """""".'" 154 Soliloquio del orate 156 Scherezada 158 """"""'.""...'.."""""""""'.' Gilberto Garrido 159 Revaluación de Lucrecia Borgia 161 El hombre y su máscara 163 Carta a Gulliver-Swift ",.,.., """"""""""""..,.,...""""" 165 Martín Galardú 167 Rubayata 169 Reflector sobre un poeta: el nuevo libro de León de Greiff 171 Gabriel García Márquez 173 "Todos estábamos esperando" 175 La visita de Faulkner 177 El Nobel para Ortega 178 . iNDICEroMOl 645 Todosestábamosa la espera 180 La Madraza 182 El poeta regresa de la muerte 184 Un músico llamado Rubén 186 El cuento infantil 188 El coloso y el premio 190 Wilde, un puritano 192 Mac Manus 194 Hemingway El . d t "A'"7 '" peno lS a r\Lonn 196 Manuel García Herreros 200 Clemente Manuel Zabala 202 Chocano 204 Whitman 206 Barba]acob 208 Goyescade Luis C. López 210 Claudel 213 Breve recado a un lector 215 Eduardo Zalamea Borda 217 El zapatero prodigioso 219 Don Antonio 221 Sino 223 Thomas Mann 225 La nueva obra de Lisa Marchev 227 Los muros entre la sangre 229 El Quijote cabalgando entre nosotros 231 Ortega en nosotros 233 "Noche de espadas" 235 ' 198 646 HÉcroR ROJASHERAZO . ]alil Gibrán 237 UnapantallaparaMobyDick 239 Imaginería 241 Filatelia en el vacío 243 El testigo de la estepa 245 Un hombre entre los ramajes y los días 248 Breve teoría sobre el escritor 250 Un idioma de claridad y agonía 252 La vida muriente de Leopoldo de la Rosa 254 El arco y la lira 256 Se ha ido La Madraza 258 Caricatura de una resurrección 260 Vallejo, el cholo 262 El recital de Félix lUrbay 264 Thomas Wolfe, Del tiempo y del río 265 Rudyard Kipling 267 La palabra deVallejo 269 Sobre el autor de Viñe tas y otros poemas 271 Pequeñoboceto de la novela 273 La poesía de Octavio Paz 276 El libertador Pablo Neruda 279 El eremita de Salamanca 282 André Maurois, ese grande amigo 285 Borges 287 Ante un retrato de Rimbaud 289 Apuntes para un posible balance de RubénDarío 291 A la sombra del patriarca 298 . iNDlCE roMO I 647 Leamos esa gran novela 300 Las traducciones pérsicas de]orgeZalamea 303 Esquela para Neruda 305 Cien años de Bécquer 307 El nadaísmo frente a la desesperanzaburguesa 311 La parábola de nuestro idioma La máquina de escribir 321 El conflicto de las generaciones 323 Algo va de Lope a León 326 Derrota del escritor 327 Pasión y veleidad de la crítica 329 León de Greiff, una incógnita 331 Intimidades del escritor 333 Toreros, sonetosy seudocríticos 335 A mucho apetito, pocas fauces 337 A propósito del "proceso" Silva 339 ¿y la crítica? 342 Formas o esencias. Polémicas al por menor 343 Triunfo y juventud del idioma 345 Explicación de una conducta poética 350 Por la precisión y flexibilidad del idioma 355 Ausencia y fecundidad de las polémicas 356 Anotaba Don Miguel... 358 Algo sobre crítica 360 Pavorartístico 362 La Librería Mundo 364 El lugar común 365 648 HÉcroR ROJASHERAZO . SanínCano, cifra universal 367 La cursilería 369 Bosquejo para un estudio de la errata 371 Dos actitudes 373 Vegetaciónestética 376 Palabraspara responder a un amigo 379 Subsidio de campanario 382 Amargo balance 384 Nuestro "lindo" país 386 El señor Lavín 388 Poesíay poema 390 "Nuestra" novela 392 Parodia de un elogio sin consecuencia 395 Recado a PayánArcher 397 El primer año de Mito 400 El occidente de pacotilla 402 Un libro de Marta naba: El museo vacío 404 La mejor experiencia 406 Bosquejo cuasiprontuario de la errata 409 Conjugando el presente 411 Boceto para un nuevo mapa de la poesía colombiana 416 Náufragos de la luz La exposición de Gastaldi 421 A propósito de GómezJaramillo 423 Pedro Nel Gómez 426 Los lanceros... 429 Los grandes movimientos sociales 430 . iNDlCE roMO I 649 Significado y austeridad de un muralista 432 Esquela sin rumbo para Pablo Picasso 434 Los "frescos" de Martínez Delgado 436 La pintura de Cecilia Porras 437 La escultura de RamónBarba: El hombre de la cruz 439 Un soldado de la esperanza 440 Juventud de Pablo Picasso 442 Boceto trágico de Ricardo Rendón 444 Le Corbusier tiene la razón 445 Enfermedadesenvidiables 447 Para un arribo de SalvadorDalí 449 La exposición de pintura catalana 451 La plástica antioqueña 453 La mansión de las dos Españas 455 Picasso 457 EL curandero de las muñecas 459 Bachué 461 El destrozo de Bachué 463 Las estatuas despiertanbajo la luna 465 Matisse 467 La pintura abstracta de Silva Santamaría 469 México plástico 471 Ventanas 473 Orozco 475 Dalí, el pudibundo 477 El retrato 479 El pintor 481 Guayasamín 483 HÉcroR ROJASHERAZO 650 . Los muros iluminados 485 Una pintura con pájaros y niños 487 Rivera 489 Un pincel sobre el lienzo 491 La hora de encender los muros 493 Rivera 495 José Clemente Orozco 497 Lo americano, una conducta del ser 499 Picasso, las Meninas yla vida '..' '...'.'...'..' '..'. 502 Historia y arte 505 La escultura de líto Lombana 507 Los grabados de Silva Santa maría 509 Una escultora de América para el mundo: Marina Núñez del Prado 511 Orozco, el artesano del horror 513 Rouault ,."" Goyescade Goya ,515 518 Llaga y frenesí de nuestro barro Ángulo del folklore: danza y canción del litoral 523 El circo... 527 Nijinsky El retorno de Maurice Chevalier 529 531 La Mistinguette es un símbolo 532 palabras sin rumbo 533 Palabrasa la danza 535 Virginidad del silencio 537 . ÍNDICE m\fO I 65\ A ' d1 . goma e cuco 539 Los bananos de]osefina Baker 541 Agustín Lara, deidad de .traganíquel 543 Delia entre tambores 544 ; Breve mitología del tambor 546 El pasmo de Aragua 548 Imágenes de azufre 550 La otra]osephine Baker 552 Carmen Miranda 554 Cumbiamba 556 Farándula sin tiempo 558 Bertha Singerman 560 Una trompeta cuajada de amapolas 562 Toreo 564 Rafael Escalona, sangre y voz de la tierra 567 El cantar y la sangre 569 El alma de nuestro siglo La película más discutida... 575 Peligro e inutilidad del negretismo 577 El hombre en la Torre de .Eiffel 579 Dos géneros: más sobre el cine y el teatro 580 Exportación negativa 582 Greta Garbo 584 ¿ynuestro cine? 585 Van Gogh en el cine 587 Sobre la censura 588 HÉcroR ROJAS HERAZO 652 . Miedo súbito 590 ltansfiguración de Charlot 592 Greta Garbo 593 594 1 PIntura en mOVImIento 596 1 '. Breve noticia de Charlot 598 Claxón para llamar al hombre del garaje 600 El abuelo Barryrnore 602 Cine 604 Humberto D 606 Reflector sobre el lienzo 608 ltamoya sin esperanza 611 ltailer corrido 614 Sobre la censura y el cine 616 La Doña 618 Sinapismos 620 Semilla de maldad 622 El aventurero de HongKong 624 Al este del paraíso 626 Perfil de Charlot 628 El apóstata 630 El monstruo del celuloide 632 ~arilyn, la best~a Índice onomástico Tomo 1 635 , ;