Contexto de K. Marx - filosofiaieslaorden

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Contexto histórico-cultural y filosófico de Karl Marx
Históricamente, el siglo XIX es el siglo de la Revolución Industrial, que supone el paso
de una economía basada en la agricultura a la producción industrial, y del triunfo definitivo de
las revoluciones liberales (1820, 1830, 1848), lideradas por la burguesía, que busca la alianza
con los movimientos de trabajadores para conseguir el poder político, en manos de los
privilegiados durante el Antiguo Régimen. Según Marx, la burguesía había desempeñado un
papel revolucionario en la historia: acabó con la aristocracia y con el sistema feudal. Con la
Revolución Industrial se produce la consolidación del capitalismo como modo de producción,
pero no afectó a todos por igual. Marx señala que la lógica interna del capitalismo le llevará a
crisis constantes, generando la revolución del proletariado. El marxismo propone que el ser
humano alienado se reconcilie con su naturaleza práxica: la esencia del individuo es el trabajo.
Característicos de este momento son: el Estado burgués y el auge de los nacionalismos
estimulados por los intereses de la burguesía.
La burguesía observará con temor y desconfianza los movimientos obreros que se irán
produciendo, especialmente a partir de la Comuna de París de 1871. Las revoluciones del siglo
XIX fueron radicalizándose. En estas revoluciones se observa un alejamiento entre la burguesía
y el proletariado aunque comenzaron luchando juntos. La última y primera razón de la filosofía,
es alcanzar una sociedad comunista, igualitaria y sin alienación. Al final de su vida el
movimiento obrero era ya una realidad.
El surgimiento de dos nuevas potencias europeas, Alemania e Italia, crea un nuevo
escenario político cuyo ejemplo será la derrota de Napoleón III en la guerra franco-prusiana.
Posteriormente, Alemania, intentará arrebatar el dominio mundial a Francia y Gran Bretaña lo
que conduce a una lucha, la I Guerra Mundial.
En lo cultural, el siglo XIX supone un intento de lucha contra el analfabetismo.
El movimiento cultural más importante a lo largo del siglo XIX fue el Romanticismo,
movimiento que nace marcado por el sistema de valores medievales y por desarrollar una
estética y una visión de la realidad idealista, subjetiva y reaccionaria. El Romanticismo
constituye una reacción al culto a la razón instaurado a partir de la Ilustración. En este sentido,
el Romanticismo pasa a reivindicar la irracionalidad y el sentimiento como formas de
conocimiento y acceso a la realidad. Lo subjetivo y lo espiritual impregnan los discursos
románticos, igual que la imaginación subjetiva es exaltada como instrumento en el camino hacia
la verdad.
En la segunda mitad del siglo surge el Positivismo, que puede verse como una reacción
frente al Romanticismo. El Positivismo considera la razón científica como la única guía del
hombre. Ahora, la ciencia es la nueva religión y filosofía.
En arte se corresponde con el realismo: Stendhal, Balzac, Dikens, Tolstoy, Dostoievski.
El pensamiento marxista afronta el análisis de la sociedad capitalista con originalidad.
Es imprescindible aludir a las fuentes del marxismo.
Decisivo fue el idealismo Hegeliano. El materialismo histórico marxista se opone al
enfoque idealista, pero Marx incorpora dos elementos hegelianos. Uno, el concepto de
alienación, que en él posee un sentido antropológico. No es la alienación de ninguna Conciencia
supraindividual o Idea, sino una ruptura del hombre entero, real y concreto que vive en la
historia. Y el otro, la concepción dialéctica: a toda realidad se le opone otra que surge de esa
misma y que, al oponerse, origina una nueva realidad. Los Manuscritos son un magnífico
ejemplo de la interpretación dialéctica de la historia.
A pesar de la síntesis que trató de hacer Hegel a la que llamó Espíritu Absoluto, esa
síntesis resultó ser muy ambigua y dio lugar a dos tendencias distintas. La Derecha Hegeliana:
se interpreta la filosofía de éste como una conservación de la religión y la teología, y como una
justificación del poder autoritario y del estado fascista. La Izquierda Hegeliana: atiende más al
carácter dialéctico que al sistema. Así llegan a la negación de la religión y de Dios (Feuerbach,
Strauss, Bauer y Marx).
Feuerbach critica la filosofía de Hegel. La filosofía de Hegel es abstracta: frente a la
Idea, el Espíritu, Feuerbach pone la materia. Esta es la inversión Feuerbachiana del idealismo.
Feuerbach que fue primero teólogo y luego ateo, se caracteriza por ser antropocentrista.
Dios es un pensamiento el hombre: la esencia de Dios es la esencia del hombre. El hombre
proyecta fuera de sí todo lo que él es y crea a Dios, no es Dios quien crea al hombre, sino el
hombre quien crea a Dios (‘La esencia del cristianismo’). Por lo tanto hay una alienación, es
decir, hay un sometimiento a algo que es extraño al hombre: Dios. Aunque Marx señala que la
principal enajenación no es la religiosa, sino la económica.
En París (1844) Marx conoció las ideas utópicas de: Saint-Simon que consistía en un
capitalismo equitativo, sin anarquía económica, con una planificación que permitiera superar la
pobreza y evitara las guerras entre naciones; Robert Owen que propuso “granjas cooperativas”
para resolver la desocupación, pero que tuvieron la función de generar un nuevo espacio moral y
educativo; Charles Fourier decía que se podría llegar a tener una sociedad más justa creando
comunidades rurales autosuficientes (falansterios), que consistirían en un edificio común
rodeado por tierras de labor, con la forma de sociedad anónima. Los excedentes se repartirían
entre el capital, el trabajo y la dirección científico-técnica. Marx y Friedrich Engels las
califican como “las primeras auténticamente socialistas”, pero critican que no identifiquen las
condiciones que permitirán la liberación del proletariado y que las sustituyan por una sociedad
idílica inventada por ellos.
También conoció el anarquismo de Proudhon y Bakunin, movimiento más sindicalista
que el socialista.
Marx entró en contacto con la economía política. Intuyó de este que tiene su origen en
Adam Smith y David Ricardo, Marx se diferencia al sostener que el capitalismo no es un modo
de producción absoluto e irremplazable, sino que constituye sólo un eslabón más en la cadena
del progreso, que habría de desembocar en el Comunismo, con una sociedad sin clases y sin
propiedad privada.
Marx al igual que Adam Smith utiliza los conceptos de "valor de uso" y "valor de
cambio", pero al analizar esos conceptos llega a una conclusión muy distinta: el trabajo humano
no puede tener valor de cambio, dado que el propio trabajo es el elemento utilizado para medir
el valor de cambio de cualquier producto. A partir de esto Marx estudia la forma en que el
capitalista compra fuerza de trabajo, que le permite obtener una ganancia al apropiarse de la
plusvalía generada por el obrero; ganancia que sería imposible de obtener intercambiando
dinero por mercancías y luego volviendo a intercambiarlas por dinero.
Silvia Rico
2º Bach A
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