Luchamos por trabajar con y para el país

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Luchamos por trabajar con y para el país
Dra. Yamileth González García
Durante catorce largos meses el Consejo Nacional de Rectores ha negociado, con
honestidad y transparencia, el Fondo Especial para la Educación Superior 2011 – 2015
en el seno de la Comisión de Enlace. A pesar de la frustración y el cansancio acumulado
hemos respondido a la solicitud – a veces reiterada- de ampliar informaciones sobre
costos, cifras, planes de inversión y opciones de colaboración con los gobiernos.
Hemos demostrado la importancia de invertir en la educación superior pública como
impulsora del desarrollo y de los cambios necesarios. Luchamos por un presupuesto
que nos permita innovar, crear, trabajar en conjunto con la empresa, la sociedad civil,
las instituciones. Luchamos por que nos permitan trabajar por y con el país.
En los últimos días se han dado a conocer, por parte de los señores Ministros de
Educación y Hacienda, cifras interpretadas incorrectamente al calor de la discusión y
que buscan recortar drásticamente una inversión que le sólo le favorece a Costa Rica
como un todo. La realidad es que durante los años 2004 a 2009, las universidades
contamos con un 13% de crecimiento real, gracias a la negociación que se hizo con el
gobierno de don Abel Pacheco y los aportes que hemos dado están a la vista.
Ese crecimiento permitió compensar en parte lo que se había perdido en los años
noventa, cuando el FEES cayó significativamente y las Universidades se vieron
imposibilitadas de aprovechar todo su potencial para contribuir con el mejoramiento de
la calidad de vida. En esos años el FEES pasa del 1,15% del PIB al 0,79% con las
consecuencias negativas que muchas personas conocemos. El crecimiento
experimentado después del 2004 permitió mejorar los equipos y la planta física de
facultades, escuelas, laboratorios y sedes regionales, así como las condiciones de trabajo
y estudio de la mayoría de docentes, estudiantes y funcionarios. Se fortalecieron
carreras, se crearon otras y se pudo ampliar significativamente la matrícula.
Las universidades públicas costarricenses no sólo formamos profesionales. Son
instituciones de mayor complejidad. Producimos la mayor parte de la investigación en
ciencia y tecnología, invertimos el 70% de los recursos nacionales para esos fines y en
nuestros campus trabajan el 72% de institutos y centros de investigación y el 83% de
los investigadores del país. Este aporte a la sociedad costarricense se hace gracias al
FEES y a los recursos propios generados mediante proyectos con instancias públicas o
privadas, nacionales o del exterior. La mayor parte de nuestros proyectos se dirigen a
sectores sociales y productivos específicos y favorecen al conjunto social. Existe una
profunda imbricación entre el quehacer universitario y la sociedad.
Un presupuesto creciente nos ha permitido ofrecer una educación universitaria de
calidad a estudiantes provenientes de colegios públicos o subvencionados – un
promedio del 79% del estudiantado— y de los privados, de los 81 cantones. Nadie que
tenga las condiciones académicas ha dejado de estudiar por falta de recursos. Hemos
aprovechado el talento rural y urbano gracias a las becas, reforzadas para quienes viven
bajo el nivel de pobreza.
No es cierto, como equivocadamente se ha querido dar a entender, que los presupuestos
universitarios se destinan, fundamentalmente a “…financiar generosas anualidades y
privilegios que explican… la desproporcionada propuesta de duplicar el gasto en cinco
años.” En general los salarios universitarios están acordes o por debajo del resto de la
administración pública y varios de los aumentos, que inciden en el balance
presupuestario, han respondido a políticas nacionales, como es el caso de los
profesionales del sector salud.
En el 2009 las Universidades Estatales aceptamos la negociación, bajo protesta,
preocupados por una crisis que podemos ayudar a paliar con creatividad y trabajo. El
presupuesto para el 2010 bajó el crecimiento real del 13% al 10% y en la negociación
quinquenal, aún sin resolver, el gobierno propone es que se baje de un 10% a un 4%.
Aceptar esas condiciones significa echar atrás con buena parte de los logros. Significa
amarrarnos las manos e impedirnos colaborar como podemos y queremos. No se trata
de pedir y negar o dar. Se trata de tomar decisiones sobre el rumbo del país. Se trata
de pensar, en una sociedad del conocimiento y la información, en que el papel de la
educación superior pública es vital. La negociación actual no es solamente técnica o
financiera, es política y debe enmarcarse en términos de un desarrollo nacional
sostenible y equilibrado, equitativo e inclusivo, justo y acorde con los derechos de
solidaridad de los que hablan los organismos internacionales.
En el pasado las universidades juegan un papel determinante en la formación de los
cuadros que el país necesita para el desarrollo de un modelo que con los problemas
que todos conocemos, nos hizo un mejor país. Las universidades somos críticas y
éticas, respondemos a intereses colectivos y no personalistas, nos preocupamos del
presente y sembramos futuro conscientes de la necesidad de seguir los imperativos de
la historia. Aportamos y podemos aportar mucho en un momento en que la lógica se
transforma generando otras formas de relación, de construcción del sentido de la vida,
de maneras de vincularse con el ambiente y con el mundo.
El país vive una etapa de transición que requiere pensamiento, ajustes, estrategias,
planes y proyectos y acuerdos nacionales- negociaciones y concertaciones - que
marquen claramente los rumbos a seguir sin romper lo positivo de nuestra tradición y
sin quedarnos atrás en los imperativos de la historia.
Queremos un acuerdo que nos permita trabajar. Que nos permita participar
activamente en la consolidación de redes donde participan los sectores productivos,
públicos y privados, el gobierno y las instituciones, la sociedad civil organizada y las
comunidades. Queremos avanzar hacia otros estadios de bienestar colectivo
fortaleciendo la democracia, la libertad y la paz. Queremos que inviertan –no gasten- en
nosotros como universidades públicas para que podamos multiplicar nuestras
posibilidades y contribuir con visión crítica, con ética, con innovación y creatividad,
con diálogo, con compromiso, con planificación y con trabajo, con mucho trabajo, a
tener un mejor país para todas las personas que vivimos en él.
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