¿Globos Aerostáticos en las Fuerzas Armadas de Hoy?

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¿Globos Aerostáticos en las Fuerzas Armadas de Hoy?
Una Introducción al Concepto del Espacio Cercano
Teniente Coronel Ed "Mel" Tomme, USAF
Coronel Sigfred "Ziggy" Dahl, USAF
Elegimos . . . hacer las otras cosas, no porque sean
fáciles, sino porque son difíciles.
—John F. Kennedy
Presidente de Estados Unidos, 1962
LOS COMANDANTES militares deben conocer, fundamentalmente, la naturaleza de sus
campos de batalla y ser capaces de actuar de forma rápida y decisiva ante los cambios en ese
entorno. No hay nada nuevo sobre este hecho. La historia está llena de ejemplos de victoria o
derrotas resultantes directamente de ello.
Veinticuatro de junio de 217 A.C.: Cuando los rayos madrugadores del amanecer topaban las
colinas empinadas que rodean las aguas azul cristal del Lago Trasimene, el procónsul romano
Cayo Flaminio acercó más su pesado manto a sus hombros. Una niebla espesa cubría la
exuberante llanura que ocupaba su magnífico ejército de 25.000 romanos. Flaminio, un astuto
cazador, estaba vigilando de cerca a su archienemigo Aníbal Barca que avanzaba con sus tropas.
Un general paciente, Flaminio sabía que no podía enfrentar al astuto Aníbal, que estaba a más de
un día de ardua cabalgata hacia el sudeste, hasta que el tiempo y las condiciones fueran
adecuados.
Sus asesores le habían urgido que envíe exploradores delante de su grupo principal, pero
Flaminio no quería delatar su posición exacta y pensó que era mejor dejar que Aníbal adivinara.
Sabía que Aníbal pronto quedaría atrapado entre las mandíbulas de dos fuerzas romanas
formidables y vencido de una vez por todas. El general romano había visto las hogueras de
campamento de los cartaginenses en las colinas distantes la noche anterior. Pensaba que los
exploradores eran innecesarios en estas condiciones y que sólo le traerían desventajas. Flaminio
estaba muy mal informado.
En lo alto de una colina, Aníbal Barca observaba los apenas visibles estandartes romanos que se
movían como fantasmas por la niebla que cubría el valle en la parte baja. Aníbal había
organizado su ejército de tal forma de bloquear la salida a través del sendero serpenteante que
corta a través del paso al este, pero mantuvo su fuerza de combate principal de ibéricos y
africanos acampados silenciosamente en las laderas empinadas contra cantos y árboles de
maleza.
Era la segunda mañana que Aníbal acampaba en este anfiteatro natural, y había notado la densa
bruma del día anterior. Sus hombres estaban a menos de media milla de las tropas romanas de
élite, listas para un ataque repentino. Envió la orden de ejecutar un ataque de fase cerrada con
señales fácilmente visibles desde las cumbres. Moviéndose por la niebla, el ejército romano no
tuvo aviso cuando las masas cartaginesas lo penetraron desde lo alto. Antes del mediodía,
Flaminio, junto con 15.000 de sus guerreros yacía muerto. Muchos miles más fueron capturados
o heridos. "¿Cómo pudo ser eso posible?" habrán pensado los romanos. Aníbal conocía los
valores de una robusta red de inteligencia, meteorología, comunicaciones de larga distancia, y lo
que es más importante, la ventaja inherente de dominar las alturas.
Avancemos 2.222 años: ¿qué diría usted si le dijéramos que los militares estadounidenses están
considerando seriamente aumentar su infraestructura de recopilación de inteligencia y de
comunicaciones utilizando globos aerostáticos inflados con helio? Posiblemente diga que
estamos locos. Sin embargo, es cierto, y una vez que pase lo "gracioso", creemos que usted
estará de acuerdo con que el concepto tiene mucho mérito. Al igual que Aníbal, nuestros líderes
también reconocen el valor de una robusta red de inteligencia, meteorología, comunicaciones de
larga distancia y las ventajas inherentes de dominar las alturas, y nos estamos moviendo
rápidamente para aprovechar este régimen.
El concepto de espacio cercano, como se le llama actualmente, incluye hacer flotar cargas útiles
en una región de la estratósfera donde los vientos son ligeros y las condiciones meteorológicas
son casi invariables. Desde ese punto ventajoso sumamente alto, las cargas útiles tienen una línea
visual de cientos de millas en el horizonte, convirtiéndose en relevos de comunicaciones de larga
distancia o proporcionando inteligencia sobre grandes áreas de terreno. La intención de este
artículo es mostrar por qué el concepto del espacio cercano puede convertirse en una capa
valiosa para los sistemas de comando, control, comunicaciones, computadoras, inteligencia,
vigilancia y reconocimiento (C4ISR) de nuestra nación, con fortalezas que las otras capas no
ofrecen o no pueden ofrecer. La razón de llamarla espacio cercano es que proporciona efectos
similares a lo que tradicionalmente ofrecen los satélites sin tener que ponerse en órbita. Otros
prefieren llamarla "aire lejano". Realmente no importa. Después de todo, ¿que hay en el nombre?
Es un medio que necesitamos explotar para obtener efectos espaciales.
Muchas funciones que los comandantes tácticos y operativos necesitan y que ahora se realizan
con satélites podrían realizarse usando activos del espacio cercano de forma más económica y
con mayor utilidad operativa. Para entender plenamente este hecho, uno debe ser capaz de
comprender lo que significa la palabra "espacio" para el combatiente. Desgraciadamente, mucha
gente define el espacio como un lugar donde operamos satélites. Esta manera de pensar es, en
una palabra, contraproducente. El espacio no es sólo un lugar y no se basa en un tipo de
plataforma específico. Para el guerrero, el espacio es un medio del cual los combatientes de
guerra obtienen efectos—la proverbial "altura final". Si no tiene efecto directo sobre el campo de
batalla, el combatiente de guerra no lo puede utilizar, especialmente en tiempo de crisis.
Típicamente, los efectos del espacio se relacionan firmemente con C4ISR. Hasta hace muy poco,
una gran parte de nuestros efectos C4ISR se derivaban de plataformas satelitales. La razón para
operar de tal manera era que, en general, no existía ninguna otra manera de obtener efectos
similares. Los elevados costos del espacio se justificaban con facilidad debido al monopolio de
capacidad para ofrecer los efectos necesarios. Sin embargo, con la llegada de los conceptos del
espacio cercano, se pueden obtener los mismos efectos de otras formas, especialmente para los
usuarios operativos y tácticos. El efecto individual es lo fundamental para el combatiente de
guerra, no la plataforma o el entorno donde reside la plataforma. La primacía del concepto de
espacio como un conjunto de efectos relacionados, más que un lugar o un conjunto de
plataformas, es un verdadero cambio de paradigma—y uno que debió hacerse hace tiempo.
El régimen de operación en el espacio cercano tiene muchos puntos fuertes. También tiene sus
propias debilidades. Este artículo es una comparación de alto nivel de cómo se pueden conseguir
efectos espaciales desde el espacio cercano, de satélites, de ISR tripulados y de vehículos aéreos
no tripulados (UAVs). Se demostrará que los satélites ofrecen muchas ventajas en misiones
estratégicas donde se requiere libertad de vuelo. Sin embargo, en las misiones operativas y
tácticas, especialmente después o justo antes del comienzo de las hostilidades, sostenemos que el
espacio cercano tiene fuertes ventajas. Pronto se podrá disponer de activos del espacio cercano
capaces de permanecer y observar directamente por días, meses y tal vez años. Estas duraciones
de misión pronto excederán las de los UAVs y empezarán a acercarse a las de los satélites. El
espacio cercano ofrece la persistencia y proximidad que la mecánica de la órbita prohíbe, a un
costo que el lanzamiento espacial no puede igualar.
Es importante observar que no proponemos sustituir los activos de satélite con activos del
espacio cercano. Todo lo contrario, el espacio cercano permite que nuestros activos estratégicos
de alto costo hagan su trabajo incluso mejor aliviándolos de muchas de las tareas estresantes que
los comandantes tácticos y operativos les asignan en tiempos de crisis.
Una escasez de persistencia
¿Entonces, por qué tenemos que ir al espacio cercano? Hay cuatro factores importantes para ello:
mecánica orbital, combustible, costo y tiempo. Estos factores niegan a los comandantes lo que
más necesitan en un sistema C4ISR: permanecer en un lugar y observar. Sorprendentemente en
la actualidad hay muy pocos activos nacionales ISR que orbitan la tierra. Con frecuencia se
necesitan estos activos para misiones de más alta prioridad y tienen tantas tareas estratégicas que
podrían no estar disponibles para los comandantes operativos o tácticos.
De manera similar, independientemente de dónde se ubiquen los nodos, parece que nunca hay
suficientes recursos de comunicaciones disponibles. Desplegar comunicaciones basadas en
satélite es muy costoso y generalmente tienen ancho de banda y disponibilidad limitadas. Es muy
costoso también construir activos de disponibilidad continua, y los costos de impulsarlos a sus
órbitas terrestres geosincrónicas (GEO) los ponen fuera del rango de precios de los comandantes
operativos y tácticos. Las alternativas existentes—los sistemas de comunicaciones terrestres
como redes de teléfonos móviles—son difíciles, su instalación tarda mucho, y no ofrecen rapidez
de respuesta en un campo de batalla cambiante. La constelación actual de satélites de
comunicaciones, navegación e ISR realiza un trabajo excepcional en proveer efectos espaciales
estratégicos.
Sin embargo, a pesar de lo bueno que sean en su concepción y uso actual, es imposible que los
limitados activos no geoestacionarios proporcionen una presencia constante de observación con
duración de días, semanas o meses sobre un objetivo o área de interés seleccionados sin
desplegar una constelación mucho mayor de activos. Los satélites no geoestacionarios miden su
persistencia en tiempos de paso en lugar de horas. Por ejemplo, la mayoría de satélites en órbita
terrestre baja (LEO) tienen un objetivo específico en la mira durante menos de 10 minutos a la
vez y vuelven a ver los mismos lugares con muy poca frecuencia. Esta clase de persistencia es
estroboscópica en el mejor de los casos. Con un costo unitario de miles de millones, o al menos
muchos millones, contrarrestar la visión casi estroboscópica con múltiples satélites para
proporcionar persistencia de observación resulta prohibitivo. Además, los satélites sólo pueden
llevar cantidades limitadas de combustible de maniobra, por lo que sus órbitas y tiempos de
sobrevuelo son muy fáciles de predecir—un hecho que explotan muchos de nuestros enemigos.
Los efectos espaciales C4ISR son también proporcionados por plataformas con motores
aerobios. Aunque mucho más sensibles que los activos orbitales y capaces de producir imágenes
de mucho mayor resolución, debido a su número y tiempo de merodeo limitados, los activos
aerotransportados no pueden proporcionar siempre la observación persistente que necesitan los
comandantes del campo de batalla.
Las limitaciones físicas impuestas por la mecánica orbital y el consumo de combustible impiden
la persistencia de larga duración tanto para las plataformas orbitales como las aerotransportadas.
Como resultado de estar atados a plataformas costosas y de cantidad limitada que operan en el
medio tradicional de espacio y aire, y que no pueden permanecer estacionadas por períodos
prolongados de tiempo, los comandantes del campo de batalla sólo tienen una oportunidad
limitada de asignar un activo para toda la capacidad de información o comunicaciones que
necesitan cuando y donde lo necesiten.
El espacio y el espacio cercano
Pensar en el espacio simplemente como un lugar o un grupo de plataformas es una restricción
artificial que distrae del objetivo de lanzar satélites a órbita—obtener los efectos deseados para el
combatiente de guerra. No lanzamos satélites simplemente por lanzarlos—un lanzamiento
espacial es una propuesta muy costosa. Lanzamos satélites sólo cuando determinamos que es la
mejor manera de obtener los efectos deseados relacionados con sus misiones, a pesar de sus
costos.
De la discusión precedente, es evidente que hay una brecha en nuestra capacidad de proporcionar
efectos C4ISR persistentes. También hay una brecha en las altitudes cubiertas por los activos
militares, como se muestra en la figura 1. Estas dos brechas pueden llenarse simultáneamente
mediante el uso de plataformas del espacio cercano. Las plataformas del espacio cercado
operando en la brecha de altitud pueden proporcionar las comunicaciones persistentes faltantes y
los efectos ISR que desean los combatientes de guerra.
El espacio cercano está bastante por debajo de las altitudes orbitales. Definiéndolo a grosso
modo como la región entre aproximadamente 20.000 y 100.000 metros (65.000 a 325.000 pies),
es demasiado bajo para un vuelo orbital sostenido y está por encima de la región donde los
motores aerobios y las alas pueden funcionar bien. La operación en el espacio cercano ofrece
varios beneficios. Algunos de estos beneficios son: coberturas que se aproximan a las de los
satélites, proximidad al combatiente de guerra, capacidad de supervivencia, respuesta sensible,
flexibilidad y, sobre todo, persistencia. Aunque nuestra definición de espacio cercano llega al
límite del espacio, actualmente no podemos sostener operaciones a través de toda esa región. Sin
embargo, podemos lograr cómodamente una presencia de larga duración en el espacio cercano
por debajo de los 36.500 metros. El límite inferior del espacio cercano se determinó no sólo por
consideraciones operativas, encima del espacio aéreo controlado, sino también por condiciones
meteorológicas. El nivel de 20.000 metros es superior a la tropósfera, la región de la atmósfera
donde ocurre la mayor parte de las condiciones meteorológicas (tiempo). No hay nubes,
tormentas ni precipitación en el espacio cercano. Las turbulencias y los vientos fuertes, el azote
de los globos aerostáticos grandes a bajas altitudes, no son la norma en el espacio cercano. En
efecto, en la región entre aproximadamente 20.000 y 24.000 metros los vientos promedio son
menores de 20 nudos, y los vientos máximos no llegan a 45 nudos el 95 por ciento del tiempo. El
espacio cercano es mucho mejor para operar vehículos más livianos que el aire que las altitudes
más bajas.
La cobertura, el área en la que las plataformas pueden proporcionar sus efectos espaciales,
abarcada por los activos del espacio cercano es muy grande. Las coberturas son determinadas por
la misión. Por ejemplo, el nodo basado en tierra de un enlace de comunicaciones tierra-espacio
(o tierra-espacio cercano), generalmente requiere que el enlace basado en el espacio esté en un
ángulo por encima del horizonte para asegurar la conectividad. La cobertura para tal misión sería
el área sobre la tierra desde donde la plataforma parecería estar al menos al ángulo especificado
sobre el horizonte. Para usar dos plataformas de espacio cercano como nodos en un enlace de
comunicaciones se necesita una línea visual ininterrumpida entre las dos. Por otro lado, un sensor
de detección de señal sólo necesita una línea visual a la fuente de la señal, de manera que su
cobertura se extiende hasta el horizonte que se ve desde la plataforma.
La Figura 2 muestra la
amplitud de las coberturas que
abarcan dos plataformas en
dos altitudes representativas
del espacio cercano, una en la
parte inferior del régimen
mostrado sobre Washington,
DC, y la otra a una altitud
fácilmente alcanzable con la
tecnología actual sobre
Colorado Springs, Colorado.
Como se describió
anteriormente, se muestran
tres anillos de cobertura para
cada plataforma:
comunicaciones de tierra,
Figura 1. Representación gráfica de las brechas ocupadas por detección de señal y enlaces
el espacio cercano
de comunicaciones. Es
importante observar que la mayoría de los sensores ISR no podrían obtener una imagen de la
cobertura completa en cualquier momento; esos campos de visión dependen del sensor, no de la
plataforma y generalmente son mucho menores que las regiones posibles para generar las
imágenes mostradas por las coberturas.
Aunque las plataformas del espacio cercano se encuentran lo suficientemente elevadas para
proporcionar efectos espaciales a través de regiones de tamaño de teatro de batalla, quedan
mucho más cerca de sus objetivos que sus similares orbitales. La distancia es crítica para resolver
detalles en las imágenes y la recepción de señales de baja intensidad. La resolución óptica está
estrechamente relacionada con el radio de acción—el doble de la distancia reduce la resolución a
la mitad. Considerando un punto en nadir, las plataformas del espacio cercano están de 10 a 20
veces más cerca de sus objetivos que un satélite de órbita terrestre baja típica de 400 kilómetros.
Este diferencial de distancia implica que la óptica de las plataformas del espacio cercano puede
ser de 10 a 20 veces más pequeña para un rendimiento similar, o el mismo tamaño de óptica
puede obtener de 10 a 20 veces mejor resolución. De manera similar para las comunicaciones, la
potencia recibida por una antena pasiva disminuye aproximadamente con el cuadrado de la
distancia al transmisor. Una antena pasiva en un satélite que recibe un vatio de potencia de un
transmisor recibiría varios cientos de vatios en una plataforma del espacio cercano, es decir que
podría detectar señales mucho más débiles. La mejora de potencia de señal para sistemas activos
como el radar sería un factor de aproximadamente 100.000.
Estos ejemplos de plataformas del espacio cercano en nadir son también los mejores casos para
los satélites. Cualquier ángulo fuera de nadir sólo incrementa el diferencial de distancia,
aumentando marcadamente las ventajas de potencia de señal y resolución del espacio cercano.
Cuando se tiene en cuenta que la mayoría de satélites de comunicaciones orbitan no a 400 sino a
35.000 kilómetros de la tierra, entre una a dos mil veces más lejos que el espacio cercano, es
evidente que la diferencia de potencia recibida entre las dos posiciones es inimaginablemente
grande.
Aunque no parece intuitivo, las
plataformas del espacio cercano
tienen la capacidad inherente de
sobrevivir. Sus secciones
transversales de radar y térmica
son pequeñas, haciéndolas casi
invulnerables a la mayoría de los
métodos tradicionales de rastreo
y selección de objetivos.
También tienden a desplazarse
muy lentamente comparadas con
los objetivos aerotransportados
tradicionales. A altitudes del
espacio cercano, también son
objetivos ópticos muy pequeños
(trate de ver un avión 747 sin una Figura 2. Tamaños de cobertura para plataformas a 65.000
estela durante el día),
y 120.000 pies para tres restricciones de misión.
mostrándose bien sólo cuando
son más brillantes que el fondo al amanecer y al oscurecer.
Por lo tanto, el problema de adquisición y rastreo es muy difícil incluso sin considerar la clase de
arma que podría atacarlos a sus altitudes de operación.
Los aviones tripulados y los misiles superficie-aire (SAM) serían una amenaza
en el límite inferior del espacio cercano, pero incluso si fueran capaces de
adquirir, rastrear y seguir a una plataforma del espacio cercano, su probabilidad
de destruirla sería baja. La economía también desanima tal intercambio, ya que el cambio entre
una plataforma del espacio cercano poco costosa y de fácil
reemplazo y un SA-2 de poco costo rápidamente se convertiría en una opción
muy cara.
Aunque las ventajas de tamaño de cobertura, resolución, potencia recibida y radiada, costo y
capacidad de supervivencia del espacio cercano son importantes, tal vez el aspecto más útil y
exclusivo de las plataformas del espacio cercano sea su capacidad de proporcionar persistencia
sensible, la capacidad de entregar efectos espaciales en los lugares especificados por el
comandante del campo de batalla las 24 horas del día, sin brechas de cobertura. La persistencia
más grande que un comandante puede esperar actualmente de un activo aerobio es
aproximadamente un día para el Global Hawk. En contraste, una plataforma del espacio cercano,
que actualmente recibe financiamiento de tecnología de demostración, será capaz de permanecer
en estación por seis meses, y las plataformas planeadas están proyectadas para permanecer arriba
por años.
Para ser justos, las plataformas del espacio cercano tienen sus debilidades, siendo las más
importantes las restricciones de lanzamiento y las restricciones de sobrevuelo. Los globos
aerostáticos grandes rellenos de helio presentan secciones transversales grandes que están sujetas
a los efectos del viento y la turbulencia durante el inflado, el lanzamiento, la travesía a la
tropósfera, la recuperación y el desinflado. Con tiempos de inflado en el orden de horas,
posiblemente se requiera construir hangares para protegerlos del viento. Estas restricciones no
son impedimentos insuperables. Por años se han lanzado rutinariamente globos aerostáticos muy
grandes (hasta 300 veces el volumen de los dirigibles de Goodyear) con restricciones similares, y
existen hangares livianos e inflables para uso comercial. La susceptibilidad de los vehículos del
espacio cercano al viento de baja altitud indica que las restricciones de diseño y los conceptos de
empleo deben habilitar misiones de suficiente duración para permitir el lanzamiento y la
recuperación cuando las condiciones meteorológicas cumplan los requisitos del sistema, tal vez
haya que construir hangares para algunos tipos de plataformas. Tales consideraciones son
necesarias para garantizar la cobertura continua del área de interés. Los satélites enfrentan
restricciones de lanzamiento similares, pero esas restricciones ocurren una sola vez—durante el
lanzamiento. Los UAVs y los aviones tripulados están también sujetos a restricciones de
lanzamiento y recuperación similares, aunque sus limitaciones son menos rigurosas que las de las
plataformas del espacio cercano. La construcción de hangares para las plataformas del espacio
cercano es un proyecto relativamente pequeño si se la compara con la construcción de la
infraestructura de lanzamiento de los otros tipos de plataformas.
La última debilidad del espacio cercano que mencionaremos es el derecho de sobrevuelo. Una de
los puntos fuertes importantes de los satélites es que por tratado pueden sobrevolar cualquier
parte de la tierra. El espacio es un dominio internacional, y los activos del espacio cercano, que
se mantienen en el aire por fuerzas de flotación, son considerados vehículos aéreos y tanto están
sujetos a las leyes aéreas. Las naciones soberanas controlan el espacio aéreo sobre sus fronteras.
Es decir que la capacidad de observación profunda cuyo suministro depende de los satélites no es
algo que el espacio cercano pueda suplantar. Aun considerando estas debilidades, los activos del
espacio cercano pueden formar una capa adicional de persistencia entre los satélites y las
unidades aerobias, complementándolos y haciendo que la combinación de sistemas tenga mayor
capacidad de supervivencia, y sean más capaces y redundantes. Logran esto mediante:
• la permanencia y observación directa por mucho más tiempo que cualquier otro activo
aerotransportado previsto podría esperar, ya que los tiempos propuestos de
estacionamiento pueden ser de meses o años.
• la obtención del levante de la capacidad de flotar, no del combustible;
• el movimiento suficientemente lento y a tan grandes altitudes que para superar el
arrastre sólo consumen el mínimo de sus suministros de potencia;
• coberturas grandes que las velocidades orbitales extremadamente rápidas y los tiempos
de paso cortos de los satélites no pueden compensar;
• la mejora de la persistencia de larga duración tradicionalmente proporcionada por los
satélites mientras que ofrecen la respuesta inmediata de los activos aerotransportados; y
• la capacidad de estacionarse cuando y donde el comandante del campo de batalla los
necesite.
Los activos del espacio cercano proporcionan la respuesta a las necesidades de persistencia
orgánica que tanto han reclamado los comandantes de la coalición en los conflictos recientes.
Habilitadores tecnológicos y
plataformas del espacio cercano
Hasta hace muy poco tiempo, la distinción del espacio como un conjunto de efectos más que un
medio era irrelevante porque los satélites eran las únicas plataformas que podían producir efectos
espaciales. Sin embargo, la convergencia de varias tecnologías ha cambiado el panorama de
capacidades, y ha aumentado la importancia de esta distinción. Los avances evolutivos en varias
disciplinas dispares han conducido a un avance revolucionario en capacidad. Algunas de las
tecnologías que contribuyen a esta revolución son: 1) los suministros de energía, incluyendo
celdas solares livianas y delgadas, células de combustible eficientes y pequeñas, y baterías de
alta energía y densidad; 2) la extrema miniaturización de la electrónica y el crecimiento
exponencial en la potencia de computación, que hacen posible los sensores semi-inteligentes
potentes en paquetes livianos y muy pequeños; y 3) materiales muy livianos, fuertes y flexibles
que pueden resistir la degradación bajo la fuerte iluminación ultravioleta, relativamente
impermeables al helio o el hidrógeno.
Tomadas por sí solas, las tecnologías antes mencionadas, en general progresan a velocidades
evolucionarias normales. Han habido unos cuantos incrementos grandes y excepcionalmente
rápidos de capacidad en estos campos. Sin embargo, cuando se combinan esas tecnologías en un
sistema denominado plataforma del espacio cercano, la convergencia de los avances tecnológicos
permite un incremento revolucionario y de transformación de la capacidad. Es el advenimiento
de estas plataformas del espacio cercano lo que exige una reevaluación del concepto del espacio
en relación al combatiente de guerra desde un punto de vista de plataforma/medio hasta una
manera de pensar sobre los efectos.
Una plataforma del espacio cercano se diseña para ser algo así como un "camión". Así como el
tipo de carga que lleva un camión de 18 ruedas no es importante si cumple los requisitos
especificados de peso y volumen, el tipo de carga útil de una plataforma del espacio cercano no
es importante si los requisitos de masa y potencia de la misma están dentro de intervalos
especificados. Debido a la flexibilidad inherente de la carga útil, en la siguiente discusión de las
plataformas del espacio cercano no se incluirán cargas útiles específicas. Más bien se describirá a
los dos tipos básicos de plataformas del espacio cercano que actualmente se investigan para uso
militar—flotadores libres y vehículos de maniobra.
Los flotadores libres son básicamente los globos aerostáticos del tiempo, que muchas personas
imaginan cuando piensan en algo más ligero que el aire. De poco costo, son muy simples de
construir y lanzar, pero no tienen la capacidad de mantenerse en estación de sus similares más
complejos. Una vez lanzados, están a la merced de los vientos existentes. Estos globos
aerostáticos pueden llevar decenas de miles de libras hasta más de 30.000 metros de altura, pero
las cargas útiles más típicas están en el intervalo de las decenas de libras. Los sistemas de
flotación libre ya han demostrado viabilidad comercial y utilidad militar como plataformas de
comunicaciones. El programa Combat SkySat del Laboratorio de Batalla Espacial de la Fuerza
Aérea es un ejemplo de un sistema de flotador libre actualmente en uso.
Aparte de la continua reposición de la constelación, que es necesaria para garantizar la cobertura
persistente, la principal desventaja de la mayoría de flotadores libres militares de concepto
parecería ser la baja probabilidad de recuperar sus cargas útiles. Lo mejor que se podría esperar
era usar un paracaídas o un sistema de recuperación de planeador de corta distancia para
recuperar la carga útil. Los aeronautas innovadores han ideado una forma de superar esta
limitación del flotador libre. Encerrando la carga útil en un planeador autónomo de alto
rendimiento se puede recuperar con seguridad y reutilizar las costosas y delicadas cargas útiles.
La carga útil se eleva de la misma manera que un sistema flotante libre convencional. Sin
embargo, en lugar de destruir la carga útil cuando se desvía del teatro, al acercarse el globo
aerostático al límite máximo del planeador, éste se desprende. La carga útil planea después de
forma autónoma desde cientos de kilómetros de distancia, permaneciendo en el aire por varias
horas antes de aterrizar con seguridad en superficies relativamente pequeñas y sin preparar.
Después de volver a tierra, la carga útil y el planeador pueden acoplarse rápidamente a otro
globo aerostático y puesta a flotar otra vez. En cada misión sólo la parte poco costosa del
sistema, el globo aerostático. El proyecto Talon TOPPER, parte del programa Explotación
Táctica de las Capacidades Nacionales de la Fuerza Aérea (TENCAP), es un ejemplo concreto
de este concepto.
Consideramos que los flotadores libres son útiles principalmente en misiones donde el campo de
horizonte es crítico, misiones como comunicaciones, detección de objetivos móviles e
intercepción de señales donde sólo se requiere una línea visual hasta la fuente de la señal. Con
una cobertura o huella del tamaño del horizonte, la dirección precisa de la carga útil no es una
capacidad crítica. Los flotadores libres son mucho menos útiles en misiones que requieren
navegación precisa, como la captación de imágenes aéreas.
En el diseño del proyecto, la reposición de la constelación es sólo una medida provisional en el
camino hacia la verdadera promesa del espacio cercano. Mientras que en el futuro aún habrán
misiones especializadas para los flotadores libres, la verdadera efectividad del espacio cercano
pronto dependerá de vehículos de maniobra que puedan volar hacia puntos especificados y
permanecer estacionados sobre ellos. Tales plataformas son el cruce funcional entre los satélites
y las plataformas aerotransportadas, ofreciendo la amplia cobertura y larga duración de misión
asociadas comúnmente con satélites, y la capacidad de respuesta de un UAV controlado
tácticamente. Estos vehículos utilizarán una variedad de métodos de propulsión, incluyendo
impulsores convencionales y esquemas no convencionales de modificación de flotación que
permiten impulsarse cabeceando a través del aire a unos 30 a 50 nudos, superando así casi todos
los vientos del espacio cercano, con excepción de los más raros. Ningún vehículo de maniobra
integrado ha volado aún en el espacio cercano. Sin embargo, según los expertos en globos
aerostáticos militares de los Laboratorios de Investigación de la Fuerza Aérea, la razón de este
problema ha sido la carencia de financiamiento sostenido y significante necesario para iniciar tal
proyecto, más que el desafío técnico insuperable.
Actualmente hay varios programas en proceso. La Marina tiene un avión explorador de baja
altitud en vuelo y ha establecido una línea de financiamiento importante para su próxima unidad
del espacio cercano. El Ejército espera volar un vehículo de demostración de escala mayor en
2007. Muchos otros conceptos de vehículos de maniobra se encuentran en el tablero de dibujo, y
reciben financiamiento de numerosas agencias del gobierno y del sector civil. Los vehículos de
maniobra no necesitan la reposición continua, como los flotadores libres, para proporcionar
persistencia. Sus cargas útiles son suficientemente grandes como para ser militarmente útiles, y
se pueden recuperar para reparación y reutilización. Los vehículos de maniobra son la tecnología
revolucionaria principal detrás del cambio de paradigma hacia el espacio basado en efectos. La
Figura 3 muestra algunos de los conceptos actuales.
Efectos espaciales en capas
Debo recalcar que no abogamos por la eliminación de los satélites o los UAVs. No obstante, en
muchas circunstancias los activos del espacio cercano son la mejor opción para proveer
comunicaciones tácticas/operativas y efectos espaciales de ISR por varias razones. Cuando el
costo es un factor, el espacio cercano no tiene competidor. Su simplicidad inherente, la
capacidad de recuperación, la relativa falta de requisitos de infraestructura compleja y la falta de
requisitos de endurecimiento espacial contribuyen a la fuerte ventaja de los activos del espacio
cercano. Necesitando sólo helio para el levante, las plataformas del espacio cercano no requieren
un lanzamiento espacial costoso para alcanzar altura. Si las cargas útiles que llevan tienen
desperfectos, se pueden recuperar y reparar. Si se vuelven obsoletos, se pueden reemplazar con
facilidad. Además, los ahorros en costo de infraestructura relacionados con el espacio cercano
son inmensos. Los activos del espacio cercano requieren una infraestructura de lanzamiento
mínima. Compárese el costo de un simple amarre y un campo vacío o un hangar inflable con la
construcción de un complejo de lanzamiento espacial o incluso una pista de aterrizaje de
superficie dura. El bajo precio de los activos del espacio cercano permite que los comandantes
operativos posean o controlen flotas de éstos por el precio de un único activo nacional.
Los efectos espaciales necesarios en los niveles tácticos y operativos de la guerra son:
comunicaciones persistentes y sensibles e ISR, ambos habilitan el comando y control. La
mecánica orbital prohíbe la persistencia del tipo de observación fija por satélites individuales en
cualquier órbita, excepto en el cinturón geoestacionario distante (y costoso de llegar). Las
consideraciones de combustible limitan el tiempo de merodeo de los activos aerobios a un
máximo de unos cuantos días. Inversamente, muchos activos del espacio cercano están diseñados
específicamente para permanecer y observar fijamente por meses consecutivos. El punto fuerte
del espacio cercano es la persistencia.
Figura 3. Tres propuestas de vehículos de
maniobra en el espacio cercano.
De izquierda a derecha: Sanswire de Globe Tel,
AeroSphere de Techsphere Systems, y el Aerobody
Avanzado de Gran Altitud (AHAB) del Laboratorio
de Ciencias Físicas de la Universidad Estatal de New
Mexico.
La capacidad de respuesta es otra necesidad evidente de los comandantes. Constantemente
surgen necesidades de imágenes o comunicaciones como resultado de la fricción y la niebla de la
guerra (pregúntenle a Flaminio). Una vez en órbita, los satélites no tienen capacidad de
respuesta. Se necesita una enorme cantidad de energía para cambiar la órbita de un satélite. Los
satélites son también insensibles a las tareas de lanzamiento.
Los vehículos aerobios, tripulados y no tripulados, son sumamente sensibles. Se pueden lanzar
en minutos u horas, y una vez estacionados pueden ser redirigidos a voluntad. Las plataformas
del espacio cercano son también sumamente sensibles comparadas con los satélites, y casi tan
sensibles como los aerobios para lanzar y redirigir. En general, los vehículos de maniobra del
espacio cercano requieren aproximadamente un minuto por cada 300 metros de ascenso, de
manera que se tarda dos horas para estacionarlos a 36.500 metros. También realizan travesía
crucero más lentamente que la mayoría de las unidades aerobias, por lo que para llegar a las
estaciones asignadas tardarán más. Sin embargo, una vez allí, pueden permanecer por largo
tiempo. El riesgo operativo se reduce significativamente gracias al ciclo de lanzamiento y
recuperación único que produce meses de duración en la estación. La capacidad de permanencia
y observación fija, el campo visual más amplio y la resolución de calidad casi UAV que
proporcionan los activos del espacio cercano podrían fácilmente determinar el uso mucho más
efectivo de los activos UAVs de alta demanda actuando como mecanismos de señalización.
Pueden multiplicar la fuerza limitada de activos UAVs utilizándolos sólo donde se necesiten sus
capacidades adicionales de resolución mejorada y aplicación de fuerza.
Fortalezas relativas de satélites, plataformas del espacio cercano y vehículos aerobios
Satélites
Plataformas del espacio cercano Vehículos aerobios

Costo
Persistencia
P
Capacidad de
P
P
respuesta

Cobertura
P


Resolución

Sobrevuelo
Así, si los satélites son tan costosos y tan poco sensibles y si son incapaces físicamente de
ofrecer persistencia, ¿por qué aún los compramos? La respuesta hoy es la misma de la década de
1950, libertad de sobrevuelo. No se puede sobreenfatizar la importancia de la libertad de
sobrevuelo como un aspecto positivo de las operaciones orbitales. Los satélites son el único
medio legal para realizar ISR de sobrevuelo profundo en territorio de naciones soberanas en
tiempo de paz. Esto es de importancia primordial, ya posibilita muchos efectos C4ISR que
ninguna otra plataforma puede realizar. No obstante, después que se declara la guerra o
comienzan las hostilidades, el espacio cercano pasa a ser la opción clara para lograr los efectos
espaciales necesarios en muchas misiones operativas y tácticas. Durante las hostilidades, la
soberanía del espacio aéreo sobre el territorio enemigo ya no es una consideración—los activos
del espacio pueden operar sobre los mismos lugares que los aerobios, sujetos a amenazas
enemigas similares. Los activos del espacio cercano pueden así ofrecer C4ISR orgánico. Los
UAVs proporcionan exactamente esta clase de control local, pero la cobertura de un UAV es
mucho más pequeña que la de un activo del espacio cercano en vuelo alto, y la plataforma del
espacio cercano tiene la ventaja de la persistencia. La tabla siguiente ofrece una comparación:
Cuando se miran los efectos espaciales tácticos y operativos deseados, es evidente que hay
grandes espacios donde los activos del espacio cercano pueden desempeñarse mucho mejor que
los activos orbitales y aerobios. Cuando se entiende que es el efecto lo que importa en el campo
de batalla más que la plataforma o el medio de donde se reciben los efectos, el espacio cercano
tiene más sentido para muchas aplicaciones. También hay misiones que los satélites realizan
extremadamente bien, y para las cuales el espacio cercano no es competitivo. El punto es que un
enfoque por capas cuya meta sea habilitar los efectos espaciales de la forma más económica y
efectiva dictará la adquisición de la plataforma adecuada usando el medio apropiado, poniendo
de cabeza la metodología actual de adquisiciones de medio-después-plataforma-después-efecto.
En conclusión, hablar de espacio operativamente sensible en realidad equivale a hablar de
efectos espaciales operativamente sensibles. El espacio cercano parece en efecto ser la solución
obvia a ese problema. Puede proporcionar muchos de esos efectos de forma más sensible y
persistente que el espacio mismo. El cambio de manera de pensar en relación a este concepto es
de tal magnitud que se requerirá volver a redactar la actual doctrina espacial militar. También
requerirá una reorganización de la estructura de fuerzas de la Fuerza Aérea y el Departamento de
Defensa para aprovechar más eficazmente los beneficios centralizados y continuos del espacio
basado en efectos. El espacio cercano es el catalizador de estos cambios importantes. El cambio
de paradigma debe ocurrir. El momento para el espacio cercano es definitivamente ahora.
La misión de la Fuerza Aérea de Estados Unidos es proporcionar opciones soberanas para la
defensa de los Estados Unidos de América y sus intereses globales--y volar y luchar en el Aire,
Espacio y el Ciberespacio.
Colaboradores
El Teniente Coronel Ed "Mel" Tomme, USAF (Licenciatura, Academia
de la Fuerza Aérea; Maestría, University of Texas en Austin; DPhil, Oxford
University, UK) es subdirector de Explotación Táctica de las Capacidades
Nacionales de la Fuerza Aérea en el Centro de Guerra Espacial en Schriever
AFB, Colorado. Un graduado distinguido en 1985 de la Academia de la
Fuerza Aérea, ha volado y servido de instructor en el T-37, F-4G, T-3, y el
TG-7. Después de obtener su doctorado en física de plasmas, enseñó en la
Academia de la Fuerza Aérea, donde fue el único oficial reconocido como
educador académico por excelencia por el decano, y el oficial aéreo asociado
sobresaliente en comando reconocido por el comandante.
El Coronel Sigfred J. "Ziggy" Dahl, USAF (Licenciatura, University of
Washington; Maestría, Webster University) es director de Explotación
Táctica de las Capacidades Nacionales de la Fuerza Aérea, Centro de Guerra
Espacial, Schriever AFB, Colorado. Tiene más de 2.000 horas de vuelo en
aviones F-14D/E/F y F-15E. Su experiencia en el espacio comenzó en 1994
en el Centro de Guerra Espacial, donde fue factor decisivo en el desarrollo de
información de tiempo real dentro y fuera de tecnologías de cabina, mejoras
de GPS y mayor precisión de las armas con guía GPS. Fue seleccionado para
dirigir la creación del Curso de Instrucción de la División Espacial de la
USAF. Comandó el Escuadrón de Operaciones de Apoyo Aéreo No. 15;
sirvió como subcomandante del Grupo de Operaciones de Apoyo Aéreo No.
1 en Fort Lewis, Washington; y como oficial de enlace aéreo y controlador
de terminal en apoyo de operaciones convencionales, Stryker, Ranger y de
fuerzas especiales. Recientemente sirvió en combate con la Fuerza de Tareas
Conjuntas No. 7 de la Coalición y la Autoridad Provisional de la Coalición,
en Bagdad, Iraq, siendo el primer director del Elemento de Coordinación del
Componente Aéreo en Iraq en 2003.
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Las ideas y opiniones expresadas en este artículo reflejan la opinión exclusiva del autor
elaboradas y basadas en el ambiente académico de libertad de expresión de la Universidad del
Aire. Por ningún motivo reflejan la posición oficial del Gobierno de los Estados Unidos de
América o sus dependencias, el Departamento de Defensa, la Fuerza Aérea de los Estados
Unidos o la Universidad del Aire. El contenido de este artículo ha sido revisado en cuanto a su
seguridad y directriz y ha sido aprobado para la difusión pública según lo estipulado en la
directiva AFI 35-101 de la Fuerza Aérea.
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