APRENDIZAJE INICIAL DE LA LECTURA. ESCRITURA AL APRENDIZAJE. COMPRENSIÓN LECTORA José Ignacio Rico Félix Fernández Castaño Universidad de Granada. jignaciorico@hotmail.com felixfernandez@ugr.es RESUMEN Presentamos una investigación longitudinal desarrollada en el marco de dos estudios de investigación: Las condiciones del aprendizaje inicial de la lengua escrita y Las condiciones del aprendizaje de la comprensión lectora. El objetivo conjunto de ambas investigaciones es detectar qué habilidades de los alumnos y qué prácticas docentes explican mejor el progreso en la comprensión lectora. Se explica la secuencia de trabajo, se exponen una serie de resultados obtenidos hasta la fecha y se plantea el valor de las aportaciones de esta investigación para la formación de docentes. Palabras clave: comprensión lectora, evaluación de la competencia lectora, prácticas docentes, investigación en el aula. 1 1. BASES TEÓRICAS Y ESTADO DE LA CUESTIÓN Docentes e investigadores comparten un marcado interés por conocer en profundidad la multiplicidad de factores implicados en los procesos de enseñanza y aprendizaje de la lengua escrita en contextos educativos. El objetivo común es promover un aprendizaje más efectivo que permita a niños y niñas llegar a utilizar la lengua escrita como una herramienta que les permita no sólo registrar y acceder a información, sino también generar nuevo conocimiento (Bereiter y Scardamalia, 1978; Wells, 1987; Colomer y Camps, 1996). La lengua escrita ha estado asociada a contextos de uso formal, llegando incluso a ejercer una notable influencia sobre la comunicación oral que se establece en este tipo de contextos (Ong, 1993; Vilá, 2005). Sin embargo, las tecnologías de la información y la comunicación están incorporando nuevos géneros escritos que introducen nuevas maneras de afrontar la comprensión y producción de textos escritos (Cassany, 2006) y provoca que los límites entre oralidad y escritura sean aún más difusos. Por todo esto, el aprendizaje de la lengua escrita se plantea de forma progresiva en el currículo de la enseñanza obligatoria, basándose en un trabajo continuado sobre los procesos de comprensión y producción de textos escritos de creciente complejidad a lo largo de todo el trayecto educativo (Pérez Esteve y Zayas, 2007). Sin embargo, no sabemos si el aprendizaje formal que se desarrolla en las aulas está contemplando todos los posibles contextos de uso de la lengua escrita. En el trayecto educativo que supone la escolarización tenemos que destacar la importancia del aprendizaje inicial de la lengua escrita, cuyo papel en el progreso académico, personal y social de los niños ha sido puesta de manifiesto en repetidas ocasiones (Stanovich, 1989; Olson, 1998; Snow, Burns y Griffin, 1998) y vuelve a hacerse patente al observar las dificultades que los escolares presentan en distintos niveles educativos para comprender textos, como ponen de manifiesto informes internacionales como PIRLS y PISA. El interés por el aprendizaje inicial de la lengua escrita, así como la preocupación por los malos resultados en capacidad de comprensión de textos a lo largo de la escolaridad han suscitado numerosos estudios y propuestas de intervención educativa dirigidas a comprender y mejorar el tanto el aprendizaje inicial de la lengua escrita como la competencia específica de comprensión de textos en el ámbito educativo (Sánchez, García, De Sixte, Castellano y Rosales, 2008). A pesar de esto, no existe todavía un acuerdo sobre cuáles son los conocimientos o habilidades que mejor 2 contribuyen al aprendizaje efectivo de la lengua escrita y al desarrollo de la capacidad de comprensión lectora ni cuáles son las prácticas docentes más idóneas para facilitarlo. En esta comunicación queremos exponer cómo han sido tratadas estas cuestiones a través de un “estudio exploratorio”. Este estudio infiere en las condiciones del aprendizaje inicial de la lengua escrita: influencia de las prácticas vigentes en el aula y de los conocimientos previos de los alumnos, desarrollado entre 2006 y 2009, y las condiciones del aprendizaje de la comprensión lectora, aún en curso. El diseño del estudio la realizamos en dos partes diferenciadas una se centró en el aprendizaje inicial de la lengua escrita entendiendo que, de manera formal, tiene lugar entre el último año de Educación Infantil y el primer año de Educación Primaria, mientras que la segunda aborda el desempeño en comprensión lectora en el segundo ciclo de la Educación Primaria1. Llevar a cabo una investigación sobre el aprendizaje inicial de la lengua escrita, así como sobre el desarrollo posterior de la capacidad de comprensión de textos en contextos educativos significa prestar atención tanto a lo que aportan quienes aprenden (sus conocimientos previos y su nivel de desempeño en situación de enseñanza y aprendizaje o bien de evaluación) como a la naturaleza de las prácticas de enseñanza que llevan a cabo los docentes. Diversos estudios han señalado que el aprendizaje inicial de la lengua escrita se relaciona con conocimientos y habilidades como el conocimiento de las letras que configuran el sistema de escritura de un idioma (su nombre y los sonidos que se asocian a cada una de ellas); los conocimientos metalingüísticos (conciencia fonológica, morfológica y sintáctica); la capacidad de reconocimiento de palabras; el conocimiento de léxico; el nivel de conceptualización del sistema de escritura y la familiaridad con distintos tipos de texto (sobre esto, Tolchinsky, Ribera y García-Parejo, en evaluación). Estos factores pueden explicar las grandes diferencias individuales que se dan al comienzo de la enseñanza formal de la lengua escrita. Existen además distintos planteamientos docentes para llevar a cabo la enseñanza inicial de la lengua escrita que pueden llegar a considerarse opuestos (Clemente y Domínguez, 1999; Barrio, 2006) y cuya influencia sobre el aprendizaje se discute (Castells, 2006; 2009). 1 A partir de ahora nos referiremos a ellas respectivamente como 1-APILE (aprendizaje inicial de la lengua escrita) y 2- APICLE (aprendizaje inicial de la comprensión lectora). 3 Por otro lado, una vez superado el aprendizaje inicial de la lengua escrita, en los niños se da un progreso muy pronunciado en la capacidad de comprensión lectora (Nakamoto Lindsey y Manis, 2007). Comprender un texto escrito es un proceso constructivo en el cual los datos actuales (lo que aparece en el texto) son tan importantes como la información previa disponible en la memoria (conocimiento conceptual) (De Vega, Carreiras, Gutiérrez-Calvo y Alonso-Quecuty, 1990). La lectura, así concebida, implica una transacción entre el lector y el texto, de tal modo que las características y conocimientos previos del lector son tan importantes para la comprensión como las características del texto (Colomer y Camps, 1996). La lectura comprensiva requiere que el lector sea capaz de integrar dicha información en unidades de sentido global, en una representación del contenido del texto que es mucho más que la suma de los significados de las palabras individuales (De la Vega et al. 1990; Vidal Abarca, 1998). En efecto, más que la posesión del conocimiento lo que marca la diferencia en la comprensión es la capacidad para usar ese conocimiento integrando entre distintos componentes del texto y con lo que el lector trae consigo (Perrussi, Brandao y Oakhill, 2005; Cain, Oakhill, Barnes y Bryant, 2001, citado en Perrussi, Brandao & Oakhill, 2005). Durante la lectura comprensiva el lector infiere información, es decir, comprende algún aspecto determinado del texto a partir del significado de otro o completa el significado de algún aspecto del texto con información que posee pero no está verbalizada en el texto. Enseñar a comprender textos escritos en contextos educativos consiste en asistir al lector novel en el uso de una serie de estrategias que le permiten construir el sentido global del texto escrito (Solé, 1992; Sánchez, 1998). La construcción conceptual es muy relevante en los planteamientos didácticos, ya que la capacidad de comprender compensa en muchas ocasiones las dificultades de lectura que los niños puedan tener (Adams, Bell y Perfetti, 1995). Por otro lado, la comprensión podría verse facilitada por un determinado género. Desde los trabajos pioneros de Van Dijk y Kintsh (1983) y Adam (1985), entre otros, sabemos que los diferentes tipos de texto poseen unas formas de organización discursiva que condicionan la interpretación del lector. Ciertas organizaciones discursivas, como la de los textos narrativos, facilitan la comprensión y la formulación de cierto tipo de inferencias (Bruner, 1988; Wells, 1988; Fayol, 1991). Ahora bien, no solamente el género discursivo sino también la modalidad de producción incide en la comprensión. A lo escrito podemos volver para consultar o para 4 revisar, para modificar impresiones y para recordar. Lo oral es efímero y requiere de un procesamiento en tiempo real sin posibilidad de revisión. Por ello, aunque una de las hipótesis más potentes en relación a la comprensión lectora es que está relacionada con la comprensión verbal (oral) (Rayner et al., 2001) no conocemos ningún trabajo que haya comparado procesos de inferencia en la modalidad oral y escrita en el mismo género. Por este motivo hemos decidido introducir esta variable en el estudio que estamos desarrollando. 2. DISEÑO DE LA INVESTIGACIÓN Los dos estudios en cuyo desarrollo hemos participado y que aquí describimos buscan aportar conocimientos sobre las condiciones en las que los niños enfrentan su aprendizaje inicial de la lengua escrita y desarrollan su capacidad de comprensión lectora. Para ello hemos trabajado en contextos educativos reales. Una serie de centros de varias zonas geográficas de Granada (España) han permitido a los investigadores acceder a sus aulas para poder desarrollar su labor durante cuatro cursos académicos, en los que un conjunto de grupos-aula han sido seguidos desde que iniciaban su último año de Educación Infantil2 (curso 2007/2008) hasta su tercer año de Educación Primaria3 (curso 2010/2011). Nuestro objetivo principal es que las aportaciones de todo el proceso investigador reviertan en el conocimiento teórico-práctico de los profesionales de la docencia. 2.1. Objetivos e hipótesis Partiendo de la hipótesis de que en distintas aulas se darían prácticas docentes diferenciadas para enseñar a leer y escribir, y también de que los distintos alumnos mostrarían diferencias individuales en cuanto a sus conocimientos previos sobre la lengua escrita, el estudio 1-APILE tuvo como objetivo comprender la influencia relativa de ambos factores en el aprendizaje inicial de la lengua escrita. Para ello, se realizó un cuestionario masivo para detectar las distintas prácticas docentes que se llevan a cabo en las escuelas para enseñar a leer y escribir, se realizaron dos evaluaciones de los conocimientos de los niños y se registraron numerosas observaciones de aula. 2 Nos referiremos a este curso como EI-5. Nos referiremos a este curso como 3º EP. Otros cursos de Educación Primaria a los que aludamos seguirán esta lógica (1º EP, 2º EP). 3 5 El estudio 2-APICLE, considerando que en cursos más avanzados de la Educación Primaria seguiría habiendo diferencias individuales en el nivel de comprensión lectora de los niños, extiende su objetivo a explorar de qué forma interactúan las diferencias individuales con las prácticas docentes diferentes, cuáles de las variables involucradas en el aprendizaje inicial influyen en el desarrollo de la comprensión de textos y cómo influyen las condiciones iníciales de enseñanza sobre el desarrollo de la comprensión de textos. Para ello, se realizaron dos evaluaciones del desempeño en comprensión lectora de los niños cuyo seguimiento se había iniciado en el estudio anterior 1-APILE y se observaron tareas de comprensión lectora en situación de aula. 2.2. Tipo de investigación Se trata de una investigación longitudinal que combina las aproximaciones cuantitativa y cualitativa tanto para la obtención como para el análisis de los datos. La finalidad de esta combinación es ofrecer resultados equilibrados sobre el complejo objeto de estudio que se ha tomado en consideración. Además, es consecuencia de haber optado por abordar dicho objeto de estudio en los contextos naturales en los que tiene lugar con la voluntad de acceder a los distintos aspectos que inciden en él (Tolchinsky y Solé, 2009) y nos permite asimismo compartir el marco de referencia con quienes tienen la responsabilidad de llevar a cabo la actuación concreta en las aulas para enseñar a leer y escribir e incidir en la competencia en comprensión lectora de los niños. 2.3. Sujetos participantes Las sucesivas fases del estudio han implicado a distinto número de docentes y niños de un total de 8 Centros educativos de Granada (España). En la Tabla 1 se exponen los participantes por curso académico y actividad investigadora desarrollada. 6 Tabla Nº 1: Participantes Curso académico 2006/2007 Actividad investigadora Cuestionario masivo 2007/2008 Entrevistas Participantes 240 docentes de EI5 y 1º EP 19 docentes Observaciones de aulas de EI-5 2008/2009 Evaluación inicial EI-5 Entrevistas 19 aulas 380 niñas/os 14 docentes Observación de aulas de EP 14 aulas 2009/2010 Evaluación final 1ºEP Observación de aulas de 2º 105 niñas/os 11 aulas 2010/2011 EP Observación de aulas de 3º 11 aulas EP 1ª y 2ª evaluación 88 niñas/os desempeño en comprensión lectora 2.4. Variables estudiadas La secuencia de trabajo seguida en el estudio 1-APILE se puede dividir en dos grandes fases. La Fase I consistió en la aplicación de un cuestionario masivo a 240 docentes del último curso de EI-5 y de 1º EP que tuvo como objetivo caracterizar los distintos perfiles de práctica docente que suponíamos coexistían en el sistema educativo español para enseñar a leer y escribir. La Fase II conllevó el acceso de los investigadores a 19 aulas de EI-5 durante el curso 2007/2008 y al seguimiento de un subconjunto de dichos grupos al pasar a 1º EP en el curso 2008/2009, en el que se mantuvo una muestra de 14 aulas. El acceso de los investigadores a las aulas significó explorar las características de las prácticas que llevan cabo los docentes de estos cursos, observar los procesos de enseñanza y aprendizaje en el contexto de aula y también poder evaluar los conocimientos de los 7 niños al inicio de EI-5 y al finalizar 1º EP. Así, las variables estudiadas en el estudio 1APILE fueron prácticas docentes y conocimientos de los alumnos durante los dos cursos mencionados. De esta forma, y puesto que la mayoría de los niños/as que configuran la muestra del estudio 2-APICLE habían sido objeto de seguimiento en el marco del estudio anterior 1- APILE, podemos disponer de información sobre las diferentes prácticas docentes que llevaron a cabo sus maestros para enseñar a leer y escribir, las características de las tareas concretas que se desarrollaron en las aulas y la actividad que los niños/as desplegaron en ellas, así como el nivel de conocimientos de los niños en distintos momentos de la trayectoria que recorrieron durante EI-5 y 1º EP. Estos datos permiten abordar el nuevo estudio controlando en los participantes las variables prácticas docentes para la enseñanza inicial de la lengua escrita y conocimientos iníciales de los niños con el fin de confrontarlas con las nuevas variables que incorpora el estudio APICLE y que son el desempeño en comprensión de textos narrativos y expositivos de los mismos niños, tanto en modalidad oral como escrita. Por otro lado, la amplitud de la muestra permite explorar otra variable: la incidencia de la situación lingüística de los participantes (mono o plurilingüe) con alumnado inmigrante cuya lengua materna no es el castellano, en su desempeño en comprensión lectora. 2.5. Instrumentos y análisis utilizados Para obtener datos sobe prácticas docentes en el marco del estudio 1-APILE se utilizaron un cuestionario masivo de autodeclaración, entrevistas semiestructuradas y protocolos de observación de la actividad de aula, que se concretaron en dos tipos de registros: las tablas de tareas y las tablas de interacciones. Los datos sobre conocimientos infantiles se obtuvieron en el estudio 1-APILE mediante pruebas estructuradas y observaciones de aula. Las pruebas estructuradas evaluaron el desempeño infantil en tareas relacionadas con la lectura y la escritura al inicio de EI-5 y al final de 1º EP. La prueba inicial exploraba los siguientes ámbitos de conocimientos relacionados con la lengua escrita: gusto por la lectura y función de la lectura, desempeño en escritura no autónoma, desempeño en lectura de palabras, conocimiento del sistema de escritura, conocimiento metafonológico, conocimiento léxico, usos sociales de la lengua escrita. La prueba final añadía una nueva tarea de escritura de palabras, otra de comprensión de frases y una de separación ortográfica de palabras 8 (Tolchinsky, Ribera y García-Parejo, en evaluación). Por otro lado, las observaciones de aula permitieron registrar los contenidos que se abordaban durante las tareas de enseñanza y aprendizaje de la lengua escrita. Los datos obtenidos en el estudio 2-APICLE sobre el desempeño en comprensión de textos fueron obtenidos mediante una prueba estandarizada, dos evaluaciones de la competencia de los niños realizadas mediante tareas de comprensión de textos expositivos y narrativos tanto escritos como orales que fueron diseñadas por el equipo investigador y observaciones de la práctica de comprensión de textos en el aula. La prueba estandarizada pertenece a la batería de pruebas ACL (Catalá, Catalá, Molina y Monclús, 2001). Las pruebas diseñadas por el equipo investigador tienen como objetivo explorar en qué medida los niños usan la información que aparece en el texto o su propio conocimiento o experiencia extratextual para tratar de entender los textos. Las tareas de comprensión de textos expositivos y narrativos escritos fueron diseñadas a partir del trabajo de Perrusi Brandao y Oakhill (2005) “mutantis mutandis”. A diferencia de lo realizado por estos investigadores, en este estudio no se consideró necesario que los niños leyeran los textos en voz alta, sino que pudieron decidir autónomamente cómo enfrentaban la comprensión del texto escrito. Además, no se corrigieron los errores de lectura ya que nuestra intención era examinar la formulación de inferencias según el nivel de lectura que el niño tenía. Para cada texto se formularon nueve preguntas de tres tipos: (i) Preguntas literales, que comprueban si el niño/a ha obtenido la información que aparece en el texto; (ii) Preguntas cuya respuesta requiere conectar distintas partes del texto, establecer relaciones de correferencia, o relaciones semánticas entre una clase superordinada y una instancia; (iii) Preguntas cuya respuesta requiere utilizar información extratextual. Por último, los investigadores preguntaron a los niños/as que cómo se habían dado cuenta de que había que responder así para tres de las respuestas dadas, independientemente de que éstas fueran correctas o no. Las tareas de comprensión de textos expositivos y narrativos orales fueron diseñadas siguiendo los mismos criterios seguidos para las tareas de comprensión lectora sólo que, en este caso, los textos fueron presentados mediante una grabación oral. De este modo se pretendía confrontar el desempeño en comprensión de textos de un mismo género bajo modalidades de comunicación oral y escrita. En este caso no se solicitó de los niños la justificación de sus respuestas. 9 La gran cantidad de datos obtenidos está siendo objeto de análisis tanto cuantitativos como cualitativos con el fin de aportar información sobre las condiciones de aprendizaje inicial de la lengua escrita de la comprensión lectora. 3. RESULTADOS OBTENIDOS: UN AVANCE 3.1. Prácticas docentes para enseñar a leer y escribir A través del cuestionario de autodeclaración diseñado por el equipo investigador (Alba, Tolchinsky y Buisán, 2008; González, Buisán y Sánchez, 2009) y que explora las opciones tomadas por los docentes en cuanto a organización del aula, programación, actividades, contenidos y evaluación, hemos confirmado que en el sistema educativo español conviven tres perfiles diferenciados de prácticas docentes para enseñar a leer y escribir en EI-5 y 1º EP, que se distribuyen de forma equilibrada en la población estudiada y que hemos denominado prácticas instruccionales (33.87%), situacionales (37.06%) y multidimensionales (29.06%). Estos perfiles se diferencian entre sí por la mayor o menor frecuencia con la que aparecen en las prácticas docentes los siguientes factores: (I) instrucción explícita del código, (II) escritura autónoma de los niños, contextualización de las actividades de lectura y escritura, (III) preocupación por los resultados de aprendizaje y homogeneización de procesos en las aulas, y (IV) aprovechamiento de situaciones que surgen en el aula para leer y escribir y recurso a diversidad de materiales. El perfil de prácticas situacionales se caracteriza por una mayor frecuencia de los factores (II) y (IV), el perfil de prácticas instruccionales se caracteriza por una mayor frecuencia de los factores (I) y (III), mientras que el perfil de prácticas multidimensionales se caracteriza por una alta frecuencia de todos los factores (I, II, III y IV). El acceso a aulas concretas de EI-5 y de 1º EP nos ha permitido asimismo identificar tales prácticas en casos concretos a través de entrevistas a docentes y caracterizar más detalladamente las distintas maneras de hacer para enseñar a leer y escribir mediante el análisis de las tareas desarrolladas en las aulas, lo que ha permitido corroborar la existencia de perfiles diferenciados y profundizar en su caracterización (Fons y Buisán, en evaluación). 10 3.2. Influencia de los conocimientos previos y de las prácticas docentes en el aprendizaje Los resultados de la evaluación final de 1º EP permitieron establecer tres niveles de rendimiento; alto, medio y bajo. La mayoría (aproximadamente el 80%) de las niñas/os que comenzaron EI-5 con un nivel alto de conocimientos previos mostró, al terminar 1º EP, un rendimiento medio o alto en las tareas de lectura y escritura mientras que la mitad de las niñas/os que comenzó EI-5 con nivel de conocimientos previos finalizó 1º EP con un rendimiento bajo. Gráfico N º1 Evaluación EP 91% Bajos 91% 81% Medios Altos 41% 42% 10% Altos Bajos Esto significa que el nivel de desempeño en la evaluación realizada al final de la 1ºEP está relacionado con el nivel de conocimientos. 3.3. Influencia de los conocimientos iníciales y de las prácticas docentes en el desempeño en comprensión lectora Hemos observado la competencia de los niños/as en comprensión de textos narrativos y expositivos tanto escritos como orales en 3º EP y hemos registrado en el contexto natural del aula una serie de actividades de comprensión lectora en las que han participado los niños evaluados. Contamos asimismo con dos evaluaciones del desempeño en comprensión de los niños/as durante 3ºEP. La primera de estas evaluaciones fue desarrollada en el inicio del curso y comprendió la prueba estandarizada ACL (Catalá et al., 2001), una tarea de comprensión de un texto expositivo oral y otra tarea de comprensión de un texto expositivo escrito. Se incluyó 11 también un cuestionario de motivación para la lectura. La segunda evaluación incluyó tareas de comprensión de dos textos orales, uno expositivo y otro narrativo, y otros dos textos escritos, también en este caso uno expositivo y otro narrativo. El análisis de estos datos, que se encuentra actualmente en curso, aportará nueva información relevante sobre la evolución en el desempeño infantil puesto que podrá contrastarse con las variables antes controladas: las prácticas diferenciadas para enseñar a leer y escribir en las que han participado los niños/as y los distintos niveles de desempeño en los aspectos evaluados en las evaluaciones 1ª y 2ª desarrolladas en el estudio 1-APILE, tomados tanto de forma global como considerando aspectos concretos. 4. CONCLUSIÓN El desarrollo completo de la investigación asociada a ambos estudios espera tener un impacto en la formación inicial, la formación permanente y el desarrollo curricular ya que la información sobre la situación actual, las relaciones entre práctica escolar y conocimientos previos de los alumnos así como la relativa a los procesos de enseñanza que promueven un mejor aprendizaje de la lengua escrita es relevante para estas tres instancias. Contamos con una sólida caracterización de las distintas prácticas docentes que actualmente se desarrollan en nuestro país para enseñar a leer y escribir, obtenida a través de distintos instrumentos que han permitido la autodeclaración de docentes en activo y la obtención de registros de la actividad desarrollada por docentes y niños en el contexto natural de las aulas. Esto permite superar en los procesos de formación inicial y permanente el debate sobre los métodos de lectura que, además de limitar la cuestión al aprendizaje del código, se ocupa principalmente de la lectura olvidando la escritura (Domínguez y Barrio, 1997; Nemirovsky, 1999). El conocimiento de los distintos perfiles de práctica en clave de organización del aula, programación, actividades, contenidos y evaluación ofrece elementos de reflexión muy relevantes para la formación inicial y permanente y puede contribuir a paliar la indeterminación terminológica que ha sido observada en los docentes a la hora de referirse a las prácticas que utilizan en las aulas para enseñar a leer y escribir en estas edades (Anguera et al., 2002; Castells, 2006). 12 Asimismo, el hecho de haber registrado las tareas desarrolladas en aulas representativas de distintos perfiles de práctica ofrece un material formativo de gran interés pues muestra el desarrollo concreto de distintas actividades dirigidas a promover el aprendizaje de la lengua escrita en sus contextos naturales. Establecer tipologías de tareas y acceder a las interacciones de los niños en el marco de dichas tareas ofrece una mirada aún más matizada sobre los procesos de enseñanza y aprendizaje de la lengua escrita. Asimismo, el registro de actividades dirigidas a la comprensión lectora en aulas del primer ciclo de EP se añade a ese corpus de secuencias de aula sobre las que articular procesos formativos (Altava et al., 2006). Por otro lado, la caracterización de los perfiles permite establecer puntos de referencia claros para explorar su efectividad a medio y largo plazo, no sólo a través de los resultados de evaluaciones realizadas al margen de la actividad de las aulas, sino también a través del conocimiento de los procesos que han tenido lugar bajo las condiciones que dichas prácticas procuran a los niños. Creemos que esta doble mirada tiene un especial interés para la formación de profesorado pues subraya la confluencia de las dimensiones cognitiva, psicológica y ecológica (Joshi y Aaron, 2000) en la actividad docente y pone así de manifiesto la responsabilidad de la acción concreta de los maestros en la generación de tareas que, contemplando esa complejidad, promuevan un aprendizaje efectivo. Situándonos ahora en la perspectiva de los conocimientos y nivel de desempeño de los niños, las diferentes evaluaciones realizadas en el estudio longitudinal ofrecen información relevante para la formación de docentes puesto que pondrán de manifiesto las posibles influencias del nivel de los niños en distintos momentos en su desempeño posterior, entendido éste tanto de forma global, como en la especificidad de los distintos aspectos evaluados. También permitirán estudiar la naturaleza de la actuación de los niños en el aula en función de su nivel de desempeño. Esto podría contribuir a una mejor planificación de la actividad docente a lo largo de la escolarización (Connor, Morrison y Katch, 2004). 13 5. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ADAM, J. M. (1985) Quels types de textes? en LFDM Nº 192, Avril 1985 ADAMS, B.C; BELL, L.C; PERFETTI, C.A. (1995). “A trading relationship between reading skill and domain knowledge in children's text comprehension”. Discourse Processes, 20, 307-323. ALBA, C; TOLCHINSKY, L; BUISÁN, C. (2008) “Un instrument per identificar les pràctiques docents per ensenyar a llegir i escriure”. Bulletí LaRecerca, 10, 8-21. Recuperado en marzo de 2010 en http://www.ub.edu/ice/recerca/pdf/alba.pdf ALONSO-CORTÉS, M.D; LLAMAZARES, M.T (2010) “Formas de interacción derivadas de la preocupación por los resultados del aprendizaje de la lectura y la escritura”. Lenguaje y textos, 29, 153-164. ALONSO-CORTÉS, M.D; LLAMAZARES, T; BIGAS, M. 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