Conga no es un Conflicto Social, es un Conflicto Político Alejandro Fontana, PhD en Planificación y Desarrollo. Profesor del PAD Un conflicto social se caracteriza por ser una movilización de la población que reclama la solución de una problemática concreta. Para John Friedmann, este tipo de movilizaciones representa, incluso, una tradición de la planificación del ámbito público que se caracteriza por la presión a la autoridad política que ejerce la población local. Cuando se da este tipo de movilización, el conflicto se resuelve en cuanto las autoridades políticas se acercan a la población, dialogan con ella y buscan juntos una solución a la problemática planteada. No ocurre lo mismo cuando una problemática social es absorbida por una ideología totalitaria. En estos casos, no se busca una solución al problema social. Las ideologías totalitarias no se interesan realmente por la cuestión planteada; para ellas es sólo una excusa, que oculta intereses personales o de terceros. Las ideologías totalitarias desprecian la verdad, y por tanto, la realidad. Su posición siempre es de relativismo, tanto en la definición de los medios que van a emplear como en los objetivos de sus acciones. De un lado, todos los medios son válidos, incluso la violencia, siempre y cuando la utilicen ellos. De otro lado, están vendidos a intereses particulares de los líderes del movimiento, aunque también se venden al mejor pagador. Como consecuencia de esta realidad, si un conflicto social es expropiado por una ideología totalitaria no es posible una solución con los medios propios de una auténtica movilización social: el diálogo y el consenso. Como los dirigentes desprecian la verdad, no hay argumentos válidos. Más aún, nunca se dará consenso, ni racionalidad, y menos, apertura a los intereses nacionales; ni siquiera a los auténticos intereses locales. Sus acciones, sólo obedecen a intereses particulares, propios o de terceros. Si se analiza el caso Conga bajo esta perspectiva, se cae en la cuenta de que este conflicto no es de carácter social. En él no se busca resolver un problema: no hay voluntad política por encontrarlo. No se busca ni una mejora en las condiciones del agua para la agricultura y la ganadería, ni tampoco un interés real por el impacto ambiental. Hay una autoridad política que moviliza una minoría de la población, y que con medios violentos se rebela ante el estado de derecho, con un planteamiento, de inicio a fin, intransigente. Detrás del problema de Conga hay una ideología totalitaria, y en línea con lo expuesto hasta ahora, existe o unos intereses personales en la autoridad rebelde, o unos intereses económicos en alguna empresa. En el medio académico empresarial, a esta táctica se le conoce como el Non-market strategy. Si Conga no es un conflicto social, sino un conflicto político, entonces no se le puede aplicar las recetas apropiadas para la solución de una movilización social. La solución irá por enfrentar la crisis política por la rebeldía de una autoridad subnacional. Pero junto a las medidas de carácter político, económico y penal convenientes, convendrá también tomar medidas que acerquen el gobierno central a la población local: es necesario asegurar el orden público, promover la infraestructura local, y conseguir más facilidades para la vida cotidiana local.