Legitimación de capitales Han sido muchos los esfuerzos que autores y expertos en el tema de la legitimación de capitales han realizado para su conceptualización, como múltiples son las denominaciones utilizadas para referirse a este fenómeno. Con los años, la legitimación de capitales ha sido sinónimo de “blanqueo de activos”, “lavado de dinero”, “reciclaje de dinero sucio” y, “legalización y ocultamiento de bienes provenientes de actividades ilegales”. Ahora bien, lo importante aquí, es que indistintamente cómo los individuos se refieran a este fenómeno, al final todos optan por referirse a su objetivo final, que consiste en la “simulación de licitud” de activos originados en un ilícito bajo cualquier tipo de modalidad o actividad; con ese criterio, son generalmente aceptadas varias definiciones, entre las que sobresale, por su aceptación en el ámbito internacional: “El blanqueo de capitales es el proceso en virtud del cual los bienes de origen delictivo se integran al sistema económico legal con apariencia de haber sido obtenidos de forma lícita”[1]. La legitimación de capitales, como fenómeno criminal, no reconoce límites de frontera, por lo que diversos expertos se refieren a ella como un tipo de criminalidad transnacional, comprendida ésta como el conjunto de comportamientos que se caracterizan por el hecho de que el delincuente aprovecha las oportunidades que se le ofrecen para cometer delitos, transferir bienes ilegales o asumir riesgos no permitidos más allá de las fronteras. (Albrecht, 2001:13). En el mundo (Albrecht, 2001:53), el comercio ilícito de drogas y otros delitos graves generan cuantiosas ganancias, las altas utilidades constituyen el principal aliciente para el comercio de estupefacientes y la conformación de mercados de drogas ilícitas, las ganancias provenientes del narcotráfico se concentran en grupos organizados que reinvierten de nuevo en el tráfico de drogas, se transmiten a otras actividades ilegales o en su defecto, los colocan en los mercados legales, de acuerdo con el sitio en donde hayan sido “lavados”. La reinversión del producto de las drogas ilícitas crea peligros significativos, y con ello, un potencial creciente para la corrupción en el terreno de los negocios legales, los sistemas políticos y finalmente, la sociedad en su conjunto. La delincuencia en mención se refiere a formas organizacionales como empresas, con alta disponibilidad de activos, multifuncionales, ínter operables y con estructura y área operacional interregional e internacional, con gran disponibilidad de recursos y de poder, que les permite desafiar e infiltrarse en los Estados (Aguilera, 2006: 2-3). Este tipo de delincuencia se dedica fundamentalmente a la narcoactividad, al tráfico de armas pequeñas y ligeras, al robo de automóviles, al tráfico de migrantes, de personas y de órgano, además de la industria del secuestro, entre otros. “Cálculos conservadores sostienen que el narcotráfico produce o mueve anualmente la astronómica cantidad de $600 000 000 000 [...] que representan sin lugar a dudas un evidente indicio de la comisión del delito, por lo tanto es primordial necesidad de ellos, el ocultamiento “blanqueo o lavado” de este dinero. Por tanto, sus mejores aliados serán los sistemas bancarios y los centros financieros instituidos en diferentes países como Panamá, Ecuador, Venezuela, México, Costa Rica, Bahamas, Grand Caymán, Turcos, Caicos y Brasil, etc”[2]. Todos los países involucrados en la legitimación de capitales provenientes del narcotráfico u otros delitos graves, experimentan (Lamboglia, 2000:19-20) en algún momento la pérdida del control de sus políticas monetarias por efecto de los dineros que ingresan generados por la participación del país en las operaciones de narcotráfico, o como consecuencia de los dineros lavados. Estos “dineros calientes” no se invierten por lo general en operaciones bursátiles a largo plazo, por el peligro de ser rastreados y la posibilidad de decomiso policial. De ahí, que el efecto más peligroso sea el de “espejismos de prosperidad” o “burbujas económicas”, que terminan por derrumbase, algunas veces, tan pronto se inician esfuerzos de control anti-lavado. El mejor método para encubrir las ganancias producidas por el narcotráfico u otros delitos, es el de invertir estos dineros en negocios legítimos que permitan la creación de cuentas bancarias. Una vez hecho esto, los grandes almacenes, las cadenas de supermercados, casinos de juego, estadios deportivos, ingresan en sus cuentas unas respetables cantidades extras que van conformando enormes capitales. De ahí, la alianza entre diversos sectores del mundo financiero y las organizaciones criminales que necesitan blanquear y legalizar sus ganancias. (Lamboglia, 2000:20) El panorama expuesto, evidencia que la legitimación de capitales es en la actualidad un fenómeno de dimensiones internacionales, dada la interdependencia existente entre los países y el alto desarrollo tecnológico de las telecomunicaciones que implica que los capitales fluyan fácilmente por el sistema financiero mundial. Aunado a esto, el comercio de bienes y servicios en su afán de llegar cada vez más a un número mayor de potenciales clientes que buscan satisfacer las necesidades de todo tipo de negocios, al realizar transacciones de compra y venta en forma inmediata, avances en los envíos de las transferencias de fondos, entre otros servicios; permiten a la delincuencia organizada operar local e internacionalmente, lo que genera a su vez, que el lavado de activos normalmente involucre movimientos de capitales entre varios países. Por su parte, las grandes corporaciones de delincuentes se asesoran con el objeto de utilizar los medios a su alcance para disfrazar el origen de sus ganancias y utilizarlas como un medio legítimo. Esta actividad ilícita constituye un problema complejo y dinámico para los distintos países del mundo, afecta la economía de éstos, impactando de manera directa al sector financiero. Entre los principales problemas económicos que afectan al mundo al igual que a Costa Rica, destacan: a) redistribución regresiva de la riqueza (concentraciones de personas con acumulación de capitales); b) inflación; c) problemas cambiarios; d) competencia desleal; e) quiebras y liquidaciones; f) desempleo; lo que genera en el sector financiero impactos tales como: a) pérdida de imagen; b) desconfianza del público e inversionistas y c) sanciones nacionales e internacionales. Lo anterior demuestra que la legitimación de capitales repercute negativamente y de manera directa en las economías de los países, lo que a su vez, deteriora la moral social, genera corrupción y violencia, entre otros efectos sociales dañinos. De ahí la importancia de la cooperación entre países, la cual resulta fundamental para prevenir y reprimir este fenómeno delictivo. La realidad señalada ha motivado a los países a entablar una serie de acuerdos, pactos y tratados, firmados y ratificados entre éstos, para combatir de manera conjunta este fenómeno que en la actualidad avanza y se desarrolla de manera acelerada. Costa Rica no exenta de esta realidad, ha unido sus esfuerzos con los distintos países del mundo, esfuerzos que se reflejan tanto en los acuerdos como en los tratados que ha firmado y pactado con la comunidad internacional, instrumentos que fortalecen los ordenamientos nacionales y mejoran los mecanismos de cooperación e intercambio de información. En conclusión, el lavado de activos, el tráfico de drogas ilícitas, el comercio ilegal de precursores químicos y el terrorismo, entre otros, son actores que afectan a todas la naciones, por esto, cada país debe tomar medidas de prevención para evitar que estos delitos atenten contra la su democracia y pacificación y por ende, la de la comunidad internacional como un todo.